Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
de mis patrones, p<strong>en</strong>só Burton, la fu<strong>en</strong>te de toda plata, para ser exactos. El humo que él t<strong>en</strong>ía que<br />
proteger. Se sintió t<strong>en</strong>tado de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el antro del opio, pero los hombres apostados delante de<br />
la <strong>en</strong>trada, hieráticos como figuras de cera, le desconcertaron. No se pued<strong>en</strong> mover, explicó<br />
Naukaram, demasiado opio.<br />
La auténtica recom<strong>en</strong>dación no estaba lejos, también allí los edificios, cada <strong>un</strong>o con balcón,<br />
t<strong>en</strong>ían varios pisos de altura, pero por la barandilla trepaban flores frescas <strong>en</strong> lugar de cortesanas.<br />
Vamos, <strong>en</strong>tremos. No, sahib, <strong>en</strong>tre usted, yo esperaré fuera. ¡Tonterías, tú vi<strong>en</strong>es conmigo, no<br />
olvides que estás a prueba! Los recibió <strong>un</strong> hombre delgado, hasta tal p<strong>un</strong>to sumiso que Burton<br />
habría jurado que se había inclinado, a pesar de que todo el rato permaneció erguido delante de<br />
ellos. Les aseguró, verboso, que eran bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>idos, mi<strong>en</strong>tras miraba irritado la casaca desgastada<br />
de Naukaram. Deseo que se port<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> con mi acompañante, ord<strong>en</strong>ó Burton, al percatarse de la<br />
lucha que Naukaram <strong>en</strong>tablaba consigo mismo para traspasar el umbral. Siguieron al<br />
recepcionista hasta <strong>un</strong>a sala opul<strong>en</strong>ta, perceptiblem<strong>en</strong>te más fresca, el suelo cubierto de espesas<br />
alfombras, a <strong>un</strong> lado <strong>un</strong> grupo de músicos que <strong>en</strong> esos mom<strong>en</strong>tos descansaba. Un aroma dulzón<br />
flotaba <strong>en</strong> el ambi<strong>en</strong>te. Se acomodaron <strong>en</strong> <strong>un</strong> rincón con cojines; ap<strong>en</strong>as el hombre delgado se<br />
hubo retirado, <strong>un</strong>a mujer les sirvió bebidas frías y dulces. Una cosa le llamó la at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> ella:<br />
el bonito ombligo y la tr<strong>en</strong>za negra que le colgaba hasta la cintura. Estas mujeres sab<strong>en</strong><br />
componer versos, le susurró Naukaram. Llevan hermosos vestidos, otras mujeres no. Una mujer<br />
grácil se acercó flotando, y Burton estaba dispuesto a r<strong>en</strong>dirse a la magia de su aspecto cuando<br />
ella dirigió <strong>un</strong>as preg<strong>un</strong>tas a Naukaram, tan rápidas y directas como si le lanzase dardos,<br />
mi<strong>en</strong>tras observaba a Burton como si fuera <strong>un</strong> pez expuesto <strong>en</strong> el mercado. Ella tomó asi<strong>en</strong>to a<br />
su lado y le sonrió con sus ojos verdes, <strong>un</strong>a promesa ambigua. Igual que <strong>un</strong>a concha de perla que<br />
se abre l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te. Él le perdonó el tosco interrogatorio y el desvergonzado exam<strong>en</strong>.<br />
–Éste asegura que usted conoce nuestro idioma.<br />
–Solam<strong>en</strong>te si me habla muy despacio y sonríe después de cada palabra.<br />
–¿Desea que cante para usted?<br />
–Si me explica la canción...<br />
Ella asintió a los músicos, se levantó, retrocedió <strong>un</strong>os pasos mirando a Burton a los ojos, y se<br />
meció <strong>en</strong> la cautivadora melodía, des-<br />
35