RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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14.05.2013 Views

S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO —¿Ya estamos lo bastante alejados? —preguntó Claire, y Rebecca tardó unos momentos en darse cuenta de que estaba hablando con David. Oh, mierda, esto no va bien… —Deberíamos estarlo. Y les veríamos venir —dijo rápidamente, y encendió su linterna. El rayo iluminó el suelo a pocos centímetros de la cara de Rebecca. —Rebecca, ¿qué hacemos? —le preguntó, y ella notó el tono de preocupación de su voz y sintió una oleada de cariño hacia él por eso. Eran una familia, lo habían sido desde lo de la ensenada, y él era un buen amigo y un buen hombre… —¿Rebecca? —Su voz sonó atemorizada esa vez. —Sí, lo siento —exclamó, preguntándose cómo explicarles lo que estaba sintiendo. Decidió que lo mejor sería empezar a hablar y que ellos se dieran cuenta. —Miradme el oído —les dijo—. A ver si hay sangre o alguna clase de fluido de color claro, creo que tengo una conmoción cerebral, no puedo pensar con claridad. Miradme el otro oído también. Me han disparado, y creo que tengo la bala metida en el isquion, en la pelvis. Suerte, suerte. No debería estar sangrando mucho, puedo desinfectarlo, vendarlo, si me dais mi botiquín. Hay gasas, y eso es bueno, aunque la bala podía haberme seccionado la espina dorsal o haberme machacado la arteria femoral. Mucha sangre, eso es malo, y yo, el único médico, herida… David le iluminó la cara mientras hablaba, y luego le levantó suavemente la cabeza y miró al otro lado antes de dejarla en su regazo. Sus piernas eran cálidas, y sus músculos temblaban por el esfuerzo. —Un poco de sangre en tu oído izquierdo —le dijo—. Claire, quítale la mochila a Rebecca, por favor. Rebecca ya no tienes por qué hablar más, te curaremos. Intenta descansar, si puedes. No hay pérdida de fluido cerebroespinal, gracias a Dios… Quería cerrar los ojos, dormir, pero tenía que acabar de decírselo todo. —La conmoción parece ser menor, lo que explica la confusión, el tirritus y la falta de equilibrio… puede durar sólo unas horas. O unas semanas. No debe ser muy grave, pero tampoco debería moverme. Descanso en la cama. Busca mi pulso temporal, está en un lado de mi frente. Si no puedes, quizá sea el shock: calor, aumento de… Aspiró profundamente, y se dio cuenta de que la oscuridad ya no estaba solo fuera. Estaba cansada, muy, muy cansada, y una especie de velo negro comenzaba a rodear su campo de visión. Eso es todo, les he dicho todo… John. León. —John y León —exclamó, mientras intentaba levantarse un poco, horrorizada por haberse olvidado de ellos, aunque sólo hubiera sido por unos instantes. Darse cuenta de aquello fue como si le hubieran dado una bofetada en la cara—. Puedo andar. Estoy bien, tenemos que regresar… David apenas la tocó, pero descubrió que tenía la cabeza de nuevo en su regazo. Claire levantó un poco la parte trasera de su camisa y pasó una gasa por su cadera, enviando una nueva oleada de dolor por todo su cuerpo. Cerró con 90

S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO fuerza los ojos, intentando respirar profundamente, intentando respirar, por lo menos. —Regresaremos —le dijo David, y su voz pareció llegar de muy lejos, desde el borde superior del pozo en el que ella estaba cayendo—. Pero tenemos que esperar a que se marche el helicóptero, suponiendo que lo haga… y necesitas algo de tiempo para recuperarte… Si dijo algo más, Rebecca no lo oyó. En vez de eso, se durmió, y soñó que era una niña que jugaba sobre la fría nieve. ¡El desierto! No había animales a la vista; debían estar al otro lado de la duna, pero Cole pensó que tenía una cierta idea de cuáles eran los que pertenecían a la fase Dos. Cole comenzó a barbotear antes de que John o León pudieran dar un paso adelante, antes incluso de que los oídos dejaran de zumbarles por los terribles chillidos de los dáctilos. —El desierto, la fase Dos es un desierto, así que deben ser los escorps, los escorpiones, ¿entendéis? John estaba sacando un cargador curvo, entrecerrando los ojos debido a la brillante luz artificial procedente del techo. Debía de haber al menos unos cincuenta grados de calor en aquel lugar, y entre las paredes blancas y la tremenda luz, parecía que hacía todavía más. León observó con cuidado la reluciente zona arenosa que tenían por delante de ellos, y se giró hacia Cole con la misma expresión que si se hubiera comido un limón. —Estupendo, esto es genial. ¿Escorps? Escorps y dáctilos… ¿Cómo se llaman los demás, Henry? ¿Te acuerdas? La mente de Cole se quedó en blanco por un momento. Asintió mientras se rompía la cabeza intentando recordar, con el sudor del cuerpo completamente evaporado ante aquel calor abrasador. —Ah, eran motes: dáctilos, escorps… ¡Cazadores! Cazadores y escupidores, los manipuladores les habían puesto esos sobrenombres… —Qué bonito. Como Chuchi o Pelusa —les interrumpió John mientras se secaba el sudor de la frente con el dorso de la mano—. ¿Y dónde están? Los tres miraron a su alrededor, en la fase Dos, a la enorme duna de arena que se alzaba en mitad de la estancia, reluciente bajo la brillante luz de las lámparas solares del techo. Tenía unos ocho o diez metros de alto, y les impedía ver la pared sur, incluida la puerta situada en el extremo derecho de la misma. No había nada más que ver. Cole sacudió la cabeza, pero no les dijo nada: los escorps estaban en algún lugar, y tenían que cruzar la ardiente y reluciente duna de arena para llegar a la salida. —¿Cómo eran las demás fases? ¿Las de montaña y ciudad? ¿Las has visto? —le preguntó León. —La Tres es como un, ¿cómo se llama?, como un abismo, en una cima. Es como un precipicio en una montaña, algo así, muy rocoso. Y Cuatro es una ciudad, bueno, unas cuantas manzanas de una ciudad. Tuve que comprobar las conexiones dedeo en todas las fases en cuanto llegué aquí. 91

