El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal
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hay; fáltame, en conclusión, una cosa, Demophón, que con ningún poder ni fuerças tuyas la<br />
puedes suplir, por lo cual me escuso de te la dezir, y a ti de la saber.<br />
DEMOPHÓN. No en vano suelen dezir, que al pobre es proprio el philosophar como<br />
agora tú; yo no creo que has aprendido esa retórica en las escuelas de Athenas, con que<br />
agora de nuevo me encareçes tu dolor, ni sé qué maestro has tenido della de poco acá.<br />
MIÇILO. Ese maestro se me murió, cuya muerte es causa de mi dolor.<br />
DEMOPHÓN. ¿Quién es?<br />
MIÇILO. Sabrás, amigo, que yo tenía un gallo que por mi casa andaba estos días en<br />
compañía destas mis pocas gallinas que las albergaba y recogía y defendía como verdadero<br />
marido y varón. Suçedió que este día de carnestolendas que passó, unas mugeres desta<br />
nuestra vezindad con temeraria libertad, haziendo solamente cuenta, y pareçiéndoles que<br />
era el día previllegiado, me entraron mi casa estando yo ausente, que cautelosamente<br />
aguardaron que fuesse ansí, y tomaron mi gallo y lleváronle al campo, y con una gran grita<br />
y alarido le corrieron arrojándole las unas a las otras; y como suelen dezir «daca el gallo,<br />
toma el gallo», les quedaban las plumas en la mano. En fin, fue pelado y desnudo de su<br />
adornado y hermoso vestido, y no contentas con esto, rendiéndosele el desventurado sin<br />
poderles huir, confiándose de su inoçençia, pensando que no pasara adelante su tirana<br />
crueldad, subjetándoseles con humildad, pensando que por esta vía las pudiera convençer y<br />
se les pudiera escapar, sacaron de sus estuches cuchillos, y sin tener respecto alguno a su<br />
inoçençia le cortaron su dorada y hermosa çerviz, y de común acuerdo hiçieron çena<br />
epulenta dél.<br />
DEMOPHÓN. Pues, ¿por faltarte un gallo te afliges tanto que estás por desesperar?<br />
Calla que yo lo quiero remediar con enviarte otro gallo criado en mi casa que creo que hará<br />
tanta ventaja al tuyo cuanta haze mi despensa a la tuya para le mantener.<br />
MIÇILO. O Demophón, cuánto vives engañado en pensar que mi gallo perdido con<br />
cualquiera otro gallo se podría satisfazer.<br />
DEMOPHÓN. ¿Pues qué tenía más?<br />
MIÇILO. Óyeme, que te quiero hazer saber que no sin causa me has hallado philósopho<br />
rectórico hoy.<br />
DEMOPHÓN. Dímelo.<br />
MIÇILO. Sabrás que aquel gallo era Pithágoras el philósopho, elocuentíssimo varón, si<br />
le has oído dezir.<br />
DEMOPHÓN. Pithágoras, muchas vezes le oí dezir. Pero dime, ¿cómo quieres que<br />
entienda que el gallo era Pithágoras, que me pones en confusión?