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Comadres - Telecable

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ida Perla, mi gran amiga. Hundí mi cabeza en su pelo, apretó su cara<br />

contra mi pecho y me invadió de nuevo su olor y aquella tibieza olvidada,<br />

su ternura, siempre fue como un bollito, un bollo suizo recién horneado,<br />

dulce, caliente, blando, oloroso, tierno.<br />

Parecía increíble, pero era ella. Estábamos juntas y el tiempo no había<br />

pasado. Después vendrían las explicaciones, en aquel instante no las necesitamos<br />

para abrazarnos. Llevábamos veinte años soñando aquel<br />

momento, aunque ninguna lo fuera a confesar de buenas a primeras. Sin<br />

soltarnos, de forma casi inconsciente, dispuestas a no separarnos, nos<br />

metimos en el primer local abierto que encontramos. Localizamos una<br />

mesa apartada, alejada de la chimenea. Cuando entramos estaban todas<br />

ocupadas menos esa; cuando salimos, excepto la nuestra, el resto ya tenían<br />

las sillas patas arriba. En las horas que allí pasamos no pude quitarle la<br />

vista de encima. Estaba tan guapa como siempre, si acaso unas incipientes<br />

arrugas en las comisuras de la boca, unas patas de gallo apenas esbozadas,<br />

los pliegues del rostro más marcados. Todo ello la favorecía, le daba<br />

un aspecto más maduro, apetecía seguir el curso de cada huella del tiempo<br />

hacía atrás, remontarse por los surcos hasta encontrar el gesto originario<br />

que lo produjo a fuerza de repetirse: el frunce incrédulo de la frente, el<br />

mohín huraño del labio superior, el guiño cariñoso, el expresivo levantamiento<br />

de las cejas en señal de sorpresa, la caída pícara del párpado, la risa<br />

abierta, la carcajada descoyuntadora. Expresiones tan suyas y tan propias<br />

que me hacían recordarla con veinte años menos. Yo estaba mucho más<br />

cambiada ¿Reconocería en mí a la Reyna de siempre? ¿Había algo mío,<br />

interior o exterior, de aquella época? ¿Qué recuerdo guardaría aquella<br />

mujer de mí? ¿Qué podía decirle que no estuviera fuera de lugar? ¿Por<br />

dónde empezar, sin ahondar aún más la herida? Opté por callar.<br />

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