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CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

CONTENIDO<br />

Carta <strong>Infectológica</strong><br />

Infección urinaria en paciente<br />

sondado. Dr. Jorge Facal<br />

27<br />

Prostatitis. Dr. Jorge Facal<br />

30<br />

Tratamiento de enfermedades<br />

inducidas por virus herpes simple<br />

en infectados por el VIH<br />

Dra. Marcela Zurmendi<br />

35<br />

¿Debe hacerse el tratamiento<br />

etiológico de la leptospirosis? Dr. Julio<br />

Medina, Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

37<br />

Histoplasmosis diseminada.<br />

Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

39<br />

Coinfección VIH–VHC.<br />

Dra. Susana Cabrera<br />

41<br />

Eventos en Infectología<br />

44<br />

© Cátedra de Enfermedades Infecciosas<br />

Montevideo, setiembre 2006<br />

C A R T A<br />

<strong>Infectológica</strong><br />

Editorial | Prof. Dr. Eduardo Savio Larriera<br />

Bienvenidos a esta nueva edición de la Carta<br />

<strong>Infectológica</strong>, en la que abordamos problemas<br />

muy diversos dentro de la especialidad.<br />

Retomamos en este número la segunda y<br />

última parte parte del artículo del Doctor<br />

Jorge Facal sobre infecciones urinarias, línea<br />

temática a la que asignamos especial importancia<br />

por su frecuencia y por la diversidad<br />

de criterios en su manejo. Analiza en el primer<br />

capítulo la infección en el paciente con catéter<br />

urinario, y en el segundo la prostatitis.<br />

El tratamiento de la leptospirosis siempre<br />

fue controversial y no está resuelta la<br />

discusión sobre la precisa indicación de antibióticos<br />

en el tratamiento de la misma, el<br />

potencial beneficio y el momento más oportuno.<br />

Los Doctores Medina y Pérez Sartori<br />

revisan ese tema y transmiten las decisiones<br />

que, en ese sentido, hemos tomado como<br />

Cátedra respecto a las directivas terapéuticas.<br />

Se presenta una actualización sobre la coinfección<br />

por los virus de hepatitis C y el VIH,<br />

situación especialmente compleja por sus aspectos<br />

pronósticos, de manejo clínico y de<br />

V O L U M E N N Ú M E R O A Ñ O<br />

6 2<br />

2006<br />

ISSN 1688–2105<br />

decisiones terapéuticas, tratándose de una<br />

coinfección con un alto impacto además en lo<br />

que hace a morbimortalidad y a factores epidemiológicos.<br />

Dentro de las enfermedades<br />

vinculadas al VIH; se presenta también un caso<br />

de histoplasmosis diseminada, y la Doctora<br />

Zurmendi hace una revisión terapéutica sobre<br />

las infecciones por herpes simple virus.<br />

Finalizando la Carta, se informa sobre el<br />

Día del Infectólogo celebrado en julio pasado,<br />

con la participación de la Sra. Ministra de<br />

Salud Pública, Dra. Maria Julia Muñoz, y la<br />

del Director General de Servicios Ganaderos,<br />

Dr. Francisco Mussio, quienes se refirieron en<br />

un acto académico a los niveles de alerta en la<br />

vigente amenaza de pandemia de influenza<br />

que podría surgir quizás a punto de partida de<br />

los focos de influenza aviar extendidos por el<br />

mundo en los últimos 3 años.<br />

Anunciamos que en noviembre de 2006,<br />

nuestro sitio web, rediseñado, actualizado y<br />

con nuevas secciones, se traslada y podrá ser<br />

consultado en:<br />

http://www.infectologia.edu.uy<br />

EQUIPO DOCENTE<br />

Dr. Eduardo Savio Larriera | Profesor Director.<br />

Dra. Alicia Cardozo | Profesora Agregada. Dra. Olga Hernández |<br />

Profesora Agregada. Dra. Mariela Vacarezza | Profesora Adjunta.<br />

Dra. Susana Cabrera | Docente Hon. Calificada. Dr. Julio Medina |<br />

Asistente. Dra. Graciela Pérez | Asistente. Dra. Marcela Zurmendi |<br />

Asistente. Sra. Valeria Tejera | Secretaría Administrativa


CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Las infecciones urinarias en pacientes<br />

con sonda vesical constituyen una de las<br />

infecciones hospitalarias más frecuentes<br />

(alrededor del 40% de todas las infecciones<br />

nosocomiales). La mayoría de las<br />

UTI intrahospitalarias se encuentran vinculadas<br />

a cateterización vesical. Son una<br />

de las causas más frecuentes de bacteriemia<br />

a bacilos gramnegativos a nivel<br />

hospitalario. Por estos motivos, determinan<br />

un importante aumento de costos y<br />

morbimortalidad.<br />

De los pacientes hospitalizados que<br />

son sometidos a cateterismo vesical por<br />

indicaciones varias (obstrucción funcional<br />

o anatómica del tracto urinario bajo,<br />

control de diuresis, etc.), 10 a 15% presentará<br />

bacteriuria asintomática, con<br />

un riesgo estimado de infección entre<br />

3 y 5% por día de cateterización. A<br />

su vez, los pacientes sondados son habitualmente<br />

de mayor edad, presentan<br />

comorbilidades, mal terreno, han recibido<br />

tratamientos antibióticos previos<br />

(por infección urinaria u otras) por lo que<br />

constituyen un importante reservorio de<br />

microorganismos multirresistentes, fácilmente<br />

transmisibles a otros pacientes y<br />

que pueden determinar infecciones de<br />

muy difícil tratamiento. Por estos motivos,<br />

las UTI en pacientes sondados<br />

plantean un problema clínico y terapéutico<br />

de gran importancia.<br />

ETIOLOGÍA<br />

Los agentes causales proceden de la<br />

propia flora entérica del paciente, modificada<br />

con frecuencia por la presión<br />

selectiva de antibióticos utilizados con<br />

anterioridad, o de la flora ambiental<br />

exógena, que son transportados por las<br />

manos del personal de salud (durante<br />

las distintos procedimientos que involucran<br />

el contacto con la sonda vesical).<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Infección urinaria en paciente sondado<br />

