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El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal

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patriarcas vestidos de pontifical, y han de arder allí tres lirios a cada misa, que pesse cada<br />

uno seis libras de cera». Y luego dize el tal penitente: «Pues vos mi padre y santo señor vais<br />

allá hazedlas dezir, y yo al presente daré los dineros y limosna que pudiere y volviendo vos<br />

por aquí lo acabaré de pagar.» Y yo respondo que a mí me conviene forçado estar en<br />

Hierusalén la Semana Santa, y que en llegando se las haré dezir, y [ansí] luego el penitente<br />

me da diez ducados, o seis, o cuatro o algunos que dan veinte y más, [o menos], como [cada<br />

cual] tiene < >, y yo la doy una señal por la cual quedo de [volver a] la visitar dentro de un<br />

año o dos, sin pensarla más ver. Y otras vezes, para auctoriçar esta mi mala arte, dígoles<br />

que yo le daré parte del gran trabajo que tengo de reçebir en el camino que hemos de hazer<br />

los escolares peregrinos de Hierusalén cuando todos juntos vamos la Santa Pascua de<br />

Resurreçión por el olio y crisma a la torre de Babilonia, como lo tenemos por costumbre y<br />

promesa traerlo nosotros doze para la iglesia de Dios; lo cual se trae en doze caballos yendo<br />

nosotros a pie, que van luego los siete y quedan los cinco aguardando, y aquellos siete que<br />

van llevan siete ropas ricas y siete armas, con las cuales peleamos con siete gigantes que<br />

guardan el [santo crisma y] olio de noche y de día, y como son más fuertes que nosotros<br />

dannos grandes palos y bofetadas, hasta que vienen del çielo siete donzellas en siete nubes<br />

y en su favor siete estrellas; las cuales peleando con los gigantes los vençen y ansí las<br />

damos las siete ropas, y nos cargan los caballos del santo crisma y olio y nos venimos con<br />

ello a Hierusalén para que [en la Santa Pascua de Resurreçión] se distribuya por toda la<br />

cristiandad; y ansí por la misericordia de Dios nuestro señor, por esta tu limosna te haré<br />

parçionera deste trabajo que en este viaje tengo de llevar por la Iglesia de Dios; y demás<br />

desto porque quedes más purgada deste pecado me bañaré por ti en la fuente y río Xordán<br />

una vez. Y con este fingimiento y embaimiento, fiçiones y engaños, las hazía tan<br />

obedientes a mi mandado, que después de haberme dado su hazienda si quería tenía açesso<br />

con ella a medida de mi voluntad, y ellas se preçiaban haber tenido açesso con el propheta<br />

diçípulo de Dios, hombre santo, siervo de Jesucristo, peregrino de Hierusalén. Y se tenían<br />

por muy dichosos los maridos por haber querido yo ansí bendezir a su muger; y ellas se<br />

piensan quedar benditas para siempre jamás [con semejantes bendiçiones]. En estas<br />

maldades querría yo mucho que el mundo estuviesse avisado, y que no diesse lugar<br />

ninguno a se dexar engañar de semejantes hombres malos, pues todo esto es manifiesta<br />

mentira y fiçión. Y sé yo que al presente andan muchos por el mundo, los cuales tienen<br />

engañada la mayor parte de los cristianos, y se debría procurar que los juezes los buscassen,<br />

y hallados los castigassen en las vidas, porque es una speçie de superstiçión y hurto, el más<br />

nefando que entre infieles nunca se usó, ni se sufrió. Y porque veas cuánta es la<br />

desvergüença y poquedad de los semejantes hombres, te quiero contar un passo que passé,<br />

porque entiendas que los tales ninguna bellaquería [ni poquedad] dexan de acometer y<br />

executar. Sabrás que un día íbamos tres compañeros del offiçio del zarlo y espinela, que<br />

andábamos buscando nuestra ventura por el mundo, y como llegamos acaso en una çiudad a<br />

la hora del comer, nos entramos en un bodegón, donde comimos y bebimos muy a pasto<br />

todos tres, y acordamos que se saliesse el uno a buscar çierto menester, y como se tardasse<br />

algo fuele el otro a buscar; y ansí me dexaron solo a mí por gran pieza de tiempo, y díxome<br />

la bodegonera: «Hermano, pagad, ¿qué aguardáis?» Respondí yo: «Aguardo aquellos<br />

compañeros que fueron a buscar çierta cosa para nuestra necesidad» < >, y ella me dixo:<br />

«Pagad que por demás [los] esperáis, por neçios los ternía si ellos volviessen acá.» Y yo le<br />

pregunté cuánta costa estaba hecha, para pagarla; y ella contando a su voluntad y sin<br />

contradiçión dixo que cuatro reales habíamos comido y bebido, y luego me levanté de la<br />

mesa viniéndome para la puerta de la casa mostrando buscar la bolsa para la pagar, y

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