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que estamos metidos en esta crisis
desde hace mucho tiempo y no parece
haber una solución a la vuelta
de la esquina. Más allá de la coyuntura,
como soy un optimista irredento,
hago un zoom out y, saliéndome
de este panorama, diría que
tenemos todas las condiciones para
andar bien. Félix Peña me contaba
que una de las frases que le llamó la
atención -en ocasión de la presentación
de Alan García en la Cumbre de
América Latina y Europa, en Lima-
fue que éste hablaba del optimismo
en las relaciones internacionales, en
la política exterior de los países y,
ese optimismo, lo deberíamos tener
nosotros más que cualquier otro país
ya que la Argentina tiene todas las
condiciones para dar un verdadero
salto exportador sostenido en la
agroindustria y en el valor agregado.
Digo que soy optimista porque estoy
en contacto con casos de éxito de
empresas PyMEs que, a pesar de no
tener ningún tipo de ayuda, están logrando
exportar a distintos países. Y
sí, hay un par de luces amarillas que,
con una buena cintura y con valor,
se pueden corregir: la inflación, que
se está comiendo la rentabilidad de
las empresas. En comercio exterior
uno no puede andar cambiando los
precios permanentemente.
- Parece que el gobierno no tiene
una politica definida para contrarrestar
el estrago que significa la
inflación creciente y eso se relaciona
directamente con las inversiones…
Absolutamente. Esa es otra luz amarilla.
Por un lado, la inflación y, por
el otro lado, la previsibilidad que,
claramente, está relacionada con
esta locura de la crisis del campo y
con la idea de que uno en la Argentina
no puede planificar a mediano y
largo plazo y, en comercio exterior,
las relaciones se van construyendo
con el tiempo, hay que cuidarlas y
mantenerlas. En cuanto a las inversiones,
justamente por eso todo el
mundo ve al país como si fuera una
timba porque no le estamos dando
ninguna previsibilidad a nadie, a pesar
de las altas tasas de rentabilidad
que hoy ofrecemos. Los únicos que
están viniendo son los brasileños,
que son los que tienen la espalda
financiera suficiente como para
aguantarse cualquier cimbronazo.
Además, tienen el apoyo del Estado,
y una visión correcta del lugar que
quieren ocupar en el mundo, por lo
tanto internalizan sus empresas no
sólo exportando productos sino teniendo
una pata en los distintos países
de Latinoamérica para generar
“multilatinas”, como se las conoce
ahora. Lamentablemente nosotros
no estamos en este camino, aunque
hay algunos amagues. Obviamente,
para la Ciudad no es sencillo. Somos
la Capital de la Argentina, más allá
de nuestra autonomía constitucional
y de un gobierno decidido a trabajar
en la promoción de inversiones y en
la internalización, es muy difícil de
despegarse del contexto nacional.
- A nivel nacional Beatriz Nofal
dijo que estamos en un momento
importante para las inversiones,
aunque entiendo que la realidad
indica otra cosa. Cuál es la importancia
que le da la Ciudad a
las inversiones?
A nivel técnico tenemos una excelente
relación con ProsperAr, con
“En cuanto a las
inversiones, todo
el mundo ve al
país como si fuera
una timba porque
no le estamos
dando ninguna
previsibilidad a
nadie, a pesar de
las altas tasas de
rentabilidad que hoy
ofrecemos”
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