Dr. Jorge Facal<br />

Profesor Agregado de la Clínica Médica «1». Hospital Maciel.<br />

Las infecciones son con frecuencia<br />

polimicrobianas, sobre todo en pacientes<br />

con cateterismo prolongado. En estos<br />

casos, disminuye la frecuencia de E. coli<br />

mientras que predominan otros bacilos<br />

gramnegativos como Pseudomonas aeruginosa,<br />

Klebsiella pneumoniae, Proteus,<br />

etc., y grampositivos como Enterococcus<br />

faecalis, con altas tasas de resistencia a<br />

distintos antibióticos.<br />

Con menor frecuencia pueden ser responsables<br />

otros microorganismos, como<br />

las demás enterobacterias (Enterobacter,<br />

Serratia, Providencia, Morganella) y bacilos<br />

gramnegativos no fermentadores<br />

(Stenotrophomonas, Acinetobacter, Bur–<br />

kholderia), que se observan sobre todo<br />

en casos de sondaje prolongado (mayor<br />

a 30 días); mientras que mucho menor<br />

frecuencia se encuentran como agentes<br />

patógenos a S. aureus, Corynebacterium<br />

urealyticum y levaduras como Candidas.<br />

Se debe señalar que se aíslan candidas<br />

con frecuencia en la orina de<br />

pacientes hospitalizados con cateterismo<br />

vesical, sobre todo en áreas de cuidado<br />

intensivo, con tratamiento antibiótico<br />

múltiple, con diabetes mellitus como comorbilidad.<br />

Candida albicans es aún el<br />

aislamiento más frecuente aunque se<br />

encuentran con mayor frecuencias<br />

otras especies como C. glabrata y otras<br />

Candidas no albicans. La mayoría de los<br />

casos corresponden sólo a una colonización.<br />

Sin embargo, en algunos pacientes,<br />

sobre todo los inmunodeprimidos, pueden<br />

ser patógenos y ser origen para una<br />

diseminación hematógena (candidemia).<br />

PATOGENIA<br />

La existencia de un catéter transuretral<br />

rompe las barreras defensivas, distiende<br />

la uretra e impide el vaciado completo de<br />

la vejiga, permitiendo la proliferación de<br />

microorganismos en la orina residual, de<br />

tal forma que pequeños inóculos bacterianos<br />

proliferan rápidamente a niveles<br />

que exceden las 100.000 UFC/mL. Por<br />

otra parte, el material extraño del catéter<br />

favorece la respuesta inflamatoria y<br />

facilita la adherencia de los bacilos gramnegativos<br />

a las células uroteliales.<br />

Los microorganismos pueden alcanzar<br />

la vejiga urinaria a través de 3<br />

mecanismos:<br />

– Durante la inserción del catéter, lo<br />

que sucede en pacientes hospitalizados<br />

de edad avanzada, que presentan<br />

colonización de la uretra distal.<br />

– A través de la luz de la sonda, ya<br />

sea por ruptura del circuito cerrado<br />

a nivel de las conexiones o bien por<br />

contaminación de la bolsa colectora<br />

a nivel del orificio de vaciado de salida<br />

de la orina.<br />

– Por vía extraluminal a través de la<br />

capa mucosa que se deposita alrededor<br />

de la sonda en el meato urinario.<br />

Este mecanismo cobra mayor importancia<br />

a partir de la primera semana<br />

de cateterización.<br />

EPIDEMIOLOGÍA<br />

El factor de riesgo más importante<br />

para el desarrollo de infección urinaria<br />

en el paciente sondado es la<br />

duración de la cateterización. Se estima<br />

que la prevalencia de bacteriuria en<br />

pacientes sondados con circuito cerrado<br />

es de 2% a 10% y que prácticamente<br />

aún con cuidados óptimos todos los<br />

pacientes tendrán bacteriuria a los 30<br />

días del cateterismo. La principal ventaja<br />

del sistema cerrado de drenaje urinario<br />

es retardar la aparición de la infección<br />

urinaria pero no logra la prevención absoluta.<br />

La verdadera prevención sería<br />

evitar el cateterismo urinario innecesario.<br />

Otros factores asociados a la aparición<br />

de bacteriuria son: sexo femenino, edad<br />

Infección urinaria en paciente sondado | Dr. Jorge Facal<br />

27


CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 27–29.<br />

Infección urinaria en paciente sondado | Dr. Jorge Facal<br />

28<br />

mayor a 50 años, enfermedades de base<br />

como diabetes mellitus e insuficiencia<br />

renal, colonización uretral, ausencia de<br />

tratamiento antibiótico, mal manejo del<br />

catéter con desconexiones del circuito cerrado.<br />

No se han establecido los factores<br />

de riesgo para el desarrollo de bacteriemia<br />

asociada a infección urinaria por<br />

catéter.<br />

No se ha observado beneficio con el<br />

uso de medidas preventivas como: lavados<br />

vesicales con antibióticos, aplicación<br />

tópica de antibióticos en el meato uretral<br />

o instilación de desinfectantes como<br />

peróxido de hidrógeno en la bolsa colectora.<br />

La indicación de antibióticos por<br />

vía sistémica en forma profiláctica puede<br />

tener valor cuando la duración del cateterismo<br />

se estima en unos pocos días,<br />

aunque no se recomienda su uso cuando<br />

la sonda permanecerá por períodos<br />

extensos. Sin embargo, esta ventaja debe<br />

ser balanceada en relación al riesgo<br />

de selección de flora resistente, sobre todo<br />

si el cateterismo se prolonga más allá<br />

de lo esperado. El uso de catéteres recubiertos<br />

o impregnados por antisépticos<br />

pueden disminuír la incidencia de infecciones<br />

urinarias por gramnegativos en<br />

pacientes que requieren sondaje de más<br />

de 10 días de duración.<br />

Se evaluó en un estudio el impacto<br />

de la restricción de la indicación de<br />

cateterismo en pacientes quirúrgicos, limitándola<br />

a aquellos casos de cirugía<br />

con duración mayor de 5 horas, pacientes<br />

ancianos, con sobrepeso o con incontinencia<br />

urinaria. El catéter era retirado<br />

durante los 2 primeros días del postoperatorio<br />

dependiendo del procedimiento<br />

quirúrgico realizado. Esta práctica demostró<br />

una disminución de dos tercios<br />

en la incidencia de ITU en el posoperatorio<br />

de cirugía ortopédica. También se<br />

observó una disminución del uso y duración<br />

del sondaje vesical así como del uso<br />

de antibióticos luego de la intervención.<br />

DIAGNÓSTICO<br />

El término bacteriuria señala la existencia<br />

de colonización de la vía urinaria y<br />

se utiliza cuando no hay evidencia clínica,<br />

histológica o inmunológica de infección.<br />

La importancia de su identificación radica<br />

en que puede constituir un precursor<br />

de infección. La mayoría de los autores<br />

establecen una cifra de 100.000 UFC/mL<br />

para establecer el diagnóstico de bacte-<br />

riuria, mientras que otros aceptan cifras<br />

menores. Se conoce que los pacientes<br />

con recuentos más bajos rápidamente<br />

progresarán a cifras previamente establecidas,<br />

por lo que también tienen un<br />

valor predictivo elevado para bacteriuria.<br />

Existen algunos pacientes con sonda<br />

que presentan piuria y no bacteriuria.<br />

Cuando ambas coexisten indican infección<br />

de vía urinaria, especialmente en<br />

pacientes sondados con infección por<br />

bacilos gramnegativos.<br />

TRATAMIENTO<br />

La mayoría de las bacteriurias en pacientes<br />

con cateterismo vesical de corta duración<br />

o transitoria son monomicrobianas, cursan<br />

en forma asintomática, sin piuria y<br />

raramente determinan bacteriemia. Por<br />

este motivo, no tienen indicación de tratamiento<br />

antibiótico específico y alcanza con<br />

el simple retiro de la sonda vesical para solucionar<br />

el problema. Sin embargo, en los<br />

pacientes que han permanecido con sonda<br />

vesical por períodos prolongados, de<br />

más de 2 semanas y que presentan bacteriuria<br />

asintomática, se recomienda el<br />

cambio de la sonda y un tratamiento antibiótico<br />

de corta duración; sobre todo<br />

en pacientes de alto riesgo como aquellos<br />

de edad avanzada, con enfermedad<br />

de base o con factores predisponentes<br />

para endocarditis.<br />

Sin duda, los pacientes con bacteriuria<br />

y síntomas como fiebre, dolor lumbar,<br />

tenesmo vesical tienen clara indicación<br />

de tratamiento antibiótico. Se debe administrar<br />

antibioticoterapia empírica por<br />

vía parenteral cuando la fiebre es muy<br />

elevada o el cuadro clínico orienta a la<br />

presencia de bacteriemia. Estos pacientes<br />

deben ser valorados en el Servicio<br />

de Emergencia donde se practicará urocultivo<br />

y hemocultivos, se administra la<br />

primera dosis de antibiótico por vía intravenosa<br />

y se realiza el cambio de la sonda<br />

vesical (si no fuera posible su retiro definitivo).<br />

El tratamiento puede continuarse<br />

con antibióticos orales y en forma ambulatoria<br />

si no existen comorbilidades,<br />

elementos de disfunción orgánica múltiple<br />

y el paciente permanece estable<br />

durante 6 horas después de haber recibido<br />

la primera dosis de antibiótico.<br />

La elección del antibiótico se debe<br />

basar en el conocimiento de la ecología<br />

bacteriana propia del centro y del<br />

área específica, brindando una amplia<br />

cobertura sobre todo en pacientes con<br />

cateterización prolongada. La tinción<br />

de Gram puede brindar una orientación<br />

etiológica y por tanto, constituye una<br />

guía terapéutica invalorable.<br />

Siempre se aconseja el recambio<br />

del catéter urinario una vez iniciado el<br />

tratamiento antibiótico ya que existen<br />

bacterias adheridas a la superficie de la<br />

sonda. Si bien existen existen distintas<br />

opciones terapéuticas siempre se debe<br />

brindar cobertura antibiótica frente a<br />

Pseudomonas aeruginosa y enterococos.<br />

Una opción sería la combinación de una<br />

cefalosporina con actividad antipseudomónica<br />

como ceftazidime (1–2 g i.v.<br />

cada 8 horas) o cefepima (1–2 g i.v. cada<br />

12 horas) asociada a ampicilina (1 g i.v.<br />

cada 4 horas). Sin embargo, también son<br />

válidas otras opciones como piperacilina/tazobactam<br />

(4/0,5 g i.v. cada 8 horas)<br />

o el imipenem (1 g i.v. cada 8 horas), sobre<br />

todo en pacientes hospitalizados en<br />

unidades con elevada incidencia de infecciones<br />

por Enterobacter o por Klebsiella<br />

pneumoniae productoras de betalactamasas.<br />

En caso de shock séptico, se<br />

puede agregar un aminoglucósido a<br />

cualquiera de las pautas recomendadas<br />

(amikacina 15 mg/kg/24 horas i.v.).<br />

TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO EMPÍRICO<br />

Ceftazidime 1–2 g i.v. c/8 h o Cefepime 1–2 g<br />

i.v. c/12 h + ampicilina 1 g i.v. c/4 h<br />

Piperacilina/tazobactam 4–0,5 g i.v. c/8 h o<br />

imipenem 1 g i.v. c/8 h<br />

Agregar amikacina 15 mg/kg/24 h i.v. si<br />

existe shock séptico<br />

Una vez conocida la bacteriología<br />

y la sensibilidad antibiótica se puede<br />

modificar el tratamiento empírico por<br />

uno de espectro más limitado. La duración<br />

del tratamiento es de 7 días, a no<br />

ser que exista evidencia de pielonefritis<br />

o prostatitis, en cuyo caso se debe extender<br />

por períodos más prolongados de<br />

acuerdo a la complicación presente.<br />

No existen estudios que validen la<br />

eficacia de la profilaxis antibiótica en<br />

el recambio de la sonda urinaria. Se ha<br />

documentado la presencia de bacteriemia<br />

en el 4 a 10% de las manipulaciones.<br />

La bacteriemia es habitualmente transitoria<br />

y asintomática. Se recomienda<br />

la administración de profilaxis antibiótica<br />

durante el recambio de la sonda sólo<br />

en determinadas circunstancias como: 1)<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


GUÍAS PARA EL CUIDADO DE CATÉTER VESICAL<br />

Usar catéteres sólo cuando resulta absolutamente necesario y retirar lo antes posible.<br />

Colocar catéteres en forma aséptica y realizar cuidado y mantenimiento por personal<br />

debidamente entrenado.<br />

Utilizar un sistema de drenaje cerrado estéril. No se debe desconectar el catéter ni la tubuladura<br />

excepto en caso de obstrucción en que sea necesario realizar un lavado. En estas circunstancias<br />

aplicar técnicas de estricta asepsia.<br />

Obtener orina para urocultivo a través de aspiración del catéter mediante una aguja calibre 21<br />

luego de realizar la desinfección del mismo con yodo–povidona.<br />

Mantener la bolsa colectora a un nivel inferior a la vejiga, sin obstrucción del flujo y realizar su<br />

vaciado a intervalos frecuentes.<br />

Reemplazar la sonda vesical si existe obstrucción o si de demuestra litiasis<br />

Se deben realizar lavado de manos del personal que cuida estos pacientes.<br />

Administrar antibióticos profilácticos durante la colocación y remoción de la sonda en pacientes<br />

con factores de riesgo para endocarditis bacteriana.<br />

pacientes con factores de riesgo de endocarditis,<br />

2) pacientes neutropénicos<br />

o inmunodeprimidos, 3) trasplantados<br />

renales y 4) diabéticos o pacientes con cirrosis<br />

hepática. En estas circunstancias,<br />

se realizará un urocultivo unos días antes<br />

de la maniobra si el recambio es electivo<br />

y se administrará un antibiótico según el<br />

resultado del urocultivo y antibiograma,<br />

unas horas previo a dicha maniobra. Si no<br />

se dispusiera de urocultivo y el paciente<br />

no había recibido tratamiento antibiótico<br />

previo, puede realizarse un tratamiento<br />

con trimetoprim/sulfametoxazol 160/800<br />

mg c/12 horas durante 3 días o mediante<br />

monodosis de aminoglucósido. En el caso<br />

de factores de riesgo de endocarditis, se<br />

seguirán las pautas de profilaxis establecidas<br />

en los protocolos correspondientes<br />

(ampicilina más gentamicina).<br />

El tratamiento de la candiduria constituye<br />

un punto de debate. El recambio<br />

del catéter es una medida poco eficaz,<br />

pero el retiro del mismo se acompaña de<br />

erradicación en el 40% de los casos. El<br />

tratamiento con fluconazol, de buena<br />

eliminación urinaria, está indicado<br />

en pacientes con candiduria sintomática<br />

y riesgo de infección ascendente,<br />

y en aquellos pacientes con candiduria<br />

asintomática pero con riesgo de<br />

desarrollar enfermedad diseminada<br />

como los pacientes neutropénicos,<br />

inmunosuprimidos, o pacientes con<br />

manipulación de la vía urinaria. La<br />

dosis de fluconazol de 200 mg/día durante<br />

7 a 14 días ha demostrado alta<br />

eficacia. Este regimen ha sido efectivo<br />

para especies de Candida no albicans con<br />

susceptibilidad reducida al fluconazol,<br />

debido quizás a las altas concentraciones<br />

alcanzadas en la orina. En los pacientes<br />

más graves, se debe evaluar la posibilidad<br />

de pielonefritis y candidemia, y se<br />

debe iniciar tratamiento antifúngico sistémico<br />

por vía parenteral con fluconazol<br />

6 mg/kg/día o anfotericina B 0,6 mg/kg/<br />

día.<br />

Las recaídas son frecuentes en los<br />

pacientes a los que no se pudo retirar la<br />

sonda, incluso a los que se administra tratamiento<br />

antifúngico profiláctico.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

– Mensa J. Infección urinaria. En: Protocolos Clínicos<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

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asymptomatic bacteriuria predict mortality and<br />

does antimicrobial treatment reduce mortality<br />

in elderly ambulatory women? Ann Intern Med.<br />

1994; 120: 827.<br />

Infección urinaria en paciente sondado | Dr. Jorge Facal<br />

29


Prostatitis | Dr. Jorge Facal<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 30–34.<br />

