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ESTADO AMBIENTAL DE BOLIVIA

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<strong>ESTADO</strong> <strong>AMBIENTAL</strong><br />

<strong>DE</strong> <strong>BOLIVIA</strong> 2007-2008


Presentación<br />

Ambiente y desarrollo en tiempos de amor y colera<br />

Eduardo Gudynas<br />

Eran tiempos convulsionados. Se debatían en Bolivia diferentes posturas políticas,<br />

nuevos partidos surgían a la escena pública, se sucedían durísimos conflictos<br />

políticos, e incluso graves enfrentamientos con mineros o indígenas, pero a pesar<br />

de todo se transitaba un momento de cambio. Eran tiempos de pasión y rebeldía,<br />

momentos de amor y cólera. A pesar de estar inmerso en ese torbellino<br />

decididamente dijo: "Las bellezas naturales son bienes divinos, y para ellos no<br />

puede haber ni subasta ni dueño", y por si fuera poco agregó que los animales<br />

"son los dueños de la tierra".<br />

Algunos sostendrán que nos encontramos frente a un romanticismo frente a la<br />

Naturaleza y a la riqueza que ella expresa en sus plantas, árboles o en los animales<br />

que alberga. Pero aquella voz también ofrecía otra mirada sobre la pobreza,<br />

alertando que los "pobres son las raíces de la Humanidad, que sostienen y<br />

alimentan la opulenta fronda de la vida social". "La puerta de la casa del pobre,<br />

sin rejas que apresan al que está fuera, sin libreas que sonrojan al humilde<br />

caballero, es franca y hospitalaria, y su mesa, que se disculpa de frugalidad, es<br />

óptima en espíritu de sana alegría".<br />

Esas ideas, donde se vincula una profunda compenetración con la Naturaleza<br />

y una sensibilidad social pudieron florecer en tiempos tumultuosos, donde los<br />

cambios políticos se sucedían a veces a ritmo vertiginoso. Esas son las palabras<br />

del escritor boliviano Man Césped (cuyo nombre real era Manuel Céspedes),<br />

escritas en las décadas de 1920 y parte de los años 30. El escritor, quien además<br />

fue minero, diputado, y productor rural, brindó un ejemplo particularmente<br />

pertinente para nuestro presente, y en especial frente al presente informe sobre<br />

el estado del ambiente en Bolivia.<br />

En efecto, en los capítulos que siguen se ofrece una revisión muy detallada y<br />

exhaustiva sobre los temas ambientales críticos en una Bolivia que comienza a<br />

transitar el siglo XXI. En este libro se analizan temas que van desde los aspectos<br />

ambientales en sectores productivos claves, como la minería o los hidrocarburos,<br />

al ordenamiento territorial, desde las especies amenazadas hasta los efectos del<br />

cambio climático en Bolivia. Todas estas cuestiones están entrelazadas bajo<br />

preocupaciones conceptuales sustantivas: la articulación entre la conservación<br />

de los recursos naturales y las posibilidades sobre nuevas estrategias de desarrollo.<br />

Asimismo, la obra reúne un numeroso y destacado conjunto de autores,<br />

provenientes de los más diversos campos de acción y con distintas miradas, lo<br />

que ofrece un valor adicional.<br />

Este libro es en sí mismo una alerta sobre que no es posible ninguna aventura<br />

desarrollista que no cuide y proteja su propia base de recursos naturales. En otras<br />

palabras: el camino para erradicar la pobreza y mejorar la calidad de vida<br />

transita por un cuidadoso manejo de los recursos naturales. Pero a pesar de la<br />

amplia evidencia de la estrecha y mutua dependencia entre economía y<br />

ecología, de todas maneras persisten las voces críticas y escépticas. En especial<br />

cuando un país se encuentra en tiempos de fuertes cambios, donde las pasiones<br />

de unos alternan con la cólera de otros, algunos podrán sostener que no es el<br />

momento para dedicarse a contemplar la Naturaleza ni de preocuparse por la<br />

protección de especies silvestres. Agregarán que es el tiempo del crecimiento<br />

económico y la industrialización, donde las cuestiones ambientales son apenas<br />

una expresión romántica que no debería detener ese progreso soñado. El contexto<br />

internacional acentúa esas presiones, ya que se registran precios record sobre<br />

los principales productos de exportación, como minerales, hidrocarburos y<br />

agroalimentos. Por lo tanto las presiones para acentuar los modelos extractivistas<br />

dirigidos a los mercados globales se profundizan todavía más.


Frente a esa problemática la obra de Man Césped mantiene su vigencia. Si<br />

aquel escritor cochabambino pudo soñar otras relaciones sociales y otra<br />

vinculación con la Naturaleza hace casi cien años atrás, ¿por qué no podemos<br />

hacerlo en la actualidad? Por cierto que algunas de las posturas de Césped<br />

pueden resultar ingenuas, pero eso no debe hacernos olvidar que fue un<br />

verdadero adelantado a su época al defender un relacionamiento radicalmente<br />

diferente con el ambiente, y que ese cambio dependía de una profunda<br />

transformación en la ética de convivencia.<br />

"Las bellezas naturales son dones egregios, consagrados al entendimiento<br />

humano", sostenía Césped en las páginas de "El Imparcial" de Cochabamba,<br />

el 6 de setiembre de 1931. Agregaba: las "industrias malditas las que exterminan<br />

fauna valiosa para dar pábulo al lujo. Instinto criminal el que daña al árbol que<br />

embellece o da sombra al camino; el que destruye las plantas ornamentales y<br />

mata la avecilla de rico plumaje, porque apagando esas joyas vivas de la<br />

existencia, roba placidez y encanto a la vida". Finalmente, sostenía que la<br />

Naturaleza no puede estar sujeta a las "mezquindades del interés humano" y<br />

que no puede tener ni "subasta ni dueño".<br />

Fueron ideas no sólo enérgicas sino innovadoras. El compromiso ético con el ser<br />

humano y el ambiente cobraría enorme importancia mucho después, a partir<br />

de la década de 1980, con el surgimiento de la "ética ambiental", y sus diferentes<br />

expresiones. Se abrevaron tanto del pensamiento occidental como de un<br />

redescubrimiento y mejor entendimiento de las ancestrales ideas de los pueblos<br />

indígenas frente al ambiente. Constituyeron entonces los pilares que permiten<br />

construir opciones de desarrollo alternativo en armonía con el ambiente. Allí hay<br />

muchos ecos con la obra de Césped, tales como el reclamo de no reducir la<br />

Naturaleza a una simple mercadería que se expresa por un precio.<br />

En las páginas que siguen esas perspectivas están presentes. Se suceden las<br />

alertas que sobre la necesidad de una acción más enérgica para proteger el<br />

ambiente, y simultáneamente una estrategia de desarrollo alternativa, que<br />

maneje adecuadamente la base de recursos naturales del país. En este sentido<br />

Bolivia enfrenta serios desafíos, como por ejemplo la urgencia en erradicar la<br />

pobreza y elevar la calidad de vida, pero a la vez cuenta con el privilegio de<br />

una enorme riqueza ecológica. No es posible ser pobres en medio de tanta<br />

riqueza, pero tampoco se puede salir de la pobreza destruyendo nuestro propio<br />

ambiente. Por lo tanto la responsabilidad recae, una vez más, en cómo las<br />

sociedades se organizan para utilizar esos recursos naturales y en cómo lo hacen<br />

asegurando la justicia social y la equidad. En ese esfuerzo una y otra vez aparecen<br />

los imperativos éticos, ya que cualquier alternativa no sólo pasa por cambios en<br />

las relaciones sociales y en los procesos productivos, sino que también en las<br />

aspiraciones, los valores y los imperativos morales que todos defendemos.<br />

El presente reporte de LI<strong>DE</strong>MA sobre el estado del ambiente es un elemento<br />

esencial para ese cambio de paradigma, y de actitud, frente al desarrollo, ya<br />

que nos ofrece una visión que es tanto actualizada como rigurosa de esa riqueza<br />

ecológica boliviana y los desafíos que enfrenta. No puede escapar a nadie que<br />

es además un aporte que proviene desde el seno de la sociedad civil, desde<br />

un conglomerado de organizaciones en todo el país, que actúan en diversos<br />

cambios. Es un aporte presentado con la responsabilidad de contribuir a un<br />

debate que debe ser amplio, transparente y profundo. Pero que además, como<br />

atestiguan las páginas que siguen, ésta es una misión urgente para Bolivia. Ni la<br />

sociedad ni la Naturaleza pueden esperar más.<br />

Eduardo Gudynas es director del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en Montevideo<br />

(Uruguay).<br />

Las citas a la obra de Man Césped se basan en sus "Obras Completas", Los Amigos del Libro,<br />

Cochabamba, 1973; y en "Madre Naturaleza, vuélveme árbol! - Vida y pensamiento de Man Césped",<br />

por M.B. Gumucio, Ultima Hora, La Paz, 1979.


Prólogo<br />

Propósito del libro<br />

por M.O. Ribera y C.B. de Morales<br />

El presente trabajo busca recopilar los principales avances en el conocimiento<br />

acerca del estado ambiental de Bolivia, de manera a establecer una línea base<br />

con la cual se podrán cotejar futuros éxitos o retrocesos de la gestión ambiental.<br />

El primer Perfil Ambiental de Bolivia, elaborado con el intento de sistematizar de<br />

forma integral el conocimiento de la situación ambiental del país, fue publicado<br />

el año 1986, es decir hace más de 20 años. Desde entonces mucha agua<br />

(contaminada) pasó bajo los puentes y la tarea de elaborar una síntesis del<br />

mismo tipo se pone cada vez más difícil, debido al aumento de especialistas en<br />

diversos temas, a la enorme acumulación de nuevos conocimientos y al desarrollo<br />

de acciones ambientales de diversa índole, ? algunas positivas y otras negativas.<br />

Si bien en los años pasados se publicaron algunos trabajos de análisis de la<br />

situación ambiental, no se repitió el esfuerzo conjunto de tantos autores de<br />

diferentes disciplinas que representó el primer y único perfil.<br />

Entre los trabajos de síntesis más importantes publicados entre 1986 y la fecha<br />

se pueden citar por ejemplo "Conservación de la diversidad biológica de Bolivia"<br />

editado por María Marconi en 1992; "Geografía y recursos naturales de Bolivia"<br />

(varias ediciones) y "Enciclopedia geográfica de Bolivia" (2004) por Ismael Montes<br />

de Oca; "Bolivia: Medio ambiente y ecología aplicada" de Cecile B. de Morales,<br />

1990, 2ª ed. 2007; "Diagnóstico y Lineamientos para avanzar hacia el desarrollo<br />

sostenible" de la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible<br />

(AB<strong>DE</strong>S), de 2003; "Biodiversidad: la riqueza de Bolivia" de Pierre L. Ibisch y Gonzalo<br />

Mérida, en 2003. Sin embargo se puede ver que el tema principal de estos libros<br />

se refiere a la biodiversidad o la conservación de recursos naturales. En el tema<br />

de calidad ambiental, referida entre otras a la calidad del aire, agua y suelos,<br />

la información es dispersa y más difícil de obtener. Entre los trabajos más recientes,<br />

se debe citar el Diagnóstico General del Estado Ambiental de Bolivia, documento<br />

no publicado de Marco Octavio Ribera (LI<strong>DE</strong>MA 2007), que en muchos aspectos<br />

ha servido de base para el desarrollo del presente libro.<br />

Programa de seguimiento del estado del medio ambiente de LI<strong>DE</strong>MA<br />

El Plan Estratégico Quinquenal 2004-2008 de LI<strong>DE</strong>MA busca lograr una mayor<br />

influencia en las políticas públicas, leyes y medidas dirigidas hacia el desarrollo<br />

sostenible; y a profundizar su rol de incidencia, vigilancia y difusión de nuevas<br />

ideas y avances conceptuales en cuanto a la sostenibilidad del desarrollo.<br />

Entre los componentes de la estrategia se menciona el apoyo a la investigación<br />

científica y socio-ambiental y la promoción al seguimiento del estado del medio<br />

ambiente nacional. De hecho, esta información es crucial para la toma de<br />

decisiones. Sobre la base de las investigaciones y los conocimientos adquiridos<br />

se podrá entonces proponer actividades destinadas a mejorar el uso de los<br />

recursos naturales y la calidad de vida de las personas. De esta manera, LI<strong>DE</strong>MA<br />

se reafirma en su papel generador, promotor y difusor de nuevas ideas y propuestas.<br />

En el año 2003, la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible<br />

(AB<strong>DE</strong>S) de la cual LI<strong>DE</strong>MA forma parte activa, ha realizado un diagnóstico de<br />

la situación socio-ambiental del país que se mencionó arriba y que fue publicado<br />

con el título: "Diagnóstico y Lineamientos para avanzar hacia el Desarrollo<br />

Sostenible", así como una versión más corta destinada a todo público, para una<br />

mayor difusión. En el contexto de la estrategia de LI<strong>DE</strong>MA se han previsto informes<br />

anuales sobre el estado del medio ambiente.<br />

Hemos querido resumir la opinión y los conocimientos de profesionales que han<br />

aportado durante varios años a la gestión ambiental del país, aunque no todos<br />

pudieron participar en el presente texto. A lo largo de los capítulos del libro se i


ii<br />

desarrollan temas relacionados al estado actual de la calidad ambiental y la<br />

conservación de la biodiversidad, los riesgos y amenazas existentes, así como<br />

aspectos estructurales relacionados a la gestión ambiental y las políticas públicas.<br />

En todos los casos se ha tratado de respetar las opiniones personales de los<br />

autores, limitándose el trabajo de edición a compatibilizar el lenguaje y el estilo<br />

de los diferentes aportes, así como organizar una presentación ordenada y lo<br />

más didáctica posible. No estaba a nuestro alcance tratar todos los temas en<br />

forma exhaustiva y tampoco se puede considerar que todos los temas posibles<br />

fueron abordados. Se espera que estas deficiencias podrán ser corregidas en<br />

posteriores entregas del Estado Ambiental de Bolivia, en los próximos años. Con<br />

todo, creemos que el texto contiene mucha información nueva y actual, gracias<br />

a los aportes de todos los autores que participaron en su elaboración, a quienes<br />

queremos agradecer muy cordialmente.<br />

El anhelo de los editores y de LI<strong>DE</strong>MA fue el de sistematizar información práctica,<br />

precisa, concreta y actualizada, con datos útiles para los lectores, que pueda<br />

ayudar en la toma de decisiones cruciales para un desarrollo más sostenible.<br />

Esperamos que nuestro esfuerzo podrá apoyar a este propósito.<br />

De este modo, LI<strong>DE</strong>MA espera acercarse a sus objetivos de:<br />

- Participar e incidir en el establecimiento de normas y políticas ambientales,<br />

y en el seguimiento a su aplicación.<br />

- Generar conciencia y responsabilidad pública sobre la problemática ambiental<br />

y el desarrollo sostenible y sobre los derechos y obligaciones ambientales de<br />

los ciudadanos, ya sean individuales o colectivos.<br />

- Identificar, socializar y promover la adopción de modelos productivos<br />

ambiental, económica y socialmente sostenibles, incorporando los saberes<br />

tradicionales, para revertir el deterioro de las bases productivas y el crecimiento<br />

de la pobreza.<br />

- Apoyar el fortalecimiento de los actores locales del desarrollo sostenible, con<br />

énfasis en los sectores más vulnerables de la población.<br />

Organización del texto<br />

El presente libro está organizado en siete partes, además de la introducción, las<br />

que tratan en forma sucesiva: (1) los impactos ambientales de los sectores mineros,<br />

energéticos e industriales, así como la creciente urbanización, especialmente<br />

en relación con la contaminación de suelos, agua y aire. Un capítulo trata de<br />

las alternativas energéticas y su impacto ambiental; (2) la ecología de paisajes,<br />

referida a la necesidad de completar y aplicar el ordenamiento territorial, reducir<br />

los impactos negativos de la construcción de caminos, especialmente en áreas<br />

protegidas, y mantener los servicios ambientales. Esta parte incluye una descripción<br />

de las ecoregiones y sus principales amenazas; (3) el estado actual de la<br />

producción agrícola, pecuaria y forestal, con su potencial de desarrollo y sus<br />

impactos, relatando experiencias positivas y negativas; (4) la situación actual de<br />

las áreas protegidas, principalmente en sus aspectos institucionales y sus difíciles<br />

relaciones con los sectores productivos; (5) la conservación y el uso sostenible<br />

de la biodiversidad, tanto de la agrobiodiversidad como de la conservación y<br />

aprovechamiento de la flora y fauna silvestres; (6) la implicancia local de<br />

fenómenos globales como el cambio climático y la radiación ultravioleta; y (7)<br />

las políticas ambientales del Estado, con aspectos de legislación y planificación,<br />

así como la participación de la sociedad civil. Cada parte se subdivide a su vez<br />

en capítulos escritos por diferentes autores, así como aportes de especialistas<br />

que sirven de ilustración y apoyo a la descripción de la situación actual del<br />

estado ambiental.<br />

De esta forma esperamos haber presentado un panorama suficientemente<br />

amplio, que permitirá al lector informarse acerca de la situación actual del país<br />

en materia ambiental. Al mismo tiempo, queremos invitarle a añadir sus opiniones<br />

y conocimientos a este trabajo colectivo, haciendo llegar sus comentarios y<br />

sugerencias a LI<strong>DE</strong>MA, de manera a mejorar las próximas entregas del "Estado<br />

Ambiental de Bolivia". Es importante mencionar que la opinión de los autores no<br />

necesariamente compromete la línea y posición de LI<strong>DE</strong>MA.<br />

Mayo de 2008


Introducción<br />

Algunas definiciones necesarias<br />

por C.B. de Morales y M.O. Ribera<br />

El estado ambiental se refiere principalmente a las condiciones actuales en dos<br />

aspectos temáticos principales: la calidad ambiental y el estado de conservación<br />

de la biodiversidad, haciendo énfasis en los ecosistemas y paisajes. El estado<br />

ambiental de un territorio está determinado por la magnitud, intensidad, cantidad<br />

y extensión de los impactos que enfrenta 1 .<br />

Se entiende por calidad ambiental el conjunto de atributos y características que<br />

califican el medio ambiente de una determinada zona o región, considerando<br />

las condiciones de sus componentes esenciales (a saber, aire, agua, suelo) y la<br />

presencia o ausencia de situaciones de perturbación o alteración. Una buena<br />

calidad ambiental se entiende como el buen estado de elementos básicos<br />

como el agua y el aire, que estén libres de contaminantes o elementos nocivos<br />

para la salud humana y permitan una calidad de vida aceptable.<br />

Cuando se habla del estado de conservación, en general nos referimos a la<br />

estabilidad e integridad ecológica de una región, un paisaje o un ecosistema.<br />

Se toma en cuenta por ejemplo la conservación de los suelos, el estado de la<br />

vegetación natural, la diversidad de especies animales y los procesos ecológicos.<br />

Es importante considerar entonces la presencia y magnitud de los procesos de<br />

degradación, las proporciones de cobertura de ecosistemas naturales, los<br />

patrones de fragmentación de éstos y otras modificaciones del paisaje, como<br />

consecuencia de la construcción de caminos, represas, etc.<br />

La estabilidad es la propiedad del ecosistema de mantener un estado de equilibrio<br />

dinámico con variaciones poco significativas que le permiten volver al punto de<br />

partida luego de una desviación moderada. Implica el mantenimiento de los<br />

beneficios proporcionados por el sistema en términos de productividad o de<br />

servicios ambientales.<br />

Desde el punto de vista de la gestión ambiental, un impacto negativo es una<br />

acción o proceso que ocasiona efectos de degradación y desestabilización<br />

sobre la calidad ambiental, los ecosistemas, los procesos ecológicos y la<br />

biodiversidad en general. Se traduce también en efectos no deseables o daños<br />

sobre la salud humana, los procesos productivos y la sostenibilidad.<br />

La huella ecológica de nuestras actividades se refiere a los cambios que el ser<br />

humano ha causado en la naturaleza a lo largo del tiempo. Implica por ejemplo<br />

las enormes devastaciones de bosques para transformarlos en zonas cultivadas<br />

o praderas para cría de ganado, la expansión de las ciudades, la construcción<br />

de carreteras o de represas, etc. Si bien nuestra huella ecológica es todavía más<br />

liviana que la de muchos otros países, tendemos a incrementarla velozmente.<br />

La gestión ambiental es el conjunto de acciones y decisiones planificadas para<br />

una región o territorio, orientadas a la conservación, protección del ambiente<br />

y el uso sostenible de los ecosistemas y recursos; que contempla las acciones<br />

que se deben realizar, cuándo y cómo llevarlas a cabo, así como la selección<br />

de opciones y prioridades. El objetivo de la gestión ambiental es lograr la máxima<br />

racionalidad, coherencia, solvencia y equidad en el proceso de toma de<br />

decisiones relativas a la defensa del medio ambiente y la conservación de la<br />

biodiversidad, en el marco de un desarrollo sostenible.<br />

1 Éstas y las siguientes definiciones provienen del documento "Diagnóstico general del estado ambiental<br />

deBolivia" de M.O. Ribera 2007. iii


iv<br />

La participación pública en la gestión ambiental<br />

La Ley del Medio Ambiente establece claramente en su art. 92 que todas<br />

las personas, comunidades, instituciones u organizaciones tenemos derecho<br />

a participar en la gestión ambiental y el deber de tomar parte activa en<br />

la misma. Así podemos intervenir activamente en un conjunto de<br />

instrumentos jurídicos para el aprovechamiento sostenible de los recursos<br />

naturales y la defensa del ambiente, de acuerdo a lo especificado en la<br />

Reglamentación de la Ley.<br />

El Reglamento General de Gestión Ambiental (art. 2 y 3) establece, con<br />

mayor precisión, que la gestión ambiental comprende:<br />

a) la formulación y establecimiento de políticas ambientales<br />

b) los procesos e instrumentos de planificación ambiental<br />

c) el establecimiento de normas y regulaciones jurídica-administrativas<br />

d) la definición de competencias de la Autoridad ambiental y la<br />

participación de las autoridades sectoriales en la gestión ambiental<br />

e) las instancias de participación ciudadana<br />

f) la administración de recursos económicos y financieros<br />

g) el fomento a la investigación científica y tecnológica<br />

h) el establecimiento de instrumentos e incentivos.<br />

Tomado de Marianela Hidalgo, 2004. Deberes y derechos en la gestión ambiental<br />

El desarrollo sostenible es un concepto que se ha prestado a mucha discusión<br />

y que tiene múltiples definiciones. 2 La definición clásica del informe Brundtland,<br />

que difundió el término, es “el desarrollo que asegura las necesidades del presente<br />

sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a<br />

sus propias necesidades”. 3<br />

Según el documento de la Alianza Boliviana para el Desarrollo Sostenible [2003]<br />

“el desarrollo sostenible pretende mejorar las condiciones y la calidad de vida<br />

de la población, ocasionando el menor deterioro posible a los ecosistemas; un<br />

uso de los recursos naturales renovables de acuerdo a su capacidad y ritmo de<br />

regeneración; y una explotación de los recursos no-renovables (metales, nometales<br />

e hidrocarburos) que disminuya al mínimo posible los impactos ambientales<br />

de sus recursos extractivos.” 4<br />

En el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno actual no se utiliza el término de<br />

desarrollo 5 sostenible, se hace referencia más bien al concepto “Vivir Bien” como<br />

fundamento de la nueva propuesta del desarrollo. Se lee (pág. 10) que “el Vivir<br />

Bien será entendido como el acceso y disfrute de los bienes materiales y de la<br />

realización efectiva, subjetiva, intelectual y espiritual, en armonía con la naturaleza<br />

y en comunidad con los seres humanos”. 6 Bajo el título “Propuesta de cambio”<br />

se lee (pág. 116) “Esta política conlleva el principio de reestablecer el equilibrio<br />

entre la necesidad de conservación de la naturaleza y las necesidades<br />

económicas del desarrollo nacional, bajo la premisa de Vivir Bien de la población:<br />

Tomar de la naturaleza lo que se necesita, a la par que se utiliza, se repone y se<br />

conserva”.<br />

Como se ve, estas definiciones, como muchas otras, se refieren a un estado ideal<br />

(en realidad, utópico, ya que nunca se alcanza una sostenibilidad total), que<br />

se deberá tender a lograr a través de los esfuerzos del gobierno y de la sociedad.<br />

En general es más fácil definir cuáles son los proyectos y acciones menos<br />

sostenibles, es decir aquellos que nos llevarán rápidamente a un mayor deterioro<br />

del ambiente, que ponernos de acuerdo sobre cómo debería ser el entorno<br />

ideal. De esta manera negativa, se pueden fijar criterios de insostenibilidad,<br />

como por ejemplo la amplitud geográfica del impacto, el tamaño de la población<br />

2 Se puede comparar las opiniones de varios autores, por ejemplo en la compilación de Trzyna 1995.<br />

3 Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (Comisión Brundtland) 1987.<br />

4 AB<strong>DE</strong>S 2003.<br />

5 Plan Nacional de Desarrollo “Para Vivir Bien”, julio 2006.<br />

6 Más adelante (pág. 11 de PND), se habla de la armonía con la naturaleza en las siguientes palabras:<br />

“El desarrollo en torno al Vivir Bien se fundamenta en la capacidad de recuperar el vínculo con la<br />

naturaleza y con la memoria social, que en las comunidades agrarias está centrado en la tierra, en<br />

las comunidades nómadas en el bosque y en las comunidades urbanas en el barrio y la ciudad, para<br />

así descartar el procedimiento deliberado de separar a las sociedades de sus raíces culturales, a<br />

través de la dominación monocultural”.


afectada o la irreversibilidad del daño, para acercarnos en forma indirecta a<br />

un desarrollo más sostenible, es decir que se parece un poco más a lo deseable.<br />

Es también posible establecer una lista de criterios medibles que permiten un<br />

monitoreo a lo largo del tiempo de los impactos - positivos y negativos - que<br />

produce una determinada actividad o proyecto. Este monitoreo debe ser<br />

periódico y participativo, tomando en cuenta la opinión de todos los afectados<br />

a fin de establecer un balance de costos y beneficios.<br />

Análisis crítico de la situación institucional y normativa<br />

Política ambiental y legislación<br />

En forma general ha existido y existe en la administración de gobierno una gran<br />

incomprensión de las temáticas ambientales. Estos aspectos tampoco ingresan,<br />

al menos en su real dimensión, en los índices de desarrollo humano, de pobreza,<br />

calidad de vida, etc., porque no son percibidos aún como parte de los satisfactores<br />

sociales o del bienestar común.<br />

Mucho menos fueron asumidas en los sectores económicos, donde existe un<br />

enorme sesgo hacia una visión desarrollista en los sectores productivos (minería,<br />

hidrocarburos, agropecuaria, industria, comercio) o de servicios (transporte,<br />

servicios básicos, etc.) en desmedro del entorno natural y humano. Hasta el<br />

momento, se observa la falta de adopción de las temáticas ambientales como<br />

política de Estado. Estos temas son vistos más bien como un obstáculo a las<br />

políticas de crecimiento económico y de desarrollo, y por lo tanto no son tomados<br />

en cuenta.<br />

Las raíces de la problemática ambiental<br />

En términos generales, el estado ambiental del país es crítico y con tendencia<br />

a empeorar. Una gran parte de la culpa - si así se la quiere llamar,- está en<br />

aquellos actores productivos que tienen una visión sectorial, desarrollista y<br />

sin proyección hacia la sociedad y el bien común. Otra parte sin duda<br />

corresponde a la sociedad a la cual no parece importarle mucho la<br />

problemática ambiental. Pero indudablemente la mayor responsabilidad<br />

es del Estado en sus diferentes niveles jurisdiccionales, por no haber sabido<br />

incorporar los temas ambientales en sus políticas. Entre las principales causas<br />

del deterioro ambiental se pueden mencionar las siguientes:<br />

Falta de adopción de las temáticas ambientales como política de<br />

Estado, muchas veces por desconocimiento e incomprensión de su<br />

importancia.<br />

Ausencia de protagonismo del sector ambiental en el Estado.<br />

Escasa responsabilidad en el nivel de las prefecturas de departamento<br />

y municipios en cuanto la atención y tratamiento de temas ambientales.<br />

Marco normativo ambiental endeble e insuficiente, con tendencia a<br />

una excesiva flexibilización de las normas ambientales existentes.<br />

Ausencia y deficiencia en la aplicación y seguimiento del cumplimiento<br />

de la normativa ambiental.<br />

Falta de difusión de las normas y el consecuente desconocimiento<br />

de éstas por actores sociales o sectoriales.<br />

Preeminencia absoluta de los sectores minero, petrolero e industrial<br />

sobre las temáticas y necesidades ambientales o de conservación de<br />

la biodiversidad.<br />

Ausencia de sistemas de incentivos que favorezcan la adopción de<br />

tecnologías y medidas de control y mitigación de impactos en procesos<br />

extractivos y de producción.<br />

Inconsistencia e incertidumbre institucional y funcionaria a lo largo de<br />

los sucesivos cambios de gobiernos y de autoridades.<br />

Notable escasez de investigación científica en aspectos ambientales<br />

y ecológicos.<br />

Limitaciones en las capacidades técnicas y profesionales.<br />

Atención superficial y deficiente de los temas ambientales por medios<br />

masivos de prensa y por la sociedad en general.<br />

Resumido de M.O. Ribera, 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LI<strong>DE</strong>MA. v


vi<br />

El marco normativo ambiental es insuficiente y algunos instrumentos legales están<br />

desactualizados. Los vacíos o falencias observadas durante los años de aplicación<br />

de la Ley del Medio Ambiente (de 1992) no han sido subsanados. Existen también<br />

vacíos y debilidades a nivel de la reglamentación ambiental. 7 Por otro lado,<br />

existe un vacío de leyes importantes como la Ley de Ordenamiento Territorial, la<br />

Ley de Aguas, la Ley de Conservación de la Biodiversidad, etc., que nunca<br />

pasaron de la etapa de proyecto.<br />

Esta instrumentación legal inadecuada impide ejercer en forma eficiente los<br />

procesos de control y fiscalización. En general las normas ambientales son punitivas<br />

y coercitivas, en lugar de preventivas, y constituyen un sistema de “comando y<br />

control”, generalmente considerado menos efectivo que el uso de incentivos<br />

económicos. 8 Muchas disposiciones se traducen en un mero trámite burocrático<br />

(por ejemplo las fichas ambientales, o los permisos de quema de praderas y<br />

tierras agrícolas), por la imposibilidad de realizar un seguimiento en campo. Sin<br />

embargo y de manera paradoxal, la tendencia actual es flexibilizar aún más la<br />

legislación, facilitando la explotación inmisericorde de los recursos naturales.<br />

Instrumentos económicos<br />

En diversos países del mundo se ha llegado a la conclusión de que los indicadores<br />

empleados en las cuentas nacionales distorsionan el verdadero crecimiento<br />

económico, por el hecho de que la explotación de los recursos minerales o los<br />

bosques se considera como un aumento del Producto Interno, sin hacer ninguna<br />

deducción por el agotamiento del capital natural. Desde 1994 se intentó insertar<br />

las cuentas ambientales en la contabilidad nacional boliviana, con el fin de<br />

conocer el verdadero valor del capital de recursos naturales, tomando en cuenta<br />

su paulatino agotamiento y el costo ambiental que implican las acciones de<br />

desarrollo, empero este esfuerzo no tuvo continuidad. Tampoco se desarrolló<br />

hasta el momento un sistema de incentivos, es decir la aplicación de patentes,<br />

impuestos o subsidios para alentar actividades que sean menos lesivas para el<br />

ambiente. En general se trata de aplicar el principio de “el contaminador paga”<br />

(sólo cuando es atrapado), pero no se obliga a las empresas a asumir las<br />

externalidades y los pasivos ambientales causados por su actividad.<br />

Para agravar el caso, el Tesoro General de la Nación nunca destinó fondos<br />

significativos para la atención de temas como la fiscalización ambiental, la<br />

protección de la vida silvestre o el mantenimiento de las áreas protegidas, por<br />

lo que el país es excesivamente dependiente de donaciones internacionales.<br />

Instituciones<br />

La situación de fragilidad y falta de protagonismo del sector ambiental en el<br />

Estado boliviano no es nueva, pero se ha agudizado en la actualidad por la<br />

eliminación del Ministerio de Desarrollo Sostenible y la dispersión de su estructura<br />

burocrática en tres ministerios diferentes (de Desarrollo Rural, Agropecuario y<br />

Medio Ambiente, de Planificación y de Aguas), con lo cual se ha producido un<br />

debilitamiento notable. Temas como áreas protegidas y biodiversidad, antes parte<br />

del Ministerio de Planificación y Desarrollo Sostenible -ahora desaparecido-, han<br />

sido enviados al Ministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario, volviendo a una<br />

situación poco favorable que ya se había superada hace años.<br />

Otro factor determinante es la falta de continuidad y la inestabilidad funcionaria,<br />

producto de los constantes cambios de autoridades y personal. Este es un mal<br />

crónico de la administración pública. Al no existir continuidad en los procesos,<br />

la gestión ambiental se ve constantemente interrumpida. En las palabras de<br />

Hernán Zeballos, el país es una tela de Penélope, ya que lo tejido se desbarata<br />

cada día para volverlo a tejer al día siguiente. 9 Esto implica que se producen<br />

duplicaciones de esfuerzos, se pierden las capacidades humanas creadas, se<br />

desechan acciones en marcha -inclusive cuando son exitosas- y se pierde a<br />

veces el escaso financiamiento destinado a temas ambientales.<br />

7 A saber, Reglamentos General de Gestión Ambiental, de Prevención y Control Ambiental, de<br />

Contaminación Hídrica, de Actividades con Sustancias Peligrosas, de Gestión de Residuos Sólidos, y<br />

el Reglamento Ambiental para Actividades Mineras.<br />

8 Este punto se discute en Zeballos y Quiroga 2003.<br />

9 Zeballos 2006.


El concepto de “ciencia post-normal” en el tratamiento<br />

de temas ambientales<br />

La debilidad crónica de la investigación científica en el país se refleja en la<br />

insuficiencia de conocimientos necesarios para el tratamiento de la<br />

problemática ambiental.<br />

Actualmente se habla de ciencia “post-normal”, como un campo en el que<br />

existen muchos hechos inciertos y sujetos a polémica, donde existen además<br />

conflictos entre sectores en torno a diferentes valores y posiciones, pero<br />

donde al mismo tiempo existe el apremio de tomar decisiones urgentes. El<br />

concepto fue desarrollado por Funtowicz y Ravetz (1993), tratando de<br />

caracterizar una metodología de investigación que sea apropiada para las<br />

condiciones contemporáneas. El caso típico es cuando "los factores son<br />

inciertos, hay valores en disputa, los riesgos son altos y las decisiones urgentes".<br />

En tales circunstancias, tenemos una inversión de la distinción tradicional<br />

entre hechos científicos objetivos "duros" y valores subjetivos, "blandos".<br />

Podemos entender mejor la ciencia post-normal por medio de un diagrama,<br />

donde los ejes son "incertidumbres del sistema" y "riesgos de la decisión".<br />

Cuando ambos valores son bajos, podemos solucionar los problemas de<br />

forma rutinaria. Cuando son medios, recurrimos a la consultoría profesional,<br />

que si bien se basa en la ciencia, a menudo debe tratar con incertidumbres,<br />

y sus errores pueden ser a veces costosos o incluso letales.<br />

Actualmente, para muchos grandes temas, como el cambio climático, el<br />

uso pacífico de la energía nuclear, los cultivos agrícolas con transgénicos, la<br />

pérdida de biodiversidad o las niveles permisibles de polución, ambos factores<br />

(incertidumbre y riesgo) son altos; sin embargo las decisiones deben tomarse<br />

antes de que todos los hechos que se prevén se hayan manifestado.<br />

En este contexto debe tomarse en cuenta el principio precautorio, es decir<br />

el evitar acciones que puedan tener consecuencias irreversibles. También<br />

entra la necesidad de consultar lo que se ha llamado una ”comunidad<br />

extendida de iguales” compuesta por todos aquellos afectados por un tema<br />

en concreto, y que quieren entrar en el debate para lograr decisiones<br />

participativas.<br />

Tomado de M.O. Ribera, 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LI<strong>DE</strong>MA y<br />

wikipedia: Ciencia post-normal.<br />

Por otro lado, la debilidad del gobierno central se hace aún más fuerte en las<br />

instituciones descentralizadas. 10 Las Direcciones de Recursos de las Prefecturas,<br />

que están a cargo de aspectos ambientales, tienen poca jerarquía y muestran<br />

profundas deficiencias en sus capacidades técnicas. Además reciben asignaciones<br />

presupuestarias demasiado escasas. En todos los niveles (gobierno central,<br />

regional y local) se observa una fuerte descoordinación entre las oficinas técnicas<br />

de la misma institución.<br />

La mayoría de los municipios, con excepción de los más grandes, carecen de<br />

gestión ambiental municipal, o presentan serias deficiencias. Los temas ambientales<br />

o de conservación de la biodiversidad son a menudo relegados y no figuran en<br />

la mayoría de los Planes de Desarrollo Municipal ni en los Planes Operativos<br />

Anuales (POAs). La falta de incorporación de aspectos ambientales en los<br />

instrumentos de planificación departamental y municipal (Planes de Desarrollo<br />

Departamental, Planes de Desarrollo Municipal, Planes de Ordenamiento Territorial)<br />

es la consecuencia de la falta de interés de prefecturas y alcaldías en la temática<br />

ambiental y ecológica, la que por supuesto tiene relación con la falta de exigencia<br />

por parte de los administrados. Esta debilidad incide en que muchos procesos<br />

productivos o de construcción de infraestructura no observen las normas<br />

ambientales y ocasionen impactos a la calidad ambiental y los ecosistemas.<br />

10 Ribera 2007. vii


viii<br />

Desarrollo sostenible, lógicas desarrollistas y medio ambiente<br />

Hasta el momento y a lo largo de varios gobiernos, los temas socio-ambientales<br />

siempre fueron marginados por la consigna desarrollista, en un mundo<br />

globalizado y bajo el signo del capitalismo. Muchos argumentarán que los<br />

proyectos son necesarios y generan progreso y empleos, sin embargo nos<br />

preguntamos ¿Cuántos empleos para beneficio local está generando<br />

realmente el proyecto San Cristóbal? ¿Cuántos beneficios reales reportó a<br />

Oruro la explotación del oro realizada por Inti Raymi?<br />

¿Otros ejemplos de proyectos nacionales poco responsables? Varios: La<br />

exploración de petróleo en el Norte de La Paz, la reactivación de la represa<br />

de El Bala, la explotación de la energía geotérmica en Laguna Colorada,<br />

la represa Cachuela Esperanza, entre otros. La prefectura de La Paz promueve<br />

el proyecto agroindustrial para caña y etanol del Norte de La Paz y la<br />

construcción del camino directo a Chulumani, el cual se superpone a la vía<br />

precolombina Yunga Cruz, una auténtica joya del patrimonio cultural de la<br />

nación y una ruta turística de primer nivel.<br />

Los costos ambientales de todos estos proyectos serán muy elevados,<br />

fundamentalmente por dos razones: a) nuestro capacidad en gestión<br />

ambiental es penosa, por lo que las instituciones responsables del tema<br />

ambiental no están preparadas para fiscalizar, controlar y ejercer autoridad<br />

ante tales desafíos; b) las instancias de desarrollo ven los recaudos ambientales<br />

y la aplicación de instrumentos de control como un obstáculo, una molestia.<br />

En alguna oportunidad, un ministro mencionó algo así como... “esperemos<br />

que las oficinas de medio ambiente otorguen de una vez por todas la<br />

licencia ambiental y el proceso ya no se vea perjudicado...” Bajo esta lógica,<br />

poca efectividad podemos esperar de la aplicación de instrumentos de<br />

control y regulación ambiental, más aún si se trata de un megaproyecto.<br />

Tomado de M.O. Ribera 2007. El caballo de Troya neoliberal en tiempos de cambio. LI<strong>DE</strong>MA<br />

Sistema de control de impactos ambientales<br />

Las fichas ambientales y los estudios de impacto ambiental (EIA) son a menudo,<br />

por lo menos en Bolivia, un mero formalismo que permite aprobar el proyecto,<br />

y tienen un bajo o nulo nivel de cumplimiento. La categorización de los proyectos<br />

para definir la necesidad o no de EIA es asimismo de una gran discrecionalidad.<br />

Finalmente, las propias prefecturas y municipios incumplen con la exigencia de<br />

elaboración del EIA en muchos proyectos, posiblemente amparados en la lógica<br />

de que no sirven para nada. Por su parte los sectores económicos son muy<br />

reacios al cumplimiento de la norma ambiental. Destaca por ejemplo la poca<br />

responsabilidad de la industria minera, en especial si se trata de la pequeña<br />

minería y del sector cooperativista, pues se usa el argumento de la pobreza y<br />

falta de recursos para excusarse de mitigar o controlar los impactos adversos.


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Zeballos, H.H., 2006. Agricultura y Desarrollo Sostenible. SIRENARE/COSU<strong>DE</strong>. Plural<br />

Eds., La Paz.<br />

ix


x<br />

Reconsiderando el desarrollo sostenible<br />

El Informe Brundtland<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

El informe referido fue escrito el año 1987 por Gro Harlem Brundtland, cabeza de<br />

la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas, y titulado “Nuestro Futuro Común”<br />

(Our Common Future). En él se hace énfasis sobre el término desarrollo sostenible<br />

o sustentable, y el principio que lo tipifica: “aquel desarrollo que satisface las<br />

necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras<br />

generaciones”.<br />

El informe Brundtland, que llegó a ser considerado en su momento como el<br />

fundamento ideológico del desarrollo sostenible, contenía evidentemente<br />

elementos sustanciales valiosos que sirvieron de marco de referencia, como el<br />

de la equidad transgeneracional. 11 Fue sin embargo fuertemente rebatido, en<br />

especial porque entre sus lineamientos básicos sostenía la posición de que la<br />

pobreza es la responsable de la degradación ambiental (mensaje principal de<br />

dicho informe), de ahí la explícita recomendación de una senda de crecimiento<br />

del tres por ciento anual en el Sur y también en el Norte, supuestamente para<br />

abrir campo a las exportaciones del Sur. 12<br />

A partir de estos postulados, muchos sectores de la economía mundial<br />

aprovecharon la oportunidad para tratar de homologar el concepto de desarrollo<br />

sostenible con el de crecimiento sostenido; de aquí las críticas en sentido de que<br />

el crecimiento económico había sido rebautizado como "desarrollo sostenible"<br />

y que se lo postulaba como un remedio contra la pobreza y también contra la<br />

degradación ambiental. 13<br />

Se puso en evidencia durante varios años que el mencionado informe, relegaba<br />

a un segundo o tercer plano la cuestión de la redistribución y la equidad; y lo<br />

que es más importante aún, no manifestaba reconocer los límites del crecimiento,<br />

cosa que años anteriores había hecho el concepto de “ecodesarrollo”. 14<br />

El informe Brundtland dio lugar a que la retórica del desarrollo sostenible sea<br />

interpretada desde las proclamas de las políticas neoliberales, como una guía<br />

hacia los objetivos del equilibrio ecológico y la justicia social, pero por la vía del<br />

crecimiento económico del libre mercado. 15 Así el término “desarrollo sostenible”,<br />

gracias al informe Brundtland (que lastimosamente fue uno de los pilares de la<br />

posición oficial en la Cumbre de Río) se convirtió, en unos años, en un eficaz<br />

distorsionador de la realidad ambiental y social del mundo contemporáneo,<br />

además, en un poderoso instrumento reduccionista, donde los potenciales de<br />

la naturaleza son reducidos a simples valores de mercado como capital natural.<br />

En este sentido, el trabajo, los principios éticos, los valores culturales, etc., son<br />

reducidos a simples formas funcionales del capital humano. Pensadores de la<br />

talla de Martinez Alier y Enrique Leff llegaron a sugerir que la ideología del<br />

desarrollo sostenible, gracias al sello Brundtland, desencadenó un delirio e inercia<br />

incontrolable de crecimiento, negando implícitamente la existencia de límites<br />

naturales y sociales, y lo peor, presuponiendo que la economía global había<br />

entrado en una etapa de post escasez. 16<br />

El discurso tergiversado del desarrollo sostenible a partir del informe Brundtland,<br />

habla de producir de un modo más limpio, de usar recursos alternativos a los<br />

que se van agotando o ya se han agotado, de usar nuevos recursos, de<br />

incrementar los rendimientos, pero nunca consideró el desafío de una redistribución<br />

más equitativa de las riquezas, como tampoco habló de “producir y consumir<br />

menos”. 17<br />

11 Alimonda 2003.<br />

12 Martinez Alier 1992; Jiménez e Higón 2003.<br />

13 Martinez Alier 1992.<br />

14 Jiménez e Higón 2003; Alimonda 2003; Leff, 1998.<br />

15 Avellaneda, 2007; Jiménez e Higón 2003.<br />

16 Martinez Alier 1992; Leff, 1998, 2003.<br />

17 Martinez Alier, J. 1992; Alimonda 2003.


El concepto de sostenibilidad<br />

Recurriendo al juego semántico, sostén, es algo que sostiene o un requisito para<br />

la acción de sostener; en tanto que sostener como verbo, es la acción de<br />

sustentar, o mantener firme y estable algo; mientras que sostenible se define<br />

como algo que puede mantenerse por sí mismo, sin ayuda exterior ni merma de<br />

lo existente, y sostenimiento se define como mantenimiento o sustento. 18 Por otra<br />

parte sustento es aquello que sirve para dar permanencia y es requisito para la<br />

acción de sustentar y sustentar, significa conservar algo en su ser o estado y<br />

también significa sostener algo para que no se caiga o se elimine. Sustentable<br />

es que se puede sustentar o mantener. Todos estos conceptos se derivan de<br />

algunos de los diccionarios comunes, avalados por la Real Academia de la<br />

Lengua Española.<br />

Sostenibilidad desde lo ambiental se ha definido como la característica de un<br />

proceso o estado, que puede mantenerse de forma constante en el tiempo sin<br />

experimentar cambios drásticos o significativos. Implica la producción o extracción<br />

de un recurso, sin afectar significativa y drásticamente su capacidad o potencial<br />

de renovabilidad y sin ocasionar efectos degradativos en el ecosistema o el<br />

ambiente. También implica que la cosecha o producción sostenible de un<br />

determinado recurso, significa utilizarlo a lo largo del tiempo, sin reducir su stock<br />

físico. 19<br />

La polémica surgió de la ambivalencia del concepto polisémico (que puede<br />

significar muchas cosas) “sustainability”, que fue la raíz conceptual en los<br />

documentos originales de debate de los años 80 (Informe Bundtland y otros<br />

anteriores). De aquí que se dieran las traducciones de: a) sustentable, que se<br />

refiere a la internalización o incorporación de las condiciones ecológicas<br />

necesarias de soporte que sustentan el proceso económico, y b) sostenible, que<br />

se refiere a la durabilidad o continuidad temporal del proceso económico o del<br />

uso de los recursos propiamente. Según Leff, la sustentabilidad ecológica constituye<br />

una condición de la sostenibilidad del uso de los recursos. Esto significa que,<br />

antes que se los considere como términos excluyentes o de sustitución de uno<br />

por el otro, desarrollo sostenible y desarrollo sustentable deberían ser términos<br />

complementarios en el sentido de la visión dirimidora de Leff.<br />

De cualquier forma, la ambigüedad del término tuvo un efecto distraccionista,<br />

el cual sumió cientos de horas de debate en inacabables polémicas mayormente<br />

semánticas, en las cuales se enfocó el tema, mucho más en cuanto a su forma,<br />

que en lo que refiere a su fondo. Es posible que la esencia del concepto de<br />

desarrollo sostenible se diluyera a partir de esta diatriba. Más allá del encono de<br />

la semántica, varias escuelas han llegado a considerar sostenibilidad y<br />

sustentabilidad como conceptos afines. 20<br />

La noción de sostenibilidad (no de desarrollo sostenible propiamente) varía de<br />

acuerdo a la escala de aplicación, parecería que es más fácil un logro efectivo<br />

de sostenibilidad de los procesos productivos (uso del suelo, uso de bosques,<br />

etc.) en pequeñas comunidades campesinas o al nivel de finca-predio, es decir<br />

desde lo local o individual 21 que a escalas mayores (región, país, continente,<br />

mundo) las cuales comprenden dinámicas y procesos más complejos, además,<br />

con muchos intereses y perspectivas muchas veces contrapuestas y donde el<br />

concepto de sostenibilidad de los procesos, corre el riesgo de confundirse con<br />

sostenido o crecimiento sostenido. 22 Ciertamente, se han levantado en el mundo,<br />

críticas en sentido que el discurso dominante de la sostenibilidad, desde las<br />

lógicas desarrollistas o productivistas, ha sido usado para enmascar la idea de<br />

un crecimiento económico sostenido, soslayando las condiciones ecológicas y<br />

termodinámicas, que establecen límites a la apropiación y transformación<br />

capitalista de la naturaleza. Las lógicas desarrollistas buscaron incorporar la<br />

naturaleza al capital, mediante una internalización de los costos ambientales<br />

del progreso (impactos) y la valoración economicista de la naturaleza. 23 En este<br />

proceso el concepto de sostenibilidad, al igual que el de desarrollo sostenible,<br />

fue diluido y tergiversado.<br />

18 Fraume 2007, Diccionario Ambiental.<br />

19 Fraume 2007; Brack y Brack 1994; Avellaneda 2007.<br />

20 Acevedo y Balazote 2000; Alimonda 2003; Leff 1998; García 2005; Vega Mora 2005.<br />

21 Brack y Brack 1994; Burin y Heras 2003; Delgado 1993, 2000; Masera et al. 1999.<br />

22 Jiménez 1997; Jiménez e Higón 2003; Martínez Alier 1992.<br />

23 Gudynas 2003; Rompczyk 2003; Vega Mora 2005. xi


xii<br />

En función a su nivel de enfoque respecto de las lógicas del mercado y la<br />

economía, la sostenibilidad ha sido calificada como débil o fuerte. 24 La visión<br />

de sostenibilidad débil asume que se pueden dar valores monetarios actualizados<br />

a los recursos y servicios ambientales y que el desgaste o depreciación del “capital<br />

natural” puede también ser estimado en términos monetarios. Además asume<br />

que puede darse una sustitución del capital natural (gastado o perdido) por el<br />

capital hecho o los bienes manufacturados, considerando que lo importante es<br />

que no disminuya el stock de capital total. Por el contrario la visión de sostenibilidad<br />

fuerte, asume que el capital natural no puede ser sustituido por el capital<br />

manufacturado, y que no pueden asignarse valores monetarios a los recursos de<br />

la biodiversidad o los servicios ambientales (capital natural crítico) sin caer en el<br />

grave riesgo de distorsión y subestimación. Esto implica determinar la capacidad<br />

de la biosfera para sostener la economía humana, es decir reconocer los límites<br />

del crecimiento impuestos por las capacidades de carga y uso de la naturaleza<br />

y de la capacidad de asimilación de residuos.<br />

Los conceptos de sostenibilidad y desarrollo sostenible han evolucionado<br />

notablemente desde la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio<br />

Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) el año 1992. Por ejemplo se han incorporado<br />

ideas en sentido de que la sostenibilidad y la carga humana sobre un territorio<br />

no simplemente dependen de factores biológicos, sino también de la tecnología<br />

disponible. Se ha propuesto que la sostenibilidad implica la capacidad de una<br />

sociedad de mantener una buena calidad de vida de forma equitativa,<br />

aprovechando los adelantos científicos y tecnológicos, pero asegurando al mismo<br />

tiempo el mantenimiento de todos los procesos ecológicos de los cuales depende<br />

la vida, así como la disponibilidad de los recursos naturales necesarios, sin alterar<br />

de forma significativa o irreversible el ambiente. 25<br />

Desarrollo sostenible: Declaración de la CNUMAD<br />

Aunque el concepto de desarrollo sostenible fue utilizado por primera vez de<br />

forma oficial el año 1987 en las esferas de las Naciones Unidas (a partir del informe<br />

de la Comisión Brundtland), el término ya había sido propuesto en 1980 en un<br />

informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)<br />

en el cual se definía a una sociedad sostenible como aquella que satisface sus<br />

necesidades actuales sin poner en riesgo las capacidades de las generaciones<br />

futuras. 26 Este mismo informe de la UICN define por primera vez el desarrollo<br />

sostenible como: “El proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos,<br />

la dirección de las inversiones, y la orientación de la tecnología y el cambio<br />

institucional, están todos en armonía y mejoran la potencialidad para satisfacer<br />

las necesidades y aspiraciones humanas tanto actuales como futuras”. Estos<br />

elementos sirvieron de soporte ideológico al Informe de la Comisión Brundtland,<br />

cuyo mayor mérito fue realizar una eficiente sistematización de muchas ideas e<br />

información elaboradas años después de la Conferencia de Estocolmo. 27<br />

La Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo o<br />

CNUMAD desarrollada en junio de 1992 en Río de Janeiro (que se denominó Río<br />

92 o Cumbre de la Tierra) fue ciertamente un hito mundial que congregó a cientos<br />

de representantes de Estados y miles de voceros de ONGs y organizaciones<br />

sociales. Las expectativas de realización de esta Cumbre provenían de algunos<br />

años atrás, cuando se había redactado el Informe Brundtland. En el Principio 3<br />

de la declaración oficial de Río 92, resalta el enunciado de la equidad<br />

transgeneracional derivado del concepto de desarrollo sostenible que había<br />

popularizado el informe Brundtland (a su vez tomado de otras fuentes): "Aquel<br />

desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin<br />

comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus<br />

propias necesidades". También destaca la definición de tratados, como el<br />

Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio Marco sobre Cambio<br />

Climático y el Convenio contra la Desertificación y la Sequía.<br />

La CNUMAD definió el concepto de desarrollo sostenible como un objetivo factible<br />

en todo el mundo, ya fuese a escala local, nacional, regional o internacional.<br />

Reconocía que la integración y el equilibrio de los intereses económicos, sociales<br />

y ambientales son vitales para preservar la vida en el planeta. También reconocía<br />

24 Van Hauwermeiren 1999; Vega Mora 2005; Jiménez e Higón 2003; Leff 1998; Prieto 2003.<br />

25 Jiménez e Higón 2003; Quiroga 2003; Prieto 2003.<br />

26 UICN/PNUMA/WWF, 1991. Cuidar la Tierra: Estrategia para el futuro de la vida.<br />

27 Rompczyk 2003.


que para conseguir este tipo de integración y equilibrio entre las dimensiones<br />

económica, social y ambiental, se necesitarían nuevas perspectivas de producir,<br />

consumir, vivir, trabajar, relacionarnos y tomar decisiones. 28<br />

El desarrollo sostenible fue planteado desde los ámbitos oficiales de las Naciones<br />

Unidas (CNUMAD) y los Jefes de Estado del mundo a partir de los 27 principios<br />

que guiaron la Declaración de Río 92 y que fueron la base filosófica “olvidada”<br />

del modelo del desarrollo sostenible, los más destacables de estos principios<br />

mencionan: 29<br />

El derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza<br />

(principio 1); el derecho al desarrollo debe responder equitativamente a las<br />

necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras<br />

(principio 3); la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante<br />

del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada (principio<br />

4); la tarea esencial de erradicar la pobreza como requisito indispensable del<br />

desarrollo sustentable (principio 5); la especial prioridad de la situación y las<br />

necesidades especiales de los países en desarrollo, en particular los países menos<br />

adelantados y los más vulnerables desde el punto de vista ambiental (principio<br />

6); los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para<br />

conservar, proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la<br />

Tierra, siendo que los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les<br />

cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sustentable, en vista de las<br />

presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial (principio<br />

7); para alcanzar el desarrollo sustentable y una mejor calidad de vida para<br />

todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de<br />

producción y consumo no sustentables (principio 8); el mejor modo de tratar las<br />

cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos<br />

interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona<br />

deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de<br />

que dispongan las autoridades publicas, incluida la información sobre los materiales<br />

y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la<br />

oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados<br />

deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población<br />

poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso<br />

efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento<br />

de daños y los recursos pertinentes (principio 10); con el fin de proteger el medio<br />

ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución<br />

conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible,<br />

la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para<br />

postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir<br />

la degradación del medio ambiente (principio 15); las autoridades nacionales<br />

deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales (principio<br />

16); movilizar la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para<br />

forjar una alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sustentable (principio<br />

21); la guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sustentable (principio 22);<br />

la paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes<br />

e inseparables (principio 25).<br />

Las propuestas de la CNUMAD desencadenaron desde un inicio un acalorado<br />

debate entre las representaciones oficiales y los voceros de la sociedad civil,<br />

respecto de la profundidad del tratamiento de las causas del deterioro social y<br />

ambiental del planeta; y de cuáles deberían ser las acciones para subsanar las<br />

desigualdades y perturbaciones ambientales, que ya entonces adquirían un<br />

matiz crítico.<br />

Un compromiso central de los países desarrollados en Río 92, fue el de realizar un<br />

aporte de 0,7 % de su PIB hacia los países pobres para fines de desarrollo. Esto<br />

fue calificado por las representaciones no oficiales como migajas. Aún así, el<br />

nivel de cumplimiento fue irrisorio, en general los países que honraron este<br />

compromiso a lo largo de los años posteriores fueron los países nórdicos. 30<br />

A pesar de su relativa contundencia, esta declaración de principios no llegó a<br />

satisfacer la expectativa o esperanza que en su momento se había puesto en<br />

la Cumbre de la Tierra o Río 92. Alguien mencionó alguna vez, que si se hubiera<br />

28 www.eurosur.org.<br />

29 www.otrodesarrollo.com; www.mre.gov.br; UNEP/GEF/UICN, 2003.<br />

30 Alimonda 2003; Rompczyk 2003.<br />

xiii


xiv<br />

cumplido tan sólo la tercera parte de estos principios, el planeta no estaría en<br />

el estado en que ahora se encuentra. De cualquier forma, como se puede<br />

comprobar en la actualidad, muy poco (sino nada) de este listado de “buenas<br />

intenciones” se ha cumplido, ya sea que se mire el nivel global o lo que se ha<br />

hecho en cada país del orbe, algo que ya se puso de evidencia acremente en<br />

la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo el año 2002 (Río<br />

+10, irónicamente llamada por muchos Río -10, por el retroceso observado). 31<br />

Desarrollo sostenible: Declaración de los Pueblos<br />

En Río 92 se produjo un fuerte debate sobre los alcances y enfoques del desarrollo<br />

sostenible; la polarización se dio entre la visión y posición de la sociedad civil<br />

(ONGs y organizaciones sociales) y la de las representaciones oficiales (Naciones<br />

Unidas y Estados). Esto desembocó en que las representaciones de ONGs y otro<br />

tipo de organizaciones sociales que asistieron a la cita en ese junio de 1992 en<br />

Río de Janeiro, sindicaran de cínicas y superficiales las posiciones de la CNUMAD<br />

que se plasmaron en la declaración oficial de Río, dando lugar a la “Declaración<br />

de la Tierra de los Pueblos”. 32 La posición alternativa de las ONGs estaba muy<br />

relacionada a los preceptos del ecodesarrollo, los límites del crecimiento que ya<br />

habían sido propuestos en 1972 y la Estrategia Mundial para la Conservación<br />

promovida por la UICN, WWF y el propio PNUMA, en la cual se había delineado<br />

un concepto holístico del desarrollo sostenible y sentado una base que aprovechó<br />

la comisión Brundtland. 33<br />

Es así que el desarrollo sostenible fue entonces replanteado desde otra perspectiva,<br />

la de la sociedad civil, desde una posición contraria y crítica a la posición y<br />

actitud de las esferas oficiales de la CNUMAD, que evitaron tocar las raíces del<br />

problema y procuraron maquillar las situaciones urgentes. De una forma resumida,<br />

la plataforma alternativa de Río 92 respecto al desarrollo sostenible, bajo la visión<br />

contestataria de la declaración de los pueblos, presentaba a consideración del<br />

mundo los siguientes elementos: 34<br />

“Nosotros, los participantes del Foro Internacional de ONG en el Foro Global 92,<br />

“Salimos de estas deliberaciones con el profundo sentimiento de que en la<br />

riqueza de nuestra diversidad, compartimos una visión común de una sociedad<br />

humana basada en los valores de la simplicidad, el amor, la paz y el respeto<br />

por la vida. Avanzamos ahora en solidaridad, para movilizar la moral y los<br />

recursos humanos de todas las naciones en un movimiento social unificado,<br />

comprometido con la realización de esta visión” (postulado 1).<br />

“La urgencia de nuestro compromiso crece debido a que los jefes políticos<br />

del mundo, en las deliberaciones oficiales de la Cumbre de la Tierra, han<br />

decidido ignorar muchas de las causas fundamentales de la aceleración de<br />

la devastación ecológica y social de nuestro planeta. Ellos se dedican a<br />

elaborar un sistema económico que sirva a los intereses a corto plazo de unos<br />

pocos, a expensas de los de la mayoría” (postulado 2); además:<br />

Se denunció que a través de un proceso de integración económica global<br />

impuesto al mundo por los gobiernos del Grupo de los 7 (G-7), las instituciones<br />

de Bretton Woods -el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el<br />

Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)- y las<br />

corporaciones transnacionales, el derecho soberano y la capacidad de los<br />

pueblos del mundo para proteger sus intereses económicos, sociales, culturales<br />

y ambientales contra el creciente poder del capital transnacional, estaban<br />

siendo rápidamente degradados (postulado 3).<br />

Se denunció el empobrecimiento espiritual de la sociedad humana, el<br />

empobrecimiento económico de cerca de 1200 millones de personas, el<br />

rápido ahondamiento de la brecha que separa a los ricos de los pobres, el<br />

racismo económico, la explotación institucionalizada de la mujer, el<br />

desplazamiento de millones de personas de sus tierras y comunidades, la<br />

marginación de los minusválidos y la progresiva destrucción de los sistemas<br />

ecológicos que nos sustentan (postulado 4).<br />

Se denunció que el camino de crecimiento de la deuda internacional, de<br />

los ajustes estructurales, de la desregulación del mercado, del libre comercio<br />

y la monopolización de los derechos de propiedad que dominan actualmente<br />

31 www.otrodesarrollo.com; Flores y Amaretti 2002; Rompczyk 2003; Quiroga 2003.<br />

32 FOBOMA<strong>DE</strong> 1994; Rompczyk 2003; Quiroga 2003.<br />

33 UICN/PNUMA/WWF 1991.<br />

34 FOBOMA<strong>DE</strong> 1994.


la acción y el pensamiento político, es un camino de autodestrucción colectiva<br />

y no de desarrollo sostenible (postulado 5).<br />

Se hizo hincapié en que los anteriores temas son realidades que el proceso<br />

de la CNUMAD ha evitado. Se propusieron alternativas como que: El objetivo<br />

fundamental de la organización económica es satisfacer las necesidades<br />

básicas de la comunidad, tales como alimento, techo, vestido, educación,<br />

salud, y el disfrute de la cultura. Este objetivo debe tener prioridad sobre todo<br />

otro tipo de consumo, particularmente sobre el consumo dispendioso y<br />

destructivo como es el caso del consumismo y los gastos militares. Otras<br />

prioridades inmediatas incluyen la conservación de la energía, basándose<br />

paulatinamente en la energía solar y convirtiendo la agricultura en prácticas<br />

sostenibles que minimicen la dependencia de recursos no renovables y<br />

ecológicamente perjudiciales (postulado 10).<br />

Se propuso la organización de la vida económica, en torno a economías<br />

locales, relativamente autosuficientes, descentralizadas, que controlen y<br />

administren sus propios recursos productivos y tengan derecho a salvaguardar<br />

su propio nivel ambiental y social, como algo esencial para la sustentabilidad.<br />

Ello refuerza el apego al lugar, estimula la administración ambiental, aumenta<br />

la seguridad local de alimentos y sirve a las identidades culturales distintivas<br />

(postulado 11).<br />

Se recordó que si bien es cierto que el crecimiento general de la población<br />

es un peligro para la salud del planeta, el crecimiento del número de los<br />

superconsumistas en el mundo es una amenaza mucho mayor que el<br />

crecimiento de la población entre los pobres (postulado 14).<br />

Se enfatizó sobre la deuda común con la sabiduría y los valores indígenas<br />

(postulado 19).<br />

También en Río 92 se denunció y criticó, la posición de rechazo que tuvo<br />

Estados Unidos a adscribirse y formar parte de los compromisos asumidos.<br />

En resumidas cuentas la “otra” declaración de Río, la de la sociedad civil y a la<br />

cual se adscribió siempre la Liga de Defensa del Medio Ambiente, 35 consideró<br />

como fundamento del desarrollo sostenible los contenidos de la Declaración de<br />

los Pueblos de la Tierra.<br />

Desde un principio se hizo evidente la contradicción existente entre el modelo<br />

de civilización dominante, injusto e insostenible, construido sobre el mito del<br />

crecimiento ilimitado y que ignora los límites finitos de la Tierra; y un modelo<br />

alternativo, donde predomina la visión de crear una nueva civilización fundada<br />

sobre una ética que determine y se base sobre los límites, la prudencia, el cuidado<br />

y respeto por la diversidad, la solidaridad, la justicia y la libertad. 36 Desde la<br />

plataforma social de Río 92, se luchó para que el concepto de desarrollo<br />

sustentable no sea transformado en mera categoría económica, restringido al<br />

empleo de nuevas tecnologías y subordinado a cada nuevo producto del<br />

mercado. Desde luego que esta nueva figura de desarrollo no puede darse de<br />

forma aislada, en un solo país o localidad, tiene que ser mundial o al menos<br />

regional, puesto que lo que se plantea es un nuevo paradigma para que la<br />

humanidad produzca, consuma y distribuya de manera sostenible y con equidad.<br />

También se puso de manifiesto que para poder alcanzar el desarrollo sostenible<br />

los países ricos tienen el deber de frenar, estabilizar y, más aún, revertir sus tasas<br />

de crecimiento; que la mayor responsabilidad por la degradación y pobreza del<br />

planeta le corresponde a la mayoría de los países del hemisferio norte; que las<br />

actuales relaciones Norte-Sur, basadas en la desigualdad, la dominación, la<br />

explotación y la confrontación desigual no pueden seguir siendo aceptadas. 37<br />

Se proclamó que “La Cumbre de la Tierra ha frustrado las expectativas que ella<br />

misma había creado para la humanidad. Se ha mantenido sometida a los<br />

poderosos intereses económicos dominantes y a las lógicas de poder<br />

prevalecientes. El proceso de la CNUMAD mostró que a pesar de la retórica<br />

oficial, la gran mayoría de los gobiernos fueron incapaces de escuchar a las<br />

ONGs y lo que es más importante: de escuchar los clamores de la sociedad civil<br />

internacional”. Al mismo tiempo se denunció que las grandes corporaciones<br />

transnacionales se han constituido en un poder por encima de las naciones, en<br />

convivencia con muchos gobiernos e instancias públicas internacionales,<br />

presentándose como campeones del desarrollo sustentable. Finalmente se puso<br />

de manifiesto el descubrimiento que una sociedad sustentable está siendo<br />

35 AB<strong>DE</strong>S, 2003; LI<strong>DE</strong>MA 2003.<br />

36 Rompczyk 2003; Quiroga 2003; Redclift y Woodgate 1997.<br />

37 FOBOMA<strong>DE</strong> 1994; www.otrodesarrollo.com.<br />

xv


xvi<br />

construida a partir y en la práctica de diversos grupos, comunidades y pueblos.<br />

Parte del desafío es valorizar las pequeñas experiencias y soluciones, al mismo<br />

tiempo que promoverlas a escala regional, nacional, y por todo el mundo. En<br />

este sentido: Hablar de ambiente y desarrollo es hablar de la vida como un<br />

todo. 38<br />

Estos elementos fueron plasmados en un documento elaborado por el Foro de<br />

ONGs brasileñas, contó con el apoyo de la Red del Tercer Mundo, la Alianza de<br />

los Pueblos del Norte (ANPED), el Pacto Acción Ecológica de América Latina y<br />

ENDA-Tercer Mundo, siendo aprobado por aclamación por las entidades presentes<br />

en el plenario final del Foro Internacional de ONGs y Movimientos Sociales, en<br />

Río de Janeiro, el 14 de junio de 1992.<br />

Al analizar esta Declaración se puede advertir que todos estos postulados son<br />

materia pendiente, que hemos pasado los umbrales del siglo 21 con muy raquíticos<br />

cambios positivos, y al contrario con una enorme carga de todo lo opuesto a<br />

lo que se quiso alcanzar, ya sea desde la óptica oficial (más superficial y menos<br />

comprometida) o aún más, desde la perspectiva de las visiones alternativas de<br />

cambio efectivo.<br />

Desarrollo sostenible: situación actual<br />

Esta es una breve reseña de cómo los diversos Estados y organizaciones<br />

multilaterales, desdibujaron o tergiversaron los postulados originales del desarrollo<br />

sostenible, que ellos mismos habían aprobado en junio de 1992. 39<br />

El fundamento del concepto “sustainable development”, se popularizó a partir<br />

del informe Brundtland. Más allá de lo significativo que podían ser los postulados<br />

con enfoque transgeneracional, que provienen de una propuesta de la UICN<br />

de 1980, el énfasis que tenía el informe sobre el crecimiento económico sin límites<br />

aparentes, fue duramente criticado por unos sectores, pero asumido casi como<br />

dogma por otros.<br />

La cara menos amable del concepto de desarrollo sostenible heredado del<br />

informe Brundtland y de la posición de la CNUMAD, tuvo tremendo efecto en los<br />

niveles de manejo de los Estados del mundo, siendo rápidamente adoptada<br />

como parte de los discursos oficiales en prácticamente todos los países, incluida<br />

Bolivia. Muchas críticas vertidas por diversas personalidades académicas hacia<br />

la retórica del desarrollo sostenible, desde la visión CNUMAD, indicaban que se<br />

había convertido en una proclama de políticas neoliberales, capaces de guiar<br />

al mundo hacia los objetivos del equilibrio ecológico y la justicia social, por la vía<br />

del crecimiento económico y del libre mercado. 40 En pocos años el concepto<br />

se constituyó en un eficaz distorsionador de la realidad ambiental y social del<br />

mundo contemporáneo y en un instrumento reduccionista, que relegaba los<br />

potenciales de la naturaleza a simples valores de mercado. Poco a poco, el<br />

concepto de “desarrollo sostenible” se fue convirtiendo en un “slogan” fácilmente<br />

aplicable, tanto en pequeños proyectos rurales como en las visiones de grandes<br />

corporativas industriales.<br />

En términos generales, se puede afirmar que fue una buena idea, pero que<br />

prácticamente no se llegó, o no se quiso llegar, a demostrar y aplicar efectivamente<br />

en ninguna parte del planeta en función a la interpretación que quisieron darle<br />

las esferas oficiales del mundo, adoptando conciente o inconcientemente la<br />

proclama profunda del informe Brundtland y menospreciando la proclama de<br />

los Pueblos de la Tierra. Vale decir, soslayando la contradicción implícita entre<br />

la visión de crecimiento económico desarrollista desde el mundo industrializado<br />

y las reales capacidades de sustentación y sostenibilidad de los ecosistemas. 41<br />

Si las instancias oficiales del sistema mundial no pudieron, no supieron y no<br />

quisieron llevar adelante su propia declaración (la del CNUMAD), menos interés<br />

o predisposición mostraron en rescatar al menos una mínima parte de la<br />

Declaración de los Pueblos, la cual sin embargo parece tener actualmente más<br />

vigencia y urgencia de aplicación que nunca, considerando el estado en el que<br />

se encuentra la humanidad y el planeta, 16 años después de Río 92.<br />

38 Shiva 1993; Rompczyk 2003.<br />

39 www.otrodesarrollo.com; FOBOMA<strong>DE</strong> 1994.<br />

40 Leff 2003.<br />

41 Gudynas 2003; Martinez Alier 1992; Martinez Alier y Roca, 2001.


La Agenda 21 fue revisada el año 1997 en el Foro Río+5, donde se evaluó el<br />

cumplimiento de los acuerdos firmados en Río 92, ajustándola y definiendo una<br />

agenda complementaria (Objetivos del Milenio). En este evento se evidenció el<br />

escaso avance logrado. 42 La Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (CMDS)<br />

realizada en Johannesburgo el año 2002 no merece realmente mayores<br />

comentarios, se pretendió darle realce al denominarla Río +10; sin embargo, la<br />

superficialidad del enfoque de los acuerdos, básicamente una multitud de buenos<br />

deseos (a no ser cumplidos como en Río 92), hizo que la denominen Río menos<br />

10. Esta cumbre fue tildada sencillamente de cínica. Entre el 2002 y el 2007, casi<br />

nada de lo aprobado en Johannesburgo había recibido un tratamiento o atención<br />

medianamente comprometida.<br />

Algunos ejemplos de indicadores 43 de cómo el concepto de desarrollo sostenible<br />

fue usado nada más que como un slogan, son: la pérdida de bosques y suelos<br />

o el colapso de las pesquerías mundiales; el cambio climático y el calentamiento<br />

global, lejos de reducirse o estabilizarse, se han incrementado en un 30% desde<br />

mediados de los años 90, hasta el límite de una crisis planetaria; el consumo de<br />

recursos (materias primas), energía y agua, se ha incrementado desde 1990 y<br />

2006 entre un 20 a 30%, así como el número de sitios con niveles de contaminación<br />

crítica en el mundo. Paralelamente, se ha incrementado el número de habitantes<br />

que viven por debajo de la línea de la pobreza: en 1960 el ingreso per capita<br />

del 20% más rico respecto del 20 % más pobre del planeta, era de 30 a 1, en 1997<br />

dicha relación era de 74 a 1, y el 2004 fue de 112 a 1, con tendencia a ampliarse.<br />

En otras palabras, las visiones de desarrollo sostenible fueron sobrepasadas por<br />

la globalización del crecimiento económico bajo lógicas capitalistas. En los últimos<br />

20 años se ha llegado a la conclusión de que, si la proporción de la humanidad<br />

de los países pobres y no desarrollados (70%), llegara a alcanzar el nivel de<br />

consumo de recursos y energía que tiene los países ricos o industrializados (que<br />

hacen un 30% del total), serían necesarios entre 3 y 7 planetas como la Tierra.<br />

Existieron varios obstáculos estructurales que anularon la aplicación de los<br />

preceptos del desarrollo sostenible, tanto a nivel global como en los ámbitos de<br />

las dinámicas de cada Estado en el mundo: 44<br />

La generalización y activación de las visiones desarrollistas y economicistas<br />

en países y bloques o grupos de países (G7, G8, G20, G80, etc.) tras el sueño<br />

capitalista.<br />

La posición de rechazo y resistencia a la CNUMAD y a los compromisos<br />

asumidos, por parte de la primera potencia mundial, los Estados Unidos.<br />

La globalización y tratados de libre comercio (TLCs) como el ALCA, los tratados<br />

unilaterales entre Estados Unidos y algunos países.<br />

El rol supremo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en alianza<br />

con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.<br />

La rectoría economicista del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional,<br />

Banco Interamericano de Desarrollo, Banco de Reconstrucción Alemán KfW,<br />

Corporación Andina de Fomento, etc.<br />

El incremento del poderío de las transnacionales favorecidas por las lógicas<br />

neoliberales.<br />

La conformación de bloques con visiones de expansión económica, sin asumir<br />

responsablemente los costes ambientales o sociales, como CAN, MERCOSUR,<br />

etc.<br />

Iniciativas y lógicas que obedecen a las líneas del capitalismo mundial, como<br />

el IIRSA o los agrobiocombustibles.<br />

La alternativa de resurgimiento del desarrollo sostenible o sustentable radicaría<br />

en buscar un retorno, en cierto modo, a los principios del ecodesarrollo y de la<br />

Declaración de Los Pueblos de Río 92 y reconocer los límites del crecimiento, es<br />

decir las limitaciones que imponen la potencialidad real del ambiente y los<br />

sistemas ecológicos.45 Esto implica jerarquizar los conceptos de equidad,<br />

redistribución de riquezas, calidad de vida, diversidad cultural, protección<br />

42 Flores y Amaretti 2002; Rompczyk 2003.<br />

43 Vega Mora 2005; Avellaneda 2007; Leff 2003; Quiroga 2003.<br />

44 Rompczyk 2003; FOBOMA<strong>DE</strong> 2003; García 2005.<br />

45 FOBOMA<strong>DE</strong> 1994; Avellaneda 2007; Shiva 1993. xvii


xviii<br />

ambiental y conservación de los recursos, por encima de los preceptos<br />

economicistas.<br />

En el país, la experiencia del desarrollo sostenible, que empieza en 1992 con la<br />

Ley del Medio Ambiente y la efervescencia de la Cumbre de la Tierra, se dejó<br />

llevar por el entusiasmo inicial, llegando a crear el Ministerio de Desarrollo Sostenible,<br />

situación que posteriormente derivó hacia la visión economicista del desarrollo<br />

sostenible desde la perspectiva CNUMAD o Brundtland. De tal forma, el proceso<br />

se desvirtuó, como en el resto de los países del mundo, cayendo en el mero<br />

discurso y la inacción. Años después, con los cambios estructurales del modelo<br />

de Estado, el concepto de desarrollo sostenible ha sido rechazado, por ser<br />

considerado una expresión más de las lógicas capitalistas, ¿pero a cual de las<br />

caras del concepto se rechaza? Con seguridad, a la oficial, la adoptada por los<br />

países y bloques de países bajo lógicas desarrollistas, es decir el concepto que<br />

no funcionó. De ninguna forma podemos creer que se rechace la visión de<br />

desarrollo sostenible que expresó la Declaración de los Pueblos, lo que pasa es<br />

que aparentemente se conoce sólo un lado de la historia.<br />

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265 p.<br />

xix


CONTENIDO PRIMERA PARTE<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Capítulo 1. Actividades mineras.<br />

Contexto general de la minería<br />

Mutún: un megaproyecto en el corazón del<br />

Pantanal<br />

Impactos ambientales de la actividad<br />

minera<br />

La agonía de la cuenca del Pilcomayo<br />

Riesgos ambientales del proyecto minero<br />

San Cristóbal<br />

Contaminación minera en la cuenca San<br />

Juan de Sora<br />

Capítulo 2.<br />

La actividad hidrocarburífera y sus impactos<br />

ambientales<br />

Capítulo 3. Otras energías.<br />

Situación general<br />

Lo central del Complejo Río Madeira<br />

Antropocentrismo o vivir bien: dos<br />

racionalidades opuestas<br />

Triste reedición del megoproyecto de la<br />

represa El Bala<br />

Energía geotérmica: el caso de Laguna<br />

Colorada<br />

Los agro-biocombustibles: la controversia<br />

del etanol y del biodiesel<br />

La relación entre los agrocombustibles y la<br />

fotosíntesis<br />

Capítulo 4. Contaminación urbana e industrial,<br />

Situación general<br />

Gestión de la calidad de aire en Bolivia<br />

Contaminación de la bahía de Cohana<br />

Primera parte<br />

Impactos ambientales de los sectores<br />

mineros, energéticos e industriales


Capítulo 1<br />

ACtividAdes minerAs<br />

Contexto general de la minería<br />

La minería es uno de los<br />

agentes más importantes<br />

de deterioro ambiental en<br />

el mundo y en el país. Bolivia<br />

tuvo una tradición minera<br />

relevante desde varios siglos,<br />

situación de la cual se<br />

deriva la gran cantidad de<br />

pasivos ambientales en diversas<br />

zonas de las tierras altas.<br />

1 en los últimos cincuenta<br />

años, el país ha atravesado<br />

dos procesos de modernización<br />

de su sector minero,<br />

el primero, bajo la modalidad<br />

de capitalismo de estado<br />

y una industrialización<br />

basada en la explotación<br />

minera, y el otro a partir de 1995, con tendencia al libre mercado. 2<br />

por M.O. Ribera<br />

Uno de los primeros informes relativos al impacto ambiental de la minería (informe<br />

Freeman) de 1980, alerta sobre varias situaciones, destacando el caso del Lago<br />

Poopó, las plantas fundidoras en torno a la ciudad de Oruro y la contaminación<br />

por arsénico, además del efecto que ocasionaba la mina matilde en relación al<br />

Lago titicaca. similares enfoques presenta el Perfil Ambiental de Bolivia del año<br />

1986, enfatizando en el caso de la planta volatilizadora de Palca (Potosí) y la contaminación<br />

atmosférica que se registraba en esa época en torno a dicha planta.<br />

Un análisis mucho más completo corresponde a Javier salinas del Plan de Acción<br />

Ambiental de Bolivia (PAAB), quien el año 1993, realiza un diagnóstico crítico<br />

pormenorizado de la situación ambiental respecto de las actividades mineras. se<br />

puede resumir de todo esto, que los avances en los pasados (más de) veinte años,<br />

han sido muy magros en relación a la magnitud del problema, considerando incluso<br />

el cierre de la minería estatal y la caída de los precios de los minerales en<br />

décadas pasadas, que se podía suponer como un “receso” en el cual deberían<br />

haberse ajustado los mecanismo de regulación. Así llegamos al 2006, con un nuevo<br />

impulso de la minería, pero con una debilidad extrema en los mecanismos de<br />

control del estado y por tanto con una alta vulnerabilidad.<br />

en la primera etapa, la explotación minero-industrial tuvo un impacto nocivo en<br />

el tratamiento de los recursos naturales pero no fue un tema de debate público.<br />

es así que prevalecía en la opinión pública una racionalidad industrialista que hacía<br />

invisible la temática; además de que la propiedad estatal y los procesos de<br />

1 salinas 1993.<br />

2 Orozco et al. 2006.<br />

Foto 1. Operaciones mineras en la cuenca alta del Pilcomayo en Potosí.<br />

3


4<br />

movilidad social resultantes de la redistribución del excedente minero mitigaban<br />

cualquier querella en contra.<br />

Años después, en el segundo proceso de modernización, la privatización rompió<br />

el mito legitimador del uso depredador de los recursos naturales por la necesidad<br />

pública y de prioridad nacional, desatando permanentes conflictos entre privados<br />

(por ejemplo entre empresas y comunidades) por el control, gestión y apropiación<br />

de los recursos naturales. 3<br />

La contaminación minera afecta una importante superficie del territorio, concentrándose<br />

especialmente en las regiones altas de occidente del país y más<br />

concretamente en Potosí y Oruro. 4 sin embargo todos los departamentos tienen<br />

actividades mineras (oro en ríos de Yungas de La Paz, piedras semipreciosas en la<br />

Chiquitanía, oro en grandes ríos de Pando y Beni, áridos en Cochabamba, calizas<br />

en tarija, etc.), si bien éstas son a menor escala.<br />

Pasivos transgeneracionales<br />

el estado ambiental presente no es únicamente el resultado de las acciones<br />

y presiones actuales o en curso sobre el ambiente y los ecosistemas, además<br />

es la expresión de efectos acumulados de impactos ambientales provenientes<br />

de décadas pasadas. en muchas regiones hemos heredado ecosistemas<br />

profundamente deteriorados por la acumulación de impactos, desde varias<br />

generaciones atrás. Por tanto el estado ambiental del territorio arrastra muchos<br />

de los pasivos transgeneracionales. estos impactos realizados en épocas<br />

pasadas afectan la calidad ambiental de hoy, generando en muchos casos<br />

procesos de degradación irreversibles.<br />

es necesario mencionar sin embargo, que lo que nuestros antepasados<br />

ocasionaron en el ambiente a lo largo de varios siglos, nosotros hemos<br />

equiparado en unas pocas décadas (1980 a la fecha), y con seguridad la<br />

herencia que dejaremos a nuestros hijos será aún peor de la que hemos<br />

recibido.<br />

Por lo general existen zonas de acumulación de impactos, donde a los ya<br />

ocasionados en otras épocas históricas se suman los recientes. Un ejemplo es<br />

el caso de las zonas mineras tradicionales, en las que se juntan los pasivos<br />

ambientales dejados por el auge de la minería en otros períodos de la historia<br />

con la actual actividad de explotación en plena reactivación.<br />

no solamente en minería se dan pasivos transgeneracionales. Otros problemas<br />

ambientales heredados se refieren a la depauperación de bosques y otra<br />

vegetación por quemas y talas, como es el caso de Apolo y de los valles secos<br />

en general, el sobrepastoreo y procesos erosivos asociados con la introducción<br />

de animales domésticos europeos, que conllevan a la desertificación en la<br />

extensa región del altiplano, la pérdida de biodiversidad producto de la caza<br />

comercial del siglo pasado, el agotamiento de recursos forestales de maderas<br />

preciosas que es más reciente, o las extinciones de especies como la chinchilla<br />

y el guanaco en el altiplano.<br />

3 Quiroga y salinas 1996.<br />

4 salinas 1993; medmin 2001; ABdes 2003; rocha 2002.


en la actualidad, estamos prácticamente imposibilitados de poder mitigar o<br />

solucionar varios de los problemas ecológicos legados por nuestros bisabuelos<br />

o tatarabuelos. Lo más penoso es que nuestros hijos y las próximas generaciones<br />

enfrentarán situaciones ecológicas y socioambientales críticas con menor base<br />

de recursos, lo que significa que no hemos aprendido nada de la historia.<br />

tomado de m.O. rivera, 2007. diagnóstico General del estado Ambiental de Bolivia.<br />

La minería afecta el ambiente en todas sus etapas (exploración, explotación, industrias<br />

procesadoras y concentradoras, etc.). Una de las principales vías de contaminación<br />

se relaciona con el uso del agua y la liberación de sustancias tóxicas<br />

hacia los caudales de ríos o arroyos próximos a las zonas de operación. 5 desafortunadamente<br />

las medidas de mitigación y las tecnologías modernas más amigables<br />

son caras y muchas cooperativas o pequeñas iniciativas son reacias a adoptarlas.<br />

en general, las actividades mineras en Bolivia son escasamente fiscalizadas. Cien<br />

industrias pequeñas o cien cooperativas mineras pequeñas que no cumplen las<br />

normas ambientales ejercen peores impactos y efectos ambientales que diez industrias<br />

o minas medianas o grandes, que de una forma u otra se ven obligadas a<br />

cumplirla. 6 Por otra parte, los costos para la fiscalización efectiva de varias empresas<br />

pequeñas son mucho mayores que para regular a pocas industrias grandes,<br />

lo cual dificulta la labor del estado. si a esto se suma la reticencia a pagar los<br />

impuestos mineros definidos por el estado, las posibilidades de una eventual reinversión<br />

en la parte ambiental son aún más inciertas.<br />

Los impactos múltiples dispersos en extensas áreas dificultan cualquier acción de<br />

regulación efectiva, tal es el caso de la minería del oro en los Yungas de La Paz,<br />

la cual ocasiona fuertes afectaciones a las cabeceras de cuenca, además de<br />

la contaminación generalizada con mercurio. Los programas de mitigación han<br />

tenido un alcance muy limitado considerando la magnitud de la problemática. 7<br />

La minería puede producir contaminantes en diversas etapas de los procesos de<br />

producción: a) exploración del subsuelo y deterioro de ecosistemas, b) explotación<br />

en mina y liberación de aguas ácidas de roca o mina y lodos de separación,<br />

c) acumulación de pasivos como colas, d) transformación por ingenios e industrias<br />

y generación de colas, lodos y residuos altamente alcalinos producto de los<br />

procesamientos, e) desechos de industrias y plantas metalúrgicas con emisión de<br />

gases, residuos y aguas contaminadas, f) accidentes por ruptura de ductos y diques<br />

de colas.<br />

La contaminación minera se ocasiona principalmente por la liberación de aguas<br />

ácidas (aguas liberadas en los procesos de extracción o drenaje ácido de roca).<br />

en posteriores fases, como es el procesamiento de cargas o también de colas,<br />

para separar metales como plata, zinc, plomo, se usan sistema de flotación, normalmente<br />

con cianuro, lo cual da lugar a efluentes fuertemente alcalinos. estos<br />

procesos de flotación con altas concentraciones de cianuro (o xantatos) son usados<br />

para remover los sulfuros e iniciar las etapas de concentración y separación<br />

de minerales. en términos generales, debido a las tecnologías utilizadas, se liberan<br />

(es decir no son recuperadas) grandes concentraciones de metales pesados<br />

(cadmio, plomo, estroncio, zinc, cobre, arsénico y cromo), que tienen efectos<br />

perniciosos hasta letales en la salud humana, siendo los diques de colas las únicas<br />

medidas de mitigación.<br />

5 madrid et al. 2002; mmsd, 2004.<br />

6 moeller et al. 2002.<br />

7 Wotruba et al. 1998; Bourgoin 2001.<br />

5


6<br />

en las zonas auríferas, el contaminante de mayor riesgo es el mercurio, que se convierte<br />

en metil-mercurio por acción de microorganismos y de esta forma ingresa<br />

en las redes alimenticias; en tanto que las zonas del sudoeste de Potosí, la mayor<br />

contaminación proviene de la explotación del azufre y boro.<br />

Las aguas de la mayoría de los ríos de Oruro y de las cabeceras de valle y valles<br />

de Potosí y Chuquisaca presentan grandes concentraciones de metales pesados,<br />

los cuales precipitan al reaccionar con las aguas alcalinas de los ingenios o de<br />

residuos domésticos.<br />

entre las afectaciones principales ocasionadas por la minería destacan:<br />

La ya mencionada contaminación de aguas y suelos por procesos de explotación<br />

o industriales mineros.<br />

serios efectos sobre la salud de las comunidades, en relación directa con los<br />

centros de operación minera y especialmente sobre la salud ambiental de los<br />

trabajadores.<br />

La afectación y destrucción del paisaje y la vegetación, más aún si las operaciones<br />

son a cielo abierto o por tajo.<br />

Los riesgos de extracción de agua del subsuelo y los bofedales, lagunas y vertientes,<br />

para producción a gran escala, como es el caso de la mina san Cristóbal,<br />

que amenaza afectar la estabilidad hidrológica de una extensa región<br />

circundante a la zona de operaciones.<br />

entre los efectos indirectos se pueden citar:<br />

Afectación de extensas zonas rurales, cuyos suelos están expuestos a las aguas<br />

contaminadas minero-industriales por el desborde de ríos o a partir de flujos<br />

provenientes de las napas freáticas del subsuelo (el caso del río Pilcomayo es<br />

el más crítico). esto implica afectaciones sobre los cultivos, praderas y ganado.<br />

reducción de la potencialidad de oferta turística.<br />

Casos críticos de la contaminación minero-industrial poco responsables son las<br />

plantas de ácido sulfúrico al interior de la ciudad de Oruro (sAmCO) o al interior<br />

de un área protegida de Potosí (reserva eduardo Avaroa en la zona sol de mañana<br />

); ambos generan considerables impactos en la salud humana y de los ecosistemas<br />

(La razón: 12-11-06).<br />

La contaminación por minería en general actúa lentamente, a medida que los<br />

contaminantes, como metales pesados, se van acumulando en el organismo, generando<br />

disfunciones renales, hepáticas e inmunológicas; afectan la salud reproductiva<br />

y endocrina, ocasionando malformaciones congénitas en los neonatos y<br />

cuadros de cáncer en caso de exposición o ingesta prolongada de aguas contaminadas.<br />

Los efectos también se traducen en la salud laboral y productiva de<br />

las personas, con reducción de la capacidad de rendimiento, y hasta en la salud<br />

mental y emocional, si hay afectación del sistema nervioso. Los trabajadores se<br />

ven expuestos a una exposición continua y no cuentan a menudo con los sistemas<br />

de seguridad indispensables (ropa especial, lentes, hociqueras, guantes, etc.), llegando<br />

a considerarse como algo casi normal la reducida expectativa de vida de<br />

los mineros. en general las personas se tornan más vulnerables a diversas enfermedades.<br />

Los sectores más vulnerables corresponden a niño(a)s y adolescentes.<br />

Las regiones de Bolivia más impactadas por la contaminación minera se encuentran<br />

en la cuenca alta y media del río Pilcomayo y la cuenca del Lago Poopó,<br />

ambas relacionadas con la faja estañífera y polimetálica de las cordilleras orien-


tales de Potosí. Otra zona fuertemente impactada, especialmente por deterioro<br />

de cuencas y ecosistemas, se halla en la zona aurífera de Yungas bajos de tipuani,<br />

teoponte y Guanay en el departamento de La Paz. el área protegida más impactada<br />

por la minería (no metálicos como boro y azufre) y al mismo tiempo amenazada<br />

por la eventual explotación de oro y plata, es la reserva eduardo Avaroa.<br />

La contaminación de agua y suelos por pasivos ambientales (colas, desmontes,<br />

escorias, etc.) es una de las principales causas de contaminación de ríos y suelos<br />

en las regiones circundantes a grandes centros de actividad minera, como la ciudad<br />

de Potosí, Pulacayo, Huanuni, Llallagua, Catavi, siglo XX, Quechisla, Colquiri,<br />

Caracoles, viloco, etc. Los contaminantes son arrastrados por el agua de lluvias<br />

a las cuencas inferiores y el efecto de los fuertes vientos los dispersa hasta otras<br />

zonas del entorno.<br />

Además, los planes de remediación y descontaminación son desafortunadamente<br />

muy costosos y no sirven de mucho si los niveles de contaminación se mantienen<br />

invariables o aumentan, o si los diques de colas son sobrepasados en su<br />

capacidad de retención y colapsan. Cualquier medida de prevención (recaudos<br />

tecnológicos al momento de la producción) o de remediación y descontaminación,<br />

implica financiamientos muy elevados.<br />

Otro elemento de preocupación es que con las tecnologías de punta, actualmente<br />

grandes empresas, por lo general transnacionales con subsidiarias o socias<br />

en el país, pueden explotar yacimientos o depósitos de minerales de baja ley<br />

(en baja proporción o porcentaje respecto del volumen total de roca) que antes<br />

fueron obviados por problemas de costo de producción. esto, ambientalmente<br />

implica la remoción de grandes superficies de terrenos y la generación de altos<br />

volúmenes de residuos.<br />

en la actualidad y desde hace<br />

unos años la actividad minera<br />

se encuentra en crecimiento y<br />

reactivación debido al incremento<br />

de los precios de muchos<br />

minerales (zinc, estaño,<br />

plomo, cadmio, plata, etc.) y<br />

al aumento de la demanda<br />

por mercados internacionales,<br />

en especial de la China, india<br />

y otros países asiáticos. Los primeros<br />

meses del 2008 se produjo<br />

una caída pronunciada de<br />

la producción minera interna,<br />

atribuible no a causas internacionales<br />

de precios, sino a la in- Foto 2. Actividades mineras de pequeñas empresas en viacha.<br />

certidumbre del sector sobre el<br />

tema de propiedad y acceso<br />

a las minas y el rol de las comunidades (ayllus) sobre éstas. de cualquier forma,<br />

esto implica un incremento del riesgo ambiental por cuanto en el país la gestión<br />

ambiental en general adolece de una debilidad crónica en términos de control<br />

y prevención. Uno de los riesgos del proceso de reactivación y expansión de las<br />

actividades mineras es el de la proliferación de pequeñas empresas y de cooperativas,<br />

las cuales difícilmente pueden ser fiscalizadas de forma eficiente por las<br />

oficinas responsables.<br />

dentro de esta proyectiva al futuro se deben mencionar los casos de los grandes<br />

proyectos mineros como san Cristóbal y el mutún, los cuales más allá de la gene-<br />

7


8<br />

ración de empleos y supuestos beneficios, ocasionarán también serios impactos<br />

ambientales, en especial bajo la alarmante laxitud de las autoridades a cargo.<br />

Bibliografía<br />

ABdes, 2003. Diagnóstico y propuesta para avanzar hacia el desarrollo sostenible.<br />

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madrid, e., n. Guzman Y e. mamani, 2002. Minería y comunidades campesinas<br />

¿coexistencia o conflicto? CePA/PieB. La Paz, Bolivia. 173 p.<br />

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119 p.<br />

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idrC/CiPmA. Brasil. sP. 623 p.<br />

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y su incidencia en la problemática ambiental. UtO/CePA/PieB. La Paz,<br />

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de la relación de movimientos sociales, recursos naturales, Estado y descentralización.<br />

PLUrAL, AGrUCO, COsUde. La Paz, Bolivia. 419 p.<br />

Quiroga, m.s. y e. salinas, 1996. Minerales y Madera. Temas para el debate ambiental.<br />

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rocha, O.O. 2002. Diagnóstico de los recursos naturales y culturales de los Lagos<br />

Poopó y Uru Uru, Oruro-Bolivia. rAmsAr/WCs/GCFA/mdsP. La Paz, Bolivia.<br />

240 p.<br />

salinas, r.J. 1993. Minería y Gestión Ambiental en Bolivia. senmA/PAAB. ed. edobol.<br />

La Paz, Bolivia. 42 p.<br />

ribera m.O., 2007. Diagnóstico General del estado ambiental de Bolivia. documento<br />

preliminar. LidemA.<br />

Wotruba,H., F. Hrushka, t. Hentschel y m. Priester, 1998. Manejo ambiental en la pequeña<br />

minería. medmin/COsUde. La Paz, Bolivia. 302 p.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Foto 1 y foto 2: Ase-LidemA


mutún: Un megaproyecto minero<br />

en el Corazón del Pantanal<br />

Marco Octavio Ribera Arismendi<br />

el Cerro mutún es parte del complejo de serranías relacionadas al escudo precámbrico<br />

y es famoso por los yacimientos de hierro y manganeso que alberga.<br />

está ubicado en la provincia Germán Busch de santa Cruz; tiene una superficie de<br />

60 kilómetros cuadrados de área mineralizada. Fue descubierto en 1848 y recién<br />

en 1956 es prospectado geológicamente por COmiBOL y GeOBOL. COmiBOL a<br />

partir de una empresa subsidiaria (emedO: empresa metalúrgica del Oriente) explotó<br />

350.000 toneladas de concentrados que son industrializados en Argentina y<br />

Paraguay, sin embargo el proceso se paraliza por limitaciones en la tecnología de<br />

explotación, provisión energética y costos de transporte. Las reservas estimadas<br />

de hierro del mutún superan las 40.000 millones de toneladas, en las formas de<br />

hematita y magnetita principalmente, con algo más del 50 % de ley.<br />

en la licitación del 2004 se detectaron irregularidades que favorecían a eBX y su<br />

propuesta de producir arrabio vía el uso de carbón vegetal. A fines del 2005, se<br />

suspendió la licitación atendiendo este elemento. Ante esto, eBX procedió a la<br />

instalación no autorizada de altos hornos en la zona del mutún, en asociación<br />

con ciertos grupos empresariales de la región. Fue penoso que el Comité Cívico<br />

y autoridades de Puerto suárez salieran en defensa de la eBX, ante la decisión<br />

del gobierno de expulsarla del país. el año 2006 el gobierno del movimiento al<br />

socialismo, recién incorporado en la dinámica de manejo del estado, procedió al<br />

desalojo de eBX, enfrentando un prolongado conflicto con determinados sectores<br />

sociales y cívicos de la región. Afortunadamente primó el principio de soberanía y<br />

recaudo ambiental.<br />

Posteriormente se dio un largo proceso de licitación más consistente, la cual al<br />

inicio tuvo varios tropiezos, pero que finalmente en julio del 2007, desembocó en la<br />

adjudicación a la JindAL steeL & POWer, una gran empresa transnacional india.<br />

el acuerdo implica una explotación por 40 años, una inversión total de más de<br />

2.000 millones de dólares, la creación de diez mil empleos y un aporte anual al estado<br />

de 200 millones de dólares. La línea de transformación implica la producción<br />

de pellets, hierro esponja vía reducción directa y procesos posteriores de laminado<br />

de acero. en noviembre del 2007 se aprobó el contrato entre la empresa y el<br />

estado boliviano mediante Ley de la república.<br />

Un elemento sustancial aunque aún con incertidumbres, es el uso de gas natural a<br />

ser provisto por YPFB, para los procesos de reducción del hierro (en vez del carbón<br />

vegetal) y para generar energía termoeléctrica (casi 8 millones de metros cúbicos<br />

diarios), perdurando una discusión irresuelta por el tema del precio subvencionado<br />

del gas hacia la empresa, lo cual ponía en duda la magnitud del beneficio<br />

final.<br />

demás está decir que el megaproyecto mutún, está estrechamente correlacionado<br />

al iirsA, los ejes 5 y 6 de esta iniciativa de integración contemplan el flujo vial e<br />

hidrovial como fundamento para favorecer la minería del hierro a ambos lados de<br />

la frontera. desafortunadamente el megaproyecto sobre el cual la nación entera<br />

parece tener cifradas sus esperanzas, se instala en una de las regiones de mayor<br />

sensibilidad ecológica e hidrológica, vale decir en medio de la ecoregión del<br />

pantanal, afectando casi de forma directa al Parque nacional y Area de manejo<br />

9


10<br />

integrado Otuquis, al mismo tiempo sitio rAmsAr. Los impactos en el pantanal boliviano,<br />

del cual forma parte el mutún, claramente implicaría el incumplimiento de<br />

los compromisos asumidos en la Convención ramsar, Convención de diversidad<br />

Biológica, Convención marco de Cambio Climático, Convención de especies migratorias<br />

y Convención de la UnesCO de Patrimonio natural. ted Parker, uno de<br />

los más célebres ornitólogos del mundo, afirmó que en la zona de Otuquis registró<br />

la más grande concentración de aves del neotrópico (mesoamérica y sudamérica<br />

juntas). Considerando la siguiente lista de impactos de enorme magnitud que<br />

se ocasionarán en el entorno y al interior del Parque Otuquis, salta una interrogante:<br />

¿valdrá la pena seguir considerando al Otuquis como área protegida?<br />

el impacto sobre los ecosistemas (suelos, vegetación, flora y fauna) se iniciará ya<br />

en la etapa de exploración del yacimiento, proceso para el cual JindAL ya entregó<br />

su ficha a la autoridad ambiental. es importante considerar que la zona del<br />

cerro mutún ya tuvo impactos de explotación en los años 90, los cuales se verificaron<br />

al margen del cuidado y prevención ambiental. Posteriormente, la explotación<br />

que será a cielo abierto implicará la eliminación total de los ecosistemas<br />

del Cerrado en las zonas de laboreo. Una vez acabada la extracción del mineral,<br />

la empresa deberá considerar una etapa de remediación y reconstrucción de<br />

los ecosistemas, cosa realmente difícil dada la magnitud del daño y la limitada<br />

experiencia mundial en estos aspectos. A lo largo de la línea de producción se<br />

consideran los múltiples riesgos de contaminación de agua y suelos por la gran dimensión<br />

del proyecto y las diferentes etapas de industrialización siderúrgica, siendo<br />

especialmente preocupantes los procesos acumulativos dado el largo tiempo<br />

de explotación previsto, así como los riesgos de efectos sobre la salud humana de<br />

un población que va en aumento por el atractivo de la zona. es de esperar que<br />

estos indeseables aunque inevitables procesos de contaminación ocurran dentro<br />

de niveles permisibles y bajo acciones responsable de control y mitigación. Al riesgo<br />

de contaminación del agua, en una zona con intensos flujos hídricos, se suma<br />

el de los grandes volúmenes requeridos para los diversos procesos industriales.<br />

Otros impactos ambientales se producirán en relación al tendido del gasoducto<br />

para el abastecimiento de gas natural, la instalación de la termoeléctrica y las<br />

líneas de transmisión (aspecto crítico en una zona con intensa actividad de avifauna),<br />

además de la construcción de un complejo petroquímico en la región con<br />

miras a desarrollar un polo industrial.<br />

A la colección de impactos se suman: el transporte que contempla la construcción<br />

de caminos, la construcción de la ferrovía motacucito-mutún-vitriones-Puerto<br />

Busch, que cruza el Parque Otuquis y la construcción de un Puerto en el triángulo<br />

man Césped (Puerto Busch) sobre el río Paraguay. en base a los estudios de WWF,<br />

LidemA se pronunció sobre la escasa sostenibilidad de un puerto en la zona de<br />

Pto.Busch, en sentido de que la ubicación y la ingeniería previstas no se adaptan<br />

a la región, existiendo el peligro de erosión regresiva, subsidencia y altos costos de<br />

mantenimiento e interrupción eventual de servicios. se manifestó que con este<br />

proyecto se arriesga perder la inversión y tener un segundo elefante blanco en<br />

pleno Pantanal boliviano, toda vez que en 1970 se construyó una terminal portuaria<br />

en esta región, misma que quedó inundada a partir de 1974, fue costosa y no<br />

solucionó los problemas ni necesidades. Otro potencial riesgo de enorme magnitud<br />

se deriva de las proyecciones de la construcción de un canal (posiblemente<br />

complementario a la ferrovía) entre mutún y Puerto Busch (canal fluvial “nuevo<br />

Puerto suárez”), que ocasionaría tremendas perturbaciones a los humedales de la<br />

zona más sensible y más rica en vida silvestre del pantanal boliviano y dentro del<br />

Parque Otuquis.


todos los impactos antes mencionados tendrán efectos directos o indirectos sobre<br />

la calidad ambiental, la estructura y funcionamiento de los ecosistemas, los procesos<br />

ecológicos, especialmente relacionados a la dinámica del agua, la base de<br />

recursos utilizados por las poblaciones locales y la calidad escénica o paisajística<br />

en general.<br />

Otros impactos colaterales provendrán de la intensa afluencia de gente hacia la<br />

región con expectativas de oportunidades, aspecto que ya se viene produciendo<br />

desde mediados del 2006 hacia las principales poblaciones como Puerto suárez y<br />

Puerto Quijarro, planteando problemas en términos de saneamiento y tratamiento<br />

de residuos. también la instalación de campamentos y la concentración de gran<br />

cantidad de trabajadores en las zonas de operación ocasionarán similares presiones.<br />

A esto se suma una propuesta especialmente crítica de reinstalar Puerto<br />

suárez cerca al cerro mutún para facilitar las condiciones de habitabilidad y servicios<br />

del personal de obra. en la actualidad ya se está produciendo una fuerte y<br />

creciente presión por el suelo a partir de la expansión urbana desordenada sobre<br />

ámbitos rurales, asociada a una intensa especulación inmobiliaria y de terrenos.<br />

también la colonización en la región se ha incrementado, lo cual plantea impactos<br />

socioambientales sobre las poblaciones indígenas (Ayoreode y Chiquitano) y<br />

campesinas.<br />

Por su parte el estado de mato Grosso do sul (Brasil) planea la construcción de un<br />

Polo siderúrgico en la frontera con Bolivia. el gobierno de Brasil firmó un acuerdo<br />

con el grupo anglo-australiano río tinto para ejecutar el proyecto y construir tres<br />

refinadoras de minerales de hierro, dos termoeléctricas y una siderúrgica, estimando<br />

una inversión total de U$ 3.200 millones. Además del polo minero-siderúrgico,<br />

también ha sido anunciada la implantación de un polo gas-químico en Corumbá,<br />

para el procesamiento del gas natural importado de Bolivia, con obtención<br />

de insumos para industrias de gas licuado, petróleo, polímeros y fertilizantes. en<br />

la región de Corumbá existen actividades mineras de explotación y tratamiento<br />

industrial del hierro de mediana dimensión que demandan carbón, el cual aparentemente<br />

proviene de Bolivia, al menos de forma parcial.<br />

Los polos industriales que se pretenden instalar quedarán próximos a las márgenes<br />

del río Paraguay, que alimenta al Pantanal. Cualquier accidente que pueda ocurrir<br />

durante el transporte, procesamiento o destino final de los productos químicos<br />

peligrosos empleados o producidos en las industrias previstas para los polos (como<br />

solventes orgánicos, ácido nítrico, ácido sulfúrico, cianuro, etc.), afectarán gravemente<br />

los frágiles ecosistemas.<br />

existe una elevada incertidumbre sobre dos aspectos estructurales, uno es referido<br />

a los eventuales riesgos de falla en el suministro de gas para uso industrial o<br />

energético que podrían ocasiona una salida forzosa para el proceso siderúrgico<br />

en cuanto al uso de carbón, esto considerando las limitaciones actuales de cumplimiento<br />

de suministro de gas, tanto para exportación como para uso interno. el<br />

otro elemento tiene que ver con la elaboración de la evaluación estratégica del<br />

Pantanal boliviano, que se considera de enorme relevancia - aunque a estas alturas<br />

puede ser extemporáneo -, pero cuyo desarrollo estaría a cargo de la JindAL,<br />

lo cual plantea una incongruencia de “juez y parte”, difícilmente asimilable.<br />

se considera de cualquier forma, de imperiosa necesidad la asignación de fichas<br />

ambientales en categoría 1 y 2, así como la realización de eiA´s específicos para<br />

cada uno de los emprendimientos, a fin de evitar el enmascaramiento que puede<br />

ocasionar la evaluación estratégica general. Así mismo se considera fundamental<br />

incrementar el rol de protagonismo y jerarquía del mdrAmA y sus unidades am-<br />

11


12<br />

bientales, así como de la prefectura, en los procesos de fiscalización y control. en<br />

septiembre del 2007 se efectuó el primer foro para el desarrollo del sudeste Boliviano:<br />

“industria siderúrgica del mutún y Conservación Ambiental del Pantanal”,<br />

que dejó entrever la preocupación existente en cuanto a los riesgos ambientales<br />

implícitos en el proceso. es posible que la conciencia ambiental de la empresa<br />

sea óptima y se dé un cumplimiento efectivo a las normas, reduciéndose los impactos,<br />

pero esto dependerá tanto de la responsabilidad de la empresa como<br />

de las autoridades para verificar el cumplimiento efectivo, ambas situaciones con<br />

pobres antecedentes en el país.<br />

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de Parques nacionales y otras Áreas Protegidas. “Conservación, integración<br />

y bienestar para los pueblos de América Latina”. Bariloche, Argentina.<br />

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La Paz. 30 p.<br />

ribera,m.O. y C. miranda 2008. documento conceptual sobre infraestructura regional<br />

y el impacto sobre los Parques nacionales y otras áreas protegidas. sAviA


impactos ambientales de la actividad minera<br />

por Evelyn Taucer Monrroy<br />

La actividad minera en general produce en el ecosistema impactos ambientales<br />

directos e indirectos, tanto a los componentes vivos como no vivos, así como a los<br />

factores sociales, económicos y culturales. en el territorio boliviano, la minería tiene<br />

sus orígenes desde épocas anteriores a la colonia; entre los siglos Xiii al Xvi, el oro<br />

era explotado por aymaras y quechuas.<br />

en la colonia la explotación minera se intensificó, con fuertes impactos ambientales<br />

y socioambientales, como la deforestación de extensas zonas para la obtención<br />

de madera como leña y la contaminación del ecosistema por la diseminación de<br />

más de 40.000 toneladas de mercurio (azogue) utilizado para la recuperación de<br />

la plata. 8 La utilización de indígenas en el sistema de la mita - donde anualmente<br />

eran trasladados de forma obligada a Potosí alrededor de 13.500 mitayos y sus<br />

familias, sumando unas 40.000 personas -, despoblaba el área rural afectando a la<br />

producción agropecuaria, sin que los beneficios de la producción minera regresen<br />

a estas áreas, ni beneficien a los mitayos.<br />

Posteriormente, durante la época republicana, la minería siguió siendo la principal<br />

actividad económica del país; con el tiempo se pasó de la era de la plata a la<br />

del estaño, donde Bolivia fue una de las mayores productoras a nivel mundial, con<br />

una actividad minera controlada por los llamados “Barones del estaño”: Patiño,<br />

Aramayo y Hochschild. en 1952, con la nacionalización de las minas, las empresas<br />

controladas por los barones pasan al estado a cargo de la Corporación minera de<br />

Bolivia (COmiBOL) que continúa con la producción minera, juntamente con otras<br />

empresas medianas y chicas, así como cooperativas. estos periodos se caracterizan<br />

también por una producción minera sin responsabilidad para con el medio<br />

ambiente. en la década de los 80, debido a la caída del precio del estaño en el<br />

mercado internacional, por la disminución de la demanda y la venta de las reservas<br />

estratégicas de estados Unidos, la COmiBOL procedió al cierre de las minas<br />

a su cargo, con la conocida relocalización de alrededor de 28.000 trabajadores<br />

mineros de sus operaciones.<br />

Los mineros relocalizados siguieron diferentes caminos, algunos fuera de la actividad<br />

minera, otros se agruparon en cooperativas mineras y firmaron contratos<br />

de arrendamiento de las concesiones mineras con la COmiBOL para continuar<br />

con las actividades mineras en los mismos lugares donde trabajaban, pero ya<br />

por cuenta propia; otros, también bajo la modalidad de cooperativas, se fueron<br />

a buscar yacimientos en zonas auríferas del país, principalmente en el departamento<br />

de La Paz; y otros más se fueron a trabajar en zonas de colonización en el<br />

Chapare para dedicarse a actividades agrícolas.<br />

durante el transcurso de la historia de la minería tradicional del país hasta nuestros<br />

días se fueron generando pasivos ambientales que afectan extensas superficies,<br />

principalmente en los departamentos de Oruro, Potosí y La Paz. existen también<br />

pasivos en otros departamentos como Bení, Pando, santa Cruz, Cochabamba,<br />

Chuquisaca y tarija, por la explotación a diferentes escalas del oro, piedras semipreciosas,<br />

áridos y no metálicos.<br />

8 mmds, 2002.<br />

13


14<br />

La COmiBOL, entre los años 1993 y 1997, con apoyo del Banco mundial, ha realizado<br />

Auditorias Ambientales en sus propiedades como parte del Programa de<br />

Capitalización y transferencia de las responsabilidades Operativas de COmiBOL<br />

a la iniciativa privada. estas Auditorias Ambientales se realizaron en 28 centros<br />

mineros y plantas: san José, Huanuni, Colquiri, Caracoles, Catavi, san vicente, tasna,<br />

Cerro rico de Potosí, mutún, Colavi, tatasi, Colquechaca, Chocaya - Ánimas,<br />

Chorolque, matilde, Corocoro, Bolsa negra, Kami, vinto, La Palca, Karachipampa,<br />

Planta Hidrometalúrgica Potosí (Plahipo), empresa metalúrgica Oruro (emO), Planta<br />

Hidroeléctrica Yura, telamayu y Pulacayo.<br />

Las Auditorias identificaron los siguientes pasivos ambientales:<br />

Flujos de aguas: mina, proceso, servidas domésticas<br />

desmontes, colas, agua de socavones abandonados, áreas peligrosas sin protección<br />

relaves, drenaje Ácido de mina (dAm)<br />

Bocaminas<br />

equipos y edificios.<br />

se plantearon como principales medidas de mitigación:<br />

Cobertura de desmontes y colas<br />

sellado de socavones<br />

retratamiento de colas y arenas<br />

tratamiento de drenaje ácido de socavones y desmontes<br />

Control de la estabilidad de los residuos minerales<br />

rehabilitación<br />

Plan de restauración del terreno<br />

estabilización de la mina<br />

nivelar desmontes<br />

Colectar lixiviados.<br />

en la actualidad, por la subida del precio de los minerales en el mercado internacional,<br />

la actividad minera se ha incrementado en el país. sin embargo, Bolivia no<br />

se encuentra ya a nivel internacional entre los grandes productores de minerales,<br />

puesto que la mayor cantidad de operaciones mineras corresponden a actividades<br />

conocidas como minería a pequeña escala, representadas principalmente<br />

por cooperativas con diferente capacidad. son pocas las empresas mineras privadas<br />

medianas o grandes que se encuentran operando, como es el caso de<br />

sinchi Wayra, emirsA y san Cristóbal, a lo que se suman las actuales operaciones<br />

de la COmiBOL, que por las políticas del gobierno está volviendo a hacerse cargo<br />

de la producción minera del país en sus concesiones.<br />

si bien la mayoría de las operaciones mineras en Bolivia corresponden al grupo de<br />

la pequeña minería, no se debe minimizar el impacto ambiental que causan en<br />

su conjunto, es así que varias operaciones mineras de estas características en una<br />

misma cuenca, sin cuidado ambiental, producen un impacto mayor al de una<br />

empresa mediana.


Tabla 1. Tipos de minería en Bolivia<br />

Designación Propiedad y explotación<br />

Minería Grande Estado (COMIBOL)<br />

Minería Mediana Capital privado, desde aprox. 200t diarias<br />

Pequeña Minería<br />

Minería Chica<br />

Minería cooperativista<br />

Aurífera<br />

Tradicional<br />

Capital privado, hasta aprox. 200t diarias<br />

Cooperativas de mineros<br />

Oro<br />

Otros minerales<br />

Minería artesanal o informa Personas o grupos familiares sueltos<br />

Fuente: Gaillard, 1998<br />

La preocupación por temas ambientales en Bolivia es bastante reciente, en el año<br />

1992 se promulga la Ley 1333 del medio Ambiente y a fines de 1995 sus reglamentos,<br />

lo cual se puede considerar como el inicio de la gestión ambiental. en temas<br />

mineros el nuevo Código de minería (Ley 1777) aprobado el 17 de marzo de 1997,<br />

introduce el Capítulo i del medio Ambiente con los artículos del 84 al 90; y el 31 de<br />

julio de 1997, se aprueba el decreto supremo 24782 (reglamento Ambiental para<br />

Actividades mineras rAAm) para complementar el marco normativo ambiental<br />

general. Posteriormente el ministerio de minería y metalurgia publica el 2001 tres<br />

guías técnicas dirigidas a los operadores mineros:<br />

Guía técnica para la obtención y actualización de la licencia ambiental para<br />

actividades minero metalúrgicas<br />

Guía técnica para el manejo de aguas en actividades minero metalúrgicas<br />

Guía ambiental de presas de colas.<br />

de acuerdo a lo dispuesto en la normativa ambiental vigente, en Bolivia se cuenta<br />

para todo tipo de actividades, obras y proyectos nuevos, con el sistema de<br />

evaluación de impacto Ambiental y, para actividades en curso, con el sistema de<br />

Control Ambiental.<br />

debido al bajo cumplimiento por parte del sector minero, principalmente de la<br />

numerosa minería cooperativizada y de la minería chica, con lo dispuesto en la<br />

normativa ambiental, en 1999 el ministerio de minería y metalurgia, a través de su<br />

unidad sectorial de medio ambiente, en dos oportunidades emitió disposiciones<br />

con plazos a cumplir a los concesionarios y/u operadores en curso de la minería<br />

tradicional, aurífera, no metálica y de extracción de áridos, para iniciar el proceso<br />

de adecuación ambiental de sus operaciones a través de la obtención de<br />

licencias ambientales mediante la presentación de sus manifiestos Ambientales.<br />

no obstante estas disposiciones, el cumplimiento a la normativa ambiental sólo se<br />

incrementó muy ligeramente.<br />

esta situación se arrastra hasta la actualidad. si bien todas las empresas mineras<br />

medianas, conocidas bajo el nominativo de “la nueva minería”, que sin embargo<br />

son las que operan en menor cantidad, cumplen con aspectos ambientales<br />

establecidos en la normativa ambiental y, en muchos casos, con otros referidos a<br />

sus propias políticas corporativas de gestión ambiental, la gran mayoría de operaciones<br />

mineras, que están representadas por cooperativas de muy variada capacidad<br />

de producción y empresas mineras pequeñas conocidas como “mineros<br />

chicos”, tienen un cumplimiento muy bajo de los aspectos ambientales.<br />

de acuerdo a datos del ministerio de minería y metalurgia del 2007 acerca del<br />

cumplimiento de los Lineamientos para el Plan sectorial de medio Ambiente, el<br />

15


16<br />

100% de las empresas pertenecientes al sector de la minería mediana cumplen<br />

con las regulaciones ambientales, mientras que de las empresas de la minería<br />

chica sólo el 8,7%, de las cooperativas apenas el 2,3% y de los productores de no<br />

metálicos el 6,3%. esto representa sólo el 3% de cumplimiento del total de concesiones<br />

otorgadas en todo el territorio nacional (tabla 2).<br />

Tabla 2. número de licencias ambientales otorgadas<br />

en el sector minero 1997-2006<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 (p)<br />

15 1 6 10 29 22 28 39 34 80<br />

Fuente: ministerio de desarrollo rural, Agropecuario y medio Ambiente<br />

instituto nacional de estadística (p): preliminar<br />

de acuerdo a datos de las estadísticas de medio Ambiente 1997 – 2006, (ine, 2007)<br />

en el sector minero existe un incremento anual en cuanto a la otorgación de licencias<br />

ambientales que pueden ser declaratorias de impacto Ambiental, Certificados<br />

de dispensación y declaratorias de Adecuación Ambiental; sin embargo el<br />

número de licencias ambientales otorgadas es bajo en relación al número estimado<br />

de operaciones mineras que se encuentran trabajando en el país.<br />

Adecuación<br />

Subsectores<br />

(porcentaje)<br />

Tabla 3. estado del cumplimiento de regulaciones<br />

ambientales en el sector minero<br />

Ficha<br />

Ambiental<br />

Estudio de<br />

Evaluación de<br />

Impacto Ambiental<br />

Minería Mediana (100%) 16 15 12<br />

Minería chica (8,7%) 122 20 154<br />

Cooperativas (2,3%)<br />

No metálicos (6,3%)<br />

Manifiesto<br />

Ambiental<br />

Universo regulado<br />

(estimado)<br />

25 operaciones<br />

11 empresas<br />

2.000 activas<br />

3.000 mineros chicos<br />

4 1 13 600 operaciones<br />

73<br />

TOTAL OPERACIONES 215 53 289<br />

TOTAL CONCESIONES<br />

(3%)<br />

17 110 1.000 operaciones<br />

Fuente: ministerio de minería y metalurgia, Unidad de medio Ambiente (velazco 2007).<br />

392 adecuados a la<br />

normativa ambiental<br />

11.292 total<br />

7.013 por cuadrícula<br />

4.279 por pertenencia<br />

se debe considerar que no todas las concesiones mineras son trabajadas, debido<br />

a que éstas pueden ser mantenidas sin operaciones por el concesionario de forma<br />

indefinida, con el sólo requisito del pago de la patente anual. el concesionario<br />

minero puede trabajar él mismo la concesión, compartirla o rentarla en base a<br />

contratos privados entre partes. sin embargo existen concesiones que son trabajadas<br />

de forma ilegal por mineros que ingresan a las mismas, causando diversos<br />

impactos ambientales y produciendo pasivos ambientales, cuya remediación podría<br />

pasar a la responsabilidad del concesionario, si éste no toma medidas para<br />

evitarlo. La cantidad de concesiones en el país para el 2007 era de 11.292, de las<br />

cuales 4.279 son por pertenencia, esto quiere decir que fueron peticionadas antes<br />

del 17 de marzo de 1997, y 7.013 por cuadrícula, peticionadas con fecha posterior.<br />

existen varias concesiones mineras dentro de áreas protegidas.


no se conoce el número exacto de operaciones mineras en el país, principalmente<br />

de cooperativas, mineros chicos y operaciones de no metálicos. de acuerdo<br />

a las estimaciones del ministerio de minería y metalurgia, existirían 25 operaciones<br />

de minería mediana a cargo de 11 empresas, 3.000 mineros chicos con 2.000 operaciones<br />

activas, 600 operaciones de cooperativas mineras y 1.000 de no metálicos.<br />

La explotación minera genera impactos ambientales negativos en todas sus etapas:<br />

prospección, exploración y operación, de la misma forma que otras actividades<br />

mineras, como la concentración de minerales y la fundición.<br />

estos impactos negativos ambientales claves de la minería son:<br />

contaminación de aguas y suelos, debido al efecto de los pasivos ambientales<br />

generados históricamente, entre los que se tienen drenajes ácidos de mina y<br />

de roca, acumulaciones de desmontes, colas y escorias, mismos que se dispersan<br />

por acción del viento y de las aguas, contaminando extensas regiones.<br />

contaminación de aguas y suelos por actividades en curso de la minería a<br />

pequeña escala (cooperativas, mineros chicos), debido al mal manejo de residuos<br />

sólidos minero-metalúrgicos y de aguas utilizadas en los procesos, por<br />

otro lado debido a los residuos sólidos y líquidos generados en sus campamentos.<br />

contaminación del aire por la emisión y dispersión de gases y polvos de plantas<br />

metalúrgicas.<br />

inestabilidad de taludes por la explotación de yacimientos aluviales y extracción<br />

de áridos.<br />

deforestación y cambio del paisaje, debido a la habilitación de áreas para la<br />

explotación minera y sus campamentos y por la explotación misma de yacimientos<br />

primarios y secundarios.<br />

destrucción de hábitat y fragmentación de ecosistemas por la explotación de<br />

yacimientos en áreas protegidas y sus áreas de influencia.<br />

daños a la salud de la población dentro del área de influencia de la contaminación<br />

generada por la actividad minera.<br />

daños a otras actividades productivas como la agricultura dentro del área de<br />

influencia de la contaminación generada por la actividad minera<br />

Foto 1. ingenio minero cerca de la ciudad de Potosí<br />

17


18<br />

Foto 2. Pasivos ambientales mineros y botadero de basura generada en campamento minero en Llallagua, Potos<br />

en las zonas de la minería tradicional, la contaminación de las aguas se debe<br />

principalmente al ingreso de piritas y aguas ácidas producidas por la actividad<br />

minera, así como de sustancias utilizadas para la concentración de los minerales<br />

y/o la liberación de sulfuros, como por ejemplo xantatos, ácido sulfúrico y otros.<br />

esto hace que las aguas que discurren hacia los valles, como por ejemplo en Oruro,<br />

Potosí y Chuquisaca, presenten niveles elevados de metales pesados como<br />

plomo, cadmio, zinc, arsénico y otros.<br />

en zonas de la minería aurífera, excepto en la mina inti raymi en Oruro, donde la<br />

empresa ha utilizado para la concentración del oro el método de cianuración,<br />

en casi todas las operaciones auríferas en los departamentos de Oruro, La Paz,<br />

santa Cruz, Pando y Beni se utiliza de forma indiscriminada el mercurio que al ser<br />

liberado al aire, agua y suelo ingresa al ecosistema, pudiendo cambiar a formas<br />

más contaminantes como es el caso del metil-mercurio en el agua, que es genotóxico.<br />

el mercurio, como todo metal pesado, ingresa a la cadena trófica llegando a ser<br />

incorporado en las personas debido al consumo de pescado. es el caso de poblaciones<br />

que habitan las riberas del río Beni, donde se han encontrado niveles<br />

de mercurio por encima del límite establecido por la Organización mundial de<br />

la salud (Oms) que es de 0,5 µg/g, en el 72% de especies de peces carnívoros y<br />

piscívoros colectados; y también en las comunidades indígenas que se alimentan<br />

diariamente de peces. Por ejemplo, en la comunidad esse eja, la concentración<br />

promedio de mercurio es de 9 µg/g. se ha confirmado además que existe una<br />

contaminación por el mercurio de forma intrauterina, debido a que los recién<br />

nacidos y niños presentan niveles de mercurio más altos que las personas de la<br />

tercera edad, lo cual es preocupante al conocerse que este aspecto incide en


anomalías en el desarrollo psicomotor de los niños. en general, el 40,7% del total de<br />

la población estudiada se encuentra contaminada, al sobrepasar el valor límite<br />

de inicio de riesgo de contaminación por mercurio, que es de 5 µg/g. 9<br />

Foto 3. deforestación y acumulación de material procesado por la minería aurífera en el río Kaka, La Paz<br />

Los primeros estudios sobre la problemática ambiental de la minería se realizaron<br />

en Bolivia en la década de los 80 y principios de los 90, destacándose un estudio<br />

sobre la contaminación minera en la cuenca del lago Poopó en el altiplano boliviano,<br />

realizado entre 1983 y 1985; y una investigación sobre el mercurio en Araras,<br />

Pando, en 1991. en 1993, con apoyo de la empresa swedish Geological AB, de<br />

suecia, la secretaría nacional de medio Ambiente juntamente con el ministerio<br />

de minería y metalurgia realizaron una evaluación ambiental global del sector<br />

minero e industrial en Bolivia, donde se identificaron las prioridades estratégicas<br />

para la gestión ambiental de estos sectores. 10<br />

entre 1994 y 1997 se ejecutó el Proyecto Piloto Oruro con apoyo del Banco mundial<br />

y la Agencia sueca para la inversión y el Apoyo técnico, que consistió en un<br />

estudio científico sobre la ecología de la cuenca del lago Poopó en Oruro, como<br />

base para la planificación del desarrollo socioeconómico.<br />

entre 1998 y 2006 se ejecuta el Proyecto medio Ambiente, industria y minería<br />

(PmAin), financiado por el Banco mundial y el Fondo nórdico, que ha dado lugar<br />

a la realización de estudios sobre la contaminación y ha permitido generar<br />

información de línea de base sobre la problemática ambiental minera en Oruro<br />

y Potosí.<br />

también se han generado estudios puntuales por organizaciones no gubernamentales<br />

y universidades, que principalmente han atendido problemáticas espe-<br />

9 Bourgoin 2001.<br />

10 mmds 2002.<br />

19


20<br />

cíficas, como es el caso de la contaminación minera del río Pilcomayo y la minería<br />

en áreas protegidas. Así también las empresas mineras que cuentan con licencias<br />

ambientales tienen estudios relacionados sobre su situación ambiental.<br />

de acuerdo a la Unidad de medio Ambiente del ministerio de minería y metalurgia,<br />

se tiene a nivel nacional nueve zonas afectadas por los impactos ambientales<br />

de la minería. estas son:<br />

1. departamento de Potosí: Potosí, Quechisla y tupiza, con contaminación por<br />

drenajes ácidos de rocas y minas (dAm y dAr) y por metales pesados.<br />

2. departamento de Oruro: Cañadón Antequera, Huanuni, santa Fé, san José,<br />

Kori Kollo, con contaminación por drenaje ácido de mina (dAm), material particulado<br />

(Pm10) y metales pesados.<br />

3. departamento de Oruro, norte de Potosí y sudeste de La Paz: Colquiri, Catavi,<br />

Pucro, Amayapampa, Capasirca, contaminación por drenajes ácidos de rocas<br />

y minas (dAm y dAr) y por metales pesados.<br />

4. departamento de La Paz: actividades mineras auríferas del norte de La Paz,<br />

con contaminación por mercurio, sólidos totales disueltos y procesos de erosión.<br />

5. departamento de santa Cruz: don mario, Puquío norte, Asención de Guarayos,<br />

contaminación por cianuro y mercurio, procesos de erosión y afectación<br />

a la biota.<br />

6. departamentos de Potosí y Oruro: salar de Uyuni y salar de Coipasa con contaminación<br />

del suelo y afectación al régimen hidrológico.<br />

7. departamentos de Pando y Beni: actividades auríferas de dragas al oriente,<br />

contaminación por mercurio y procesos erosivos en el cauce de los ríos.<br />

8. departamento de santa Cruz: mutún, La Gaiba, rincón del tigre, Anahí, con<br />

afectación a los suelos, procesos erosivos y afectación a la biota.<br />

9. departamento del Beni: serranías de san simón, con contaminación por drenaje<br />

ácido de roca (dAr), mercurio, sólidos disueltos totales, afectación a los<br />

suelos y a la biota.<br />

en la actualidad, las exigencias para la práctica de la minería incluyen considerar<br />

los impactos ambientales y socioambientales, como componentes fundamentales<br />

de la competitividad. sin embargo, la realidad muestra en Bolivia que, si bien se<br />

tiene avances, aún queda mucho por hacer, principalmente con el grupo mayoritario<br />

de mineros que corresponden a la pequeña minería. en este sentido la Unidad<br />

de medio Ambiente del ministerio de minería y metalurgia, en los Lineamientos<br />

para el Plan sectorial de medio Ambiente (2007) ha encontrado las siguientes<br />

deficiencias normativas, operativas y de gestión:<br />

incompatibilidad de normas y vacíos legales que causan confusiones a operadores<br />

y concesionarios mineros (Áreas Protegidas, Convenio 169º Oit, municipios,<br />

etc.).<br />

Bajos niveles de cumplimiento de normas ambientales en la Pequeña minería,<br />

por falta de programas de difusión, promoción y fiscalización, y bajo compromiso<br />

con los objetivos de protección ambiental.<br />

Falta de experiencias exitosas sobre aplicación de tecnologías compatibles<br />

con la situación de la pequeña minería (en prevención y mitigación de la contaminación).<br />

Falta de un registro de operadores minero-metalúrgicos para planificación de<br />

acciones de promoción y control.<br />

debilidad del estado en promoción y fiscalización del cumplimiento de normas<br />

y medidas de prevención y control ambiental.


22<br />

Fuente: ministerio de minería y metalurgia, Unidad de medio Ambiente (velazco 2007).<br />

Para lo cual plantea lo siguiente:<br />

Promover el mejoramiento del desempeño ambiental de las operaciones de<br />

la pequeña minería, mediante apoyo orientado a la obtención de Licencias<br />

Ambientales y aplicación de tecnologías simples y baratas, puesto que la existencia<br />

de un marco legal no garantiza por sí sola el cumplimiento de la Ley y<br />

los reglamentos.<br />

Aplicar mecanismos regulatorios y asistencia técnica en la implementación de<br />

medidas de prevención y control ambiental, a nivel piloto, como ejemplo de<br />

operaciones modelo.<br />

Almacenamiento seguro de colas de ingenios.<br />

manejo de aguas (recirculación).<br />

tratamiento de gases de plantas metalúrgicas para control de emisiones de<br />

gases y polvos (fabricación de ácido sulfúrico).<br />

sistematización del manejo de mercurio en operaciones mineras auríferas,<br />

para prevenir y controlar sus impactos.<br />

Planificar y ejecutar actividades de seguimiento a las operaciones de la minería<br />

mediana y promover la implantación de normas isO 14001.<br />

implementar un sistema de Gestión Ambiental efectivo en la Corporación minera<br />

de Bolivia.<br />

introducir enfoques de producción más limpia en las operaciones de la pequeña<br />

minería.<br />

desarrollar y aplicar tecnologías ambientales adaptadas a la realidad socioeconómica<br />

de la minería chica y cooperativas.<br />

Promover la mecanización de operaciones artesanales, considerando su viabilidad<br />

técnica y económica, mediante apoyo técnico y financiero (escuela<br />

de minería y programas específicos).<br />

mejorar la eficiencia operativa en ingenios semi-mecanizados, como un medio<br />

para cubrir los costos ambientales.<br />

Apoyar a las actividades de la pequeña minería, a través de programas piloto,<br />

en la adecuación ambiental de sus operaciones, que permitan controlar de<br />

manera prioritaria sus impactos clave sobre la calidad de aguas y suelo.<br />

investigar alternativas técnicas y económicas para el re-tratamiento de colas<br />

y desmontes (pasivos ambientales).<br />

implementar tecnologías para tratamiento de gases (introducir la fabricación<br />

de ácido sulfúrico).<br />

Promover la estandarización de métodos físico-químicos para análisis químico,<br />

orientado a validación de información para el sistema de información Ambiental<br />

del ministerio de minería y metalurgia.


