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El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal

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acabado el negoçio, partí con un escudero mío que a la contina le llevaba para mi compañía<br />

y serviçio en un roçín. Y luego como començamos a caminar por Navarra fue avisado que<br />

las mugeres en aquella tierra eran grandes hechizeras encantadoras, y que tenían pacto y<br />

comunicaçión con el demonio para el effecto de su arte y encantamiento, y ansí me<br />

avisaban que me guardasse y viviesse recatado, porque eran poderosas en pervertir los<br />

hombres y aun en convertirlos en bestias y piedras si querían; y aunque en la verdad en<br />

alguna manera me escandalizasse, holgué en ser avisado, porque la moçedad, como es<br />

regoçijada, recibe pasatiempo con semejantes cosas; y también porque yo de mi cogeta fue<br />

affiçionado < > a semejantes aconteçimientos. Por tanto, iba deseoso de encontrarme con<br />

alguna que me encantasse, y aun iba de voluntad y pensamiento de trocar por alguna parte<br />

de aquella arte el favor del prínçipe y su capitanía; y caminando una montaña, yendo<br />

revolviendo esas cosas en mi pensamiento, al bajar de una montaña me apeé por estender<br />

las piernas, y también porque descansasse algo mi caballo, que començaba ya algo el sol a<br />

calentar; y ansí como fue apeado tirándole de las orejas y estregándole el rostro di la rienda<br />

a mi escudero [Palomades que ansí se llamaba, y] mandéle que caminasse ante mí. Y en<br />

esto volví la cabeça atrás y veo venir tras mí un hombre en una bestia, el cual en su hábito y<br />

trato luego que llegó me pareçió ser de la tierra; por lo cual y por holgar yo mucho de la<br />

conversaçión le aguardé, y ansí llegando a mí me saludó, y por el semejante se apeó para<br />

bajar, y luego començé a le preguntar por su tierra y lugar, como en el camino suele<br />

aconteçer, y él me dixo que era de una aldea pequeña que estaba una legua de allí; y yo<br />

trabajaba meterle en conversaçión presumiendo dél algún encogimiento, porque como<br />

aquella tierra estuviesse al presente en guerras, tratan con nosotros con algún recato no se<br />

nos osando confiar. Pero en la verdad aquel hombre no mostró mucha cobardía, mas antes<br />

demasiada liberalidad, tanto que de sus hablas y razones fáçilmente juzgarás ser otra cosa<br />

que hombre, porque ansí con su habla me embelleñó que casi no supe de mí; y ansí del rey<br />

y de la reina y de [la guerra del los françeses y castellanos venimos a hablar de la<br />

costumbre y bondad de la gente de la tierra, y él çiertamente vino a hablar en ello de buena<br />

voluntad. Començómela a loar de fértil y viçiosa, abundante de todo lo necesario, y yo<br />

dixe: «Hombre honrado yo tengo entendido desta tierra todo el cumplimiento entre todas<br />

las provinçias del mundo, y que la gente es de buena habilidad y injenio, [y las mugeres veo<br />

también que son hermosas y de apuesta y agraçiada representación.»] Y ansí él me replicó:<br />

«Por çierto, señor, ansí es como sentís; y entre todas las otras cosas quiero que sepáis que<br />

las mugeres, [demás de su hermosura], son de admirable habilidad, en tanta manera que en<br />

saber exçeden a cuantas en el mundo son.» Entonçes yo le repliqué deseando saber de su<br />

sçiençia, importunándole me dixesse algo en particular de su saber; y él me respondió en<br />

tanta abundançia que toda mi atençión llevaba puesta en lo que él dezía. Diziendo: «Señor<br />

mandan el sol y obedeçe, a las estrellas fuerzan en su curso, y a la luna quitan y ponen su<br />

luz conforme a su voluntad. Añublan los aires, y hazen si quieren que se huellen y passen<br />

como la tierra. Al fuego hazen que enfríe, y al agua que queme. Házense moças y en un<br />

punto viejas, palo, piedra, y bestia. Si les contenta un hombre en su mano está gozar dél a<br />

su voluntad; y para tenerlos más aparejados a este effecto los convierten en diversos<br />

animales entorpeçiéndoles los sentidos y su buena naturaleza. Han podido tanto su arte que<br />

ellas mandan y los hombres obedeçen, o les cuesta la vida, porque quieren usar de mucha<br />

libertad yendo de día y de noche por caminos, valles y sierras a hazer sus encantos, y a<br />

coxer sus yerbas y piedras, y hazer sus tratos y conçiertos.» Llevábame con esto tan<br />

traspuesto en sí que ningún acuerdo tenía de mí cuando llegamos al lugar, y cabalgando en<br />

nuestras bestias nos lanzamos por el pueblo, y queriendo yo passar adelante me forçó, con

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