3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 27 obliguen a pensarse como integrantes de un todo social, el “pueblo” se sigue manifestando desde el pensamiento de las élites, como el populacho: Por un deslizamiento progresivo de este sentido se llega a la equivalencia de “pueblo” como plebe, vulgo, populacho: un grupo que aparece de vez en cuando como sujeto a turbulencias esporádicas, imprevisibles y a veces brutales motines y revueltas; un sentido muy parecido al del popolo mimeto de las ciudades medievales italianas. Se trata pues, de una definición social –las más bajas clases de la sociedad, fundamentalmente urbanas–, pero sobre todo cultural. El término implica modales que desentonan con los de las elites, maneras de juzgar en las cuales la emoción o las pasiones juegan un papel más grande que la razón y comportamientos que chocan con las conductas consideradas como “civilizadas”. Esta “plebe”, que aparece en las épocas de tensión o de crisis, es típica de las ciudades del antiguo régimen, pero subsisten largo tiempo aún en el XIX 18 . Populacho, multitud, o pueblo llano; nominaciones que identifican a las clases sociales más bajas pero que además tienen el pecado original de ostentar tachaduras, derivadas de su estatus social, sobre todo el económico, el de la educación o luces, y como corolario de virtudes que contravienen el orden (desorden, violencia, desobediencia, desidia, etc.). Vale la pena preguntarse si el “pueblo”, muchedumbre o multitud promiscual ha pensado sobre sí mismo al respecto. De la revisión que desde el pensamiento académico se ha hecho, notamos cómo, en general, quienes intentan definirlo son dirigentes políticos, pensadores, filósofos, estadistas, etc. Para poder acceder a una visión desde el pueblo habría que hacer un recorrido desde los propios hechos, y para nuestro caso, desde los expedientes que utilizamos para construir esta investigación. El punto obliga a comparar lo que pensaron hacia las primeras décadas del siglo XIX en Venezuela, políticos, periodistas y líderes revolucionarios, entre otros, pues difícilmente se cuenta con las opiniones del pueblo de manera explícita; habría que recordar que la Venezuela del siglo XIX se caracterizó por fuertes carencias en materia educativa; por tanto, hablamos con un contingente humano que básicamente era analfabeta y que no tenía acceso 18 Ibídem, p. 353. Insumision popular.indd 27 28/08/2010 04:53:59 p.m.

28 Aura Rojas a los medios impresos de la época; mucho menos a participar en debates políticos o sociales. En su diario el diplomático inglés Sir Robert Kerr Porter no sólo indica los pormenores de su accionar como cónsul en la ciudad de Caracas entre 1825 y 1841, sino también describe su percepción referente al proceso político que vivía la nueva República de Venezuela, tanto por las relaciones que estableció con las personalidades que dirigían el gobierno, así como por la posibilidad de compartir con éstos la visión sobre el venezolano y el pueblo que conformaba. Es así como hacia junio de 1830 ya se había manifestado un movimiento que desconocía el desmembramiento de Venezuela de Colombia, el cual estuvo encabezado por los generales Infante, Lorenzo Bustillos y José Tadeo Monagas, entre otros. Era el primer acontecimiento que propugnaba la integración con la República de Colombia y el reconocimiento de Simón Bolívar como líder indiscutible de esta porción geográfica y política. Kerr Porter fue testigo de los primeros movimientos que se produjeron en Venezuela motivados al descontento que emergió de la separación de Venezuela de Colombia; vio también cómo los líderes de estas manifestaciones eran militares que habían luchado en el proceso independentista y que ahora reclamaban derechos o fueros, en virtud de hallarse fuera de las esferas del gobierno o en cargos que no se compadecían con sus antiguas glorias. Desde esta visión, el diplomático no duda en contextualizar al pueblo venezolano como un todo, esto es, desde la perspectiva de unidad política y territorial. De su diario pueden entreverse varias características de los ciudadanos proclives al orden social y legal pero que expresaban cierta indiferencia ante los levantamientos que comandaban viejos militares, de quienes aseguraban se trataba de bandidos, facinerosos y levantiscos. En virtud de la Revolución de las Reformas en 1835 y las secuelas que ésta dejo hacia 1837, Kerr Porter se quejaba de la situación de indefensión del pueblo ante tales movimientos, pero además se deja inferir esa indiferencia que comentamos por parte de él, respecto del sentido de defensa personal pero también del patriótico: Este pueblo libre no hay manera de que tenga una fuerza militar respetable y permanente para impedir la rebelión y mantener el crédito de la nación por medio de la tranquilidad, y ni siquiera se prestan a establecer una de Insumision popular.indd 28 28/08/2010 04:53:59 p.m.

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Aura Rojas<br />

a los medios impresos de la época; mucho menos a participar en debates<br />

políticos o sociales.<br />

En su diario el diplomático inglés Sir Robert Kerr Porter no sólo<br />

indica los pormenores de su accionar como cónsul en la ciudad de Caracas<br />

entre 1825 y 1841, sino también describe su percepción referente al proceso<br />

político que vivía la nueva República de Venezuela, tanto por las relaciones<br />

que estableció con las personalidades que dirigían el gobierno, así como<br />

por la posibilidad de compartir con éstos la visión sobre el venezolano y<br />

el pueblo que conformaba. Es así como hacia junio de 1830 ya se había<br />

manifestado un movimiento que desconocía el desmembramiento de<br />

Venezuela de Colombia, el cual estuvo encabezado por los generales<br />

Infante, Lorenzo Bustillos y José Tadeo Monagas, entre otros. Era el<br />

primer acontecimiento que propugnaba la integración con la República de<br />

Colombia y el reconocimiento de Simón Bolívar como líder indiscutible<br />

de esta porción geográfica y política.<br />

Kerr Porter fue testigo de los primeros movimientos que se<br />

produjeron en Venezuela motivados al descontento que emergió de la<br />

separación de Venezuela de Colombia; vio también cómo los líderes de<br />

estas manifestaciones eran militares que habían luchado en el proceso<br />

independentista y que ahora reclamaban derechos o fueros, en virtud de<br />

hallarse fuera de las esferas del gobierno o en cargos que no se compadecían<br />

con sus antiguas glorias. Desde esta visión, el diplomático no duda en<br />

contextualizar al pueblo venezolano como un todo, esto es, desde la<br />

perspectiva de unidad política y territorial. De su diario pueden entreverse<br />

varias características de los ciudadanos proclives al orden social y legal pero<br />

que expresaban cierta indiferencia ante los levantamientos que comandaban<br />

viejos militares, de quienes aseguraban se trataba de bandidos, facinerosos<br />

y levantiscos.<br />

En virtud de la Revolución de las Reformas en 1835 y las secuelas que<br />

ésta dejo hacia 1837, Kerr Porter se quejaba de la situación de indefensión del<br />

pueblo ante tales movimientos, pero además se deja inferir esa indiferencia<br />

que comentamos por parte de él, respecto del sentido de defensa personal<br />

pero también del patriótico:<br />

Este pueblo libre no hay manera de que tenga una fuerza militar respetable<br />

y permanente para impedir la rebelión y mantener el crédito de la nación<br />

por medio de la tranquilidad, y ni siquiera se prestan a establecer una de<br />

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