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Crédito de fotografías:<br />

Foto 1 Ase-LidemA<br />

Fotos 2 y 3: e.taucer<br />

23


24<br />

La agonía de la cuenca del río Pilcomayo y sus habitantes<br />

por Apolonia Rodríguez<br />

desde el año 1992, según datos del ministerio de desarrollo sostenible y Planificación<br />

(mdsP), se estima que más de cuatro millones de toneladas de colas provenientes<br />

de la actividad minera del departamento de Potosí fueron vertidas a<br />

afluentes del río Pilcomayo. 11 Los daños sufridos por los agricultores, ganaderos y<br />

pescadores que viven en la ribera de esta cuenca internacional son mayores a<br />

62,44 millones de dólares por año; esto nos lleva a concluir que la industria minera<br />

de Potosí generó pérdidas superiores a 600 millones de dólares en una década, sin<br />

tomar en cuenta los perjuicios que sufrirán las generaciones futuras a consecuencia<br />

de la acumulación de metales pesados en las cadenas alimentarias de todos<br />

los ecosistemas de la cuenca. 12<br />

SITuACIóN ACTuAL <strong>DE</strong> LA CuENCA<br />

La contaminación de la cuenca del Pilcomayo sin duda es el caso más crítico<br />

del país y posiblemente una de las situaciones más urgentes de sudamérica. 13 La<br />

contaminación afecta tanto a la cuenca central del río como a sus numerosos<br />

afluentes: turuchipa, mataca, vitichi, Pailaviri, Huayna mayra, Challviri, Caiza,<br />

Yura, Jatum mayu, tumusla, Cotagaita, tupiza, Pilaya, entre los más importantes. 14<br />

Los efectos no sólo se dan en los cuerpos de agua, como ser ríos, quebradas o lagunas<br />

sino también sobre las terrazas aluviales bajas y las planicies próximas a los<br />

ríos. en la mayoría de los casos, las aguas contaminadas son usadas para el consumo<br />

humano y del ganado, o para fines de riego. esto ha ocasionado al momento<br />

enormes pérdidas económicas a los pobladores de la cuenca.<br />

La Asociación sucrense de ecología (Ase) solicitó análisis de muestras en aguas,<br />

estudio que fue realizado por el instituto de tecnología de Alimentos (Fundación<br />

itA) el año 2001 para la zona de sotomayor del municipio de Yamparaez. Los informes<br />

muestran que las concentraciones de metales pesados como el cadmio,<br />

arsénico y plomo, superan entre 3 y 35 veces los límites admisibles por la Organización<br />

mundial de la salud (Oms). 15<br />

Con estos antecedentes y el poco trabajo que han realizado hasta la fecha,<br />

queda en evidencia que las autoridades nacionales y departamentales no tienen<br />

interés en solucionar esta grave contaminación de una cuenca internacional<br />

como es la del Pilcomayo, que afecta a más de 48 municipios de Bolivia.<br />

tomando en cuenta los tres países bañados por el río, se conoce que viven en<br />

toda la cuenca más de un millón de personas. Por ello es importante que la sociedad<br />

civil continúe su trabajo de cabildeo y protesta; sin embargo se deben<br />

buscar aliados estratégicos, y presentar denuncias a organismos internacionales<br />

como el tribunal internacional del Agua, el tribunal Latinoamericano del Agua, el<br />

tribunal internacional de la Haya y otras instancias pertinentes.<br />

11 documento operativo del seminario taller “problemática de la cuenca del río Pilcomayo”.<br />

mdsP, diciembre 2000.<br />

12 informe final “muestreo de aguas, suelos, vegetales, sangre humana y animales, peces y<br />

sedimentos en puntos seleccionados en la cuenca del río Pilcomayo en Chuquisaca, (diciembre<br />

2005).<br />

13 salinas, 1993; Flores, 2003, medmin, 2001; Cortéz, 2005.<br />

14 montes de Oca, 2004.<br />

15 informe de laboratorio nº 193/2001.


el estado boliviano siempre<br />

ha utilizado fondos<br />

públicos para ayudar<br />

en forma directa a los<br />

empresarios privados,<br />

para reducir el impacto<br />

ambiental causado<br />

por sus actividades productivas.<br />

en especial<br />

en el rubro de minería,<br />

todos los gobiernos<br />

han demostrado estar<br />

dispuestos a aportar<br />

recursos económicos<br />

destinados a mitigar los<br />

impactos ambientales<br />

negativos ocasionados<br />

por las empresas mineras<br />

privadas.<br />

Foto 1. río Pilcomayo en su curso medio en Chuquisaca<br />

A la fecha, según el informe verbal brindado por el director de recursos naturales<br />

de la Prefectura de Potosí en 2006, las minas potosinas estarían desechando<br />

alrededor de 3.800 toneladas de colas por día. 16 el dique de colas de san Antonio<br />

fue diseñado para recibir 1.500 a 4.000 toneladas por día, con un tiempo de vida<br />

de 15 años. Con las descargas actuales, su vida útil bajó a sólo cinco años. Con<br />

el fracaso de la construcción del parque de ingenios y la planta de tratamientos<br />

de efluentes, se esperan escenarios más críticos en el corto plazo. 17<br />

uNA ORGANIzACIóN EN PIE <strong>DE</strong> LuChA: EL CONSEJO <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>FENSA <strong>DE</strong>L RíO<br />

PILCOMAyO (CO<strong>DE</strong>RIP)<br />

el 20 de julio 2003 la Asociación sucrense de ecología y la Liga de defensa del medio<br />

Ambiente realizaron un taller en la comunidad de sotomayor, para analizar los<br />

impactos ocasionados por la contaminación de las aguas del Pilcomayo y organizar<br />

a los afectados, para que puedan reclamar sus derechos y realizar gestiones<br />

para el cese de la contaminación y emprender la remediación de la cuenca. Al<br />

concluir el taller se conformó un primer comité de defensa del río Pilcomayo.<br />

Casi inmediatamente, el 4 de agosto de 2003, se realizó una marcha con la participación<br />

de campesinos de las comunidades ribereñas de la cuenca: sotomayor,<br />

La mendoza y tuero Chico, con el objetivo de entregar un pliego petitorio sobre<br />

la descontaminación de la cuenca del río Pilcomayo al entonces Presidente de<br />

Bolivia, Gonzalo sánchez de Lozada. Participaron en esta protesta alrededor de<br />

250 personas, entre dirigentes campesinos y comunarios de las mencionadas comunidades.<br />

dos años más tarde, en la comunidad de viña Quemada, el 4 de junio de 2005,<br />

y con la participación de autoridades nacionales, departamentales, Federación<br />

Única de Pueblos Originarios de Chuquisaca y subcentralías, se realizó un primer<br />

ampliado orgánico nacional de las comunidades afectadas, quienes fundaron al<br />

Consejo de defensa del río Pilcomayo (COderiP).<br />

16 visita de Ase a la dirección departamental de recursos naturales de Potosí, 2006.<br />

17 ribera 2007.<br />

25


26<br />

el COderiP, junto a otras instituciones del departamento de Chuquisaca, ejerció<br />

presión y logró la reapertura del dique de colas Laguna Pampa i, el cual debía<br />

funcionar por 18 meses, sin embargo solamente duró 5 meses, por el volumen elevado<br />

de colas que han sido depositadas. Por ello se continuó ejerciendo presiones<br />

y amenazas de paros departamentales ante el gobierno para que tome medidas<br />

de mitigación, construyendo el dique de colas Laguna Pampa ii y ejecutando la<br />

adecuación ambiental del dique de colas Laguna Pampa i, cuya declaración de<br />

Adecuación Ambiental se aprobó recién el año 2006, cuando este dique estaba<br />

a punto de ser clausurado.<br />

se ha desplegado un gran esfuerzo para lograr respuestas de parte del gobierno<br />

nacional, coordinando entre el COderiP, la brigada parlamentaria de Chuquisaca,<br />

instituciones como Ase-LidemA, CiCABOL, Comité Cívico y otras, para derogar<br />

el equivocado ds 25877 del 24 de agosto de 2000, mediante el cual el gobierno<br />

de Bolivia daba un plazo de 5 años para que los ingenios mineros puedan adecuarse<br />

a la normativa ambiental vigente en el país. se logró la derogación del<br />

dañino art. 5º con un nuevo decreto, el ds 27512 del 24 de mayo 2004.<br />

A pesar de innumerables reuniones, compromisos, peticiones de informes, amenazas<br />

de bloqueos de caminos, declaraciones de emergencias y otras formas de<br />

presión ante el gobierno nacional y departamental para cesar la contaminación<br />

del Pilcomayo, no se ha conseguido avanzar en el propósito.<br />

el 16 de noviembre de 2006, a iniciativa de Ase-LidemA y la Comisión de Justicia y<br />

Paz se decidió realizar el Foro denominado “10 minutos por el Pilcomayo”, coordinando<br />

con otras instituciones involucradas. se contó con la participación de más<br />

de 250 representantes institucionales, organizaciones, representantes nacionales<br />

del gobierno, representantes de las 3 prefecturas y municipios.<br />

se acordaron los siguientes objetivos:<br />

1. definir estrategias para impulsar el proceso administrativo de la contaminación<br />

“Caso Pilcomayo”.<br />

2. Compatibilizar las estrategias técnicas para impulsar la aplicación de un plan<br />

de mitigación de la contaminación del río Pilcomayo.<br />

3. iniciar la identificación de propietarios de las empresas mineras y petroleras<br />

que realizan actividades, sin adecuación ambiental, en la cuenca del río Pilcomayo.<br />

4. Formar una red nacional de víctimas de la contaminación de las aguas de la<br />

cuenca del río Pilcomayo y de instituciones relacionadas a la problemática.<br />

5. Conformar el directorio de la red nacional de víctimas de la contaminación<br />

de las aguas del río Pilcomayo.<br />

después de casi dos años de inactividad, el 20 de octubre de 2007 COderiP convocó<br />

a una nueva reunión con el objeto de coordinar actividades con instituciones<br />

del departamento, donde se ha acordado trabajar en el monitoreo ambiental<br />

participativo de la cuenca. el monitoreo se realizará desde noviembre 2007 hasta<br />

enero 2008 en las cuencas y microcuencas del Pilcomayo, para que en base a<br />

esta información se proceda a la auditoria ambiental. Adicionalmente, COderiP<br />

participó en la propuesta de modificación del Código de minería, y se están<br />

realizando entrevistas con diferentes ministerios y viceministerios para coordinar<br />

actividades dirigidas a la descontaminación de la cuenca. 18<br />

18 COderiP 2007.


una cronología de hechos desde el año 1992 a la fecha:<br />

Abril de 1992:<br />

Promulgación y aprobación de la Ley de medio Ambiente 1333; el artículo 43<br />

estipula que se prohíbe totalmente la descarga de aguas residuales provenientes<br />

de procesos metalúrgicos de cianuración, de minerales de oro y plata, lixiviación<br />

de minerales de oro y plata y de metales, a cuerpos superficiales de agua y a<br />

cuerpos subterráneos.<br />

Año 1993:<br />

el Fiscal General de la nación, dr. Oscar Crespo, declaró que “la contaminación<br />

minera del río Pilcomayo es inaceptable”. Luego, innumerables otras declaraciones<br />

fueron hechas por autoridades públicas de muy alto rango (ministros, prefectos,<br />

alcaldes, etc.). Por ejemplo, en mayo de 2000, el ing. José Luís Carvajal, entonces<br />

ministro de desarrollo sostenible y Planificación, dijo: “El Pilcomayo se nos muere.<br />

Estamos detrás de los responsables de la contaminación, y en cuanto conozcamos<br />

quienes son, se aplicarán las sanciones”.<br />

Agosto de 1997:<br />

se promulga una reglamentación ambiental específica para el sector minero a<br />

través del decreto supremo (nº 24782) que otorga un plazo para que los empresarios<br />

mineros puedan presentar sus manifiestos ambientales hasta el 1 de febrero<br />

de 1999. Hasta el 5 de marzo del año 2006, ningún ingenio minero responsable<br />

por la contaminación del río tarapaya, afluente del Pilcomayo, cumplió con esta<br />

norma.<br />

Septiembre 9 de 1998:<br />

Acta de entendimiento firmado por el entonces ministro de desarrollo sostenible<br />

y Planificación, dr. erick reyes villa y los tres prefectos de los departamentos del<br />

sur del País. el Acta estipula que se emprenderá la construcción inmediata de un<br />

dique de colas provisional para evitar daños ambientales durante el proceso de<br />

diseño y construcción del dique de Colas de san Antonio. se ha cumplido lo convenido<br />

en este documento en términos de construir un dique provisional de manera<br />

inmediata.<br />

Junio 11 de 1999:<br />

se promulga un nuevo decreto supremo (ds 25419) destinado a ampliar el plazo<br />

de presentación de la adecuación ambiental, señalando el 31 de diciembre de<br />

1999 como fecha impostergable. Habiendo presentado algunos de los ingenios<br />

mineros su manifiesto ambiental, los mismos fueron rechazados por las autoridades<br />

nacionales, por ser considerados inválidos por las autoridades competentes.<br />

Agosto 24 de 2000:<br />

Junto con otras autoridades nacionales, el entonces ministro de desarrollo sostenible<br />

y Planificación, Lic. José Luís Carvajal, que había prometido sancionar a los<br />

culpables, promulga el ds 25877. este nuevo decreto supremo ignora el carácter<br />

impostergable del plazo fijado en el ds 25419, estableciendo un nuevo plazo para<br />

la presentación de los manifiestos ambientales de las empresas mineras. mas aún,<br />

establece que los ingenios mineros de Potosí (sin especificar si se trata de la ciudad<br />

o del departamento, ni aclarar el porqué de esta enorme ventaja comparativa<br />

para un sector acusado de provocar una contaminación tan grave a la cuenca),<br />

podrán computar el plazo de adecuación de sus operaciones recién a partir de<br />

la puesta en funcionamiento del dique de colas san Antonio, cuya finalización se<br />

preveía para el año 2005.<br />

27


28<br />

Año 2001:<br />

en abril se publica la licitación del diseño final del sistema de Alcantarillado de Potosí<br />

(sAP) que incluye el diseño del dique de colas de san Antonio, y que será financiado<br />

a través de un crédito blando otorgado por el banco alemán Kreditanstalt<br />

fur Wiederaufbau (KfW). el dique de colas deberá ser construido junto a un parque<br />

de ingenios. en junio la viceministra de medio Ambiente, recursos naturales y desarrollo<br />

Forestal reconoce que varios nuevos ingenios mineros se establecieron en<br />

Potosí sin haber pedido ni obtenido la licencia ambiental correspondiente. en este<br />

mismo informe, reconoce que los niveles de contaminación del río tarapaya constituyen<br />

una violación de la Ley 1333. Finalizando este año, el 19 de diciembre, se<br />

desarrolló una Audiencia Publica organizada por la Comisión de desarrollo sostenible<br />

del Parlamento nacional, donde representantes del Gobierno municipal de<br />

Potosí afirmaron que se expropiaron los terrenos destinados a crear el Parque de<br />

ingenios.<br />

Año 2002:<br />

el 11 de marzo se inicia el diseño final del sistema de alcantarillado de Potosí, que<br />

incluye el dique de colas de san Antonio, por la Consultora Fichtner. este diseño<br />

debía ser presentado hasta el 10 de octubre de 2002 y las obras adjudicadas a mediados<br />

de enero de 2003. 1 en función a la información proporcionada por la KfW<br />

en junio de 2001, se estimaba que la construcción del sistema podría concluirse en<br />

dos años, o sea en el año 2005.<br />

Podría ocurrir que el dique de colas de san Antonio no funcione por dos tipos de<br />

riesgos:<br />

1) se pretende reunir los lodos de decenas de empresarios diferentes en una presa<br />

administrada por AAPOs Potosi. si AAPOs no logra cumplir con la Ley del medio<br />

Ambiente o no logra hacerse pagar por los usuarios del sistema, el estado tendrá,<br />

nuevamente, que asumir los problemas causados por el sector privado.<br />

2) Por otra parte, se habla de un simple dique de sedimentación, incapaz de eliminar<br />

o retener cantidades sustanciosas de metales pesados en forma disuelta y<br />

en suspensión. estos iones invisibles e imperceptibles transformarán el agua del<br />

tarapaya en un líquido sumamente peligroso para los pobladores de la ribera<br />

de la cuenca.<br />

el 1º de abril, el presidente Jorge Quiroga inauguró la construcción de obras destinadas<br />

a evitar la contaminación del río tarapaya durante los años de preparación<br />

y ejecución del proyecto dique de Colas de san Antonio. este proyecto,<br />

valorado en 286.000 dólares, no tiene un estudio de evaluación de impacto ambiental.<br />

el contratista es la Fundación medmin y el financiador es el viceministerio<br />

de minería.<br />

Año 2003:<br />

La Asociación sucrense de ecología (Ase), se hizo presente el 20 de junio en la<br />

comunidad de sotomayor y Poco Poco, con el objetivo de apoyar en la organización<br />

de los afectados por las aguas contaminadas de la cuenca del río Pilcomayo<br />

y además informar en un taller sobre los impactos de los metales pesados en<br />

la salud y el medio ambiente (aire, agua, suelo). A la finalización de este evento<br />

se logró la conformación del Comité de defensa del río Pilcomayo (COderiP),<br />

quedando como presidente el sr. estaban Llanos; y en agosto tres comités cívicos<br />

se declaran en emergencia, iniciando un paro cívico en los departamentos de<br />

tarija, Potosí y Chuquisaca, para exigir el cumplimiento de la Ley de medio Ambiente<br />

a las autoridades nacional y departamentales. después del paro cívico se<br />

reúnen autoridades departamentales en el municipio de monteagudo y declaran<br />

“emergencia hídrica departamental”. el 17 de diciembre se realiza una reunión<br />

en la comunidad de viña Pampa, con la presencia de autoridades nacionales,


departamentales, personeros del Proyecto de Gestión integrada y Plan maestro<br />

de la Cuenca del río Pilcomayo, 28 comunidades y 10 instituciones. Al finalizar la<br />

reunión se firmó un acta de compromiso para derogar el ds 25875, habiéndose<br />

logrado la derogatoria del art. 5º, con el ds 27512 del 24 de mayo 2004.<br />

Año 2004:<br />

entre el 21 y el 22 de enero se realizó un taller nacional de concertación de medidas<br />

prioritarias de mitigación de la contaminación del río Pilcomayo, convocado<br />

por el sr. Prefecto de Chuquisaca, ing. mario ramírez, en el cual participaron<br />

más de 300 representantes del gobierno nacional, instituciones relacionadas a la<br />

problemática, representantes departamentales y organizaciones civiles de los tres<br />

departamentos. Como resultado del taller las autoridades nacionales se comprometieron<br />

a establecer la línea base para una auditoria ambiental de la cuenca,<br />

cuya preparación debía iniciarse inmediatamente.<br />

el 16 de noviembre se realizó el primer taller para la conformación de la mancomunidad<br />

de municipios de la cuenca del río Pilcomayo. La Prefectura de Chuquisaca<br />

convocó a todas las autoridades municipales que se encuentran en la<br />

cuenca del río Pilcomayo a participar en la conformación de la mancomunidad,<br />

en la población de Camargo. Posteriormente se realizaron 4 talleres más para<br />

aprobar estatutos y reglamentos y elegir a los directorios ejecutivo y deliberante,<br />

quedando en la presidencia del comité ejecutivo el alcalde de Camargo.<br />

Año 2005:<br />

el 15 abril 2005 la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca realizó la denuncia, ante<br />

la Fiscalía General de la nación, en contra de 27 socios de la Asociación de ingenios<br />

mineros de Potosí, por la contaminación minera de las aguas del río Pilcomayo.<br />

el caso no ha seguido el curso que se esperaba debido a que no se han<br />

presentado pruebas concretas, por parte de los demandantes; los abogados de<br />

la Asociación de ingenios mineros solicitaron el traslado del caso a la fiscalía de<br />

Potosí, petición aceptada por el fiscal del departamento de Chuquisaca, donde<br />

se llegó a la conclusión de que se han obviado pasos importantes en el proceso;<br />

por ello el “caso Pilcomayo” ha quedado en foja cero y por el tiempo transcurrido<br />

ha prescrito.<br />

el 25 octubre 2005 ocurrió el derrame de colas del dique Laguna Pampa ii al río<br />

tarapaya (afluente del río Pilcomayo) a consecuencia de la rotura del desagüe<br />

(cachimba). este derrame duró más de 10 horas, extendiéndose por más de 200<br />

km. Los pobladores de la comunidad de sotomayor vieron pasar el agua contaminada<br />

a los 3 días de haber ocurrido este hecho. Ase, junto a la prefectura de<br />

Chuquisaca, realizaron la denuncia ante la opinión pública nacional por esta trasgresión<br />

a la normativa ambiental. Hasta la fecha no se ha sancionado a ningún<br />

responsable por este hecho.<br />

este mismo año a fines de octubre la ministra de desarrollo sostenible dra. martha<br />

Boso, decidió suspender la auditoria ambiental a la cuenca, arguyendo que ella<br />

era solamente una autoridad transitoria, dejando sin efecto todos los avances logrados<br />

hasta esa fecha para la implementación de la mencionada auditoria.<br />

Año 2006:<br />

el 3 de marzo, en la ciudad de Potosí, presentaron sus manifiestos ambientales<br />

en una audiencia pública, 25 de 31 ingenios mineros, tratando de adecuar sus<br />

operaciones. en el evento participaron varios actores sociales y representantes<br />

nacionales y locales. La directora nacional de medio Ambiente realizó 25<br />

observaciones a los manifiestos presentados, las que se referían a la falta de<br />

medidas de mitigación a la contaminación de aguas, suelos y especialmente<br />

29


30<br />

atmosférica. se llegó al compromiso de corregir estas observaciones en un plazo<br />

no mayor de 1 mes y medio.<br />

el 16 noviembre se organizó el Foro “diez minutos por el Pilcomayo”, en coordinación<br />

con 10 instituciones del departamento.<br />

Octubre 20 de 2007:<br />

COderiP convoca a una reunión con el objeto de coordinar actividades con<br />

instituciones del departamento, en la cual se acuerda trabajar en el monitoreo<br />

ambiental participativo de la cuenca.<br />

¿LOS DIquES <strong>DE</strong> COLAS SON LA SOLuCIóN?<br />

en general los diques de colas son meros paliativos de alto riesgo, por su fragilidad<br />

y precariedad debidas a su inadecuado diseño y construcción (caso del dique<br />

de colas de Laguna Pampa 1). 19 Éstos generan inclusive una mayor vulnerabilidad,<br />

pues en caso de ruptura pueden liberar de golpe una gran cantidad de contaminantes,<br />

ocasionando un impacto intenso en corto tiempo. Un ejemplo fue la<br />

ruptura del dique de Porco el año 1996, ocasionando la liberación de casi 400.000<br />

toneladas de residuos tóxicos. 20 de cualquier forma son bombas de tiempo, pues<br />

tienen un tiempo de vida o ciclo de funcionamiento relativamente corto, el cual<br />

tiende a disminuir a medida que los volúmenes de sólidos mineros se incrementan,<br />

como viene ocurriendo ahora con el repunte de la minería. son parte de las<br />

herramientas mitigadoras y en parte preventivas, pero no contribuyen a resolver<br />

el problema a largo plazo. Algunas medidas sin duda pueden ayudar, como es el<br />

caso del reprocesamiento de colas y rescate de minerales descartados, lo cual<br />

haría ver a los diques de colas como<br />

“reservorios” potenciales, sin embargo<br />

esto es parte de un proceso complejo<br />

que por el momento sólo tiene desarrollos<br />

incipientes. de cualquier forma ha<br />

sido advertido que ante la magnitud<br />

creciente de la actividad minera en Potosí,<br />

los diques de colas constituyen las<br />

únicas herramientas económicamente<br />

factibles para mitigar los procesos de<br />

contaminación.<br />

Otro problema relacionado a los diques<br />

es la transferencia de la responsabilidad<br />

de la gestión de residuos tóxicos producidos<br />

por empresas privadas al estado<br />

(año 1998, Ley nº 1928), creando una<br />

administración autónoma (AAPOs) sin<br />

capacidad ni experiencia para realizar<br />

esta tarea, 21 es decir que el estado<br />

se responsabilizaba de limpiar lo que las<br />

empresas ensuciaron, situación paradójica<br />

que afortunadamente ha sido parcialmente<br />

re-encaminada.<br />

19 ribera 2007.<br />

20 Cortéz 2005.<br />

21 schollaert 2003.<br />

Foto 2. Canal con aguas de operaciones mineras en la<br />

cuenca alta del Pilcomayo .


en relación al anterior punto, es importante considerar paralelamente la realización<br />

de planes de remediación y descontaminación, los cuales desafortunadamente<br />

son extremadamente costosos y no sirven de mucho si los niveles de<br />

contaminación continúan invariables o si aumentan, o si los diques de colas son<br />

sobrepasados en su capacidad de retención y colapsan. Cualquier medida de<br />

prevención (recaudos tecnológicos al momento de la producción), de mitigación<br />

como los diques, o de remediación y descontaminación, implica financiamientos<br />

muy elevados, y esto hace la problemática aún más difícil de encarar.<br />

el incremento actual de las operaciones mineras debido a los buenos precios de<br />

los minerales hace esperar un incremento de los procesos de contaminación, lo<br />

cual se correlaciona negativamente con el tiempo de vida del dique san Antonio<br />

i (que es de por sí corto), y la necesidad de construir un segundo dique a corto<br />

plazo.<br />

Bibliografía<br />

Ase 2007. La agonía de la cuenca del Río Pilcomayo y sus habitantes. documento<br />

no publicado.<br />

COderiP 2007. Una organización en pie de lucha: el Consejo de Defensa del Río<br />

Pilcomayo. documento no publicado.<br />

Cortéz, G.F. 2005. Problemáticas socioambientales en el Río Pilcomayo y la cuestión<br />

indígena. CePA. Oruro.<br />

Flores, t.B. 2003. El río Pilcomayo, uno de los más contaminados del mundo. revista<br />

Hábitat. LidemA nº 64.<br />

medmin, 2001. Impactos económicos y ambientales de la liberalización del comercio.<br />

Una aplicación al sector minero. Wri/CiPmA/idrC. La Paz, Bolivia.<br />

montes de Oca, i. 2004. Enciclopedia Geográfica de Bolivia. ed. Atenea. La Paz,<br />

Bolivia.<br />

ribera m.O. 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia. documento<br />

preliminar. LidemA.<br />

salinas, r.J. 1993. Minería y Gestión Ambiental en Bolivia. senmA/PAAB. ed. edobol.<br />

La Paz, Bolivia.<br />

schollaert, A. 2003. Transferencia al Estado de la responsabilidad ambiental de los<br />

ingenios mineros de Potosí. revista Hábitat, LidemA nº 64: 15-18.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Foto 1 y foto 2: Ase-LidemA<br />

31


32<br />

riesgos socioambientales del proyecto minero san Cristóbal<br />

por Rosario Tapia Montecinos<br />

La economía de nuestro país ha estado ligada íntimamente a la extracción de<br />

recursos naturales no renovables, principalmente mineros, sin embargo no ha habido<br />

un aporte fundamental al desarrollo nacional y pese a la gran cantidad de<br />

materia prima extraída, estamos ubicados entre los países más pobres del planeta.<br />

La política minera ha estado dirigida siempre a alentar proyectos que han servido<br />

a unos pocos, en desmedro de las mayorías, quienes han asumido y lo siguen haciendo,<br />

los grandes costos socioambientales. Por un lado se ha degradado recursos<br />

naturales como el agua, el suelo y la biodiversidad, y por otro lado se ha generado<br />

gran pobreza en las regiones donde se encuentran los yacimientos mineros.<br />

Pese a los años transcurridos, la figura no cambia, un claro ejemplo es la minera<br />

san Cristóbal s.A. (msC), sociedad anónima formada y constituida en Bolivia, propiedad<br />

de Andean silver Corporation Bolivia LdC, que es subsidiaria de Apex silver<br />

mines, cuya casa matriz tiene base en denver-Colorado. Apex silver y msC fueron<br />

creadas en el año 1993 con el objetivo de explorar y desarrollar yacimientos de<br />

plata en todo el mundo, siendo el proyecto san Cristóbal el más importante que<br />

esta empresa tiene hasta ahora.<br />

Los primeros trabajos de exploración se iniciaron en 1995 cuando Apex silver mines<br />

adquirió las concesiones mineras de la zona. Los trabajos continuaron hasta 1998<br />

con dos fases de perforación. Con los resultados de estas dos perforaciones se<br />

elaboraron los estudios de factibilidad e ingeniería básica. se determinó que las<br />

reservas serían suficientes para 17 años de explotación, a razón de 40.000 toneladas<br />

por día. La inversión requerida es de 500 millones de dólares y se necesitaría<br />

dos años para la construcción de la planta de concentración. 22<br />

Para efectivizar el proyecto a cielo abierto, se necesitaba desalojar a los habitantes<br />

del pueblo de san Cristóbal, ya que en ese lugar se encuentran los cerros Jalula<br />

y tesorera, poseedores de los yacimientos. Para esto, la empresa minera hizo una<br />

serie de ofertas a la población, mostrando las grandes posibilidades de desarrollo<br />

que podrían tener si accedían al traslado; lo que más interesó a los pobladores fue<br />

la posibilidad de acceder a fuentes de trabajo. Por otro lado, la empresa mostró al<br />

estado boliviano los “grandes” beneficios económicos que tendría con la puesta<br />

en marcha del proyecto.<br />

sin embargo, según un estudio realizado por el CedLA 23 , el proyecto san Cristóbal,<br />

si bien es un gran negocio minero, no creará muchos empleos. en uno de los párrafos<br />

se manifiesta: “de acuerdo a los datos obtenidos y a la forma de explotación<br />

minera – a cielo abierto – la inversión de la empresa será intensiva en capital<br />

con poca demanda de mano de obra. La inversión del Proyecto San Cristóbal<br />

alcanzará a 725 millones de dólares, de los cuales 698 millones corresponderán a<br />

activos fijos e intangibles y 27 millones a capital de trabajo”.<br />

22 Boletín informativo minera san Cristóbal 2002.<br />

23 publicado en el boletín Alerta Laboral nº 48 de febrero de 2007.


el sudoeste potosino, sector donde se encuentra la mina, tiene basada su economía<br />

en tres pilares fundamentales: la ganadería a partir del ganado camélido, la<br />

agricultura con la producción de quinua y el turismo que recibe a gran cantidad<br />

de visitantes cada año, los que llegan atraídos por el salar de Uyuni, la belleza de<br />

un paisaje único en el mundo, las lagunas de colores y la reserva eduardo Avaroa.<br />

todo esto tiene como sustento vital a las aguas subterráneas existentes en el sector,<br />

que es el más árido del país y con los menores índices de precipitación pluvial<br />

(entre 200 a menos de 100 mm./año).<br />

según la publicación de FOBOmAde, 24 la precipitación que se produce en la zona<br />

es tan escasa que el escurrimiento superficial y la recarga subterránea son débiles<br />

y ocasionales, esto nos muestra que no debemos esperar la reposición de las<br />

aguas extraídas a partir de las precipitaciones.<br />

el proyecto minero para sus operaciones requiere 40.000 m 3 /día o sea 465 litros/<br />

seg., los mismos que serán obtenidos a partir de la extracción de aguas subterráneas<br />

mediante perforación de pozos. Por las características de la región, los<br />

impactos ambientales de la extracción hídrica serán importantes, pues debido a<br />

la disminución de la napa freática, se verán seriamente afectados bofedales, lagunas<br />

altoandinas y biodiversidad. esto a su vez repercutirá en la base económica<br />

de los habitantes y sus principales actividades, agrícolas, ganaderas y turísticas. A<br />

ello se debe sumar la gran generación de polvos que se producirán por las detonaciones<br />

y que viajarán grandes distancias.<br />

Otro aspecto muy importante y que es intangible, es la pérdida del patrimonio cultural.<br />

el pueblo de san Cristóbal poseía lugares místicos como la Achupalla, los tres<br />

Gigantes y el soldado, además de la iglesia, declarada monumento nacional,<br />

donde veneraban a su patrono san Cristóbal. todo esto se perdió con el traslado<br />

y posterior desaparición del poblado.<br />

Lamentablemente no existió ninguna autoridad que oriente a los comunarios sobre<br />

la magnitud del proyecto y se inició un proceso de negociación en franca<br />

desigualdad de condiciones, principalmente por el desconocimiento de la magnitud<br />

de la obra y los verdaderos daños que iba a ocasionar. Finalmente los pobladores<br />

accedieron, no sin antes hacer algunos pedidos que de ninguna manera<br />

compensan la gran cantidad de recursos naturales, renovables y no renovables<br />

que se perderán, la disminución de otras actividades económicas tradicionales<br />

y la pérdida de sentido de pertenencia a un lugar que por siglos tuvieron con su<br />

pueblo natal, amén de la pérdida del patrimonio cultural.<br />

Hoy, asentados en otro lugar que no lo consideran suyo, sino como un campamento<br />

minero del cual piensan partir dentro de un tiempo, sienten desconsuelo<br />

por no poder acceder a las ansiadas fuentes de trabajo. Por otro lado se presentan<br />

problemas que inicialmente nadie había advertido, principalmente por los<br />

lugares de pastoreo para su ganado.<br />

Otras comunidades como Culpina K muestran también su desconfianza frente a<br />

un futuro incierto. Hasta antes del ingreso de la empresa minera, tenían buena<br />

afluencia de turistas, para lo cual habían habilitado varios servicios, como hospedajes<br />

y una casa comunal con artesanías. Hoy, los hospedajes están copados por<br />

empleados de las empresas que operan para el proyecto, pero ya no les visitan<br />

los turistas, razón por la cual la casa comunal permanece cerrada. saben que<br />

una vez que esas empresas se retiren ya no tendrán usuarios y será difícil volver a<br />

reinsertarse en las rutas turísticas.<br />

24 Agua y recurso Hídrico en el sudoeste de Potosí<br />

33


34<br />

en una visita realizada el 19 de octubre de 2007, a muy poco tiempo de iniciadas<br />

las obras, se pudo evidenciar los primeros problemas ambientales, como la pérdida<br />

de ojos de agua en la región denominada Llulluchera aledaña a la mina, en el<br />

mismo sector la generación de polvo por el movimiento de tierras y las voladuras<br />

es alarmante y están siendo afectados los pajonales que sirven de alimento para<br />

el ganado camélido. Las aguas servidas que bajan del campamento Aguirre, van<br />

directamente al río Jaikihua contaminándolo, poniendo en riesgo a las llamas que<br />

beben sus aguas. en cada voladura mueren cantidades grandes de vizcachas.<br />

el ducto instalado para el traslado de las colas hasta la laguna Wullakara también<br />

afecta a las crías de las llamas que no pueden pasar. el desánimo de los ganaderos<br />

es evidente, a diario ven morir a sus animales ya sea por falta de agua, por<br />

la lejanía de los campos de pastoreo o porque las movilidades que van a gran<br />

velocidad embisten a las llamas.<br />

La ilusión de acceder a mejores condiciones de vida se esfuma y se ven impotentes<br />

por no poder revertir una situación que les pintaron diferente. Una vecina del<br />

nuevo pueblo de san Cristóbal manifestaba “antes teníamos lo necesario para<br />

vivir de nuestro ganado, no éramos ricos pero si felices y disfrutábamos de paz y<br />

tranquilidad, hoy las cosas han cambiado, perdemos nuestros animales, las casas<br />

son frías, no tenemos agua, nos quieren despojar de nuestras áreas de pastoreo y<br />

lo peor, ya no tenemos la felicidad y la paz que antes teníamos”.<br />

todos estos aspectos nos muestran que san Cristóbal, más que beneficios ocasiona<br />

daños irreversibles por tratarse de un ecosistema muy frágil, poniendo en riesgo<br />

la vida en una zona extensa del territorio nacional, lo que obligará a sus habitantes<br />

a migrar hacia otros lugares, debiendo cambiar drásticamente sus hábitos de<br />

vida.<br />

Bibliografía<br />

CedLA 2007.. Entre la Riqueza y la Tragedia, San Cristóbal el gran negocio minero.<br />

Alerta Laboral nº 48<br />

FOBOmAde. Agua y Recurso Hídrico en el sudoeste de Potosí.<br />

msC 2002 Boletín informativo Minera San Cristóbal, año 1, nº 1, campamento toldos,<br />

Potosí, julio 2002.


Contaminación minera en la Cuenca san Juan de sora sora<br />

LA CuENCA SAN JuAN <strong>DE</strong> SORA SORA<br />

por Silvana Lafuente Tito<br />

La cuenca san Juan de sora sora se ubica en las provincias Pantaleón dalence,<br />

Cercado y Poopó del departamento de Oruro, se forma principalmente por los<br />

ríos santa Fe y el río Huanuni, cuyos cauces discurren de forma paralela hasta<br />

confluir y juntos formar el río san Juan de sora sora, que aguas abajo se une al río<br />

desaguadero para finalmente desembocar en el lago Poopó. (ver gráfico).<br />

Fuente: Plan de Acción Ambiental de Oruro (PAAdO), 2005<br />

en la memoria de las comunidades asentadas a lo largo de sus riberas, se cuenta<br />

que en alguna época, muchos años atrás, sus aguas eran cristalinas e incluso<br />

podían verse peces nativos como el k’arachi. Una imagen muy difícil de visualizar<br />

en el pensamiento para cualquiera que en la actualidad recorra el curso de sus<br />

aguas coloridas (a momentos plomizo, otros ratos amarillo y en otros rojo), con un<br />

olor penetrante a sulfuros.<br />

PRINCIPALES PROBLEMAS <strong>AMBIENTAL</strong>ES <strong>DE</strong> LA CuENCA<br />

<strong>DE</strong>SCARGAS <strong>DE</strong> AGuAS áCIDAS y COLAS EN EL RíO huANuNI<br />

el río Huanuni nace en las vertientes de la población de Bombo y recorre 55 km<br />

hasta desembocar en el río san Juan de sora sora, con un caudal promedio de<br />

0,21 m 3 /seg a 0,32 m 3 /seg. de un estudio realizado por la prefectura de Oruro se<br />

concluye que las aguas de la vertiente tienen un pH de 7,9 a 8,3, lo que indica que<br />

son ligeramente alcalinas, lo que hace a estas aguas aptas para riego.<br />

Aguas abajo, al llegar a la población de Huanuni, estas aguas se contaminan con<br />

los residuos que se vierten de la mina y la misma población urbana, convirtiendo<br />

35


36<br />

sus aguas en ácidas, con un pH de 3 a 4, lo que las hace no aptas para riego. Producto<br />

de la descarga de aguas de mina, la concentración de metales pesados es<br />

alta, por ejemplo la del cadmio con una concentración de 1,79 mg/l, del arsénico<br />

con 0,135 mg/l y del plomo con 0,095 mg/l; las mismas que están por encima de<br />

los limites permisibles.<br />

La descarga de las colas generadas en el proceso de concentración de minerales<br />

del ingenio de la empresa Huanuni es otro grave problema. se calcula que hasta<br />

el año 1996 se habría descargado en total 3.180.000 toneladas de colas, siendo<br />

los principales receptores de esta descarga indiscriminada el río Huanuni y el río<br />

san Juan de sora sora. 25<br />

Cuadro 1. Inventario de desechos minerales<br />

en el río huanuni<br />

Tipo de residuo<br />

Área cubierta con<br />

residuos (ha)<br />

Toneladas de<br />

colas<br />

Colas 41 3.180.000<br />

Colas en lecho<br />

de ríos<br />

2.650 48.000<br />

Fuente: Proyecto Piloto Oruro (PPO), 1996<br />

en el cuadro 1 podemos observar que el área que cubren las colas a lo largo del<br />

río Huanuni y san Juan de sora sora es de 2.650 ha, lo que implica que todo este<br />

territorio es suelo contaminado y por lo tanto improductivo. estas colas de la planta<br />

concentradora son del tipo gravimétricas, arenosas principalmente: contienen<br />

90% de cuarzo, 8% de jarosita y turmalina y 2% de casiterita 26 .<br />

Los residuos que se produjeron desde 100 años atrás, según el estudio realizado<br />

por el Proyecto Piloto Oruro (PPO) alcanzan a 657.000 toneladas de desmontes<br />

mineros, los que se han acumulando poco a poco y constituyen inmensos pasivos<br />

ambientales. el principal problema de estos residuos es la generación del drenaje<br />

ácido de roca (dAr), más conocido como el agua de “copajira”, que en la época<br />

de lluvia llega directamente al río.<br />

LOS IMPACTOS EN EL RíO SAN JuAN <strong>DE</strong> SORA SORA<br />

en el río san Juan de sora sora, confluyen las aguas que bajan por el río santa Fe,<br />

que pasan por el centro minero del mismo nombre y por morococala, otro centro<br />

minero de la región, juntándose con el río Huanuni, cuyas características han sido<br />

descritas en el inciso anterior.<br />

el río arrastra grandes cantidades de piedra de río y arena gruesa, provocando<br />

una erosión hídrica en las riberas. su caudal varía de 0,75 m 3 /seg a 1,38 m 3 /seg y<br />

el pH medido es de 2,9, lo que hace que sus aguas sean extremadamente ácidas<br />

y no aptas para riego y menos para el consumo humano.<br />

en el cuadro 2 se ve que los elementos que sobrepasan los límites permisibles en<br />

el río san Juan de sora sora, son el hierro con 15,6 mg/l, el cadmio con 0,42 mg/l<br />

y el zinc con 29,8 mg/l. Por las características de las descargas que arrastra el río<br />

Huanuni, principalmente por la concentración en metales pesados, expresadas<br />

25 Anexo 4, Plan de Acción Ambiental de Oruro 2005.<br />

26 Proyecto Piloto Oruro 1996.


en un pH ácido, el agua de este río no es potable y constituye una fuente de riesgo<br />

para la salud de la población que en tiempos ancestrales se abastecían de<br />

estas aguas.<br />

Cuadro 2. Análisis del agua en el río San Juan Sora Sora<br />

Parámetros Unidades<br />

Río San Juan de<br />

Sora Sora*<br />

Gestión 2005<br />

(agua de un<br />

abrevadero)<br />

pH 2,9 3,86 6 a 9<br />

Conductividad mS/cm 1855 1756<br />

Sólidos disueltos mg/l 1430 1767 1500<br />

Arsénico mg/l 0,003 0,023 0,05<br />

Cadmio mg/l 0,42 --- 0,005<br />

Calcio mg/l 157,0 --- 300<br />

Hierro mg/l 15,6 66,98 1,0<br />

Magnesio mg/l 55,4 --- 150<br />

Manganeso mg/l 16,99 --- 1,0<br />

Sodio mg/l 36 --- 200<br />

Plomo mg/l < 0,03 0,08 0,05<br />

Estaño mg/l < 1 < 0,03 2,0<br />

Zinc mg/l 29,8 27,34 0,50<br />

Limites<br />

Permisibles**<br />

Fuente: informe técnico de la secretaría departamental de recursos naturales y medio Ambiente, de septiembre<br />

del 2006.<br />

* el muestreo se realizó en la comunidad de Kochi Piacala.<br />

** valores máximos Admisibles de parámetros en cuerpos receptores, según reglamento en Contaminación Hídrica.<br />

ACuMuLACIóN <strong>DE</strong> SEDIMENTOS<br />

desde la confluencia de los ríos Huanuni y santa Fe hasta el río desaguadero, se<br />

presenta una intensa salinización en los suelos, con costras salinas, que son más<br />

evidentes en las comunidades de abajo como Karavi, Kochi Piacala y Kochi iswaya<br />

Pampa.<br />

Por la misma geografía de la zona, los sedimentos son arrastrados a estas comunidades,<br />

alcanzando espesores próximos a un centímetro; debajo de los cuales<br />

yacen superpuestos sedimentos (de hasta 1,4 metros) de residuos mineros acarreados<br />

por el río durante toda la historia minera de la región, constituyéndose<br />

toda la cuenca, a decir de los habitantes, en el dique de colas de las operaciones<br />

mineras del sector.<br />

Algo que disminuiría en gran cantidad la acumulación de estos sedimentos es la<br />

construcción del dique de colas de la empresa minera Huanuni, que por problemas<br />

sociales, que COmiBOL no puede resolver desde el año 2006 hasta ahora, no<br />

se construye a pesar de tener un proyecto a diseño final.<br />

CONSECuENCIAS <strong>DE</strong> LA CONTAMINACIóN<br />

La degradación de ecosistemas terrestres es parte de las consecuencias que genera<br />

la elevada contaminación del río Huanuni y el río san Juan de sora sora, debido<br />

a la crecida en épocas de lluvia, que llega a la cubierta vegetal de sus riveras.<br />

Las descargas líquidas de las operaciones mineras en los sectores de Huanuni<br />

y santa Fe, inundan la planicie aluvial en época de lluvia, depositando sedimentos<br />

con contenidos inorgánicos que sobrepasan los límites permisibles, tal como<br />

37


38<br />

evidencian los resultados de laboratorio de una muestra de agua tomada de un<br />

abrevadero en la gestión 2005 (ver cuadro 2), traduciéndose finalmente en el deterioro<br />

ambiental de aguas, suelos y vegetales.<br />

el producto de esto es la acelerada erosión y salinización de los suelos. todos estos<br />

efectos generan una disminución de la capacidad productiva de los suelos de las<br />

comunidades que habitan en las riberas del río.<br />

EL RETO <strong>DE</strong> uNA NuEvA MINERíA ESTATAL RESPETANDO EL MEDIO AMBIENTE<br />

después del enfrentamiento de octubre de 2006 entre asalariados y cooperativistas<br />

de Huanuni, a raíz de la pugna por los yacimientos de estaño, el gobierno<br />

asumió el reto de la nacionalización del yacimiento, invirtiendo aproximadamente<br />

10 millones de dólares y contratando cinco mil trabajadores, demostrando así su<br />

voluntad de implementar políticas mineras para el desarrollo del país.<br />

el 25 de febrero de 2005 se promulgó la Ley de la república nº 2994, donde se<br />

declara de Prioridad nacional la remediación ambiental del río Huanuni. Ahora el<br />

reto del gobierno es demostrar que se puede realizar minería con responsabilidad<br />

y respetando las leyes de medio ambiente. Por ello es urgente implantar políticas<br />

ambientales que respondan a las necesidades de las comunidades afectadas<br />

por la contaminación y el pueblo en general; lo que incluye que la COmiBOL implemente<br />

un plan de manejo de residuos sólidos mineros en todas las minas que<br />

operaron antes de la relocalización, como santa Fe, Japo, morococala, san José,<br />

etc. que todavía están en operación. entre ellas debe encontrarse la empresa minera<br />

Huanuni, donde yacen grandes volúmenes de pasivos ambientales mineros.<br />

también es necesario un plan de mitigación de las aguas ácidas generadas por<br />

estos residuos, debido a que en la época de lluvia, el impacto de estas aguas a las<br />

comunidades que viven de la agricultura, genera grandes pérdidas económicas.<br />

Bibliografía<br />

ministerio de desarrollo sostenible y medio Ambiente, secretaría nacional de minería,<br />

1996. Proyecto piloto Oruro, Plan de Gestión Ambiental.<br />

ministerio de desarrollo sostenible y medio Ambiente, secretaría nacional de minería,<br />

1996. Proyecto piloto Oruro, Depósito de colas minerales en el área<br />

del PPO.<br />

montoya, J.C. y otros, 2005. Gestión Ambiental del departamento de Oruro, Prefectura<br />

del departamento de Oruro – dirección departamental de recursos<br />

naturales y medio Ambiente.<br />

Prefectura del departamento de Oruro, 2005. secretaría departamental de recursos<br />

naturales y medio Ambiente, Informe Técnico de Inspección Ambiental.


Capítulo 2<br />

La actividad hidrocarburífera<br />

y sus impactos ambientales<br />

hISTORIA <strong>DE</strong>L SECTOR hIDROCARBuROS<br />

por José Ricardo Coello de la Zerda<br />

La actividad hidrocarburífera en Bolivia se inició a principios del siglo 20 con las<br />

intervenciones de empresas transnacionales como la standard Oil, nacionalizada<br />

en 1936 durante el gobierno de david toro - año en el que se promovió la creación<br />

de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB - y la Gulf Oil Company, nacionalizada<br />

en 1969 durante el gobierno de Alfredo Ovando Candia, hasta llegar a<br />

la reciente nacionalización petrolera del actual gobierno, luego de 10 años de<br />

“capitalización” de las empresas del estado por parte del ex-presidente Gonzalo<br />

sánchez de Lozada 1 , y la posterior refundación de YPFB a través de la Ley de Hidrocarburos<br />

nº 3058 de mayo de 2005.<br />

Los repetidos procesos de nacionalización ocurridos en el pasado dejan entrever<br />

claramente una pugna histórica en pos de lograr mayores ingresos por concepto<br />

de regalías. durante varias décadas de vida de YPFB, desde su fundación en 1936<br />

hasta su capitalización en 1996, la cadena hidrocarburífera estuvo bajo el control<br />

del estado boliviano en las diferentes fases, desde la exploración y explotación de<br />

hidrocarburos (upstream) hasta las actividades posteriores de la cadena (downstream):<br />

refinación, industrialización, almacenaje y transporte, y finalmente la exportación.<br />

estas actividades han permitido financiar el gasto público mediante la<br />

transferencia obligatoria de hasta el 65% de los ingresos de YPFB, en detrimento<br />

de la propia empresa estatal, dejándola sin fondos para la exploración de nuevos<br />

yacimientos, explotación de los existentes y mejora de los procesos de transporte<br />

y comunicación.<br />

Con las leyes de Capitalización en 1994 y la de Hidrocarburos nº 1689 de 1996, se<br />

pasó drásticamente de una visión de economía estatal a una de total privatización,<br />

otorgando además a través del decreto supremo 24806 el derecho de propiedad<br />

de la producción en boca de pozo al titular de la concesión, cediendo de<br />

este modo la propiedad de los yacimientos hidrocarburíferos desde el momento<br />

que afloran a la superficie. 2<br />

1 La capitalización consiste en una privatización parcial y diferida en el tiempo, por la cual<br />

los bolivianos (y no el estado) son propietarios del 49% de las acciones, que son administradas<br />

por los Fondos de Pensiones.<br />

2 Algunos alegaron que los contratos de riesgo compartido (CrC) son inconstitucionales<br />

porque ceden la propiedad de la producción. sin embargo, el tribunal Constitucional, a<br />

través de la sentencia constitucional 114/2003 del 5 de diciembre de 2003, ha establecido<br />

la constitucionalidad de esos CrC frente al art. 139 de la CPe (nota de los editores).<br />

39


40<br />

hitos históricos en el sector hidrocarburos<br />

1936: Creación de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos<br />

en el Gobierno del General david toro.<br />

1937: Primera nacionalización de hidrocarburos con caducidad de concesión y<br />

expropiación de la standard Oil.<br />

1942: Bolivia suscribe con eeUU un compromiso mediante el cual la standard Oil<br />

recibiría 1.700.000 dólares como indemnización, a cambio de informes y<br />

documentos de la empresa. el Gobierno tuvo que convencer a diversos<br />

sectores de la importancia de pagar esa suma a cambio de la compra<br />

de minerales por parte de estados Unidos.<br />

1956: Aprobación del Código Petrolero (conocido también como Código davemport)<br />

en el que se establecía un régimen de regalías del 18% para<br />

Bolivia. Como resultado de los beneficios que este Código otorgaba a las<br />

empresas transnacionales, catorce compañías norteamericanas ingresaron<br />

al país de manera inmediata, entre las que se encontraba la Gulf Oil<br />

Company.<br />

1969: durante el gobierno de Alfredo Ovando Candia, se produjo la nacionalización<br />

de la Gulf Oil, mediante un decreto Ley que fue impulsado por<br />

marcelo Quiroga santa Cruz, entonces ministro de minas y Petróleo. el responsable<br />

del control y toma de los campos de la petrolera fue el general<br />

Juan José torres.<br />

1990: Promulgación de la Ley de Hidrocarburos nº 1194, durante la presidencia<br />

de Jaime Paz Zamora, en la que se suscribía con las empresas extranjeras,<br />

también llamadas “contratistas”, contratos de operación o de asociación<br />

para la exploración y explotación petrolera. Las empresas tenían el derecho<br />

de disponer libremente el 50% de la producción; y la comercialización<br />

y transporte se realizaban respetando los acuerdos suscritos con<br />

YPFB, propietaria de los ductos.<br />

1992: Bolivia condona a la Argentina 300 millones de dólares provenientes de<br />

facturas pendientes de pago por la exportación de gas. A cambio, el<br />

vecino país cancelaba una deuda de 800 millones de dólares originada,<br />

principalmente, en el gobierno dictatorial de Luís García meza.<br />

1996: Ley de Hidrocarburos nº 1689 promulgada durante la presidencia de<br />

Gonzalo sánchez de Lozada, vigente hasta mayo del año 2005, con un<br />

régimen de regalías del 18% para Bolivia, al amparo de la Ley de Capitalización<br />

nº 1544 del año 1994. esta ley favorece a las empresas transnacionales<br />

en desmedro de YPFB, que queda prácticamente excluida de la<br />

cadena hidrocarburífera, determinando que la propiedad de la producción<br />

de líquidos y gas, en términos finales, le corresponde a las empresas<br />

transnacionales.<br />

Capitalización de YPFB con la creación de tres unidades:<br />

1) Unidad de exploración y Producción: empresa Petrolera CHACO,<br />

adjudicada a Petroleum Company y Amoco Bolivian (valor de capitalización<br />

306.667.001 U$);<br />

2) Unidad de exploración y Producción: empresa Petrolera AndinA,<br />

adjudicada a empresa Petrolera Andina (valor de capitalización<br />

264.777.021 U$);


3) Unidad de transporte: transredes transporte de Hidrocarburos, adjudicada<br />

a enrOn transportadora, Bolivia shell y Overseas Holding<br />

Ltda (valor de capitalización 263.500.000 U$; total: 834.944.022 U$).<br />

A dos meses de promulgada la Ley de Hidrocarburos nº 1689 se aprueba<br />

la Ley nº 1731 para efectuar un cambio sustantivo en la primera. este<br />

cambio consiste en redefinir los campos “existentes” de manera que sólo<br />

quedaran bajo esa denominación y en esa calidad, las reservas probadas<br />

que están en producción; a su vez, las reservas probables en producción<br />

pasan a considerarse como hidrocarburos “nuevos”. esta decisión se<br />

aplicó principalmente a los campos san Alberto y san Antonio que fueron<br />

considerados como hidrocarburos “nuevos”. este sustancial cambio<br />

de clasificación de campos, una decisión eminentemente política, tuvo<br />

implicaciones significativas en el sistema tributario, que afectó al país y<br />

favoreció a la empresa brasileña Petrobras.<br />

1997: se promulga el ds 24806 que autoriza a las empresas extranjeras comercializar<br />

y exportar hidrocarburos. se aprueba cuatro modelos de contrato<br />

de riesgo compartido y se establece en su tercera cláusula que las empresas<br />

petroleras adquieren el derecho de propiedad de la producción<br />

que obtengan en boca de pozo, siendo el estado propietario de las reservas<br />

sólo cuando se encuentran bajo tierra, disposición que va en contraposición<br />

del art. 139 de la CPe. 1<br />

2002: A consecuencia de la implementación de la Ley de Hidrocarburos nº 1689,<br />

proliferan los contratos de riesgo compartido entre YPFB y las empresas<br />

petroleras extranjeras para las fases de exploración y explotación, hasta<br />

llegar, en diciembre de dicho año, a 79 contratos de riesgo compartido,<br />

con 35 bloques para exploración y explotación (4.049.426 ha, equivalentes<br />

a 40.494 km 2 ) y 44 campos de explotación (289.087 ha, es decir 2.891<br />

km 2 ).<br />

2003: se produce una convulsión social de gran magnitud, en octubre de dicho<br />

año, conocida como la “guerra del gas”, que provoca decenas de<br />

muertes y produce la renuncia y posterior huida del presidente Gonzalo<br />

sánchez de Lozada a eeUU.<br />

el 17 de octubre, Carlos mesa Gisbert asume la presidencia con la promesa<br />

de modificar la Ley de Hidrocarburos nº 1689 y convocar a un referéndum<br />

vinculante sobre el destino de las reservas de gas natural.<br />

2004: el primero de febrero el presidente mesa anuncia la derogación del decreto<br />

supremo nº 24806, que entregaba la propiedad de los hidrocarburos<br />

en boca de pozo a las transnacionales.<br />

el 18 de julio se lleva a cabo el referéndum vinculante que expresa la decisión<br />

del pueblo boliviano en materia de hidrocarburos.<br />

2005: en fecha 17 de mayo de 2005, se promulga una nueva Ley de Hidrocarburos<br />

(Ley nº 3058), que establece entre otros aspectos: i) nuevas disposiciones<br />

relacionadas con la propiedad de los hidrocarburos, coincidentes<br />

con la CPe; ii) la refundación de YPFB; iii) un nuevo régimen económico e<br />

impositivo, mucho más justo que el anterior; iv) las políticas hidrocarburíferas<br />

y los principios rectores; v) el cambio obligatorio de las concesiones<br />

para exploración y explotación en contratos de servicio, bajo tres modalidades:<br />

producción compartida, operación y asociación; vi) la exportación/<br />

industrialización del gas y promoción de su uso masivo; vii) derechos<br />

41


42<br />

a la consulta y participación de los pueblos campesinos, indígenas y originarios<br />

de manera previa, obligatoria y oportuna; viii) establecimiento de<br />

restricciones, condicionamientos y exigencias en Áreas Protegidas, sitios<br />

sagrados y otras áreas de valor natural y cultural, incorporando la evaluación<br />

Ambiental estratégica como requisito previo a la autorización o concesión<br />

para el análisis de su viabilidad, en el marco del desarrollo integral<br />

nacional sustentable; ix) la conformación de Comités de monitoreo socio<br />

– Ambiental y disposición de recursos para la fiscalización (con 0,5% de la<br />

inversión hidrocarburífera); y x) disposiciones para el establecimiento de<br />

Áreas reservadas a favor de YPFB.<br />

en fecha 24 de noviembre, se promulga el ds 28467, en el gobierno de<br />

eduardo rodríguez veltzé, a través del cual se reservan a favor de YPFB<br />

once áreas de interés hidrocarburífero, cuatro de las cuales se encuentran<br />

al interior de Áreas Protegidas: i) Bloque madre de dios en la reserva<br />

manuripi (500.000 ha); ii) Bloque madidi en el Parque del mismo nombre<br />

(242.500 ha); iii) Bloque sécure en la reserva isiboro sécure (723.495 ha);<br />

iv) Bloque Aguaragüe en el Parque Aguaragüe (114.375 ha).<br />

2007: se promulgan varios decretos supremos para implementar la Ley de Hidrocarburos<br />

nº 3058, entre los que se encuentran: i) reglamento de transporte<br />

de hidrocarburos por ductos, ds 29018 del 31-01-07; ii) reglamento<br />

de consulta y participación para actividades hidrocarburíferas, ds 29033<br />

del 16-02-07; iii) reglamento de monitoreo socio-ambiental en actividades<br />

hidrocarburíferas dentro de tCOs y comunidades campesinas, ds 29103<br />

del 23-04-07; iv) disposiciones y procedimientos para procesos de consulta<br />

pública y participación de pueblos indígenas originarios y comunidades<br />

campesinas frente a actividades de hidrocarburos, ds 29124 del 09-05-<br />

07; v) reglamento de áreas reservadas a favor de YPFB, ds 29130 del 13-<br />

05-07, que adiciona 10 bloques a los 11 anteriormente reservados por el<br />

ds 28466. se observa que además de los anteriormente nombrados, se<br />

encuentra vinculado con Áreas Protegidas el Bloque sanandita, en el<br />

Parque Aguaragüe (11.875 ha adicionales, en tarija). dentro del Bloque<br />

Aguaragüe se discriminan además las zonas “norte” con 53.500 ha (en<br />

Chuquisaca y santa Cruz, fuera del Parque Aguaragüe), “Centro” con<br />

49.125 ha (en tarija, dentro el Parque Aguaragüe), “sur A” con 29.375 ha<br />

(en tarija, dentro del Parque Aguaragüe) y “sur B” con 14.375 ha (en tarija,<br />

dentro del Parque Aguaragüe); haciendo un total de 5.757.202 ha reservadas<br />

para YPFB en el territorio nacional.<br />

en fecha 11 de julio, a través de ds 29189, se autoriza la conformación<br />

de una sociedad económica mixta entre YPFB y PdvsA Bolivia sA, para<br />

el desarrollo de actividades de exploración en búsqueda de yacimientos<br />

de hidrocarburos y explotación de los mismos, con una participación estatal<br />

mayoritaria constituida por un paquete accionario a favor de YPFB<br />

del 60%.<br />

el 9 de agosto, se promulga el ds 29226 sobre nuevas áreas reservadas<br />

para YPFB en anexo al ds 29130 del 13-05-07. en este nuevo decreto se<br />

reservan 33 áreas de interés hidrocarburífero, de las cuales surge como<br />

nueva el Bloque tuichi norte bajo operador de rePsOL – YPF en el Parque<br />

madidi, con una superficie de 50.000 ha.


Organización actual del sector hidrocarburos<br />

POLíTICA SECTORIAL y PRINCIPIOS GENERALES<br />

Los lineamientos políticos en la Ley de Hidrocarburos nº 3058 establecen que el estado,<br />

a través de sus órganos competentes, en ejercicio y resguardo de su soberanía,<br />

establecerá la política hidrocarburífera del país en todos sus ámbitos, definiendo<br />

así claramente quién establece la política sectorial y bajo qué condiciones.<br />

en primer lugar, el aprovechamiento de hidrocarburos deberá promover el desarrollo<br />

integral, sustentable y equitativo del país, lo que implica:<br />

en lo integral, se buscará el bienestar de la sociedad en su conjunto; se puede<br />

entender como el mejoramiento de la calidad y condiciones de vida de la población<br />

en su conjunto (obviamente priorizando a los grupos más vulnerables),<br />

para “vivir bien” (nuevo concepto de desarrollo nacional), en armonía con la<br />

naturaleza (en equilibrio con lo que nos rodea), y en reciprocidad continua<br />

entre pueblos y comunidades (respetando la diversidad e identidad cultural).<br />

en lo sustentable, se buscará el desarrollo equilibrado con el medio ambiente,<br />

resguardando los derechos de los pueblos. esta política pretende armonizar<br />

el desarrollo de la actividad hidrocarburífera en el territorio nacional, en empatía<br />

con la conservación del patrimonio natural y cultural del país, presente<br />

en Áreas Protegidas, territorios Comunitarios de Origen, entre otros, reto que<br />

corresponde encarar entre todos los bolivianos.<br />

en lo equitativo, se buscará el mayor beneficio para el país, incentivando la<br />

inversión, otorgando seguridad jurídica y generando condiciones favorables<br />

para el desarrollo del sector. el mayor beneficio para el país debe ser entendido<br />

no sólo en términos monetarios sino también de forma “integral” y “sustentable”,<br />

en cumplimiento con las disposiciones anteriores, bajo los principios<br />

del desarrollo sostenible, en ejercicio y resguardo de su soberanía y en cumplimiento<br />

de sus objetivos de política interna y externa.<br />

Adicionalmente, el aprovechamiento de los hidrocarburos deberá garantizar el<br />

aprovisionamiento de hidrocarburos al mercado interno, en cumplimiento con el<br />

Principio de Continuidad, incentivar la expansión del consumo en todos los sectores<br />

de la sociedad a fin de mejorar la calidad de vida de los bolivianos, dinamizar<br />

la base productiva y elevar la competitividad de la economía nacional; 3<br />

desarrollar su industrialización en el territorio nacional para lograr un mayor valor<br />

agregado y beneficio para el país, en cumplimiento con el referéndum del 18 de<br />

julio de 2004; y finalmente promover la exportación de excedentes en condiciones<br />

que favorezcan los intereses del estado y el logro de sus objetivos de política<br />

interna y externa en cumplimiento del mismo referéndum, que establece al gas<br />

natural como recurso estratégico para lograr una salida útil y soberana al Océano<br />

Pacífico.<br />

Finalmente, los planes, programas y actividades del sector de hidrocarburos serán<br />

enmarcados en los principios del desarrollo sostenible, dándose cumplimiento a<br />

3 según el Art. 7 de la Ley nº 3058.<br />

43


44<br />

las disposiciones establecidas en el Artículo 171 de la Constitución Política del estado,<br />

La Ley del medio Ambiente y la Ley nº 1257, de 11 de julio de 1991, que ratifica<br />

el Convenio nº 169 de la Oit y reglamentos conexos.<br />

ORGANIzACIóN INSTITuCIONAL <strong>DE</strong>L SECTOR hIDROCARBuROS<br />

La Ley de Hidrocarburos nº 3058 define una Autoridad Competente y un ente<br />

regulador. La Autoridad Competente es el ministerio de Hidrocarburos, que elabora,<br />

promueve y supervisa (evalúa y controla) las políticas estatales en materia<br />

de hidrocarburos; norma y supervisa el cumplimiento de las disposiciones legales;<br />

determina el precio de los hidrocarburos; establece la política de precios y la política<br />

de exportación, entre otras atribuciones establecidas por Ley.<br />

el ente regulador es la superintendencia de Hidrocarburos, que se encarga de<br />

regular las actividades de transporte, refinación, comercialización de productos<br />

derivados y distribución de gas natural por redes, protege los derechos de los consumidores,<br />

otorga concesiones, licencias y autorizaciones, da permisos para la<br />

exportación de hidrocarburos, autoriza la importación de hidrocarburos, lleva un<br />

registro nacional de las personas individuales y colectivas que realicen actividades<br />

hidrocarburíferas, aprueba tarifas y fija precios, vela por el cumplimiento de<br />

los derechos y obligaciones de las entidades sujetas a su competencia, requiere<br />

información, datos, contratos y otros que considere necesario, aplica sanciones<br />

económicas y técnicas administrativas, entre otras.<br />

ACTIvIDA<strong>DE</strong>S hIDROCARBuRíFERAS<br />

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se refunda como empresa autárquica<br />

de derecho público, bajo la tuición del ministerio de Hidrocarburos; es constituida<br />

por un directorio, un Presidente ejecutivo y dos vicepresidencias (una de<br />

Administración y Fiscalización y la otra Operativa). YPFB se encarga de negociar<br />

y administrar los contratos petroleros; fiscalizar las actividades de exploración y<br />

explotación, fiscalizar la producción de hidrocarburos en calidad y volumen para<br />

efectos impositivos, regalías y participaciones; administrar el Centro nacional de<br />

información Hidrocarburífera (CniH); operar y/o participar en todas las actividades<br />

de la cadena productiva por sí o mediante conformación de sociedades; y<br />

negociar la conformación de sociedades de economía mixta, entre otros.<br />

Clasificación de las actividades del sector<br />

según la Ley nº 3058, las actividades hidrocarburíferas se clasifican en:<br />

Exploración. se entiende por exploración el reconocimiento geológico de<br />

superficie, levantamientos aerofotogramétricos, topográficos, gravimétricos,<br />

magnetométricos, sismológicos, geoquímicas, perforación de pozos y<br />

cualquier otro trabajo tendente a determinar la existencia de hidrocarburos<br />

en un área o zona geográfica.<br />

Explotación. se entiende por explotación, la perforación de pozos de<br />

desarrollo y de producción, tendido de líneas de recolección, construcción<br />

e instalación de plantas de almacenaje, de procesamiento y separación de<br />

líquidos y licuables, de recuperación primaria, secundaria y mejorada y toda<br />

otra actividad en el suelo y en subsuelo dedicada a la producción, separación,<br />

procesamiento, compresión y almacenaje de hidrocarburos.


Refinación e industrialización. refinación se refiere a los procesos que<br />

convierten el petróleo en productos denominados carburantes, combustibles,<br />

lubricantes, grasas, parafinas, asfaltos, solventes, gas licuado de petróleo (GLP)<br />

y los subproductos y productos intermedios que generan dichos procesos. La<br />

industrialización comprende las actividades de transformación química de<br />

los hidrocarburos y los procesos industriales y termoeléctricos que tienen por<br />

finalidad añadir valor agregado al gas natural: petroquímica, transformación<br />

de gas a líquidos (GtL), producción de fertilizantes, urea, amonio, metanol y<br />

otros.<br />

Transporte y almacenaje. transporte es la actividad de trasladar hidrocarburos,<br />

productos refinados de petróleo y GLP de un lugar a otro por medio de ductos,<br />

utilizando instalaciones complementarias. se excluye de esta definición<br />

la distribución de gas por redes y líneas de recolección. Almacenaje es la<br />

actividad de acumular hidrocarburos, productos refinados de petróleo y GLP<br />

en tanques estacionarios para su comercialización.<br />

Comercialización. en esta actividad se discrimina la comercialización de<br />

productos resultantes de la explotación (que implica la compra-venta de<br />

petróleo, gas natural, GLP de plantas y otros hidrocarburos, medidos en el punto<br />

de fiscalización) de la comercialización de productos refinados de petróleo e<br />

industrializados (que implica la compra-venta de productos resultantes de los<br />

procesos de refinación de petróleo e industrialización).<br />

Distribución de gas natural por redes. es la actividad de proveer gas natural,<br />

en calidad de servicio público, a los usuarios del área de concesión, además<br />

de construir las redes, administrar y operar el servicio.<br />

Adicionalmente, la Ley nº 3058, en su artículo 33 discrimina de las actividades<br />

hidrocarburíferas los trabajos de reconocimiento superficial, consistentes en<br />

estudios topográficos, geológicos, geofísicos, geoquímicos, prospección<br />

sísmica y perforación de pozos para fines geofísicos, en áreas bajo contrato<br />

o en áreas libres, previo permiso del ministerio de Hidrocarburos, sin conceder<br />

derecho alguno al ejecutante para suscribir contratos hidrocarburíferos.<br />

de acuerdo al Art. 3 del ds 29130, las actividades de exploración y explotación en<br />

las áreas reservadas a favor de YPFB podrán realizarse de manera directa, aprobados<br />

por su directorio sobre la base de la viabilidad técnica, económica y financiera<br />

del proyecto, o en asociación, mediante la conformación de sociedades de<br />

economía mixta – sAm, donde YPFB tenga como mínimo el 50% + 1 de participación<br />

accionaria, y el control de la gestión y administración de la empresa, previa<br />

aprobación del directorio de YPFB; en este último caso se suscribirá un “Contrato<br />

de exploración y explotación de Áreas reservadas”, cuyos aspectos generales<br />

serán establecidos por el ministerio de Hidrocarburos y energía. este contrato, una<br />

vez suscrito, deberá remitirse para su aprobación al Poder Legislativo, en cumplimiento<br />

al Art. 59 de la CPe. Un aspecto importante a considerar es que el citado<br />

contrato deberá establecer que el socio de YPFB deberá transferir tecnología a<br />

favor de la sAm, así como capacitar a su personal y al de YPFB.<br />

Para la exploración y explotación en áreas de contrato, el Poder ejecutivo - mediante<br />

decreto supremo - dividirá el territorio nacional en parcelas para la conformación<br />

de áreas de contrato. Las áreas libres (parceladas) serán adjudicadas<br />

mediante licitación pública internacional, excluyendo las áreas reservadas para<br />

YPFB, tanto en las zonas declaradas tradicionales como no tradicionales.<br />

45


46<br />

Figura 1. áreas de interés hidrocarburífero y áreas Protegidas.<br />

CONCESIONES hICROCARBuRíFERAS y áREAS PROTEGIDAS <strong>DE</strong> BOLIvIA<br />

Figura 2. áreas de Exploración reservadas para yPFB<br />

BLOquES <strong>DE</strong> ExPLORACIóN hIDROCARBuRíFERA RESERvADAS A yPFB, SEGúN D.S. 28467


PROBLEMAS <strong>DE</strong>L SECTOR hIDROCARBuROS EN MATERIA <strong>AMBIENTAL</strong><br />

La historia del sector hidrocarburos en materia ambiental ha dejado mucho que<br />

desear, desde las primeras incursiones petroleras, mostrando falencias y desaciertos<br />

por falta de conocimiento en la materia, ausencia de regulaciones específicas,<br />

escasa participación de los actores sociales y una política sectorial concentrada<br />

casi exclusivamente en aspectos económicos, sin la debida internación de las variables<br />

ambientales, sociales y culturales. Como prueba de lo indicado, persisten<br />

por décadas los impactos y efectos negativos de la actividad petrolera en la zona<br />

tradicional hidrocarburífera, como se detalla a continuación.<br />

PASIvOS <strong>AMBIENTAL</strong>ES EN LA zONA TRADICIONAL hIDROCARBuRíFERA<br />

desde inicios del siglo 20 hasta la década de los años 70, la intensa exploración<br />

sísmica en el sur del país dejó, entre otros impactos ambientales, un entramado de<br />

caminos de más de 500 km de extensión por 5 m a 10 m de ancho en la región del<br />

Chaco boliviano. 4 el aspecto de trilla, visible al presente incluso en imágenes satelitales,<br />

denota la baja resiliencia de los ecosistemas chaqueños, que ha provocado<br />

la erosión de suelos, la activación de arenales y la habilitación de rutas de acceso,<br />

permitiendo asentamientos humanos, tala forestal y cacería, entre otros.<br />

La exploración y explotación hidrocarburífera en la zona tradicional del subandino<br />

sur ha dejado varios campos petroleros abandonados en forma inadecuada, con<br />

pasivos ambientales entre los que se cuentan áreas de pozos antiguos y ductos<br />

que con el tiempo han sufrido deterioro y fracturas, provocando derrames de hidrocarburos<br />

que afectan la calidad del agua, el suelo, los animales domésticos y<br />

silvestres y las poblaciones humanas que habitan en varios sectores de la región. 5<br />

Adicionalmente, la actividad petrolera dejó problemas de erosión cultural y pobreza<br />

en las poblaciones indígenas y campesinas asentadas en las inmediaciones<br />

de los campos, en la misma región del subandino sur, las que no se beneficiaron<br />

del supuesto auge petrolero y cuyas condiciones de vida fueron más bien agravadas<br />

por la contaminación ambiental y la pérdida de fuentes de agua, escasas<br />

en la región.<br />

INCENDIOS<br />

el 2 de octubre de 1999, el Pozo madrejones X-1001 de la empresa Pluspetrol, ubicado<br />

en el Chaco tarijeño, a pocos kilómetros de la frontera argentina, se descontroló<br />

produciendo una importante fuga de gas e incendio que obligó al desplazamiento<br />

de 8 familias campesinas que debieron abandonar sus tierras afectadas<br />

por la contingencia. durante 3 meses y medio, Pluspetrol fue incapaz de apagar<br />

el incendio del pozo. Las llamas, que alcanzaban los 30 metros de altura y 40 de<br />

diámetro incendiaron los bosques de la cercanía. durante este tiempo, la zona<br />

fue acordonada por efectivos militares y se negó el acceso a los pobladores y a<br />

la prensa. tanto el Foro Yacuibeño de medio Ambiente como la Asamblea de derechos<br />

Humanos de Yacuiba, denunciaron la contaminación atmosférica y pérdidas<br />

económicas millonarias por concepto de regalías. Los pobladores exigían<br />

la indemnización por la sequía que ha provocado el incendio a toda la región y<br />

el uso del agua existente en atajados para apagar el incendio. Posteriormente se<br />

4 Actualmente esta práctica de apertura de caminos para la sísmica ha sido ampliamente<br />

mejorada con la simple habilitación de sendas de 1,5 m de ancho, aspecto que coadyuva<br />

a la recuperación natural y asistida de la vegetación afectada.<br />

5 ejemplos: Pozos sanandita X-1, sanandita 31, tucan-9, varios oleoductos de CLHB y transredes<br />

en actual funcionamiento, entre otros.<br />

47


48<br />

realizó una auditoría ambiental para la evaluación de daños para fines de remediación<br />

y compensación respectiva.<br />

IMPACTOS EN áREAS PROTEGIDAS<br />

La empresa Petrobras implementó el Proyecto “Líneas de transferencia Poliducto/<br />

Oleoducto Campo sábalo” (2002-2007) en el Pn-Anmi Aguaragüe, luego de tramitar<br />

la licencia ambiental correspondiente. A fin de resolver problemas técnicos<br />

y evitar impactos ambientales en el Parque nacional, se construyó un túnel de<br />

alto costo por debajo la cota 900 para el paso de los ductos, el que atravesaba<br />

parcialmente la serranía del Aguaragüe en más de 2000 metros, siguiendo posteriormente<br />

los ductos por la Quebrada Los monos (enterrados en su lecho) hasta<br />

salir del área protegida. Como era de esperar, el proyecto generó una importante<br />

cantidad de escombros, los mismos que se dispusieron en buzones para el confinamiento<br />

del material extraído del túnel. durante la etapa de operación, el 2 de<br />

abril de 2006, una fuerte riada generó socavamiento y daños en los ductos enterrados,<br />

con afloramientos y fracturas en varios sectores, provocando el derrame<br />

de los hidrocarburos durante horas hacia las aguas de la quebrada Los monos<br />

y, por intermedio de ésta, al río Pilcomayo. Los daños ambientales no pudieron<br />

ser cuantificados por el efecto del relave y dilución de los hidrocarburos durante<br />

la riada. Actualmente la operación de los ductos ha sido reiniciada y se realizan<br />

obras de protección con mayores márgenes de seguridad al interior de la quebrada.<br />

Las obras de reparación habrían superado los 20 millones de dólares.<br />

en el año 2003, la empresa tOtAL inició el trámite de licencia ambiental para el<br />

“Proyecto de sísmica 3d Bloque XX-tarija Oeste-Bloque Bereti”. el área del proyecto<br />

comprometía alrededor del 40% de la superficie total del Parque nacional<br />

Aguaragüe y un 10% de la superficie total del Área natural de manejo integrado.<br />

La sísmica propuesta era altamente densa con separaciones entre líneas (fuente<br />

y receptoras) de menos de 500 m dentro del Área Protegida, situación que estaría<br />

asociada a la generación de impactos ambientales significativos sobre la fauna<br />

y flora silvestre y a riesgos de desestabilización en laderas de alta pendiente. el<br />

proyecto no obtuvo la licencia ambiental correspondiente.<br />

Foto 1. mortandad de aves por contaminación hidrocarburifera en el río Azero


en 2001 la empresa rePsOL obtuvo licencia para el proyecto “desarrollo Campo<br />

margarita”, procediendo a la construcción de una planta de tratamiento de gas,<br />

dos pozos petroleros y el tendido de ductos (gasoducto/oleoducto) por varias<br />

serranías, incluyendo la serranía de Caipipendi y Aguaragüe. en esta última, no logró<br />

concluir el tendido de ductos 6 debido al requerimiento del sernAP de un análisis<br />

de alternativas que considere la posibilidad de paso por el túnel de Petrobras<br />

construido el año 2002, a fin de evitar impactos en el Parque nacional (encima de<br />

la cota 900). el estudio se realizó en dos oportunidades hasta lograr la definición<br />

de un trazo que cuente con la autorización de las instancias competentes, previo<br />

cumplimiento de la consulta pública respectiva.<br />

Foto 2. Proyecto “Líneas de transferencia gasoducto/oleoducto Campo sábalo a) ductos del Campo sábalo; b)<br />

túnel Aguaragüe; c) Contingencia fractura de oleoducto en fecha 02-04-06; d) Obras de reparación y protección<br />

en octubre 2007.<br />

La empresa CHACO implementó entre 2003 y 2004 el proyecto “Perforación exploratoria<br />

timboy X-1” en el Pn-Anmi Aguaragüe, luego de tramitar la licencia<br />

ambiental correspondiente. el proyecto generó problemas ambientales por la<br />

desestabilización de taludes durante la apertura del camino, provocando daños<br />

en la quebrada timboy y afectando la fuente de agua para la comunidad del<br />

mismo nombre, además del incumplimiento de la licencia ambiental por el desvío<br />

no autorizado del camino, que generó problemas similares. Actualmente dicho<br />

proyecto está sujeto a un proceso de Auditoría Ambiental, aunque se observa un<br />

retraso significativo para su realización debido a problemas administrativos.<br />

6 Hasta la construcción del tramo faltante, rePsOL viene utilizando los ductos de Petrobras<br />

para el transporte de hidrocarburos del Campo margarita (medida temporal).<br />

49


50<br />

Foto 3. Las actividades de explotación y exploración ocasionan impactos de diversa<br />

intensidad y escala<br />

EN LA zONA NO TRADICIONAL hIDROCARBuRíFERA<br />

en la década de los 80 y principios de los 90 se realizaron exploraciones sísmicas<br />

a cargo de varias empresas petroleras en la zona hidrocarburífera no tradicional,<br />

en cientos de kilómetros de extensión, en zonas de alta sensibilidad, sin contar con<br />

los recaudos ambientales respectivos (salvo los estándares de control de calidad<br />

internos), y sin la aceptación de los actores sociales. Los impactos ambientales de<br />

dichos emprendimientos no fueron determinados y se desconocen cuáles pueden<br />

haber sido sus efectos.<br />

entre 1995 y 1996 la empresa tOtAL realizó la perforación del Pozo exploratorio<br />

Yariapó X-1, una perforación exploratoria de alto costo en el entonces Bloque<br />

madidi, al interior del Area natural de manejo integrado del Área Protegida madidi,<br />

con técnicas de intervención que evitaban la construcción de caminos de<br />

acceso, ya que el transporte de materiales se efectuaba enteramente vía aérea<br />

con helicópteros. en el pozo no se encontraron hidrocarburos, procediéndose a<br />

su restauración con algunos problemas por el uso de especies invasoras como el<br />

kutzú, que alteran la composición florística de la zona.


Foto 4. Perforación exploratoria Yariapó X-1 en el Pn-Anmi madidi<br />

en el año 2000, la empresa Andina, concesionaria del Bloque Amboró – Espejos,<br />

gestionó la licencia ambiental para un proyecto de sísmica 2d al interior del<br />

Parque nacional Amboró. no logró la autorización por la instancia competente,<br />

debido al fuerte rechazo de las comunidades y municipios, principalmente de organizaciones<br />

relacionadas a los emprendimientos ecoturísticos en la zona - y a las<br />

observaciones técnicas del sernAP - ya que el proyecto se proponía en zona de<br />

protección estricta dentro de dicho parque. este caso se trata con mayor detalle<br />

en el capítulo correspondiente a Áreas Protegidas.<br />

CONTINGENCIAS <strong>DE</strong>L TRANSPORTE<br />

el 30 de enero del mismo año 2000, se ocasionó uno de los sucesos más funestos<br />

para el medio ambiente del ecosistema del Altiplano. en el sector de sica sica,<br />

se produjo la ruptura del ducto que transportaba petróleo de Bolivia a Chile y se<br />

derramó alrededor de 29.000 barriles de petróleo reconstituido. el responsable de<br />

este incidente fue la empresa transredes. en aquella ocasión, se realizó por primera<br />

vez una Auditoria Ambiental de la contaminación y degradación de recursos<br />

naturales. indudablemente, la ejecución de la auditoria tuvo aciertos y desaciertos,<br />

pero lo ponderable es que se aplicó en alguna medida la Ley de medio Ambiente.<br />

51


52<br />

Situación actual del derrame en Sica Sica<br />

A siete años del incidente, un reporte de CePA (Centro de ecología y Pueblos<br />

andinos) hace un balance de la remediación de los impactos ambientales<br />

causados por la ruptura del ducto e indica lo siguiente:<br />

En lo ambiental:<br />

A la fecha persisten restos de petróleo en el suelo y sedimentos, inclusive en algunas<br />

plantas como la totora. Así se ha podido observar un “efecto sandwich”<br />

en los suelos en la comunidad de thuluta (sector de Chuquiña provincia saucari).<br />

esto ha disminuido el crecimiento de los pastos nativos, especialmente de los<br />

“chijis”. Asimismo comunarios de Kochi Piacala (municipio de el Choro) manifestaron<br />

que en sus terrenos se encuentran aún restos de petróleo, que perjudican<br />

el desarrollo de sus pastos, lo mismo manifiestan comunarios de Huancaroma<br />

quienes han visto disminuidos sus alfares después del derrame de petróleo.<br />

En lo económico:<br />

si bien es cierto que transredes llegó a compensar con aproximadamente 6,5<br />

millones de dólares a los comunarios, la empresa reporta que gastó en todo el<br />

proceso alrededor de 60 millones de dólares; lo que quiere decir que apenas el<br />

10% de lo gastado llegó a los afectados.<br />

transredes nunca llegó a compensar por las enfermedades causadas a los animales,<br />

peor aún por la pérdida de la calidad de agua y suelo. La auditoría<br />

consideró solamente los impactos a corto plazo; no fueron cuantificadas las<br />

consecuencias de la contaminación a largo plazo, evidenciadas en las denuncias<br />

que hasta ahora realizan los comunarios.<br />

En lo social:<br />

referente a lo social, es importante señalar que el derrame influyó en la desarticulación<br />

de la estructura organizativa comunitaria, surgiendo como alternativa<br />

comités de medio ambiente. Lo más preocupante, sin embargo, es que surgieron<br />

conflictos entre comunidades, familias e incluso conflictos al interior de las<br />

unidades familiares (entre hermanos, padres e hijos).<br />

Finalmente, transredes no tuvo una acción efectiva en el tema de la salud. Así,<br />

por ejemplo, la Auditoria Ambiental estableció que la empresa debería efectuar<br />

un monitoreo de salud (exposición) a toda la población que estuvo expuesta<br />

al derrame. esta actividad nunca se realizó. se había sugerido que las<br />

personas expuestas debieran gozar de un seguro de salud de por lo menos 20<br />

años, pagado por la empresa transredes, lo que tampoco se efectivizó.<br />

PROyECTOS ANuLADOS<br />

La empresa Petrobras tramitó en 2002 las licencias ambientales de los Proyectos<br />

de sísmica 2d río Hondo sur y sísmica 2d río Hondo norte, en el Bloque río Hondo<br />

que se sobrepone con la reserva de la Biosfera y territorio indígena Pilón Lajas.<br />

dado que el proyecto de río Hondo norte se encuentra sobre la zona de protección<br />

estricta del área protegida, el sernAP recomendó no otorgar la licencia


ambiental correspondiente, solicitud que fue atendida favorablemente por la Autoridad<br />

Ambiental Competente.<br />

Bloque río Hondo de la empresa Petrobras,<br />

con líneas sísmicas antiguas y propuestas<br />

Implicancias ambientales de la Ley Nº 3058<br />

Con la nueva Ley de Hidrocarburos nº 3058 se busca cubrir varios vacíos y deficiencias<br />

en materia socio - ambiental, es así que se pretende:<br />

1.<br />

2.<br />

mejorar los procesos de participación y consulta principalmente con los<br />

pueblos campesinos, indígenas y originarios, en cumplimiento con lo dispuesto<br />

en el Convenio 169 de la Organización internacional del trabajo<br />

(Oit), ratificado por Ley de la república nº 1257, lográndose avances reglamentarios<br />

a través del decreto supremo nº 29033 del 16 de febrero<br />

de 2007, que trata específicamente sobre consulta y participación para<br />

actividades hidrocarburíferas.<br />

resolver discrepancias acerca de la pertinencia de intervenciones petroleras<br />

en Áreas Protegidas, sitios sagrados y otras áreas de valor natural y<br />

cultural, así como las restricciones, condicionamientos y exigencias para<br />

tal efecto. en este ámbito se valora positivamente la exigencia de evaluaciones<br />

Ambientales estratégicas que permitan realizar análisis integrales<br />

y participativos, para determinar la viabilidad de los emprendimientos<br />

53


54<br />

3.<br />

4.<br />

sectoriales en el marco del desarrollo sustentable, previo al otorgamiento<br />

de concesiones y permisos. este instrumento requiere una reglamentación<br />

específica con participación de todos los actores involucrados bajo la supervisión<br />

de la Autoridad Ambiental Competente y OsC.<br />

Al respecto, cabe aclarar que si bien se han establecido y otorgado<br />

Áreas reservadas a YPFB a través de decretos supremos (ds 29130 del 13<br />

de mayo del 2007; ds 29217 del 2 de agosto de 2007; ds 29226 del 9 de<br />

agosto de 2007) y se ha hecho oficial la autorización de conformación de<br />

una sociedad de economía mixta entre YPFB y PdvsA Bolivia s.A., denominada<br />

“YPFB – Petroandina sAm”, para el desarrollo de actividades de<br />

exploración y explotación, tales disposiciones no privan el cumplimiento<br />

de la Ley de Hidrocarburos en todos los acápites existentes en materia<br />

socio-ambiental.<br />

Fortalecer la fiscalización y monitoreo socio-ambiental a través de los recursos<br />

financieros dispuestos por ley y la organización y coordinación social<br />

e interinstitucional, de acuerdo al nuevo ds 29103 que versa sobre la<br />

materia.<br />

establecer el marco legal y principios rectores de la actividad hidrocarburífera,<br />

donde queda sentada la actuación en el marco del principio<br />

de integralidad, sustentabilidad, equitatividad y precautorio, además de<br />

la obligatoriedad de cumplimiento de la Ley del medio Ambiente y su<br />

reglamentación, el convenio 169 de la Oit y reglamentos conexos, la Ley<br />

Forestal, el régimen especial de Áreas Protegidas y los Convenios internacionales<br />

Ambientales ratificados por el estado en el marco del desarrollo<br />

nacional sustentable.<br />

CONSI<strong>DE</strong>RACIONES FINALES<br />

1. es altamente recomendable que con la refundación de YPFB se cuente con<br />

los recursos económicos necesarios para fortalecer sus unidades socio-ambientales<br />

a fin de hacer efectivas las exigencias establecidas por Ley, además<br />

de atender los problemas causados por la existencia de pasivos ambientales.<br />

2. se recomienda que YPFB integre políticas ambientales y busque mejoras continuas<br />

en procura de lograr certificaciones de calidad (ejemplo: isO 14000) y<br />

el cumplimiento de la norma.<br />

3. es de imperiosa necesidad que se concreten las evaluaciones Ambientales<br />

estratégicas en las áreas de interés hidrocarburífero vinculadas con Áreas Protegidas<br />

y tCOs, garantizando una amplia participación de los actores sociales<br />

e instituciones involucradas.<br />

4. es fundamental hacer efectiva la coordinación interinstitucional e interorganizacional<br />

para optimizar la gestión en materia socio-ambiental.<br />

5. se debe efectivizar la fiscalización y monitoreo socio-ambiental a la brevedad<br />

posible, generando las capacidades técnicas que se requieren para tal efecto.<br />

es importante que los recursos económicos estén disponibles y se dé las<br />

garantías necesarias para que no se desvíen los fondos para otros fines.


6. se requiere lograr el compromiso del sector para el cumplimiento de la Ley<br />

del medio Ambiente nº 1333 y su reglamentación, incluyendo el reglamento<br />

General de Áreas Protegidas, así como la propia Ley de Hidrocarburos nº 3058<br />

y los reglamentos de monitoreo socio-ambiental y consulta pública junto con<br />

las disposiciones del Convenio 169 de la Oit ratificadas por Ley de la república<br />

nº 1257, a fin de garantizar que el sector Hidrocarburos esté enmarcado a la<br />

Política nacional de desarrollo sostenible para “vivir Bien”.<br />

hidrocarburos y calidad ambiental<br />

Las afectaciones a la calidad ambiental provenientes de la explotación<br />

petrolera y gasífera se han derivado principalmente de las actividades de<br />

exploración – explotación, considerando la emisión de contaminantes al aire,<br />

perforación y manejo de lodos y efluentes y el transporte, procesos en general<br />

poco regulados y sin adecuada fiscalización. Las actividades perturbadoras<br />

provienen además de la instalación de helipuertos, piscinas, planchadas,<br />

sendas, ductos, y la construcción de caminos afectando zonas de muy elevada<br />

fragilidad ecológica. Casos concretos se han dado en el territorio indígena y<br />

Parque nacional isiboro securé por acción del rePsOL, o en la serranía de<br />

Aguaragüe por la CHACO y PetrOBrAs, ambas zonas son áreas protegidas.<br />

La contaminación proviene tanto de las sustancias de alto poder contaminante<br />

usadas en la fase de exploración como ser sulfato de bario, bentonitas, ligninas,<br />

lignosulfatos, soda caústica y materiales radiactivos. también proviene de los lodos<br />

de perforación ricos en metales pesados y radiactivos. Por su parte, el petróleo<br />

posee una enorme diversidad de sustancias contaminantes como benceno,<br />

tolueno, xileno, etiltolueno, naftaleno, fluoreno, criseno, pireno, antraceno, etc.,<br />

todas altamente tóxicas y varias de ellas cancerígenas, las cuales pueden ser liberadas<br />

al medio por situaciones de accidente o negligencia. Han sido frecuentes<br />

los eventos de contaminación a cuerpos de agua por escapes en las fases<br />

de perforación o por rebalses de piscinas de lodos. Además en varias ocasiones<br />

han sido liberados al medio a partir de derrames de ductos. Posiblemente el más<br />

crítico se refiere al derrame en el río desaguadero el año 2000.<br />

Las actividades hidrocarburíferas sin el adecuado control por oficinas ambientales<br />

del estado y sin compromiso de las empresas, ocasionan procesos prolongados<br />

de perturbación general de los ecosistemas, que causan daños a la base de<br />

recursos (agua, bosques y fauna) y a los sistemas agropecuarios indígenas y<br />

campesinos. Los derrames o rebalses afectan el suelo, aguas subterráneas y<br />

cultivos, además producen daños a la salud humana y del ganado y afectan<br />

la fauna silvestre. La alta toxicidad de las sustancias liberadas ocasiona un<br />

efecto especialmente fuerte sobre la biodiversidad acuática. en las zonas de<br />

influencia de las operaciones petroleras y gasíferas es frecuente el deterioro<br />

de los ecosistemas (vegetación, recursos hídricos y suelos) en diversos grados<br />

o intensidades. Con frecuencia alarmante se afectan ecosistemas de alta<br />

fragilidad ecológica, se ocasiona el ahuyentamiento de la fauna y se afecta la<br />

base de recursos de las poblaciones locales. Al mismo tiempo, la apertura de<br />

caminos facilita la caza y el corte de madera. Llama la atención que la extensa<br />

región hidrocarburífera del subandino sur de tarija, Chuquisaca y santa Cruz,<br />

se superpone casi en su totalidad a espacios tradicionales indígenas del pueblo<br />

guaraní.<br />

solamente en el departamento de tarija, se han inventariado preliminarmente<br />

un total de 150 pasivos provenientes de la actividad petrolera, los cuales vienen<br />

55


56<br />

generando considerables impactos a los medios acuáticos y la salud poblacional<br />

de las zonas afectadas. en los últimos 10 años se establecieron 84 campos<br />

hidrocarburíferos y gasíferos, de los cuales 43 están en actual producción, con<br />

un total de 382 pozos en explotación. en cuanto a las proyecciones, se espera<br />

en los próximos años una intensa actividad de exploración inclusive fuera de<br />

las zonas tradicionales, vale decir en las zonas subandinas del norte como<br />

madidi, Pilón, isiboro secure, Amboró, etc., con el riesgo de afectación severa<br />

a áreas protegidas de elevada fragilidad ecológica. también se ampliarán las<br />

redes de ductos, con el riesgo latente de desastres como las acaecidas en el<br />

río desaguadero, río monos o el Chapare. A esto se debe sumar la instalación<br />

de plantas de industrialización de gas o petróleo en diversas regiones del país.<br />

si no se toma en serio y con responsabilidad (por el estado y por las empresas)<br />

el tema ambiental y los riesgos, los beneficios para la nación y las regiones<br />

pueden llegar a reducirse ostensiblemente por la acumulación de los daños<br />

ambientales.<br />

tomado de ribera 2007. diagnóstico General del estado Ambiental de Bolivia.<br />

Bibliografía<br />

BP, Chevron, texaco, Conservation international, Fauna y Flora internacional, iUCn,<br />

the nature Conservancy, shell, smithsonian institution, statoil, Centro para el<br />

Liderazgo medioambiental empresarial, 2003. Integrando la Conservación<br />

de la Biodiversidad en el Desarrollo del Petróleo y del Gas - La iniciativa de<br />

energía y biodiversidad (EBI), C.i, Washington.<br />

CeJis 2004. Hidrocarburos, derechos indígenas y medio Ambiente. Centro de estudios<br />

Jurídicos e investigación rural, Cochabamba.<br />

Leroy, J-P. y J. maleaba 2005. Petrobras ¿integración o explotación?, Projeto Brasil<br />

sustentável e democrático y de Fase - Federacao de Orgaos para Asistencia<br />

social e educacional, Org., Bsd - Brasil, 140 p.<br />

Oit 1991. Convenio 169 de la Organización internacional del trabajo, Ley de la<br />

república nº 1257 del 11 de julio de 1991<br />

sernAP 2004. Guía práctica de procedimientos por infracciones administrativas<br />

en Áreas Protegidas, servicio nacional de Áreas Protegidas, Proyecto GeF ii,<br />

La Paz, Agosto 2004.<br />

villegas, C. 2004. Privatización de la industria petrolera en Bolivia - Trayectoria y<br />

efectos tributarios, Cides-UmsA/CedLA/FOBOmAde/diAKOniA/PLUrAL, La<br />

Paz, 2004.<br />

Legislación<br />

Constitución Política del estado, Ley nº 2650, abril 2004<br />

Ley del medio Ambiente nº 1333 del 27 de abril de 1992.<br />

Ley de Hidrocarburos nº 3058, del 17 de mayo de 2005.<br />

reglamento Ambiental del sector Hidrocarburos de la Ley de Hidrocarburos 1689<br />

del 30 de abril de 1996.<br />

reglamento General de Áreas Protegidas, decreto supremo 24781 del 31 de julio<br />

de 1997.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Foto 1: Ase-LidemA<br />

Fotos 2,3,4: J.Coello


Capítulo 3<br />

Otras energías<br />

SITuACIóN GENERAL<br />

por Marco Octavio Ribera Arismendi<br />

Posiblemente la raíz del problema energético en el país es la falta de un tratamiento<br />

estratégico y responsable, pues no existen políticas claras y definidas, todas las<br />

acciones tomadas han sido mayormente improvisadas y coyunturales, haciendo<br />

que la matriz energética sea endeble y difusa. esta matriz en Bolivia se fundamenta<br />

mayoritariamente en la producción y consumo de hidrocarburos y gas para<br />

fines de transporte e industria y la producción de energía eléctrica (termoeléctrica)..<br />

también es parte fundamental de la actual matriz, la producción de energía<br />

hidroeléctrica en plantas y centrales de pequeña y mediana capacidad en algunas<br />

cuencas cordilleranas. Una pequeña unidad generadora en el valle de Zongo<br />

tiene una potencia de 17,5 mW, en tanto que una turbina termoeléctrica (turbina<br />

General electric 6FA GCH) instalada por la empresa Guaracachi el año 2007, tiene<br />

un potencial de 70 mW. 1 Las pequeñas plantas y represas hidroeléctricas en ríos<br />

menores tienen un potencial entre 30 y 70 mW, suficiente para proveer de energía<br />

a ciudades intermedias y pueblos circundantes. 2 La capacidad neta promedio de<br />

generación o de potencia de las principales plantas hidroeléctricas en el país es:<br />

Zongo (COBee) 158 mW, Corani 134 mW, taquesi 81 mW, en tanto que la capacidad<br />

de las termoeléctricas es: Guaracachi 194 mW, Carrasco 101 mW, valle Hermoso<br />

53 mW, Bulo Bulo 40 mW . el consumo doméstico en una ciudad promedio<br />

del país oscila entre 70 y 800 KW hora/mes por familia, mientras que una industria<br />

mediana puede consumir entre 5.000 y más de 10.000 KW hora/mes. 3<br />

La capacidad o potencial total instalado en Bolivia el año 2005 fue de 1.145 mW,<br />

en tanto que la demanda de energía en el sistema interconectado nacional el<br />

2006 alcanzó una potencia máxima de 813 mW (esto es 4.306 GW hora). de acuerdo<br />

a la superintendencia de electricidad, puede avecinarse una suerte de crisis,<br />

debido al crecimiento de la demanda interna, principalmente proveniente de<br />

proyectos mineros; pero sobre todo por la falta de previsión en la implementación<br />

de mayor capacidad o de nuevas plantas hidroeléctricas o termoeléctricas para<br />

la generación de energía eléctrica. 4 esto evidencia que las empresas capitalizadas<br />

no realizaron inversiones significativas en el ramo, salvo posiblemente Guaracachi.<br />

5 Por otra parte, uno de los futuros problemas para el abastecimiento de<br />

electricidad en el país, es que sólo un 40% proviene de hidroeléctricas y el 60% de<br />

termoeléctricas las cuales funcionan con gas, existiendo limitaciones de producción<br />

y abastecimiento por la limitada capacidad de transporte de los ductos. La<br />

escasez de gas el año 2007 ocasionó que algunas industrias grandes (sOBOCe,<br />

san Cristóbal) hayan recurrido a la importación de diesel como alternativa energética.<br />

Por otra parte, menos de un 33% de la población rural cuenta con electricidad,<br />

lo cual implica una gran demanda potencial todavía latente. de cualquier<br />

1 el diario 18/11/07<br />

2 molina 2006<br />

3 La razón, 25/03/07 y 08/07/07<br />

4 www.superele.gov.bo<br />

5 el diario 18/11/07<br />

57


58<br />

forma, Bolivia no ha tenido hasta el momento crisis de escasez y racionamientos<br />

como ha ocurrido en Chile, Argentina o Brasil . 6<br />

Algunas cifras interesantes a nivel mundial<br />

La represa hidroeléctrica más grande del mundo es “tres gargantas” de la<br />

China que tiene una potencia de 24.000 mW, en tanto que la represa itaipú del<br />

Brasil-Paraguay (cataratas iguazu) tiene una potencia instalada de 12.000 mW<br />

(esto equivale a una producción de 93 mil millones de KWhora/año o 93.000<br />

GWhora), siendo que la desenfrenada demanda de energía del Brasil es casi<br />

equivalente a una nueva itaipu cada año, a raíz de esto ha construido más<br />

de una decena de represas medianas y grandes en los últimos 15 años. en la<br />

actualidad la capacidad instalada de este país es cercana a los 90.000 mW y<br />

su proyección para el 2012 es superar los 124.000 mW de potencia instalada.<br />

Las dos represas proyectadas por Brasil en el río madera (Jirau y san Antonio)<br />

tendrían una potencia de 7.000 mW, en tanto que la boliviana del Bala, si por<br />

desgracia se llega a construir en el río Beni, llegaría a una capacidad de 2.500<br />

mW. Los reales beneficios de instalar grandes represas no son altos, si se toma en<br />

cuenta el costo de inversión, el tiempo de vida útil (que no es grande por la gran<br />

acumulación de sedimentos, esto es 25-30 años) y las inversiones en las líneas<br />

de transmisión. La energía producida es costosa, aun sin internalizar los costos<br />

ambientales y el impacto negativo sobre otras actividades económicas como<br />

el turismo o la pesca. en realidad los mayores beneficios de construir grandes<br />

represas decantan hacia los consorcios consultores y constructores de las obras<br />

y de las líneas de transmisión.<br />

en cuanto a las usinas nucleares, las capacidades rara vez superan los 2000 mW,<br />

por ejemplo las Angra de Brasil (i y ii) tienen un potencial entre 1300 y 1600 mW,<br />

en tanto que Atucha i de la Argentina no supera los 350 mW de capacidad.<br />

el costo de inversión en todos los casos es muy alto y apenas compensa la<br />

producción de energía, que si bien es alta considerando la cantidad de<br />

combustible (p.ej.uranio) utilizado, difícilmente puede excederse debido a los<br />

riesgos de accidentes por sobre- calentamiento. Por lo demás, el tiempo de<br />

vida útil de una usina nuclear no es mayor (o no debería serla sin incremento de<br />

riesgos) a 30 años, lo cual reduce la relación costo/beneficio. si a esto sumamos<br />

el tema de los residuos radiactivos en todas las etapas del proceso y los riesgos<br />

de terribles accidentes, racionalmente deberíamos rechazarlas como potencial<br />

opción energética.<br />

www.energia.com<br />

www.greenpeace.org<br />

FOBOmAde.2000. Consideraciones sobre el megaproyecto el Bala. 60 p.<br />

ENERGíA y AMBIENTE<br />

Los impactos ecosistémicos y ambientales que ejercen plantas hidroeléctricas medianas<br />

(en especial si existe buena regulación del estado y responsabilidad empresarial)<br />

instaladas a lo largo de una cuenca cordillerana, no son ni mínimamente<br />

comparables al enorme impacto y riesgo que ocasionan las grandes represas,<br />

6 www.ine.gov.bo


centrales geotérmicas o aún peor las usinas nucleares. Por lo tanto debería pensarse<br />

como estrategia al futuro lograr el cambio de centrales termoeléctricas por<br />

centrales hidroeléctricas medianas o pequeñas, a fin de reducir la dependencia<br />

del gas como combustible.<br />

Actualmente se está reviviendo antiguos proyectos de producción de electricidad,<br />

como la represa de el Bala o el proyecto geotérmico de Laguna Colorada,<br />

que fueron observados y archivados hace varios años, por los nefastos impactos<br />

ambientales que causarían. 7 en las centrales geotérmicas como las que ende busca<br />

instalar en Laguna Colorada (dentro la reserva eduardo Abaroa), la capacidad<br />

instalada podría oscilar entre 120 y 600 mW, pero el transporte de la energía<br />

eléctrica de esa remota región de Bolivia, requerirá una inversión de 24 millones<br />

de dólares, sólo para conectarse al sistema de interconexión eléctrica. 8 A esto se<br />

sumarían los costos ambientales por contaminación o el perjuicio al desarrollo del<br />

turismo. estos recursos podrían invertirse en la construcción de pequeñas centrales<br />

hidroeléctricas en la vertiente oriental de la Cordillera Andina, evitándose el enorme<br />

costo ambiental y el impacto negativo sobre el turismo. 9<br />

en este capítulo se discutirá más en detalle ambos proyectos y las consecuencias<br />

que traerían al país de ser implementados. Por otro lado, la construcción de dos<br />

represas en el río madera, que es un proyecto del vecino Brasil, impactaría también<br />

fuertemente en el estado ambiental de Bolivia de muchas maneras, que se<br />

expondrán a continuación.<br />

LAS REPRESAS <strong>DE</strong>L RíO MA<strong>DE</strong>RA<br />

Los megaproyectos de construcción de las represas Jirau y san Antonio en el río<br />

madera forman parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del<br />

Brasil y, al mismo tiempo, se relacionan con la iniciativa de integración de la infraestructura<br />

regional de sudamérica o iirsA. 10 Ambas represas generarían un total<br />

superior a los 6.400 mW y proveerían energía al polo industrial del país vecino. Al<br />

mismo tiempo la infraestructura hidroeléctrica implica la habilitación de una hidrovía<br />

amazónica que permita el tránsito de barcos de gran calado e incrementar<br />

los flujos comerciales de la soya hacia los puertos del Pacífico, incentivando así su<br />

producción. 11<br />

estas grandes represas funcionarían en base a una nueva tecnología denominada<br />

de turbinas de bulbo, la cual aprovecha más los grandes volúmenes de agua<br />

y velocidades de caudal que las caídas propiamente. Ciertamente no requieren<br />

la formación de grandes lagos como las represas convencionales, sin embargo al<br />

ser el río madera, desde la zona de Abuná, la única puerta de salida de aguas de<br />

una inmensa red de grandes ríos que abarca Perú, Bolivia y parte del escudo Brasileño<br />

(iténez), persiste la incertidumbre acerca de los efectos de estas dos grandes<br />

represas sobre la dinámica hidrológica y el comportamiento de toda la macrocuenca,<br />

especialmente en años con inundaciones agigantadas y que ocasionan<br />

de por sí desastres, como se ha visto recientemente.<br />

La prospección hidrológica del madera y el estudio de evaluación ambiental realizado<br />

por el consorcio Odebrecht-Furnas para dichos megaproyectos, ya iniciados<br />

en el año 2001, fueron duramente rebatidos y criticados por diversas instancias<br />

técnicas, científicas y organizaciones de la sociedad civil, tanto del Brasil como<br />

7 LidemA. 2007b. y 2007c.<br />

8 ibid.<br />

9 Ceedi-LidemA. 1989; Olivera et al. 2006; LidemA 2007c<br />

10 LidemA. 2007ª; FOBOmAde 2003<br />

11 ribera 2007.<br />

59


60<br />

de Bolivia. Las observaciones sobre la inconsistencia e insuficiencia de dicho estudio<br />

fueron permanentes a lo largo del año 2006. de forma reiterativa, tanto los<br />

responsables del estudio como organismos públicos del vecino país manifestaron<br />

que no existirían efectos negativos en el lado boliviano, posición que fue técnicamente<br />

rebatida en varias oportunidades no solo por investigadores e instancias<br />

de Bolivia, sino también del propio Brasil. se argumentó largo tiempo sobre los<br />

impactos derivados de la inundación de bosques y tierras de uso por las comunidades<br />

locales y en torno a los efectos considerables que las represas ocasionarían<br />

a las poblaciones de varias especies de peces, que son base de sustento de las<br />

comunidades locales.<br />

estas preocupaciones, manifestadas en numerosas ocasiones por poblaciones y<br />

organizaciones de ambos países, parecieron finalmente haber encontrado eco<br />

en el instituto Brasilero del medio Ambiente (iBAmA), cuando el 24 de abril del 2007<br />

presentó un informe, a partir del cual paralizaba la concesión de licencia previa<br />

que se había solicitado para los megaproyectos hidroeléctricos, sosteniendo que<br />

es imposible asegurar la viabilidad ambiental de los emprendimientos a la luz del<br />

estudio presentado.<br />

dicha decisión del organismo brasilero, basado en el principio precautorio, observaba<br />

que “la principal falla del estudio de evaluación ambiental radica en el<br />

subdimensionamiento de las áreas a ser impactadas y que los impactos podrían<br />

extenderse por un área mucho más extensa de la considerada, afectando inclusive<br />

territorios boliviano y peruano”. también se menciona que “existe un error<br />

conceptual en cuanto a los mecanismos propuestos para minimizar los daños ambientales<br />

y la necesidad de analizar los impactos del megaproyecto en espacios<br />

fuera del Brasil”. en este sentido el iBAmA recomendó realizar una nueva ronda de<br />

estudios complementarios.<br />

el iBAmA enfrentó un grave malestar institucional y presión de su propio gobierno<br />

por la decisión tomada (incluidas renuncias y salida de personal técnico), a lo<br />

cual se sumaron las presiones aún mayores de las poderosas cámaras de obras,<br />

infraestructuras y comercio e industria de dicho país, las cuales vieron afectados<br />

sus intereses y proyecciones.<br />

La mayor preocupación es que los estudios fueron realizados bajo condiciones climatológicas<br />

y de caudales “normales”, e incluso con datación de años anormalmente<br />

secos para la Amazonía (años 2002-2004). en este sentido se observó el hecho<br />

de no considerar en el espectro de riesgos, los efectos del cambio climático<br />

global y los desastres relacionados a el niño - La niña, en la dinámica futura de las<br />

inundaciones de la llanura amazónica de Bolivia: el 2007 (enero a abril) y el 2008<br />

(enero a marzo), Bolivia soportó las mayores inundaciones de su historia con pérdidas<br />

millonarias (casi mil millones de dólares). estos desastres que cubrieron el Beni,<br />

se produjeron sin la presencia de las represas y, de acuerdo a las proyecciones generales,<br />

pueden repetirse en las próximas décadas con mayor recurrencia y drasticidad.<br />

también se observó el no haber tomado con la suficiente profundidad el<br />

riesgo del incremento de enfermedades, como el paludismo. Otros aspectos que<br />

fueron criticados sobre el alcance de los estudios del proyecto de las represas, se<br />

relacionaban con los cambios hidrológicos macroregionales, tanto bruscos como<br />

progresivos, que podrían afectar al menos a unas ochos áreas protegidas en Bolivia,<br />

Perú y el propio Brasil, entre las más relevantes se citan: reserva iténez (Bolivia),<br />

reserva de inmovilización Bruno racua (Bolivia), reserva manuripi (Bolivia),<br />

reserva extractivista Ouro Preto (Brasil), reserva biológica Guaporé (Brasil). de forma<br />

indirecta serían afectados: el Parque nacional noel Kempff mercado (Bolivia),<br />

Parque nacional madidi (Bolivia), Parque nacional Bahuaja sonene (Perú).


Por otro lado, el proyecto prevé la expansión de cultivos de soya como parte de<br />

una gran iniciativa de integración vial y de infraestructuras, impulsada a nivel regional<br />

por el Bid, la CAF y el FOnPLAtA, el ya mencionado proyecto iirsA. entre las<br />

proyecciones de “oportunidades” de las represas, en términos de facilitación de<br />

navegación por ampliación de hidrovías (en especial en el mamoré e iténez, producto<br />

de la inundación), se consideraba la potencialidad de una gran superficie<br />

de tierras bajas en Bolivia, supuestamente “aptas” para agricultura intensiva de<br />

soya, caña o palma africana. más del 80% de las tierras bajas tienen una vocación<br />

netamente forestal y para el manejo de la biodiversidad, por lo tanto no tienen<br />

vocación agropecuaria intensiva, por las características limitantes extremas de<br />

sus suelos ferralíticos y fácilmente laterizables, que se encuentran entre los más<br />

pobres del país, incluso para una agricultura de roza y quema a muy baja escala.<br />

sin embargo, vía utilización de fertilizantes y tecnología agraria que actualmente<br />

se usa en Brasil (p.ej. nuevas variedades), la agricultura industrial incentivada por<br />

las facilidades del transporte, podría generar impactos devastadores a los ecosistemas<br />

boscosos y la pérdida de biodiversidad en general, incluso en las áreas<br />

protegidas. 12 Ésta fue una de las observaciones que el propio iBAmA hizo, cuando<br />

rechazó el pedido de licencia ambiental previa, por considerar el estudio de impacto<br />

de las represas como inconsistente.<br />

meses más tarde, los responsables del proyecto de las represas brasileras, promovieron<br />

un estudio de sedimentológico, aspecto que el iBAmA había observado<br />

anteriormente; este estudio realizado por una firma internacional, también fue observado<br />

por instancias especializadas de Bolivia y Brasil.<br />

el río madera es uno de los de mayor carga de sedimentos de la Amazonía, la<br />

acumulación de sedimentos, aparte de reducir la vida útil de las represas brasileras<br />

(o bolivianas-caso Cachuela), puede ocasionar que varios kilómetros antes<br />

de la frontera (esto es a la salida de las juntas del mamoré - madre de dios - Beni<br />

- iténez) se ocasione un fenómeno de deposición masiva de sedimentos gruesos<br />

(partículas más pesadas) debido a la reducción de la velocidad de flujo del río<br />

por las represas. esto implicaría la progresiva formación de una barrera de sedimentos<br />

en territorio boliviano, que ocasionaría a su vez una reducción del drenaje<br />

y un incremento de la intensidad de inundación en el Beni, Pando y norte de La<br />

Paz. La reducción de la velocidad del flujo del río por la “montante” (barrera de<br />

sedimentos gruesos) puede a su vez ocasionar que el mamoré o el Beni cambien<br />

de curso, (eso normalmente ocurre en ríos menores cuando se forma una “palizada”<br />

o barrera de troncos arrastrados, el río busca nuevo cauces e inunda nuevas<br />

zonas). en el caso del madera, las “palizadas” constituirían las represas Jirau<br />

y san Antonio, al igual que la montante aguas arriba. Los efectos de un cambio<br />

de curso de los grandes ríos podrían ser realmente catastróficos, más aún bajo<br />

efecto del los eventos de desastre promovidos por el niño o la niña en el actual<br />

y futuro panorama del cambio climático. se ha manifestado que el estudio de<br />

impacto ambiental tan deficientemente realizado por el consorcio mencionado,<br />

debió haber considerado al menos algún intento de simulación hidrológica que<br />

comprenda el territorio de Bolivia.<br />

A inicios del 2008, los pueblos indígenas y comunidades campesinas del río madera,<br />

interponen una solicitud de informe sobre la situación de las represas a la Comisión<br />

interamericana de derechos Humanos, instancia que inicia una investigación.<br />

entre tanto, la construcción y desarrollo de las represas es licitado por el Brasil en<br />

diciembre del 2007. Los primeros meses del 2008, el consorcio Odebrecht - Furnas<br />

se adjudica san Antonio y en mayo del mismo año, el consorcio del grupo franco-<br />

12 www.ecoportal.net; FOBOmAde 2003.<br />

61


62<br />

belga suez y empresas brasileras se adjudican Jirau. el proceso de construcción<br />

de las represas está en marcha al ritmo del Programa de Aceleración del Crecimiento<br />

del Brasil, mientras tanto las reacciones oficiales, sociales e institucionales<br />

en el país continúan entre la indiferencia y la pasividad al respecto.<br />

Develando el IIRSA<br />

por M.O. Ribera<br />

el iirsA o integración de infraestructura regional sud Americana es una propuesta<br />

presentada el año 2000 por el Bid y el entonces presidente del Brasil enrique<br />

Cardoso, con el aval de doce presidentes de los países sudamericanos que<br />

legitimaron el proceso. Además, el proceso iirsA fue visto con complacencia<br />

por otras poderosas entidades y corporaciones de desarrollo que dieron aval y<br />

amplio apoyo cofinanciero. Comprende 10 ejes de integración vial a lo largo<br />

de sudamérica, de los cuales 5 incluyen a Bolivia, el eje cinco corresponde al<br />

corredor interoceánico Brasil-Bolivia-Chile.<br />

La iniciativa iirsA constituye el más claro paradigma de desarrollo de paquetes<br />

de megaproyectos a gran escala, previstos para romper los “obstáculos”<br />

para la explotación de los suelos, la extracción de recursos y el transporte de<br />

cargas a lo largo y ancho de sudamérica hacia los mercados de exportación.<br />

La posición oficial del Bid enfatiza que las formidables barreras naturales, tales<br />

como la Cordillera de los Andes, la selva amazónica y la cuenca del Orinoco,<br />

son el principal problema para posibilitar la integración física del continente y,<br />

en consecuencia, potenciar el comercio regional. esto ha supuesto desde ya,<br />

una evidente subestimación y marginamiento de los temas socioambientales<br />

en todas las regiones y por todos los gobiernos. La relación con el ALCA, cosa<br />

ya manifestada en diversos foros, es incuestionable, siendo que la integración<br />

es entendida en dicho ámbito como la búsqueda de las correlaciones con la<br />

dinámica de la Organización mundial de Comercio y los procesos de globalización,<br />

facilitando precisamente en el futuro, el Área de Libre Comercio de las<br />

Américas. 13<br />

Los ejes han sido diseñados a partir de la lógica desarrollista, exclusivamente.<br />

Ha primado la visión economicista, de forma unilateral, siendo que las variables<br />

ambientales y naturales sólo son visualizadas desde una perspectiva de uso,<br />

por ejemplo como potencialidades para el turismo (y no el ecoturismo precisamente).<br />

Los ejes cruzan o pasan cerca de las regiones más productivas y con<br />

mayor riqueza de recursos de los diversos países, al mismo tiempo atraviesan o<br />

pasan cerca de regiones naturales todavía bien conservadas que coinciden<br />

con áreas protegidas, espacios indígenas o relictos ecológicos únicos.<br />

si bien los países de sudamérica, pero especialmente las corporaciones transnacionales<br />

o firmas locales que actúan como testaferros (“socios”) de las grandes<br />

compañías internacionales, pueden aprovechar la ola del crecimiento<br />

economicista mundial y favorecerse de algunos mercados de forma más competitiva,<br />

sudamérica en su totalidad habrá perdido, o al menos habrá reducido<br />

las mayores ventajas comparativas que aún tenía, lo que quedó después de<br />

al menos cinco décadas de expoliación: su extraordinaria riqueza natural y su<br />

diversidad étnica y cultural. esto implica la transformación y degradación final<br />

de los remanentes de los ecosistemas sudamericanos, incluidas muchas áreas<br />

protegidas.<br />

13 FOBOmAde, 2003


Una situación crítica aplicable a todos los países, es la forma silenciosa en que<br />

se está implementando el iirsA. Al contrario del amplio debate que hubo en<br />

torno al ALCA y los tLC o tratados de Libre Comercio, los proyectos vinculados<br />

a la iirsA se vienen realizando sin participación de las sociedades civiles,<br />

movimientos sociales, universidades e instancias de investigación ecológica o<br />

ambiental, por tanto sin información brindada por los gobiernos. Los proyectos<br />

se están construyendo al mismo tiempo, por separado, pero en la lógica de<br />

enlazarlos, lo que impide una vigilancia y control objetivo y efectivo de las poblaciones<br />

afectadas, facilitando que se burlen las leyes ambientales.<br />

de cualquier forma, el iirsA no irrumpe en una sudamérica de los años 40 del<br />

siglo pasado, irrumpe en una gran región profundamente transformada ecológicamente,<br />

donde se dieron procesos devastativos a gran escala como el de<br />

la mata Atlántica costera e interior, el Cerrado, el norte y este de santa Cruz<br />

en Bolivia, para citar sólo algunos casos; y que enfrenta tremendos problemas<br />

ecológicos y socioambientales que no han sido solucionados. el iirsA arremete<br />

en escenarios de desarrollo de los diversos países, donde las gestiones ambientales<br />

(que incluyen conservación, uso sostenible de recursos y áreas protegidas)<br />

constituyen el eslabón más débil de las cadenas institucionales. La escasa jerarquía<br />

y pronunciada debilidad de las oficinas ambientales en los diversos marcos<br />

gubernamentales, hacen que se incremente en extremo la vulnerabilidad<br />

de las regiones ante el embate desarrollista. el iirsA encuentra a los sectores<br />

ambientalistas y movimientos sociales posiblemente en su peor momento. Uno<br />

de los problemas del iirsA es que en una misma bolsa han ingresado diversos<br />

tipos de procesos e iniciativas; es así que la integración vial, que en ciertos casos<br />

podría considerarse favorable y oportuna (en especial si los estados asumen<br />

una responsabilidad de control sobre tierras y recursos, que ahora no existe),<br />

se ha conjuncionado con megaproyectos energéticos como las represas del<br />

madera o Belo monte, gran minería como la del mutún, gasoductos, la “construcción”<br />

de hidrovías o la construcción de puertos etc. esto hace que el iirsA<br />

sea una auténtica “caja de Pandora”. el iirsA no es un proceso aislado sino que<br />

va acompañado de grandes procesos económico-industriales como el de los<br />

agrobiocombustibles, la expansión de la soya, la reactivación de la minería, o<br />

la ampliación de la explotación gasífera-petrolera y sus derivados.<br />

si nos remitimos al principio, el diseño del iirsA debió corresponder a un proceso<br />

social y ambientalmente responsable, buscando equilibrar las visiones de desarrollo<br />

y crecimiento económico con los grandes compromisos asumidos por<br />

los países y regiones en materia socioambiental, como el Convenio 169 de la<br />

Oit o el Convenio de diversidad Biológica. el diseño del iirsA en un inicio debió<br />

supeditarse a una macro evaluación socio-Ambiental estratégica, o al menos<br />

dividida en los varios ejes previstos, pero no fue así. esto habría implicado varias<br />

situaciones como la aplicación del principio 10 de la declaración de la CnUmAd<br />

(río 92) sobre el principio precautorio, el estado de conservación de las<br />

regiones, la situación de las áreas protegidas y relictos de ecosistemas, la condición<br />

de los pueblos indígenas, etc. debió haberse puesto en relevancia un análisis<br />

o evaluación previa de riesgos socioambientales. el iirsA se aprovechó del<br />

estado de debilidad crónica de las gestiones ambientales en los diversos países<br />

y de los afanes desarrollistas de diversas elites y sectores. Las prerrogativas del<br />

iirsA tienen correlación con la preeminencia de los sectores de economía, comercio,<br />

obras públicas, energía, minería, etc. en los aparatos estatales de los<br />

países, en los cuales radica la fuerza de los niveles de decisión, independientemente<br />

de las supuestas líneas políticas. A la inversa, por demás es conocido que<br />

las gestiones ambientales de los diversos países firmantes del iirsA, adolecen<br />

de una debilidad crónica y se encuentran en posiciones de marginamiento respecto<br />

de los aparatos y dinámicas institucionales. de tal forma que muy poco o<br />

63


64<br />

nada pudieron hacer para rebatir las proyecciones de avasallamiento ambiental<br />

y social en marcha. Por otra parte, estas gestiones ambientales sin jerarquía<br />

forman parte de aparatos estatales plenamente proclives al iirsA, por lo que<br />

esencialmente deben estar sumisas ante la complacencia de los gobernantes<br />

que han avalado el proceso. Llama la atención el no tener noticias sobre alguna<br />

reunión o cumbre de ministros o autoridades de medio ambiente de los<br />

países sudamericanos para tratar específicamente el tema del iirsA.<br />

si bien la aceptación del proceso fue en el año 2000, no se puede sin embargo<br />

desligar la responsabilidad de aceptación del “legado gubernamental” por<br />

posteriores administraciones de estado, sin siquiera cuestionarlo, es más, existió<br />

una aceptación en general festejada. Como resultado, los doce gobiernos o<br />

estados actuales muestran en algunos casos ignorar o no percibir la gravedad<br />

del asunto, y en otros una real complacencia, dado que su enfoque está en<br />

plena sintonía con las políticas del Bid y el iirsA.<br />

el desarrollo del iirsA implica la negación de los siguientes convenios y acuerdos<br />

internacionales en los cuales los países sudamericanos son firmantes: a)<br />

Compromisos de la declaración de río 92 y la Agenda 21, b) Convenio sobre<br />

diversidad Biológica, c) Convenio Contra la desertificación y la sequía, d) Convención<br />

sobre Cambio Climático, e) Convención rAmsAr, f) Convenio 169 sobre<br />

Pueblos indígenas en el marco del Oit. de alguna forma también están en<br />

entredicho el tratado de Cooperación Amazónica y el tratado de la Cuenca<br />

del Plata. también cabe notar que, desde el otro lado de los convenios, desde<br />

la posición de las oficinas técnicas de las naciones Unidas, no se ha dado ningún<br />

llamado de alerta o manifestación de preocupación sobre el nivel de franco<br />

incumplimiento y de lo que ocurrirá en la próxima década, prácticamente<br />

en toda sudamérica.<br />

Ante la falta de una macro evaluación socioambiental de nivel continental<br />

o subcontinental (por grandes regiones o bloques de países), y además participativa,<br />

en torno a las proyecciones del iirsA, las instancias promotoras y financiadoras<br />

del proceso han venido impulsando y financiando evaluaciones<br />

ambientales estratégicas y socio-regionales para diversos proyectos; pero ante<br />

la multiplicidad de iniciativas, estos estudios y apoyos son a claras vistas insuficientes<br />

y viene a ser casi paliativos ante el vacío de acción inicial a nivel macro.<br />

de cualquier forma, la realización de las evaluaciones es sólo un primer paso y,<br />

ante la falta de acciones concretas de inversión en temas de fortalecimiento<br />

institucional, control, mitigación y medidas precautorias por parte de los países,<br />

estas evaluaciones se quedan en la teoría, como efectivamente viene ocurriendo.<br />

mientras el iirsA nace y se desarrolla desde una visión global y corporativa,<br />

generando lógicas colectivas desarrollistas en todos los países, el tratamiento<br />

ambiental que lo resiste o rebate, es parcelado por regiones o circunscrito al<br />

interior de cada país, en general desvinculado del nivel de amenaza de nivel<br />

continental, en general apenas interconectado por vía de la internet. esto deja<br />

en una situación de total desventaja y sin una vocería de unanimidad a las fuerzas<br />

de resistencia al avasallamiento social y ecológico. inclusive los movimientos<br />

sociales sudamericanos parecen estar poco involucrados de forma corporativa<br />

en la grave problemática socioambiental que plantea el iirsA. esto se puede<br />

apreciar en la declaración de la Cumbre de los Pueblos, realizada de forma<br />

paralela a la Cumbre de mandatarios de estado en Lima el 13 de mayo del<br />

2008, en la cual no se hace ninguna mención concreta sobre el proceso iirsA<br />

propiamente.


La supuesta realización de una contabilidad retrospectiva de todos los esfuerzos<br />

de conservación de biodiversidad, manejo de las áreas protegidas y procesos<br />

de producción ecológica o ecoturística de toda sudamérica (retrocediendo<br />

incluso hasta los años 40, en que se crearon muchas áreas de enorme renombre<br />

e importancia, en Chile, Argentina, Brasil Colombia, y el resto de los países),<br />

arrojaría una suma de inversiones, de la cual la deducción por daños y perjuicios<br />

a partir del iirsA, sería astronómica. trascendiendo unas décadas al futuro,<br />

dicha pérdida de inversiones de conservación en todos los rincones afectados<br />

por las acciones del iirsA, deberían ser compensados o indemnizados por el Bid<br />

y el resto de financiadores a la próxima generación en todos los estados.<br />

tomado de ribera y miranda, 2008: documento conceptual sobre infraestructura<br />

regional y el impacto sobre los Parques nacionales y otras áreas protegidas.<br />

sAviA.<br />

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sudamericana (iirsA). AABs. Bs./ Ci.<br />

LidemA. 2007a. Otra forma de entender el problema de las represas del río Madera.<br />

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LidemA. 2007b. 120 Megawats por una joya de la naturaleza. La Prensa, domingo<br />

9 sept /07.<br />

LidemA. 2007c. ¿Megaproyecto para destruir la Madre Tierra? La Prensa, domingo<br />

7 Oct /07.<br />

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ribera, m.O. 2007. Informe preliminar del Estado Ambiental de Bolivia. documentos<br />

preparado para la Asamblea constituyente. (no pub.). LidemA. La Paz.<br />

Bolivia. 90 p.<br />

ribera, m.O y miranda 2008. Documento conceptual sobre Infraestructura Regional<br />

y el impacto sobre los Parques Nacionales y otras áreas protegidas. sAviA.<br />

65


66<br />

Lo Central del Complejo del río madera<br />

por Pablo Villegas<br />

La discusión sobre el Complejo río madera (en adelante Crm) se ha centrado en<br />

lo hidroeléctrico, subestimando el elemento principal del proyecto que es la navegabilidad<br />

del madera y sus afluentes mayores. según los proyectistas, las represas<br />

evitarán una distancia de 3600 millas náuticas que actualmente recorre la soya<br />

brasilera para llegar al Pacífico, lo cual generará un ahorro de 30 dólares por tonelada<br />

transportada, algo muy importante para la competitividad del producto,<br />

dada su actual composición de costos y el objetivo del Brasil de convertirse en el<br />

primer productor del mundo. 14<br />

La discusión centrada en la hidroelectricidad ha estado en el interés del gobierno<br />

del Brasil que llegó a sacar las exclusas del proyecto, 15 según el superintendente<br />

del instituto Brasilero de medio Ambiente (iBAmA) Osvaldo Pitaluga, sólo por una<br />

cuestión de estrategia, para volver a hablar de éstas una vez que salió la licencia.<br />

16<br />

tomando en cuenta el objetivo central del Complejo río madera, el territorio boliviano<br />

será su principal área de aplicación. Aparte de las vías de comunicación, el<br />

proyecto ha estimado, a lo largo de la hidrovía madera – iténez (en Bolivia) un potencial<br />

de 8 millones de hectáreas para el cultivo de soya, y algunos políticos brasileros<br />

ya citan extensiones de 11 millones. varios autores, con más detalle ribera,<br />

ya han manifestado que tal superficie de tierras con aptitud agrícola no existe. 17<br />

en cuanto al estudio de impacto Ambiental del Crm, se ha establecido que tiene<br />

serias deficiencias: no se evaluó todo el proyecto; el área de influencia no incluye<br />

toda la cuenca. 18 el área de inundación podría haber sido subestimado por el eiA<br />

en un 100%; se empleó una metodología deficiente para medir el mercurio en el<br />

agua, ya que no se tomó en cuenta el mercurio que baja de los ríos de Bolivia y<br />

tampoco se estimó el impacto probable en la población ribereña del aumento de<br />

mercurio en las represas; 19 el estudio de sedimentación ha subestimado la erosión<br />

de la cuenca, no se ha considerado el efecto de los troncos que arrastra el río y<br />

no se calculó la sedimentación a nivel de cuenca (tundisi, iie). Finalmente, debido<br />

a las deficiencias del eiA, el 23 de abril del 2007 el propio iBAmA resolvió pedir<br />

nuevos estudios; pero entonces intervino el gobierno, echando a los funcionarios<br />

responsables de la institución. Así, el proceso del eiA ha estado marcado por irregularidades<br />

legales que llegan a su punto culminante con la aprobación de las<br />

licencias, porque éstas pasan - a los que resultaran ganadores de la licitación - la<br />

responsabilidad de solucionar las deficiencias del eiA, dando a los empresarios<br />

“[…] autonomía para definir sus propios parámetros de instalación”. 20<br />

14 mAPA-AGe, 2006<br />

15 ver: e:\Bibl-madera\mAdeirA ArCH\280307\ler9.htm<br />

16 Agência Brasil 2007.<br />

17 ribera, m.O. 2008.<br />

18 delgado y telma 2006.<br />

19 Forsberg y Kemenes 2006.<br />

20 novoa 2007.


