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PENTECOSTÉS • N° 222<br />
¿Cómo podemos ser<br />
discípulos enamorados<br />
que predican lo que Dios<br />
ha hecho con nosotros?<br />
Gloria Marré<br />
El tiempo Pascual se presta<br />
para hablar de una mujer que es<br />
modelo de discípula fiel y enamorada.<br />
Ella es María Magdalena,<br />
elegida por Jesús para que<br />
una vez confirmada en su tarea<br />
vaya por los caminos a decir: ¡He<br />
visto al Señor.. me ha reconocido,<br />
llamado por mi nombre, ha<br />
resucitado y me sigue amando!<br />
San Gregorio Magno Y San<br />
Agustín nos hablan de ella.<br />
San Gregorio dice:<br />
En el corazón de María ardía<br />
la intensidad del amor...<br />
El que busca, busca el Amor y<br />
si no lo ha hallado lo busca con<br />
más intensidad, aún cuando todos<br />
se van, se cansan, ella persevera.<br />
Busca llorando el vacío de su<br />
Señor... busca encendida en el<br />
fuego, busca ardiendo en deseos<br />
detrás de quien piensa que se lo<br />
ha quitado.<br />
Esa perseverancia es la que le<br />
permitirá verlo, sus obras serán la<br />
fuerza.<br />
Tanto buscar es para encontrar...buscad<br />
y encontraréis<br />
(Lc.11,9-10).<br />
El que persevera, se salvará.<br />
La inquietud del corazón busca<br />
el descanso en los brazos del<br />
amado... ”Tanto tiempo te bus-<br />
qué fuera de mi, y Tu estabas<br />
dentro” (San Agustín).<br />
El deseo aumentado hace hallar<br />
lo que se busca... los santos<br />
deseos aumentan la esperanza.<br />
Si la esperanza se enfría es porque<br />
no eran verdaderos deseos.<br />
Todo aquel que ha sido capaz<br />
de llegar a la verdad, es porque<br />
ha sentido la fuerza de este<br />
Amor.<br />
Por eso dice David: “Mi alma<br />
tiene sed de Dios, del Dios vivo...<br />
¡cuándo veré su rostro! (Sal.63,2-<br />
9)<br />
Y el Cantar: “Mi alma se derrite,<br />
desfallezco, estoy enferma de<br />
amor” (Cant. 5.8).<br />
La pregunta ¿qué deseas?<br />
¿por qué lloras? ¿a quién buscas?<br />
Aumenta su deseo, ya que<br />
al recordarle a quién busca se<br />
aumenta, se enciende con más<br />
fuerza el fuego del amor.<br />
Jesús entonces dice: ¡María!<br />
–La llama por su nombre– Yo<br />
te conozco a ti, no como a los<br />
demás, no es genérico, es a ti...<br />
¡acéptalo!<br />
María, al sentirse llamada<br />
por su nombre reconoce al que<br />
lo ha pronunciado y le llama<br />
“Maestro” porque él mismo que<br />
ella buscaba exteriormente, era<br />
el que interiormente le instruía