30<br />

CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

La prostatitis es una enfermedad que<br />

afecta a hombres de todas las edades.<br />

Se estima que la mitad de los varones<br />

pueden sufrir prostatitis a lo largo de<br />

su vida. Los estudios epidemiológicos<br />

muestran una prevalencia entre 5 y 9%<br />

de la población adulta masculina, por lo<br />

que constituye un motivo frecuente de<br />

consulta a médicos generales y urólogos.<br />

El diagnóstico se basa generalmente en<br />

la historia clínica y examen físico, pero no<br />

existe un examen o resultado de laboratorio<br />

que sea definitivo o concluyente. El<br />

diagnóstico bacteriológico se alcanza en<br />

menos del 10% de los casos. A pesar de<br />

esto el tratamiento antibiótico constituye<br />

un pilar terapéutico en las distintas formas<br />

de prostatitis.<br />

CLASIFICACIÓN<br />

Se trata de un conjunto heterogéneo<br />

de enfermedades que comprometen el<br />

parénquima prostático, no siempre infecciosas,<br />

algunas de etiopatogenia<br />

desconocida, que tienen en común la<br />

presencia de síntomas dolorosos, irritativos<br />

y obstructivos referidos al tracto<br />

genitourinario y periné, acompañados o<br />

no de disfunción sexual.<br />

Clasificación tradicional (Drach, 1978)<br />

Prostatitis bacteriana aguda:<br />

Inflamación aguda bacteriana de la glándula prostática.<br />

Prostatitis bacteriana crónica:<br />

Idem de carácter crónico o ITU recurrente<br />

Prostatitis crónica no bacteriana:<br />

Trastorno inflamatorio de causa desconocida<br />

Prostatodinia:<br />

Trastorno no inflamatorio que cursa con dolor pélvico<br />

y síndrome miccional (polaquiuria y disuria)<br />

Prostatitis<br />

Dr. Jorge Facal<br />

Profesor Agregado de la Clínica Médica «1». Hospital Maciel.<br />

Se han elaborado distintas clasificaciones<br />

basadas en la evaluación<br />

microscópica y microbiológica de distintas<br />

muestras prostáticas (secreción<br />

prostática y orina postmasaje, biopsia<br />

prostática o semen). La clasificación diagnóstica<br />

tradicional (Drach 1978) basada en<br />

la técnica de localización segmentaria de<br />

Meares y Stamey (4 vasos) ha sido desplazada<br />

por la clasificación de los Institutos<br />

Nacionales de Salud de EUA (NIH) que en<br />

conferencias de consenso en 1995 y 1998<br />

establecieron 4 categorías diagnósticas<br />

que abarcan los distintos síndromes de<br />

prostatitis.<br />

La prostatitis es una enfermedad que<br />

afecta a hombres de todas las edades.<br />

Se estima que la mitad de los varones<br />

pueden sufrir prostatitis a lo largo de<br />

su vida. Los estudios epidemiológicos<br />

muestran una prevalencia entre 5 y 9%<br />

de la población adulta masculina, por lo<br />

que constituye un motivo frecuente de<br />

consulta a médicos generales y urólogos.<br />

El diagnóstico se basa generalmente en<br />

la historia clínica y examen físico, pero no<br />

existe un examen o resultado de laboratorio<br />

que sea definitivo o concluyente. El<br />

diagnóstico bacteriológico se alcanza en<br />

menos del 10% de los casos. A pesar de<br />

Clasificación por categorías<br />

(National Institutes of Health, 1995)<br />

Categoría I: Prostatitis bacteriana aguda<br />

Categoría II: Prostatitis bacteriana crónica o recurrente<br />

Categoría III: Prostatitis crónica no bacteriana<br />

Síndrome doloroso pélvico crónico<br />

Categoría IIIA: carácter inflamatorio*<br />

Categoría IIB: carácter no inflamatorio<br />

Categoría IV: Prostatitis inflamatoria asintomática,<br />

demostrada por biopsia o leucocitos en semen<br />

* Leucocitos en secreciones prostáticas, semen o F–3 (tercer frasco de orina) >10 por campo o >1000µL<br />

esto el tratamiento antibiótico constituye<br />

un pilar terapéutico en las distintas formas<br />

de prostatitis.<br />

Prostatitis aguda (categoría I)<br />

Es la infección aguda de la glándula<br />

prostática, de fácil diagnóstico clínico,<br />

caracterizada por un cuadro febril agudo,<br />

con chuchos de frío, decaimiento,<br />

mialgias, signos y síntomas de infección<br />

del tracto urinario bajo y orinas turbias.<br />

La mayoría de los pacientes presentan<br />

síntomas irritativos como disuria, polaquiuria,<br />

urgencia miccional y/o síntomas<br />

obstructivos, comprobándose por tacto<br />

rectal una próstata agrandada y dolorosa.<br />

Raramente, los pacientes no relatan<br />

síntomas locales y se presentan con síntomas<br />

inespecíficos o como un cuadro<br />

seudogripal. La exploración digital rectal<br />

debe realizarse en forma delicada. Se<br />

contraindica el masaje prostático ya que<br />

puede ser origen de bacteriemia.<br />

Es muy importante el diagnóstico y<br />

tratamiento temprano de la prostatitis<br />

aguda para el control sintomático y para<br />

la prevención de complicaciones secundarias<br />

como sepsis por gramnegativos,<br />

absceso prostático o infección metastásica<br />

(ej. osteomielitis).<br />

Los agentes etiológicos son los<br />

mismos uropatógenos que determinan<br />

otro tipo de infecciones urinarias<br />

bajas, los bacilos gramnegativos de la<br />

flora entérica. Escherichia coli es el microorganismo<br />

más frecuente (80% de<br />

los casos) seguido de Pseudomonas,<br />

Klebsiella, Proteus, Serratia y Enterococcus<br />

faecalis (5–10%). Staphylococcus aureus<br />

raramente es responsable en casos nosocomiales,<br />

mientras que los agentes de<br />

uretritis por transmisión sexual (Neisseria<br />

gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, etc)<br />

pueden causar prostatitis aguda en varones<br />

jóvenes.<br />

Los mecanismos patogénicos plan-<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


Tacto rectal<br />

(masaje contraindicado)<br />

No Mejoría<br />

Ecografía transrectal<br />

Sin abceso Abceso prostático<br />

teados varían según los antecedentes y<br />

el agente causal: reflujo intraprostático<br />

de orina infectada, uretritis ascendente,<br />

invasión directa por vía hemática o linfática<br />

desde el recto y invasión directa<br />

luego de manipulación de la vía urinaria<br />

o como complicación de una resección<br />

transuretral de próstata. Puede existir<br />

infección concomitante de la vejiga o<br />

epididimitis.<br />

Se debe solicitar un urocultivo en todos<br />

los hombres con sospecha clínica de<br />

prostatitis aguda. Si la tinción de Gram es<br />

positiva puede ser utilizada para guiar la<br />

terapia inicial. Los hallazgos de laboratorio<br />

confirmatorios incluyen la existencia<br />

de piuria, urocultivo y ocasionalmente<br />

ANAMNESIS<br />

EXAMEN FÍSICO<br />

HEMOCULTIVOS y cultivos de ORINA<br />

hemocultivos positivos y leucocitosis elevada.<br />

El tratamiento antibiótico es inicialmente<br />

empírico, basado en los agentes<br />

causales más frecuentemente involucrados,<br />

optando por los antibióticos que<br />

alcanzan una adecuada concentración en<br />

el parénquima prostático. Existe, normalmente,<br />

una barrera entre el estroma de la<br />

próstata y la microcirculación. Como resultado<br />

de esto, la llegada de las drogas a<br />

la próstata normal, o sin inflamación aguda,<br />

ocurre primariamente por difusión<br />

pasiva, permitiendo que sólo antibióticos<br />

sin unión a proteínas y lipofílicos<br />

alcancen adecuados niveles terapéuticos<br />

a nivel glandular. Sin embargo, la inten-<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Sospecha clínica Considerar si obstrucción urinaria<br />

Antibióticos intravenosos inmediatos*<br />

Drenaje transuretral<br />

Drenaje PMF<br />

Antibióticos endovenosos (hasta defervescencia)<br />

(48 a 72 horas)<br />

Mejoría<br />

Antibióticos orales según an-<br />

tibiograma (4 semanas)<br />

Seguimiento<br />

(1, 3, 6 meses)<br />

Curación Cronicidad<br />

* Tratamientos empíricos recomendados en espera de los resultados del cultivo y teniendo en cuenta la tasa de resistencia<br />

Frasco 1.<br />

Muestra uretral<br />

10 mL iniciales<br />

Frasco 2.<br />

Muestra vesical<br />

10 mL chorro medio<br />

Paciente previamente preparado<br />

Recogida de orina en cuatro frascos<br />

Masaje prostático<br />

Cultivo cuantitativo.<br />

Recuento leucocitario.<br />

Frasco 3.<br />

Secreción prostática. Toda<br />

la secreción obtenida<br />

Sonda vesical<br />

Drenaje suprapúbico<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 30–34.<br />