LOS IMPACTOS<br />

Los impactos del Crm se deben considerar partiendo de que el área de inundación,<br />

según el estudio de viabilidad de las represas, alcanzará hasta Bolivia. el eiA<br />

ha identificado los siguientes impactos: a) disminución del oxígeno en los afluentes<br />

debido a la disminución de la velocidad de la corriente de los tributarios provocada<br />

por las represas; b) sedimentación; y c) elevación del nivel freático (aguas<br />

del subsuelo) en la planicie de la cuenca sedimentaria del Abuná y las áreas levemente<br />

más elevadas. estas áreas (no sujetas a inundación permanente) tendrían<br />

a saturarse permanentemente, reduciéndose su capacidad de drenaje pluvial y<br />

fluvial. Los tres impactos anteriores serán regionales (el término “regional” se refiere<br />

al área de influencia indirecta) e irreversibles; y las medidas propuestas son, en<br />

el primer caso, monitoreo, en el segundo, estudios para evaluar la necesidad de<br />

dragado, entre otros y, en el tercero, más estudios.<br />

el eiA no explica por qué la elevación del nivel freático afectaría sólo a la parte<br />

brasilera de la cuenca del Abuná y no a la boliviana. este impacto muestra que<br />

aunque la inundación correspondiera al área de influencia del proyecto, habría<br />

de todos modos un impacto más allá de las fronteras del Brasil y de la línea de<br />

inundación, implicando un cambio sustancial para la vegetación, preocupando<br />

especialmente la suerte de la castaña y la agricultura de las poblaciones vecinas<br />

a los ríos.<br />

respecto a la salud humana, el eiA ha previsto los siguientes impactos: a) Aumento<br />

de la biomasa de cianobacterias y macrófitas acuáticas; b) Creación de ambientes<br />

propicios para la proliferación de vectores acuáticos; c) Alteración de la<br />

dinámica poblacional de los vectores; y d) Aumento de incidencia de la malaria.<br />

Los impactos a) y b) afectarán a los tributarios del área de influencia indirecta; 21<br />

los demás impactos se reducen al Área de influencia indirecta. Los dos primeros<br />

son de reversibilidad media y efecto permanente y la medida a tomarse es monitoreo.<br />

Los impactos c) y d) son de reversibilidad baja y efecto permanente; las<br />

medidas a tomarse son monitoreo y acciones rutinarias de prevención y curación<br />

de la malaria.<br />

tratándose pues de problemas con reversibilidad entre media y baja, las medidas<br />

propuestas no podrán impedir que la población sea afectada por una mayor<br />

incidencia, no sólo de malaria sino también de otras dolencias y algunas nuevas<br />

como la esquistosomiasis. en cuanto al estudio de la malaria, el eiA no cumple ni<br />

con la elemental presentación homogénea de sus resultados. Brasil ha negado<br />

la posibilidad de la extensión del impacto en el incremento de la malaria hacia<br />

Bolivia, pero no hay realmente bases para suponer que este impacto no pasará<br />

la frontera boliviana.<br />

el eiA reconoce que la ictiofauna del madera y su ciclo reproductivo dependen<br />

de su dinámica migratoria a lo largo del río, y que ésta será interferida por las<br />

represas. en consecuencia disminuirá substancialmente la población y las variedades<br />

de peces y con ello el potencial pesquero “en toda la cuenca del Amazonas”,<br />

y en la mayoría de los casos esto será irreversible. La solución del eiA es<br />

instalar escaleras para peces, pero según el mismo estudio, no son una garantía.<br />

de aquí se prevé una caída de los ingresos de los pescadores de Brasil, Perú y<br />

Bolivia y problemas sociales en el área nueva mamoré - Guajará-mirim por la migración<br />

de pescadores desplazados de las zonas bajas. La solución planteada es<br />

21 esto es una aceptación implícita de su alcance transnacional, porque los tributarios se<br />

extienden más allá del Área de influencia indirecta.<br />

67


68<br />

reglamentar sus actividades y proporcionar ayuda para que cambien de rubro. A<br />

partir de la experiencia podemos prever que se desplazarán hacia el interior del<br />

territorio boliviano.<br />

Como vemos, el eiA deja ver que el recurso natural a ser utilizado será destruido.<br />

en cuanto a las soluciones, la fórmula del monitoreo es machacona, mostrando la<br />

falta de conocimientos sobre los impactos y la manera de mitigarlos. el hecho de<br />

que a pesar de todo esto se apruebe el proyecto, es un precedente negro para<br />

el futuro de los eiA y el concepto de desarrollo sostenible.<br />

el eiA con algunas excepciones no ha considerado los impactos en Bolivia. ¿Cuáles<br />

eran éstos? se han identificado los siguientes impactos: 22<br />

La economía del norte de Bolivia es básicamente primaria. Una idea de su escasa<br />

magnitud no da el valor del rubro más grande, la castaña, que ha llegado el año<br />

2004 a la suma de 53,3 millones de dólares. 23 Por otra parte, la elite económica de<br />

la zona, atada desde su origen a un sistema primitivo de producción, aunque posee<br />

la tierra, por comparación con la brasilera es pobre. esto quiere decir que los<br />

capitales foráneos y sus productos tomarán fácilmente el control de la región.<br />

La actividad económica comunal está fuertemente ligada al medio ambiente y<br />

consta generalmente de un sistema integrado por agricultura, caza, pesca, recolección<br />

y jornaleo. Un intento de prever lo que ocurriría en la zona, en base a<br />

casos reales de degradación del medio ambiente y la situación de tenencia de<br />

la tierra arrojó un tipo de economía familiar, donde quedaría comprometida la<br />

propia producción de alimentos y vivienda. Ésta permite disponer de un cierto<br />

colchón frente al mercado de jornaleo y los vaivenes propios de las economías<br />

dependientes de las materias primas. en consecuencia, la gente se vería obligada<br />

a “jornalear” en mayor medida que ahora, lo que haría bajar los precios de su<br />

trabajo y devastaría aún más sus derechos laborales. 24<br />

dado que los suelos del norte amazónico no son apropiados para la agricultura,<br />

ésta se realiza sobre todo en las áreas que abandonan las aguas de los ríos pasadas<br />

las lluvias. esta producción es esencial para la economía familiar, que sin ella<br />

se vería ante una grave crisis; como hemos visto, con las represas del madera, las<br />

riberas se inundarán todo el año, desapareciendo las bajas estacionales que hacen<br />

posible la agricultura.<br />

Por tanto, existe el riesgo de que el pequeño propietario, al perder la parte ribereña<br />

de sus tierras, se vea obligado a vender toda su tierra a quien tenga los recursos<br />

para hacerla producir. estas tierras, en la situación actual podrían sostener, al<br />

menos parcialmente, al pequeño propietario por el resto de su vida. en cambio, el<br />

dinero de su venta le alcanzaría a lo sumo por unos años.<br />

Las obras de infraestructura de comunicación afectan el precio de la tierra, normalmente,<br />

produciendo un alza. 25 esto se debe a que las tierras disponibles se hacen<br />

más rentables y esto lleva a la incorporación de otras tierras nuevas, cosa que<br />

a su vez podría ir seguida de otro impacto: que se liquide el potencial natural de<br />

los suelos, además en beneficio de sectores económicos externos. Los impactos<br />

pueden ir más allá. La ampliación de la oferta de tierras puede hacer que tierras<br />

22 villegas 2007a.<br />

23 ine-2005. nota de Prensa nº 8 La Paz, 24 de enero de 2005.<br />

24 villegas 2007b.<br />

25 Pero no se debe descartar lo contrario, cuando las obras impiden de alguna manera la<br />

degradación de la tierra, por ejemplo por inundaciones, plagas y/o epidemias provocadas<br />

por estas obras.


de otras zonas bajen de precio, inclusive que su población emigre y esto puede<br />

llevar, entre otras cosas, al abandono de labores de conservación del suelo, que<br />

evitan la erosión.<br />

La posesión de riqueza en el norte boliviano depende en gran medida de la tenencia<br />

de la tierra. de su monopolio derivaba el monopolio de la mano de obra,<br />

cosa que se mantuvo sin grandes cambios hasta la última década del siglo pasado,<br />

cuando empezó un proceso de reconocimiento de tierras a los ex-siringueros y<br />

a los indígenas. siendo éste un proceso inconcluso, es previsible que la alteración<br />

del valor de la tierra agrave las pugnas y contradicciones en torno a ésta, generándose<br />

un alto riesgo de convulsión social.<br />

en el fondo, el problema del madera es cuestión de un modelo de desarrollo insostenible<br />

y depredativo, tratado por ejemplo en ribera y también por villegas. 26<br />

Pero aún los que aceptan la vigencia de este modelo, tratan de evitar (en Bolivia<br />

sobre todo) su enfoque dentro del continuo histórico que se inicia con la pérdida<br />

del Acre, lo cual salva de la incomodidad de aceptar que la continuación del<br />

modelo también implica la continuación de su aspecto geopolítico. Con todo, el<br />

contenido geopolítico del Crm nunca fue un secreto. Carlos Lessa, ex-presidente<br />

del Banco nacional de desarrollo económico y social (Bndes), uno de los progenitores<br />

del Crm, declaró que éste “[…] era, de la cartera de nuestros proyectos,<br />

el que más tenía el sentido de la conquista del oeste”. el canciller Amorim declaró<br />

por su parte que el 60% de la soya de exportación de Bolivia ya es producida por<br />

brasileños, lo cual nos da una idea del grado de avance de esta conquista del<br />

oeste. 27<br />

el contexto en que se venía analizando la cuestión del madera ha cambiado<br />

a partir del acuerdo Bush-Lula por los biocombustibles (del 9 de marzo 2007) y<br />

del creciente rol de los energéticos en la geopolítica del continente. Bush se ha<br />

propuesto reducir el consumo de gasolina en su país en un 20%, significando un<br />

incremento en la demanda de etanol de 132.400 millones de litros en 10 años;<br />

existen planes similares en europa y otras naciones. debe destacarse que los biocombustibles<br />

serán introducidos por ley, lo que implica ingresos seguros para las<br />

transnacionales, pero también que los biocombustibles tienen un aspecto político<br />

muy grande. A pesar de que Lula justificó el acuerdo con los supuestos beneficios<br />

ecológicos de los biocombustibles, Bush fue claro al decir que el problema es de<br />

seguridad de los eeUU, y de su dependencia energética del exterior.<br />

el objetivo del acuerdo Lula-Bush es “[...] llevar los beneficios de los biocombustibles<br />

a terceros países [...]” (ii) y ”[...] expandir el mercado de biocombustibles” (iii).<br />

esto significa que el acuerdo tiene serias implicaciones geopolíticas pues lo central<br />

son los “terceros países”. también tiene un contenido político inquietante por el<br />

rol que voluntariamente asume el Brasil. Lula, ante la firma del acuerdo, ofreció a<br />

Bush “[...] la certeza de que su gente [de los países pobres] no vea más a los países<br />

más ricos sólo como países explotadores […] a cambio de que le permitiera ser su<br />

socio en el negocio de los biocombustibles […] donde los Estados Unidos mantienen<br />

una sociedad con todos esos países [de África, Centroamérica y otros].”<br />

en cuanto al modelo de desarrollo, éste consta - según Lula - del financiamiento<br />

externo de la producción de biodiesel en los países “más pobres” y su compra por<br />

los países más ricos. esto es que los países pobres seguirán produciendo materias<br />

primas y se mantendrá el modelo insostenible y depredativo.<br />

26 ribera 2008; villegas 2007.<br />

27 Audiencia Pública del ministro de relaciones exteriores de la república Federativa del<br />

Brasil, señor Celso Amorim, en la Comisión de relaciones exteriores del senado Federal del<br />

Brasil - sesión de fecha 09 de mayo de 2006. LA OndA® diGitAL 09 de mayo de 2006.<br />

69


70<br />

Ciertas consecuencias de los biocombustibles introducirán cambios radicales en la<br />

situación política de la región. Éstas son: una mayor concentración de la propiedad<br />

de la tierra; una mayor privatización o control privado del agua, especialmente a<br />

través de mega-obras, debido a una mayor demanda de agua para los cultivos, 28<br />

lo cual será agravado por la creciente frecuencia de sequías e inundaciones, producto<br />

del cambio climático actual; una “liberación” de la producción de transgénicos,<br />

debido a que los bio-cultivos no son para consumo humano, lo que implica<br />

el control de la agricultura por las transnacionales, y también incrementará el riesgo<br />

de contaminar no sólo otra vegetación sino seres humanos, pues la producción<br />

de transgénicos ya se ha extendido a la manipulación de organismos presentes en<br />

éstos, como la Escherichia coli. en este contexto se acrecentará el poder de terratenientes,<br />

empresarios del agro y de las mega-obras, de tal manera que sofocará<br />

cualquier influencia política alternativa de la sociedad civil.<br />

el actual replanteo geopolítico del continente se ha evidenciado a través del proyecto<br />

brasileño de la “OtAn latina” representando la posición hegemonista del<br />

Brasil y más tarde en la propuesta de eeUU al Brasil de integrarse a la verdadera<br />

OtAn. recientemente se ha denunciado que la propuesta se extenderá a otros<br />

países. 29 el proyecto brasileño es parte de su sistema de defensa nacional y fue<br />

lanzado por el núcleo de Asuntos estratégicos (nAe) de ese país el 4 de noviembre<br />

de 2006. 30 su objetivo central es una alianza militar con los países de la región<br />

para impedir una aventura militar o la presión de terceros países sobre la región;<br />

y la defensa de las riquezas naturales del continente como el petróleo, agua y<br />

biodiversidad. 31 Parte del plan es el establecimiento de una nueva matriz de combustible,<br />

a concluirse en el 2015, pasando por el incremento del consumo de biocombustibles<br />

y de gas en ese país.<br />

se incluye la integración del gas para toda sudamérica, además de continuar<br />

invirtiendo en energía hidráulica y la reducción de derivados del petróleo. el trasfondo<br />

de la propuesta es el contexto internacional a conformarse por efecto de la<br />

curva descendente de la producción del petróleo, lo cual constituirá la crisis más<br />

grande durante los próximos 20 años. 32<br />

según el nAe, cuando los problemas de falta de energía, agua y materias primas<br />

se agudicen, y “fuera de América del sur comiencen a generar estrés internacional,<br />

(otros países) podrían voltear los ojos hacia nuestra región” y actuar “sobre<br />

América del sur por medio del área militar a mediano plazo”. 33<br />

en el Plan se destaca una concepción multidimensional de la cuestión militar, que<br />

coincide con la visión de los eeUU sobre el tema, es decir en la militarización de<br />

la sociedad y de los problemas sociales. eso quiere decir que el Crm adquiere<br />

una importancia geopolítica central para la navegabilidad, el control de tierras y<br />

territorios, de yacimientos hidrocarburíferos, biodiversidad y lo más importante, el<br />

control por el Brasil de las políticas energéticas regionales y de los elementos necesarios<br />

para su respaldo militar, parte de lo cual es el hecho de que el Crm permitirá<br />

al Brasil unir las cuencas principales del continente sudamericano, permitiéndole<br />

consolidar su influencia a nivel continental y especialmente en Bolivia.<br />

28 Una tonelada de maíz puede producir 450 litros de etanol pero requiere 1000 toneladas<br />

(1.000.000 litros) de agua. Una persona requiere más de 200 litros por día. sGr newsletter<br />

2007.<br />

29 Gutierrez 2007<br />

30 APm 2006.<br />

31 Arias 2006.<br />

32 Cadastre-se 2006.<br />

33 APm 2006.


en agosto del 2006, Lula admitió haber interferido en el licenciamiento ambiental<br />

de represas en la Amazonía; 34 en un discurso del 15 de dicho mes identificó a la<br />

legislación brasilera como el principal obstáculo para el licenciamiento de represas<br />

y censuró el que los ciudadanos puedan retrasar los planes del estado a través<br />

de acciones legales. 35 en otra oportunidad manifestó que entre los obstáculos que<br />

entraban el desarrollo del país, se encuentran los ambientalistas, las licencias ambientales,<br />

los indios, quilombolas (comunidades de ex-esclavos) y el marco legal<br />

del ministerio Público. 36 no se trataba de sólo palabras pues pronto inició medidas<br />

para reducir lo que llamó el “impacto de las trabas ambientales a las obras de<br />

infraestructura”; frase que constituye un vuelco total a lo que se había avanzado<br />

en cuestión de desarrollo sostenible.<br />

en conclusión, hemos visto que el eiA del Complejo río madera, pese a sus limitaciones,<br />

evidencia que el río madera será destruido. Pero más allá de esto, el Crm<br />

se inscribe en un contexto cuya tendencia hace temer por la paz en la región y<br />

por los derechos de los ciudadanos, especialmente sobre el medio ambiente.<br />

Bibliografía<br />

Agência Brasil 2007. Portaria do governo cita possibilidade de construção de hidrovia.<br />

14/08/2007<br />

APm. 2006. Escudo anti-imperialista: Brasilia propone una OTAN sudamericana.<br />

APm, 19-11-2006.<br />

Arias, Juan. 2006. Lula propone una fuerza similar a la OTAN en Suramérica. el País,<br />

17 11 2006.<br />

Cadastre-se 2006. Núcleo Estratégico aponta educação como prioridade de governo.<br />

Boletim Cadastre-se. 14/11/2006.<br />

delgado m., telma, 2006. O Sistema de Transmissão do Complexo do Rio Madera.<br />

Brasil, 2006.<br />

Forsberg, B.r. y A. Kemenes 2006. Parecer Análise do EIA-RIMA sobre os Aproveitamentos<br />

Hidrelétricos de Santo Antônio e Jirau, Rio Madera - RO: Avaliação<br />

dos Estudos Hidrobiogeoquímicos com Atenção Específica à Dinâmica do<br />

Mercúrio. manaus, Brasil: Coordenação de Pesquisas em ecologia e instituto<br />

nacional de Pesquisa da Amazônia, manaus.<br />

Gutierrez esparza L. 2007 - América Latina. ¿Pretende Estados Unidos arrastrar a<br />

América Latina en una escalada belicista? Adital. 18.12.07<br />

novoa, L.F. 2007. Usinas no Madera: licenciando o uso privado e transnacional do<br />

territorio. rede Brasileira de Justiça Ambiental.<br />

ribera, m.O. 2008. Otra Forma de entender el Problema de las represas del río<br />

madera. Hábitat, LidemA<br />

sGr newsletter 2007. Biofuels for transport – a dangerous distraction? Winter 2007;<br />

issue 33).<br />

villegas, P. 2007b. el Complejo del río madera. Ferrovía de la muerte, Fase 2. (Preliminar)<br />

FOBOmAde.<br />

34 Amazonia.org.br, 2006.<br />

35 silva, 2006.<br />

36 Paraguassú, 2006.<br />

71


72<br />

Antropocentrismo y vivir bien: dos racionalidades opuestas<br />

por Iván Castellón Quiroga<br />

A diferencia de los relatos antropocéntricos de la Biblia 37 , que hablan del dominio<br />

del “Hombre” sobre la tierra y todo lo que habita en ella, las sociedades agrarias<br />

conciben a los seres humanos como sujetos que interactúan en equilibrio con su<br />

ambiente cósmico, natural y social.<br />

Aunque las visiones antropocéntricas datan de tiempos bíblicos, en el mundo<br />

euro-occidental éstas fueron recreadas principalmente por el arte y la ciencia<br />

griegas (siglo v a.e.), el espíritu renacentista del siglo Xv y la revolución industrial<br />

de mediados del siglo Xviii. Los dos últimos, bajo la monserga de liquidar el “oscurantismo”<br />

de las sociedades medievales, promovieron el “desarrollo de la ciencia<br />

y la técnica”, a objeto de lograr el ansiado señorío del “Hombre” sobre natura<br />

o, en términos histórico-concretos, el caudillaje de las clases/grupos dominantes<br />

europeos sobre el resto del mundo.<br />

este espíritu antropocéntrico se manifestó también en el arte moderno de principios<br />

del siglo XX: cuántos poetas no elogiaron el chirriar de trenes echando humo<br />

al viento, o de máquinas futuristas, o las grandes obras de ingeniería (recuérdese<br />

a mayakovsky, el poeta bolchevique, enamorado de los grandes puentes norteamericanos),<br />

o cuántos pintores no evocaron la creciente vida urbana, chimeneas<br />

fabriles, o ese progreso acelerado que debió haber colocado al “Hombre”<br />

en el centro superior del Universo, como muy bien graficaban los murales del socialismo<br />

soviético y de la revolución mexicana, en los que el “Hombre” aparece<br />

triunfante, vencedor de bestias y males sociales, centro luminoso y conductor del<br />

Universo, sustituto del mismo dios que lo habría creado.<br />

si estas imágenes antropocéntricas están presentes en el arte moderno, también<br />

la política y la economía de principios del siglo XX están impregnadas por esa<br />

racionalidad, por esa episteme, entendida como el “conjunto de conocimientos<br />

que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas<br />

épocas”. Y si hay una episteme común a los periodos históricos apuntados, ésa<br />

es una mentalidad dominadora del “Hombre” sobre natura, mejor, de una clase<br />

social sobre su entorno. esto es así en todos los modos de producción clasistas,<br />

llámense: esclavista, servidumbral, capitalista, e incluso socialista, pero fundamentalmente<br />

en el capitalismo globalizador de hoy.<br />

Al cabo de varios siglos de ensayos en los que el “Hombre” (entiéndase también<br />

una clase o un bloque social dominante) pretendió ejercer control sobre su entorno<br />

total, esta pretensión está volcándose ahora (mucho más que en contra de<br />

las clases dominantes) contra la propia sociedad, y en mayor medida contra los<br />

más desprotegidos. de ahí que los proyectos sociales que se estructuraron sobre la<br />

base del sometimiento de natura son una especie de bumerán (arma que puede<br />

volver al punto de partida), simbolizando la venganza de natura contra todo lo<br />

que habita en ella. Los innúmeros y cada vez más crecientes desastres ambientales<br />

en el mundo así lo atestiguan.<br />

37 entonces, dios dijo: “Ahora hagamos al hombre. se parecerá a nosotros, y tendrá poder<br />

sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran<br />

por el suelo” (Génesis 1: 26). sociedades Bíblicas Unidas (ed.): “dios habla hoy”. sBU. méxico.<br />

1987.


Por otra parte, los grandes procesos políticos en el mundo han girado y giran en<br />

torno a cómo resolver la relación estado-sociedad, y la forma cómo se ha resuelto<br />

esta relación muchas veces ha privilegiado a uno u otro actor. Así por ejemplo, si<br />

los proyectos fascistas privilegiaron el logro de grandes propósitos de estado dictaminados<br />

por grupos de poder económicos y/o militares, los proyectos capitalistas<br />

buscaron y/o buscan poner al estado al servicio de determinadas clases y grupos<br />

de la sociedad, sin considerar la importancia que tiene el entorno ambiental en<br />

la definición de una u otra forma de resolución de las diferencias y/o armonías<br />

sociales. Ambos, fascistas y capitalistas, han hecho y hacen que la naturaleza<br />

sea el pasto en el que se entablan los encuentros y desencuentros entre estado y<br />

sociedad.<br />

Pero algunos proyectos socialistas, por satisfacer demandas sociales legítimas,<br />

también contribuyeron a impactar el medio ambiente. sólo para el apunte, el<br />

propio mao tse tung fue el autor intelectual de los desastres provocados por la<br />

represa de sanmenxia que desplazó a 300.000 campesinos de sus tierras y en 5<br />

años se llenó de sedimentos. La revolución Cubana fue la responsable de la deforestación<br />

y la promotora del monocultivo de caña de azúcar. en el siglo pasado<br />

- cuando no había consciencia ambiental - estas políticas de estados socialistas<br />

se mostraban como los grandes y exitosos avances de la revolución proletaria;<br />

afortunadamente, hoy esta orientación está cambiando en la propia Cuba de<br />

Fidel y se están acometiendo cambios para lograr una relación equilibrada entre<br />

el estado socialista, las necesidades sociales y los límites del entorno natural y geográfico<br />

de Cuba.<br />

Alternativamente a estos proyectos, el actual proceso de cambios en Bolivia empieza<br />

a gestar una nueva filosofía y política que si se consolida puede tornarse en<br />

lección para el mundo: la concepción del vivir Bien, un proyecto de construcción<br />

armónica entre estado-sociedad-naturaleza, que rescata la experiencia de vida<br />

de los pueblos indígenas en tanto conciben al ser humano no como “centro” sino<br />

como parte del cosmos, no como un ser dominante sino en interacción con otros,<br />

con la naturaleza, con el cosmos; en términos quechuas: como un ser que interactúa<br />

con el Janan Pacha (el mundo de arriba), el Kay Pacha (el mundo de aquí) y<br />

el Ukhu Pacha (el mundo de abajo) 38 , es decir, que se relaciona en armonía con<br />

los astros y deidades de arriba, con los seres que habitan el “aquí” (montañas, personas,<br />

animales, bosques), con las deidades y seres que viven o brotan del mundo<br />

de abajo (“el tío”, los antepasados, los manantiales, las riquezas naturales).<br />

esto está graficado en las pinturas que representan el mundo andino: en el centro<br />

se encuentra Pachamama, personificada en la montaña que contiene cabeza,<br />

tronco, extremidades inferiores y superiores, es decir, varios pisos ecológicos, ricos<br />

en manantiales, flora, fauna… aquí, el hombre andino no domina, rinde tributo a<br />

Pachamama. según esto, quién no interactúa o infrinje a los dioses, o a las personas,<br />

o a los animales, o a las plantas, rompe el orden y puede ser castigado.<br />

dependiendo de la gravedad de la falta - sea moral, social o religiosa - puede<br />

ser censurado, desterrado, enfermado o muerto. Por esto, en el mundo andino<br />

importa que el ser humano guarde equilibrio con el orden cósmico, el orden social<br />

y el orden natural, de lo contrario, puede ser castigado. de este modo, los<br />

rayos, heladas, sequías, tormentas, antes que fenómenos naturales se consideran<br />

“castigo de la naturaleza” contra la irreverencia de antropófogos que intentan<br />

tragarse a su madre tierra, o despojarla de sus riquezas, lo cual tiene alguna semejanza<br />

con el conocimiento universal que se tiene hoy acerca de las causas del<br />

38 en términos aymaras: Alax Pacha (mundo de arriba), Aka Pacha (mundo de aquí), manqha<br />

Pacha (mundo de abajo).<br />

73


74<br />

calentamiento global y su relación con los grandes desastres naturales (tsunamis,<br />

tornados, inundaciones, otros), los cuales son fenómenos precipitados por la acción<br />

del “Hombre”.<br />

Las lecciones de vida de los pueblos indígenas, traducidas en el vivir Bien, intentan<br />

posicionarse en el actual proceso de cambios que vive el país, pero tiene enfrente<br />

un conjunto indeterminado y múltiple de elementos pertenecientes a esa otra<br />

racionalidad (antropocéntrica, liberal, desarrollista) que busca la materialización<br />

del interés inmediato de grupos privilegiados, y que aún subyace de modo oculto/público<br />

en círculos sociales, profesionales e incluso gubernamentales, constituyendo<br />

una amenaza a la irradiación del imaginario indígena y del propio discurso<br />

del presidente evo, quien va posicionando el vivir Bien, tanto a nivel local como<br />

global, como distinto a las políticas que buscan el “vivir mejor” a costa de los otros,<br />

postura egoísta que menoscaba el entorno.<br />

en el país son varios los ejemplos que se tienen (represas del río madera, represa<br />

el Bala, represa Cachuela esperanza, proyecto geo-termoeléctrico de Laguna<br />

Colorada, minería de san Cristóbal y otros) para evidenciar que esa filosofía desarrollista<br />

y liberal se mantiene como una tendencia gruesa y contradictoria a la<br />

filosofía del vivir Bien, tanto en el seno de la sociedad como del propio gobierno,<br />

por lo que las orientaciones desarrollistas que van regenerándose en el país, en<br />

una especie de continuismo con las políticas del 52 y del 85, deben ser desenmascaradas<br />

a objeto de lograr coherencia entre la teoría y la práctica del vivir Bien.<br />

Para ilustrar lo dicho están las megarepresas hidroeléctricas que el gobierno de<br />

Brasil pretende levantar en el río madera, un proyecto de tipo liberal y desarrollista,<br />

con gravísimos impactos ambientales muy brevemente apuntados:<br />

inundación del territorio norte del país,<br />

inundación de tierras de cultivo estacional en las riberas de los ríos<br />

inundación de tierras de pastoreo de ganado vacuno,<br />

afectación de bosques de castaña, disminución de exportación de castaña y<br />

pérdida de ingresos en las familias de recolectores de castaña,<br />

extinción de aproximadamente 490 especies de peces que viven en los ríos y<br />

afluentes del madera,<br />

extinción de especies vegetales y medicinales,<br />

pérdida de especies animales y biodiversidad,<br />

aumento de malaria y otras patologías asociadas al estancamiento de<br />

aguas,<br />

procesos crecientes de migración social,<br />

expulsión de pueblos indígenas a centros urbanos,<br />

pérdida de culturas originarias y sometimiento a culturas dominantes,<br />

todo esto, en fin de cuentas, conduce a la producción de más “mestizos” y<br />

“limosneros” en ciudades mercantilistas y extranjerizantes.<br />

Pero a pesar de la irrefutabilidad de estas evidencias, el gobierno de Brasil, las<br />

empresas brasileñas (FUrnAs y Odebrecht s.A.) y los simpatizantes nacionales del<br />

megaproyecto brasileño indican que éste beneficiará a Bolivia toda vez que contempla,<br />

además de las hidroeléctricas, la construcción de esclusas para hacer navegable<br />

el río madera hasta la desembocadura del Amazonas, con lo que Bolivia<br />

lograría su ansiada salida al mar. en realidad lo que pretende Brasil - además de<br />

jugar con un caro anhelo de los bolivianos - es hacer navegables los ríos del norte<br />

amazónico de Bolivia para sacar la soya brasileña hacia los grandes mercados<br />

del Asia (China e india especialmente). Congruente con estos objetivos de Brasil,<br />

los grupos de poder locales están generando las condiciones para que el estado<br />

boliviano se involucre en este proyecto desarrollista. Autoridades prefecturales<br />

de Pando y Beni, líderes cívicos y empresariales de la región, proclaman simpatía


ante estos grandes emprendimientos, con la convicción de que éstos constituirán<br />

“polos de desarrollo” y “de progreso” de estos confines selváticos.<br />

Frente a estos propósitos es menester puntualizar lo siguiente: las megarepresas<br />

que impulsa el gobierno de Brasil en el río madera son una amenaza al desarrollo<br />

integral y sustentable de la región norte amazónica de Bolivia. estas megarepresas,<br />

diseñadas a imagen y semejanza del neoliberalismo y de la megalomanía brasileña,<br />

constituyen un proyecto simbólico arrogante y contrario a la concepción de<br />

vida indígena que, por esas presiones y seducciones no publicitadas que hacen<br />

el gobierno y empresas brasileñas en territorio boliviano, la filosofía del vivir Bien<br />

podría ser pinchada, desnaturalizada, convertida en retórica hueca, en cáscara.<br />

Además de esto, la aceptación del complejo hidroeléctrico del madera por parte<br />

del gobierno boliviano expondría al estado nacional a riesgos inminentes de<br />

pérdida de soberanía energética y consolidaría la avanzada brasileña en el norte<br />

amazónico del país. Y sobre esto, conviene recordar lo que pasó con el vecino<br />

Paraguay que aceptó la construcción de la megarepresa de itaipú en aguas binacionales<br />

de Paraguay y Brasil, con la ilusión de lograr enormes beneficios económicos<br />

por la venta de energía eléctrica. Lamentablemente Paraguay hoy no<br />

tiene soberanía energética, no tiene beneficios económicos compartidos, vende<br />

electricidad sólo a Brasil a precios risibles, ha adquirido una deuda multimillonaria<br />

con Brasil y soporta el crecimiento acelerado de redes de corrupción vinculadas<br />

a la administración de itaipú (ejecutivos, ingenieros, gobernantes). el vecino Paraguay<br />

también aceptó la construcción de la megarepresa de Yaciretá en aguas<br />

binacionales de Paraguay y Argentina. Por esto, Paraguay recibe de Argentina<br />

el mismo trato que recibe de Brasil. Por tanto, se debe aprender del vecino Paraguay<br />

exactamente sobre lo que no se debe hacer con Brasil: no compartir la responsabilidad<br />

de los desastres económicos y ambientales que provocaría la construcción<br />

de megarepresas en la cuenca del río madera, bajo el señuelo de que el<br />

estado boliviano lograría ingentes beneficios económicos que jamás existirán.<br />

entonces, los principios de desarrollo equilibrado entre estado, sociedad y natura,<br />

como parte fundamental del vivir Bien, son el aporte de los movimientos sociales<br />

del país a las luchas sociales y el movimiento mundial del siglo XXi. Y estos principios<br />

de desarrollo equilibrado deben ser firmemente sostenidos en la actual coyuntura,<br />

por el gobierno boliviano y por los movimientos sociales del país; por tanto, uno de<br />

los grandes compromisos y tareas debe ser contribuir para que el actual proceso<br />

de cambios cristalice políticas estatales que no causen desequilibrios y desastres<br />

en nuestro entorno natural y social.<br />

en este orden, los movimientos sociales deben controlar y fiscalizar el uso y aprovechamiento<br />

equilibrado de los recursos naturales (renovables y no renovables),<br />

deben participar en el control social y en la definición de reglas a la circulación<br />

del capital en sectores económicos estratégicos, financieros y de servicios, a objeto<br />

de garantizar la circulación del capital, pero también para poner frenos a<br />

esa circulación, toda vez que el capital, por una lógica intrínseca –como ya lo<br />

advirtió marx - tiende a desarrollarse a objeto de lograr su propio autoacrecentamiento,<br />

en beneficio de quién o quienes detentan el capital y en detrimento de<br />

natura y del interés colectivo (estado, sociedad civil, comunidades indígenas).<br />

Para ejemplificar mejor, no puede haber circulación libre de capitales en sectores<br />

económicos que contribuyen a procesos de calentamiento global, o que son altamente<br />

contaminantes, o que deforestarían como la anunciada producción de<br />

biocombustibles, cuya apariencia “ecológica” y “verde”, más que contribuir al<br />

“vivir Bien”, alimenta al “vivir mejor”, es decir, alimenta a otra versión de la racionalidad<br />

antropocéntrica, que beneficia a pocos, marginaliza a millones y mata a<br />

la madre tierra.<br />

75


76<br />

triste reedición del mega-proyecto de la represa el Bala<br />

por Marco Octavio Ribera Arismendi<br />

de acuerdo a una nota de prensa de marzo del 2007, 39 el megaproyecto hidroeléctrico<br />

de el Bala vuelve a la mira del Gobierno, que encomendó a la empresa<br />

nacional de electricidad (ende) revisar el plan de aprovechamiento, de acuerdo<br />

a declaraciones del viceministro de electricidad, rafael Alarcón. el proyecto, ubicado<br />

en el límite entre La Paz y Beni, había sido descartado en anteriores gestiones<br />

de gobierno debido a su inviabilidad técnica, económica y ambiental. según<br />

esta oficina de estado: “Más que por el impacto ambiental, estaba descartado<br />

por el tema de las inversiones. Creemos que en este momento ya se hace necesario<br />

un plan de esta envergadura, con el gran potencial que tiene El Bala”. en la<br />

misma nota de prensa el superintendente del sector, Jorge Choque, expresó que<br />

“sería bueno que Bolivia aproveche sus recursos naturales en la Amazonía, para<br />

generar más electricidad”.<br />

A esto se suma el decreto supremo 29191, firmado el 14 de julio del 2007, el cual<br />

tiene por objeto declarar de interés y prioridad nacional el aprovechamiento de<br />

la cuenca del río Beni y definir los mecanismos a través de los cuales se realizarán<br />

los estudios hasta el diseño final, del Proyecto Hidroeléctrico el Bala.<br />

TROPEzANDO CON LA MISMA PIEDRA<br />

La visión exclusivamente desarrollista de determinada instancias y/o funcionarios<br />

procura reeditar un proyecto de generación de energía a costa de la destrucción<br />

del patrimonio natural del país, precisamente en la zona con mayor riqueza biológica<br />

de Bolivia y un centro de afluencia masiva de turistas de todo el mundo. el<br />

Bala inundaría una enorme proporción de la parte baja o pedemontana interior<br />

de dos de las áreas protegidas más importantes de Bolivia, el Parque nacional<br />

madidi (valle del río tuichi) y la reserva Pilón Lajas (valles del río Quiquibey), además<br />

de una extensa región del valle central del río Beni.<br />

el año 1984, cuando la presidencia del Congreso nacional estaba en manos de<br />

Jaime Paz Zamora, se aprobó la ley 628 que abría formalmente la posibilidad de<br />

realizar los estudios del proyecto del Bala. Algunos años después, en 1998, durante<br />

la presidencia de Hugo Banzer suarez, se aprobó la Ley 1887, que declaró prioridad<br />

nacional la construcción del proyecto múltiple de el Bala, con los siguientes<br />

objetivos: a) Generar 2.700 mW de energía, b) Habilitar para la agricultura 1,3 millones<br />

de hectáreas, c) Crear un lago artificial de 2000 km2 , d) Hacer navegable el<br />

río Beni (sólo aguas arriba), e) Comunicar las regiones del altiplano y el Beni.<br />

Ya en su momento, cuando hubo una tremenda oposición a este descabellado<br />

proyecto por parte de los pueblos indígenas, operadores de turismo, científicos y<br />

movimientos sociales en general, se hizo notar a detalle lo absurdo e insensato de<br />

los mencionados objetivos. 40<br />

Lo que se deduce, al menos a primera vista, es que la misma lógica de desprecio<br />

39 ns.comunica.gov.bo: 200708 La razón<br />

40 FOBOmAde; reid 1999; molina 2000.


hacia los aspectos ecológicos, los derechos indígenas y las normas ambientales<br />

que utilizaron los tecnócratas neoliberales de fines de los años 90 para proponer<br />

el proyecto de el Bala, también es esgrimida por los actuales responsables de oficinas<br />

de desarrollo, posiblemente teniendo como apoyo ensayos poco responsables<br />

que minimizan los riesgos ambientales al extremo de la ingenuidad. 41<br />

el megaproyecto original del Bala implicaba la construcción de una presa de 159<br />

metros que formaría un inmenso lago artificial de 2.505 kilómetros cuadrados. Una<br />

segunda opción planteada por un consultor contratado por la prefectura, algo<br />

menos riesgosa en términos ecológicos, proponía dos presas menores, una en el<br />

Bala y otra en Chepite, formando espejos de agua que juntas sumaban 854 kilómetros<br />

cuadrados. en este segundo caso, la generación de energía era algo menor<br />

respecto de la primera mega-propuesta de el Bala. en cualquiera de los dos<br />

casos, los impactos a los ecosistemas varían desde muy grandes a apreciables.<br />

en el caso de la represa grande, el tiempo de vida útil de la represa difícilmente<br />

excedía 100 años, mostrando la futilidad del proyecto.<br />

el Parque madidi y la reserva Pilón Lajas forman el conjunto de áreas protegidas<br />

con mayor riqueza de ecosistemas y especies de Bolivia, teniendo renombre a<br />

nivel continental y mundial. Constituyen el reservorio de recursos biológicos más<br />

importante del territorio nacional, y se puede afirmar que en gran parte gracias a<br />

ellas, Bolivia se encuentra entre los 12 países biológicamente más ricos del mundo.<br />

La región subandino amazónica del madidi – Pilon Lajas (ríos tuichi, Beni y Quiquibey)<br />

constituye la de mayor biodiversidad de Bolivia, con más de 7000 especies<br />

de plantas, más de 800 especies de aves y 200 especies de mamíferos. 42 el ecoturismo<br />

en base a la riqueza natural, que tanto esfuerzo ha costado posicionar en la<br />

región y que viene generando muy importantes beneficios, colapsaría.<br />

según datos oficiales de turismo se estima que hasta el año 2001 se habían generado<br />

alrededor de 7 millones de dólares por la actividad turística en la región<br />

y 650 empleos directos e indirecto, que mantienen cerca de 2.800 habitantes. 43<br />

Actualmente, los 7.300 turistas anuales que ingresan al madidi, generan alrededor<br />

de 2 millones de dólares al año para la economía de la región. estas cifras han sido<br />

superadas al año 2006 en cerca de un 90 % y se encuentran en ascenso.<br />

Alguna vez se ha argumentado en relación a grandes proyectos que afectan<br />

zonas naturales, que ello no es incompatible con el ecoturismo, lo que equivale a<br />

sugerir que a los ecoturistas les encantaría navegar, pescar y nadar en el inmenso<br />

lago de el Bala. nada más absurdo y que muestra el desconocimiento de lo<br />

que es el ecoturismo y de cómo piensa un ecoturista. Costaría mucho y con muy<br />

poca esperanza de éxito, hacer comprender a los numerosos ecoturistas que viajan<br />

desde europa para navegar el mítico río tuichi, que una gran parte del río ya<br />

no existe y que en su lugar se ha construido una monstruosa represa que crea el<br />

magnífico lago contaminado que navegan.<br />

en la actualidad existen tres importantes procesos de turismo comunitario indígena<br />

en la región: Chalalán en el tuichi dentro del Parque madidi, mapajo en la<br />

reserva Pilón Lajas y san miguel de el Bala en la zona de influencia inmediata del<br />

madidi; las cuales desaparecerían bajo las aguas del “magnífico” lago artificial.<br />

44 se debe enfatizar en ello: la laguna o lago de el Bala no será nada maravilloso,<br />

sino una inmundicia de biomasa en descomposición y un criadero de mosquitos<br />

vectores del dengue y la malaria.<br />

41 Un ejemplo de este tipo de ensayo se puede ver en salazar 2003.<br />

42 vsF, 2001; Ci, 1996; sernAP, 2004; ie/CCdC, 1992.<br />

43 viceministerio de turismo 2001.<br />

44 ribera y Liberman 2005; salazar, 2003.<br />

77


78<br />

sobre los beneficiarios de la represa, FOBOmAde en su momento los describió con<br />

precisión, los mayores beneficios los acapararían las empresas consultoras proyectistas,<br />

y en especial las constructoras. viene al caso mencionar la represa Cambarí<br />

en tarija, que es otro sinsentido socio-ambiental, donde las primeras impulsoras<br />

eran las cámaras de construcción y del cemento. volviendo al Bala, la fiesta sería<br />

también para las empresas que instalan las líneas de transmisión y luego les tocaría<br />

a las empresas que realicen el transporte y venta de la energía, puesto que con<br />

300 a 500 mW nosotros como país podríamos satisfacer por demás la demanda<br />

de los próximos años. el costo del transporte de la energía hasta cualquiera de<br />

las fronteras (líneas de transmisión, plantas intermedias, mantenimiento) desde ya<br />

sería enorme.<br />

Con el transcurso de los años y considerando la enorme carga de sedimentos<br />

que tiene el río Beni, la famosa presa se colmataría. Al respecto, en su momento,<br />

expertos en hidrología tenían una opinión fundamentada acerca del poco<br />

tiempo de vida útil de la represa, debido a los sedimentos llevados por este gran<br />

río, situación que se agravará sin duda con el empeoramiento de los fenómenos<br />

relacionados al cambio climático global.<br />

todo hace suponer que la carga sedimentaria del Beni se ha incrementado en<br />

los últimos 15 a 20 años, debido al avance masivo del desbosque en las zonas de<br />

Caranavi, Alto Beni, La Asunta, tipuani y Yungas en general, y que aparentemente<br />

va a continuar sin muchas variaciones. si a esto sumamos el efecto de las lluvias<br />

agigantadas que probablemente asolarán la vertiente húmeda de la cordillera,<br />

debido al cambio climático, la represa de el Bala ya se ve como un mal negocio,<br />

aún sin deducirle todos los impactos a las comunidades de las zonas afectadas, la<br />

pérdida de riqueza natural y los beneficios perdidos del turismo.<br />

Bibliografía<br />

Conservation international 1996. A Biological Assesment of the Alto Madidi Region.<br />

rAP. 108 p.<br />

FOBOmAde. ¿Queremos una represa en el angosto de El Bala? Foro Boliviano de<br />

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instituto de ecología/Centro de datos para la Conservación 1992. Diagnóstico y<br />

propuesta para la creación del Parque Nacional Madidi. La Paz, Bolivia. 78<br />

p.<br />

molina, J.C. 2000. Análisis técnico y ambiental del proyecto El Bala. FOBOmAde.<br />

La Paz, Bolivia. 40 p.<br />

reid, J. 1999. Dos Caminos y un Lago. Análisis económico del Desarrollo de Infraestructura<br />

en la Cuenca del Río Beni. CsF.<br />

ribera, m.O. y Liberman, m. 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad<br />

en las Áreas Protegidas de Bolivia. sernAP-GeF. La Paz, Bolivia. ii. 425 p.<br />

salazar, C.m. 2003. El Don del Bala. La Paz, Bolivia. 64 p.<br />

sernAP, 2004. Plan de manejo del Parque Nacional y Área Natural de Manejo<br />

Integrado Madidi. Proc.GeF ii. servicio nacional de Áreas Protegidas, La<br />

Paz, Bolivia.<br />

veterinarios sin Fronteras 2001. Sistematización de experiencias de Veterinarios sin<br />

Fronteras en el Proyecto Pilón Lajas. documento Global. vsF/dFid. rurrenabaque,<br />

Bolivia. 76 p.<br />

viceministerio de turismo, 2001. Informe anual. La Paz, Bolívia.


energía geotérmica: el caso de Laguna Colorada<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

La reserva nacional de Fauna Andina eduardo Avaroa (reA) fue creada en 1973<br />

y ampliada el año 1981. en la actualidad abarca una superficie de unas 715.000<br />

hectáreas en la provincia sud Lípez, al extremo sur del departamento de Potosí.<br />

esta región de la Cordillera Occidental volcánica se caracteriza por extensas mesetas<br />

de rocas ígneas 45 y grandes conos volcánicos, que oscilan entre 4300 y 6014<br />

metros sobre el nivel del mar, con temperaturas inferiores a los 4°C en promedio y<br />

precipitaciones que oscilan entre 45 y 150 milímetros por año, lo que la convierte<br />

en una de las zonas más áridas de Bolivia. 46<br />

ecológicamente, gran parte del área está clasificada como desierto helado altoandino,<br />

con bajos niveles de productividad. Los desiertos están entre los ecosistemas<br />

más frágiles del planeta, su reducida biota es una de las causas para<br />

que pequeños impactos ambientales puedan ocasionar grandes e irreversibles<br />

efectos. en general casi todo el sudoeste potosino corresponde a un conjunto de<br />

ecosistemas semidesérticos, de alta fragilidad. 47<br />

Aunque esta zona tiene escasa biodiversidad por las condiciones climáticas extremas<br />

que presenta, cuenta con importantes valores naturales, paisajes extraordinarios,<br />

y lagunas de gran belleza escénica, entre las que destaca la Laguna<br />

Colorada (que además es sitio rAmsAr). 48 dicha reserva cuenta con aguas termales<br />

y géiseres, grandes colonias de tres especies de flamencos que nidifican en<br />

el verano y especies amenazadas como la vicuña, el suri o ñandú altoandino, el<br />

titi o gato andino de los pajonales, así como la queñua y la yareta entre las especies<br />

vegetales de gran relevancia ecológica. en términos generales es una de las<br />

muestras más espléndidas del patrimonio natural boliviano. todos estos atributos<br />

hacen que sea una de las áreas protegidas más visitadas por turistas de todo el<br />

mundo, los que ascienden aproximadamente a 50.000 por año. 49<br />

Para quien conoce los magníficos paisajes del sudoeste potosino como los géiseres<br />

de sol de mañana y la Laguna Colorada, la sola mención de explotar energía<br />

geotérmica en la zona, para generar unos cientos de megavatios (hasta 500 mW<br />

según proyecciones de la empresa nacional de electricidad ende), significa una<br />

pesadilla, un total desatino ambiental.<br />

45 Las rocas ígneas se forman cuando la roca derretida se enfría y se solidifica. Las rocas<br />

ígneas se dividen en dos grupos, dependiendo del lugar dónde se formaron: intrusivas o<br />

plutónicas y extrusivas o volcánicas.<br />

46 Ceedi-LidemA 1989; ribera y Liberman 2005.<br />

47 Olivera et al. 2006; rocha y saez 2003.<br />

48 el Convenio de ramsar, o Convención relativa a los Humedales de importancia internacional<br />

especialmente como Hábitats de Aves Acuáticas, fue firmado en la ciudad de ramsar,<br />

irán, el 2 de febrero de 1971 y entró en vigor en 1975.<br />

49 sernAP 2001.<br />

79


80<br />

LOS OJOS PuESTOS EN LA ENERGíA GEOTéRMICA<br />

La energía geotérmica se obtiene utilizando el calor generado en procesos de<br />

vulcanismo activo que a gran profundidad calienta aguas subterráneas, que pueden<br />

emerger en forma de aguas termales, géiseres o fumarolas. 50 en el proceso se<br />

capta el vapor a gran temperatura mediante la perforación de pozos similares a<br />

los gasíferos. ese vapor, que alcanza altas temperaturas y es utilizado en turbinas<br />

para generar electricidad, ha sido considerado como “energía renovable” (se la<br />

podría llamar permanente, como la del sol) debido a la magnitud y continuidad<br />

de los procesos magmáticos al interior del planeta. 51<br />

desde una perspectiva economicista clásica y unidimensional, el analista Carlos<br />

miranda, ministro de minas y Petróleo en los años 80, mencionó algo irónico y paradójico:<br />

“…en estos años, la zona de Laguna Colorada es sólo objeto de actividad<br />

turística y los pozos están ahí cerrados, esperando su utilización”. es así que con el<br />

apoyo de la Organización Latinoamericana de energía (OLAde), se “pusieron los<br />

ojos en los géiser o fumarolas cerca de Laguna Colorada”.<br />

en esta oportunidad, y mediante firma de convenio se designó a ende como entidad<br />

responsable de promover el aprovechamiento de la energía geotérmica,<br />

con asistencia técnica y financiera italiana, país líder en esta industria, y con la<br />

donación de un equipo de perforación por naciones Unidas. el primer pozo profundo<br />

geotérmico en el país, perforado por YPFB, inauguró operaciones en 1988<br />

con un gran despliegue de actividades en esa remota y desolada zona que ya<br />

era área protegida. 52 en esa época se esperaba un rendimiento energético de 30<br />

a 50 mW, aunque en los últimos años voceros de ende hablan de entre 120 y algo<br />

más de 300 mW. en esa ocasión, se invirtieron inútilmente más de nueve millones<br />

de dólares en pozos geotérmicos y a la fecha no se ha encendido un solo foco<br />

con esa energía. en Chile, a pocos kilómetros, en la zona denominada el tatio, con<br />

similares características que las de la Laguna Colorada, también han fracasado<br />

iniciativas destinadas a obtener energía eléctrica.<br />

Afortunadamente, por problemas técnicos insalvables producidos por el derrumbe<br />

del pozo de reinyección, ocasionado por un movimiento sísmico (frecuentes en la<br />

región), esta lamentable iniciativa se desvaneció hasta su actual reactivación, por<br />

parte del ministerio de servicios y Obras Públicas, emergiendo nuevamente el peligro.<br />

Uno de los mayores impactos previstos en el área protegida es la amenaza a<br />

las poblaciones de flamencos, debido a las líneas de transmisión que interceptan<br />

las rutas de vuelo de las aves ocasionando una alta mortalidad.<br />

en la actualidad, el único aprovechamiento de energía en la zona de sol de mañana<br />

se realiza a partir de un pozo que genera energía eléctrica para la planta<br />

de tratamiento y secado de bórax de la empresa tierra Ltda. en la planta de<br />

Apacheta. en este punto, a partir de la emanación de vapores y materiales del<br />

pozo no reinyectados, y de la propia actividad minera, se han generado fuertes<br />

impactos de contaminación a cuerpos de agua y bofedales, como el bofedal<br />

Agüita Brava. 53<br />

se debe aclarar que en la reserva eduardo Avaroa existe una gran diferencia<br />

entre los beneficios generados por actividades mineras, que favorecen a muy<br />

50 Las fumarolas son una mezcla de gases y vapores que surgen por las grietas exteriores de<br />

un volcán a altas temperaturas.<br />

51 Conesa 1997.<br />

52 Ceedi-LidemA 1989.<br />

53 rocha y saez 2003; sAviA 2006.


pocas personas, respecto del ecoturismo, que con menores daños ambientales<br />

beneficia a toda la región y al país en general. de incrementarse las actividades<br />

de explotación minera y geotérmica, se perjudicará fuertemente a los ecosistemas<br />

y a las actividades de turismo (3).<br />

Por otra parte, existe una fuerte polémica sobre si ésta es una energía limpia, debido<br />

a los grandes volúmenes de contaminantes gaseosos y sólidos que emergen<br />

junto con los vapores a gran temperatura y cuyo control, además de ser costoso,<br />

es parcial. el año 1989 el Centro de estudios ecológicos y desarrollo integral (Ceedi)<br />

realizó un estudio de impacto ambiental con financiamiento del PnUd. el estudio<br />

establece que los volúmenes de materiales sólidos, líquidos y gaseosos que emergen<br />

junto con los flujos de vapor a altas temperaturas y que incluyen sulfuros (sH 2 ),<br />

sustancias amoniacales, metales como arsénico, litio, rubidio, estroncio, bario, cesio<br />

y gases radiactivos como radón y ácido bórico, entre otros, pueden llegar a ser<br />

muy altos. Los niveles de contaminación, aún con procesos de mitigación a través<br />

de la reinyección, que es muy costosa, pueden llegar a ser muy elevados.<br />

A diferencia de otras regiones del mundo, las fuentes geotérmicas de sud Lípez,<br />

emanan bastante menos vapor que agua en estado líquido, lo cual implica que<br />

el riesgo de arrastre de contaminantes al exterior sea mucho mayor.<br />

en relación al tema energético y de acuerdo con la superintendencia de electricidad,<br />

puede avecinarse una suerte de crisis, debido al crecimiento de la demanda<br />

interna, principalmente proveniente de proyectos mineros; pero sobre todo por la<br />

falta de previsión en la implementación de mayor capacidad o de nuevas plantas<br />

hidroeléctricas o termoeléctricas para la generación de energía eléctrica.<br />

esto evidencia que las empresas capitalizadas no realizaron inversiones en el ramo,<br />

a excepción de la empresa Guaracachi a través de una turbina para 70 mW en<br />

el 2007. Los contratos de capitalización de dichas empresas no contemplaban<br />

compromisos definidos de inversión. de cualquier forma parecería que es más<br />

fácil apelar a la geotermia de la Laguna Colorada y destruir un patrimonio natural<br />

irremplazable para lograr unos magros megavatios, en lugar de considerar el elevado<br />

potencial hidroeléctrico de los ríos cordilleranos o exigir mayores inversiones<br />

a las empresas cuyas grandes ganancias, por la escasa o nula inversión, salieron<br />

del país todos estos años. Llama la atención el enfoque insistente de ende sobre<br />

la zona geotérmica de Laguna Colorada, si pensamos en la proximidad de Chile<br />

y sus enormes necesidades energéticas.<br />

se calcula que transportar la energía eléctrica de esa remota región de Bolivia,<br />

requerirá una inversión adicional de 24 millones de dólares, para conectarse al<br />

sistema de interconexión eléctrica. estos recursos podrían invertirse en la construcción<br />

de pequeñas centrales hidroeléctricas en la vertiente oriental de la Cordillera<br />

Andina.<br />

Uno de los futuros problemas para el abastecimiento de electricidad en el país, es<br />

que el 60% proviene de termoeléctricas, las cuales funcionan con gas. en previsión<br />

de posibles problemas de abastecimiento, debe quedar claro que la demanda<br />

energética del país, a pesar de estar en crecimiento, no significa más de 800 a<br />

1000 mW, ¿vale la pena afectar una región tan extraordinaria para producir sólo<br />

120 mW? debemos considerar que no sólo estamos hablando de hermosos paisajes<br />

y flamencos; sino de una de las regiones de mayor atracción turística del país,<br />

convertida en un icono mundial que, junto al salar de Uyuni, genera importantes<br />

beneficios económicos para las poblaciones locales y para el departamento de<br />

Potosí.<br />

81


82<br />

Como dato adicional, con la instalación de una sola turbina, la General electric<br />

6FA GCH 11, se producen más de 70 megavatios destinados a cubrir gran parte<br />

de la demanda de santa Cruz e incluso de nuevos proyectos mineros en otros<br />

departamentos.<br />

INTERESES REGIONALES<br />

en la visita del ministro de energía de Chile y del gerente de la empresa nacional<br />

del Petróleo de Chile (enAP) realizada el año 2007, se propuso establecer una relación<br />

entre enAP y ende para ejecutar proyectos de prospección y exploración<br />

geotérmica en la Laguna Colorada, a 25 kilómetros de la frontera con Chile. sabemos<br />

que el norte de Chile atraviesa una grave crisis energética y necesita energía<br />

para empresas mineras, de cualquier forma no dejó de asombrar la condescendencia<br />

de nuestros tecnócratas y ministros ante tal oferta. Cuesta creer que los<br />

funcionarios chilenos y de Bolivia, no sepan que la Laguna Colorada está dentro<br />

de un área protegida y que es una importantísima zona turística a nivel mundial.<br />

Cabe recalcar que similares situaciones de avasallamiento socio-ambiental por<br />

explotación de energía geotérmica y de conflicto social se dieron en Chile hace<br />

unos años, en las zonas de Atacama y Alto Loa.<br />

LA IMPORTANCIA <strong>DE</strong>L TuRISMO EN LA REGIóN<br />

el salar de Uyuni fue identificado como el primero de los sitios más espectaculares<br />

del planeta por la prestigiosa Rough Guides y junto a la Laguna Colorada es<br />

considerado como el destino turístico más importante de Bolivia. el año 2004 ya se<br />

promocionó internacionalmente el conjunto “desierto blanco-lagunas de colores”<br />

como el emblema del turismo nacional. en términos generales se debe hablar de<br />

este complejo en su integridad, como el destino que atrae a miles de turistas cada<br />

año, por la expectativa del tour completo desde Uyuni hasta la Laguna Colorada.<br />

54<br />

el turismo que ha comenzado a tener una mayor relevancia, más aún con la puesta<br />

en marcha de un sistema regulado de cobros (sisCO) para las operadoras de<br />

turismo y los visitantes independientes, ha incrementando considerablemente las<br />

recaudaciones en beneficio directo de las comunidades locales. 55 A manera de<br />

ejemplo, cabe destacar que las poblaciones de Quetena, situadas al interior del<br />

área, han incrementado seis veces sus ingresos por este concepto. en Uyuni, el<br />

año 1993, operaban un total de seis agencias de turismo, en la actualidad operan<br />

más de cincuenta.<br />

Las visitas recibidas el año 2005, en el sudoeste potosino, significaron cerca de 50<br />

millones de dólares invertidos en el país, de los cuales se calcula que aproximadamente<br />

un 30% benefició directamente a la región, desde el operador de la agencia<br />

de turismo, hasta la vendedora de refrescos en la plaza de Uyuni, pasando<br />

por hoteles y restaurantes en ciudades capitales. se prevé que con la mejora de<br />

carreteras y la construcción de un aeropuerto en Uyuni, el arribo de visitantes se<br />

podría hasta triplicar en unos años (6, 3). 56<br />

Por ello, seguir invirtiendo millones de dólares en la región, con una tecnología que<br />

a la fecha ha resultado inútil, por los altos riesgos tectónicos, ocasionará pérdidas<br />

económicas adicionales y un deterioro del paisaje. no debemos olvidar que el<br />

54 Olivera et al. 2006.<br />

55 sAviA 2006<br />

56 sAviA 2006; Olivera et al. 2006.


ecoturismo es una modalidad muy exigente en términos de la buena calidad ambiental<br />

y escénica. no han faltado opiniones poco ubicadas que en alguna oportunidad<br />

han asegurado con total ligereza, que las actividades petroleras “bien llevadas”,<br />

con impactos supuestamente controlados, pueden ser compatibles con<br />

el turismo. es posible que lo sean con un tipo de turismo igualmente desubicado.<br />

Por tanto, no faltarán comentarios sobre la complementariedad entre las monstruosas<br />

instalaciones geotérmicas y la reserva de Fauna silvestre. dado que en<br />

soledades abiertas y tan inmensas un simple trozo colorido de plástico es extremadamente<br />

visible a gran distancia, la alteración del paisaje por una planta geotérmica,<br />

ductos y líneas de transmisión, sería tan grave que podríamos considerar la<br />

condena a muerte del ecoturismo en la reserva y posiblemente de la región.<br />

La sola incursión de tecnología para la exploración geotérmica, en una región<br />

como Laguna Colorada, ya significaría un grave impacto escénico, poniendo en<br />

riesgo una fuente de ingresos mucho más importante que los provenientes de la<br />

explotación de la energía del subsuelo.<br />

Lamentablemente, en el tratamiento público del tema, no se ha percibido ninguna<br />

mención al valor turístico, natural y cultural cuando se habló de la Laguna<br />

Colorada, ni de su ubicación en una de las áreas protegidas de mayor relevancia<br />

ecológica y paisajística de Bolivia. en ningún medio se mencionó nada sobre las<br />

amenazas a una de las zonas de mayor importancia turística del mundo. mientras<br />

tanto ende continúa impulsando estudios y prospecciones en cara a la licitación<br />

y búsqueda de financiamiento vía crédito (300 millones de dólares) para la construcción<br />

de la planta geotérmica en la zona. ello se realiza ante la indiferencia<br />

o impotencia del sernAP y las autoridades de medio ambiente y turismo; tampoco<br />

se conocen pronunciamientos de las organizaciones locales que trabajan<br />

principalmente con iniciativas de turismo. el propio ministro de energía de Chile,<br />

marcelo tokmann, mencionó los primeros meses del 2008 que la decisión del gobierno<br />

boliviano era de trabajar con Japón en el proyecto Laguna Colorada. de<br />

acuerdo al viceministerio de electricidad, con ayuda de la cooperación japonesa,<br />

se actualiza un estudio sobre las fuentes geotérmicas, iniciado por la empresa<br />

de electricidad de méxico en la zona de afluencia de Laguna Colorada y que ha<br />

sido complementado con cooperación japonesa. el proyecto fue además presentado<br />

por ende a la Oficina de desarrollo Limpio. Las perspectivas son de todas<br />

formas 120 mW.<br />

OTRAS FuENTES <strong>DE</strong> ENERGíA<br />

respecto a otras fuentes de energías alternativas limpias y ambientalmente amigables,<br />

los avances en el país han sido extremadamente magros a inexistentes, la<br />

energía solar o fotovoltaica no ha sido explorada más allá de pequeños proyectos<br />

para uso domiciliario, mientras que no se conocen iniciativas para la producción<br />

de energía eólica (por viento) aún considerando el enorme potencial en todo<br />

el altiplano. en europa el potencial de las centrales de energía eólica instaladas,<br />

supera los 40.000 mW.<br />

en los escenarios energéticos ha emergido en los últimos dos años, el tema de<br />

la energía potencialmente alternativa proveniente de los agrobiocombustibles,<br />

situación que podría ser promisoria si no implicaría a mediano plazo la expansión<br />

descontrolada de fronteras agrícolas y la conversión de nuestros ricos bosques en<br />

inmensos campos de soya y caña.<br />

83


84<br />

Bibliografía<br />

Ceedi-LidemA 1989. Estudio Ambiental del Proyecto Geotérmico de Laguna Colorada.<br />

depto. Potosí, Bolivia.<br />

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Olivera, m., P. ergueta y m. villca 2006. Conservación y Desarrollo Sostenible en el<br />

Suroeste de Potosí, Bolivia. emb. real dinamarca, La Paz, edOBOL. 419 p.<br />

ribera, m.O. y m. Liberman 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad<br />

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rocha, O. y C. saez (eds.) 2003. Uso Pastoril en Humedales Altoandinos. WCs/GCFA<br />

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sAviA 2006. Diagnóstico General y Plan de Manejo de la Reserva Eduardo Abaroa,<br />

Sud Lipez, Potosí. sernAP-GeF. La Paz, Bolivia.<br />

sernAP 2001. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Bolivia. 2ª. edición. GtZmAPZA.<br />

La Paz.


Los agro-biocombustibles: la controversia del etanol<br />

y del biodiesel<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

Los agro-biocombustibles son productos energéticos obtenidos de diversos tipos<br />

de plantas, a partir de procesos de síntesis industrial a gran escala. se elaboran<br />

principalmente aceites, como los de soya, palma africana, Jathropa y ricino para<br />

producir biodiesel, así como etanol, producido a partir del maíz, caña de azúcar<br />

o remolacha. tanto los aceites como el etanol son utilizados para generar mezclas<br />

en diversos porcentajes, añadiendo los aceites al diesel o, en el caso del etanol,<br />

a la gasolina.<br />

Los países que adoptaron estas iniciativas (por ejemplo estados Unidos o Brasil)<br />

modificaron en el curso de varios años su matriz energética orientando fuertes inversiones<br />

a la tecnología, industria y agricultura a gran escala, para producir maíz<br />

o caña de azúcar. Brasil, con un consumo energético en constante crecimiento,<br />

entró en los años 70 en la producción de etanol con el fin de reducir su dependencia<br />

del petróleo, y de hecho cambió el 50 por ciento de su consumo vehicular<br />

al alcohol.<br />

Brasil es el mayor productor de etanol, con un volumen equivalente a 2% del mercado<br />

mundial de combustibles, y para el 2025 los agro-biocombustibles brasileños<br />

podrían representar el 10% de la matriz energética mundial. La producción (con<br />

18 mil millones de litros anuales) se realiza a partir del cultivo de la caña de azúcar,<br />

gracias a lo cual se han reducido en un 40% las importaciones de crudo. informes<br />

de prensa del 2007 y 2008, mencionan que el Brasil sigue apostando sus esfuerzos<br />

industriales a ser la primera potencia productora de etanol.<br />

el etanol o alcohol etílico es producido por la fermentación de caña, maíz, cebada<br />

o trigo. también puede producirse a partir de celulosa contenida principalmente<br />

en los desechos agrícolas, urbanos o forestales. Como combustible de<br />

transporte, el etanol se puede usar como un aditivo para gasolina o mezclado<br />

con aditivo de mejoramiento de la ignición para usarse en motores diesel, especialmente<br />

configurados para ese propósito.<br />

el boom del etanol en los estados Unidos se orienta principalmente a disminuir la<br />

dependencia de este país del petróleo importado de medio Oriente. el maíz destinado<br />

a la producción de etanol permite obtener cuantiosos subsidios gubernamentales<br />

y de paso genera una mayor demanda de maíz y precios más altos en el<br />

mercado, lo que representa un negocio redondo para los cultivadores del medio<br />

oeste estadounidense. de hecho, el etanol obtenido a partir del maíz es más caro,<br />

al final del día, que la misma gasolina. más caro en costo de producción, más<br />

caro en contaminación, más caro en desperdicio de energía no renovable.<br />

Cada vez más países se orientan hacia el uso de agro-biocombustibles para cumplir<br />

con el protocolo de Kyoto. Por ejemplo en méxico, la política de apoyo a la<br />

producción integral de etanol ya permitió reducir la importación de gasolina en<br />

un 60%.<br />

85


86<br />

vENTAJAS y <strong>DE</strong>SvENTAJAS <strong>AMBIENTAL</strong>ES <strong>DE</strong>L ETANOL<br />

se aduce que el etanol produce menos emisiones de contaminantes, en especial<br />

emisiones de gases de efecto invernadero; lo cual permitiría mantener limpio<br />

nuestro ambiente y mitigar el efecto invernadero. Aparentemente el etanol produciría<br />

menos bióxido y monóxido de carbono al quemarse que la gasolina. Al respecto,<br />

estudios del departamento de energía de estados Unidos dicen que el uso<br />

en automóviles reduce la producción de gases de invernadero en un 85%. Por otra<br />

parte se sostiene que es un recurso renovable, lo que reduce la dependencia de<br />

las importaciones de petróleo, obligando a una disminución en el costo de éstas.<br />

Comúnmente se tiende a enfatizar la producción derivada de fuentes renovables.<br />

Otras ventajas mencionadas comúnmente son que es un combustible líquido, que<br />

puede ser manejado tan fácilmente como la gasolina y el diesel, pero que resulta<br />

menos inflamable que la gasolina.<br />

sin embargo se identifican las siguientes desventajas:<br />

el costo de producción es más alto que el de de la gasolina o gasóleo.<br />

se necesitan grandes extensiones de tierra para su cultivo, dado que del total<br />

de la plantación sólo se consigue un 7% de combustible.<br />

se potencian extensos monocultivos, con el consiguiente uso de pesticidas y<br />

herbicidas.<br />

el combustible precisa de una transformación previa y a la vez compleja.<br />

Además, la destilación provoca, respecto a la gasolina o al gasóleo, una mayor<br />

emisión en dióxido de carbono.<br />

Genera emisiones altamente evaporativas.<br />

se incrementan las emisiones de óxidos de nitrógeno y aldehidos.<br />

Otras desventajas identificadas radican precisamente en la controversia respecto<br />

a si el etanol es menos contaminante que la gasolina. en este sentido, ha sido denunciado<br />

por expertos ambientalistas de universidades europeas que existe una<br />

campaña de desinformación en la cual se pretende hace creer que el etanol es<br />

un combustible “limpio”, que no emite CO 2 .<br />

estas investigaciones sostienen que el etanol es un alcohol que al quemarse produce<br />

tanto CO 2 por litro como el que produce un litro de gasolina y como su poder<br />

energético es menor que el de la gasolina, un coche por kilómetro recorrido<br />

con etanol emite más CO 2 que si va con gasolina, esto es alrededor de un 30%<br />

más. Comparativamente, un litro de etanol tiene el 67% de energía de un litro de<br />

gasolina, en tanto que un litro de biodiesel comprende un 86% de la energía de<br />

un litro de diesel.<br />

se responde sin embargo que en cualquier lugar del mundo un campo de soya,<br />

de maíz o de lo que sea, en este mismo momento está absorbiendo CO 2 de la<br />

atmósfera, destinado a convertirse en nuevo etanol y remplazarlo nuevamente<br />

por combustión de motor. A veces se olvida que para cultivar la soya, maíz o<br />

caña y luego para fabricar el etanol, se necesita pasar por una serie de procesos<br />

(arar, regar, cosechar, transformar) en los que también se utilizan combustibles que<br />

emiten CO 2 . según el profesor Pimentel, de la Universidad de Cornell, si el etanol<br />

fabricado proviene del maíz, se necesitaría un aporte de energía para fabricarlo<br />

que es un 29% mayor que la energía contenida en el etanol mismo producido, y<br />

si es de soya un 27% más. en relación a la caña de azúcar, la eficiencia es mayor<br />

aunque la diferencia no es demasiado significativa. Por otra parte, dependiendo<br />

del método de producción, los altos gastos de energía y la generación de n 2 O de<br />

los fertilizantes pueden desbalancear profundamente la supuesta ventaja de ser<br />

menos contaminante, sin mencionar siquiera el uso masivo de agrotóxicos.


según los científicos de universidades de diversos países, si todos los vehículos que<br />

transitan en estados Unidos utilizaran este biocombustible, aumentaría el número<br />

de enfermedades respiratorias. Los resultados de la proyección revelaron un posible<br />

incremento en los niveles de ozono en las zonas donde todos los vehículos usen<br />

etanol, debido a reacciones de per-oxidación todavía no del todo conocidas.<br />

según estudios, es imposible sustituir por completo el petróleo por etanol, porque<br />

para ello se necesitarían extensiones de tierra descomunales a fin de cultivar caña<br />

de azúcar y maíz, indispensables para generar la cantidad de etanol suficiente<br />

para cubrir las demandas mundiales. ello podría implicar un debacle ecológico<br />

mundial considerando la dimensión del parque automotor mundial, en constante<br />

crecimiento, más aún si se considera que llenar un tanque de 50 litros de un automóvil<br />

con etanol (quemados en un día), significa lo equivalente a 200 kilogramos<br />

de maíz, cantidad que alcanza para alimentar una persona durante un año.<br />

Por lo menos en el caso de estados Unidos, producir etanol del maíz consume casi<br />

tanto combustible fósil como el que se genera (relación 1:1,3). el proceso industrial<br />

por fermentación despide grandes volúmenes de CO 2 y las propias industrias queman<br />

gas natural o carbón en los procesos de destilación por vapor, adicionando<br />

más gases de efecto invernadero a la atmósfera. en resumidas cuentas no existe<br />

ningún efecto de mitigación en la producción y uso del etanol.<br />

el caso del Brasil es diferente, al menos en la ecuación energética, puesto que<br />

el etanol producido a partir de caña de azúcar implica un rendimiento de hasta<br />

3000 litros por hectárea, más del doble que el etanol de maíz en estados Unidos y,<br />

lo que es más importante, la energía fósil requerida para producir etanol de caña<br />

tienen una relación de 1:8, lo cual comparativamente significa también un menor<br />

volumen de emisiones totales. sin embargo, en ambos casos los costos ambientales<br />

en términos de devastación de ecosistemas son enormes, en el Brasil miles de<br />

hectáreas de bosques primarios y secundarios en recuperación serán en los próximos<br />

años destinados a los monocultivos de caña, en tanto que en estados Unidos,<br />

la creciente demanda y los elevados precios del maíz inducirán en los próximos<br />

años la expansión agrícola a más de 14 millones de hectáreas incluso en zonas<br />

destinadas a protección de la biodiversidad.<br />

La producción de biodiesel tiene una relación energética de 1:2,5 entre los insumos<br />

como combustibles fósiles y la producción del combustible final. La combustión<br />

de biodiesel (diesel con aditivo de aceite) significa una reducción de CO 2 y<br />

otros gases en comparación con el diesel, pero su uso - a diferencia del etanol<br />

- conlleva la necesidad de un rediseño de materiales en diferentes partes de los<br />

automotores, lo cual implicaría cambios a gran escala en la industria automotriz<br />

mundial.<br />

Las actuales propuestas de biocombustibles se basan específicamente en cultivos<br />

a gran escala como la soya y caña de azúcar, aunque se conocen experiencias<br />

promisorias más amigables ambientalmente. Lo más promisorio, tanto ambiental<br />

como económicamente es la fabricación de biodiesel o etanol que provienen<br />

de cultivos experimentales de algas. Éstas producen almidón y aceites, que bajo<br />

condiciones industriales controladas muestran extraordinarios niveles de productividad.<br />

en tanto que una hectárea de maíz produce unos 2.500 litros de etanol al<br />

año, y una hectárea de soya 230 litros de biodiesel, una hectárea de algas podría<br />

producir casi 20.000 litros de biocombustibles al año. de prosperar las industrias<br />

experimentales de producción de biocombustibles a partir del cultivo de algas, se<br />

estaría ante una alternativa energética incomparable, incluyendo la eliminación<br />

del riesgo de deforestación y degradación de suelos. Otra fuente posible son los<br />

residuos agrícolas (tallos, hojas y otras partes de plantas no comestibles), lo que<br />

requiere el desarrollo de nuevas tecnologías en actual investigación.<br />

87


88<br />

EL EFECTO PERvERSO EN LA SEGuRIDAD ALIMENTARIA<br />

Como se ha visto, la materia prima de los agro-biocombustibles proviene de cultivos<br />

que también sirven como alimentos. es evidente que la demanda por alimentos<br />

para el consumo humano y animal es muy importante, mientras se siguen enfrentando<br />

serios problemas de inseguridad alimentaria en muchas partes del mundo.<br />

muchas de estas necesidades son cubiertas por pequeños emprendimientos<br />

agrícolas, mientras que la producción agropecuaria de escala industrial se dirige<br />

en gran parte a los mercados de exportación, con un marcado avance hacia los<br />

monocultivos de gran escala como la soya y las agroindustrias relacionadas. es<br />

previsible que la promoción de agro-biocombustibles orientados a la exportación<br />

contribuirá a generar tensiones con la producción de alimentos y el acceso a<br />

recursos como suelo, madera, fauna, agua, etc. el incremento de los cultivos de<br />

caña en diversas regiones del país también implicará, entre otros efectos, la competencia<br />

para el acceso a la tierra con otros cultivos, incluidos aquellos que son<br />

base de la seguridad alimentaria en las regiones. La agroindustria de exportación<br />

tiende a desplazar la pequeña producción rural, y por lo tanto se reduce la producción<br />

destinada al mercado interno. La canasta de alimentos producidos localmente<br />

se encoge, y en algunos casos se deben importar alimentos. incluso en<br />

grandes productores agroalimentarios como Argentina, la alta rentabilidad que<br />

ofrecen las exportaciones terminó promoviendo cultivos como la soya, a costa<br />

de reducir otras actividades orientadas al mercado interno, como la ganadería<br />

lechera.<br />

Los biocombustibles, ¿un crimen?<br />

Un experto de naciones Unidas, Jean Ziegler, dijo que los biocombustibles<br />

traerían más hambre y que el uso creciente de cultivos para producir sustitutos<br />

de la gasolina, sería un crimen contra la humanidad. el desviar tierras hacia la<br />

producción de cultivos que serán quemados como combustible reúne todos<br />

los ingredientes para convertirse en desastre. Por esta razón, el relator de la<br />

OnU llamó a vetar esta práctica por un periodo de cinco años. Al cabo de<br />

este tiempo, parece posible que los adelantos tecnológicos permitan el uso de<br />

desperdicios agrícolas, como mazorcas de maíz y hojas de plátano en lugar de<br />

las partes comestibles de éstas y otras plantas.<br />

La tendencia a la producción de biocombustibles ha causado un gran incremento<br />

en los precios de los alimentos, cuando los agricultores, particularmente en<br />

estados Unidos, dejan de producir trigo y soya, para producir maíz, el cual es<br />

convertido en etanol. incluso el Fondo monetario internacional (Fmi) expresó<br />

su preocupación de que la creciente dependencia global en los granos como<br />

fuente de combustibles podría tener serias implicaciones para los pobres del<br />

mundo.<br />

según el vicepresidente de OnU-energía, el potencial de bioenergía es enorme,<br />

pero la única forma de lograr éxito es que “quienes establecen políticas tengan<br />

en consideración los efectos positivos y negativos y aseguren la sostenibilidad<br />

antes de embarcarse en programas para impulsar el uso de biocombustibles”.<br />

el informe de la OnU advierte además acerca de las consecuencias graves<br />

que tendrá la tala indiscriminada de bosques para destinarlos a cosechas para<br />

biocombustibles, destruyendo ecosistemas que son fundamentales para la<br />

absorción de carbono, conduciendo a la pérdida de biodiversidad y la erosión<br />

del suelo.<br />

tomado de una nota de BBCmundo.com, del 27/19/2007.


uN FuERTE IMPACTO <strong>AMBIENTAL</strong><br />

en todo el debate sobre los biocombustibles, muy poco se habló respecto al peligro<br />

de la devastación de enormes superficies de bosques y pérdidas de biodiversidad<br />

en los países latinoamericanos como Bolivia, biodiversidad que es la fuente<br />

primaria de supervivencia para miles de familias campesinas e indígenas, todo<br />

para satisfacer el apetito de las industrias, la industria automotriz y los mega-parques<br />

automotores, especialmente de los países industrializados. el 80% o más de<br />

los suelos de las tierras bajas tienen vocación forestal y para el manejo de la biodiversidad,<br />

carecen de vocación agropecuaria (salvo las sabanas naturales de<br />

inundación estacional del Beni, principalmente ganaderas), es decir no son suelos<br />

aptos especialmente para monocultivos intensivos y a escala industrial como la<br />

caña, soya o palma africana. es importante rebatir enfáticamente la falacia de<br />

que Bolivia tiene un potencial de más de 16 millones de hectáreas de suelos para<br />

cultivos intensivos de agrobiocombustibles. no se debe olvidar que un gran porcentaje<br />

de los suelos de las tierras bajas además de ser ácidos, malos y con tendencia<br />

a ser ferralíticos, se encuentran dentro de áreas protegidas, cuya principal<br />

función es capturar carbono y brindar otros servicios ambientales. La expansión<br />

de los cultivos para agrobiocombustibles, como aceites para biodiesel y etanol de<br />

caña, significaría un enorme sacrificio en términos de riqueza natural sobre suelos<br />

de extrema pobreza y fragilidad, como son por ejemplo los de la Amazonía del<br />

norte de La Paz, donde una absurda quimera desarrollista pretende emprender<br />

una aventura productiva con escasas posibilidades de sostenibilidad.<br />

Bibliografía<br />

Bourne, J.K. 2007. Biocombustibles ¿Bendición o Placebo?. 22-44 p. national Geographic.<br />

Oct. 2007. vol 21. nº 4.<br />

Fraume, r.n. 2007. Diccionario Ambiental. eCOe eds. Bogotá, Colombia. 465 p.<br />

UneP, 2007. Geo Year Book. An Overview of Our Changing Environment. deWA.<br />

nairobi, Kenya. 86 p.<br />

www.panoramaenergetico.com<br />

www.grain.org<br />

www.greenfacts.org<br />

www.calentamientoglobal.clima.org<br />

www.accion-energia.com<br />

www.greenpeace.org<br />

89


90<br />

La relación entre los agrocombustibles y la fotosíntesis<br />

LA CRECIENTE <strong>DE</strong>MANDA <strong>DE</strong> ENERGíA<br />

por José Lorini Lapachet<br />

La sociedad actual - y específicamente los países “devoradores” de energía -,<br />

se encuentran sumamente preocupados por el agotamiento de los energéticos<br />

provenientes de los hidrocarburos fósiles, siendo el petróleo el que, en 20 ó 25 años<br />

más, bajará gradualmente su oferta en el mercado y eventualmente tendrá que<br />

ser reemplazado por otras opciones energéticas.<br />

entre las opciones energéticas de generación primaria, se encuentran las provenientes<br />

de la energía nuclear (con reservas limitadas de material radioactivo<br />

para cincuenta años al ritmo de uso actual), la energía hidroeléctrica, con sus<br />

diferentes opciones de macropresas o micropresas, y otras energías llamadas alternativas,<br />

como la eólica, solar (células fotovoltaicas), o mare-motriz, que usan<br />

las dinámicas naturales de los vientos, el sol y las mareas.<br />

Cabe destacar aquí que la mal llamada opción por la “energía del hidrógeno”<br />

no es en sí misma una fuente natural, sino lo que se denomina un “transportador<br />

energético”, al igual que la electricidad; por lo que para generar hidrógeno,<br />

necesariamente se necesita otra fuente primaria (termonuclear, hidroeléctrica o<br />

termoeléctrica).<br />

Por otra parte, la energía de la fotosíntesis es aquella acumulada en forma de<br />

energía de enlace químico en la biomasa, por efecto de la actividad metabólica<br />

de las plantas verdes (autótrofos). en su proceso histórico de millones de años las<br />

plantas lograron acumular, conjuntamente con los restos de animales que se alimentaban<br />

de ellas, el excedente que hoy conocemos como hidrocarburos fósiles.<br />

el carbón mineral, generado por este proceso geológico de transformación de la<br />

materia vegetal, en grandes proporciones; el petróleo y el gas, en proporciones<br />

menores, son las energías del presente, a pesar del gran deterioro ambiental que<br />

el hombre genera con el uso de éstas.<br />

en vista del concepto de una futura escasez de energéticos fósiles, surge la propuesta<br />

de la utilización de las plantas verdes en forma más directa para llegar a<br />

producir agrocombustibles (alcoholes y aceites) a partir de nuestros cultivos, por<br />

medio de procesos industriales. A primera vista, esta opción puede convencer a<br />

los planificadores en base a una lógica reduccionista. sin embargo, esta propuesta<br />

se abstrae de consideraciones humanistas, ya que no contempla las necesidades<br />

de alimentación mundial de poblaciones crecientes, particularmente de los<br />

continentes más necesitados. en la propuesta se hace abstracción del hambre de<br />

millones de personas repartidas por el mundo.<br />

EL RENDIMIENTO <strong>DE</strong> LA FOTOSíNTESIS<br />

el rendimiento energético global de la fotosíntesis es extremadamente bajo, las<br />

plantas verdes fijan solamente el 0,069% de la energía solar que llega a la superficie<br />

terrestre, que es equivalente a 90.000 mtep (millones de toneladas equivalente<br />

en petróleo). Los rendimientos de biomasa bruta de las plantas más eficientes<br />

(plantas con metabolismo C4), son cercanos a las 140 a 150 ton/ha/año.


en este sentido la caña de azúcar y el maíz (ambas plantas de ciclo anual, con<br />

metabolismo del C4) 57 , son las plantas más eficientes de las zonas del trópico y<br />

del subtrópico, conjuntamente con algunas forrajeras perennes. La mayoría de<br />

las plantas empero tienen metabolismo de ciclo C3 y son menos eficientes en la<br />

utilización de la energía del sol, sujetas al proceso de fotorespiración 58 cuando se<br />

las cultiva en lugares de bajas latitudes y regiones tropicales.<br />

Por lo expresado queremos resaltar que en términos de producción de biomasa<br />

total, se tendría que asumir una escala temporal de miles de años para poder compensar<br />

la producción de bioenergía (por fotosíntesis), de acuerdo al rendimiento<br />

actual de los cultivos y correspondiente al uso actual de energía fósil, en el modelo<br />

de desarrollo vigente. Para dar un orden de magnitud, la sociedad contemporánea,<br />

sobre todo el “primer mundo”, en un año de consumo energético, utiliza la<br />

energía de biomasa que se acumuló durante un millón de años de fotosíntesis. 59<br />

EL PAquETE TECNOLóGICO <strong>DE</strong> LOS AGROCOMBuSTIBLES<br />

Para poder ofertar productos agrícolas, como materias primas para la transformación<br />

energética, a los grandes centros de consumo y comercialización, el paquete<br />

tecnológico creado es un sistema lineal de producción agrícola, el mismo<br />

que requiere de grandes extensiones de tierras, técnicas de uso de maquinarias<br />

cada vez más sofisticadas y material vegetal que pasó por manipulación genética.<br />

Además, se necesita restituir los nutrimentos a los suelos con el uso de fertilizantes,<br />

los mismos que son producidos usando energía fósil o de otras fuentes como<br />

la termonuclear. Por lo que la discusión es: ¿cuál es el rendimiento real en términos<br />

de inversión de energía fósil, y cual sería el rendimiento energético de los productos<br />

obtenidos?<br />

es muy interesante que las propuestas de políticas de producción de agro- combustibles,<br />

tanto en europa como en estados Unidos, visualizan a América del sur<br />

como un posible abastecedor de las materias primas para satisfacer los procesos<br />

productivos de biocombustibles. en efecto, si europa y eeUU dedicaran su superficie<br />

de producción agrícola para satisfacer su demanda de combustibles, tendrían<br />

que destinar cerca del 30-40% o más de su superficie agrícola para este fin,<br />

cambiando por lo tanto la oferta de alimento para sus poblaciones locales. 60<br />

se argumenta que la producción agrícola de la caña, de la soya y del maíz en el<br />

subtrópico y trópico es más eficiente, por razones de temperatura y humedad. sin<br />

embargo, no podemos olvidar que la producción agrícola del cinturón tropical se<br />

hace a expensas de un proceso de deforestación y ampliación de la frontera agrícola.<br />

Por ejemplo, Bolivia lleva ya tres millones y más de hectáreas deforestadas<br />

en el curso de los últimos 15 a 20 años, a un ritmo anual de 200.000 ha./año.<br />

en base a estudios de suelos realizados por organismos como la FAO, se argumenta<br />

que el potencial de producción podría ser mayor, haciendo abstracción que<br />

57 La diferencia entre plantas C3 y C4, que está al origen de esta clasificación consiste en<br />

que, durante el proceso de fotosíntesis, el carbono incorporado a partir de la atmósfera forma<br />

una molécula de 3 o de 4 carbonos respectivamente. Las plantas C4 son generalmente<br />

gramíneas tropicales.<br />

58 es decir que pierden más CO 2 por respiración de lo que pueden fijar por fotosíntesis, cuando<br />

las temperaturas pasan de un determinado umbral.<br />

59 Folch et al. 2005.<br />

60 el precio de los alimentos en europa ha subido cerca del 40% en la gestión<br />

2007 (comunicación en boletines informativos).<br />

91


92<br />

esos suelos se encuentran cubiertos de bosques primarios o secundarios; y se ignora<br />

generalmente todo lo que concierne a la complejidad de los procesos ecológicos<br />

y a la importancia de los servicios que estos ecosistemas nos brindan; también<br />

se quiere ignorar la dinámica de estos suelos pobres, con nutrientes limitados.<br />

Para aclarar este concepto, hace más de tres décadas que el Programa internacional<br />

Biológico determinó que los ciclos de nutrientes en ecosistemas forestales<br />

del trópico, se llevan a cabo en superficie (en la biomasa forestal y el horizonte orgánico<br />

del suelo), a diferencia de los ecosistemas de bosques templados, donde<br />

los nutrimentos se acumulan en profundidad en los suelos. Una vez que se elimina<br />

la biomasa vegetal de un bosque tropical, los nutrientes se pierden rápidamente.<br />

uN PELIGRO PARA BOLIvIA<br />

La producción agrícola en Bolivia se realiza en tres ecoregiones, la tradicional en el altiplano<br />

con producción de tubérculos y cereales (avena, cebada) y pseudo-cereales<br />

(quinua y cañahua), actualmente con limitaciones por efecto del deterioro de suelos;<br />

en los valles interandinos, con los mismos productos más el trigo, el maíz y las hortalizas,<br />

también con dificultades de sobreexplotación de superficies muy intervenidas; y por<br />

último el subtrópico del Oriente, donde en la gran llanura de sedimentación de la<br />

región de santa Cruz, se comenzó hace unos 45 años el proceso de desmonte de los<br />

bosques secos y subhúmedos para fines agrícolas (Zona integrada y Abapó - izozog).<br />

Posteriormente se ampliaron los mismos hacia el norte y hacia el este (colonización<br />

dirigida y empresarial). Actualmente, comparando imágenes de satélite históricas y<br />

actualizadas, es posible interpretar estas acciones de desbosque progresivo.<br />

La desaparición del bosque y de la biodiversidad en estos ecosistemas utilizados para<br />

fines agrícolas y pecuarios, ha sido sin tomar en cuenta los servicios ambientales de<br />

los mismos y sobre todo aprovechando la fertilidad de los suelos que durante cientos y<br />

miles de años acumularon nitrógeno, fósforo, potasio y otros minerales (el nitrógeno se<br />

acumuló en el ecosistema durante más de seis mil años para llegar al clímax boscoso).<br />

La sociedad pretende apropiarse de ese capital inicial, para procesos productivos de<br />

cultivos anuales que son insostenibles a largo plazo. Las tierras del oriente boliviano,<br />

una vez deforestadas, han pasado a ser potreros para el pastoreo del ganado, o en<br />

su defecto áreas en proceso gradual de compactación y erosión hídrica o eólica.<br />

Otro aspecto es el limitado uso de sistemas de producción agro-ecológicos (sistema<br />

cíclico de restauración de nutrimentos), donde se intenta reponer los nutrientes del<br />

suelo utilizados por el cultivo.<br />

insistimos que no es posible pensar que, con grandes costos sociales y ambientales,<br />

exportemos o produzcamos los “insumos” que benefician a sociedades ávidas de<br />

energía, sin entender que esos recursos tienen que servir primordialmente para los<br />

fines de las poblaciones locales.<br />

en algunos seminarios nacionales se ha informado interesadamente a los asistentes,<br />

que las superficies posibles de utilizar con fines agrícolas sumarían 15.000.000 hectáreas<br />

en el trópico boliviano. recurriendo al Plan de Uso del suelo de santa Cruz en su<br />

versión original, se ve que este documento técnico presenta como máxima superficie<br />

utilizable en agricultura intensiva 2.500.000 hectáreas, de las cuales 500.000 hectáreas<br />

corresponderían a cultivos de protección, agricultura extensiva y riego. si se contempla<br />

otro tipo de aprovechamiento, como el de ganadería, con cerca de 1.000 000 de<br />

hectáreas, y los sistemas de aprovechamiento silvo-pastoril (que no es lo mismo que<br />

la agricultura de desmonte y laboreo a suelo abierto), las superficies restantes son de<br />

bosques de diferentes cualidades. en las regiones del Beni, las limitantes en los suelos y<br />

las superficies bajas determinan que solamente pequeñas áreas sean utilizables para<br />

la agricultura.


ecorriendo el norte de Bolivia (riberalta - Guayaramerín) en el límite con el Brasil,<br />

y también en el propio territorio brasilero, es posible advertir grandes extensiones de<br />

tierras con suelos que han formado lateritas (rocas superficiales de hierro oxidado por<br />

efectos de meteorización física-biológica). Allí donde se pretendió realizar agricultura,<br />

las lluvias y las altas temperaturas han generado esas transformaciones que tienden<br />

a formar tierras eriales a partir de un complejo de bosques exuberantes que existían<br />

antes. el pretender realizar cultivos extensivos en esas regiones es una falta de criterio<br />

total, ya que basta un recorrido en algunos emprendimientos bolivianos de esa zona<br />

para ver los resultados de semejante propuesta.<br />

muchos planificadores de desarrollo asumen que a través de la interpretación sectorial<br />

de la realidad se puede tratar de copiar propuestas de corto plazo, haciendo<br />

desaparecer nuestros recursos, sin ningún criterio de sostenibilidad.<br />

Poco y nada se hace referencia acerca de los denominados servicios ambientales,<br />

que serían afectados y que prestan los grandes bosques naturales. se habla del agua<br />

dulce como el problema del futuro y no se entiende que las plantas, y más específicamente<br />

los bosques, son bombas de agua que generan dinámicas de reciclaje hacia<br />

la atmósfera terrestre. Cada árbol, para producir un kilogramo de peso seco, transpira<br />

entre 500 a 1000 litros de agua, que restituye a la circulación de este elemento.<br />

Por todo lo expuesto, si bien en el oriente es posible una agricultura, ésta adquiere<br />

características de ser limitada, por efecto de los suelos susceptibles de deteriorarse<br />

rápidamente; y con el agravante del clima cambiante por calentamiento global. en<br />

estos últimos años, en los que se han producido grandes inundaciones en el trópico<br />

boliviano se echa ingenuamente la culpa a los fenómenos del niño y de La niña. Lo<br />

que sucede es que existe mayor aporte de agua por nubes que provienen desde los<br />

océanos - más calientes que antes -, produciendo una sobreoferta de lluvias.<br />

LOS AGROCOMBuSTIBLES y LOS RENDIMIENTOS <strong>DE</strong> ENERGíA<br />

A fin de un fácil entendimiento, las materias primas que se obtienen de cultivos<br />

para la producción de energía son:<br />

Cultivo/Planta<br />

Yuca Gasolina<br />

Coco<br />

Aceite de palma<br />

Àrboles de<br />

crecimiento<br />

rápido<br />

Caña de azúcar<br />

Fuente: iiCA 2006, modificado<br />

Hidrocarburo<br />

sustituido<br />

Diesel para transporte<br />

Diesel para generación<br />

de energía<br />

Diesel para transporte<br />

Diesel para generación<br />

de energía<br />

Diesel o aceite<br />

combustible Generación<br />

de energía<br />

Sustitución de gasolina<br />

para transporte<br />

Producto<br />

primario de<br />

Biomasa<br />

Tubérculos<br />

harinosos<br />

Subproductos<br />

secundarios<br />

de Biomasa<br />

Ninguno de<br />

importancia<br />

Aceite Cáscaras<br />

Experiencia de los<br />

Agricultores con<br />

Cultivo(s)<br />

Cultivado<br />

tradicionalmente<br />

como alimento<br />

Cultivado<br />

ampliamente<br />

Petróleo Cáscaras Ninguna experiencia<br />

Madera<br />

Sucrosa<br />

Ninguno de<br />

importancia<br />

Fibras y<br />

desechos<br />

Muy limitada<br />

Amplia experiencia<br />

93


94<br />

se pueden utilizar las siguientes cosechas para obtener biocombustibles:<br />

Cultivos anuales: caña de azúcar, remolacha, maíz, soya, principalmente; y tubérculos<br />

harinosos.<br />

Cultivos perennes: palmas aceiteras de diferentes especies.<br />

Cultivos arbóreos: de crecimiento rápido, para procesamiento de celulosas, hemicelulosas<br />

y ligninas.<br />

en el primer caso, los productos tienen que ser procesados en sistemas de extracción<br />

de azúcares, para luego entrar a la fermentación para obtención de alcohol.<br />

este sistema pertenece a una tecnología de primera generación. se utiliza el<br />

alcohol de caña de azúcar por su mayor rendimiento, pero de igual manera se<br />

obtiene de otras plantas, como la remolacha azucarera de regiones templadas<br />

(europa). en norteamérica, se utiliza el maíz como materia prima para la extracción<br />

y fermentación.<br />

este sistema tecnológico sin embargo genera una gran cantidad de fibras y desechos,<br />

en una proporción cercana al 80 y 85%. 61 Los restos de extracción (bagazo),<br />

que son fibras y desechos, al momento solamente se usan como fuente de combustible<br />

para su quema en las calderas de las usinas de alcohol.<br />

Para mejorar la eficiencia energética, se está tratando de procesar mediante sistemas<br />

enzimáticos (tecnología de segunda generación). esta tecnología todavía<br />

no se aplica industrialmente y se encuentra en proceso experimental. esto permitiría<br />

desligar las macromoléculas de celulosas, pectinas y ligninas, para que posteriormente<br />

sean procesadas en la fermentación; lo mismo ocurriría con las maderas<br />

de rápido crecimiento.<br />

según datos de varias investigaciones, se identifica que la producción de etanol<br />

a partir de maíz, es sumamente intensiva energéticamente. Para producir 10,6<br />

billones de litros de etanol, eeUU utiliza alrededor de 3,3 millones de hectáreas de<br />

tierras, que a su vez tienen un requerimiento masivo de energía para fertilizar, desmalezar<br />

y cosechar el maíz. 62 estos 10,6 billones de litros de etanol sólo proveen el<br />

2% del combustible utilizado por los automóviles en eeUU anualmente.<br />

si bien los estudios de la UsdA 63 reportaron un retorno neto positivo en la producción<br />

de etanol, Pimentel y Patzek, utilizando datos de los 50 estados y tomando<br />

en cuenta todos los insumos de energía (incluyendo la manufactura y reparación<br />

de maquinaria agrícola y equipamiento para fermentación y destilación) concluyeron<br />

que la producción de etanol no provee un beneficio energético neto. 64<br />

Por el contrario, revelaron que requiere más energía fósil producirla que la que<br />

se obtiene. en sus cálculos, la producción de etanol de maíz requiere 4,9 litros de<br />

combustibles fósiles por 3,78 litros (un galón) de etanol producido, y la producción<br />

de biodiesel de soya requiere 4,8 litros de energía fósil por 3,78 litros de diesel producido.<br />

Adicionalmente, debido a la relativa baja densidad energética del etanol (con<br />

menos poder calórico de combustión), aproximadamente se requiere 1,5 litros de<br />

etanol para reemplazar 1 litro de gasolina. 65 La pregunta sería entonces, ¿cómo<br />

es posible que se siga produciendo agrocombustibles? La repuesta está en los<br />

61 Antes de la cosecha de la caña de azúcar, suelen ocurrir incendios en los campos en proporciones<br />

espectaculares.<br />

62 Pimentel 2003.<br />

63 United states department of Agriculture, shapouri et al. 2004.<br />

64 Patzek y Pimentel 2005.<br />

65 Otros consignan el requerimiento de 1,25.


subsidios que el gobierno de eeUU da a los productores agrícolas y a las grandes<br />

empresas, situación que en los países en desarrollo no sería posible.<br />

CuLTIvOS ANuALES vERSuS CuLTIvOS PERENNES<br />

¿Qué situación se presentaría en Bolivia, tomando en cuenta los aspectos mencionados?<br />

La agricultura en las regiones donde potencialmente se produciría las<br />

materias primas, actualmente reciben subsidios a la energía (precio del diesel) y<br />

de igual manera, al no utilizar fertilización química sino la fertilidad inicial de los<br />

suelos de bosque, estamos subsidiando a través de los procesos ecológicos (ciclos<br />

de nutrientes) una producción de bajo rendimiento energético.<br />

¿Cuál es la situación que se presenta con los cultivos perennes? si bien el rendimiento<br />

de la producción de aceites de palma es mayor y permitiría obtener<br />

biodiesel, los costos de implantación de cultivos arbóreos son mayores y rinden<br />

solamente a mediano plazo. La discusión por lo tanto está en la incorporación de<br />

las variables ambientales de pérdida de biodiversidad, regulación de ciclos de<br />

agua y nutrientes y otros más.<br />

La situación agro-alimentaria adquiere las características de un escándalo mundial,<br />

cínicamente se manifiesta en algunos foros que lo que sobra en el mundo<br />

es el alimento y que el excedente de cosechas podría ser derivado a los agrocombustibles,<br />

se hace abstracción sobre la verdadera tragedia humanitaria que<br />

existe en el planeta donde cerca de 800 millones y posiblemente más personas<br />

sufren hambre y desnutrición.<br />

La situación en Bolivia no está al margen de esta realidad, la base de la alimentación<br />

en el país es el consumo de almidones y harinas, con poca proteína animal.<br />

La papa, el maíz y otros granos (arroz, trigo) constituyen la fuente principal de los<br />

hidratos de carbono. Ya se manifiesta un cambio en la dinámica económica ante<br />

una subida de precios en el mercado internacional de estos productos (trigo en<br />

la Argentina y maíz en méxico). si estos productos se derivan como materia prima<br />

para la industria de la fermentación del alcohol, se generarían conflictos de abastecimiento<br />

para alimentar a nuestra población.<br />

Actualmente en el oriente boliviano se prioriza la producción de soya (con fuerte<br />

subvención a los combustibles utilizados) en un estimado de 3 por 1 respecto al<br />

trigo y otros productos, constituyéndose en la opción agro-exportadora. sin embargo,<br />

ante las dificultades en el proceso de llegar con precios competitivos al<br />

mercado externo, se plantea la opción de procesarlos como agro-combustibles.<br />

nos encontraríamos entonces con una Bolivia deficitaria en sus necesidades de<br />

productos alimenticios para satisfacer su demanda creciente.<br />

esta tendencia de producción por otra parte trae las consecuencias de concentración<br />

de grandes superficies en pocas manos, justificando un proceso de mecanización<br />

creciente con el desplazamiento de los pequeños y medianos productores.<br />

existen experiencias concretas en el Brasil, donde ante el proceso de mecanización<br />

los zafreros de la caña, al margen de ser mal pagados, son desplazados de<br />

sus fuentes de trabajo estacional.<br />

A MANERA <strong>DE</strong> CONCLuSIóN<br />

existe también la propuesta de que se podrían reforestar tierras degradadas con<br />

especies de palmas, para la producción de frutos y semillas con alto contenido de<br />

aceites. se llega a plantear con esta posibilidad, el recuperar hasta 500.000 hec-<br />

95


96<br />

táreas de tierras degradadas, situación que podría tomarse en cuenta, brindando<br />

la posibilidad de restaurar ecosistemas y al mismo tiempo generar empleos y mejorar<br />

las condiciones ecológicas. esta propuesta podría ser una política de estado<br />

a mediano o largo plazo; pero tiene que ser trabajada experimentalmente con<br />

programas pilotos en comunidades campesinas y a nivel de pequeños y grandes<br />

empresarios, ya que trabajar en un programa agroforestal requiere de tiempo e<br />

inversión. La pregunta será quién quiere invertir para el mediano y largo plazo,<br />

asignando importantes recursos en tierras y técnicas de forestación.<br />

el proceso de ampliación de frontera agrícola con desmonte de bosques, no puede<br />

ser más permitido ante las circunstancias actuales de desequilibrios climáticos<br />

y desastres ecológicos crecientes (mientras se escribe este artículo un turbión en<br />

la localidad del torno en santa Cruz ha causado muerte y destrucción en toda la<br />

cuenca alta y media del río Piraí). La producción tiene que ser mediante sistemas<br />

de cultivos en rotación, con toda la complejidad que esto representa, ya que<br />

exige no sólo criterios de corto plazo de generación de ganancias, sino procesos<br />

planificados de mediano plazo, donde los factores de producción (suelo, vegetación,<br />

aguas, nutrientes y dinámicas de control natural y biológico sean tomadas<br />

en cuenta, para la sostenibilidad de los procesos productivos.<br />

de esta actuación, podría salir la producción con fines de seguridad alimentaria<br />

para la sociedad boliviana, y eventualmente los insumos para la producción local<br />

de agrocombustibles en comunidades alejadas para así satisfacer los mercados<br />

locales.<br />

no es posible seguir pensando con la mentalidad minera de concebir a la tierra<br />

como una fuente inagotable de recursos. el paradigma de la sociedad productivista<br />

con la producción lineal insumo-producto-desecho, es insostenible precisamente<br />

por la dependencia energética que se ha creado, la producción tiene que<br />

tener principios agro – ecológicos (ciclos de producción y de nutrientes), si es que<br />

queremos la sostenibilidad de las fuentes productivas.<br />

Bibliografía<br />

Folch, r. et al. 2005. La energía en el horizonte del 2030. erF Gestio i Comunicació<br />

Ambiental s.L. www.erf.es.<br />

iiCA 2006. Estrategias para construir una plataforma de cooperación horizontal<br />

sobre agroenergía y biocombustibles.<br />

Patzek, t. y d. Pimentel 2005. thermodynamics of energy production from biomasa.<br />

Critical Reviews in Plant Sciences 24: 327. 364<br />

Pimentel, d. 2003. ethanol fuels energy balance economics and environmental<br />

impact are negative. Natural Resources Research 12: 127-134.<br />

Wikimedia Fundation 2007. elaies http://es.wikipedia.org/wiki/elaeis


Capítulo 4<br />

Contaminación urbana e industrial<br />

SITuACIóN GENERAL<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

La contaminación urbana e industrial afecta principalmente a sectores urbanos<br />

y suburbanos, pero también a sectores rurales próximos a éstos, y se manifiesta<br />

principalmente en la atmósfera y las aguas. es más fuerte en ciudades conurbadas<br />

como La Paz - el Alto o Cochabamba – Quillacollo - Colcapirhua. 1 en función<br />

al déficit de atención municipal, con serias deficiencias en los servicios públicos<br />

debido al crecimiento acelerado de las ciudades, esta problemática ambiental<br />

va agravándose año tras año.<br />

desde luego que Bolivia no enfrenta los mismos problemas de avance industrial<br />

que otros países vecinos, tal es el caso de Brasil, Argentina o Chile; sin embargo<br />

la operación escasamente regulada de cientos de pequeñas industrias, incluso<br />

semi-artesanales (curtiembres, textiles, plásticos, alimentos, metalurgia, etc.) generan<br />

de forma agregada considerables impactos localizados en la atmósfera<br />

y otros más extendidos sobre los cuerpos de agua, tal es el caso de el Alto. La<br />

contaminación orgánica y por metales pesados (provenientes de las curtiembres)<br />

de esta ciudad en acelerado crecimiento, ha llegado a ocasionar un crítico deterioro<br />

de los ríos Pallina, Katari y la Bahía de Cohana en el Lago menor del titicaca,<br />

afectando su biodiversidad y la salud de los pobladores de la región. 2<br />

sólo en el Alto y La Paz se han inventariado más de 800 industrias entre pequeñas a<br />

grandes, de las cuales más de un 80% incumplen diversas obligaciones en el campo<br />

ambiental y de la salud de sus trabajadores. 3 similar situación se da en otras<br />

ciudades grandes como santa Cruz, Cochabamba u Oruro. estas industrias generan<br />

una gran diversidad de residuos contaminantes sólidos y líquidos (orgánicos,<br />

plásticos, polímeros clorados, resinas, eluentes, disolventes, latex, colas, pinturas,<br />

plastificantes, residuos orgánicos, etc.). se incluyen en este ramo la contaminación<br />

producida por decenas de curtiembres y mataderos periféricos en cada ciudad<br />

(la mayoría clandestinos); y en ciudades como Cochabamba y santa Cruz,<br />

por las granjas de cría industrial de aves y cerdos. en general se trata de vertidos y<br />

emanaciones no mitigados por tratamientos de depuración o una adecuada deposición.<br />

invariablemente el destino final son las aguas de los ríos (con deficientes<br />

o ningún sistema de depuración) y los vertederos oficiales o improvisados, la mayoría<br />

de los cuales tienen tiempo de vida útil muy limitado en las grandes ciudades.<br />

en algunos casos llega a ser también significativa la contaminación del aire.<br />

de diversas formas, todos estos impactos a la calidad ambiental del medio generan<br />

un deterioro rápido o progresivo de la calidad de vida de los pobladores en<br />

las zonas afectadas, sean rurales o urbanas. existe un elevado riesgo de daños a<br />

la salud de la población rural o periurbana en contacto más directo con los residuos<br />

sólidos industriales, con fuentes de agua contaminadas, o próximas a lugares<br />

1 mendizábal 1990; Laserna 1995; Anze 1997.<br />

2 www.ops.org.bo: nov 2006; ribera, 2008<br />

3 Anze 1997.<br />

97


98<br />

de emanación de poluentes atmosféricos, ocasionando afecciones del sistema<br />

cardio-respiratorio, hígado, páncreas, riñones, sistema inmunológico y reproductivo.<br />

también se debe considerar la reducción de la calidad escénica de las zonas<br />

periurbanas o suburbanas y el deterioro de los ecosistemas rurales próximos.<br />

La contaminación<br />

atmosférica de<br />

nuestras ciudades es<br />

sin embargo principalmente<br />

causada<br />

por fuentes móviles,<br />

u automotores. de<br />

acuerdo con un informe<br />

de swisscontact4<br />

, el parque automotor<br />

contamina<br />

dos veces más el aire<br />

que las industrias instaladas<br />

en el país: el<br />

30% de la contaminación<br />

es provocado<br />

por los gases que<br />

Foto 1. río Pallina fuertemente contaminado por aguas residuales de el Alto<br />

eliminan las industrias,<br />

mientras que el<br />

70% se debe a las emisiones de gases de escape de los vehículos. de todo el parque<br />

automotor, los carros que funcionan con diesel se encuentran entre los más contaminantes.<br />

el número de automotores en ciudades como La Paz, santa Cruz y Cochabamba<br />

exceden las 150.000 unidades. Una de las causas más importantes del<br />

problema es la obsolescencia del parque automotor (el 80% tiene más de diez años<br />

de antigüedad), asociada al alto poder contaminante de ciertos combustibles (en<br />

especial el diesel). Los principales emisores son los vehículos de transporte pesado<br />

y semipesado. Hasta el momento las alcaldías y otras autoridades ambientales responsables<br />

han realizado pocas acciones de control efectivo sobre los agentes emisores.<br />

el aire limpio como bien común, no parece tener relevancia alguna.<br />

LOS PRINCIPALES CONTAMINANTES ATMOSFéRICOS<br />

Los principales contaminantes atmosféricos, registrados a partir de investigaciones<br />

realizadas por swisscontact en 2006, son el óxido nitroso (n 2 O) y el óxido nítrico (nO)<br />

genéricamente conocidos como nO x , el monóxido de carbono (CO), el dióxido de<br />

carbono (CO 2 ), el dióxido de azufre (sO 2 ), los materiales particulados, 5 el ozono (O 3 )<br />

y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH). 6 en nuestras ciudades se da tanto<br />

la contaminación de tipo reductor (por combustión incompleta y con predominio<br />

de azufre y material particulado), como la contaminación de tipo oxidante (con<br />

presencia de hidrocarburos volátiles, óxidos de nitrógeno y oxidantes fotoquímicos).<br />

La intensa radiación solar en ciudades como La Paz y el Alto da lugar que la concentración<br />

de contaminantes fotoquímicos sea particularmente elevada.<br />

4 www.swisscontact.bo/aire<br />

5 Corresponden a mezclas complejas de sustancias sólidas, líquidas y gases, formados en<br />

la combustión incompleta. en general tienen entre 10 y 2,5 micrones, pero incluso pueden<br />

haber micropartículas menores a 0,1 micrón de diámetro.<br />

6 Provenientes de la combustión de la gasolina, los más importantes son los alcanos, alquenos,<br />

isoalcanos, cicloalcanos, y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), de los<br />

cuales los más comunes son el etil-benceno (fracción BteX), estireno, benceno, tolueno y el<br />

formaldehído (formado por foto-oxidación).


Los más importantes por sus altas concentraciones son CO, nO x , sO 2 , el ozono troposférico<br />

y los materiales particulados. en general, todos ellos ocasionan en mayor<br />

o menor grado los siguientes cuadros: rinitis y síndrome asfíctico de la vía aérea<br />

superior ocasionado por la inhalación masiva o constante de gases irritantes y más<br />

solubles (ácido clorhídrico HCl), enfermedades pulmonares obstructivas, edema<br />

pulmonar no cardiogénica por inhalación de gases insolubles, síndrome de disfunción<br />

reactiva de la vía aérea superior, hipersensibilidad e hiper-reactividad bronquial<br />

(por constricción ante elementos tóxicos).<br />

en las zonas de intenso tráfico vehicular se producen procesos de contaminación<br />

masiva, algunas emisiones son evidentes por el maloliente humo negro que les caracterizan;<br />

en otros casos los gases no son visibles pero causan irritaciones de la garganta<br />

o de las mucosas de la nariz, ardor de ojos, fatiga y dolores de cabeza.<br />

EFECTOS EN LA SALuD<br />

en la prensa se ha podido leer por ejemplo que los gremiales presentes en las vías<br />

públicas paceñas (que suman más de 60 mil) son los más expuestos a las enfermedades<br />

respiratorias, las afecciones oculares y la presencia en su sangre de un gas<br />

inodoro, incoloro, inflamable y altamente tóxico: el monóxido de carbono, producido<br />

por la combustión del carburante empleado en los coches, especialmente<br />

públicos, que tienen un deficiente mantenimiento.<br />

muchos de los resfríos recurrentes que la gente sufre, especialmente durante el invierno,<br />

constituyen cuadros de agudización, exacerbación y cronicidad, producto<br />

de la contaminación del aire. incluso la gente confunde con resfríos algunas irritaciones<br />

de las vías respiratorias y bronquitis producto de esta contaminación.<br />

Las partículas con un tamaño menor a 5 micrones pueden fácilmente alcanzar los<br />

alvéolos pulmonares y pasar al torrente circulatorio. Aumentan la vulnerabilidad,<br />

recurrencia y cronicidad de las enfermedades respiratorias y pueden agudizar cuadros<br />

asmáticos o síndromes pulmonares obstructivos crónicos. Casos más graves,<br />

bajo condiciones de exposiciones prolongadas (por ejemplo vendedores, guardias<br />

de tránsito) pueden desembocar en enfisema pulmonar, fibrosis inducida o cáncer<br />

pulmonar. Contribuyen en la reducción de la expectativa de vida en personas que<br />

padecen afecciones respiratorias. en la ciudad de La Paz los índices encontrados<br />

por swisscontact sobrepasan los límites de la Oms (50 microgramos por m 3 ).<br />

en general, las partículas no actúan solas, sino que se asocian a otros compuestos.<br />

en esta condición las reacciones químicas que se producen, especialmente<br />

con el azufre, pueden ingresar al tracto respiratorio y a la sangre. estos complejos<br />

altamente tóxicos han sido denominados “cocktails”. el contacto prolongado con<br />

compuestos orgánicos volátiles produce irritación del tracto digestivo y lesiones epiteliales<br />

en el pulmón dando lugar a cuadros edemáticos y de neumonitis. incluso<br />

la exposición constante a vapores de la gasolina se ha asociado a afectaciones<br />

de la médula ósea, aberraciones cromosómicas y deterioro sanguíneo (leucocitopenia).<br />

Los hidrocarburos aromáticos policíclicos producen efectos depresores del<br />

sistema nervioso central, debilidad muscular, e insuficiencias hepatorrenales, siendo<br />

sus efectos más drásticos a nivel cancerígeno.<br />

El monóxido de carbono (CO): A medida que se incrementan las concentraciones<br />

de CO en la sangre (de 2 a 5 µg/cm 3 ), los efectos pasan de disfunciones psicomotrices<br />

a cambios drásticos en la actividad cardiovascular y respiratoria. el CO se<br />

combina con la hemoglobina de la sangre, desplazando el oxígeno por su mayor<br />

afinidad y evitando la oxigenación de los tejidos; en casos extremos ocasiona la<br />

muerte. el mismo fenómeno puede producirse con la mioglobina de los músculos<br />

99


100<br />

y el corazón, dando lugar a lesiones musculares o paro cardiaco. se conoce que<br />

individuos con enfermedades cardiovasculares, respiratorias o anemia pueden experimentar<br />

efectos de salud más severos. 7<br />

Los óxidos de nitrógeno nitroso (NO) y nítrico (NO 2 ): Ambos se encuentran en elevadas<br />

concentraciones en sectores con intenso tráfico vehicular. estos gases producidos<br />

en la combustión de motores tienen un intenso efecto irritante de las vías<br />

respiratorias, exacerban el asma e incrementan la vulnerabilidad a infecciones<br />

respiratorias comunes, bacteriales o virales porque afectan el sistema de defensas<br />

al nivel alveolar. Los óxidos nitrosos pasan de los alvéolos a la sangre formando la<br />

nitrosil-hemoglobina la cual tiene un efecto similar al de la carboxi-hemoglobina,<br />

reduciendo la capacidad de la sangre de transportar oxígeno. Bajo exposiciones<br />

e inhalación prolongada ocasiona falta de aliento, fatiga y edema pulmonar. Una<br />

de sus particularidades es que en presencia de la luz del sol (“fotólisis”) reacciona<br />

con hidrocarburos y da lugar a ozono, que es un contaminante fotoquímico. el<br />

dióxido de nitrógeno es el culpable esencial de la mayor polución atmosférica en<br />

la ciudad. Los niveles permitidos de nO 2 , según la Ley del medio Ambiente, son de<br />

40 µg/m 3 , y según la normativa de la Oms, 30 µg/m 3 .<br />

El dióxido de azufre (SO 2 ) es uno de los gases más comunes producidos en la<br />

combustión del diesel o el gas natural. es un gas muy irritante y es capaz de reaccionar<br />

con diversos materiales particulados del aire, incrementándose así su<br />

capacidad de ocasionar daños a la salud. el ingreso del dióxido es mayor en los<br />

pulmones cuando se respira por la boca. Cuando es inhalado, se disuelve en la<br />

pared pulmonar formando sulfito y bisulfito, los cuales se distribuyen rápidamente<br />

en el organismo, siendo su primer efecto la constricción bronquial y la sobre secreción<br />

de las mucosas. esto es acompañado por alteraciones de la función pulmonar<br />

y un aumento de la resistencia al flujo del aire. en términos generales, al ser un<br />

gas irritante afecta las mucosas del sistema respiratorio, produciendo tos irritativa<br />

asfixiante, bronquitis crónica y bronco-constricción, afecciones neurológicas, dermatológicas<br />

y de los ojos. Ocasiona una agudización de la bronquio-constricción<br />

asmática, siendo las personas que padecen asma o son susceptibles a ésta, las<br />

más afectadas. en casos de exposición prolongada, además de ocasionarse lesiones<br />

en las células del aparato respiratorio, se producen daños neurológicos y<br />

cardiovasculares severos. Al mismo tiempo, el dióxido de azufre es el gas responsable<br />

de las denominadas lluvias ácidas que se producen al reaccionar el dióxido<br />

de azufre con el agua y dar lugar al ácido sulfúrico, reacción que desafortunadamente<br />

también se produce en cierta proporción en la superficie alveolar, ocasionando<br />

una mayor irritación por contacto con el ácido.<br />

El ozono (O 3 ) se considera un contaminante secundario porque no es emitido<br />

de forma directa, sino producido en la parte baja de la atmósfera como consecuencia<br />

de los procesos de oxidación fotoquímica (en presencia de luz solar),<br />

por reacción entre hidrocarburos y el dióxido de nitrógeno producido en diversas<br />

formas de combustión, principal fuente de este contaminante. Otros elementos<br />

nitrogenados que dan lugar a este tipo de reacción son los nitratos de peroxiacilo<br />

o el nitrato de peroxiacetilo (PAn). La producción de ozono contaminante es más<br />

intensa cuando la intensidad solar es máxima. es un potente irritante del tejido<br />

pulmonar. Alcanzando fácilmente los bronquiolos pulmonares y conductos alveolares,<br />

al ser un oxidante muy fuerte, ocasiona lesiones celulares. Los ácidos grasos<br />

poli-insaturados de las membranas de las células que recubren las vías respiratorias<br />

reaccionan fácilmente con el ozono a partir de sus enlaces químicos dando<br />

lugar a diversas sustancias de regular toxicidad como aldehídos o hidroperóxidos.<br />

estas reacciones inducen la propagación de radicales libres que incrementan las<br />

7 swiss Contact 2006


lesiones celulares por oxidación. Las lesiones celulares en las mucosas provocan<br />

una respuesta inflamatoria, mayor permeabilidad epitelial y una consecuente<br />

constricción bronquial. Los efectos más comunes en situaciones de prolongada<br />

exposición en zonas de intenso tráfico vehicular son irritación ocular, nasal y faringo-laríngea,<br />

reactividad traqueo-bronquial, cefaleas y disfunciones pulmonares.<br />

es manifiesta la reagudización de cuadros asmáticos. Los sectores más vulnerables<br />

son personas de la tercera edad y niños, además de personas con afecciones<br />

broncopulmonares y cardíacas.<br />

de acuerdo a los estudios de swisscontact, el ozono troposférico es un elemento<br />

preocupante en la contaminación citadina de La Paz. en algunas épocas del<br />

año la concentración de este gas ha excedido los límites máximos anuales de la<br />

norma (50 µg/m 3 ).<br />

La fenantraquinona: un estudio estadounidense halló que el humo de los escapes<br />

de motores diesel contiene un compuesto químico llamado fenantraquinona (FQ)<br />

que puede perjudicar la capacidad de las arterias para regular el flujo sanguíneo<br />

hacia la médula ósea. investigaciones anteriores han hallado que la FQ reducía<br />

la capacidad de los vasos sanguíneos mayores para relajarse y que la exposición<br />

a la contaminación por partículas podría empeorar enfermedades cardiovasculares<br />

en ciertas personas.<br />

Contaminación y efectos sociales<br />

La contaminación de agua-aire-suelos, por emisión de diversos poluentes (mineros,<br />

industriales, domésticos, etc.) viene afectando en la actualidad extensas zonas. 1<br />

Éstas se ubican especialmente en las periferias de las grandes ciudades como<br />

el Alto o en el entorno de Potosí por la contaminación minera de decenas de<br />

ingenios que incumplen o cumplen sólo parcialmente las normas de mitigación<br />

y control de emisión de residuos minero-industriales. La contaminación afecta<br />

también a las regiones naturales más alejadas de centros poblados grandes<br />

(aunque invariablemente con población indígena y campesina) como son los<br />

casos de la exploración y/o la explotación de hidrocarburos en las regiones<br />

subandinas del Beni (tiPnis) o del sud del País (Agüaragüe), la minería en la<br />

Chiquitanía o la explotación de oro en los ríos de los Yungas.<br />

La contaminación ambiental raras veces mata de golpe, salvo por<br />

intoxicaciones agudas o situaciones de contacto directo prolongado a<br />

muy altas concentraciones, o ingesta. sin embargo mata lentamente. 2 La<br />

“muerte lenta” se da porque se producen acumulaciones de las sustancias<br />

contaminantes en diversos órganos del cuerpo, generando disfunciones.<br />

Afectan particularmente a la salud reproductiva y endocrina, pudiendo en<br />

muchos casos producir defectos de nacimiento en los descendientes, y a veces<br />

deterioran la salud mental si hay afectación del sistema nervioso. en general,<br />

la contaminación reduce la expectativa de vida de las personas y las torna<br />

más vulnerables a diversas enfermedades; los sectores más expuestos son los<br />

niño(a)s y adolescentes. del punto de vista económico, reduce el rendimiento<br />

productivo de los trabajadores. Los procesos de contaminación ambiental<br />

generan conflictos sociales en las regiones y pueden erigirse en auténticos<br />

movimientos sociales de reivindicación de derechos, 3 que se constituyen en<br />

auténticos procesos de ecologismo popular. 4<br />

1 ABdes 2003.<br />

2 Albert 1999; dickson 1996.<br />

3 Gruenberger 1999.<br />

4 en el sentido de martinez Alier 1992.<br />

101


102<br />

MEDIDAS NECESARIAS<br />

el año 2000 se creó la red monitoreo de la Calidad del Aire (red moniCA), instalada<br />

primero en Cochabamba y ampliada a La Paz, el Alto y santa Cruz. el objetivo<br />

es estudiar la presencia de cuatro sustancias clave de la polución: el dióxido de<br />

nitrógeno, el monóxido de carbono, el ozono estratosférico y el material particulado<br />

de menos de 10 micrones (conocido como Pm 10 ).<br />

Hemos visto que la combinación del material particulado y los gases de azufre<br />

producen “cocktails”, complejos moleculares altamente tóxicos. Por lo tanto, el<br />

solo hecho de reducir el humo negro denso producido por buses y camiones tendría<br />

sin duda enormes efectos positivos, al reducir la probabilidad de que se formen<br />

dichas mezclas tóxicas.<br />

entre las propuestas que merecen ser puestas en mayor relevancia está el planteamiento<br />

de prohibir el ingreso en el país de vehículos con una antigüedad mayor<br />

a 10 años y con sistema de carburador, y sacar de circulación vehículos obsoletos.<br />

también se debe mencionar el plan de conversión de los motorizados<br />

de gasolina a gas natural. se requieren mayores incentivos para popularizar esta<br />

medida, que puede reportar beneficios para la atmósfera y un ahorro significativo<br />

en el combustible para los chóferes. A esto se suman los planes de restricción de<br />

ingreso vehicular a las zonas centrales de las grandes ciudades.<br />

Para que estas iniciativas tengan éxito, es necesario sensibilizar y motivar a los pobladores<br />

de las ciudades para que salgan de su pasividad e indiferencia, y tomen<br />

conciencia de los efectos de la contaminación del aire sobre su salud. solamente<br />

de esta manera, la sociedad podrá demandar la aplicación de la ley y la actualización<br />

de las normas referidas a control de contaminación atmosférica, trabajo<br />

iniciado por el instituto Boliviano de normalización y Calidad iBnOrCA, más allá<br />

de la instauración de una simple “semana del Aire Limpio”.<br />

Foto 2. Planta industrial de cemento en viacha


Bibliografía<br />

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ciudad de La Paz. Ecología en Bolivia, nº 29: 51-70.<br />

dickson, t.r. 1996. Química. Enfoque Ecológico. ed. Limusa. méxico dF. 406 p.<br />

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ribera,A.m.O. 2008. Estudio de caso de la Bahía de Cohana. informe preliminar<br />

(no pub.). LidemA<br />

sWissCOntACt. 2005. Impactos de la Contaminación del aire a la Salud (cartilla).<br />

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sWissCOntACt 2006. Red de monitoreo de la calidad del aire. COsUde. La Paz.<br />

52 p.<br />

Créditos fotografías:<br />

LidemA<br />

103


104<br />

Gestión de la Calidad del Aire<br />

ANTECE<strong>DE</strong>NTES<br />

por Freddy Koch<br />

en los últimos años, los índices de enfermedades respiratorias en las ciudades de<br />

los países en vías de desarrollo han tenido un aumento alarmante, a tal grado<br />

que en muchos países pasaron de un segundo o tercer lugar a ocupar el primer<br />

lugar de morbili dad y mortalidad. esto hace necesario que las autoridades tomen<br />

acciones para prevenir, controlar y disminuir la contaminación del aire, uno de los<br />

factores directos que contribuye a este dramático aumento de enfermedades<br />

bronco pulmonares.<br />

según un estudio realizado por el Banco mundial, en países en vías de desarrollo<br />

mueren cada año entre 0,5 y 1 millón de personas prematuramente como consecuencia<br />

de exposición a contaminantes del aire. Por otra parte, estudios auspiciados<br />

por la misma institución deter minaron que, en los centros urbanos de los<br />

países en vías de desarrollo, cerca del 70% de la contaminación del aire provenía<br />

de la flota vehicular, la cual además muestra tasas de crecimiento bastante altas<br />

(entre el 5 y el 10% anual), con la agravante de estar formada en su mayoría por<br />

vehículos viejos y en mal estado, con tri bu yendo enormemente a la emisión de<br />

gases y partículas al aire.<br />

El crecimiento del parque automotor<br />

el crecimiento de los centros urbanos en Latinoamérica ha llevado consigo a un<br />

crecimiento del parque automotor. se da poca importancia o valor al espacio<br />

humano, con una planificación que no mejora la calidad de vida de la población,<br />

sino sólo mejora las condiciones de comodidad y economía. Bolivia no<br />

está lejos de esta realidad, considerando que la tasa de crecimiento poblacional<br />

es del 2,24% (2000 – 2005); con una población proyectada al 2007, según el<br />

ine, de 9.827.522 habitantes. este indicador demográfico refleja un crecimiento,<br />

de aproximadamente 1.553.197 habitantes desde el 2001, el cual ha generado<br />

una mayor actividad socioeconómica y por ende una mayor accesibilidad de<br />

obtener automotores, tanto para el transporte público como privado.<br />

desde el año 2001, la tasa de<br />

crecimiento del parque automotor<br />

no ha dejado de incrementarse<br />

(hasta más del 20% el<br />

2006). el mismo año se ha superado<br />

los 620 000 vehículos, generando<br />

de esta manera a futuro<br />

un mayor consumo de combustibles<br />

fósiles, un incremento<br />

en los niveles de contaminación<br />

del aire y, como consecuencia,<br />

un aumento en las enfermedades<br />

de la población.<br />

Fuente. Contaminación del aire en grandes ciudades<br />

de Bolivia: la experiencia de la red moniCA


en el caso de Bolivia, gran parte de los esfuerzos en la temática ambiental – a<br />

partir de la Ley del medio Ambiente no. 1333, promulgada en 1992 – fueron dedicados<br />

a la creación y el cuidado de Áreas Protegidas, al trabajo en dos sectores<br />

de coyuntura como son minería e Hidrocarburos y, a principios de esta década,<br />

medidas ambientales en el sector industrial. Al parecer todos se olvidaron que la<br />

temática ambiental no sólo está en los bosques y los ríos de nuestro país, sino que<br />

los pro ble mas más críticos y cercanos al descontrol se encuentran más bien en las<br />

ciudades, donde existe mayor concentración poblacional.<br />

en la década pasada, Bolivia sufrió las consecuencias de las nuevas políticas de<br />

gestión de la calidad del aire en Japón, estados Unidos y la Unión europea, donde<br />

restringieron práctica-mente la cir cu la ción de vehículos viejos, existiendo una<br />

renovación de la flota vehicular no solamente en modelos sino también en tecnología.<br />

Por lo tanto, países como Bolivia han empezado a recibir estos vehículos ya<br />

en desuso, in corpo rándolos a su flota vehicular en forma masiva. Las consecuencias<br />

son muy claras: los niveles de contaminación del aire se incrementan, el país<br />

se llena de vehículos chatarra y los problemas de salud en la población van en<br />

aumento.<br />

sin embargo, el problema no es solamente la edad promedio de la flota vehicular:<br />

la falta de cultura en los conductores para realizar mantenimientos preventivos<br />

a los vehículos está demostrada. Campañas de medición de gases de escape<br />

muestran niveles muy elevados de contaminación, lo cual no sólo afecta al aire<br />

que respiramos sino también al bolsillo del propietario del vehículo.<br />

GESTIóN <strong>DE</strong> LA CALIDAD <strong>DE</strong>L AIRE<br />

La contaminación atmosférica urbana se produce por varias fuentes de origen<br />

antropogénico, incluyendo combustión y calefacción al interior de los hogares,<br />

industria, agricultura, incendios forestales y la flota vehicular. esta última contribuye<br />

con emisiones de gases del escape, del desgaste de llantas, de la evaporación<br />

del tanque y de derrames de combustibles.<br />

suposi ciones acerca del aporte de cada tipo de fuentes de contaminación pueden<br />

llevar a la elección de medidas que no son costo-efectivas o cuyo impacto<br />

en la calidad del aire no es significativo. Por lo tanto, una aproximación sistemática<br />

es necesaria para formular estrategias que real mente mejoren la calidad del<br />

aire. idealmente los pasos a seguir para construir una estrategia que sea efectiva<br />

para mitigar la contaminación atmosférica urbana deben involucrar las siguientes<br />

tareas:<br />

Monitoreo de la calidad del aire: La calidad el aire debe ser monitoreada por un<br />

tiempo prudente, obteniendo datos en todas las estaciones del año y durante<br />

eventos espe ciales (san Juan, chaqueo, etc.), para compararlos con los límites<br />

permisibles nacionales e internacionales.<br />

Desarrollo de inventarios de emisiones: es importante considerar para el inven tario<br />

las fuentes potenciales fijas y móviles, diferentes en cada caso. Para esto se debe<br />

contar con información meteorológica, la cual debe ser monitoreada como parte<br />

de la línea base.<br />

Modelación y simulación de la calidad del aire: Basado en el inventario de emisiones,<br />

se corren modelos de dispersión, los cuales representan los grados de exposición<br />

a los que se somete la población. es muy importante en este paso simular<br />

posibles escenarios a futuro y a la vez calibrar el modelo con valores obtenidos en<br />

campo. La carencia de información de base puede dificultar notablemente esta<br />

tarea.<br />

105


106<br />

Identificación de medidas para mejorar la calidad del aire: Partiendo de la identificación<br />

realizada y los posibles escenarios, se pueden listar las acciones que<br />

mejor resultado generan en cuanto a reducir la contaminación atmosférica.<br />

GESTIóN EN BOLIvIA<br />

CREACIóN <strong>DE</strong> LA RED <strong>DE</strong> MONITOREO <strong>DE</strong> LA CALIDAD <strong>DE</strong>L AIRE (RED MONICA)<br />

el año 2001 se creó la red moniCA, en un esfuerzo conjunto del Gobierno municipal<br />

de Cochabamba, la Universidad Católica Boliviana UCB y swisscontact, preocupados<br />

por las características topográficas de la ciudad y la poca ventilación<br />

que hacían un ambiente adecuado para que los contaminantes atmosféricos<br />

se acumulen creando un ambiente insano. Posteriormente, con el apoyo de la<br />

Agencia suiza para el desarrollo y la Cooperación (COsUde), se crea el proyecto<br />

Aire Limpio, el cual permite la expansión de la red moniCA a las ciudades de el<br />

Alto, La Paz y santa Cruz.<br />

Actualmente los municipios de estas cuatro ciudades administran técnica y económicamente<br />

las redes locales con las siguientes funciones primordiales:<br />

determinar los niveles de contaminación del aire a los que se halla expuesta la<br />

población.<br />

establecer criterios científicos que respalden las acciones de control y reducción<br />

de esta contaminación.<br />

evaluar la efectividad de las medidas.<br />

informar a la población sobre los niveles de contaminación del aire.<br />

MéTODOS<br />

Los métodos de medición usados por la red moniCA Bolivia para determinar los<br />

contaminantes atmosféricos son:<br />

Método Pasivo: basado en el principio físico-químico de la difusión molecular. Pequeños<br />

tubos de teflón en los que se deposita una sustancia química específica<br />

que reacciona con los contaminantes del aire durante un tiempo determinado<br />

(15 días).


Luego de ser expuestos, son analizados en laboratorio por espectrofotometría<br />

para determinar el nivel de reacción y de esta manera inferir el grado de contaminación<br />

promedio durante el tiempo de exposición. este método es usado para<br />

medir el dióxido de nitrógeno (nO 2 ) y ozono (O 3 ).<br />

Método Activo: mediante el cual se colectan las partículas presentes en el aire de<br />

manera selectiva (sólo


108<br />

RESuLTADOS<br />

Red MoniCA La Paz<br />

Cuenta con nueve sitios de<br />

monitoreo que miden nO 2 ,<br />

O 3 , CO y Pm 10 . Uno de los<br />

resultados más significativos<br />

registrados por la red son los<br />

niveles de contaminación de<br />

nO 2 . Uno de los lugares más<br />

afectados por este contaminante<br />

es la zona central de la<br />

ciudad de La Paz (Plaza san<br />

Francisco), zona de alto tráfico<br />

vehicular. Los niveles de<br />

contaminación más elevados<br />

de nO 2 se presentan en<br />

el segundo semestre, época<br />

seca, siendo más bajos en la<br />

época húmeda.<br />

Red MoniCA El Alto<br />

se miden los contaminantes nO 2 , O 3 y<br />

Pm 10 en once sitios de muestreo. el Alto<br />

es una de las ciudades de mayor crecimiento<br />

vehicular del país, esto está ligado<br />

a altos niveles de contaminación,<br />

principalmente en la Ceja de el Alto. en<br />

la noche de san Juan, los niveles de contaminación<br />

por material particulado se<br />

incrementan por encima de los límites<br />

de la Ley del medio Ambiente y los recomendados<br />

por la Oms, sin embargo se<br />

ha disminuido en relación a años anteriores.


