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mercancía, gentes pacíficas y plaga - D-Scholarship@Pitt ...

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ecuperar las pérdidas en la costa de Guinea. Además, los portugueses comienzan a establecer<br />

complicidades con los habitantes de unas islas para poder asaltar otras.<br />

Para ilustrar esta situación, Las Casas vuelve al texto de Barros para extraer de dicho<br />

texto la narración de un pacto que hacen los portugueses con los habitantes de la isla de Gomera<br />

para asaltar a los habitantes de la isla de Palma (Barros 45-46). Con la ayuda de algunos de<br />

Gomera, los portugueses asaltan esta isla obteniendo diecisiete cautivos. Sin embargo, no<br />

obstante la ayuda que reciben, traicionan a los habitantes de Gomera tomando veintiuno de ellos<br />

como cautivos. Según Barros, enterado el infante don Enrique de esta situación, siente mucho lo<br />

sucedido e intenta reparar la ofensa. Sin embargo, Las Casas desmiente esa opinión de Barros y<br />

afirma “pero desto poco sentía el infante y los portugueses en aquellos tiempos, pues creían, y así<br />

lo cometían, que por traerlos a la fe, guerrearlos y escandalizarlos y sojuzgarlos podían” (111).<br />

Con toda esta reconstrucción histórica, Las Casas está mostrando que desde su mismo comienzo<br />

la conquista europea de las islas Canarias está marcada por la injusta esclavización de <strong>gentes</strong><br />

<strong>pacíficas</strong> so pretexto de una pretendida evangelización de los paganos. El vínculo entre el intento<br />

de poseer las islas y la injusta esclavización quienes las habitan es el aspecto que el obispo<br />

enfatiza de manera más persitente en su exposición.<br />

En el capítulo 20, Las Casas hace una presentación de la geografía, las riquezas y las<br />

bondades de las islas Canarias explicando porqué llegaron a ser llamadas las Fortunadas y a ser<br />

concebidas por los antiguos como los campos Elíseos, a saber, el lugar donde llegaban a morar<br />

como premio las almas justas (112-116). Es interesante notar que Las Casas señala que son siete<br />

islas y no doce como afirma Barros: Lanzarote, Fuerte Ventura, Gran Canaria, Tenerife<br />

(Infierno), Gomera, Palma e Hierro (112). Cada vez que encuentra la oportunidad, Las Casas<br />

llama la atención sobre las imprecisiones en la crónica del autor portugués.<br />

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