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entregaran el cadáver, ella permaneció al margen<br />
como si cumpliera una función in<strong>de</strong>pendiente. Me<br />
extrañó que <strong>de</strong>cidiera quedarse allí, en ese frío<br />
lugar, en vez <strong>de</strong> acompañarnos a nosotros durante<br />
los trámites funerarios.<br />
—Ésta parece que hubiera venido con una i<strong>de</strong>a<br />
fija —me dijo Sara, cuando escogíamos el ataúd en<br />
el que lo íbamos a enviar en avión, en tanto que<br />
nosotros regresaríamos en autobús.<br />
—¿Cómo así?<br />
—Es una mujer <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as fijas. Cuando se propone<br />
algo, lo hace porque lo hace. No dice nada. Uno<br />
la ve reconcentrada como si algo único ocupara su<br />
mente. Ni siquiera <strong>de</strong>scansa hasta no verlo realizado.<br />
Es una cananea.<br />
—Bueno, ¿y qué podría estar tramando ahora?<br />
—<strong>La</strong> venganza. Ella <strong>de</strong>be saber quién lo mató.<br />
No puedo negar que me estremecí al oír la última<br />
frase <strong>de</strong> Sara. Su tono <strong>de</strong> voz era contun<strong>de</strong>nte.<br />
Intuí que más que dolor, sentía odio y que la gratificaba<br />
la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> vengarse. En un gesto involuntario,<br />
mis ojos recorrieron su cuerpo, algo entrado<br />
en carnes a pesar <strong>de</strong> su juventud, y una ráfaga <strong>de</strong><br />
calor recorrió el mío ante la reverberación <strong>de</strong>l aire<br />
en torno a sus senos y a sus nalgas que templaban<br />
el bluyín hacia fuera.<br />
<strong>Los</strong> hechos sucesivos obe<strong>de</strong>cieron al or<strong>de</strong>n natural,<br />
salvo tres <strong>de</strong>talles dignos <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarse: uno,<br />
en mitad <strong>de</strong> la noche, cuando el bus en el que veníamos<br />
serpenteaba en la carretera, mientras casi<br />
todos los pasajeros dormían, Dalia Rosa me habló<br />
en tono familiar, como si, muerto Eduardo, quisiera<br />
reconciliarse con el aspecto <strong>de</strong>spreciable <strong>de</strong> él que<br />
ella veía en mí, y me habló para recordar la noche<br />
en que habíamos sido uno con él al bailar El puñal<br />
sevillano, y me repitió las sílabas <strong>de</strong> la letra como<br />
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