Red MoniCA Santa Cruz<br />

esta red mide nO 2 , O 3 , CO y Pm 10<br />

en once sitios de muestreo. el episodio<br />

más crítico de contaminación<br />

es la época de chaqueo ya<br />

que los niveles de Pm 10 registrados<br />

estos últimos años indican que sobrepasan<br />

el valor Guía de la Oms<br />

(50 µg m -3 ) y en un 86% el año 2007<br />

en comparación el valor Guía<br />

mencionado. sin embargo, se ha<br />

identificado una leve disminución<br />

de estos niveles el año 2006 debido<br />

a que hubo un mayor control de incendios<br />

forestales en esa época.<br />

109


110<br />

Red MoniCA Cochabamba<br />

La red mide los contaminantes<br />

nO 2 , O 3 , CO, sO 2 y Pm 10<br />

en siete sitios de muestreo en<br />

la ciudad de Cochabamba.<br />

Los niveles de O 3 , medidos<br />

en el Parque tunari, son altos<br />

entre los meses de agosto y<br />

noviembre, principalmente<br />

en septiembre. Otro de los<br />

contaminantes críticos en<br />

esta ciudad es el material<br />

particulado. La morfología<br />

de la ciudad no permite que<br />

exista una buena ventilación<br />

y por lo tanto hay un mayor<br />

tiempo de residencia de los<br />

contaminantes en el aire.<br />

CONCIENCIA y PARTICIPACIóN PúBLICA<br />

Las campañas de sensibilización denominadas semanas de Aire Limpio - introducidas<br />

en Bolivia en 1998, en las que se miden gratuitamente las emisiones vehiculares<br />

en diferentes puntos de la ciudad, se han convertido en un icono de las ciudades<br />

para levantar el tema de conciencia y participación pública en la Gestión de la<br />

Calidad del Aire. estas campañas pretenden sensibilizar a los conductores sobre<br />

los daños que causan las emisiones vehiculares y concienciar sobre las ventajas<br />

técnico-económicas del mantenimiento preventivo de sus movilidades. se busca<br />

introducir a los chóferes una cultura de control anual de emisiones, mientras que<br />

los resultados de las campañas enriquecen la estadística sobre el impacto ambiental<br />

del parque automotor.


en cuanto a educación ambiental, se ha transversalizado la temática en colegios<br />

públicos y privados y se cuenta con exposiciones interactivas en el eje troncal del<br />

país que apoyan el trabajo realizado en colegios.<br />

FORTALECIMIENTO <strong>DE</strong> CAPACIDA<strong>DE</strong>S y COMPETENCIAS INSTITuCIONALES<br />

Una de las debilidades institucionales identificadas en Bolivia en el año 2003 fue la<br />

falta de capacidades en materia de contaminación atmosférica en las unidades<br />

ambientales de alcaldías, prefecturas, ministerios y organizaciones de base.<br />

Hoy en día las direcciones ambientales de los municipios cuentan con equipamiento<br />

y sobre todo conocimiento de la gestión de la calidad del aire. su incorporación<br />

a la política municipal tuvo diferentes enfoques dependiendo del municipio,<br />

por ejemplo en el municipio de La Paz forma parte de una línea estratégica<br />

de la Agenda 21 Local, mientras que en la ciudad de Cochabamba se está trabajando<br />

en una estrategia municipal de la gestión de la calidad del aire, por citar<br />

dos ejemplos.<br />

en cuanto a capacidades en universidades e institutos técnicos, también se ha<br />

generado mucha capacidad local. A la fecha ya se han realizado más de 10 estudios<br />

científicos sobre la calidad de aire en Cochabamba, La Paz y santa Cruz,<br />

como los estudios sobre motores, ya que su rendimiento en ciudades de altura<br />

está ligado íntimamente al tema de emisiones atmosféricas.<br />

CONDICIONES LEGALES, NORMATIvAS E INSTITuCIONALES<br />

el Comité técnico de normalización “Calidad del Aire” (Ctn 6.2) del instituto Boliviano<br />

de normalización y Calidad (iBnOrCA) a la fecha ha generado un conjunto<br />

de más de 15 normas sobre calidad del aire. se cuentan por ejemplo con nuevos<br />

límites permisibles para fuentes móviles, metodologías de medición de fuentes<br />

móviles y fijas, ruido, y actualmente se están trabajando índices de calidad del<br />

aire y metodologías de medición. en cuanto a normativa municipal, Cochabamba<br />

y santa Cruz cuentan con reglamentos específicos sobre gestión de la calidad<br />

del aire, mientras que el Alto y La Paz están en plena preparación de los mismos.<br />

existen otros esfuerzos como por ejemplo en tarija, que también cuenta con su<br />

reglamento municipal.<br />

MEDIDAS CONCRETAS <strong>DE</strong> REDuCCIóN <strong>DE</strong> LA CONTAMINACIóN <strong>DE</strong>L AIRE<br />

Los municipios del eje troncal están cambiando el enfoque de una gestión basada<br />

en sensibilización y conciencia pública a una fase de ejecución de medidas<br />

concretas. Por ejemplo:<br />

santa Cruz está en pleno proceso de consolidación de un nuevo sistema de<br />

transporte integrado, el cual además de favorecer a la mejor vialidad de las<br />

personas, mejorará la calidad del aire.<br />

salvo en el municipio de el Alto, se han prohibido las fogatas de san Juan y<br />

existe un despliegue de personal y de recursos bastante considerable para<br />

controlar esta situación. en el gráfico de la ciudad de el Alto se puede ver claramente<br />

la tendencia a la reducción de la contaminación, aspecto que aún<br />

es más notorio en otros municipios.<br />

La restricción vehicular en el centro de la ciudad de La Paz y de vehículos<br />

pesados en la ciudad de santa Cruz, también son sistemas de reducción de la<br />

contaminación y que hacen a la gestión.<br />

111


112<br />

en la ciudad de el Alto se está ejecutando un proyecto de transporte sostenible,<br />

en el que se trata de modernizar el sistema de transporte público y mejorar<br />

la infraestructura vial, considerando espacios para peatones y ciclistas. este<br />

definitivamente es un proyecto que puede cambiar la cara de el Alto.<br />

en la ciudad de Cochabamba se busca un consenso de la población para<br />

implementar un Plan maestro de transporte para controlar el ingreso de vehículos<br />

al centro de la ciudad, priorización de buses y microbuses, control y<br />

restricción de parqueos en el centro de la ciudad para facilitar el flujo de vías<br />

e incluir vías exclusivas de transporte público.<br />

Finalmente el alto grado de sensibilidad sobre el tema, el conocimiento de las<br />

autoridades sobre la temática y los instrumentos técnicos y normativos presentes<br />

hacen que la implementación de centros de diagnóstico vehicular sea<br />

cada vez más factible; existe la voluntad política y es una decisión que más<br />

temprano que tarde tomarán las autoridades.<br />

ASPECTOS quE PERJuDICAN A LA GESTIóN <strong>DE</strong> LA CALIDAD <strong>DE</strong>L AIRE<br />

sin duda el aspecto que mayor daño está causando a la gestión de la calidad<br />

del aire es la importación de autos usados. el crecimiento desmesurado del parque<br />

automotor va en contra de todas las políticas de modernización del sistema<br />

de transporte público, requiere de mayor infraestructura vial para automotores y<br />

resulta en menor espacio para ciclistas y peatones. si bien es una política que ayuda<br />

a conseguir fuentes de trabajo para gente desempleada, el daño que causa<br />

a las ciudades y su desarrollo no es cuantificable.<br />

es obligación del Gobierno Central el revertir esta situación, prohibiendo al menos<br />

la importación de vehículos usados principalmente para el transporte público,<br />

como primera medida; y restringir la importación a una edad máxima de 5 años.<br />

no nos olvidemos que es mejor invertir recursos en mejorar la calidad del aire que<br />

gastar dinero en recuperar la salud de nuestra población.


Contaminación de la Bahía de Cohana<br />

por Rubén Marín<br />

La Bahía de Cohana, ubicada al sur del Lago menor del titicaca, es el área receptora<br />

más importante de todas las evacuaciones de aguas servidas y descargas<br />

industriales que se generan en las ciudades de el Alto y viacha del departamento<br />

de La Paz. La escandalosa contaminación de la bahía es el resultado del crecimiento<br />

explosivo de la ciudad de el Alto, cuyas descargas de aguas residuales<br />

han superado enormemente la capacidad de su única planta de tratamiento,<br />

ubicada en Puchukollo.<br />

el problema que esta contaminación va generando es la acumulación progresiva<br />

de materia orgánica, que causa el excesivo enriquecimiento del agua en nutrientes<br />

y termina en un proceso de eutrofización del ecosistema acuático del área<br />

de la Bahía. La poca profundidad que caracteriza al lago pequeño del titicaca<br />

o Huiñaymarca (profundidad promedio 10 metros), determina que se trate de un<br />

lago polimíctico, es decir que las aguas de este lago están en constante movimiento<br />

y circulación diaria, por lo que los nutrientes no se mantienen en el fondo,<br />

sino que están disponibles para el aprovechamiento de los productores primarios<br />

(algas y macrófitas). su presencia causa un desarrollo masivo de éstas, especialmente<br />

la Lemna (o lenteja de agua) y otras plantas no enraizadas que viven en la<br />

superficie del agua.<br />

debido al exceso de nutrientes, las plantas crecen en abundancia y colonizados<br />

por otros organismos, propios de aguas contaminadas. más tarde, cuando mueren,<br />

se pudren y llenan el agua de malos olores y le dan un aspecto nauseabundo,<br />

disminuyendo drásticamente su calidad. el proceso de putrefacción consume<br />

una gran cantidad del oxígeno disuelto y las aguas dejan de ser aptas para la<br />

mayor parte de los seres vivos. el resultado final es un ecosistema casi destruido.<br />

desde hace algún tiempo, las comunidades pesqueras de esta región han venido<br />

denunciando la muerte masiva de los peces del sector de la Bahía de Cohana.<br />

Por otra parte, la pérdida de la calidad del pescado ha generado un rechazo<br />

del consumidor a este producto, especialmente a las especies piscícolas nativas.<br />

estas dos situaciones han creado un problema social entre las comunidades pesqueras,<br />

que ya no pueden contar con el ingreso de la pesca.<br />

A consecuencia de las denuncias, se ha constituido en abril del 2006 una comisión<br />

técnica conformada entre el ministerio del Agua, el instituto Boliviano de Ciencia y<br />

tecnología de energía nuclear (iBten), la Autoridad del Lago titicaca (ALt), la Unidad<br />

Operativa Boliviana (UOB), el servicio nacional de meteorología e Hidrología<br />

(senAmHi) y la Prefectura del departamento de La Paz, para determinar el grado<br />

de contaminación de manera integral y a nivel de toda la red hidrográfica que<br />

converge a la Bahía de Cohana a través de una investigación basada en análisis<br />

de agua. Fueron establecidos 15 puntos de muestreo en los principales ríos de la<br />

cuenca (ríos Pallina, Catari, río seco, tujsa Jawira, etc.). Los parámetros evaluados<br />

en el campo, además de los análisis básicos como el pH, temperatura, conductividad<br />

eléctrica y el oxígeno disuelto, fueron el caudal volumétrico, la demanda<br />

bioquímica de oxígeno (dBO), la demanda química de oxígeno (dQO) y otros<br />

como sólidos suspendidos (ss), sólidos totales disueltos (std), etc.<br />

113


114<br />

Foto 1. Lago titicaca: Bahía de Cocotoni, exenta de ingresos de contaminantes<br />

Foto 2. Lago titicaca: Bahía de Cohana<br />

en la tabla 1 se da la ubicación de los puntos de muestreo, cuyos parámetros<br />

aparecen en la tabla 2.<br />

Los resultados obtenidos por la comisión técnica se presentan en la tabla 2. sin<br />

embargo, el laboratorio de la Unidad de Limnología (instituto de ecología) de la<br />

Universidad mayor de san Andrés, ha desarrollado un trabajo de investigación<br />

con la colaboración de la Universidad de Copenhague de dinamarca, sobre la<br />

influencia a las comunidades bentónicas (insectos acuáticos) de la amplitud térmica<br />

y la variación del oxígeno disuelto en aguas de los ríos afluentes al Lago<br />

menor o Huiñaymarca. 8<br />

Los resultados obtenidos de esta investigación en lo que corresponde a la demanda<br />

Bioquímica de Oxígeno (dBO) se pueden comparar con los datos obtenidos<br />

8 Jacobsen y marín, 2007.


por la comisión técnica del ministerio del Agua, para los sitios que coinciden en<br />

ambas investigaciones (tabla 3). La dBO es una medida comúnmente utilizada<br />

para determinar la calidad de agua y la contaminación por materia orgánica.<br />

en ambos trabajos se evidencia la baja calidad de las aguas, principalmente del<br />

río Katari y su afluente principal, el río Pallina. La diferencia que se puede observar<br />

es probablemente por las metodologías aplicadas por el laboratorio de iBten y el<br />

Laboratorio de Calidad Ambiental del instituto de ecología. sin embargo en la tabla<br />

3 se podrá observar el alto valor de dBO encontrado en el río Pallina este valor<br />

corresponde a un porcentaje de Oxígeno disuelto (Od) del 3%; es decir que son<br />

aguas totalmente anóxicas, por la abundante carga de materia orgánica.<br />

Tabla 1. ubicación de los puntos de muestreo<br />

PUNTO UBICACIÓN ESTE (X) NORTE (Y)<br />

P-1 Río Seco antes de mancha urbana 588990 8183602<br />

P-2 Río Seque antes de mancha urbana 588665 8188883<br />

P-3 Río Seco antes de Puchukkollu 579022 8171269<br />

P-4 Descarga Puchukkollu 577732 8170487<br />

P-5 Río Quelcata antes de Viacha 576229 8168519<br />

P-6 Río Tucsa Jawira 573104 8159981<br />

P-7 Río Pallina antes de confluencia con río Tucsa Jauría 572246 8160007<br />

P-8 Río Pallina despúes de confluencia 572045 8160125<br />

P-9 Río Jalakeri (Viacha - Laja) 568619 8168244<br />

P-10 Río Pallina Puente 563755 8171741<br />

P-11 Río Colorado Puente 557396 8169362<br />

P-12 Río Katari (Estación SENAMHI) 553051 8174272<br />

P-13 Bahia de Ocaña 534604 8189152<br />

P-14 Bahia de Ocaña 535101 8189428<br />

P-15 Bahia de Ocaña (Playa Bahía de Cohana) 536485 8190287<br />

Fuente: Comisión técnica de la Bahía de Cohana. ministerio del Agua.<br />

115


116<br />

Tabla 2. Mediciones de parámetros físicos y químicos del agua en los puntos de muestreo<br />

Alc. DBO DQO SS SDT Na K Ca Cl SO4 B N tot P tot S= Det As Cr Fe Acte Gr<br />

mg/L (CaCO 3) mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg / L mg N / L mg P / L mg / L mg / L ug / L mg / L ug / L mg / L<br />

Punto<br />

P1 0,00 < 1,0 < 4,0 18,00 723,11 2,67 1,00 13,94 0,00 35,84 0,99 < 0,10 0,06 0,00 0,02 191,40 0,05 25,74<br />

P2 6,01 < 1,0 < 4,0 1,70 15,84 2,07 0,70 3,86 1,99 1,31 0,19 < 0,10 0,03 0,00 0,01 15,97 0,06 0,09<br />

P3 120,11 39,67 69,33 109,00 338,62 5,60 9,60 23,83 69,49 61,62 2,04 12,31 1,51 1,50 0,32 98,43 0,18 1,76<br />

P4 270,24 42,67 85,55 29,00 487,59 82,26 23,00 27,05 124,09 38,45 0,75 29,53 6,52 1,20 0,53 18,11 0,28 0,31<br />

P5 32,03 49,42 95,02 78,00 441,53 71,15 24,00 27,31 89,34 63,60 1,10 32,61 4,99 0,00 0,29 65,46 0,19 0,83<br />

P6 140,13 15,67 46,41 110,00 429,31 7,22 10,30 29,02 84,38 105,13 2,26 1,67 0,90 0,67 0,02 8,60 0,11 0,85<br />

P7 130,12 10,67 36,43 202,00 346,93 6,41 9,20 27,33 74,45 91,77 1,92 6,99 1,23 0,67 0,02 13,01 0,10 1,39<br />

P8 162,15 20,92 58,43 58,00 380,49 5,80 12,80 22,65 69,49 77,46 1,70 8,95 2,40 0,67 0,03 69,24 0,06 0,90<br />

P9 0,00 10,42 31,24 33,00 481,92 9,03 3,70 25,32 19,85 242,36 1,74 0,83 0,03 0,00 0,01 22,88 0,06 26,11<br />

P10 100,09 12,67 35,50 47,00 365,11 47,92 10,90 27,82 32,26 126,31 1,52 8,39 2,08 0,27 0,04 54,23 0,10 2,04<br />

P11 96,09 < 1,0 < 4,0 45,67 1349,50 66,10 4,00 56,23 79,41 189,17 1,50 0,13 0,65 0,40 0,01 95,71 0,13 2,04<br />

P12 78,07 3,17 7,40 621,00 175,70 43,88 6,70 30,02 54,60 121,47 1,57 4,05 0,66 0,53 0,03 61,46 0,07 5,42<br />

P13 72,06 4,67 12,00 67,00 251,99 32,77 4,50 28,96 34,74 97,25 1,62 0,13 0,25 1,17 0,01 42,63 0,05 1,14<br />

P14 66,06 8,17 24,58 112,00 372,18 39,84 6,40 27,70 59,56 126,31 1,51 0,27 0,26 0,93 0,01 21,47 0,07 1,91<br />

P15 66,06 9,42 29,58 81,00 278,42 34,79 6,40 25,91 44,67 93,29 2,09 0,83 0,28 0,93 0,01 22,20 0,02 1,43<br />

Fuente: Comisión técnica de la Bahía de Cohana. ministerio del Agua


Tabla 3. Datos comparativos de valores de DBO en ríos afluentes del Katari.<br />

según Comisión Ministerio del Agua según Jacobsen y Marín 2007<br />

Ríos evaluados Sitios DBO mg / L Ríos evaluados Sitios DBO mg / L<br />

Río Colorao,<br />

puente Katari. P11 < 1,0 Quaquiira 4 60<br />

Río Tujsa Jahuira,<br />

fábrica de cemento. P6 15,67 Viacha 6 72<br />

Río Pallina, confl.<br />

río Tujsa Jahuira P8 20,92 Pallina 7 166<br />

Considerando los valores obtenidos de la dBO y comparando con los valores<br />

de calidad de agua establecidos internacionalmente, las aguas del río Pallina<br />

(dBO>100) estarían catalogadas como de muy mala Calidad.<br />

el agua contaminada que ingresa a la Bahía de Cohana está ocasionando un<br />

progresivo proceso de eutrofización, es decir un crecimiento masivo de plantas<br />

acuáticas flotantes, como se confirma a través de imágenes satelitales. 9 en el año<br />

1999, el área de vegetación acuática de la Bahía de Cohana cubría 932,7 hectáreas,<br />

mientras que para el 2004 se incrementó a 1.798 hectáreas. estas plantas<br />

obstruyen el paso de la luz hacia las partes profundas, aspecto que limita drásticamente<br />

el proceso de la fotosíntesis y la producción de oxígeno. en consecuencia,<br />

la degradación de la materia orgánica en el fondo estaría utilizando el poco<br />

oxígeno disuelto, volviendo el agua completamente anóxica.<br />

A fin de minimizar el proceso de eutrofización de la Bahía de Cohana, la Autoridad<br />

del Lago titicaca (ALt), hizo una intensa remoción de Lemna. esta acción ha<br />

reducido temporalmente el proceso de eutrofización de la bahía. sin embargo, se<br />

deben prever acciones en el origen de la contaminación, es decir que es necesario<br />

y urgente ampliar las plantas de tratamiento de Puchukollo.<br />

Llama la atención que el efecto de la contaminación en la Bahía de Cohana es<br />

más relevante a nivel de las comunidades piscícolas. en cambio, por que se ve,<br />

la prosperidad ganadera en la comunidad de Cohana se basa en el uso de estas<br />

plantas flotantes (Lemna e Hydrocotile), que proveen de abundante forraje. de<br />

esta forma, la actividad pesquera fue totalmente reemplazada por la actividad<br />

ganadera.<br />

el aprovechamiento de las macrófitas, sean plantas enraizadas como la totora<br />

e Hydrocotile, o las flotantes Lemna, Azolla, etc. en toda el área de influencia de<br />

la Bahía de Cohana estas plantas son por lo tanto de importancia económica y<br />

forman el sustento de la ganadería local. este aprovechamiento coadyuva a su<br />

vez de manera muy importante en el incremento del proceso de eutrofización del<br />

Lago. Además, sería importante dar seguimiento a los contaminantes que contienen,<br />

especialmente cuando se trata de metales pesados o pesticidas.<br />

9 Loza 2005.<br />

117


118<br />

Foto 3. Área de ingreso del río Catari o Pallina a la Bahía de Cohana, con ganadería.<br />

Foto 4. Aprovechamiento masivo de plantas acuáticas en la actividad ganadera.


existen diversas metodologías para restaurar áreas de lago contaminadas. La<br />

autoridad del Lago titicaca (ALt), propone establecer una red de oxigenadores<br />

(método denominado oxigenación del hipolimnio), que facilitaría la degradación<br />

de la materia orgánica, a través del trabajo de las bacterias aeróbicas, mineralizando<br />

los desechos orgánicos. Otras metodologías, como la inactivación y precipitación<br />

del fósforo, remoción del sedimento, dilución y adición de flujos de agua,<br />

extracción de lodos del fondo, circulación artificial del hipolimnio al epilimnio, etc.<br />

también pueden ser aplicadas para la restauración de ecosistemas lacustre contaminados.<br />

sin embargo si, en el caso de la Bahía de Cohana persiste la afluencia<br />

de aguas contaminadas del río Pallina, estas acciones no podrán tener los resultados<br />

buscados.<br />

Bibliografía<br />

Comisión técnica del ministerio de Agua 2006. Ejecución de la campaña de aforo<br />

y muestreos, cuenca del Río Katari. informe.<br />

Jacobsen, d. y r. marín 2007. Bolivian Altiplano streams with low richness of macroinvertebrates<br />

and large diel fluctuations in temperature and dissolved<br />

oxygen. Acuat .ecol. dOi 10.1007/s 10452-007-9127x.<br />

Loza, F. 2005. Patrones de Distribución Espacio - Temporal de las Poblaciones de<br />

Totora del Lago Titicaca desde 1986 hasta 2004. tesis de maestría para optar<br />

el título de magíster en ecología y Conservación. instituto de ecología Universidad<br />

mayor de san Andrés, La Paz – Bolivia.<br />

Créditos fotografías:<br />

Fotos 1, 2, 3 y 4 rubén marín<br />

119


CONTENIDO SEGUNDA PARTE<br />

Capítulo 5. Ecología de los paisajes.<br />

Ecología y conservación de<br />

los paisajes<br />

Planificación del uso del suelo<br />

y el ordenamiento territorial en<br />

Bolivia<br />

La construcción de la<br />

infraestructura vial, las áreas<br />

protegidas y la biodiversidad<br />

Servicios ambientales<br />

Los curiches: clave para la<br />

vida silvestre en los Llanos de<br />

Moxos<br />

Capítulo 6.<br />

Ecoregiones y ecosistemas<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Segunda parte<br />

Ecología de los paisajes


Capítulo 5<br />

Ecología y conservación de los paisajes<br />

¿Qué es la ecología de paisajes?<br />

por Cécile B. de Morales<br />

La ecología de paisajes es una disciplina compartida entre la ecología y la geografía,<br />

que estudia de qué manera los cambios en el tiempo y el espacio afectan<br />

a los procesos ecológicos. Entre los procesos ecológicos se pueden mencionar por<br />

ejemplo la distribución y el flujo, tanto de la energía como de los materiales y los<br />

organismos (incluyendo el hombre) en el medio ambiente. Por supuesto se trata<br />

de una acción recíproca, ya que los “elementos” de los paisajes influencian a su<br />

vez el aspecto y la distribución de aquellos. 1 La ecología de paisajes se ocupa en<br />

forma especial de los problemas ambientales en un contexto aplicado y holístico.<br />

A diferencia de la ecología clásica, que estudia ecosistemas lo más homogéneos<br />

posibles en un intento de comprender su funcionamiento “interno”, la ecología<br />

de paisajes reconoce la complejidad del medio ambiente, donde encontramos<br />

muchos ecosistemas diferentes, que interactúan entre sí.<br />

A pesar de su importancia actual, no es una ciencia nueva. En sus inicios, la ecología<br />

de paisajes era una disciplina puramente descriptiva. Tenía como objetivo<br />

delimitar zonas relativamente homogéneas, considerando variables como el clima,<br />

el relieve, el suelo y la vegetación. A partir de los 1940, cuando se empezó<br />

a desarrollar la tecnología de las fotografías aéreas y de la fotointerpretación, se<br />

pudo utilizar estas nuevas herramientas para interpretar el paisaje. Luego serían<br />

completadas con las técnicas de percepción remota, procesamiento de imágenes<br />

satelitales y sistemas de información geográfica. Todos estos instrumentos a su<br />

vez han permitido el empleo de métodos matemáticos y el diseño de modelos de<br />

simulación.<br />

La ecología de paisajes pone énfasis en los impactos causados por el hombre<br />

en las estructuras y las funciones del paisaje y pretende proponer métodos que<br />

permitan restaurar paisajes degradados o conservar aquellos que todavía se encuentran<br />

en condiciones prístinas. 2 El ser humano debe ser parte integral de los<br />

estudios porque es por supuesto quien mayores cambios introduce en su entorno.<br />

La ecología de paisajes establece por lo tanto fuertes lazos con la actividad agropecuaria<br />

y forestal y se ha convertido en una herramienta poderosa, tanto del<br />

punto de vista del conocimiento científico como de la aplicación práctica. Puede<br />

ayudar por ejemplo a comprender las causas y efectos de la alteración de paisajes<br />

a consecuencia de la urbanización, agricultura, ganadería, y otras actividades<br />

humanas; a ordenar el territorio para alcanzar una mayor sostenibilidad ecológica<br />

de la región; a minimizar los riesgos de perturbación en ecosistemas naturales que<br />

tengan valor para la conservación y a diseñar un sistema de áreas que requieren<br />

mayor protección; a determinar cómo se pueden interconectar parcelas de hábitat<br />

dispersas para evitar la extinción de ciertas especies amenazadas; o a asegurar<br />

servicios ecológicos esenciales como la provisión de agua.<br />

En muchos trabajos de descripción de las ecoregiones de Bolivia, el énfasis se<br />

pone en los elementos naturales del paisaje, especialmente los suelos, el clima y<br />

1 www.gepama.com.ar/linea-mateucci.htm.<br />

2 ver en wikipedia: Landscape ecology.<br />

123


124<br />

la vegetación. Algunas publicaciones describen la “vegetación potencial” de la<br />

zona como aquella vegetación que podría existir en ausencia de factores antropogénicos.<br />

Esto es por supuesto una abstracción, que tiene poca relación con la<br />

realidad después de miles de años de ocupación humana. Actualmente y cada<br />

vez más, se introduce la influencia humana y los potenciales económicos en la<br />

descripción de los paisajes, en el entendido que la ecología es una ciencia aplicada<br />

que debe proponer las mejores opciones para un desarrollo sostenible.<br />

Vegetación y paisajes de Bolivia<br />

En las últimas décadas se ha producido en Bolivia un notable avance en el conocimiento<br />

de la flora y la fauna, debido a las actividades de instituciones científicas<br />

de investigación en buena parte del país. Las colecciones científicas depositadas<br />

en los museos, herbarios y universidades bolivianas se han multiplicado enormemente<br />

en relación a su casi inexistencia en los años previos a 1980. Gran parte de<br />

este material se encuentra identificado con precisión, gracias a los aportes de<br />

numerosos especialistas que llegaron a Bolivia por medio de convenios o proyectos<br />

y el esfuerzo de los propios bolivianos. Este hecho, junto con la formación de<br />

un número creciente de jóvenes científicos, constituye la base para abordar otros<br />

estudios como el de la vegetación o la ecología terrestre o acuática. Si bien los<br />

conocimientos todavía están lejos de ser completos, ya es posible aproximarse a<br />

una identificación de las comunidades vegetales y animales que se encuentran<br />

en la enorme variedad de ambientes terrestres y acuáticos que posee Bolivia. 3<br />

Algunos apuntes sobre la distribución de flora y fauna<br />

La distribución de la vegetación en el planeta tierra depende fundamentalmente<br />

de dos factores climáticos: las temperaturas medias anuales y el promedio<br />

de precipitación anual. En conjunto, el calor y la humedad - o su ausencia<br />

- permiten clasificar la vegetación en grandes unidades conocidas como<br />

biomas, que se repiten en varios continentes. Por ejemplo, la selva tropical se<br />

encuentra en Asia, África y Sudamérica con un mismo aspecto general, si bien<br />

cada continente posee especies vegetales y animales diferentes. Se puede<br />

reconocer una zonificación latitudinal de biomas que depende en gran medida<br />

de la ubicación geográfica en relación al ecuador terrestre.<br />

Como la precipitación y la temperatura dependen de la altitud sobre el nivel<br />

del mar y del relieve local, se obtiene también una zonificación vertical de la<br />

vegetación y de la fauna. Los grandes biomas pueden dividirse a su vez en zonas<br />

climáticas y edáficas más pequeñas que se caracterizan por una vegetación<br />

determinada, formando regiones ecológicas distintas.<br />

Las plantas y los animales pueden tener una distribución amplia o restringida,<br />

de acuerdo a sus requerimientos más o menos estrictos. Cuando se encuentran<br />

únicamente en ciertas regiones restringidas se dice que son endémicas. Si se<br />

encuentran prácticamente en todo el planeta, como el hombre y muchas<br />

especies que lo acompañan, reciben el nombre de cosmopolitas.<br />

Todas las relaciones entre especies determinan una interdependencia, que es<br />

tanto más compleja mientras más diversa sea la composición de la comunidad,<br />

la que alcanza su máxima expresión en los bosques tropicales húmedos. En<br />

cambio, los lugares fuertemente intervenidos por el hombre, como los campos<br />

3 Navarro 2002.


de cultivo o las plantaciones forestales, muestran la predominancia de algunas<br />

relaciones ecológicas, especialmente de competencia entre plantas y<br />

depredación por herbívoros, y una menor riqueza de especies.<br />

Los sistemas ecológicos no son estructuras inmutables. Pueden cambiar a<br />

lo largo del tiempo, transformarse e incluso desaparecer en forma natural.<br />

También es necesario tomar muy en cuenta todos aquellos cambios producidos<br />

por la evolución de las especies desde el inicio de la vida sobre la tierra. Las<br />

poblaciones que forman los componentes biológicos de los ecosistemas<br />

tampoco son entidades fijas e invariables, que solamente podrían cambiar el<br />

número de sus efectivos o su estructura demográfica. Son el reflejo de una larga<br />

historia, ya que las poblaciones naturales están expuestas a múltiples presiones<br />

selectivas y por ende son susceptibles de evolución.<br />

Entre todas las especies que han aparecido en la superficie de nuestro<br />

planeta, una ocupa hoy una situación muy particular. De hecho, como<br />

consecuencia de su gran éxito demográfico y económico, y en razón de sus<br />

capacidades especiales, la población humana se encuentra enfrentada con<br />

una responsabilidad sin precedentes en la historia: administrar correctamente el<br />

planeta Tierra. Este es el gran desafío para el hombre del siglo XXI.<br />

Tomado de Morales 2005. Bolivia: medio ambiente y ecología aplicada, 2ª<br />

edición<br />

Bolivia forma parte del Reino Biogeográfico Neotropical. Los botánicos reconocen<br />

que en el país se juntan cuatro grandes regiones fitogeográficas de Sudamérica:<br />

los Andes, la Amazonía, el Cerrado y el Gran Chaco. Gracias a su ubicación geográfica<br />

en el centro del continente y la presencia de los Andes, Bolivia - a pesar<br />

de la ausencia de litoral - es uno de los países con mayor diversidad de ecoregiones<br />

de todo el mundo. Cada región biogeográfica puede ser dividida en varias<br />

formaciones según criterios de clima, altitud y geomorfología. En cada una de<br />

estas formaciones uno puede reconocer a su vez, una multitud de comunidades<br />

vegetales según criterios edáficos, estructurales y florísticos. 4<br />

A continuación se da un breve resumen de las principales formaciones biogeográficas:<br />

Al norte, la Amazonía boliviana está dividida en tres formaciones boscosas:<br />

bosque amazónico, bosque húmedo de llanura y bosque húmedo del escudo<br />

precámbrico, de acuerdo con su geomorfología y posición latitudinal. La<br />

cuenca amazónica contiene además las sabanas húmedas, cuyo origen biogeográfico<br />

es mixto, con elementos del Cerrado y Chaco.<br />

Al este, la región biogeográfica del Cerrado está dividida en las sabanas de los<br />

campos cerrados y el bosque semideciduo chiquitano.<br />

4 Ver las descripciones de la “Guía de Árboles de Bolivia”, editada por Killeen, García y Beck<br />

(1993), “Geografía ecológica de Bolivia” de Gonzalo Navarro (2002) y “Biodiversidad: la<br />

riqueza de Bolivia” editada por Pierre Ibisch y Gonzalo Mérida (2003).<br />

125


126<br />

Al sur del país, el Gran Chaco consta del bosque seco chaqueño en la planicie<br />

y el bosque serrano chaqueño, más húmedo, que se encuentra en las primeras<br />

serranías de los Andes.<br />

Al sureste, las sabanas húmedas del Pantanal, al igual que los Llanos de Moxos,<br />

representan un mosaico fitogeográfico de Amazonía, Cerrado y Gran Chaco.<br />

Al centro y al oeste, la Región Andina se divide en varias subregiones de acuerdo<br />

con los pisos altitudinales y los correspondientes cambios climáticos: En el<br />

sur del país, el bosque tucumano-boliviano está ubicado sobre las cordilleras<br />

orientales, mientras que los valles secos interandinos se ubican en la zona de<br />

sombra de lluvia hacia el occidente. Hacia el norte de esta región, en los Yungas<br />

de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, se encuentran los bosques montanos<br />

húmedos y a mayor altitud la ceja de monte yungueña. El altiplano, la<br />

cordillera occidental y parte de las cordilleras orientales cuentan con formaciones<br />

que se pueden caracterizar como puna y vegetación altoandina respectivamente,<br />

de acuerdo a la altitud.<br />

Fuente: Navarro 2002


Se reconocen en Bolivia hasta 40 regiones ecológicas o ecoregiones (con variaciones<br />

según autores y escalas) y alrededor de 190 ecosistemas. G. Navarro<br />

propone 39 grandes zonas de vegetación, las cuales comprenderían a unas 331<br />

unidades de vegetación, de las cuales un 70% estarían al interior de las áreas protegidas.<br />

5<br />

Hasta el momento, no se ha homogeneizado la nomenclatura de las ecoregiones<br />

y ecosistemas de Bolivia, por lo que existen muchos criterios y clasificaciones para<br />

los mismos. Por ejemplo, la Estrategia Nacional de Conservación de la Biodiversidad<br />

(2001) afirma que Bolivia cuenta con 14 ecoregiones y 199 ecosistemas, mientras<br />

que el mapa de Áreas Protegidas de Ribera et al. (1996) reconoce 17 ecoregiones.<br />

La división propuesta por Ibisch y Mérida (2003) establece 12 ecoregiones,<br />

5 de las cuales se subdividen para formar un total (provisional) de 23 unidades. Navarro<br />

(2002), usando otros criterios, establece 9 provincias biogeográficas. El mapa<br />

de áreas protegidas de SERNAP, elaborado por Ribera y Liberman (2006) describe<br />

19 ecoregiones, incluyendo la de humedales que no se toma en cuenta en otros<br />

trabajos. El sistema de clasificación que se presenta más adelante (a cargo de<br />

Marco Octavio Ribera) propone una síntesis de todos estos avances.<br />

Es importante recalcar que en Bolivia se encuentra un centro de importancia mundial<br />

de origen y diversidad de especies domesticadas. Se han registrado más de<br />

300 especies de árboles maderables; la mayoría de ellos, sin embargo, no tienen<br />

una gran abundancia. El uso de recursos silvestres forma también parte del sustento<br />

económico de la población rural y es imprescindible para su supervivencia.<br />

Adicionalmente, hay una multitud de especies aprovechadas comercialmente.<br />

También hay un gran potencial para el uso de los recursos genéticos, tanto en la<br />

agricultura (parientes silvestres de plantas cultivadas) como en la farmacopea.<br />

Por ejemplo, se conocen más de 3000 especies de plantas medicinales que, si<br />

bien se han clasificado y descrito botánicamente, en su mayoría son poco estudiadas<br />

farmacológicamente. 6<br />

Una visión integral de la biodiversidad no se refiere simplemente al número de especies<br />

catalogadas: comprende la riqueza genética; las especies tanto silvestres<br />

como cultivadas o en proceso de domesticación que determinan la agrobiodiversidad;<br />

los ecosistemas, paisajes ecológicos y otras unidades de clasificación;<br />

los procesos ecológicos y los servicios ambientales prestados por los ecosistemas.<br />

Si bien el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) se constituye en el instrumento<br />

prioritario para la conservación de la mayor representatividad posible del<br />

patrimonio natural y cultural de la Nación, no podemos limitar la conservación<br />

únicamente a las áreas protegidas declaradas por ley.<br />

Estudios recientes han identificado en Bolivia 7 especies de plantas cultivadas en<br />

origen, con un total de 112 variedades. La especie con mayor número de variedades,<br />

47 en total, es por supuesto la papa, Solanum tuberosa, seguida de S. stenotomum<br />

con 24 variedades, S. phureja con 14 variedades y S. juzepczukii (papa<br />

amarga), con 10 variedades. Se han descrito además en el país, un total de 33<br />

especies de papas silvestres del género Solanum. Un ejemplo muy característico<br />

en el país se encuentra en la región de Charazani-Curva-Kaata (en el ANMI Apolobamba),<br />

donde existe una extraordinaria riqueza de especies y variedades (papas,<br />

ocas, izaños, quinuas), se mantienen sistemas de labranza manuales como la<br />

chaquitaklla en terrazas precolombinas, y con rendimientos extraordinarios en un<br />

paisaje rural armónico de especial belleza y calidad escénica. 7<br />

5 Navarro 2002.<br />

6 Ibish y Mérida 2003.<br />

7 Ribera 2007. Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia, LI<strong>DE</strong>MA.<br />

127


128<br />

La cobertura aproximada de ecoregiones en situación crítica en el país es de unas<br />

25 millones de hectáreas, es decir una cuarta parte del territorio nacional, con tendencia<br />

a incrementarse. Por otra parte, la cobertura aproximada de ecoregiones<br />

en un óptimo a muy buen estado de conservación está cerca de las 30 millones<br />

de hectáreas (casi un tercio del país). La mayor parte de ellas se encuentra al interior<br />

de las áreas protegidas, el resto en zonas alejadas y sin vinculación caminera<br />

o de muy difícil accesibilidad. Sin embargo estas regiones soportan graves amenazas<br />

de perturbación a corto plazo. El resto del territorio nacional se encuentra<br />

en una situación intermedia, en general con procesos moderados de deterioro<br />

ambiental. Si se mantienen los ritmos de ocupación no planificada del territorio y<br />

la inacción del Estado en cuanto el control y regulación ambiental, la tendencia<br />

inevitable será la de aumentar los escenarios críticos.<br />

Los impactos a los ecosistemas tienen relación con las visiones desarrollistas, lo<br />

cual da lugar a que muchas de las actividades productivas carecen de planificación<br />

adecuada, y se realizan a partir de intereses de determinados sectores, bajo<br />

la lógica de la obtención de ganancias rápidas o inmediatas, es decir bajo una<br />

visión de corto plazo. 8<br />

Las principales amenazas o factores que inciden negativamente, sin distinción de<br />

ecosistemas o ecoregiones, son la explotación de los recursos no renovables sin las<br />

debidas precauciones, los flujos migratorios que producen una inadecuada ocupación<br />

y uso del suelo, la pérdida de la cobertura boscosa, el uso de tecnología<br />

inapropiada a las características de los ecosistemas, la producción agrícola intensiva,<br />

la sobrecarga animal y, en general, el uso de los ecosistemas por encima de<br />

su capacidad productiva y potencial.<br />

El estado actual de conservación de las regiones del país varía ampliamente: las<br />

ecoregiones más afectadas son la puna, los valles interandinos y el Chaco, por<br />

problemas relacionados principalmente al sobrepastoreo, las prácticas agrícolas<br />

inadecuadas, la tala y la quema de bosques y pastizales. 9 A menudo se subestima<br />

notoriamente los impactos de la actividad minera, hidrocarburífera e industrial,<br />

considerando la conservación - dirigida en este caso hacia la biodiversidad<br />

- como una disciplina que se debe aplicar principalmente en los lugares naturales,<br />

y de preferencia, en las áreas protegidas.<br />

Prioridades de conservación para los ecosistemas<br />

En general, deben conservarse los ecosistemas más intactos, especialmente<br />

aquellos de grandes extensiones, porque permiten conservar una multitud<br />

de especies en su hábitat, con poblaciones viables y junto a los recursos que<br />

requieren, así como los procesos ecológicos y biológicos imprescindibles para<br />

asegurar su permanencia.<br />

Áreas menos conservadas pueden albergar todavía muchos elementos<br />

importantes de la biodiversidad, pero existe el riesgo de una viabilidad reducida<br />

(que implica también mayores costos para actividades de conservación, si<br />

tienen que ser exitosas). En este sentido las ecoregiones con mayor prioridad<br />

para la conservación son los bosques bien conservados de las tierras bajas y de<br />

las vertientes (nor)orientales: bosques amazónicos (sudoeste de la Amazonía)<br />

8 Reca y Echeverria 1998.<br />

9 MDSP/DGB. Estrategia Nacional de Biodiversidad 2001.


y Yungas, bosque seco chiquitano, gran Chaco, Chaco serrano y bosque<br />

tucumano-boliviano.<br />

Aún más importantes son aquellos ecosistemas intactos que, claramente,<br />

están involucrados en importantes procesos hidro-climáticos: los bosques<br />

húmedos. Allí no solamente se concentran las especies más sensibles, sino<br />

también, debido a una relación entre diversidad de plantas y precipitación,<br />

y, por lo tanto, productividad, representan centros de diversidad de muchas<br />

taxa. Aplicando este criterio, las ecoregiones más prioritarias son los bosques<br />

amazónicos (sudoeste de la Amazonía) y los Yungas.<br />

P. Ibisch y G. Mérida . Biodiversidad: la riqueza de Bolivia. Resumen Ejecutivo,<br />

p. xxxii.<br />

Bibliografía<br />

Killeen, T.J., E. García y S.G. Beck, 1993. Guía de árboles de Bolivia. Herbario Nacional<br />

de Bolivia, Missouri Botanical Garden, La Paz.<br />

Ibish, P.L. y G. Mérida 2003. Biodiversidad: La riqueza de Bolivia. Estado de conocimiento<br />

y conservación. Ed. FAN, Santa Cruz 638 p<br />

MDSP/DGB. 2003. Estrategia Nacional de Biodiversidad de Bolivia. La Paz.<br />

Morales, C.B., 2005. Bolivia: Medio ambiente y ecología aplicada. Segunda edición.<br />

Ministerio de Educación, DANIDA.<br />

Navarro, G. 2002. Geografía ecológica de Bolivia. Fundación Patiño, Santa Cruz.<br />

Reca, L. y R. Echeverria, 1998. Agricultura, medio ambiente, y pobreza rural en<br />

América Latina. IFPRI/ BID. Nueva York, USA.<br />

Ribera, M.O., M. Liberman, S. Beck y M. Moraes. 1996. Mapa de vegetación y áreas<br />

protegidas de Bolivia. CIMAR/BM/MDSMA. La Paz.<br />

Ribera, M.O. 2007 Diagnóstico general del estado ambiental de Bolivia. Documento<br />

preliminar. LI<strong>DE</strong>MA<br />

Ribera, M.O. y M. Liberman 2005. El Uso de la Tierra y los Recursos de la Biodiversidad<br />

en las Áreas Protegidas de Bolivia. SERNAP-GEF. La Paz.<br />

129


130<br />

Planificación del Uso del Suelo y Ordenamiento Territorial<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Nout Weeda<br />

Desde los años 90, los gobiernos de turno han implementado políticas que integran<br />

el principio del desarrollo sostenible en su planificación para el territorial nacional.<br />

Estas políticas se orientan hacia una planificación integral ordenada y participativa,<br />

construidas sobre el pilar fundamental del ordenamiento territorial, como un<br />

proceso que integra las diferentes visiones sectoriales de desarrollo. En cuanto al<br />

ordenamiento territorial mismo, los procesos participativos de planificación, en los<br />

diferentes niveles de la administración pública, parten de usos racionales de los<br />

recursos naturales y de las necesidades sociales y económicas de la población.<br />

La planificación es un proceso continuo y dinámico, en el cual la toma de decisiones<br />

debe hacerse pesando las posibles alternativas para el uso de los recursos<br />

disponibles, en la perspectiva de llegar a los resultados planeados para el futuro<br />

cercano o en un lapso de tiempo determinado. Este proceso se desarrolla en un<br />

espacio geográfico definido, tomando en cuenta las potencialidades y limitaciones<br />

del territorio bajo consideración, para orientar las inversiones privadas y públicas<br />

mediante la aplicación de políticas de uso y ocupación del territorio.<br />

La planificación del desarrollo sostenible es un proceso único que persigue objetivos<br />

comunes, articula los componentes estratégicos (el qué hacer), el territorial (el<br />

dónde hacer), y determina quiénes (actores o sectores) implementan las acciones<br />

priorizadas. El proceso de planificación se desarrolla en el marco de lo estipulado<br />

por el Sistema Nacional de Planificación (SISPLAN), que define el conjunto<br />

de normas y procedimientos en un número de niveles de planificación (nacional,<br />

departamental, municipal y por mancomunidad).<br />

Aunque frecuentemente incluido, es importante separar el proceso del establecimiento<br />

o reestructuración de límites político-administrativos, que se define en<br />

la Ley de Unidades Político-Administrativas (UPAs), del proceso de Ordenamiento<br />

Territorial para la planificación. Para una planificación efectiva es muy importante<br />

haber logrado la solución de conflictos limítrofes en o entre las unidades político<br />

administrativas. El presente documento no se refiere a este tema cuando se utiliza<br />

el término Ordenamiento Territorial.<br />

Actualmente, el Ministerio de Planificación del Desarrollo, a través de su Viceministerio<br />

de Planificación Territorial y Ambiental (y la Dirección General de Planificación<br />

Territorial), está realizando una serie de talleres y consultas para reactivar los<br />

procesos de ordenamiento territorial y analizar los ajustes requeridos para efectivizar<br />

los planes, mediante su inserción real en los diferentes niveles de planificación.<br />

Adicionalmente, dentro de las políticas actuales del gobierno, el ministerio considera<br />

la posibilidad de la incorporación de un nivel adicional, el de las “regiones<br />

para planificación”, las cuales no necesariamente coinciden territorialmente con<br />

las “regiones autónomas” propuestas por la Asamblea Constituyente (noviembre<br />

de 2007).


¿QUé ES EL OR<strong>DE</strong>NAMIENTO TERRITORIAL?<br />

El Ordenamiento Territorial es “el proceso integral y sistemático de la organización<br />

del uso y la ocupación del territorio, en función de sus características biofísicas,<br />

ambientales, socioeconómicas, culturales y político-institucionales, con la<br />

finalidad de promover el desarrollo, a través del desarrollo productivo integral,<br />

desarrollo social con equidad y la participación ciudadana plena, bajo los preceptos<br />

de la conservación de recursos naturales y la preservación de la calidad<br />

ambiental” (MDSP 2002), definición que en este sentido sigue vigente. Mediante el<br />

ordenamiento territorial, se incorporan en la planificación los aspectos territoriales<br />

y espaciales.<br />

El proceso de ordenamiento territorial está designado para:<br />

Organizar y articular el territorio de acuerdo a sus potencialidades, limitaciones<br />

y características ambientales, socioeconómicas, culturales y político-institucionales;<br />

es un proceso de carácter normativo y regulador del uso del suelo<br />

y de la ocupación del territorio.<br />

Optimizar la organización de los asentamientos humanos, el acceso a servicios<br />

de salud, educación y servicios básicos, así como la localización de las infraestructuras<br />

vial y de apoyo a la producción.<br />

Identificar y contribuir al manejo sostenible de áreas de fragilidad ecológica,<br />

de riesgo y vulnerabilidad.<br />

Orientar las inversiones públicas y privadas a través de la formulación e implementación<br />

de políticas de uso y de ocupación del territorio.<br />

En este marco, el ordenamiento territorial se concretiza mediante elaboración de<br />

temas como:<br />

Analizar el uso de los recursos naturales renovables, su uso actual y potencial<br />

(sostenibilidad) y aspectos socioeconómicos relacionados.<br />

Optimizar la jerarquización de asentamientos humanos.<br />

Identificar los ejes de desarrollo e integración, orientados a la articulación del<br />

territorio.<br />

Orientar la localización de redes, vías, energía y comunicación.<br />

Contribuir a mejorar la cobertura de y acceso a servicios.<br />

Identificar áreas de riesgo y vulnerabilidad (riesgos naturales y/o aquellos provocados<br />

por la acción humana), y apoyar al proceso de implementar soluciones,<br />

mitigando los riesgos.<br />

A través del proceso de Ordenamiento Territorial, la población puede organizar y<br />

desarrollar sus actividades en el territorio, aprovechando óptimamente los recursos<br />

naturales, humanos, culturales y económicos, para mejorar sus condiciones de<br />

vida.<br />

Un Plan de Ordenamiento Territorial consiste en la integración de un Plan de Uso<br />

del Suelo y un Plan de Ocupación Territorial, que se deben elaborar a nivel depar-<br />

131


132<br />

tamental. Posteriormente se puede proceder a la elaboración de estos documentos<br />

de planificación a nivel municipal, incorporando en ellos diferentes elementos<br />

o lineamientos estipulados en los planes del nivel superior, para mantener la integración<br />

con otras áreas cercanas o colindantes. Este proceso debe tomar en<br />

cuenta las necesidades o demandas de la población, hasta donde sea realista o<br />

posible su incorporación.<br />

Para implementar el proceso de ordenamiento territorial en los diferentes niveles<br />

de planificación, se cuenta con instrumentos operativos: normativo, técnico, político<br />

y administrativo, así como los Planes de Ordenamiento Territorial. Cada uno<br />

de los Planes de Ordenamiento Territorial se elabora mediante la integración de<br />

dos componentes: el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ocupación del Territorio<br />

(POT). Los niveles de planificación actualmente funcionales son el nacional,<br />

departamental y municipal; el nivel mancomunal todavía está en desarrollo.<br />

Para ser operativos, los resultados del Ordenamiento Territorial deben integrarse a<br />

los documentos de planificación de desarrollo, como son los Planes de Desarrollo<br />

Departamental Económico-Social (PD<strong>DE</strong>S) o los Planes de Desarrollo Municipal<br />

(PDM), los que guían las acciones o los compromisos de acciones a realizar en<br />

plazos relativamente cortos; o en otros casos, planes de desarrollo que tienen una<br />

vigencia más larga.<br />

COMPONENTES <strong>DE</strong>L OR<strong>DE</strong>NAMIENTO TERRITORIAL<br />

Como ya se mencionó, el Ordenamiento Territorial supone dos actividades principales,<br />

que son la elaboración del Plan de Uso del Suelo y el Plan de Ocupación<br />

Territorial. Los dos integrados forman el Plan de Ordenamiento Territorial.<br />

PLAN <strong>DE</strong> USO <strong>DE</strong>L SUELO<br />

Para lograr un Plan de Uso del Suelo concertado, se debe ejecutar dos tareas:<br />

en primer lugar se elabora la zonificación agroecológica y socioeconómica, con<br />

participación de algunos sectores de la población y entidades importantes en el<br />

tema; posteriormente, se realiza un proceso de mayor socialización, con la participación<br />

intensiva de los actores sociales, a fin de obtener su aceptación y concertación.<br />

A nivel municipal, la participación activa de los actores sociales locales se<br />

requiere en todo el proceso, desde la fase inicial de la zonificación.<br />

El PLUS es un instrumento técnico-normativo, que define los usos más adecuados<br />

en términos de categorías y subcategorías de uso del suelo (como uso agrícola,<br />

pecuario, forestal, agrosilvopastoril, de protección, etc.) para las unidades diferenciadas<br />

o secciones de éstas, así como sus reglas de intervención, reglas de<br />

uso y recomendaciones de manejo, con el fin de lograr a través de su aplicación,<br />

el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales del departamento o de<br />

los municipios. Para la determinación del uso recomendable y la posibilidad de su<br />

implementación, la tenencia de la tierra juega un rol importante y la solución de<br />

posibles conflictos es básica para el PLUS.<br />

La zonificación agro-ecológica es el instrumento técnico que se basa en los resultados<br />

de estudios especializados de diversas disciplinas, los cuales permiten identificar<br />

el uso óptimo de la tierra en un ambiente ecológico determinado. Este uso<br />

óptimo se define en base a la aptitud de la tierra (evaluación de la tierra), el uso<br />

actual y las condiciones socioeconómicas (actuales o futuras) en la región. La<br />

zonificación incluye recomendaciones técnicas y socioeconómicas para aprovechar<br />

la tierra sin perjudicar su capacidad productiva.


PLAN <strong>DE</strong> OCUPACIóN TERRITORIAL<br />

El plan de ocupación del territorio es el instrumento que promueve la estructuración<br />

del territorio mediante el mejoramiento funcional de los centros, redes,<br />

flujos, de las actividades productivas y distribución de los servicios, basado en<br />

una jerarquización de los asentamientos humanos, con el propósito de generar<br />

beneficios regionales. La adecuada ocupación del territorio optimiza, entre otros,<br />

la distribución de los asentamientos humanos, el acceso a servicios de salud, educación<br />

y servicios básicos, la ubicación de la infraestructura vial adicional, y de los<br />

servicios de apoyo a la producción.<br />

PLAN <strong>DE</strong> OR<strong>DE</strong>NAMIENTO TERRITORIAL<br />

Para que la planificación territorial cuente con el apoyo de la población, se debe<br />

llegar a la integración de ambos componentes mencionados, formando el Plan<br />

de Ordenamiento Territorial a nivel departamental o municipal (PDOT / PMOT),<br />

elaborado con la mayor participación de actores sociales y consensuado entre<br />

todos.<br />

En la actualidad, tenemos como herramientas básicas para la elaboración de los<br />

planes, el documento de lineamientos políticas y las guías metodológicas para<br />

diferentes niveles de planificación. Estos documentos sirven para orientar la elaboración<br />

de los planes, pero no deben ser considerados como una “biblia”. Son<br />

guías que dejan suficiente flexibilidad para incorporar variaciones locales de importancia.<br />

Estos documentos – tanto lineamientos como guías – están siendo actualizados<br />

y completados en varios de sus capítulos temáticos.<br />

El Plan de Ordenamiento Territorial incluye el tema del fortalecimiento de los centros<br />

poblados en lo que concierne la infraestructura básica. También se analiza<br />

la infraestructura vial o de comunicación. De este modo los centros poblados,<br />

articulados entre sí, permiten optimizar el desarrollo del departamento o del municipio,<br />

con el propósito de mejorar su integración al territorio nacional o departamental.<br />

En el Plan de Uso del Suelo ya se analizaron los riesgos, existentes o potenciales,<br />

causados por procesos naturales, y en el plan de ocupación se describieron<br />

los aspectos socio-económicos; la integración de ambos se complementa con<br />

el análisis de los riesgos provocados por el ser humano, lo que da la base para el<br />

análisis de los riesgos, de acuerdo a sus categorías y su distribución geográfica. En<br />

consecuencia, y de acuerdo a la escala de su elaboración, el Plan de Ordenamiento<br />

Territorial permite tomar decisiones sobre medidas preventivas para mitigar<br />

o evitar daños sociales, ambientales y económicos, irreversibles o temporales, y<br />

reducir la vulnerabilidad de la población.<br />

133


134<br />

MARCO LEGAL E INSTITUCIONAL <strong>DE</strong>L OR<strong>DE</strong>NAMIENTO TERRITORIAL<br />

Como componente de la planificación, el Ordenamiento Territorial se realiza<br />

a nivel nacional según lo establecido en los artículos 133, 136, 144 y 170 de la<br />

Constitución Política del Estado (según la CPE vigente en 2007); a nivel departamental<br />

de acuerdo a las leyes de Descentralización Administrativa y de Participación<br />

Popular, y a nivel municipal a las leyes de Participación Popular y de<br />

Municipalidades. El Ordenamiento Territorial además formula sus instrumentos de<br />

acuerdo a las Normas Básicas del Sistema Nacional de Planificación (SISPLAN),<br />

enmarcadas en la Ley 1178 o Ley SAFCO, de julio de 1990.<br />

El marco legal que rige el proceso de Ordenamiento Territorial está constituido<br />

por leyes y normas, mientras que los aspectos técnicos se relacionan directa o<br />

indirectamente con el uso del suelo o con la ocupación del territorio. 10<br />

El ante-proyecto de la Ley de Ordenamiento Territorial, cuyo proceso de formulación<br />

s e inició en noviembre de 1999, ya fue aprobado por el Honorable Senado<br />

Nacional el 1º de febrero de 2000. Sin embargo desde aquella fecha no hubo<br />

avances, y el proyecto está estancado en la Honorable Cámara de Diputados<br />

para su revisión.<br />

A nivel nacional<br />

En el Ministerio de Planificación del Desarrollo, el Viceministerio de Planificación<br />

Territorial y Ambiental (VPTA) es la instancia de coordinación ejecutiva para el<br />

proceso de Ordenamiento Territorial y tiene, entre otras, las funciones de formular,<br />

ejecutar y coordinar la Planificación Estratégica del Desarrollo y el Ordenamiento<br />

Territorial, tanto a nivel nacional, departamental como municipal. Además, debe<br />

proponer bases y metodologías para la planificación estratégica, políticas y<br />

normas para el OT y los PLUS, y supervisar el cumplimiento en el marco del desarrollo<br />

sostenible y ordenamiento territorial (DS 25055: norma complementaria al<br />

DS 24855, art.16).<br />

En este Viceministerio, la Unidad de Ordenamiento Territorial (UOT) es la instancia<br />

operativa del proceso del ordenamiento territorial; establece el marco normativo,<br />

promueve e institucionaliza el proceso de Ordenamiento Territorial en el<br />

país, define metodologías y procedimientos generales para la elaboración de<br />

los Planes de Ordenamiento Territorial, y establece normas en el ámbito de la<br />

planificación para la regulación del uso del suelo, el aprovechamiento de los<br />

recursos naturales y la adecuada ocupación del territorio.<br />

A nivel departamental<br />

A nivel departamental el prefecto es, entre otras cosas, responsable de promover<br />

e implementar el Ordenamiento Territorial, aplicando las normas, procedimientos,<br />

lineamientos e instrumentos establecidos en forma general a nivel nacional;<br />

formular el Plan Departamental de Ordenamiento Territorial, elevarlo al Consejo<br />

Departamental para su aprobación e implementar el Plan Departamental en su<br />

territorio. Además, se evalúa la concordancia de los planes municipales con los<br />

planes departamentales de ordenamiento territorial. A nivel práctico, las Unidades<br />

10 Ley 1333 del Medio Ambiente de abril 1992; Ley 1700 Forestal de julio 1996 y su reglamento,<br />

DS 24453; Ley 1715 INRA de octubre 1996 o Ley 3545 Reconducción Comunitaria de la<br />

Reforma Agraria de 2007, Ley 2140 para la reducción de riesgos y atención de desastres,<br />

de octubre de 2000, y la Ley 2150 de Unidades Político - Administrativas de noviembre de<br />

2000.


Departamentales de Planificación y de Ordenamiento Territorial deben trabajar<br />

conjuntamente y en forma coordinada para esta planificación.<br />

A nivel municipal<br />

El alcalde, entre otras atribuciones y a través de su instancia técnico operativa, es<br />

responsable a nivel municipal, de promover la aplicación y cumplimiento de las<br />

normas, procedimientos, lineamientos e instrumentos del Ordenamiento Territorial,<br />

establecidos en el nivel nacional y departamental; elaborar el Plan Municipal<br />

de Ordenamiento Territorial, con su Plan de Uso del Suelo para los sectores urbanos<br />

y rurales en forma integral, elevarlo al Consejo Municipal para su aprobación<br />

mediante Ordenanza Municipal, implementar el Plan Municipal de Ordenamiento<br />

Territorial, e incorporar las prioridades en el PDM.<br />

<strong>ESTADO</strong> ACTUAL <strong>DE</strong> LA ELABORACIóN <strong>DE</strong> LOS PLANES <strong>DE</strong> OR<strong>DE</strong>NAMIENTO<br />

TERRITORIAL.<br />

El ante-proyecto de la Ley de Ordenamiento Territorial, que todavía se encuentra<br />

en proceso de ser aprobado y promulgado, prevé la elaboración del documento<br />

del Plan Nacional de Ordenamiento Territorial. Hasta la fecha empero esto no se<br />

realizó y tampoco se elaboró un Plan de Uso del Suelo a escala nacional. Estos dos<br />

documentos deberían contener las políticas o estrategias nacionales, y formar la<br />

base para el trabajo a niveles más detallados, como los departamentales o municipales.<br />

El proceso de formulación de planes de uso del suelo y planes de ordenamiento<br />

territorial tiene un modesto avance a nivel departamental, estos planes son basados<br />

en los Planes de Uso del Suelo ya elaborados desde 1995. Las actividades<br />

de preparación de los PLUS se iniciaron con la elaboración del Plan de Uso del<br />

Suelo del Departamento de Santa Cruz; posteriormente siguieron los planes de los<br />

departamentos de Pando, Beni, Chuquisaca, Tarija y Potosí; estos departamentos<br />

cuentan con sus PLUS y los Decretos Supremos respectivos. Actualmente los Planes<br />

de Uso del Suelo de Santa Cruz y Pando tienen el rango de Ley.<br />

Al mismo nivel de detalle, propuestas parciales de planes de uso del suelo (partes<br />

del departamento) se elaboraron para el departamento de La Paz (parte Amazónica<br />

y del Altiplano) y para Cochabamba (parte tropical de las tierras bajas).<br />

Actualmente las propuestas de estos departamentos han sido complementadas y<br />

los Planes en su conjunto se encuentran en la fase de elaboración final o de aprobación.<br />

El departamento de Oruro cuenta asimismo con una macro-zonificación,<br />

que fue elaborada con criterios diferentes a los aplicados para los PLUS de otros<br />

departamentos (es más general).<br />

Los departamentos de Pando y Santa Cruz, que tienen los PLUS más antiguos, están<br />

preparando una actualización de sus PLUS, que deben ser ajustados a las<br />

realidades actuales. En cuanto a la elaboración de Planes Departamentales de<br />

Ordenamiento Territorial, actualmente solamente existen planes ya aprobados de<br />

Beni y Tarija.<br />

En forma más estructural o sistemática, se está considerando además la posibilidad<br />

de elaborar el PLUS y PLOT a nivel mancomunal, específicamente donde<br />

se justifica elaborar estos documentos en forma mancomunada por un interés<br />

común, o por el hecho que algunos municipios son demasiado pequeños como<br />

unidad de planificación, para realizar el proceso en forma aislada. Hasta el momento<br />

se tiene un Plan de Uso del Suelo realizado a nivel mancomunal, el de la<br />

Mancomunidad de los Cintis en Chuquisaca.<br />

135


136<br />

Al final de los años 90, los primeros municipios iniciaron actividades para la elaboración<br />

de PMOT, con alguna forma de integración del PLUS municipal y el Plan<br />

Municipal de Ocupación Territorial. Posteriormente esta integración ha sido mejorada.<br />

Se están logrando grandes avances en cuanto a la cobertura territorial<br />

en Santa Cruz y Tarija: falta elaborar los documentos en menos de la mitad de los<br />

municipios. Casi todos están actualmente en el proceso de la consecución de<br />

financiamiento, o ya están en la fase inicial de la elaboración de su PMOT. Menos<br />

alentadora es la situación en otros departamentos, donde se están desarrollando<br />

otras iniciativas en forma esporádica, posiblemente sin poder cumplir con los<br />

requisitos para la planificación con criterios técnicos mínimos, en cuanto a inventarios<br />

de los recursos naturales, sus características y la distribución, y su interpretación,<br />

aunque se podría contar con aspectos del conocimiento local obtenidos a<br />

través de algunos talleres.<br />

Mapa de avances departamentales en el proceso de Ordenamiento Territorial<br />

Por otro lado, la Superintendencia Agraria exige en los predios privados una zonificación<br />

del uso del suelo para la formulación del POP (Plan de Ordenamiento<br />

Predial), o para áreas comunales, de un POPco (Plan de Ordenamiento Predial<br />

Comunal). Existen problemas prácticos y conceptuales para la integración con<br />

los PMOTs, o en ausencia de éstos con los PLUS departamentales. Hasta ahora, los<br />

POPs han sido elaborados principalmente en el oriente del país (departamento<br />

Santa Cruz).<br />

En principio, las guías indican que la escala de trabajo de la información para<br />

el PLUS y el PDOT departamental es de 1:250.000 a 500.000, aunque la escala de<br />

publicación (imprenta) puede variar, sin perder su validez de la base de informa-


ción para la escala original; los municipios tendrán escalas de 1:50.000 a 1:100.000,<br />

mientras que los POPs tienen una escala variada, según el tamaño del predio,<br />

desde muy detallada hasta relativamente general.<br />

HACIA EL fUTURO: ¿QUé MáS SE PUE<strong>DE</strong> HACER?<br />

Frecuentemente, se discute la forma de la planificación, arguyendo si es mejor<br />

hacerlo de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo. Lo ideal sería llegar a<br />

una combinación o fusión de los dos procesos, lo que solamente se logrará con<br />

el transcurso del tiempo: una integración de las áreas, tanto dentro como fuera<br />

del área de planificación, tomando en cuenta prioridades nacionales y otras; y<br />

la satisfacción de las necesidades o demandas de la población, en el marco de<br />

las posibilidades de desarrollo y sus potencialidades o limitaciones. La población<br />

o sus representantes, según el nivel de intervención, deben estar involucrados y<br />

participar en las diferentes fases de la planificación.<br />

La evaluación de tendencias, que da la base para la construcción y análisis de<br />

escenarios, es una etapa lógica en el ordenamiento territorial, más aun si se consideran<br />

las diferentes opciones con las que el hombre planea sus actividades futuras.<br />

Por ejemplo, cuáles son las consecuencias de construcción de obras de<br />

infraestructura como caminos o represas; pero también los efectos de la deforestación<br />

para las actividades agropecuarias o para la biodiversidad, principalmente<br />

la fauna.<br />

La información, tanto técnica o biofísica como socioeconómica y en todos sus<br />

detalles, proveniente de diferentes fuentes, debe ser pública y ampliamente distribuida,<br />

facilitando su uso para todos los Planes, y evitando a su vez una posible<br />

duplicación de esfuerzos por otras entidades. Esto, si bien resultará en algunas<br />

exigencias adicionales, en cuanto a la precisión técnica ofrecida y requerida,<br />

posibilita la incorporación de la información disponible para otras escalas de trabajo<br />

(escalas más pequeñas) y para su utilización en un Sistema de Información<br />

Geográfico (SIG).<br />

La información básica como la topográfica y los límites políticos administrativos<br />

debe estar digitalizada para las diferentes escalas de trabajo, con sus correcciones<br />

topográficas, para ser utilizada en superposición con mapas existentes o imágenes<br />

satelitales, con la resolución correspondiente y la homogenización de las<br />

proyecciones de mapas.<br />

En el caso que no haya suficiente información disponible mediante inventarios<br />

relativamente actuales (según tema o disciplina), se debe proceder a la obtención<br />

de información primaria, principalmente a través de la intensificación de la<br />

información mediante trabajo de campo, si posible apoyada con información<br />

proveniente de sensores remotos (imágenes satelitales o fotografías aéreas), y<br />

complementada con información entregada por la población.<br />

Otro aspecto importante es la apropiación de los planes por parte de las autoridades<br />

y actores sociales. Si ellos están involucrados desde el principio del proceso<br />

y en todas sus fases, aumentan las posibilidades para su posterior implementación<br />

en beneficio del área y su población. En el pasado se han realizado talleres de<br />

socialización, pero como la memoria institucional en general es corta, se requiere<br />

a corto plazo la organización de talleres para la explicación de los objetivos y la<br />

utilidad del ordenamiento territorial. Sería beneficioso al nivel departamental, pero<br />

es básico para casi todos los municipios.<br />

En la fase post-estudio, es recomendable nombrar por lo menos un interlocutor<br />

que pueda representar a las instituciones, entidades y organizaciones públicas o<br />

137


138<br />

privadas, para la ejecución del Plan. Esta persona (o grupo de personas) hará el<br />

seguimiento de la incorporación del contenido del PMOT en el PDM, para su financiación,<br />

priorización y su posterior ejecución.<br />

Si bien los planes de ordenamiento territorial forman una base para el desarrollo<br />

en un departamento, región o municipio, su vigencia es de mediano o largo plazo,<br />

siendo aconsejable realizar modificaciones cuando las situaciones cambian<br />

por una razón u otra. Estos cambios no necesariamente significan una modificación<br />

de todo el plan, puede darse sólo para partes del área bajo consideración,<br />

pero necesariamente sin perder de vista las interacciones con otros sectores en el<br />

área.<br />

También se debe considerar la posibilidad de utilizar la información más general<br />

del PLUS o POT como un filtro, para concentrarse más en posibles áreas priorizadas<br />

por alguna razón. Así se podría reducir considerablemente el área a investigar, y<br />

los costos asociados.<br />

Con el mismo fin de la reducción de tiempo y costos, sería recomendable la elaboración<br />

de PMOTs en base de un conjunto de municipios con un cierto ámbito<br />

de características o intereses comunes (mancomunidades). Además, esto tendría<br />

la ventaja de tomar mejor en cuenta la posibilidad de incorporar temas transversales<br />

con otras áreas, tanto para la extrapolación de aspectos biofísicos, como de<br />

las características de la estructura de la ocupación, en un área más grande que<br />

solamente el municipio bajo consideración.<br />

En este sentido, se debe profundizar en forma integral y transversal los aspectos<br />

etno-culturales de la población, así como las características de los riesgos y de la<br />

biodiversidad, preferiblemente con un análisis a nivel supra-municipal. Además, se<br />

deben realizar investigaciones detalladas de los recursos naturales, los que forman<br />

una continuidad con otras áreas y generalmente no se limitan a una unidad de<br />

terreno. En la misma forma y a manera de ejemplo, se deben analizar los aspectos<br />

hidrológicos en base de cuencas para el manejo de sus recursos naturales.<br />

Para reducir las amenazas y riesgos de factores naturales, se debe analizar y profundizar<br />

(según la escala de trabajo) los fenómenos relacionadas con clima, erosión,<br />

geología, etc. Normalmente los PLUS basados en la zonificación agro-ecológica<br />

ya toman en cuenta estos fenómenos, pero se debe complementar su análisis<br />

con riesgos inducidos por el hombre: el inadecuado uso de la tierra (urbano y<br />

rural), agua contaminada, construcciones infraestructurales, etc.<br />

Se debe llegar a una diferenciación en cuanto a los tipos y peligros de inundación<br />

(por desborde de ríos, riadas), cuyas consecuencias normalmente no tienen la<br />

misma magnitud de impacto. Para su mitigación, la ubicación y la categorización<br />

de los riesgos deben tener un nivel de detalle suficiente para poder tomar medidas<br />

efectivas y adecuadas.<br />

Otro aspecto importante es la integración de los sectores urbanos y rurales. Con<br />

la fuerte tendencia hacia la urbanización en Bolivia, se debe llegar a una buena<br />

integración de ambos sectores. En la misma forma se debe integrar las áreas<br />

protegidas con sus alrededores, con o sin el establecimiento formal de áreas de<br />

amortiguación.<br />

Aunque todavía no se encuentra legalmente establecida, para la formación y<br />

delimitación de otras unidades de planificación, como las “regiones de planificación”,<br />

se podría partir del ordenamiento territorial ya realizado.


Finalmente, pero no por eso menos importante, se debe retomar el Proyecto de<br />

Ley de Ordenamiento Territorial, que con las adaptaciones que actualmente se<br />

requieren, sería la base legal y orientadora para la planificación adecuada en los<br />

diferentes niveles determinados. También se debe elaborar el PNOT (Plan Nacional<br />

de Ordenamiento Territorial), que servirá de marco para establecer políticas y<br />

lineamientos para los planes más detallados, a nivel de departamento y municipal<br />

(o mancomunidad / región).<br />

139


140<br />

La construcción de la infraestructura vial, las Áreas<br />

Protegidas y la biodiversidad<br />

por Máximo Liberman<br />

Evaluaciones realizadas las últimas cuatro décadas de la transformación de los<br />

ecosistemas y cambios en las coberturas de la vegetación, a partir de la interpretación<br />

multitemporal de fotografías aéreas e imágenes satelitales, muestran<br />

el paulatino avance de la frontera agropecuaria en el país. La deforestación en<br />

las tierras bajas de Bolivia, hasta el 2004, alcanzó a 45.411 km²; esta superficie representa<br />

el 9% de la cobertura total de bosques. 11 Cada año, el incremento de la<br />

deforestación alcanza a unos 2900 km² y los cambios en el uso de la tierra tienen<br />

una tendencia a incrementar linealmente. Los datos compilados parecerían tener<br />

una relación con las posibilidades no sólo de extracción de recursos forestales<br />

o naturales, sino en particular con el grado de accesibilidad que tienen las poblaciones<br />

a través de las carreteras.<br />

La demanda de productos maderables del país ha estado marcada por aprovechamientos<br />

de tipo extractivo, ajenos a una ordenación forestal, lo que ha determinado<br />

al empobrecimiento de los bosques naturales y el agotamiento de algunas<br />

especies. El aprovechamiento de los recursos naturales en Bolivia empieza en<br />

la década de los 50 del siglo pasado con la construcción de carreteras de penetración,<br />

que inician los procesos de cambio del uso del suelo y de asentamientos<br />

en áreas rurales.<br />

La preocupación por la conservación de la biodiversidad es cada vez mayor, debido<br />

a las elevadas tasas de extinción de especies de flora y fauna silvestre que se<br />

han registrado durante el último siglo y que están relacionadas con la actividad<br />

humana principalmente por la construcción de obras de infraestructura vial. Éstas<br />

han desencadenado la destrucción de hábitats por la acelerada deforestación,<br />

la transformación de tierras naturales en áreas de cultivo y pastizales, la expansión<br />

de las áreas urbanas y la contaminación hídrica y atmosférica. 12 Las áreas de alta<br />

biodiversidad son valoradas por ser reservas de materiales genéticos, que forman<br />

la base de un sinnúmero de alimentos, drogas y otros productos útiles. Con más<br />

especies existentes, mayores serán los recursos disponibles para su adaptación y<br />

uso por parte de la humanidad. Las especies que se han extinguido se fueron para<br />

siempre; nunca más estarán disponibles para ser utilizadas. 13<br />

La preservación de la biodiversidad es una inquietud en las comunidades ambientalistas<br />

del continente, pero las causas de su pérdida y sus soluciones tienen con<br />

frecuencia una escala local. El desarrollo de obras de infraestructura vial incluido<br />

el avance de la frontera agrícola, continúa siendo un protagonista principal en la<br />

reducción global de la biodiversidad y por tanto, una planificación apropiada a<br />

nivel de los proyectos puede ayudar a limitar las pérdidas, al mismo tiempo que<br />

satisface las necesidades de desarrollo. La principal causa de la pérdida irreversible<br />

de la biodiversidad en tiempos actuales es la eliminación o la degradación,<br />

a través del mundo, de los hábitats naturales. Algunas veces la construcción y el<br />

mejoramiento de vías nos conduce directa o indirectamente a la pérdida y a la<br />

11 Killeen et al. 2007a.<br />

12 Liberman et al. 2000.<br />

13 Según Wilson (1992), cada veinte minutos una especie desaparece de la tierra, esto significa<br />

que un proceso de extinción en masa está aconteciendo muy rápidamente.


degradación de los ecosistemas, por tanto la biodiversidad y la construcción de<br />

vías generalmente no tienen los mismos objetivos.<br />

Las más importantes afectaciones a la vegetación por la construcción de carreteras<br />

son: destrucción directa de las plantas, afectaciones a los hábitats, fraccionamiento<br />

de ecosistemas, eliminación parcial de la vegetación, pérdida de elementos<br />

nutrientes y destrucción de recursos florísticos. En el caso de las especies de<br />

la fauna silvestre, los efectos se resumen en: destrucción del hábitat de especies<br />

terrestres, efecto barrera para dispersión o movimientos locales, destrucción del<br />

área de tránsito de animales terrestres, destrucción de áreas de desove, interrupción<br />

de cadenas alimenticias, eliminación de hábitats, uso irreversible de recursos<br />

faunísticos y migración de la fauna a sitios alejados. 14<br />

Tomando en consideración los impactos adversos en la construcción de obras<br />

de infraestructura (construcción, mejora, rehabilitación, y mantenimiento) sobre<br />

la biodiversidad, y pensando en la forma cómo se puede evitar o mitigar los impactos,<br />

es generalmente útil distinguir entre los impactos directos y los inducidos<br />

(indirectos). Los impactos directos son los efectos causados por la construcción<br />

de las vías sobre los hábitats naturales, o lo concerniente a la conservación de las<br />

especies, en el eje vial o en el área donde se ha liberado el derecho de vía. Los<br />

impactos indirectos o inducidos son los resultados de todas aquellas actividades<br />

humanas que se generan cuando, a través de la vía, se asientan poblaciones en<br />

las proximidades. En la mayoría de los casos, los impactos inducidos sobre la biodiversidad<br />

debido a la construcción de vías son mucho más graves y más difíciles<br />

de controlar que los impactos directos.<br />

En los últimos años, los conservacionistas están utilizando datos sobre la geografía<br />

de la biodiversidad, para establecer las prioridades de ubicación de sitios que<br />

deben ser protegidos. En este sentido, la información sobre especies endémicas y<br />

en peligro forma una contribución clave para estos análisis, ya que estas especies<br />

exigen acciones concretas o desaparecerán para siempre.<br />

A continuación se presentan tres estudios de caso de nuevas obras de infraestructura<br />

vial que tanto el gobierno central como una prefectura están proyectando<br />

construir en los próximos años y que generarán importantes impactos ambientales<br />

a la biodiversidad y las áreas protegidas de Bolivia. Se trata de tramos carreteros<br />

de la red fundamental como: Apolo - San José de Uchupiamonas - Tumupasa, en<br />

el Parque Madidi; la carretera Puerto Suárez - Puerto Busch, en el Parque Nacional<br />

Otuquis; y el camino de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos, que pasará por el<br />

Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Securé.<br />

CASO <strong>DE</strong> LA CARRETERA APOLO - TUMUPASA EN EL PARQUE MADIDI<br />

Durante los tres últimos años se ha generado en el departamento de La Paz una<br />

serie presiones de organizaciones cívicas, comunidades y municipios, para construir<br />

una carretera en el último tramo del trayecto Apolo - Tumupasa, que discurre<br />

en el interior de Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Madidi, una de las<br />

áreas protegidas más extensas de Bolivia y también una de las más importantes<br />

a nivel mundial para la conservación de la biodiversidad. 15 Estas organizaciones<br />

indican que la construcción vial permitirá la integración de las poblaciones rurales<br />

y un gran desarrollo del norte de La Paz. El objetivo que impulsa a estas entidades<br />

es básicamente acceder fácilmente a tierras y zonas con madera.<br />

14 Liberman et al. 2000.<br />

15 Fleck el al. 2006a.<br />

141


142<br />

El Parque Nacional Madidi, situado en la región andina, tiene un gradiente altitudinal<br />

que va desde los 6000 hasta los 200 m snm. Ello determina una notable<br />

biodiversidad, que abarca la mayoría de las especies de Bolivia en una sola área<br />

continua y lo convierte en un punto crítico de mayor biodiversidad en el mundo. 16<br />

S. Spector indica que la zona corresponde a un punto de intersección biogeográfica,<br />

con áreas donde se superponen varias colectividades biogeográficas y que<br />

se caracteriza por una gran riqueza de especies y una alta diversidad beta. 17 La<br />

evidencia de investigaciones recientes indica que esos sitios pueden ser lugares<br />

de evolución, donde se producen procesos de especiación.<br />

La construcción de una carretera en regiones forestales tropicales de montaña,<br />

con pendientes pronunciadas y terrenos accidentados que determinan una extrema<br />

fragilidad ecosistémica, producen una serie de impactos ambientales directos<br />

por la generación de laderas inestables, erosión y contaminación de aguas por<br />

sedimentación. Los impactos indirectos se generan porque a través de esas vías<br />

de comunicación ingresan desordenadamente colonos ilegales que se asientan<br />

en los bordes de la carretera, generando un desbosque para establecer campos<br />

de cultivo y extraer los recursos naturales de grandes superficies. Se calcula que se<br />

deforestarían unas 125.000 hectáreas como consecuencia de la colonización en<br />

el Madidi. 18 Una deforestación de este tipo resultaría en emisiones de entre 2,3 y 2,6<br />

millones de toneladas de carbono, derivadas de la conversión de los bosques, en<br />

tierras bajo roza y quema, para establecer cultivos permanentes o pastizales.<br />

Desde el punto de vista económico, la construcción del tramo vial Azariamas - San<br />

José de Uchupiamonas ocasionaría pérdidas netas para Bolivia por una suma de<br />

US$ 40.640.000. 19 También se demostró que para el tramo La Paz - Ixiamas, no se<br />

obtendrían grandes beneficios respecto a la distancia y el tiempo de viaje, comparado<br />

con la carretera existente a través de Rurrenabaque (682 versus 551 km<br />

respectivamente). El análisis presenta evidencias contundentes que la construcción<br />

vial en Madidi sería una mala inversión de recursos económicos, por el bajo<br />

volumen de demanda vial y los altos costos de construcción.<br />

Al dañar la calidad ambiental del área protegida, la nueva carretera también podría<br />

afectar negativamente a la economía local, en la medida que disminuyeran<br />

las inversiones en turismo y conservación. Las cualidades naturales y de biodiversidad<br />

del Madidi son el principal atributo que explica las inversiones actuales en el<br />

rubro del ecoturismo.<br />

CARRETERA PUERTO SUáREz - PUERTO BUSCH EN EL PARQUE OTUQUIS<br />

En el sudeste del territorio Boliviano, frontera con el Brasil y su contacto con el río<br />

Paraguay se está planificando la construcción de un conjunto de obras de infraestructura<br />

que incluyen: carretera y ferrovía de unos 130 km de longitud, para unir<br />

las localidades de Puerto Suárez con Puerto Busch; y terminales portuarias sobre<br />

el río Paraguay. El objeto de construcción de estas obras de infraestructura está<br />

orientado a la necesidad de una salida eficaz para las exportaciones bolivianas<br />

vía el Atlántico, principalmente de soya y hierro del cerro Mutun, que se ubica a<br />

unos 100 km de Puerto Busch.<br />

16 WCS Bolivia 2005. De acuerdo a Fleck et al. 2006b el Madidi es una zona de intersección<br />

biogeográfica que presenta quince tipos únicos de vegetación en más de 1,9 millones de<br />

hectáreas.<br />

17 Spector 2002, citado por Fleck et al. 2006b.<br />

18 Fleck et al. 2006b.<br />

19 ibid.


La zona por donde se planea establecer las obras de infraestructura atraviesa la<br />

ecoregión del Pantanal, donde el río Paraguay y sus afluentes se expanden por<br />

una llanura aluvial gigantesca de hasta 150.000 km², abarcando extensas regiones<br />

de Brasil, Paraguay y Bolivia. De esa superficie total, unos 35.000 km² son ocupados<br />

por Bolivia, constituyendo una llanura deprimida, de relieve de plano a casi<br />

plano, anegada temporalmente por las lluvias y cursos de ríos. 20 En esta llanura,<br />

los pulsos de inundación son complejos, tanto en su distribución temporal como<br />

espacial. Esta complejidad determina un paisaje heterogéneo, con una elevada<br />

diversidad de flora y fauna, por lo que constituye una de las zonas de mayor riqueza<br />

de especies de la biodiversidad. En la zona destacan cinco formaciones de<br />

pantano y bosque higromorfo, cada una de las formaciones tiene entre 19 a 97<br />

especies de plantas. 21 En total se reportan unas 1576 especies de plantas. En relación<br />

a la fauna, se ha inventariado en el Pantanal Boliviano más de 800 especies<br />

de vertebrados, donde cerca 100 especies son mamíferos, 309 aves, 69 reptiles,<br />

43 anfibios, y más de 270 peces. Se reportan en la cuenca 54 plantas, un reptil,<br />

un anfibio y diversas especies de mariposas que tienen un carácter endémico. 22<br />

La alta productividad de los humedales mantiene una macrofauna numerosa,<br />

de gran atractivo para el ecoturismo, así como la explotación pesquera y de la<br />

vida silvestre. Estas características hacen del Pantanal un área prioritaria para la<br />

conservación a nivel mundial, y motivó la creación de dos áreas protegidas de<br />

carácter nacional, y la designación del Pantanal boliviano como sitio RAMSAR,<br />

reconociendo su importancia mundial. 23<br />

Todas las infraestructuras planteadas se encuentran en una zona de altísima fragilidad<br />

ecosistémica, por lo que la ubicación del puerto, el trazado vial y ferroviario<br />

no se adaptan a la región, ya que estarán sujetos a una erosión regresiva, inundación,<br />

subsidencia, altos costos de mantenimiento e interrupción de servicios. De<br />

construirse estas obras, se tiene un alto riesgo de perder la inversión y dejar transformado<br />

irreversiblemente un ecosistema tan particular. Como testigo de un anterior<br />

fracaso, quedan los restos de la plataforma caminera construida en 1970 en<br />

un primer intento de establecer en la región una obra vial, que quedó sumergida<br />

y perdida por las inundaciones del año 1974. Se ha establecido que, de acuerdo<br />

a las propuestas de construcción de infraestructura linear, en algunos sitios se tendrían<br />

que construir plataformas o terraplenes de más de cinco metros de altura,<br />

que generarán un conjunto de impactos ambientales. La interrupción de los flujos<br />

normales de los cursos de agua del pantanal generará la desecación de amplias<br />

áreas, la inundación de otras y restricciones de migración para los animales. Un<br />

aspecto que preocupa son los elevadísimos costos constructivos - y sobre todo<br />

de mantenimiento - que se requerirán en caso de que se construyan las obras de<br />

infraestructura en el Pantanal boliviano. Se considera que esas inversiones tan elevadas<br />

son un derroche de recursos, que no se justifica bajo ningún punto de vista<br />

económico, tomando en cuenta que existe una alternativa económica aceptable<br />

que es la ampliación portuaria del Sistema de la Laguna Cáceres - Canal<br />

Tamengo, en las proximidades de Puerto Suárez. Desde la perspectiva ambiental,<br />

su construcción afectará a uno de los sitios de mayor biodiversidad de Bolivia, que<br />

es considerado patrimonio de la humanidad y que podría muy bien aprovecharse<br />

económicamente por ecoturismo y como servicios ecosistémicos.<br />

Se cree que en la realización de proyectos viales, los encargados de decisiones<br />

deben tomar en cuenta los siguientes parámetros: ser realistas en la planificación y<br />

ejecución de las inversiones de infraestructura vial, de tal forma que sean más sen-<br />

20 Sauma et al. 2002.<br />

21 Halloy et al. 1997<br />

22 De acuerdo a Guillén et al. en Eulert y Rumiz, 2002 citado por Halloy et al. 2005.<br />

23 Halloy et al. 2005.<br />

143


144<br />

satas y eficientes para responder adecuadamente a las necesidades socioeconómicas<br />

locales, con costos razonables y, sobre todo, incorporar en sus perfiles las<br />

variables medioambientales para la protección de la biodiversidad.<br />

CARRETERA VILLA TUNARI - SAN IGNACIO <strong>DE</strong> MOxOS EN EL TIPNIS<br />

La propuesta de construcción de una carretera que une las localidades de Villa<br />

Tunari, en el departamento de Cochabamba, con San Ignacio de Moxos, en el<br />

departamento del Beni, es una iniciativa inicialmente impulsada desde 1998 por<br />

la prefectura del Beni por presión de grupos madereros 24 y, posteriormente (desde<br />

el 2006), por influencia de grupos de colonos cocaleros del Chapare de Cochabamba.<br />

En general, la demanda de la construcción de la carretera indicada es<br />

promovida por intereses externos a los de aquellos grupos étnicos que habitan la<br />

zona.<br />

En la gestión 2008 el gobierno, a través de la Administradora Boliviana de Carreteras<br />

(ABC) lanza una licitación para la construcción de la carretera, bajo una particular<br />

modalidad de contratación denominada “llave en mano”. Esta forma de<br />

construcción de vías establece que la empresa constructora adjudicada propone<br />

un monto de dinero que incluye el diseño de la obra y su posterior construcción, sin<br />

un proceso de fiscalización por la ABC. En lo que se refiere al seguimiento y monitoreo<br />

de los impactos ambientales, se ha establecido que la empresa que construya<br />

la obra civil, cumpla con la reglamentación de la Ley 1333, es decir realice los<br />

Estudios de Evaluación del Impacto Ambiental con la Categoría 1, ya que la zona<br />

por donde pasará la carretera corresponde a un área protegida - con carácter de<br />

Parque Nacional desde del año 1965 y de Tierra Comunitaria de Origen TCO desde<br />

1990 - el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro – Securé (TIPNIS).<br />

El TIPNIS cubre una superficie de 1,2 millones de hectáreas y tiene un rango altitudinal<br />

entre los 3000 y 180 m snm, donde se pueden identificar al menos 4 pisos ecológicos.<br />

Su clima es variable según las zonas: con unos 1700 mm de precipitación<br />

media anual en la llanura amazónica, hasta unos 6000 mm en el sur, en la zona del<br />

Chapare, que constituye la zona pluviogénica más importante de los Andes de<br />

Bolivia. En la época húmeda gran parte del área, hasta un 50% del territorio, soporta<br />

inundaciones estacionales, anegando las llanuras cubiertas de bosques y sabanas.<br />

Es una de las regiones donde los ecosistemas se encuentran intactos, con un<br />

excelente estado de conservación. Su gran extensión permite conservar una gran<br />

cantidad de especies en su hábitat, con poblaciones viables y junto a los recursos<br />

que requieren, y a la vez, muy posiblemente, procesos ecológicos y biológicos<br />

imprescindibles para la auto-manutención de la biodiversidad. Su biodiversidad<br />

es extremadamente elevada, albergando numerosas especies amenazadas de<br />

fauna y flora como el jucumari, la londra, el caimán negro, el jaguar, el ciervo de<br />

los pantanos. La riqueza de aves es muy alta, con más de 700 especies y un elevado<br />

número de endemismos; de igual forma es importante el número de especies<br />

de flora, destacando las orquídeas y palmeras. 25 Es sorprendente la diversidad de<br />

ecosistemas y ecotonos, ya que están constituidos por un mosaico de ecosistemas<br />

acuáticos, pero también hay zonas terrestres con bosques y sabanas inundadas<br />

temporalmente. 26 Killeen y colegas indican que la zona corresponde a un área<br />

super-húmeda, que constituye un refugio ancestral de biodiversidad. Debe considerarse<br />

como una zona prioritaria de conservación, por sus características climáticas<br />

únicas y la biodiversidad asociada a éstas.<br />

24 Ribera y Liberman, 2006.<br />

25 Ribera y Liberman 2006.<br />

26 Müller 2005.


Los grupos indígenas que detentan la posesión del TIPNIS son los Moxeño (Ignaciano),<br />

los Yuracaré y los Chimanes, mayormente asentados hacia las zonas pedemontanas<br />

del Alto Securé. Todos están agrupados en unas 54 comunidades y<br />

asentamientos humanos dispersos y extendidos, que implican cerca de 900 familias<br />

integradas por unos 5200 habitantes.<br />

Desde Villa Tunari y en dirección noroeste, la prefectura de Cochabamba ha venido<br />

construyendo en los últimos años una carretera que pasa por los poblados<br />

de Eterazama e Isinuta hasta llegar a Puerto Patiño. La construcción del camino<br />

ha determinado la expansión de los cultivos de coca en la zona. El incremento del<br />

cultivo de coca ocurrió principalmente en la zona noroeste, en los alrededores y<br />

dentro del TIPNIS. 27 En el año 2006, se han registrado dentro del Parque Nacional<br />

unas 1451 hectáreas de coca, que corresponde a un 25% más que el año precedente,<br />

con una densidad de cocales variable, entre 2,1 a 4,0 ha/km². En estas<br />

zonas de expansión existen unas 2500 familias de colonos, con un total cercano a<br />

13.000 habitantes. La tendencia poblacional tiende a expandirse por la afluencia<br />

de nuevos colonizadores, que provienen de áreas más densamente pobladas del<br />

Chapare y con crisis de barbecho, o zonas con mayor interdicción. El avance de<br />

los sistemas de producción de los colonos al interior del área, especialmente en<br />

relación al cultivo de coca y la producción de cocaína, es uno de los problemas<br />

que enfrenta el Área Protegida.<br />

Es posible la construcción<br />

de la infraestructura<br />

viaria entre Villa Tunari<br />

hasta San Ignacio<br />

de Moxos en el TIPNIS,<br />

pero por las características<br />

fisiográficas y<br />

climáticas, existe una<br />

altísima probabilidad<br />

de que la obra de infraestructura<br />

vial sea seriamente<br />

afectada por<br />

inundaciones periódicas,<br />

lo que determinará<br />

elevadísimos costos<br />

de mantenimiento de<br />

la plataforma vial, con<br />

gastos mucho mayores<br />

a lo que se invierte en<br />

otras carreteras de Bo-<br />

livia. Se producirán irreversibles impactos ambientales locales y regionales en el<br />

TIPNIS, uno de los ecosistemas más frágiles y de mayor biodiversidad del Sistema<br />

Nacional de Áreas Protegidas, ocasionando fragmentación ecológica, división y<br />

reducción del área del ecosistema. La nueva carretera inducirá a procesos de<br />

colonización con incremento de cultivos de coca y consiguientes alteraciones<br />

físicas, por cambios en la estructura y composición de la flora. La fauna será perturbada<br />

por los cambios de hábitat y por la cacería. Las poblaciones de los grupos<br />

étnicos sufrirán la presión por el avance y avasallamiento de tierras y recursos de la<br />

biodiversidad por parte de colonos del Chapare y madereros.<br />

27 UNODC, 2007<br />

Foto 1. La construcción de caminos generan impactos en remanentes de<br />

vegetación natural de alta fragilidad<br />

145


146<br />

Bibliografía<br />

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por la conservación: El caso del Madidi. Conservation Strategy Fund. Serie técnica No.<br />

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económico - ambiental. Conservation Strategy Fund. Serie técnica No. 6: 95 p.<br />

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Serie Técnica No. 12: 75 p.<br />

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Wilson, E.O. 1992. The diversity of life. New York. W.W. Norton & Company.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Foto 1 M. Liberman<br />

Foto 2 LI<strong>DE</strong>MA<br />

Foto 2. Efecto de buzones de carga en cuencas de alta fragilidad (PNANMI<br />

Cotapata)


Servicios ambientales<br />

EL CONCEPTO<br />

por Cécile B. de Morales<br />

El concepto de servicio ambiental es muy conocido por los conservacionistas y<br />

también ya es manejado por algunos políticos. Estos servicios son los beneficios<br />

que recibe la sociedad humana de ecosistemas naturales y manejados. Se refiere<br />

a algunos recursos fundamentales para la vida humana como agua, suelo<br />

y aire. Los servicios ambientales más conocidos están relacionados con bosques<br />

y cuencas, para la provisión permanente de agua potable, la estabilización del<br />

clima local y regional, la prevención de inundaciones y la protección de los suelos<br />

contra la erosión. 28 También se sabe que los ecosistemas de bosques o sabanas<br />

pueden generar, recuperar o conservar suelos fértiles y purificar aguas contaminadas.<br />

Últimamente se ha hablado mucho del servicio ambiental de captación<br />

de dióxido de carbono, que fija el carbono de la atmósfera como biomasa verde,<br />

un proceso fundamental para ralentizar los efectos de calentamiento global<br />

del planeta a consecuencia del aumento de los llamados gases de invernadero.<br />

Adicionalmente, se comienza a entender que los ecosistemas naturales son reservorios<br />

de información genética, indispensable para permitir la adaptación de<br />

nuestros cultivos a las condiciones planetarias cambiantes, así como para muchos<br />

usos futuros que en el momento es apenas posible vislumbrar.<br />

La expresión servicio ambiental fue introducida por Robert Costanza y sus colaboradores<br />

en trabajos científicos orientados a valorar el medio natural en un lenguaje<br />

compatible con el de los economistas, que sólo hablan de valores cuando<br />

pueden ponerlos en términos monetarios.<br />

El dilema del humano es que la mayoría de sus actividades productivas disminuyen<br />

la capacidad de los ecosistemas naturales de brindar servicios ambientales.<br />

Éstos son directamente dependientes del funcionamiento saludable de los<br />

ecosistemas y de la biodiversidad que ellos contienen. Cuando los ecosistemas<br />

se degradan, también lo hacen los servicios que prestan; pero mientras que los<br />

beneficios obtenidos de la explotación de los recursos aparecen en el Producto<br />

Interno Bruto, no ocurre lo mismo con los costos que resultan de las acciones dañinas<br />

para la naturaleza, que son totalmente ignorados en la contabilidad nacional.<br />

Adicionalmente, los costos a menudo no son asumidos por las mismas personas<br />

que obtuvieron el beneficio.<br />

Las sociedades industriales - de cierta manera y sólo en cierta medida - podrían<br />

compensar los servicios ambientales con avances tecnológicos y la utilización de<br />

mucha energía (normalmente proveniente de fuentes fósiles). Por ejemplo, la pérdida<br />

de fertilidad de los suelos puede ser compensada con fertilizantes sintéticos,<br />

el control de plagas se puede realizar con pesticidas químicos. Garantizar la provisión<br />

de agua potable es posible con pozos muy profundos y complejos sistemas<br />

de transporte y purificación, o incluso desalinizando el agua de mar. Para evitar<br />

inundaciones se puede construir diques y canales. Los cambios de clima local se<br />

pueden enfrentar de cierta manera con calefacción o aire acondicionado. Todo<br />

esto se traduce empero en mayores costos, no sólo económicos para las familias<br />

28 Ibisch y Choquehuanca 2003.<br />

147


148<br />

y los gobiernos, sino también en enormes costos ambientales: mayor energía utilizada,<br />

mayor cantidad de productos tóxicos sintetizados, mayores desperdicios y<br />

residuos de los cuales habrá que deshacerse.<br />

En los países no industrializados como Bolivia, la población depende mucho más<br />

directamente de los servicios ambientales proporcionados en forma directa por la<br />

naturaleza, especialmente en las áreas rurales.<br />

Los beneficios de los servicios ambientales pueden ser locales como también globales,<br />

o por lo menos tener un impacto positivo a nivel regional. Por ejemplo, la<br />

conservación o no de una cabecera de río tiene su repercusión en toda la cuenca<br />

aguas abajo. Sin embargo, generalmente los costos de mantenimiento y conservación<br />

del servicio se pagan a nivel local. Éstos pueden ser costos directos o<br />

costos de oportunidad, cuando se prescinde del uso directo de los recursos naturales,<br />

cultivando las laderas, pastando ovejas o cortando árboles para leña en las<br />

nacientes del curso de agua. En muchos casos, los servicios ambientales son “consumidos”<br />

(por ejemplo, agua de riego o agua potable) fuera del lugar de su “producción”.<br />

Esto es un factor clave que causa a menudo la situación de pérdida de<br />

la biodiversidad y de sus servicios ambientales: los consumidores simplemente no<br />

se han acostumbrado a pagar a los proveedores de estos servicios.<br />

SERVICIOS <strong>AMBIENTAL</strong>ES <strong>DE</strong> LOS ECOSISTEMAS<br />

Los ejemplos de servicios ambientales que con mayor frecuencia han sido identificados<br />

son:<br />

Captación de agua y regulación hídrica dirigida a la provisión de agua limpia<br />

para el consumo humano, fines de riego o generación de energía hidroeléctrica,<br />

pesca, navegación, etc.<br />

Regulación hídrica principalmente en cabeceras de cuenca, que favorece<br />

el control de inundaciones y los niveles de escurrentía y aporte de sedimentos<br />

(control de erosión) aguas abajo.<br />

Mitigación de los procesos de invernadero y cambio climático a partir de la<br />

absorción o secuestro de dióxido de carbono.<br />

Regulación microclimática y climática a nivel regional, especialmente a partir<br />

de la continuidad de aportes de humedad a la atmósfera, por extensas masas<br />

boscosas.<br />

Producción de alimentos, materias primas y recursos genéticos para la agricultura<br />

(parientes silvestres de plantas cultivadas).<br />

Otros aspectos son quizás menos conocidos y apreciados, pero igual de importantes:<br />

Continuidad evolutiva de las poblaciones biológicas, tanto en la evolución<br />

orgánica de las especies como en las sucesiones ecológicas.<br />

Provisión de hábitats y nichos ecológicos para las especies de flora, fauna y<br />

microorganismos y mantenimiento de la estructura del ecosistema<br />

Regulación natural de plagas en zonas de producción, a partir del aporte de<br />

controladores naturales provenientes de zonas naturales circundantes.<br />

Ciclaje de nutrientes (ciclos biogeoquímicos) a partir de la descomposición y<br />

mineralización de materia orgánica muerta.<br />

Regulación de los efectos de la erosión eólica, recuperación de suelos.<br />

Tratamiento de desechos o contaminantes, purificación de aguas.<br />

Oferta de recursos naturales para uso y beneficio directo de la gente (por ej.<br />

frutas, hierbas medicinales).


Polinización, principalmente por insectos, pero también aves y murciélagos.<br />

Relaciones fuente - sumidero (provisión de fauna silvestre desde zonas no perturbadas<br />

hacia zonas externas o periféricas de caza o captura).<br />

Provisión de corredores y refugios para la fauna silvestre, y refugios para especies<br />

migratorias.<br />

Oferta de paisajes y entornos naturales de alta calidad ambiental y belleza<br />

escénica (recreación y turismo)<br />

Preservación de valores culturales y de identidad (sentido de pertenencia de<br />

las poblaciones locales y herencia cultural).<br />

A modo de ejemplo, un estudio ha demostrado que el valor de un bosque tropical,<br />

contabilizando la regulación del clima, la prevención de inundaciones o sequías,<br />

el control de la erosión, la formación de suelos, la recreación y otros, podría<br />

estimarse entre 1.170 y 4.052 dólares por hectárea. 29<br />

SERVICIOS DIRECTOS E INDIRECTOS<br />

Existen corrientes que diferencian entre servicios ambientales ecosistémicos y servicios<br />

directos prestados por la biodiversidad, que reciben también el nombre de<br />

“bienes ambientales”, es decir productos de la naturaleza que son aprovechados<br />

directamente. Es importante mencionar que los servicios ambientales son aportados<br />

por ecosistemas que se encuentran tanto dentro de áreas protegidas como<br />

fuera de éstas, sin embargo, brindar servicios ambientales es una vocación especialmente<br />

importante para las zonas de protección. 30<br />

Hay una relación directa entre las modalidades de producción sostenible y de<br />

bajo costo ambiental con la producción ecológica y el uso de la biodiversidad.<br />

Los recursos y bienes aportados por la biodiversidad son de enorme importancia<br />

para la economía y bienestar social de los países en el mundo. El aprovechamiento<br />

de la biodiversidad significaba para el año 2000 más de 1000 billones de dólares<br />

anuales, en términos económicos mundiales. Sólo los mercados farmacéuticos<br />

basados en productos de origen vegetal o sus derivados sintéticos superan los 20<br />

billones de dólares. Una estimación del valor económico actual de los servicios<br />

ecológicos a nivel mundial ascendería a 30.000 billones de dólares.<br />

Lamentablemente, tomamos los servicios ambientales como un recurso tan gratuito<br />

que ni siquiera los cuidamos, y hacemos un uso insostenible de los ecosistemas<br />

para recibir beneficios apenas temporales. Por lo tanto, los humanos somos<br />

capaces de destruir nuestras propias bases productivas, solamente para asegurar<br />

algunos ingresos a la supervivencia a corto plazo.<br />

Un ensayo de valorización de los servios ambientales a nivel global y distribución<br />

equitativa de los costos se ha representado en la fase pionera de la implementación<br />

conjunta del Convenio Marco de Cambios Climáticos en la Cumbre de Río<br />

de Janeiro (1992). Varios proyectos han tratado de demostrar la viabilidad de la<br />

conservación de bosques como una contribución a la estabilización del clima global<br />

del planeta. Lamentablemente, en una decisión posterior las partes del Convenio<br />

habían decidido, en una primera fase (hasta 2012) no aceptar proyectos de<br />

conservación de bosques en el marco del Desarrollo Limpio que fue creado por<br />

el Protocolo de Kyoto, sino solamente de implantación de bosques nuevos. Esto<br />

significó un golpe duro para muchos actores involucrados en la conservación del<br />

bosque tropical. Esta disposición fue sin embargo objetada durante la conferen-<br />

29 Costanza et al. 1997.<br />

30 Ribera 2007.<br />

149


150<br />

cia de Bali (2007) y actualmente parecería nuevamente posible obtener bonos de<br />

carbono para proyectos que evitan el desbosque.<br />

Captura de Carbono en el Parque Noel Kempff Mercado<br />

El proyecto de Acción climática del Parque Nacional Noel Kempff Mercado<br />

constituye un modelo innovador de secuestro de carbono y un servicio a la<br />

biosfera o ecosistema global. El proyecto fue diseñado y ejecutado de manera<br />

coordinada por una ONG nacional (Fundación Amigos de la Naturaleza), una<br />

internacional (The Nature Conservancy) y el gobierno de Bolivia, formando una<br />

sociedad con tres grandes compañías energéticas (American Electric Power,<br />

PacificCorp y BP Amoco).<br />

El objetivo del proyecto fue secuestrar dióxido de carbono y almacenarlo, el<br />

cual de otra forma sería emitido a la atmósfera, producto de la deforestación<br />

en una zona prevista para la ampliación del área. Dicho proyecto llegó a<br />

indemnizar a empresas madereras con derecho legal de explotación en la<br />

zona propuesta para la ampliación del Parque, vale decir en la llanura aluvial<br />

entre el río Paragua y la meseta de Capparucci, y en una superficie de 650.000<br />

hectáreas. Esta superficie pasó a formar parte del Parque Nacional. La iniciativa<br />

pretendió ser un modelo innovador para integrar el secuestro de carbono, la<br />

conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible, bajo el paraguas del<br />

pago de servicios ambientales, de acuerdo al Protocolo de Kyoto.<br />

La expectativa del proyecto era hacer efectivo el secuestro de siete millones de<br />

toneladas de carbono (o su equivalente, 25 millones de dióxido de carbono),<br />

basado en la conservación de 1.523.446 hectáreas durante treinta años, siendo<br />

al momento el más grande de esta naturaleza en el mundo. El proyecto busca<br />

probar instrumentos y metodologías de mitigación de carbono, así como<br />

procesos de medición y evaluación, en forma piloto.<br />

Una decisión tomada en los Acuerdos de Bonn coartó sin embargo las<br />

proyecciones del proyecto, que ya tenía un grado importante de avance.<br />

Estos Acuerdos excluyeron los proyectos de conservación del programa de<br />

créditos negociables bajo el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio, hasta<br />

el 2012. La decisión de Bonn fue duramente criticada, considerando un absurdo<br />

no incluir el control de la deforestación y los procesos de reforestación, en un<br />

mecanismo que busca supuestamente la mitigación del efecto invernadero<br />

inducido por el hombre. De acuerdo a los proyectistas, de alguna manera se<br />

logró aminorar los efectos de esta decisión, considerando la combinación del<br />

pago de servicios ambientales del secuestro de carbono con los siguientes<br />

mecanismos de sostenibilidad: Creación de un Fondo Fiduciario para el Parque,<br />

acciones de ecoturismo y apoyo a las comunidades en cuanto a proyectos de<br />

manejo sostenible de recursos.<br />

Tomado de Ribera 2008. Glosario de temas y conceptos ambientales.<br />

BIENES <strong>AMBIENTAL</strong>ES APORTADOS POR LA BIODIVERSIDAD<br />

La biodiversidad se constituye en el elemento central del patrimonio natural, que<br />

brinda varios servicios a la humanidad; riqueza genética o germoplásmica; especies<br />

silvestres de flora y fauna; especies de la agrobiodiversidad; especies controladoras<br />

de otras que se consideran plagas para los cultivos; aporte de proteínas a


poblaciones rurales a través de la caza y pesca; aporte de alimentos por recolección<br />

(raíces, frutas, miel, etc.). La biodiversidad es por lo tanto la base fundamental<br />

de sustento y bienestar para un enorme número de familias indígenas y campesinas.<br />

En Bolivia, todas las áreas protegidas del SNAP son proveedoras por excelencia de<br />

servicios ambientales y servicios ecosistémicos.<br />

Muchos productos derivados de los recursos de flora y fauna silvestre podrían ser<br />

utilizados en forma sostenible para aportar a la economía local, en especial en las<br />

regiones de bosques tropicales húmedos: frutos y semillas alimenticias, plantas con<br />

principios medicinales, aceites de palmas y de ciertas especies de árboles, plantas<br />

productoras de aceites esenciales, plantas aromáticas, fibras, látex y resinas<br />

naturales, almizcles de orinas de ciertas especies de fauna para cosmetología y<br />

perfumería. En este aspecto es fundamental proyectar una visión de diversificación<br />

productiva, basada esencialmente en la incorporación de procesos o recursos<br />

novedosos, que se constituyen en alternativas productivas; con frecuencia<br />

irán acompañados por técnicas innovadoras.<br />

PAGAR O NO PAGAR, éSTA ES LA CUESTIóN<br />

La “venta” de servicios ambientales se está convirtiendo lamentablemente en una<br />

nueva justificación para mercantilizar y privatizar servicios y recursos básicos, por la<br />

deformación de un concepto de mayor equidad. Bajo esta visión, se convierte a<br />

los bosques, las cabeceras de cuencas, los cauces de los ríos, los mantos freáticos,<br />

los recursos genéticos y los conocimientos indígenas en un “capital”, con productos<br />

que pueden ser comercializados por sus “propietarios” al que más puede ofrecer<br />

para comprarlos. 31 Así pueden entrar en competencia por ejemplo el acceso<br />

al agua de un ingenio minero con los requerimientos de riego de los campesinos<br />

de la región. No hace falta indicar quién puede pagar más.<br />

En el caso de bosques utilizados como sumideros de carbono, se establece una<br />

relación mercantil que, en vez de resolver las causas de la contaminación (que es<br />

el uso excesivo de combustibles fósiles), ofrece a los contaminadores la opción de<br />

pagar para seguir contaminando, lo que les sale mucho más barato.<br />

La venta de servicios ambientales también es de interés de las empresas biotecnológicas<br />

y farmacéuticas, ya que con un pago mínimo se podrán legalizar actividades<br />

de biopiratería y privatización de recursos colectivos, mientras los gobiernos<br />

distribuyan patentes que les permitirán “repartir los beneficios” de la venta de la<br />

biodiversidad y de los conocimientos ancestrales. 32 El tema de los servicios ambientales<br />

ya fue incorporado a las negociaciones de los tratados de libre comercio<br />

(OMC, ALCA, TLC).<br />

Uno de los mayores peligros de la valorización monetaria de los servicios ambientales<br />

es que, en lugar de reconocer los derechos colectivos culturales, económicos,<br />

sociales y políticos de los actores de la biodiversidad (pueblos indígenas,<br />

campesinos, pescadores y otros que han usado y desarrollado los recursos durante<br />

milenios), quieran transformar estas comunidades en comerciantes de sus<br />

recursos y conocimientos, creando conflictos para ver quiénes llegarán a vender<br />

primero el bien común.<br />

31 Silvia Ribeiro 2003. La trampa de los servicios ambientales.<br />

32 Patricia Molina 2004.<br />

151


152<br />

Bibliografía<br />

Costanza R. et al. 1997. The value of the world’s ecosystem services and natural<br />

capital. Nature 387:253-260.<br />

Ibisch P.L. y J. Choquehuanca 2003. Uso de la biodiversidad en el contexto de<br />

servicios ambientales. En P.L. Ibisch y G. Mérida. Biodiversidad: la riqueza de<br />

Bolivia. Editorial FAN, Santa Cruz. 324-331.<br />

Molina, P. 2004. Servicios ambientales. Seminario-taller medio Ambiente y Desarrollo<br />

Sostenible, 24-26 de marzo de 2006, FOBOMA<strong>DE</strong>.<br />

Ribeira, S. 2003. La trampa de los servicios ambientales. La Jornada, México DF.<br />

www.rebelion.org/ecologia.htm<br />

Ribera, M.O. 2008. Glosario de temas y conceptos ambientales. LI<strong>DE</strong>MA, en preparación.


Los curiches: clave para la vida silvestre<br />

en los Llanos de Moxos<br />

por Wendy R. Townsend<br />

Los curiches o yomomos son humedales fundamentales para el funcionamiento<br />

del ecosistema de los Llanos de Moxos, Beni, Bolivia. En la época de lluvia, son los<br />

purificadores del agua que fluye desde las sierras hasta los ríos Madeira y Amazonas.<br />

Durante los periodos de sequía, son reservorios de agua, que aseguran la<br />

sobrevivencia de millones de aves acuáticas, mamíferos grandes y reptiles, y de<br />

billones de peces, como el buchere o simbao, (Hoplosternum littorale) y el yayu<br />

(Hoplerythrinus unitaeniatus), entre otros. Con las lluvias torrenciales, al comienzo<br />

de la época húmeda, se desbordan los arroyos y así comienza una nueva distribución<br />

del agua, que inunda las sabanas o pampas y algunos de los bosques. Con<br />

la llegada del agua viene una renovación de la vida, y con ella, una transformación<br />

de lo que sólo unas horas antes era un hábitat seco a un paisaje acuático.<br />

Sin los refugios de los curiches en la época seca, las especies ligadas a la accesibilidad<br />

del agua, no podrían sobrevivir a la sequía. Es fundamental el rol de los<br />

curiches en la protección de la fauna silvestre en la época seca, ya que el agua<br />

es una limitante para la producción de la fauna de la pampa. Por ejemplo, sin los<br />

curiches, no podría prosperar el ciervo (Blastocerus dichotomus), porque aunque<br />

esta especie utiliza casi toda la pampa y no sólo el curiche, depende de éste en<br />

la época seca para su alimentación, agua, y protección de fuegos. La presencia<br />

de curiches en una zona permite el uso de mayores extensiones de sabana por la<br />

fauna silvestre.<br />

Aparte de los servicios ecológicos, de los cuales se beneficia toda la humanidad,<br />

los curiches producen y respaldan la producción de muchos recursos alimenticios<br />

para los pueblos indígenas y campesinos. Éste es un beneficio subestimado en<br />

las evaluaciones económicas porque no figura en la economía formal, pero es<br />

fundamental para el bienestar de la gente local, y es una distribución directa de<br />

los recursos comunes a los más necesitados, en el momento en que ellos lo necesitan.<br />

Los curiches tienen también el potencial de producir ingresos económicos<br />

que pueden ingresar en la economía formal, vía el manejo de las poblaciones de<br />

lagartos (entre otras especies), una especie cuyo cuero tiene demanda internacional.<br />

Puede ser difícil de estimar el valor económico de los servicios ambientales<br />

que los curiches proveen a la población boliviana, porque no se puede comprar<br />

estos servicios y por lo tanto no hay un precio establecido. Sin embargo, no es<br />

difícil estimar el valor de la producción natural de los curiches, porque se puede<br />

medir la cacería y pesca que dichos humedales proveen a miles de habitantes en<br />

el oriente boliviano.<br />

Desde febrero de 1991 hasta marzo de 1992 se realizó un estudio acerca de la<br />

caza y pesca extraída por los Sirionó de la comunidad de Ibiato, Beni, anotando<br />

el hábitat de procedencia de cada presa, entre otros datos de importancia biológica.<br />

33 De estos datos se pudo estimar los promedios de cosecha por hectárea de<br />

curiche, y aunque es posible que esta figura no muestre la productividad máxima,<br />

porque aún falta información sobre el ecosistema, podemos considerarla como<br />

una estimación mínima de lo que el curiche puede producir. Los Sirionó en este<br />

periodo estaban utilizando sus recursos para su propia subsistencia, como siempre<br />

33 Townsend 1995, 1996.<br />

153


154<br />

lo han hecho, y probablemente podemos considerar que la caza y pesca medidas<br />

representaban una cosecha sostenible. Sin embargo faltan aún mayores<br />

investigaciones para confirmar esta posibilidad. La procedencia de la cacería y<br />

pesca de los Sirionó se podría agrupar en dos hábitats, fácilmente reconocibles,<br />

- sabana o pampa, y bosque o monte - como son conocidos localmente. El área<br />

de captura de animales silvestres de la sabana fue de 24.200 hectáreas, de entre<br />

las cuales 755 ha eran curiche o humedales permanentes. 34 Si miramos la biomasa<br />

de la cacería y del pescado, extraídos de los humedales durante el año de<br />

estudio, podemos estimar el costo que tendría para los indígenas remplazar este<br />

alimento silvestre con carne o pescado comprado, o sea el costo de oportunidad<br />

que recibe la gente humilde por vivir cerca de las zonas de curiches.<br />

Si uno considera la cosecha de pescado durante el año de estudio (Cuadro 1), se<br />

ve que más que seis toneladas métricas de pescado fueron extraídas de la zona<br />

acuática cerca de Ibiato, pescado cuya sobrevivencia durante la época seca<br />

depende de 755 ha de curiche.<br />

Si los pobladores locales tuvieron que comprar este pescado en el mercado, tendrían<br />

que pagar hasta 10 Bolivianos (U$ 1,50 en esta fecha) por kilo, por lo cual la<br />

comunidad de Ibiato tendría que disponer de cerca de U$ 16.000 por año. Si se<br />

divide esta cifra entre los 755 ha de curiche, se obtiene el valor del costo de oportunidad<br />

de poder pescar a gusto, y se puede estimar que el potencial del producción<br />

de peces del curiche es cercano a 22 U$ por hectárea. Si consideramos la<br />

tasa individual, ésa sería de unos U$ 49 por persona y por hectárea de curiche.<br />

Cuadro 1. Cosecha de pescado en Ibiato, Beni 1991-1992<br />

Especies Nombre común<br />

Nº peces<br />

en la<br />

muestra<br />

Peso de la<br />

muestra<br />

Estim. kg<br />

de cosecha<br />

de Ibiato*<br />

Tasa kg/<br />

consum./<br />

año<br />

Hoplerythrinus<br />

unitaeniatus<br />

Yayu 14.004 2.030,58 3.553,515 10,576<br />

Hoplias malabaricus Benton 3.188 586,59 1.026,533 3,055<br />

Astronotus ocellatus Palometa Real 288 68,26 119,455 0,356<br />

Serrasalmus natteri Palometa Amarilla 106 21,84 38,213 0,114<br />

Fam. Cichlidae Serrapapa 307 30,70 53,725 0,160<br />

Hoplosternum littorale Simbao 34.179 3.247,01 5.682,268 16,911<br />

Hoplosternum<br />

thoracatum<br />

Tambata 38 3,42 5,985 0,018<br />

Pimelodidae Bagre 338 25,31 44,289 0,132<br />

Pterygoplichthys<br />

multiradiatus<br />

Zapato 506 257,55 450,719 1,341<br />

Curimatidae Sábalo 62 3,72 6,51 0,019<br />

Gymnotus sp. Cuchillo 75 3,75 6,562 0,019<br />

Otros 22 0,22 0,385 0,001<br />

Total 53.113 6.278,95 10.988,160 32,703<br />

* para la estimación de la cosecha de Ibiato, la muestra de 192 personas fue extrapolada a 336 habitantes o consumidores<br />

(mayores de 3 años), es decir que la columna Peso de la muestra se multiplica con el factor 1,75. Fuente:<br />

Townsend 1995.<br />

34 Datos de Townsend 1995 para la superficie de sábana, de Lehm 2004 para la superficie de<br />

los curiches.


Si hacemos la misma estimación del costo de oportunidad con la biomasa de<br />

la fauna silvestre cosechada para subsistencia por los Sirionó, durante el mismo<br />

periodo y proveniente de la sabana, se obtiene un valor de unos U$ 35,57/ha<br />

(cuadro 2). Esta cacería incluía las siguientes especies: Blastocerus dichotomus<br />

(especie de la pampa), Mazama gouazoubira (ocasionalmente se caza en la sabana),<br />

Tayassu tajacu (consume los peces muertos por la sequía), varias especies<br />

de Chelonidae (tortugas).<br />

Si miramos el valor estimado de los beneficios directos en términos de costo de<br />

oportunidad, se nota que sumando la caza y la pesca, los Sirionó de Ibiato pueden<br />

cosechar beneficios que tiene un valor estimado de hasta U$ 39.362 por año<br />

de sus 755 hectáreas de curiches en buen estado. Si dividimos esto por las casi<br />

200 personas de la muestra, logramos unos U$ 196 de beneficio para cada uno,<br />

aunque este beneficio no es percibido por los economistas nacionales, ni a veces<br />

departamentales o municipales. Pero se puede estar seguro de que, aunque no<br />

se puede decir cuanto vale, el uso de subsistencia de los recursos del curiche es<br />

fundamental para el bienestar de miles de personas que habitan los Llanos de<br />

Moxos.<br />

Cuadro 2. Estimación del valor económico para de la producción<br />

del curiche de Ibiato, Beni<br />

Producto<br />

Cosecha total<br />

en la sabana,<br />

en kg o Nº/ año<br />

Cosecha por ha<br />

de curiche y por<br />

año<br />

Costo de<br />

oportunidad<br />

(a 1,5$ x kg)<br />

en U$/ ha/ año<br />

Pescado 6,278 kg 8,28 kg/ha 21,83*<br />

Cacería 13,428 kg 17,79 kg/ha 35,57**<br />

Cueros lagarto 1 700<br />

Cuero piyo, capibara<br />

etc. (con manejo)<br />

0,93 indiv./ ha<br />

Valor por 755 ha<br />

de curiche de<br />

Ibiato,<br />

en U$/ año<br />

16,482<br />

26,856<br />

23,17 2 17,500<br />

¿? 1 indiv. / ha 25 3 18,875<br />

TOTAL 100,31 78,713<br />

Valores estimados: *U$ 1,50/ kg para pescado, ** U$ 2,00/ kg para carne.<br />

Los beneficios económicos, cuya entrada en la economía formal es sólo parcial,<br />

son la venta de cueros y subproductos de animales del curiche y sus ambientes integrados.<br />

Por ejemplo, la venta legal de cueros de lagarto ayuda a circular entre<br />

medio millón y un millón de dólares anuales 35 en los mercados locales. Si miramos<br />

la cosecha sostenible de lagartos por los Sirionó, medida por Stearman y Redford<br />

en 1987, 36 vemos que iguala 0,9 animales por ha de curiche, o sea unos 9 a 18 dólares<br />

por ha (Cuadro 2). Si incluimos el potencial de varias otras especies como la<br />

capibara (Hydrochoeris hydrochaeris), y el piyo (Rhea americana), es posible que<br />

ascienda aún más el valor productivo del curiche.<br />

La dependencia de la cacería y pesca de subsistencia se encuentra principalmente<br />

en las clases sociales más marginalizadas económicamente. Durante el es-<br />

35 Basado en el siguiente calculo: 50,000 cupos de cueros con aprobación de CITES a U$ 10-<br />

20 por cuero.<br />

36 Reportado en Stearman y Redford 1992.<br />

155


156<br />

tudio en Ibiato, los niños y jóvenes Sirionó fueron todas las tardes y fines de semana<br />

a pescar, y la pesca que lograban resultó ser primordial para el bienestar familiar.<br />

Los curiches representan una oportunidad de seguridad alimentaría para la gente<br />

más pobre, por lo que si hay el respeto debido a los curiches, este ambiente<br />

puede servir para que una familia aguante tiempos económicamente difíciles. La<br />

fauna silvestre es tal vez el único recurso natural que distribuye sus beneficios directamente<br />

a la familia boliviana, no vía procesos complicados de comercialización.<br />

Por lo tanto, por razones de seguridad alimentaria y alivio a la pobreza, se debe<br />

considerar a los curiches como una justa distribuidora de los bienes públicos a los<br />

más necesitados, y muchas veces estos bienes son los que permiten sobrevivir a la<br />

población local en los Llanos de Moxos del Beni.<br />

Bibliografía<br />

Lehm, Z. 2004. Bolivia: Estrategias, problemas y desafíos en la gestión del Territorio<br />

Indígena Sirionó. IWGIA, Copenhagen.<br />

Townsend, W.R. 1995. Living on the edge: Sirionó hunting and fishing in lowland Bolivia.<br />

Disertación Doctoral. Universidad de Florida, Gainesville, FL.<br />

Townsend, W.R. 1996. Nyao Ito: Caza y pesca de los Sirionó. Instituto de Ecología,<br />

UMSA, La Paz.<br />

Stearman, A.M. y K.H. Redford. 1992. Commercial hunting by subsistence hunters:<br />

Sirionó Indians and Paraguayan Caiman in Lowland Bolivia. Human Organization<br />

51(3), pp 235-244.


Capítulo 6<br />

Ecoregiones<br />

y ecosistemas<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

En el presente capítulo se presenta una sinopsis actualizada de las grandes unidades<br />

ecológicas del país, a las cuales se las denomina como ecoregiones. La<br />

descripción pone énfasis en aspectos de alta singularidad y relevancia sustantiva,<br />

así como en situaciones de impacto y amenaza ambiental.<br />

El concepto “madre”, el ecosistema, fue originalmente propuesto por Arthur Tansley<br />

en 1935, y fue descrito por él: “El concepto fundamental es el sistema completo,<br />

el cual incluye no sólo al complejo de organismos, sino también al entero<br />

complejo de factores físicos que forman lo que llamamos ambiente. No podemos<br />

separar a los organismos de su ambiente particular, junto con el cual forman un<br />

único sistema físico. Son los sistemas así formados que constituyen las unidades<br />

básicas de la naturaleza. Estos ecosistemas, como los podemos denominar, son<br />

de las más variadas clases y tamaños”. 1 Tansley destacaba el carácter interactivo<br />

y de interdependencia entre los componentes biológicos o bióticos (plantas,<br />

animales, hombre) y los componentes físicos o abióticos (luz, calor, viento, gases,<br />

agua, sustrato mineral). De acuerdo a Margalef, el concepto liberó a los ecólogos<br />

de la obsesión de crear y usar unidades como bioma, asociación, biocenosis, comunidad,<br />

etc., y mostrar que tales unidades podían ser interesantes y hasta útiles,<br />

pero innecesarias. 2 En ecología, el nivel de referencia más conspicuo es el ecosistema,<br />

formado por individuos vivos discontinuos, junto con los materiales que resultan<br />

de su actividad y que van desde moléculas hasta grandes estructuras físicas,<br />

así como la matriz o entorno físico en que están incluidos y donde se desenvuelve<br />

su actividad. Otra razón de éxito que tuvo el concepto de ecosistema, es que<br />

proporciona un enlace respetable con la teoría de sistemas.<br />

Queda claro que el ecosistema es una entidad que implica una jerarquía o nivel<br />

de organización de la naturaleza, que ocupa un espacio geográfico determinado,<br />

y que es posible de ser identificado o descrito a partir de determinados criterios,<br />

como su fisonomía, dada por su tipo mayor o dominante de vegetación, las<br />

condiciones climáticas predominantes y su ubicación fisiográfica. En general, es<br />

un concepto espacial que deseablemente debería tener límites definidos, aunque<br />

a menudo estos límites no sean fáciles de definir. Los problemas de definición<br />

y descripción de los ecosistemas afloran normalmente al momento de las aplicaciones<br />

prácticas, vale decir cuando se tienen que adoptar sistemas de clasificación,<br />

asignar nombres, y confeccionar mapas. A pesar de los esfuerzos de al<br />

menos tres generaciones de científicos por definirlo o precisarlo, no deja de ser un<br />

concepto abstracto. En cierta forma, el concepto ha llegado a trivializarse, por<br />

lo que se lo utiliza de forma genérica y coloquial para definir o describir cualquier<br />

lugar, sitio, zona o región.<br />

1 en Fraume 2007.<br />

2 Margalef 1993.<br />

157


158<br />

Los ecosistemas han sido clasificados en grandes tipos, de acuerdo a la intensidad<br />

de las actividades productivas y a su estado de conservación:<br />

a) Ecosistemas naturales, sin afectación de su estructura o composición, pueden<br />

ser inclusive absolutamente prístinos, por ejemplo bosques de Yungas en el<br />

interior del Parque Nacional Amboró;<br />

b) Ecosistemas naturales intervenidos por usos extractivos de bajo impacto (p.ej.<br />

caza y recolección indígena, o extractivismo), sin afectaciones de la estructura<br />

y composición, por ejemplo bosques interiores de la Estación Biológica del<br />

Beni, del Isiboro Secure o la Reserva Manuripi;<br />

c) Ecosistemas modificados, el impacto humano ha ocasionado cambios en la fi-<br />

sonomía, composición y estructura de los ecosistemas por actividades extractivas<br />

(p.ej. reservas forestales bajo aprovechamiento como El Chore o Bosque<br />

Chimanes);<br />

d) Ecosistemas cultivados y fuertemente modificados, son esencialmente<br />

agroecosistemas o zonas rurales donde alternan campos de cultivo, praderas<br />

secundarias, barbechos, etc., (p.ej. Valle Alto de Cochabamba, Caranavi,<br />

Alto Beni, Chapare);<br />

e) Sistemas construidos o ecosistemas culturales, en ambientes urbanos y subur-<br />

banos en ciudades grandes, intermedias y pueblos; ecosistemas degradados,<br />

con notables afectaciones en el paisaje, deterioro de la vegetación, pérdida<br />

de especies e intensos procesos erosivos, (p.ej. Zona integrada de Santa Cruz,<br />

inmediaciones de Apolo, Altiplano central de La Paz, Valles secos de Anzaldo<br />

o Aiquile, Coripata en los Yungas de La Paz).<br />

Los ecosistemas modificados son los que han sufrido cambios en la fisonomía, estructura<br />

y composición de la vegetación y consecuente pérdida y fragmentación<br />

de la formación natural original. Los agentes de presión pueden darse a partir de<br />

actividades agropecuarias, construcción de infraestructura y avance de pueblos<br />

y ciudades, dando por resultado la modificación del paisaje. Si los procesos de<br />

modificación se expanden y se hacen más intensos, hablamos de ecosistemas<br />

degradados o expoliados.<br />

En general, Bolivia se caracteriza por contar con muchos ecosistemas en buen<br />

estado de conservación y prácticamente intocados, haciendo una importante<br />

superficie en conjunto, mayormente en tierras bajas y de montaña húmeda. Hay<br />

otra importante superficie de ecosistemas muy modificados y con un estado de<br />

conservación de regular a malo, principalmente en las regiones de tierras altas.<br />

Por su parte, el concepto de ecoregión o región ecológica, que es el que se utiliza<br />

en esta descripción, es más reciente y su uso se generalizó en la década de los<br />

90 (sin que exista certeza sobre su posible origen), es un concepto cuya autoría<br />

radicaría esencialmente en el sentido común y la necesidad de integrar espacios.<br />

Constituye un intento de jerarquización de los niveles organizativos de la naturaleza<br />

y del paisaje en sentido agregrador o “hacia arriba”, en sentido de definir extensas<br />

regiones geográficas mayormente uniformes en cuanto a sus condiciones<br />

macroclimáticas, fisiográficas y de paisaje. En el país el concepto es utilizado por<br />

primera vez en el mapa de ecoregiones de Bolivia publicado por el CDC el año<br />

1992. 3<br />

Las ecoregiones implican extensos paisajes, que agrupan conjuntos de ecosistemas<br />

relativamente afines e interrelacionados estructural y funcionalmente a<br />

modo de complejos mosaicos. Se considera la unidad ideal para la planificación<br />

3 Ribera 1992.


ambiental estratégica, la planificación bioregional y temas relacionados a corredores<br />

biológicos. De cualquier forma, la ecoregión llega a ser una macro-unidad<br />

bastante útil cuando se trabaja a escalas relativamente bajas y se busca generalizar<br />

extensas regiones.<br />

Por ejemplo, se puede considerar como una ecoregión definida la extensa sabana<br />

de inundación estacional del Beni, que comprende un complejo e intrincado<br />

mosaico de ecosistemas particulares como ser: pastizales de semialturas, pastizales<br />

altos inundados de tacuarilla (Panicum tricholaenoides), pastizales inundados<br />

de cañuelares o gramalotales, curiches y junquillares, lagunetas, islas de bosques,<br />

bosques de galería, tajibales, tusecales, etc. En ocasiones estos ecosistemas no<br />

son del todo diferenciables entre si, o al menos no presentan límites muy precisos.<br />

Considerando las limitaciones instrumentales y de escala, cartografiar grandes regiones<br />

ecológicas es más práctico y mucho más fácil que mapear ecosistemas.<br />

Si se tuviesen que representar cartográficamente (¡incluso a una escala 1:50.000!)<br />

en una ecoregión el detalle de los ecosistemas y sus subunidades - como comunidades<br />

de vegetación o hábitats - la representación podría asemejarse a un tramado<br />

infinitamente intrincado y puntiforme, algo así como millares de píxeles.<br />

El concepto de paisaje ecológico es homólogo al de ecoregión o mosaico de<br />

ecosistemas, el cual incluye un conjunto de atributos como área, relieve, perímetro<br />

y su forma, conectividad, interacción de partes, configuración, replicabilidad<br />

de formas o fractales, patrones de fragmentación de los ecosistemas, etc., en una<br />

estructura dinámica distinguible en el tiempo como un ente evolutivo, cambiante<br />

y dinámico. 4 El paisaje ecológico es la combinación dinámica de elementos<br />

físicos, químicos, biológicos y antrópicos (producto del hombre), que se interrelacionan<br />

entre sí en permanente cambio y evolución. El elemento principal del<br />

dinamismo del paisaje se basa en la impronta del cambio y modificación, ejercida<br />

mayormente por el hombre a lo largo del tiempo. Es así que el concepto de paisaje<br />

rural o agrario (en esencia un conjunto de agro-ecosistemas) resultado de la<br />

modificación histórica de antiguos mosaicos de ecosistemas naturales, alcanza<br />

por lo general la mayor heterogeneidad posible de formas y transiciones fractales:<br />

parcelas de diversos tipos de cultivos, arboledas, parches de barbechos en diversas<br />

fases de sucesión, parches de bosques naturales o relictos, pasturas, caminos,<br />

viviendas, acequias, etc.<br />

4 Burel y Baudry, 2002<br />

159


160<br />

Grandes ecoregiones de Bolivia<br />

COMPLEJO AMAzONIA TIERRAS BAJAS : BOSQUES TROPICALES SIEMPRE VER<strong>DE</strong>S<br />

Los bosques húmedos siempreverdes de las tierras bajas de Bolivia corresponden a un diversificado conjunto de ecoregiones,<br />

en general directamente relacionadas ecológica y biogeográficamente con la Amazonía de la cual son parte, situación que<br />

se hace más evidente hacia el norte del país, pero que se manifiesta fuertemente en las regiones más meridionales (por debajo<br />

del paralelo 16) y en los valles intramontanos de las sierras subandinas. Las masas boscosas húmedas de tierras bajas de Bolivia<br />

no son continuas sino más bien fragmentadas por amplias expansiones de sabanas naturales, tanto en el Beni central como en el<br />

norte del Beni y norte de La Paz. Las diversas ecoregiones de bosques de tierras bajas son estacionales (a excepción de la zona<br />

mega lluviosa del Chapare y algunos sectores pedemontanos), es decir tienen al menos tres meses efectivamente secos. A pesar<br />

de ello las precipitaciones son altas y pueden oscilar entre los 1500 y 3000 mm anuales. En general cada ecoregión de bosques<br />

tropicales conforma mosaicos extraordinariamente complejos de diversos tipos de ecosistemas, diferenciados principalmente<br />

por las condiciones de drenaje de los suelos y presencia (duración) u ausencia de la inundación o anegación estacional. Se<br />

deben destacar varios aspectos relevantes: en general, los niveles de riqueza biológica en términos de especies de flora y<br />

fauna son muy altos; la vocación es esencialmente forestal y para fines de conservación y no así agropecuaria, atendiendo<br />

la fragilidad de los suelos; en general están escasamente inventariados biológicamente, pero se estima que albergan más<br />

de un 30 % de la riqueza de especies y biodiversidad del país. Numerosos pueblos indígenas han desarrollado sistemas de<br />

conocimientos y prácticas tradicionales de producción de bajo costo ambiental (Chacobo, Esse Eja, Tacana, Araona, More,<br />

Moxeños, Tsimane, Sirionó, etc.). Las diversas ecoregiones de bosques húmedos o siempreverdes de tierras bajas ocupan cerca<br />

de un tercio de la superficie del país (el resto son bosques de montaña, sabanas, bosques secos y tierras altas) y la tendencia es a<br />

su reducción debido principalmente a los avances de formas de agricultura comercial o de escala industrial y a la colonización.<br />

En la actualidad los bosques húmedos de tierras bajas enfrentan graves amenazas de devastación, provenientes de las lógicas<br />

desarrollistas o economicistas, que impulsan el avance de la frontera agropecuaria, la realización de megaproyectos como<br />

grandes represas o el tema de los agrobiocombustibles. Otros riesgos previstos provienen de la ocurrencia de efectos de cambio<br />

climático global en cuanto al balance de temperaturas y recrudecimiento de los eventos Niño-Niña.


Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Bosques de la Amazonía del Oeste de Pando, Norte de La Paz y Noroeste del Beni (BA)<br />

Los mayores impactos devastativos se vienen dando a partir<br />

de la expansión de la ganadería de reemplazo entre<br />

Puerto Rico y Cobija, siguiendo el modelo brasilero en el<br />

otro lado de la frontera. También la explotación forestal (no<br />

regulada y proveniente mayormente del moto-sierrismo),<br />

genera efectos importantes sobre los frágiles ecosistemas<br />

forestales. Entre las mayores amenazas está la potencial<br />

expansión en los próximos años de formas de agricultura a<br />

escala industrial de soya o palma africana, una ampliación<br />

de la ganadería de reemplazo, la explotación forestal y colonización,<br />

todo ello principalmente por efectos directos e<br />

indirectos de la iniciativa de integración caminera IIRSA y<br />

el fomento de los agrobiocombustibles, especialmente en<br />

Pando. En el norte de La Paz (bosques de Iturralde) hay<br />

una proyección de ocupación por colonos, cooperativas,<br />

empresas agroindustriales y colonias menonitas; al mismo<br />

tiempo existe explotación forestal vía manejo de ASLs, aunque<br />

con escasa regulación. Hacia el extremo sureste de<br />

esta región, en la zona de San Buenaventura, la mayor<br />

amenaza se concentra en la pronta instalación de un gran<br />

complejo industrial cañero y para producir etanol-biodiesel,<br />

proceso impulsado por la prefectura de departamento,<br />

comités cívicos, bancadas departamentales y el propio<br />

gobierno central.<br />

Bosques húmedos distribuidos en la región de colinas terciarias del oeste<br />

del Pando y norte de La Paz, con predominancia de suelos muy meteorizados<br />

y de fácil laterización, en general muy frágiles. Toda la región tiene una<br />

clara vocación forestal y agroforestal bajo manejo estricto. Mosaicos de<br />

ecosistemas de bosques amazónicos, bajo una disposición en secuencias<br />

o “catenas”, desde zonas inundadas estacionalmente donde prospera la<br />

goma (Hevea brasiliensis) en las transiciones a varzeas e igapos, hasta zonas<br />

de buen drenaje o de alturas (de “terra firme”). En estas zonas altas<br />

mejor drenadas, predominan majestuosos bosques altos (40-50 metros) con<br />

abundancia de árboles de castaña (Bertholletia excelsa) y un conjunto diversificado<br />

de géneros y especies de árboles amazónicos (Apuleia, Cariniana,<br />

Tetragastris, Heisteria, Virola, Parkia, Guarea, Swietenia, Terminalia). Se<br />

puede considerar la región “más amazónica” de Bolivia, con niveles muy<br />

altos de riqueza biológica en general. En la región del Norte de La Paz, entre<br />

los ríos Manupare y Manurimi, se encuentra un enorme cráter (impacto<br />

Iturralde) producto del probable choque de un meteorito de importante<br />

diámetro con la tierra (posiblemente hace más de 8.000 años) y que habría<br />

ocasionado importantes perturbaciones regionales o incluso globales e inclusive<br />

afectado la distribución de la biodiversidad.<br />

161


162<br />

Bosques de planicie aluvial del Este de Pando (BP)<br />

Los principales impactos se relacionan con actividades<br />

forestales, pues existen varias concesiones con escasa regulación<br />

y algunos avances de fronteras agropecuarias. A<br />

pesar de las limitaciones edáficas imperantes existen amenazas<br />

relacionadas con proyecciones de sectores campesinos<br />

para ocupar tierras, sin embargo las mayores amenazas<br />

provienen de una eventual proliferación de campos de<br />

ganadería y cultivos de soya bajo incentivo del IIRSA, así<br />

como efectos zonales de inundación a consecuencia de<br />

las represas a ser construidas por el Brasil en el río Madera.<br />

Se ubican en las extensas planicies aluviales del oriente del departamento<br />

de Pando, caracterizadas por suelos altamente meteorizados y notable<br />

pobreza de nutrientes. Hay una mayor proporción de zonas sujetas a<br />

anegaciones estacionales severas a diferencia de los bosques del oeste<br />

(BA). Tanto la potencia de los bosques como la composición florística varían<br />

respecto de los bosques del oeste. La densidad de árboles de castaña<br />

se reduce notablemente, aunque se nota la presencia de la goma. Comprende<br />

una intrincada red de arroyos y riachuelos de agua oscura y zonas<br />

de suelos anegados varios meses del año.<br />

Bosques bajo influencia de Escudo precámbrico, Este de Pando, Noreste del Beni y Norte de Santa Cruz) (BE)<br />

La zona pudo tener antiguas formas de actividad humana<br />

a gran escala dando lugar a formaciones de tipo disclimax<br />

como son los bosques de lianas. La región más norteña<br />

comprende la reciente Reserva de Vida silvestre Departamental<br />

Bruno Racua (sin gestión consolidada), pero incluye<br />

además asentamientos campesinos dispersos y explotación<br />

forestal a partir de dos concesiones. La zona de los ríos<br />

Blanco y Negro, incluida la planicie al este del río Paragua<br />

(actualmente dentro el PN Noel Kempff Mercado), fueron<br />

descremadas de sus maderas valiosas durante varios años<br />

por la explotación forestal sin regulación. Las amenazas<br />

mayores se derivan de proyecciones de ocupación de tierras<br />

por organizaciones campesinas en la zona de Pando y<br />

por colonización en las zonas del Norte de Santa Cruz (desde<br />

Guarayos), así como una ampliación de la explotación<br />

forestal irregular y de campos de ganadería. También se<br />

debe considerar la amenaza de inundaciones por efecto<br />

sinérgico de las grandes represas del Madera y la ocurrencia<br />

de eventos agigantados de El Niño.<br />

Incluye una importante superficie de la Reserva (ANMI) Iténez en el Beni y<br />

de la Reserva Ríos Blanco y Negro en Santa Cruz, así como parte del Parque<br />

Nacional Noel Kempff Mercado al este del río Paragua. Constituye un<br />

complejo muy diversificado de ecosistemas, cuya principal particularidad<br />

son sus suelos fuertemente influenciados por el Escudo precámbrico y que<br />

incluyen bosques bajos y pobres en especies sobre suelos derivados directamente<br />

del Escudo, bosques altos en terrenos más elevados, bosques de<br />

bajíos inundados o anegados estacionalmente, bosques “de lianas”, bosques<br />

riparios en un intrincada maraña de arroyos de aguas oscuras, palmares<br />

de Mauritia flexuosa (palma real o buriti), etc. Son bosques ricos en<br />

biodiversidad, las especies arbóreas se incluyen en géneros como Guarea,<br />

Swietenia, Parkia, Brosimun, Apuleia, Terminalia. Los “bosques de lianas”<br />

han sido mencionados como etapas sucesionales de bosques de influencia<br />

antrópica muy antigua. Biogeográficamente existe una fuerte influencia<br />

del Cerrado. Hacia el sureste el complejo depende del sistema fluvial<br />

del Iténez y sus afluentes, en tanto que más al norte tiene mayor influencia<br />

de la cuenca Mamoré-Madre de Dios-Madera.


Bosques de la sierra de Capparucci del Escudo precámbrico (PN. Noel Kempff Mercado) (BNK)<br />

Es posible que la zona haya tenido antiguas formas de ocupación<br />

humana cuyos vestigios se observarían actualmente<br />

en las formaciones de bosques de lianas. En la actualidad,<br />

por su condición de protección, no enfrenta impactos o<br />

afectaciones. Las amenazas principales pueden derivarse<br />

de la exploración y explotación minera, y en menor grado<br />

del turismo con poca regulación.<br />

Ocupa una reducida superficie fragmentada por sabanas naturales del<br />

Cerrado, en la parte alta de la meseta y sierra Capparucci. Es similar en<br />

fisonomía y estructura al bosque de la llanura adyacente (BE), con abundancia<br />

de bosques de lianas, aunque la composición también comprende<br />

un mayor número de especies del bosque semi-deciduo de la Chiquitanía.<br />

Su estado de conservación es bueno, se encuentra por completo al interior<br />

del Parque Nacional Noel Kempff Mercado.<br />

Bosques de Varzea (a lo largo de grandes y medianos ríos de aguas blancas) (BV)<br />

No hay grandes impactos, la mayor parte de las zonas, debido<br />

a la dinámica de severa inundación estacional, tiene<br />

escasa actividad humana. Sin embargo, las partes más elevadas<br />

de las terrazas (que son localizadas y poco extensas)<br />

además de tener buenos suelos, no se inundan normalmente,<br />

por lo que son lugar preferencial para el asentamiento<br />

de las comunidades indígenas y campesinas para establecer<br />

viviendas y cultivos. En general los bosques riparios de<br />

estos sectores han sido eliminados y predominan bosques<br />

secundarios y barbechos. La mayor amenaza, en especial<br />

para los grandes ríos (Madre de Dios, Beni y Mamoré) se<br />

deriva de la construcción de las represas del Madera por el<br />

Brasil; la ocurrencia de grandes inundaciones ocasionarían<br />

cambios devastativos en estos sistemas. La divagación de<br />

estos ríos ocasiona efectos de catastrofismo natural zonal o<br />

regional, el caso del Maniquí en la EBB es conocido. Más recientemente<br />

el río Sécure ha migrado invadiendo el curso<br />

del Tijamuchi y abandonando su antiguo curso (que tiende<br />

a convertirse en un lecho pantanoso de aguas oscuras).<br />

A lo largo de los sistemas fluviales de aguas blancas que descienden de<br />

zonas cordilleranas, que incluyen grandes ríos (Beni, Mamoré, Madre de<br />

Dios) o de zonas subandinas (Madidi, Maniquí, Apere, Ichilo). Los diversos<br />

ecosistemas están sujetos a procesos de inundación estacional severa y<br />

bajo intensa dinámica de divagación fluvial “cóncavo-convexa” o de<br />

“barranco-playa”, la cual ha sido postulada como uno de los mecanismos<br />

clave para la evolución de los ecosistemas de tierras bajas de la Amazonía.<br />

Existe un predominio de comunidades riparias pioneras en amplios sectores<br />

(Gynerium, Tessaria, Salix), masas boscosas sucesionales de reciente edad<br />

(Cecropia, Oochroma), hasta bosques riparios más maduros en las partes<br />

más elevadas de terrazas aluviales consolidadas (especies de los géneros<br />

Xylopia, Hura, Guarea, Trichilia, Sloanea, Clarisia, Calophyllum). Importantes<br />

superficies se encuentran cubiertas por densos pastizales hidrófilos (Hymenachne,<br />

Paspalum) que son removidos total o parcialmente con las grandes<br />

crecidas. Se producen importantes aportes de sedimentos en cada<br />

época húmeda hacia playas, terrazas y los bajíos circundantes.<br />

163


164<br />

Bosques riparios a lo largo de grandes y medianos ríos de aguas oscuras a mixtas<br />

(tipo Igapo, Pando, Noroeste del Beni) (BR1)<br />

Existen asentamientos campesinos e indígenas dispersos a<br />

lo largo de los ríos, ocupando las terrazas aluviales más altas<br />

y mejor drenadas. Salvo algunos clareos eventuales y una<br />

extracción no regular de maderas, no existen impactos relevantes.<br />

Es posible que la cacería sostenida a lo largo de<br />

años haya ocasionado en zonas próximas a comunidades<br />

locales, algunos procesos de vaciamiento de fauna que<br />

podrían influir en la composición de los bosques. La amenaza<br />

más seria se deriva de los efectos potenciales de una<br />

distorsión de los regímenes de inundación natural, bajo los<br />

efectos de las represas del Madera e inundaciones extremas<br />

de El Niño (inundaciones altas y prolongadas).<br />

Ocupan los bordes ribereños de ríos medianos y pequeños de agua oscura<br />

(“aguas negras”) de la Amazonía norte (tipo Manuripi), en realidad<br />

sólo son visibles a la escala del mapa para algunos de estos ríos, como<br />

el Orthon o el Manuripi. Estos ríos tienen una dinámica fluvial de cañadas<br />

profundas, con escasa divagación cóncavo-convexa (típica de los ríos de<br />

aguas blancas), pero ocasionan fuertes inundaciones estacionales. Los ríos<br />

del noroeste del Beni (Yata, Ivón, Benicito) tienen una dinámica mixta, con<br />

afluencia de aguas blancas, en especial cuando el río Beni desborda y<br />

bota aguas blancas hacia las sabanas del este. Extensas zonas están sujetas<br />

a una inundación estacional que dura varios meses y que condiciona<br />

un composición florística particular, por ejemplo en Pando existen importantes<br />

poblaciones de Hevea brasiliensis y palmares de Mauritia flexuosa.<br />

En general los suelos son ácidos y pobres en nutrientes, además de presentar<br />

limitaciones severas de drenaje.<br />

Bosques riparios (grandes ríos de aguas oscuras, tipo Igapó del Este del Beni<br />

y Noreste de Santa Cruz) (BR2)<br />

La escasa presencia humana a lo largo de estos ríos condiciona<br />

una ocurrencia localizada de impactos a ciertas<br />

zonas donde existen pequeñas comunidades locales. Se<br />

ha propuesto que estas regiones pudieron haber tenido<br />

importante actividad hace siglos, lo cual sería indicado<br />

por la presencia de los denominados “bosques de lianas”.<br />

También la explotación forestal a lo largo de varios años<br />

ocasionó afectaciones en determinados lugares, a lo cual<br />

se debe sumar el efecto de la caza. Debido al efecto que<br />

tendrían las represas del Madera, los riesgos mayores de<br />

inundación prolongada se darían para los sistemas riparios<br />

del Iténez y sus afluentes más próximos.<br />

Al igual que en el caso anterior, a la escala de presentación sólo son visibles<br />

en el mapa los ríos grandes de aguas oscuras (“aguas negras”) que drenan<br />

las áreas del precámbrico, como el Iténez, San Martín, Negro, y no así el<br />

enorme número de ríos menores. A diferencia de los ríos de aguas blancas,<br />

las dinámicas fluviales de estos ríos corresponden más a formaciones de cañada<br />

que a la divagación cóncavo-convexa. Son sistemas riparios de bosques<br />

altos (Apuleia, Brosimun, Guarea, Parkia, Sloanea, Swietenia) inmersos<br />

en las masas de los bosques influenciados por el Escudo (BE). Amplias zonas<br />

están sujetos a inundaciones estacionales severas en la época húmeda, y<br />

tienen presencia de Hevea brasiliensis. La vegetación ribereña próxima a<br />

los cursos, consiste en cañaverales de Gynerium que alternan con densas<br />

masas de enredaderas y bejucos (“chipazones”). En determinadas regiones<br />

de las terrazas altas existen formaciones particulares de “bosques de<br />

lianas”, relacionadas a posibles actividades humanas muy antiguas.


Bosques húmedos de la llanura aluvial del Beni y Santa Cruz (BH)<br />

Existe un efecto de catastrofismo natural localizado debido<br />

al fenómeno de divagación de los ríos en períodos<br />

de varios años; el movimiento de cambio de curso de los<br />

ríos ocasiona intrusiones de sedimentos e inundaciones en<br />

cursos abandonados que se tornan ríos de aguas clarasoscuras<br />

y zonas semi-pantanosas en otras. Sin embargo, los<br />

mayores impactos acaecidos provienen de procesos antrópicos.<br />

La colonización y uso intensivo del suelo se concentró<br />

desde hace décadas en la denominada “zona integrada”<br />

de Santa Cruz, la cual ahora tiende a extenderse<br />

hacia la zona de Guarayos y Monte San Pablo en el Beni,<br />

a lo largo de la carretera a Trinidad. En menor escala se<br />

presentan serias perturbaciones en las zonas de San Borja<br />

y San Ignacio de Moxos. Hacia el borde bosque-sabana,<br />

el efecto de fuegos recurrentes y el reemplazo de bosques<br />

para apertura de potreros, favoreció la expansión de las<br />

sabanas. A esto se suma la explotación forestal irregular<br />

tanto por empresas como por motosierrismo, que por<br />

varios años ocasionó no sólo severas afectaciones a los<br />

ecosistemas, sino la “desaparición comercial” de especies<br />

como la mara y el cedro. Las amenazas más serias se relacionan<br />

con la ampliación de fronteras agropecuarias por<br />

colonización dispersa e iniciativas de agricultura a escala<br />

industrial (arroz, soya, palma africana), proceso que puede<br />

ser amplificado bajo la lógica de los agrobiocombustibles.<br />

También hay una amenaza por la expansión de la ganadería<br />

de reemplazo. Es posible que la ocurrencia de grandes<br />

inundaciones y lluvias agigantadas (debidas a El Niño y el<br />

cambio climático) ocasione una fase de intensificación de<br />

la divagación de los ríos, aumentando el nivel de catastrofismo<br />

natural y produciendo, a largo plazo, cambios en la<br />

vegetación y estructura de las comunidades naturales.<br />

Son grandes masas boscosas en extensas planicies con escaso gradiente<br />

altitudinal, por tanto sujetas a fuertes inundaciones estacionales. En términos<br />

generales constituyen complejos mosaicos de diversos tipos de ecosistemas<br />

boscosos, principalmente determinados por gradientes de drenaje<br />

de los suelos y duración de la inundación. Tienen una amplia zona de<br />

contacto con las sabanas naturales del Beni Central y Sur. Las partes más<br />

elevadas o “alturas”, sin inundación, corresponden a bosques altos (30-50<br />

metros) más diversificados, en tanto que las zonas bajas o bajíos que soportan<br />

inundaciones estacionales tienen extensos bosques bajos más pobres<br />

en especies, hasta bosques monótonos dominados por unas pocas<br />

especies. Las masas de bosque húmedo se expanden sobre los terrenos de<br />

sabana cuando los ríos desbordan y van depositando sedimentos, como es<br />

el caso de la actual divagación del río Maniquí hacia las sabanas del Yacuma<br />

(Mercedes-Chichiguambo). Las dinámicas de divagación son particularmente<br />

intensas en ríos como el Madidi, Maniquí, Securé, Isiboro, Ichilo,<br />

etc. Se ha postulado que estos fenómenos de divagación y catastrofismo<br />

son responsables de la evolución y desarrollo de las comunidades naturales<br />

en estas regiones de llanuras. En general los bosques altos y los no severamente<br />

inundados (medianos) son ricos en géneros y especies amazónicas<br />

(Swietenia, Guarea, Hura, Callophyllum, Clarisia, Terminalia, Cariniana) y<br />

tienen una gran abundancia de palmas (Astrocaryum, Attalea). Destaca<br />

la presencia de maderas preciosas como la mara. Las partes más bajas<br />

tienen zonaciones de bosques pantanosos hasta ecosistemas pantanosos<br />

abiertos y lagunas. El complejo mosaico se enriquece por la presencia de<br />

una red intricada de bosques riparios de tipo Igapo, que acompañan cursos<br />

de ríos de aguas claras-oscuras o negras en cierta época del año por<br />

la afluencia de materiales húmicos (no notables a la escala del mapa). La<br />

caza intensiva que ocasiona vaciamientos faunísticos de especies de mayor<br />

biomasa, podría estar ocasionando efectos localizados de cambio en<br />

la composición florística de los bosques, por interferencia de los procesos<br />

naturales de dispersión de semillas.<br />

165


166<br />

Bosque pluvial de la llanura aluvial del Chipiriri-Chapare (BCH)<br />

Hasta un 50 % de esta región se encuentra severamente<br />

degradada y fragmentada, hasta devastada, por el avance<br />

de fronteras agropecuarias a gran escala y el cultivo<br />

de coca, proceso que empezó con la colonización en la<br />

década de los 60 en el siglo pasado y que continuó activamente<br />

bajo figuras de una agropecuaria más intensiva y<br />

cooperativizada en las décadas siguientes. Las políticas del<br />

desarrollo alternativo, en su afán de reducir el cultivo de la<br />

coca, promovieron la expansión de modelos agrícolas de<br />

monocultivo a gran escala (banana, palmito), expandiendo<br />

de forma acelerada y sin control las fronteras agrícolas.<br />

A esto se sumó la explotación forestal no regulada. En este<br />

embate, fueron muy afectados los espacios naturales de<br />

las TCO Yuqui y Yuracare en el este de la ecoregión.<br />

Concentrado en la zona del trópico de Cochabamba y zonas adyacentes<br />

del Beni y Santa Cruz (Chore, parte de Yapacani). El núcleo de mega<br />

pluviosidad Chipiriri-Chapare, que oscila entre 3000 y más de 7000 mm por<br />

año, corresponde a la región más húmeda de Bolivia. Hasta inicios de los<br />

años 90 se caracterizó por su extraordinaria biodiversidad y la presencia<br />

de bosques altos. A pesar de las limitaciones ocasionadas por la elevada<br />

pluviosidad, la región tiene una fuerte ocupación humana y una elevada<br />

devastación y modificación de los ecosistemas en más de trescientas<br />

mil hectáreas. Se puede estimar que las pérdidas de biodiversidad fueron<br />

desastrosas. Se consideran ecosistemas de elevada fragilidad por la condición<br />

muy ácida y de fácil lixiviación de los suelos, siendo su vocación<br />

agropecuaria muy limitada, con aptitudes para el manejo forestal, la conservación<br />

y la prestación de servicios ambientales, aspectos que nunca<br />

fueron tomados en cuenta.<br />

Bosques de llanuras aluviales intramontanas (Alto Beni, Quiquibey, fátima) (B1)<br />

Los principales impactos se refieren a la ampliación de<br />

fronteras agropecuarias, situación limitada en parte por<br />

las intensas dinámicas fluviales de inundación. Importantes<br />

superficies se han perdido, en las regiones de Alto Beni,<br />

Guanay, Mapiri y Tipuani; amplias superficies fueron devastadas<br />

por efecto de la intensa colonización, que empezó<br />

en los años 60. También el efecto de la explotación aurífera<br />

generó efectos devastadores en las regiones intramontanas<br />

de La Paz (Guanay, Teoponte). Una gran amenaza se<br />

cierne sobre estos ecosistemas en la zona de los ríos Beni,<br />

Quiquibey y Tuichi por inundaciones devastativas que se<br />

derivarían por la eventual construcción de la represa de El<br />

Bala.<br />

Constituyen franjas o corredores de bosques a lo largo de los valles aluviales<br />

de ríos importantes como el Beni, Alto Beni, Tuichi, Quiquibey, Maniquí<br />

(Fátima), Ichilo, con valles en general flanqueados por bosques subandinos<br />

(serranías y colinas), donde predominan terrenos planos aluviales pero se<br />

incluyen coluvios y laderas bajas del sistema subandino. Las composiciones<br />

florísticas son muy similares a las descritas para los bosques amazónicos de<br />

la llanura. Se encuentran mejor desarrollados en el subandino de La Paz y<br />

el Beni, debido a la configuración estructural de la Cordillera Real, extendiéndose<br />

inclusive hasta los Yungas bajos en las zonas de Guanay, Mapiri y<br />

Teoponte. Presentan bosques aluviales y ribereños altos ricos en diversidad<br />

y con fuerte influencia amazónica, la abundancia de palmas como Oenocarpus<br />

e Iriartea es notablemente elevada. Llama la atención la presencia<br />

de rodales de goma (Hevea brasiliensis) en zonas subandinas adyacentes<br />

de los valles de Mapiri y Guanay.


Bosques muy húmedos pedemontanos (Norte de La Paz, Beni, Santa Cruz-Amboró) (B2)<br />

Esta ecoregión ha sido muy degradada en varias zonas por<br />

efecto de las carreteras que propiciaron activos procesos<br />

de colonización a gran escala y una explotación forestal<br />

expoliativa, como es el caso de Yucumo-Rurrenabaque y<br />

a lo largo del borde del Amboró, donde el ANMI de esta<br />

área protegida ha sido fuertemente fragmentada y devastada.<br />

Las pérdidas de ecosistemas naturales pueden estimarse<br />

en cientos de miles de hectáreas. Actualmente, la<br />

colonización avanza desde Yucumo en el borde del Bosque<br />

Chimanes y desde San Buenaventura hacia Alto Madidi.<br />

Vale decir que las únicas zonas aún no degradadas<br />

se encuentran en el extremo de Alto Madidi, la parte más<br />

sureste del Bosque Chimanes. Al interior del TIPNIS la explotación<br />

forestal ilegal por parte de algunas empresas ejerció<br />

fuertes impactos en ecosistemas prácticamente prístinos.<br />

En general los procesos de devastación por ampliación de<br />

fronteras agropecuarias significaron desastrosas pérdidas<br />

de biodiversidad, resultando en miles de hectáreas improductivas<br />

después de unos años de uso intensivo. Las mayores<br />

amenazas sobre los remanentes se derivan del avance<br />

de la colonización e iniciativas agropecuarias intensivas.<br />

Las zonas aún no intervenidas por actividades intensivas se<br />

encuentran fuertemente amenazadas. También la construcción<br />

del camino San Ignacio-Villa Tunari, cruzando el<br />

TIPNIS, generará efectos negativos sobre los bosques pedemontanos,<br />

los cuales eran los mejor conservados de los<br />

faldíos cordilleranos.<br />

Representa una extensa franja que bordea los últimos contrafuertes de las<br />

serranías subandinas de La Paz y Santa Cruz. Son una continuidad del pie<br />

de monte mega-lluvioso del Chapare en el mismo cinturón, bordeando el<br />

PN Amboró. Los mayores remanentes se ubican entre Ixiamas y Alto Madidi<br />

(La Paz), Pilón Lajas (aunque ya hay intervenciones), Eva Eva-Puerto<br />

Patiño (TIPNIS) y algunas zonas del Amboró (ANMI Amboró, afectado por<br />

la colonización). Son bosques altos densos, muy ricos en biodiversidad y<br />

con gran abundancia de diversos recursos. Los conjuntos florísticos son muy<br />

similares a los de los bosques amazónicos de la llanura. Destaca la presencia<br />

de la palma de bajo porte “jatata” (Geonoma deversa) que forma<br />

inmensos palmares o jatatales y que son base de recursos con los cuales las<br />

poblaciones indígenas fabrican techos para una activa comercialización.<br />

La riqueza forestal de la región es elevada, existiendo remanentes de maderas<br />

preciosas bajo amenaza (TIPNIS), también son bosques muy ricos en<br />

especies de palmeras. Son al mismo tiempo de elevada vulnerabilidad por<br />

el fácil acceso y la existencia de carreteras “marginales de la selva”. Las<br />

condiciones de topografía (colinas, serranías bajas, ondulaciones) asociadas<br />

a las fuertes precipitaciones pluviales le confieren un elevado grado<br />

de fragilidad ecológica. La aptitud de la zona es eminentemente forestal<br />

y para fines de conservación o manejo de biodiversidad, no así para fines<br />

agropecuarios intensivos, aspectos que fueron pasados por alto.<br />

167


168<br />

Bosques pluviales pedemontanos (núcleo megahídrico del Chapare) (B3)<br />

La ecoregión fue literalmente devastada y no quedan sino<br />

algunos relictos hacia el pie de monte del PN Carrasco,<br />

donde a pesar de esta condición de protección, los efectos<br />

del avance de las fronteras agropecuarias fueron intensos<br />

y en la actualidad se constatan numerosos procesos<br />

erosivos. La colonización se inició en la década de los 70,<br />

agudizándose años después por las migraciones derivadas<br />

de las sequías y el cierre de la minería estatal. La intensificación<br />

del cultivo de la coca tuvo efectos devastadores,<br />

al igual que las políticas de desarrollo alternativo que reemplazaron<br />

grandes regiones boscosas por extensos cultivos<br />

de plátano, palmito o pasturas, además del uso de pesticidas<br />

a gran escala.<br />

Ubicados en los últimos faldíos de colinas y serranías bajas del subandino en<br />

el trópico de Cochabamba (Chapare propiamente), e incluidos en el núcleo<br />

de mega pluviosidad Chipiriri-Chapare (BCH). Una parte de la ecoregión<br />

en estado natural, se encontraba hasta la década de los 60 al interior<br />

de los límites originales del PN Carrasco. Hasta inicios de los años 80 inclusive<br />

predominaba un bosque muy alto (40-60 metros) y con una extraordinaria<br />

riqueza biológica. Las condiciones de fragilidad se extreman hacia la zona<br />

de colinas y ondulaciones más próximas al muro de serranías por efecto de<br />

las lluvias intensas y las pendientes. La vocación de esta ecoregión, desafortunadamente<br />

perdida en su mayor parte, era netamente forestal, de<br />

conservación y protección de cuencas, situación que no fue considerada<br />

al permitir el establecimiento de emprendimientos agropecuarios.


COMPLEJO <strong>DE</strong> SABANAS<br />

Comprenden ecosistemas de vegetación abierta (conocidos como “pampas”) de enorme importancia, tanto por su<br />

considerable extensión como por sus rasgos biogeográficos, ecológicos y de composición biológica. Se acepta que la mayor<br />

parte de las extensiones actuales son naturales y que tanto la fisonomía del paisaje como la vegetación obedecen a una<br />

combinación de las condiciones limitantes del suelo y procesos recurrentes de inundación o anegación. Las ecoregiones<br />

de sabanas son mosaicos extraordinariamente complejos de diversos tipos de ecosistemas y formaciones de vegetación,<br />

alternando extensos pastizales de diversa composición florística con bajíos y pantanos (“curiches”, “yomomos”), lagunas,<br />

bosques abiertos deciduos (tajibales), palmares, bosques de galería a lo largo de cursos de agua e islas de bosques de<br />

diversas superficies y formas. Muchos de los arroyos actuales de las sabanas corresponden a las dinámicas de divagación<br />

de antiguos cursos de agua de ríos grandes o medianos. Todas las sabanas tienen en mayor o menor grado influencia<br />

biogeográfica del Cerrado, lo cual se traduce en las composiciones de flora y fauna, muy diferentes a las masas de<br />

bosque denso (mayormente amazónicos) con las que alternan o que las circundan. Varias especies de plantas presentan<br />

adaptaciones morfológicas y fisiológicas al efecto del fuego y han sido definidas como “pirófilas”, lo cual explicaría un<br />

largo tránsito de coexistencia con las quemas. El calentamiento global podría dar lugar a progresiones hacia una mayor<br />

sequedad y a sequías prolongadas, situaciones que implican una mayor vulnerabilidad de las ecoregiones de sabana a<br />

los fuegos.<br />

En alguna oportunidad la presencia de las sabanas ha sido relacionada con antiguos avances pleistocénicos de<br />

ecosistemas y floras secas y abiertas. La topografía de la mayoría de las regiones de sabanas, condiciona situaciones<br />

de drenaje dificultado y la presencia de grandes superficies continuas o dispersas de humedales o pantanos (bajíos), ya<br />

sean estacionales o permanentes. Esta topografía esencialmente plana condiciona procesos de inundación estacional,<br />

por ejemplo durante la época húmeda toda la región central y norte del Beni se convierte en un inmenso pantanal. Esto<br />

implica además una alta vulnerabilidad al efecto de inundaciones catastróficas en ciertos años (Niño, Niña), bajo riego de<br />

cambio climático, situación que puede tornarse muy crítica en años venideros en función al represamiento del río Madera<br />

(único desagüe de la Amazonía boliviana) por represas hidroeléctricas del Brasil o que eventualmente construya Bolivia. Es<br />

importante recordar que la casi totalidad de superficie de sabanas naturales se encuentran bajo ocupación privada de<br />

estancias ganaderas y en mucha menor proporción por comunidades organizadas en TCOs, lo cual implica que no existen<br />

superficies fiscales, siendo las ecoregiones menos representadas en el Sistema de áreas protegidas.<br />

169


170 Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Sabanas de Moxos – Yacuma (S1)<br />

Esta inmensa región tuvo presencia humana muy antigua,<br />

presentando vestigios de grandes ocupaciones precolombinas<br />

que construyeron diques, canales, lomas y camellones<br />

para el manejo hidráulico a gran escala. En la actualidad<br />

los principales impactos provienen del uso recurrente<br />

del fuego para la habilitación de pasturas para la ganadería<br />

extensiva tradicional, que al no ser controlados afectan<br />

de manera crítica a ecosistemas sensibles como bosques<br />

de galería e islas de bosque y a muchas especies de fauna.<br />

El ganado afecta seriamente a suelos y vegetación en<br />

las zonas donde existe sobrecarga, además se practica la<br />

siembra de pastos exóticos en reemplazo de pastos naturales.<br />

A esto se suma la tala regular y selectiva de tajibos (Tabebuia)<br />

para posteaje de cercos. La caza sistemática de<br />

carnívoros como el jaguar o el borochi (Chrysocyon brachiurus),<br />

como parte del control de predadores que afectan<br />

la ganadería es también un aspecto preocupante. Las<br />

mayores amenazas actuales provienen de la habilitación<br />

de amplias superficies para fines de siembra de arroz a escala<br />

industrial que incluye el uso de plaguicidas, así como<br />

el drenaje de humedales de sabana para siembra de pastos,<br />

o la intensificación de la ganadería y el incremento de<br />

las quemas. La ocurrencia de inundaciones mayores y más<br />

frecuentes (El Niño), o más prolongadas, por el efecto de<br />

las grandes represas del Brasil, no dejan de incorporar riesgos<br />

serios sobre la dinámica hidrológica de las sabanas.<br />

Ocupan una extensa superficie en la región central y suroeste del Beni, en<br />

relación a las dinámicas del río Mamoré y de otros ríos menores de aguas<br />

blancas que nacen en el subandino. Son típicas sabanas de inundación<br />

estacional, principalmente por efecto de desborde de ríos en la época<br />

húmeda, aunque también por episodios de anegación local. Comprenden<br />

mosaicos muy complejos de gramíneas y formaciones leñosas abiertas<br />

que incluyen palmares de Copernicia alba (sobre suelos alcalinos). Un<br />

elemento fundamental del paisaje de la sabana son las “islas de bosque” y<br />

bosques de galería, las cuales se distribuyen de forma dispersa en relación<br />

a terrenos más altos, mejor drenados y de suelos más orgánicos (“alturas”<br />

y “semialturas”). Estas formaciones boscosas se distribuyen por tanto en relación<br />

a cauces o cursos antiguos. Otra particularidad de los bosquetes de<br />

la sabana es que su composición de flora y fauna es mixta, con especies<br />

amazónicas y del Cerrado-Chaco. Los suelos han sido descritos como alcalinos,<br />

con presencia de salitrales sódicos y concentraciones de carbonato<br />

de calcio, además de aguas subterráneas mineralizadas. De cualquier<br />

forma, son muy meteorizados en superficie y con predominancia de limos<br />

finos muy pobres en nutrientes; no hay presencia de lateritas o pisolitas (nódulos<br />

férricos o “cascajos”). Su flora y fauna tiene una fuerte influencia de<br />

elementos del Cerrado y el Chaco (Tabebuia, Aspidosperma, Pseudobombax).<br />

Las sabanas, cuando son invadidas por sedimentos de ríos activos de<br />

aguas blancas, cambian a masas boscosas pioneras que paulatinamente<br />

van evolucionando a bosques más maduros; proceso activos de esta naturaleza<br />

se están dando en el gran cono aluvional entre el río Maniquí y<br />

río Apere. Existen hábitats críticos como las islas con motacusales (Attalea<br />

phalerata) sitios de reproducción de Ara glaucogularis, un guacamayo endémico<br />

y que se encuentra en estado crítico.


Sabanas de Baures-Magdalena-San Joaquín (Este del Beni) (S2)<br />

Los mayores impactos provienen de manejo del fuego para<br />

la ganadería tradicional extensiva, y la eventual siembra<br />

de pastos, además de la tala de árboles de madera dura<br />

como los tajibos, para construir cercos. Al igual que en S1,<br />

la caza sistemática de grandes animales como el jaguar<br />

y el borochi, como parte del control de predadores que<br />

afectan la ganadería, es una seria afectación a la vida silvestre.<br />

Es posible que esta ecoregión sea una de las más<br />

impactadas por las inundaciones derivadas de las represas<br />

del río Madera.<br />

Estrechamente relacionadas con los bosques y ríos del Escudo precámbrico,<br />

por tanto difieren notablemente de las sabanas centrales (S1). Edáficamente<br />

son más afines a las sabanas del Yata-Benicito (S3) por sus suelos ácidos<br />

y presencia de lateritas como costras ferralíticas o “cascajos”. Alternan<br />

en determinadas zonas con mosaicos intrincados de lagunas y humedales,<br />

destacando la presencia de manchones de palma real, buriti o aguaje<br />

(Mauritia flexuosa). En zonas de semialturas existen extensos palmares sobre<br />

suelos mayormente alcalinos. Presentan importantes evidencias de grandes<br />

ocupaciones precolombinas que construyeron estructuras de manejo<br />

hidráulico (canales, diques, lomas y camellones).<br />

Sabanas del Noroeste del Beni (Yata, Benicito) (S3)<br />

Los mayores impactos sobre los ecosistemas provienen del<br />

uso regular del fuego para el manejo de la ganadería tradicional<br />

extensiva que se practica en la región. En la región<br />

más norteña existen mayores limitaciones por la pobreza<br />

de los suelos y las pasturas. Las mayores amenazas provendrán<br />

sin duda de la construcción y mejora de infraestructuras<br />

camineras relacionadas con los proyectos del IIRSA, en<br />

términos de afectación de las dinámicas hidrológicas y de<br />

drenaje por la construcción y mejora de terraplenes que<br />

actúan como diques. La extracción de “cascajos” (lateritas),<br />

para recubrimiento o ripiado de vías puede ocasionar<br />

impactos locales considerables. También se pueden prever<br />

riegos relativos al fenómeno de cambio climático.<br />

El límite con las sabanas del Sur-S1 (Moxos-Yacuma, Maniquí) se da en las<br />

proximidades de la línea diagonal de la falla sudoeste-noreste que atraviesa<br />

el rumbo de los grandes lagos (“falla Hanagarth”). Son sabanas con<br />

una influencia notable de la dinámica del río Beni. Numerosos cauces muy<br />

antiguos, por ejemplo en la diagonal de los grandes lagos y los actuales ríos<br />

Biata, Benicito o Yata, corresponden a cursos antiguos del río Beni, el cual<br />

divagó con rumbo noroeste hasta su posición actual. Son sabanas mayormente<br />

anegadas (no inundadas como las del sur), con suelos muy meteorizados,<br />

exentas de materiales carbonatados y presencia abundante<br />

de lateritas o pisolitos (nódulos de hierro) denominados localmente como<br />

“cascajos” y que afloran en varias zonas. A diferencia de lo que ocurre en<br />

las sabanas centrales y del sureste del Beni, los bosques de galería se disponen<br />

no en terrenos elevados por encima de la sabana sino en depresiones<br />

profundas con suelos orgánicos por debajo del nivel de la sabana.<br />

171


172<br />

Sabanas del Norte de La Paz (S4)<br />

Se ha postulado que una gran parte de<br />

estas sabanas obedecen a la acción de<br />

manejo del fuego durante siglos por las poblaciones<br />

amazónicas que habitaban la región.<br />

Aparentemente existen zonas sin acción<br />

del fuego que tienden a cubrirse con<br />

bosques bajos pioneros y matorrales. De<br />

cualquier forma la intensificación del uso<br />

del fuego podría ocasionar efectos críticos<br />

sobre ecosistemas sensibles.<br />

Las sabanas del Norte de La Paz o “del Heath” son afines a<br />

las del Yata-Benicito (S3) por la ausencia de materiales carbonatados,<br />

ciclos de anegación más que de inundación,<br />

presencia de lateritas y ubicación de bosques de galería<br />

en depresiones de la sabana, en general son muy pobres<br />

en nutrientes y de suelos ácidos, por tanto la actividad ganadera<br />

es reducida. Son sabanas anegadizas gran parte<br />

del año y destaca la abundancia de manchones de palma<br />

real o aguaje (Mauritia flexuosa). Son de enorme importancia<br />

para varias especies de fauna silvestre como la londra<br />

(nutria gigante), el ciervo de las pampas y el borochi.<br />

Sabanas aisladas tipo Cerrado amazónico (Norte del Beni, Pando, Norte de La Paz) (S5)<br />

Hay escasa actividad humana (caza y recolección),<br />

sin embargo es posible que la<br />

acción de fuegos estacionales genere algunos<br />

efectos importantes considerando<br />

las reducidas superficies que ocupan. Los<br />

riesgos mayores se relacionan con el incremento<br />

de los fuegos. Las sabanas del Madre<br />

de Dios han sido propuestas como áreas<br />

protegidas por el PLUS Pando, sin embargo<br />

no se ha avanzado en procesos de gestión,<br />

ni se conocen estudios científicos en estos<br />

ecosistemas aislados.<br />

Ocupan pequeñas superficies dispersas a manera de parches.<br />

Algunas incluyen islas de bosque y bosquetes de galería.<br />

Han sido muy poco estudiadas. Existe aparentemente<br />

una marcada afinidad con las sabanas al Norte de la línea<br />

de grandes lagos del Beni (S3). Su presencia ha sido relacionada<br />

con relictos biogeográficos derivados de los grandes<br />

cambios de vegetación del pleistoceno. La composición de<br />

la flora y fauna mayoritariamente corresponde al Cerrado.


Sabanas del Cerrado (Santa Cruz Norte y Este) (S6)<br />

Amplias zonas constituyen esencialmente paisajes culturales,<br />

dada la intensa ocupación étnica desde antes de la<br />

colonia. La misma abundancia de la palma cusi ha sido referida<br />

como antropogénica. Se supone que tanto el fuego<br />

- que tiene efectos estacionales devastadores en algunos<br />

años - como la ganadería han tenido un efecto decisivo<br />

en la actual estructura y composición de estos ecosistemas.<br />

Es posible que en gran parte sean sabanas ampliadas<br />

y originadas por el efecto del fuego desde épocas remotas.<br />

En muchas zonas se han producido ampliaciones de la<br />

sabana (a expensas del bosque subhúmedo-seco chiquitano)<br />

para la cría empresarial de ganado, en tanto que en<br />

otras zonas, cerca de San Julián, se han habilitado superficies<br />

para siembra de soya, proceso que está en expansión.<br />

Las mayores amenazas se derivan de la intensificación del<br />

efecto de las quemas bajo influencia del cambio climático<br />

(mayor sequedad y sequías prolongadas), además de la<br />

proliferación de iniciativas de cultivo de arroz y soya a escala<br />

industrial.<br />

La región comprende el extenso sistema de sabanas guarayo-chiquitanas<br />

discontínuas de las zonas misioneras de Santa Cruz: San Javier, San Ramón,<br />

Concepción, San Rafael, San Ignacio de Velasco, además de las sabanas<br />

de la meseta de Capparucci en el PN Noel Kempff Mercado. Forma un<br />

mosaico fragmentado con el bosque subhúmedo chiquitano. Son ecosistemas<br />

sabaneros arbolados y con bosquetes densos a manera de parches,<br />

bajo la directa influencia del Escudo precámbrico y las Serranías chiquitanas,<br />

por tanto de suelos variables desde calcáreos a ácidos con materiales<br />

del Escudo aflorando directamente. La topografía en extensas zonas es<br />

profusamente colinada a ondulada, por lo tanto con buen drenaje y sin<br />

inundación o anegación estacional, lo cual cambia hacia la región de los<br />

bajíos de San Matías (pantanal) donde existen llanuras de topografía plana.<br />

Hacia las zonas más norteñas como Concepción o San Javier existen<br />

enormes manchones de la palma Attalea speciosa (cusi), especie que es<br />

usada tradicionalmente por las etnias de la región. La composición de la<br />

flora y fauna es típicamente representativa del Cerrado. En la actualidad<br />

y en relación al contexto sudamericano, las zonas de Cerrado en Bolivia<br />

constituyen relictos ecológicos únicos debido a que en amplias zonas del<br />

Brasil han sido devastados o muy degradados para el cultivo de la soya y<br />

la cría intensiva de ganado.<br />

Sabanas xeromorfas y chaparrales del Cerrado-Chaco (tipo Abayoy) (S7)<br />

Los efectos de las quemas estacionales, especialmente<br />

hacia la parte norte (San José, Roboré) derivan en fuegos<br />

devastadores. Las mayores amenazas se derivan de los<br />

riesgos de recrudecimiento de sequías y el calentamiento<br />

global, que hacen a esta ecoregión altamente susceptible<br />

a las quemas y cambios de vegetación. Una parte está representada<br />

al interior del PNANMI Kaa Iya.<br />

Son los ecosistemas “sabaneros” de la transición entre el Gran Chaco y<br />

Cerrado Chiquitano, de fisonomía en mosaico de herbáceas, sabanas arboladas,<br />

chaparrales espinosos y bosquetes bajos de fuerte xerofiticidad,<br />

sobre suelos mayormente arenosos. En general es de difícil transitabilidad<br />

y su aprovechamiento es muy restringido en cuanto a la ganadería, es sin<br />

embargo refugio de numerosas especies de vida silvestre únicas como el<br />

pecarí del Chaco (Catagonus wagnerí).<br />

173


174<br />

COMPLEJO SUBANDINO – YUNGAS: Bosques de montaña y submontaña<br />

Ocupan la vertiente oriental de la Cordillera Real entre La Paz y el Codo de Santa Cruz, y hacia el sur, las vertientes<br />

de las cordilleras interiores y macizos montañosos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. Su ubicación topográfica hace<br />

que intercepten las masas de humedad y reciban precipitaciones anuales por encima de 1300 mm, hasta valores<br />

superiores a los 4000 o 5000 mm por año. En general los bosques montanos de la vertiente cordillerana entre La Paz y<br />

Amboró en Santa Cruz, son más húmedos que los de la región sur (formaciones del Tucumano-boliviano), debido al<br />

gradiente más abrupto y el contacto directo al paso masivo de las masas de humedad desde las tierras bajas amazónicas;<br />

mientras que hacia los bosques del sur afluyen masas de aire más cálidas y menos húmedas (provenientes<br />

de la llanura chaqueña). Son de cualquier forma regiones pluviogénicas, es decir formadoras de lluvias orográficas<br />

por choque de humedad contra las montañas y formadoras de ríos, concentrando un gran número de cabeceras<br />

de cuencas. Las condiciones topográficas, con predominio de pendientes inclinadas, sustratos geológicos expuestos<br />

y suelos superficiales se traducen en condiciones de extrema fragilidad ecológica. Mientras que en los Yungas las<br />

altas cadenas montañosas forman amplios y profundos valles perpendiculares al rumbo mayor de la cordillera, en el<br />

Subandino las cadenas de serranías (más bajas) tienen una distribución a manera de franjas mayormente paralelas<br />

al rumbo mayor de las cordilleras entre determinados pisos altitudinales. Las dificultades de acceso por la topografía,<br />

ausencia de vías y clima lluvioso, hacen que se hayan realizado aun pocos estudios e inventarios biológicos; extensas<br />

zonas son prácticamente desconocidas. En términos generales se estima que concentran la mayor parte de la<br />

riqueza biológica del país (más de un 50%) con el mayor número de endemismos de flora y fauna. Estas ecoregiones<br />

de bosques de montaña, dadas las pronunciadas pendientes prevalecientes, pueden ser altamente vulnerables a<br />

episodios de lluvias agigantadas derivadas de El Niño y/o el cambio climático global, dando lugar a ciclos de erosión<br />

y deterioro de cuencas.


Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Bosques subandinos muy húmedos a pluviales La Paz – Beni (z1)<br />

Los impactos a los ecosistemas de elevada sensibilidad de<br />

estas zonas se dieron a partir de exploraciones petroleras<br />

en diversas épocas, también se dan a partir de procesos<br />

de colonización (Alto Beni, Inicua, Quiquibey, Asunta, Asariamas,<br />

zonas interiores del PN Carrasco), aunque no son a<br />

gran escala debido a las limitaciones de topografía y clima.<br />

En muchas regiones se han producido afectaciones<br />

por la explotación forestal irregular o empresarial (interior<br />

del PN Madidi, Pilón Lajas). Las principales amenazas se derivan<br />

de los eventuales procesos de exploración petrolera,<br />

por ejemplo en el norte de La Paz, así como de la construcción<br />

de caminos (como el que cruzaría el PN Madidi) y la<br />

consecuente ampliación de fronteras agropecuarias y explotación<br />

forestal. También los efectos de lluvias extremas<br />

de El Niño-Niña podrían tener efectos drásticos. De hecho,<br />

ya bajo condiciones normales varias regiones presentan en<br />

sus laderas, profusión de corrimientos y derrumbes naturales.<br />

Son bosques de elevada biodiversidad y alto grado de fragilidad ecológica<br />

por las limitaciones de suelos, pendientes y elevada pluviosidad (más<br />

de 2500 mm/año). Se distribuyen a manera de una franja casi contínua de<br />

Serranías subandinas, las cuales se caracterizan por sus cursos paralelos al<br />

rumbo cordillerano, formando estrechos valles y conjuntos de colinas disectadas.<br />

Comprenden un mosaico de bosques diferenciados por su ubicación<br />

topográfica, geología y suelos, orientación a las masas de humedad<br />

y lluvia, y el gradiente altitudinal (400 – 1500 m snm). Existen formaciones<br />

de vegetación abiertas tipo sabana o matorral instaladas en las crestas y<br />

que responden a situaciones de suelos y sustrato geológicos (p.ej. areniscas<br />

cuarzosas muy ácidas), sin embargo la mayoría de los bosques subandinos<br />

son altos, densos y multiestratificados. Destacan además densos palmares<br />

de Mauritia flexuosa localizados en ciertos valles subandinos sobre suelos<br />

mal drenados, además de extensos jatatales de Geonoma deversa en terrenos<br />

bien drenados. Los niveles de endemismo son elevados, debe destacarse<br />

además la gran importancia para la prestación de servicios ambientales<br />

relacionados al control de cuencas. En algunas zonas las partes más<br />

altas de las sierras corresponden a bosques nublados de ceja.<br />

175


176<br />

Bosques subandino pluvioso en nacientes de los ríos Colorado y Madidi (z2)<br />

Se han denunciado impactos por explotación de maderas<br />

preciosas desde la zona del Tuichi, pero principalmente<br />

desde el Perú (zona Lanza). Las principales amenazas<br />

se derivarían de un incremento de la explotación forestal,<br />

la eventual exploración petrolera o un incremento de los<br />

procesos de colonización en zonas de elevada fragilidad y<br />

con escasa vocación agrícola.<br />

Se ubica en un núcleo hiperlluvioso de las Serranías subandinas del oeste<br />

del PN Madidi que se extiende desde el Perú, las precipitaciones podrían<br />

superar los 4000 mm anuales. La zona es de muy difícil accesibilidad por la<br />

lejanía y su topografía quebrada. Se suponen niveles extraordinariamente<br />

elevados de biodiversidad, empero no se conoce sobre la realización de<br />

inventarios biológicos en esta zona. Es posible que la zona sea parte del<br />

territorio de grupos incontactados o en aislamiento voluntario de indígenas<br />

Toromonas.<br />

franja hiperlluviosa de bosques subandinos del Chapare y cordillera de Mosetenes (Z3)<br />

Los impactos más severos se desprenden de ocasionales<br />

actividades agrícolas en función a la escasa aptitud de<br />

los suelos (p.ej. siembra de locoto y coca). Los riesgos más<br />

importantes provienen de la eventual construcción de caminos<br />

(p. ej. Sehuencas – Ivirgarzama: PN Carrasco), el aumento<br />

de la colonización de tierras frágiles dentro de un<br />

área protegida y la expansión incontrolada de fronteras<br />

agrícolas y explotación forestal. El incremento de los niveles<br />

de pluviosidad por efecto de una mayor recurrencia de<br />

episodios de El Niño, podría ocasionar efectos severos en<br />

estos frágiles ecosistemas y sus cuencas.<br />

Comprendería la región más lluviosa del país (posiblemente con más de<br />

6000 mm anuales), ocupando las serranías altas próximas a la llanura del<br />

Chapare, con una importante superficie al interior del PN Carrasco y otra<br />

similar en la Serranía de Mosetenes en la parte alta del TIPNIS (Isiboro Securé).<br />

Son regiones con escasa activad humana y prácticamente sin asentamientos<br />

permanentes. En general son zonas de alta sensibilidad ecológica.<br />

Los bosques altos y densos de elevada riqueza biológica cumplen también<br />

importantes servicios ambientales de protección de cuencas y control de<br />

caudales, siendo ésta su principal aptitud.<br />

Bosques subandinos muy húmedos a pluviosos de Santa Cruz (z4)<br />

Los impactos más críticos se relacionan con actividades<br />

ilegales de explotación forestal apenas controladas por el<br />

personal del AP Amboró y la Superintendencia forestal. Hay<br />

ocupaciones de tierras en el extremo este (La Guardia - El<br />

Torno -Espejos). Las mayores amenazas se relacionan con<br />

invasiones de tierras en el área protegida desde las zonas<br />

de expansión urbano-rural (carretera Santa Cruz-El Torno)<br />

y el aumento de la explotación forestal. Además existe el<br />

riesgo de reactivar intentos de exploración petrolera.<br />

Muy similares a Z1, se ubican enteramente al interior del PN Amboró y sin<br />

ninguna forma de ocupación humana permanente. Son bosques altos y<br />

de elevada riqueza biológica, existe influencia de los Yungas tucumano<br />

bolivianos situados más al Sur (Valle Grande - Masicuri) cuyas serranías forman<br />

una continuidad con las sierras subandinas del Amboró.


Bosques húmedos a muy húmedos de Yungas Norte. La Paz y parte de Cochabamba<br />

(Santa Elena, Cocapata) (Y1)<br />

En esta ecoregión han existido ocupaciones humanas muy<br />

antiguas (precolombinas-coloniales) como ser en las zonas<br />

de Apolobamba, Apolo, Zongo, Coroico, Chulumani<br />

o Inquisivi. Otras zonas fueron ocupadas en tiempos más<br />

recientes como Caranavi o la Asunta. La zona de Yungas<br />

de mayor degradación ecológica se sitúa en la región de<br />

Apolo, donde el ecosistema original de bosque húmedosubhúmedo<br />

de Yungas fue talado para fines agropecuarios<br />

intensivos y finalmente reemplazado por sabanas antrópicas;<br />

esto desde épocas coloniales pero principalmente<br />

durante los auges de la quina y la goma. Otras zonas<br />

degradadas de los Yungas de La Paz, presentan corredores<br />

de ecosistemas deteriorados a lo largo de los tramos carreteros<br />

La Paz-Caranavi o La Paz- Asunta. Extensas zonas<br />

presentan vegetación sabanoide con fases de sucesión interrumpida<br />

por el deterioro de los suelos. En torno a Coroico<br />

y Caranavi importantes superficies de bosques han sido<br />

reemplazadas por cafetales, mientras que en Sud Yungas<br />

predominan los cultivos de coca de modalidades tradicionales<br />

y no tradicionales. Un remanente natural extenso, en<br />

fase de aislamiento, se encuentra entre las zonas de Coroico-Asunta-Caranavi.<br />

Especialmente las zonas bajas de<br />

valles y laderas medias han sido fuertemente intervenidas.<br />

Los Yungas inferiores cálidos (por debajo de 1000 m snm)<br />

soportaron presiones de explotación forestal no regulada<br />

en muchas zonas accesibles. Las principales amenazas se<br />

relacionan con la construcción desordenada de caminos y<br />

posterior expansión de fronteras agropecuarias. La rápida<br />

expansión de cultivos de coca vía zanjeo simple (sin usar<br />

el sistema de wachu tradicional) es un elevado riesgo. Son<br />

ecosistemas vulnerables al efecto del fuego en la época<br />

seca y en especial durante años de sequías pronunciadas.<br />

El intervalo altitudinal está entre los 2400 y 700 m snm, hacia el límite inferior<br />

forma ecotonos difusos y no claramente diferenciables con los bosques<br />

subandinos. Se distribuye principalmente en laderas medias y bajas, y en el<br />

piso de valle de los macizos montañosos y serranías, en tanto que las crestas<br />

están ocupadas por los bosques nublados o de ceja con los cuales contacta<br />

en su límite superior. Un 60% de los bosques de Yungas se ubican en<br />

topografías muy inclinadas. Conforman un mosaico de formaciones boscosas<br />

cuya distribución responde a ubicaciones topográficas, orientación de<br />

laderas (las de orientación noroeste son en general más secas), gradiente<br />

altitudinal y exposición a las masas de humedad. Los niveles de precipitación<br />

se sitúan normalmente entre los 1400 y 2000 mm/año, aunque existen<br />

zonas pluviosas que pueden sobrepasar los 3000 mm/año. Algunos valles<br />

profundos tienen un carácter subhúmedo por micro-efecto de sombra de<br />

lluvia (sin embargo sin llegar a ser bosques secos) y presencia de Schinopsis<br />

y Anadenanthera. Son bosques densos de mediana altura en general con<br />

niveles moderados de epifitismo, cuya composición varía a lo largo del gradiente<br />

altitudinal, concentrando un mayor número de especies de zonas<br />

cálidas amazónicas hacia el límite inferior (Swietenia, Terminalia, Guarea)<br />

en tanto que hacia las parte altas predominan especies que podrían ser tipificadas<br />

como “yungueñas” (Meliosma, Weinmannia, Brunellia, Saurauia).<br />

Hacia el límite superior destacan helechos arbóreos y algunas palmas<br />

como Ceroxylon, en tanto que hacia los Yungas bajos predominan palmas<br />

como Dictyocaryum, Oenocarpus e Iriartea. Los niveles de biodiversidad<br />

son elevados al igual que el grado de endemismo y el número de especies<br />

de ámbito geográfico restringido y fragmentado. Son bosques con aptitud<br />

predominante a la protección de cuencas y conservación-manejo de<br />

biodiversidad, no así para fines agropecuarios, especialmente en zonas de<br />

laderas. Existen zonas muy bien conservadas en sectores del PN Madidi, en<br />

la provincia Larecaja, PN Cotapata, Quime y en especial en la cordillera de<br />

Cocapata en Cochabamba.<br />

177


178<br />

Bosques pluviales de Yungas de Cochabamba (Pojo, Totora) (Y2)<br />

Ocupaciones muy antiguas relacionadas<br />

al cultivo de coca en la colonia se dieron<br />

al interior del PN Carrasco (Arepucho, Icuna,<br />

Pata yungas), donde existen bosques<br />

secundarios antiguos en proceso de recuperación.<br />

Ocupaciones más recientes también<br />

se dieron. Las amenazas más críticas se<br />

relacionan con la construcción de caminos<br />

y el incremento de la colonización y de los<br />

cultivos de coca.<br />

Se ubican casi enteramente el interior del PN Carrasco, caracterizándose<br />

por su regimen de elevada pluviosidad, bajo<br />

influencia de la región hiperlluviosa del Chapare. Sus particularidades<br />

florísticas han hecho que se las definida como<br />

una región de Yungas especial (Yungas de Vandiola, Pojo y<br />

Totora), pero con mayores afinidades con los Yungas de La<br />

Paz que con los Yungas adyacentes de Amboró. Los aspectos<br />

de distribución, estructura, fisonomía, fragilidad y riqueza<br />

biológica son muy similares a los descritos para Y1. Amplias<br />

zonas se encuentran bien conservadas.<br />

Bosques húmedos a muy húmedos de Yungas de Santa Cruz (Amboró) (Y3)<br />

Algunos impactos de ocupación de tierras<br />

se produjeron en décadas y años pasados<br />

en reducidos sectores próximos a la zona<br />

de Karahuasi en el oeste y Samaipata y<br />

Mairana en el este (colonización y desbroces<br />

por pobladores de zonas andinas, por<br />

ejemplo para cultivo de locoto), afectando<br />

algunas cabeceras de cuenca. En general,<br />

salvo las zonas aisladas intervenidas, tiene<br />

un excelente estado de conservación, aunque<br />

enfrenta amenazas de avance de colonización<br />

y expansión de fronteras agropecuarias.<br />

Ubicados al este del río Ichilo al interior del PN Amboró, las<br />

características estructurales, fisonómicas y de fragilidad de<br />

sus bosques son similares a Y1. En cuanto a su composición<br />

florística, está fuertemente influenciada por la proximidad<br />

de los bosques del yungas tucumano-boliviano con el cual<br />

forman complejas transiciones. Son bosques productores de<br />

agua y prestan servicios ambientales a las zonas de los valles<br />

secos cruceños adyacentes.


Bosques nublados pluviosos (cejas de monte) de la Cordillera Real (N1)<br />

Los niveles de ocupación humana son muy bajos debido<br />

a las limitaciones impuestas por el clima y la topografía,<br />

salvo hacia el límite inferior que contacta con los bosques<br />

de Yungas. En determinadas regiones los impactos más<br />

importantes se refieren a la explotación de oro y quemas<br />

recurrentes que se extienden en años más secos a partir<br />

del piso superior del páramo yungueño hasta el bosque<br />

nublado. En algunas zonas se realizaron en épocas pasadas<br />

explotaciones comerciales del nogal (Juglans) y del<br />

pino de monte (Podocarpus). Posiblemente los impactos<br />

localizados más serios se han producido por el efecto de la<br />

construcción de caminos de penetración hacia tierras bajas<br />

y que cruzan los bosques nublados, generando efectos<br />

de desestabilización tectónica, procesos de remoción en<br />

masa y afectación de cabeceras de cuencas. Las amenazas<br />

ambientales más críticas provienen así de la construcción<br />

desordenada de caminos y el avance de ocupaciones<br />

y de fronteras agropecuarias en el límite inferior desde<br />

los bosques de Yungas. Los fenómenos relativos al cambio<br />

climático global podrían ejercer drásticos efectos ya sea<br />

por lluvias agigantadas o por períodos secos que induzcan<br />

cambios ecológicos - hidrológicos y una mayor vulnerabilidad<br />

al efecto de los fuegos estacionales.<br />

Son bosques de altura (2400 a 3400 m snm), fríos y extremadamente húmedos,<br />

que tienen un permanente contacto con la nubosidad que se forma<br />

por el choque de las masas de humedad contra las montañas. Ocupan<br />

una franja relativamente estrecha de crestas, laderas altas y paredes verticales<br />

a lo largo del flanco oriental de la cordillera. También existen zonas<br />

aisladas de bosques nublados en las sierras subandinas, en crestas por encima<br />

de los 1000 m snm y expuestas al choque de las nubes. Los niveles de<br />

precipitación pueden fácilmente exceder los 4000 mm, gran parte de la<br />

pluviosidad cae en forma de lluvias horizontales y garúas. No existen meses<br />

efectivamente secos y son zonas de cabeceras de cuenca por excelencia.<br />

En general son bosques bajos y densos, con troncos y ramajes retorcidos,<br />

característicamente recubiertos de epífitas inferiores (criptógamas:<br />

musgos, líquenes y selaginelas) y superiores. El límite superior en contacto<br />

con el páramo, posee bosquecillos enanos (“elfin forest”) achaparrados y<br />

parcialmente abiertos. Son auténticas esponjas que absorben la humedad<br />

en los suelos orgánicos y ramajes, cumpliendo un servicio ambiental fundamental<br />

en la protección de cuencas y control de caudales. Los niveles de<br />

biodiversidad no son altos, aunque tienden a incrementarse hacia el límite<br />

inferior, sin embargo los niveles de endemismo son muy altos. Es el hogar<br />

preferente del oso de anteojos o jucumari, especie amenazada emblemática<br />

del Neotrópico.<br />

179


180<br />

Bosques nublados pluviosos (cejas de monte) del sistema tucumano boliviano (N2)<br />

Los mayores impactos se derivan de los avances de fronteras<br />

pecuarias, ya sea desde las punas altas de montaña<br />

o desde los valles secos que circundan a estos ecosistemas.<br />

Son altamente susceptibles a quemas extendidas en<br />

la época seca. También los efectos del silvopastoralismo<br />

permanente o transhumante (“herbajeros”) han generado<br />

importantes afectaciones a la estructura de los suelos y vegetación<br />

de estas formaciones ecológicas de alta fragilidad.<br />

Formaciones afines a N1, aunque con una carácter más estacional (1 a<br />

3 meses efectivamente secos). Estos bosques pluvio-nebulares ubicados<br />

entre los 3400 y 2700 m snm, presentan una composición florística algo diferente<br />

a N1, en cuanto a especies del mismo género. A diferencia de los<br />

bosques nublados del norte que se disponen en una franja mayormente<br />

continua, los bosques nublados del yungas tucumano boliviano se distribuyen<br />

a manera de manchones aislados en determinadas zonas altas de los<br />

macizos montañosos. Son bosques protectores de cabeceras de cuenca<br />

por excelencia.<br />

Bosques del Yungas alto tucumano boliviano (Y4)<br />

Estos bosques han sido fuertemente impactados a lo largo<br />

de varios siglos de ocupación de las tierras vallunas del sur<br />

del país. La expansión de las fronteras agrícola y ganadera<br />

habría reducido su cobertura hasta en un 40% sólo en los<br />

últimos 100 años. Otros impactos provienen de procesos de<br />

extracción de maderas (nogal y pino de monte principalmente).<br />

Un tipo de impacto sustancial y que se remonta a<br />

siglos de antigüedad es el del silvopastoralismo de vacunos<br />

realizado por los ganaderos locales o los denominados<br />

“herbajeros” o propietarios de ganado que ingresan sus<br />

hatos desde otras zonas. La presión de este tipo de ganadería<br />

en bosques tiene efectos sobre los suelos en las fases<br />

de regeneración natural y sin duda en la composición de<br />

la vegetación. Las amenazas más críticas se derivan de la<br />

construcción de nuevos caminos, la expansión de fronteras<br />

agropecuarias, quemas extendidas y la exploración petrolera.<br />

Son bosques densos siempreverdes y de mediana altura, instalados en cimas<br />

y laderas montañosas de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca<br />

y Tarija, entre los 2700 y 1500 m snm, con niveles de precipitación que<br />

oscilan entre los 1000 y 1500 mm de lluvia anual. Existen varias zonas que<br />

son transiciones a los valles secos, donde estos bosques tienden a ser semideciduos<br />

(subhúmedos). Han sido clasificados como bosques de nogal<br />

(Juglans), pino de monte (Podocarpus) y aliso (Alnus acuminata), además<br />

de Polylepis spp. Ocupan zonas discontinuas con frecuentes transiciones<br />

al bosque bajo tucumano-boliviano, bosques secos y punas. En la zona de<br />

Presto (ANMI El Palmar) en Chuquisaca, existe una zona relictual de este<br />

tipo de bosques en transición a valles secos, donde prosperan los rodales<br />

de la palmera endémica del país llamada janchicoco (Parajubaea torallyi).<br />

También en el departamento de Potosí existe una única zona con esta<br />

formación en la cuenca del río Caine (Llama Chaqui-Jucumarini) que ha<br />

sido propuesta como área protegida. En general, los niveles de riqueza de<br />

biodiversidad no son altos, sin embargo existen numerosos endemismos de<br />

flora y fauna. Estos bosques cumplen importantes servicios ambientales en<br />

términos de provisión de agua hacia las regiones secas del entorno.


Bosques de Yungas bajo tucumano boliviano (Y5)<br />

La región sur de Bolivia tuvo un ritmo de ocupación más<br />

intensiva desde siglos pasados, a diferencia de las vertientes<br />

húmedas del norte, debido a las menores restricciones<br />

topográficas y en general climas más suaves. Esto implicó<br />

largos procesos de habilitación de tierras para fines agropecuarios<br />

a través de diversos períodos históricos. En épocas<br />

más recientes se incrementó la explotación forestal<br />

aprovechando la presencia de maderas valiosas como el<br />

cedro, laureles, tajibos, etc. Al igual que otras formaciones<br />

de bosques de esta región, el silvopastoralismo ejerce presiones<br />

importantes sobre suelos y vegetación. También la<br />

explotación petrolera ha ejercido serios impactos en determinadas<br />

zonas de Chuquisaca (Iñao, Monteagudo) y Tarija<br />

(Aguaragüe). Las mayores amenazas se derivan de la<br />

apertura de nuevos caminos y expansión de fronteras agropecuarias;<br />

también hay riesgos de exploración y eventual<br />

explotación petrolera, así como el cruce de ductos.<br />

Estos bosques se instalan en los faldíos montañosos bajos de los departamentos<br />

de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. El intervalo altitudinal está entre<br />

los 1500 y los 600 m snm, donde contacta con las ecoregiones de bosques<br />

secos del Chaco serrano donde es semideciduo y tiene un régimen subhúmedo.<br />

Son bosques típicos de Lauraceas o laureles (Ocotea, Nectandra,<br />

Phoebe, Persea) y de Myrtaceas (Eugenia, Blepharocalyx, Myrcianthes),<br />

destacando además el cedro (Cedrela lilloi, Meliaceae), Mimosacea (Parapiptadenia),<br />

Bignoniacea (Tabebuia, tajibos). Si bien los niveles de biodiversidad<br />

no son muy altos, existen importantes niveles de especialización<br />

y de endemismos. Muestras bien conservadas se encuentran en las zonas<br />

de: Masicuri, Iñao (área protegida), El Palmar de los Montes Chapeados y<br />

Tariquía (área protegida). En general son ecosistemas altamente amenazados<br />

por diversos tensores. Al ser estacionales, son altamente susceptibles<br />

al efecto de los fuegos durante la época seca. Son bosques de enorme importancia<br />

en la prestación de servicios ambientales de provisión de agua<br />

hacia las regiones circundantes (mayormente secas).<br />

181


182<br />

COMPLEJO <strong>DE</strong> BOSQUES SECOS CHIQUITANO-CHAQUEÑOS<br />

Constituyen un conjunto de ecosistemas de extraordinaria importancia biológica por sus particularidades florísticas y<br />

faunísticas, y la riqueza de sus recursos. Ocupan una importante superficie de tierras en el país, concentrándose principalmente<br />

hacia la región sur y sureste del país. La ocurrencia de bosques secos se relaciona en la llanura y Chiquitanía con<br />

el efecto de influencia del gran centro de alta presión (cálido y seco) del Chaco sudamericano y en las zonas de montañas<br />

con efectos de “sombra de lluvia” por efectos topográficos (efecto “valle seco”). Se distribuyen formando extensas<br />

masas boscosas contínuas (Chaco, Chiquitanía) o a manera de parches en bolsones aislados (Asariamas) o quebradas<br />

secas (Boopi-Plazuela), o de manchas relictuales al interior de los valles secos. El gradiente altitudinal varía desde los 2500<br />

m snm (zonas montañosas al interior de los Andes) hasta 200 m snm en las planicies del Chaco basal, en tanto que las<br />

precipitaciones son inferiores a 1000 mm anuales, con valores extremos por debajo de 500 mm. A esto se suman las altas<br />

tasas de evapotranspiración, generando ecoregiones de condiciones cálidas y secas, a las cuales responden las características<br />

de alta xerofiticidad y carácter deciduo de las formaciones de vegetación. Las fisonomías de los bosques secos<br />

varían desde bosques relativamente altos y de grandes copas (Chiquitanía) hasta bosques bajos ralos y matorrales densos<br />

con cactáceas (Chaco). La composición florística y de la fauna se relaciona con las provincias del Cerrado y Chaco,<br />

lo cual se manifiesta inclusive en los bosques secos interiores cordilleranos y ha servido para formular la hipótesis de relictos<br />

biogeográficos. En general son bosques extremadamente vulnerables al efecto del fuego y variaciones climáticas drásticas,<br />

de maderas muy duras o pesadas y con alta concentración de taninos. Los bosques secos presentan un elevado<br />

nivel de riesgo y vulnerabilidad ante los efectos del calentamiento global (mayor sequedad) y un recrudecimiento de las<br />

quemas estacionales.


Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Bosques secos Chiquitanos en planicies y sistemas de serranías (D1)<br />

Es una región en la que probablemente se desarrolló una<br />

actividad humana muy antigua, cuyos vestigios se observarían<br />

actualmente en algunas formaciones peculiares de<br />

vegetación (bosques de lianas y tacuarales). También el<br />

efecto del fuego a lo largo de siglos tuvo efectos considerables<br />

expandiendo las sabanas del Cerrado a expensas<br />

de los bosques, haciendo que el mosaico vegetacional se<br />

torne más complejo por la ocurrencia de diversos tipos de<br />

fases sucesionales. En épocas más recientes la expansión<br />

de actividades ganaderas, la minería de oro y piedras semi-preciosas,<br />

los procesos de colonización y la explotación<br />

forestal han generado drásticos efectos en diversas zonas.<br />

También la construcción del gasoducto a Cuiaba generó<br />

impactos locales considerables. Una de las mayores amenazas<br />

es la conversión de tierras forestales (incluso en concesiones)<br />

a campos de ganadería. Se debe considerar<br />

como fuertes amenazas, el incremento de las actividades<br />

mineras, el avance de la colonización y el incremento de<br />

la explotación forestal desordenada, pero en especial el<br />

avance de la agricultura intensiva a escala industrial de la<br />

soya desde el oeste. Es una de las ecoregiones en mayor<br />

grado de riesgo por las infraestructuras viales del IIRSA.<br />

Ocupan la región sureste del departamento de Santa Cruz, desde el paralelo<br />

15 hacia el sur, formando masas boscosas que alternan en forma de<br />

mosaico con las sabanas del Cerrado (S6). Diversos tipos de bosques secos<br />

y subhúmedos (semideciduos) se distribuyen en las planicies onduladas y<br />

sistemas de serranías del Escudo precámbrico chiquitano, sobre diversos<br />

tipos de suelos, desde calcáreos hasta ferrasols ácidos. Los bosques secos<br />

chiquitanos son relativamente altos y de grandes doseles, con predominancia<br />

de los géneros Astronium (cuchi), Amburana (roble), Aspidosperma,<br />

Anadenanthera, Acacia, Tabebuia (tajibos), Machaerium (morados). Esto<br />

implica un elevado potencial de maderas de alto valor comercial. Extensas<br />

zonas están cubiertas por bosques de lianas (disclimax antrópicos antiguos)<br />

y grandes manchones de tacuara o bambú (Guadua paniculata).<br />

En determinadas zonas colinadas el bosque semideciduo es reemplazado<br />

por chaparrales medianos xeromorfos muy densos, los cuales tienden a sabanizarse<br />

por acción de las reiterativas e intensas quemas estacionales. El<br />

valor biológico de estos bosques es extraordinario por su carácter único en<br />

el Neotrópico y la enorme diversidad de recursos que abarcan. Amplias<br />

zonas se encuentran aún en buen estado de conservación, como es el<br />

caso del Valle de Tucavaca y Serranías de Santiago (actual Reserva departamental).<br />

La vocación de esta región es esencialmente forestal, con<br />

muchas limitaciones para la agricultura y ganadería, en especial si son intensivas.<br />

Los pueblos indígenas Chiquitano, Guarayo y Ayoreode han desarrollado<br />

importantes conocimientos y prácticas tradicionales del uso de<br />

la tierra y los recursos. Los bosques chiquitanos comprenden ecosistemas<br />

fuertemente amenazados.<br />

183


184<br />

Bosques secos de la gran llanura del Chaco Basal (D2)<br />

La zona tiene escasa ocupación humana debido a las limitaciones<br />

climáticas y la escasez de agua, a pesar de ello<br />

existen algunos establecimientos ganaderos dispersos que<br />

ejercen impactos localizados. El efecto de la ganadería es<br />

drástico en torno a las zonas de aguadas o pozas donde<br />

se concentra. También existen impactos de la explotación<br />

forestal irregular de maderas duras (quebracho) especialmente<br />

hacia la zona norte (San José, Roboré). A esto se<br />

debe sumar el impacto de la construcción del gasoducto<br />

a Puerto Suarez, que atraviesa la región norte del PNANMI<br />

Kaa Iya. Otros impactos se derivan de quemas extendidas<br />

y caza furtiva, principalmente desde el Paraguay. Las amenazas<br />

más críticas provienen de la expansión de la agricultura<br />

a escala industrial (soyeros y menonitas) desde el oeste<br />

y que en algunos casos se encuentran tocando los límites<br />

del PNANMI Kaa Iya. Una enorme amenaza provendría de<br />

las intenciones de explotación del “acuífero fósil guaraní”<br />

a partir del cual se podrían incrementar los procesos de<br />

agricultura intensiva a gran escala. La ocurrencia de sequías<br />

prolongadas como efecto del cambio climático o la<br />

recurrencia de efectos Niño-Niña pueden generar a largo<br />

plazo cambios significativos en los ecosistemas.<br />

Se ubican en la enorme expansión de la llanura chaqueña en los departamentos<br />

de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, abarcando un mosaico extraordinariamente<br />

complejo y diversificado de ecosistemas que se distribuyen<br />

de acuerdo a los tipos de suelos y los aportes de humedad. Los tipos<br />

de vegetación incluyen bosques bajos densos, ricos en géneros típicos de<br />

regiones secas (Prosopis, Acacia, Chorisia, Bulnesia, Schinopsis, Aspidosperma),<br />

matorrales densos (Ruprechtia) y cactáceas, palmares de Copernicia<br />

alba, palmares de sao (Tithrinax) estacionalmente inundados y bosques riparios<br />

a lo largo de cursos de agua. Muchas de estas formaciones constituyen<br />

matorrales altos xeromorfos espinosos más que bosques propiamente.<br />

Algunas de estas formaciones prosperan en extensos arenales, gran parte<br />

de la vegetación es freatófila, es decir que prospera aprovechando agua<br />

subterránea. En algunas zonas del suroeste destaca la presencia del caraparí,<br />

una cactácea columnar gigante (Neocardenasia herzogiana). Una<br />

extensa superficie (mas de tres millones de hectáreas) se encuentra bajo<br />

protección en la parte cruceña del PNANMI Kaa Iya. Las etnias Guaraní,<br />

Ayoreode y Weenayek, han desarrollado prácticas tradicionales de bajo<br />

impacto ambiental y acordes con las limitaciones de estos ecosistemas. Es<br />

de enorme importancia como reservorio de vida silvestre y especies únicas<br />

como el pecarí del Chaco (Catagonus wagneri).


Bosques riparios de grandes ríos en la gran llanura de Chaco basal (DR)<br />

Los impactos más relevantes se han producido por efecto<br />

de afluencia de la ganadería a los cursos de agua, afectando<br />

además los suelos y las fases de regeneración natural<br />

de los bosques. En las zonas del Pilcomayo y Río Grande<br />

se han producido efectos devastativos por avance de la<br />

frontera agrícola para cultivos comerciales. También para<br />

estos fines productivos se han realizado captaciones y desvíos<br />

de ríos para favorecer acciones de riego. Las amenazas<br />

más importantes provienen del incremento de las acciones<br />

de captación y desvíos de agua para la agricultura<br />

intensiva y el incremento de la ganadería.<br />

Son bosques restringidos a los cursos de ríos como Parapetí, Pilcomayo, Río<br />

Grande o cañadas interiores como arroyo Avaroa, en medio de la gran<br />

llanura del Chaco basal y sus transiciones. Son bosques medianos, densos<br />

y mayormente semideciduos, con especies propias de hábitats más húmedos,<br />

como Acacia, Geoffroea, Coccoloba, Ruellia. En el río Parapetí están<br />

relacionados con los bosques inundados estacionalmente de los bañados<br />

del Isosó. Las zonas de inundación estacional presentan un bosque de bajo<br />

a mediano, con géneros como Banara, Crataeva, Bergeronia. Dada la limitada<br />

disponibilidad de agua de la macro región donde se desarrollan,<br />

tienen una cobertura relativamente reducida, son sin embargo de enorme<br />

importancia para la vida silvestre porque actúan como zonas de recursos<br />

clave (“keystone zones”). Por otra parte son bosques eminentemente protectores<br />

de cuencas.<br />

Bosques secos a semideciduos del Chaco-Pantanal (Otuquis) (D3)<br />

Esta región - en Bolivia - tiene muy poca actividad humana<br />

por las dificultades de ingreso y las fuertes inundaciones estacionales.<br />

Existe cacería furtiva desde Puerto Suarez, Brasil<br />

y Paraguay, y se saca madera en el extremo norte (hacia<br />

Puerto Suarez). Las amenazas más importantes se ciernen<br />

desde la frontera del Paraguay donde amplios cultivos de<br />

soya se encuentran a escasa distancia de la línea fronteriza.<br />

También el establecimiento de actividades portuarias e<br />

industriales en la zona de Otuquis-río Paraguay, incluyendo<br />

la expansión del cultivo de la soya, podrían tener efectos<br />

devastadores sobre estos ecosistemas, incluyendo la expansión<br />

del cultivo de la soya y la ganadería.<br />

Gran parte de esta región está sujeta a fuertes inundaciones estacionales,<br />

se instala básicamente sobre un amplio abanico de inundación del curso<br />

inferior del río Tucavaca que desemboca en el extremo de Otuquis (triángulo<br />

Man Césped). Los bosques se instalan a lo largo de la intrincada red<br />

anastomosada de cauces dispersos a manera de bosques riparios bajos y<br />

densos, circundados por matorrales densos, pastizales, palmares de Copernicia<br />

y bajíos inundados. Estos ecosistemas de muy difícil acceso han sido<br />

escasamente estudiados, de cualquier forma se presupone una elevada<br />

importancia para fines de conservación de la vida silvestre. Se encuentran<br />

al interior del PNANMI Otuquis.<br />

185


186<br />

Bosques secos de Asariamas (“Cerrado de Yungas”) (D4)<br />

Algunos sectores de esta región de bosques secos<br />

fueron impactados hace más de un siglo por el<br />

establecimiento de algunas estancias ganaderas<br />

y cañeras, esto durante los auges de la quina y la<br />

goma (proceso extendido desde la zona de Apolo).<br />

En la actualidad los impactos en el bosque<br />

seco por quemas, silvopastoralismo o saca de<br />

madera son reducidos, sin embargo los impactos<br />

más críticos se concentran en el bosque de galería<br />

donde existe una ocupación desordenada de<br />

tierras y expansión de la frontera agropecuaria<br />

en un ecosistema de elevada relevancia. Esto a<br />

pesar de la lejanía, el nada fácil acceso y el hecho<br />

de estar al interior de un área protegida. La<br />

eventual construcción del camino a Ixiamas (que<br />

ya ha llegado precariamente hasta Asariamas)<br />

incrementa el grado de amenaza que se cierne<br />

sobre el bosque ribereño, cuya ocupación podría<br />

intensificarse dadas las políticas de expansión<br />

de la colonización y el rechazo que existe en la<br />

región a la figura del área protegida. El bosque<br />

seco es muy vulnerable al efecto de las quemas,<br />

lo cual podría recrudecer bajo los efectos del<br />

cambio climático.<br />

Es una auténtica rareza enclavada en los Andes, constituye un<br />

amplio manchón de bosques secos en la cuenca alta del río Tuichi,<br />

en la zona de Asariamas - San Juan, ocupando un sistema<br />

de serranías bajas, colinas y mesetas entre los 1800 y 900 m snm.<br />

Su ocurrencia responde a una gran “sombra de lluvia” ejercida<br />

por los muros de serranías pluviosas subandinas que le circundan.<br />

Está esencialmente rodeada de bosques húmedos y pluviales de<br />

Yungas y el Subandino. El bosque seco de Asariamas ha sido definido<br />

como un típico “Cerrado de Yungas” principalmente por su<br />

composición florística de extraordinaria afinidad con el bosque<br />

chiquitano del este de Santa Cruz. Es un bosque medio característicamente<br />

deciduo y de sotobosque denso, con presencia de<br />

cactáceas. Las especies más representativas son Anadenanthera<br />

colubrina (villca o curupaú), Schinopsis brasiliensis (kolo, una especie<br />

de quebracho o soto), además de géneros como Astronium,<br />

Aspidosperma, Ceiba y Piptadenia. El nivel de endemismo parece<br />

ser importante. El bosque seco rodea a un bosque de galería<br />

o ribereño siempreverde que acompaña el curso del río Tuichi<br />

con especies típicas de bosques húmedos (Astrocaryum, Attalea,<br />

Guarea, Terminalia, Trichilia). Este bosque tiene una enorme importancia<br />

regional para la vida silvestre pues actúa como un centro<br />

de recursos claves (“keystone resources zone”) y es además un<br />

corredor natural para el paso de la fauna desde las tierras bajas.<br />

Se encuentra por entero al interior del PNANMI Madidi y a pesar<br />

de su buen estado de conservación general, se encuentra fuertemente<br />

amenazado, en especial el bosque ribereño central.


Bosques secos de Plazuela-Boopi, Cotacajes (“Cerrado de Yungas”) (D5)<br />

Los impactos más considerables se dieron hacia<br />

las transiciones con los bosques de Yungas donde<br />

las condiciones climáticas no son tan secas, esto<br />

es hacia Irupana y Asunta. En estas zonas de ecotono,<br />

las formaciones naturales prácticamente<br />

han sido sustituidas por huertas, pastizales y barbechos.<br />

Los impactos en el bosque seco propiamente,<br />

se concentran actualmente en la extracción<br />

de maderas duras como Schinopsis o Anadenanthera<br />

para elaboración de carbón, además de<br />

quemas aisladas. A lo largo de las riberas existen<br />

asentamientos y comunidades aisladas (p.ej. La<br />

Plazuela, Cieneguillas, Miguillas) que desarrollan<br />

sistemas de producción mayormente precaristas.<br />

Las mayores amenazas pueden provenir de<br />

la construcción de caminos y el incremento de<br />

la tala de maderas duras y la fabricación de carbón.<br />

De similares características estructurales y de composición que el<br />

bosque seco de Asariamas, ocupan un valle intramontano estrecho<br />

y con pendientes muy inclinadas a lo largo del río La Paz-<br />

Boopi, situación favorecida por vientos ascendentes cálidos y desecantes,<br />

conocidos como el efecto Troll. Estos corredores o valles<br />

de Bosques secos intramontanos, están rodeados de bosques húmedos<br />

y pluviosos de Yungas y el Subandino, que al mismo tiempo<br />

generan un efecto de sombra de lluvia. Es un bosque bajo y<br />

denso, discontínuo, mayormente a manera de parches en ciertas<br />

laderas y cañadas, con predominancia de Schinopsis brasiliensis<br />

en la cuenca del Boopi y S. haenkeana en el valle de Cotacajes.<br />

Otros géneros son Parapiptadenia, Aspidosperma, Jacaranda.<br />

Los bosques riparios son estrechos y con predominancia de vegetación<br />

pionera. La presencia de estos bosques secos (como el<br />

de Asariamas también) ha servido para conjeturar sobre la presunta<br />

condición de relictos biogeográficos pleistocénicos de floras<br />

y bosques secos expandidos en las vertientes andinas y tierras<br />

bajas en largos períodos de sequedad. Estas hipótesis pudiesen<br />

ser razón suficiente para considerar a estas formaciones como de<br />

altísimo valor científico y para la conservación.<br />

187


188<br />

Bosques secos del Chaco serrano en el subandino y piedemonte Sur (D6)<br />

La región, bordeada por carreteras y líneas férreas<br />

que cruzan la llanura próxima al pie de monte<br />

y que han facilitado el acceso, ha soportado<br />

diversos impactos en diversas etapas históricas.<br />

Los principales han provenido de la explotación<br />

forestal de maderas valiosas, ampliación de fronteras<br />

pecuarias, principalmente silvopastoralismo<br />

(ganadería al interior de bosque), sin descontar<br />

efectos localizados de agricultura precarista. Algunas<br />

de las afectaciones más críticas hacia los<br />

ecosistemas se han derivado de varios años de<br />

exploraciones y explotación petrolera - exentas o<br />

con pocos recaudos ambientales - que han dado<br />

lugar a serios impactos en suelos y vegetación, así<br />

como procesos de contaminación de ríos y arroyos;<br />

esto incluye al PNANMI Aguaragüe. A esta<br />

ecoregión se superponen las zonas denominadas<br />

petroleras tradicionales y se encuentran los<br />

megacampos como Margarita y San Alberto, así<br />

como numerosas perforaciones para exploración<br />

de gas y petróleo. La región es altamente vulnerable<br />

a las quemas y en los últimos cincuenta años<br />

se han producido varios incendios de magnitud.<br />

Las mayores amenazas se relacionan con el incremento<br />

de las exploraciones y la explotación<br />

gas-petróleo, además de los riesgos derivados de<br />

sequías prolongadas y recurrencia de incendios.<br />

Ocupan los últimos contrafuertes de serranías subandinas y pie de<br />

monte de la región sur del país en los departamentos de Santa<br />

Cruz, Tarija y Chuquisaca. Comprende un conjunto de bosques<br />

secos a subhúmedos, ubicados en un gradiente altitudinal entre<br />

los 1000 y 300 m snm, y una pluviosidad que va desde los 1200<br />

a 600 mm anuales. Las pronunciadas pendientes y la naturaleza<br />

geológica frágil de los sustratos (areniscas, lutitas y pizarras) confiere<br />

a la mayor parte de la región una elevada sensibilidad ecológica<br />

ante diversas perturbaciones. En gran parte de su extensión<br />

es una ecoregión de carácter transicional entre los bosques de<br />

Yungas bajo tucumano-boliviano y bosques secos muy afines con<br />

los bosques chiquitanos; algunos estudiosos lo han definido como<br />

bosque “chiquitano preandino”. Hacia la región más seca o chaqueña,<br />

predominan bosques ricos en Schinopsis lorentzii (quebracho<br />

colorado), y una combinación de especies en géneros que<br />

incluyen Astronium, Amburana, Calycophyllum, Phyllosthyllon,<br />

Caesalpina, Tabebuia, Anadenanthera, además de especies netamente<br />

del Chaco (Ruprechtia). Es de especial importancia la<br />

condición ecotonal o de transición que tiene la región, así como<br />

la confluencia de diversos tipos de floras. En el pie de monte del<br />

río Parapetí destaca la presencia de la cactácea gigante caraparí<br />

(Neocardenasia). La Serranía del Aguaragüe se encuentra<br />

al interior del PNANMI del mismo nombre, también la región más<br />

oriental de la Reserva Tariquía corresponde a esta ecoregión.


Bosques secos a manera de parches y relictos en quebradas de Valles secos mesotérmicos (D7)<br />

Perdura la discusión sobre si las amplias superficies de valles<br />

secos con matorrales y montes espinosos abiertos estaban<br />

antes ocupados por este tipo de bosques secos. La presunción<br />

más equilibrada parece apuntar a que sin duda las<br />

manchas de bosques secos eran más amplias y continuas<br />

y que evidentemente se redujeron sustancialmente producto<br />

de la presión antrópica, pero que difícilmente habrían<br />

ocupado todo el espacio de los valles secos, tanto en<br />

función a la limitación de suelos como de condiciones microclimáticas<br />

extremadamente secas (que sólo permiten<br />

que prosperen matorrales y cardonales de cactáceas). De<br />

cualquier forma, entre los tensores que habrían contribuido<br />

a su reducción están las quemas extendidas recurrentes,<br />

corte de madera, fabricación de carbón, extracción<br />

de leña, silvopastoralismo y pastoreo de cabras, tensores<br />

que en mayor o menor grado siguen produciéndose en<br />

la actualidad sin que medien acciones efectivas de control.<br />

Entre las amenazas más importantes se debe destacar<br />

las variaciones climáticas hacia una mayor sequedad y el<br />

avance de las condiciones de desertificación (lo cual aumenta<br />

su vulnerabilidad ante el fuego), esto incrementado<br />

por los efectos del cambio climático. Otros elementos de<br />

riesgo son la construcción desordenada de caminos y el<br />

incremento del comercio de carbón vegetal hacia las ciudades<br />

en crecimiento.<br />

Podrían considerarse relictos de una antigua distribución más amplia que<br />

fuera devastada, o igualmente relictos biogeográficos de un bosque seco<br />

más amplio que se redujo por cambios climático seculares. En realidad el<br />

efecto es el mismo, constituyen manchas en determinadas regiones, en general<br />

alejadas de centros poblados y de difícil acceso, inmersas en medio<br />

de las formaciones de valles secos (mayormente degradadas). En algunos<br />

casos forman transiciones con bosques de Yungas tucumano-boliviano. Se<br />

distribuyen en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. El<br />

manchón más grande y de mayor relevancia para fines de protección se<br />

encuentra en la zona de Mizque-Campero (cuenca del Río grande), otras<br />

zonas importantes se hallan en la zona de Presto (ANMI Palmar de Chuquisaca:<br />

Molani - La Joya), en Tomina, Azurduy, y en la cuenca de Pilaya<br />

en Tarija. En algunos casos son manchones fragmentados. Estos bosques<br />

secos son en general bajos y regularmente densos, característicamente<br />

deciduos, se ubican en un gradiente altitudinal entre los 2400 y 1000 m snm,<br />

recibiendo montos de precipitación pluvial inferiores a los 800 mm anuales.<br />

Entre las especies más comunes figuran Loxopterigium grisebachii, Cardenasiodendron<br />

brachypterum, Tipuana tipu, Schinopsis haenkeana, Aspidosperma<br />

quebracho blanco, Amburana cearensis, Ceiba sp., Jacaranda mimosifolia;<br />

además las cactáceas columnares son comunes. En resumen se<br />

forma un conjunto florístico típico de bosques secos y que indica afinidades<br />

con otros bosques secos analizados. Hacia las zonas periféricas y de contacto<br />

con la vegetación abierta de valles secos, se observa abundancia<br />

de leguminosas espinosas (Prosopis, Acacia). Un elemento destacable es el<br />

elevado grado de endemismo tanto en árboles como en Cactáceas, Bromeliáceas<br />

y en especial aves. Reducidas superficies se encuentran dentro<br />

de áreas protegidas (ANMI Palmar de Chuquisaca) y se considera como<br />

una de las ecoregiones más amenazadas.<br />

189


190<br />

COMPLEJO VALLES SECOS<br />

Los valles secos ocupan regiones montañosas enclavadas a manera de depresiones, en las cordilleras y macizos montañosos<br />

de los Andes. Han sido denominados también valles mesotérmicos, valles templados, valles interandinos, siempre<br />

haciendo referencia a sus temperaturas suaves, nunca extremas y su ubicación fisiográfica. Abarcan conjuntos de<br />

amplios valles aluviales, valles estrechos y quebradas de laderas de pendiente usualmente pronunciada. El gradiente<br />

altitudinal es amplio y varía según las regiones entre 3100 y 1800 m snm, existiendo una franja transicional de cabecera de<br />

valle que colinda con las regiones de Puna (que empiezan a los 3600 m snm), y que en ciertas zonas puede ser definida<br />

y caracterizada propiamente como Prepuna. La ecoregión de valles secos abarca una multitud de ecosistemas seminaturales<br />

y antropizados distribuidos en un mosaico altamente complejo, en medio de los cuales están inmersos los bosques<br />

secos relictuales descritos en el punto anterior. El clima de los valles secos mesotérmicos (templados) está condicionado<br />

por la conjunción de fenómenos de sombra de lluvia, al estar rodeados de montañas altas que interceptan precipitaciones<br />

y masas de humedad, y efectos de corredores de viento seco y cálido (efecto Troll), esto hace que los niveles<br />

de precipitación nunca sean normalmente superiores a los 700 mm anuales. Muchas zonas no alcanzan siquiera los 500<br />

mm de lluvia y tienen fisonomía desértica. En general la época de lluvias es corta (tres meses efectivos) y los regímenes<br />

de lluvia obedecen a patrones de precipitaciones torrenciales en tiempos cortos, situación que genera fuerte erosión y<br />

un elevado arrastre de sedimentos, fenómeno a su vez intensificado por los efectos del cambio climático y la progresiva<br />

mayor desertificación. En términos generales la cobertura vegetal tiende a ser rala y abierta, proporcionalmente es baja<br />

dejando amplias superficies de suelos denudados; esto hace que sea una ecoregión muy susceptible a la erosión tanto<br />

hídrica como eólica. Biológicamente no es una ecoregión rica, sin embargo presenta numerosas especializaciones y<br />

particularidades propias, y lo que es aún más importante, una alta riqueza de endemismos. La influencia chaqueña es no<br />

obstante muy notable, en especial por debajo de los 2000 m snm. Son ecoregiones con fuerte ocupación humana desde<br />

épocas prehistóricas, lo cual explicaría en parte el elevado grado de modificación de los ecosistemas. Es un conjunto<br />

de ecoregiones altamente vulnerables a los efectos del cambio climático y el calentamiento global, tanto en relación al<br />

incremento de los índices de aridez, sequías prolongadas y aumento de lluvias cortas y torrenciales con efectos catastróficos<br />

sobre los suelos y cuencas.


Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales<br />

(Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija) (V1)<br />

La ocupación humana de esta ecoregión en sus diversos<br />

sectores es muy antigua, inclusive desde épocas prehistóricas<br />

(Toro Toro, Mizque), incrementándose a lo largo<br />

de la colonia, la república y tiempos más recientes. Tensores<br />

como las quemas extendidas, extracción de maderas<br />

y leña, tala para fabricar carbón y el sobrepastoreo<br />

de caprinos ejercieron impactos considerables no sólo localizados<br />

sino amplificados a grandes zonas. El efecto de<br />

las carboneras en épocas pasadas fue devastador para<br />

varias zonas y posiblemente ocasionaron la retracción de<br />

importantes superficies del bosque seco (D7) que ahora<br />

aparece como relictual. La agricultura intensiva (maiz,<br />

hortalizas, fruta, vid) se concentra en los amplios pisos de<br />

valles, alcanzado importantes niveles de productividad. Se<br />

puede considerar que en la actualidad los valles secos son<br />

un mosaico intrincado de zonas degradadas y retazos de<br />

relictos dispersos. Las mayores amenazas para esta ecoregión<br />

extensa y ya profundamente degradada, se relacionan<br />

con el incremento de la desertificación, proceso<br />

agudizado por los efectos del cambio climático (mayores<br />

temperaturas, mayor sequedad, lluvias torrenciales cortas),<br />

considerando además que las presiones sobre suelos y vegetación<br />

(extracción de leña, pastoreo caprino, quemas)<br />

siguen vigentes.<br />

A diferencia de los valles secos aislados de La Paz, Consata o Camata,<br />

esta ecoregión es de una enorme amplitud cubriendo elevados porcentajes<br />

de la superficie de los departamentos del sur. Se abren a manera de<br />

amplias depresiones al este de las cordilleras y Punas secas de montaña y<br />

tienen como barreras generadoras de “sombra de lluvia” a las serranías y<br />

cadenas de montañas del subandino sur. En general las condiciones de aridez<br />

y xerofiticidad son extremas, extensas zonas tienen fisonomías desérticas.<br />

La vegetación en extensas superficies corresponde a matorrales bajos<br />

abiertos (Dodonaea, Tecoma, Cercidium) con abundancia de cactéceas<br />

e importantes superficies de suelos denudados o con escasa vegetación.<br />

Principalmente en los pisos de valles (amplias terrazas aluviales y laderas<br />

de poca pendiente) prosperan montes bajos espinosos de diversa densidad<br />

y relativamente extensos, con diversas especies de Prosopis y Acacia.<br />

Existen zonaciones aparentemente relictuales de bosques secos en quebradas<br />

y laderas poco accesibles con Loxopterigium, Cardenasiodendron,<br />

Anadenanthera y Tipuana, que podrían indicar distribuciones antiguas más<br />

amplias. También existen bosquetes con la presencia de elementos chaqueños<br />

como Ruprechtia o Aspidosperma. Se debe destacar la presencia<br />

de la cactácea gigante Neocardenasia por debajo de los 1700 m snm.<br />

Algunas rarezas biológicas además de los importantes endemismos de<br />

aves o cactáceas, son la presencia de la palmera Parajubaea torallyi en la<br />

transición al bosque tucumano boliviano de El Palmar de Chuquisaca y de<br />

P. sunkha en las zonas circundante a Valle Grande en Santa Cruz. Existen<br />

rodales aislados de la P. torallyi en otras regiones de Potosí y Chuquisaca.<br />

Ambas especies deben ser consideradas amenazadas.<br />

191


192<br />

Montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales interandinos<br />

del Valle de La Paz, Luribay, Independencia (V2)<br />

A pesar de la sequedad pronunciada, el clima suave mesotérmico<br />

propició una ocupación humana activa desde<br />

épocas antiguas precolombinas, con picos de actividad<br />

en la colonia y épocas republicanas, conformándose localidades<br />

como Mecapaca, Palca, Caracato, Sapahaqui,<br />

Luribay y numerosas comunidades menores, al igual que<br />

en el amplio valle de Independencia en Cochabamba. El<br />

efecto del fuego, extracción de leña y pastoreo de caprinos,<br />

fueron los tensores más importantes en ejercer efectos<br />

microregionales. La agricultura intensiva de hortalizas y<br />

frutales se realiza exclusivamente en las terrazas aluviales<br />

de los pisos de valle. Las típicas lluvias torrenciales cortas<br />

de la época húmeda han contribuido a incrementar los<br />

procesos de erosión, pérdida de suelos y denudamiento de<br />

la vegetación. Muchos tensores como quemas, extracción<br />

de leña y pastoreo de cabras siguen en la actualidad vigentes<br />

en todas las zonas rurales, a lo que se debe sumar<br />

la expansión del crecimiento urbano hacia las zonas bajas<br />

del río de La Paz (p.ej. Mecapaca). El riesgo mayor se relaciona<br />

principalmente con los efectos de aumento de la<br />

desertificacióny recurrencia de sequías prolongadas<br />

Esta ecoregión aislada de valles secos se ubica en un abra hundida en<br />

el borde del Altiplano Central próximo a la Cordillera Real, es una depresión<br />

profunda originada por un hundimiento durante el período oligoceno<br />

(es una particularidad geológica y paisajistica). El valle seco empieza a<br />

los 2900 m snm aproximadamente y desciende hasta los 1400 m snm en<br />

el Valle del Río de La Paz antes de ingresar a las tierras bajas de Yungas<br />

seco (Plazuela). La ciudad de La Paz en su integridad se encuentra en una<br />

franja angosta de Prepuna que contacta con el Altiplano propiamente (El<br />

Alto, Calamarca, Patacamaya). La topografía es rugosa y accidentada<br />

con muchas serranías interiores, profundos valles y empinadas laderas. Las<br />

condiciones de sequedad del valle son muy pronunciadas, favorecidas por<br />

la sombra de lluvia de la Cordillera Real en el noreste, el microclima de la<br />

Puna en el Sureste y el efecto de Troll (corrientes de vientos secos). Este<br />

amplio valle recibe en general precipitaciones inferiores a los 600 mm, lo<br />

que condiciona una fuerte aridez y xerofiticidad. La cubierta vegetal de<br />

chaparrales, cardonales de cactáceas y arbustos espinosos (Prosopis, Acacia)<br />

es rala con una gran proporción de suelos denudados, la fisonomía es<br />

esencialmente desértica. Montes bajos espinosos de leguminosas y mimosáceas<br />

se distribuyen en los pisos de valles sobre terrazas aluviales. Similares<br />

condiciones se dan en el valle vecino de Independencia - Cambaya, que<br />

contacta con los bosques secos de Cotacajes.<br />

Bosquetes secos, montes espinosos (Churquiales) , chaparrales y cardonales<br />

interandinos de Consata-Camata (V3)<br />

Ambas ecoregiones tuvieron ocupaciones humanas intensas<br />

desde épocas precolombinas, además el clima agradable<br />

condicionó ocupaciones permanentes a lo largo del<br />

tiempo. En épocas más recientes la construcción de caminos<br />

de penetración (hacia Apolo y Mapiri) se tradujó en<br />

mayores presiones sobre las tierras y las transiciones subhúmedas<br />

a los Yungas. Los procesos de quemas, extracción<br />

de maderas y leña a lo largo de largos períodos, ocasionaron<br />

un alto nivel de degradación ecosistémica, dando lugar<br />

a un mosaico de relictos dispersos y amplias superficies<br />

en diversos grados de degradación. Los mayores riesgos se<br />

derivarían actualmente de los efectos del cambio climático<br />

y la tendencia a una mayor sequedad y vulnerabilidad<br />

al efecto del fuego.<br />

Ocupan valles aislados no muy amplios a lo largo de las quebradas de los<br />

ríos Consata y Camata. El valle seco de Consata es más definido en tanto<br />

que el de Camata constituye una corta transición a bosques subhúmedos<br />

de Yungas. Al igual que en otros casos, su ocurrencia obedece a los fenómenos<br />

de sombra de lluvia y efecto Troll, estando circundados por ecosistemas<br />

de bosques húmedos y nublados, formando complejas transiciones<br />

de bosques subhúmedos. Presentan similares condiciones vegetacionales<br />

(chaparrales, montes espinosos y bosquetes secos) y de paisaje que los<br />

anteriores casos, aunque en cuanto a su composición biológica se esperan<br />

muchas especificidades, especializaciones y endemismos. Por tanto a<br />

pesar del grado de modificación de los ecosistemas, la riqueza biológica<br />

que comprenden es de extraordinaria valía.


Prepunas de Cotagaita, San Juan del Oro, Chiclayo (PR1)<br />

Son ecosistemas con patrones de ocupación humana muy<br />

antiguos, por tanto la vegetación de la Prepuna en términos<br />

generales, está fuertemente disturbada por efectos de<br />

tala para leña, quemas, pastoreo de cabras y ovejas. Las<br />

condiciones desérticas hacen que los suelos sean especialmente<br />

frágiles y vulnerables al efecto del sobrepastoreo y<br />

la erosión, en especial por los fuertes y constantes vientos.<br />

Las actividades agrícolas se desarrollan en las terrazas aluviales<br />

casi siempre bajo condiciones de riego, en algunas<br />

regiones se recurre a la mecanización por ejemplo para el<br />

cultivo intensivo de ajo atendiendo a determinadas cadenas<br />

productivas. Los regímenes de lluvias (concentradas en<br />

dos o tres meses del año) obedecen a procesos convectivos<br />

que ocasionan torrenciales lluvias cortas que arrastran<br />

sedimentos en gran cantidad y dan lugar a torrentes de<br />

barro y mazamorras. Las poblaciones locales hacen un uso<br />

tradicional de los cardonales gigantes para fines de construcción,<br />

sin embargo en algunas regiones se desarrollan<br />

actividades de presión intensificada para fines comerciales<br />

(carpinterías, artesanía). Son en general regiones expulsoras<br />

de población. Los regimenes de lluvia (concentradas a<br />

unos dos o tres meses al año) obedecen a procesos convectivos<br />

que ocasionan torrenciales lluvias cortas que arrastran<br />

sedimentos en gran cantidad y dan lugar a torrentes<br />

de barro y mazamorras. Esta situación tiende a agudizarse<br />

con la creciente desertificación de la región.<br />

Ecoregión descrita como provincia biogeográfica por Cabrera y Willink<br />

para las zonas andinas del norte de la Argentina, sin embargo su distribución<br />

parece ser mucho más amplia en diversas regiones de interfase de la<br />

Puna y los valles mesotérmicos. Al momento ha sido descrita para la zona<br />

de los valles altos del Sudeste de Potosí y Tarija (Cotagaita, Atocha, Tupiza,<br />

San Juan del Oro, Chilcayo) pero su distribución podría ser bastante mayor.<br />

Aparentemente su ocurrencia implica una directa colindancia con amplias<br />

zonas de Puna sin presencia cercana de grandes masas cordilleranas.<br />

Es un mosaico de ecosistemas de transición entre las tierras altas y los pisos<br />

de valle, normalmente en regiones montañosas áridas a semi-desérticas<br />

(precipitación entre 500 y 150 mm/año) y un rango altitudinal que va entre<br />

los 3600 y 2900 m snm, ubicadas en las zonas denominadas “cabeceras de<br />

valle”. Es una ecoregión esencialmente fría y seca con notables fluctuaciones<br />

térmicas a lo largo del día, vientos fuertes y precipitaciones erráticas, lo<br />

cual le confiere una fisonomía y carácter semi-desértico. Existen extensas<br />

superficies de chaparrales microfoliados y espinosos de arbustos y árboles<br />

leguminosos, achaparrados y espinosos, con una composición de flora<br />

típica de jarkha (Acacia visco), churqui (Prosopis ferox), palqui (Acacia<br />

feddeana), thako (Prosopis laevigata), o charcoma (Proustia cuneifolia).<br />

Una formación que tipifica a la Prepuna especialmente en determinadas<br />

regiones que colindan con Valles secos hacia el Sur de Bolivia (Chuquisaca,<br />

Potosí y Tarija), es la presencia de cardonales de cactáceas columnares<br />

gigantes (de 4 a 8 metros: Echinopsis o Trichocereus) y una enorme diversidad<br />

de cactáceas menores, que confieren una fisonomía muy particular.<br />

Destaca la bromeliacea acojinada Deuterocohnia en zonas de roquedales.<br />

Es posible que los niveles de endemismo sean relevantes.<br />

193


194<br />

Prepunas del Valle de La Paz - Luribay (PR2)<br />

Al igual que el resto del valle, el cinturón de Prepuna fue<br />

ocupado desde épocas muy antiguas, como atestiguan<br />

restos arqueológicos en zonas como La Paz, Caracato o<br />

Luribay. Las ocupaciones humanas fueron constantes en<br />

diversas etapas históricas. Son pocas, pequeñas y dispersas<br />

las comunidades rurales en el cinturón de la Prepuna<br />

de esta región, lo cual contrasta con la ciudad de La Paz,<br />

cuyo crecimiento ha hecho desaparecer casi por entero a<br />

los ecosistemas naturales de Prepuna en dicho sector. Los<br />

impactos mayores se derivan precisamente del crecimiento<br />

urbano y los efectos de afectación a la calidad ambiental<br />

y del paisaje en una región cada vez más amplia. En los<br />

sectores rurales los impactos tienen que ver con quemas,<br />

extracción de leña y pastoreo de ovinos. Los riesgos mayores<br />

s e relacionan con los efectos del cambio climático<br />

e incremento de la desertificación y progresiva escasez de<br />

agua por el deshielo de glaciares en las partes altas de la<br />

cordillera (crítico para la ciudad de La Paz).<br />

El valle de La Paz - Luribay, descrito en un punto anterior, colinda con la<br />

Puna hacia los 3700-3800 m snm, sin embargo las condiciones del valle seco<br />

mesotérmico recién se hacen evidentes a partir de los 2900 m snm. Esto implica<br />

que hay una franja transicional de algunos cientos de metros de gradiente<br />

que tiene un clima mayormente frío y notablemente seco, sin llegar<br />

a ser tan extremo como la Puna. La Prepuna en esta región se caracteriza<br />

por matorrales microfoliados en los pisos de valle y chaparrales xeromorfos<br />

y espinosos con cactáceas en las laderas áridas. En la zona de La Paz, destaca<br />

la presencia del gigantesco torrente de barro de Achocalla que se<br />

presentó hace unos 10.000 años y que dio lugar a la formación de extensos<br />

“badlands” con fisonomías desérticas. En el resto del valle hasta Luribay, el<br />

cinturón de laderas de la Prepuna presenta similares condiciones de aridez<br />

y alto grado de erosión. En general, la riqueza biológica es baja, pero no se<br />

puede descontar la existencia de importantes endemismos.


COMPLEJO TIERRAS ALTAS<br />

Denominamos tierras altas al espacio configurado por la presencia de las grandes cordilleras y que comprende a varios<br />

tipos de ecoregiones entre los 3600 y más 6000 m snm. Cubren cerca de un 25% de la superficie del país y comparten<br />

una serie de rasgos ecológicos y fisonómicos. Los elementos fisiográficos más notables son el extenso altiplano (Punas)<br />

y los diversos muros cordilleranos y macizos montañosos. La aridez y reducida cobertura vegetal (bajo porte y predominancia<br />

de graminoides) confieren una marcada homogeneidad visual al paisaje. A excepción de la Puna húmeda en el<br />

sector perilacustre e insular del Titicaca, que puede recibir cerca de 1000 mm de lluvia anual y especialmente el páramo<br />

yungueño de la vertiente oriental andina, donde se superan los 1500 mm anuales de pluviosidad, el resto de las regiones<br />

recibe por debajo de 600 mm anuales, hasta extremos donde apenas se supera los 100 mm. La tenue atmósfera y la<br />

sequedad del aire (baja humedad relativa) se traducen en extremos de insolación y una alta incidencia de radiación<br />

ultravioleta, al mismo tiempo hay una fuerte irradiación o pérdida de calor, lo cual equivale a una alta variación térmica<br />

diurno nocturnal. La ocurrencia de heladas es frecuente y en algunas zonas es constante a lo largo del año. Por encima<br />

de los 4000 m snm, la flora y fauna tienen una eficiencia fotosintética o metabólica reducida, lo cual influye en la baja<br />

productividad. Los vientos son fuertes y constantes, en especial en la época seca, por la insolación diurna y los cambios<br />

de presión, y las precipitaciones son a menudo en forma de granizo o nieve, además los regímenes de lluvias significan<br />

lluvias cortas y torrenciales, así como la ocurrencia de sequías y una alta incertidumbre en la aparición de las lluvias (alto<br />

riesgo climático). Demás está decir que los niveles de biodiversidad son bajos a muy bajos, sin embargo, todos los factores<br />

limitantes antes mencionados han determinado la existencia de notables especializaciones y adaptaciones en la biota.<br />

En especial las diversas regiones de Puna - y con mayor intensidad hacia el sur del país - enfrentan un progresivo avance<br />

de la desertificación y los riesgos del cambio climático global. El mayor riesgo asociado al aumento de las temperaturas<br />

es la acelerada pérdida de los glaciares cordilleranos, que implica perturbaciones hidrológicas en cadena y fenómenos<br />

de potencial escasez de agua así como la pérdida de cuerpos de agua.<br />

195


196 Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Región altoandina de la cordillera oriental (La Paz, Cochabamba), incluye zonas<br />

nivales y periglaciares (N1)<br />

Las condiciones climáticas adversas han hecho que las<br />

ocupaciones humanas sean notablemente escasas y no<br />

permanentes. Ninguna forma de agricultura es posible por<br />

los rangos térmicos extremadamente bajos. Existen comunidades<br />

indígenas que practican la ganadería de camélidos<br />

con impactos muy localizados. Las condiciones de<br />

esta ecoregión sin embargo han sido utilizadas desde hace<br />

siglos por las comunidades campesinas de las Punas para<br />

la transformación de tubérculos como la papa en chuño<br />

y tunta. Impactos localizados relativamente fuertes se han<br />

derivado de la minería, así como de la extracción de la<br />

yareta para leña. El mayor impacto actual proviene del retroceso<br />

y desaparición de los campos de nieve y glaciares<br />

por ablación y deshielo en un ritmo extraordinariamente<br />

acelerado, debido al calentamiento global. En algunos lugares<br />

los glaciares prácticamente han desaparecido (p.ej.<br />

Chacaltaya) o han sido reducidos en extremo. Esto implica<br />

un elevado riesgo de desabastecimiento de agua en los<br />

próximos años para numerosas comunidades campesinas,<br />

principalmente de la Puna y grandes urbes como La Paz y<br />

El Alto. El límite inferior se va abriendo a la actividad agrícola<br />

de variedades de papa que aprovechan las sutiles<br />

mejores temperaturas debidas al calentamiento global<br />

Es una ecoregión ligada a la presencia de las altas cordilleras, cuya geología<br />

está definida por materiales ígneos intrusivos y sedimentos paleozoicos;<br />

el límite inferior está en los 4400 m snm, las condiciones se tornan más extremas<br />

a medida que se asciende a los ámbitos periglaciares y de nieves perpetuas.<br />

En general las heladas nocturnas son casi constantes a lo largo del<br />

año. Predominan praderas bajas de pastos empenachados y pastos duros<br />

cortos (“tussocks”), alternando con plantas en cojín o almohadillas, todas<br />

adaptaciones a las condiciones climáticas severas, al igual que los hábitos<br />

de crecimiento subterráneo (criptófitas y hemicriptófitas). Por encima de<br />

los 4700 m snm existen desiertos helados con escasa o ninguna vegetación,<br />

o únicamente restringida a microclimas en roquedales (líquenes y plantas<br />

superiores especializadas). Dos elementos pueden destacar a grandes alturas,<br />

las almohadillas duras de la Umbellifera Azorella compacta (yareta) y<br />

arbustedas de Polylepis spp. una Rosacea de los Andes. Por encima de los<br />

5000 m snm, no hay prácticamente vegetación y predominan los inmensos<br />

picos como el Akamani, Illampu, Ancohuma, Tuni-Condoriri, Huayna Potosí,<br />

Illimani, Tres Cruces, finalmente el pico Tunari en la cordillera de Cochabamba,<br />

ninguno de estos grandes picos es un volcán. Los niveles de productividad<br />

son excepcionalmente bajos y la riqueza biológica se reduce a<br />

medida que aumenta la altitud.


Región altoandina de la Cordillera Occidental volcánica (Oruro, Potosí). (N2)<br />

La actividad humana en general es reducida,<br />

hay pocas comunidades de pastores de llamas<br />

por encima de los 4400 m snm, sin embargo los<br />

mayores impactos provinieron durante varias<br />

décadas del siglo pasado, de la explotación de<br />

leña (yareta y queñua) para minería y ferrocarriles,<br />

al punto de haber casi relictualizado estas formaciones.<br />

En la región del Sajama funcionaban<br />

varias carboneras a pesar de haber sido declarada<br />

la zona como área protegida en 1939. De<br />

cualquier forma aún existen presiones de extracción<br />

de leña de estas plantas amenazadas. En los<br />

últimos treinta años se han dado impactos localizados<br />

severos de la minería de no metálicos e industrias<br />

mineras (p.ej. Sol de Mañana en la Reserva<br />

E. Avaroa). Esta área protegida sufre también<br />

impactos a la calidad ambiental por la afluencia<br />

masiva de turistas (residuos). Una amenaza ambiental<br />

crítica es la intención de EN<strong>DE</strong> de explotar<br />

energía geotérmica, en la misma zona de Sol<br />

de Mañana. Los mayores riesgos se derivan de los<br />

efectos del calentamiento global, lo cual ya se<br />

observa en la reducción del potencial hídrico por<br />

el derretimiento de los glaciares, fenómeno reportado<br />

desde los años 80.<br />

A diferencia de la Cordillera Real, la geología y suelos están definidos<br />

por la presencia de material efusivo o volcánico expulsado<br />

desde el plioceno al holoceno y predomina por tanto la presencia<br />

de grandes volcanes (Sajama, Paya Chatas, Sabaya, Tunupa,<br />

Ollague, Licacanbur, Uturunku, Soniquera, etc.), la mayoría<br />

de éstos extintos, aunque hay algunos activos. La altura máxima<br />

es 6542 m snm y corresponde a la cima del volcán Sajama. Las<br />

condiciones térmicas y de fisonomía son similares a los del medio<br />

altoandino en la Cordillera Real, aunque más extremos y con mayor<br />

predominancia de desiertos helados por encima de los 4400<br />

m snm, debido a la mayor aridez. Son característicos los valles glaciales<br />

en U y extensas mesetas de material volcánico. La zona soporta<br />

una progresiva mayor desertificación y la desaparición de<br />

la mayoría de los glaciales. Destaca la presencia de bosquecilos<br />

de queñua (Polylepis tarapacana) en torno a grandes montañas,<br />

que pueden subir inclusive hasta los 5000 m snm. Existen relictos<br />

de yareta (Azorella compacta) que crecen a manera de grandes<br />

almohadillas sobre las rocas, en ciertas zonas de difícil acceso o<br />

áreas protegidas como Sajama o la Reserva Eduardo Avaroa. Un<br />

tipo de ecosistema particular son las denominadas “ciudades de<br />

piedra”, restos de intensos movimientos morrénicos que dieron lugar<br />

a paisajes de grandes rocas volcánicas dispersas que forman<br />

auténticos laberintos de cañadas y barrancos.<br />

197


198<br />

Región altoandina de la Cordillera central de frailes – Lipez (faja estañífera) (N3)<br />

Los mayores impactos a los ecosistemas (severa degradación<br />

de cuencas altas) y la calidad ambiental por contaminación<br />

de lodos, metales pesados y aguas ácidas se han<br />

derivado desde hace siglos de la intensa actividad minera,<br />

especialmente concentrada en una buena parte del<br />

siglo pasado, generándose también muchos pasivos ambientales.<br />

Muchas zonas se hallan contaminadas, tanto en<br />

la cuenca endorreica del altiplano (Poopó) como en la<br />

cuenca del Pilcomayo en el este. Un riesgo elevado proviene<br />

del actual incremento de la actividad minera que<br />

ocasionará un aumento de los niveles de contaminación.<br />

También el incremento de la desertificación y los efectos<br />

del cambio climático se traducen en graves amenazas<br />

para estos ecosistemas.<br />

Con un rumbo norte - sur, corresponde a un conjunto de cordilleras y macizos<br />

intrusivos ricos en materiales ígneos y metalogénicos conocido como<br />

la faja estañífera. Se eleva por encima de los 5000 m snm sin llegar a tener<br />

alturas tan elevadas como la Cordillera Real o la Occidental volcánica. Es<br />

un ecoregión muy árida y con predominancia de desiertos helados por encima<br />

de los 4400 m snm. Es notable la ausencia de glaciares y campos de<br />

nieve. La fisonomía de los ecosistemas y rasgos climatológicos son similares<br />

a los de la región occidental volcánica.<br />

zonaciones altoandinas de las Serranías interaltiplánicas (La Paz, Oruro) (N4)<br />

Los impactos son bastante localizados y escasos en función<br />

a la actividad humana mayormente restringida, por ejemplo<br />

a partir de la extracción de leña (yareta), pastoreo de<br />

camélidos y quemas estacionales localizadas. Los mayores<br />

riesgos se derivan sin duda de los efectos de una creciente<br />

desertificación. Es posible que en algunas zonas se propicie<br />

el cultivo de maca (Lepidium meyeni) baja demandas crecientes<br />

de mercado, o de variedades de papa que han<br />

subido en su límite de crecimiento por el calentamiento<br />

global.<br />

Algunas serranías y macizos montañosos cuyas cimas pueden alcanzar los<br />

4900 m snm inclusive, se yerguen tanto en el Altiplano de La Paz (Choque<br />

Kahua, Mirikiri) como de Oruro (Kusin Chuto, Kapaja, Huajiriri). La influencia<br />

directa de las Punas (Altiplano) circundante ejercen posiblemente un efecto<br />

climático importante en el balance térmico e hídrico, en general son<br />

zonas húmedas que condensan nubosidad y tormentas, donde se forman<br />

varios ríos menores y pequeños bofedales de altura. Son “islas” de vegetación<br />

típicamente altoandina por encima de los 4300 m snm en medio de<br />

la Puna.


Puna húmeda-subhúmeda (La Paz-Oruro) (PU1)<br />

Esta ecoregión tuvo una ocupación muy antigua, básicamente<br />

desde la prehistoria (Viscachani). Fue el asiento de<br />

poderosas culturas como Tihuanacu y posteriormente de<br />

diversos señoríos aymaras. El uso del espacio fue intensivo<br />

tanto para fines agrícolas como pecuarios. La expansión y<br />

poderío del imperio de Tihuanacu se atribuye al sistema de<br />

cultivo en terraplenes bajo manejo hidráulico o “sukakollos”.<br />

A partir de la República y bajo medidas de avasallamiento<br />

como la Ley de Exvinculación, el uso de la tierra se<br />

intensificó con la formación de grandes haciendas. Con<br />

los años se tornó la región más densamente poblada de<br />

todo el Altiplano. El uso humano de los ecosistemas ejerció<br />

una fuerte presión sobre los suelos, incluyendo una progresiva<br />

mayor mecanización, el sobrepastoreo de ovinos<br />

(que reemplazó plenamente a los hatos de camélidos ya<br />

a mediados del siglo pasado), la ganadería bovina en crecimiento<br />

y la extracción regular de leña. Producto de ello,<br />

es una de las ecoregiones con mayor degradación y modificación<br />

ecosistémica del país, en ciertas zonas no existe<br />

superficie alguna que no corresponda a cultivos o barbechos<br />

recientes en descanso. Al igual que el resto de las regiones<br />

de Puna, enfrenta un progresivo y acelerado proceso<br />

de desertificación, agudizado por la reducción del<br />

potencial hidrológico producto de la pérdida de glaciares<br />

en la Cordillera Real. Los riesgos mayores se derivan así de<br />

los efectos del cambio climático. El incremento de la mecanización<br />

con arados de disco también constituye una<br />

amenaza para la conservación de los suelos en términos<br />

de agravar la erosión y la pérdida de capas orgánicas.<br />

La ecoregion de Puna se encuentra entre los 3660 y 4300 m snm, en el<br />

extenso altiplano de La Paz y parte de Oruro. El sector más húmedo se desarrolla<br />

bajo la influencia del Lago Titicaca al oeste y el muro cordillerano<br />

al este, las precipitaciones pluviales anuales van desde los 800 a 1000 mm<br />

en la zona perilacustre, hasta los 600 mm en el sur, donde da lugar a la<br />

Puna seca. La estacionalidad es marcada con apenas tres meses efectivamente<br />

húmedos. Esto hace que el clima sea comparativamente seco,<br />

con elevadas tasas de evapotranspiración por la alta insolación diurna y<br />

los fuertes vientos constantes. Salvo algunas zonas colinadas, la topografía<br />

de la Puna es mayormente plana con suelos aluvionales pobres en materia<br />

orgánica. Se podría afirmar que en la actualidad no existen superficies con<br />

vegetación natural, todos los ecosistemas están fuertemente antropizados<br />

y forman un mosaico intrincado de campos de cultivo, campos en descanso<br />

y zonas de pastoreo intensivo (agrosistemas). Zonas excluidas del uso<br />

agropecuario, como son el perímetro de los monumentos de Tiahuanacu,<br />

permiten conocer el potencial de la vegetación natural, con densos pastizales<br />

amacollados de Stipa y Festuca que pueden alcanzar más de un<br />

metro de altura, y que hace varios siglos pudieron corresponder al ecosistema<br />

más representativo de esta ecoregión. En la actualidad los pastizales<br />

son ralos y bajo, alternando con matorrales bajos de thola (Baccharis<br />

principalmente). Se ha sugerido que el sobre pastoreo habría propiciado el<br />

avance de los tholarres y otras plantas menos palatables para el ganado.<br />

Algunas particularidades florísticas destacan como la presencia de la Puya<br />

raimondii en la zona de Comanche en La Paz y en transiciones a la Prepuna<br />

en la Provincia Loayza (Araca). La biodiversidad es baja, al contrario de la<br />

agrobiodiversidad que tiende a ser muy elevada, producto del dinámico<br />

desarrollo de las culturas tradicionales, además de la pervivencia de conocimientos<br />

y prácticas tradicionales ancestrales.<br />

199


200<br />

Páramo Yungueño muy húmedo a pluvial (PY)<br />

Este singular ecosistema tuvo actividad humana desde<br />

épocas muy antiguas, al igual que en el Perú, donde se<br />

denomina “Jalka”. Dadas las condiciones climáticas frías y<br />

muy húmedas, la densidad poblacional humana en los Páramos<br />

no es alta, las comunidades campesinas son pequeñas<br />

y dispersas. Las presiones e impactos sobre los ecosistemas<br />

del Páramo yungueño se centran en la recolección de<br />

leña, (en especial de la queñua) y el pastoreo de vacunos,<br />

los hatos de propietarios tanto de las partes altas como de<br />

las zonas más bajas son dejados en los páramos bajo una<br />

modalidad de cría casi sin manejo, lo que genera impactos<br />

en suelos y vegetación, tanto en el pastizal como en las<br />

transiciones al bosque nublado. Otros impactos se derivan<br />

del uso de los suelos para agricultura de tubérculos, actividad<br />

restringida a las zonas menos húmedas (valles y laderas<br />

bajas) y a escala mayormente doméstica. A pesar de<br />

que los suelos son muy ricos, las condiciones de humedad<br />

elevada llegan a ser un impedimento para las prácticas<br />

agriculturales. Si bien el Páramo yungueño es perhúmedo,<br />

no está exento de que a lo largo de la historia deba soportar<br />

sequías extremas o algunos años más secos. Es en estos<br />

años que puede ser altamente vulnerable a los fuegos,<br />

dando como resultado que en varias zonas su límite inferior<br />

en especial ha sido disturbado, generando el retroceso del<br />

bosque nublado. Es así, que en ciertas regiones se puede<br />

encontrar el límite artificial del Páramo a alturas incluso de<br />

2500 m snm, que corresponden a pastizales de sustitución<br />

y matorrales. En algunas regiones de La Paz, la minería del<br />

oro ha generado impactos localizados severos. Los riesgos<br />

ambientales más preocupantes podrían estar relacionados<br />

al cambio climático global, y en particular al fenómeno de<br />

calentamiento global que podría ocasionar cambios hidrológicos<br />

y florísticos en los límites inferiores, debido a un<br />

progresivo ascenso de vegetación leñosa arbustiva y arbórea.<br />

El Páramo yungueño es un prestador de servicios<br />

ambientales por excelencia en términos de regulación hidrológica<br />

a partir de sus suelos turbosos que actúan como<br />

esponjas que retienen el agua.<br />

Una ecoregión de las tierras altas en Bolivia ubicada en las vertientes orientales<br />

de la Cordillera Real entre La Paz y Cochabamba, dispuesta a modo<br />

de franja entre la ecoregión altoandina y el piso de Bosque nublado de<br />

Yungas, entre los 4300 y 3600 m snm. Ya el geógrafo Troll en los años 50 y<br />

60 del siglo pasado se refiere a esta región como “Faja de Páramo”, diferenciándola<br />

de la Puna del altiplano, estacional y de diferente dinámica<br />

hidrológica. Años después (1996), Beck y Ribera, proponen el término Páramo<br />

yungueño para referirse a este ecosistema hiperhúmedo de pastizales<br />

y matorrales, que difiere notablemente, tanto en lo ecológico como en lo<br />

florístico, de la Puna o altiplano. Una discusión infructuosa se dio sobre si son<br />

páramos o no en función a la ausencia de la Espeletia, una compuesta de<br />

los páramos de Colombia o Venezuela, la cual aparentemente prospera<br />

mayormente en zonas disturbadas y forma sucesiones secundarias. En algunos<br />

casos su ubicación y distribución puede llegar a ser muy particular,<br />

formando archipiélagos o islas de pastizales en crestas o picos de cerros,<br />

rodeados por el bosque nublado hacia el límite inferior; en tanto que en<br />

otros casos se distribuye más bien a manera de un cinturón continuo. La<br />

ubicación fisiográfica condiciona una permanente afluencia de neblinas<br />

y lloviznas horizontales, al igual que lluvias orográficas o de choque,<br />

ocasionando una elevada precipitación (1400 a más de 2000 mm/año)<br />

y una estacionalidad difusa, incluso sin ningún mes efectivamente seco.<br />

Los suelos, a diferencia de los de la Puna, son ricos en materia orgánica<br />

húmico-turbosa y alta hidratura por la permanente humedad, están por<br />

tanto recubiertos de una densa masa de musgos, equisetos y líquenes de<br />

diversas especies, así como hongos, pequeñas herbáceas y una rica flora<br />

de plantas camefíticas, arrosetadas y orquídeas. Las permanentes neblinas<br />

y garúas condensan en la vegetación de pastos y se produce un constante<br />

goteo hacia el suelo. Predominan pastizales cespitosos empenachados<br />

muy densos y altos de Stipa y Festuca (más de un metro) y con frecuencia<br />

la bambusacea enana (Swaenochloa sp.), la cual llega a formar auténticos<br />

céspedes en la base de los macollos de gramíneas. Entre las especies<br />

de arbustos bajos más importantes dispersos en el pastizal están: Escallonia<br />

spp., Ribes pentlandi, Calceolaria parvifolia, Satureja boliviana, Baccharis<br />

pentlandii, Achyroclyne alata, Hieracium elata. Son típicos los bosquecillos<br />

de queñua: Polylepis pepei, P. sericea, P. racemosa. El páramo yungueño<br />

posee una interfase hacia el bosque nublado denominado “elfin forest” o<br />

bosque enano, de particular fisonomía de parque arbolado y está siempre<br />

rodeado de nieblas.


Puna seca central (principalmente Oruro) (PU2)<br />

La ocupación humana es muy antigua, en especial<br />

el desarrollo de la ganadería de camélidos<br />

tuvo gran preponderancia, pero la cría de ovinos<br />

se ha intensificado notablemente en los últimos 60<br />

años, generando drásticos efectos degradativos<br />

de sobrepastoreo sobre los ecosistemas. La extracción<br />

de “tholas” para leña fue sistemática e<br />

intensiva a lo largo de varios siglos, ocasionando<br />

la desaparición de tholares en grandes extensiones.<br />

En los últimos quince años la agricultura intensiva<br />

mecanizada de la quinua por el ascenso<br />

de la demanda de mercados de exportación,<br />

ha generado importantes efectos degradativos<br />

sobre los suelos, especialmente hacia el límite sur<br />

de esta ecoregión. La salinización de los suelos ha<br />

sido identificada como un impedimento para la<br />

agricultura. La zona soporta un creciente deterioro<br />

vegetacional y de los suelos por el avance de<br />

la desertificación y la erosión, situación agudizada<br />

por el incremento del índice de aridez, irregularidad<br />

en el régimen de lluvias, sequías, mayores<br />

temperaturas diurnas, lluvias cortas muy fuertes,<br />

etc.<br />

Es la continuidad de la Puna húmeda del norte, obedeciendo al<br />

gradiente de menor humedad norte a sur que se observa en la<br />

gran región de tierras altas, y abarca la mayor parte del departamento<br />

de Oruro y parte de Potosí. La precipitación anual oscila<br />

entre 600 y 400 mm, con una estacionalidad aún más marcada<br />

que en la Puna húmeda. La modificación de los ecosistemas ha<br />

sido intensa, aunque en menor grado que en la Puna más al norte.<br />

Los ecosistemas originales (muy modificados en la actualidad)<br />

comprendían mosaicos de pastos amacollados altos, y una alta<br />

abundancia de arbustedas microfoliadas regularmente densas<br />

de “tholas” (Baccharis, Parastrephia, que podían alcanzar incluso<br />

dos metros de alto en promedio) y pastizales bajos en zonas de<br />

suelos salinos; algunas zonas relictuales podían observarse hasta<br />

hace unos años en zonas alejadas del departamento de Oruro.<br />

Se puede decir que la Puna seca es una “Puna de tholas”.<br />

Extensas zonas tienen suelos con elevado nivel de salinidad, lo<br />

que condiciona cubiertas vegetales especializadas y dificultades<br />

para la agricultura. Los niveles de riqueza biológica son en general<br />

bajos.<br />

201


202<br />

Puna semi-desértica (Potosí) (PU3)<br />

La ecoregión ha tenido actividad humana desde épocas<br />

prehistóricas, de alguna forma intensificada durante<br />

el incario con la cría de llama. Sin embargo los impactos<br />

ambientales más serios son relativamente recientes, relacionados<br />

con la extracción de leña, la minería de no metálicos<br />

(boro, ulexita, azufre), el sobrepastoreo localizado<br />

de ovinos y en especial la agricultura intensiva y mecanizada<br />

de la quinua bajo incentivo de las demandas de mercado.<br />

Este tipo de agricultura está ocasionando efectos<br />

negativos sobre otros ecosistemas como los bofedales. La<br />

remoción de vegetación y el cultivo de cientos de hectáreas<br />

en cerros y laderas hace que las lluvias torrenciales de<br />

temporada arrastren grandes volúmenes de sedimentos y<br />

ocasionen enterramientos de los bofedales. Las amenazas<br />

más fuertes se relacionanc on la agudización de las sinergias<br />

entre los eventos antes mencionados, y en función de<br />

una mayor severidad de los efectos progresivamente más<br />

drásticos del cambio climático. Otra amenaza ambiental<br />

crítica se refiere al uso de agua a gran escala para fines<br />

de la gran minería (p.ej. Mina San Cristóbal) en una región<br />

esencialmente desértica, que afecta el equilibrio hidrológico<br />

regional. De igual forma se cierne la amenaza sobre los<br />

acuíferos fósiles para fines de minería a gran escala.<br />

Es la versión más seca de la Puna, entre los 3600 y los 4300 m snm sobre<br />

una extensa planicie aluvial, con colinas y mesetas que continúan hacia<br />

las zonas cordilleranas. Localidades tipo de esta ecoregión son Soniquera,<br />

San Pablo de Lipez, Alota, Uyuni. Tiene un régimen climático semidesértico<br />

y sufre un proceso de agudización de la aridez y creciente desertificación.<br />

Los niveles de lluvia anual van desde 400 mm (al norte) a menos de 100 mm<br />

anuales en el sur. La época seca se extiende por más de 10 meses, dándose<br />

por períodos un régimen errático de lluvias y sequías. Las lluvias son en<br />

general cortas y torrenciales, situación que se ha agudizado en las últimas<br />

décadas con la desertificación y el cambio del clima. Esto ha tenido repercusiones<br />

negativas sobre ecosistemas colindantes como los bofedales.<br />

En ciertos años se producen inmensas nevadas que ocasionan efectos<br />

catastróficos sobre la vida silvestre y el ganado camélido. La vegetación<br />

predominante son pastizales duros amacollados y matorrales microfoliados<br />

de tholas con coberturas mayormente ralas y niveles de productividad<br />

muy bajos. Existen amplios espacios con escasa cobertura vegetal y suelos<br />

casi denudados. En general la biodiversidad es muy pobre, situación que<br />

se torna más aguda a medida que se incrementa la altura hacia el límite<br />

superior. Posiblemente esta región fue testigo de los primeros intentos de<br />

domesticación de las llamas hace miles de años.<br />

Puna salada (región inter y perisalar) (PU4)<br />

Aparentemente los cultivos mejor adaptados corresponden<br />

a determinadas variedades de quinua. Los impactos<br />

más evidentes se observan precisamente en ciertas zonas<br />

donde se ha intensificado el cultivo mecanizado de quinua<br />

(por ejemplo en la zona intersalar), también existen indicios<br />

de sobrepastoreo de ovinos y de extracción de leña.<br />

Regiones periféricas a los grandes salares de Oruro y Potosí, incluida la denominada<br />

región intersalar (entre Coipasa y Uyuni), son zonas bajas de la<br />

Puna, caracterizadas por la elevada salinidad de sus suelos y una cubierta<br />

vegetal formada por comunidades de plantas halófitas altamente especializadas<br />

en cuanto a su potencial osmótico radicular (Anthobrium, Suaeda,<br />

Atriplex, Montiopsis). Las condiciones salinas de los suelos disminuyen<br />

a medida que se produce la transición a la Puna seca y semidesértica. Un<br />

elemento particular cerca de Salinas de Garci Mendoza es el cráter Tejada,<br />

producido por la caída de un meteorito hace miles de años.