sa inflamación existente en la prostatitis<br />

aguda aumenta la permeabilidad prostática<br />

(fenómeno similar a lo que ocurre en<br />

las meningitis) y permite asegurar buenas<br />

concentraciones del antibiótico en el<br />

tejido prostático.<br />

Los pacientes con prostatitis aguda<br />

se encuentran habitualmente con un<br />

cuadro toxiinfeccioso severo, por lo que<br />

requieren ingreso hospitalario e inicio<br />

de antibióticos por vía endovenosa, dado<br />

que en general no toleran la vía oral,<br />

y presentan elementos de disfunción orgánica<br />

como hipotensión, alteración de<br />

conciencia, etc. En el paciente menor<br />

de 65 años, sin enfermedad de base ni<br />

signos de disfunción orgánica puede tra-<br />

Frasco 4.<br />

Muestra prostática<br />

10 mL después de masaje<br />

Prueba simplificada Orina premasaje Orina postmasaje<br />

Prostatitis | Dr. Jorge Facal<br />

31


CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 30–34.<br />

Prostatitis | Dr. Jorge Facal<br />

32<br />

tarse en domicilio si tolera la vía oral y el<br />

entorno social permite asegurar el cumplimiento<br />

del tratamiento. En general,<br />

se indican antibióticos de amplio espectro<br />

a la espera de los resultados de los<br />

cultivos.<br />

Cuando no se dispone de una tinción<br />

de Gram en la orina se debe tratar al<br />

paciente como si el agente causal fueran<br />

bacilos gramnegativos. En este sentido,<br />

son de elección las quinolonas como ciprofloxacina<br />

400 mg i.v. cada 12 horas.<br />

Otra opción terapéutica es con cefalosporinas<br />

de tercera generación, ceftriaxona<br />

1–2 g i.v. día o cefotaxime 1–2 g i.v. cada<br />

6 a 8 horas asociada a gentamicina<br />

1,7 mg/kg cada 8 horas (dependiendo de<br />

la función renal). El tratamiento se adecuará<br />

a los resultados de los estudios<br />

bacteriológicos (urocultivo y/o hemocultivos),<br />

realizando el pasaje a la vía oral<br />

a las 48 horas de lograda la apirexia. Se<br />

continuará con ciprofloxacina 500 mg<br />

cada 12 horas si los estudios de sensibilidad<br />

antibiótica son acordes o en<br />

forma empírica si no se logran resultados<br />

bacteriológicos y la respuesta clínica<br />

es favorable. La duración del tratamiento<br />

debe ser entre 4 y 6 semanas. La terapia<br />

prolongada tiene su indicación en que<br />

las bacterias se agrupan en pequeñas<br />

microcolonias en la profundidad del tejido<br />

prostático, en ocasiones protegidas<br />

por microcálculos o biopelícula (slime) o<br />

bien por su localización primariamente<br />

intracelular por lo que la llegada del antibiótico<br />

es difícil.<br />

Cuando se dispone de tinción de<br />

Gram y evidencia cocos grampositivos<br />

en cadenas se piensa habitualmente<br />

en enterococos y se inicia tratamiento<br />

con ampicilina 2 g i.v. cada 6 horas. Los<br />

cocos gram positivos en racimos son<br />

debidos en general a Staphylococcus aureus<br />

o S. epidermidis y se debe iniciar un<br />

tratamiento con cefalosporinas como cefazolina<br />

1 g i.v. cada 8 horas, ceftriaxona<br />

1 g i.v. día o cefotaxime 1 g i.v. cada 6–8<br />

horas, o en los casos de Staphylococcus<br />

aureus meticilinorresistente con vancomicina<br />

1 g i.v. cada 12 horas.<br />

Cuando existe riesgo de infección<br />

por microorganismos multirresistentes<br />

(infección adquirida a nivel hospitalario,<br />

manipulación urológica reciente, sonda<br />

vesical a permanencia o tratamiento<br />

antibiótico previo) y/o inestabilidad<br />

hemodinámica se recomienda la asociación<br />

de antibióticos como por ejemplo:<br />

ceftazidima 1–2 g i.v. cada 8 horas con<br />

ampicilina 1 g i.v. cada 4 horas o piperacilina–tazobactam<br />

4/0,5 g i.v. cada 6–8<br />

horas o imipenem o meropenem 1 g i.v.<br />

cada 6 a 8 horas. En caso de shock séptico,<br />

se debe añadir amikacina 15 mg/kg<br />

peso/24 horas i.v. a cualquiera de las pautas<br />

mencionadas.<br />

Se pueden indicar antiinflamatorios<br />

no esteroideos para aliviar el dolor y<br />

disminuír la inflamación. Raramente el<br />

paciente presenta una complicación obstructiva<br />

como una retención aguda de<br />

orina en el contexto de una prostatitis<br />

aguda. En este caso, puede ser necesario<br />

la realización de una talla vesical suprapúbica.<br />

Se contraindica el pasaje de una<br />

sonda vesical a través de la uretra inflamada<br />

en los pacientes con prostatitis<br />

aguda.<br />

En la mayoría de los casos, la fiebre y<br />

disuria desaparecen en 2 a 6 días de iniciado<br />

el tratamiento. Los reactantes de<br />

fase aguda (VES, proteína C reactiva) retornan<br />

a la normalidad más lentamente.<br />

Distintos estudios clínicos con quinolonas<br />

sugieren que un urocultivo negativo a<br />

los 7 días de iniciado el tratamiento constituye<br />

un buen predictor de curación una<br />

vez completado el curso completo de 4<br />

a 6 semanas. Si el urocultivo permanece<br />

positivo a los 7 días se debe considerar<br />

un tratamiento alternativo basado en los<br />

test de susceptibilidad antibiótica del aislamiento<br />

más reciente.<br />

La infección recurrente una vez completado<br />

el tratamiento es habitualmente<br />

causada por el mismo microorganismo<br />

que determinó la infección inicial.<br />

Clasificación de las prostatitis según los estudios de localización prostática<br />

Chorro medio de orina Secreciones prostáticas<br />

Aunque la mayoría de los pacientes<br />

responde bien al tratamiento antibiótico,<br />

pueden aparecer una serie de complicaciones<br />

como bacteriemia, epididimitis,<br />

prostatitis bacteriana crónica y absceso<br />

prostático. Si la respuesta clínica es mala<br />

y las alteraciones de laboratorio persisten<br />

a pesar de un adecuado tratamiento antibiótico,<br />

se debe descartar la aparición<br />

de un absceso prostático. El diagnóstico<br />

de absceso prostático se realiza a través<br />

de una ecografía transrectal o por<br />

tomografía computadorizada. En caso<br />

de confirmarse se debe realizar el drenaje<br />

transuretral del mismo o perineal<br />

mediante punción guiada bajo ecografía.<br />

La prostatitis bacteriana aguda ocurre<br />

con mayor frecuencia en pacientes con<br />

infección por VIH que en la población<br />

general. Se desconoce la explicación y<br />

no parece estar relacionada con la práctica<br />

de sexo anal, ya que la población<br />

de hombres heterosexuales con infección<br />

adquirida por adicción a drogas<br />

intravenosas también presentan una mayor<br />

incidencia. Los hechos diferenciales<br />

en esta población incluyen mayor variedad<br />

etiológica además de los clásicos<br />

uropatógenos, con agentes inusuales<br />

como Haemophilus parainfluenzae y<br />

Criptococcus neoformans (habitualmente<br />

formas asintomáticas) y una frecuencia<br />

mayor de aparición de abscesos prostáticos.<br />

Prostatitis bacteriana<br />

crónica (categoría II)<br />

Se presenta en varones de edad avanzada<br />

con historia de infecciones urinarias<br />

recurrentes en ausencia de sonda vesical<br />

o bien como episodios reiterados<br />

de prostatitis aguda. Algunos pacientes<br />

pueden presentar síntomas indistinguibles<br />

de la prostatitis no bacteriana: dolor<br />

perineal, suprapúbico, disuria y polaquiuria,<br />

pero en ocasiones también presentan<br />

fiebre no muy alta. El tacto rectal puede<br />

mostrar una próstata hipertrófica, dolorosa<br />

y edematizada, pero con frecuencia<br />

CATEGORÍA Leucocitos Cultivo Leucocitos Cultivo Agente<br />

Prostatitis aguda ++ + ++ + Enterobacterias<br />

Prostatitis bacteriana crónica + + + + Enterobacterias<br />

Prostatitis crónica inflamatoria – – + – Ninguno<br />

Dolor pelviano crónico no inflamatorio – – – – Ninguno<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


Exclusión de otra patología<br />

Prostática<br />

Vesical<br />

Procto–rectal<br />

es de carácter normal. Los agentes etiológicos<br />

son los mismos que en las formas<br />

agudas, con Escherichia coli como más<br />

frecuente, seguidos de otros gramnegativos<br />

y ocasionalmente enterococos.<br />

La evolución a la cronicidad podría<br />

verse favorecida por distintos mecanismos:<br />

– Fibrosis ductal, formación de cálculos<br />

y secuestro bacteriano en sus<br />

paredes con formación de slime protector.<br />

– Disfunción secretora prostática protectora<br />

en especial de compuestos<br />

de zinc que forman parte del factor<br />

prostático antibacteriano.<br />

– Desviación del pH de las secreciones<br />

prostáticas a la alcalinidad que dificulta<br />

la difusión de antibióticos al<br />

parénquima.<br />

El diagnóstico se establece por la<br />

demostración de cultivos positivos en<br />

muestras del tracto urinario representativas<br />

de especímenes prostáticos como<br />

por ejemplo, la prueba de localización<br />

segmentaria de los 4 vasos, con muestras<br />

obtenidas pre y postmasaje de la próstata<br />

o por el cultivo del semen.<br />

Se realiza la limpieza del área periuretral<br />

y se obtienen cuatro muestras. Se<br />

solicita un estudio cuantitativo de los 5<br />

a 10 mL de micción inicial y del chorro<br />

medio. El paciente debe interrumpir la<br />

micción antes de que se vacíe la vejiga y<br />

se procede al masaje prostático. Se de-<br />

Sospecha clínica de prostatitis bacteriana crónica<br />

Referir preferentemente al urólogo<br />

Leucocitos > 10/campo<br />

Culltivo positivo/antibiograma<br />

Fluoroquinolonas (eventualmente TMP/SMX)<br />

6 semanas<br />

Mejoría Algo mejor Ausencia de mejoría<br />

Continuar antibiótico 12 semanas<br />

Curación Recaída Recurrencia No mejoría<br />

Seguimiento<br />

a largo plazo (1 año)<br />

Tto. antibiótico<br />

supresor (> 3 meses)<br />

ben cultivar las secreciones prostáticas<br />

obtenidas así como los siguientes 5 a 10<br />

mL de orina posteriormente obtenida.<br />

El urocultivo y el cultivo de las secreciones<br />

prostáticas son casi siempre<br />

positivos en la prostatitis crónica.<br />

La prostatitis bacteriana crónica se<br />

asocia con infección del eyaculado (bacteriospermia)<br />

y epididimitis.<br />

El tratamiento se administra por<br />

vía oral durante un tiempo prolongado,<br />

entre 4 y 12 semanas, aunque la erradicación<br />

bacteriana sólo se produce en<br />

60–80% de los casos, y habitualmente no<br />

perdura más de 6 meses. Por otra parte,<br />

la erradicación no siempre se asocia con<br />

alivio de los síntomas.<br />

La penetración de los antibióticos en<br />

tejido prostático puede ser baja en ausencia<br />

de intensa inflamación. Por este<br />

motivo, se debe preferir los antibióticos<br />

solubles en lípidos, no ionizables, con<br />

baja unión a proteínas, y capaces de<br />

acumularse en el pH alcalino que presentan<br />

las secreciones prostáticas en<br />

estas condiciones de infección crónica.<br />

Los fármacos que más se adecuan a estos<br />

requerimientos son las quinolonas<br />

fluoradas como ciprofloxacina (500 mg<br />

c/12 h) o norfloxacina (400 mg c/12 h)<br />

y trimetoprim/sulfametoxazol (160 mg/<br />

800 mg c/12 h). Los antibióticos betalactámicos<br />

y los aminoglucósidos no se<br />

recomiendan en la prostatitis crónica a<br />

pesar de su reconocida eficacia sobre<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Tto. antibiótico<br />

profiláctico<br />

Estudios de localización<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 30–34.<br />

Cultivo fraccionado de los cuatro vasos<br />

Cultivo pre y post masaje prostático<br />

Cultivo del semen (menos adecuado)<br />

¿Cirugía radical?<br />

bacterias gramnegativas, debido a la<br />

escasa penetración tisular y a las dificultades<br />

para el uso oral.<br />

Se debe realizar un seguimiento<br />

prolongado del paciente dada la alta<br />

frecuencia de recaídas y recurrencias.<br />

Si el paciente mejora pero no cura o las<br />

recurrencias son frecuentes se puede<br />

continuar con una terapia antibiótica supresora<br />

durante largos períodos.<br />

Prostatitis crónica asociada<br />

con dolor pelviano<br />

crónico (categoría III)<br />

La prostatitis crónica asociada con<br />

síndrome doloroso pelviano crónico (categoría<br />

III) es la nueva denominación que<br />

se aplica a los pacientes con prostatitis<br />

sintomática de origen no bacteriano y refleja<br />

que otros órganos pueden también<br />

estar contribuyendo en los síntomas.<br />

Constituye la forma clínica más común<br />

de síndrome prostático (90 a 95% de los<br />

hombres con prostatitis no bacteriana).<br />

Estos pacientes no presentan uretritis<br />

activa, cáncer urogenital, enfermedad<br />

del tracto urinario, estenosis uretral funcionalmente<br />

significativa o enfermedad<br />

neurológica que comprometa la vejiga.<br />

Este síndrome se define principalmente<br />

por la existencia de dolor en la<br />

región pélvica que persiste por lo menos<br />

3 meses. Este síntoma primario se<br />

acompaña frecuentemente de alteraciones<br />

miccionales y en la función sexual,<br />

Prostatitis | Dr. Jorge Facal<br />

33


Prostatitis | Dr. Jorge Facal<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 30–34.<br />

