Ejemplos de esclavitud bajo el franquismo Esklabotza zenbait ...

LOS TRABAJOS FORZADOS EN LA DICTADURA FRANQUISTA | BORTXAZKO LANAK DIKTADURA FRANKISTAN
sublime doctrina como la teorizada por el jesuita Pérez
del Pulgar. Pero si atendemos al caso de las prisiones
de mujeres, nos tropezaremos con una serie de variables
diferenciadoras de la experiencia femenina en el universo
penitenciario franquista, y no de menor calado que las
comentadas hasta ahora.
Estado se viera obligado a descongestionar cárceles, y
otra muy distinta que tuviera que liberar, por obligación
o negligencia, a los más peligrosos.
Al igual que ocurría con los presos, también una parte
Pero, y he aquí un primer rasgo diferenciador, las presas
que sí podían aspirar a redimir veían mucho más
limitadas sus posibilidades de trabajo que sus compañeros
varones, ya que el Nuevo Estado invertía poco y
del colectivo de presas condenadas por delitos políticos
mal en instalaciones laborales en los centros femeninos.
tenía derecho a redimir pena; una parte, que no toda.
Al contrario que los presos, las presas nunca salieron
El matiz es importante, ya que muchas de las mujeres
a trabajar fuera de la cárcel. La infraestructura laboral
cuyo perfil se ha descrito al principio de este trabajo, las
más frecuente, por ser la más coherente con el papel
militantes de la memoria, habían sido condenadas a pe-
doméstico asignado a las mujeres en el reparto socionas
de larga duración por delitos políticos de posguerra,
sexual franquista de roles, fue la de los talleres textiles,
cometidos con posterioridad al 1 de abril de 1939, con pena por trabajo. A la hora de concederlo, se imponía el aunque curiosamente resultó ser llamativamente escasa.
lo que quedaban excluidas automáticamente de tal pri- primer filtrado: el presunto derecho quedaba reservado a Por citar un ejemplo significativo, en la cárcel femenina
vilegio. Al respecto, la legislación no diferenciaba entre priori a las condenadas a penas leves, y limitado en oca- de las Ventas en Madrid, la más poblada de la historia
hombres y mujeres. Los sujetos más “peligrosos”, que siones a presas alfabetizadas que habían recibido adoc- de España, el taller textil se creó en una fecha tan tardía
habían sido atrapados intentando reconstruir clandestitrinamiento religioso dentro de la cárcel. Y ello teniendo como mediados de 1941, y el taller de manipulado de
namente partidos y sindicatos para articular el combate en cuenta que dicho derecho podía ser suspendido –e papel hubo de esperar cinco años más
contra el franquismo, eran carne de cárcel.
incluso anulado el tiempo redimido de condena- en caso
de que se cometiera alguna infracción grave, mediante
Pero para las teóricamente afortunadas, la redención de sanción impuesta por la Dirección General de Prisiones.
pena significaba de hecho una trampa. La oportunidad El siguiente paso era la emisión de los informes favora-
de redención era sinónimo de explotación laboral, como bles de las autoridades de la cárcel: médico, maestro,
en el caso más conocido de los reclusos varones, pero capellán y madre superiora. Sólo entonces, y siempre
también de chantaje y control carcelario. El primer paso que se cumplieran las condiciones establecidas, era
del mecanismo claramente pautado hacia la libertad elevada la solicitud a las comisiones provinciales de li-
condicional pero vigilada de reclusos y reclusas –mebertad condicional del Patronato Central de Redención
dida obligada por la extremada congestión de los cen- de Penas por Trabajo, verdadera columna vertebral del
tros penitenciarios, a través de sucesivos indultos- no núcleo duro del universo penitenciario franquista. Que-
era otro que la concesión del derecho de redención de daba así de manifiesto que una cosa era que el Nuevo
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11 . En la prisión
provincial de Les Corts, en Barcelona, ocurrió otro tanto
de lo mismo: el taller mecanizado de costura se remontaba
a principios de la década de los cincuenta, si bien es
cierto que ya desde 1939 las características peculiares
de este centro como antiguo convento-asilo hacían posible
la explotación de un número nunca muy elevado de
reclusas –siempre sociales, nunca políticas- en la extensa
granja-huerto. Claro está que en este somero análisis
obviamos los “destinos” o “cargos” de la prisión: portería,
oficinas, paquetería, cocinas, mandantas o escuela,
puestos que desempeñaban siempre las reclusas condenadas
a las penas de cárcel de menor duración12 Prisión Les Corts / Les Corts espetxea, (Barcelona, 1943)
Cesión / Lagapena: Soledad Real – Fernando Hernández Holgado
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