Puna subhúmeda de montaña con relictos de queñuales (Potosí, Chuquisaca y Cochabamba) (PU5)<br />

La región ha tenido actividad humana desde épocas prehistóricas,<br />

la intensificación agrícola se inició en tiempos<br />

precolombinos y continuó expandiéndose posteriormente,<br />

aunque con limitaciones por las condiciones topográficas.<br />

Posiblemente los impactos más severos sobre suelos<br />

y vegetación provinieron del sobrepastoreo de ovinos y<br />

caprinos hacia el límite inferior, de la extracción de leña y<br />

de quemas recurrentes. Los impactos más críticos de extracción<br />

de leña y quemas se dieron sobre los bosques de<br />

queñua que posiblemente fueron mucho más extensos en<br />

siglos pasados, hasta su actual relictualización. De cualquier<br />

forma, las presiones de extracción y quemas para estos<br />

notables ecosistemas andinos siguen vigentes sin que<br />

existan medidas de regulación y control. En general el estado<br />

de conservación de los ecosistemas es malo. También<br />

las cuencas altas de ríos importantes como el Chayanta,<br />

Tinguipaya, Yura, Torapalca, Atocha, se encuentran fuertemente<br />

contaminadss por la minería que se desarrolla en las<br />

zonas más altas y cordilleras del Oeste (p.ej. Catavi, Huanuni,<br />

Uncía, Chocaya, Ubina, Tasna). Los efectos de sequías<br />

y precipitaciones torrenciales cortas se han incrementado<br />

en las dos últimas décadas. También el incremento de la<br />

contaminación minera es un riesgo, dada la reactivación<br />

de esta actividad.<br />

Es una ecoregión de alta complejidad en función a la topografía accidentada<br />

(no plana como otras Punas) y la gran extensión que ocupa en la<br />

vertiente oriental de las cordilleras de Chuquisaca y Potosí principalmente.<br />

Es una Puna subhúmeda de alta montaña, con alturas entre los 3600 y 4400<br />

m snm, con niveles de precipitación anual entre 600 y 800 mm. El notable<br />

geógrafo Troll en su obra “El Ecosistema Andino” describe a esta región<br />

como la “faja de Páramo subtropical” (a diferencia de la vertiente alta<br />

de la Cordillera Real que denomina simplemente como Faja de Páramo).<br />

Es posible que las condiciones topográficas y de humedad efectivamente<br />

condicionen en ciertas zonas ecosistemas eminentemente paramunos,<br />

descritos como “pastizales de neblinas”, aspecto que requeriría mayor investigación.<br />

En cualquier caso son “Punas de queñuas” (Polylepis), puesto<br />

que una importante cantidad de zonaciones relictuales de bosquetes de<br />

Polylepis (P. besseri, P. tomentella, P. crista galli, P. hieronymi) se distribuyen<br />

en diversas laderas y quebradas en medio de pastizales amacolladas y arbustedas<br />

mixtas. Los manchones pueden variar de unas pocas hectáreas<br />

a algunos cientos de hectáreas en los mejores casos, esto incrementa su<br />

valor ecológico y su riqueza biológica. Los ecosistemas relictuales de queñuas<br />

se encontrarían entre los más amenazados del país. Estas Punas de<br />

queñuas contactan hacia el sur (Potosí) con cabeceras de valle definidas<br />

como Prepunas, situación que podría ocurrir también más al Norte (Chuquisaca<br />

y Cochabamba).<br />

203


204<br />

Puna seca del altiplano de Tajzara en Tarija (Reserva Cordillera de Sama) (PU6)<br />

La región tuvo una ocupación humana muy antigua, el uso<br />

se intensificó en etapas históricos relativamente recientes.<br />

El impacto agrícola es mayormente localizado y de escala<br />

doméstica precarista por la intensidad del riesgo climático<br />

que desincentiva procesos a mayor escala. En cambio,<br />

la ganadería de ovinos tiene muy alto efecto degradativo<br />

por la cantidad de hatos existentes, el número de ovejas<br />

se estima en varios miles. También la extracción de leña<br />

tiene graves consecuencias degradativas para la cubierta<br />

vegetal. Los mayores riesgos se derivan de la creciente<br />

desertificación y los efectos de recurrencia de sequías prolongadas.<br />

Es un altiplano desprendido de la cordillera de Tajzara que nace en Chuquisaca,<br />

los materiales de los macizos montañosos que rodean esta Puna<br />

tienen una gran antiguedad geológica (Precámbrico). Esta micropuna enclavada<br />

entre grandes montañas tiene altitudes entre 3700 y 4300 m snm,<br />

con cimas altoandinas circundantes que alcanzan los 4600 m snm. Constituye<br />

la parte más alta de Tarija y se caracteriza por su alto riesgo climático<br />

en forma de sequías recurrentes, heladas y granizos. Destaca un conjunto<br />

de lagunas de regular dimensión inmersas en la altiplanicie, cuyo caudal se<br />

ve notablemente afectado por las sequías recurrentes. Predominan las formaciones<br />

altamente degradadas de pastizal amacollado duro y arbustos<br />

bajos ralos, sin la presencia de relictos del ecosistema natural.<br />

Salares o desiertos de sal (Uyuni, Coipasa, Chihuana) (SL)<br />

Los impactos a estas regiones son por el momento bastante<br />

localizados a ciertas zonas donde se extrae artesanalmente<br />

la sal de sodio o sal de mesa, y en algunas zonas<br />

se explotan boratos. También el turismo ha ejercido en los<br />

últimos años considerables impactos (basura, tránsito desordenado)<br />

debido principalmente a la escasa regulación y<br />

control de las numerosas agencias de turismo que operan<br />

desde la población de Uyuni. Los mayores riesgos no se relacionan<br />

con el crecimiento del turismo propiamente, sino<br />

a la eventual explotación a gran escala de los depósitos<br />

de litio existentes y que ocasionarían un masivo deterioro<br />

de estos extraordinarios paisajes. Existe una propuesta presentada<br />

a la prefectura de Potosí para convertir al Salar de<br />

Uyuni en un área de manejo integrado.<br />

Se puede considerar a los salares como las regiones más espectaculares<br />

de las tierras altas. La superficie que ocupan es importante, en especial el<br />

salar de Uyuni, cuya superficie supera el millón de hectáreas. Estas inmensas<br />

concentraciones de sal y diversos minerales son el punto final de la cubeta<br />

endorreica, han sido descritos como desiertos de sal. Evidentemente,<br />

son en esencia abióticos, salvo alguna vegetación especializada hacia los<br />

bordes en la transición a la Puna salada. Al interior del salar de Uyuni existen<br />

“islas” de vegetación muy particular, que son descritas más adelante,<br />

en tanto que el salar de Coipasa presenta en su interior un enorme lago<br />

salado estacional. A pesar de estar en promedio a 3600 m snm (punto más<br />

bajo del Altiplano) las condiciones climáticas son severas, especialmente<br />

en la época seca, con extremos de insolación y temperaturas nocturnas<br />

extremadamente bajas.


COMPLEJO <strong>DE</strong> HUMEDALES<br />

Los humedales abarcan diversos tipos de ecosistemas acuáticos como lagos, lagunas, pantanos, curiches, yomomos, bofedales,<br />

vegas, etc. Están concentrados mayormente en las tierras bajas (llanuras cálidas) y tierras altas (Punas y medios<br />

altoandinos). Su relevancia ecológica es enorme, tanto por sus efectos de provisión de servicios ambientales (regulación<br />

hidrológica y provisión de agua), como por su importancia para la vida silvestre. Es difícil conceptualizarlos como ecoregión<br />

propiamente, a excepción del pantanal o la región de los grandes lagos del Beni; es posible que la multitud de<br />

humedales dispersos de los llanos benianos puedan ser descritos como un gran “hidroecoregión”; de cualquier forma, la<br />

descripción de los humedales o cuerpos de agua debería referirse más a un enfoque de ecosistema. La macro-región<br />

con mayor concentración de humedales de diversos tipos es sin duda la gran llanura beniana, especialmente en torno al<br />

curso del rio Mamoré, donde existen centenares de lagunas, lagunetas y meandros abandonados. Por otra parte, la diagonal<br />

Rogagua-Rogaguado (línea de falla Hanagarth) concentra a los humedales más importantes de la llanura tropical<br />

boliviana. Se hace también énfasis sobre el sistema del Pantanal y es necesario considerar los extensos bajíos al norte de<br />

la EBB o los bañados del Tichela en el curso medio del río San Martín. Las inundaciones estacionales que pueden llegar a<br />

ser catastróficas (como las del 2007 y 2008) hacen que diversos cuerpos de agua de la llanura queden bajo agua durante<br />

varios meses perdiendo su condición de humedal definido. Los riesgos derivados del cambio climático global sobre los<br />

humedales de tierras bajas, sinergizados con el efecto de las represas del Madera a ser construidas por el Brasil, ocasionarían<br />

inundaciones prolongadas y más altas que podrían alterar las dinámicas de los humedales y de sus ricas biotas. En<br />

las tierras altas, las condiciones de mucha menor disponibilidad hídrica implican una menor diversidad y abundancia de<br />

ecosistemas acuáticos, los cuales se concentran de forma localizada en ciertas zonas, ya sea como bofedales o lagunas<br />

de origen glaciar, destacando sin embargo la presencia de algunos de los lagos más grandes de los Andes. El proceso de<br />

desertificación está dando lugar a fenómenos de contracción y desecación, efecto incrementado por el cambio climático<br />

y calentamiento global que ha ocasionado, entre las consecuencias más críticas, la pérdida de glaciares. Si bien se<br />

consideran específicamente las Lagunas saladas del Suroeste de Potosí, también son importantes (aunque en el mapa<br />

no se las explicite) las centenares de lagunas de origen glacial, dispersas en las diversas cordilleras y regiones altoandinas,<br />

muchas de las cuales se están desecando al no tener el aporte de agua de los glaciares, en retroceso o desaparición.<br />

205


206 Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Pantanal boliviano. Uberaba-Mandiore-San Matías-Otuquis (HP)<br />

Los impactos a la zona se concentran especialmente<br />

en la cuenca del río Paraná más al este,<br />

(donde hay poblaciones brasileras importantes<br />

como Cáceres o Descalvado) a partir de acciones<br />

de mejora dragado del curso de canales y<br />

la navegación de barcos de regular calado (hidrovía<br />

Paraná), las cuales no dejan de afectar la<br />

dinámica de las grandes lagunas interfronterizas.<br />

También la pesca y en especial la caza y captura<br />

de vida silvestre con escasa o ninguna regulación<br />

son elementos de fuerte perturbación ecológica<br />

en esta región. Las interfases entre los humedales<br />

y las Sabanas de Cerrado, sufren los impactos de<br />

los intensos fuegos estacionales. Entre los riesgos<br />

ambientales mayores de perturbación de este<br />

inmenso y frágil sistema, se han identificado: los<br />

efectos de la explotación de hierro del Mutún, las<br />

obras de mejora de hidrovías a partir de la iniciativa<br />

desarrollista del IIRSA, la habilitación de trasvases<br />

de cuencas en el lado brasilero, conectando<br />

la cuenca del Iténez (río Verde) con la cuenca<br />

del alto Paraguay (río San Lucas) para facilitar<br />

el tránsito de barcos de alto calado, además<br />

del proyecto de construcción de un canal entre<br />

Puerto Suarez y Puerto Busch. A esto se suman los<br />

riesgos de la recurrencia del fenómeno El Niño-<br />

Niña en términos de incrementar la perturbación<br />

de los ciclos hidrológicos.<br />

Podía también haber sido descrito como parte del complejo de<br />

sabanas del Cerrado (región de San Matías - Mandiore), con las<br />

cuales alterna en un mosaico sumamente intrincado y con las<br />

que mantiene una dinámica interrelacionada. Forma parte del<br />

gran sistema del pantanal situado en el Brasil y del cual es una<br />

prolongación, aunque ocupa una superficie menor que en el vecino<br />

país. Estos humedales se distribuyen en relación a la cuenca<br />

alta del río Paraguay y forman una red anastomosada de cauces,<br />

lagunas y bajíos pantanosos de gramíneas flotantes, rodeados<br />

de sabanas y bosques de inundación estacional. La región<br />

del pantanal en su conjunto actúa como una gigantesca esponja<br />

que regula a partir de “pulsos” estacionales las dinámicas<br />

de inundación. Entre las lagunas de mayor relevancia están la<br />

Urebaba, Gaiva, Mandiore, las cuales son interfronterizas. La región<br />

sur extrema (triángulo Man Césped o Foianini) hacia Puerto<br />

Busch, comprende un mosaico de humedales que soportan fuertes<br />

y prolongadas inundaciones estacionales. Esta ecoregión tiene<br />

especial importancia para la vida silvestre, en especial reptiles<br />

y avifauna. Se encuentra casi en su totalidad dentro de las áreas<br />

protegidas ANMI San Matías y PNANMI Otuquis, sin embargo la<br />

debilidad de la gestión de estas unidades no ha permitido resultados<br />

efectivos de regulación y control.


Grandes lagos del Oeste del río Beni (H1)<br />

Estos grandes lagos y lagunas que forman parte de varias<br />

propiedades ganaderas, algunas de las más grandes son<br />

parte de la propiedad de tres o cuatro estancias. Los efectos<br />

del manejo ganadero se relacionan principalmente<br />

con las quemas estacionales de las sabanas circundantes,<br />

drenajes para habilitación de pasturas, caza de vida silvestre.<br />

Los riesgos más críticos deberían relacionarse a inundaciones<br />

muy grandes y prolongadas, producto de fenómenos<br />

asociados al Niño, sinergizados con los efectos de las<br />

grandes represas a ser construidas en el río Madera.<br />

Se instalan a lo largo de la línea de falla Hanagarth, diagonal que además<br />

coincide con un antiguo cauce del río Beni. Los fallamientos a lo largo de<br />

esta línea dieron lugar a la formación de más de 15 lagos grandes y lagunas<br />

menores en una orientación de rumbo NE-SW. Varias de estas lagunas son<br />

de aguas claras-oscuras, otras son de aguas blancas y mixtas, recibiendo<br />

reflujos de los rebalses de inundación del río Beni en el pico de la época de<br />

lluvias. Algunas tienen aguas cristalinas muy particulares. Las lagunas más<br />

grandes como la Rogagua, Huatunas, Ginebra y Rogaguado tienen entre<br />

10.000 y 30.000 hectáreas de superficie. Los entornos de algunas de estas<br />

lagunas tienen manchones de palma real (Mauritia flexuosa). En la época<br />

lluviosa forman un extenso corredor de pantanos y zonas inundadas.<br />

zonas con complejos de lagunas en la llanura beniana (H)<br />

Las lagunas, en especial las de reducida superficie (1-5 ha)<br />

tienden a ser afectadas por una “senectud” natural o llenado<br />

de cubeta a partir del aporte de sedimentos, y finalmente<br />

“mueren” como pantanos (parece ser más rápido en<br />

masas boscosas que en sabanas), situación que es menos<br />

evidente en lagunas de mayor superficie. Los efectos de<br />

la ganadería y las quemas se circunscriben principalmente<br />

a los bordes o interfases con las sabanas; el efecto de<br />

las quemas tardías y afluencia de primeras lluvias pueden<br />

afectar el pH de las lagunas y ocasionar mortandad masiva<br />

de peces. Se conocen casos de drenaje de lagunas para<br />

establecer pastizales y cría de ganado. Bajo condiciones<br />

“normales” las lagunas se unen al agua de inundación permanentemente<br />

o por períodos, la “individualidad” de las<br />

lagunas se restaura al bajar la inundación. Bajo situaciones<br />

de inundaciones catastróficas prolongadas (por efecto del<br />

cambio climático: 2007), esta dinámica se disturba, lo cual<br />

puede ser aún más crítico por efecto de las grandes represas<br />

hidroeléctricas proyectadas.<br />

Son zonas con mayor concentración de lagunas y lagunetas, muchas se<br />

sitúan en la región de influencia de la dinámica fluvial, antigua y actual del<br />

río Mamoré pero en general están dispersas en toda la llanura. Su número<br />

superaría posiblemente las 500, habiéndose inventariado algo más de 200.<br />

En general están circundadas por sabanas y masas boscosas de inundación<br />

o anegación estacional y sus sistemas límnicos se interconectan por<br />

espacio de unos meses por los efectos de la inundación. En muchas regiones<br />

boscosas existen lagunas senescentes que actualmente ya son pantanos<br />

(yomomos y curiches). Muchas lagunas del Beni tienen la particularidad<br />

de ser rectangulares y de orientaciones definidas, configuración que<br />

responde al control tectónico a partir de fallas del Escudo precámbrico<br />

subyacente a la llanura. En general las que son de poca profundidad (2-3<br />

metros) son de agua blanca o turbia por efectos de mezcla por el viento,<br />

en tanto que las de agua clara (parcialmente oscura) son en general profundas<br />

(4-10 metros). Tienen alta importancia para el mantenimiento de la<br />

vida silvestre como de la ganadería tradicional de las sabanas. El total de<br />

lagunas superarían los 3000 kilómetros cuadrados de superficie, con más<br />

de 2 millones de metros cúbicos de agua.<br />

207


208<br />

Sistemas dispersos de pantanos (ecosistemas palustres) inmersos en los complejos de<br />

sabanas de Beni y La Paz<br />

El hecho de que su dinámica esté estrechamente entrelazada<br />

con las sabanas de inundación estacional, significó<br />

ser parte de un manejo hidrológico muy antiguo (culturas<br />

de las sabanas de Moxos y Baures) que llegó a derivar en<br />

modelos de regulación hidráulica muy complejos con la<br />

construcción de canales, diques, terraplenes, lomas, etc.<br />

Se desconoce cuales pudieron ser los efectos ambientales<br />

de estos sistemas de manejo. Actualmente las quemas<br />

estacionales de la sabana (mayormente para manejo ganadero)<br />

afectan a los pantanos estacionales y las interfases<br />

de los pantanos con la sabana. En algunas zonas se<br />

han drenado humedales para inducir el establecimiento<br />

de pastizales, en otras zonas se los está drenando para la<br />

siembra intensiva comercial de arroz en grandes superficies.<br />

En cuanto al programa de manejo del lagarto, cuyas<br />

acciones se concentran en lagunas y humedales, los resultados<br />

e impactos todavía no han sido evaluados o sujetos<br />

a auditorias ecológicas detalladas, aunque se sospecha<br />

que el recurso puede estar mermando, lo cual amenazaría<br />

la sostenibilidad del proceso. Al igual que en el caso<br />

de las lagunas, los riesgos de inundaciones catastróficas y<br />

prolongadas pueden alterar las dinámicas ecológicas de<br />

estos humedales. También la construcción y mejora de vías<br />

camineras (IIRSA) sin adecuados recaudos pueden generar<br />

alteraciones de la dinámica hídrica por formación de<br />

“diques” a partir de la mejora de terraplenes, sin adecuado<br />

drenaje.<br />

No han sido mapeados a la escala de análisis del presente mapa, tanto por<br />

la enorme cantidad, las superficies variables de acuerdo a la época del<br />

año y por formar ecotonos poco diferenciables con las sabanas de inundación<br />

estacional, lo cual hace difícil su individualización. Incluso los grandes<br />

sistemas pantanosos como el extenso bajío entre el río Yacuma y el Maniquí<br />

(Mercedes-Chichiguambo) o los bañados del Tichela en la zona de Baures<br />

no han sido especificados en esta oportunidad. En la llanura del Beni se sitúan<br />

tanto en las regiones de sabanas como en las masas boscosas, en general<br />

soportan inundaciones permanentes de aguas claras y oscuras todo<br />

el año con un corto estiaje en la época seca, a este tipo corresponden<br />

por ejemplo los “yomomos” de Rhynchospora, una Cyperacea que forma<br />

planchas flotantes, los “curiches” conformados por hidrófitas flotantes<br />

como Eichhornia y Pontederia y los herbazales densos de Heliconia o “patujuzales”<br />

que se sitúan en pantanos rodeados de masas boscosas. Tanto<br />

yomomos como patujuzales al interior de masa boscosas pueden presentar<br />

pantanos arbolados abiertos de “cosorió” (Erythrina) o “cosoriosales”. Los<br />

pantanos estacionales mayormente situados en sabanas se denominan<br />

“junquillares” (Cyperus giganteus) y pueden desecarse al final de la época<br />

seca. En las sabanas de La Paz, los sistemas palustres muy relacionados<br />

a sabanas de bajíos con inundación prolongada, presentan característicamente<br />

palmares de Mauritia y Mauritiella. Todos estos ambientes tienen<br />

enorme importancia para la vida silvestre y para numerosas especies de<br />

peces y aves, además son fuente de diversos recursos para las poblaciones<br />

indígenas y campesinas. En la actualidad los humedales tienen una función<br />

primaria en el aprovisionamiento de agua para el ganado en la época<br />

seca. También sirven como reservorio de vida silvestre y tienen relación con<br />

la presencia de “garceros” o centros de reproducción de colonias de miles<br />

de aves (garzas, cigüeñas, rapaces).


Laguna Concepción (HC)<br />

El uso tradicional indígena se reduce a la pesca y la<br />

caza, los impactos mayores provienen de la ganadería<br />

y las quemas estacionales que afectan los hábitats palustres<br />

circundantes. También se han producido impactos<br />

por desvío de aguas para fines de riego agrícola,<br />

siendo esta la mayor amenaza para este humedal. La<br />

frontera agropecuaria de la soya principalmente se extiende<br />

hacia la cuenca de la laguna desde el noroeste<br />

y suroeste.<br />

Es un humedal de gran importancia por su dimensión única en la región<br />

Chiquitanía-Chaco. Se encuentra inmersa en una depresión entre las<br />

Serranías Chiquitanas, bordeada al este por el curso del río San Julían<br />

(que recibe las aguas del Parapetí). Su superficie lacustre no supera las<br />

10.000 hectáreas, sin embargo los hábitats pantanosos formados en su<br />

entorno incrementan su importancia como refugio de vida silvestre. Fue<br />

declarada Sitio RAMSAR el año 2002 y el mismo año fue declarada área<br />

protegida municipal, aunque carece al momento de gestión definida.<br />

Sistemas de humedales estacionales del Parapetí (“Bañados del Isoso”) (H2)<br />

El cambio de cauce del río Parapetí ocasionó sin duda<br />

efectos drásticos en las comunidades bióticas de la región<br />

de migración de curso. Otro impacto sustancial<br />

proviene de los efectos de los desmontes y pérdida<br />

de cobertura vegetal que ocurren en la cuenca alta<br />

del Parapetí (Monteagudo, Heredia, Muyupampa, San<br />

Juan del Piraí, Huacareta, Fernández) que ha ocasionado<br />

el arrastre y deposición de una alta carga de sedimentos<br />

en las dos últimas décadas. También tiene efecto<br />

el desvío de cauces y drenajes para fines de riego<br />

de cultivos de soya que ocurren en ciertos puntos de la<br />

cuenca media. Los riesgos más severos pueden derivarse<br />

de episodios de inundaciones y riadas, producto de<br />

eventos del cambio climático.<br />

El río Parapetí es un río sin cauce definido en la cuenca baja, su curso<br />

derivó finalmente hacia la cuenca amazónica en los años 40 (antes<br />

drenaba hacia la cuenca del Plata). Producto de ello se formó una<br />

zona sujeta a prolongadas inundaciones estacionales, surcada por numerosos<br />

paleocauces y canales, que abarca una superficie de hasta<br />

200.000 hectáreas en la época húmeda. Estos bañados tienen una vegetación<br />

de bosque inundado bajo donde predominan especies de<br />

los géneros Cathormion, Geoffroea, Zizyphus, Crataeva, Sideroxylon, en<br />

secuencia con el bosque ribereño de las terrazas aluviales a mayor altura.<br />

En la época seca se forman dunas por las arenas depositadas. La<br />

zona tiene relevancia mítico religiosa y como fuente de recursos para<br />

los guaraníes isoseños, quienes consideran a dicha zona una “madre”<br />

o fuente de abundancia de peces y vida silvestre. En su mayor parte se<br />

encuentra el interior del PNANMI Kaa Iya.<br />

209


210<br />

Sistema lacustre Titicaca (Lago Mayor) (L1)<br />

El entorno perilacustre fue ocupado desde épocas muy<br />

antiguas (prehistóricas), y fue asiento del desarrollo de importantes<br />

culturas andinas como el imperio tihuanacota y<br />

los señoríos aymaras, incluso ahora tiene un enorme valor<br />

intangible y cultural para las numerosas comunidades indígenas<br />

que habitan sus orillas e islas. La densidad poblacional<br />

en su entorno es elevada (aprox.15 habitantes/km2 ).<br />

Se han generado diversos impactos ambientales, como la<br />

sobrepesca de especies nativas que ha significado la extinción<br />

de una de ellas (el humanto), la introducción de<br />

especies exóticas o la sobre-extracción de totora para alimento<br />

del ganado. También es importante la contaminación<br />

urbana y minera generada en el lado peruano (Puno),<br />

con réplicas de menor escala en Bolivia (Copacabana: urbano<br />

y turístico; Achacachi: urbano y agrícola). A todo ello<br />

se suman los posibles efectos de regulación de salidas de<br />

caudal por represas instaladas por el ALT en la boca del<br />

río Desaguadero, lo cual ha generado viva controversia y<br />

críticas. Entre los riesgos se identifican las proyecciones de<br />

riego del Altiplano usando el agua del lago, ideas sobre<br />

desvío de aguas para minería a gran escala y por supuesto<br />

los efectos del cambio climático global (grandes sequías).<br />

Llamado Lago Mayor, con una superficie cercana a las 700.000 hectáreas<br />

y profundidades entre 80 y 275 metros, se ubica en la Puna húmeda a 3810<br />

m snm, formado por un hundimiento en la era terciaria. En términos generales<br />

toda la cubeta de este inmenso lago (incluida la cubeta menor como<br />

se verá más adelante) es un macro regulador hidrológico y climático de<br />

toda la cuenca endorreica del Altiplano. Su oferta de servicios ambientales<br />

y ecosistémicos es extraordinariamente importante, destacando además<br />

su gran belleza escénica. Al mismo tiempo es un centro importante de biodiversidad<br />

con numerosos endemismos en peces (Orestias spp.), anfibios,<br />

crustáceos y plantas, y fuente de diversos recursos para las poblaciones<br />

locales. Es relevante la presencia de la rana gigante (Telmatobius culeus),<br />

especie endémica, amenazada por procesos de extracción no regulada.<br />

Parte de su fauna actual son las especies exóticas de truchas (Salmo gairdneri,<br />

Oncorhynchus mykiss) y el pejerrey (Basilichthys bonaeriensis), introducidas<br />

en el siglo pasado y de las cuales se supone ejercieron presiones decisivas<br />

sobre las especies nativas de peces. Destacan en su zona litoral las<br />

comunidades de totora (Schoenoplectus californicus) en franco proceso<br />

de retroceso y las densas praderas subacuáticas de Chara y Potamogeton.<br />

Tiene especial relevancia para la conservación de la avifauna andina.<br />

En la actualidad es un sitio RAMSAR pero sin ningún tipo de manejo formal,<br />

y no existe otro tipo de categoría de área de protección en el lado boliviano.<br />

Especial interés biológico tienen sus numerosas islas aunque han sido<br />

muy poco estudiadas.<br />

Sistema lacustre Wiñay Marka (Lago Menor) (L2)<br />

Los patrones de ocupación humana son tan antiguos como<br />

del Lago Mayor, con el aditamento que en algún período<br />

tuvo activa ocupación agrícola. Los impactos actuales son<br />

también similares en cuanto a la pesca y uso de la vegetación.<br />

Sin embargo sufre en la actualidad un tensor de<br />

especial preocupación, la contaminación de la Bahía de<br />

Cohana, por aportes a gran escala de desechos urbanos e<br />

industriales de El Alto y Viacha, que está generando efectos<br />

desastrosos sobre los ecosistemas litoráneos. Además<br />

se incrementa la contaminación en la zona de Guaqui y<br />

Desaguadero por residuos sólidos, producto de la afluencia<br />

comercial y ferias fronterizas. Las amenazas más serias<br />

se derivarían del incremento de la contaminación urbano<br />

industrial en la Bahía de Cohana y de los efectos de recurrencia<br />

de El Niño (sequías).<br />

Tiene una superficie menor, cercana a las 140.00 hectáreas y una profundidad<br />

bastante menor (10-49 m) que el Lago Mayor, lo cual implica diferencias<br />

en cuanto a la distribución y abundancia de la vegetación y las comunidades<br />

de fauna, sin embargo al igual que el Lago Mayor tiene enorme<br />

importancia como fuente de recursos para las numerosas comunidades<br />

locales de su entorno. Tiene comunicación con el Lago Mayor a través<br />

de un angosto estrecho de menos de un kilómetro. Existen indicios de que<br />

entre 500 y 450 AC, el nivel del Lago Titicaca habría descendido alrededor<br />

de 18 metros, haciendo que una gran parte del lago menor se convierta<br />

esencialmente en un fértil valle, que fue ocupado productivamente durante<br />

muchas décadas o centurias. Tiene relevancia por ser el desagüe de la<br />

cubeta general a través del río Desaguadero.


Sistema lacustre y perilacustre del Lago Poopó y Lago Uru Uru (L3)<br />

El mayor impacto proviene de la intensa contaminación<br />

por actividades mineras tanto actuales como por<br />

pasivos (colas, desmontes), los niveles de metales pesados<br />

(plomo, cadmio, zinc, arsénico, antimonio) son muy<br />

elevados, en especial en ciertas cuencas con mayor<br />

actividad de minería como es la cuenca del río Antequera.<br />

Esto ha tenido serios efectos sobre la biodiversidad<br />

y la salud de las poblaciones locales, sin que hasta<br />

el momento se vislumbren soluciones efectivas de mitigación<br />

y control. A ello se suma el desvío de cursos de<br />

agua que drenan el Uru Uru hacia el Poopó en función<br />

a las actividades mineras. La mayor amenaza proviene<br />

del incremento y reactivación de la actividad minera<br />

en toda la región, que amplificaría los efectos de la<br />

contaminación.<br />

Situado en la Puna seca, su superficie es muy variable en períodos de<br />

varios años según la pluviosidad y las sequías, en promedio se sitúa en<br />

algo más de 200.000 hectáreas, habiéndose registrado valores extremos<br />

altos en épocas lluviosas (400.000 hectáreas), hasta niveles muy<br />

bajos inferiores a 100.000 hectáreas (p.ej. el año 1982). Por lo tanto tiene<br />

una fuerte tendencia a fluctuar y reducir su superficie en relación con el<br />

proceso de desertificación regional. En general es poco profundo (0,5 -<br />

4 m). La escasa profundidad y la fluctuación de nivel, implican limitaciones<br />

al desarrollo de comunidades vegetales y animales estables, con<br />

todo, el aporte de recursos ha tenido relevancia para las poblaciones<br />

locales, en especial para la etnia Uru Murato.<br />

Lago salado de Coipasa<br />

Existe poca actividad humana, destacando el uso tradicional<br />

de recursos (huevos y carne de flamencos y<br />

otras aves) que desarrolla la etnia Chipaya. La explotación<br />

minera y extracción de la sal son actividades que<br />

ejercen impactos localizados.<br />

Se encuentra enclavado en medio del Salar de Coipasa, tiene una superficie<br />

promedio de 15.000 hectáreas, la cual fluctúa estacionalmente<br />

y en períodos de varios años de acuerdo a eventos climáticos como<br />

sequías o lluvias agigantadas. Sus aguas son salinas, lo cual implica fuertes<br />

restricciones al desarrollo de la vegetación y fauna. Sin embargo<br />

concentra en determinadas épocas del año a grandes colonias nidificantes<br />

de flamencos y otras aves.<br />

211


212<br />

Lagunas saladas dispersas. Sud Lipez (Reserva Eduardo Avaroa) (L)<br />

Con seguridad tuvieron alguna forma de uso desde épocas<br />

prehistóricas, en la actualidad tienen importancia para<br />

la ganadería tradicional de camélidos como fuentes de<br />

agua y en algunos casos se utilizan sus caudales para regar<br />

y mantener bofedales. Un impacto serio se deriva de los<br />

efectos del cambio climático (sequías) y la reducción de<br />

aportes por la desaparición de glaciares, lo cual está conduciendo<br />

a la reducción de sus espejos y desecación en<br />

casos extremos. Una amenaza crítica es el uso de aguas de<br />

lagunas para fines de grandes proyectos mineros como el<br />

de San Cristóbal. También se deben considerar los potenciales<br />

efectos negativos sobre la cuenca del Laguna Colorada<br />

(Reserva Eduardo Avaroa) de la explotación geotérmica<br />

prevista por EN<strong>DE</strong>.<br />

La ecoregión Altoandina de la Cordillera Occidental volcánica en Sud Lipez,<br />

es la región que alberga el mayor número de lagunas de origen glaciar,<br />

muchas de ellas de excepcional belleza escénica como las Lagunas<br />

Colorada y Verde. A pesar de estar situadas en general por encima de los<br />

4300 m snm, son de enorme relevancia para la vida silvestre, en especial<br />

para muchas especies de aves amenazadas, entre las que destacan las<br />

colonias nidificantes de tres especies de flamencos. Varias de las lagunas<br />

más notables se encuentran al interior de la Reserva Eduardo Avaroa. Una<br />

zona espectacular llamada “cien lagunas” se encuentra al Norte de la Laguna<br />

Kastor en el área de influencia de la Reserva Eduardo Avaroa: en<br />

una meseta alta se enclavan más de un centenar de pequeñas lagunas<br />

circulares producto de antiguas glaciaciones, que forman un paisaje extraordinario.<br />

Grandes sistemas de bofedales y vegas (B)<br />

Los mayores impactos se vienen dando a partir de procesos<br />

de desecación por reducción del flujo hídrico como<br />

resultado de la desaparición de glaciares. En las zonas de<br />

Puna, se suma el efecto de “enterramiento” por el arrastre<br />

masivo de sedimentos por los ríos desde zonas circundantes,<br />

debido a la ocurrencia cada vez más frecuente<br />

de lluvias torrenciales de corta duración y el cultivo de quinua<br />

a gran escala, que elimina la vegetación y remueve<br />

los suelos de grandes superficies. También tiene efectos el<br />

sobrepastoreo por incremento masivo de los hatos en los<br />

últimos 60 años. Son ecosistemas altamente amenazados,<br />

su degradación pone en riesgo además a los sistemas de<br />

ganadería tradicional de camélidos y la vida silvestre. Una<br />

gran amenaza en la región del Sudoccidente de Potosí<br />

(Puna semidesértica) es la utilización de aguas superficiales<br />

y subterráneas para fines de grandes proyectos mineros<br />

como el de San Cristóbal, que afectaría un gran entorno<br />

regional. Otro riesgo se deriva de la recurrencia de sequías<br />

y el incremento de la desertificación.<br />

Son ecosistemas acuáticos muy particulares de las regiones altoandinas y<br />

de Puna, localizados en zonas planas y bajas (depresiones y bases de cubeta)<br />

de valles glaciales y aluviales regularmente amplios. Se caracterizan<br />

por la presencia de una vegetación y flora particular formada por cojines<br />

densos y compactos (Distichya, Oxychloe, Aciachne). Los ríos que pasan<br />

por dichas planicies de los valles se abren en multitud de cursos y canales<br />

que cruzan la masa de cojines del bofedal, dando lugar a una anegación<br />

temporal o permanente y saturación de sus suelos, los cuales son característicamente<br />

hidromórficos y ricos en materia orgánica. Han sido clasificados<br />

en varios tipos según su ubicación altitudinal, la mineralización de sus<br />

aguas y el grado de duración de la inundación. Son la base fundamental<br />

para el desarrollo de la ganadería tradicional de camélidos, lo cual convierte<br />

a muchos de estos sistemas en auténticos paisajes culturales. El inicio<br />

de las prácticas de manejo de los bofedales se habría desarrollado paralelamente<br />

a la domesticación de los camélidos hace miles de años. También<br />

tienen enorme relevancia para la vida silvestre, en especial para las aves.<br />

Muestras importantes de estos sistemas se encuentran al interior del ANMI<br />

Apolobamba, PN Sajama y Reserva Eduardo Avaroa.


Elementos especiales<br />

Se describen aquí principalmente determinadas especies de plantas (p.ej. endémicas) y/o formaciones vegetales únicas,<br />

particulares y de alto valor científico y para la conservación en general, y que en general se encuentran amenazados<br />

por diversas presiones de la actividad humana. Se consideran sólo algunas de especial relevancia, posteriores esfuerzos<br />

deberían considerar el realizar mapeos más exhaustivos considerando otras especies y tipos de vegetación, incluyendo<br />

especies de fauna.<br />

Breve descripción y aspectos relevantes Impactos y amenazas<br />

Poblaciones aisladas de Hevea brasiliensis en zonas tropicales intramontanas de La Paz (G)<br />

La especie fue explotada intensivamente durante el<br />

auge de la goma, a pesar de que su calidad era inferior<br />

a la goma del norte de Bolivia, según reportes de la<br />

época. Esta goma era conocida por los indígenas aymaras<br />

de la zona de Larecaja ya en la época republicana<br />

temprana, convirtiéndose con el tiempo en hábiles<br />

confeccionadores de ropa y bolsas engomadas. Entre<br />

1890 y 1945, la región tenía numerosas estradas gomeras<br />

concesionadas. En la actualidad existe un uso tradicional<br />

remanente que se va perdiendo con los años.<br />

El avance de las fronteras agropecuarias ha generado<br />

también impactos sobre ciertas zonas de gomales.<br />

Constituyen pequeños manchones y poblaciones muy dispersas del árbol<br />

de la goma amazónica (Hevea brasiliensis), distribuidas en los Yungas<br />

bajos, sierras subandinas y las transiciones a valles tropicales intramontanos<br />

de la provincia de Larecaja Tropical (Mapiri, Challana, Guanay,<br />

Kaka), sobre suelos muy ácidos y temperizados. Esta distribución<br />

aislada de las poblaciones de Hevea del Norte amazónico de La Paz<br />

hacia Pando no ha sido estudiada a fondo al momento, podría tratarse<br />

de relictos remanentes de distribuciones antiguas más amplias de la especie<br />

o tratarse de otra subespecie.<br />

213


214<br />

Ampliación de masas boscosas por divagación del río Maniquí (D)<br />

Es un fenómeno de perturbación natural que genera diversos<br />

tipos de impactos. El Maniquí es un típico río de aguas<br />

blancas y dinámica de playas y barrancos, dando lugar a<br />

mini varzeas a su paso. Los cambios de curso en general<br />

durante una época húmeda especialmente intensa, dan<br />

lugar a la desaparición de la sabana bajo nuevos sedimentos,<br />

algunas zonas de bosques maduros son inundadas y en<br />

pocos años se vuelven pantanos con gigantescos árboles<br />

muertos en pie. Es posible que, a medida que la colonización<br />

y avance de fronteras agropecuarias se incrementen<br />

en la cuenca media y alta (Yucumo, Fátima), aumenten los<br />

aportes de sedimentos. Además, si las épocas de lluvias se<br />

tornan catastróficas por los eventos de El Niño, el fenómeno<br />

de divagación se intensificará de forma crítica.<br />

Es una zona hidrológica y ecológicamente muy activa. A partir del año<br />

1985 el río Maniquí, que nace en el Subandino, empezó activamente a<br />

divagar y cambiar de curso, migrando hacia el noroeste, es decir invadiendo<br />

los bajíos de sabana del río Yacuma en la zona de Mercedes y Chichiguambo,<br />

dejando a su paso un abanico de cauces abandonados y zonas<br />

de inundación, y depositando grandes volúmenes de sedimentos donde<br />

al cabo de unos años se observan activas fases de sucesión primaria de<br />

bosques pioneros. Vale decir que donde hubo sabanas actualmente hay<br />

bosques en pleno desarrollo, con lo cual la forma y la superficie de la Reserva<br />

EBB ha cambiado y se incrementó. La actual divagación del Maniquí<br />

es la continuidad de su constante cambio de curso desde hace miles de<br />

años cuando empezó a moverse: su cauce activo se encontraba entonces<br />

donde está el actual Cuberene.<br />

zona de grandes garceros (centros de nidificación de colonias de aves) (g)<br />

A inicios del siglo pasado, la moda de usar plumas de la<br />

gran garza blanca (Ardea alba) significó la extracción intensiva<br />

y grandes impactos a esta especie y los garceros<br />

en general. En otros casos más recientes se ocasionó la<br />

desaparición de estos hábitats reproductivos y de las colonias<br />

por el impacto de drenaje de lagunas y bajíos para<br />

establecimiento de pasturas (Laguna Cara de Caballo en<br />

la zona del Yacuma). Los riesgos del cambio climático y<br />

ocurrencia de inundaciones prolongadas pueden afectar<br />

la dinámica de los hábitats y del comportamiento reproductivo<br />

de las especies.<br />

No existe un inventario de estos singulares ecosistemas y aparentemente<br />

no se han realizado estudios exploratorios y detallados al respecto. Son colonias<br />

nidificantes de miles de garzas en varias especies, cigueñas y otras<br />

aves, que aprovechan el inicio de la época seca y la gran provisión de<br />

alimento (peces aislados en bajíos y lagunetas) para reproducirse. Algunos<br />

garceros conocidos en la zona de Espíritu y río Yacuma se establecen<br />

en la sabana y bajíos extensos sobre matorrales palustres conocidos como<br />

“tajibillares” (con Tabebuia); en otros casos se instalan en islas de bosque<br />

y bosques pantanosos de galería. La dinámica ecológica por unos meses<br />

es extraordinaria. Se conocen garceros en otras regiones del noroeste y<br />

noreste del Beni.


Palmares de Parajubaea torallyi (janchicoco) Pt)<br />

Es un recurso importante para las comunidades indígenas<br />

y campesinas locales, especialmente su fruto para elaborar<br />

bebidas y alimentos. No obstante estar al interior de un<br />

área protegida, ocurren impactos sobre las fases de regeneración<br />

natural por efecto del silvopastoralismo de vacunos<br />

en el bosque subhúmedo y la recolección de palmas<br />

jóvenes para la fiesta de Ramos, además de eventuales<br />

avances de la frontera agrícola.<br />

Es una extraordinaria palmera endémica del país, se distribuye únicamente<br />

en sitios determinados de Chuquisaca y Potosí, posiblemente con dos subespecies.<br />

Su distribución restringida y sus poblaciones escasas hacen esta<br />

especie altamente amenazada. Una de las poblaciones más importantes<br />

está en el ANMI El Palmar de Chuquisaca en la zona de Presto-Pasopaya,<br />

alcanzado inclusive los 3000 m snm de altitud.<br />

Palmares de Parajubaea sunkha (Ps)<br />

Existe un uso tradicional importante de la especie como<br />

fuente de recursos (fibras, frutos), incluso para fines de comercialización<br />

local y regional. Durante décadas se dieron<br />

importantes impactos derivados del avance de las fronteras<br />

agropecuarias, quemas recurrentes y afectación de las<br />

fases de regeneración natural por fuegos y pastoreo del<br />

ganado.<br />

Otra especie endémica de Bolivia, distribuida únicamente en las zonas de<br />

valles secos (transiciones al Yungas tucumano-boliviano) de Valle Grande<br />

en Santa Cruz. Al igual que P. torallyi, su grado de restricción y baja densidad<br />

poblacional la sitúan como una especie bajo fuerte amenaza, la cual<br />

no se encuentra dentro de ninguna área protegida.<br />

Cardonales en zonas de prepuna (C)<br />

Existe un uso tradicional de su “leño” para construcciones<br />

domésticas de casas o cercos. Se generan impactos por<br />

efecto de derrumbe de ejemplares para que se alimente<br />

el ganado, extracción para elaborar “lejía” y para carpintería<br />

de muebles, puertas y ventanas. En algunas zonas se<br />

ha observado señales de podredumbre de grandes ejemplares<br />

por un ataque fúngico o bacteriano.<br />

Son particulares formaciones de vegetación ubicados en valles, laderas y<br />

mesetas de las Prepunas semi-desérticas de Potosí y Tarija (Tupiza, Cotagaita,<br />

Chilcayo), entre los 3600 y 2800 m snm. Varias especies columnares del<br />

género Echinopsis (E. tarijensis, E.taratensis, E. werdermannianus) y Oreocereus,<br />

que pueden alcanzar hasta seis metros de alto, forman auténtico<br />

“bosques” de cactus o cardonales, acompañados por un elevado número<br />

de cactáceas de menor porte (Opuntia, Parodia, Lepismium, Gymnocalycium),<br />

destacando el alto número de endemismos.<br />

215


216<br />

Relictos de bosquetes de queñua o quehuiña (w)<br />

El aprovechamiento de las diversas especies de queñua<br />

o quehuiña se ha concentrado a lo largo de siglos en la<br />

extracción de leña aprovechando el elevado poder calorífico<br />

de su madera. Uno de los usos que generó y aun<br />

genera tremendos impactos sobre estas formaciones es<br />

la elaboración de carbón a partir de queñua. También<br />

en algunas regiones de los Andes, el comercio local de<br />

leña en poblaciones más importantes afecta considerablemente<br />

a los bosquetes de queñua. Por la dureza del<br />

leño es usada para fines de construcción y elaboración<br />

de utensilios como arados. También el uso de los suelos<br />

para fines agrícolas y las quemas extendidas han sido<br />

desde siempre factores importantes para la reducción<br />

de las superficies de los queñuales. Incluso el pastoreo de<br />

vacunos y ovinos genera altos impactos, especialmente<br />

en las fases de regeneración. No existe ningún tipo de<br />

control ni legislación específica vigente que proteja estos<br />

bosques relictuales, incluso se dan presiones al interior de<br />

ciertas áreas protegidas. Entre las amenazas más preocupantes<br />

están los efectos del calentamiento global y la<br />

recurrencia de sequías, que a su vez aumentan la vulnerabilidad<br />

a las quemas.<br />

Los bosques (micro-bosques) de Polylepis spp. Son bosques bajos (3-5 metros)<br />

hasta matorrales, si bien en ciertas zonas se encuentran árboles de<br />

hasta 7 u 8 metros. Tienen una distribución relativamente amplia en la región<br />

de los Andes, aunque ésta es altamente fragmentada a manera de<br />

parches en general no extensos. La hipótesis de que hace siglos la distribución<br />

de estos bosques era mucho más amplia en diversas regiones andinas<br />

no debe ser descartada, considerando el grado de modificación<br />

y deterioro de los ecosistemas que se ocasionó. Los manchones de las<br />

diversas especies (P. besseri, P. tomentella, P. crista galli, P. hieronymi) en<br />

la Puna de montaña (Pu5) son relictos que en los casos óptimos (que son<br />

pocos) alcanzan arriba de 500 hectáreas y se disponen en zonas alejadas<br />

y de difícil acceso. En general se instalan en quebradas y laderas de la<br />

Puna montañosa, aprovechando microclimas más húmedos, en algunos<br />

casos ocupan pisos inferiores y forman ecotonos con el bosque alto tucumano<br />

boliviano. En el cinturón de Páramo yungueño de la Cordillera<br />

Real existen también relictos de Polylepis pepei, P. sericea, P. racemosa,<br />

que forman parte de las Cejas de monte. Todos los bosquetes de Polylepis<br />

tienen un elevado valor intrínseco de conservación y científico, al mismo<br />

tiempo son hábitat de numerosas especies endémicas y amenazadas, en<br />

especial de aves. Además incrementan la belleza escénica de los paisajes<br />

de montaña y cumplen una función de protección de suelos de elevada<br />

fragilidad. Son especies de crecimiento muy lento y madera dura o<br />

de alta densidad.


Queñuales de Polylepis tarapacana en la región altoandina de la Cordillera Occidental (Q)<br />

Al igual que todos los bosques de Polylepis, los queñuales<br />

de la región volcánica estuvieron sujetos a una presión<br />

constante desde épocas antiguas, especialmente como<br />

fuente de leña. Las poblaciones locales usan la especie<br />

como combustible invalorable y como proveedora de madera<br />

para cercos y construcciones. Los mayores impactos<br />

provinieron de extracciones masivas comerciales para fines<br />

de la minería y el ferrocarril durante el auge minero en<br />

la primera mitad del siglo pasado, lo cual implicaba además<br />

la elaboración de carbón. Muchas zonas al interior del<br />

PN Sajama tienen bosques en recuperación y se encuentran<br />

evidencias de sitios de elaboración de carbón. Se ha<br />

observado afectación de árboles por una plaga fúngica.<br />

En la actualidad se dan impactos en ciertas zonas de Sud<br />

Lipez en relación a la minería del bórax (hornos para secado).<br />

Su distribución está concentrada en la Cordillera Occidental volcánica,<br />

ocupando rangos entre los 4200 y 5000 m snm. Por encima de los 4600 m<br />

snm, forman matorrales bajos y dispersos, hacia el límite inferior forman auténticos<br />

bosques bajos (2-6 metros) ralos, ocupan principalmente laderas<br />

rocosas que ofrecen situaciones microclimáticas más favorables. Conforman<br />

grandes manchones en determinadas zonas como el PN Sajama, las<br />

montañas de Turco, Sabaya, Llica y la Reserva Eduardo Avaroa. Con seguridad<br />

también constituyen poblaciones relictuales de distribuciones anteriores<br />

más amplias. Son un elemento biótico muy particular que confiere un<br />

carácter especial al paisaje en regiones dominadas por desiertos altoandinos.<br />

Tienen enorme importancia para varias especies de la vida silvestre y<br />

son parte de la cultura tradicional de las comunidades locales. En algunas<br />

regiones existen normas comunitarias que regulan parcialmente la extracción.<br />

“Islas” del Salar de Uyuni (Pescado, Incahuasi) (IS)<br />

Las islas del salar tuvieron ocupación humana precolombina,<br />

constituyéndose en sitios rituales y funerarios de importante<br />

magnitud como evidencian algunos restos arqueológicos.<br />

Las actuales presiones sobre estos frágiles ecosistemas<br />

provienen del turismo, el cual es masificado debido a<br />

la relevancia que alcanzó el salar como destino internacional.<br />

Esto ha implicado que algunos municipios como el de<br />

Llica, así como operadores privados desarrollen construcciones<br />

y rutas en la isla del Pescado. En general el control<br />

y la regulación por el Estado son casi inexistentes. Las amenazas<br />

mayores se relacionan con el incremento del turismo<br />

en la región.<br />

Las pequeñas “islas” en la zona centro-sud del Salar de Uyuni, constituyen<br />

restos emergidos (picos y crestas) de serranías del extremo Sur del Salar,<br />

cubiertas a lo largo de milenios por la deposición de sales. Su flora y fauna,<br />

apenas inventariadas, han sido poco estudiadas desde la perspectiva<br />

ecológica de los procesos de aislamiento. Sobre una topografía accidentada<br />

de roquedales de material volcánico (ignimbritas y riolitas) se instala<br />

una flora afín a la que se encuentra en el entorno del Salar, destacando<br />

la presencia de cardonales de gigantescos cactus columnares (Echinopsis<br />

atacamensis, E. pasacana). La particularidad radica en su condición de<br />

“islas” de rocas en medio de la inmensidad del salar.<br />

217


218<br />

Yaretales (Azorella compacta), relictos mejor conservados (Y)<br />

La especie es usada tradicionalmente como fuente de<br />

leña, dado su elevado poder calorífico. También existe<br />

un uso tradicional de la resina para fines medicinales. Sus<br />

bondades energéticas le han valido que sea explotada a<br />

gran escala para fines de minería o ferrocarriles en décadas<br />

pasadas. Los grandes manchones han desaparecido<br />

de muchas zonas regularmente accesibles por la extracción<br />

expoliativa, existen importantes relictos especialmente<br />

dentro de áreas protegidas. La mayor amenaza se derivaría<br />

de la intensificación de la minería de no metálicos en<br />

el Sudoeste de Potosí.<br />

Esta singular especie define una formación de vegetación característica<br />

de los altos Andes, denominada yaretal. La yareta es una planta Umbellifera<br />

muy especializada a las condiciones extremas de las cordilleras, crece<br />

en zonas rocosas formando almohadillas duras y apretadas de típico color<br />

verde brillante, con abundante resina; es parte importante de las comunidades<br />

vegetales de roquedales. El crecimiento es muy lento, un cojín de<br />

cuatro metros de diámetro de esta extraordinaria y llamativa planta podría<br />

tener una edad superior a los 5000 años. Es una especie fuertemente amenazada<br />

y en la actualidad no existe ningún tipo de control y regulación<br />

efectiva de su explotación.<br />

Totorales (Schoenoplectus californicus spp. tatora) (T)<br />

La totora y la comunidad litoránea que forma se encuentran<br />

en fuerte grado de amenaza. Su uso sin duda se remonta<br />

a épocas muy antiguas, perviviendo varios usos tradicionales<br />

de las poblaciones locales (construcciones, alimento,<br />

artesanía). En el caso del Lago Titicaca, es posible<br />

que su explotación se iniciara ya en la época de la colonia<br />

con la introducción del ganado vacuno, pero se intensificó<br />

en épocas más recientes a medida que la densidad poblacional<br />

perilacustre aumentaba. Los impactos más fuertes<br />

se dan a partir de una sobre-extracción para forraje del<br />

ganado, por pastoreo directo de vacunos al interior de los<br />

totorales, quemas en la época seca, y el ingreso de ganado<br />

porcino en la época seca o en sequías, el cual destroza<br />

las raíces. También la contaminación, como en el caso de<br />

la Bahía de Cohana, está ocasionando severos impactos.<br />

Los mayores riesgos se derivan del uso expoliativo no regulado,<br />

el incremento de la contaminación y los efectos de<br />

sequías y descensos del nivel del lago.<br />

La totora es una macrófita emergente que crece hasta una profundidad<br />

de 4 o 5 metros, aunque sus mayores densidades se encuentran en zonas litoráneas<br />

de poca profundidad. Se distribuye principalmente en los grandes<br />

lagos de la Puna aunque también puede distribuirse en lagunas dispersas<br />

y en algunos sectores del río Desaguadero. Las mayores concentraciones<br />

de totora se encuentran en el Lago Titicaca y en mayores superficies en<br />

el lado peruano (p.ej. Puno). En el país, el Lago Mayor presenta una sola<br />

gran mancha entre Santiago de Huata y Ancoraimes, en tanto que es más<br />

abundante en el Lago Menor (Puerto Perez - Huarina, Cohana, Aygachi, Taraco,<br />

Guaqui). También existen importantes totorales en el Lago Uru Uru. En<br />

general los totorales actuales son relictos de distribuciones antiguas mucho<br />

más extensas. Son altamente susceptibles a las grandes sequías y pérdidas<br />

de nivel del lago y los cuerpos de agua en general, y se incrementan en<br />

los períodos de varios años donde se mantienen aguas altas. Es un hábitat<br />

de extraordinaria importancia para numerosas especies de aves andinas y<br />

de la ictiofauna. No se conocen normas específicas que regulen su explotación,<br />

en algunas zonas el manejo vía normas comunales ha demostrado<br />

ser una alternativa efectiva.


Puyales de Puya raimondii (P)<br />

No se han reportado usos directos de la planta a nivel local,<br />

aunque forma parte de la narrativa y la mítica en las<br />

regiones donde se distribuye, para ciertas regiones como<br />

Comanche es una planta emblemática. Sin embargo es<br />

una especie altamente amenazada debido a su distribución<br />

restringida y los impactos que enfrenta. Posiblemente<br />

la zona donde está más amenazada es en el cerro de Comanche<br />

(que paradójicamente es un Santuario de Vida<br />

Silvestre) donde desde hace décadas la explotación de<br />

la cantera de granodiorita ha destruido una gran parte de<br />

la población de la especie. Además en el mismo sitio se<br />

producen quemas estacionales del pastizal puneño, que<br />

también ocasionan una elevada mortalidad. En el resto de<br />

las zonas donde se distribuye enfrenta principalmente el<br />

efecto del fuego de los pastizales, que afecta tanto a las<br />

plantas adultas como a las escasas fases de regeneración<br />

natural. Se desconoce de la existencia de normas o medidas<br />

de control que protejan la especie más allá del poco<br />

útil decreto de creación del Santuario de Comanche.<br />

Es una Bromeliacea muy singular por su gran tamaño (en especial del estipe<br />

floral, que puede alcanzar 8 metros) y su roseta densa de hojas de<br />

borde espinoso. Tiene una distribución extremadamente fragmentada en<br />

ciertas regiones de Puna y sus transiciones en Perú y Bolivia, que pueden<br />

ser relictos biogeográficos o una extrema especificidad a determinados<br />

hábitats. Existen muy pocos estudios ecológicos sobre estas comunidades.<br />

Se han identificado localidades con puyales en las regiones de Cerro Comanche<br />

en el Altiplano Central de La Paz (Puna húmeda), en la cuesta<br />

de Araca (Municipio de Cairoma, Prov. Loayza, Puna de montaña) y en la<br />

localidad de Karayani en Cochabamba (Municipios de Totora y Pojo, Prov.<br />

Carrasco: transición Puna a Valle mesotérmico). La floración de la Puya se<br />

da aparentemente en lapsos largos de tiempo (40 a 60 años o más) una<br />

vez que florece la planta muere. Cada estipe floral puede tener alrededor<br />

de 500 inflorescencias, cada una con alrededor de 70 flores (es decir que<br />

toda la planta puede tener cerca de 35.000 flores), las diminutas semillas<br />

aladas se producen en un número superior a 500 en cada flor, con lo que<br />

cada planta puede producir la extraordinaria cifra de más de 17 millones<br />

de semillas. Sin embargo, su potencial de germinación parece ser notablemente<br />

bajo. La planta tiene especial relevancia para especies de aves e<br />

insectos de la Puna.<br />

Cardonales de caraparí (Neocardenasia hertzogiana) (Ca)<br />

Diversas poblaciones indígenas y campesinas utilizan la especie<br />

de forma tradicional para diversos casos, en algunas<br />

regiones es eventualmente extraído a mayor escala y con<br />

fines comerciales, para la elaboración de ”lejía” (ceniza).<br />

La expansión de fronteras agropecuarias en los bosques<br />

secos también ejerce impactos localizados. No se conoce<br />

legislación alguna que reglamente su uso y su protección.<br />

Posiblemente el género sea más bien Neoraimondia por su descripción original<br />

en el Perú. Esta singular cactácea de la zona Chaqueña serrana y<br />

basal, que puede alcanzar los 10 metros de altura, llega incluso hasta los<br />

valles secos cálidos de Chuquisaca y Tarija hasta los 1500 m snm. Forma<br />

parte de los Bosques secos deciduos de dichas regiones, destacando en<br />

el paisaje por su gigantesco porte. Su distribución es rala y sus poblaciones<br />

no son abundantes, además que es explotada, aspectos que tornan a la<br />

especie en condición vulnerable.<br />

219


220 Foto1: Bosques de la Sierra de Capparucci (PN. Noel Kempff Mercado)<br />

Foto 2: Región altoandina de la Cordillera occidental volcánica (Sud Lipez)<br />

Foto 4: Bosque seco de la llanura del Chaco Basal (zona Isoso)<br />

Foto 3: Bofedales en la región altoandina


Foto 6: Bosque seco relictual en Valle mesotérmicos<br />

Foto 5: Bosque nublado pluvioso en los Yungas<br />

Foto 7: Bosque húmedo de la llanura Beniana<br />

221


222 Foto 8: Impacto por desmontes en terrenos inclinados de sierras subandinas<br />

Foto 9: Impacto por agricultura a escala industrial (campos de soya en Santa<br />

Cruz)<br />

pluviosas<br />

Foto 11: Intensa pérdida de suelos en valles secos<br />

Foto 10: Impactos por quemas extendidas


Foto 12: Explotación de bosques secos para elaboración de carbón en el Sur del<br />

país<br />

Foto 13: Intensa erosión de cárcavas en valles secos<br />

223


224<br />

CONCLUSIONES GENERALES ACERCA <strong>DE</strong> LAS ECOREGIONES<br />

Una gran proporción de las ecoregiones y ecosistemas descritos son de alta<br />

fragilidad por las limitaciones topográficas, hidrológicas o de la calidad de<br />

los suelos, por tanto son altamente susceptibles a degradarse, especialmente<br />

bajo modalidades de ex plotación agropecuaria intensiva.<br />

Con algunas excepciones, la mayoría de las ecoregiones y sus ecosistemas<br />

tienen una vocación muy limitada para fines agropecuarios intensivos y en<br />

especial a escala industrial, en todo caso sólo para modalidades innovativas o<br />

tradicionales que protejan los suelos, pero principalmente para manejo forestal<br />

regulado, manejo silvicultural de la biodiversidad, ecoturismo y prestación<br />

de servicios ambientales.<br />

Todas las ecoregiones y los ecosistemas que los conforman soportan diversos<br />

grados de presión e impacto, debido a las actividades productivas desarrolladas;<br />

en algunos casos estos impactos son muy antiguos, como es el caso de las<br />

Punas donde data de milenios, otros son más recientes, como en el Chapare<br />

o la zona este de Santa Cruz.<br />

El país aún cuenta con importantes superficies de ecosistemas naturales y en<br />

buen estado de conservación pero que tienden a disminuir; a la vez que la<br />

gran superficie de ecosistemas degradados muestra una clara tendencia a<br />

incrementarse.<br />

En general las muestras mejor conservadas de las ecoregiones se encuentran<br />

al interior de las Áreas Protegidas; sin embargo en varios casos, por las deficiencias<br />

de gestión y el escaso apoyo del propio Estado, muchos ecosistemas<br />

están seriamente amenazados<br />

Existen grandes espacios de ecosistemas fuertemente antropizados que pueden<br />

abarcar inclusive segmentos de diversas ecoregiones: a) Punas húmeda<br />

y seca de La Paz y Oruro, b) Valles secos de Chuquisaca, Potosí, Tarija y Santa<br />

Cruz, c) Yungas - Subandino de La Paz (corredor Coroico - Caranavi - Alto<br />

Beni, Chulumani - Asunta), d) Apolo - Santa Cruz de Valle Ameno, e) Chapare<br />

- Yapacaní, f) Zona integrada de Santa Cruz - Tierras bajas del Este, g) Entorno<br />

Cobija - Puerto Rico, h) Entorno Riberalta - Guayaramerin, i) Entornos de Boyuibe<br />

- Camiri - Lagunillas - Gutierrez.<br />

En muchas de las ecoregiones de bosques de montaña y tierras bajas, existen<br />

comunidades de substitución con matorrales, bosques ralos, helechales o<br />

“chusiales” (Pteridium) y pastizales duros o sujales - cortaderales, productos de<br />

quemas recurrentes y que son fases degradadas estancadas, en las cuales ya<br />

no prospera la sucesión de bosques.<br />

Las ecoregiones y ecosistemas en mayor grado de amenaza crítica son: a)<br />

Remanentes de Bosques del pie de monte amazónico en Ixiamas - Alto Madidi,<br />

Pilón Lajas, Eva Eva - Isiboro Securé, b) Amazonía del Norte de la Paz,<br />

c) Amazonía de la Prov. Vaca Diez, d) Amazonía en Pando (Cobija - Chivé,<br />

Cobija - Puerto Rico - Sena - G. Moreno), e) Yungas tucumano-boliviano (alto<br />

y bajo), f) Remanentes de Bosques secos en Valles mesotérmicos, g) Bosques<br />

secos Chiquitanos y pantanal de Otuquis, h) Bosque Chiquitano en el valle de<br />

Tucavaca, i) Monte San Pablo (Beni), j) Guarayos (Santa.Cruz).


Las especies y comunidades naturales en mayor grado de amenaza son: a)<br />

Queñuales de Polylepis, especialmente en la Puna de montaña y transiciones<br />

de Potosí, Chuquisaca y Tarija, b) Yaretales, c) Palmares de Parajubaea (Chuquisaca,<br />

Potosí y Santa Cruz), d) Cardonales de Puya raimondi, e) Bofedales, f)<br />

Garceros en tajibillares, g) Islas de Bosque en sabanas.<br />

Los casos más críticos de posibles relictos biogeográficos: a) Bosques secos<br />

intramontanos en Yungas (Asariamas, Boopi), b) Bosque seco - Bosque yungas<br />

tucumano boliviano en Norte de Potosí (Jucumarini - Llamachaqui, c) Sabanas<br />

aisladas en Pando y Norte del Beni, d) Sabanas del Norte de La Paz, e) Sabanas<br />

del Cerrado en Noreste de Santa Cruz.<br />

Los casos más críticos de relictos o remanentes producto de degradación antrópica:<br />

a) Bosquetes de Polylepis en la Puna de montaña, b) Bosques secos<br />

en Valles mesotérmicos, c) Bosque seco - Bosque Yungas tucumano boliviano<br />

en Pasopaya - Presto (ANMI El Palmar de Chuquisaca), d) Yungas tucumano<br />

boliviano en Santa Cruz (Valle Grande - Masicuri).<br />

En relación al punto anterior, se encuentran casos de aislamiento antrópico:<br />

a) Bosques secos en Valles mesotérmicos, b) Parques Nacionales Amboró y<br />

Carrasco (por las dos carreteras Cochabamba - Santa Cruz), c) Bosques de<br />

Yungas entre Coroico - Asunta y Caranavi.<br />

Hay también casos de aislamiento natural, que en general han sido poco o<br />

nada estudiados: a) Estación Biológica del Beni, b) Islas de Bosque, c) Bosques<br />

secos Intramontanos (Asariamas, Boopi), d) Islas del Lago Titicaca, e) Islas del<br />

Salar de Uyuni, f) Sabanas del Norte de La Paz y Pando.<br />

Existen casos de ecotonos o transiciones muy amenazadas: a) Entre Bosque<br />

seco intramontano (Boopi-Covendo) y Bosque húmedo de Yungas, b) Entre<br />

Bosques nublados y Bosques húmedos de Yungas, c) Entre Páramo y Bosques<br />

nublados, entre Bosques secos y Bosques de Yungas tucumano boliviano, d)<br />

Entre Bosques y Sabanas en tierras bajas.<br />

Se han detectado fenómenos de divagación fluvial que han sido poco o nada<br />

estudiados: Río Maniqui en la Estación Biológica del Beni, b) Río Securé - Tijamuchi<br />

en el TIPNIS, c) Río Chapare.<br />

Las ecoregiones más amenazadas a mediano plazo por los efectos de las represas<br />

a ser construidas en el río Madeira son los Sistemas de Varzeas e Igapos<br />

(bosques y otros ecosistemas riparios) de Pando, Norte de la Paz y Norte del<br />

Beni, así como las sabanas y bosques adyacentes, incluso hasta el paralelo<br />

15.<br />

Las ecoregiones más amenazadas a mediano plazo por los procesos colaterales<br />

derivados de la iniciativa IIRSA se encuentran en el norte amazónico del<br />

país (Beni y Pando).<br />

En determinadas regiones donde existe una fuerte presión de caza (doméstica<br />

y comercial) existen indicios de vaciamiento faunístico de especies de<br />

mayor biomasa (chanchos, taitetues, antas, monos, ciervos, mochis, pavas), lo<br />

cual podría estar ocasionando una perturbación de los procesos naturales de<br />

dispersión de semillas, y ejerciendo progresivos cambios en la composición y<br />

estructura de los ecosistemas.<br />

En ninguno de los casos analizados existen adecuadas y efectivas medidas de<br />

control y regulación, las más de las veces predomina un vacío de control por<br />

225


226<br />

parte del Estado en sus diversos niveles jurisdiccionales (nivel central, superintendencias,<br />

prefecturas, municipios). En muchos casos las formas de control<br />

comunitario tampoco se aplican por causas de pérdida cultural y de capacidades<br />

organizacionales. Se puede afirmar que desde siempre hasta la actualidad,<br />

ha existido una dejadez histórica por parte de la autoridad respecto de<br />

la protección y un uso regulado de los ecosistemas.<br />

La radicalización de las políticas desarrollistas nacionales y a nivel de bloques<br />

regionales o continentales, además con muy escasa atención a los temas ambientales,<br />

constituye una de las amenazas más serias a la estabilidad de muchos<br />

ecosistemas, los cuales se deteriorarían severamente en los próximos diez<br />

años.<br />

Todas las ecoregiones están en mayor o menor grado bajo la amenaza de los<br />

efectos del cambio climático global, ya sea por el incremento de las temperaturas,<br />

el incremento de la evapotranspiración, la recurrencia de sequías prolongadas<br />

o eventos catastróficos relacionados a lluvias agigantadas e inundaciones.


COMPARACIóN <strong>DE</strong> SUPERfICIES PERTENECIENTES A REGIONES<br />

CRíTICAMENTE AfECTADAS Y REGIONES EN BUEN <strong>ESTADO</strong> <strong>DE</strong><br />

CONSERVACIóN<br />

1. REGIONES ALTAMENTE CRíTICAS EN CUANTO A SU CALIDAD <strong>AMBIENTAL</strong><br />

Los escenarios de contaminación más fuerte se concentran en regiones con intensa<br />

actividad económica y de explotación de recursos naturales y de la tierra<br />

(minería, hidrocarburos, agricultura a gran escala), o con grandes concentraciones<br />

humanas (ciudades). El siguiente cuadro resume las regiones más críticas del<br />

territorio nacional en cuanto a su calidad ambiental, en orden decreciente.<br />

REGIÓN Y UBICACIÓN PRINCIPALES TENSORES<br />

SUPERFICIE<br />

AFECTADA<br />

APROXIMADA<br />

(EN HECTÁREAS)<br />

Región circundante a la ciudad de Potosí Ingenios que procesan colas<br />

y concentrados; y pasivos<br />

ambientales que datan de siglos 20.000<br />

Cuenca alta y media del río Pilcomayo (Potosí -<br />

Chuquisaca)<br />

Región subandina y piedemonte de Tarija y<br />

Santa Cruz, Chuquisaca (Aguaragüe, Huacaya,<br />

Boyuibe, Camiri, Palmar), además trópico de<br />

Cochabamba.<br />

El Alto - Viacha – llanura del río Katari, bahía<br />

de Cohana y zonas circundantes y Desaguadero<br />

Lago Uru Uru, Lago Poopó, entorno de ciudad<br />

de Oruro<br />

Agricultura a escala industrial: Zona integrada<br />

en torno a Santa Cruz de la Sierra, Pailón,<br />

Abapó, zona de expansión hacia laguna<br />

Concepción (región soyera)<br />

Regiones con actividades agropecuarias a<br />

escala industrial en la llanura Chaqueña Sur<br />

(Yacuiba, Villamontes, Boyuibe, Charagua,<br />

etc).<br />

Región pedemontana y llanura a lo largo de<br />

la carretera Cochabamba - Santa Cruz (Villa<br />

Tunari, Chapare, Yapacaní, Buena Vista)<br />

Caranavi, Asunta, Chulumnai, Coripata, Alto<br />

Beni, Tipuani, Guanay, en los Yungas de La Paz<br />

Ciudad de Cochabamba y conurbación<br />

circundante (Tiquipaya, Colcapirhua,<br />

Quillacollo)<br />

Río Choqueyapu - río de La Paz (ciudad<br />

de La Paz). La ciudad exporta una gran<br />

contaminación a la cuenca del río Beni<br />

Poblaciones fronterizas con intensa actividad<br />

comercial (Yacuiba, Villazón, Puerto Suarez -<br />

Quijarro, Desaguadero, Tambo Quemado)<br />

Explotaciones mineras en<br />

funcionamiento y en reactivación,<br />

pasivos ambientales 500.000<br />

Exploración y explotación gasífera<br />

y petrolera, incluye pasivos<br />

ambientales desde 1916<br />

300.000<br />

Residuos industriales y domésticos<br />

a gran escala 50.000<br />

Explotaciones mineras, plantas<br />

procesadoras, industria química y<br />

pasivos ambientales 200.000<br />

Uso intensivo de pesticidas,<br />

herbicidas y fertilizantes<br />

Uso intensivo de pesticidas,<br />

herbicidas y fertilizantes<br />

Uso intensivo de pesticidas,<br />

herbicidas y fertilizantes, residuos<br />

industriales<br />

4.000.000<br />

600.000<br />

400.000<br />

Uso intensivo de pesticidas,<br />

herbicidas y fertilizantes, residuos<br />

industriales, mercurio 350.000<br />

Residuos domésticos e industriales<br />

Grandes volúmenes de excreta y<br />

residuos sin tratamiento<br />

50.000<br />

100.000<br />

Residuos provenientes de la<br />

afluencia o movimiento de<br />

grandes cantidades de personas. 50.000<br />

Población de Copacabana (La Paz) Residuos sólidos, excreta y<br />

fecalismo 5.000<br />

Población de Uyuni (Potosí) Residuos sólidos y excreta 2.000<br />

227


228<br />

De esta evaluación se traduce que la cobertura aproximada de las zonas con<br />

problemática más crítica en cuanto a la calidad ambiental, es del orden de las<br />

6.277.000 hectáreas (casi 63.000 kilómetros cuadrados). La cifra en total podría<br />

no parecer tan preocupante, pues es un 6% de la superficie total del país; sin<br />

embargo lo realmente grave es la intensificación y agudización de los procesos<br />

de contaminación en estas zonas; además se puede prever que se producirá un<br />

fenómeno de expansión, en especial de la minería y los hidrocarburos, que hará<br />

aún más difícil la situación.<br />

2. REGIONES ALTAMENTE CRíTICAS EN CUANTO A SU <strong>ESTADO</strong> <strong>DE</strong> CONSERVACIóN<br />

Al igual que se realizó una sinopsis de las regiones más aquejadas por procesos<br />

de contaminación, es posible realizar una relación de las zonas que presentan<br />

las condiciones más críticas en cuanto a su estado de conservación y que por<br />

tanto requieren acciones de urgencia para el control y mitigación de las afectaciones.<br />

Algunas de estas regiones constituyen escenarios de total devastación de<br />

los ecosistemas en enormes extensiones. La siguiente tabla resume las regiones<br />

más críticas en cuanto al estado de conservación de sus ecosistemas, en orden<br />

decreciente:<br />

REGION Y UBICACIÓN PRINCIPALES TENSORES<br />

Altiplanos o Punas de La Paz, Oruro y<br />

Potosí<br />

Valles secos de Cochabamba, Chuquisaca,<br />

Potosí y Tarija, e interandinos de La Paz<br />

(Luribay, Sorata, Charazani)<br />

Zona integrada en torno a Santa Cruz de<br />

la Sierra, Río Grande, Pailón, Abapó, zona<br />

de expansión hacia Laguna Concepción<br />

(región soyera)<br />

Región de Apolo en los Yungas - Subandino<br />

de La Paz<br />

Valles secos cruceños (Valle Grande,<br />

Samaipata, Mairana, Pampa Grande)<br />

Faja pedemontana y llanura a lo largo de<br />

la carretera Cochabamba - Santa Cruz (SE<br />

del Isiboro-Securé, Chapare, Yapacaní,<br />

Buena Vista)<br />

Faja subandina y pedemontana Sur (Camiri,<br />

Muyupampa, Charagua - Parapeti,<br />

Lagunillas, Gutierrez, Cabezas)<br />

Faja pedemontana y llanura chaqueña Sur<br />

(Yacuiba -Pilcomayo, Villamontes, Machareti,<br />

Boyuibe)<br />

Zona central de Yungas de La Paz y Cochabamba<br />

(Coroico, Chulumani, Asunta,<br />

Caranavi, Alto Beni, Tipuani, Teoponte,<br />

Guanay, Quime, Suri, Cotacajes, Altamachi,<br />

Tablas Monte)<br />

Yungas y valles transicionales de Quime,<br />

Inquisivi, Cajuata, Independencia (La Paz<br />

- Cochabamba)<br />

Faja pedemontana y de llanuras de La<br />

Paz y Beni (Cascada, Yucumo - Embocada<br />

- Rurrenabaque, San Buenaventura,<br />

Ixiamas)<br />

Sobrepastoreo, extracción de<br />

leña, agricultura mecanizada, uso<br />

secular<br />

Desbosques antiguos, quemas,<br />

extracción de leña - madera, so-<br />

SUPERFICIE<br />

AFECTADA<br />

APROXIMADA<br />

(EN HECTÁREAS)<br />

Aproximadamente<br />

10.000.000<br />

brepastoreo, uso secular 7.000.000<br />

Agricultura comercial mecanizada<br />

a gran escala (Soya, caña, girasol,<br />

sorgo, arroz, frijol, etc.)<br />

4.000.000<br />

Quemas, desbosques, agropecuaria más de<br />

intensificada, uso secular<br />

125.000<br />

Quemas, desbosques, agropecuaria<br />

intensificada, uso secular 100.000<br />

Colonización y agropecuaria intensificada,<br />

alta densidad poblacional,<br />

cultivo de coca, tala de<br />

madera 400.000<br />

Agropecuaria comercial intensificada,<br />

explotación petrolera, tala<br />

de madera 400.000<br />

Agropecuaria comercial intensificada,<br />

explotación petrolera, tala<br />

de madera 400.000<br />

Colonización y agricultura intensificada,<br />

alta densidad poblacional,<br />

explotación aurífera<br />

Quemas, desbosques, agropecuaria<br />

intensificada, uso secular<br />

Colonización y agropecuaria intensificada,<br />

alta densidad poblacional,<br />

tala de madera<br />

400.000<br />

300.000<br />

300.000


Faja Chiquitana Roboré - Puerto Suarez –<br />

Puerto Quijarro<br />

Área circundante a Riberalta - Guayaramerín<br />

Agropecuaria intensificada, quemas,<br />

tala de madera<br />

350.000<br />

Ganadería de reemplazo, colonización<br />

y agricultura intensificada,<br />

tala de madera 250.000<br />

Área circundante a Cobija - Porvenir Ganadería de reemplazo, colonización<br />

y agricultura intensificada,<br />

tala de madera 200.000<br />

Área de Bermejo (Tarija) entre el Pilcomayo<br />

y Río Grande de Tarija<br />

Agropecuaria comercial intensificada<br />

150.000<br />

La cobertura aproximada de ecoregiones - ecosistemas en situación crítica en el<br />

país es de 25 millones de hectáreas (250.000 kilómetros cuadrados), esto significa<br />

la preocupante proporción de un 25 % del territorio nacional, esta cifra lejos de<br />

estabilizarse tiene la tendencia de incrementarse en los próximos años.<br />

3. REGIONES QUE SE ENCUENTRAN TODAVíA EN BUEN <strong>ESTADO</strong> <strong>DE</strong> CONSERVACIóN<br />

Por su parte el siguiente cuadro resume la lista de aquellas regiones que aún mantienen<br />

un buen estado de conservación de los ecosistemas, pero que enfrentan al<br />

mismo tiempo un alto nivel de riesgo y amenaza.<br />

REGION Y UBICACIÓN RIESGOS y AMENAZAS<br />

Áreas protegidas con más de un 60 % de cobertura<br />

de ecosistemas bien conservados hasta prístinos,<br />

PN: N. Kempff Mercado, Madidi, Kaa Iya,<br />

Pilón Lajas, Amboró, Carrasco, Isiboro-Securé,<br />

Iñao, Iténez, Reserva E. Avaroa, Manuripi, Tariquía,<br />

San Matías, Iténez.<br />

Sabanas de palmares y bosques amazónicos del<br />

Norte de La Paz.<br />

Bosques amazónicos de Pando: extremo Noreste<br />

entre ríos Orthon, Abuna y Madera (Río Negro,<br />

Federico Román)<br />

Yungas y Subandino de Cotacajes, Altamachi,<br />

Cocapata, serranías de Mosetenes y Eva Eva<br />

Existe una continuidad óptima<br />

de ecosistemas. Los impactos<br />

afectan mayormente<br />

los bordes.<br />

SUPERFICIE<br />

AFECTADA<br />

APROXIMADA<br />

(EN HECTÁREAS)<br />

12.000.000<br />

Alto grado de amenaza por<br />

corredor IIRSA, colonización<br />

y proyecto agroindustrial del<br />

Norte de La Paz 3.000.000<br />

Expansión de la ganadería de<br />

reemplazo y la explotación<br />

forestal 2.000.000<br />

Avance de la colonización y<br />

cultivo de coca. 500.000<br />

Bosque Chimanes (Sudoeste del Beni) Avance de la colonización y la<br />

ganadería de reemplazo 1.000.000<br />

Sabanas y humedales de Baures, Magdalena, Intensificación de quemas y<br />

Tichela<br />

drenaje de humedales 2.000.000<br />

Sabanas y humedales de Yacuma - Rogaguado Intensificación de quemas y<br />

drenaje de humedales 2.000.000<br />

Yungas de Mapiri –Challana Avance de la colonización,<br />

explotación de oro 200.000<br />

Bosques de transición Guarayo Chiquitano (ríos Ganadería de reemplazo, mo-<br />

San Pablo, Blanco, Negro, San Martín)<br />

tosierrismo y colonización 3.000.000<br />

Bosques secos relictuales de Campero, río Miz- Quemas, tala de maderas duque,<br />

río Grande, El Palmar, Rodeo, Tomina ras y elaboración de carbón 200.000<br />

229


230<br />

Relictos del bosque tucumano-boliviano en el<br />

Sudoeste de Chuquisaca (El Palmar - Prov. Sud<br />

Cinti, río Pilcomayo - río Pilaya)<br />

Explotaciones agropecuarias,<br />

tala de maderas<br />

150.000<br />

San Pablo de Lípez, Esmoruco, Cien Lagunas Minería, turismo no regulado<br />

Rio Mauri (Ciudad de Piedra) - Sajama Minería<br />

500.000<br />

200.000<br />

La cobertura aproximada de ecoregiones - ecosistemas en un óptimo a muy buen<br />

estado de conservación está cerca de las 30 millones de hectáreas (300.000 kilómetros<br />

cuadrados o casi un 30 % del país), la mayor parte al interior de las áreas<br />

protegidas, el resto en zonas alejadas y sin vinculación caminera o de muy difícil<br />

accesibilidad. Estas regiones, incluidas las áreas protegidas, soportan graves<br />

amenazas de perturbaciones a corto plazo. Al contrario que en el caso de los<br />

escenarios críticos de las dos primeras tablas, la cuenta desafortunadamente es<br />

regresiva. A pesar de todo, Bolivia es uno de los países de Latinoamérica con mayor<br />

superficie de ecoregiones en buen estado de conservación.<br />

La restante proporción del territorio nacional (cerca de un 50 %) se encuentra en<br />

una situación intermedia, en general con procesos moderados de deterioro ambiental<br />

y ecosistémico. Si se mantienen los ritmos de ocupación no planificada del<br />

territorio y la inacción del Estado en cuanto el control y regulación ambiental, la<br />

tendencia inevitable significará reforzar la cifra de los escenarios más críticos.<br />

Conclusión<br />

El siguiente cuadro resume las cifras preliminares referidas al estado ambiental del<br />

país, considerando superficies de afectación en cuanto a la calidad ambiental y<br />

estado de conservación, respecto de las zonas que todavía presentan en buen<br />

estado ambiental:<br />

TIPO <strong>DE</strong> REGIÓN –ECOREGIÓN SUPERFICIE APROXIMADA*<br />

Regiones y zonas con problemas críticos de calidad<br />

ambiental.<br />

Ecoregiones y ecosistemas en situación muy crítica<br />

por efectos de fragmentación y degradación de<br />

vegetación y suelos<br />

Ecoregiones - ecosistemas en un óptimo a muy buen<br />

estado de conservación, la mayor parte al interior de<br />

las Áreas Protegidas (más de un 75 %).<br />

Regiones con estado ambiental intermedio o regular,<br />

pero con tendencia general a empeorar.<br />

6.600.000 hectáreas<br />

(66.000 kilómetros cuadrados)<br />

27 millones de hectáreas<br />

(270.000 Kilómetros cuadrados)<br />

30 millones de hectáreas<br />

(300.000 kilómetros cuadrados). *<br />

45 millones de hectáreas<br />

(450.000 kilómetros cuadrados)<br />

*El SNAP comprende 22 unidades de conservación y 180.000 kilómetros cuadrados<br />

de superficie.


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UDAPE-CI. 2007. Recursos Naturales Renovables de Bolivia. Atlas UDAPE Vol.9. La<br />

Paz, Bolivia.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Fotos 1-13: M. Liberman<br />

Foto 7: EBB.<br />

231


CONTENIDO TERCERA PARTE<br />

Capítulo 7<br />

El estado actual del sector<br />

agrícola de Bolivia<br />

Apolo, la historia de una mala<br />

herencia<br />

¿Llamas o quinua?<br />

degradación de bofedales y<br />

desertificación<br />

El complejo oleaginoso<br />

Transgénicos: un desafío para<br />

todos<br />

Las dimensión ambiental en el<br />

desarrollo rural sostenible<br />

Agroecología y agricultura<br />

orgánica<br />

Capítulo 8<br />

Producción pecuaria<br />

La ganadería de<br />

transhumancia y las selvas de<br />

montaña<br />

Capítulo 9<br />

Suelos<br />

El manejo y conservación<br />

de suelos y algunas<br />

consideraciones para mejorar<br />

su efectividad y sostenibilidad<br />

Degradación de suelos en el<br />

Altiplano boliviano: sus causas<br />

y algunas medidas para su<br />

mitigación<br />

Capítulo 10<br />

Cambios recientes y nuevos<br />

desafíos para la gestión de los<br />

bosques<br />

Quemas no controladas<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Tercera parte<br />

Producción agropecuaria<br />

y forestal


Capítulo 7<br />

El estado actual<br />

del sector agrícola<br />

1. <strong>DE</strong>SCRIPCIóN gENERAL <strong>DE</strong> LA SITuACIóN<br />

por José R. Campero<br />

En el desarrollo económico del país, los recursos naturales han jugado un rol crucial<br />

y han tenido una influencia importante en la política, la ocupación del territorio<br />

y el modelo de desarrollo económico adoptado. El Cuadro 1 documenta la<br />

participación de las actividades económicas en el Producto Interno Bruto (PIB) a<br />

precios corrientes para el periodo 1990 - 2006.<br />

Cuadro 1.<br />

Participación de las actividades económicas en el PIB a precios de mercado (%)<br />

Actividad económica 1990 2000 2004 2006<br />

Agricultura, silvicultura, ganadería, caza y pesca 15,35 12,97 13,32 10,93<br />

Extracción de minas y canteras 10,24 6,56 9,45 11,07<br />

Industria manufacturera 16,96 13,24 12,51 11,52<br />

Electricidad, gas y agua 1,61 2,91 2,62 2,37<br />

Construcción 3,07 3,03 2,12 1,77<br />

Comercio 8,88 7,19 6,98 6,34<br />

Transporte, almacenamiento y comunicaciones 9,32 11,33 11,86 10,19<br />

Bienes inmuebles y servicios prestados a las empresas 10,16 13,58 9,82 8,76<br />

Servicios comunales, sociales, personales y domésticos 4,44 5,18 4,90 4,49<br />

Restaurantes y hoteles 3,26 3,14 3,00 2,56<br />

Servicios de la administración pública 10,05 11,73 12,41 11,25<br />

Fuente: INE, 2008<br />

La participación de la agricultura en el PIB ha tenido una tendencia sostenida al<br />

descenso desde 1990, no por su reducción del volumen o valor de su producción,<br />

sino fundamentalmente porque otras actividades económicas tuvieron un mayor<br />

desarrollo que aquella. También es importante mencionar que el aporte de la<br />

agricultura al PIB fue siempre menor que el aporte de las industrias manufactureras,<br />

por lo menos desde 1990.<br />

El Instituto Nacional de Estadísticas sistematizó la actividad agropecuaria en Bolivia<br />

en cinco grandes categorías 1 y el comportamiento de éstas durante la gestión<br />

del 2006 muestra los siguientes valores porcentuales: los productos agrícolas no<br />

industriales 4,97, los productos pecuarios 2,74, los productos agrícolas industriales<br />

2,04, la silvicultura, la caza y la pesca 0,77 y la economía de la coca 0,41.<br />

Aun es difícil encontrar una línea clara de demarcación entre agricultura tradicio-<br />

1 Instituto Nacional de Reforma Agraria 2004. Estado del proceso de saneamiento.<br />

235


236<br />

nal de subsistencia, producción agroindustrial comercial y producción ganadera<br />

a pequeña escala y gran escala; dado que cualquier sistema de producción,<br />

independiente del volumen, tiene como objetivo la producción para el mercado.<br />

Sin embargo, son las pequeñas unidades de producción las que tienen mayores<br />

dificultades prácticas para participar en éste. Entre las dificultades se destacan:<br />

el volumen de producción, la distancia al mercado, las facilidades para realizar<br />

los procesos de mercadeo como infraestructura vial, la red de intermediarios, la<br />

calidad de los productos, los usos y costumbres, y la corta vida útil de los productos<br />

agropecuarios.<br />

Para este artículo los productos agrícolas fueron agrupados en dos categorías:<br />

agricultura tradicional, que comprende cinco grupo generales de productos: tubérculos,<br />

cereales, hortalizas, frutales y estimulantes; en la otra categoría se analizará<br />

la producción industrial de los siguientes cultivos: oleaginosas (soya, girasol<br />

y maní), caña de azúcar y maíz. Durante la campaña agrícola del 2006 fueron<br />

cosechadas 2,4 millones de hectáreas, un 49% con cultivos industriales y el 51%<br />

correspondiente a cultivos de subsistencia. En los últimos 16 años la superficie cosechada<br />

se incrementó en 1.163.091 ha (un 93%), pasando de 1,25 a 2,4 millones<br />

de hectáreas. Este crecimiento es explicado fundamentalmente por la expansión<br />

de los cultivos industriales. Más del 70% del avance de la frontera agrícola está<br />

relacionado a los cultivos de soya, maíz y girasol.<br />

En cambio, la superficie cosechada con productos no industriales (la mayoría desarrollada<br />

en pequeñas unidades de producción) incrementó el área cosechada<br />

de 938.438 a 1.231.263 hectáreas; este incremento fue nueve veces inferior<br />

al incremento correspondiente al de los cultivos comerciales. La figura 1 ilustra la<br />

participación de los distintos actores funcionales según el tamaño relativo de la<br />

superficie cosechada.<br />

Fuente: INE 2008<br />

Figura 1<br />

Participación de pequeños agricultores en las actividades agrícolas<br />

Periodo 1991 al 2006


El grupo de cultivos de cereales fue, en este periodo, el que mayor superficie<br />

demandó y también el que mostró el mayor crecimiento (igual a 42%). Como se<br />

verá más adelante, la cosecha de maíz fue el motor de este incremento; el cual<br />

tuvo una alta correlación con el desarrollo de la industria avícola y porcina. 2 El<br />

desarrollo de la primera le permitió ocupar el primer lugar nacional en la oferta de<br />

carne, superando a la carne bovino que pasó al segundo lugar en el mercado<br />

nacional.<br />

Cosecha<br />

cultivos<br />

no<br />

tradicionales<br />

Cuadro 2. Superficie cosechada (ha) de productos no industriales<br />

1991 1996 2001 2002 2003 2004 2005 2006<br />

Diferencia<br />

%<br />

Cereales 627.918 704.059 711.125 748.755 73.267 772.156 857.374 889.209 41,61<br />

Tubérculos 172.348 159.107 158.972 162.691 166.021 168.471 170.741 171.802 -0,32<br />

Frutales 53.575 55.798 61.927 63.387 64.784 64.684 65.583 65.772 22,77<br />

Hortalizas 44.689 4.618 51.266 52,751 53.515 54.287 55.219 55.606 24,43<br />

Estimulantes 22.092 23.594 24.691 24.845 2.502 25.129 25.518 25.535 15,58<br />

Total 920.622 947.176 1.007.981 1.052.429 360.090 1.084.726 1.174.435 1.207.924 31,21<br />

Fuente: INE, 2008<br />

De la información resumida en el cuadro 2 se encuentra que en los últimos 16 años<br />

la superficie cosechada con productos denominados no industriales, creció con<br />

una media de 31%. Dentro de este grupo, las cosechas de papa y yuca, agrupados<br />

como tubérculos por el INE, ocuparon una superficie de 172 mil hectáreas y<br />

fue el segundo mayor grupo, destacándose por presentar un crecimiento negativo<br />

muy pequeño e inferior al 0,5%. Los otros grupos: frutales, hortalizas y estimulantes<br />

(café) ocuparon espacios comprendidos entre 25 y 66 mil hectáreas, con<br />

crecimientos comprendidos en el rango del 15 al 24% en los últimos 16 años.<br />

Es importante destacar que durante este periodo, la población nacional creció<br />

en 50,05% pasando de 6.420.792 habitantes en 1992 a 9.634.618 habitantes en<br />

2006. En el mismo periodo, la población rural disminuyó en términos relativos del<br />

42,55% al 35,77%; pero en términos absolutos se incrementó en 720.061 personas,<br />

agudizando la presión sobre la tierra cultivable. Esta presión fue particularmente<br />

cierta en tierras altas, donde la superficie de cultivo no puede ampliarse bajo los<br />

patrones actuales de producción, que implican largos periodo de barbecho o<br />

descanso entre cultivos. 3<br />

La superficie cosechada per cápita de cultivos no industriales en el 1991 fue 0,146<br />

ha, disminuyendo en el 2006 a 0,128 hectáreas. Es posible que mejoras en el rendimiento<br />

de los cultivos puedan explicar este comportamiento, junto con la mayor<br />

importación de productos agropecuarios y los cambios en los patrones de consumo,<br />

en particular en las poblaciones urbanas.<br />

2 Müller y Asociados 2003.<br />

3 MACIA 2004.<br />

237


238<br />

2. ExPANSIóN <strong>DE</strong> LA FRONTERA AgROPECuARIA<br />

En los últimos 16 años la superficie cosechada se ha incrementado en 93%, pasando<br />

de 1,2 millones de ha en el 1991 a un total de 2.416.047 hectáreas en el 2006. El<br />

75% de ese incremento corresponde a los cultivos industriales entre los que destacan<br />

tres: la soya, el girasol y el maíz. En avance promedio de la frontera agrícola<br />

en los últimos 15 años fue igual a 58.017 ha/año. El cuadro 3 documenta el avance<br />

de la frontera agrícola.<br />

Cuadro 3<br />

Avance de la frontera agrícola en el periodo 1991 al 2006<br />

Cultivo 1991 2001 2005 2006 Incremento %<br />

Total 1.252.956 1.894.731 2.357.530 2.416.047 92,83<br />

Industriales 314.518 864.815 1.159.792 1.184.784 276,70<br />

Subsistencia 938.438 1.029.916 1.197.738 1.231.263 31,20<br />

Fuente: INE 2008<br />

El mayor avance de la frontera agrícola se registró en la Región Integrada de<br />

Santa Cruz, aunque también fueron importantes los desbosques en la llanura chaqueña<br />

y en las Pampas de Moxos; en este último caso para habilitar tierras para<br />

el cultivo del arroz, cultivo en expansión particularmente importante en los últimos<br />

dos años.<br />

En general, la expansión de la frontera agrícola queda explicada por la expansión<br />

de los cultivos de soya, girasol y maíz, y por el establecimiento de pasturas cultivadas,<br />

aunque en este último caso son por lo general utilizadas superficies que<br />

han sido extensamente explotadas con actividades agrícolas y praderas nativas<br />

degradadas. Una de sus justificaciones de la expansión de la frontera agrícola es<br />

la pérdida de fertilidad del suelo y las condiciones de baja fertilidad, la invasión de<br />

malezas se constituye en un problema muy importante; obviamente la solución de<br />

menor costo constituye la habilitación de nuevas superficies agrícolas mediante<br />

la tala de los bosques.<br />

La prioridad nacional, relativamente baja, dada a la protección del medio ambiente,<br />

ha conducido al desarrollo de tierras cada vez más pobres. El uso inadecuado<br />

de los suelos agrícolas fue el resultado de los modelos de desarrollo económicos<br />

aplicados desde los tiempos de la Colonia y la época republicana. En<br />

muchos casos, el acceso no regulado para acceder a los recursos naturales ha<br />

conducido a algunos individuos a maximizar sus ingresos sobreexplotando la tierra.<br />

La gente pobre, mujeres en particular, a menudo carece del acceso a la tierra<br />

adecuada para garantizar su seguridad alimentaria y estas personas son obligadas<br />

a reproducir su pobreza en tierras frágiles. Su pobreza puede darles pocas<br />

alternativas, y deben extraer de aquella tierra los recursos escasos disponibles, aun<br />

cuando esto degrade la tierra. 4<br />

En el otro lado, la fuente más importante de avance de la frontera agrícola a partir<br />

del uso inadecuado del suelo se relaciona a los sistemas de agricultura comercial.<br />

Fuerzas económicas internacionales animaron a la agricultura comercial nacional<br />

a explotar la tierra (con un manejo no sostenible), dejando poco beneficio en el<br />

nivel de comunidad para encarar el desarrollo rural con equidad y sostenibilidad.<br />

4 ASDI 2004.


En décadas recientes, errores similares en la opción de políticas o tecnologías han<br />

conducido a procesos de degradación en muchas regiones del país. En el altiplano,<br />

la mecanización del cultivo de la quinua y el haba acelera la erosión eólica;<br />

en tierras bajas el uso inadecuado de maquinaria agrícola en los procesos de laboreo<br />

originó los procesos de compactación de los suelos. Los desastres naturales<br />

también destruyen la tierra y desplazaron poblaciones importantes a tierras con<br />

mayor potencial productivo, causando fuertes concentraciones de poblaciones<br />

humanas, tanto en áreas rurales (Lago Titicaca) como en los cinturones peri-urbanos.<br />

5<br />

3. ANáLISIS POR CuLTIvOS<br />

3.1. Cultivo de cereales<br />

La cosecha de cereales en Bolivia durante el periodo 1991 al 2006 muestra un incremento<br />

anual en superficie cosechada de 11.489 hectáreas. El cultivo que tiene mayor<br />

peso absoluto en este incremento es el maíz para grano, que aunque tiene sólo el tercer<br />

mayor crecimiento porcentual detrás del sorgo (239%) y el arroz (63%), en términos<br />

absolutos constituye, con mucho, el mayor cultivo de cereales y el segundo mayor<br />

cultivo en el contexto nacional, después de la soya.<br />

Hubo un importante crecimiento de la cosecha de granos en Bolivia, alcanzando un<br />

total de 888.209 hectáreas, para una producción total de 1.935.136 toneladas, o sea<br />

de 201 kg per capita en el 2006; siendo ésta 43% superior a la producción de cereales<br />

cosechada quince años atrás (generalmente no implica un mayor consumo de cereales<br />

per se, sino en productos derivados como carne, huevos y leche).<br />

Los departamentos de Santa Cruz y Tarija son los principales productores de maíz y<br />

juntos producen el 80,5% de la producción nacional. La producción de maíz para grano<br />

en Bolivia tomó importancia a partir del desarrollo de la industria avícola a inicios<br />

de la década de los años 70; otros impulsos adicionales a este desarrollo lo constituyeron<br />

la expansión de la industria lechera y últimamente la porcino-cultura.<br />

El cultivo del arroz constituye el segundo mayor cultivo de cereales después del cultivo<br />

de maíz. Los sistemas de producción de arroz en Bolivia están caracterizados principalmente<br />

por desarrollarse, en su inmensa mayoría, bajo dependencia del volumen<br />

y distribución de lluvias. Hay evidencias que permiten afirmar que sólo el 5% de la<br />

superficie total de cultivo se realiza bajo riego o en el sistema de inundación. En Santa<br />

Cruz, donde se produce más del 75% de la producción de arroz de Bolivia, se estima<br />

que cerca de 70% de los productores involucrados en este cultivo son pequeños agricultores,<br />

que tienen a este grano como su principal alimento y el principal y casi único<br />

producto comercial.<br />

El cultivo de arroz en Santa Cruz posee una gran connotación socio-económica, porque<br />

representa una importante fuente de ingresos para 22.000 pequeños productores.<br />

Durante las campañas del 2005 al 2007, nuevas áreas han ingresado a formar<br />

parte de la producción arrocera, como la llanura beniana que aportó entre 25 a 30<br />

mil hectáreas a la cosecha nacional de arroz, generando posibilidades de exportación<br />

para este grano.<br />

El promedio mundial para rendimiento de arroz con cáscara fue en el 2006 de 3,552<br />

kg por ha mientras que la media nacional es de 2.663 kg/ha. Los mejores rendimientos<br />

en el mundo sobrepasan los 10.000 kg/ha. Estos valores muestran las urgentes necesi-<br />

5 AB<strong>DE</strong>S, Separata Nº 1, 2007.<br />

239


240<br />

dades en términos de investigación, transferencia de tecnología y cultura empresarial<br />

para situar al país como un importante productor de arroz. Es indudable que una mayor<br />

eficiencia agronómica permitiría una menor depredación de bosques tropicales,<br />

que año tras año se afectan para habilitar arrozales.<br />

La producción nacional de trigo es considerada por muchos como factor estratégico<br />

en la seguridad alimentaria, dado las condiciones de dependencia histórica respecto<br />

a importaciones y donaciones que coloca al país en situación crónica de riesgo y<br />

vulnerabilidad. Queda claro que existen dos vías: incrementar la superficie de cosecha<br />

y más aun el rendimiento agronómico de este cultivo, o alternativamente sustituir<br />

parcialmente el trigo por harina de maíz en la elaboración del pan, principal destino<br />

actual de la harina de trigo.<br />

En las actuales condiciones, la producción nacional de trigo cubre menos del 20%<br />

de las necesidades nacionales y el resto es cubierto por importaciones desde la Argentina,<br />

Estados Unidos de Norte América o la Unión Europea. En la perspectiva del<br />

crecimiento de la demanda de biocombustibles o, tal vez más apropiadamente,<br />

agrocombustibles, es importante considerar que existirá una creciente presión en los<br />

precios del trigo importado, por una reducción previsible en la oferta internacional de<br />

trigo para la exportación. 6<br />

La producción de trigo en el territorio nacional ocurre bajo dos modalidades interesantes<br />

y diferenciadas. En la región occidental, que comprende Cochabamba, Chuquisaca,<br />

Potosí y en menor medida La Paz y Oruro, se produce en el contexto de una<br />

agricultura de subsistencia, donde este cultivo sigue en la rotación aquellos cultivos<br />

que demandan altos niveles de fertilización como son la papa y la cebolla y el ajo.<br />

En general, se afirma que este cultivo utiliza la fertilización residual de estos cultivos<br />

y hace uso exclusivo de la precipitación pluvial. Se utiliza tecnología rudimentaria y<br />

mano de obra familiar y en algunos casos, como para la cosecha y la trilla, se realizan<br />

acuerdos comunales para facilitar el trabajo.<br />

La segunda modalidad de producción de trigo ocurre en Tierras Bajas, donde la producción<br />

es orienta al mercado y en ella participan empresarios agrícolas y una porción<br />

pequeña pero no cuantificada de pequeños productores en las zonas de colonización:<br />

en está región, el trigo, forma parte de la rotación de los cultivos oleaginosos<br />

como soya, girasol y sésamo y se cultiva en el invierno.<br />

La quinua es un grano nativo de los Andes y es cultivado tanto en la región del altiplano<br />

y los valles interandinos altos de nuestro país, como en el Norte argentino, Chile<br />

y Perú. Prospera en lugares áridos y semiáridos, pero la respuesta de la quinua en términos<br />

de rendimiento es baja y menor a 700 kg por ha. En esta especie se conocen<br />

17 ecotipos con periodos vegetativos que varían entre 150 a 240 días, lo cual permite<br />

una adaptación importante a las diferentes condiciones ecológicas.<br />

La quinua real es el ecotipo de mayor importancia por el tamaño grande de sus granos,<br />

identificados como de primera clase alcanzando hasta 2,5 mm de diámetro. Es<br />

relativamente resistente a las heladas y períodos de sequía, lo cual facilita su cultivo<br />

en las rigurosas condiciones climáticas del altiplano. El grano de quinua real tiene un<br />

alto contenido de saponina que le da un sabor muy amargo y que debe ser removida<br />

antes de su consumo, aumentando el costo de su procesamiento. Sin embargo,<br />

este alto contenido de saponina crea cierta protección del grano contra el ataque<br />

de plagas. 7<br />

6 FAO-CEPAL 2007.<br />

7 ANAPQUI, 2001; IICA/PNUD, 1991


Foto 1 Cultivos de Quinua en el occidente de Potosí Foto 2 La quinua ha adquirido<br />

gran importancia en la economía<br />

de numerosas familias del país<br />

Las principales áreas de producción de quinua son las provincias Gualberto Villarroel<br />

y Aroma en el departamento de La Paz; Salinas de Garci-Mendoza en la Provincia<br />

Ladislao Cabrera de Oruro, región donde se privilegia el trabajo comunal. La tercera<br />

zona de cultivo es la región ubicada al sudoeste del departamento de Potosí y es la<br />

que produce la mejor calidad de quinua en Bolivia. En los últimos años se ha realizado<br />

una intensa investigación para adaptar el cultivo a las Tierras Bajas, con resultados<br />

promisorios en informes de avances de esas investigaciones. Las investigaciones son<br />

conducidas por ANAPO.<br />

3.2 Tubérculos<br />

La producción de papa, cuarto alimento más producido en el mundo, con aporte<br />

calórico fundamental para la dieta humana, continuará jugando un rol importante en<br />

la economía de los países tanto industrializados como en desarrollo en los cinco continentes,<br />

pese a que en los últimos 40 años, la política de producción alimentaria en el<br />

mundo parece haberse centrado en lograr un crecimiento en la oferta de trigo, arroz<br />

y maíz antes que el de la papa o cualquier otro tubérculo. 8 A pesar de ello, las “Proyecciones<br />

del Centro Internacional de la Papa” estiman que la producción mundial se<br />

incrementará de 296 millones a 480 millones de toneladas de papa para el año 2020.<br />

En Bolivia existen más de 230 variedades de papa. Sin embargo, 14 son las de mayor<br />

consumo nacional y de ellas cuatro: Huaycha, Imilla Blanca, Descree y Holandesa son<br />

variedades mejoradas y las de mayor consumo nacional. En tierras bajas y en los valles<br />

interandinos predominan variedades “mejoradas” provenientes de las estaciones<br />

experimentales del IBTA. Estas variedades aplicadas a los sistemas de producción han<br />

provocado cambios trascendentales en la producción y los hábitos de consumo. La<br />

producción nacional de papa creció en el periodo de 16 años en 9,09%, es decir un<br />

poco más de 0.05% anual, permaneciendo casi constantes los rendimientos agronómicos<br />

y la superficie cosechada.<br />

Como principales zonas productoras de papa destacan la región circunlacustre del<br />

Lago Titicaca y las provincias al sur del mismo. Esta zona es responsable del 23% de<br />

la producción nacional. En segundo lugar, también por volumen de producción, se<br />

encuentra Cochabamba, y en este departamento los principales centros de producción<br />

son valles altos, que incluyen a las provincias de Mizque y Aiquile y los valles de<br />

Arque y Morochata en Ayopaya; aportan con el 21% al total nacional; Potosí ocupa<br />

8 Sinclair y de Wit 1976.<br />

241


242<br />

el tercer lugar con Villazón y sus alrededores, además de la no menos importante<br />

producción de Chayanta, Ocurí y Ravelo. Chuquisaca ocupa el cuarto lugar, y contribuye<br />

con el 15% al total; las zonas de Culpina en la Provincia Sud Cinti, Zudañez,<br />

Tarabuco y Yamparáez producen papas nativas muy apreciadas en el mercado nacional.<br />

Finalmente, en los valles cruceños la producción se basa en las variedades<br />

Descree y Holandesa.<br />

El cultivo de la papa involucra a más de 200.000 familias, probablemente sea el cultivo<br />

más común en Bolivia. A pesar de incorporar nuevas tierras, el rendimiento promedio<br />

nacional presenta una tendencia hacia la baja, obteniéndose para el año 2006<br />

un promedio de 5,7 toneladas por ha. Este rendimiento es uno de los menores en el<br />

mundo y en la región.<br />

La papa es un cultivo que requiere de un alto nivel de fertilidad del suelo y en todas<br />

las regiones del país los principales fertilizantes son los abonos orgánicos. La ganadería<br />

con rumiantes menores es la principal fuente de estiércol para ello. En estos sistemas<br />

integrados, se hace uso amplio de ovinos y caprinos como recolectores de la fertilidad<br />

natural de los campos de pastoreo para trasladarlos luego a los campos de<br />

cultivo de papa. Otros cultivos como la cebada y el trigo hacen uso de la fertilidad<br />

residual luego de levantada la cosecha de papa, de donde resulta que el número de<br />

rumiantes menores determina la superficie de siembra de papa.<br />

La yuca es un arbusto extensamente cultivado en Bolivia por su aporte energético a<br />

la dieta humana y animal. La yuca es endémica de la región subtropical de Bolivia,<br />

Paraguay, Argentina y Brasil. En condiciones óptimas, la yuca puede producir más<br />

calorías alimenticias por ha que la mayoría de los demás cultivos alimenticios tropicales,<br />

es un alimento que aporta hidratos de carbono (energía) y el contenido medio<br />

de éstos es de 85%. Pobre en grasa y proteínas, su digestibilidad es muy alta y aporta<br />

de forma moderada vitaminas del grupo B, vitamina C y minerales como magnesio,<br />

potasio, calcio y hierro.<br />

La yuca es la séptima mayor fuente de alimentos básicos del mundo y es una de las<br />

más importantes fuentes de alimentación en extensas áreas de los trópicos. Es un cultivo<br />

apreciado por su fácil y amplia adaptabilidad a diversos ambientes ecológicos,<br />

el poco trabajo que requiere, la facilidad con que se cultiva y su gran productividad.<br />

Puede prosperar en suelos poco fértiles, en condiciones de poca pluviosidad. Se reproduce<br />

mejor de esquejes, el crecimiento es lento en los primeros meses, por lo que<br />

el control de hierbas es esencial para un correcto desarrollo. En su uso normal, la planta<br />

entera se desarraiga al año de edad para extraer las raíces comestibles.<br />

La yuca contiene cantidades pequeñas de glucósidos cianogénicos, que se convierten<br />

en ácido prúsico (cianuro de hidrógeno), por la acción de la enzima lanamarasa,<br />

que también se encuentra presente en los tejidos de la raíz. La concentración del ácido<br />

prúsico puede variar de 10 a 490 mg/kg en la raíz fresca; las variedades de yuca<br />

“amarga” contienen concentraciones más altas que las variedades dulces. En Bolivia<br />

se cultiva principalmente las variedades dulces aunque rinden menos. En las variedades<br />

llamadas “dulce” la mayor parte de las toxinas se encuentra en la cáscara.<br />

3.3. Hortalizas y frutales en sistemas de subsistencia<br />

Durante los últimos 16 años, en Bolivia, la superficie cosechada de legumbres y frutales<br />

tuvo un incremento modesto medio de 1.770 ha por año. En adición a los cultivos<br />

anteriormente comentados, en el 2006 fueron cosechados en las regiones de yungas<br />

y subtrópico 14.460 ha de mandarinos, 5.530 ha de naranjos y 4.855 ha de piña, con<br />

rendimientos de 10.570, 7.361 y 12.050 kg/ha, respectivamente. El destino de esta producción<br />

fue principalmente el mercado interno, aunque la exportación de piñas a la<br />

Argentina y Chile se mantuvo en los niveles tradicionales.


Un rubro de alto potencial<br />

es el cultivo del banano<br />

con importantes<br />

inversiones, particularmente<br />

en los Yungas del<br />

Chapare para mejorar<br />

las condiciones de su<br />

exportación, no sólo en<br />

términos de adecuar la<br />

infraestructura sino también<br />

en formación de<br />

recursos humanos. Como<br />

resultado de estos esfuerzos<br />

las exportaciones de<br />

banano crecieron hasta<br />

alcanzar un volumen de<br />

81.640 toneladas, con un<br />

valor de 21,2 millones de dólares, los principales destinos fueron Argentina, Perú y Chile.<br />

En la región de los valles interandinos y valles mesotérmicos, durante el mismo periodo<br />

fueron cosechados 7.060 ha de duraznos. No existe información nacional sobre el<br />

cultivo de frutales del género Prunus (ciruelo) y otros propios de valles interandinos,<br />

aunque sus superficies probablemente sean reducidas. Estos cultivos en ocasiones<br />

son claves en la seguridad alimentaria y en la arquitectura del paisaje, un componente<br />

no siempre reconocido.<br />

Otros frutos interesantes son el tumbo, una pasiflorácea (Passiflora mollisima) originaria<br />

de la región andina, el cupuazú (Theobroma grandiflorum), con múltiples usos para la<br />

industria desde la elaboración de licores (proceso de fermentación) hasta su manteca<br />

que sirve para la elaboración de chocolates y productos cosméticos, y la lúcuma<br />

que es comercializado desde hace una década en la región de Riberalta.<br />

4. AgRICuLTuRA INDuSTRIAL<br />

Cultivos como la soya, caña de azúcar, girasol, maní y algodón son agrupados por<br />

su relación con su destino final, la industria. La cosecha del 2006 para esta categoría<br />

de productos alcanzó a 1.184.784 ha. En general, la superficie con cultivos<br />

industriales creció a costa de los bosques de la llanura cruceña y en cierta medida<br />

de los bosques xerofíticos en el Sudeste del país.<br />

Cuadro 3. Superficie cosechada. Periodo 1991 al 2006<br />

Descripción 1991 1996 2001 2006<br />

Diferencia<br />

(ha)<br />

Incremento<br />

(%)<br />

Total cosecha nacional 1.252.956 1.663.338 1.894.731 2.416.047 1.163.091 92,83<br />

Total cultivos industriales 314.518 654.212 864.815 1.184.784 870.266 276,70<br />

Algodón 16.803 50.093 9.407 7.524 -9.279 -55,22<br />

Caña de azúcar 83.669 88.860 94.176 115.862 32.193 38,48<br />

Girasol 10.217 41.000 135.000 99.350 89.133 872,40<br />

Maní 10.540 11.016 10.940 11.930 1.390 13,19<br />

Soya 193.289 463243 615.292 950.118 756.829 391,55<br />

FUENTE: INE, 2008<br />

Foto 3 Las actividades agrícolas en zonas áridas ocasionan vulnerabilidad de<br />

los úselos ante la erosión.<br />

243


244<br />

El cuadro 3 muestra que la superficie nacional cosechada en el 2006 con respecto<br />

a 1991 se incrementó en 93%; pero este mismo criterio, aplicado a los cultivos<br />

industriales, muestra un incremento de 3 veces mayor para el mismo periodo. También<br />

se observa que en términos porcentuales el mayor crecimiento es del cultivo<br />

de girasol y el menor el del algodón, que en el periodo considerado tuvo una tasa<br />

negativa de crecimiento.<br />

En términos absolutos, el mayor crecimiento correspondió al cultivo de la soya,<br />

que incrementó su superficie en los últimos 16 años en 756.829 ha, a un ritmo de<br />

50.455 ha por año. En las líneas siguientes se analiza el desarrollo de cuatro de los<br />

cinco cultivos clasificados como cultivos industriales.<br />

4.1. Soya<br />

La soya es apreciada por su función oleaginosa y proteica, y con relación a los<br />

granos de características similares tiene la ventaja de tener rendimientos productivos<br />

mayores a 2,5 toneladas por ha, por su capacidad para fijar cantidades importantes<br />

de nitrógeno atmosférico. Al prosperar tanto en regiones subtropicales<br />

como en las templadas, se adapta a una variedad impresionante de tipos de<br />

suelos y tiene una alta demanda mundial.<br />

En Bolivia se empezó a cultivar soya en 1967; en 1980 el Banco Mundial financió un<br />

programa de expansión de la soya en la región de Santa Cruz. La participación de<br />

Bolivia en la producción mundial es de 0,69%, condicionada principalmente por<br />

sus relativo bajo rendimiento y una superficie de cosecha inferior al millón de ha.<br />

Aún así, la soya es el principal producto agrícola de exportación en Bolivia y representa<br />

el 27% de las exportaciones. El 92% de éstas están destinadas a la Comunidad<br />

Andina de Naciones y se realizan a través de la hidrovía Paraná – Paraguay.<br />

En los últimos 16 años el cultivo de la soya ha crecido a un ritmo acelerado y sostenido<br />

y el incremento se realizó a expensas del bosque Chiquitano, alcanzando<br />

en el 2006 una superficie de 950.189 ha, la que sitúa al país entre los ocho mayores<br />

productores de soya en el mundo. La expansión del cultivo de soya en el departamento<br />

de Santa Cruz obedece a seis factores fundamentales:<br />

Dotación de tierras vírgenes baratas e incapacidad del Estado para hacer<br />

cumplir las normas de protección ambiental, lo que permite un avance de la<br />

frontera agrícola.<br />

Existencia de un mercado amplio y protegido en los países andinos.<br />

Apoyo crediticio del sector público y privado.<br />

Expansión de infraestructura industrial de procesamiento.<br />

Empuje e iniciativa de empresarios bolivianos e invasión de empresarios extranjeros,<br />

generalmente brasileños que se benefician de tierras vírgenes baratas.<br />

Importación de soya brasilera para su exportación hacia mercados de la CAN,<br />

donde Bolivia tiene preferencias arancelarias.<br />

La figura 2 ilustra el avance en términos territoriales del cultivo de la soya en los<br />

pasados 16 años.


Figura 2. Superficie cosechada de soya<br />

Fuente: FAOSTAT, 2008<br />

La expansión de la soya en Bolivia y en la región tiene un altísimo costo social<br />

y ambiental. El monocultivo de soya y especialmente de la soya transgénica o<br />

genéticamente modificada, conlleva múltiples riesgos sobre la economía local,<br />

ecología y salud humana. A pesar de ello, se sigue impulsando su cultivo masivo.<br />

En Bolivia por lo general existen tres modelos de producción de soya: a) con arado<br />

y rotación con trigo, con o sin semillas genéticamente modificadas; b) Siembra<br />

directa, sin semillas transgénicas, los residuos del cultivo de los da al ganado y<br />

requiere del uso de herbicidas y c) Siembra directa con semillas tolerantes al glifosato<br />

(soya RR de Monsanto). Se hacen dos campañas de soya al año. Al margen<br />

del sistema de producción, el monocultivo de la soya conduce necesariamente a<br />

la compactación del suelo, que ofrece mayor resistencia a la exploración de las<br />

raíces en busca de nutrientes; esto también es evidente cuando la soya rota con<br />

trigo (la elección más común). La siembra directa puede ser un buen camino para<br />

revertir el deterioro de los suelos, siempre que esté acompañada por balances de<br />

nutrimentos equilibrados que compensen las pérdidas producto de las sucesivas<br />

cosechas.<br />

Aunque no existen cifras oficiales sobre la superficie sembrada con semilla transgénica,<br />

el gremio de soyeros había indicado que la superficie sembrada era de<br />

unas 200 mil ha. La semilla de soya Roundup Ready, con tolerancia al herbicida<br />

glifosato o Roundup. Ambos, semilla y herbicida, son producidos por la misma empresa,<br />

Monsanto. Esta introducción podría echar por tierra los esfuerzos nacionales<br />

para competir en el mercado internacional de la soya con productos de calidad,<br />

en lugar de la miope aspiración de competir en los mercados para productos<br />

transgénicos.<br />

4.2. Caña de azúcar<br />

La producción nacional de caña tuvo un valor record en el 2006 con 6 millones<br />

de toneladas. En 2006 la superficie cultivada de caña de azúcar fue de 115.862<br />

ha que corresponden al 4,79 % del total de la superficie agrícola cultivada y representó<br />

el 9,8 % de la superficie total de cultivos industriales. El crecimiento de la<br />

superficie cultivada con caña de azúcar en el periodo 1991 al 2006 fue en promedio<br />

de 2.196 ha por año.<br />

La cosecha de caña se realiza entre mayo y noviembre y en forma manual (50 %),<br />

semi-mecanizado (40%) o cosecha integral (10%). La mayor parte del área cañera<br />

se encuentra a unos 20 km de distancia de un ingenio azucarero. El principal<br />

245


246<br />

productor nacional es Santa Cruz en el que se cultiva cerca del 90% del total y el<br />

saldo se realiza en Bermejo en el departamento de Tarija. La capacidad de molienda<br />

instalada es de 36.200 toneladas de caña por día. Los derivados industriales<br />

son azúcar cruda, azúcar refinada y alcohol.<br />

4.3. Girasol, Algodón y Maní<br />

De los tres cultivos, el girasol, de reciente introducción, es el de mayor crecimiento<br />

y entre el año 1991 y el 2006 su cosecha aumentó en 872%. En cambio, lo contrario<br />

ocurrió con el algodón, que disminuyó en 55% en el 2006 con respecto al año<br />

1991. El maní se mantuvo en la práctica sin cambios importantes dentro de las 11<br />

mil ha cosechadas.<br />

El rendimiento agronómico medio de la fibra de algodón para el periodo considerado<br />

fue de 512 kg, con un mínimo de 240 kg/ha registrado en la campaña agrícola<br />

del 1992 y un máximo de 673 kg/ha, ocurrida un año más tarde. El promedio<br />

nacional es, con mucho, inferior al promedio de 1.230 kg de fibra de algodón por<br />

hectárea, propio de los 10 países mejores productores.<br />

En cambio este mismo parámetro para los cultivos de girasol y maní fueron de 855<br />

y 1.049 kg por hectárea, respectivamente.<br />

Bibliografía<br />

AB<strong>DE</strong>S 2007. Separata Nº 1.<br />

ASDI. 2004. Evaluación de reducción de pobreza en América Latina – 2004. Pobreza<br />

y desarrollo en Bolivia. www.asdi.org<br />

Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia.<br />

www.ine.gov.bo<br />

Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). 2004. Estado del proceso de saneamiento.<br />

La Paz, Bolivia, Agosto 2004.<br />

MACIA 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Asuntos campesinos,<br />

Indígenas y Agropecuarios. UGP.<br />

Müller y asociados. 2003. Boletín económico.<br />

FAO-CEPAL. 2007. Programa de biocombustibles podría garantizar la estabilidad<br />

alimentaria. Santa Cruz, junio 2007.<br />

FAOSTAT. 2008. www.fao.org<br />

Sinclair T.R y C.T. de Wit 1976. Analysis of the Carbon and Nitrogen Limitations to<br />

Soybean Yield. Agron. Journal 68:319-324.<br />

Créditos fotografías:<br />

M. Liberman


Apolo, la historia de una mala herencia<br />

por Marco Octavio Ribera.<br />

La modificación de los ecosistemas de la región de Apolo (Prov. Franz Tamayo)<br />

del Norte de La Paz tiene una larga historia, que posiblemente se inició en épocas<br />

precolombinas. Algunos autores advierten que los procesos de degradación en<br />

esta región ya pudieron producirse muy temprano, debido a que la zona fue sitio<br />

de paso de los ejércitos incaicos que se desplegaban en varias oleadas hacia<br />

las tierras bajas a lo largo de la ruta Carabaya-Pelechuco-Apolo-Uchupiamonas-<br />

Ixiamas, llegando a tomar contacto con los señoríos de la llanura de Moxos. 1 La<br />

meseta y semi-explanada de Apolo constituía un espacio estratégico para albergar<br />

numerosos contingentes.<br />

Siglos después, los procesos de modificación de ecosistemas en dicha región continuaron<br />

a lo largo de la época colonial; numerosas expediciones de exploradores<br />

españoles así como de misioneros agustinos, franciscanos y dominicos, utilizaron<br />

la vía mencionada para descender a las tierras bajas desde las alturas, unos buscando<br />

el Dorado, otras almas para convertir. El establecimiento de misiones fue<br />

decisivo para iniciar el proceso de instalación de pasturas en reemplazo de bosques<br />

para la cría de ganado hacia mediados del siglo XVIII.<br />

Las sucesivas fundaciones de la población de Apolo (antes conocida como Apolobamba)<br />

que se iniciaron con las andanzas de Legui Urquiza (1620), culminaron<br />

con el establecimiento definitivo del pueblo en torno a la misión franciscana en<br />

1690. Diversas crónicas se refieren a la región de Apolo en aquellas épocas como<br />

de excelente tierra fértil, de bosques ricos en maderas y con muchas variedades<br />

de plantas y animales. Hay una mención llamativa en las crónicas de fines del siglo<br />

XVIII que menciona a Apolo como “una zona de un bosquecillo frondoso, con<br />

suaves colinas, cubierta de taruma, sullullus, chilimas, ceibas, pichanas. palosantos,<br />

pacays, mapajos” (todos árboles de bosque de Yungas bajo).<br />

También llaman la atención las referencias sobre la elevada productividad de la<br />

zona, mencionando la provisión de recursos y productos a diversas regiones: “La<br />

Paz, Cuzco y otras ciudades y pueblos mendigaban de las misiones de Apolobamba,<br />

arroz, cacao, maní, coca, tabaco, quina, incienso, algodón, etc. (Fray Martín<br />

Landaeta. 1766).<br />

Tadeo Haenke observó en 1796 que la región era preponderantemente boscosa<br />

y con gran variedad de árboles, aunque existían ya espacios de pastizales y otros<br />

ecosistemas secundarios, además de fundos agrarios de la misión y de particulares.<br />

2 El naturalista menciona el uso de la corteza de quina o “cascarilla”. Unas<br />

décadas después se produjo en toda la región el auge de la quina, cuya corteza<br />

tiene principios medicinales para tratar la malaria. La demanda masiva de dicha<br />

corteza atrajo a enormes cantidades de recolectores, rescatadores y comerciantes<br />

a toda la región de Yungas y Subandino de La Paz, Beni y Cochabamba, entre<br />

las cuales Apolo destacaba por la abundancia del recurso.<br />

Sin embargo desde las épocas misionales, las grandes quemas para instalar o ampliar<br />

sabanas y campos de cultivo, tenían un efecto drástico sobre los bosques de<br />

la región. A fines del siglo 18 se establecen grandes haciendas agropecuarias, que<br />

empiezan a ejercer una creciente presión sobre los suelos y recursos. Es en esta<br />

época que se habla de “los cañaverales de Caupolican” y aparecen industrias<br />

247


248<br />

de alcohol, melaza y empanizado, para reemplazar la importación de estos productos<br />

desde el Perú. El resultado fue que a lo largo del siglo 19 la región de Apolo,<br />

que aún mantenía importante cobertura boscosa en su entorno, fue transformada<br />

en extensos campos agrícolas y sabanas secundarias donde se criaba ganado.<br />

Para dicha época ya se mencionan problemas de deterioro de los suelos.<br />

Otro embate al equilibrio ecológico de la región sobrevino casi de forma inmediata.<br />

El auge de la goma que se inicia en 1870 y se extiende hasta 1930, tuvo<br />

como epicentros a la Amazonía norte y Larecaja tropical. Una vez más Apolo se<br />

convertía en el centro de aprovisionamiento de bienes y recursos para las regiones<br />

productoras de goma, y volvía a experimentar un segundo ciclo de sobreexplotación<br />

de suelos y recursos (caña, azúcar, alcohol, maíz, arroz, ganado, uso<br />

de leña, etc.).<br />

Después de los auges de la quina y de la goma, la zona de Apolo ingresó en una<br />

etapa de pronunciada depresión económica y se convirtió en expulsora de población.<br />

Muchas haciendas con suelos agotados al extremo fueron abandonados<br />

y extensas pampas estériles ocuparon su lugar, otras, las menos, mantuvieron alguna<br />

producción, hasta que sobrevino la reforma agraria de 1953. Varias haciendas<br />

fueron tomadas y repartidas entre los nacientes sindicatos agrarios. Se ocuparon<br />

también nuevas zonas circundantes y se formaron nuevos pueblos.<br />

El resultado de siglos de sobre-explotación de los suelos que no tenían vocación<br />

para una agropecuaria intensiva, sino más bien forestal o agrícola a baja escala,<br />

puede verse actualmente desde el espacio en imágenes satelitales de muy baja<br />

escala. Una enorme expansión de unas 150.000 hectáreas de restos de bosques<br />

ralos, sabanas degradadas y suelos fuertemente erosionados e incluso zonas de<br />

“badlands” (tierras malas”) caracteriza la zona.<br />

Las nuevas generaciones de Apolo recibieron un triste “pasivo ambiental”, una<br />

mala herencia, producto de siglos de explotación intensiva y claramente insostenible<br />

del suelo y los recursos. Ya en la primera época de la reforma agraria,<br />

muchas familias tuvieron que contentarse con eriales escasamente productivos,<br />

otras tuvieron que migrar. En los últimos 40 o 50 años también se dieron formas<br />

insostenibles de uso del suelo, como expandir pastizales a expensas del bosque<br />

para instalar una magra ganadería, o la práctica de cultivos en pendientes. Al<br />

mismo tiempo la reforma agraria se dio parcialmente y aún persisten propiedades<br />

de varias cientos de hectáreas, contrastando con las reducidas propiedades de<br />

familias campesinas que ocupan tierras pobres y marginales. A esto se suma que<br />

a pesar del evidente desastre ecológico que enfrenta la región, los sucesivos gobiernos<br />

han hecho muy poco para promover formas más adecuadas de uso del<br />

suelo o para emprender la recuperación de suelos y ecosistemas.<br />

En este sentido, los reclamos de falta de tierras tienen una base real, mucha gente<br />

de la zona efectivamente carece de tierras suficientes o adecuadas, o sólo posee<br />

tierras empobrecidas, erosionadas y degradadas. Además la zona todavía<br />

enfrenta algún tipo de latifundio que no fue resuelto por la reforma agraria. Sin<br />

embargo estos hechos no justifican la ocupación abusiva de tierras dentro del<br />

área protegida de Madidi o en el territorio Leco. Cabe recordar que una gran<br />

parte de la TCO Leco está dentro del Parque, precisamente por el buen estado<br />

de conservación que tiene y por el uso más sostenible de los recursos que realizan<br />

los indígenas. Por lo tanto deben buscarse alternativas de dotación de tierras más<br />

aptas para la agricultura en otras regiones, proporcionando además la debida<br />

orientación para permitir un aprovechamiento sostenible de estas tierras.


Lo triste es que pequeños grupos de poder se aprovechen de la pobreza y falta<br />

de tierras de la gente campesina, para promover situaciones de enfrentamiento.<br />

La visión desarrollista de estos grupos implica el enorme riesgo de replicar el proceso<br />

de degradación ambiental en nuevas zonas, como las del interior del Parque<br />

Madidi, que son aún más frágiles por ser más lluviosas, más accidentadas y más<br />

propensas a la erosión. Para entender la situación de Apolo actualmente, es necesario<br />

conocer la historia del lugar.<br />

Bibliografía<br />

Avendaño,J. 2006. Monografía de la Provincia Iturralde del departamento de La<br />

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mercado regional entre 1890 y 1930. DATA Nº 2. Revista del Instituto de Estudios<br />

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siglo republicano.<br />

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regional. El auge de la quina en la Provincia Larecaja (1871-1878), pag 135-<br />

165. En DATA.Nº 2. Revista del Instituto de Estudios Amazónicos: Economías<br />

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Perry, A., M KESSLER y N. HELME 1994. Interandean Dry Tropical Forest of the Central<br />

Río Tuichi Valley, Dept.La Paz, Bolivia. TREX/CI. Wash. 70 p.<br />

249


250<br />

¿Llamas o quinua? degradación de bofedales y<br />

desertificación<br />

ASPECTOS gENERALES<br />

por Marco Octavio Ribera 9<br />

Se ha evidenciado un fuerte y profundo proceso degradativo de los extensos bofedales<br />

de Alota, los cuales se encuentran en progresivo estado de deterioro debido<br />

a tensores que se derivan tanto del manejo del bofedal propiamente como<br />

de otros factores externos e inherentes a la dinámica productiva de la región,<br />

especialmente el cultivo de quinua.<br />

Se observaron zonas aparentemente desecadas o que según reportes se vuelven<br />

progresivamente más secas desde hace algunos años. Esto condice con los reportes<br />

generalizados de la región, respecto a la disminución paulatina del agua. Los<br />

pobladores consultados coinciden en una drástica reducción en la disponibilidad<br />

del agua en relación a años anteriores, siendo la queja generalizada de la gente<br />

en sentido de que ahora no hay agua como antes, el bofedal no se llena, el agua<br />

ya no baja, etc. El proceso lógicamente tendría estrecha relación con el fenómeno<br />

del calentamiento global, que ha incidido en los últimos veinte años, principalmente<br />

en el derretimiento de hielos y nieve de las cordilleras y grandes montañas<br />

de la región, así como anomalías climáticas manifestadas en la reducción de la<br />

cantidad de lluvias y una pronunciada irregularidad de ellas.<br />

Una parte de los procesos degradativos del bofedal en términos del manejo de<br />

la ganadería de camélidos se relaciona con el sobrepastoreo y pisoteo, producto<br />

de una excesiva carga animal prácticamente a lo largo de todo el año. La mayoría<br />

de los productores asevera que incrementó su hato en los últimos 30 años.<br />

El problema se agrava por la presencia de más ganado, con un menor manejo<br />

del bofedal y de los propios hatos. Como resultado, se constataron extensas superficies<br />

degradadas, escasamente productivas y de escasa cobertura vegetal,<br />

afectadas por la acción del ganado. La cría de ganado en Alota obedece en la<br />

actualidad principalmente a una lógica de ahorro y complementación económica<br />

(posiblemente más que a una acumulación de capital o de incremento de<br />

estatus social).<br />

Con la reducción de la cantidad de agua, la producción de forrajes también empezó<br />

a disminuir, el bofedal se tornó “menos sustentador”. No es lo mismo criar 200<br />

llamas en un bofedal muy productivo y lleno de agua, que 500 llamas en el mismo<br />

bofedal, menos productivo y en proceso de desecación. Por tanto, los bofedales<br />

actuales sufren un mayor sobrepastoreo que los bofedales de antes, lo cual se<br />

agudiza en la época seca, y ésta es una de las causas de que se estén degradando<br />

tan rápidamente.<br />

Un hecho evidente que ha sucedido en los últimos 15 a 20 años, es que la mayoría<br />

de los ganaderos de estas regiones de Lipez, no supieron adaptarse al cambio<br />

debido a la reducción de agua y menor productividad de los bofedales, los cuales<br />

cada vez se hicieron menos sustentadores de la carga animal. Como se ha<br />

mencionado anteriormente, no sólo han manteniendo las mismas cargas animales<br />

que criaban sus abuelos (cuando había abundancia de agua y forrajes), sino<br />

que incluso han aumentado el tamaño de sus hatos.<br />

9 La información del siguiente resumen y presentación corresponde a un estudio realizado<br />

en la región de Alota, provincia Valdivieso del departamento de Potosí, el año 2006.


