Clásicos ganaderos en Las Ventas: Samuel Flores

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table pujanza. Sus sucesores mantuvieron esta sangre, luego cruzada con Santa Coloma, Veragua e Ibarra, y marcaron sus toros con el tradicional hierro de la “F”, actualmente a nombre de Agustina López Flores. En 1914 los hermanos Flores compraron el hierro y vacas de Eduardo Olea, ganadería que anunciaron como Samuel Hermanos para distinguirla de la anterior. Unos años antes, habían adquirido un lote de reproductores a José Vega, creador de los “patitas blancas”, que adicionaron a lo de Olea. TRADICIÓN Y RENOVACIÓN Todo este abanico de sangres heterogéneas fue progresivamente eliminado, primero en el hierro de Samuel Hermanos, y más tarde también en el primitivo de la “F”. Desde el principio, don Samuel, director y cabeza visible de la ganadería, conservó de forma independiente la parte de Gamero Cívico respecto a las otras procedencias, pero incluso en estas también comenzó muy pronto a emplear únicamente sementales de la línea ibarreña, con lo que a través de cruces sucesivos se fue a la pureza por absorción. Los hermanos Flores debutaron en Madrid el 15 de abril de 1928 con cinco toros aún del hierro de Gamero Cívico que estoquearon Fausto Barajas, Zurito y Armillita. Según Gregorio Corrochano, la corrida fue “brava, seria, cinqueña y muy noble; ni una cosa fea; sin otro peligro que la propia bravura”. Añadimos nosotros que el primer morlaco, llamado Pies de Liebre, fue premiado con la vuelta al ruedo. El 29 de julio de este mismo año lo ganaderos de Albacete tuvieron otro gran éxito en Barcelona, merced a la lidia de otro toro de bandera llamado Pingoncillo. Durante la década de los 30 el hierro de Samuel Hermanos consolidaba paso a paso su cartel, cuando en el año 1936 se produjo el estallido de la guerra civil. Al encontrarse las fincas de los Flores en la provincia de Albacete, ocurrió lo mismo que en el resto de zonas bajo el dominio del Frente Popular: el saqueo y destrozo de las ganaderías bravas. Por fortuna, esta vacada no sufrió el grado de devastación de otras, y a principios de los años 40 pudo volver a lidiar con regularidad. Fruto del rigor aplicado en la selección durante la etapa precedente, los éxitos llegaron pronto y ahora ya a escala nacional, en plazas como Valencia, Pamplona, La Coruña, Bilbao o Zaragoza. Los samueles eran ya toros de grandes ferias y carteles, pero sin embargo no se dejaron ver en Madrid. Apoteosis final en la corrida de Beneficencia de 1991, con Ortega Cano, César Rincón, Samuel Flores y el mayoral a hombros. ARQUETIPO IBARREÑO Siguiendo una trayectoria claramente ascendente, la décadas de los 50 y 60 son reconocidas como la época dorada de esta ganadería, la cual en el año 1954 pasó a anunciarse definitivamente a nombre de Samuel Flores. Convertido en criador “de moda”, nuestro hombre vendió vacas y sementales a otros hierros tanto españoles como extranjeros, entre ellos a los de Arauz de Robles, Fernando de la Cámara, Moreno Yagüe, Frías, los portugueses conde de Cabral y Murteira Grave y el colombiano Abraham Domínguez. Lo cierto es que don Samuel había dado con una clave que sólo ha estado al alcance de unos pocos: perfeccionar lo extraordinario. En su caso destiló lo mejor del bravo linaje Ibarra-Gamero Cívico, le dio regularidad y lo hizo funcionar durante décadas; ¡ahí es nada...!. El toro de Samuel representa el arquetipo ibarreño por antonomasia. Es un animal con gran trapío: largo, de esqueleto hondo pero no grandón o voluminoso; algo caído de los cuartos traseros; bajo de cruz y corto de manos; con una gran papada, chato, de frente rizada y pitones de color blanquecino, muy desarrollados, con abundancia de veletos, siendo muy típicos los acapachados y ligeramente bizcos de astas. Los pelos clásicos son el negro en sus distintas variedades, chorreado, castaño y colorado, curiosamente con ausencia de salpicados o burracos, tan frecuentes en otras ramas de Ibarra-Parladé. La gran seriedad que siempre caracterizó a estos toros, llamados por ello samuelones, no fue óbice alguno para que las figuras se los disputaran, especialmente a partir de los años 40. Primero fueron Manolete, Pepe Luis Vázquez y Luis Miguel –quien tomó la alternativa con un toro de esta divisa llamado Cuenco– y ya en los años 50 Aparicio, Litri, Antonio Ordóñez y todos los ases taurinos de su misma época siguieron mostrando su predilección por esos toros como garantía de éxito. El retorno de don Samuel a Madrid, que también fue su debut en la feria de San Isidro, se produjo justo en este momento culminante: un 18 de mayo de 1955. En el cartel figuraron tres de las estrellas emergentes de aquellos años: César Girón, Pedrés y Chicuelo II. La corrida resultó brava, poderosa y también noble, si bien fue muy castigada en varas, y sobresalió por su excelente juego el 25

