Análisis de la historieta norteamericana de ... - Cybertesis

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15.05.2013 Views

muestra parte del discurso radical islámico donde se proclaman una vez más los conceptos de martirio vistos líneas más arriba, en la que la búsqueda de la muerte en cada acto terrorista significará la llegada al paraíso: “No te muestres nervioso, sé feliz y alegra tu corazón, confía porque estás haciendo un trabajo que la religión acepta y ama. Y entonces llegará el día en que estarás con hermosos angeles [huraen] en el paraíso. Oh, joven, muestra un rostro jovial. Estás de camino hacia el paraíso eterno.” 65 Las siguientes cuatro viñetas muestran la secuencia en la que fallece el terrorista, los formatos son rectangulares verticales por lo que cada acción esta sumamente individualizada por lo que la secuencialidad esta ralentizada, observamos un plano detalle de los ojos del enemigo, el globo ocular se mueve hacia arriba, el personaje entra en un estado de shock y cae precipitadamente, como se observa en el siguiente encuadre, de inmediato nos vamos al contraplano y se nos muestra el primer plano de un Capitán América resignado al comprender como actúa el misterioso aparato que le muestra el terrorista, en el último encuadre se muestra un plano detalle de este mismo artefacto ahora con la pequeña luz en color rojo, lo que indica precisamente la muerte de este individuo. Esta secuencia nos muestra el sacrificio que hace el terrorista basado en las creencias propias del martirio, prefiere morir al verse acorralado, por lo que la pequeña placa metálica que lleva colgada en el pecho le permite cumplir con este cometido, el discurso nos muestra la idiosincrasia del enemigo cuyo valor pesa más en la otra vida, tal como lo expresa la creencia islámica, manifestándose aquí el enlace entre la realidad y la ficción: el suicido como medio para cometer sus fines y llegar al paraíso coránico. El paralelo entre el nuevo enemigo del Capitán América y la antigua secta de los Asesinos esta establecido desde la mención de la fortaleza Alamut en la viñeta 57, así observamos que el uso o el evocar a esta antigua y mítica agrupación, busca otorgar al discurso un aspecto relevante, casi histórico al relacionar al enemigo de Norteamérica con esta peligrosa secta del medioevo. caso de ser atrapado por el enemigo. A partir de la imagen del artefacto podemos dilucidar una teoría interesante: la historieta recicla una noción que ha sido consolidada por muchos de los teóricos que combaten el comportamiento hegemónico del gobierno estadounidense: que es el propio gobierno, la propia inteligencia norteamericana la que arma a los terroristas y que, de manera indirecta, posibilitó el ataque sangriento terrorista contra los civiles de la ciudad de Centerville. Esto equivale a una crítica profunda, sobre el papel de la CIA en la formación militar de Bin Laden y Al-Qaeda. 65 Parte de la nota que, según autoridades norteamericanas, dejó Mohamman Atta en la cual se detallaban algunos versos coránicos que solían envalentonarle para la operación terrorista del 11 de septiembre del 2001. DAVIS, Joyce M. Mi cuerpo es un arma. Argentina, Ediciones B, primera edición, febrero 2004; página 153. 338

Al igual que los Asesinos, a este grupo se le promete el ingreso al paraíso, la libertad a partir del cumplimiento de su deber como mártires al morir por sus creencias y con la esperanza de alcanzar un estado superior. Hassan ben Sabbáh, conocido como el “viejo de la montaña”, fundador de la secta y jefe de los ismalíes en Persia, fanatizaba a sus tropas con el uso del haschisch: “Los habitantes de Alamut eran, principalmente, jóvenes de los míseros pueblos de los alrededores, reclutados hábilmente por Hassan entre los incipientes núcleos ismaelitas que se iban creando por todo el norte de Irán. Estos jóvenes se sometían absolutamente a la voluntad de su líder, el cual los entrenaba e inflamaba en la defensa de su fe con promesas del paraíso coránico para aquellos que morían por ella. Y es aquí donde la coincidencia con la actualidad es total: aquellos jóvenes de siglos pasados eran capaces de cualquier acto que se les ordenara, incluida la propia autoinmolación, porque sabían que la muerte significaba la vida en el paraíso de Alá. Y creían en ello a ciegas porque habían llegado a conocer un sorbo de las delicias prometidas. Hassan fue muy hábil: detrás del castillo de Alamut, en su parte más secreta y jamás pisada por sus jóvenes adeptos construyó un verdadero paraíso musulmán, donde los jardines estaban repletos de mieles y frutas deliciosas, las fuentes rebosaban vino y centenares de huríes estaban al servicio del recién llegado colmándolo de placeres. Era el paraíso mismo, y era real. Pero tan sólo accedían a él aquellos muchachos destinados a alguna misión inminente. Días antes de partir, Hassan drogaba a los escogidos sin que se dieran cuenta, los trasladaba en estado de trance hasta su réplica secreta del paraíso y tras dejarles probar los mil placeres prometidos, eran devueltos a sus habitaciones en Alamut creyendo que habían vivido, por voluntad de Hassan, un instante de la vida soñada del más allá. No es de extrañar que ansiasen llevar a cabo las misiones suicidas encomendadas, ávidos de morir pronto y reencontrarse con tantas delicias.” 66 Como habíamos indicado, la alusión a esta secta en la narración busca darle más relevancia a la historia, evocando aspectos históricos, pero todo ellos concernientes a la historia islámica, por lo que la predisposición a establecer al enemigo como proveniente del Medio Oriente es clara, se señala con precisión que la amenaza terrorista que se cierne sobre Norteamérica no es otra que el producto del fundamentalismo radical islámico. 66 DEL REY, Roser. Los fanatismos suicidas no son nada nuevo. septiembre del 2001. En la siguiente dirección telemática (URL): http://www.twostones.org/mundo/art_fanatismos.shtml 339

