Bajá un capítulo en pdf - Rolling Stone

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14.05.2013 Views

–¿Que hable de mí mismo? –¡Empieza! –Bien. Nací en Baroda, en el palacio. En la mitad equivocada del palacio. Fui un niño enfermizo y que provocó muchas preocupaciones. Quizá debería mencionar primero que no me crié con mi padre, mi madre y mis hermanos. No los conocí hasta más tarde, y a mis padres, para ser exactos, no los conocí jamás. Me visitaron siendo un muchacho una sola vez, lo cual quizá no tenga demasiada trascendencia. Mi familia servía desde hacía generaciones a los Gaekwad, desde la época en que uno de los Gaekwad fue la mano derecha de Shivaji. Uno de mis antepasados luchó a su lado, en la gran batalla, no, esto no hace al caso, seguro que sólo es un cuento de nuestra familia, una bonita historia de la que enorgullecernos. Creo que fui el hijo menor. Antes de concebirme, mi madre había dado seis hijos a mi padre, todos sanos y fuertes. A mi padre el nacimiento de su primer retoño lo colmó de felicidad; el segundo, de orgullo; el tercero, de satisfacción; después aceptó cada hijo con absoluta naturalidad. Pero no existen bendiciones obvias, al menos eso creo. Uno debería ser consciente de sus bendiciones. Cuando mi madre comenzó a sentir los dolores del parto, mi padre visitó al jyotish de palacio. Debía de ser un hombre impaciente, pues fue incapaz de esperar a saber si ese día estaba bajo una buena estrella. Fue un error, se llevó una desagradable sorpresa. La posición de los astros, el número siete, el número nueve, la fecha y la edad de mi padre, la edad de mi madre y... –Basta. Déjate de chácharas. –¿Chácharas? ¿No crees en eso? Era el jyotish del maharajá. –Pertenezco a la Satya Shodak Samaj, si sabes lo que esto significa. Hemos abjurado de esas supersticiones primitivas. –Pero la constelación era en verdad muy ominosa. Como la sequía y la inundación al mismo tiempo. Una suerte excesiva, explicó el jyotish, puede transformarse en su contrario. La salud del recién nacido corría peligro, el futuro de la familia ofrecía malos augurios. Mi padre se sentía muy preocupado. Quiso saber qué podía hacer. Sólo hay una posibilidad de salvación, dijo el jyotish. Su mujer, o sea, mi madre, tiene que traer al mundo una niña. Eso restablecerá el orden. El jyotish despidió a mi padre con un frasquito de aceite de niim y unos cuantos proverbios que debía recitar mientras la comadrona frotaba el vientre de mi madre en círculos, en el sentido de las agujas del reloj, una vez cada hora... 39

–Basta. No estamos escribiendo un manual de brujería. –Mi nacimiento se acercaba. Todos los sirvientes del maharajá que en ese momento no tenían que trabajar se congregaron ante la cámara de mis padres y rezaron con fervor pidiendo una niña. Los dolores persistían, las plegarias se intensificaban. Uno fue a buscar a un pujari, otro recolectó dinero, compró cocos y guirnaldas. No sé si el sacerdote conocía de verdad las oraciones para el nacimiento de una niña o se las inventó sobre la marcha. –Un artista de la improvisación. –¿Perdón? –Olvídalo. No te preocupes. –En plena noche se abrió la puerta, el pujari se había marchado hacía mucho, sólo algunos amigos permanecían junto a mi padre cuando la comadrona salió con el recién nacido en los brazos. Es una criatura muy hermosa, dijo ella feliz, buena y sana. Sana, ¿qué significa eso de sana?, gritó mi padre. ¿Es una niña? Y la comadrona, exhausta, debió de olvidar la razón de tanta agitación y le contestó: No, gracias a Krishna, no, es un chico. Mi padre se golpeó la frente y gritó tan fuerte que los centinelas acudieron en tromba. Los amigos se congregaron alrededor de mi padre intentando consolarlo. Nadie prestó atención a la comadrona, que se retiró conmigo a la habitación y me depositó junto a mi madre. La agitación era tan grande que olvidaron depositar encima de mi lengua un trozo mojado de algodón. –Bueno, pues ya que has nacido, podrás revelarme para qué me has contado todo esto. ¿Crees que el coronel Whistler desea saber que habría sido preferible que fueses niña? –Me he dejado llevar por los recuerdos. –Hemos de anotar lo que hable a tu favor. Tenemos que mostrar tu abundante experiencia como sirviente, describir tu fortaleza, mencionar tus éxitos, proclamar tus aptitudes. A nadie le interesa la desgracia que acarreas. Eso puedes compartirlo con tu esposa. –No tengo esposa. –¿Que no tienes esposa? ¿Eres viudo? –No, no he llegado a casarme. Una vez me enamoré, pero la cosa no acabó bien. –Lo ves, eso es importante. Siempre has sido sirviente, tan fiel que ni siquiera has encontrado tiempo para casarte. –No fue ésa la razón. 40