26 CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS quinto toro, de nombre Trianito, para el que se pidió la vuelta al ruedo. A partir de aquella tarde, la divisa albaceteña se convirtió una de las habituales en las corridas de feria y las extraordinarias de la temporada madrileña. La corrida del San Isidro de 1956 fue deslucida, y un tanto desigual la del año siguiente, si bien en ella se lidió un toro bravo y de gran calidad en la muleta: Recoba, que fue premiado con la vuelta al ruedo después de que Chicuelo II le cortara las dos orejas. Los samueles se jugaron en las corridas de Beneficencia y del Montepío de la Policía de 1959. Sacaron nobleza en la primera de ellas y en la del Montepío saltaron dos toros extraordinarios: Campanillo y Pitillero, pertenecientes al hierro de Agustina López Flores, que por entonces ya estaba encastado en Gamero Cívico. Los 60 marcaron una línea de continuidad en el espléndido momento de la ganadería. El Cordobés tomó triunfalmente la alternativa con toros de Samuel en el año 1963 y a lo largo de su fulgurante carrera mató numerosas corridas de la casa. Lo mismo hicieron Paco Camino, Diego Puerta, Curro Romero o El Viti, quien realizó una faena histórica en la feria de Sevilla de 1966 con el toro Peinadito. Antonio Ordóñez permaneció fiel a los samueles, y precisamente con uno de ellos, de nombre Tabaquero, logró un éxito clamoroso en la corrida de Beneficencia de 1960. El 15 de septiembre de aquél mismo año también triunfó en Madrid Luis Miguel Dominguín, quien realizó una faena de técnica magistral a un toro no fácil de esta misma ganadería al que cortó las dos orejas. Samuel Flores compareció dos veces en Madrid durante la temporada 1961; primero en San Isidro, con un encierro serio y poco brillante, y días más tarde, el 8 de junio, en la Beneficencia, festejo en el que Curro Girón cortó tres orejas, la primera de ellas del gran toro Garza, que fue premiado con la vuelta al ruedo. En el año 1962 se lidiaron sendos lotes de la ganadería manchega en las corridas de Beneficencia y de la Prensa, pero ambas salieron flojas. El hierro de Agustina López Flores debutó en la feria de San Isidro de 1963 con seis toros en los que predominó la nobleza. Otra corrida de Beneficencia, la de 1967, fue la postrera ocasión en que los morlacos de don Samuel pisaron el ruedo de Las Ventas en esta década, y lo hicieron con poca fortuna, pues su juego noblote pecó en exceso de sosería. Un samuel con el tipo clásico de la ganadería, bajo y hondo, arrancándose con bravura al picador en la corrida del 18 de mayo de 1971. Imagen retrospectiva de Don Samuel Flores, junto a su sobrino de igual nombre y actual propietario de la ganadería. EL RELEVO Tras cuatro temporadas ausentes de la Monumental, los samueles reaparecieron otro 18 de mayo, fecha de buen fario para ellos en nuestra plaza. Aquella tarde de 1971 continuó esta misma tónica, porque la corrida hizo gala de ese fondo de bravura y extraordinaria clase en la embestida que fue la piedra de toque de tantos éxitos de la vacada. Reaparecía también en dicho festejo Antonio Bienvenida, y lo hizo con uno de los grandes toros de la función, Rosito. Magníficos fueron asimismo Beluco y Cartujero, lote del mejicano Curro Rivera, y aún mejor que los anteriores el llamado Tragapisto, al que Andrés Vázquez cortó las dos orejas. El éxito de 1971 hizo que en 1972 se contrataran para Madrid dos corridas de la ganadería albaceteña, una lidiada en San Isidro y la otra el festejo de la Asociación de la Prensa. En la primera de ellas destacó un chorreado de nombre Lebrillito, con el que Curro Romero no terminó de acoplarse. Puede decirse que en la corrida de la Prensa también tuvieron mala suerte con sus matadores dos ejemplares claros y boyantes llamados Romerito y Fragante. Esta fue la última vez que don Samuel Lidió en Madrid, pues fallecería al año siguiente, pasando la ganadería a manos de su sobrino-nieto, don Samuel Romano López-Flores, representante de la quinta generación familiar dedicada a la crianza del toro bravo. Nada más hacerse cargo de la vacada, su entonces joven propietario tuvo que

