$ 1.200 - Revista Pentecostés

cesidad de renovar los esfuerzos por la unidad de la Iglesia, marcan
hitos fundamentales.
Entre los aspectos que han producido más conflicto cabe destacar
el reconocimiento de la validez de la libertad religiosa y la apertura a
las realidades temporales como tarea de la Iglesia.
Historia
La Iglesia había sido hasta ese momento una institución conservadora
y muy reacia a las renovaciones. Desde hacía cuatro siglos permanecía
en actitud de lucha antiprotestante, parapetada tras muros
muy sólidos para defenderse del modernismo laico.
Si antes se mostraba indiferente y hasta desvalorizaba de los asuntos
terrenales, en el Concilio Vaticano II reconoce modestamente su
condición de peregrina que camina junto al resto de la humanidad, y
necesitada entrar en contacto con ella, especialmente con el mundo
de los pobres.
Ecumenismo
Aunque ya en el Concilio de Florencia (siglo XV) el Cardenal Bassarion
había hablado sobre la necesidad de la unidad entre los cristianos,
el Concilio Vaticano II significó una poderosa revaloración del
ecumenismo.
A partir de entonces se han realizado numerosos esfuerzos tendientes
a ese fin, como coloquios, encuentros y diálogos. Incluso apareció
la primera encíclica sobre el tema, “Ut unum sint” del Papa Juan
Pablo II.
Existe un permanente “diálogo doctrinal” entre grupos oficiales y
no oficiales, pero con gran peso moral, y hay una tendencia creciente
a referirse a las diferencias doctrinales en actitud no polémica sino
dialogante.
Aunque se ha constituido el Consejo Ecuménico de las Iglesias
con participantes de 334 iglesias de todo tipo de tradiciones, el cual
mantiene con la iglesia católica relaciones fraternales, sigue habiendo
comunidades muy conservadoras que no se muestran dispuestos al
diálogo.
El Concilio Vaticano II da gran importancia a lo que llama el “ecumenismo
espiritual”, que valora la santidad y la oración de los cristianos
como el alma del movimiento por la unidad.
MARZO • ABRIL • AÑO 2009 15