El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal
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solo me hallé en un laberinto de confusión. Quise adelante ver si en el otro habría algo más<br />
que gustar, y en todo un año nunca se acabó de enseñar una demostraçión, ni nunca colegí<br />
cosa que pudiesse entender. Consolábame pensando que el tiempo, aunque no el arte, me<br />
traería a estado y preçetor que sin pérdida de más edad me llegaría a mi fin; y ansí entré ya<br />
a oír los prinçipios de la philosophía natural; y esto sólo te quiero hazer saber, que a cabo<br />
de muchos días sólo me faltaba ser libre de aquella neçedad y ignorança con que vine allí,<br />
porque fueron tantas las opiniones y diversidad de no sé qué prinçicios de naturaleza:<br />
insecables átomos, inumerables formas, diversidad de materias, ideas primeras y segundas<br />
intençiones, tantas cuestiones de vacuo y infinito, que cuando más allí estaba más me<br />
enboscaba en el laberinto de confusión; y esto sólo entre todas las otras cosas no podía<br />
sufrir, que como en ninguna cosa entre sí ellos conveniessen, mas antes en todo se<br />
contradezían, y contra todo cuanto affirmaban argüían; pero con todo esto me mandaban<br />
que los creyesse dezir la verdad, y cada uno dellos me forçaba persuadir y atraer con su<br />
razón.<br />
MIÇILO. Cosa maravillosa me cuentas, que siendo esos hombres tan santos y religiosos<br />
y de conçiençia no sacassen en breve la suma de sus sçiençias, y sólo aquello enseñassen<br />
que no se pudiesse contradezir; o a lo menos que se enseñasse lo que en suma tuviesse más<br />
verdad, dexados aparte tantos argumentos y cuestiones tan impertinentes al propósito de lo<br />
que se pretende saber.<br />
GALLO. Pues en verdad mucho más te reirías, Miçilo, si los viesses con la arogançia y<br />
confiança que hablan, no tratando cosa de verdad, ni que aun tenga en sí sustançia ni ser;<br />
porque como quiera que ellos huellan esta tierra que nosotros hollamos, que en esto<br />
ninguna ventaja nos llevan, ni en el sentido del viso son más perspicaçes que nosotros, mas<br />
antes hay muchos dellos que casi están çiegos y torpes por la vejez, y con todo esto afirman<br />
ver y conoçer los términos del çielo, y se atreven a medir el sol, y determinar la naturaleza<br />
de la luna y todo lo que sobre ella está, y como si hubieran deçendido de las mesmas<br />
estrellas señalan su figura y grandeza de cada cual; y ellos, que puede ser que no sepan<br />
cuántas leguas hay de Valladolid a Cabezón, determinan la distançia que hay de çielo a<br />
çielo, y cuántos cobdos hay del çielo de la luna al del sol, y ansí difinen la altura del aire, y<br />
la redondez de la tierra, y la profundidad del mar; y para estas sus vanidades pintan no sé<br />
qué çírculos, triángulos y cuadrángulos, y hazen unas figuras de spheras con las cuales<br />
sueñan medir el ámbitu y magnitud del çielo; y lo que es peor y mayor señal de presunçión<br />
y arogançia, que hablando de cosas tan inçiertas como éstas, y que tan lexos están de la<br />
averiguaçión, no hablan palabra ni la proponen debajo de conjecturas, ni de maneras de<br />
dezir que muestren dubdar, pero con tanta çertidumbre lo afirman y vozean que no dan<br />
lugar a que otro alguno lo pueda disputar ni contradezir. Pues si tratamos de lo alto del çielo<br />
tanto se atreven los theólogos desde tiempo a difinir las cosas reservadas al pecho de Dios<br />
como si cada día sobre el gobierno del mundo universal comunicassen con él; pues de la<br />
dispusiçión y orden de allá ninguna cosa dizen que no quieren que sea averiguada<br />
conclusión, o oráculo que de su mano escribió Dios como las tablas que dio a Moisén. Pues<br />
como yo no pudiesse de la dotrina destos colegir algo que me sacasse de mi ignorançia,<br />
mas antes sus opiniones y variedades más me confundían, dime a pensar qué medio habría<br />
para satisfazer a mi deseo, porque çierto de cada día más me atormentaban. Como suele<br />
aconteçer al natural del hombre, que si alguna cosa se le antoja y en el alma le encaxa,<br />
cuanto más le privan della más el apetito le soliçita, prinçipalmente porque se me encaxó en