La reducción de agua en los bofedales también tiene que ver con la pérdida de<br />

determinadas prácticas culturales de manejo en base a riego y control de caudales,<br />

que se reflejan en la reducción del trabajo comunitario para el manejo de<br />

estos humedales, como se analiza a continuación.<br />

EL BOFEDAL COmO PAISAjE CuLTuRAL DINámICO<br />

En sentido estricto, los bofedales<br />

altoandinos, más<br />

que un ecosistema como<br />

tal, constituyen un tipo de<br />

paisaje cultural, que se enlaza<br />

con diversos ecosistemas<br />

de su entorno y que<br />

ha estado sujeto a manejo<br />

a lo largo de milenios. El<br />

inicio de su manejo podría<br />

remontarse a unos 10.000<br />

años, cuando los primeros<br />

ganaderos andinos empezaron<br />

a domesticar y criar<br />

llamas y alpacas, aprovechando<br />

desde un principio<br />

los bofedales como<br />

Foto 1. Bofedal bien conservado y con prácticas de manejo del agua<br />

(Alota)<br />

base de sustento para dicha actividad. Esto equivale a decir que la acumulación<br />

de conocimientos y prácticas de manejo de los bofedales empezaron esencialmente<br />

en la prehistoria andina. El paisaje cultural en su conjunto es objeto de una<br />

sacralidad que ha tenido diversas manifestaciones, las cuales desafortunadamente<br />

tienen en la actualidad un reducido nivel de pervivencia, dadas las condiciones<br />

de pérdida de costumbres y valores culturales.<br />

El aprovechamiento del bofedal por el poblador andino como paisaje cultural dinámico,<br />

se basa fundamentalmente en el manejo de la economía del agua con<br />

la construcción de represamientos o atajados y diques, lagunas artificiales, pozas<br />

o cochas. Este manejo logra la retención de la mayor cantidad de agua posible<br />

en el bofedal y que no se pierda a través de los numerosos brazos o cauces que<br />

usualmente tiene. Al mismo tiempo, el manejo y mantenimiento del bofedal implica<br />

la regularidad de los riegos, a partir de la construcción de canales, desvíos de<br />

cursos de ríos y represamiento, favoreciendo determinadas zonas más secas a lo<br />

largo del año (fuera de la época de lluvias); o incluso induciendo a que el bofedal<br />

se expanda sobre zonas de pastizales sólo estacionalmente inundados. La acción<br />

fundamental de manejo que realiza el poblador andino criador de camélidos está<br />

orientada a evitar que el bofedal se seque o se reduzca.<br />

Lo anterior significa que el ganadero prolonga la vida de los bofedales, básicamente<br />

retardando o, en algunos casos, interrumpiendo del todo los procesos sucesionales<br />

hacia ecosistemas terrestres. Zonas que no reciben un regular y periódico<br />

aporte de riego, se secan progresivamente y cambian su estructura y composición<br />

florística hacia etapas seriales más estacionales y más secas. Un bofedal que<br />

no se riega es menos productivo y, bajo situaciones de sobrecarga animal, llega<br />

a degradarse por la acción del ganado con rapidez, pues es más vulnerable que<br />

las zonas más productivas y con mayor cobertura vegetal.<br />

La productividad y sostenibilidad de los bofedales dependen en gran medida de<br />

la organización comunal y el trabajo comunitario para su mantenimiento y conti-<br />

251


252<br />

nuidad, en base a riego y control de caudales. Cuando esta labor se reduce o no<br />

tiene la suficiente continuidad, como en el caso de Alota, la productividad de los<br />

forrajes y la cobertura vegetal disminuyen, posteriormente se producen otros cambios<br />

mayores. Es así que en sectores del bofedal que no fueron regados durante<br />

dos años consecutivos (por falta de organización y movilización social), se evidenció<br />

una fuerte afectación por desecamiento. A ello se suma que por la baja oferta<br />

de forrajes, el poco pastaje de animales que se dio ya fue suficiente como para<br />

generar un proceso de sobrepastoreo. En algunas zonas sin riego activo durante<br />

varios años, se observaron fases de colonización inicial por matorrales bajos y gramíneas,<br />

es decir el reemplazo del bofedal por otro tipo de cobertura vegetal. En<br />

muchas zonas, los bofedales y vegas han cambiado su composición de especies<br />

de plantas, a tal punto que ya no son apetecidas por el ganado.<br />

OTROS EFECTOS <strong>DE</strong>gRADATIvOS POR EL CAmBIO CLImáTICO<br />

No sólo la desecación por la reducción general del agua está ocasionando trastornos<br />

en los bofedales de la región, paralelamente se está produciendo un fenómeno<br />

de “enterramiento de los bofedales”. La acumulación de sedimentos en los<br />

bofedales y vegas, ha sido un fenómeno natural durante siglos, los bofedales al<br />

estar en las partes más bajas de los paisajes andinos funcionan como “trampas de<br />

sedimentos”. Sin embargo en los últimos años la ocurrencia de lluvias torrenciales<br />

en cortos períodos (fenómeno también asociado a la desertificación de la región)<br />

ocasiona episodios de riadas, flujos de lodos y avalanchas de sedimentos, que<br />

entierran año tras año importantes superficies de los bofedales.<br />

Es frecuente observar amplias zonas desvastadas, en las cuales los bofedales<br />

prácticamente han desaparecido bajo varios centímetros de limos y arenas arrastradas<br />

desde las laderas; esto sucedió especialmente en años con episodios de<br />

lluvias fuertes. De esta forma también se aceleran los fenómenos de sucesión del<br />

humedal hacia formaciones de vegetación diferentes como tholares y pajonales.<br />

De acuerdo a reportes locales de personas mayores, estos episodios catastróficos<br />

antes eran muy raros y en la actualidad se han tornado frecuentes en cada época<br />

de lluvias.<br />

EL FACTOR <strong>DE</strong>L CuLTIvO INTENSIFICADO <strong>DE</strong> LA QuINuA<br />

Pero la falta de lluvias y la menor cantidad de agua, o la ocurrencia de lluvias<br />

cortas y torrenciales, no son los únicos problemas de los bofedales. Hay uno aún<br />

más grave que se viene dando de forma muy especial en la región de Nor Lipez, y<br />

que tiene que ver con la intensa actividad agrícola relacionada con el cultivo de<br />

quinua. Esta agricultura se ha tornado ambientalmente agresiva a consecuencia<br />

de los buenos precios de exportación del producto, ocupando extensas superficies<br />

nuevas en planicies, lomas y colinas. Muchos productores recurren ahora a la<br />

mecanización para roturar los campos u otras faenas, lo cual hace que puedan<br />

habilitar espacios cada vez más extensos. Con el uso del tractor, cada productor<br />

puede, con una inversión relativamente bajo de esfuerzo y tiempo, habilitar entre<br />

3,5 o más hectáreas. El “destholamiento” o habilitación de barbechos en febrero<br />

y marzo deja los terrenos totalmente desnudos y desprotegidos ante los vientos<br />

de julio y agosto y las lluvias subsecuentes. A esto se suma la falta de cuidados<br />

especiales, como el cultivo en franjas paralelas a la gradiente de la pendiente, los<br />

cortos períodos de descanso de los barbechos y los cultivos en zonas muy inclinados.<br />

El problema de erosión causado es muy grave, pues cientos de toneladas de<br />

suelos pueden ser acarreados por los fuertes y constantes vientos o lluvias tardías<br />

que pueden ocurrir en el mes de marzo.<br />

El paisaje ha cambiado drásticamente, donde antes habían extensos tholares y<br />

pajonales, ahora hay inmensas zonas de cultivo de quinua, barbechos en recu-


Foto 2. Extensos cultivos de quinua en cerros circundantes a bofedales<br />

Foto 3. Alta vulnerabilidad de los suelos por el cultivo intensivo de quinua bajo<br />

laboreo con mecanización<br />

Foto 4. Enterramientos de bofedales por efecto de riadas<br />

253


254<br />

peración y con poca cobertura vegetal e incluso grandes manchas de suelos<br />

ya erosionados. Los terrenos que antes tenían tholares y pajonales para sujetar<br />

los suelos, ahora están desprotegidos. Tanto las lluvias como los vientos arrastran<br />

arenas y arcillas, para depositarlas sobre los bofedales, los cuales terminan por<br />

enterrar. La situación se agrava en aquellos años en que se producen grandes<br />

lluvias y tormentas, cuando los bofedales, vegas y lagunas sufren los mayores enterramientos.<br />

Hace unos quince años, los sistemas de producción en Nor Lipez eran principalmente<br />

ganaderos productivos y la agricultura era muy reducida, produciéndose<br />

quinua sólo para fines de subsistencia y una escasa comercialización regional. En<br />

esa época todavía se manejaban los bofedales y los hatos de llamas con bastante<br />

dedicación, pues era la base de sustento para la mayoría de las familias. Con<br />

el constante aumento del precio y mercado de la quinua desde hace unos años,<br />

la demanda del grano se hizo cada vez más importante. La agricultura, que antes<br />

tenía un bajo costo de oportunidad, reemplazó en gran parte a la ganadería, que<br />

en consecuencia se hizo muy poco atractiva. Las familias que eran mayormente<br />

ganaderas se convirtieron en agricultoras de la quinua. En algunas regiones y de<br />

acuerdo a varias versiones locales, el manejo comunitario de los bofedales se debilitó<br />

hasta casi ser dejado de lado, lo cual ocasionó que se produzca inclusive<br />

una individualización del manejo del bofedal por sectores.<br />

Anteriormente, el manejo ganadero hacía rotar los hatos de llamas desde los<br />

bofedales a los cerros en diversos momentos del año, con diversos fines como<br />

el reproductivo (selección de “machajes”), de alimentación, de evitar las aguas<br />

congeladas en invierno, pero especialmente para favorecer la recuperación del<br />

bofedal, el cual sufre más en la época seca, cuando produce menos. En muchas<br />

regiones esta rotación se ha reducido por razones que tienen que ver con<br />

la quinua: al final del invierno y principios de primavera no llevan a las llamas a los<br />

cerros por el riesgo de que invadan los cultivos y devoren los primeros brotes de la<br />

quinua recién plantada y en pleno crecimiento. En estos meses muchas familias<br />

deciden mantener sus hatos en el bofedal a fin de evitar el daño a los cultivos. Por<br />

otra parte, antes había más forrajes en los cerros, que estaban cubiertos de tholas<br />

y pajonales, de modo que las llamas encontraban alimento de calidad regular.<br />

Ahora, además de haber cultivos donde no pueden entrar, hay cientos de hectáreas<br />

de barbechos con poco forraje, puesto que recién se están recuperando.<br />

Por tanto el ganado no encuentra ventaja de alimentarse en los cerros y se queda<br />

en el bofedal de manera permanente. Esto incrementa la sobrepresión, que está<br />

conduciendo a la rápida degradación y pérdida de productividad.<br />

Dada la enorme amenaza de degradación ecológica generalizada y en especial<br />

los efectos directos sobre los bofedales, se debe insistir que el cultivo de la quinua<br />

debería ser agro-ecológico y no sólo orgánico (libre de agroquímicos). Esto equivale<br />

esencialmente a reducir los efectos negativos de la erosión y la liberación<br />

acelerada de sedimentos (tierras y arenas) por las quebradas y ríos hacia las vegas<br />

y bofedales.


Bibliografía<br />

Ibish, P.L. y G. Mérida 2003. Biodiversidad: La riqueza de Bolivia. Estado de conocimiento<br />

y conservación. Santa Cruz,. Ed.FAN. 638 p.<br />

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Rocha, O.O. y C. Saez (Eds.) 2003. Uso Pastoril en Humedales Altoandinos. WCS/<br />

GCFA /RAMSAR/FWS/DS-USA. Plural. La Paz, 195 p.<br />

Créditos fotografías:<br />

M.O. Ribera Arismendi<br />

255


256<br />

El complejo oleaginoso<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

La soya es una planta leguminosa, cuyas más antiguas referencias datan de 3.000<br />

años A.C. en la China. Las primeras experiencias agrícolas en América se documentan<br />

en 1804 (en Pensylvania) y en Brasil datan de1882. El cultivo se inicia en<br />

Santa Cruz de la Sierra en 1928, mientras que los primeros estudios en Bolivia fueron<br />

hechos en 1950. 10 La característica más notable de este grano es el contenido de<br />

proteína, que supera en promedio el 40% y la cantidad de aceite, que supera el<br />

20%.<br />

El cultivo de soya en Bolivia inicia su carrera comercial, todavía muy incipientemente,<br />

en la década de los 50, a partir del denominado Plan Bohan, la marcha al<br />

Oriente y la conformación de la Zona Integrada del Norte de Santa Cruz. 11 Los primeros<br />

cultivadores en dicha región fueron principalmente inmigrantes de las colonias<br />

japonesas y menonitas. En 1967 fueron registradas en el oriente de Bolivia algo<br />

más de 300 hectáreas de soya, en 1975 se verificó un salto exponencial con más<br />

de 28.000 hectáreas, cifra que se triplicó para 1985, cuando se registraban 70.000<br />

hectáreas. Justamente en ese año, el BID y la CAF aprobaron una línea de crédito<br />

para el desmonte de tierras y la expansión de cultivos de soya. 12 A mediados de<br />

los años ochenta, la Zona Integrada del norte cruceño ya estaba absolutamente<br />

saturada de cultivos de soya y las fronteras agrícolas buscaban expandirse en<br />

otras regiones. En 1985 se produjo el ajuste estructural y la apertura hacia el libre<br />

mercado (DS 21060), elementos que repercutieron en una reactivación del cultivo<br />

a escala industrial. Entre 1987 y 1992, se gestó e implementó el proyecto Tierras<br />

Bajas del Este, 13 con apoyo de créditos del Banco Mundial y el Fondo Monetario<br />

Internacional, el cual significaría en los siguientes años la expansión desenfrenada<br />

de la soya hacia la región de los bosques chiquitano-chaqueños del este del país.<br />

Las zonas de Pailón y San Pedro se han convertido en los centros de expansión de<br />

los cultivos de soya, que se extienden hacia el área de San Julián. 14<br />

En la década de los 90 se produjo un inusitado incremento de la demanda de<br />

la soya en el mundo, producto mayormente de la apertura de las industrias de<br />

alimentos balanceados. En relación a ello, entre 1992 y 1993 se da un “boom” del<br />

cultivo de la soya en el país, subiendo la superficie cultivada a más de 200.000<br />

hectáreas. En los siguientes años la expansión de la soya hacia el este de Santa<br />

Cruz es frenética: sólo en 1997, la superficie de los cultivos aumentó en 143.000<br />

hectáreas, con lo que el año 1998 ya se registraban 630.000 hectáreas, más de 14<br />

veces lo de años anteriores.<br />

Los años 1998 y 1999, el proceso de desarrollo de la agroindustria soyera entra en<br />

crisis, debido a una estrepitosa caída de los precios internacionales de la soya (por<br />

sobreoferta del grano), a lo cual se suma en el país los efectos del fenómeno de El<br />

Niño y una creciente pérdida de fertilidad de los suelos. 15 El sector soyero buscó de<br />

forma desesperada la condonación de las deudas contraídas con la banca. Re-<br />

10 www.infoagro.gov.bo<br />

11 Perez 2007.<br />

12 Perez 2007; Montes de Oca 2005.<br />

13 Perez 2007; Urioste y Pacheco 2001; Zeballos y Quiroga 2003.<br />

14 Urioste y Pacheco. 2001; PNUD 2006.<br />

15 Perez 2007; Urioste y Pacheco 2001


cién entre el 2000 y el 2003 el sector soyero empezó a recuperarse, con numerosos<br />

altibajos relacionados a los efectos climáticos adversos, déficit en la provisión de<br />

combustibles para la zafra o la pérdida del mercado de Colombia (mayor mercado<br />

demandante) en función a que este país decidió comprar soya a Estados<br />

Unidos en función al TLC que firmaron.<br />

El año 1998 se dan los primeros reportes de intenciones de incorporar cultivos de<br />

variedades transgénicas de soya con el fin de incrementar la productividad y reducir<br />

la competencia de malezas. 16 El año 2004 el Ministerio de Desarrollo Sostenible<br />

y la Comisión de Bioseguridad, aprobaron el establecimiento de cuatro<br />

parcelas supuestamente demostrativas semi-comerciales, cada una de 5 ha, en<br />

el departamento de Santa Cruz, de soya RR transgénica de la Monsanto, resistente<br />

al herbicida glifosato, importada de la Argentina a solicitud de la Asociación<br />

Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO).<br />

Otro problema de la soya se relaciona con la fuerte intención de los grandes sectores<br />

empresariales ligados al complejo oleaginoso como la CAO, la CAINCO y<br />

la ANAPO, de incursionar además de los transgénicos, en la provisión de materia<br />

prima para la producción de biodiesel. 17 En la visión de estos sectores, el ingreso<br />

a la industria del biodiesel en Bolivia, significaría que ya desde los primeros años<br />

de producción de estos agrocombustibles se produciría una expansión acelerada<br />

de la superficie cultivada de soya. 18 Por otra parte la mecanización en constante<br />

avance y modernización implica una escasa ocupación de mano de obra, reduciendo<br />

notablemente los posibles efectos de multiplicación de beneficios a nivel<br />

regional, al contrario del discurso sectorial que argumenta la provisión de gran<br />

número de empleos. 19<br />

En la actualidad se cultivan en el país algo más de 900.000 ha, con una producción<br />

de 1,8 millones de Tn/año. 20 El constante crecimiento del cultivo de la soya<br />

tiene como meta superar el millón de hectáreas cultivadas, algo que ya se está<br />

por alcanzar, lo cual significará el incremento de los impactos de una gran parte<br />

del bosque Chiquitano y del Chaco, más aún con el incentivo del corredor vial<br />

Santa Cruz-Puerto Suarez como parte del IIRSA. 21 La actual productividad de la<br />

soya en el país, oscila entre 2,5 y 3 Tn/hectárea, más baja que la alcanzada en<br />

Argentina o Brasil, aunque en estos países los costos ambientales para alcanzar<br />

altas productividades, también son mucho más elevados. 22<br />

Comparativamente al país, el Brasil cultiva más de 21 millones de hectáreas de<br />

soya, Argentina se acerca a los 17 millones de hectáreas, en tanto que el Paraguay<br />

ha superado las 4 millones de hectáreas. 23<br />

Como resultado, en estos países<br />

se están produciendo severos impactos ambientales y sociales, con la pérdida de<br />

cientos de miles de hectáreas de ecosistemas naturales únicos (bosques secos<br />

del Chaco, bosques misionero y del cerrado brasilero). A esto se suma que Brasil,<br />

Argentina y Paraguay tienen más del 40% de sus cultivos en base a variedades<br />

transgénicas. 24 En Bolivia, el deficiente manejo de los suelos y la elevada inversión<br />

en fertilizantes ha significado el abandono y pérdida de enormes extensiones de<br />

tierras en las décadas pasadas, tornando la actividad poco sostenible, el año<br />

16 Molina 2002.<br />

17 www.infoagro.gov.bo; soyabolivia.blogspot.com<br />

18 CSF 2007 a y b; Killeen 2007<br />

19 Perez 2007.<br />

20 www.infoagro.gov.bo; soyabolivia.blogspot.com<br />

21 CSF 2007a;FOBOMA<strong>DE</strong> 2003.<br />

22 Devia 1998; Gallopin, G.C. 1995; Killeen 2007.<br />

23 www.eco-sitio.com.ar; www.ecoportal.net<br />

24 www.ecoportal.net<br />

257


258<br />

2003 se verificaron más de 100.000 hectáreas degradadas e improductivas. 25 Algunas<br />

situaciones críticas son la poca efectividad de las cortinas rompevientos, al<br />

tratarse de grandes extensiones de terreno. La sobrepresión a los suelos es mayor<br />

en predios que soportan siembras de verano e invierno. 26<br />

Otro tema relativo a la protección de los suelos, es el uso del rastrojo y la siembra<br />

directa sin laboreo. Si bien muchos productores asumieron esta modalidad, se dio<br />

el problema de proliferación de malezas y el aumento en el uso de herbicidas. 27<br />

En resumen, el sector oleaginoso del cual la soya es el baluarte fundamental,<br />

aporta el 9 % del PIB nacional, un 23% de las exportaciones nacionales (unos 450<br />

millones de dólares/año), agrupando a 14.000 productores. 28 Los productores pequeños,<br />

unos 11.000, con cultivos de menos de 50 hectáreas, ocupan una superficie<br />

total de 80.000 hectáreas (menos de 9 % del total) en tanto que los productores<br />

medianos (unos 2.800), que cultivan entre 50 y 1.000 hectáreas, no ocupan<br />

más del 20 % del total. El resto de la superficie, más de un 70%, es ocupada por los<br />

productores grandes que cultivan más de 1.000 hectáreas (hasta más de 20.000<br />

inclusive). Éstos no superan los 300, principalmente grupos o empresas, de los cuales<br />

aproximadamente 270 son productores extranjeros, principalmente brasileros;<br />

sólo unos 30 grandes productores serían nacionales. 29 Una empresa brasilera, el<br />

Grupo Mónica Norte en Colonia Haderman - Colonia Piraí, tiene cerca de 8.000<br />

hectáreas cultivadas, en tanto que la empresa Unisoya (consorcio principalmente<br />

brasilero-argentino-colombiano) posee 27.000 hectáreas. Los tres más grandes<br />

productores del país son brasileros y argentinos, ocupando más de 20.000 hectáreas<br />

de cultivos con una producción de más de 180.000 Tn/año (15 % de la<br />

producción total del país). Es de suponer que los beneficios o utilidades de esta<br />

producción difícilmente se quedan en el país.<br />

La agricultura a escala industrial de la soya (superficies de cultivo mayores a 500<br />

hectáreas) corresponde a la modalidad de sistemas productivos expoliativos. Estos<br />

provienen de lógicas empresariales y corporativas orientadas a maximizar la<br />

productividad y la acumulación de capitales a través de la intensificación de la<br />

producción. Precisamente la mayor tasa y magnitud de deforestación en el país<br />

ha provenido de la creciente presión por aumentar los cultivos de oleaginosas,<br />

más el afán empresarial de desboscar para demostrar la función económica y<br />

social. 30<br />

Existe una iniciativa en curso, de certificación de soya sostenible por la organización<br />

PROBIOMA, para propietarios en predios menores a 200 hectáreas, enfatizando<br />

el tema de no uso de variedades transgénicas y pesticidas.<br />

25 Flores y Amaretti, 2002; Urioste y Pacheco. 2001.<br />

26 soyabolivia.blogspot.com<br />

27 www.infoagro.gov.bo; www.eco-sitio.com.ar<br />

28 soyabolivia.blogspot.com<br />

29 Montes de Oca 2005.<br />

30 Zeballos 2006.


Foto 1. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 1975<br />

Foto 2. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 1986<br />

259


260<br />

Foto 3. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 2003<br />

Foto 4. Región de las tierras bajas del Este en Santa Cruz, año 2007


Bibliografía<br />

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Ibish,P.L.,y G. Mérida, 2003. Biodiversidad: La riqueza de Bolivia. Estado de conocimiento<br />

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Créditos de las imágenes satelitales:<br />

Fotos1, 2, 3: LANDSAT TM (PNUMA)<br />

Fotos 4: LANDSAT (CONAE-Arg.)<br />

261


262<br />

Transgénicos: un desafío para todos<br />

INTRODuCCIóN<br />

por Oscar Mendieta Chávez<br />

Es un secreto a voces: los cultivos transgénicos han llegado a Bolivia. Sectores<br />

interesados los han introducido de forma clandestina pero sistemática, violando<br />

las disposiciones legales vigentes. Ante el hecho consumado y presionados por el<br />

cabildeo de la agroindustria ante parlamento y gobierno, los Presidentes Carlos<br />

Mesa y Eduardo Rodríguez dictaron sendas disposiciones que autorizan “ensayos”<br />

y uso de soya transgénica en el país. Las medidas provocaron protestas de organizaciones<br />

indígenas, campesinas y de sectores de la sociedad civil. Hoy nos<br />

encontramos en pleno debate. Este artículo procura contribuir a esclarecer el panorama,<br />

y en proponer lineamientos sobre cómo deben actuar los productores,<br />

consumidores y el gobierno a futuro.<br />

Estando la soya transgénica en el ojo de la tormenta conviene, a manera de introducción,<br />

se quiere ilustrar dos puntos que contribuirán a la mejor comprensión<br />

del presente artículo. El primero se refiere a lo que son los organismos transgénicos<br />

y con qué fines éstos son utilizados en las tecnologías agrícolas de las últimas décadas.<br />

En el segundo nos referimos a las etapas en que la soya – incluyendo la<br />

transgénica – ha sido introducida en Bolivia.<br />

Los genes son portadores de las cualidades o características de un ser vivo. Estas<br />

características son transmitidas, de forma natural y por herencia, sólo dentro de<br />

una misma especie – pero no de una a otra. El término transgénico se refiere a un<br />

organismo al cual se le ha implantado una característica en forma artificial. 31 Las<br />

investigaciones sobre los seres vivos, más concretamente la biotecnología, han<br />

logrado que un gen pueda ser aislado e implantado a otra especie. La implantación<br />

de un gen ajeno tiene el propósito de darle una cualidad deseada que no<br />

tenía de forma natural y que no se ha podido obtener por la vía del cruzamiento.<br />

Este complicado proceso es utilizado en varias ciencias, especialmente en la medicina.<br />

Con el empleo de la biotecnología en la agricultura, se pretende obtener<br />

plantas que tengan resistencia a ciertos fenómenos naturales, por ejemplo, a las<br />

heladas, a la sequía, a deficiencias del suelo o a ciertas plagas. Sin embargo,<br />

lo más usual es inyectar a las semillas un gen que las hace resistentes contra un<br />

determinado agente químico; en claro: la soya transgénica que está en uso en<br />

Bolivia resiste la aplicación de un herbicida llamado glifosato que elimina a todas<br />

las hierbas – menos a la soya modificada genéticamente .32 Precisamente sobre<br />

ello trata este capítulo.<br />

31 Los transgénicos también son llamados Organismos Genéticamente Modificados (OGM).<br />

Sin embargo, en los transgénicos se ha transportado un gen de una especie a la otra, mientras<br />

la biotecnología se ocupa de esta transferencia por igual, dentro de la misma especie,<br />

como también de una a otra. Podemos decir entonces que todos los transgénicos son<br />

OGM, pero no todos los OGM son transgénicos.<br />

32 Para redondear el asunto, es importante saber que la soya transgénica no es una variedad,<br />

sino que cualquier variedad de soya puede ser modificada; además la resistencia al agente<br />

químico no la hace resistente a plagas u otras inclemencias de la naturaleza. En vista de<br />

que la introducción de la soya transgénica estuvo acompañada de un gran espectáculo<br />

mediático y ocultamiento de información, muchos agricultores, confiando en el poder<br />

milagroso de la soya transgénica fracasaron en sus cosechas por sembrar variedades no<br />

adaptadas.


La soya es una planta de origen asiático, donde goza de gran prestigio como<br />

alimento y sazonador. Ha sido traída a América del Norte después de la II Guerra<br />

Mundial, cuando los americanos descubrieron su alto contenido en aceite y en<br />

proteínas. Pronto se convirtió en el principal componente de alimentos balanceados<br />

para animales, aparte de su uso como aceite vegetal. En la década de 1970<br />

fue introducida en gran escala a Brasil, Argentina y luego a Paraguay, siempre<br />

como producto de exportación para la cría de animales en los países del norte.<br />

En esta primera etapa, la soya llegó a Bolivia en el marco de la promoción de los<br />

complejos aceiteros (Villamontes, Santa Cruz), siendo sólo un producto entre otros:<br />

algodón, girasol, maní.<br />

La etapa de la gran expansión de la soya en Bolivia se inició a partir de los “ajustes<br />

estructurales” (DS 21060) y el cambio de modelo económico. De la “sustitución<br />

de las importaciones en alimentos” - vigente hasta entonces como patrón de la<br />

agricultura - las políticas públicas cambiaron a la consigna del “exportar o morir”.<br />

Hacia finales de la década de 1980, a través del mega proyecto “Lowlands”,<br />

el Banco Mundial, el BID y la CAF financiaron créditos, obras de infraestructura,<br />

plantas industriales, y aseguraron el mercado preferencial de la soya boliviana a<br />

nivel de la CAN. Desde entonces el cultivo de soya experimentó una expansión<br />

considerable (aunque menor de la deseada por los agroindustriales), tanto en<br />

superficie cultivada (ca. de 1 millón de ha/año), como en volumen (ca. de 1,5 de<br />

tn/año), convirtiéndose en el principal producto de exportación no tradicional.<br />

No es éste el lugar para analizar las consecuencias respecto al acaparamiento<br />

de tierras, la nueva ampliación de la frontera agrícola a costa de los bosques,<br />

la constante variación de precios y dificultades de acceder a mercados, etc. Lo<br />

que hay que constatar es que, hasta este punto, aún estamos hablando de la<br />

soya “convencional”, y de un producto destinado principalmente a los alimentos<br />

balanceados y al aceite comestible.<br />

Distinta es la etapa que acaba de comenzar: con gran despliegue en los medios<br />

se están promocionando los agrocombustibles como alternativa prometedora<br />

para los agricultores. 33 Algunos resultados ya son visibles, como en la renovada<br />

expansión del cultivo de la caña y en las plantas azucareras convertidas en productoras<br />

y exportadoras de etanol. Falta muy poco para que se destine la soya a<br />

la producción de agrodiesel. Los primeros pasos ya están dados: para incrementar<br />

la productividad y supuestamente reducir los costos de producción, se introdujo<br />

semilla transgénica. El glifosato, agroquímico ligado a ella, ha conquistado un<br />

lugar firme en el mercado de insumos para los agricultores cruceños. El capítulo<br />

entra a continuación en mayores detalles sobre las consecuencias – peligros para<br />

la soberanía alimentaria y la salud, eliminación de bosques, invasión de empresas<br />

trasnacionales, concentración de tierras – que serán inevitables, a no ser que el<br />

sentido de responsabilidad de la sociedad y la política del gobierno tengan la<br />

fuerza de reconducir el proceso que está en marcha.<br />

33 En el lenguaje común y periodístico se suele hablar de “biocombustibles” en referencia a<br />

las tecnologías que convierten vegetales en energéticos para la industria y el parque automotor.<br />

El prefijo “bio” insinúa que se trata de energéticos renovables y limpios. No compartimos<br />

este “optimismo” y estamos convencidos que el uso del término “biocombustible” es<br />

propagandístico y falso. Preferimos entonces llamar al niño por su nombre: son combustibles<br />

procedentes de los vegetales y del agro y, por tanto, el nombre correcto es “agrocombustibles”.<br />

263


264<br />

INTRODuCCIóN <strong>DE</strong> LA SOyA TRANSgéNICA EN BOLIvIA<br />

Marco legal<br />

El marco jurídico general que regula el acceso y el control estatal respecto a material<br />

genético está establecido en el DS 24676 del 21/06/1997, que Reglamenta<br />

la Decisión 391 del Acuerdo de Cartagena. Este Decreto define como cabeza<br />

del sector al Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente (VRNMA) y<br />

establece el Comité Nacional de Bioseguridad (CNB), en el cual no tiene representación<br />

la sociedad civil.<br />

Podemos distinguir dos momentos en la legalización de la soya transgénica: el<br />

primero que es un preaviso, entre 1997 y 2002, y el segundo, desde mediados de<br />

2004 hasta julio 2005, que es el definitivo.<br />

Disposiciones temporales para la introducción de soya RR<br />

El 28/10/1998, mediante Dictamen Técnico 03/98, el CNB da curso a la solicitud<br />

de la empresa transnacional Monsanto de efectuar bio-ensayos con la variedad<br />

de soya RR Evento 40-3-2. La opinión pública no es debidamente informada, por<br />

lo que las organizaciones sociales reaccionan tardíamente, presionando al Ministerio<br />

de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural a dictar el 08/01/2001 una<br />

Resolución Ministerial que, en su artículo primero, “prohíbe por el periodo de un<br />

año la importación de productos y alimentos de origen agrícola, elaborados a<br />

partir de cultivos genéticamente modificados”.<br />

El 22/11/2001, la Ley 2274 ratifica el Protocolo sobre Bioseguridad del Acuerdo<br />

de Cartagena, y un año después se forma una Comisión Interinstitucional amplia<br />

que tiene la tarea de examinar las normas existentes – sobre todo de revisar<br />

y adaptar el DS 24676 a los términos del Protocolo.<br />

Pasos hacia la liberación definitiva de soya RR<br />

En fecha 12 de agosto 2004 fue publicada la Resolución Administrativa 003/004,<br />

que autoriza “la realización del tercer ensayo de campo, en condiciones de<br />

confinamiento de variedades de Soya RR y ensayos de control de malezas en<br />

Santa Cruz, en las propiedades ‘Estrella del Oriente’ y ‘Los Tamarindos’, en la<br />

provincia Ñuflo de Chávez, y en la Propiedad ‘Okinawa 1’, en la Provincia Warnes”.<br />

La aprobación se respaldaba en el Dictamen Técnico No 009/003 del Comité<br />

de Bioseguridad de fecha 2 de febrero del 2004.<br />

La publicación de esta Resolución Administrativa, 6 meses después de su aprobación,<br />

sugiere que se estaría tratando de cubrir una omisión anterior premeditada<br />

para evitar la censura de la opinión pública, ya que la Resolución está<br />

firmada por autoridades de gobierno que ya no ejercen esos cargos, quienes<br />

en reunión sostenida en marzo del 2003 con un grupo de instituciones y organizaciones<br />

de la sociedad civil se comprometió a no autorizar ninguna prueba<br />

con transgénicos, hasta tanto no se consensúe y compatibilice el estado de<br />

desorden, superposición y contradicciones entre las diferentes normas de bioseguridad<br />

en vigencia.<br />

Durante los gobiernos de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez se introdujo oficialmente<br />

al país el cultivo y consumo de soya transgénica (Soya RR Evento 40-3-2)<br />

mediante las Resoluciones Administrativas SENASAG 44/2005 y VRNMA 016/05<br />

del 14/03/2005; la Resolución Multiministerial Nº 1 del 07/04/2005 y el DS 28225<br />

del 01/07/2005.


Sobre todo a partir del año 2004, las entidades nacionales y transnacionales vinculadas<br />

a la cadena productiva de la soya han desarrollado una fuerte campaña<br />

mediática a través de la prensa escrita, folletos, etc., donde las empresas soyeras<br />

resaltan los beneficios de la soya transgénica, su resistencia al herbicida glifosato,<br />

la supuesta disminución en el uso de agroquímicos para controlar malezas y un<br />

mayor rendimiento productivo y económico. Esta campaña mediática se difundía<br />

bajo diferentes argumentos técnicos y de etiquetado en las variedades, pero, a<br />

pesar del despliegue mediático a favor de la ingeniería genética no llegó a pegar<br />

en la conciencia de los pequeños y medianos productores de soya.<br />

Al respecto, y de manera más explícita, Miguel Ángel Crespo señala que “Desde<br />

hace dos o tres años se venía ejerciendo mucha presión por parte de empresas<br />

interesadas en la introducción de la soya transgénica. Ellas presionaban desde la<br />

perspectiva que Bolivia se debía incorporar a ese modelo, y eso coincide con el<br />

cambio de algunas autoridades al interior del sector. La nueva dirigencia tiene una<br />

postura favorable, por la fuerte influencia de los productores soyeros brasileños”. 34<br />

Bajo el slogan de que “hay que mantener la unidad” se liberó transitoriamente la<br />

variedad transgénica. El argumento que utilizó el gobierno central fue que si se<br />

oponía, conspiraba contra el desarrollo de la región del oriente boliviano y obviamente<br />

eso agudizaría las pugnas “entre occidente y oriente”.<br />

<strong>DE</strong>FICIENCIAS y CONTRADICCIONES<br />

Cuando el Comité Nacional de Bioseguridad aprobó en 1998 la solicitud de Monsanto,<br />

lo hizo en calidad de bio-ensayos experimentales. El mismo ente estatal, en<br />

los dictámenes técnicos mencionados líneas arriba, aprueba el Informe Final elaborado<br />

por la Oficina Regional de Semillas de Santa Cruz, correspondiente a los<br />

tres años de ensayos realizados por la Empresa Monsanto con soya RR resistente<br />

a glifosato, Evento 40-3-2, en el Departamento de Santa Cruz. Es evidente que estos<br />

ensayos, aparte de exceder la autorización otorgada, no contenían ninguna<br />

prueba de riesgos sino, simplemente, se trataba de ensayos de adaptación de<br />

distintas variedades de soya.<br />

La aprobación de transgénicos en Bolivia fue realizada de manera aislada, sin la<br />

consulta y menos el consenso de productores, consumidores ni otras instancias<br />

oficiales relacionadas con la implementación de esta medida, resultando en un<br />

marco legal improvisado e incompleto, donde los mecanismos de implementación<br />

aún no están definidos. Tampoco existen mecanismos de información para<br />

consumidores ni agricultores. La ausencia de un marco legal adecuado que regule<br />

la producción y comercialización de transgénicos en Bolivia hace que la<br />

soberanía alimentaria de la población local y la soberanía productiva de los agricultores<br />

este más amenazada y vulnerable.<br />

En el caso de la aprobación de la soya RR, el proceso no siguió los procedimientos<br />

establecidos en el DS 24676, que se encontraba en vigencia a la fecha de aprobación<br />

del producto. En este punto la Autoridad Competente establecida por el<br />

mismo Decreto, incumplió varias disposiciones y procedimientos. El Comité Nacional<br />

de Bioseguridad tampoco siguió los procedimientos internos establecidos para<br />

la realización de los análisis de riesgo y emisión del Informe Técnico.<br />

La Resolución Multiministerial Nº 1 (Ministerio de Desarrollo Sostenible, Ministerio de<br />

Salud y Deportes, Ministerio de Desarrollo Económico, Ministerio de Asuntos Campesinos<br />

y Agropecuarios) a través de la cual se autoriza la producción, procesa-<br />

34 en diciembre de 2005.<br />

265


266<br />

miento y comercialización externa e interna de soya genéticamente modificada<br />

resistente a glifosato Evento 40-3-2, viola y contradice las disposiciones del DS<br />

24676 en el que se establece que el Viceministerio de Recursos Naturales y Medio<br />

Ambiente es la autoridad competente para autorizar o denegar las solicitudes de<br />

actividades con OGMs en el país. Asimismo, el DS 28225 del 01/07/05, que aprueba<br />

la introducción, uso y consumo de soya transgénica al país, también viola las<br />

disposiciones del DS 24676.<br />

Sin duda alguna la incorporación del cultivo de soya transgénica ha afectado la<br />

imagen exterior de Bolivia como “país biodiverso, pluricultural y multiétnico y país<br />

ecológico”. Esto hace peligrar mercados ganados sobre la base de la agricultura<br />

tradicional, ecológica y sostenible practicada por los miles de campesinos e indígenas<br />

del país.<br />

FALSOS ExPERImENTOS<br />

Con la emisión del DS 28225, el gobierno boliviano comete el gravísimo error de<br />

aprobar ensayos experimentales e informes técnicos de la Empresa Monsanto,<br />

avalados en este caso por la Oficina Regional de Semillas de Santa Cruz, quienes<br />

abogan ante el Comité Nacional de Bioseguridad que la introducción de soya<br />

transgénica “no traería consecuencias negativas ambientales ni a la salud de los<br />

consumidores bolivianos”. 35<br />

Todo el accionar de la empresa estaba al filo de la Ley o era ilegal; los cultivos de<br />

soya transgénica en Bolivia eran “experiencias piloto semicomerciales” - si bien,<br />

gracias a las políticas agrícolas que favorecían a la gran industria agrícola, estaban<br />

subsidiados con fondos públicos. 36<br />

Los procedimientos seguidos para la realización del análisis de riesgo del impacto<br />

ambiental no fueron los adecuados y no abarcaron todos los posibles riesgos de<br />

contaminación ambiental en el marco de la Ley Nº 1333. No se realizó ningún<br />

estudio o análisis de riesgo del impacto social ni económico, por parte de ninguna<br />

autoridad competente en el tema, referente a la introducción de la soya RR<br />

a Bolivia. Tampoco se analizaron los siguientes aspectos de competitividad con<br />

respecto al tema:<br />

• La dependencia del agricultor al herbicida glifosato.<br />

• La dependencia de los agricultores por comprar el paquete herbicida-semilla.<br />

No se tomaron las precauciones para evitar que las empresas semilleros puedan<br />

obligar a la firma de contratos que estipulen que sólo su herbicida puede<br />

ser aplicado a sus propias semillas, o que prohíban a los agricultores guardar<br />

semillas para sembrar en la siguiente cosecha, lo que sería contrario a la legislación<br />

nacional.<br />

• La aceleración de la evolución de resistencia de especies de malezas por el<br />

35 Claro que la Monsanto, que produce semilla transgénica de soya, no iba a colocar en su<br />

informe que toda la semilla transgénica de soya era de la misma empresa y que Monsanto<br />

promovió esta campaña para establecer una dependencia y un control nunca visto sobre<br />

productores y consumidores, solicitando la aprobación de la Oficina Regional de Semillas<br />

de Santa Cruz y del Comité Nacional de Bioseguridad. Tampoco se hizo referencia a la<br />

contaminación del maíz nativo de México, de la que la empresa Monsanto es responsable.<br />

36 Con el Decreto, podrían legalizar sus actividades y continuar contaminando por ejemplo a<br />

las variedades de soya introducidas en la década del 70 y 80 por el Centro de Investigación<br />

Tropical (CIAT) que dependía en ese entonces de Cordecruz; la introducción de estas variedades<br />

había costado al país y a la fecha se constituyen en variedades locales y adaptadas<br />

a las condiciones ambientales del Departamento de Santa Cruz que son usadas por miles<br />

de pequeños y medianos productores de soya, los que ahora corren el riesgo de perder<br />

esta semilla local por la introducción de semilla transgénica de soya.


uso repetido del mismo herbicida con el mismo modo de acción, incrementará<br />

la presión de selección en la población de malezas y empujará hacia el<br />

establecimiento de aquellas especies que son más difíciles de controlar por el<br />

agroquímico.<br />

• La Autoridad Competente no realizó los estudios de gestión de riesgos ni comunicación<br />

de los riesgos, tal como lo establecen los procedimientos, razón por la<br />

cual en la actualidad existe un desconocimiento y desinformación total sobre<br />

el tema, tanto en el sector productor como en la población en general.<br />

• Actualmente no se dispone de un Reglamento claro y definido en cuanto a<br />

la nueva estructura del Control de la Bioseguridad en Bolivia, en virtud al entrecruzamiento<br />

de las tuiciones y competencias de las diferentes instituciones<br />

involucradas en el tema. Este factor incrementa el riesgo de cualquier posible<br />

introducción de un OGM al país, ya que no se podrían establecer las actividades<br />

para controlar cualquier tipo de actividad destinada al manejo de OGMs.<br />

• Además, las instituciones que contribuirían a la Autoridad Competente en el<br />

control de la soya RR o de cualquier posible introducción de OGMs en el país,<br />

no cuentan con las capacidades técnicas, analíticas ni logísticas, como para<br />

implementar sistemas de control de estos tipos modernos de producción agropecuaria.<br />

ASPECTOS NO CONSI<strong>DE</strong>RADOS<br />

El año 2002, mediante DS 25929 (art. 1), se indica textualmente: “Créase una Comisión<br />

compuesta de las organizaciones nacionales de campesinos, colonizadores<br />

e indígenas, instituciones gubernamentales, instituciones científicas y técnicas<br />

involucradas, para que participen activamente en la elaboración, modificación<br />

y complementación de leyes y normas referidas a la biodiversidad, incluyendo<br />

acceso a recursos genéticos y bioseguridad.”<br />

En su artículo 2, el Decreto menciona que, una vez las comisiones debidamente<br />

conformadas y acreditadas y en un plazo no mayor a 60 días calendario, éstas se<br />

reunirán a objeto de revisar el DS 24676 “Reglamento de la Decisión 391 de la Comisión<br />

del Acuerdo de Cartagena y de Bioseguridad”, al término del cual, emitirán<br />

en un informe con sus recomendaciones, en el que se verá reflejada la posición<br />

de las partes.<br />

vIOLACIóN <strong>DE</strong>L PRINCIPIO PRECAuTORIO<br />

Otro de los aspectos no considerados ha sido el Protocolo de Cartagena sobre<br />

Seguridad de la Biotecnología, del cual Bolivia es firmante. Este Protocolo fue ratificado<br />

por el Congreso Nacional en fecha 13 de noviembre de 2001 mediante Ley<br />

2274 y promulgado por el Presidente Jorge Quiroga el 22 de noviembre del mismo<br />

año. La ratificación de nuestro país a ser Parte del Protocolo es muy importante<br />

debido a que el mismo es el primer nuevo tratado ambiental del Siglo 21, un siglo<br />

que será marcado dramáticamente por la biotecnología.<br />

El Principio de Precaución viene a decir “que es mejor prevenir que curar”: los problemas<br />

ecológicos y de salubridad - sobre todo los problemas graves - hay que<br />

preverlos de antemano e impedir que lleguen a producirse, ya que muchos de<br />

ellos pueden ser irreparables (en el ámbito ecológico nos encontramos muchas<br />

veces con fenómenos de irreversibilidad). Cuando se avistan problemas graves<br />

en el horizonte, no es razonable esperar a saberlo todo para actuar. El protocolo<br />

re-afirma el enfoque de precaución, el que figura en el Principio 15: “Con el fin de<br />

proteger el medio ambiente, los Estados deben aplicar ampliamente [...] la Declaración<br />

de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo” (3-14 junio 1992).<br />

267


268<br />

El protocolo reconoce la crucial importancia que tienen para la humanidad los<br />

centros de origen y los centros de diversidad genética. Este protocolo prácticamente<br />

ha sido quebrantado por las disposiciones legales del primer semestre de<br />

2005, por lo que se hace necesario prohibir la introducción de OGM en nuestro<br />

país y analizar las alternativas logísticas para la abrogación del DS 28225.<br />

Consecuencias ambientales y sociales de la introducción de soya transgénica<br />

Rendimientos menores<br />

Miguel Ángel Crespo, basándose en los primeros resultados, indicaba que el<br />

rendimiento de la soya transgénica está muy por debajo de la soya convencional.<br />

“En la soya convencional tenemos un rendimiento promedio de 2,1 toneladas<br />

por hectárea y en la soya transgénica se ha llegado a 1,3 o a lo sumo<br />

1,8 toneladas por hectárea. Entonces esto ha generado mucha desmotivación<br />

y una visión mucho más escéptica de parte de los productores; y en ese sentido<br />

el sector a través de su dirigencia está tratando de contraponer con una<br />

gran campaña mediática, diciendo que la soya transgénica es una maravilla,<br />

etc.” 3<br />

Deforestación<br />

Este desincentivo para el mejoramiento técnico conduce a que los productores<br />

recurran a la tecnología “fácil” de la soya transgénica que les es ofrecida en un<br />

“paquete” de créditos, semillas, agroquímicos y acopio. Esto lleva inexorablemente<br />

a una acelerada ampliación de las áreas de cultivo a costa del bosque.<br />

Las cifras muestran con claridad este incremento: mientras hace 10 años la tasa<br />

anual de desbosque se cifraba en 120.000 ha/año, esta tasa alcanza actualmente<br />

a 300.000 ha/año. Es decir, en 3 años perdimos casi 1 millón de hectáreas<br />

de bosques – un verdadero crimen en tiempos de calentamiento climático.<br />

Monocultivo de la soya y vulnerabilidad ecológica<br />

La soya transgénica promueve sistemas de monocultivo que dañan el agroecosistema<br />

y la economía de los pequeños productores, provocando la pérdida<br />

de variedades locales, la disminución de la diversidad de fuentes alimenticias<br />

y la vulnerabilidad económica. 4<br />

A esto debe añadirse la aparición de la roya asiática de la soya (Phakopsora<br />

pachyrhizi), una nueva enfermedad que está empezando a difundirse en el<br />

oriente del país, facilitado por las condiciones ambientales (por ejemplo humedad),<br />

sumados a la uniformidad genética de un monocultivo.<br />

Degradación de suelos<br />

La producción de soya RR, resistente a glifosato, Evento 40-3-2, traerá consigo<br />

problemas ambientales relacionados con la degradación de suelos, especialmente<br />

en parcelas donde no es parte de rotaciones, asociaciones de cultivos<br />

y/o manejo agro-ecológico. Asimismo, se corre el riesgo de incrementar la mancha<br />

de suelos degradados e infértiles y el peligro de avanzar hacia la región<br />

amazónica y convertir al uso agrícola estos suelos amazónicos inutilizables (suelos<br />

compactados y en proceso de desertificación).<br />

Uso de agrotóxicos<br />

La soya RR viene acompañada de un paquete tecnológico que incluye agrotóxicos<br />

como el glifosato, endusulfan y cipermetrina. También se ha aplicado<br />

Tordon (2,4,5-T), herbicida que fue utilizado en combinación con 2,4 D para<br />

construir el famoso “agente naranja” empleado en la guerra de Vietnam. El


2,4,5-T se encuentra dentro de la lista de la llamada “Docena Sucia”, que agrupa<br />

a doce agrotóxicos extremadamente peligrosos.<br />

Otro plaguicida que se ha estado utilizando es el dodecacloro para combatir<br />

la hormiga cortadora. Este insecticida se encuentra dentro del grupo de los<br />

contaminantes orgánicos persistentes (COPs), sustancias químicas tóxicas y bioacumulables,<br />

que pueden viajar a grandes distancias y que, por lo tanto, tienen<br />

graves impactos sobre la salud humana y el ambiente. Es decir, el cultivo de<br />

la soya RR está aumentando sustancialmente el uso de agrotóxicos, lo cual es<br />

exactamente contrario al argumento utilizado por quienes promueven la tecnología<br />

de los cultivos transgénicos.<br />

Contaminación genética<br />

Hace más de 20 años se han introducido variedades de soya, consideradas actualmente<br />

por los productores como variedades locales porque se han adaptado<br />

a las condiciones del país y que fueron apropiadas por los pequeños y<br />

medianos productores de soya natural. Estas variedades introducidas y adaptadas<br />

por los mismos agricultores corren el riesgo de contaminación genética de<br />

la soya transgénica. ¿Podrán a futuro los agricultores conseguir semilla local de<br />

soya que no esté contaminada genéticamente? Numerosos estudios han puesto<br />

en evidencia que es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen<br />

de los cultivos transgénicos, evitando totalmente la polinización no deseada de<br />

otros cultivos y la contaminación de ecosistemas. En determinadas condiciones<br />

climáticas el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias,<br />

polinizando campos muy distantes.<br />

Concentración de tierras en pocas manos – expulsión de pequeños productores<br />

Entre los impactos de la agricultura de la soya transgénica y que debe preocupar<br />

a los gobernantes está la reducción de la seguridad y soberanía alimentaria,<br />

al destinarse la tierra que previamente se utilizaba para la producción<br />

lechera, de granos o fruticultura a la soya de exportación.<br />

Asimismo, es notorio que muchos pequeños agricultores, especialmente de las<br />

regiones de colonización, se encuentran en serios riesgos de perder sus fundos<br />

por deudas contraídas ante los grandes agro-empresarios soyeros, por la compra<br />

de semillas, agroquímicos y otros. Mientras, los agro-empresarios incitan a<br />

la expansión del área sembrada con soya como una forma de medir “el éxito”<br />

de la producción y adopción tecnológica por parte de los agricultores. Así esconden<br />

el hecho que la expansión soyera conlleva a extremar la demanda por<br />

tierras y a una concentración de los beneficios en pocas manos.<br />

Riesgos para la salud de los consumidores<br />

Si bien gran parte de la soya producida se destina a la exportación hacia países<br />

donde se la utiliza para alimentar ganado vacuno, porcino y avícola, no es<br />

menos cierto que ya la estamos consumiendo en forma de lecitina de soya.<br />

También se pretende modificar nuestros hábitos alimentarios, tratando de convencernos<br />

de las supuestas bondades de la mal llamada “leche de soya” y de<br />

las hamburguesas, milanesas de soya, para remplazar a la leche de vaca y a la<br />

carne vacuna, respectivamente.<br />

En el caso particular de nuestro país, no se toman en cuenta los efectos adversos<br />

que puede causar alimentar a niños pequeños con soya, como sustituto de<br />

proteínas animales; en algunos municipios se está suministrando leche de soya<br />

en el desayuno escolar pero, ¿de qué soya? lo más lamentable sería que se esté<br />

proporcionando leche de soya transgénica a los niños bolivianos, poniendo en<br />

riesgo su salud, para medir a futuro los impactos en la salud de la población.<br />

269


270<br />

Riesgos para la seguridad y soberanía alimentaria<br />

Se ha comprobado que bajo distintas consideraciones, existe una relación entre<br />

la introducción ilegal de la soya transgénica y la producción de agrocombustibles.<br />

Cada vez más superficies agrícolas se destinarán a siembras para su<br />

transformación en combustibles, en detrimento de la producción de alimentos,<br />

aumentando el precio de éstos. Esta consideración no es una simple especulación:<br />

ya se conoce el continuo incremento de precios del maíz en México, ya<br />

que la conversión de maíz en combustibles en Estados Unidos incide inmediatamente<br />

en los precios. Bolivia, que depende de importaciones de trigo desde<br />

Argentina, es víctima del aumento de precios de este producto, ya que en<br />

Argentina se produce cada vez más soya y menos trigo.<br />

Un modelo agro-exportador<br />

Sin embargo, para no caer en deducciones mecánicas demasiado simplistas,<br />

es preciso interpretar y estudiar el impacto – actual y futuro – del llamado modelo<br />

agro-exportador en su conjunto. La crítica al uso de la soya transgénica debe<br />

continuar, igual que las advertencias sobre otras tecnologías peligrosas, como<br />

por ejemplo el uso de semillas “terminador” (semilla genéticamente manipulada<br />

para impedir su reproducción), en desmedro de la seguridad alimentaria y<br />

la agricultura familiar campesina- indígena. 5<br />

Durante una Mesa Redonda llevada a cabo en Cochabamba el 6 de junio del<br />

2005 (ver recuadro), sin intervención de los grupos anti-transgénicos, porque no<br />

fueron invitados, se constata nuevamente que:<br />

La aprobación de transgénicos en Bolivia fue realizada de manera aislada, sin<br />

la consulta y menos consenso de productores, consumidores ni otras instancias<br />

oficiales relacionadas con la implementación de esta medida, resultando en<br />

un marco legal improvisado e incompleto, donde los mecanismos de implementación<br />

aún no están definidos; y que<br />

No existen mecanismos de información para consumidores ni agricultores. La<br />

ausencia de un marco legal adecuado que regule la producción y comercialización<br />

de transgénicos en Bolivia hace que la soberanía alimentaria de la<br />

población local y la soberanía productiva de los agricultores esté más amenazada<br />

y vulnerable.<br />

mesa Redonda: Biotecnología y bioseguridad en Bolivia<br />

El 6 de junio de 2005, se llevó a cabo en Cochabamba la “Mesa Redonda:<br />

Biotecnología y Bioseguridad en Bolivia” organizado por el Ministerio de Desarrollo<br />

Sostenible y la FAO a través de la Oficina Regional de Semillas (ORS) - Cochabamba,<br />

como resultado de la solicitud de información sobre el tema de<br />

transgénicos realizada por algunas instituciones y asociaciones de productores<br />

que participan en el Programa de Desarrollo Alternativo ante la noticia de la<br />

aprobación de la soya transgénica.<br />

El objetivo del evento fue informar a los participantes sobre la biotecnología<br />

moderna y las gestiones de bioseguridad en Bolivia. A la mesa redonda fueron


invitadas alrededor de 30 instituciones y proyectos relacionados con el rubro<br />

agrícola, forestal y semillero nacional, además de representantes de municipios<br />

rurales, Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO),<br />

Oficina Distrital de SENASAG, Universidad Mayor de San Simón, Cámara de Comercio<br />

y Cámara Agropecuaria de Cochabamba.<br />

Sin embargo, las instituciones actualmente involucradas en el análisis del tema<br />

de transgénicos, organizaciones de base (excepto las asociaciones de productores<br />

que solicitaron información) y representantes de consumidores no<br />

fueron invitados a este evento. 6<br />

Durante la jornada, como resultado de las preguntas de la audiencia, se destacaron<br />

aspectos importantes sobre la aprobación e implementación de las<br />

resoluciones relacionadas.<br />

1. Se admitió que la aprobación de soya transgénica en Bolivia fue el resultado<br />

de la presión ejercida por los empresarios soyeros para “regularizar” las<br />

parcelas ilegales de soya transgénica.<br />

2. Los participantes reconocieron la inexistencia de un mecanismo legal que<br />

permita la identificación y etiquetado de OGMs en Bolivia.<br />

3. Instancias agropecuarias estatales como el SEDAG (Servicio Departamental<br />

Agropecuario) e incluso técnicos representantes de la Oficina Distrital del<br />

SENASAG admitieron no estar informados (hasta la fecha del evento en<br />

cuestión) sobre las resoluciones administrativas que liberan los transgénicos<br />

en Bolivia (Resoluciones Administrativas VRNMA Nº 016/05 del 14 de marzo<br />

de 2005 y SENASAG 44/2005 del 5 de abril de 2005); ni sobre los mecanismos<br />

de control a aplicar. Por otro lado, aclararon que las instituciones agropecuarias<br />

públicas no poseen la capacidad técnica, logística ni presupuestaria<br />

para implementar dichas resoluciones.<br />

4. La expositora T. Ávila, aseveró que los transgénicos no están diseñados para<br />

el pequeño productor y no resuelven los problemas locales de producción<br />

debido a que son adecuados para los grandes productores que practican<br />

la agricultura como un negocio. Esto contradice uno de los argumentos<br />

más fuertemente defendidos por ANAPO en su “Solicitud de Aprobación<br />

para el Uso de Soya Genéticamente Modificada (Evento 40-3-2) en Bolivia”<br />

de marzo de 2005, en la cual se menciona que la introducción de soya<br />

transgénica “permitirá mejorar el nivel de ingresos para los agricultores,<br />

principalmente pequeños”.<br />

Poco después, el 5 de noviembre del 2005, los representantes y autoridades de las<br />

organizaciones campesinas e indígenas, de diversos sectores de agricultores, caficultores,<br />

recolectores, pastores y otros, se reunieron en el marco del Taller Nacional<br />

“Información sobre los Efectos de los Transgénicos en la Seguridad y Soberanía<br />

Alimentaria” en la cual toman las siguientes resoluciones:<br />

1. Exigimos la inmediata abrogación de las Resoluciones Administrativas: VRNMA<br />

Nº 016/05 d/f 14-03-05 y SENASAG 44/2005 d/f 05-04-05 y el DS 28225 d/f 01-07-<br />

05, que aprueban la introducción, uso y consumo de soya transgénica por ser<br />

atentatoria a la salud de los niños /as y del pueblo boliviano.<br />

2. Rechazamos la importación de semillas, alimentos y/o insumos genéticamente<br />

modificados conocidos como “transgénicos” en nuestro país y exigimos un<br />

debate público amplio sobre sus impactos en la salud humana, en el medio<br />

ambiente y en la sustentabilidad de nuestras comunidades.<br />

271


272<br />

3. Exigimos un alto a las fumigaciones con glifosato y otros herbicidas para el<br />

control de malezas en los cultivos transgénicos de soya y otros.<br />

4. Denunciamos y rechazamos los programas de ayuda alimentaria de los Estados<br />

Unidos y otros países que contienen alimentos transgénicos, por atentar<br />

contra la salud y el medio ambiente de nuestro país.<br />

5. Exigimos la instrumentación de programas de apoyo a la agricultura orgánica<br />

o ecológica familiar, para lograr la expansión del mercado interno y hacer<br />

accesible para la mayoría de la población, alimentos sanos y libres de transgénicos<br />

y de agrotóxicos.<br />

6. Demandamos un cambio en las políticas públicas para lograr la eliminación<br />

progresiva de los plaguicidas de mayor toxicidad y con efectos crónicos irreversibles<br />

en la salud humana y vida silvestre; y a la par, diseñar instrumentos de<br />

apoyo económico, fiscal y financiero que impulsen formas alternativas para el<br />

control de plagas.<br />

7. Demandamos un cambio profundo en la política agrícola y agraria de<br />

nuestro país para fortalecer el mercado interno y asegurar la soberanía y autosuficiencia<br />

alimentaria de nuestros pueblos, mediante una reorientación de<br />

los apoyos técnicos y financieros que fortalezcan los esfuerzos organizativos de<br />

los pueblos indígenas. Por ello exigimos sacar el capítulo agroalimentario de<br />

las negociaciones comerciales y financieras en la OMC y el ALCA que son un<br />

obstáculo para lograr este objetivo.<br />

8. Exigimos a nuestro gobierno el cumplimiento del Pacto de Derechos Económicos,<br />

Sociales y Culturales de la ONU.<br />

SITuACIóN POLíTICA ACTuAL<br />

Los resultados de las elecciones generales de diciembre 2005 situaron al Movimiento<br />

al Socialismo (MAS) en el primer lugar. Con estos resultados, campesinos e<br />

indígenas cuentan con la mayoría absoluta en la Cámara Baja y un grupo representativo<br />

de Senadores en la Cámara Alta del Parlamento, lo que cambia radicalmente<br />

el paisaje político del país.<br />

Con ello han mejorado las perspectivas de que las propuestas de las organizaciones<br />

sociales e indígenas puedan influir en decisiones políticas concretas, como por<br />

ejemplo, la eliminación de las donaciones de alimentos, la reducción de importaciones<br />

en alimentos, la prohibición de semillas transgénicas, el fomento al mercado<br />

interno de alimentos y la incorporación de los principios de la agro-ecología en<br />

la política del Estado.<br />

El Plan Nacional de Desarrollo propuesto por el gobierno pretende lograr un nuevo<br />

desarrollo, es decir, crear un nuevo escenario en el país, en el marco de una<br />

“Bolivia Digna, Soberana y Productiva para Vivir Bien”, cuyo objetivo central es<br />

impulsar una agricultura ecológica y sostenible, que asegure la seguridad y soberanía<br />

alimentaria con una autonomía indígena participativa, con identidad y<br />

legitimidad otorgada por las organizaciones sociales; generando una economía<br />

descentralizada, a través del empoderamiento de las organizaciones económicas<br />

de base como “empresas comunitarias”, para lograr la equidad distributiva y<br />

el fortalecimiento de su capacidad productiva.


Por todo lo anterior, consideramos que existe la voluntad política, pero que se<br />

requiere trabajar para definir una estrategia para la agro-ecología, y desde esta<br />

estrategia llenar los vacíos que el nuevo contexto ha generado, en estrecha relación<br />

con las organizaciones campesinas, colonizadoras, originarios e indígenas.<br />

El Plan Nacional de Desarrollo contempla el desarrollo de la agricultura que sea<br />

familiar, ecológica y sostenible, es decir, una agricultura que beneficie a los miles<br />

de campesinos e indígenas bolivianos, donde se rescate los saberes locales y se<br />

promueva el manejo sostenible de los recursos naturales para asegurar la autosuficiencia<br />

alimentaria y lograr una economía descentralizada que fortalezca a las<br />

economías campesinas e indígenas.<br />

Por otro lado, con la Ley 3525 “Regulación y Promoción de la Producción Agropecuaria<br />

y Forestal No Maderable Ecológica”, promulgada el 21/11/06, se abre una<br />

nueva opción para el país en materia de promocionar la agricultura ecológica<br />

como una estrategia para promover una nueva agricultura, una agricultura para<br />

la vida, sin enfrentar el desarrollo con el medio ambiente.<br />

Bolivia tiene una producción agropecuaria diversificada, sana, nutritiva y ecológica<br />

que alcanza y sobra para alimentar a la totalidad de su población. El hambre y<br />

la desnutrición en nuestro país no es el resultado de la carencia de alimentos, sino<br />

de una injusta distribución de la riqueza.<br />

No obstante, es necesario hacer notar que el Estado habla de la reactivación de<br />

la economía en el sector agropecuario, básicamente sobre el cultivo de la soya,<br />

sin evaluar lo que esto ha significado realmente y sin mencionar al sector económico<br />

que ha obtenido la ganancia; y, peor aún, sin hacer una evaluación de los<br />

impactos sociales y ambientales. Consideramos que el país no necesita de cultivos<br />

transgénicos, por el contrario, como hemos demostrado en el caso de la soya,<br />

lo único que el país logrará es perder su imagen de “país ecológico – natural” y su<br />

soberanía alimentaria.<br />

En base a lo mencionado, corresponde al gobierno elaborar un proyecto político<br />

agro-ecológico para considerar lo referente a la tradición, biodiversidad y patrimonio,<br />

tanto cultural como histórico y de esta forma promover una producción<br />

agropecuaria y forestal ecológica y sostenible para el país.<br />

273


274<br />

La opinión de Laercio meirelles*<br />

Mirando desde la perspectiva del productor, la agro-ecología nos lleva a una<br />

producción que no degrada los recursos que me permiten producir: el suelo, las<br />

aguas, las semillas, mi salud. Además, es barata y me mantiene independiente<br />

de la industria que explota al agricultor. Y si no fuera suficiente, aun rescata mi<br />

placer de trabajar en la agricultura, entre otros motivos, porque puedo ofrecer<br />

un producto sano a los consumidores.<br />

Si se mira a los transgénicos desde el ángulo de un consumidor, prefiero comprar<br />

alimentos producidos por sistemas agroecológicos. En primer lugar por respeto<br />

a la salud (la mía, la del productor y la del planeta). También para estimular<br />

con mi consumo una manera de producir que incorpora valores ambientales y<br />

sociales. Por último, para contribuir con el fortalecimiento de las organizaciones<br />

sociales, con estrategias descentralizadas de procesamiento y con nuevas<br />

redes de circulación de productos.<br />

Por lo tanto, considero importante que se involucren en el debate a los mismos<br />

agricultores y los consumidores, es decir: ¿Cómo pueden o deben responder<br />

los agricultores pequeños y medianos a la complejidad del tema de los<br />

transgénicos?<br />

* Centro Ecológico IPE, 2006.<br />

El actual gobierno debería abrogar el DS 28225 del 1 de julio del 2005, que eleva<br />

a rango de Decreto Supremo la Resolución Multiministerial Nº 1 de fecha 7 de abril<br />

del 2005. En cambio, debería elevar a rango de Decreto Supremo la Resolución<br />

Ministerial 001 del 8 de enero 2001, es decir prolongar indefinidamente la prohibición<br />

del cultivo y comercio de transgénicos.<br />

Asimismo, se debe incorporar al Comité Nacional de Bioseguridad miembros delegados<br />

designados por las organizaciones nacionales de la CSUTCB, CSCB, CIDOB,<br />

CONAMAG, para que participen activamente en dicho Comité.<br />

La propaganda comercial desplegada por las comercializadoras de insumos<br />

agropecuarios, entidades como ANAPO, grandes empresas transnacionales como<br />

Monsanto, etc., impide que los agricultores tengan información veraz y objetiva,<br />

que les permita tomar decisiones correctas. Esta tarea de información es asunto<br />

principalmente del Estado y de las instituciones de apoyo.<br />

Finalmente, es importante que las organizaciones sociales y/o comunales analicen<br />

la visión inmediatista, es decir, la perspectiva de la rápida ganancia, que<br />

impide a los agricultores reflexionar sobre consecuencias a mediano y largo plazo.<br />

Es necesario analizar y responder al impacto que tiene la “tecnología de punta”<br />

sobre la fertilidad de los suelos, la pérdida y degradación de la tierra y la destrucción<br />

de las estructuras comunales.


Bibliografía<br />

Altieri, M.A. y W.A. Pengue, Roundup Ready Soybean in Latin America: a machine<br />

of hunger, deforestation and socio-ecological devastation. Informe publicado<br />

por CHASQUE y la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para<br />

América.<br />

Catacora, V.G. 2007. Soya en Bolivia: Producción de Oleaginosas y Dependencia.<br />

Tierra Viva. Cochabamba, Bolivia.<br />

Crespo, M.A. 2005. La soya transgénica fracasa en Bolivia. Entrevista a Miguel Angel<br />

Crespo (PROBIOMA, Bolivia).<br />

Pardo, M. y E. Gudynas 2005. La encrucijada entre mercados, tecnologías e Impactos.<br />

Observatorio del Desarrollo “Soya en Bolivia”.<br />

Kopp, A. 2002. La inseguridad alimentaria: Consecuencia de la sistemática violación<br />

de los derechos económicos, sociales y culturales. El caso Bolivia. Foro<br />

de ONGs/OCS para la Soberanía Alimentaria. Roma, 8 al 13 de junio 2002.<br />

Kopp, A. 2005. Transgénicos vs. propiedad agraria. Taller Nacional: Información sobre<br />

los efectos de los transgénicos en la seguridad y soberanía alimentaria.<br />

5 de noviembre 2005. La Paz, Bolivia.<br />

275


276<br />

La dimensión ambiental en el desarrollo rural sostenible<br />

CAmBIOS, máS EN POLíTICAS QuE EN PRáCTICAS<br />

por Lorenzo Soliz<br />

Como se sabe, la década de los noventa del siglo pasado, el país fue prolífico<br />

en investigaciones, debates, formulación de políticas, normativas y la organización<br />

del Estado para abordar la temática ambiental. Fue en el primer lustro de<br />

los noventa que se formularon la Ley del Medio Ambiente, Ley Forestal, Ley INRA,<br />

etc. que de una u otra manera incluyen la dimensión ambiental. También las estructuras<br />

institucionales del Estado se modificaron, creando el Ministerio de Desarrollo<br />

Sostenible y Medio Ambiente, y las Superintendencias de Recursos Naturales<br />

(SIRENARE), Forestal y Agraria. En la actual gestión de gobierno se ha modificado<br />

la estructura del poder ejecutivo, pasando la temática medioambiental al Ministerio<br />

de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. Empero las acciones<br />

de las autoridades públicas y los ciudadanos y ciudadanas y sus organizaciones<br />

no siempre acompañaron aquella dinámica. De hecho, el tema ambiental jamás<br />

pudo convertirse en un eje transversal de las acciones estatales, por la debilidad<br />

institucional en sus varios niveles. Ahora, casi dos décadas después, como país<br />

tenemos déficits importantes que comprometen la calidad ambiental y el estado<br />

de los recursos naturales en varias dimensiones.<br />

En este contexto, varios estudios dan cuenta del avance de los procesos de desbosque,<br />

la erosión, la salinización y la desertificación de los suelos; el desperdicio<br />

del agua en varias actividades productivas y en el consumo humano en el campo<br />

y las ciudades; la contaminación de ríos y lagunas con la consiguiente pérdida<br />

de especies acuáticas. Las emisiones de gases, desechos y residuos industriales<br />

y mineros se han acrecentado, lo mismo que las quemas de bosques y pastizales<br />

por chaqueos. En este último caso, además de contaminar el aire, esta práctica<br />

sirve como forma de “asegurar el derecho propietario de la tierra”, intentando<br />

demostrar la función económica de los predios.<br />

Es claro que no desconocemos las acciones y avances que se han dado y se<br />

siguen dando en diferentes ámbitos y espacios para hacer un uso responsable<br />

de los recursos naturales y promover la protección del medio ambiente, pero la<br />

dimensión de estos esfuerzos, lamentablemente, no es comparable con las deficitarias<br />

acciones y prácticas atentatorias al medio ambiente y los ecosistemas.<br />

LO AmBIENTAL EN EL <strong>DE</strong>SARROLLO RuRAL SOSTENIBLE<br />

Como parte de aquellos años de debate y propuestas a la que hacíamos referencia,<br />

un conjunto de instituciones que trabajamos en desarrollo rural conceptualizamos<br />

el Desarrollo Rural Sostenible y procuramos luego llevarlo a la práctica. 37<br />

CIPCA entiende que Desarrollo Rural Sostenible es la gestión integral concertada<br />

y equitativa de un determinado territorio, para asegurar y mejorar la satisfacción<br />

de las necesidades básicas y la generación de excedentes, sin comprometer la<br />

disponibilidad y reproducción de recursos para generaciones futuras.<br />

37 Plataforma de Contrapartes de NOVIB en Bolivia. (García Mora 1998)


Guiado por este planteamiento, CIPCA contribuye desde sus acciones de apoyo al<br />

desarrollo rural a mantener una relación dinámica, integral y sistémica, entre los seis<br />

componentes siguientes: ambiental; económico y tecnoló gico; social y organi zativo; y<br />

cultural. El componente ambiental se refiere al potencial, limitaciones y capacidad de<br />

recuperación y soporte del ecosistema, que es la condición y punto de partida para<br />

todo lo demás, muy particularmente en el desarrollo rural. Los otros cinco componentes<br />

se refieren a la acción humana sobre el ecosistema. De ellos, los componentes<br />

económico y tecnológico tienen una relación más cercana entre sí, siendo el segundo<br />

un instrumento habitual para el primero. Lo mismo ocurre entre los componentes social<br />

y organizativo: el social busca la equidad entre los varios grupos sociales implicados –<br />

hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ricos y pobres, etc. – mientras que el organizativo<br />

enfatiza más la capacidad de gestión, negociación, diálogo y participación política<br />

de sus respectivas organizaciones. Finalmente, el componente cultural subraya el respeto<br />

a la identidad de cada grupo, manifestada en aquellos valores, saberes y modos<br />

de proceder y expresarse más compartidos por sus miembros, de forma siempre dinámica<br />

por su vitalidad interna y permanente adaptación a los cambios.<br />

Hay una relación, intercambio y enriquecimiento permanente entre los valores, saberes<br />

y formas de proceder y expresarse de una u otra cultura, que a su vez tienen que<br />

ver con los componentes vinculados a la acción humana, e inciden en la transformación<br />

del componente medio ambiental. Por eso hablamos de un enfoque integral y<br />

sistémico, en que, manteniendo cada componente su propia dinámica, ésta debe regularse<br />

con la de los otros cinco, de modo que ninguno de ellos anule a algún otro. 38<br />

Implementar acciones concretas bajo este enfoque, requiere considerar la variada<br />

riqueza, no sólo de los ecosistemas sino también aquellas culturales que incluyen concepciones<br />

y prácticas específicas de las poblaciones en su relación con la naturaleza.<br />

En ese marco se han elaborado propuestas económicas de acuerdo a contextos culturales<br />

para el Altiplano, Valles, Chaco, Trópico y Amazonía. Hay que tomar en cuenta<br />

que cada contexto no es una tabla rasa donde se desarrollan este tipo de acciones,<br />

sino que hay una problemática y dinámica local-regional específica que se da en<br />

interacción, muchas veces conflictiva, entre los diversos actores presentes en determinadas<br />

zonas. Es en dichos contextos que se insertan propuestas como las planteadas<br />

por la institución.<br />

PROPuESTAS y ACCIONES 39<br />

A continuación presentamos brevemente algunas de las propuestas productivas<br />

que se implementan desde principios del 2001, con familias campesinas indígenas<br />

y sus organizaciones en las diferentes regiones donde CIPCA trabaja, 40 orientadas<br />

a la sostenibilidad del sistema productivo de familias campesinas e indígenas, a<br />

través de la diversificación de las fuentes de ingreso por actividades productivas, el<br />

enriquecimiento de la base de diversificación preexistente y la gestión de los recursos<br />

naturales. Así, dichas familias cuentan con mayor disponibilidad de alimentos,<br />

en cantidad y calidad, para su consumo y generan excedentes para el mercado.<br />

38 CIPCA, Políticas Institucionales, 2001.<br />

39 Por las características del documento solicitado por LI<strong>DE</strong>MA, de corta extensión, no vamos<br />

a considerar aquí la actual situación de los recursos naturales ni los aspectos organizativos y<br />

socioculturales de la población en cada zona, únicamente incluimos la propuesta productiva<br />

y los aspectos relacionados con la temática ambiental. Todos los demás aspectos que<br />

justifican y sustentan las propuestas, así como el contexto particular en que se implementan<br />

dichas propuestas en cada zona se puede consultar en CIPCA, Cuadernos de Investigación<br />

N° 62 y 63.<br />

40 La cobertura de CIPCA son 26 municipios del altiplano de La Paz, Valles de Cochabamba y<br />

Norte de Potosí, Chaco cruceño y chuquisaqueño, trópico del norte de Santa Cruz, pampa<br />

mojeña del Beni y el Norte amazónico (Beni y Pando).<br />

277


278<br />

gANA<strong>DE</strong>RíA ALTOANDINA<br />

La propuesta de la ganadería altoandina para las comunidades y familias aymaras<br />

del altiplano contempla la crianza de bovinos, camélidos y ovinos. Los bovinos<br />

están dirigidos a la producción de leche y carne, a través de la mejora de la calidad<br />

del hato y su estabilización en 10 cabezas por familia. Para la disponibilidad<br />

de alimentos se siembra mayores superficies de forrajes, entre una a tres hectáreas<br />

por familia, así como la recuperación de praderas nativas. También se construye<br />

infraestructura, consistente en establos, salas de ordeño, henil, centros de acopio,<br />

la implementación de un sistema de sanidad animal, tanto para la fiebre aftosa<br />

como para otras enfermedades y de un sistema de inseminación artificial.<br />

En cuanto a los camélidos se refiere, se mejora la crianza de llamas y alpacas para<br />

el aprovechamiento de la fibra y la carne. Para ello se realizan actividades de<br />

mejora del manejo y aprovechamiento comunal y familiar de las praderas nativas;<br />

se construyen infraestructuras de riego de bofedales; se impulsa la recolección de<br />

semillas, transplante y resiembra de pastos nativos; la construcción de zanjas de<br />

infiltración para aprovechar el agua de las lluvias, la regeneración de pastos nativos<br />

y la protección de las fuentes de agua. Asimismo, se propuso estabilizar el hato<br />

en 100 cabezas por familia, en promedio, mejorando la calidad del ganado y el<br />

producto, implementando un sistema de sanidad animal con base en los recursos<br />

humanos locales y la asistencia técnica y la innovación de la tecnología para la<br />

esquila y el faeneado de los animales<br />

Igualmente, para la crianza de ovinos se mejora las praderas nativas y se introducen<br />

pastos mejorados, mientras se protegen las fuentes de agua. Se avanza hacia<br />

la estabilización del hato en 30 cabezas/familia, aunque algunas zonas tuvieron<br />

que realizarse estudios complementarios para determinar la capacidad de carga<br />

animal.<br />

TRANSFORmACIóN <strong>DE</strong> LA AgRICuLTuRA <strong>DE</strong> SECANO A RIEgO EN LOS vALLES<br />

En comunidades quechuas de cuatro municipios de la mancomunidad de la<br />

cuenca del Caine, se lleva a cabo la transformación de la base productiva de<br />

secano a riego, sustentado en la gestión integral y sostenible de los recursos naturales.<br />

Se procura alcanzar una agricultura campesina más estable, con riego y<br />

protección y manejo de los suelos, lo que permite ir incrementando los rendimientos<br />

y la producción para el consumo familiar y el mercado.<br />

Para ello, se lleva a cabo la ampliación en 20% (300 hectáreas incrementales) de<br />

la superficie regada, a través de la construcción y mejoramiento de una gama<br />

diversa de infraestructuras de riego y microriego. Asimismo se protege las vertientes,<br />

fuentes de agua, cuencas y microcuencas donde se ubicaban los sistemas de<br />

riego y microriego. Con la aplicación del riego, se busca asegurar las cosechas y,<br />

donde haya represas e incluso atajados, obtener dos cosechas al año. Los principales<br />

cultivos bajo riego son papa temprana, maíz, haba, arveja, hortalizas, frutas -<br />

durazno, manzana, cítricos - y alfalfa. Se procura que cada familia tenga al menos<br />

una hectárea bajo riego con esta variedad de rubros productivos.<br />

Junto con la aplicación de riego, se realizan obras de manejo y conservación de<br />

los suelos y el mejoramiento de su fertilidad: incorporación de abonos verdes y<br />

residuos de cosecha; elaboración y aplicación de compost y abonos orgánicos;<br />

plantación de barreras vivas con especies locales e introducidas; implantación de<br />

cortinas rompe viento y de cobertura vegetal; asociación y rotación de cultivos;<br />

control y manejo de malezas; laboreo mínimo con el uso de aperos mejorados;<br />

y plantaciones forestales en cárcavas, cabeceras de cárcavas y riberas de ríos.<br />

Asimismo se realizan prácticas mecánicas en áreas cultivables y no cultivables:


terrazas de formación lenta, zanjas de infiltración y de coronación, bordes perimetrales,<br />

surcos en contornos de nivel, control de cárcavas laterales y construcción<br />

de canales de drenaje, entre otros. Se Incrementa la cobertura vegetal, a través<br />

de la forestación y reforestación en las cuencas y laderas con especies nativas.<br />

AgRICuLTuRA A SECANO EN EL ChACO<br />

La propuesta en el Chaco se orienta al fortalecimiento del sistema productivo de<br />

las familias y comunidades guaraníes para contribuir a su seguridad alimentaria<br />

y generar excedentes para el mercado. Se va incrementando la superficie de<br />

tierra cultivada por familia hasta tres hectáreas en condiciones de secano; de las<br />

cuales dos están destinadas a la producción para el consumo familiar y una para<br />

el mercado. Para el consumo familiar se privilegia variedades locales de maíz,<br />

cumanda, zapallo, entre otros; en cambio para generar excedentes para el mercado<br />

se cultiva maíz, ají colorado, maní, ajonjolí, fréjol y cítricos y otros cultivos<br />

perennes.<br />

Los chacos en su mayoría están cercados con alambre y/o cercos vivos y la producción<br />

agrícola se basa en la aplicación de prácticas agro-mecánicas, para la<br />

conservación y mejora de la calidad y fertilidad de los suelos; con este propósito<br />

se practica la rotación y asociación de cultivos, la incorporación de abonos orgánicos,<br />

labranza vertical, siembra directa, siembra con cobertura de rastrojo y establecimiento<br />

de cultivos de cobertura. Allí donde es posible se siembra en curvas<br />

de nivel y se han implantado barreras vivas y barreras muertas.<br />

También se aplica un sistema de manejo integrado de plagas, a través de técnicas<br />

como la eliminación manual de plagas y hospederos de plagas; aplicación<br />

de insecticidas de origen orgánico; el uso de semillas sanas, desinfectadas y variedades<br />

resistentes, y el uso de controladores biológicos y repelentes naturales.<br />

gANA<strong>DE</strong>RíA EN EL ChACO<br />

Esta propuesta está orientada al incremento de la producción ganadera bovina,<br />

ovina de pelo, avícola, porcina y caprina, cuidando que la carga animal esté<br />

acorde a la capacidad de carga del medio. En bovinos, la carga animal es de<br />

cinco hectáreas por cabeza, y en caprinos y ovinos de pelo se determina una<br />

carga animal de 20 cabezas por hectárea. Para ello se han elaborado Planes de<br />

Ordenamiento Comunal (POC), con el propósito de dar un mejor uso a la tierra,<br />

según su aptitud. Ello ha requerido la elaboración y/o mejora de las normas comunales<br />

y, sobre todo, un mayor esfuerzo para su adecuada implementación.<br />

La alimentación del ganado contempla el manejo del monte, la siembra y el manejo<br />

de las silvopasturas y los potreros; el aprovechamiento controlado del rastrojo<br />

y los restos de cosecha; el uso de alimentos suplementarios, y la introducción de<br />

técnicas de captación de agua para el consumo animal durante todo el año. El<br />

propósito es que cada familia tenga en promedio tres vacas, 10 cabras, 10 ovejas<br />

de pelo, seis cerdos y 40 gallinas, buscando reducir la brecha entre los que tenían<br />

poco ganado y los que tenían por encima del promedio de la zona. Asimismo se<br />

planificó el uso del monte en las Tierras Comunitarias de Origen (TCO’s) y comunidades,<br />

considerando sus potencialidades y limitaciones, para establecer un sistema<br />

de regulación, combinando las normas locales y la legislación vigente.<br />

SISTEmAS AgROFORESTALES EN EL TRóPICO y LA AmAzONíA<br />

En el Trópico y la Amazonía, la propuesta está orientada a la sostenibilidad del<br />

sistema productivo, a través de la diversificación de las fuentes de ingreso y el<br />

enriquecimiento de la base de diversificación productiva preexistente; de modo<br />

279


280<br />

que las familias campesinas e indígenas cuenten con una mayor disponibilidad de<br />

alimentos, en cantidad y calidad, para su consumo y generen excedentes para<br />

el mercado, a través de los sistemas agroforestales, ganadería menor y el manejo<br />

de recursos forestales, entre otros.<br />

Los sistemas agroforestales son una alternativa al imperante sistema de producción<br />

agrícola, basado en el desbosque y la quema. Consiste en la combinación<br />

adecuada de cultivos anuales o de corto plazo y plantaciones de mediano y<br />

largo plazo, según los tipos de suelos y la altitud de cada zona en que se implementen<br />

dichos sistemas.<br />

Los rubros de corto plazo son: hortalizas, arroz, plátano, cumanda, sorgo, camote,<br />

caña de azúcar, cumanda-gueray, yuca, maní, joco, maíz, fréjol, piña, trigo, triguillo<br />

y la arvejita; en algunos casos, la mucuna y kudzú utilizados como cobertura<br />

vegetal de los sistemas agroforestales. Los rubros de mediano plazo son: cacao,<br />

copoazú, tamarindo, pacay, achachairú, papaya, manga, café, tamarindo, palta,<br />

pupuña o pejibaye, coco, majo, cítricos, chamba y el cuchi verde, y plantas<br />

medicinales como la sangre de grado, copaibo y sucuba.<br />

Entretanto, las plantaciones a largo plazo son: mara, serebó, cedro, chonta fina,<br />

teca y castaña.<br />

Así, con los sistemas agroforestales, las familias obtienen productos para su consumo<br />

y el mercado desde el primer año, al mismo tiempo que van enriqueciendo<br />

el bosque en vez de depredarlo. Los sistemas agroforestales se implantan en los<br />

sitios de barbecho o terrenos de descanso y en bosque nativo, constituyéndose en<br />

alternativa al sistema de producción de corte, tumba y quema. De este modo se<br />

cuenta con cultivos de cobertura permanente y se recuperan barbechos con el<br />

cultivo de leguminosas de cobertura, incluyendo el uso de controles y productos<br />

biológicos y caldos minerales. Incluso, en algunas zonas del Beni, comunidades<br />

mojeñas están manejando bosques con chocolate silvestre, con los mismos criterios<br />

del sistema agroforestal. El sistema agroforestal propuesto no sustituye a los<br />

rubros tradicionales cultivados por campesinos e indígenas; por el contrario partiendo<br />

de ellos, se propuso enriquecer la variedad de cultivos con especies locales<br />

de producción a mediano y largo plazo.<br />

Las prácticas implementadas en el sistema agroforestal y en el manejo de suelos<br />

son la siembra de cultivos de invierno; la siembra de cultivos de cobertura leguminosa<br />

y otras especies que aportan materia orgánica; se evita la quema de<br />

rastrojos. En el manejo de plagas y enfermedades, se amplia la diversificación de<br />

cultivos y variedades y se preparan insecticidas y funguicidas biológicos, usando<br />

plantas propias de la zona.<br />

El propósito es que cada familia llegue a implementar el sistema agroforestal en<br />

el terreno habilitado para la agricultura, hasta llegar a manejar entre dos y tres<br />

hectáreas, según los casos y lugares. Así, cuentan con una base productiva que<br />

les permite producir alimentos y generar ingresos desde el primer año, prolongándose<br />

por muchos años, como puede ser el caso de la mara, cuyo corte se da a<br />

los 40 años.<br />

mANEjO <strong>DE</strong>L mONTE<br />

Se apoya a las organizaciones de comunidades y TCO’s en la elaboración de<br />

Planes de Gestión Territorial de las TCO’s para, entre otros propósitos, lograr el manejo<br />

del monte. El propósito es que hagan gestión de sus territorios, zonificando los<br />

espacios de monte de acuerdo a su aptitud y accediendo a su aprovechamiento<br />

bajo criterios de sostenibilidad, reproducción y regeneración del medio; esto es,<br />

los recursos forestales maderables y no maderables, flora y fauna silvestre y recur-


sos hídricos, que en ellos se encuentran. El plan de gestión recupera las normas<br />

tradicionales de acceso y manejo de recursos naturales, las que compatibilizadas<br />

con las normas estatales, regirán los territorios de las comunidades y TCO’s, de<br />

manera que aseguren la perdurabilidad y reproducción de dichos recursos. En<br />

este sentido, la extracción de maderas, la caza, la pesca, la extracción de miel<br />

(melear) y de otros recursos, como los medicinales, deberían sujetarse a dichas<br />

normas - veda, prohibición de pesca con barbasco, etc. - además de mejorar el<br />

control comunal y territorial para su cumplimiento. Asimismo se mejorará el control<br />

de las constantes amenazas de afectación o uso de los recursos por parte de terceros,<br />

sin el consentimiento de las comunidades.<br />

Como parte del manejo de monte, una iniciativa productiva que ha cobrado<br />

vigencia en las comunidades indígenas, como las guaraníes y guarayas, es la actividad<br />

apícola (un recurso forestal no maderable), que se constituye en una alternativa<br />

provechosa para el manejo ambiental del monte, por el tipo de manejo<br />

que se desarrolla evitando la tala indiscriminada de especies forestales.<br />

ALguNOS RESuLTADOS y DIFICuLTA<strong>DE</strong>S<br />

En estos años de implementación de las propuestas productivas se han logrado<br />

varios resultados en las zonas donde se han aplicado. Podemos mencionar por<br />

ejemplo que en 26 municipios de diferentes ecoregiones del país, 6.849 familias<br />

de 337 comunidades están en proceso de implementación de las propuestas,<br />

con diverso grado de avance. En más de 33 mil hectáreas se realizan actividades<br />

agropecuarias que incluyen diferentes prácticas de manejo y conservación de<br />

suelos y recursos forestales.<br />

Las acciones más difíciles son la estabilización del hato ganadero en sus diferentes<br />

especies, sin embargo sí se ha logrado hacer inversiones, implantación de sistemas<br />

agrosilvopastoriles y trabajos en el manejo del ganado en un concepto distinto a<br />

la ganadería extensiva, como se da sobre todo en tierras bajas. Son 3.419 familias<br />

que tienen un hato promedio de 16 cabezas de bovinos por familia y 688 familias<br />

las que han introducido entre sus actividades habituales la crianza de ovinos de<br />

pelo, con un hato promedio de 13 cabezas por familia. En ambos casos, la carga<br />

animal propuesta funciona sin mayores complicaciones, lo que prueba que es posible<br />

una ganadería distinta, que logre el uso sostenible de los recursos naturales.<br />

Se han elaborado cinco planes de gestión territorial (PGT) de igual número de<br />

TCOs, abarcando cerca de dos millones de hectáreas y cuya aplicación recién<br />

comienza. Sin embargo este instrumento aún no es parte del sistema nacional de<br />

planificación del Estado boliviano, a pesar de que los municipios donde se ubican<br />

dichas TCOs las han reconocido y están apoyando a su implementación; asimismo,<br />

uno de los retos es la relación con los terceros, es decir vecinos que de una u<br />

otra manera se ven involucrados con la implementación de los PGT; otro reto es<br />

lograr la equidad en el acceso y uso de los varios recursos naturales por parte de<br />

todas las familias que conforman las TCOs.<br />

Hasta la gestión 2006, se había logrado implementar 2.300 hectáreas de sistemas<br />

agroforestales en diferentes comunidades de Santa Cruz, Beni y Pando, pero en<br />

ciertos años se ha tropezado con las quemas de bosque, al parecer intencionales,<br />

que han afectado a una parte de las plantaciones. Esto algunas veces ha<br />

desanimado a las familias que han incursionado en esta actividad; en otros casos<br />

fortaleció a las comunidades en varias dimensiones, como la organizativa, para<br />

una mejor defensa de sus tierras y su TCO.<br />

281


282<br />

En varios casos, como para la ganadería altoandina y la del Chaco, la transformación<br />

de la producción agrícola de secano a riego, que incluye la conservación de<br />

suelos y cuencas, ha contado con el apoyo y participación de las autoridades y<br />

el cofinanciamiento de entidades públicas, como los municipios y prefecturas. En<br />

otros casos, a pesar de constituirse estas iniciativas productivas en demandas de<br />

las comunidades, que han sido presentadas por ejemplo a sus respectivos municipios,<br />

no han tenido ningún eco por parte de las autoridades.<br />

En cuanto a dificultades, se puede mencionar que son aún pocos los casos en que<br />

estas propuestas, además de ser implementadas, hayan sustentado y servido de<br />

base para la formulación e implementación de políticas públicas a nivel municipal<br />

o regional. La política municipal de asignación de recursos económicos anuales<br />

para los sistemas de riego y la forestación de áreas cultivables, no cultivables y<br />

cuencas en algunos municipios de los Valles, o la política de camélidos en municipios<br />

del Altiplano, son casos específicos de avance en cuanto formulación y aplicación<br />

de políticas públicas. Estas iniciativas muestran que las políticas públicas<br />

pueden surgir desde las prácticas que se realizan en espacios locales, como los<br />

que acabamos de indicar, pero pueden ser útiles para espacios mayores, como<br />

las ecoregiones.<br />

Asimismo, la sensibilización de la población con relación al uso y manejo sostenible<br />

de los recursos naturales que son utilizados en sus actividades económicas, pese a<br />

los avances, aún no se traducen en práctica generalizada y cotidiana, como se<br />

podría esperar. Sin embargo, es mucho mayor el avance si comparamos con las<br />

prácticas y actividades económicas de otros sectores que depredan los recursos<br />

naturales, como la extracción de la manera, la mecanización agrícola con implementos<br />

inadecuados, las quemas como forma de justificar la función económica<br />

de las tierras que se poseen, la ganadería extensiva y sin inversiones, o el monocultivo.<br />

Todas estas prácticas depredatorias no hacen más que desanimar a quienes<br />

sí han optado por otros sistemas de gestión y manejo de los recursos naturales y<br />

que además, sirven como una alternativa y prácticas aún vigentes.<br />

Alternativas como los biocombustibles, la dotación de maquinaria e implementos<br />

para la mecanización sin tomar en cuenta las condiciones específicas de cada<br />

zona - Altiplano, Valles, Trópico y Amazonía - y la implementación de rubros y<br />

monocultivos sustentados en el desbosque están presentes en el medio rural y se<br />

constituyen en una amenaza latente para el desarrollo sostenible, más aún porque<br />

en cierto modo son atractivas para los productores desde una visión de corto<br />

plazo e incluso son promovidas por instituciones públicas y privadas como ocurre<br />

en el presente.<br />

En un contexto con luces y sombras, el mayor reto para campesinos indígenas que<br />

han avanzado en la implementación de las propuestas productivas es persistir en<br />

las mejores prácticas, con la seguridad que los efectos a largo plazo les reportarán<br />

beneficios individuales y colectivos.


Prácticas productivas con proyección sostenible y menor costo ambiental<br />

Experiencias de producción ecológica (granos, harinas, cacao, miel, etc.),<br />

muchas ligadas a OECAS, CORACAS y la AOPEB (Asociación de Organizaciones<br />

de Productores Ecológicos de Bolivia).<br />

Producción de cacao orgánico: As. Cooperativas CEIBO (Alto Beni).<br />

Producción certificada de cafés especiales (más de 40 asociaciones y productores<br />

independientes).<br />

Producción de cafés ecológicos y amigables con la biodiversidad (Madidi,<br />

Cascada o “Mujer”, Buena Vista).<br />

Producción de la maca (Lepidium meyenii) en tierras altas (emprendimientos<br />

como MACA POTENTE, MACA ESPIRIT, SAMA).<br />

Experiencias piloto en producción ecológica de la quinua (no debe confundirse<br />

con la modalidad “orgánica” masiva para fines de exportación).<br />

Recolección-extractivismo de la castaña amazónica (Pando, Reserva Manuripi,<br />

Norte del Beni y Norte de La Paz).<br />

Esquila en vivo de la vicuña (Pacajes, Apolobamba, San Antonio de Lipez,<br />

Sajama).<br />

Procesamiento de la carne de camélidos domésticos, y promoción para su<br />

consumo.<br />

Manejo del lagarto (Caiman yacare) por indígenas y campesinos. Aunque<br />

con observaciones por los procesos bajo riesgo de distorsión y pérdida de<br />

sostenibilidad por mal manejo prefectural y preeminencia en los beneficios<br />

por empresas de curtiembres.<br />

Sistemas agroforestales y multiestrato (Alto Beni, San Carlos, Yucumo, Rurrenabaque).<br />

Cría tradicional de camélidos – llama, alpaca – y manejo de bofedales<br />

(Ulla Ulla, Sajama, Lipez).<br />

Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: en la zona Kallawaya<br />

(Apolobamba-Charazani-Curva-Chullina), Chuma - Moco Moco<br />

(Prov. Muñecas), sistemas de terrazas precolombinas y uso de la chaquitajlla.<br />

Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: Región Titicaca<br />

(Provincia Camacho), región Uru-Chipaya.<br />

Sistemas productivos tradicionales indígenas y campesinos: zonas de valles<br />

Norte de Potosí, Chuquisaca (Presto-Palmar), Tarija (Curqui, Chilcayo).<br />

Sistemas productivos tradicionales agricultura indígena amazónica: Regiones<br />

Chimane-EBB, TIPNIS-Moxeña, Baures-Itonama, Tacana-Esse Eja.<br />

Sistemas productivos tradicionales indígenas: Región Guaraya (San Ramón,<br />

San Julián, Lomerío), región Chiquitana (San José, Roboré, Rincón del<br />

Tigre).<br />

Sistemas productivos tradicionales indígenas: región Guarani del Isoso-Huacareta,<br />

región Tapiete-Weenayek<br />

Ganadería extensiva rústica a pequeña escala en sabanas naturales (especialmente<br />

en el Beni).<br />

Manejo forestal (con procesos de certificación forestal-cadenas de custodia).<br />

Emprendimientos de ecoturismo comunitario: Chalalán (Madidi), Mapajo<br />

(Pilón Lajas), Tomarapi (Sajama), Mataracú (Amboró).<br />

Secuestro de carbono (proyecto PAC) PN. Noel Kempff Mercado – TCO<br />

Paragua.<br />

Consideramos que los sistemas productivos tradicionales forman parte de<br />

las modalidades con bajo costo ambiental y comparativamente amigables<br />

con los ecosistemas y sus procesos. Los sistemas productivos tradicionales, son<br />

aquellos desarrollados por comunidades indígenas de la Amazonía, Chiquita-<br />

283


284<br />

nía, Chaco y campesinas de valles y tierras altas, en base a una base comprobada<br />

de ancestralidad relacionada al uso de la tierra y los recursos, y que en la<br />

actualidad están reducidos a relictos culturales debido a transformaciones por<br />

siglos de aculturación y empalme con la modernidad.<br />

Los sistemas productivos tradicionales han sido con frecuencia concebidos<br />

como formas de uso de la tierra pre-capitalistas, primitivos, atrasados e ineficientes<br />

(en sentido de la generación de rendimientos), menospreciando sistemáticamente<br />

los menores costos ambientales que implican y los aportes en<br />

términos de sostenibilidad en el uso de los ecosistemas.<br />

La reciente aprobación de la Ley de la Producción Ecológica, puede constituirse<br />

en una inmejorable oportunidad para impulsar y multiplicar este tipo de<br />

iniciativas en el país, situación que estuvo en el olvido durante muchos años. Es<br />

llamativa la escasa superficie de cultivos orgánicos certificados en el país, unas<br />

13.918 hectáreas, comparando con la Argentina que está cerca de las 3 millones<br />

de hectáreas, aunque otros países como Perú, Colombia o Cuba tienen<br />

igualmente valores muy reducidos.<br />

Hay una directa relación entre las modalidades de producción sostenible y<br />

de bajo costo ambiental con la producción ecológica y el uso de la biodiversidad.<br />

Los recursos y bienes aportados por la biodiversidad son de enorme<br />

importancia para la economía y bienestar social de los países en el mundo. El<br />

aprovechamiento de la biodiversidad significaba ya para el año 2000 en términos<br />

económicos mundiales, más de 1000 billones de dólares anuales, solo los<br />

mercados farmacéuticos superan los 20 billones de dólares. Una estimación del<br />

valor económico actual de los servicios ecológicos ascendería a nivel mundial<br />

a 30.000 billones de $US.<br />

Tomado de M.O. Ribera 2007, Estado Ambiental de Bolivia, documento preliminar.


Agroecología y agricultura orgánica<br />

“Cuando teníamos todas las respuestas, cambiaron las preguntas”<br />

AgROECOLOgíA<br />

por J.R. Campero<br />

Desde cuatro décadas atrás, un conjunto de movimientos socioculturales desafían<br />

las bases de la civilización occidental y los valores de la sociedad industrial de<br />

consumo. Por ejemplo, los movimientos feministas, ambientalistas y por los derechos<br />

humanos, justicia ética, igualdad social y participación democrática denunciaron<br />

la vulnerabilidad de la humanidad y del planeta y demandaron la necesidad<br />

de un desarrollo sostenible. 41<br />

La vulnerabilidad del planeta, denunciada por los movimientos socioculturales,<br />

principalmente los de orientación ecología y ambiental, inspiró el concepto de<br />

desarrollo sostenible para moldear un nuevo paradigma de desarrollo. Las distintas<br />

cumbres desde Río a Johannesburgo, no han sido suficientes para establecer<br />

este paradigma de desarrollo en todas las sociedades y la mayoría de las acciones<br />

concretas ocurren más en los países en desarrollo que en los desarrollados.<br />

Estos últimos han influido a los otros para promover la globalización liberal de mercado;<br />

y como respuesta contestaria a este esfuerzo surgió, en la otra mano, un<br />

esfuerzo social de construcción de una nueva globalización construida en torno a<br />

la solidaridad, la inclusión social y la sostenibilidad de todas las formas de vida en<br />

el planeta y, dentro de esa nueva concepción, surgió la agroecología. 42<br />

Por definición, la agroecología es la ciencia consistente en la aplicación de los<br />

conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas<br />

agrícolas sostenibles. Esta ciencia emerge como propuesta de desarrollo sostenible<br />

y ante la degradación de los recursos naturales, particularmente ciertos durante<br />

el periodo neoliberal de la economía y el enfoque de la agricultura convencional,<br />

cuyo principal objetivo fue incrementar la producción de cosechas agrícolas<br />

sin considerar las consecuencias posteriores sobre el ambiente en el que se practica.<br />

Así ocurre, por ejemplo, con la labranza intensiva del suelo, la práctica de<br />

monocultivo de la soya, el uso indiscriminado de fertilizantes sintéticos y el control<br />

químico de plagas, el uso intensivo de agua subterránea para la agricultura y la<br />

modificación genética de plantas y animal de granja, entre otras prácticas de la<br />

agricultura moderna.<br />

En Bolivia, como en otras partes del mundo en desarrollo, las consecuencias del<br />

uso de grandes cantidades de agroquímicos y combustible fósil, son la compactación<br />

de suelos, su degradación y desertificación; 43 el incremento de la salinidad<br />

de muchos suelos por uso inadecuado del agua, caso válido en particular en<br />

regiones altiplánicas y los valles interandinos; la pérdida de la diversidad agrícola<br />

biológica y genética, la resistencia constante de plagas y enfermedades agrícolas,<br />

las inundaciones naturales, la eutrofización de lagos y lagunas y la contaminación<br />

del aire.<br />

41 ASDI 2004.<br />

42 Sousa da Silva 2002.<br />

43 Banco Mundial 2007.<br />

285


286<br />

El concepto central de la agroecología es la visión del campo de cultivo como un<br />

ecosistema dentro del cual los procesos ecológicos como el ciclo de nutrientes,<br />

la interacción depredador presa, competencia, comensalía y los cambios sucesionales<br />

ocurren al igual que en las comunidades vegetales no sometidas a disturbación<br />

antrópica.<br />

En esta perspectiva, el diseño y manejo de agroecosistemas sostenibles no puede<br />

ni debe abandonar las prácticas convencionales, sino que debe considerar las<br />

prácticas tradicionales para justificar su sostenimiento. Se trata de diseñar científicamente<br />

nuevas concepciones y tecnologías agrícolas, sobre la base de los<br />

métodos y conocimientos ecológicos actuales y los principios tradicionales de<br />

conservación de los recursos naturales que muchas comunidades rurales tienen y<br />

en las que cubren sus necesidades alimentarias sin requerir grandes insumos externos<br />

en su ciclo productivo. Otra fuente importante de conocimiento que nutre los<br />

sistemas agroecológicos proviene de las investigaciones de antropólogos y otros<br />

cientistas sociales sobre la agricultura y ganadería ancestral practicada por pueblos<br />

nativos y comunidades campesinas e indígenas.<br />

LA AgRICuLTuRA ANDINA EN Su RELACIóN CON LA AgROECOLOgíA<br />

Un pilar de una agricultura sostenible es mantener la diversidad genética y con<br />

ello lograr una mejor relación ecológica. Es probable que las culturas prehispánicas<br />

que ocuparon las tierras altas en los Andes hayan aplicado este axioma,<br />

como lo prueba el especial interés en la domesticación de especies, como estrategia<br />

para enfrentar los riesgos climáticos que afectan la producción y que son<br />

frecuentes en toda agricultura de montaña. 44<br />

La marginación de los cultivos andinos se ha producido por el bajo prestigio social<br />

de unos cultivos que son alimentos básicos de poblaciones pobres; los laboriosos<br />

procesos que requiere su preparación y el escaso rendimiento económico. 45 En<br />

ocasiones, la presencia de sustancias amargas o tóxicas que contienen los frutos<br />

maduros de algunas especies han determinado, durante la época colonial y republicana,<br />

la marginación sistemática de muchos de estos cultivos; aun cuando<br />

existen tecnologías para su extracción y algunos compuestos como los alcaloides<br />

del lupino y las saponinas de la quinua, pueden tener una aplicación farmacológica<br />

e incluso ser utilizados como una alternativa biológica en el combate de<br />

plagas y enfermedades.<br />

Se abren, por otra parte, perspectivas interesantes para la expansión de algunos<br />

cultivos andinos. En Estados Unidos, Europa, Nueva Zelanda hay un interés creciente<br />

por la quinua y el ulluku, y en el mundo entero por los frutales exóticos como<br />

el pepino. Es por ello de máxima importancia adecuar el manejo de los cultivos<br />

andinos tradicionales a tecnologías apropiadas que permitan la intensificación<br />

de su producción y poder competir en mejores condiciones con otros cultivos más<br />

difundidos.<br />

EL mERCADO INTERNACIONAL <strong>DE</strong> PRODuCTOS ORgáNICOS<br />

La agricultura orgánica ya no es sólo un fenómeno de los países desarrollados, se<br />

practica con fines comerciales en 120 países, con 31 millones de ha y un mercado<br />

44 Campero, J.R. 2004.<br />

45 MACIA 2004.


de USD 40 mil millones en 2006, según la FAO (Conferencia internacional sobre<br />

agricultura orgánica y seguridad alimentaria, 3-5 de mayo de 2007).<br />

En el informe “Agricultura orgánica y seguridad alimentaria”, la FAO identifica las<br />

ventajas e inconvenientes de la agricultura orgánica y su contribución a la seguridad<br />

alimentaria, analiza las cadenas de suministro orgánicas en el marco del “derecho<br />

a la alimentación” y propone iniciativas de políticas e investigación para<br />

mejorar el rendimiento de la agricultura orgánica a nivel nacional, internacional<br />

e institucional.<br />

El consumo de alimentos orgánicos certificados vive un incremento continuo en los<br />

países industrializados. 46 Para el 2010, se estimó un consumo de más de 20 mil millones<br />

de dólares americanos en los mercados principales de este tipo de productos<br />

que son los EEUU, Unión Europea y Japón. Aunque el monto total del consumo parece<br />

todavía marginal - en el promedio de los países industrializados no pasa del<br />

1% del consumo de alimentos -, es la dinámica de crecimiento en este mercado lo<br />

que lo hace tan atractivo para la industria alimenticia y sus proveedores.<br />

Se considera con alto potencial para el desarrollo de la producción orgánica<br />

nacional los siguientes rubros a) Cultivos andinos como la quinua y la cañawa y<br />

como de alto potencial las variedades nativas de papa, el ulluku y la maca; b) en<br />

las regiones de valles y sub-trópico destacan con potencial importante los frijoles,<br />

el tumbo y otras pasifloráceas, también es particularmente importante explorar<br />

la posibilidad de producir vino orgánico de altura; c) en las regiones de trópico<br />

húmedo son elementos importantes los distintos frutos exóticos, particularmente<br />

el achachairú, camu-camu, el cayú. En esta misma región, en las yungas y en<br />

las regiones subtropicales áridas se dispone de una rica variedad de hierbas con<br />

potencial farmacológico y energizante; también tiene un potencial altamente importante<br />

la producción de miel a través del uso de especies domesticas y silvestres<br />

de abejas.<br />

LA ExPERIENCIA NACIONAL EN AgRICuLTuRA ORgáNICA<br />

Bolivia destaca como uno de los pioneros de la agricultura orgánica en América<br />

Latina y tiene una posición establecida con quinua, café, cacao y castaña orgánica,<br />

que se venden como materia prima o semi-procesada en los mercados<br />

externos, especialmente europeos y norteamericanos.<br />

Producción de café orgánico<br />

El enorme potencial de la oferta ambiental de algunas regiones del país, como<br />

por ejemplo, Caranavi, permite que las variedades criollas (Típica y Bourbon), que<br />

crecen bajo el bosque produzcan granos de café tan atractivos como los mejores<br />

de Kenia, muy superiores en llenado y en sanidad a los colombianos y costarricenses.<br />

Además de esta ventaja comparativa, los productores orgánicos aprendieron<br />

que es importante que cada uno de los pasos de la cosecha, el despulpado, la<br />

fermentación, el lavado y la comercialización local, sean desarrollados bajo los<br />

conceptos de la modernidad y las exigencias que imponen los mercados internacionales.<br />

La Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (FECAFEB) exportó en la<br />

gestión 2006, 2.801 toneladas de café orgánico por un valor de casi ocho millones<br />

de dólares, superando por primera vez al sector empresarial privado, tanto en<br />

volumen como en el resultado financiero. Actualmente cuenta con 30 Organiza-<br />

46 Banco Mundial 2007.<br />

287


288<br />

ciones Económicas Campesinas (OECAS) socias, entre CORACAS, cooperativas y<br />

asociaciones con relaciones comerciales claves en los mercados internacionales<br />

(la empresa alemana GEPA es una ellas y es un comprador importante, conocido<br />

en el mercado del Comercio Justo). Para el 2007, se proyectó vender 3 mil toneladas<br />

de café orgánico al mercado europeo.<br />

El café boliviano se exporta a 10 países, principalmente a Suiza y Alemania, a través<br />

de las redes de Comercio Justo, pero también se exporta a los Estados Unidos,<br />

Japón, Francia, Holanda y Bélgica. En este ámbito, el Ministerio de Producción y<br />

Microempresa está dando prioridad a los cultivos agro-ecológicos.<br />

PRODuCCIóN <strong>DE</strong> CACAO ORgáNICO<br />

Bolivia es reconocida actualmente como uno de los mayores productores de cacao<br />

orgánico, los sistemas de producción se basan en el uso de sistemas agroforestales<br />

en comunidades campesinas e indígenas. Se estima que existen un poco<br />

más de 2000 ha en sistemas de producción orgánicas y el mayor número de éstas<br />

se encuentran ubicadas en La Paz (Alto Beni) y Santa Cruz. Otra parte importante<br />

de la producción de cacao orgánico proviene del Beni, donde este producto se<br />

desarrolla en forma silvestre.<br />

La exportación del cacao en el 2006 reportó un ingreso de USD 1.7 millones. Los<br />

principales mercados en orden de importancia fueron: Suiza, Alemania, Nueva<br />

Zelanda, Italia, Francia, Estados Unidos y Dinamarca. 47<br />

CASTAñA<br />

El producto más importante derivado de la biodiversidad boliviana para la exportación<br />

es la castaña (Bertholletia excelsa). Con unas 10.000 toneladas métricas<br />

exportadas al año, Bolivia es el proveedor más importante a nivel mundial de la<br />

castaña sin cáscara (seguido por el Brasil y Perú). Las exportaciones de la castaña<br />

representan aproximadamente 30% de la totalidad de las exportaciones de productos<br />

forestales de Bolivia y generan unos 20 mil puestos de trabajo en el país.<br />

QuINuA ORgáNICA<br />

La producción de quinua orgánica, en el Altiplano Sur de Bolivia, constituye una<br />

alternativa de fomento a este producto. El cultivo de quinua en la región de los<br />

salares se inició en las laderas de las serranías aledañas al Salar de Uyuni y representa<br />

una tradición tecnológica desde épocas inmemoriales y que los agricultores<br />

todavía lo practican. La producción de quinua en estas condiciones generalmente<br />

no es atacada por plagas, debido al efecto del microclima y el sistema de manejo<br />

de cultivo que controlan el desarrollo de estas plagas. Hoy, sin embargo, las<br />

prácticas de cultivo dejaron de ser las tradicionales y en un intento de mecanizar<br />

la producción se afecta negativamente la estructura del suelo y surgen procesos<br />

acelerados de erosión y desertificación alarmantes.<br />

En 22 años de vida, la Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI)<br />

ha logrado no sólo posicionar la quinua real como un producto de lujo en 11<br />

países del mundo, sino que también ha logrado atender la demanda nacional e<br />

ingresar a la industrialización para que este grano salga del país con valor agregado.<br />

ANAPQUI agrupa a casi mil pequeños productores tradicionales de quinua,<br />

congregados en siete asociaciones regionales. ANAPQUI llega con cuatro productos<br />

- quinua en grano, hojuelas, harina y pipocas -, certificados orgánicamen-<br />

47 Instituto Nacional de Estadística 2008.


te por normas internacionales, a los mercados de Alemania, Francia, Italia, Suiza,<br />

Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos, Japón, Malasia, Brasil y Chile.<br />

Bibliografía<br />

ASDI 2004. Evaluación de reducción de pobreza en América Latina - 2004. Pobreza<br />

y desarrollo en Bolivia. www.asdi.org<br />

Banco Mundial 2007. Informe sobre el desarrollo mundial. Agricultura para el desarrollo.<br />

Panorama general. www.wordbank.org<br />

Campero, J.R. 2004. Camelids production systems in South America. Lama (lama<br />

pacos) Production systems in Bolivia. IICAR Session and INTERBULL Meeting<br />

(Sousse, Tunisia) from 30th May to 3rd June 2004. W. Ac. Pres, Wageningen ,<br />

The Netherlands.<br />

Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia.<br />

www.ine.gov.bo<br />

MACIA. 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Desarrollo Rural<br />

Agropecuario y Medio Ambiente. UGP.<br />

Sousa da Silva. J. 2002. El cambio de época, el modo emergente de generación<br />

de conocimiento y los papeles cambiantes de la investigación y extensión<br />

en la academia del Siglo XXI. En Primera Conferencia Interamericana de<br />

Educación Agrícola y Rural. IICA. Panamá.<br />

289


290


Capítulo 8<br />

Producción pecuaria<br />

SITuACIóN gENERAL<br />

por J.R. Campero<br />

Los sistemas pastoriles con bovinos, ovinos, caprinos o camélidos basan su componente<br />

alimentario en el uso de praderas nativas, aunque en las últimas dos décadas<br />

el cultivo de forrajeras se ha incrementado notablemente, en particular en las<br />

áreas de producción intensiva de bovinos en Santa Cruz, en las que la ganadería<br />

de engorde y producción de leche usan 400.600 ha, 1,08% del total de tierras dedicadas<br />

a la actividad pecuaria. 48<br />

En tierras más altas y principalmente en las cuencas lecheras, también se ha incrementado<br />

el uso de cultivos forrajeros, en particular alfalfa (Medicago sativa) cultivada<br />

según el INE en una superficie de 23.339 ha (en el 2006), con rendimientos<br />

aun muy bajos (7.185 kg de materia seca por ha) si se los compara a los promedios<br />

de la región: Argentina con 24.590 kg de materia seca por ha/año; Perú con 45.162<br />

kg MS por ha/año. 49 En segundo lugar está el cultivo del trébol Lolium multiflorum,<br />

aunque para este último cultivo no se dispone de estadís


292<br />

reciente, para el transporte en rutas altiplánicas y cordilleranas, se utilizaban llamas<br />

castradas. En tierras bajas, los bueyes son utilizados para tiro y montura, por<br />

ejemplo, utilizando carretones de madera rústicos. Otra importante contribución<br />

a la seguridad alimentaria y la economía rural lo constituye la ganadería de traspatio,<br />

constituida por gallinas, patos, pavos y cuyes (Cavia porcellus). Éstas son<br />

poblaciones con inventarios, rendimientos, razas o ecotipos aún desconocidos.<br />

4.1. PRINCIPALES PRODuCTOS PECuARIOS<br />

Las especies llamas, alpacas y cuyes constituyeron la base de la pecuaria en la<br />

época prehispánica. Con la conquista española se introdujeron bovinos, équidos,<br />

ovinos, caprinos, porcinos y gallinas, diversificándose con estas especies los productos<br />

de los sistemas pecuarios de producción. El cuadro 1 resume la producción<br />

de carne nacional.<br />

Cuadro 1. Producción de carne nacional (toneladas)<br />

Especie 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007<br />

Bovina 157.685 166.617 167.201 170.710 175.248 185.509 187.347 192.162<br />

Aviar 125.723 120.017 124.218 132.026 147.510 183.566 213.075 211.000<br />

Porcina 82.395 86.660 91.230 95.999 101.170 106.620 110.955 115.795<br />

Ovina 21.939 22.586 23.242 23.715 24.344 24.641 25.337 25.887<br />

Caprina 6.087 6.250 6.378 6.514 6.616 6.720 6.867 6.993<br />

Camélidos 13.947 14.318 14.699 15.090 15.492 15.904 16.278 16.670<br />

Fuente: MDRAMA/UGP, Asociación Nacional de Avicultores, 2008<br />

Hasta el 2005, la principal oferta de carne en el mercado nacional fue la de res; sin<br />

embargo, a partir del 2006 es la carne de ave la de mayor oferta en el mercado<br />

local y esta oferta se incrementa en el 2007. La producción de carne de diferentes<br />

especies en el 2007 fue de 570.514 toneladas y considerando las exportaciones de<br />

carne de res (1000 toneladas) y la carne de pollo (20 toneladas), el consumo per<br />

capita para la última gestión analizada fue de 58 kg/año. Este consumo es ligeramente<br />

superior al consumo medio mundial de carne de 42 kg. La Industria avícola<br />

y la ganadería ofertan el 71% de este total.<br />

Al igual que en el caso de la oferta de carne de pollo, la oferta de huevos creció<br />

impresionantemente en la última década, aumentando el consumo de huevos<br />

desde 83 unidades en el año 1996 a 109 unidades anual por persona en el 2007. El<br />

cuadro 2 resume la producción nacional de huevos, fibra, lana y leche.<br />

La producción de lana ovina y fibra de camélidos se mantiene muy baja y la<br />

posibilidad de industrializar estos productos continúa en ciernes, contribuyendo a<br />

la reproducción de la pobreza en las regiones áridas y subhúmedas del altiplano<br />

boliviano. Es también importante mencionar que esta situación no se debe a la<br />

falta de políticas, programas y proyectos, ya que hubieron múltiples experiencias<br />

en los últimos tres decenios y la inversión fue mayor a 40 millones de dólares. Las<br />

causas en la escasa efectividad de estas inversiones está en la incapacidad de<br />

los proyectos de llegar a los productores primarios.


Cuadro 2. Producción de huevos, fibra, lana y leche<br />

Especie 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007<br />

Huevos* 800.461 819.194 835.410 812.706 862.187 934.449 1.054.216 10.584.216<br />

Fibra de<br />

camélidos+ s.d. s.d. s.d. 798 s.d. 960 960 960<br />

Leche<br />

fluida+ 271.654 210.600 230.660 311.413 s.d. 311.000 311.000 311.000<br />

Lana+ 1.264 1.241 1.269 1.297 1.326 1.414 1.405 1.435<br />

* miles de unidades + toneladas/ año<br />

La fibra de camélidos podría constituir una interesante vía para superar las condiciones<br />

de pobreza de 53 mil productores, distribuidos en una de las regiones que<br />

tiene serias limitaciones para el desarrollo de otras actividades productivas.<br />

El principal destino de la producción pecuaria nacional es el consumo familiar y<br />

el mercado interno. La participación en el mercado internacional es reducida y<br />

limitada por las condiciones sanitarias exigidas por los países importadores. Actualmente<br />

se mejoran las posibilidades para la exportación de carne y fibra de<br />

camélidos a los mercados de Europa y los Estados Unidos.<br />

La base debe ser la ejecución de políticas de apertura de mercados para carne<br />

exótica y ecológica que oferta productos de calidad desde áreas libres de fiebre<br />

aftosa.<br />

Características de los sistemas de producción<br />

Los sistemas de producción pecuarios, atendiendo el nivel de intensificación, están<br />

clasificados en tres grupos: ganadería extensiva o pastoril, sistemas integrados<br />

agrícola ganaderos y los sistemas industriales. Los primeros grupos basan su éxito<br />

en el uso de genotipos nativos o naturalizados. Estos ecotipos son productivos bajo<br />

condiciones climáticas adversas, elevada altitud, bajas o altas temperaturas, lluvias<br />

escasas, suelos frágiles, de baja fertilidad natural y condiciones de manejo y<br />

sanidad precarios. 51 El cuadro 3 caracteriza estos sistemas en términos de localizaciones,<br />

principales productos y servicios producidos y las vulnerabilidades de estos<br />

sistemas.<br />

51 Campero et al. 2002; Campero 1997; Hiemstra et al. 2006.<br />

293


294<br />

Sistema de<br />

producción<br />

Ganadería<br />

Extensiva<br />

Sistemas<br />

integrados<br />

agrícola-<br />

ganadero-<br />

pesqueros<br />

Producción<br />

industrial<br />

Cuadro 3. Caracterización del comportamiento productivo pecuario<br />

Principal<br />

característica<br />

Acceso a<br />

pradera nativa y<br />

agua.<br />

Acceso<br />

complicado a<br />

mercados.<br />

Productividad<br />

baja<br />

Fincas pequeñas.<br />

Erosión<br />

creciente de<br />

suelos.<br />

Praderas nativas<br />

degradadas por<br />

sobre pastoreo.<br />

Uso de genotipo<br />

nativo o<br />

naturalizado.<br />

Alta inversión<br />

en tecnología y<br />

capital<br />

Fuente: Elaboración propia<br />

Rural<br />

Rural<br />

Área Especies<br />

Periurbana<br />

Periurbana<br />

Bovino,<br />

ovino, llama,<br />

alpaca,<br />

cabras,<br />

cerdos<br />

Bovino,<br />

ovino, llama,<br />

alpaca,<br />

cabras,<br />

cerdos aves<br />

de corral y<br />

cuyes<br />

Bovino p.<br />

leche, aves y<br />

cerdos<br />

Aves, cerdos<br />

bovinos p.<br />

leche<br />

Principales<br />

productos y<br />

servicios<br />

Leche, fibra,<br />

carne y<br />

cueros<br />

Tracción,<br />

fertilizantes,<br />

carne,<br />

huevos, fibra<br />

y cueros<br />

Leche, huevos<br />

y carne<br />

Carne, huevos<br />

y leche<br />

Vulnerabilidades<br />

Sistemas de comercialización<br />

complicados con muchos<br />

intermediarios; insumos<br />

caros y escasos; inestabilidad<br />

política; deficiente acceso<br />

al mercado, tecnología y<br />

servicios.<br />

Condiciones climáticas poco<br />

favorables, poca capacidad de<br />

deliberación y concertación<br />

con el Estado, insumos caros<br />

y escasos, poco acceso a los<br />

servicios.<br />

Presión de las poblaciones<br />

y percepción fatalista del<br />

desarrollo rural.<br />

Costos altos de los insumos,<br />

tierras de alto costo.<br />

Insumos escasos y variables.<br />

Crédito caro.<br />

Se estima que los niveles de productividad y competitividad pueden ser mejorados<br />

con la introducción de programas básicos de manejo, nutrición y mejoramiento<br />

genético. La clave para el éxito de estos programas está asociado al uso de<br />

insumos localmente disponibles y a una mejor inserción de los productos pecuarios<br />

en el mercado. Las actividades económicas asociadas al uso de los recursos<br />

zoogenéticos nativos son significativas en la economía de los departamentos de<br />

menor desarrollo relativo del país como Potosí, Oruro, Beni y Pando. Estas regiones<br />

tienen como denominador común condiciones climáticas desfavorables para la<br />

producción agrícola; pero adecuada para la pecuaria, con ciertas limitaciones.<br />

En estas condiciones, existen muy pocos genotipos adaptados y, obviamente, los<br />

rendimientos productivos de las razas Criollo no lucen tan altos cuando se los compara<br />

con aquellas propias de razas exóticas producidas en condiciones favorables.<br />

52 Si hubiera la capacidad de introducir cambios tecnológicos, institucionales<br />

y políticos adecuados, el aprovechamiento sostenible de los recursos zoogenéticos<br />

nativos en sistemas extensivos tecnificados podría ser una oportunidad para<br />

ingresar en el mercado de productos pecuarios ecológicos.<br />

La ganadería de subsistencia es una relación simbiótica muy refinada entre la<br />

ecología local, el ganado domesticado, los sistemas agrícolas, la pesca y la acuicultura<br />

ocasionalmente y las comunidades campesinas. Por lo general se desarrolla<br />

en condiciones de escasos recursos en regiones climáticamente marginales y<br />

altamente variables. 53<br />

Estos sistemas tienen profundas semejanzas desde las secas tierras bajas del África<br />

sub-sahariana hasta el altiplano boliviano. 54 En Bolivia esta ganadería se desen-<br />

52 Campero 1997.<br />

53 ASDI 2004; Banco Mercantil de Bolivia 2006.<br />

54 Campero 2004.


vuelve en tierras comunales y representa una forma compleja de manejo de los<br />

recursos naturales que implica un equilibrio continuo entre la pradera nativa, el<br />

ganado (generalmente camélido, ovino, caprino, bovino criollo y porcino criollo),<br />

los sistemas agrícolas y las comunidades campesinas.<br />

Todos los sistemas ganaderos, independientemente del destino de la producción,<br />

son importantes porque proporcionan una gran cantidad de productos, alimentos<br />

y otros insumos que juegan un papel importante en la seguridad alimentaria y<br />

contribuyen de un modo importante a la economía de las comunidades de pueblos<br />

indígenas y originarios en Bolivia. Estas contribuciones proceden de las tierras<br />

marginales donde la ganadería tiene una ventaja comparativa y donde otros<br />

modos de uso de la tierra son inefectivos.<br />

Estos sistemas se desarrollan sobre pastizales nativos y estas comunidades, al margen<br />

de sostener, con diferentes niveles de producción de 22.050.855 cabezas de<br />

ganado, tienen una importante contribución en el secuestro de CO 2 , cuyo conocimiento<br />

aun no ha sido socializado. El almacenaje de carbón por los bosques a<br />

menudo es mencionado como el único o el mejor modo de reducir la concentración<br />

CO 2 en la atmósfera. Sin embargo, existe información científica que muestra<br />

que las praderas nativas tropicales que cubren más del 50% de la superficie terrestre<br />

son tan importantes como los bosques en el secuestro del carbón, principal<br />

responsable del calentamiento global. 55<br />

LA gANA<strong>DE</strong>RíA BOvINA<br />

A partir de las introducciones iniciales de bovinos ocurrida inmediatamente de la<br />

Conquista del Perú (Siglo XV) se inicia la destrucción de la ganadería nativa y al<br />

desarrollo del modelo ibérico. Actualmente esta yuxtaposición es la clave del desarrollo<br />

pecuario y de la ganadría bovina en particular. Las misiones jesuíticas de<br />

Siglo XVII probablemente fueron los principales actores para el desarrollo de esta<br />

actividad en las tierras bajas del oriente boliviano. 56 Hoy, las empresas de carne y<br />

leche constituyen actividades importantes en la economía regional y nacional.<br />

El complejo productivo de carne bovina involucra una red compleja de participaciones<br />

a lo largo de la misma. El análisis exhaustivo de esta red, los puntos<br />

críticos que condicionan los actuales bajos índices de productividad y competitividad<br />

han sido ampliamente discutidos en diversos documentos, lo mismo que las<br />

alternativas tecnológicas, económicas y de mercado para solucionarlas. 57 Estos<br />

análisis muestran que, al margen de las crisis que cíclicamente han afectado a<br />

los distintos eslabones que conforman este complejo, existen las condiciones, la<br />

tradición y experiencia necesaria para mejor su desarrollo.<br />

Por tanto, y en opinión de los diversos actores tanto públicos como privados, el desarrollo<br />

de la competitividad del complejo productivo de carne bovina demanda<br />

garantías de seguridad jurídica para las inversiones desarrolladas en cada uno de<br />

los eslabones de la cadena productiva y en particular a la tenencia de la tierra, en<br />

cuanto ésta cumpla con una función económica-social; el desarrollo de la competitividad<br />

en cada uno de los eslabones de la cadena; el desarrollo de mercados;<br />

sistemas de crédito; el desarrollo de la industria cárnica y, en algunas regiones<br />

como El Chaco, al apoyo para el desarrollo de la infraestructura productiva.<br />

55 Mannetje et al. 2007.<br />

56 Campero 1976.<br />

57 MDRAyMA, 2004, 2005, 2006 y 2007; El mercado de la carne de carne en el CAS, 2006<br />

295


296<br />

El mercado nacional para carne y leche es reducido, con un volumen de consumo<br />

de carne no mayor a 192 mil toneladas y condicionado tanto por el bajo ingreso<br />

económico de la población (PIB nacional de USD 1003 para la gestión 2007),<br />

como por un relativo número reducido de habitantes en los centros urbanos, estimados<br />

sobre la base del último Censo Nacional de Población en poco más de 6<br />

millones. En consecuencia, la ampliación del mercado local pasa por resolver la<br />

crisis económica, masificar el consumo y mejorar los esquemas de comercialización<br />

mediante la profesionalización de cada uno de los eslabones involucrados.<br />

Es posible afirmar que el desarrollo del complejo de la carne bovina estará más<br />

ligado al desarrollo y conquista de nuevos mercados que a la expansión del mercado<br />

local.<br />

LA gANA<strong>DE</strong>RíA EN EL TRóPICO húmEDO<br />

La región del Trópico Húmedo o Amazonía está conformada por los departamentos<br />

de Beni y Pando y una porción importante de los departamentos de Santa<br />

Cruz, Cochabamba y La Paz.<br />

La macroecoregión de Trópico Húmedo comprende cinco unidades fisiográficas:<br />

Ondulado del Norte, Llanura Amazónica o Pampas de Moxos, Escudo Precámbrico<br />

y Llanos de Santa Cruz y los Yungas del Norte y Sur e incluye al 49% de las unidades<br />

ganaderas del país. En esta región, la actividad ganadera se desarrolla sobre<br />

la base de la pradera nativa, con suelos ácidos y de baja fertilidad natural. Un<br />

importante porcentaje de ellos también tienen restricciones de drenaje de agua,<br />

sea por su posición fisiográfica o por una alta porosidad capilar y contenidos altos<br />

de aluminio; elemento tóxico para muchas de las especies de gramíneas y<br />

leguminosas introducidas; son también deficientes en potasio. Los suelos con altos<br />

contenidos de aluminio son, por lo general, deficientes en nitrógeno, fósforo, calcio,<br />

magnesio, azufre y micro nutrientes.<br />

Las especies forrajeras de semi-altura más importantes son: Arrocillo de altura<br />

(Panicum laxum); Paja toruna (Paspalum virgatum); Cola de ciervo (Andropogon<br />

bicornis), cañuelita (Acroceras zizanoides) y Pastos de bajío (Paspalum setellanum)<br />

y (Eragrostis acutiflora). En zona altas, las más importantes son: Gramalote<br />

(Paspalum plicatulum), Pata de gallo (Eleucine tristachia), Paja cerda (Sporobulus<br />

indicus), Pasto amargo (Paspalum conjugatum), Bremura (Cynodon dactylon) y<br />

Grama negra (Paspalum notatum) y varias especies de Desmodium, Centrocema<br />

y Vigna. Tergas y Espinoza (1990) estimaron para la región una producción<br />

media de materia seca de forraje de 2.509 kg/ha/año. 58<br />

Son excepción a esta descripción los suelos de los llanos cruceños que se caracterizan<br />

por presentar suelos aluviales, derivados de los ríos Grande y Piraí, de<br />

reacción generalmente neutra. La textura es usualmente liviana a media en la<br />

superficie, aunque frecuentemente con una capa impermeable de profundidad<br />

variable, que puede llevar a encharcamientos en algunas épocas. La topografía<br />

es plana y básicamente sin relieve. Los suelos son, por su composición química,<br />

fértiles. En esta región existen cerca de 400 ha con pasturas cultivadas con diferentes<br />

capacidades de carga.<br />

El sistema bovino para leche con acceso a praderas cultivadas es otro sistema<br />

de producción pecuario clave en la ganadería de los Llanos de Santa Cruz y en<br />

la provincia Cercado y Marbán del Beni.<br />

58 En Campero 1976.


LA gANA<strong>DE</strong>RíA BOvINA EN LA REgIóN ChAQuEñA<br />

En particular, la llanura chaqueña tiene su economía basada en la agropecuaria.<br />

Dentro de esta actividad, la pecuaria representa el 46% del PIB regional. Los rebaños<br />

son generalmente mixtos con vacunos, caprinos, ovinos y equinos y una ganadería<br />

de traspatio compuesto por varias especies de aves. La actividad pecuaria<br />

es extensiva y se basa en el uso de 2 a 3 millones de ha.<br />

La ganadería bovina se inicia con la introducción de bovinos Criollo de origen<br />

ibérico en el año 1589, procedentes de la zona del Río de La Plata. Después de<br />

proclamada la independencia de Bolivia (1825), se procuraron restablecer las misiones<br />

franciscanas, pero además se inició la ocupación territorial con explotaciones<br />

privadas, pasando la ganadería de ser una actividad comercial en la región<br />

en el último cuarto del siglo pasado, lo cual produjo la expansión de la ganadería<br />

hacia el noreste, continuando actualmente hacia el este o frontera con el Paraguay,<br />

entre las cuencas de los ríos Pilcomayo - Parapetí y Río Grande. 59<br />

El Chaco es una región natural con características ecológicas particulares, que las<br />

grandes variaciones topográficas, climáticas, florísticas y de suelo permiten diferenciar<br />

en tres subsistemas: Sub-andino, Pie de Monte y Llanura Chaqueña.<br />

El recurso forrajero en esta zona es el ramoneo de varias especies arbóreas y arbustivas;<br />

destacan: Acacia bonariensis, Acacia sp., Aloysa virgata, Anadenanthera<br />

microcarpa, Bouganvillea praecox, Caesalpinea paraguarensis, Capparis<br />

retusa, Celtis pubescens, Quiabentia pflanzii y Ruprechtia triflora, Prosopis alba,<br />

Prosopis nigra, Ziziphus mistol, Acacia aromática. La biomasa disponible para el<br />

ganado en las pasturas chaqueñas tiene su máxima producción en febrero y su<br />

mínima en septiembre, con un promedio cercano a 2 toneladas por ha de materia<br />

seca de forraje.<br />

Se estima que el pastizal natural en el Chaco Seco requiere de 400 litros de agua<br />

para producir un kg de materia seca. Es posible conseguir esta producción con<br />

los 640 mm de precipitación existentes, si se reducen las pérdidas de agua de<br />

lluvia por escurrimiento, filtración y evaporación. Las pérdidas están también condicionadas<br />

al manejo del pastizal. El sobrepastoreo, por ejemplo, causa mayores<br />

pérdidas de agua por escurrimiento y evaporación, debido a que el suelo está<br />

desnudo y la tierra se compacta por pisoteo de la ganadería.<br />

LA gANA<strong>DE</strong>RíA BOvINA EN EL ALTIPLANO<br />

Desde hace varios siglos, el Altiplano sufre un proceso de degradación ambiental<br />

por efecto combinado de varios factores entre los que destacan la presión antrópica,<br />

aspecto que incluye el sobrepastoreo de su vegetación herbácea y la<br />

tala de su vegetación arbórea que ha resultado en la erosión de extensas zonas.<br />

Otros factores negativos son la contaminación por metales pesados originados en<br />

la industria minera, complicada por la salinidad natural de las tierras. En el Altiplano,<br />

la campaña agrícola es una función de las lluvias, cuya irregularidad causa<br />

graves sequías. Las heladas son el principal factor limitante de la agropecuaria;<br />

pueden ocurrir todo el año. El riesgo disminuye a un 20 % en los meses de enero a<br />

diciembre. 60<br />

En el sur, se encuentra suelos de formación volcánica y textura arenosa a franco<br />

areno gravosa con estructura débil, predominan suelos alcalinos con poca capa-<br />

59 Campero et al. 2002; Campero 1976.<br />

60 Campero 2004.<br />

297


298<br />

cidad de intercambio catiónico y alto contenido de bases. Los suelos en el altiplano<br />

son de formación aluvial y sedimentaria, presenta textura franca a franca<br />

limosa con buena permeabilidad, a excepción de las áreas<br />

consideradas bofedales.<br />

Es en este escenario que se desarrolla una de las actividades ganaderas más<br />

importantes y diversificadas del país. El inventario pecuario del altiplano está conformado<br />

por 406 mil bovinos, 887 mil porcinos, 7,7 millones de ovinos, 1,02 millones<br />

de caprinos, 2,9 millones de llamas y alpacas, 60 mil vicuñas y 77 mil equinos. La<br />

población de bovinos en el altiplano se concentra la mitad en La Paz, el 36% en<br />

Potosí y el 14% en Oruro.<br />

Particularmente, el ganado manejado para la producción de leche en tierras<br />

altas utiliza sistemas de producción mucho más intensivos que aquellos utilizados<br />

en bovinos para carne en tierras bajas. Los principales recursos alimenticios utilizados<br />

son cultivos de cebada y alfalfa, evidentemente de bajos rendimientos<br />

relativos, valorados en 4,5 y 2,8 toneladas por ha para el primero y el segundo respectivamente.<br />

Estos recursos forrajeros son complementarios al uso de la pradera<br />

nativa altoandina, y son utilizados estratégicamente para suplir la demanda de<br />

energía y proteína en animales con relativa alta demanda de estos nutrientes,<br />

según los estados fisiológicos.<br />

En orden a mejorar los niveles de productividad, en estos sistemas parece de alta<br />

prioridad el desarrollo de germoplasma animal y vegetal de mayor adecuación<br />

a las condiciones ambientales altiplánicas.<br />

Sobre la base de la capacidad de carga de la pradera nativa alto-andina y el<br />

número de bovinos en este territorio fue posible tener una primera estimación de<br />

la superficie de praderas que es utilizada por estos sistemas de producción de<br />

leche y carne con bovinos nativos o con genes de razas pardo suiza o holstein.<br />

Este estimado muestra un valor de 150,600 ha de praderas nativas, la producción<br />

media de estas praderas fue estimada en 1,335 Bs. por ha, la producción es muy<br />

superior a lo que produce la ganadería para carne en las tierras bajas.<br />

LA gANA<strong>DE</strong>RíA BOvINA EN LOS vALLES INTERANDINOS<br />

La región de los Valles Interandinos abarca una amplia gama de ecologías que<br />

involucra la Cordillera Oriental de los Andes en su integridad, fundamentalmente<br />

las estribaciones hasta su contacto con tierras bajas. La influencia de la Cordillera<br />

y las variaciones latitudinales y altitudinales son clave en la determinación de las<br />

características climáticas. Las sequías se prolongan por 7 a 8 meses y el régimen<br />

pluviométrico fluctúa entre 200 y 600 mm/año, las temperaturas están en el rango<br />

de 15 a 21º C. Las altitudes en los valles llegan hasta los 2700 m snm.<br />

A estas condiciones ambientales se añaden las de una tenencia de tierra muy<br />

limitada, en especial en las zonas con acceso a riego, donde es posible observar<br />

sistemas minifundiarios. Dos de las tres cuencas más importantes de Bolivia se encuentran<br />

en los Valles, de donde resulta que existen recursos hídricos suficientes,<br />

pero que no son utilizados apropiadamente por falta de infraestructura de riego.<br />

El problema de la sequía es permanente porque las lluvias son erráticas y mal distribuidas.<br />

La producción animal en los valles interandinos se desarrolla en un escenario caracterizado<br />

por suelos usualmente frágiles y sujetos a procesos erosivos, algunos incipientes<br />

y otros muy desarrollados. La orografía de la región condiciona terrenos<br />

en pendientes bordeando valles, donde es posible observar alguna disponibilidad<br />

de agua de riego.