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CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS<br />

quinto toro, de nombre Trianito, para el<br />

que se pidió la vuelta al ruedo. A partir<br />

de aquella tarde, la divisa albaceteña se<br />

convirtió una de las habituales <strong>en</strong> las corridas<br />

de feria y las extraordinarias de la<br />

temporada madrileña.<br />

La corrida del San Isidro de 1956 fue<br />

deslucida, y un tanto desigual la del año<br />

sigui<strong>en</strong>te, si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella se lidió un toro<br />

bravo y de gran calidad <strong>en</strong> la muleta: Recoba,<br />

que fue premiado con la vuelta al<br />

ruedo después de que Chicuelo II le<br />

cortara las dos orejas. Los samueles se<br />

jugaron <strong>en</strong> las corridas de B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia<br />

y del Montepío de la Policía de 1959. Sacaron<br />

nobleza <strong>en</strong> la primera de ellas y <strong>en</strong><br />

la del Montepío saltaron dos toros extraordinarios:<br />

Campanillo y Pitillero,<br />

pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes al hierro de Agustina<br />

López <strong>Flores</strong>, que por <strong>en</strong>tonces ya estaba<br />

<strong>en</strong>castado <strong>en</strong> Gamero Cívico.<br />

Los 60 marcaron una línea de continuidad<br />

<strong>en</strong> el espléndido mom<strong>en</strong>to de la<br />

ganadería. El Cordobés tomó triunfalm<strong>en</strong>te<br />

la alternativa con toros de <strong>Samuel</strong><br />

<strong>en</strong> el año 1963 y a lo largo de su fulgurante<br />

carrera mató numerosas corridas<br />

de la casa. Lo mismo hicieron Paco Camino,<br />

Diego Puerta, Curro Romero o El<br />

Viti, qui<strong>en</strong> realizó una fa<strong>en</strong>a histórica <strong>en</strong><br />

la feria de Sevilla de 1966 con el toro Peinadito.<br />

Antonio Ordóñez permaneció fiel<br />

a los samueles, y precisam<strong>en</strong>te con uno<br />

de ellos, de nombre Tabaquero, logró un<br />

éxito clamoroso <strong>en</strong> la corrida de B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia<br />

de 1960. El 15 de septiembre de<br />

aquél mismo año también triunfó <strong>en</strong> Madrid<br />

Luis Miguel Dominguín, qui<strong>en</strong> realizó<br />

una fa<strong>en</strong>a de técnica magistral a un<br />

toro no fácil de esta misma ganadería al<br />

que cortó las dos orejas.<br />

<strong>Samuel</strong> <strong>Flores</strong> compareció dos veces <strong>en</strong><br />

