RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE Inframundo - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
S.D. PERRY <strong>RE</strong>SIDENT EVIL 4 INFRAMUNDO<br />
—Espera… —le dijo León, y regresó al trote al lugar don<strong>de</strong> había <strong>de</strong>jado<br />
caer la suda<strong>de</strong>ra.<br />
El escupidor apostado al lado <strong>de</strong> la puerta permaneció tan silencioso e<br />
inmóvil como una estatua, observándoles. León recogió la prenda <strong><strong>de</strong>l</strong> suelo y se<br />
apresuró a regresar con sus compañeros mientras sacaba una navaja <strong>de</strong> su<br />
mochila <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>ra. Cortó la manga manchada y la tiró, luego le entregó el resto<br />
<strong>de</strong> la prenda a John.<br />
—Si te vas a quedar <strong>de</strong> pie y quieto, mantén cubierta la cara —le indicó<br />
León—. Puesto que parece que las balas no les afectan, no tendrás por qué ver<br />
ni disparar. Te daré un grito en cuanto estemos al otro lado. Y si no es seguro,<br />
yo…<br />
Los gritos <strong>de</strong> llamada sonaron <strong>de</strong> nuevo, y a Cole le recordaron, por algún<br />
motivo, el chirrido <strong>de</strong> las cigarras, el soniquete casi mecánico <strong>de</strong> las cigarras en<br />
una calurosa noche <strong>de</strong> verano. Tragó saliva con dificultad e intentó convencerse<br />
<strong>de</strong> que estaba preparado.<br />
—Se acabó el tiempo —les dijo John—. Preparaos para salir pitando…<br />
Levantó la suda<strong>de</strong>ra y entonces, sorpren<strong>de</strong>ntemente, le sonrió a León.<br />
—Pero tío, tienes que gastarte más dinero en un buen <strong>de</strong>sodorante.<br />
Apestas como un perro muerto.<br />
John se colocó la suda<strong>de</strong>ra sobre la cabeza sin esperar una respuesta, pero<br />
<strong>de</strong>jó un hueco por <strong>de</strong>bajo para po<strong>de</strong>r ver el suelo. Salió al trote a terreno abierto<br />
con la cara hacia abajo, y León y Cole se pusieron tensos…<br />
Oyeron un rápido patpatpatpat, y la tela que cubría el rostro <strong>de</strong> John<br />
quedó cubierta <strong>de</strong> repente <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hilachos <strong>de</strong> aquel espeso veneno rojo. Él<br />
les hizo un gesto brusco con la mano…<br />
—¡Vamos! —gritó León, y Cole echó a correr <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él con la cabeza<br />
agachada, viendo tan sólo las botas <strong>de</strong> León una <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la otra, lo mismo que<br />
sus <strong><strong>de</strong>l</strong>gadas piernas, con el suelo <strong>de</strong> roca gris convertido en un borrón. Oyó<br />
otro grito gorgoteante a su izquierda y se agachó todavía más, aterrorizado…<br />
A continuación oyó el chasquido <strong>de</strong> la ma<strong>de</strong>ra justo <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> él, y un<br />
instante <strong>de</strong>spués, se encontraba sobre el puente, con las planchas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />
atadas con cuerdas <strong>de</strong> fibra vegetal, crujiendo bajo sus pies. Vio el abismo en<br />
forma <strong>de</strong> V más abajo, vio que era profundo, que había sido excavado en la<br />
tierra bajo Planeta, unos doce o quince metros… y la roca gris apareció <strong>de</strong><br />
nuevo antes <strong>de</strong> que le diera tiempo a sentir vértigo. Siguió corriendo, pensando<br />
en lo maravilloso que era tener que prestar atención tan sólo a las botas <strong>de</strong><br />
León, con el corazón golpeándole con fuerza contra el esternón.<br />
Segundos o minutos <strong>de</strong>spués, no lo supo con seguridad, las botas bajaron<br />
<strong>de</strong> ritmo y Cole se atrevió a levantar la vista. <strong>La</strong> pared, ¡la pared, y allí estaba la<br />
puerta! ¡Lo habían logrado!<br />
—¡John, vamos! —gritó León con todas sus fuerzas, regresando unos<br />
pocos pasos por el mismo camino que ya había recorrido, con su<br />
semiautomática empuñada y preparado para disparar—. ¡Vamos!<br />
Cole se giró y vio a John quitarse la improvisada capucha negra, vio al<br />
puñado <strong>de</strong> escupidores reunidos <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> él, en un grupo <strong>de</strong> seis o siete <strong>de</strong><br />
ellos, gritando <strong>de</strong> nuevo. John atravesó el grupo, y al menos dos <strong>de</strong> ellos le<br />
108