3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 71 precisamente un sistema legal y comercial que no favorecía a las clases medias y pobres de la sociedad fue, en buena medida, el detonante para que muchas de ellas levantaran su voz de protesta: Para [Tomás Polanco Alcántara] las únicas motivaciones de los rebeldes o alzados eran de carácter político; no encuentra ningún fundamento social o económico en sus actos. Los “alzamientos”, escribe, “dejaron tras sí la consabida receta de una grave perturbación social y decaimiento de la riqueza. Las crisis de esta índole [i.e., las crisis económicas] no fueron, pues, por lo general, precedentes, sino siguientes de todas nuestras guerras civiles: fueron, en otras palabras, efecto y no causa”. A mi modo de ver, la situación sería más bien opuesta a como la describe el mencionado historiador: las crisis económicas constituyeron el principal motor de los cambios políticos de aquellos años 70 . En efecto, una superestructura jurídica que privilegiaba a comerciantes y hombres pudientes atentaba contra la tranquilidad y estabilidad que se anhelaba. La Ley de Libertad de Contratos (o Ley del 10 de abril de 1834), la Ley de Diezmos, La Ley de Espera y Quita (promulgada el 5 de mayo de 1841), los empréstitos y la deuda externa, entre otros, condujeron a situaciones límites entre los grupos económicos, políticos, militares, que no se compadecían con las aspiraciones y calidad de vida de la población. Aun cuando en este período las finanzas públicas se manejaron de manera pulcra y ordenada (en especial bajo la administración de la cartera de Hacienda de Santos Michelena); esto no necesariamente se vio reflejado en bienestar colectivo. A través del ejercicio periodístico y partidista, Tomás Lander, por ejemplo, denunciaba la Ley de Contratos, y a los tribunales mercantiles, por “ruinosa y absurda”; se escuchaban quejas por leyes como las de Azote, la aplicación de penas de muerte y otras. El malestar creciente entre las clases de propietarios y hacendados también afectó a los comerciantes, pero en especial a las clases trabajadoras que, en general, dependían del trabajo agrícola. En fin, la tribuna periodística divulgaba lo que a toda la población aquejaba, a pesar de los grandes índices de analfabetismo y que buena parte 70 Manuel Pérez Vila, Ob. Cit., p. 185. Insumision popular.indd 71 28/08/2010 04:54:02 p.m.

72 Aura Rojas de las protestas venían desde dichos propietarios, cuyos intereses se hallaban bastante golpeados; pero también los del pueblo venezolano: …es interesante destacar que a mediados de 1838, cuando la crisis se hacía sentir con mayor vigor, un grupo de hacendados cafeteros y cacaoteros se asociaron con el propósito de publicar un periódico destinado a hacerle oposición a la política económica del gobierno. Aquellos hombres, cuyo dirigente más notable era Tomás Lander, redactaron una especie de manifiesto político que el mismo Lander dio a la luz en el periódico caraqueño “La Bandera Nacional” del 10 de julio de dicho año. Los puntos esenciales del programa eran la abolición de la libertad de contratos (…) la derogación o modificación de la ley de manumisión de esclavos porque afectaba la “prosperidad territorial y amenazaba el sosiego público”, amen de desconocer el derecho de los dueños de esclavos “para ser indemnizados”; la reforma o sustitución del Código de Procedimiento Civil y de la ley Mercantil; la promulgación de una amnistía total por delitos políticos; la abolición de la pena de muerte; la promoción del bienestar nacional mediante la apertura y refracción de caminos, los incentivos a la inmigración y la adopción de severas economías en el gasto público. Para realizar aquel programa se proponían valerse de la imprenta y de las elecciones: es decir aspiraban a convencer a la colectividad a fin de llegar al poder por la vía del voto 71 . A los intereses particulares como clase también se unían los políticopartidistas; sin embargo, estas peticiones y propuestas, independientemente de su sesgo opositor, pretendían ser un modelo alternativo que, refrendado a través del ejercicio democrático, contribuyera a la consolidación de una república con ribetes liberales y que tuvo eco en buena parte del pueblo venezolano, como lo fue para el caso de los esclavos, que en algunas ocasiones se insubordinaron a sus dueños y autoridades locales en prosecución de un trato humano e igualitario. Tal como señala Rafael Castillo Blomquist, el impacto económico incidió también en la estructura social venezolana: 71 Ibídem, pp. 205-206. Insumision popular.indd 72 28/08/2010 04:54:02 p.m.

<strong>Insumisión</strong> popular 1830-1848 71<br />

precisamente un sistema legal y comercial que no favorecía a las clases<br />

medias y pobres de la sociedad fue, en buena medida, el detonante para<br />

que muchas de ellas levantaran su voz de protesta:<br />

Para [Tomás Polanco Alcántara] las únicas motivaciones de los rebeldes o<br />

alzados eran de carácter político; no encuentra ningún fundamento social<br />

o económico en sus actos. Los “alzamientos”, escribe, “dejaron tras sí<br />

la consabida receta de una grave perturbación social y decaimiento de la<br />

riqueza. Las crisis de esta índole [i.e., las crisis económicas] no fueron, pues,<br />

por lo general, precedentes, sino siguientes de todas nuestras guerras civiles:<br />

fueron, en otras palabras, efecto y no causa”. A mi modo de ver, la situación<br />

sería más bien opuesta a como la describe el mencionado historiador: las<br />

crisis económicas constituyeron el principal motor de los cambios políticos<br />

de aquellos años 70 .<br />

En efecto, una superestructura jurídica que privilegiaba a comerciantes<br />

y hombres pudientes atentaba contra la tranquilidad y estabilidad que se<br />

anhelaba. La Ley de Libertad de Contratos (o Ley del 10 de abril de 1834),<br />

la Ley de Diezmos, La Ley de Espera y Quita (promulgada el 5 de mayo<br />

de 1841), los empréstitos y la deuda externa, entre otros, condujeron a<br />

situaciones límites entre los grupos económicos, políticos, militares, que<br />

no se compadecían con las aspiraciones y calidad de vida de la población.<br />

Aun cuando en este período las finanzas públicas se manejaron de manera<br />

pulcra y ordenada (en especial bajo la administración de la cartera de<br />

Hacienda de Santos Michelena); esto no necesariamente se vio reflejado<br />

en bienestar colectivo.<br />

A través del ejercicio periodístico y partidista, Tomás Lander, por<br />

ejemplo, denunciaba la Ley de Contratos, y a los tribunales mercantiles, por<br />

“ruinosa y absurda”; se escuchaban quejas por leyes como las de Azote, la<br />

aplicación de penas de muerte y otras. El malestar creciente entre las clases<br />

de propietarios y hacendados también afectó a los comerciantes, pero en<br />

especial a las clases trabajadoras que, en general, dependían del trabajo<br />

agrícola. En fin, la tribuna periodística divulgaba lo que a toda la población<br />

aquejaba, a pesar de los grandes índices de analfabetismo y que buena parte<br />

70 Manuel Pérez Vila, Ob. Cit., p. 185.<br />

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