–¿Que hable de mí mismo?<br />

–¡Empieza!<br />

–Bi<strong>en</strong>. Nací <strong>en</strong> Baroda, <strong>en</strong> el palacio. En la mitad equivocada del palacio. Fui <strong>un</strong> niño <strong>en</strong>fermizo<br />

y que provocó muchas preocupaciones. Quizá debería m<strong>en</strong>cionar primero que no me crié con mi<br />

padre, mi madre y mis hermanos. No los conocí hasta más tarde, y a mis padres, para ser exactos,<br />

no los conocí jamás. Me visitaron si<strong>en</strong>do <strong>un</strong> muchacho <strong>un</strong>a sola vez, lo cual quizá no t<strong>en</strong>ga<br />

demasiada trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. Mi familia servía desde hacía g<strong>en</strong>eraciones a los Gaekwad, desde la<br />

época <strong>en</strong> que <strong>un</strong>o de los Gaekwad fue la mano derecha de Shivaji. Uno de mis antepasados luchó<br />

a su lado, <strong>en</strong> la gran batalla, no, esto no hace al caso, seguro que sólo es <strong>un</strong> cu<strong>en</strong>to de nuestra<br />

familia, <strong>un</strong>a bonita historia de la que <strong>en</strong>orgullecernos. Creo que fui el hijo m<strong>en</strong>or. Antes de<br />

concebirme, mi madre había dado seis hijos a mi padre, todos sanos y fuertes. A mi padre el<br />

nacimi<strong>en</strong>to de su primer retoño lo colmó de felicidad; el seg<strong>un</strong>do, de orgullo; el tercero, de<br />

satisfacción; después aceptó cada hijo con absoluta naturalidad. Pero no exist<strong>en</strong> b<strong>en</strong>diciones<br />

obvias, al m<strong>en</strong>os eso creo. Uno debería ser consci<strong>en</strong>te de sus b<strong>en</strong>diciones. Cuando mi madre<br />

com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tir los dolores del parto, mi padre visitó al jyotish de palacio. Debía de ser <strong>un</strong><br />

hombre impaci<strong>en</strong>te, pues fue incapaz de esperar a saber si ese día estaba bajo <strong>un</strong>a bu<strong>en</strong>a estrella.<br />

Fue <strong>un</strong> error, se llevó <strong>un</strong>a desagradable sorpresa. La posición de los astros, el número siete, el<br />

número nueve, la fecha y la edad de mi padre, la edad de mi madre y...<br />

–Basta. Déjate de chácharas.<br />

–¿Chácharas? ¿No crees <strong>en</strong> eso? Era el jyotish del maharajá.<br />

–Pert<strong>en</strong>ezco a la Satya Shodak Samaj, si sabes lo que esto significa.<br />

Hemos abjurado de esas supersticiones primitivas.<br />

–Pero la constelación era <strong>en</strong> verdad muy ominosa. Como la sequía y la in<strong>un</strong>dación al mismo<br />

tiempo. Una suerte excesiva, explicó el jyotish, puede transformarse <strong>en</strong> su contrario. La salud del<br />

recién nacido corría peligro, el futuro de la familia ofrecía malos augurios. Mi padre se s<strong>en</strong>tía<br />

muy preocupado. Quiso saber qué podía hacer. Sólo hay <strong>un</strong>a posibilidad de salvación, dijo el<br />

jyotish. Su mujer, o sea, mi madre, ti<strong>en</strong>e que traer al m<strong>un</strong>do <strong>un</strong>a niña. Eso restablecerá el ord<strong>en</strong>.<br />

El jyotish despidió a mi padre con <strong>un</strong> frasquito de aceite de niim y <strong>un</strong>os cuantos proverbios que<br />

debía recitar mi<strong>en</strong>tras la comadrona frotaba el vi<strong>en</strong>tre de mi madre <strong>en</strong> círculos, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de<br />

las agujas del reloj, <strong>un</strong>a vez cada hora...<br />

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