RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO Rojizo se giró hacia su derecha y empezó a disparar contra la nueva amenaza, pero el 3K no iba a echarse atrás por unas cuantas balas: el cazador cruzó la distancia que los separaba de un tremendo y único salto, seis metros de golpe. Reston sabía por los datos preliminares que podían saltar hasta casi siete metros… Cole empezó a disparar también contra el segundo espécimen, mientras John continuaba acribillando al primero, ya del color gris oscuro del asfalto. El primero había recibido bastantes disparos de los tres intrusos, así que se dio la vuelta y saltó fuera del ángulo de visión de la pantalla. El segundo todavía mantenía su intenso color negro, y su cuerpo quedó claramente definido cuando alzó un musculoso brazo para intentar detener las balas que estaban acribillando su cuerpo. Era una figura humanoide enorme, desnuda y sin sexo, una bestia formidable, con un cráneo alargado y reptiliano y unas garras de casi diez centímetros, que echó atrás la cabeza y lanzó un aullido. Reston conocía aquel grito, y su mente suplió la carencia de sonido en el sistema mientras la silenciosa criatura empezaba a desaparecer en el entorno. La concordancia de colores con la calle era casi perfecta cuando alzó de nuevo el brazo y Rojizo salió volando hacia un lado. ¡Sí! John se colocó delante de su camarada caído y acribilló al monstruo furtivo mientras Cole ayudaba a Rojizo a ponerse en pie para luego retroceder ambos. Intercambiaron algunas palabras y los dos se salieron del ángulo de visión de la cámara, hacia el sur… ¿Habían herido a la criatura? John dede disparar y vio sangre saliendo de algún lado, cubriendo la cara del 3K, cubriendo su pecho… En los ojos, debe haberle acertado en los ojos. ¡Maldita sea! La criatura trastabilló y retrocedió. No era una herida mortal, pero la dejaría temporalmente incapacitada. John se giró y echó a correr en pos de sus compañeros. No había más cazadores a la vista, al menos Reston no lo creía. Tampoco es que importara, porque los tres intrusos ya podían considerarse muertos. No había modo alguno de que pudieran atravesar la ciudad sin que los atacasen, ni tenían ningún sitio donde esconderse… aunque Reston, sólo por estar seguro, apretó el botón que cerraba la puerta que daba a la fase Tres. No existe retirada posible, caballeros… Todavía no habían aparecido en la pantalla que mostraba la calle justo al sur de la primera cámara. Reston frunció el ceño y cambió de cámara, conectando la que había en la parte delantera de un edificio… y vio que se cerraba una puerta: los intrusos habían buscado refugio en una de las tiendas. Reston meneó la cabeza. Aquello les protegería probablemente durante cinco minutos, pero seguro que no más. Los 3K tenían la fuerza suficiente como para echar abajo toda la ciudad, si así lo querían, y cazaban sobre todo con el sentido del olfato. Rastrearían a los acobardados hombres, los descubrirían, y finalmente pondrían fin a sus inútiles vidas causantes de problemas. No había cámara en el edificio en que habían entrado. Tendría que esperar a que reapareciesen, o a que los cazadores los sacasen. Reston sonrió, y sus dientes chirriaron por la impaciencia que sentía, preguntándose por qué 120

S.D. PERRY RESIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO tardaban tanto los puñeteros 3K. Ya iba siendo hora de que acabara la prueba, de que Planeta volviera a la normalidad. Los cazadores no le fallarían. Tan sólo tenía que esperar unos cuantos minutos más. Encontraron el modo de entrar en la parte trasera del edificio central, al otro lado del cuarto del generador, donde habían dejado a los tres furibundos guardias. Fue cuestión de pura suerte, ya que sólo habían estado buscando los controles para desbloquear el ascensor del edificio de entrada. Eran cuatro en total, toda una serie de ascensores en un gabinete enmoquetado en la pared occidental. No funcionaban, pero había un ascensor para dos personas en el primer hueco que abrieron, aunque con bastante esfuerzo, David y Claire. Aunque estaba cansada y no se sentía bien, ver la pequeña plataforma enganchada a su propio sistema de cables hizo que Rebecca sintiera deseos de reír a todo pulmón. Ni siquiera sospecharán que bajamos, nos colaremos como sombras. —Me parece que a alguien se le olvidó cerrar la puerta trasera —dijo David con una expresión de triunfo en su rostro cansado. Claire miró dubitativamente el pequeño espacio metálico. —¿Cabremos todos? David no contestó inmediatamente, sino que se giró para mirar a Rebecca. Ella sabía lo que le iba a sugerir, y comenzó a pensar en una razón convincente antes de que su compañero abriera la boca. Puede que el helicóptero regrese, probablemente lo hará; si os hieren, me necesitaréis, ¿qué ocurrirá si los guardias consiguen soltarse…? —Rebecca… necesito que digas sinceramente cuál es tu estado físico —le dijo con una expresión cuidadosamente neutral en su rostro. —Estoy cansada, me duele la cabeza, cojeo… y me necesitáis ahí abajo, David. No estoy al cien por cien, pero tampoco estoy al borde del desmayo, y dijiste que probablemente ya han enviado otro equipo que estará de camino… David sonrió y alzó ambas manos. —Vale, vale, bajaremos todos. Estaremos apretados, pero no creo que el peso sea un problema, las dos sois pequeñitas… Entró e iluminó con la linterna primero los cables, y luego los mandos de aspecto simple conectados al sistema de cableado propio del ascensor. —Creo que nos las podremos apañar bastante bien. ¿Vamos? Rebecca y Claire entraron en el ascensor. La plataforma de servicio improvisada sólo cubría una cuarta parte del espacio a oscuras. Encima y debajo sólo sentían el frío y oscuro aire, y el raíl corría sólo por un lado. Claire se apretó intranquila contra la barra metálica: los tres estaban bastante apretujados. —Ojalá tuviera un caramelo para el aliento —murmuró Claire. —Desde luego, ojalá tuvieras un caramelo para el aliento —le replicó Rebecca, y a Claire le entró la risa floja. Rebecca sintió el movimiento de las costillas de Claire contra su brazo. Estaban realmente apretados allí dentro. —Allá vamos —dijo David, y pulsó el botón de arranque. 121