Al igual que los Asesinos, a este grupo se le promete el ingreso al paraíso, <strong>la</strong><br />

libertad a partir <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber como mártires al morir por sus<br />

creencias y con <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> alcanzar un estado superior.<br />

Hassan ben Sabbáh, conocido como el “viejo <strong>de</strong> <strong>la</strong> montaña”, fundador <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

secta y jefe <strong>de</strong> los ismalíes en Persia, fanatizaba a sus tropas con el uso <strong>de</strong>l<br />

haschisch: “Los habitantes <strong>de</strong> A<strong>la</strong>mut eran, principalmente, jóvenes <strong>de</strong> los míseros<br />

pueblos <strong>de</strong> los alre<strong>de</strong>dores, reclutados hábilmente por Hassan entre los incipientes<br />

núcleos ismaelitas que se iban creando por todo el norte <strong>de</strong> Irán. Estos jóvenes se<br />

sometían absolutamente a <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> su lí<strong>de</strong>r, el cual los entrenaba e inf<strong>la</strong>maba<br />

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<strong>de</strong> siglos pasados eran capaces <strong>de</strong> cualquier acto que se les or<strong>de</strong>nara, incluida <strong>la</strong><br />

propia autoinmo<strong>la</strong>ción, porque sabían que <strong>la</strong> muerte significaba <strong>la</strong> vida en el paraíso<br />

<strong>de</strong> Alá. Y creían en ello a ciegas porque habían llegado a conocer un sorbo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong>licias prometidas. Hassan fue muy hábil: <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong> A<strong>la</strong>mut, en su parte<br />

más secreta y jamás pisada por sus jóvenes a<strong>de</strong>ptos construyó un verda<strong>de</strong>ro<br />

paraíso musulmán, don<strong>de</strong> los jardines estaban repletos <strong>de</strong> mieles y frutas<br />

<strong>de</strong>liciosas, <strong>la</strong>s fuentes rebosaban vino y centenares <strong>de</strong> huríes estaban al servicio <strong>de</strong>l<br />

recién llegado colmándolo <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ceres. Era el paraíso mismo, y era real. Pero tan<br />

sólo accedían a él aquellos muchachos <strong>de</strong>stinados a alguna misión inminente. Días<br />

antes <strong>de</strong> partir, Hassan drogaba a los escogidos sin que se dieran cuenta, los<br />

tras<strong>la</strong>daba en estado <strong>de</strong> trance hasta su réplica secreta <strong>de</strong>l paraíso y tras <strong>de</strong>jarles<br />

probar los mil p<strong>la</strong>ceres prometidos, eran <strong>de</strong>vueltos a sus habitaciones en A<strong>la</strong>mut<br />

creyendo que habían vivido, por voluntad <strong>de</strong> Hassan, un instante <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida soñada<br />

<strong>de</strong>l más allá. No es <strong>de</strong> extrañar que ansiasen llevar a cabo <strong>la</strong>s misiones suicidas<br />

encomendadas, ávidos <strong>de</strong> morir pronto y reencontrarse con tantas <strong>de</strong>licias.” 66<br />

Como habíamos indicado, <strong>la</strong> alusión a esta secta en <strong>la</strong> narración busca darle<br />

más relevancia a <strong>la</strong> historia, evocando aspectos históricos, pero todo ellos<br />

concernientes a <strong>la</strong> historia islámica, por lo que <strong>la</strong> predisposición a establecer al<br />

enemigo como proveniente <strong>de</strong>l Medio Oriente es c<strong>la</strong>ra, se seña<strong>la</strong> con precisión que<br />

<strong>la</strong> amenaza terrorista que se cierne sobre Norteamérica no es otra que el producto<br />

<strong>de</strong>l fundamentalismo radical islámico.<br />

66 DEL REY, Roser. Los fanatismos suicidas no son nada nuevo. septiembre <strong>de</strong>l 2001. En <strong>la</strong> siguiente<br />

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