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PENTECOSTÉS • N° 222
CAMILA FIGUEROA
Misiones en Rancagua (Región Centro y Centro Sur)
“Estas misiones fueron muy edificadoras para mi vida y para la de los
otros jóvenes de mi comunidad de Tomé. Ver en esos 8 días de misiones
en Rancagua cómo realmente el Señor actúa por intermedio
de nosotros a través del Espíritu Santo, dando una palabra de
vida, de gozo, amor, paz y esperanza a todo aquel que acepta
con amor a Dios Vivo, es algo muy conmovedor. Sentir ese
ardor en el corazón, no se puede expresar con palabras. Ví
realidades de vida que me impactaron mucho, niños cuidando
a niños más pequeños que ellos, gente en las drogas,
en el alcoholismo, en la desesperación, madres que
no encuentran la solución para sus hijos en el mundo de
las drogas y alcohol. Pero al llegar allá fuimos como una
luz en sus vidas, nos sentimos “esos pequeños ángeles enviados
por Dios”, como ellos nos decían. Doy gracias a Dios
por la hermosa experiencia y testimonio de vida en las misiones.
Valió la pena soportar los altos grados de calor que invadían
esas peregrinaciones a las casas, las duchas heladas matinales, un
sacrificio en Cristo. Fortalecí mucho más mi fe, valoré mucho más a mi
familia y aprendí a dar gracias por lo que Él me ha dado. Además conocí
personas maravillosas (de Santiago, Rancagua, Concepción, Nacimiento,
etc.) que iban en una misma misión, personas que no olvidaré jamás
en mi vida. Gracias chicos por todo, y ¡Alabado sea Dios por eso!”
J Ó V E N E S
MARLYS AGUILA
Misiones en Puerto Montt (Región Sur)
“Las misiones para mí fueron inolvidables: me cambió la vida. Mi
hermana menor, que participa frecuentemente en la RCC, me invitó.
Lo primero que me marcó fue el misionero de 18 años
que llegó a mi casa. Estoy segura que no tiene idea que la
conversión más grande que realizó Dios, fue en gran parte
gracias a él. Luego, fui a un seminario, adoración al santísimo
y avivamiento. Ví muchas conversiones de otras
personas también. El Espíritu Santo se derramó con
toda su fuerza. Unos testimonios... impactantes. Los
que no lo estaban pasando muy bien eran los mismos
misioneros, porque hubo muchísimas dificultades.
Gracias a Dios que les dio la fortaleza para continuar y
no dejar todo tirado, ya que sin todas estas actividades,
habría mucha gente que aun caminaría en la oscuridad,
sin Cristo. Entre ellas, yo. Así que, ¡ánimo misioneros! Que
no se imaginan los frutos de su entrega”.