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tardaban tanto los puñeteros 3K. Ya iba siendo hora <strong>de</strong> que acabara la prueba,<br />

<strong>de</strong> que Planeta volviera a la normalidad.<br />

Los cazadores no le fallarían. Tan sólo tenía que esperar unos cuantos<br />

minutos más.<br />

Encontraron el modo <strong>de</strong> entrar en la parte trasera <strong><strong>de</strong>l</strong> edificio central, al<br />

otro lado <strong><strong>de</strong>l</strong> cuarto <strong><strong>de</strong>l</strong> generador, don<strong>de</strong> habían <strong>de</strong>jado a los tres furibundos<br />

guardias. Fue cuestión <strong>de</strong> pura suerte, ya que sólo habían estado buscando los<br />

controles para <strong>de</strong>sbloquear el ascensor <strong><strong>de</strong>l</strong> edificio <strong>de</strong> entrada.<br />

Eran cuatro en total, toda una serie <strong>de</strong> ascensores en un gabinete<br />

enmoquetado en la pared occi<strong>de</strong>ntal. No funcionaban, pero había un ascensor<br />

para dos personas en el primer hueco que abrieron, aunque con bastante<br />

esfuerzo, David y Claire. Aunque estaba cansada y no se sentía bien, ver la<br />

pequeña plataforma enganchada a su propio sistema <strong>de</strong> cables hizo que<br />

Rebecca sintiera <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> reír a todo pulmón.<br />

Ni siquiera sospecharán que bajamos, nos colaremos como sombras.<br />

—Me parece que a alguien se le olvidó cerrar la puerta trasera —dijo<br />

David con una expresión <strong>de</strong> triunfo en su rostro cansado.<br />

Claire miró dubitativamente el pequeño espacio metálico.<br />

—¿Cabremos todos?<br />

David no contestó inmediatamente, sino que se giró para mirar a Rebecca.<br />

Ella sabía lo que le iba a sugerir, y comenzó a pensar en una razón convincente<br />

antes <strong>de</strong> que su compañero abriera la boca.<br />

Pue<strong>de</strong> que el helicóptero regrese, probablemente lo hará; si os hieren, me<br />

necesitaréis, ¿qué ocurrirá si los guardias consiguen soltarse…?<br />

—Rebecca… necesito que digas sinceramente cuál es tu estado físico —le<br />

dijo con una expresión cuidadosamente neutral en su rostro.<br />

—Estoy cansada, me duele la cabeza, cojeo… y me necesitáis ahí abajo,<br />

David. No estoy al cien por cien, pero tampoco estoy al bor<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>smayo, y<br />

dijiste que probablemente ya han enviado otro equipo que estará <strong>de</strong> camino…<br />

David sonrió y alzó ambas manos.<br />

—Vale, vale, bajaremos todos. Estaremos apretados, pero no creo que el<br />

peso sea un problema, las dos sois pequeñitas…<br />

Entró e iluminó con la linterna primero los cables, y luego los mandos <strong>de</strong><br />

aspecto simple conectados al sistema <strong>de</strong> cableado propio <strong><strong>de</strong>l</strong> ascensor.<br />

—Creo que nos las podremos apañar bastante bien. ¿Vamos?<br />

Rebecca y Claire entraron en el ascensor. <strong>La</strong> plataforma <strong>de</strong> servicio<br />

improvisada sólo cubría una cuarta parte <strong><strong>de</strong>l</strong> espacio a oscuras. Encima y<br />

<strong>de</strong>bajo sólo sentían el frío y oscuro aire, y el raíl corría sólo por un lado. Claire<br />

se apretó intranquila contra la barra metálica: los tres estaban bastante<br />

apretujados.<br />

—Ojalá tuviera un caramelo para el aliento —murmuró Claire.<br />

—Des<strong>de</strong> luego, ojalá tuvieras un caramelo para el aliento —le replicó<br />

Rebecca, y a Claire le entró la risa floja. Rebecca sintió el movimiento <strong>de</strong> las<br />

costillas <strong>de</strong> Claire contra su brazo. Estaban realmente apretados allí <strong>de</strong>ntro.<br />

—Allá vamos —dijo David, y pulsó el botón <strong>de</strong> arranque.<br />

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