S.D. PERRY <strong>RE</strong>SIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO<br />

—¿Ya estamos lo bastante alejados? —preguntó Claire, y Rebecca tardó<br />

unos momentos en darse cuenta <strong>de</strong> que estaba hablando con David.<br />

Oh, mierda, esto no va bien…<br />

—Deberíamos estarlo. Y les veríamos venir —dijo rápidamente, y encendió<br />

su linterna. El rayo iluminó el suelo a pocos centímetros <strong>de</strong> la cara <strong>de</strong> Rebecca.<br />

—Rebecca, ¿qué hacemos? —le preguntó, y ella notó el tono <strong>de</strong><br />

preocupación <strong>de</strong> su voz y sintió una oleada <strong>de</strong> cariño hacia él por eso. Eran una<br />

familia, lo habían sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo <strong>de</strong> la ensenada, y él era un buen amigo y un<br />

buen hombre…<br />

—¿Rebecca? —Su voz sonó atemorizada esa vez.<br />

—Sí, lo siento —exclamó, preguntándose cómo explicarles lo que estaba<br />

sintiendo. Decidió que lo mejor sería empezar a hablar y que ellos se dieran<br />

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—Miradme el oído —les dijo—. A ver si hay sangre o alguna clase <strong>de</strong><br />

fluido <strong>de</strong> color claro, creo que tengo una conmoción cerebral, no puedo pensar<br />

con claridad. Miradme el otro oído también. Me han disparado, y creo que<br />

tengo la bala metida en el isquion, en la pelvis. Suerte, suerte. No <strong>de</strong>bería estar<br />

sangrando mucho, puedo <strong>de</strong>sinfectarlo, vendarlo, si me dais mi botiquín. Hay<br />

gasas, y eso es bueno, aunque la bala podía haberme seccionado la espina<br />

dorsal o haberme machacado la arteria femoral. Mucha sangre, eso es malo, y<br />

yo, el único médico, herida…<br />

David le iluminó la cara mientras hablaba, y luego le levantó suavemente<br />

la cabeza y miró al otro lado antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarla en su regazo. Sus piernas eran<br />

cálidas, y sus músculos temblaban por el esfuerzo.<br />

—Un poco <strong>de</strong> sangre en tu oído izquierdo —le dijo—. Claire, quítale la<br />

mochila a Rebecca, por favor. Rebecca ya no tienes por qué hablar más, te<br />

curaremos. Intenta <strong>de</strong>scansar, si pue<strong>de</strong>s.<br />

No hay pérdida <strong>de</strong> fluido cerebroespinal, gracias a Dios… Quería cerrar<br />

los ojos, dormir, pero tenía que acabar <strong>de</strong> <strong>de</strong>círselo todo.<br />

—<strong>La</strong> conmoción parece ser menor, lo que explica la confusión, el tirritus y<br />

la falta <strong>de</strong> equilibrio… pue<strong>de</strong> durar sólo unas horas. O unas semanas. No <strong>de</strong>be<br />

ser muy grave, pero tampoco <strong>de</strong>bería moverme. Descanso en la cama. Busca mi<br />

pulso temporal, está en un lado <strong>de</strong> mi frente. Si no pue<strong>de</strong>s, quizá sea el shock:<br />

calor, aumento <strong>de</strong>…<br />

Aspiró profundamente, y se dio cuenta <strong>de</strong> que la oscuridad ya no estaba<br />

solo fuera. Estaba cansada, muy, muy cansada, y una especie <strong>de</strong> velo negro<br />

comenzaba a ro<strong>de</strong>ar su campo <strong>de</strong> visión.<br />

Eso es todo, les he dicho todo… John. León.<br />

—John y León —exclamó, mientras intentaba levantarse un poco,<br />

horrorizada por haberse olvidado <strong>de</strong> ellos, aunque sólo hubiera sido por unos<br />

instantes. Darse cuenta <strong>de</strong> aquello fue como si le hubieran dado una bofetada<br />

en la cara—. Puedo andar. Estoy bien, tenemos que regresar…<br />

David apenas la tocó, pero <strong>de</strong>scubrió que tenía la cabeza <strong>de</strong> nuevo en su<br />

regazo. Claire levantó un poco la parte trasera <strong>de</strong> su camisa y pasó una gasa por<br />

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