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PENTECOSTÉS • N° 222<br />
La música es un regalo de Dios que facilita nuestra comunicación<br />
con El. Pero podemos alabar perfectamente aunque no la haya en<br />
nuestras Asambleas. Solo el Espíritu Santo es absolutamente imprescindible<br />
y con El siempre podremos contar. ¿O acaso en <strong>Pentecostés</strong><br />
necesitaron una orquesta para que se diera la plena manifestación<br />
del Espíritu?<br />
¿Cuáles son los frutos de la Alabanza?<br />
Dios no se queda impasible ante nuestra Alabanza, sino que El<br />
responde a nuestro acto de amor derramando completamente su<br />
Amor en nuestros corazones. Clamamos a Dios y El nos responde,<br />
pero ¿cómo es esa respuesta?, ¿cuáles son las manifestaciones de<br />
Dios? Las internas, las que experimentamos dentro de nosotros son<br />
amor, paz, consuelo, sanación, liberación y gozo. Las externas, son<br />
las que se manifiestan en la Asamblea. Cuando nuestra Alabanza es<br />
verdadero reconocimiento y verdadera apertura a la acción de Dios, a<br />
través de ella penetra el Espíritu Santo y suscita, entre otras manifestaciones,<br />
el canto en lenguas, las profecías, las visiones y las palabras<br />
de conocimiento. Dios nos da, a través de la Alabanza, mucho más de<br />
todo lo que podemos darle nosotros, por mucho que le demos.<br />
La Alabanza: una actitud vital<br />
Cuando nuestra Alabanza es<br />
Nuestra vida debe ser Alabanza continua:<br />
verdadero reconocimiento y<br />
oración y frutos de vida. Nuestra Alabanza no<br />
verdadera apertura a la acción<br />
son veinte minutos a la semana. No hay verda-<br />
de Dios, a través de ella penetra<br />
dera Alabanza si nuestros pensamientos, pala-<br />
el Espíritu Santo y suscita, entre<br />
bras y vida no reflejan el haber experimentado<br />
el Amor de Dios. Toda nuestra vida debe reflejar<br />
otras manifestaciones, el canto en<br />
a Dios para que los demás digan: “veo tu vida y<br />
lenguas, las profecías, las visiones<br />
reconozco la grandeza de Dios en ella”.<br />
y las palabras de conocimiento.<br />
Deseo terminar con una reflexión del P. José<br />
Antonio de Las Ermitas, que nos anunció un<br />
nuevo tiempo para la Renovación Carismática<br />
Católica. En su origen, la Renovación fue para<br />
nosotros una nueva efusión del Espíritu que rompió nuestras cadenas.<br />
La Alabanza fue la consecuencia de esta Efusión. Sin embargo,<br />
Dios nos regala ahora una nueva Efusión para una nueva Alianza, no<br />
basada exclusivamente en palabras y gestos, sino en mantener una<br />
actitud de alabanza cuyas señas de identidad son:<br />
• Poner nuestros ojos en Dios.<br />
• Abandonarnos con fe a su divina providencia.<br />
• No vivamos en la preocupación y el agobio. Puesto que todo lo<br />
que El no haga, nosotros no lo vamos a hacer.<br />
• Si tenemos fe, ¿qué nos preocupa? Si nada nos preocupa, tendremos<br />
todos nuestros “sentidos”puestos en El.<br />
• Seamos humildes instrumentos. Encendamos la vela. Luego ya es<br />
la propia Luz la que alumbra.