3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 107 A este pronunciamiento respondió el Gobernador quien veía atónito cómo los líderes regionales y la gente del pueblo prefería reclamar una modificación constitucional, es decir, al proyecto de país que la contenía, por la vía violenta, siendo que en ese mismo texto constitucional se aseguraban mecanismos para que los pueblos fuesen escuchados en sus reclamos y consideraciones, en especial lo que establecía el artículo 193. Pero ésta era la fuerza del pueblo que veía en este mecanismo una forma expedita de lograr ciertas aspiraciones que no habían sido cumplidas a pesar de lo joven que era la república y del trabajo que significaba tratar de darle organicidad a un proyecto de país aún inacabado cuando estalló la Revolución de las Reformas. En la Provincia de Caracas las dificultades eran similares; hacia agosto de 1835 se habían iniciado las sumarias de varios líderes como José Prudencio Lanz, coronel Manuel Blanco, Andrés Level de Goda, Nicolás Lama y Félix Antonio Castro; a la mayoría no se les pudo comprobar su participación en calidad de alzados en primera o segunda clase, según lo establecido en la ley. Muchas de las causas que siguieron en curso tuvieron que ser remitidas a las autoridades militares en virtud de que buena parte de las cabecillas y líderes formaban parte del estamento militar; descontando a Mariño y otros, los sargentos Lino Rodríguez y Rafael Laredo, los generales Manuel Valdés y Rafael Guevara, y el coronel Vicente Andara fueron remitidos a sus jueces naturales. Otros casos debían ser desestimados pues presentaron dificultades mayores, tal como sucedió con Sebastián Aristigueta, quien se hallaba internado en un hospital por trastornos mentales. Los rostros de la gente del pueblo en Caracas se diluían en los de los militares de bajo rango y en los de algunos individuos nominados como señores o vecinos, tal como se seguía en las causas de los señores Lorenzo Ruiz y Bartolomé Catula, Juan José Espejo, señor Bendito Aloy, José Félix Lovera, Juan Vásquez y José Miguel Machado en las poblaciones de Guanape y Río Chico 114 . Ninguna alusión a intentos de quema de casas y matanzas de la población blanca se refiere en las indagaciones y posteriores declaraciones de estos encausados; ni siquiera se alude al sueño de ver a Mariño al mando de la Presidencia y la anexión a la República de Colombia. De las declaraciones tomadas al sargento Lino Rodríguez se deduce que su participación como cómplice de conspiración no se debía a ideales 114 “Causas seguidas en la provincia de Caracas”, Ibídem, fs. 17 a 21-vto. Insumision popular.indd 107 28/08/2010 04:54:05 p.m.

108 Aura Rojas particulares o colectivos sino al hecho de haber sido “forzado por el Comandante Pedro Carujo” 115 ; tomando en consideración además que su captor le tenía ojeriza por un cobro de reales. Las declaraciones de los vecinos aportaron veracidad a lo declarado por Rodríguez. Distinta fue la participación de un individuo llamado Pedro Coll, quien voluntariamente entró a formar filas en el grupo comandado por Juan Sotillo; al serle confiscadas varias correspondencias, que desde Carúpano le envía a su pareja, de nombre Panchita, va relatándole el curso de los acontecimientos y expresando sus simpatías hacia Sotillo. Respecto de lo primero apunta: Con motivo de los movimientos de este pueblo ocurridos cuando se trató de sacar hombres para el ejercito, se han ido para Margarita varias familias y entre ellas muchos jóvenes de ambos sexos, así es que ahora no se ven en el pueblo más que hombres y siempre armados, soldados por todas partes y preparativos de guerra a todas horas 116 . La pugna había ocasionado la salida de familias enteras, pero en especial las compuestas del sexo femenino; las actitudes hostiles iban y venían entre los bandos en pugna, de modo que la gente del pueblo no tenía una presencia visible en Carúpano, sólo en cabeza de esos hombres armados que seguramente componían las tropas. Coll siempre insiste en la necesidad de que su amigo Sotillo se presente en Carúpano, pues confiaba que con su presencia se sellaría el triunfo reformista. En una carta dirigida a Sotillo le indica que los tumultos se debían a un grupo de “montunos desarmados”, que no estaban de acuerdo con su salida del ejército, motivo por el cual manifestaban su descontento con las instrucciones que giraban los líderes militares. Dice además que había por lo menos 500 hombres decididos a sostener la causa, todos hombres pues las mujeres habían preferido marcharse a Margarita para resguardarse de los actos violentos. Sin embargo, los vecinos de Carúpano, Cariaco, Maturín se habían manifestado públicamente a favor del orden constitucional, visto el apoyo por parte de los hombres del 115 “Sentencia absolviendo a Lino Rodríguez en la causa por conspiración”, Ibídem, f. 441. 116 “Causa de conspiración seguida a Simón y Carlos Ruíz”, Ibídem, f. 59. Insumision popular.indd 108 28/08/2010 04:54:05 p.m.

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Aura Rojas<br />

particulares o colectivos sino al hecho de haber sido “forzado por el<br />

Comandante Pedro Carujo” 115 ; tomando en consideración además que<br />

su captor le tenía ojeriza por un cobro de reales. Las declaraciones de los<br />

vecinos aportaron veracidad a lo declarado por Rodríguez.<br />

Distinta fue la participación de un individuo llamado Pedro Coll,<br />

quien voluntariamente entró a formar filas en el grupo comandado por Juan<br />

Sotillo; al serle confiscadas varias correspondencias, que desde Carúpano<br />

le envía a su pareja, de nombre Panchita, va relatándole el curso de los<br />

acontecimientos y expresando sus simpatías hacia Sotillo. Respecto de lo<br />

primero apunta:<br />

Con motivo de los movimientos de este pueblo ocurridos cuando se trató<br />

de sacar hombres para el ejercito, se han ido para Margarita varias familias<br />

y entre ellas muchos jóvenes de ambos sexos, así es que ahora no se ven en<br />

el pueblo más que hombres y siempre armados, soldados por todas partes<br />

y preparativos de guerra a todas horas 116 .<br />

La pugna había ocasionado la salida de familias enteras, pero en<br />

especial las compuestas del sexo femenino; las actitudes hostiles iban y<br />

venían entre los bandos en pugna, de modo que la gente del pueblo no<br />

tenía una presencia visible en Carúpano, sólo en cabeza de esos hombres<br />

armados que seguramente componían las tropas. Coll siempre insiste en la<br />

necesidad de que su amigo Sotillo se presente en Carúpano, pues confiaba<br />

que con su presencia se sellaría el triunfo reformista. En una carta dirigida<br />

a Sotillo le indica que los tumultos se debían a un grupo de “montunos<br />

desarmados”, que no estaban de acuerdo con su salida del ejército, motivo<br />

por el cual manifestaban su descontento con las instrucciones que giraban<br />

los líderes militares.<br />

Dice además que había por lo menos 500 hombres decididos a<br />

sostener la causa, todos hombres pues las mujeres habían preferido marcharse<br />

a Margarita para resguardarse de los actos violentos. Sin embargo, los vecinos<br />

de Carúpano, Cariaco, Maturín se habían manifestado públicamente a<br />

favor del orden constitucional, visto el apoyo por parte de los hombres del<br />

115 “Sentencia absolviendo a Lino Rodríguez en la causa por conspiración”, Ibídem, f. 441.<br />

116 “Causa de conspiración seguida a Simón y Carlos Ruíz”, Ibídem, f. 59.<br />

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