Desenfreno - Autoras en la sombra
Desenfreno - Autoras en la sombra
Desenfreno - Autoras en la sombra
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—¿Me estás proponi<strong>en</strong>do una cita? —Gemma se mostraba<br />
recelosa.<br />
—No, no, no —aseguró Michael—. Bu<strong>en</strong>o, sí, pero<br />
sólo como un acto de compañerismo, ¿<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>des? Es algui<strong>en</strong><br />
nuevo <strong>en</strong> <strong>la</strong> ciudad.<br />
—Creía que yo era demasiado «rara» para tus compañeros<br />
de equipo.<br />
Michael resopló.<br />
—¡Tú eres demasiado bu<strong>en</strong>a para ellos! Si vieras algunas<br />
de <strong>la</strong>s trepas horteras con <strong>la</strong>s que sal<strong>en</strong>... —dijo con un escalofrío.<br />
—Es bu<strong>en</strong>o saber que estoy un nivel por <strong>en</strong>cima de una<br />
trepa hortera, Mikey.<br />
Él rodeó el mostrador y <strong>la</strong> estrujó hasta casi romperle <strong>la</strong>s<br />
costil<strong>la</strong>s.<br />
—¿Lo harás? Es un bu<strong>en</strong> muchacho, pa<strong>la</strong>bra de honor.<br />
Y además, ¿quién sabe? Quizá cong<strong>en</strong>iéis —dijo guiñándole<br />
un ojo.<br />
—No estoy buscando novio —sonrió Gemma.<br />
—Te iría bi<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er una re<strong>la</strong>ción.<br />
Gemma cambió de asunto.<br />
—Hab<strong>la</strong>ndo de re<strong>la</strong>ciones, ¿cómo están Theresa y el<br />
bebé?<br />
Michael sonrió <strong>en</strong>seguida.<br />
—Los dos están perfectos.Acabamos de <strong>en</strong>viar <strong>la</strong>s participaciones<br />
para el bautizo. ¿V<strong>en</strong>drás, verdad?<br />
—¿Bromeas? No me lo perdería por nada del mundo.<br />
—Bi<strong>en</strong>. ¿Y Crabnutt? ¿C<strong>en</strong>arás con él?<br />
Gemma se <strong>en</strong>cogió de hombros.<br />
—Vale, no t<strong>en</strong>go nada que perder. Puede que sea divertido.<br />
—Sabía que podía contar contigo.<br />
—Esa será <strong>la</strong> segunda línea <strong>en</strong> mi lápida.<br />
«Dios, ¿cómo he dejado que Michael me metiera <strong>en</strong> esto?».<br />
Era lo que p<strong>en</strong>saba Gemma mi<strong>en</strong>tras se esforzaba por mant<strong>en</strong>er<br />
los ojos abiertos. Había aceptado hacerle ese favor<br />
porque creía que podría ser divertido. Poco imaginaba que<br />
t<strong>en</strong>dría que soportar a algui<strong>en</strong> que únicam<strong>en</strong>te se animaba<br />
hab<strong>la</strong>ndo de su colección de destornil<strong>la</strong>dores.<br />
—Así, los extremos que sujetas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> cuatro puntos de<br />
contacto...<br />
—Perdona. —Gemma interrumpió a Ron Crabnutt<br />
educadam<strong>en</strong>te—. ¿Podríamos hab<strong>la</strong>r de alguna otra cosa<br />
que no fuera sobre destornil<strong>la</strong>dores?<br />
—C<strong>la</strong>ro. —Ron pareció dolido—. ¿De qué te gustaría<br />
hab<strong>la</strong>r?<br />
—¿Qué tal de política?<br />
—Mira, t<strong>en</strong>go que ser sincero contigo... —su <strong>la</strong>bio superior