34<br />

habitualmente con dolor en relación con<br />

la eyaculación. Este grupo de entidades<br />

constituyen un problema diagnóstico.<br />

Los síntomas tienden a ser episódicos,<br />

con recaídas e intermitencias, lo que<br />

complica ulteriormente la valoración de<br />

la eficacia de las distintas intervenciones<br />

terapéuticas.<br />

Se distinguen dos subcategorías de<br />

acuerdo a la presencia (IIIA) o ausencia<br />

(IIIB) de leucocitos en el fluído prostático<br />

obtenido luego del masaje prostático.<br />

Esta subcategorización no parece tener<br />

relevancia clínica ya que no contribuye<br />

al manejo terapéutico del paciente.<br />

En general, se recomienda un tratamiento<br />

empírico con antibióticos a todos los<br />

hombres con síntomas compatibles de<br />

más de 3 meses de duración independientemente<br />

del carácter inflamatorio<br />

del cuadro. Sin embargo, en los pacientes<br />

con síntomas persistentes o recurrentes<br />

se debe abandonar la administración<br />

empírica y prolongada de antibióticos.<br />

Prostatitis crónica idiopática<br />

de carácter inflamatorio<br />

(categoría IIIA)<br />

Definida por la presencia de leucocitos<br />

en secreciones prostáticas (más de 10<br />

a 15 leucocitos por campo en el fluído<br />

prostático postmasaje) en ausencia de<br />

uropatógenos demostrables por los diversos<br />

cultivos específicos realizados.<br />

La etiología de esta entidad es<br />

incierta y se consideran distintas posibilidades.<br />

En algunos casos se plantea<br />

que pueda corresponder a una infección<br />

bacteriana no detectada por cultivos convencionales.<br />

Mediante cultivos en medios<br />

especiales, técnicas inmunológicas y<br />

moleculares con PCR se ha demostrado<br />

la presencia de agentes infecciosos<br />

en algunos pacientes, como Chlamydia<br />

trachomatis, Ureaplasma urealyticum,<br />

Mycoplasma hominis, Trichomonas vaginalis,<br />

etc. En otros casos, la inflamación<br />

prostática podría obedecer a un origen<br />

no bacteriano secundario a reflujo<br />

urinario intraprostático de uratos con<br />

inflamación química, enfermedad autoinmune,<br />

infección vírica.<br />

Los pacientes se quejan sobre todo<br />

de dolor perineal persistente, algunos<br />

síntomas miccionales y disfunción sexual.<br />

La próstata puede aparecer normal, dolorosa<br />

o inflamada al tacto rectal.<br />

Entre 40 y 50% de los pacientes con<br />

esta forma de prostatitis crónica res-<br />

ponden a la terapia antibiótica, por lo<br />

que el Grupo Europeo de Consenso en<br />

Prostatitis recomienda un tratamiento de<br />

prueba con antibióticos durante 2 a 4 semanas.<br />

Algunos autores recomiendan<br />

la adición de antibióticos como tetraciclinas<br />

o azitromicina con acción frente a<br />

Clamidias y Micoplasmas (sobre todo si<br />

existe historia de uretritis y/o epidimitis<br />

o si existe riesgo evidente de enfermedad<br />

de transmisión sexual). Si se obtiene<br />

respuesta terapéutica se puede repetir<br />

otro ciclo de antibióticos durante 6 semanas.<br />

Si por el contrario existe fracaso<br />

terapéutico se recomienda un abordaje<br />

terapéutico similar a la categoría IIIB.<br />

Síndrome pelviano doloroso<br />

crónico no inflamatorio<br />

(categoría IIIB)<br />

Esta forma es particularmente frecuente<br />

y decepcionante por la refractariedad<br />

al tratamiento. Los pacientes presentan<br />

síntomas similares a la forma anterior,<br />

pero no se demuestran patógenos bacterianos<br />

ni leucocitos en las muestras<br />

prostáticas postmasaje. No existe evidencia<br />

de un mecanismo infeccioso e<br />

incluso que esta enfermedad tenga un<br />

origen prostático.<br />

Los mecanismos patogénicos planteados<br />

serían: micción disfuncional y de<br />

presión elevada con obstrucción funcional<br />

de tracto urinario inferior, reflujo<br />

ductal intraprostático, autoinmunidad,<br />

trastornos neuromuscular con dolor neuropático,<br />

estrés emocional en pacientes<br />

con personalidad psiconeurótica, y otros.<br />

Existen pocos estudios controlados,<br />

randomizados que apoyan el uso de un<br />

tratamiento en particular. Si bien la etiología<br />

infecciosa es improbable se plantea<br />

en algunos pacientes un curso antibiótico<br />

de prueba de 4 a 6 semanas de duración.<br />

No existe respuesta en la mayoría de los<br />

pacientes, con lo que se desestima tratamientos<br />

antibióticos de mayor duración<br />

o reiterados en el tiempo.<br />

Se pueden obtener algunos resultados<br />

con tratamientos secuenciales<br />

o simultáneos con alfa bloqueantes a<br />

altas dosis (terazosina), finasteride, antiinflamatorios<br />

no esteroideos y relajantes<br />

musculares del tipo del diazepam. La psicoterapia,<br />

cambios en el estilo de vida<br />

del paciente, pueden brindar una mejoría<br />

sintomática en muchos de estos<br />

pacientes.<br />

Prostatitis inflamatoria<br />

asintomática (categoría IV)<br />

Se trata de pacientes asintomáticos en<br />

los cuales se encuentran signos inflamatorios<br />

en la biopsia prostática realizada<br />

para el estudio de un aumento del antígeno<br />

prostático específico (PSA), o en<br />

pacientes que muestran un recuento leucocitario<br />

en semen al ser estudiados por<br />

infertilidad.<br />

No está indicada ninguna intervención<br />

terapéutica ya que los pacientes<br />

se encuentran asintomáticos. Las excepciones<br />

a esta regla son los pacientes<br />

con infertilidad, una secuela asociada<br />

en ocasiones a prostatitis crónica, o ante<br />

elevaciones equívocas del PSA o cuando<br />

está indicada por otras razones la endoscopia<br />

o cirugía de la vía urinaria. En todos<br />

estos casos está indicado un tratamiento<br />

antibiótico de duración variable en relación<br />

a cada indicación específica.<br />

Prostatitis granulomatosa<br />

Representa menos del 0,5% de todas<br />

las prostatitis. Puede tener un origen infeccioso<br />

o secundario a enfermedades<br />

granulomatosas sistémicas (vasculitis,<br />

sarcoidosis, autoinmunes, etc.). Se debe<br />

descartar infecciones bacterianas (tuberculosis<br />

y otras micobacterias, brucelosis,<br />

sífilis), micóticas o parasitarias, y en tal<br />

caso, realizar el tratamiento específico.<br />

La importancia de estos cuadros deriva<br />

de la confusión que ofrecen al tacto rectal<br />

con el cáncer de próstata.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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2002, 155–156.<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

En el curso de la infección crónica por<br />

el virus de la inmunodeficiencia humana<br />

(VIH), otras infecciones virales<br />

determinan una gran variedad de manifestaciones<br />

clínicas con localizaciones<br />

múltiples, cutáneo–mucosas, del SNC<br />

así como de otros órganos. Las mismas<br />

generan muchas veces niveles de dificultades<br />

diagnósticas y terapéuticas cuando<br />

se compara a lo que sucede en individuos<br />

sin infección retroviral coexistente.<br />

Pueden manifestarse como cuadros<br />

graves, que comprometen incluso la vida<br />

del paciente por lo que es de fundamental<br />

importancia su reconocimiento para<br />

inicio de un tratamiento precoz.<br />

En el contexto de la infección por el<br />

VIH la infección por el virus herpes humano<br />

simple (VHS) es más extensa, severa y<br />

diseminada que en la población general.<br />

Las lesiones suelen recidivar y persistir<br />

con mayor frecuencia. 1<br />

La diseminación asintomática es habitual,<br />

mientras que la resistencia a los<br />

antivirales es mayor.<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Tratamiento de enfermedades<br />

inducidas por virus herpes simple en<br />

infectados por el VIH<br />

Dra. Marcela Zurmendi<br />

Asistente de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Prof. Dr. Eduardo Savio.<br />

VIROLOGÍA<br />

Los virus herpes simple pertenecen a la<br />

familia Herpesviridae, son virus de ADN,<br />

envueltos contando con una distribución<br />

mundial en donde el hombre parece ser<br />

el único reservorio natural.<br />

Se reconocen dos tipos antigénicos;<br />

VHS–1 y VHS–2. De acuerdo con su<br />

genoma y su comportamiento biológico<br />

integran el grupo alphaherpesvirinae<br />

que se caracterizan por presentar ciclos<br />

cortos de replicación (4–12 horas), difundir<br />

rápidamente en los cultivos celulares,<br />

destruir la célula infectada y compartir<br />

con el resto de los virus de la familia<br />

su capacidad para producir infecciones<br />

latentes de por vida y recurrencias periódicas<br />

cuando se altera la vigilancia<br />

inmunológica. 2 La transmisión es por el<br />

contacto directo con una persona que está<br />

eliminando virus desde una lesión de<br />

piel y/o mucosa y/o secreciones genitales<br />

o bucales, con piel o mucosa erosionada.<br />

La infección por el VHS–1 se adquiere<br />

en etapas tempranas de la vida con una<br />

frecuencia mayor que la infección por el<br />

VHS–2, que está relacionada con la edad<br />

de inicio de la actividad sexual, el número<br />

de parejas sexuales y los antecedentes de<br />

enfermedades de transmisión sexual.<br />

La infección por el VHS–2 juega un<br />

rol preponderante en la facilitación de<br />

la transmisión del VIH. Existe una relación<br />

recíproca entre la inmunodepresión<br />

que causa el VIH, determinando así una<br />

mayor expresión de las manifestaciones<br />

clínicas por el VHS–2, y el aumento de la<br />

capacidad infectante de los individuos<br />

VIH positivos que cursan una infección<br />

por el VHS–2. 3<br />

CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

CLÍNICA<br />

Tanto el VHS–1 como el VHS–2 causan lesiones<br />

orolabiales y genitales que son<br />

clínicamente indistinguibles. 3<br />

El herpes orolabial se manifiesta<br />

como vesículas arracimadas o úlceras dolorosas<br />

en labios, comisuras, mucosa oral,<br />

lengua y áreas faciales (surco nasogeniano,<br />

mucosa nasal, mejillas y mentón).<br />

Pueden acompañarse de síntomas y signos<br />

clínicos como fiebre, artromialgias,<br />

irritabilidad, dolor durante la alimentación<br />

y adenopatías regionales dolorosas.<br />

El herpes genital se caracteriza por<br />

síntomas generales y a nivel local dolor,<br />

prurito, disuria; a veces da secreción<br />

por la uretra y vagina, así como adenopatías<br />

regionales dolorosas. Es la causa<br />

más común de úlceras genitales. Las mismas<br />

asientan en labios mayores, glande<br />

y surco balanoprepucial. Se pueden extender<br />

a glúteos, ingle, muslos y también<br />

a distancia (meningitis aséptica, mielitis<br />

transversa, radiculopatía sacra, hepatitis,<br />

neumonitis y artritis). El compromiso<br />

del SNC es poco frecuente pero siempre<br />

es una complicación grave en el paciente<br />

VIH–SIDA (meningitis, encefalitis, mielitis).<br />

4<br />

Tratamiento de enfermedades inducidas por virus herpes simple (HSV) en infectados por el VIH | Dra. Marcela Zurmendi<br />

35


Tratamiento de enfermedades inducidas por virus herpes simple (HSV) en infectados por el VIH | Dra. Marcela Zurmendi<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 35–36<br />

