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Comadres - Telecable

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cupada, era de la familia de la pescadera que me recogió congelada, estoy<br />

segura que influyó en que la alquilara su acento, que tocó mi fibra más<br />

sensible. María estuvo hablando sin cesar mientras me la mostraba, su<br />

conversación no tenía tantos altibajos como el suelo, era bastante lineal.<br />

Me gustó, pese al exceso de labia, que la intermediaria fuera alguien del<br />

gremio y también no tener que tratar con agencias. Pero la vista, el paisaje<br />

que recortan sus ventanas, fue lo que me convenció. Tal vez debería<br />

haber considerado otros factores, como la calefacción, pero tanto<br />

tiempo en la mar te ciega. Además el importe del alquiler era irrisorio y<br />

me prometió que su cuñado arreglaría los desperfectos en un tiempo<br />

mínimo. Y así fue como yo, que amaba los hoteles de lujo y el confort,<br />

me instalé en un cuchitril. Con posibilidades, eso sí. Al lado del atracadero,<br />

por si todavía me daba por huir. Y frente al mar, porque no sabría<br />

vivir sin él.<br />

Me garantizaron que en quince días estaría habitable. Durante ese<br />

tiempo aproveché para ir a la montaña, a encontrarme con la nieve y con<br />

la altura, sensaciones que tenía ya olvidadas. Estuve dos semanas sola en<br />

un aparthotel rural que seguramente estaría abarrotado durante el verano,<br />

pero que a primeros de enero no tenía más clientes que yo. Lo atendía<br />

un matrimonio encantador, pero no quería contar nada de mi vida a unos<br />

extraños, aún no estaba preparada, así que mentí y fingí estar escribiendo<br />

una novela. Volcaron en mí sus atenciones. Me prepararon una mesa en<br />

la galería para que trabajara cómoda y me inspirara mirando las cumbres<br />

nevadas que teníamos enfrente y los escasos pueblos que jalonaban las<br />

laderas. La casa estaba aislada, en un montículo elevado, rodeada por un<br />

mar verde que amanecía blanco. Madrugaba sólo para ver cómo la pálida<br />

luz del sol iba devolviendo el color a los prados, a medida que los ilumi-<br />

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