3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 25 A pesar de esta necesidad historiográfica para el caso que nos ocupa, la tendencia que se maneja en el ámbito de lo popular y la definición del pueblo, ha sido la permanencia en el imaginario colectivo que le adjudica a los componentes amplios de la sociedad, en general, marginados de la toma de decisiones trascendentes para el colectivo, características negativas que desdicen de su propia humanidad y de su pertenencia a realidades nacionales: Los historiadores (…) se inclinaron a refugiarse detrás de etiquetas tan amplias, prejuiciosas o de “orientación valorativa” como “turba” o el “pueblo”. Y al adoptar como modelos a la “gentuza sin nombre” de Clarendon, a la canaille de Taine o a la peuple de Michelet, parecieran dar por supuesto que –independientemente de que las actividades de la multitud fuesen estimables o reprobables– la multitud misma debía seguir siendo un fenómeno abstracto, sin cara y sin identidad. Y en cuanto a los especialistas en ciencias sociales, a pesar de su seria preocupación por la conducta de la multitud y sus motivos subyacentes, no lograron mucho más en este aspecto 16 . El pueblo, para el siglo XIX en la América Hispana, tuvo su correlato en el proceso de modernización que en las ciudades europeas se había adelantado. Pueblo y populacho no significan lo mismo, se alude a un grupo determinado de seres humanos en los que se establecen claras distancias entre uno y otro concepto. Pero ante la realidad de la conformación de los modernos estados, el vocablo pueblo también ronda la idea de unidad nacional, al referirse por ejemplo al pueblo americano, al pueblo francés, al pueblo inglés. Esta doble vertiente toca necesariamente en la distinción que se fragua entre individuos y ciudadanos, pues es justamente en las capacidades, virtudes y posibilidades de insertarse en esa nueva visión del mundo, en las que se propone dicha diferenciación. Tal como señala Francois-Xavier Guerra, esto tenía que ver con la soberanía del pueblo y el punto de la representatividad: La nueva legitimidad está basada en la soberanía del pueblo pero por su imaginario, por sus valores, sus vínculos y comportamientos, la sociedad 16 Ibídem, p. 201. Insumision popular.indd 25 28/08/2010 04:53:59 p.m.

26 Aura Rojas sigue siendo tradicional. No hay más pueblo, en el sentido moderno de la palabra, que los hombres que han experimentado esa mutación cultural que es la modernidad, es decir, aquella parte de las elites que ha hecho suyas las referencias modernas y que se agrupa en nuevas formas de sociabilidad. En estas condiciones, ¿cómo construir un verdadero régimen representativo, fundado en el voto de los individuos-ciudadanos, cuando éstos son una minoría? ¿qué hacer sí hay verdadera representación, para evitar que se imponga el tradicionalismo de la sociedad? De ahí que para resolver esta contradicción las elites modernas fabriquen diversos tipos de “ficciones democráticas”. Estas pueden consistir en una redefinición del pueblo en la limitación del sufragio. También en la investidura de un hombre con la soberanía del pueblo, o en la alternancia en el poder de partidos pertenecientes al mundo de las elites. En los dos casos, las elecciones son ficticias o manipuladas 17 . Es así como el pueblo que podemos ubicar desde este punto de vista, ante la realidad novedosa de la modernidad y, por ende, la de la formación de los estados nacionales o repúblicas, va referido siempre al grupo o clase social privilegiada, al igual que en el período colonial, ostentaban el derecho de asumir las riendas de las nuevas repúblicas aquellos que, como dijera Bolívar en Angostura, poseían las luces, las virtudes y las aptitudes acordes con los nuevos tiempos. El “pueblo”, así entrecomillado, no muestra esos atributos que sí poseen las élites; su caracterización esta íntimamente ligada a esos sectores sociales que históricamente han estado participando de lo vulgar y de la violencia; que no parecerían hallarse aptos para asumir cargos y acciones que generen bienestar colectivo; pero que además han estado también históricamente marginados de los procesos de formación educativos que les permitan cierto nivel de entendimiento de las formas de sociabilidad establecidas. Sea por motivo de que estos contingentes o clases sociales estuviesen insertas en un modelo de organización social rígido, en donde las posibilidades de escalar niveles más altos a través de la educación o del trabajo sean bastante precarias; sea porque sus intereses individuales no les 17 Francois-Xavier Guerra. Modernidad e independencia, pp. 52-53. Insumision popular.indd 26 28/08/2010 04:53:59 p.m.

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Aura Rojas<br />

sigue siendo tradicional. No hay más pueblo, en el sentido moderno de la<br />

palabra, que los hombres que han experimentado esa mutación cultural<br />

que es la modernidad, es decir, aquella parte de las elites que ha hecho<br />

suyas las referencias modernas y que se agrupa en nuevas formas de<br />

sociabilidad. En estas condiciones, ¿cómo construir un verdadero régimen<br />

representativo, fundado en el voto de los individuos-ciudadanos, cuando<br />

éstos son una minoría? ¿qué hacer sí hay verdadera representación, para<br />

evitar que se imponga el tradicionalismo de la sociedad? De ahí que para<br />

resolver esta contradicción las elites modernas fabriquen diversos tipos de<br />

“ficciones democráticas”. Estas pueden consistir en una redefinición del<br />

pueblo en la limitación del sufragio. También en la investidura de un hombre<br />

con la soberanía del pueblo, o en la alternancia en el poder de partidos<br />

pertenecientes al mundo de las elites. En los dos casos, las elecciones son<br />

ficticias o manipuladas 17 .<br />

Es así como el pueblo que podemos ubicar desde este punto de vista,<br />

ante la realidad novedosa de la modernidad y, por ende, la de la formación<br />

de los estados nacionales o repúblicas, va referido siempre al grupo o clase<br />

social privilegiada, al igual que en el período colonial, ostentaban el derecho<br />

de asumir las riendas de las nuevas repúblicas aquellos que, como dijera<br />

Bolívar en Angostura, poseían las luces, las virtudes y las aptitudes acordes<br />

con los nuevos tiempos.<br />

El “pueblo”, así entrecomillado, no muestra esos atributos que sí<br />

poseen las élites; su caracterización esta íntimamente ligada a esos sectores<br />

sociales que históricamente han estado participando de lo vulgar y de la<br />

violencia; que no parecerían hallarse aptos para asumir cargos y acciones<br />

que generen bienestar colectivo; pero que además han estado también<br />

históricamente marginados de los procesos de formación educativos que<br />

les permitan cierto nivel de entendimiento de las formas de sociabilidad<br />

establecidas. Sea por motivo de que estos contingentes o clases sociales<br />

estuviesen insertas en un modelo de organización social rígido, en donde<br />

las posibilidades de escalar niveles más altos a través de la educación o del<br />

trabajo sean bastante precarias; sea porque sus intereses individuales no les<br />

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