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MI ABUElO ME CONTABA...<br />
2<br />
LOBBY<br />
Cuando llega el verano<br />
...actividad física al aire libre, soldaditos de plástico, cometas, pelotas, carros<br />
tonka y claro, no podían faltar los clásicos revolver Colt SAA, actores obligados<br />
en las añoradas batallas entre indios y vaqueros escenificadas en el patio trasero<br />
de la casa... Por: Ancel Díaz<br />
Como pedacitos de atardecer naranja caen<br />
las hojas de los árboles que, planeando<br />
al ritmo de la brisa, anuncian el ocaso del<br />
año. El verano se abre paso, eso sería lo ideal,<br />
aunque cada vez es más frecuente que las lluvias<br />
se extiendan hasta bien entrados los primeros<br />
meses del año.<br />
Antes todo era simple, en verano, o sea entre<br />
enero y marzo, se podía tender la ropa al sol<br />
con la certeza de que en pocas horas estaría<br />
seca. Esta certidumbre de días soleados ya no<br />
es posible hoy, por lo que se nos hace común<br />
disfrutar de lluvias en temporada seca.<br />
Recién pasada la navidad yo, como la mayoría de<br />
los niños disfrutaba del ambiente propicio para<br />
estrenar los regalos que el niño Dios, junto con el<br />
sacrificio de nuestros padres, nos había enviado.<br />
Eran juguetes que exigían actividad física al<br />
aire libre, soldaditos de plástico, cometas,<br />
pelotas, carros tonka y claro, no podían faltar<br />
los clásicos revolver Colt SAA, actores obligados<br />
en las añoradas batallas entre indios y vaqueros<br />
escenificadas en el patio trasero de la casa.<br />
Mientras, aparte, las niñas jugaban a ser madres<br />
abnegadas con muñecas y juegos de té.<br />
Cuando íbamos al interior, los juegos cambiaban.<br />
El sentido de aventura se apoderaba de nuestras<br />
fértiles y recién estrenadas mentes, salíamos<br />
de casería con biombos hechos de horquetas de<br />
árbol de guayabo, eran las mejores, ya que es una<br />
madera liviana y al mismo tiempo resistente a la<br />
tensión aplicada por las ligas. A mí, aunque no<br />
me gustaba la idea de cazar perdices y conejos,<br />
me movía la emoción de pasear por los potreros,<br />
ver animales que no se ven en la capital, y comer<br />
de cuanto mango, caimito, o árbol de ciruela<br />
traqueadora encontrásemos en el camino.<br />
Como es de suponerse, mis abuelas y tías nunca<br />
se enteraban de nuestras aventuras. Aquel verano<br />
las cosas se nos salieron de control y por milagro<br />
vivimos para contarlo:<br />
Salimos con la idea de ir a la quebrada El Duende,<br />
lleva este nombre por una formación de roca que<br />
contiene numerosas pequeñas cuevas en donde<br />
se dice que habitan Duendes.<br />
Hay muchas historias sobre apariciones y niños<br />
perdidos alrededor de este lugar. Se dice que son<br />
atraídos por pequeños seres de zapatos de punta<br />
que los llaman con juguetes y caramelos para<br />
nunca volverlos a ver.<br />
Debíamos atravesar dos potreros para llegar al<br />
lugar, el sol era inclemente pero valía la pena el<br />
esfuerzo si la recompensa era disfrutar de las<br />
frescas aguas de la quebrada, mi abuelo ese día<br />
comento que llevaría peones al campo para hacer<br />
unos trabajos, así que tomamos un camino largo<br />
bordeando la propiedad de mi abuela para no ser<br />
vistos.<br />
Poco después del medio día, salimos de regreso<br />
a casa, en nuestro camino se interpuso una pared<br />
de humo blanco y espeso, entonces entendí que<br />
era temporada de quema, y el trabajo del que mi<br />
abuelo hablaba era prender el potrero para darle<br />
paso al pasto nuevo. Pronto el humo nos envolvió<br />
y apenas lográbamos vernos entre nosotros, mi<br />
primo Roger, el mayor de todos, nos hizo volver al<br />
río, y así, bordeando su orilla, caminamos cuatro<br />
horas hasta llegar a un camino que conducía al<br />
pueblo vecino.<br />
Llegamos negros de ceniza y muertos del<br />
cansancio, mi abuela en castigo nos pegó con<br />
la tajona (Látigo con que azotaban los caballos),<br />
estoy seguro su reacción fue más de alivio por<br />
vernos que de enfado. Yo a pesar del castigo me<br />
alegré de estar de vuelta en casa.<br />
Reflexiono y me alegra haber nacido en una<br />
generación en donde, aun en los juegos, se<br />
distinguía quiénes eran los buenos y quienes los<br />
villanos. Y que en un simple paseo al campo,<br />
se experimentaba la más emocionante de las<br />
aventuras. ✤