3. Insumisión Popular - Iaeden

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Insumisión popular 1830-1848 105 En Maracaibo no era el pueblo el semillero para el desenfreno, habían colaborado para ello los revolucionarios y los funcionarios, atizando los sentimientos y comportamientos hacia el desorden y la desobediencia. La manera como algunos funcionarios locales manejaron los rumores sobre levantamientos y las reuniones espontáneas de la gente del pueblo atendía más a métodos coercitivos que a los de la persuasión entre ellos; así sucedió en la población de San Juan de Dios, en la que se habían congregado en la plaza pública entre 20 a 30 hombres desarmados y sin actitudes violentas pero que fueron atacados por el jefe político, bajo el supuesto de que se trataba de un desorden público: …José D. Núñez, sin mi anuencia [la del Gobernador] ni conocimiento, mandó dos partidas de hombres armados, de los pertenecientes al Partido Campesino, que con anticipación y sin llamamientos de las autoridades, se reunieron en la Plaza Mayor con trabucos, fusiles, machetes y garrotes a arrollar y dispersar por la fuerza a los situados en San Juan de Dios; que fue lo mismo que poner a pelear pueblo con pueblo y encender con su mano la guerra civil que tanto me he esmerado en impedir 111 . Quienes debían garantizar el orden público entendían que el solo hecho de que el pueblo se reuniera era motivo más que suficiente para emprender acciones preventivas a favor del orden; siendo que la visión prejuiciada sobre el pueblo era en general falsa o por lo menos carente de significado al tenor de las actuaciones de los amantes del orden. Esta situación contribuyo a exacerbar los ánimos entre unos y otros, aun entre los vecinos de San Juan de Dios, de modo que en el transcurrir de los enfrentamientos sólo se escuchaban frases violentas, subversivas, alarmantes y hostiles. Muchas poblaciones se habían más bien adherido a la causa revolucionaria en virtud de la represión ejercida, en algunos casos de forma infundada y extrema. Así lo demuestra el cantón de Altagracia hacia octubre de 1835, tal como lo señala el gobernador M. Ramírez, quien no deja de cavilar sobre las causas y las consecuencias de la Revolución de las Reformas y sus efectos en la gente del pueblo: 111 Ibídem, f. 286-vto. Insumision popular.indd 105 28/08/2010 04:54:04 p.m.

106 Aura Rojas …de la acta que acompaño a Vuestra Señoría, se informará de la resolución de este cantón, protesta tan firme que sostendría a todo trance, porque la fuerza moral es irreversible y porque ni es solo esta Costa del Este sino toda la provincia que pide reformas a Vuestra Señoría; se ha manejado en las circunstancias en que ha estado el territorio de una manera tan regular, que se ha captado la benevolencia de los pueblos y no podemos persuadirnos que sea capaz de una medida que hacía llover los males sobre su país natal. Vuestra Señoría en fin, sobre un volcán y no es posible que la poca fuerza armada de esta Capital contenga el impetuoso torrente de la administración pública. Deje a Vuestra Señoría a los pueblos como lo hizo el inmortal Bolívar, que emitan su opinión y verá en un momento desaparecer los disturbios y a Venezuela en paz 112 . El propio gobernador le aconseja al Poder Ejecutivo que escuche al pueblo; en especial para la construcción y consolidación de un proyecto conjunto de país, en el que confluyan los ideales no sólo de los dirigentes sino también de los habitantes de Venezuela, que reclamaban el derecho a ser tomados en cuenta. El acta que levantaron en Altagracia llevaba la impresión que la Constitución no era un instrumento eficiente y firme para la consolidación de un proyecto ideal de país; en ella estipulan: …1° que debe atenderse al bienestar de la República; que los votos populares es la regla que debe seguirse (…) por tanto este cantón sostiene las reformas necesarias a la conservación del Estado, sin sujetarse a una Constitución que está ya desvirtuada y que obra de la sorpresa y el engaño; 2° que permanecerá dependiente de la capital de Maracaibo, si estas se pronuncian por las reformas como lo decía; 3° que cualquier movimiento, auxilio o cooperación que Maracaibo o cualquiera otra provincia limítrofe deponga contra nuestros hermanos o cualquier otro pueblo pronunciado o que se pronunciase será la señal de guerra; 4° que queda autorizado con plenos poderes el Sr. Coronel Francisco María Farías, a quien se avisará por medio de una diputación, reuniendo el mando político y militar del cantón (…) Firmarán los señores del Concejo y el vecindario en masa 113 . 112 Ibídem, f. 288. 113 Ibídem, fs. 289/289-vto. Insumision popular.indd 106 28/08/2010 04:54:05 p.m.

<strong>Insumisión</strong> popular 1830-1848 105<br />

En Maracaibo no era el pueblo el semillero para el desenfreno, habían<br />

colaborado para ello los revolucionarios y los funcionarios, atizando los<br />

sentimientos y comportamientos hacia el desorden y la desobediencia. La<br />

manera como algunos funcionarios locales manejaron los rumores sobre<br />

levantamientos y las reuniones espontáneas de la gente del pueblo atendía<br />

más a métodos coercitivos que a los de la persuasión entre ellos; así sucedió<br />

en la población de San Juan de Dios, en la que se habían congregado en la<br />

plaza pública entre 20 a 30 hombres desarmados y sin actitudes violentas<br />

pero que fueron atacados por el jefe político, bajo el supuesto de que se<br />

trataba de un desorden público:<br />

…José D. Núñez, sin mi anuencia [la del Gobernador] ni conocimiento,<br />

mandó dos partidas de hombres armados, de los pertenecientes al Partido<br />

Campesino, que con anticipación y sin llamamientos de las autoridades, se<br />

reunieron en la Plaza Mayor con trabucos, fusiles, machetes y garrotes a<br />

arrollar y dispersar por la fuerza a los situados en San Juan de Dios; que fue<br />

lo mismo que poner a pelear pueblo con pueblo y encender con su mano<br />

la guerra civil que tanto me he esmerado en impedir 111 .<br />

Quienes debían garantizar el orden público entendían que el solo<br />

hecho de que el pueblo se reuniera era motivo más que suficiente para<br />

emprender acciones preventivas a favor del orden; siendo que la visión<br />

prejuiciada sobre el pueblo era en general falsa o por lo menos carente<br />

de significado al tenor de las actuaciones de los amantes del orden. Esta<br />

situación contribuyo a exacerbar los ánimos entre unos y otros, aun entre<br />

los vecinos de San Juan de Dios, de modo que en el transcurrir de los<br />

enfrentamientos sólo se escuchaban frases violentas, subversivas, alarmantes<br />

y hostiles.<br />

Muchas poblaciones se habían más bien adherido a la causa<br />

revolucionaria en virtud de la represión ejercida, en algunos casos de forma<br />

infundada y extrema. Así lo demuestra el cantón de Altagracia hacia octubre<br />

de 1835, tal como lo señala el gobernador M. Ramírez, quien no deja de<br />

cavilar sobre las causas y las consecuencias de la Revolución de las Reformas<br />

y sus efectos en la gente del pueblo:<br />

111 Ibídem, f. 286-vto.<br />

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