RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
S.D. PERRY <strong>RE</strong>SIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO<br />
»Tanto James como Helen tenían gran<strong>de</strong>s esperanzas puestas en su trabajo, y eran<br />
tan responsables, tan leales y tan confiados, que se dirigieron inmediatamente a<br />
Umbrella en cuanto se dieron cuenta <strong>de</strong> las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lo que habían diseñado. Y<br />
Umbrella también se dio cuenta <strong>de</strong> su potencial, excepto que lo que ellos vieron fue un<br />
<strong>de</strong>sastre comercial si un milagro semejante salía al dominio público. Imagínense todo el<br />
dinero que una compañía farmacéutica podría per<strong>de</strong>r si millones <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>jan <strong>de</strong><br />
morir cada año, pero imagínense también la cantidad <strong>de</strong> dinero que se podría ganar si<br />
aquella estructura vírica pudiera <strong>de</strong>sarrollarse para tener aplicaciones militares.<br />
Imagínense el po<strong>de</strong>r.<br />
»Lo cierto es que, con unos incentivos como aquéllos, Umbrella no tuvo elección.<br />
Tomaron la estructura vírica <strong><strong>de</strong>l</strong> doctor Darius, sus notas y sus investigaciones, y se lo<br />
entregaron todo a un joven y brillante científico llamado William Birkin, que apenas<br />
tenía veinte años y ya era jefe <strong>de</strong> su propio laboratorio. Verán, Birkin era uno <strong>de</strong> ellos.<br />
Un hombre que tenía la misma visión, la misma falta <strong>de</strong> ética, un hombre al que podrían<br />
utilizar. Y con su propia marioneta ya funcionando, ellos se dieron cuenta <strong>de</strong> que tener<br />
al buen doctor y a la buena doctora podría causar algunos inconvenientes.<br />
»Así pues, se produjo un incendio. Un acci<strong>de</strong>nte, según se dijo, una terrible<br />
tragedia: dos científicos y tres leales ayudantes murieron abrasados. Mala suerte, muy<br />
triste, caso cerrado. Y así es como comenzó la división <strong>de</strong> Umbrella conocida como<br />
White Umbrella. Investigación sobre armas biológicas. Un juego para los ricachones y<br />
sus pelotilleros, para individuos que habían perdido cualquier cosa parecida a una<br />
conciencia hacía mucho, mucho tiempo —aquí sonreiré <strong>de</strong> nuevo—. Para hombres como<br />
uste<strong>de</strong>s.<br />
»Los <strong>de</strong> White Umbrella habían pensado en todo, o eso creyeron. Lo que no habían<br />
tenido en cuenta, ya fuera por ser <strong>de</strong>masiado cortos <strong>de</strong> vista o por ser unos prepotentes<br />
ignorantes, era al joven hijo <strong>de</strong> James y Helen, su único hijo, que estaba en un colegio <strong>de</strong><br />
internado cuando sus padres fueron quemados vivos. Quizá simplemente lo olvidaron.<br />
Pero Victor Darius no olvidó. De hecho, Victor Darius creció pensando en lo que<br />
Umbrella había hecho. Yo me atrevería a <strong>de</strong>cir que creció obsesionado con ello. Llegó un<br />
día en que Victor ya no podía pensar en otra cosa, y fue entonces cuando <strong>de</strong>cidió hacer<br />
algo al respecto.<br />
»Victor Darius sabía que para vengar a su padre y a su madre tendría que ser<br />
extremadamente inteligente y muy, muy cauteloso. Así que pasó años tan sólo haciendo<br />
planes. Y más años aprendiendo lo que necesitaba saber, e incluso más años<br />
estableciendo los contactos a<strong>de</strong>cuados, moviéndose en los círculos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r a<strong>de</strong>cuados, y<br />
se comportó <strong>de</strong> un modo tan tortuoso y tan <strong>de</strong>shonesto como sus enemigos. Y un día<br />
asesinó a Umbrella, lo mismo que ellos habían asesinado a sus padres. No fue fácil, pero<br />
estaba <strong>de</strong>cidido a ello, y había <strong>de</strong>dicado toda su vida a aquel proyecto».<br />
Sonreiré <strong>de</strong> oreja a oreja, y añadiré: «Ah, por cierto, ¿he dicho que Victor Darius<br />
se cambió <strong>de</strong> nombre? Era algo un poco arriesgado, pero <strong>de</strong>cidió utilizar el segundo<br />
nombre <strong>de</strong> su padre, o al menos, parte <strong>de</strong> él. Después <strong>de</strong> todo, James Trenton Darius ya<br />
no lo utilizaba».<br />
El discurso siempre cambiaba un poco, pero en lo esencial seguía siendo<br />
igual. Trent sabía que jamás tendría la oportunidad <strong>de</strong> soltárselo a todos<br />
aquellos hombres a la vez, pero había sido aquella i<strong>de</strong>a la que lo había<br />
empujado a seguir a lo largo <strong>de</strong> tantos años. En las noches que no había podido<br />
dormir por la rabia que sentía, recitar aquel discurso había sido una especie <strong>de</strong><br />
amarga canción <strong>de</strong> cuna. Se imaginaba el aspecto que tendrían sus rostros viejos<br />
153