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PENTECOSTÉS • N° 222
DESDE ESE DÍA NADA DE ALCOHOL
Soy Carmen, de la ciudad de
Calama y quiero dar testimonio
de lo que Dios ha hecho en mi
vida y en la de mi familia.
Casada con 3 hijos, una vida
llena de sufrimientos, amargura
sicológica, con mi esposo enfermo
de adicción alcohólica y cigarrillo.
El trabajaba cuando podía
y cuando quería, platita que
recibía era sólo para beber. Mis
hijos se criaron con todo tipo de
necesidades y rencores hacia su
padre. Al fin se perdió el padre,
la familia, los amigos, el trabajo.
Sin convivencia familiar, ni menos
matrimonial, solo violencia y
malestar.
Buscamos refugio y amparo
en médicos, centros de rehabilitación,
sin resultado. Pasaron
los años y cuando mis fuerzas no
daban para más, llorando fui a
mi pieza y me encerré.
Arrodillada,
miré la imagen
de Jesús, contemplé
su mirada
por largo rato sin
decirle nada; de
repente salen de
mis labios palabras
que vienen
de lo más profundo
de mí ser: “Señor yo sola
no puedo, te entrego a mi esposo
Mario, haga usted su voluntad
en El” En ese instante algo
salió de mí dándome un tremendo
alivio. Me di cuenta de que
Dios estaba conmigo y se había
hecho cargo del tremendo peso
que hasta ese momento tenia en
mi espalda. Solo supe llorar, llorar
y llorar.
En esos días se organizaba un
retiro al cual fuimos invitados.
No dudé y me inscribí llevando
a Mario. Fue mi primer encuentro
directo con Jesús, realmente
maravilloso: cantos, alabanza,
teatro, predicaciones y mucha
oración; oración individual y matrimonial
para descubrir que hay
un Padre Misericordioso que nos
ama sin condiciones ni precio,
que nos perdona todos nuestros
pecados y nos ofrece una vida
plena de gozo espiritual.
En el retiro, recibí la gracia del
descanso en el Espiritu. Cuando
abrí mis ojos, una persona
me estaba cuidando y me dijo
“Carmen… Cuando Jesús estuvo
“Os daré un corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros”
Ezequiel 36:26.
TESTIMONIOS PARA LA GLORIA DE DIOS
aquí en la tierra sanó a los enfermos,
sanó paralíticos, dio vista a
los ciegos y hasta resucitó a los
muertos, ten fe ¿Cómo no va a
sanar a Mario si éste vino a su
encuentro a tocar el borde de su
manto?” Lucas 8 (43-48).
Dios permitió que fuera el
preciso momento de la sanación
de Mario. Desde ese día, hace 7
años y hasta hoy, ni una gota de
alcohol.
Nos reconciliamos, vuelta a
casa, al trabajo, a la familia, a
resurgir, con nuestros hijos nada
nos falta; tenemos al Señor.
Como matrimonio y familia participamos
en la Comunidad nueva
Alianza entregando testimonio a
muchos que viven lo que vivimos
nosotros. Hoy es Vida Renovada
con Corazón y Espiritu nuevo.
Una y mil veces gloria a Dios,
gracias mi Señor. Alabado sea el
Señor por siempre.
Carmen m.n.
ComUnidad nUeva alianza
Calama