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PENTECOSTÉS • N° 222
Pentecostalismo clásico
Surgió en el añor 1900 en Topeka Kansas U.S.A.
Un pastor metodista, integrante de uno de los “movimientos de
Santidad”, estudiaba la acción del Espíritu Santo en los Hechos de
los Apóstoles con los alumnos de su pequeña escuela bíblica. Oraron
pidiendo una efusión del Espíritu y se produjeron manifestaciones
“carismáticas”, seguidas de una auténtica renovación espiritual. El
Pastor se llamaba Charles Parham.
Otro pastor metodista, M.J. Seymor, visitó este grupo y en seguida
volvió a su ciudad de Los Angeles donde comenzó a predicar sobre
el Espíritu Santo con extraordinario éxito. Era un hombre negro, muy
humilde, hablaba en una pequeña barraca de madera y muchedumbres
inmensas venían a escucharlo. El fue el verdadero promotor del
pentecostalismo clásico que se extendió por todo el mundo.
En Valparaíso (Chile), en 1907, el pastor Hoover de la iglesia metodista
episcopal supo este hecho y comenzó a orar con su congregación
pidiendo el Espíritu Santo. En 1909 se presentaron en su comunidad
una serie de manifestaciones más o menos ambiguas. Las
autoridades de su Iglesia prohibieron esas actividades. Dos grupos de
Santiago decidieron, entonces, separarse y formar una nueva Iglesia,
con sede en la calle Jotabeche. Este fue el origen de las Iglesias Pentecostales
chilenas.
A pesar de haber sido duramente rechazados y combatidos por las
grandes confesiones protestantes, los pentecostales se han ido fortaleciendo
cada vez más y constituyen decenas de millones en todo
el mundo. Atraen por la sinceridad de una fe viva y operante, como
puede verse, por ejemplo, en el libro “La Cruz y el Puñal” del P. D.
Wilkerson.
El Neo-Pentecostalismo
Sus comienzos datan más o menos de 1956. En Norteamérica y
en otros lugares, las grandes iglesias protestantes (Episcopales, Metodistas,
Presbiterianos, etc) que hasta el momento se habían mostrado
opuestas a la corriente pentecostal, cambian de actitud y autorizan
en sus Iglesias el funcionamiento de grupos de oración en los que los
asistentes oran en forma espontánea, como los pentecostales clásicos.
Estos nuevos grupos permanecen fieles a sus comunidades, a sus
ritos y a las verdades de su fe.
Lo más digno de destacar es que se produce una reanimación de
la fe debido al descubrimiento de la realidad del Espíritu Santo. Por
otra parte, evitan caer en el sectarismo y el fundamentalismo de los
pentecostales clásicos.
El Neo-Pentecostalismos entra a la Iglesia católica:
La Renovación Carismática
Aunque los católicos hemos sido los últimos en llegar, entre nosotros
la corriente Pentecostal se ha extendido rápidamente y de una
manera notable. Es muy interesante reseñar la forma en que la experiencia
se inició.
Dos instructores de la Universidad del Espíritu Santo del Duquesne
(Pittsburg, USA),cristianos fervorosos, se inquietaban al ver la situa-