Ejemplos de esclavitud bajo el franquismo Esklabotza zenbait ...

LOS TRABAJOS FORZADOS EN LA DICTADURA FRANQUISTA | BORTXAZKO LANAK DIKTADURA FRANKISTAN
obedecía a un plan palabras del militar Vallejo Nájera, jefe de los Servicios
premeditado, en- Psiquiátricos de los sublevados.
marcado en la cosmovisión
franquista
que pretendía señalar
a la roja como
La experiencia penitenciaria femenina
una mujer degene- Al igual que ocurre con la represión femenina en general,
rada en cuyo seno la experiencia de las mujeres en las cárceles franquistas
habitaba el Mal. presenta un carácter específico, que la distingue de la
Por ese motivo se sufrida por los hombres. Los rasgos diferenciadores no
les rapaba el cabe- sólo se limitan al factor tan evidente como fundamental
llo, para denunciar de la maternidad: los casos de presas que pasaban su
su atrevimiento al embarazo en prisión, daban a luz en la enfermería de la
subvertir el para- cárcel o sobrevivían con sus hijos pequeños en el centro
digma tradicional penitenciario. Ni tampoco a problemas sanitarios con-
de la mujer en una cretos como la dificultad de higiene durante la menstrua-
sociedad sexista y ción en las pésimas condiciones de la cárcel de turno,
Taller penitenciario prisión Les Corts (Barcelona) / Les Corts espetxeko tailerra (Barcelona)
Fuente / Iturria: Memorias del Patronato de Redención de Penas por el Trabajo
patriarcal. Por eso
se las purgaba con
motivo de escarnio por parte de autoridades y carceleras,
o los trastornos biológicos de consecuencias vitales y
jeres; de ahí la frecuente y acertada afirmación, desde ricino, para purgar simbólicamente la “enfermedad” de sociales tan relevantes como el adelanto de la menopau-
enfoques feministas, de que las mujeres sufrieron una un feminismo laico y emancipador, ensayado durante la sia, motivo asimismo de humillación por los mismos
doble represión durante la etapa franquista: por rojas y etapa republicana. Por eso se las torturaba y paseaba, sujetos. Factores de índole biológica aparte, las diferen-
por mujeres. Triple incluso, si pensamos en el estigma para expulsar de su alma el demonio del “marxismo”. A cias abarcan hechos tales como el singular perfil de los
que tuvieron que afrontar las supervivientes a su salida los varones no les tocó en suerte este tipo de prácticas centros carcelarios femeninos, en los que las tareas de
de la cárcel. Porque si grande era el desprestigio social rituales; en su caso, bastaba con que vieran o supieran administración, vigilancia y castigo recaían generalmen-
al que se enfrentaba un varón al salir de la cárcel, ese de la vejación operada en el cuerpo de sus mujeres. La te sobre órdenes religiosas femeninas: Hijas de la Cari-
desprestigio se convertía en imborrable baldón cuando represión, en sus múltiples fórmulas, desde la humilladad, Hijas del Buen Pastor, Oblatas…, con la plusvalía
se trataba de una mujer.
ción pública hasta el asesinato, pasando por el encar- de control y adoctrinamiento ideológico y religioso que
celamiento, se convertía de este modo en una medida ello entrañaba, presidido por el ideal de “esposa y madre
Cuando se contempla lo ocurrido con los mencionados de profilaxis que pretendía purificar el cuerpo social, ejemplar” del modelo sociosexual dominante, en el que
rituales de humillación y escarnio público de las mujeres extirpando del mismo cualquier atisbo de “complejo la Iglesia jugaba un papel capital.
desafectas, resulta obvio que nada se dejó al azar. Todo psico-afectivo” que pudiera “descomponer la patria”, en
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