3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 241 Pide entonces le sean enviados 20 hombres para contrarrestarlos, cosa que aprueba el gobierno regional, pero quien indicándole al jefe político que era inconcebible que éste no detallara claramente las fisonomías de los “sospechosos”, que parecían más unos vagos que unos posibles alzados. Al ser interrogado por las autoridades judiciales, el juez de Paz afianzó la concepción prejuiciada que tenía de los conspiradores salidos del pueblo: …las palabras que ha oído son, que la nochebuena iba a haber un rebullicio muy grande para matar a los blancos, acompañadas de otras palabras groseras e inhonestas; que bajo estos mismos conceptos son las palabras que ha oído a los negros y sambos, gente vulgar; que algunas de estas palabras las oyo (…) a unos cuatro o cinco hombres que conversaban reunidos en la calle, arrimados a una casa ya cerca de la noche (…) que en esos mismos días (…) oyó expresiones semejantes a unos tres hombres que vio parados en un caminito de los lados de San Isidro, como a las diez o las once del día y que tampoco conoció porque fue una casualidad la que llevó al exponente por allí (…) y sólo que hoy oyó a un hombre que acababa de separarse de un Ministro de Policía con quien hablaba sobre un burro, decirle el Ministro a él, que tenía que llevar tres pesos al señor Jefe Político sobre la conversación del mismo burro; que el hombre le contestó que dónde hallaría al Jefe Político y el Ministro le dijo que en su casa o por allí, a lo cual le dijo, no hay cuidado, mañana en la noche se acabará todo eso y se joderán, pero que el Ministro no oyó estas expresiones porque ya iba algo distante… 302 . Se citó a declarar al ministro, llamado Severino González, quien dijo que no tuvo tal conversación sino que tenía que ver con el burro, pues el dueño estaba de paso por la ciudad y le reclamó su burro que se hallaba amarrado cerca de la policía; como éste no sabía de quién era, ordenó que sólo fuera entregado con una autorización del jefe político, previo pago de un impuesto. El dueño de la burra, pues era hembra, sólo estaba molesto por el pago de tres pesos para que le devolvieran el animal, su comentario fue que algún día le pagarían lo desembolsado. Si los rumores sobre levantamientos movilizaban a los gobiernos locales, regionales y locales a objeto de evitar desórdenes políticos o 302 “Rumores de asonada en el cantón Guaiguara de la provincia de Carabobo” (1843), Ibídem, t. CCXCII, fs. 95/95-vto. Insumision popular.indd 241 28/08/2010 04:54:14 p.m.

242 Aura Rojas discordias sociales; los temores sobre trastornos tenían su basamento en la posibilidad cierta del descontento que reinaba en ciertas regiones del país, aunado por supuesto, a los movimientos revolucionarios que dejaban en el pueblo sembradas esperanzas de un sistema político que tendiera a mejorar sus condiciones de vida. Un conato de conspiración en Güiria, sin que se hubiesen recabado suficientes pruebas sobre su certeza, fue denunciado ante la Gobernación de Cumaná y el Ejecutivo Nacional. Buena parte de las averiguaciones y diligencias de los jefes políticos de Soro, Punta de Piedras y Cariaco, daban cuentan de una invasión que acaudillaría Santiago Mariño, quien se encontraba refugiado en la isla de Trinidad, hacia 1841. De varias personas que hacían viajes desde esta isla hacia Güiria sobrevinieron rumores de que Mariño estaba recolectando armas, buques y hombres para acometer su proyecto, sobre todo en Soro había individuos que esperaban la aparición de este líder para dar rienda suelta a la supuesta sublevación. Se decía que el ex general Valdés y José Miguel Bonalde eran los caudillos locales que organizaban en Güiria todo lo referente a la sublevación. Los vecinos y propietarios temían por su seguridad pero también por sus propiedades, que comprendían plantaciones de cacao, las cuales había que resguardar del saqueo en ciernes. Es así que los vecinos de estas localidades se organizaron junto con los funcionarios políticos y militares para contener lo que ellos consideraban un estallido inminente. Como los rumores decían que eran Güiria y la población de Soro los epicentros desde donde estallaría la sublevación, no dejaron de diferenciar entre los habitantes de estas localidades respecto del resto de los ciudadanos y buenos vecinos que se hallaban temerosos producto de esta supuesta rebelión, describen a Güiria como: …una guarida de malvados, fatales rebosos de la Isla de Trinidad y aún de algunos puntos de esta cordillera; su propensión les arrastra al crímen y Trinidad les brinda un regazo en que abrigarse y ponerse a salir de los tiros de nuestras leyes 303 . 303 “Expediente relativo a los temores de trastornos políticos en Güría” (1841), Ibídem, t. CCXXXIX, f. 142-vto. Insumision popular.indd 242 28/08/2010 04:54:14 p.m.

<strong>Insumisión</strong> popular 1830-1848 241<br />

Pide entonces le sean enviados 20 hombres para contrarrestarlos, cosa<br />

que aprueba el gobierno regional, pero quien indicándole al jefe político<br />

que era inconcebible que éste no detallara claramente las fisonomías de los<br />

“sospechosos”, que parecían más unos vagos que unos posibles alzados.<br />

Al ser interrogado por las autoridades judiciales, el juez de Paz afianzó la<br />

concepción prejuiciada que tenía de los conspiradores salidos del pueblo:<br />

…las palabras que ha oído son, que la nochebuena iba a haber un rebullicio<br />

muy grande para matar a los blancos, acompañadas de otras palabras groseras<br />

e inhonestas; que bajo estos mismos conceptos son las palabras que<br />

ha oído a los negros y sambos, gente vulgar; que algunas de estas palabras<br />

las oyo (…) a unos cuatro o cinco hombres que conversaban reunidos en<br />

la calle, arrimados a una casa ya cerca de la noche (…) que en esos mismos<br />

días (…) oyó expresiones semejantes a unos tres hombres que vio parados<br />

en un caminito de los lados de San Isidro, como a las diez o las once del día<br />

y que tampoco conoció porque fue una casualidad la que llevó al exponente<br />

por allí (…) y sólo que hoy oyó a un hombre que acababa de separarse de<br />

un Ministro de Policía con quien hablaba sobre un burro, decirle el Ministro<br />

a él, que tenía que llevar tres pesos al señor Jefe Político sobre la conversación<br />

del mismo burro; que el hombre le contestó que dónde hallaría al Jefe<br />

Político y el Ministro le dijo que en su casa o por allí, a lo cual le dijo, no hay<br />

cuidado, mañana en la noche se acabará todo eso y se joderán, pero que el<br />

Ministro no oyó estas expresiones porque ya iba algo distante… 302 .<br />

Se citó a declarar al ministro, llamado Severino González, quien dijo<br />

que no tuvo tal conversación sino que tenía que ver con el burro, pues el<br />

dueño estaba de paso por la ciudad y le reclamó su burro que se hallaba<br />

amarrado cerca de la policía; como éste no sabía de quién era, ordenó que<br />

sólo fuera entregado con una autorización del jefe político, previo pago de<br />

un impuesto. El dueño de la burra, pues era hembra, sólo estaba molesto<br />

por el pago de tres pesos para que le devolvieran el animal, su comentario<br />

fue que algún día le pagarían lo desembolsado.<br />

Si los rumores sobre levantamientos movilizaban a los gobiernos<br />

locales, regionales y locales a objeto de evitar desórdenes políticos o<br />

302 “Rumores de asonada en el cantón Guaiguara de la provincia de Carabobo” (1843), Ibídem,<br />

t. CCXCII, fs. 95/95-vto.<br />

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