RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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14.05.2013 Views

S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO El ascensor comenzó a bajar con un zumbido rugiente y sonoro que resonaba tanto que Rebecca se pensó otra vez lo del ataque sorpresa. También era bastante lento, puesto que descendía a la mitad de velocidad que cualquier ascensor normal. Demonios, esto puede tardar días… Aquella idea hizo que Rebecca se sintiera muy cansada de repente, y el ruido del rugiente motor aumentó su dolor de cabeza. Quedarse de pie y quieta le hizo darse cuenta realmente de lo enferma que se sentía, y cuando el brillante rectángulo de la entrada al ascensor desapareció hacia arriba mientras ellos bajaban a la oscuridad, se sintió agradecida de estar tan apelotonados: le proporcionaba una excusa para apoyarse del todo en David, con los ojos cerrados, para intentar mantenerse de una pieza un poco más de tiempo. 122

S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO Capítulo 18 Estaban metidos hasta el cuello en un buen problema. Entraron en el edificio y se dirigieron hacia la pared trasera a través de la oscuridad, sudando y jadeando. Cole se esperaba que la débil puerta saltara hecha astillas en cualquier momento. … pam, y entrarán a saco, chillando, destrozándonos con sus garras antes de que tengamos siquiera oportunidad de verlos… —Tengo un plan —dijo John entre resoplidos, y Cole sintió un leve atisbo de esperanza que duró hasta la siguiente frase de John—. Echamos a correr como locos hasta la pared trasera —dijo con voz firme. —¿Estás chalado? —le dijo León—. ¿Viste saltar a ése? No hay manera de que les ganemos corriendo… John inspiró profundamente y luego comenzó a hablar en voz baja y rápida. —Tienes razón, pero tú y yo somos buenos tiradores y podemos cargarnos algunas de las farolas mientras corremos. Incluso si pueden ver en la oscuridad, eso les distraerá, y quizá les confunda. León no dijo nada, y aunque Cole no podía distinguir con claridad su cara, vio que se estaba frotando el hombro donde la criatura le había golpeado. Lentamente, como si estuviera sopesando la idea de John. ¡Los dos están chalados! Cole se esforzó para que su voz no mostrara su evidente terror. —¿No hay ninguna otra opción? Me refiero, no sé, a que podríamos subir a los edificios e ir de tejado en tejado. —Todos los edificios tienen alturas diferentes —le dijo John—. Y no creo que los hayan construido para soportar demasiado peso. —¿Y qué tal si…? León lo interrumpió sin rudeza. —No tenemos munición apenas, Henry. —Entonces nos volvemos a la fase Tres y nos lo pensamos bien… —Estamos más cerca de la pared suroeste —dijo John, y Cole supo que tenía razón, lo supo y lo odió mientras intentaba buscar otra solución. Los cazadores eran terribles, casi se trataba de los seres más terribles que Cole jamás había esperado ver… De algún lugar del exterior les llegó el chillido de uno de ellos, un sonido aullante y feroz que atravesó las delgadas paredes, y Cole se dio cuenta de que no tenían tiempo de pensar en un plan mejor. —Vale, sí, vale —dijo, y pensó que, como mínimo, debía tragarse su temor y enfrentarse a lo inevitable como si de verdad tuviera valor. No seré una carga para ellos, pensó, y respiró profundamente, enderezando un poco los hombros. Si eso era lo que tenía que ocurrir, no iba a deshonrarse a 123

S.D. PERRY <strong>RE</strong>SIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO<br />

Capítulo 18<br />

Estaban metidos hasta el cuello en un buen problema. Entraron en el<br />

edificio y se dirigieron hacia la pared trasera a través <strong>de</strong> la oscuridad, sudando<br />

y ja<strong>de</strong>ando. Cole se esperaba que la débil puerta saltara hecha astillas en<br />

cualquier momento.<br />

… pam, y entrarán a saco, chillando, <strong>de</strong>strozándonos con sus garras antes <strong>de</strong> que<br />

tengamos siquiera oportunidad <strong>de</strong> verlos…<br />

—Tengo un plan —dijo John entre resoplidos, y Cole sintió un leve atisbo<br />

<strong>de</strong> esperanza que duró hasta la siguiente frase <strong>de</strong> John—. Echamos a correr<br />

como locos hasta la pared trasera —dijo con voz firme.<br />

—¿Estás chalado? —le dijo León—. ¿Viste saltar a ése? No hay manera <strong>de</strong><br />

que les ganemos corriendo…<br />

John inspiró profundamente y luego comenzó a hablar en voz baja y<br />

rápida.<br />

—Tienes razón, pero tú y yo somos buenos tiradores y po<strong>de</strong>mos cargarnos<br />

algunas <strong>de</strong> las farolas mientras corremos. Incluso si pue<strong>de</strong>n ver en la oscuridad,<br />

eso les distraerá, y quizá les confunda.<br />

León no dijo nada, y aunque Cole no podía distinguir con claridad su cara,<br />

vio que se estaba frotando el hombro don<strong>de</strong> la criatura le había golpeado.<br />

Lentamente, como si estuviera sopesando la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> John.<br />

¡Los dos están chalados!<br />

Cole se esforzó para que su voz no mostrara su evi<strong>de</strong>nte terror.<br />

—¿No hay ninguna otra opción? Me refiero, no sé, a que podríamos subir<br />

a los edificios e ir <strong>de</strong> tejado en tejado.<br />

—Todos los edificios tienen alturas diferentes —le dijo John—. Y no creo<br />

que los hayan construido para soportar <strong>de</strong>masiado peso.<br />

—¿Y qué tal si…?<br />

León lo interrumpió sin ru<strong>de</strong>za.<br />

—No tenemos munición apenas, Henry.<br />

—Entonces nos volvemos a la fase Tres y nos lo pensamos bien…<br />

—Estamos más cerca <strong>de</strong> la pared suroeste —dijo John, y Cole supo que<br />

tenía razón, lo supo y lo odió mientras intentaba buscar otra solución. Los<br />

cazadores eran terribles, casi se trataba <strong>de</strong> los seres más terribles que Cole jamás<br />

había esperado ver…<br />

De algún lugar <strong><strong>de</strong>l</strong> exterior les llegó el chillido <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ellos, un sonido<br />

aullante y feroz que atravesó las <strong><strong>de</strong>l</strong>gadas pare<strong>de</strong>s, y Cole se dio cuenta <strong>de</strong> que<br />

no tenían tiempo <strong>de</strong> pensar en un plan mejor.<br />

—Vale, sí, vale —dijo, y pensó que, como mínimo, <strong>de</strong>bía tragarse su temor<br />

y enfrentarse a lo inevitable como si <strong>de</strong> verdad tuviera valor.<br />

No seré una carga para ellos, pensó, y respiró profundamente, en<strong>de</strong>rezando<br />

un poco los hombros. Si eso era lo que tenía que ocurrir, no iba a <strong>de</strong>shonrarse a<br />

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