36<br />

TRATAMIENTO<br />

Los fármacos empleados para el tratamiento<br />

del herpes simple orolabial o<br />

genital ya sea durante la primo infección<br />

o la recurrencia son el aciclovir o su<br />

prodroga, el valaciclovir. En pacientes inmunodeprimidos,<br />

el valaciclovir es bien<br />

tolerado, seguro y efectivo para el tratamiento<br />

y la supresión de la recurrencia<br />

del herpes simple 5 , siendo además en<br />

todos los casos de elección porque proporciona<br />

mayor biodisponibilidad que<br />

aciclovir.<br />

Aciclovir<br />

– Presentaciones: v.o., i.v., tópico.<br />

– Actúa sobre VHS tipo 1 y 2 y HVZ.<br />

– Vida media: 2:30–3 horas.<br />

– Biodisponibilidad: 10 a 20%.<br />

– Alimentos: interfieren su absorción.<br />

– Se excreta por vía renal. Ajustar dosis<br />

con Cl crea < 50 mL/min.<br />

– Pasa a la leche materna y placenta.<br />

– En embarazo categoría B.<br />

– Efectos secundarios: pocos (flebitis<br />

i.v., rash, diarrea, TGO/TGP, IR a altas<br />

dosis).<br />

Valaciclovir<br />

– Presentación para uso: oral.<br />

– Actúa sobre: VHS tipo 2 y VHZ.<br />

– Vida media: 3 horas.<br />

– Biodisponibilidad: 55%.<br />

– Alimentos: no interfieren su absorción.<br />

– Se excreta por vía renal. Ajustar dosis<br />

con Cl < 50 mL/min.<br />

– Pasa a la leche materna y placenta.<br />

– En el embarazo categoría B.<br />

– Efectos secundarios: pocos (náuseas,<br />

vómitos, cefaleas, rash, PTT, SUH en<br />

sida o trasplantados).<br />

Tratamiento del herpes<br />

orolabial y genital:<br />

primoinfección o recurrencia<br />

Aciclovir 400 mg v.o. cada 8 horas de 7 a<br />

10 días. Valaciclovir 1000 mg v.o. cada 12<br />

horas de 7 a 10 días. 6<br />

Enfermedad severa y<br />

extensa (cutáneo mucosa)<br />

Aciclovir 5 mg/Kg i.v. cada 8 horas hasta<br />

control de la infección y luego valaciclovir<br />

1000 mg por v.o. cada 12 horas, hasta<br />

la curación de las mismas. 6<br />

Neumonitis, esofagitis, hepatitis o<br />

infección diseminada: aciclovir 5–10 mg/<br />

Kg i.v. cada 8 horas de 2 a 7 días o hasta la<br />

mejoría y luego valaciclovir 1000 mg v.o.<br />

cada 12 horas hasta completar 10 días. 6<br />

Encefalitis<br />

Aciclovir 10 mg/Kg. i.v. cada 8 horas de 14<br />

a 21 días. 6<br />

Tratamiento supresor<br />

Al igual que en el inmunocompetente,<br />

el planificar un tratamiento supresor está<br />

indicado cuando el individuo presenta<br />

más de 6 recidivas al año en los casos de<br />

HS cutáneo o genital.<br />

Puede emplearse aciclovir v.o. cada<br />

12 h. o valaciclovir 500–1000 mg v.o.<br />

al día. Este tratamiento se puede realizar<br />

por 8 a 12 meses. 7<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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of Infectious Diseases, Department of Medicine<br />

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2006.<br />

4. Benetucci JA. Infecciones virales. En: —. SIDA y<br />

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Cap. 18: 331–351. 2001.<br />

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7. Bartlett JG, Gallant J. Herpes simplex. In: Bartlett<br />

& Gallant. Medical Management of HIV infection<br />

2005–2006. Baltimore: Johns Hopkins Medicine<br />

Health Publishing Business Group. Chap. 6. pp<br />

347–349. 2006.<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS


CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

1, 2. Asistentes de la Cátedra de<br />

Enfermedades Infecciosas.<br />

Prof. Dr. Eduardo Savio.<br />

Los médicos clínicos habitualmente<br />

aplican un tratamiento antibiótico a los<br />

pacientes con leptospirosis, cualquiera<br />

sea el tiempo de evolución de esta enfermedad<br />

y el nivel de gravedad, sin<br />

embargo, mucho se discute acerca de la<br />

utilidad de esta medida. Asimismo, la dosis<br />

y duración de la antibioticoterapia en<br />

la práctica clínica es muy variada.<br />

Haremos una revisión de lo publicado<br />

hasta el momento, destacando que<br />

aún falta evidencia para recomendar<br />

pautas claras. Sin embargo, la evidencia<br />

sugiere que los antibióticos pueden causar<br />

más beneficios que daño y de hecho,<br />

en una reciente reunión docente de la<br />

CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

sobre Actualizaciones de las Conductas<br />

Terapéuticas, se validaron los conceptos<br />

que manejamos en este articulo.<br />

La leptospirosis es una zoonosis emergente<br />

causada por espiroquetas que<br />

pertenecen al género Leptospira, de<br />

las cuales hay más de 200 serovares. La<br />

enfermedad se adquiere a través del contacto<br />

de las mucosas o piel lesionada con<br />

la orina de roedores infectados u otros<br />

animales como los perros. Las manifestaciones<br />

clínicas son variadas y pueden ir<br />

desde un cuadro febril leve a una disfunción<br />

multiorgánica con ictericia con o sin<br />

disfunción hepática, compromiso renal,<br />

de la coagulación, hemorragia pulmonar,<br />

falla cardíaca, arritmias entre otros.<br />

La enfermedad tiene a menudo<br />

un curso bifásico, con una primera etapa<br />

leptospirémica que dura de cuatro a<br />

nueve días y se caracteriza por fiebre, cefaleas,<br />

mialgias y sufusión conjuntival y<br />

una segunda fase inmune, en la cual no<br />

se rescata a la espiroqueta y aparecen<br />

las manifestaciones multiorgánicas. Esta<br />

segunda fase se relaciona con títulos de<br />

anticuerpos altos. Es justamente este curso<br />

bifásico de la enfermedad lo que ha<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

¿Debe hacerse el tratamiento<br />

etiológico de la leptospirosis?<br />

Dr. Julio Medina 1 , Dra. Graciela Pérez Sartori 2<br />

determinado que algunos autores consideren<br />

que el uso de antimicrobianos no<br />

es beneficioso en esta segunda etapa.<br />

ANTIBIOTICOTERAPIA<br />

Durante muchos años, en la infectología<br />

nacional se consideraba que si bien<br />

las leptospiras eran sensibles in vitro a<br />

una multiplicidad de antibióticos, su<br />

prescripción no parecía modificar el curso<br />

evolutivo de la misma. La tendencia<br />

fue durante muy largo tiempo, entre los<br />

especialistas, la de no hacer antibioticoterapia<br />

necesariamente.<br />

Todavía faltan suficientes estudios<br />

clínicos controlados, multicéntricos, aleatorizados,<br />

que comparen tratar versus no<br />

tratar y que además tengan en cuenta<br />

distintos niveles de gravedad y distintos<br />

tiempos de evolución de la enfermedad.<br />

Tabla 1.<br />

Antibioticoterapia en leptosirosis<br />

Tratamiento antimicrobiano en la leptospirosis moderada a severa<br />

Elección<br />

Penicilina 6 millones día i.v. repartido en 4 o 6 dosis. (7 días)<br />

(Interrogar sobre alergia a betalactámicos)<br />

Alternativa<br />

a) Ceftriaxone 1 gramo i.v. dìa (7 días)<br />

b) Cefotaxime 1 gramo i.v. cada 6 horas (7 días)<br />

c) Ampicilina 2–4 gramos i.v. dìa(7 días)<br />

Con estas salvedades, no obstante habría<br />

evidencia actual que favorece el<br />

tratamiento antibiótico en algunas circunstancias.<br />

Se debe comenzar con antibióticos<br />

inmediatamente luego de la sospecha de<br />

leptospirosis, ya que el beneficio parece<br />

más evidente cuanto más temprano se<br />

realice la antibioticoterapia.<br />

Se recomienda el uso de antibióticos<br />

si el paciente tiene una leptospirosis<br />

moderada a severa (en la práctica podría<br />

indicarse a todo paciente que requiera<br />

hospitalización) dado que no hay un<br />

consenso acerca de que llamar moderado<br />

o moderado/severo. El tratamiento de<br />

elección es con penicilina con las dosis<br />

descritas en la tabla 1. Hay además, varias<br />

alternativas descritas en la bibliografía.<br />

Si el paciente cursa una leptospirosis<br />

leve se podría optar por NO hacer anti-<br />

d) Doxiciclina 200 mg i.v. en infusión en 30 minutos, luego continuar con 100 mg<br />

cada 12 horas (7 días)<br />

El switch a la vía oral se puede hacer cuando el paciente esté estable y con una evolución a la mejoría.<br />

Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Facultad de Medicina. Setiembre 2006<br />

Tabla 2.<br />

Antibioticoterapia opcional en formas leves<br />

Tratamiento antimicrobiano en la leptospirosis leve<br />

Si se opta por hacerlo:<br />

a) Doxiciclina 100 mg v.o. cada 12 horas (7 días)<br />

b) Amoxicilina 500 mg v.o. cada 8 horas (7 días)<br />

c) Tetraciclina 500 mg v.o. cada 6 horas (7 días)<br />

Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Facultad de Medicina. Setiembre 2006<br />

¿Debe hacerse el tratamiento etiológico de la leptospirosis? | Dr. Julio Medina, Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

37


¿Debe hacerse el tratamiento etiológico de la leptospirosis? | Dr. Julio Medina, Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 37–38<br />

38<br />

bióticos dado que el beneficio no está<br />

claro. Si el clínico opta por hacerlo, la indicación<br />

es con antibióticos por vía oral,<br />

como se describe en la tabla 2.<br />

Con un criterio práctico, en las formas<br />

de leptospirosis moderadas a severas estamos<br />

proponiendo la prescripción de<br />

penicilina o de ceftriaxone como alternativa,<br />

mientras que si el clinico decide<br />

tratar una forma leve, la opción más práctica<br />

es doxiciclina. En todos los casos se<br />

siguen las dosis y duración que constan<br />

en las tablas 1 y 2.<br />

Debe recordarse que la enfermedad<br />

es de notificación obligatoria al<br />

Ministerio de Salud Pública.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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Clínica en Enfermedades Infecciosas. Montevideo:<br />

Librería Médica Editorial. Vol II. Cap. 9, pp: 163–171.<br />

1983.<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

La histoplasmosis, causada por un<br />

hongo dimorfo llamado Histoplasma capsulatum,<br />

se diagnostica en 2 a 5% de los<br />

pacientes infectados por VIH en las zonas<br />

endémicas. 1 En ellos, suele dar un<br />

cuadro febril con afectación multiorgánica,<br />

que puede confundirse con otras<br />

múltiples patologías; además, la confirmación<br />

de este diagnóstico puede no ser<br />

fácil, por lo que es necesario tener un alto<br />

índice de sospecha. Se la debe tener<br />

presente como diagnóstico diferencial<br />

de la tuberculosis pulmonar, dado que las<br />

manifestaciones clínicas y radiológicas<br />

pueden ser indistinguibles en el huésped<br />

inmunocomprometido. También como<br />

causante de shock séptico. En un trabajo<br />

realizado por G. Limongi en un CTI polivalente,<br />

la histoplasmosis representó el<br />

3,3% de los ingresos por VIH. 2<br />

AGENTE<br />

Histoplasma capsulatum es un hongo dimorfo<br />

cuya forma micelial predomina en<br />

zonas ricas en guano de pájaros y murciélagos;<br />

por lo que las personas que<br />

trabajan en granjas, construcción, demoliciones<br />

o cuidado de aves están más<br />

expuestos. Se adquiere por inhalación de<br />

las esporas y es la forma levadura la que<br />

produce la infección en los mamíferos,<br />

siendo un patógeno intracelular de los<br />

macrófagos.<br />

Hay una alta prevalencia de infectados<br />

en América del Norte, Latinoamérica<br />

y Africa donde hay diferentes serovares.<br />

En América se encuentra H. capsulatum<br />

var. capsulatum. Además, hay genotipos<br />

distintos en diferentes regiones; lo cual<br />

explicaría las diferentes manifestaciones<br />

clínicas en los países del Norte de<br />

América respecto a los del sur.<br />

La patogenia es muy similar a la de<br />

la tuberculosis. La infección por H. capsulatum<br />

es el homólogo fúngico de la<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Histoplasmosis diseminada<br />

Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

Asistente de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Prof. Dr. Eduardo Savio.<br />

infección por M. tuberculosis: infección<br />

aguda o persistente, con formas de reactivación<br />

y sistémicas.<br />

Que una persona adquiera la enfermedad<br />

depende de la intensidad<br />

de la exposición y de la inmunidad del<br />

huésped. La mayoría de los expuestos<br />

inmunocompetentes no desarrollan síntomas,<br />

o si lo hacen estos suelen ser<br />

menores. Una exposición intensa aún en<br />

inmunocompetenetes puede ocasionar<br />

una infección respiratoria severa.<br />

La diseminación hematógena desde<br />

los pulmones hacia otros tejidos ocurre<br />

probablemente en todos los individuos<br />

infectados durante las dos primeras<br />

semanas antes que se desarrolle la inmunidad<br />

específica pero no es progresiva en<br />

la mayoría de los casos. Los inmunodeprimidos,<br />

sobre todo infectados por VIH<br />

con inmunodepresión severa o pacientes<br />

neoplásicos recibiendo quimioterapia<br />

o pacientes recibiendo inmunosupresores<br />

pueden presentar una enfermedad<br />

progresiva diseminada. 3 La enfermedad<br />

diseminada en estos pacientes también<br />

puede ser consecuencia de una reactivación<br />

.<br />

ENFERMEDAD EN EL PACIENTE<br />

INFECTADO POR VIH<br />

La presentación clínica habitual es enfermedad<br />

diseminada con síntomas de<br />

varias semanas de evolución: fiebre,<br />

adelgazamiento, astenia, síntomas respiratorios,<br />

diarrea, compromiso de la<br />

médula ósea con pancitopenia, meningitis<br />

y lesiones cutáneas. 1,4,5,6<br />

Las manifestaciones respiratorias se<br />

presentan en aproximadamente el 50%<br />

de los pacientes y son tos, dolor torácico<br />

y en algunos disnea e insuficiencia respiratoria.<br />

1,5,6 La imagenología puede ser<br />

indistinguible de la tuberculosis en estos<br />

pacientes: infiltrado reticulonodular<br />

o micronodular bilateral con o sin adenomegalias<br />

mediastinales o hiliares. 7<br />

La frecuencia de presentación de los<br />

síntomas en varias series es la siguiente:<br />

adelgazamiento 62,5% 5 , diarrea 10-<br />

50% 1,5,6 , shock séptico < 10% 1 , meningitis<br />

< 10%-25%. 1,6 En cuanto a las lesiones cutáneas<br />

la frecuencia de su presentación<br />

es variable en distintas regiones. En Brasil<br />

la frecuencia de lesiones cutáneo mucosas<br />

en pacientes con histoplasmosis es de<br />

66%, en Argentina 75% mientras que en<br />

países al Norte de América como Estados<br />

Unidos se reportan frecuencias menores<br />

al 10% y en Panamá 18%. 1,5 En Uruguay la<br />

frecuencia de lesiones en piel es posiblemente<br />

similar a la de Argentina y Brasil<br />

por lo que la presencia de lesiones cutáneas<br />

habitualmente colabora al planteo<br />

clínico de histoplasmosis. En el trabajo<br />

realizado por G. Limongi en una Unidad<br />

de Cuidados Intensivos, 7 de los 9 pacientes<br />

presentaban lesiones cutáneas. 2 Las<br />

lesiones cutaneomucosas son variadas:<br />

lesiones tipo pápula similares al molusco<br />

contagioso, lesiones ulceradas o con<br />

centro necrótico. En las mucosas las lesiones<br />

pueden ser vegetantes o ulceradas.<br />

Dado que las lesiones cutaneomucosas<br />

son proteiformes es importante realizar<br />

un raspado micológico o biopsia de todas<br />

las lesiones cutáneas sospechosas en<br />

los pacientes infectados por VIH.<br />

Se considera histoplasmosis diseminada<br />

severa si están presentes al menos<br />

uno de los siguientes: temperatura axilar<br />

mayor a 39° C axilar, presión arterial sistólica<br />

menor a 90 mm Hg, pO 2 menor a 70,<br />

pérdida de peso mayor al 5%, Karnofsky<br />

< 70, hemoglobina < 10 g/dl, neutrófilos<br />

2,5 ULN, creatinina >2 x<br />

ULN, albuminemia


Histoplasmosis diseminada | Dra. Graciela Pérez Sartori<br />

CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 39–40.<br />

40<br />

DIAGNÓSTICO<br />

Para confirmar el diagnóstico existen varias<br />

técnicas: cultivo del hongo, tinciones<br />

de tejidos, pruebas serológicas y detección<br />

de antígeno.<br />

Los cultivos de sangre, médula ósea<br />

y lavado bronquioloalveolar tienen una<br />

alta sensibilidad, 85%, en las histoplasmosis<br />

diseminadas, pero demoran de<br />

dos a cuatro semanas. 4,8<br />

En cuanto a la serología, demora dos<br />

a seis semanas en positivizar los anticuerpos<br />

y luego de una infección puede<br />

persistir positiva durante largo tiempo.<br />

En los pacientes infectados por el VIH<br />

puede ser falsamente negativa dada la inmunodepresión,<br />

por lo que tienen escasa<br />

utilidad en los pacientes inmunodeprimidos<br />

con histoplasmosis diseminada. 4,8<br />

Las tinciones de tejidos tienen una<br />

sensibilidad cercana al 41 a 63% y requieren<br />

de la experiencia del micólogo. 4,8 En<br />

Uruguay, donde las lesiones de piel son<br />

frecuentes, es una técnica útil, con la cual<br />

en la práctica se hacen muchos diagnósticos.<br />

Si no hay lesiones de piel se<br />

requiere una técnica invasiva, por lo que<br />

disminuye su valor.<br />

La detección de antígeno (polisacárido<br />

capsular) es la técnica de<br />

elección, tiene alta sensibilidad, es rápi-<br />

Figura 1.<br />

Figura 2.<br />

Tomografía computadorizada de tórax<br />

que muestra lesiones micronodulares<br />

bilaterales, debidas a infección por<br />

Histoplasma capsulatum e indistinguibles<br />

de las causadas por Mycobacterium<br />

tuberculosis.<br />

Radiografía de tórax de un paciente VIH<br />

positivo con histoplasmosis diseminada,<br />

tos productiva de 3 meses de evolución.<br />

da y se puede realizar en sangre, orina,<br />

lavado bronquioloalveolar y líquido céfalo–raquídeo.<br />

La mejor sensibilidad es la<br />

del antígeno en orina, del 90%; en sangre<br />

es del 85%. Lamentablemente esta técnica<br />

no está disponible en Uruguay.<br />

Es decir que, en la práctica, la mayoría<br />

de los diagnósticos se hace mediante tinción<br />

de raspados micológicos o biopsias<br />

de piel y en algunos casos con cultivos,<br />

pero esto puede ser muy tardío y si el paciente<br />

está grave puede morir antes de<br />

que estos sean positivos.<br />

TRATAMIENTO<br />

Si la histoplasmosis diseminada no se<br />

sospecha y por ende no se diagnostica<br />

ni trata, conduce inevitablemente a<br />

la muerte; lo mismo si el diagnóstico es<br />

tardío. El tratamiento de la histoplasmosis<br />

diseminada moderada o severa sin<br />

compromiso meníngeo se realiza con anfotericina<br />

B 0,7 mg/kg día i.v. durante 3<br />

a 10 días seguido de consolidación con<br />

itraconazol 200 mg v.o. cada 12 horas por<br />

12 semanas. Se debe tomar la precaución<br />

de tomar la medicación con los alimentos<br />

o bebida cola o jugo de naranja para<br />

favorecer la absorción.<br />

En caso de haber compromiso me-<br />

níngeo el tratamiento completo debe<br />

realizarse con anfotericina B durante 12<br />

a 16 semanas.<br />

Luego se debe continuar con mantenimiento<br />

con itraconazol 200 mg/día.<br />

No hay claros criterios para suspender<br />

la terapia de mantenimiento luego de<br />

la reconstitución inmune con la terapia<br />

antirretroviral. Algunas guías plantean<br />

continuar con mantenimiento de por<br />

vida pero hay algunos reportes que plantean<br />

suspenderlo luego de un año si el<br />

paciente está asintomático, tiene más de<br />

150 CD4/mm 3 , más de seis meses de terapia<br />

antirretroviral y el antígeno sérico y<br />

en orina es < 4,1 unidades.<br />

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Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


CÁTEDRA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS<br />

El virus de la hepatitis C (VHC) es un<br />

ARN virus perteneciente a la familia<br />

Flaviviridae, identificado en 1989 y del<br />

que se reconocen hasta ahora seis genotipos<br />

diferentes. Luego de la infección<br />

aguda que generalmente cursa de manera<br />

asintomática, el 80% de los individuos<br />

infectados mantendrá una infección crónica;<br />

de éstos, entre un 5 y 25% tiene<br />

probabilidad de evolucionar a la cirrosis<br />

en un plazo aproximado de 20 años1 Una<br />

vez establecida la cirrosis, el riesgo anual<br />

de desarrollar insuficiencia hepática y/o<br />

hepatocarcinoma se estima entre 2–4% y<br />

1–7%, respectivamente. 2 La hepatopatía<br />

crónica por VHC afecta aproximadamente<br />

a un 1–3% de la población mundial.<br />

La vía de transmisión más efectiva<br />

para el VHC es la parenteral, a través<br />

de la exposición a sangre procedente<br />

de individuos con infección crónica; se<br />

han descrito como vías menos eficaces<br />

de transmisión la vía sexual y la vertical.<br />

Dado que el virus de la inmunodeficiencia<br />

humana (VIH) comparte vías de contagio<br />

con el VHC, la coinfección es un<br />

hallazgo frecuente que oscila entre 15<br />

y 40%, pudiendo llegar a 90% en usuarios<br />

de drogas intravenosas (UDIV) y<br />

hemofílicos. 3,4 Entre 427 pacientes VIH<br />

positivos diagnosticados en la Cátedra de<br />

Enfermedades Infecciosas entre 2001 y<br />

2003, se encontró una prevalencia de am-<br />

5, 6<br />

bas coinfecciones de 23%.<br />

El Departamento de Epidemiologìa<br />

del Ministerio de Salud Pública informó<br />

una tasa acumulada de casos de reactividad<br />

para marcadores de hepatitis B y<br />

C de 27/100.000 habitantes en una población<br />

general (el informe no desglosa<br />

las tasas separadas de cada infeccion viral),<br />

hasta la semana epidemiológica 52<br />

del año 2005.<br />

Las características clínicas, evolutivas<br />

y la respuesta a la terapéutica para el virus<br />

C en pacientes VIH(+) varía respecto<br />

Coinfección VIH–VHC<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.<br />

Dra. Susana Cabrera<br />

Asistente de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Prof. Dr. Eduardo Savio.<br />

