3. Insumisión Popular - Iaeden

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Capítulo IV Contención y persecución de rumores y desórdenes Que un gobierno o el mismo Estado manifiesten miedo ante la posibilidad de la desobediencia no es una condición que pueda ser atribuida sólo a la particularidad o personalidad de quienes tienen la responsabilidad de dirigir los destinos de una república. En Venezuela, luego de la ruptura definitiva del régimen colonial y de la separación de Colombia, los distintos gobiernos entre 1830 a 1848 sintieron cierto temor particular vista la novedad en términos de la nueva realidad que se intenta armar y cohesionar. Lo primero que se observa es que la Venezuela de entonces heredaba una forma de sociabilidad que tendía más a la preservación de estructuras antiguas, que aunque fueron vistas como anacrónicas por quienes intentan darle cuerpo a un proyecto de país, tenían vigencia en la dinámica social, tal como hemos visto en algunos de los contenidos de las proclamas de los movimientos revolucionarios, clamando por el respeto hacia la institución católica, por ejemplo. Luego, ejercía gran incidencia la situación económica que por un lado obligó a tomar decisiones fiscales y monetarias que agravaron las ya precarias vidas de comerciantes y propietarios, con mayor perjuicio en las clases empobrecidas. La no resolución de los conflictos económicos agudizaba la situación social de los venezolanos pobres o al pueblo al ver que la Independencia no les brindaba bienestar, progreso, igualdad y sobre todo libertad. Insumision popular.indd 227 28/08/2010 04:54:13 p.m.

228 Aura Rojas Los motivos de tensión entre la institucionalidad gubernamental y el resto de la sociedad se hallaban ligados justamente a la idea y conformación de ese proyecto de país, que muchas veces no se compadecía con las aspiraciones sociales y económicas que se habían anidado en lo interno de la misma. En la medida que el imaginario y las prácticas sobre la composición de la estructura social se mantenían vigente, los reclamos y aspiraciones parecían alejarse aún más de la consolidación de un proyecto de país con capacidad de dar respuestas satisfactorias a todos. La idea sobre el pueblo, hemos visto, no había cambiado en lo absoluto en el imaginario colectivo, tanto de los dirigentes y/o ciudadanos, como del pueblo mismo; en el siglo XIX venezolano, pueblo era sinónimo de plebe, proletariado, populacho, lo más bajo de la sociedad; y cuyas significaciones abarcaban concepciones profundamente peyorativas: hordas violentas, ignorantes, desmoralizados, bandidos, anarquistas, ladrones, facinerosos, malhechores, conspiradores, asesinos, imbéciles, etc. Siempre que aparecen estos epítetos en los memoriales de autoridades locales o nacionales, vecinos y ciudadanos, vemos que van referidos a gente pobre sin instrucción como peones, jornaleros, desempleados, etc.; pero también se refieren en términos raciales o como origen de clase: ignorantes y violentos son los negros, esclavos o no, los indígenas, los pardos o mestizos. Puede también apreciarse cómo la misma idea se sostiene respecto de áreas geográficas, pues vemos más inclinación hacia la violencia y la sublevación en zonas empobrecidas en las que moraban esos peones, arrieros o jornaleros; en las zonas donde se mantenían esclavitudes, es decir, las haciendas; en áreas en las que convivían indígenas; hablamos de los llanos (Barinas, Orituco), de Río Chico, Valles del Tuy, Guarenas, Guatire, Puerto Cabello, costas de La Guaira, Maracay, Ocumare de la Costa, Barcelona, etc. Si en el siglo XIX, según lo apuntado por nuestra historiografía, la sociedad venezolana no estaba pensándose como constructora de un proyecto nacional, entonces todo lo sucedido como último recurso ante el planteamiento de los distintos gobiernos, esto es las revueltas o revoluciones, se trataba de venezolanos, funcionarios y dirigentes, vecinos y ciudadanos, trabajadores y desempleados, el pueblo, eran un cuerpo ocioso que esperaba sólo un turno para llenar algunas aspiraciones particulares; es entonces que se diría que el trabajo adelantado por la Sociedad Económica de Amigos del País de Caracas, las Sociedades Agrícolas, los partidos políticos y las movilizaciones de la gente del pueblo para apoyar ideas que ayudaran Insumision popular.indd 228 28/08/2010 04:54:13 p.m.

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Aura Rojas<br />

Los motivos de tensión entre la institucionalidad gubernamental y el<br />

resto de la sociedad se hallaban ligados justamente a la idea y conformación<br />

de ese proyecto de país, que muchas veces no se compadecía con las<br />

aspiraciones sociales y económicas que se habían anidado en lo interno de la<br />

misma. En la medida que el imaginario y las prácticas sobre la composición<br />

de la estructura social se mantenían vigente, los reclamos y aspiraciones<br />

parecían alejarse aún más de la consolidación de un proyecto de país con<br />

capacidad de dar respuestas satisfactorias a todos.<br />

La idea sobre el pueblo, hemos visto, no había cambiado en lo absoluto<br />

en el imaginario colectivo, tanto de los dirigentes y/o ciudadanos, como del<br />

pueblo mismo; en el siglo XIX venezolano, pueblo era sinónimo de plebe,<br />

proletariado, populacho, lo más bajo de la sociedad; y cuyas significaciones<br />

abarcaban concepciones profundamente peyorativas: hordas violentas,<br />

ignorantes, desmoralizados, bandidos, anarquistas, ladrones, facinerosos,<br />

malhechores, conspiradores, asesinos, imbéciles, etc. Siempre que aparecen<br />

estos epítetos en los memoriales de autoridades locales o nacionales, vecinos<br />

y ciudadanos, vemos que van referidos a gente pobre sin instrucción<br />

como peones, jornaleros, desempleados, etc.; pero también se refieren en<br />

términos raciales o como origen de clase: ignorantes y violentos son los<br />

negros, esclavos o no, los indígenas, los pardos o mestizos. Puede también<br />

apreciarse cómo la misma idea se sostiene respecto de áreas geográficas,<br />

pues vemos más inclinación hacia la violencia y la sublevación en zonas<br />

empobrecidas en las que moraban esos peones, arrieros o jornaleros; en<br />

las zonas donde se mantenían esclavitudes, es decir, las haciendas; en áreas<br />

en las que convivían indígenas; hablamos de los llanos (Barinas, Orituco),<br />

de Río Chico, Valles del Tuy, Guarenas, Guatire, Puerto Cabello, costas de<br />

La Guaira, Maracay, Ocumare de la Costa, Barcelona, etc.<br />

Si en el siglo XIX, según lo apuntado por nuestra historiografía,<br />

la sociedad venezolana no estaba pensándose como constructora de un<br />

proyecto nacional, entonces todo lo sucedido como último recurso ante el<br />

planteamiento de los distintos gobiernos, esto es las revueltas o revoluciones,<br />

se trataba de venezolanos, funcionarios y dirigentes, vecinos y ciudadanos,<br />

trabajadores y desempleados, el pueblo, eran un cuerpo ocioso que esperaba<br />

sólo un turno para llenar algunas aspiraciones particulares; es entonces que<br />

se diría que el trabajo adelantado por la Sociedad Económica de Amigos<br />

del País de Caracas, las Sociedades Agrícolas, los partidos políticos y las<br />

movilizaciones de la gente del pueblo para apoyar ideas que ayudaran<br />

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