Madrid durante la temporada 1961; primero<br />

<strong>en</strong> San Isidro, con un <strong>en</strong>cierro serio<br />

y poco brillante, y días más tarde, el 8 de<br />

junio, <strong>en</strong> la B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia, festejo <strong>en</strong> el que<br />

Curro Girón cortó tres orejas, la primera<br />

de ellas del gran toro Garza, que fue premiado<br />

con la vuelta al ruedo. En el año<br />

1962 se lidiaron s<strong>en</strong>dos lotes de la ganadería<br />

manchega <strong>en</strong> las corridas de B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia<br />

y de la Pr<strong>en</strong>sa, pero ambas salieron<br />

flojas. El hierro de Agustina López<br />

<strong>Flores</strong> debutó <strong>en</strong> la feria de San Isidro de<br />

1963 con seis toros <strong>en</strong> los que predominó<br />

la nobleza. Otra corrida de B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia,<br />

la de 1967, fue la postrera ocasión <strong>en</strong> que<br />

los morlacos de don <strong>Samuel</strong> pisaron el<br />

ruedo de <strong>Las</strong> V<strong>en</strong>tas <strong>en</strong> esta década, y lo<br />

hicieron con poca fortuna, pues su juego<br />

noblote pecó <strong>en</strong> exceso de sosería.<br />

Un samuel con el tipo clásico de la ganadería, bajo y hondo, arrancándose con bravura al picador<br />

<strong>en</strong> la corrida del 18 de mayo de 1971.<br />

Imag<strong>en</strong> retrospectiva de Don <strong>Samuel</strong> <strong>Flores</strong>,<br />

junto a su sobrino de igual nombre y actual<br />

propietario de la ganadería.<br />

EL RELEVO<br />

Tras cuatro temporadas aus<strong>en</strong>tes de la<br />

Monum<strong>en</strong>tal, los samueles reaparecieron<br />

otro 18 de mayo, fecha de bu<strong>en</strong> fario para<br />

ellos <strong>en</strong> nuestra plaza. Aquella tarde de<br />

1971 continuó esta misma tónica, porque<br />

la corrida hizo gala de ese fondo de bravura<br />

y extraordinaria clase <strong>en</strong> la embestida<br />

que fue la piedra de toque de tantos<br />

éxitos de la vacada. Reaparecía también<br />

<strong>en</strong> dicho festejo Antonio Bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ida,<br />

y lo hizo con uno de los grandes toros<br />

de la función, Rosito. Magníficos fueron<br />

asimismo Beluco y Cartujero, lote del<br />

mejicano Curro Rivera, y aún mejor<br />

que los anteriores el llamado Tragapisto,<br />

al que Andrés Vázquez cortó las dos<br />

orejas.<br />

El éxito de 1971 hizo que <strong>en</strong> 1972 se<br />

contrataran para Madrid dos corridas de<br />

la ganadería albaceteña, una lidiada <strong>en</strong><br />

San Isidro y la otra el festejo de la Asociación<br />

de la Pr<strong>en</strong>sa. En la primera de<br />

ellas destacó un chorreado de nombre Lebrillito,<br />

con el que Curro Romero no terminó<br />

de acoplarse. Puede decirse que <strong>en</strong><br />

la corrida de la Pr<strong>en</strong>sa también tuvieron<br />

mala suerte con sus matadores dos ejemplares<br />

claros y boyantes llamados Romerito<br />

y Fragante. Esta fue la última vez<br />

que don <strong>Samuel</strong> Lidió <strong>en</strong> Madrid, pues fallecería<br />

al año sigui<strong>en</strong>te, pasando la ganadería<br />

a manos de su sobrino-nieto, don<br />

<strong>Samuel</strong> Romano López-<strong>Flores</strong>, repres<strong>en</strong>tante<br />

de la quinta g<strong>en</strong>eración familiar dedicada<br />

a la crianza del toro bravo.<br />

Nada más hacerse cargo de la vacada,<br />

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