a los pacientes monoinfectados. Se hará<br />

una breve revisión de estos aspectos<br />

de la coinfección, entidad nosológica habitual<br />

en la práctica médica de quienes<br />

asisten pacientes con el VIH.<br />

HISTORIA NATURAL DEL<br />

VHC EN PACIENTES VIH<br />

La evolución y pronóstico de la infección<br />

VIH han cambiado sustancialmente en<br />

los últimos años desde la introducción<br />

de la terapia antirretroviral de alta eficacia<br />

[Highly Active Antiretroviral Therapy<br />

(HAART)]. La infección por el VHC en<br />

estos pacientes se ha transformado en<br />

una de las causas principales de morbi–mortalidad<br />

en esta población, siendo<br />

en algunas áreas la principal causa de<br />

ingresos hospitalarios y muerte. 7,8 La interacción<br />

entre ambos virus modifica la<br />

historia natural de ambas infecciones.<br />

Impacto del VIH sobre el VHC<br />

La evolución a hepatitis crónica es más<br />

frecuente. En los pacientes seropositivos<br />

para VIH la probabilidad que la infección<br />

por VHC evolucione a la cronicidad<br />

es de alrededor de un 90%. 9 También<br />

se ha observado una progresión más<br />

rápida a cirrosis, presentándose entre<br />

6 y 15 años tras la infección, así como<br />

mayor incidencia de insuficiencia hepática<br />

y hepatocarcinoma. 10–13 Algunos<br />

autores han encontrado un mayor riesgo<br />

de progresión a fibrosis y hepatocarcinoma<br />

en coinfectados en la era previa a<br />

la HAART, que sin embargo no se observa<br />

en pacientes en seguimiento desde la<br />

introducción de la HAART, lo que traduciría<br />

un efecto beneficioso del tratamiento<br />

antirretroviral (TARV). 14,15 Este efecto beneficioso<br />

está bien demostrado para<br />

regímenes conteniendo inhibidores de<br />

proteasa (IP) los que retardarían la evolución<br />

a la fibrosis. 16 Otras drogas, sin<br />

embargo, favorecen la progresión de la<br />

enfermedad hepática por mecanismos<br />

no bien conocidos. Se ha reportado mayor<br />

incidencia de esteatosis y fibrosis en<br />

pacientes coinfectados bajo TARV que incluya<br />

nevirapina, estavudina, zalcitabina<br />

y didanosina. 17,18 Por otro lado, existe un<br />

riesgo significativamente mayor de hepatotoxicidad<br />

vinculada al uso de ARV en<br />

pacientes coinfectados. 19<br />

Impacto del VHC sobre el VIH<br />

Existen datos discordantes acerca de la<br />

influencia de la infección por VHC sobre<br />

la evolución del VIH. Mientras algunos<br />

autores han reportado una tasa acelerada<br />

de progresión a SIDA y menor respuesta<br />

al TARV 20–22 , otros no han encontrado influencia<br />

significativa del VHC sobre estos<br />

parámetros. 23,24<br />

DIAGNÓSTICO<br />

En todo paciente con infección por VIH<br />

debe realizarse screening de infección<br />

por virus de hepatitis. Para el VHC se<br />

recomienda la búsqueda de anticuerpos<br />

en sangre por enzimoinmunoanálisis<br />

(ELISA). En pacientes con resultado positivo<br />

se debe realizar una técnica de<br />

reacción en cadena de polimerasa (PCR)<br />

para búsqueda del ARN viral, que de ser<br />

positivo confirmará una infección activa.<br />

Un resultado negativo no excluye este<br />

diagnóstico dado que la viremia suele ser<br />

oscilante en el tiempo. Ante esta situación<br />

se puede optar por la realización de<br />

una prueba confirmatoria, RIBA (recombinant<br />

immunoblot assay), que en caso de<br />

ser negativa descarta el diagnóstico y en<br />

caso de ser positiva se estaría frente a un<br />

ELISA falsamente negativo. Otra opción<br />

es reiterar el estudio de PCR en un plazo<br />

de 6 meses.<br />

Se ha reportado una prevalencia de<br />

anticuerpos para VHC falsamente nega-<br />

Coinfección VIH–VHC | Dra. Susana Cabrera<br />

41


CARTA INFECTOL. 2006; 6(2): 41–43<br />

Coinfección VIH–VHC | Dra. Susana Cabrera<br />

42<br />

tivos en pacientes VIH de alrededor de<br />

un 6%, sobre todo en pacientes con severa<br />

inmunodepresión. Por lo que se<br />

recomienda en todo paciente VIH con<br />

elevación persistentemente elevada de<br />

las enzimas hepáticas sin causa aparente,<br />

la realización de una PCR para ARN<br />

del VHC. 25<br />

Confirmada la infección crónica y en<br />

pacientes candidatos a tratamiento del<br />

VHC se debe solicitar PCR cuantitativo del<br />

VHC y genotipo, el primero de utilidad en<br />

el monitoreo terapéutico y el segundo<br />

por su valor pronóstico.<br />

Biopsia hepática. Sin duda la histología<br />

es el gold estándar para el diagnóstico<br />

de estadio y actividad necro–inflamatoria.<br />

Contribuye a la toma de decisiones<br />

terapéuticas, permite establecer un pronóstico<br />

y valora otras posibles etiologías<br />

de la hepatopatía. Sin embargo su realización<br />

sistemática en coinfectados es<br />

motivo de debate por varias razones. La<br />

mayor incidencia de fibrosis junto a la<br />

mayor progresividad de la enfermedad<br />

hepática en esta población, a lo que se<br />

suma la potencial y frecuente toxicidad<br />

de las drogas antirretrovirales y mayor<br />

incidencia de complicaciones post–procedimiento,<br />

hace que algunos expertos<br />

recomienden el tratamiento precoz de<br />

la infección crónica por VHC en pacientes<br />

VIH sin necesidad de realizar biopsia.<br />

Esta recomendación es más fuerte aún<br />

en pacientes infectados con genotipo<br />

2/3 donde se ha documentado una<br />

progresión más acelerada de la enfermedad<br />

hepática, mayor hepatotoxicidad<br />

por drogas antirretrovirales y mejor respuesta<br />

al tratamiento del VHC. 26,27 En<br />

pacientes con genotipos 1/4 existe mayor<br />

acuerdo en la realización de biopsia<br />

pre–tratamiento.<br />

Marcadores de fibrosis. La posibilidad<br />

de conocer el grado de fibrosis<br />

Cuadro 1.<br />

Factores relacionados a respuesta favorable<br />

al tratamiento del VHC en pacientes coinfec-<br />

tados VHC–VIH.<br />

Sexo femenino.<br />

Edad menor a 40 años.<br />

Genotipo 2 o 3.<br />

RNA–VHC < 800.000 U/mL.<br />

Sin fibrosis o sólo fibrosis portal.<br />

CD4 > 500 células/mL.<br />

RNA–VIH < 10.000 copias/mL.<br />

Tabla 1.<br />

Oportunidad de TARV y tratamiento anti–VHC.<br />

hepática en pacientes con hepatitis crónica<br />

por VHC sin necesidad de recurrir<br />

a la biopsia y mediante métodos no<br />

invasivos está siendo intensamente estudiada.<br />

Se han encontrado algunos<br />

marcadores séricos significativamente<br />

asociados con fibrosis así como estudios<br />

imagenológicos con buena sensibilidad y<br />

especificidad, sin embargo aún falta definir<br />

con estudios con mayor número de<br />

pacientes sí es posible sustituir la biopsia<br />

hepática por estos marcadores. 28,29<br />

TRATAMIENTO<br />

La asociación de interferón pegilado más<br />

ribavirina es el tratamiento estándar de<br />

la infección por VHC tanto en monoinfectados<br />

como en coinfectados con VIH,<br />

aunque en el segundo grupo las tasas<br />

de respuesta virológica sostenida (RVS:<br />

ARN–VHC negativo a los 6 meses de finalizado<br />

el tratamiento) son menores<br />

con una mayor incidencia de efectos adversos.<br />

La RVS en varios estudios en coinfectados<br />

oscilan globalmente entre 27 y<br />

44%, entre 14 y 29% para genotipos 1/4 y<br />

entre 62 y 73% para los genotipos 2/3. 30–<br />

32 La duración óptima de tratamiento es<br />

motivo de varios estudios. En base a los<br />

mejores resultados reportados con duraciones<br />

más prolongadas de tratamiento,<br />

algunos expertos recomiendan tratar durante<br />

18 meses a pacientes con genotipo<br />

1/4 y 12 meses a aquellos con genotipo<br />

2/3. 33,34<br />

La indicación de tratamiento en<br />

pacientes coinfectados debe ser individualizada,<br />

considerando los factores<br />

relacionados al control de su infección<br />

por el VIH, como su estado clínico, inmunitario,<br />

la carga viral y la necesidad de<br />

TARV. Se recomienda que el paciente esté<br />

estable y asintomático desde el punto de<br />

vista clínico, con carga viral indetectable<br />

o menor a 30.000 copias/mL, CD4 estables<br />

por encima de 250 células/mL y bajo<br />

TARV estable por un plazo mayor a 6 me-<br />

VIH VIH–VHC<br />

≤ 200 CD4 TARV TARV<br />

> 200 CD4 y ≤ 350 TARV posible TARV antes anti–VHC<br />

> 350 CD4 y ≤ 500 Monitoreo<br />

Monitoreo VIH<br />

Anti–VHC recomendado<br />

ses o sin necesidad de ella. A los factores<br />

asociados a buena respuesta al tratamiento<br />

del VHC habituales se suman los<br />

asociados a su infección VIH y se enumeran<br />

en el cuadro 1.<br />

La decisión de tratar o no un paciente<br />

coinfectado así como la oportunidad<br />

del tratamiento debe tener en cuenta el<br />

estadio de la infección VIH así como la<br />

necesidad de TARV. En la tabla 1 se resumen<br />

las indicaciones de tratamiento en<br />

relación al estadio de la infección VIH.<br />

Algunos aspectos son importantes a<br />

fin de optimizar la respuesta terapéutica<br />

en pacientes coinfectados. El primero<br />

de ellos es lograr una buena adherencia<br />

al tratamiento, 80/80/80, lo que significa<br />

que el paciente debe recibir el 80%<br />

de las dosis planeadas de ribavirina, el<br />

80% de las dosis de interferón pegilado<br />

y durante el 80% del tiempo planeado<br />

de tratamiento. 35 Otro aspecto que se<br />

ha demostrado mejora las respuestas<br />

terapéuticas es la administración de ribavirina<br />

en dosis máximas ya que se<br />

ha encontrado una correlación entre los<br />

niveles plasmáticos de la droga y las tasas<br />

de RVS. 36 Por último esta población<br />

presenta una mayor incidencia de reacciones<br />

adversas a las drogas, por lo que<br />

es necesario un amplio conocimiento de<br />

las opciones de manejo sintomático, con<br />

el fin de evitar la interrupción del tratamiento.<br />

Se requiere un monitoreo de la respuesta<br />

virológica a las 12 semanas de<br />

tratamiento antiviral para el VHC ya que<br />

la falta de respuesta en este plazo tiene<br />

un elevado valor predictivo negativo de<br />

respuesta favorable al final del tratamiento.<br />

37 Un descenso menor a 2 logaritmos a<br />

la semana 12 tiene un valor predictivo<br />

negativo para la respuesta sostenida<br />

del 100%. 38 En pacientes coinfectados se<br />

han reportado resultados similares. 39 Por<br />

lo tanto se recomienda discontinuar el<br />

tratamiento sí a la semana 12 no se negativiza<br />

la viremia o no ocurre un descenso<br />

al menos de 2 logaritmos.<br />

Carta <strong>Infectológica</strong> [Montevideo, impr.] © Cátedra de Enfermedades Infecciosas. Agosto, 2006.


Por último, en los pacientes infectados<br />

por VHC se debe recomendar la<br />

vacunación para hepatitis B y hepatitis<br />

A (de acuerdo al estado serológico), estimular<br />

al abandono de alcohol y otros<br />

tóxicos y aconsejar acerca de las medidas<br />

de prevención para evitar la transmisión<br />

de la infección.<br />

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Coinfección VIH–VHC | Dra. Susana Cabrera<br />

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