RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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S.D. PERRY <strong>RE</strong>SIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO<br />
corta, el proyectil <strong>de</strong> nueve milímetros atravesó el pecho <strong><strong>de</strong>l</strong> animal y le abrió<br />
un agujero <strong><strong>de</strong>l</strong> tamaño <strong>de</strong> un puño en la espalda. El dáctilo ya estaba muerto<br />
antes <strong>de</strong> caer al suelo. El recién llegado dio un gran aletazo y las puntas <strong>de</strong> sus<br />
po<strong>de</strong>rosas alas barrieron el suelo antes <strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r y alejarse.<br />
—¡Henry, ponte <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí! —le gritó León mientras levantaba la vista…<br />
y veía que otro dáctilo saltaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las perchas situadas justo por<br />
encima <strong>de</strong> los tres, replegaba las alas y se lanzaba directamente hacia ellos.<br />
Necesitaba ayuda—. ¡John!<br />
El pájaro abrió sus correosas alas a muy poca distancia <strong><strong>de</strong>l</strong> suelo y se posó<br />
<strong>de</strong> un modo sorpren<strong>de</strong>ntemente grácil. Se dio la vuelta hacia León y comenzó a<br />
acercarse a él. Oyó a su espalda una ráfaga <strong>de</strong> disparos… que <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sonar. Lo<br />
que sí oyó fue el exabrupto <strong>de</strong> John y al M-16 <strong>de</strong> aleación <strong>de</strong> aluminio caer al<br />
suelo y repiquetear.<br />
El dáctilo que estaba justo <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> León abrió su largo pico y graznó,<br />
con un sonido furioso y voraz, <strong>de</strong>slizándose hacia <strong><strong>de</strong>l</strong>ante sobre sus alas<br />
dobladas con la misma rapi<strong>de</strong>z con que León retrocedía. <strong>La</strong> criatura se<br />
tambaleaba hacia un lado y otro, y León no disponía <strong>de</strong> suficiente munición<br />
como para <strong>de</strong>sperdiciarla, necesitaba un tiro claro… y el animal dio un salto, un<br />
extraño brinco que lo <strong>de</strong>jó a treinta centímetros <strong>de</strong> él. <strong>La</strong>nzó su cabeza hacia<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ante con otro chillido agudo, y su pico abierto se cerró alre<strong>de</strong>dor <strong><strong>de</strong>l</strong> tobillo<br />
<strong>de</strong> León. Pudo sentir, incluso a través <strong><strong>de</strong>l</strong> grueso cuero, la punta <strong>de</strong> sus dientes,<br />
la fuerza <strong>de</strong> su mandíbula…, y antes <strong>de</strong> que pudiera dispararle, apareció John.<br />
Pisó el serpenteante cuello <strong><strong>de</strong>l</strong> dáctilo y apuntó con su pistola…<br />
¡Bang!, el proyectil le partió la espina dorsal. Una <strong>de</strong> las vértebras <strong>de</strong> su<br />
estrecha espalda explotó en pedazos, y los pálidos fragmentos <strong>de</strong> hueso<br />
saltaron junto a los chorreones <strong>de</strong> sangre acuosa. El animal soltó el tobillo, y<br />
aunque su cuello continuó retorciéndose, el resto <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo se quedó inmóvil,<br />
inmóvil y sangrando.<br />
Cuántos, cuántos quedan…<br />
—¡Vamonos! —les dijo John mientras recogía <strong><strong>de</strong>l</strong> suelo su rifle automático<br />
y se daba la vuelta para echar a correr—. ¡A la puerta, tenemos que llegar a la<br />
puerta!<br />
Echaron a correr. Atravesaron el claro con Cole pegado a sus talones, con<br />
el batir <strong>de</strong> alas a sus espaldas, con otro chillido agudo resonando en el aire.<br />
Volvieron a entrar en el bosque, en aquel bosque sin vida, tropezando con las<br />
ramas caídas y ro<strong>de</strong>ando los troncos retorcidos <strong>de</strong> plástico.<br />
—¡<strong>La</strong> pared, ahí está la pared!<br />
Y también estaba la puerta, una compuerta <strong>de</strong> doble hoja con un cerrojo<br />
situado en la parte baja, a la <strong>de</strong>recha..<br />
León oyó el terrible chillido en su oído, a escasos centímetros, y sintió un<br />
soplo <strong><strong>de</strong>l</strong> aire en la nuca…, dobló las piernas, <strong>de</strong>jándose caer al suelo, y sintió<br />
un dolor repentino cuando algo le agarró un mechón <strong>de</strong> cabello <strong>de</strong> la parte<br />
trasera <strong>de</strong> la cabeza y se lo arrancó.<br />
—¡Cuidado! —gritó León cuando levantó la vista y vio al inmenso pájaro<br />
cernirse sobre John, que estaba casi en la puerta, con Cole a su lado.<br />
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