Los sistemas productivos dominantes de los valles pertenecen a pequeños productores.<br />

61 Estos se sustentan en una agricultura intensiva en las áreas que disponen<br />

de riego, complementadas por cultivos a secano y cuentan con una componente<br />

ganadera, usualmente complementaria a la agrícola, donde los caprinos<br />

y ovinos tienen un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad de los<br />

campos de cultivo anuales y la generación de ingresos. Aquellos interactúan con<br />

vacunos y una ganadería de traspatio.<br />

La composición florística de los campos nativos de pastoreo en las cuatro ecorregiones<br />

de valles interandinos es poco conocida; en esta región la precipitación<br />

es baja y poco confiable. Como resultado, existen áreas extensas cubiertas con<br />

chaparrales espinosos y cactus. En el estrato herbáceo es frecuente encontrar<br />

Eragostris ciliaris, Bouteloua sp, Cenchrus equinatus, Aristidis sp y Digitaria sanguinalis.<br />

En el estrato arbóreo encontramos Aspidosperma sp, Prosopis nigra, Shinus<br />

molle, Gochnia palosanto, Anadenanthera colubrina, Jacaranda mimosifolia,<br />

Caesalpinea paraguayensis, Celtis spinosa. El cultivo de forrajeras en este sistema<br />

no es frecuente. La principal fuente de nutrientes durante los meses de junio a<br />

septiembre, lo constituyen los rastrojos de maíz, con rendimientos que varían entre<br />

4 a 5 tn/ha y calidades variables.<br />

La superficie con cultivos forrajeros en el 2006 fue de 26.983 ha de alfalfa, 6.312<br />

ha de maíz forrajero, 3.640 ha de Lolium perenne y Lolium multiflorum, además de<br />

5.800 ha de rastrojo de maíz choclero.<br />

gANA<strong>DE</strong>RíA OvINA y CAPRINA<br />

Los ovinos en el Altiplano son principalmente ecotipos Criollos con potencial para<br />

dos partos al año, y probablemente una de las razas más pequeñas en el mundo.<br />

Su adaptación a condiciones altiplánicas es su principal fortaleza. Requiere de<br />

programas de mejoramiento genético y conservación in situ y tal vez la introducción<br />

de genes lecheros para incrementar su producción actual. Los ovinos son<br />

manejados en sistemas de subsistencia en los cuales contribuyen a satisfacer necesidades<br />

esenciales de alimentación, ocupación, y ahorro.<br />

El sistema tradicional de manejo se basa en una producción no estacional con<br />

pariciones distribuidas a lo largo del año, con dos picos; el primero, en junio y el<br />

segundo en diciembre. El sistema aparentemente se orienta a la producción de<br />

leche y últimamente, con el crecimiento de las poblaciones urbanas, a la producción<br />

de corderos. La producción de carne en el año 2006 fue de 26 mil toneladas,<br />

los sistemas de comercialización son precarios y rige un mercado informal sin tipificación<br />

de calidad. Debido a un mercado que no ofrece incentivos para la comercialización<br />

de lana, la producción de fibras ovinas no tiene aparente repercusión<br />

en los ingresos del productor y su destino cubre solo las necesidades familiares<br />

de fibra. La producción de lana para el año 2006 fue de 1.435 toneladas.<br />

Los caprinos Criollo son el resultado de una larga exposición a condiciones desfavorables<br />

de alimentación, sanidad y manejo de aquellos caprinos introducidos<br />

en siglos pasados desde la Península Ibérica. Recién en estos tiempos nace una<br />

fuerte corriente para caracterizar sus parámetros productivos. El Criollo tiene un<br />

peso medio de 25 kg para la hembra adulta y 32 kg para machos mayores a dos<br />

años; el tamaño medio de la camada es de 1,1 crías por parto.<br />

Es clara la importancia que tienen estos genotipos en la economía global del sistema,<br />

y es largamente discutible su efecto negativo sobre el medio ambiente. En<br />

61 MDRAyMA 2006.<br />

299


300<br />

esa discusión debe recordarse que estas razas son probablemente las más pequeñas<br />

del mundo, los ovinos con peso medio de 23 kg, mientras los caprinos pesan 27<br />

kg en promedio. Es urgente ampliar el debate para desatanizar estas dos especies<br />

de amplia contribución en la sostenibilidad de los sistemas agrícolas de altiplano<br />

y valles interandinos.<br />

Se considera que el espacio de mejoramiento de la productividad de los hatos de<br />

ovinos y caprinos es muy amplio. El diagnóstico surge de considerar una cantidad<br />

de técnicas de manejo y extracción que, en rigor, reflejan prácticas tradicionales<br />

adecuadas a la producción para la subsistencia. Es cierto que la persistencia en<br />

el uso de estas prácticas se origina no solamente en la falta de información tecnológica<br />

adecuada, sino fundamentalmente es una adaptación al alto riesgo<br />

climático, al que en la actualidad están sujetos estos sistemas de producción y reside<br />

también en resistencias culturales al cambio y en la percepción de las pocas<br />

oportunidades existentes de mercado.<br />

gANA<strong>DE</strong>RíA CAméLIDA<br />

Bolivia es el segundo país a nivel mundial en existencias totales de camélidos sudamericanos<br />

y el primero en existencias de llamas. En los últimos quince años, a<br />

raíz del masivo proceso de migración rural, se han generado nuevos patrones de<br />

consumo en las ciudades, produciendo una demanda de productos provenientes<br />

de camélidos (fibra, carne y charque).<br />

El inventario nacional de camélidos domésticos, estimada en 2006 con base a una<br />

regresión lineal a partir del último censo (UNEPCA, 1997), es de 3.043.094 cabezas.<br />

De ellos 2.622.310 (86,2%) son llamas (Lama glama, 74% del ecotipo q’ara y 26%<br />

thampulli) y 420,784 (el 14%) son alpacas (Lama pacos, 92% de raza huacaya y 8%<br />

suri). El crecimiento de los hatos es cercano a cero para la alpaca (por el limitante<br />

de los bofedales) y de 1,5% anual para la llama.<br />

A pesar de ello, la economía del sector camélido presenta en la actualidad tasas<br />

de crecimiento que están por encima de la media nacional, alcanzando un<br />

promedio del 5,2% anual y con una tendencia sostenida a incrementar su participación.<br />

En diez años, el sector camélido duplicó su participación en el PIB, pasando<br />

de contribuir con cerca de USD 25,2 millones en 1990 a una participación del<br />

orden de USD 48,7 millones en el año 2002. Esta participación está principalmente<br />

asociada a los sub sectores de ganadería y fibra, con USD 16 millones cada uno,<br />

carne fresca y seca con USD 12 millones y cueros con USD 4,5 millones. 62<br />

El promedio de tamaño de rebaño de camélidos fue estimado en 56 cabezas por<br />

familia. Considerando los ingresos provenientes de fibras, carne y cueros (y valorando<br />

el consumo doméstico de carne), se llega a que el “productor promedio”<br />

con 56 cabezas de camélidos (alpacas y llamas Thampulli) consigue ingresos brutos<br />

de USD 231 por año, equivalente a sólo 28% del ingreso requerido para cubrir la<br />

línea de pobreza extrema o, alternativamente, de sólo 14% de la línea de pobreza<br />

familiar rural.<br />

Sin embargo, ese promedio no deja entender la realidad de la economía de los<br />

criadores de camélidos domésticos ni su distribución por familia. Existe un elevada<br />

concentración de la tenencia de animales en relativamente escasas manos. El<br />

13% de los productores concentra el 45% del hato total y el 79% de los criadores<br />

tienen rebaños medios de 34 cabezas.<br />

62 Campero 2004.


Entre ambos extremos se encuentran ganaderos que a través de muchas generaciones<br />

lograron construir rebaños que tienden hacia la especialización productiva<br />

y disponen en conjunto del 35% del inventario nacional de camélidos. Ellos demandan<br />

una intervención del Estado para consolidarse como unidades especializadas<br />

de producción carne y/o fibra de camélidos. Es claro que para alcanzar<br />

la especialización productiva, definida como el tamaño necesario para que el<br />

ingreso económico producido por la unidad especializada permita un ingreso superior<br />

o igual a la línea de extrema pobreza rural, debe ser modificado sustancialmente<br />

el medio ambiente actual y así reducir el alto riesgo climático al cual está<br />

sujeta esta ganadería. Esto significa que cada uno de estos sistemas de producción<br />

debería disponer de al menos 100 ha de pastizales nativos, fuentes de agua<br />

permanente y estratégicamente distribuida en la propiedad y corrales con techo<br />

para proteger los animales de alta demanda de energía (hembras lactantes y<br />

crías) de los rigores del frío, heladas y granizadas.<br />

vICuñA<br />

Al presente, existen 133 comunidades registradas como Comunidades Manejadoras<br />

de Vicuñas conformadas y reconocidas oficialmente, autorizadas en actuar<br />

en el mismo número de unidades de conservación abarcando 94 áreas de manejo,<br />

parte de las cuales se encuentran dentro de cinco espacios protegidos (áreas<br />

de manejo integrado, refugio de vida silvestre, reserva de fauna y parque nacional,<br />

bajo control y normativa del Servicio Nacional de Áreas protegidas (SERNAP).<br />

Las 133 Comunidades Manejadoras de Vicuña están distribuidas en 26 municipios<br />

y manejan un total de 55.550 vicuñas (de las 58.778 que tiene el país) repartidas<br />

dentro de 3.212.256 ha. Se estima que la esquila podría generar un ingreso bruto<br />

de USD 750.000.<br />

Recomendaciones para hacedores de políticas públicas<br />

Una de las dimensiones olvidadas del desarrollo sostenible es la dimensión institucional.<br />

Ningún modelo de desarrollo se auto-implementa, todos necesitan<br />

de una matriz institucional de organizaciones de desarrollo. Estas organizaciones<br />

son las que conciben e implementan la mayoría de las políticas, planes,<br />

programas, proyectos y actividades de desarrollo. Por estas razones se considera<br />

crucial para el desarrollo de la agroecología y la agropecuaria orgánica<br />

en Bolivia la:<br />

Creación de la Dirección General de Producción Agropecuaria Orgánica<br />

como entidad rectora y promotora de la producción agropecuaria orgánica<br />

en el país, adscrita al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y<br />

Medio Ambiente y con capacidades plenas de instalar oficinas regionales<br />

que garantice la relación directa con los productores y productoras agropecuarios<br />

orgánicos.<br />

Creación de un Consejo Nacional de Producción Agropecuaria Orgánica<br />

que estará formado por representantes de las asociaciones e instituciones<br />

relacionadas con la producción agropecuaria orgánica. Entre las principales<br />

funciones estarían las siguientes:<br />

a) Proponer políticas públicas que favorezcan y consoliden la agricultura<br />

y a los agricultores ecológicos del país en las dimensiones sociales, económicas,<br />

organizativas, tecnológicas, sociales y ambientales.<br />

301


302<br />

b) Revisar y elaborar propuestas de ajuste, cuando sea necesario, de la<br />

legislación y reglamentación vigente relacionada con el tema de producción<br />

agropecuaria orgánica.<br />

c) Coordinar, canalizar y administrar los recursos humanos, materiales, técnicos<br />

y financieros para el fomento y la promoción de la producción<br />

agropecuaria orgánica.<br />

d) Asumir como entidad estatal las funciones de acreditación, registro,<br />

promoción y fomento de la producción agropecuaria orgánica.<br />

e) Diseñar y coordinar la implementación de políticas públicas de corto,<br />

mediano y largo plazos que favorezcan el trabajo de los agropecuarios<br />

orgánicos y demás actores de la actividad, apoyándose en los procesos<br />

organizativos que existen en los diferentes espacios.<br />

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Pesca. La Paz, Bolivia<br />

FAOSTAT 2008. www.fao.org<br />

FAO-CEPAL. 2007. Programa de biocombustibles podría garantizar la estabilidad<br />

alimentaria. Santa Cruz, junio 2007<br />

FEGASACRUZ. 2007. Indicadores económicos sustentables.<br />

Hiemstra, S.J., A.G. Drucker, M.W. Tvelt, N. Louwaars, J.K. Oldenbroek, K. Awgichew,<br />

S. Abegaz y A. da Silva Mariante 2006. Exchange, Use and conservation of<br />

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Instituto Nacional de Estadística. 2008. Información Estadística. La Paz, Bolivia.<br />

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MACIA 2004. Estrategia Nacional de Desarrollo Rural. Ministerio de Desarrollo Rural<br />

Agropecuario y Medio Ambiente. UGP.<br />

Mannetje, L ‘t, M.C. Amézquita, P. Buurman y M.A. Ibrahim 2007. Carbon sequestration<br />

in tropical grassland ecosystems. Wageningen Academic Publishers,<br />

Países Bajos.


La ganadería de trashumancia y las selvas<br />

de montaña en el sur de Bolivia<br />

EL CASO <strong>DE</strong> LA RESERvA NACIONAL <strong>DE</strong> FLORA y FAuNA TARIQuíA<br />

por Iván Arnold T.<br />

Las selvas de montaña del sur de Bolivia (Bosque Boliviano-Tucumano o Yungas<br />

del Sur) tienen una historia ecológica caracterizada por el incremento de asentamientos<br />

humanos y la intensificación paulatina del uso de los recursos naturales a<br />

partir de las primeras décadas del siglo 18. Los cambios introducidos en los sistemas<br />

productivos por los conquistadores hispanos, y que perduran hasta la actualidad<br />

como prácticas productivas arraigadas en la tradición y cultura de las poblaciones<br />

locales campesinas (como la ganadería bovina trashumante), conforman<br />

una base insustituible de su economía de pobreza.<br />

Es así que las selvas de montaña o yungas andinas se encuentran en un proceso<br />

de transformación acelerado y complejo, “que provocará en un mediano plazo<br />

la fragmentación y pérdida de los ecosistemas naturales. De tal manera, que una<br />

estrategia de conservación deberá tener una visión integral, que considere tanto<br />

las necesidades de la población local, como la importante función que estos ecosistemas<br />

tienen en el mantenimiento de procesos ecológicos, como la regulación<br />

hídrica y estabilización climática”. 63<br />

En un esfuerzo para contribuir a conservar la diversidad biológica, los ecosistemas<br />

naturales y los servicios que prestan, el Estado boliviano mediante Decreto Supremo<br />

22277 del 1 de agosto de 1989, crea la “Reserva Nacional de Flora y Fauna<br />

Tariquía” (RNFFT), en el departamento de Tarija, al sur de Bolivia, con una superficie<br />

de 246,860 ha, conformada por los diferentes pisos ecológicos del Bosque<br />

Boliviano-Tucumano.<br />

El hecho de que la actividad ganadera se dé al interior de un espacio natural protegido,<br />

como la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, implica un reto mayor<br />

en la gestión del área, porque las acciones de manejo no deben estar dirigidas<br />

únicamente hacia el fortalecimiento de una estructura de protección, sino que<br />

fundamentalmente los esfuerzos deben estar orientados a la conciliación de las<br />

necesidades del sector ganadero, que hace uso de la Reserva, y las prioridades<br />

de conservación del área protegida.<br />

La ganadería trashumante de bovinos es una estrategia “tradicional” para asegurar<br />

la disponibilidad de forraje para el ganado, combinando el uso periódico de<br />

varios sitios de pastoreo, ubicados en distintos pisos ecológicos, configurando un<br />

movimiento cíclico y estacional entre terrenos de pastoreo de época lluviosa (de<br />

noviembre a abril, cerca de las viviendas) y de época seca (de mayo a octubre,<br />

muchas ubicadas dentro de la RNFFT), aprovechando de esta forma, la oferta<br />

natural de forrajes nativos. 64<br />

La actividad ganadera extensiva sería imposible en el valle central de Tarija, sin<br />

el acceso a los puestos de pastoreo de época seca, ubicados en la Reserva de<br />

63 Brown y Grau 1995.<br />

64 Arnold et al. 2000.<br />

303


304<br />

Tariquía y zonas aledañas, lo que significa que “su deterioro ambiental produciría<br />

el colapso de una importante actividad productiva”. 65<br />

mapa 1. uBICACIóN gEOgRáFICA <strong>DE</strong> LA RESERvA NACIONAL <strong>DE</strong> FLORA y FAuNA<br />

<strong>DE</strong> TARIQuIA<br />

Sin embargo, en la actualidad se cuestiona la sostenibilidad de la actividad ganadera<br />

trashumante, la misma que involucra más de 20,000 cabezas de ganado<br />

que anualmente migran del valle central de Tarija hacia la provincias Arce y<br />

O’Connor principalmente, debido a que se observa que el pastoreo y ramoneo<br />

del ganado trashumante ha causado disminución y cambios de composición de<br />

pastos, arbustos y árboles en algunos sitios; además de la compactación y erosión<br />

de suelos. También favorece la propagación de especies vegetales invasoras y<br />

tóxicas como el helecho macho (Pteridium aquilinum), cuya ingesta prolongada<br />

provoca en el ganado la enfermedad cancerígena denominada: “Hematuria Enzootica<br />

Bovina” u “Orina de Sangre”, siendo la principal causa de mortandad en<br />

el ganado. Se puede decir, que la presencia abundante del helecho macho es<br />

indicadora del desequilibrio ecológico en varios sitios que estarían siendo sobrepastoreados.<br />

Este empobrecimiento del potencial forrajero y sus consecuencias<br />

son percibidos en alguna medida por los usuarios de los sitios de pastoreo, pero sin<br />

llegar a motivar acciones colectivas tendientes a atender el problema.<br />

Es por esto que uno de los aspectos centrales en la discusión de la sostenibilidad<br />

del forraje y otros recursos naturales usados por la actividad ganadera trashumante<br />

en el periodo seco, es la excesiva cantidad de ganado en relación con la<br />

65 Arnold et al. 2000.<br />

<strong>BOLIVIA</strong><br />

•Tarija


capacidad de regeneración de los ecosistemas naturales, que además ya han<br />

soportado una historia de más de 300 años de pastoreo trashumante.<br />

Este escenario confirma que los problemas descritos anteriormente, son efecto del<br />

sobrepastoreo, y que de seguir manteniéndose la actual carga animal sobre las<br />

praderas, se podrían producir impactos irreversibles en cuanto a degradación del<br />

ecosistema. Es importante hacer notar que un factor agravante a esta situación<br />

de crisis ambiental, serían las formas de uso, acceso y el grado de institucionalización<br />

entre los usuarios de los pro-indivisos (sitios comunes de pastoreo para la<br />

ganadería de trashumancia), cuyos usuarios en la mayoría de los casos acceden<br />

a los sitios de pastoreo de manera poco ordenada, lo que genera impactos innecesarios<br />

sobre el ecosistema.<br />

CONSECuENCIAS ECOLógICAS <strong>DE</strong>L SOBREPASTOREO<br />

Las tierras habilitadas para el pastoreo muestran gran diversidad de condiciones<br />

ecológicas, a las que se suman factores culturales, sociales y económicos, que en<br />

muchos casos han disminuido la productividad de las pasturas y están poniendo<br />

en peligro la capacidad del suelo para sostener una cubierta vegetal que impida<br />

la degradación del mismo. 66<br />

La actividad ganadera, implica generalmente la sobreexplotación del suelo a<br />

causa de la excesiva concentración de ganado, lo que conlleva a un sobrepastoreo<br />

con daños irreversibles como la extracción de nutrientes y exposición del<br />

suelo a problemas de compactación y erosión, con el consecuente abandono de<br />

las tierras al termino de pocos años. 67<br />

La regeneración del bosque luego de este tipo de perturbaciones es muy lenta,<br />

debido a que la regeneración de especies arbóreas se encuentra obstaculizada<br />

por la baja diseminación de semillas, mayor depredación de éstas, y una elevada<br />

mortalidad de plántulas, causada por la competición con especies herbáceas.<br />

Asimismo, la predación o pisoteo por ganado provoca que se estabilice el dominio<br />

de malezas, cambiando la composición y estructura del bosque. 68<br />

uN mANEjO BASADO EN LA COmuNIDAD<br />

Las áreas protegidas no deben entenderse sólo como espacios cerrados, sino<br />

como lugares de múltiples oportunidades que permiten promover la integración<br />

de los beneficios de la conservación a las economías locales y nacionales desde<br />

la perspectiva del desarrollo sustentable. 69<br />

En este sentido, cuando se analiza la participación de las comunidades en la planificación<br />

y el manejo de las áreas protegidas, es importante tener en cuenta que<br />

una comunidad puede significar algo más que un grupo de personas que comparten<br />

un lugar de residencia común. Los círculos conservacionistas a menudo se<br />

refieren a éstos como “grupos interesados” o “grupos beneficiarios”; sin embargo,<br />

en términos generales se trata de aquellas personas que viven dentro o cerca de<br />

áreas protegidas y que han estado asociadas al área por mucho tiempo haciendo<br />

uso de sus recursos. 70<br />

66 Zamora 2000.<br />

67 ibid.<br />

68 Uhl y Nepstad 1990, citado en Zamora 2000.<br />

69 Carabias et al 2003<br />

70 Barzetti 1993<br />

305


306<br />

Al hablar de incluir a los diferentes grupos interesados (como las comunidades<br />

locales) en el manejo del área protegida, se trata de algo más allá del concepto<br />

tradicional de participación. Deben establecerse asociaciones creativas y útiles<br />

en las que se respeten los derechos, aspiraciones, conocimientos, habilidades y<br />

recursos de las comunidades. El manejo conjunto está basado en el espíritu y la<br />

forma de estas asociaciones, buscando el involucramiento de los interesados locales,<br />

el lograr que se sientan parte del ecosistema, entendiendo que su alteración<br />

les afectará directamente. Dichos procesos son más difíciles de llevar a<br />

cabo, debido a que los efectos en una primera instancia son intangibles pero en<br />

el mediano plazo son irreversibles, afectando la economía de quienes habitan la<br />

región.<br />

RETOS PARA LA gESTIóN INTEgRAL <strong>DE</strong> LOS TERRENOS <strong>DE</strong> PASTOREO <strong>DE</strong> PROPIEDAD<br />

y ACCESO COLECTIvO<br />

Como toda actividad humana o proceso social, la emergencia de estructuras<br />

organizativas y de consenso acerca de normas locales de uso (o de elección colectiva),<br />

depende del capital social (capacidades organizativas de los usuarios) y<br />

de los beneficios que implique la organización.<br />

En la percepción de los usuarios, la búsqueda de alternativas sostenibles al actual<br />

manejo ganadero tiene que ser uno de los objetivos de cualquier intervención. El<br />

subir los rendimientos económicos de la producción ganadera a un menor costo<br />

ambiental, ayudaría a mejorar las condiciones de vida de los usuarios. En este<br />

sentido, se hace urgente la exploración de modelos de desarrollo ganadero sostenibles.<br />

En el contexto actual de uso de los recursos naturales, donde se tiene una disminución<br />

de la oferta forrajera, se puede encontrar el motivador necesario para iniciar<br />

un proceso de facilitación de espacios de interacción entre usuarios. La finalidad<br />

de estos procesos es lograr acuerdos colectivamente consensuados, que posibiliten<br />

un control más efectivo del acceso y de la cantidad del recurso que puede<br />

ser aprovechado por cada usuario. De esta manera, se tendrían las condiciones<br />

necesarias para iniciar un uso más sostenible y equitativo de los terrenos de pastoreo.<br />

De igual manera, la capacitación y la difusión de información para derrumbar algunos<br />

“mitos” son de vital importancia para cambiar las actitudes respecto al uso<br />

de los recursos naturales y de los impactos propios de estas actividades. Asimismo,<br />

las acciones deben coadyuvar a la formación de líderes y de estructuras de gestión<br />

local en las zonas de pastoreo.<br />

Se requiere la elaboración y gestión participativa de un programa (inicialmente<br />

con proyectos demostrativos de manejo integral) en terrenos de pastoreo de propiedad<br />

y acceso colectivo, tendientes a explorar modelos sostenibles en los sitios<br />

de estudio.<br />

Finalmente, es necesario el apoyo a procesos de distritación ecológica en los municipios,<br />

así como la planificación y ejecución de acciones consensuadas.


Fotos 1 y 2. Bovinos en pastoreo extensivo en el “monte”<br />

Foto 3. Comunidad de Acheralitos RNFF Tariquía<br />

307


308<br />

Bibliografía<br />

Arnold, I. 2006. Institucionalidad y sostenibilidad de los recursos naturales: Uso y acceso<br />

a los recursos de propiedades colectivas de pastoreo en la RNFF Tariquia.<br />

Tesis para optar al titulo de Magíster en Ciencias Sociales con Mención<br />

en Gestión Ambiental y Desarrollo. FLACSO - Ecuador / CBC Colegio Andino<br />

/ Cuzco - Perú.<br />

Arnold I., F. Chavez, G. Salinas y M. Zamora 2000. Plan de Manejo de la Reserva<br />

Nacional de Flora y Fauna Tariquía. PROMETA/TNC/SERNAP. Tarija - Bolivia.<br />

Barzetti, V. 1993. Parques y Progreso. Áreas Protegidas y Desarrollo Económico en<br />

América Latina y el Caribe. UICN.<br />

Bazoberry, O. 1991. Campesino y Reserva Forestal. Acercamiento al Componente<br />

Social de Tariquía. PROMETA. Tarija.<br />

Brown A. y H. Grau 1995. Investigación, conservación y desarrollo en selvas subtropicales<br />

de montaña. Laboratorio de investigaciones ecológicas de los<br />

Yungas.<br />

Cabrera, A. y A. Willink 1974. Biogeografía de América Latina. Serie Biología. Monog.13.<br />

OEA. Washington. D. C.<br />

Carabias, J., J. De La Maza y R. Cadena 2003. Capacidades necesarias para el<br />

manejo de Áreas Protegidas. América Latina y El Caribe. México. Versión<br />

digital.<br />

Chavez, F. y E. Ontiveros, 1998. Diagnóstico Socioeconómico e Institucional de la<br />

Actividad Forestal en el Circuito Tariquía –Orozas. TNC/PROMETA.<br />

Equipo técnico de la RNFFT 2000. Censo Ganadero. Prometa, Tarija.<br />

Zamora, M. 2000. Influencia de la ganadería de trashumancia y la apertura claros<br />

en la supervivencia y crecimiento de plántulas de Cedrela lilloi (Meliaceae)<br />

en la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. Tesis de grado para<br />

optar el titulo de Licenciada en Biología.<br />

Créditos fotografías:<br />

Iván Arnold


Capítulo 9<br />

Suelos<br />

EL mANEjO y CONSERvACIóN <strong>DE</strong> SuELOS y ALguNAS CONSI<strong>DE</strong>RACIONES PARA<br />

mEjORAR Su EFECTIvIDAD y SOSTENIBILIDAD<br />

por Vladimir Orsag<br />

A pesar de los serios problemas de degradación de suelos que aquejan a las zonas<br />

semiáridas, áridas y subhúmedas del país, los proyectos de Manejo y Conservación<br />

de Suelos que han implementado algunas instituciones privadas y públicas en el área<br />

rural, no han logrado los impactos esperados y por consiguiente los procesos de deterioro<br />

de este recurso (contaminación con metales pesados, salinización/sodificación,<br />

erosión, etc.) continúan de manera alarmante.<br />

Estos procesos de deterioro, que se dan en varias zonas del país, están incidiendo por<br />

un lado para que los suelos (agrícolas, de pastoreo y forestal), pierdan su capacidad<br />

productiva y por otro lado esta degradación está afectando también a otros recursos<br />

como al agua y al medio ambiente en general. Asimismo, está causando una<br />

serie de problemas a nivel socioeconómico (pobreza, abandono de tierras degradadas,<br />

migraciones de los pobladores hacia las ciudades, etc.).<br />

Ante esta situación crítica, que afecta a cerca del 50% del territorio nacional, es necesario<br />

analizar las causas que han imposibilitado alcanzar logros más contundentes<br />

en la lucha contra la degradación de este importante medio de producción, para<br />

luego, en base a las limitaciones y deficiencias que se han observado, proponer algunas<br />

pautas y estrategias para que en el futuro estas actividades sean más efectivas<br />

y sostenibles.<br />

Entre las causas más frecuentes, se puede mencionar las siguientes:<br />

Las prácticas de conservación de suelos implementadas en el área rural del país,<br />

en gran parte han sido seleccionadas directamente por los técnicos o jefes de las<br />

instituciones involucradas, las mismas que en muchos casos no han sido las más adecuadas<br />

y por consiguiente no han sido lo suficientemente efectivas. Se ha podido<br />

evidenciar que en muchos casos, la selección de una practica de conservación y<br />

sus aspectos técnicos (distanciamiento, diseño, etc.) no son las más adecuadas. Esto<br />

se debe a que no se ha considerado con suficiente profundidad las condiciones<br />

locales del suelo (profundidad efectiva, fertilidad, etc.), topografía, clima, características<br />

de los cultivos y condiciones socioeconómicas de los pobladores.<br />

Según Giger (2000), otra razón por la cual muchos programas de conservación<br />

de suelos y agua no han sido muy exitosos, es que resultan poco atractivas para<br />

los agricultores; esto se debe a que los costos (mano de obra, insumos y en efectivo)<br />

en algunos casos son más altos que los beneficios a alcanzar a corto o largo<br />

plazo.<br />

El deterioro del recurso suelo generalmente se encara en base a la implementación<br />

de una o dos prácticas (agronómicas o mecánicas), las mismas que<br />

309


310<br />

resultan ser acciones aisladas y no están estrechamente ligadas a los sistemas<br />

de producción que utiliza el agricultor. Asimismo se ha evidenciado la falta de<br />

una visión integral del manejo del espacio en los proyectos.<br />

Como los financiamientos destinados a la conservación de suelos son bastante<br />

pequeños, las acciones planificadas son simples y para periodos de uno a<br />

tres años: tiempo demasiado corto para emprender proyectos de conservación<br />

de suelos de manera responsable y que sean efectivos y sostenibles en el<br />

tiempo.<br />

Por lo mencionado anteriormente, los proyectos dan más énfasis a la implementación<br />

de prácticas de conservación de suelos con el objeto de cumplir<br />

metas físicas, quedando poco o ningún tiempo para trabajar en otros aspectos,<br />

como concienciar a los productores para que estas prácticas se conviertan<br />

en parte esencial de sus sistemas de producción. En estos periodos<br />

tampoco es posible capacitar y demostrar a los agricultores y sus familias la<br />

importancia del manejo y el mantenimiento de las prácticas implementadas.<br />

Tampoco se puede hacer un seguimiento y evaluación, para ver si estas prácticas<br />

de conservación están contrarrestando realmente la degradación de<br />

los suelos y si están siendo adoptadas de manera espontánea por los productores.<br />

La participación de los agricultores en la mayoría de los proyectos de conservación<br />

de suelos, ha sido más por los incentivos que reciben y no porque estén<br />

concientes de la necesidad de resolver los problemas de la degradación de<br />

sus tierras. En varias zonas del país se puede observar obras de conservación de<br />

suelos abandonadas o destruidas, porque las instituciones responsables (generalmente<br />

por los escasos fondos obtenidos y destinados) ya no continúan con<br />

los proyectos iniciados o abandonan las zonas de acción. Los agricultores, en<br />

muchos casos, abandonan la implementación de las prácticas aprendidas<br />

cuando ya no existen incentivos.<br />

En algunas áreas de algunos departamentos del país, se ha evidenciado que<br />

trabajan al mismo tiempo varias ONGs, las cuales al tratar de proyectarse imponen<br />

sus criterios y proyectos a los pobladores rurales. Por otro lado, como las<br />

diferentes instituciones tienen sus propios objetivos e intereses para alcanzar<br />

sus resultados y asegurar la continuidad de los fondos recibidos, comienzan a<br />

competir entre ellas, y a utilizar mayores incentivos, en vez de utilizar mejores<br />

enfoques y propuestas técnicas. En consecuencia se vuelve más difícil para un<br />

proyecto conservacionista, trabajar con pocos o sin incentivos, cuando en la<br />

zona existen instituciones que utilizan incentivos en forma indiscriminada y con<br />

escasos resultados efectivos.<br />

Varias de las prácticas conservacionistas, especialmente las mecánicas, requieren<br />

inversiones importantes por parte de los ejecutores y también que los<br />

agricultores (beneficiados) inviertan su tiempo y mano de obra. Ante esta situación,<br />

resulta complicado que las instituciones puedan encarar los problemas<br />

más graves de degradación de suelos, como erosión en cárcavas, remoción<br />

en masa, etc., y sólo se dirigen a implementar prácticas simples o aisladas, las<br />

mismas que no son suficientes para frenar o revertir los problemas complejos<br />

de degradación de suelos.<br />

Según el CENICAFE (1975), gran parte de las prácticas de conservación de suelos<br />

que se utilizan a nivel mundial, tienen una eficiencia muy baja (a excepción de las<br />

coberturas vegetales y terrazas). Por consiguiente, si se quiere controlar o frenar los


procesos de deterioro del recurso suelo de manera más efectiva, es necesario que<br />

se combinen varias prácticas en una misma parcela o área de acción, situación<br />

que no se presenta en la mayoría de los proyectos que trabajan en el país.<br />

En ese sentido, es muy importante que los proyectos de conservación de suelos<br />

combinen no sólo algunas prácticas agronómicas entre sí, por ejemplo en laderas<br />

con pendientes mayores a un 10% es necesario que los cultivos no solamente<br />

se siembren con ayuda de surcos en contorno y considerando una rotación de<br />

cultivo adecuada, sino que además, de acuerdo al grado de degradación de<br />

los suelos y las características de la zona (clima, topografía, suelos, etc.), deben<br />

necesariamente combinarse con prácticas mecánicas como barreras, terrazas,<br />

zanjas de ladera, etc.<br />

Estas acciones de conservación de suelos, llevadas a cabo de manera aislada y<br />

en base a unas pocas prácticas y en espacios bastante reducidos (terrenos de<br />

familias seleccionadas o en parcelas demostrativas de la comunidad), no se enfocan<br />

en una visión integral y en un área natural (microcuenca, subcuenca o<br />

cuenca).<br />

El Manejo Integral de una Cuenca (MIC) es una visión muy importante para que<br />

las prácticas de manejo y conservación de suelos sean sostenibles y estén íntimamente<br />

relacionados con los sistemas de producción, uso de la tierra, manejo<br />

de los recursos hídricos, forestación, etc. en el área de intervención (cuenca,<br />

subcuenca, microcuenca), en razón de que permite considerar a todos los componentes<br />

de una cuenca, y a sus diferentes actores e intereses, evitando las interacciones<br />

negativas que podrían generarse por diferentes causas e incidir en la<br />

degradación de las tierras. Por ejemplo, si no se controla la deforestación o el mal<br />

uso de la tierra en las partes altas de la cuenca, las prácticas de conservación de<br />

suelos implementadas en la parte baja no van a ser muy eficientes para controlar<br />

la erosión, ya que esas actividades realizadas en la parte alta favorecen de gran<br />

manera el aumento del escurrimiento (caudal y velocidad) y por consiguiente la<br />

acentuación de su poder erosivo. Otro ejemplo: no se puede fomentar proyectos<br />

productivos bajo riego en la parte baja de la cuenca, si no se controla en la parte<br />

alta las actividades mineras y sus efluentes, soltados libremente a los cursos de los<br />

ríos.<br />

El uso excesivo de incentivos (alimentos por trabajo, pago en efectivo, entrega de<br />

insumos o herramientas, etc.) a cambio de la conservación de suelos “no permite<br />

concienciar adecuadamente a los agricultores y obtener resultados sostenibles y<br />

replicables”. 71 Este autor también indica que si bien los incentivos pueden acelerar<br />

la implementación de ciertas prácticas, no influyen en su adopción duradera. Por<br />

otro lado, el uso de incentivos directos “parece distorsionar las relaciones entre el<br />

proyecto y los productores, asignando a los campesinos el rol de beneficiarios y<br />

evitando de esa forma su fortalecimiento como organización”. Por consiguiente,<br />

en gran parte de los casos, las prácticas o tecnologías propuestas se hacen atractivas<br />

para el agricultor, no por las ventajas que ofrecen las propias tecnologías,<br />

sino por los incentivos que las acompañan.<br />

71 según Giger 2000.<br />

311


312<br />

El mismo autor añade que, si bien algunas prácticas de conservación de suelos<br />

pueden ayudar a reducir las pérdidas de suelo, se ha visto en muchos casos que<br />

la producción agrícola (aspecto fundamental para los agricultores) a un inicio<br />

no ha podido sostenerse o incrementarse. Esto puede deberse principalmente a<br />

la reducción del área productiva, por la construcción misma de las estructuras<br />

de conservación, ya que cerca del 10 al 20% del área productiva, e incluso más<br />

en pendientes pronunciadas, son ocupadas por las estructuras de conservación<br />

(terrazas, andenes, barreras, etc.); o la calidad de los suelos puede empeorar a<br />

un inicio (caso terrazas), y por lo tanto esto desanima a los agricultores que tienen<br />

poca tierra disponible. Algunas prácticas de conservación de suelos pueden disminuir<br />

los rendimientos debido al aumento de roedores, u otros depredadores en<br />

las barreras vivas o muertas.<br />

Por otro lado, es necesario indicar que los gobiernos, si bien han fomentado el trabajo<br />

de las ONGs en el país para ayudar al resolver los problemas del área rural,<br />

no han dado importancia a la necesidad de contar con mecanismos y normas<br />

para controlar el accionar de éstas y si realmente sus propuestas están ayudando<br />

a resolver los problemas del área rural. Se ha podido evidenciar que el accionar<br />

de muchas de ellas no ha sido nada beneficioso para los pobladores rurales. La<br />

dotación de alimentos como incentivo ha incidido sobre la producción local de<br />

manera negativa y en muchos casos estos alimentos donados eran de dudosa<br />

calidad (alimentos transgénicos).<br />

Si bien dentro de algunos Ministerios existen Departamentos Técnicos orientados a<br />

la lucha contra la desertificación y degradación de los recursos naturales, éstos no<br />

han tenido la continuidad necesaria o, al existir diferentes enfoques de acuerdo a<br />

los gobiernos de turno, no ha sido posible definir políticas claras para luchar contra<br />

la degradación de los recursos naturales.<br />

Sin embargo, gracias a los cambios que se han presentando en la última década<br />

en el país, parece existir en las áreas rurales del país una mayor preocupación<br />

de los pobladores locales por una participación más activa en la búsqueda de<br />

soluciones a sus múltiples problemas. Esta mayor preocupación y participación de<br />

los pobladores en los proyectos de desarrollo parece que se debe, por un lado, a<br />

los serios problemas de deterioro que presentan los recursos naturales en el área<br />

rural (suelos, agua y coberturas vegetales), y a los cambios metodológicos que se<br />

han dado en las instituciones para abordar la problemática rural de una manera<br />

más participativa y transparente. Por otro lado, la promulgación de algunas leyes<br />

en el país como la de Participación Popular (1994) y Descentralización Administrativa<br />

(1995), sin duda ha favorecido una mayor participación de los pobladores.<br />

En tal sentido, los productores están participando en los diferentes proyectos de<br />

desarrollo rural de una manera más directa y desde un inicio (con la identificación<br />

y priorización de problemas que aquejan su zona) para luego tomar parte en la<br />

planificación de las actividades, seguimiento, transferencia de tecnologías validadas,<br />

etc.<br />

Ante las limitaciones y problemas enunciados, es importante que los proyectos de<br />

Manejo y Conservación de Suelos en el país, para que en el futuro sean eficientes<br />

y efectivos, deban considerar algunos aspectos, como:<br />

Hacer que las actividades de manejo de suelos sean parte de los proyectos de


Desarrollo Agropecuario de una manera más holística. 72 La parte de manejo<br />

y conservación de suelo no puede ir separada de la parte productiva. Por<br />

ejemplo, en la actualidad algunas ONGs, están incentivando la producción<br />

de maca (debido a la gran demanda existente en el mercado mundial), para<br />

tal efecto se están habilitando tierras de cultivo en las partes altas del occidente<br />

del país, sin considerar prácticas de manejo de suelos adecuadas y mucho<br />

menos respetar la vocación de los suelos de altura. Estas tierras son aptas<br />

para pastos, ganadería y son las que ayudan a generar agua para alimentar<br />

las partes bajas. Esta situación puede provocar a la larga una degradación<br />

acelerada de estas tierras e incidir en el ciclo del agua, provocando mayores<br />

escurrimientos y erosión en la época de lluvias, debido a la disminución del<br />

almacenamiento de agua en el suelo y la alimentación paulatina de los ríos,<br />

acuíferos y vertientes, aspecto que debe ser motivo de mayor preocupación<br />

debido a los cambios climáticos adversos que estamos viviendo.<br />

Las acciones de conservación de suelos deben tener como meta a mediano<br />

y largo plazo la mejora gradual y sostenible en la gestión de los recursos naturales,<br />

mediante una serie de prácticas y medidas concertadas a diferentes niveles,<br />

en vez de la aplicación de acciones aisladas a nivel local o de finca. En<br />

ese sentido, es importante combinar diferentes tecnologías o prácticas para<br />

mejorar no sólo las propiedades químicas de los suelos, sino también sus propiedades<br />

físicas y biológicas, ya que éstas últimas no sólo ayudan a mejorar<br />

su productividad (fertilidad), sino que proporcionan también al suelo mayor<br />

resistencia a la degradación. Estas acciones deben ir apoyadas con la capacitación<br />

y concientización de niños y jóvenes de las áreas de acción en temas<br />

ambientales.<br />

Por otra parte, todos los trabajos de conservación de suelos deben ser encarados<br />

de manera integral y necesariamente en un espacio geográfico natural como<br />

una (micro) cuenca, ya que esto permite controlar todo el sistema (cuenca) en su<br />

conjunto, y por consiguiente a sus diferentes componentes y a las interrelaciones<br />

resultantes de las actividades antrópicas con la parte biofísica.<br />

Es necesario diversificar la producción agrícola de la finca o propiedad, de tal manera<br />

que permita no sólo conservar sus suelos, sino también conservar y utilizar los otros recursos<br />

(agua y vegetación) de forma eficiente. En ese sentido, es importante practicar<br />

una agricultura conservacionista donde se roten diferentes cultivos anuales, perennes<br />

o asociados en las mismas parcelas, manteniendo los suelos con coberturas vegetales<br />

durante los tiempos de descanso, criar animales de manera adecuada para la producción<br />

de materia orgánica, promover la lombricultura y uso de enmiendas orgánicas<br />

para favorecer el mejoramiento de las propiedades del suelo, impulsar el manejo<br />

integral de plagas y enfermedades, implementar el riego o cosecha de agua, etc.<br />

No se puede hablar de conservación de suelos y otros recursos sin la intervención<br />

directa del gobierno central y los gobiernos departamentales, en razón de que en<br />

muchos casos los mayores beneficios de la conservación del suelo y agua pueden<br />

no producirse en la finca misma, sino fuera de ella, por la protección de la microcuenca.<br />

Es el caso por ejemplo para el manejo integral de la cuenca Taquiña que,<br />

gracias al manejo de las partes altas (forestación, barreras vivas y muertas, terrazas,<br />

72 Barber 2000.<br />

313


314<br />

surcos en contorno, etc., evita problemas (riadas) en algunos barrios de la ciudad<br />

de Cochabamba. En otros casos, el manejo ayuda a generar y suministrar agua<br />

potable a las poblaciones que viven fuera de la cuenca de intervención, donde<br />

los productores de la parte alta producen beneficios económicos directos para<br />

otras poblaciones fuera del área de trabajo. Por consiguiente, esta participación<br />

del Estado, puede estar dirigida a apoyar (cubriendo los costos y esfuerzos adicionales)<br />

a fin de proteger una carretera importante, ciudad o pueblo, un sistema de<br />

riego etc.<br />

Como en el país existen importantes áreas donde la degradación del suelo es muy<br />

severa, se requieren de inversiones significativas y proyectos a mediano y largo plazo<br />

que mitiguen o reviertan los procesos de degradación. En este sentido, parece<br />

justificarse la participación de los gobiernos central o departamentales, para lo cual<br />

se requiere no sólo voluntad política, sino también capacidad técnica, continuidad<br />

y estrategias para revertir estos problemas.<br />

Por otro lado, sería necesario que el gobierno central y los departamentales, a<br />

través de sus Ministerios y otros, definan el papel que deben cumplir las diferentes<br />

ONGs que trabajan en manejo y conservación de suelos, de acuerdo a la región,<br />

las condiciones de suelo, clima, topografía, aspectos socioeconómicos y ambientales,<br />

sin olvidarse de los Programas Nacionales y Departamentales, que tienen<br />

prioridad. Para tal efecto, es importante contar con una reglamentación y con<br />

mecanismos que permitan definir y controlar las actividades de las ONGs y evitar<br />

que por un mal accionar pueda existir un mayor deterioro de los recursos naturales.<br />

En vista de la necesidad de considerar el manejo y conservación de suelos desde<br />

una óptica de manejo integral, el Gobierno Central debe apoyar con políticas<br />

adicionales, para garantizar la gestión sostenible de la tierra como: Políticas macroeconómicas<br />

y sectoriales que influyan en los precios de productos e insumos,<br />

Políticas de infraestructura rural (carreteras, mercados, etc.).Políticas de sistemas<br />

crediticios, Políticas relacionadas con derechos de propiedad de la tierra entre<br />

otras.<br />

Para tal efecto, es muy necesario impulsar el Ordenamiento y Planificación Territorial<br />

a niveles más adecuados (detallados) para apoyar los trabajos de conservación<br />

de suelos dentro de una visión de cuencas involucrando en caso necesario a<br />

los municipios que son parte de esta. Así mismo, es necesario incorporar conceptos<br />

y políticas para el pago de servicios ambientales por los beneficios obtenidos en las<br />

partes bajas de la cuenca.<br />

Considerando la complejidad de nuestras ecoregiones, en cuanto a su variabilidad<br />

altitudinal y espacial, condiciones climáticas y edáficas heterogéneas y otros<br />

aspectos, no se puede obviar del papel importante que debe cumplir la investigación,<br />

con el propósito de evaluar y validar posibles alternativas para el manejo y<br />

conservación de los suelos desde el punto de vista técnico, ambiental y económico.<br />

Por todo lo indicado anteriormente y a los graves problemas de degradación de suelos<br />

que aqueja el país, es de suma importancia que todos los bolivianos nos involucremos<br />

en buscar alternativas para frenar su avance y de esta manera nuestros hijos, nietos y<br />

bisnietos tengan un lugar digno para vivir.


Foto 1. Surcos en Contorno, Tambillo. (La Paz), a pesar de la pendiente<br />

pronunciada, esta práctica no viene acompañada con otras prácticas.<br />

Foto 2. Implementación de Barreras de Piedra de manera aislada en Lahuachaca (Altiplano Central)<br />

315


316<br />

Foto 3. Erosión severa de suelos en laderas en las cercanías de Tacobamba(Norte de Potosí), provocando el<br />

abandono de tierras y migración de sus pobladores<br />

Bibliografía<br />

Barber, R. 2000. Estrategias y tecnologías para superar las degradación y mejorar<br />

la productividad de los suelos tropicales de Bolivia. En: Memorias del Primer<br />

Congreso Boliviano de la Ciencia del Suelo. 28-31 de Julio de 1999. La Paz,<br />

Bolivia.<br />

CENICAFE 1975. Manual de conservación de suelos de ladera. Federación Nacional<br />

de Cafeteros de Colombia, Chinchina-Caldas, Colombia.<br />

Giger, M. 2000 Evitando la trampa: Más allá del empleo de incentivos directos. Una<br />

sistematización de experiencias con el empleo de incentivos en proyectos<br />

de gestión sostenible de la tierra. COSU<strong>DE</strong>. Berna, Suiza.


Degradación de suelos en el Altiplano boliviano: sus<br />

causas y algunas medidas para su mitigación<br />

por Vladimir Orsag 1<br />

El deterioro del recurso suelo en el Altiplano Boliviano (por procesos de salinización/<br />

alcalinización, contaminación con metales pesados y erosión) es muy preocupante,<br />

ya que este aspecto, junto a otros factores como los cambios climáticos,<br />

condiciones socioeconómicas, de mercado, etc. están favoreciendo la desertificación<br />

de amplias zonas de esta región, creando una serie de problemas<br />

ambientales, económicos y sociales.<br />

De acuerdo a diferentes investigaciones realizadas en esta región, se ha cuantificado<br />

la pérdida de suelos por erosión hídrica o eólica bajo diferentes cultivos,<br />

pendientes de terreno y formas de manejo del suelo. 73 Así por ejemplo, la siembra<br />

de cultivos como la papa y cebada - en surcos en sentido de la pendiente - a partir<br />

de 5% de inclinación, influye en el escurrimiento y por consiguiente en el arrastre<br />

del suelo. También la pérdida de suelos (erosión eólica e hídrica) por extracción<br />

de la thola en terrenos planos a casi planos es significativa. También se observan<br />

problemas de pérdida de suelo, luego de la cosecha de los cultivos anuales y<br />

cuando los suelos quedan sin ninguna protección.<br />

La degradación de las coberturas vegetales en la región por actividades antrópicas<br />

(ganadería y extracción de la thola y yareta), es una causa fundamental<br />

para el deterioro de los suelos y el medio ambiente en general. La extracción de<br />

la thola, para su uso como leña en hogares, panaderías, ladrilleras y yeseras del<br />

Altiplano, hace que anualmente se deforesten cerca a 1600 km 2 , situación que<br />

está acelerando los procesos de salinización/ sodificación y erosión de suelos. 74<br />

La ampliación de la frontera agrícola hacia zonas de aptitud ganadera (partes<br />

altas de colinas y serranías con laderas pronunciadas y tholares) para cultivos de<br />

quinua y maca, se debe en parte a la gran demanda que existe por estos productos<br />

en el mercado internacional. Esta situación también está favoreciendo el<br />

deterioro de los recursos: cobertura vegetal, suelo y agua, debido al uso inadecuado<br />

de estos suelos frágiles y sin prácticas de conservación y manejo de suelos<br />

necesarias. La siembra en surcos en sentido de la pendiente, debido a que las<br />

parcelas son más largas que anchas, favorecen el escurrimiento y la erosión de los<br />

suelos, provocando a la larga graves problemas de degradación.<br />

El incremento de la población humana y del ganado (ovino, vacuno y camélido)<br />

en el Altiplano contribuye al deterioro de las tierras agrícolas y de pastoreo. El aumento<br />

de los habitantes está provocando la parcelación excesiva de la tierra y<br />

una mayor presión, que se ven obligados a ejercer los agricultores, sobre sus reducidas<br />

parcelas de pastoreo y de cultivos. La reducción de la tenencia de la tierra<br />

(principalmente en el Altiplano Norte y Central), ha provocado que los agricultores<br />

tengan que disminuir drásticamente los periodos de descanso de 5, 7, o más<br />

años, a sólo 3, 1 ó 0 años de descanso; situación preocupante, en razón de que<br />

estos periodos de descanso practicadas de manera tradicional en esta región,<br />

favorecían de alguna manera la recuperación o mantenimiento de las propiedades<br />

físicas, químicas y biológicas de los suelos y por consiguiente ayudaban a<br />

recuperar la fertilidad de estos suelos frágiles.<br />

73 Molina 1986; Orsag et al. 1992; Norheim 1994; Orsag 1998; Quelca 2000.<br />

74 ALT 2002.<br />

317


318<br />

Como una de las actividades más importantes en esta región es la ganadería,<br />

se puede observar que las actividades agrícolas están fuertemente influenciadas<br />

por este aspecto. En ese sentido, en las cédulas de cultivo de los agricultores predominan<br />

de gran manera los cereales (principalmente cebada y avena), los mismos<br />

que favorecen la degradación de las propiedades del suelo. Esto se debe<br />

principalmente a las características que tienen estos cultivos: la arquitectura de<br />

la planta, con hojas que se desarrollan de manera longitudinal al tallo, hace que<br />

no protegen adecuadamente los suelos de las lluvias y radiación solar. Asimismo,<br />

como estos cultivos no se fertilizan directamente con abonos orgánicos (estiércol)<br />

y además no se los aporca durante su desarrollo, los suelos se van compactando<br />

paulatinamente hasta la cosecha. Estos procesos favorecen las pérdidas de la humedad<br />

del subsuelo por capilaridad durante los meses secos del año, además en<br />

estos suelos compactos el escurrimiento del agua se incrementa, en desmedro del<br />

almacenamiento de agua en sus horizontes inferiores. Por otro lado, como los rendimientos<br />

de los cereales en el Altiplano son bajos, aportan al suelo poca materia<br />

orgánica y el escaso barbecho dejado sobre el suelo es utilizado como forraje de<br />

los animales domésticos en la época seca del año.<br />

En algunas zonas de riego del Altiplano Central (provincias Aroma y G. Villarroel<br />

del departamento de La Paz; y Saucarí y Cercado de Oruro), se ha podido evidenciar<br />

procesos de degradación de suelos más acelerados (salinización y/o sodificación),<br />

debido al uso de aguas de mala calidad (río Desaguadero) en tierras<br />

que presentan algunas limitaciones, como texturas pesadas y drenaje deficiente.<br />

75 Estos procesos de acumulación de sales y/o sodio están provocando la disminución<br />

de las coberturas vegetales (forrajes), principalmente en desmedro de<br />

la ganadería, ya que los principales forrajes nativos como el chiji (Distichlis humilis),<br />

Muhlenbergia fastigiata y otros no se desarrollan fácilmente bajo estas condiciones<br />

y están desapareciendo paulatinamente. Los suelos de algunas zonas críticas<br />

(cercanas a centros mineros o por el uso de aguas contaminadas) presentan una<br />

mayor acumulación de algunos metales pesados en sus horizontes, los mismos que<br />

de acuerdo a su biodisponibilidad, podrían pasar a los cultivos (productos agrícolas)<br />

o forrajes, e incidir posteriormente en la salud humana y animal.<br />

El uso de maquinaria agrícola en los suelos frágiles del Altiplano, si bien ayuda<br />

a aliviar las labores en el campo, por su uso inadecuado (en suelos preparados<br />

con escasa o alta humedad) está favoreciendo su degradación. Esta situación<br />

es más preocupante si se considera que existen planes para donar tractores a<br />

los municipios o permitir a los agricultores obtener créditos para la adquisición de<br />

maquinaria. Estos proyectos lastimosamente son acciones muy aisladas y no están<br />

acompañados de una capacitación para el uso adecuado de la maquinaria<br />

agrícola en función al tipo de suelos, clima, cultivo y otros aspectos. Como los<br />

suelos de esta región presentan una alta susceptibilidad a la erosión, debido a sus<br />

bajos contenidos de materia orgánica y predominio de limo y arena en sus capas<br />

superficiales, su grado de estructuración es débil o tienen una baja estabilidad<br />

estructural. En ese sentido, por el uso excesivo de maquinaria agrícola, o bajo<br />

condiciones de humedad extrema, los suelos se pueden compactar o pulverizar<br />

fácilmente.<br />

Los serios problemas de degradación que sufren los suelos del Altiplano boliviano,<br />

que afectan a otros recursos como el agua, medio ambiente y a la desertificación<br />

en general, requieren de soluciones integrales para frenar o mitigar su avance. Sin<br />

embargo, para que las acciones a aplicar sean sostenibles en el tiempo se debe<br />

entender y comenzar a trabajar en el país dentro de una lógica de causa-efecto,<br />

75 Orsag y Miranda 2000; 2004.


en razón de que generalmente se ataca los problemas (efectos) y no sus causas,<br />

haciendo que las acciones no sean efectivas en el tiempo.<br />

En ese sentido es necesario profundizar principalmente en el conocimiento de las<br />

causas que favorecen la degradación de las coberturas vegetales (praderas nativas)<br />

del Altiplano, como el sobrepastoreo. Para tal efecto es importante considerar<br />

la capacidad de carga que pueden soportan estas praderas y buscar formas<br />

para que su manejo sea adecuado, complementando con estudios específicos<br />

para mejorar la capacidad regenerativa de éstas.<br />

En vista del gran impacto que tiene la minería sobre la contaminación de los recursos<br />

naturales del Altiplano (agua, suelos y vegetación), es necesario comenzar<br />

a buscar alternativas para disminuir las causas que las provocan. En ese sentido,<br />

se debe dar énfasis en mejorar las tecnologías de producción y procesamiento de<br />

minerales, en razón de que los efluentes mineros producidos, los pasivos ambientales<br />

(diques y colas, etc.) y otros, son las principales causas de contaminación.<br />

También es necesario contar con una reglamentación minera y ambiental más<br />

adecuada. Por ejemplo en la Ley 1333 y su reglamentación respectiva no se considera<br />

para los suelos del país la acumulación de metales pesados y otros metales;<br />

tampoco existen parámetros o límites permisibles para las condiciones de nuestro<br />

medio y por consiguiente la cantidad máxima de algún elemento contaminante<br />

que pueden soportar los suelos, sin sufrir cambios y provocar daños a la vegetación,<br />

los animales o el hombre.<br />

En el Reglamento Ambiental para las Actividades Mineras, no figuran los metales<br />

pesados dentro de las Sustancias Peligrosas. 76 Asimismo, si bien en el capítulo III<br />

(del Mantenimiento), se considera la prohibición de depositar, botar o abandonar<br />

los residuos de la actividad minera cerca de las tierras de uso agropecuario, poblaciones<br />

u otros sitios, no existen mecanismos para un control o seguimiento de<br />

los desechos. Por las características de los minerales del Altiplano y Bloque Oriental,<br />

la forma de explotación y otros aspectos, en las colas y desmontes todavía<br />

existen varios minerales o metales tóxicos, que con las aguas de lluvia pueden<br />

pasar fácilmente a las aguas superficiales o subterráneas y los suelos, con el riesgo<br />

de pasar posteriormente a los productos agrícolas y forrajes y luego al resto de la<br />

cadena trófica.<br />

Es muy importante y necesario que las provincias y municipios del Altiplano, cuenten<br />

con el Ordenamiento Territorial de sus jurisdicciones a escalas más detalladas<br />

(1: 25000), para planificar el uso de sus tierras de acuerdo a su aptitud y condiciones<br />

socioeconómicas, evitando la ampliación de la frontera agrícola a zonas de<br />

calidad limitada y con alta fragilidad.<br />

En ese sentido, es también muy necesario concientizar a las autoridades locales y<br />

pobladores en general en temas relacionados a la degradación de suelos y de los<br />

otros recursos (agua y cobertura vegetal), sus causas y efectos, y la necesidad de<br />

utilizar prácticas de manejo y conservación. Para tal efecto, se debe insistir en la<br />

capacitación de los agricultores para el uso adecuado de sus recursos naturales,<br />

cultivos, riego, maquinaria agrícola y otros aspectos.<br />

Para que todas las acciones a emprender en el área rural ayuden a resolver los<br />

múltiples problemas de manera sostenible, es necesario que la problemática de<br />

la degradación de suelos, agua y cobertura vegetal y su manejo, sean considerados<br />

con un enfoque integral y por lo tanto es necesario impulsar el manejo de<br />

cuencas (microcuencas o subcuencas) con la participación de todos los actores<br />

76 Capítulo II referido a su Peligrosidad.<br />

319


320<br />

locales, autoridades municipales, comunales y pobladores, en razón de que el<br />

Manejo Integral de Cuencas, en varios países ha permitido materializar de manera<br />

efectiva la gestión sostenible de los recursos naturales.<br />

Considerando la magnitud de los problemas de degradación y la extensión del<br />

Altiplano, las acciones a seguir deberían estar dirigidas por el gobierno central,<br />

para lo cual se debería contar con una estrategia y un plan de lucha contra la<br />

degradación de los recursos naturales. En ese sentido, la estrategia y las acciones<br />

a realizar deberían estar consensuadas con todas las instituciones y actores que<br />

trabajan en la región (universidades, ONGs, gobiernos departamentales y municipales,<br />

agricultores y otros).<br />

La investigación agropecuaria en el Altiplano, últimamente muy atomizada y olvidada,<br />

debe ser retomada con mucha seriedad, con el propósito de que pueda<br />

ayudar a definir estrategias para un verdadero desarrollo agropecuario de esta<br />

región. Debido a las condiciones socioeconómicas de sus pobladores (principalmente<br />

pobreza), esta actividad debería estar dirigida por el gobierno central y<br />

bajo la responsabilidad del Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente.<br />

Es necesario contar con Centros de Investigación en zonas representativas,<br />

para lo cual debe existir el apoyo económico necesario, la infraestructura y<br />

la capacidad profesional, evitando cometer los mismos errores del pasado; en tal<br />

sentido es necesario partir de las experiencias positivas y negativas del ex-IBTA. 77<br />

En estos centros de investigación se debe trabajar de manera directa con los productores<br />

en temas centrales relacionados al deterioro de las pasturas nativas, su<br />

recuperación y manejo, rotación de cultivos, especies tolerantes a la salinidad,<br />

barbechos mejorados, manejo de agua y suelos, manejo de maquinaria agrícola<br />

y otros temas de interés.<br />

Considerando el impacto negativo que está teniendo la extracción de la thola y<br />

la yareta sobre la degradación de los suelos y el medio ambiente en general, el<br />

gobierno central y los gobiernos departamentales deben trabajar en definir políticas<br />

para impulsar el uso del gas a nivel domiciliario e industrial en todo el Altiplano.<br />

También es necesario que se haga cumplir la Resolución Ministerial N O 20 del 2004,<br />

que prohíbe el uso de estas especies para fines industriales.<br />

Por todo lo indicado anteriormente y debido a los graves problemas de degradación<br />

de suelos que aquejan a esta región, es de suma importancia que todos los que trabajamos<br />

y vivimos en esta parte del país nos involucremos en buscar alternativas para<br />

frenar su avance.<br />

77 el anterior Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria.


Foto 1. El sobrepastoreo de las pasturas nativas incide de gran manera en el<br />

deterioro del Recurso Suelo<br />

Foto 2. La Degradación de Suelos por Acumulación de Sales y/o Sodio en el<br />

Altiplano Central está avanzando de manera alarmante<br />

Foto 3. La extracción de la thola para su uso como fuente energética está<br />

acelerando los procesos de desertificación<br />

321


322<br />

Foto 4. Las actividades mineras practicadas en el Altiplano, son una de las causas para la<br />

contaminación de suelos, agua y coberturas vegetales.<br />

Foto 5. Cultivos de cereal en zonas altas.


Foto 6. El predominio de cereales en el Altiplano favorece el deterioro de las<br />

propiedades del suelo.<br />

Bibliografía<br />

ALT 2002. Evaluación de los tholares en el sistema TDPS, Proyecto Biodiversidad.<br />

Autoridad Binacional del Lago Titicaca, La Paz.<br />

Molina, J. 1986. Efecto de tres formas y dos densidades de siembra en cebada<br />

sobre la erosión hídrica de un suelo en el Altiplano. Tesis de grado. Facultad<br />

de Agronomía, UMSA, La Paz.<br />

Norheim, T. 1994. Erosion under arborestal Vegetation on the Bolivian Altiplano.<br />

Doctor Scientiarum Theses. Norges Landbrukshogskole. Agricultural University<br />

of Norway. Osla, Norway.<br />

Orsay, V. 1998. Evaluación preliminar de la erosión hídrica de los suelos del sector<br />

Hauallpa Pampa (Ravelo), Provincia Chayanta, Potosí. IPTK, Sucre, Bolivia.<br />

Orsag V. y R. Miranda 2000. Evaluación del impacto de riego con aguas del río<br />

Desaguadero sobre la salinización, sodificación y acumulación de metales<br />

pesados en suelos y vegetación I. En: Informe Principal, ALT, La Paz.<br />

Orsag V. y R. Miranda 2004. Evaluación del impacto de riego con aguas del río<br />

Desaguadero sobre la salinización, sodificación y acumulación de metales<br />

pesados en suelos y vegetación II. En: Informe Principal, ALT, La Paz.<br />

Orsag V. et al. 1992. Evaluación de la erosión de suelos del sector de Hauallpa<br />

Pampa (Ravelo), Provincia Chayanta, Potosí. IPTK, Sucre, Bolivia.<br />

Quelca M. 2000. Evaluación de la erosión de suelos por la extracción de la thola<br />

(Parastrephia cuadrangularis) en la localidad de Calacoto, provincia Pacaje,<br />

departamento de La Paz. Tesis de grado, Facultad de Agronomía, UMSA,<br />

La Paz.<br />

323


324


Capítulo 10<br />

Cambios recientes y nuevos desafíos para la gestión<br />

de los bosques<br />

INTRODuCCIóN<br />

por Pablo Pacheco<br />

Este documento aporta con algunos elementos para contribuir hacia un balance<br />

de la gestión de los bosques en Bolivia en el pasado reciente, en un momento<br />

histórico en el que resulta fundamental entender cuáles son los factores que están<br />

afectando la misma. Esto es aún más importante porque las interpretaciones sobre<br />

la realidad forestal difieren sustancialmente, dependiendo de las perspectivas<br />

adoptadas, muchas veces con precarios fundamentos empíricos. Estas perspectivas<br />

a su vez influyen en las propuestas que se tienen para mejorar los procesos<br />

conducentes a una buena gestión forestal. En ese orden, mientras algunos opinan<br />

que se han dado cambios significativos hacia una gestión forestal sostenible, otros<br />

opinan que esos cambios no van a ser duraderos y sólo benefician a unos pocos.<br />

Ambos tienen parte de razón, aunque los últimos son quienes quizás pueden contribuir<br />

mejor a la formulación de propuestas de futuro.<br />

Aquí no se pretende ofrecer un análisis detallado del sector forestal y del manejo<br />

de bosques, sino simplemente señalar las tendencias más recientes de cambios<br />

en los derechos, la producción y los mercados forestales, y analizar cuáles son los<br />

factores que favorecen, por un lado, e impiden, por otro lado, avanzar hacia una<br />

gestión integral e incluyente del manejo de bosques. Asimismo, se identifican los<br />

principales desafíos que se tienen que enfrentar a futuro, si es que se quiere que<br />

los bosques contribuyan de forma simultánea a objetivos múltiples de conservación,<br />

desarrollo económico y reducción de la pobreza. Actualmente, existe una<br />

creciente convergencia a considerar que los bosques tienen múltiples funciones,<br />

por lo que una gestión duradera y sostenible debería considerar esa complejidad;<br />

caso contrario, es muy poco probable que los bosques continúen brindando bienes<br />

y servicios ambientales como lo hacen hasta ahora.<br />

En este trabajo se considera que una adecuada gestión de los bosques debe alcanzar<br />

múltiples finalidades destinadas a procurar la regeneración de los recursos<br />

forestales, a fin de preservar los bienes y servicios ambientales que proporcionan<br />

los bosques (secuestro de carbono, protección de las fuentes de agua y de la<br />

biodiversidad, entre otros). Al mismo tiempo se ha de promover que los bosques<br />

continúen satisfaciendo los medios de vida de las poblaciones que dependen<br />

total o parcialmente de los recursos forestales, sea para la provisión de alimentos,<br />

energía, material de construcción, etc. y permitiendo que los recursos forestales<br />

generen excedentes económicos que sean sostenidos en el tiempo, haciendo posible<br />

además que el desarrollo económico contribuya a reducir las altas tasas de<br />

pobreza que se encuentran en las regiones forestales. Una gestión forestal apropiada<br />

debe al menos cumplir con esas tres finalidades. 1<br />

En la discusión sobre la situación y los desafíos de la gestión forestal se debe considerar<br />

dos aspectos. El primero es que es importante contar con un recuento de los<br />

cambios de los derechos sobre los bosques y el funcionamiento de los mercados,<br />

1 Mery et al. 2005<br />

325


326<br />

Foto 1. Corte rústico de tablones<br />

Foto 2. Troncas listas para su procesamiento


como los aspectos primordiales que definen la fisonomía del sector forestal y del<br />

manejo de bosques. El segundo es que, en la discusión sobre los desafíos a futuro,<br />

es necesario incorporar nuevas dimensiones en el análisis del sector, como la dimensión<br />

regional y étnica, las que hasta ahora no han recibido suficiente atención<br />

desde la perspectiva forestal. Este doble énfasis, primero, en las condiciones más<br />

estructurales del manejo de bosques en Bolivia, sumado a aquellas dimensiones<br />

emergentes en la realidad política contemporánea pueden ayudar a vislumbrar<br />

mejor cuáles son los desafíos que el sector forestal tiene que enfrentar en el futuro<br />

próximo. Ahora bien, de la manera como se aborden esos desafíos dependerá el<br />

futuro del manejo de bosques en Bolivia.<br />

Este capítulo está organizado en cinco partes sin incluir esta introducción. La segunda<br />

parte ofrece una discusión basada en información empírica sobre los principales<br />

cambios ocurridos en los derechos forestales, la estructura productiva y<br />

los mercados del sector forestal. La tercera realiza un balance, desde una doble<br />

perspectiva: por un lado, de los avances obtenidos hasta la fecha en la gestión forestal<br />

y, por otro lado, de los problemas que todavía se precisa resolver. La cuarta<br />

parte puntualiza lo que se considera son los principales desafíos a futuro. Finalmente,<br />

la última parte contiene las principales conclusiones de este trabajo.<br />

<strong>DE</strong>REChOS, PRODuCCIóN y mERCADOS FORESTALES<br />

LOS BOSQuES y Su POTENCIAL <strong>DE</strong> APROvEChAmIENTO<br />

No existen estudios detallados sobre la condición de los bosques en Bolivia, lo que<br />

impide conocer con cierta precisión, del total de bosques existentes en el país,<br />

cuál es la porción de bosques primarios, cuál la magnitud de los bosques secundarios,<br />

y cuáles las áreas forestales ya intervenidas, así como el estado de degradación<br />

forestal. Existen diversas estimaciones sobre la superficie total de bosques<br />

en el país. De acuerdo al mapa forestal publicado por el MDSMA en 1995, ésta<br />

sería de 53 millones de ha, la FAO la sitúa en 58 millones en 2005, y Killeen y colegas<br />

en 46 millones de ha en 2007. 2 De acuerdo al mapa forestal del MDSMA, un 80%<br />

de los bosques está localizado en las tierras bajas, una quinta parte de los mismos<br />

está en los valles, y una pequeña porción en el altiplano. 3<br />

Los bosques de las tierras bajas están distribuidos en cuatro ecosistemas principales,<br />

lo que los hace bastante diferentes en sus características y composición y,<br />

por lo mismo, en su capacidad productiva y de regeneración. Estas ecoregiones<br />

van desde los bosques húmedos y siempre verdes en la Amazonía del norte, los<br />

bosques de galería en los llanos benianos, los bosques deciduos y semi-deciduos<br />

de la Chiquitanía, y los bosques bajos y poco productivos (característicos de una<br />

zona seca) en la zona semi-árida del Chaco. 4 Las mayores diferencias en la composición<br />

se presentan entre las zonas secas en relación a la más húmeda de la<br />

Amazonía. En estas últimas, las formaciones forestales presentan no sólo mayor<br />

abundancia de especies, sino también mayores volúmenes comerciales. 5 Asimismo,<br />

los bosques secos de la Chiquitania tienen menores niveles de regeneración<br />

que los bosques amazónicos. 6<br />

2 Estas diferencias significativas se deben no solamente a los años cuando se han realizado<br />

las estimaciones sino sobre todo a los diferentes métodos que han sido utilizados para estimar<br />

la cobertura forestal.<br />

3 Para una mayor descripción sobre los bosques de las tierras bajas consultar Dauber y colegas<br />

(1999), y para la descripción de los bosques andinos ver Rham y Dam (2005)<br />

4 MDSMA 1995.<br />

5 Dauber et al. 1999<br />

6 Instituto Boliviano de Investigación Forestal (IBIF) 2005<br />

327


328<br />

Un estudio sobre el potencial forestal en las tierras bajas estima que la abundancia<br />

de especies para producción de madera oscila entre 240 a 303 especies, entre<br />

seis diferentes formaciones forestales, aunque únicamente se extraen entre 14 a<br />

22 especies forestales. 7 Las especies más valiosas como la mara (Swietenia macrophylla),<br />

cedro (Cedrela sp.) y roble (Amburana cearensis) han sido fuertemente<br />

intervenidas por la extracción forestal por lo que son bastante escasas, en tanto<br />

que las especies menos valiosas son las más abundantes y las que han sido menos<br />

intervenidas. 8<br />

Los bosques localizados en áreas por encima de los 800 msnm son conocidos como<br />

bosques andinos. Éstos están compuestos por diferentes formaciones forestales,<br />

que van desde formaciones dispersas de arbustos en el altiplano, bosque bajo y<br />

ralo en los valles interandinos, bosque bajo de los Yungas, y bosque seco y abierto<br />

en el Chaco. El potencial para el aprovechamiento maderero en estos bosques es<br />

bastante limitado debido al bajo valor comercial de la madera que se presenta<br />

en estas formaciones, su reducido tamaño, y otros factores como su localización y<br />

alta fragmentación. 9 Alrededor del 60% de estos bosques han sido intervenidos de<br />

alguna manera, y 77% de ellos se encuentran en un estado de conservación que<br />

va de regular a crítico. 10 Estos bosques tienen un papel importante en preservar<br />

la provisión de la cantidad y calidad de agua, y proporcionar madera para leña,<br />

carbón, y otros productos no maderables, como plantas medicinales.<br />

TENENCIA <strong>DE</strong> TIERRA y DISTRIBuCIóN <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>REChOS FORESTALES<br />

En Bolivia se ha vuelto bastante común mencionar que puesto que el país tiene<br />

una porción significativa de su superficie cubierta por bosques, esto lo convertiría<br />

en un país forestal, en contraposición a la visión agraria de desarrollo que ha sido<br />

la dominante en el pasado. Una salida para reforzar la emergente visión forestal<br />

ha sido la creación, por decreto, de la denominada “mancha verde” por la cual<br />

unos 41,2 millones de ha de bosque fueron declaradas como tierras de producción<br />

forestal permanente, de las cuales 28,2 millones de ha son áreas de producción<br />

forestal sin restricciones, 2,3 millones de ha se clasifican como de producción forestal<br />

con restricción y las restantes 10,7 millones de ha son áreas de protección 11 .<br />

No obstante, hasta 2006 sólo una pequeña porción de esos bosques se encuentra<br />

bajo planes de manejo forestal (8,8 millones de ha). Esto se debe a que una buena<br />

porción de los bosques se encuentra posiblemente dentro de tierras ocupadas sobre<br />

todo para fines agrarios, principalmente por medianos y grandes productores<br />

y, en menor medida, por pequeños productores.<br />

Lo anterior está asociado con el hecho que la distribución de los bosques es en<br />

gran parte el resultado de la distribución de la tierra, en la medida en que los<br />

7 Dauber et al. 1999. Esta información está basada en 68 planes de manejo forestal sobre un<br />

área de 3,5 millones de hectáreas. Considera únicamente árboles con un diámetro a la altura<br />

del pecho (DAP) mayores a 20 cm. Considera seis regiones: Chiquitania, Bajo Paraguá,<br />

Guarayos, Chore, Preandino-Amazónico y Amazonia.<br />

8 Entre ellas se cuenta el curupaú (Anadenanthera colubrina), momoqui (Caesalpinia pluviosa),<br />

ochoó (Hura crepitans), bibosi (Ficus sp.) y verdolago (Terminalia amazonica), entre<br />

otras (Dauber et al. 1999).<br />

9 Rham y Dam 2005.<br />

10 Ibisch et al. 2002.<br />

11 Muñoz 2001. Esta área fue definida mediante la promulgación del DS 26075, en febrero de<br />

2001. La aprobación de este decreto, que tiene como base la información de los Planes de<br />

Uso del Suelo (PLUS), resultó de la presión de la Superintendencia Forestal (SF) en reacción a<br />

un mapa de Capacidad de Uso Mayor del Suelo elaborado por la Superintendencia Agraria<br />

(SIA), en el que se indica que una buena parte de las actuales tierras forestales podrían<br />

tener potencial para usos agrícolas.


osques públicos son ocupados por privados. 12 Es por eso que, en oposición al pasado,<br />

en Bolivia son cada vez más escasas las tierras fiscales y es bueno notar que<br />

las pocas tierras fiscales que todavía existen son, en su mayoría, tierras forestales.<br />

El Cuadro 1 muestra la tenencia de la tierra y los derechos forestales. Lo que se<br />

puede inferir de esa información es la estructura altamente desigual de tenencia<br />

de la tierra, con una importante concentración de tierra en manos de medianos<br />

y grandes productores empresariales (47,6 millones de ha), una mayor porción<br />

de las cuales se encuentra en las tierras bajas. Esta tendencia ha sido revertida<br />

parcialmente con el reconocimiento de las Tierras Comunitarias de Origen (TCO),<br />

aunque su proceso de titulación es bastante lento. Aunque una porción considerable<br />

de bosques se encuentra en las TCOs (8,7 millones de ha), existe una proporción<br />

significativa de bosques dentro de propiedades privadas, la que podría llegar<br />

hasta unas 10 millones de ha, dependiendo de los resultados del saneamiento 13 .<br />

Cuadro 1. Bolivia: tenencia de la tierra y derechos forestales<br />

Distribución de la tierra<br />

por actor<br />

Altiplano<br />

y valles<br />

Regiones<br />

Tierras<br />

bajas<br />

Área<br />

forestal<br />

(a)<br />

Área con<br />

PGMF<br />

(b)<br />

Total tierras forestales (c) 8,900 44,500 8,773<br />

Distribución de tierras por actor<br />

Medianas y grandes propiedades (d)<br />

Pequeños productores (d)<br />

Tierras comunitarias (d)<br />

TCOs con demandas admitidas (e)<br />

Derechos forestales en tierras publicas<br />

Concesiones forestales (f)<br />

Derechos expectaticios para barracas (e)<br />

Reservas forestales municipales (g)<br />

CLP y concesiones de investigación (f)<br />

Áreas protegidas (h)<br />

4.381<br />

1.323<br />

10.678<br />

12.111<br />

0<br />

0<br />

0<br />

0<br />

4.237<br />

43.249<br />

3.744<br />

2.151<br />

19.516<br />

4.911<br />

1.536<br />

681<br />

236<br />

14.096<br />

4.095 (i)<br />

2.636<br />

nd<br />

8.770<br />

4.911<br />

1.342<br />

681<br />

236<br />

9.040<br />

1.517<br />

279<br />

190<br />

785<br />

4.911<br />

0<br />

681<br />

236<br />

Notas: a) Estimaciones tomadas de Pacheco (2006), b) superficies con PGMF a 2006 con base en SF (2007), c)<br />

áreas con superficie forestal hasta 1996, tomado de MDSMA (1995), d) corresponde a tierra distribuida por el INRA<br />

y el INC entre 1953-2002, con base en Balderrama (2002), e) con base en información del INRA, f) adaptado de<br />

SF (2007), g) información obtenida de la Dirección Forestal, MDRAyMA, h) tomado de Bojanic (2005) con base en<br />

SERNAP, (i) corresponde sólo a las superficies donde se cuentan con resultados finales del proceso de saneamiento<br />

de tierras, por lo que la superficie de bosques dentro de esta categoría de propiedad puede ser mucho más<br />

alta.<br />

Los bosques públicos llegarían a unas 16 millones de ha, contando tanto los que<br />

se encuentran dentro de áreas protegidas (9 millones de ha), como aquellos que<br />

han sido otorgados en concesiones forestales a empresas (4,8 millones de ha) y<br />

Asociaciones Sociales del Lugar, ASLs (681.000 ha), además de aquellas tierras que<br />

corresponderían a los derechos expectaticios de los barraqueros aguardando la<br />

formalización de las concesiones forestales de no maderables (1,5 millones de<br />

ha). 14 Entonces, la presión sobre las tierras de agricultores pequeños, medianos y<br />

grandes lleva a que aumente la escasez de tierras fiscales, y por consiguiente, se<br />

12 Como bosques públicos nos referimos a las tierras fiscales cubiertas por bosques. Las tierras<br />

fiscales son aquellas áreas en las que existe tuición estatal y sobre las que no existen derechos<br />

de propiedad de privados.<br />

13 Este es un estimado considerando aquellas tierras forestales en las que según el saneamiento<br />

todavía no existen derechos propietarios, pero que podrían estar sufriendo un intenso<br />

proceso de invasión ilegal, y es muy probable que esas propiedades sean legalizadas a<br />

través del proceso de saneamiento.<br />

14 Los derechos expectaticios son aquellos derechos que obtendrán los barraqueros en las<br />

áreas forestales como concesiones de no maderables hasta un máximo de 15,000 hectáreas,<br />

según DS 27572.<br />

329


330<br />

reduzca el área con bosques públicos. Los datos proporcionados no reflejan las<br />

presiones que existen sobre los bosques públicos con derechos forestales para su<br />

conversión a propiedades privadas. 15 Es posible que actualmente la superficie de<br />

los bosques localizados dentro de propiedades privadas (legal e ilegalmente adquiridas)<br />

exceda la de los bosques públicos que se encuentran bajo modelos tanto<br />

de conservación como producción. Entonces, la privatización de los bosques<br />

se está dando, no como lo querían los empresarios forestales hace una década<br />

atrás, 16 sino más bien mediante el gradual avance de la propiedad agraria en la<br />

que es una práctica común la conversión forestal para justificar la función productiva<br />

de la tierra. 17<br />

PERmISOS <strong>DE</strong> APROvEChAmIENTO y PRODuCCIóN FORESTAL<br />

El régimen forestal vigente hizo posible la conversión de los contratos de aprovechamiento<br />

de largo plazo (vigentes en el pasado) al sistema actual de concesiones<br />

forestales, con lo que se redujeron las áreas bajo control de las empresas<br />

forestales de aproximadamente 20 a 5,4 millones de ha. 18 La intención era que<br />

después de la reducción de las áreas bajo contrato forestal quedarían tierras forestales<br />

fiscales disponibles para su adjudicación como concesiones forestales,<br />

aunque debían esperarse los resultados de proceso de saneamiento de tierras. En<br />

los hechos, ha sido muy difícil determinar las tierras fiscales disponibles, por lo que<br />

muchas áreas forestales de reserva municipal demandadas tampoco pudieron<br />

crearse. 19 En esta línea, el decreto de Reconducción de la Reforma Agraria, aprobado<br />

a fines de 2006, establece que las tierras fiscales disponibles - una buena<br />

parte de las cuales son posiblemente bosques - deberán serán destinadas para el<br />

establecimiento de asentamientos colectivos, cerrando las puertas para la expansión<br />

de futuras concesiones forestales en tierras fiscales, pero abriendo la oportunidad<br />

para que poblaciones sin tierra o con poca tierra puedan acceder a tierra y<br />

recursos forestales. 20 Está todavía en duda la posibilidad de que esas poblaciones<br />

puedan hacer manejo de bosques.<br />

15 Es importante anotar que muchos de las concesiones forestales siguen reportándose en<br />

las estadísticas oficiales como tales pese a los problemas de invasión que han sufrido por<br />

propietarios pequeños y grandes.<br />

16 Es bueno recordar que la Cámara Forestal de Bolivia (CBF) proponía durante el proceso de<br />

promulgación de la actual Ley Forestal que las concesiones forestales deberían convertirse<br />

en propiedades privadas forestales. Esta propuesta también fue hecha por los barraqueros<br />

en la Amazonía del norte durante las discusiones sobre la situación jurídica de las barracas.<br />

17 Esto explica por qué la conversión de bosques se extiende también rápidamente dentro de<br />

las tierras definidas como de producción forestal permanente (TPFP) sin importar su clasificación<br />

como tal.<br />

18 Contreras 2001.<br />

19 La Ley Forestal de 1996 establece que después de convertidas las concesiones forestales,<br />

el 20% de las tierras forestales fiscales podían ser destinadas por los gobiernos municipales<br />

a la creación de Áreas Forestales de Reserva Municipal (AFRM). Aunque aproximadamente<br />

2.5 millones de ha fueron demandadas por los municipios para la creación de AFRM, en la<br />

práctica solo se ha clasificado formalmente como tal a un área de poco menos de 700 mil<br />

ha por las dificultades del saneamiento.<br />

20 No se conoce cual será el tamaño de las tierras fiscales disponibles, cuya identificación<br />

sólo se producirá con la conclusión del proceso de saneamiento. Actualmente se tiene<br />

unas 1.5 millones de ha que habrían sido identificadas para su distribución en nuevos asentamientos<br />

(INRA 2007).


Cuadro 2. Superficies bajo manejo forestal en años seleccionados<br />

En miles de ha En %<br />

1998 2002 2006 1998 2002 2006<br />

Concesiones a empresas 5.449 5.399 4.911 86,8 72,0 55,5<br />

Concesiones a ASLs - 481 739 - 6,4 8,4<br />

CLP a empresas 343 194 194 5,5 2,6 2,2<br />

Propiedades privadas 93 558 1.517 1,5 7,4 17,1<br />

Tierras indígenas 122 556 977 1,9 7,4 11,0<br />

Campesinos - 12 279 - 0,2 3,1<br />

Otros derechos (a) 268 302 236 4,3 4,0 2,7<br />

Total 6.274 7.501 8.853 100 100 100<br />

Notas: a) Incluye concesiones de investigación y Reservas Privadas del Patrimonio Natural (RPPN), propietarios privados.<br />

ASL = Asociación Social del Lugar, CLP = contratos de largo plazo, PMF = Planes de manejo forestal.<br />

Fuente: Estos datos son referenciales y han sido construidos tomando como base información proporcionada en los<br />

informes anuales de la SF (1999; 2003; 2007). No existe una serie oficial de estos datos y los informes anuales presentan<br />

contradicciones en la información proporcionada.<br />

El Cuadro 2 muestra los diferentes derechos forestales formalizados a través de<br />

los planes de manejo forestal (PMF). Se observa que las concesiones a empresas<br />

forestales se han estancado, y que ha existido un lento crecimiento de áreas bajo<br />

plan de manejo de las ASLs. Lo más notorio es observar la expansión de las áreas<br />

con PMF en las propiedades privadas, tierras indígenas, y en menor grado en tierras<br />

de campesinos, las que en su conjunto llegan a 2,7 millones de ha que han<br />

sido incorporadas formalmente al manejo forestal. Esta expansión se explica por la<br />

mayor necesidad de cubrir la demanda de madera, que no puede ser satisfecha<br />

solamente por las concesiones forestales, lo que justifica la elaboración de planes<br />

de manejo forestal para la extracción maderera. El hecho de que se cuente con<br />

planes de manejo aprobados no significa que esos planes se implementen en la<br />

práctica. Lamentablemente no existen estudios al respecto.<br />

Es difícil determinar cuál es la calidad del manejo forestal en las concesiones forestales<br />

en oposición al realizado en las propiedades privadas, puesto que no existen<br />

sistemas adecuados de monitoreo del aprovechamiento forestal. En teoría<br />

no deberían existir diferencias, porque los diferentes grupos de usuarios deberían<br />

tender a implementar sus planes de manejo forestal. En la práctica, sin embargo,<br />

las diferencias son influenciadas por la localización de las operaciones forestales,<br />

y el acceso de los diferentes grupos a capital y servicios forestales. Además, en<br />

áreas más distantes de los mercados, los usuarios forestales privilegian todavía la<br />

extracción de especies valiosas (reproduciendo los viejos sistemas de extracción<br />

forestal) y los usuarios forestales no siempre pueden aprovechar todas las especies<br />

comerciales contempladas en sus planes de aprovechamiento porque no consiguen<br />

encontrar mercados para muchas de esas especies. Lo anterior lleva a que<br />

los planes de manejo no necesariamente se cumplen en la realidad puesto que<br />

ellos únicamente constituyen un requisito formal que hay que cumplir para extraer<br />

madera. La posibilidad de evadir el cumplimiento de estos planes lleva usualmente<br />

a la proliferación de la extracción ilegal de madera. En esa línea, se ha sugerido<br />

que la mitad del consumo de madera local provendría de fuentes ilegales. 21<br />

El Cuadro 3 muestra los volúmenes autorizados de madera por actor, así como los<br />

volúmenes totales extraídos puesto que lamentablemente no existe información<br />

desagregada de los niveles de extracción forestal por tipo de derecho forestal.<br />

21 Cordero 2003.<br />

331


332<br />

Esos datos indican la importancia que han adquirido los propietarios individuales<br />

en la extracción de madera en comparación a las concesiones forestales, las que<br />

en relación al total de volúmenes autorizados redujeron su participación del 63%<br />

en 1998 al 27% en 2006. La extracción en 2006 ha alcanzado niveles históricos<br />

importantes en cerca de un millón de m 3 , lo que muestra una recuperación de la<br />

caída observada a fines de la década de 1990.<br />

Cuadro 3. volúmenes autorizados y extraídos en años seleccionados<br />

En miles de m3 En %<br />

1998 2002 2006 1998 2002 2006<br />

Empresa Forestal 868 740 556 62,9 45,2 27,4<br />

Contratos a largo plazo 18 0 4 1,3 - 0,2<br />

Agrupación Social del Lugar - 160 184 - 9,8 9,1<br />

Propietario Privado 24 359 621 1,7 22,0 30,7<br />

Indígenas 2 111 204 0,1 6,8 10,1<br />

Campesinos - 91 229 - 5,6 11,3<br />

Planes de desmonte 218 175 227 15,8 10,7 11,2<br />

Otros 251 0 0 18,2 - -<br />

Total volumen autorizado 1.379 1.636 2.025 100 100 100<br />

Total volumen extraído 797 582 980<br />

Total extraído / autorizado (%) 57.8 35.6 48.4<br />

Fuente: Estos datos han sido construidos con base en los informes de la SF<br />

(1999; 2003; 2007).<br />

Es preciso mencionar que los datos del Cuadro 3 representan únicamente los volúmenes<br />

autorizados y extraídos de manera formal, por lo que si se considera la extracción<br />

forestal que se realiza sin planes de manejo, es posible asumir que la oferta<br />

de madera que proviene de propiedades privadas podría alcanzar números<br />

significativamente mayores. Asimismo, es posible asumir que una parte importante<br />

de la oferta de madera proviene de desmontes ilegales, los que constituyen una<br />

importante competencia desleal con la madera proveniente de áreas forestales<br />

manejadas.<br />

LA RECuPERACIóN <strong>DE</strong>L CRECImIENTO EN EL SECTOR FORESTAL<br />

El sector forestal ha tendido a recuperarse después de la crisis de principios de<br />

la década de los 1980, como efecto de la crisis macroeconómica que causó un<br />

profundo deterioro de las exportaciones de madera, debido a las tasas diferenciales<br />

del tipo de cambio. 22 Esto derivó en la contracción de los volúmenes de extracción<br />

de 445 mil m 3 a 296 mil m 3 entre 1980 y 1985, aunque se produjeron flujos<br />

importantes de contrabando de madera, sobre los cuales no existen estimaciones<br />

confiables. 23 Después de un relativo mayor crecimiento, aunque con oscilaciones<br />

resultado de la puesta en marcha de la estabilización económica y ajuste estructural,<br />

el sector forestal experimentó un cierto estancamiento hacia finales de<br />

la década de 1990, producto de la contracción de sus principales mercados de<br />

exportación, aunque tuvo una rápida recuperación en la década de 2000 (Figura<br />

1).<br />

22 Anderson et al. 1995<br />

23 Pacheco 1998


Figura 1. Comportamiento del sector forestal<br />

No obstante, el PIB del sector forestal se ha mantenido históricamente a niveles relativamente<br />

bajo en relación al PIB total, aunque ésta su participación ha ido creciendo<br />

lentamente en las últimas décadas (Cuadro 4). De acuerdo a estadísticas<br />

oficiales, la silvicultura representaba aproximadamente el 0.8% en relación al PIB<br />

total a mediados de los ochenta, proporción que ha aumentado hasta alcanzar<br />

el 1,3% del PIB total dos décadas después, en 2006. Por su parte, existen estimaciones<br />

que indican que el PIB del sector forestal llegaría a representar cerca de<br />

3% del PIB total. 24 Adicionalmente, es importante indicar que la participación del<br />

empleo formal forestal en la PEA nacional es relativamente pequeña, alrededor<br />

del 4,1%. Además, en 2005, el sector forestal (industria, aserraderos y barracas)<br />

generó a nivel nacional más de $US 300 millones y 62.000 empleos. 25 Es debido a<br />

esta todavía baja contribución del sector forestal que habrían oportunidades importantes<br />

para su expansión a futuro.<br />

Las exportaciones forestales constituyen un claro reflejo del comportamiento del<br />

sector forestal. Es así que las exportaciones se recuperaron desde inicios de los noventa,<br />

creciendo sostenidamente hasta mediados de esa misma década, sufriendo<br />

una contracción importante durante los primeros años de la década de 2000,<br />

aunque ellas han tendido a recuperarse rápidamente a partir del 2002 (Figura 2).<br />

En 2005, último año para el cual se cuenta con información de exportaciones, éstas<br />

alcanzaron un valor record de US$ 165 millones, aunque las exportaciones de<br />

castaña representan un 45% de ese valor, debido también a su notable ascenso<br />

que se situó en US$ 75 millones. Es también notorio en la composición de las exportaciones,<br />

que las de productos elaborados representan cada vez más una porción<br />

importante del total de exportaciones forestales. 26 En 1992, las exportaciones<br />

24 Jordan et al. 2002<br />

25 UPSA 2006<br />

26 En este grupo se incluye a la castaña sin cáscara, puertas, palmito en conserva, y partes y<br />

piezas de muebles. Entre los no procesados están la madera aserrada, madera en bruto y<br />

tablas.<br />

333


334<br />

Cuadro 4. Estadísticas del sector forestal boliviano, años seleccionados<br />

Variables seleccionadas 1985 1995 2006<br />

PIB total (millones US$) (a) 5.299 6.715 6.442<br />

PIB silvicultura (millones US$) (a) 44,7 67,6 85,2<br />

PIB silvicultura / PIB total (%) (a) 0,84 1,01 1,32<br />

Superficie bajo manejo forestal formal (millones ha) (b) 22 22 8,7<br />

Superficie forestal certificada (millones de ha) 0 0 2,1<br />

Superficie con plantaciones forestales (miles ha) (c) NA 20 27-46<br />

Numero de especies explotadas, porcentaje de producción (d) 3, 90 12, 75 30, 75<br />

Extracción de madera (miles de m 3 ) (e ) 320,5 448,7 980,3<br />

1985 1995 2005<br />

Total exportaciones nacionales (millones US$) (f) 675,2 1.181,2 4.223,3<br />

Exportaciones de productos forestales primarios (millones US$) (g) 5,8 67,6 34,5<br />

Exportaciones productos forestales elaborados (millones US$) (g) 3,0 38,3 130,1<br />

Exportaciones de productos no maderables (millones US$) (h) 1,9 26,3 75,0<br />

Exportaciones totales de productos forestales (millones US$) (g) 8,8 105,9 164,6<br />

Total exportaciones forestales / Exportaciones totales (%) 1,3 8,9 5,6<br />

Importaciones de productos forestales (millones US$) (f) 16,5 41,4 71,5<br />

Balanza comercial de productos forestales (millones US$) (7,7) 64,5 93,1<br />

Notas: a) tomado de UDAPE, Anuario Estadístico (2004), b) con base en series de la Superintendencia Forestal (SF),<br />

c) citado en Bojanic (2005). Información para la década de 2000 tomada de Carneiro (2002) basada en estimaciones<br />

de la FAO, d) con base en estadísticas de la Cámara Forestal de Bolivia, e) Con base en CNF (1996), y Superintendencia<br />

Forestal (2007), f) con base en UDAPE, Anuario Estadístico (2007), g) tomado de CFB (2006) , incluye<br />

exportaciones de no maderables, h) para 1985 y 1995 corresponde a castaña, goma natural, palmito, en 2006 las<br />

exportaciones de no maderables corresponden exclusivamente a castaña.<br />

de productos procesados representaban 24% del total, éstas aumentaron a 79%<br />

en 2005. Acompañando esta tendencia se tiene que progresivamente especies<br />

menos valiosas han pasado a integrar la lista de las especies extraídas. En 1985,<br />

tres especies hacían el 90% del total de la madera extraída, en 1995 eran 12 las<br />

especies que representaban el 75% de la producción, y en 2003 ese mismo 75%<br />

estaba compuesto por 30 especies. 27 En 2005, un total de 78 especies maderables<br />

fueron utilizadas en los productos forestales exportados. 28<br />

Figura 2. valor de las exportaciones forestales<br />

27 Superintendencia Forestal (SF) 2003.<br />

28 Cámara Forestal Boliviana (CFB) 2006.


Es importante mencionar que la mayor parte de las exportaciones se realiza por<br />

una pequeña porción de empresas que se encuentran integradas verticalmente,<br />

y que hasta ahora han promovido escasas dinámicas de integración horizontal.<br />

Pese a ello, son diversos los grupos de usuarios que participan de la cadena de<br />

producción de la madera desde el aprovechamiento, pasando por la primera<br />

y segunda transformación. De acuerdo a la CFB habían en 2007 alrededor de<br />

6.300 unidades productivas en la actividad maderera en el país, de las cuales el<br />

70% son micro y pequeñas empresas, incluyendo aserraderos, carpinterías y barracas.<br />

29 Pero es importante anotar, que permanece invisible para las estadísticas oficiales<br />

la contribución de los bosques a las economías locales, la que es bastante<br />

importante. En la práctica, aunque resulta difícil estimar el número de los usuarios<br />

locales que dependen de recursos forestales, cerca de un 40% de la población<br />

rural en 2001 dependía en alguna medida de los recursos forestales para sus medios<br />

de vida. 30 Lamentablemente, esta otra perspectiva del sector forestal queda<br />

usualmente olvidada, lo que se debe a que una buena parte de las economías<br />

locales de los bosques incluyen recursos forestales de subsistencia.<br />

LA ImPARABLE PRESIóN <strong>DE</strong> LA AgRICuLTuRA SOBRE LOS BOSQuES<br />

En Bolivia es notorio que al mismo tiempo que se avanzó en mejorar el ordenamiento<br />

del sector forestal y promover el manejo forestal sostenible, también se persistió<br />

en la aplicación de políticas para favorecer la expansión de la agricultura,<br />

principalmente a través de subsidios indirectos y la promoción de exportaciones<br />

no tradicionales. 31 La promoción de la agricultura de granos, principalmente de<br />

soya, ha sido una de las principales causas directas de la deforestación en la zona<br />

de expansión, y en la zona denominada como nuevo norte, ambas en Santa Cruz.<br />

No obstante, otra causa, aunque menos importante, ha sido la expansión de la<br />

ganadería en la Chiquitanía que también se produce a expensas de los bosques<br />

deciduos. 32 Finalmente, otra causa directa de la remoción de bosques es la expansión<br />

de la colonización en los márgenes de las tierras ocupadas por la misma,<br />

con un crecimiento más significativo en el norte cruceño y el norte de La Paz.<br />

El Cuadro 5 muestra la tendencia exponencial de la deforestación en Bolivia, que<br />

se ha quintuplicado entre inicios de los ochenta al presente. Una gran parte de<br />

este fenómeno ha ocurrido en el departamento de Santa Cruz por la acelerada<br />

expansión de la agricultura. La deforestación ha alcanzado una cifra record de<br />

250 mil ha/año hacia mediados de la década de 2000, y todo hace suponer que<br />

estas tendencias van a continuar con la misma o mayor intensidad a futuro.<br />

29 CFB 2007. Las estimaciones mencionadas provienen de un relevamiento de unidades productivas<br />

de la madera realizado por CFB, CAINCO y ASDI.<br />

30 Pacheco 2005.<br />

31 Pérez 2007.<br />

32 Pacheco 2006b; Hecht 2005; Killeen et al. 2007.<br />

335


336<br />

Cuadro 5. Estimados de deforestación en Bolivia (miles de ha)<br />

Fuente Periodo<br />

Cobertura<br />

forestal<br />

En el<br />

periodo<br />

Deforestación<br />

Anual<br />

(en ha)<br />

Tasa anual<br />

(%)<br />

MDSMA (1995) 1975-93 56.400 3.024 168 0,29<br />

FRA (2005)<br />

1990-00<br />

2000-05<br />

60.091<br />

58.740<br />

2.704<br />

1.351<br />

270<br />

270<br />

0,45<br />

0,46<br />

Pre-1976 49.937 1.461 40 -<br />

Steininger y colegas 1976-86 48.476 511 51 0,11<br />

(2000), actualizado por 1986-91 47.965 690 138 0,29<br />

Killeen et al. (2007) 1992-01 47.275 1.205 151 0,32<br />

2001-04 46.070 674 225 0,49<br />

Wachholtz (2006) 2004-05 250 250 0,52<br />

Se estima que aproximadamente una tercera parte del total de la deforestación<br />

ocurrida en el país es responsabilidad de pequeños productores y colonos, cerca<br />

de la mitad lo sería de medianos y grandes productores, y el resto de otros actores<br />

rurales. 33 Las causas subyacentes de la deforestación son más difíciles de identificar,<br />

aunque ellas están vinculadas con la inseguridad de tenencia de la tierra,<br />

y los mayores beneficios económicos provenientes de los usos agrícolas del suelo<br />

por sobre los forestales. El saneamiento de tierras ha sido y es quizás uno de los<br />

principales factores impulsores de la deforestación, puesto que la conversión de<br />

bosques constituye el medio más fácil y barato para justificar la propiedad de las<br />

tierras. Asimismo, los costos de oportunidad de uso del suelo hacen que sea más<br />

rentable invertir en actividades agrícolas y ganaderos que en manejo forestal, lo<br />

que constituye uno de los mejores estímulos para la remoción de los bosques. Por<br />

su parte, como ya se mencionó, la expansión de los desmontes es posiblemente<br />

una importante fuente de oferta de madera, la que impone una competencia<br />

desleal contra la madera proveniente de los planes de manejo.<br />

ANALIzANDO LAS DOS CARAS: AvANCES y PROBLEmAS<br />

Diversos autores han destacado los avances en el nuevo régimen forestal, que<br />

se traducen principalmente en el aumento de las áreas forestales bajo planes de<br />

manejo y, con ello, la introducción de buenas prácticas de manejo, lo que habría<br />

ayudado a la expansión de la certificación forestal. 34 Además se menciona<br />

frecuentemente que entre otros avances, se ha promovido la democratización<br />

en el acceso de los recursos forestales, principalmente favoreciendo el acceso a<br />

recursos forestales a las comunidades campesinas, además de haber conseguido<br />

que los antiguos “piratas” obtengan acceso formal a concesiones forestales. 35<br />

También se ha sugerido que la mayor descentralización de la gestión forestal, con<br />

la transferencia de responsabilidades de fiscalización a los gobiernos municipales,<br />

habría promovido un papel más activo de dichos gobiernos, aunque eso no ha<br />

tenido efectos claros en la gestión forestal. 36 Finalmente, también se indica que<br />

los cambios en la legislación forestal fueron un estímulo importante para mayores<br />

inversiones en el manejo y en la expansión de la transformación forestal. 37<br />

33 Pacheco 2006b.<br />

34 Quevedo 2004; Taylor et al. 2002.<br />

35 Contreras y Vargas 2001.<br />

36 Pacheco 2000.<br />

37 CFB 2006; Chávez et al. 2003.


Esta perspectiva sugiere que lo que haría falta ahora es profundizar el modelo<br />

adoptado, esto es promover un sector forestal más competitivo y mejor conectado<br />

a los mercados externos, porque eso sería uno de los pocos medios posibles<br />

para valorizar los recursos forestales frente a los usos competitivos del suelo.<br />

Además, sería preciso modernizar los procesos de transformación para superar las<br />

dificultades estructurales de baja competitividad del sector forestal boliviano. Esta<br />

perspectiva ha tendido a enfatizar demasiado el aprovechamiento comercial de<br />

los bosques en gran escala vinculado a mercados externos, lo que en cierta forma<br />

tiende a favorecer a las empresas madereras grandes que logran conectar verticalmente<br />

los procesos de aprovechamiento, transformación y exportación, convirtiéndose<br />

para ellos la certificación en un instrumento importante para ampliar<br />

sus mercados. Aunque el modelo basado en las concesiones ayuda a proteger<br />

tierras fiscales forestales ante presiones externas, el problema es que este modelo<br />

no genera muchos encadenamientos sectoriales, demanda la concentración de<br />

importantes superficies de tierras forestales y, además, estimula la concentración<br />

de los beneficios.<br />

Es importante tomar en cuenta que los usuarios forestales locales y madereros,<br />

vinculados a mercados domésticos o de exportación menos exigentes, alimentan<br />

importantes dinámicas comerciales, aunque ellas no necesariamente se basan<br />

en una racionalidad de manejo de bosques con horizontes de largo plazo. 38 Para<br />

ellos la certificación no es necesariamente un objetivo importante porque ella lleva<br />

a aumentar sus costos de producción y la madera de fuentes manejadas no es<br />

valorada en estos otros mercados. Aunque en la práctica existen estrechas relaciones<br />

comerciales entre estos actores, ellos generalmente operan en mercados<br />

informales, los que están bastante estructurados. La expansión de estos mercados<br />

informales generalmente se produce por la presión que generan intermediarios y<br />

madereros locales sobre tierras indígenas o áreas de pequeña producción, haciendo<br />

más difícil que los grupos locales que están interesados en proteger sus<br />

bosques, sobre todo en territorios indígenas, puedan tener éxito en esos sus intentos.<br />

Además existen grupos locales con recursos forestales que están interesados<br />

en tomar ventajas de sus bosques en el corto plazo.<br />

Aunque han crecido las superficies bajo manejo forestal, eso no dice que en esas<br />

áreas se realice un efectivo manejo forestal y, muchas veces, la elaboración de<br />

los PMF simplemente sirve para justificar la extracción de madera, la que además<br />

se la consigue de diferentes áreas a las indicadas en los PMF. Existen casos en que<br />

comunidades indígenas y campesinas, y propietarios privados, están desarrollando<br />

esfuerzos para hacer manejo aplicando las reglas de juego de la norma forestal,<br />

aunque con varias dificultades para cubrir los costos de transacción asociados<br />

al manejo y enfrentar las dificultades asociadas a su inserción en los mercados, y<br />

de esa manera obtener beneficios económicos que justifiquen las inversiones realizadas<br />

en el manejo forestal. 39 Otra vía, generalmente fomentada por proyectos<br />

forestales, es la de generar alianzas entre comunidades y empresas, aunque hasta<br />

ahora éstas han probado no ser muy efectivas para vincular las necesidades de<br />

las comunidades con las demandas de materia prima de las empresas.<br />

Existe evidencia anecdótica, en relación a que estarían aumentando los índices<br />

de extracción ilegal debido a la facilidad de traficar con los permisos forestales y<br />

la posibilidad de quebrar los procedimientos creados para la fiscalización forestal.<br />

Otro caso notorio es la expansión acelerada de los desmontes ilegales, que ya fue<br />

38 Estas actividades comerciales están principalmente vinculadas con la demanda de madera<br />

de los mercados domésticos de Santa Cruz y La Paz, aunque parte de esa madera es<br />

procesada y exportada a mercados regionales.<br />

39 Benneker 2006; Pacheco 2007.<br />

337


338<br />

identificada bastante tiempo atrás. 40 Es que junto con las mayores presiones por<br />

madera, facilitada también por la expansión de los mercados, se ha producido un<br />

debilitamiento gradual de la institucionalidad pública forestal, lo que es producto<br />

del virtual colapso del sistema de regulación forestal (que ha tendido a privilegiar<br />

el control administrativo de los procesos y debilitado los mecanismos de monitoreo<br />

y vigilancia forestal). No están muy claros los motivos que han llevado a esa decisión<br />

pero posiblemente están asociados con la baja disponibilidad de recursos en<br />

la Superintendencia Forestal. Asimismo, los gobiernos municipales no han tenido<br />

los suficientes incentivos para participar en la fiscalización forestal, por la modalidad<br />

adoptada de distribución de las patentes, que no deja recursos a los municipios<br />

provenientes del combate a la extracción y desmonte ilegal. Estas señales de<br />

la realidad muestran las dificultades que está enfrentado el sistema de comando<br />

y control adoptado con las reformas forestales de mediados de los noventa.<br />

Adicionalmente, poco es lo que se ha hecho para mejorar los sistemas de monitoreo<br />

del manejo forestal, más aún ante la reducción de recursos para la fiscalización<br />

forestal por la reducción de la patente forestal a las concesiones, la que<br />

nunca fue restituida a sus niveles originales 41 , lo que también llevó a la reducción<br />

de recursos para los gobiernos municipales, truncando el proceso de descentralización<br />

de la gestión forestal. Asimismo, los procesos establecidos por ley para<br />

hacer efectivo el monitoreo a las concesiones, como son las auditorías forestales,<br />

nunca fueron ejecutadas. Esto ha llevado a reducir la confiabilidad en el sistema<br />

de regulación forestal. Además, los varios regímenes de excepción que se han<br />

implantado desde la SF para facilitar la aplicación del régimen forestal han tendido<br />

a debilitar la institucionalidad forestal. 42 Es evidente que las reglas de juego<br />

definidas con la reforma forestal impusieron estándares difíciles de cumplir en la<br />

realidad, más dirigidos a regular el aprovechamiento comercial en gran escala.<br />

Es que su problema ha sido el imponer normas homogéneas a realidades diversas,<br />

y olvidar las prácticas de aprovechamiento de baja intensidad realizadas por<br />

indígenas y campesinos. En lugar de favorecer reglas más flexibles, se impusieron<br />

normas rígidas que fueron frecuentemente violadas.<br />

Otro problema serio que dificulta el desarrollo forestal en Bolivia es la debilidad<br />

de los encadenamientos sectoriales, porque se ha tendido a priorizar la articulación<br />

de las cadenas productivas vinculadas a los mercados de exportación. 43 No<br />

obstante, existen relaciones vigorosas entre los usuarios locales con madereros y<br />

unidades artesanales e industriales de procesamiento, las que usualmente se producen<br />

de manera informal o ilegal. Esto lleva a que esos mercados generalmente<br />

no operen de manera transparente, y parte de los beneficios sean apropiados por<br />

aquellos actores con mayores recursos financieros o mejores capacidades de negociación<br />

en esos mercados, fenómeno usualmente conocido como captura por<br />

las élites. Además, cuando los usuarios forestales locales se insertan en cadenas<br />

más estructuradas, usualmente a través de alianzas con empresas forestales, generalmente<br />

no obtienen beneficios mayores por su madera, aunque sí logran mercados<br />

más seguros para la misma. Un factor adicional son las limitaciones para el<br />

desarrollo de mercados de no maderables, y la posibilidad de obtener beneficios<br />

40 Contreras 2002.<br />

41 La patente de aprovechamiento forestal prevista en la Ley Forestal imponía US$ 1 por<br />

hectárea/año por toda el área de la concesión, la que mediante DS. 27024 de mayo de<br />

2003 fue reducida al área intervenida anualmente, más el pago de un cuota adicional de<br />

regulación retenida en su integridad por la SF.<br />

42 Principalmente las medidas que permiten la elaboración del Plan Operativo Anual Forestal<br />

(POAF) con cargo a PMF, la promulgación y cancelación de los Planes de Manejo Forestal<br />

(PMF) en áreas menores a 3 ha, y la aprobación de varios PMF de superficies menores de<br />

200 ha dentro de una misma propiedad.<br />

43 Chávez et al. 2003.


de esos recursos. 44 Una excepción es la castaña, que es la principal fuente de subsistencia<br />

de numerosas familias rurales.<br />

Las reformas de mediados de los noventa, aunque pusieron un cierto orden en la<br />

situación caótica que atravesaba el sector, no han ayudado a resolver los problemas<br />

mencionados, debido a su exagerado énfasis en el aprovechamiento forestal<br />

maderero a través del uso comercial de gran escala del bosque. Aún si se considera<br />

que, como mencionan Taylor y colegas, 45 era necesario que se otorgaran<br />

esas prioridades si es que se querían producir cambios sostenidos en el corto plazo,<br />

hubiese sido importante una mayor capacidad del sector público y privado para<br />

evaluar las implicaciones del régimen forestal y proponer medidas correctivas (sobre<br />

todo en la revisión de las normas) a las realidades de los diferentes actores<br />

forestales, ajustes al sistema institucional, mejores incentivos para los usuarios forestales<br />

y la búsqueda de mercados más transparentes, entre otros. En este orden<br />

de cosas, el Estado se ha refugiado en cumplir simplemente con sus funciones<br />

administrativas mínimas, los actores forestales en intentar obtener el mayor beneficio<br />

económico posible de los bosques que tienen a su acceso, y los proyectos<br />

forestales en hacer lo posible para aplicar el modelo disponible pero con pocas<br />

innovaciones en tecnologías y modelos organizativos.<br />

En el contexto descrito no es fácil dilucidar las causas de los problemas que enfrenta<br />

el sector forestal, puesto que algunas tienen relación con factores por fuera<br />

del sector forestal y otras son inherentes al sector. Entre las primeras están sobre<br />

todo las políticas de tierra que, a través del saneamiento de la propiedad agraria,<br />

han alentado no sólo la legalización de derechos de las propiedades obtenidas<br />

por medios ilegales, sino también la conversión de bosques a otros usos y, con<br />

ello la expansión del desmonte ilegal y, a su vez, el aumento de la oferta ilegal<br />

de madera. Además, las políticas de subsidio indirecto a la agricultura comercial<br />

también han actuado contra los bosques. Los factores inherentes al sector forestal<br />

tienen relación, entre otras cosas, con la poca articulación de los mercados y al<br />

hecho que esos mercados tienen muchas imperfecciones, están controlados por<br />

unos pocos compradores, y los usuarios incurren en altos costos de transacción<br />

para mantener sus operaciones forestales.<br />

Adicionalmente, no existen políticas forestales de incentivo para hacer manejo<br />

forestal y tampoco mecanismos de provisión de servicios forestales y asistencia<br />

técnica, con lo que los usuarios forestales menos favorecidos quedan a expensas<br />

de aquellos agentes con más capital y mejor conocimiento de los mercados, y<br />

que aprovechan sus ventajas para aumentar sus beneficios. A esto se suma las<br />

grandes debilidades estatales para monitorear las operaciones forestales y, lo que<br />

es más serio aún, para sancionar a los infractores de delitos ambientales. En este<br />

orden, la reducción de las patentes forestales a las concesiones, aunque alentó<br />

la recuperación económica de este sector, también dejó al Estado sin los recursos<br />

necesarios para proporcionar servicios y fortalecer sus acciones de monitoreo. 46<br />

Asimismo, esto ha debilitado a los gobiernos municipales, que no están dispuestos<br />

a invertir sus recursos para apoyar la fiscalización forestal o proporcionar servicios,<br />

y los apoyos proporcionados por las prefecturas en los diez años del régimen forestal<br />

actual han sido bastante erráticas, o no han sido coordinadas con los niveles<br />

locales, lo que ha generado muchas ineficiencias.<br />

44 Marshall et al. 2006.<br />

45 Taylor et al. 2002.<br />

46 Es importante indicar que los recursos de las patentes forestales siempre estuvieron en el<br />

papel porque los concesionarios nunca procedieron al pago efectivo de las patentes en los<br />

niveles estipulados en la legislación forestal (Carden 2003).<br />

339


340<br />

LOS <strong>DE</strong>SAFíOS EmERgENTES PARA EL mANEjO FORESTAL<br />

Para superar los problemas mencionados y continuar avanzando hacia una gestión<br />

forestal más sostenible, con implicaciones positivas en la conservación, el crecimiento<br />

económico y la reducción de la pobreza, se precisa adoptar una visión<br />

más integral de la gestión de los bosques, esto es que incorpore más explícitamente<br />

la necesidad del manejo múltiple de los recursos del bosque, incluidos los<br />

servicios ambientales, y la necesidad de articular mejor las visiones, intereses y necesidades<br />

de todos los actores forestales, sobre todo de los más marginados. En el<br />

contexto boliviano, esto es particularmente complejo porque deben incorporarse<br />

nuevas dimensiones en el análisis y en las propuestas, como son las dimensiones<br />

regionales y las étnicas, particularmente en lo que hace a la promoción del desarrollo<br />

y el gobierno de los bosques.<br />

En particular, entre los desafíos más concretos para avanzar en esa línea, están<br />

los vinculados con la necesidad de ir hacia un manejo forestal más integral o que<br />

promueva el manejo múltiple de los recursos forestales; que sea más incluyente,<br />

facilitando una mejor distribución de los beneficios de esos recursos permitiendo<br />

que se queden más recursos en los territorios donde los mismos se generan; y que<br />

promueva un gobierno más democrático y participativo de la gestión de los bosques,<br />

con la participación complementaria de los diferentes niveles de gobierno<br />

y una efectiva participación social no sólo en la definición de las políticas sino en<br />

su puesta en marcha.<br />

Para enfrentar esos desafíos se debe avanzar de manera simultánea en varios ámbitos<br />

de acción, particularmente aquellos vinculados con evitar la especulación<br />

de la tierra, promover una mejor distribución de la misma y, al mismo tiempo, asegurar<br />

derechos a la tierra y bosques más seguros – aunque éstos aparentemente<br />

resultan ser objetivos contradictorios. Es preciso que se avance hacia sistemas de<br />

manejo forestal menos homogéneos, que reconozcan la diversidad de los actores<br />

y de sus prácticas de manejo de bosques. Además es necesario nivelar las condiciones<br />

de juego para todos los actores forestales, mejorando sus capacidades de<br />

negociación en los mercados y haciendo que los mismos sean más transparentes,<br />

considerando no sólo los mercados para los bienes forestales sino también aquellos<br />

que están emergiendo para los servicios ambientales, y los mecanismos de<br />

deforestación evitadas. Finalmente, es necesario que existan mejores incentivos<br />

para que los actores rurales incluyan entre sus prioridades el ordenamiento y manejo<br />

de los bosques, dentro de propuestas negociadas más amplias de manejo<br />

de paisajes, como parte de mecanismos más democráticos para hacer efectivo<br />

el gobierno de los recursos forestales, con sistemas más eficientes de control de las<br />

decisiones y de la aplicación de los recursos que provienen de las rentas forestales<br />

que son administradas por los diferentes niveles de gobierno.<br />

Pero sin duda el gran desafío no reside dentro del sector forestal sino más bien<br />

está en las condiciones y políticas por fuera del sector forestal, principalmente<br />

en las políticas de tierra, de desarrollo de infraestructura caminera, y de promoción<br />

de la agricultura. Hasta ahora no ha existido un balance apropiado para,<br />

dentro de propuestas de desarrollo territorial concertadas, promover la regularización<br />

de derechos propietarios y facilitar condiciones para su inserción en los<br />

mercados. La conversión de bosques es mucho más agresiva en áreas de frontera<br />

ocupadas por la empresa agrícola, en su intento de optimizar la obtención<br />

de beneficios a través de las actividades más rentables, y es poco más lenta en<br />

las fronteras de la colonización, donde se combinan objetivos de subsistencia<br />

y de mercado. En la medida en que sean mayores las áreas de bosque dentro<br />

de propiedades agrarias, serán también mayores los desafíos para promover<br />

iniciativas de manejo forestal en esas propiedades. Es posible asumir que el


manejo forestal en comunidades tiene mayores perspectivas de emerger como<br />

una solución de gestión forestal local antes que el manejo forestal en propiedades<br />

privadas individuales. Aunque es posible que los mercados emergentes<br />

para carbono puedan alterar los cálculos de los productores sobre los costos de<br />

oportunidad de uso del suelo, tendiendo a favorecer prácticas de conservación<br />

forestal, todavía está pendiente la cuestión de equidad en el acceso de los actores<br />

rurales a esos mercados.<br />

No es posible suponer que va a existir un tránsito hacia el manejo forestal incluyente<br />

si es que no se cuenta con políticas sectoriales activas para favorecer esa transición<br />

- como la provisión de servicios técnicos y de extensión forestal -, dinamizando<br />

las propias capacidades locales, en favor de las iniciativas de las comunidades<br />

indígenas, campesinas y de extractivistas, para hacer manejo de bosques para<br />

la producción y/o conservación. Además, es necesario alentar la modernización<br />

de las micro, pequeñas y medianas unidades económicas de producción y transformación<br />

forestal. Ello se conseguirá con políticas, por fuera del sector forestal,<br />

que logren hacer más oportuno su acceso a capital financiero y la promoción de<br />

innovaciones tecnológicas. También es fundamental propiciar la integración horizontal<br />

de estos productores en el mercado para desarrollar de manera más vigorosa<br />

las economías forestales locales. El Estado, hasta ahora, ha dejado al sector<br />

privado avanzar solo en la consecución de esos objetivos, lo que no ha llevado<br />

a resultados significativos. No obstante, la institucionalidad pública está bastante<br />

debilitada para pensar en un papel más activo del Estado en el desarrollo, siendo<br />

preciso reforzar las capacidades técnicas y de implementación de las agencias<br />

públicas.<br />

Aunque la descentralización forestal abrió las puertas para promover mayores intervenciones<br />

de los gobiernos locales, en mayor grado en la fiscalización forestal<br />

y, en menor medida, en la promoción del manejo forestal, ese proceso no ha<br />

dejado saldos muy alentadores, porque ni las prefecturas, ni los municipios han<br />

invertido recursos significativos en los bosques, ni siquiera en acciones básicas de<br />

fiscalización y monitoreo. Además el esquema de descentralización forestal empleado<br />

ha marginado de las decisiones a las organizaciones locales, indígenas<br />

y campesinas. La emergencia del debate de las autonomías departamentales<br />

debería ayudar a revitalizar la discusión sobre la necesidad de una descentralización<br />

forestal efectiva, donde se complementen las capacidades locales en las<br />

acciones de fiscalización, monitoreo y promoción del desarrollo forestal con las<br />

acciones e intervenciones de los distintos niveles de gobierno. Continúa abierto el<br />

debate sobre qué funciones deberían corresponder a cada nivel. En esta línea,<br />

es de fundamental importancia que se transforme el actual sistema de comando<br />

y control, en el que el Estado asume simples roles de fiscalización, por otro donde<br />

sea más activo en la promoción del manejo forestal, y que otorgue mayores capacidades<br />

de decisión sobre el manejo forestal a los propios actores locales.<br />

Finalmente, la irrupción de lo indígena plantea dos desafíos adicionales a la gestión<br />

forestal. El primero es la necesidad de incorporar las visiones y prácticas de<br />

manejo de los recursos forestales de los pueblos indígenas dentro de los sistemas<br />

formales de manejo forestal, lo que podría derivar en modelos más diversos de<br />

manejo de bosques, y el segundo es construir mejores sistemas de gobierno local<br />

de sus territorios, y por lo tanto de los recursos forestales, sobre la base de las instituciones<br />

ya existentes. No hace mucho sentido intentar imponer modelos homogéneos<br />

de manejo, los que posiblemente no van a funcionar, o intentar suplantar sus<br />

instituciones por sistemas diferentes de gobierno de los bosques. Ésta no es tarea<br />

fácil porque, en muchos casos, estas poblaciones se enfrentan al debilitamiento<br />

progresivo de sus instituciones, y han apropiado prácticas más intensivas de manejo<br />

de bosques vinculadas a los mercados. El desafío es mejorar sus capacidades<br />

de negociación en los mercados y en la construcción de procesos de gestión<br />

341


342<br />

local de los recursos forestales, frente a proveedores de servicios y proyectos de<br />

asistencia, incorporando sus saberes y valores.<br />

COmENTARIOS FINALES<br />

Este documento propone un balance sintético de la gestión forestal y señala algunos<br />

desafíos importantes a futuro. El mismo observa que el sector forestal ha<br />

conseguido estabilizar su crecimiento vinculado con su inserción en mercados<br />

externos. Aunque este tipo de crecimiento puede sostenerse a futuro, plantea<br />

importantes cuestionamientos sobre la posibilidad del sector para promover mejores<br />

procesos redistributivos de los beneficios, y sobre la conservación futura de los<br />

bosques. En la medida en que los bosques no generen beneficios ampliados a la<br />

sociedad, continuarán creciendo las presiones sobre los bosques tanto en tierras<br />

públicas como privadas. Un tema relevante es que en la actualidad la superficie<br />

de bosques dentro de propiedades privadas sea mayor a la de los bosques públicos,<br />

ya sea en áreas de conservación o los entregados a concesiones. En ese<br />

sentido, actualmente crecen las áreas con manejo forestales en propiedades privadas<br />

- individuales y comunitarias - aunque esté en duda la calidad del manejo<br />

que se realiza porque, en muchos casos, los planes se elaboran sólo para justificar<br />

la extracción de madera. Además, la expansión de la frontera agrícola hace que<br />

los desmontes sean una fuente importante de madera que compite de manera<br />

desleal con las áreas manejadas.<br />

Este trabajo sugiere que los principales desafíos hacia delante consisten en transitar<br />

hacia una gestión forestal más integral e incluyente, con el propósito de apoyar<br />

a que los bosques cumplan con múltiples finalidades de provisión de servicios<br />

ambientales, desarrollo económico y reducción de la pobreza, si es que se quiere<br />

que se conserven en el largo plazo. Éstos aparentemente resultan ser objetivos<br />

contradictorios, difíciles de armonizar en la práctica, pero las visiones fragmentadas<br />

sobre la gestión forestal han alcanzado resultados relativamente pobres. Las<br />

reformas forestales en el país de mediados de los noventa no han conseguido<br />

enfrentar esa compleja tarea, por lo que hace falta establecer una agenda más<br />

ambiciosa de reformas si es que se quiere enfrentar ese desafío. Esta agenda no<br />

sólo debería vincularse con acciones dentro del sector forestal sino con reformas<br />

de políticas no forestales, que pongan más atención a las regiones forestales y las<br />

poblaciones que dependen de los recursos forestales. De la manera como se responda<br />

a estos desafíos dependerá la gestión de los bosques a futuro, que precisa<br />

de la combinación de voluntades con buenas políticas, en un periodo en el que<br />

se están transformando rápidamente los paradigmas sobre la gestión forestal en<br />

el ámbito regional y mundial.<br />

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Créditos fotografías:<br />

P.Pacheco


Quemas no controladas<br />

por M.O. Ribera y C.B. de Morales<br />

La problemática de las quemas anuales ha merecido diversos análisis y el manejo<br />

de las cifras es muy variable. De acuerdo al Servicio Nacional de Meteorología e<br />

Hidrología (SENAMHI), se reportan para el año 2007 desde 2.200 hasta 3.000 “focos<br />

de calor” (incendios o quemas extendidas o localizadas), mientras que el Instituto<br />

Boliviano de Información Forestal (IBIF) presenta datos realmente alarmantes de<br />

más de 188.000 incendios en los últimos diez años, es decir una media anual mayor<br />

a 18.000 fuegos entre 1998 y 2007. Valores altos extremos se encuentran en los años<br />

1999, 2004 y 2005. Sea como fuere, las cifras son muy elevadas y tienen tendencia<br />

a aumentar a causa de las sequías prolongadas de los últimos años. 47<br />

El uso del fuego en los cultivos anuales<br />

Es necesario entender que el uso del fuego es todavía una necesidad para determinadas<br />

formas de agricultura y ganadería en el trópico. Muchos grupos indígenas<br />

desarrollaron modelos de utilización del suelo basados en una agricultura<br />

itinerante que permite que los niveles nutricionales se restablezcan satisfactoriamente<br />

en suelos y vegetación. En razón del veloz agotamiento de la fertilidad del<br />

campo de cultivo, las superficies cultivadas durante dos o tres años deben dejarse<br />

en descanso para su recuperación, siguiendo un ciclo de barbecho itinerante.<br />

Por lo tanto, el agricultor se ve obligado a tumbar el bosque o monte y quemarlo<br />

antes de sembrar cultivos anuales como arroz, yuca o maíz. Además del uso de<br />

las cenizas como fertilizante, la quema produce una efectiva destrucción de las<br />

plagas potenciales.<br />

El corte y la quema reducen los costos de preparación del terreno, en términos de<br />

inversión de tiempo y esfuerzo. De no practicarse el chaqueo, el agricultor invertiría<br />

más energía (calorías) en el trabajo de limpieza de lo que puede obtener como<br />

resultado de la cosecha, es decir tendríamos una inversión energética negativa.<br />

El sistema tradicional de chaqueo es en estas circunstancias el único que puede<br />

asegurar la supervivencia de la familia. Si se llegara a prohibir, alguien debería<br />

subsidiar a miles de pequeños agricultores que se verían impedidos de cultivar<br />

diversos productos básicos, afectando el flujo de productos hacia las ciudades<br />

y la seguridad alimentaria de la región. Pero el sistema de quemas resulta eficaz<br />

únicamente cuando la tierra es suficiente para completar el ciclo de barbecho<br />

y donde existe una baja densidad demográfica, de manera que las superficies<br />

quemadas se mantengan pequeñas. 48<br />

La agricultura intensiva y a gran escala presenta una situación diferente. La ampliación<br />

de las fronteras agrícolas y el uso del fuego en la preparación de terrenos<br />

para cultivos en gran escala de soya y otras plantaciones abren nuevos frentes<br />

de ocupación de tierras para fines agropecuarios. Este es el caso de las zonas de<br />

Guarayos, Choré, Norte de La Paz y Pando, independientemente de que se trate<br />

de grandes, medianos o pequeños productores. Estas nuevas ocupaciones contribuyen<br />

en gran medida al problema de la quema y desmonte. Esta producción se<br />

destina al mercado y en general, a medida que los agricultores ingresan en ellos,<br />

vendiendo por ejemplo arroz, soya o maní, se ven estimulados a habilitar espa-<br />

47 Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas. LI<strong>DE</strong>MA<br />

48 Moran, 1993.<br />

345


346<br />

cios de cultivos cada vez más grandes, con lo cual los desmontes y las quemas se<br />

incrementan, agudizando el problema.<br />

Fuente: La Prensa<br />

Durante la quema las temperaturas del suelo en los terrenos chaqueados pueden<br />

variar entre 67 y 310 ºC en la superficie, y entre 48 y 190 ºC a 1 cm de profundidad.<br />

La quema por tanto impide la aparición de malezas que se encuentran en forma<br />

de semillas en el suelo o los rebrotes de las plantas desbrozadas. Cuanto más caliente<br />

y más completa es una quema, menor será el vigor de la sucesión secundaria<br />

y mejores las condiciones para el crecimiento de las nuevas plantas cultivadas.<br />

Si la quema es incompleta, la competencia de los cultivos con las plantas invasoras<br />

será muy dura y, desde muy temprano en el ciclo de crecimiento, significa una<br />

elevada inversión de tiempo y esfuerzo en faenas de limpieza. 49<br />

49 Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas, LI<strong>DE</strong>MA.


QuEmA <strong>DE</strong> PASTIzALES<br />

En el caso de la ganadería, el uso del fuego permite el rebrote de los pastos de<br />

manera que estén disponibles para las necesidades de alimentación del ganado.<br />

Los ecosistemas de herbáceas y graminoides (praderas, sabanas, pastizales) están<br />

normalmente sujetos a fuegos con una periodicidad más frecuente que los<br />

ecosistemas de bosques. Muchos incendios inclusive, en períodos muy secos,<br />

se producen de forma espontánea sin intervención del hombre. 50 La ganadería<br />

extensiva que se practica en diversas regiones del país, recurre a la quema de<br />

pastizales maduros como una práctica común durante la época seca, con el<br />

fin de promover el rebrote de pastos para la cría del ganado. Con frecuencia<br />

los pastizales están asociados a comunidades arbustivas, ya sea que éstas estén<br />

distribuidas de manera dispersa o rala, o formen densos manchones. Las quemas<br />

recurrentes ocasionan impactos importantes a estos ecosistemas de bosques, precisamente<br />

en las fronteras entre el bosque y el pastizal.<br />

El problema principal del chaqueo radica en cómo se hace uso del fuego y qué<br />

medidas se toma para evitar su expansión incontrolada. La mala práctica en la<br />

quema de pastizales se deriva de procesos no controlados, sin contrafuegos, o en<br />

horas de mayor intensidad de vientos. La realización de varias quemas sucesivas<br />

en la época seca es otra mala práctica, que no permite la recuperación de las<br />

plantas. Los fuegos extendidos de las sabanas afectan a menudo las formaciones<br />

boscosas, las más afectadas son las islas de bosque y los bordes de los bosques de<br />

galería. Muchos fuegos extensos en zonas boscosas son causados por chaqueos y<br />

quemas de pastizales que salieron de control, aunque no se excluye otras causas<br />

como fuegos dejados por cazadores o negligencia. Un incendio forestal extendido<br />

puede afectar más de 5.000 hectáreas en un par de días.<br />

En algunas zonas de los Yungas se queman las laderas aduciendo la eliminación<br />

de serpientes venenosas. Algunas etnias amazónicas del Beni que viven en ecosistemas<br />

de sabanas todavía usan el fuego como una práctica tradicional para<br />

la caza del ciervo de pantanos. Por otra parte, se ha conjecturado que las talas y<br />

quemas en las zonas de colonización obedecían a una necesidad del poblador<br />

proveniente de las tierras altas, de tener espacios abiertos que reduzcan la sensación<br />

de amenaza e inseguridad del nuevo medio tropical. En numerosas circunstancias<br />

los fuegos son producidos por la simple “costumbre” de quemar, lo cual es<br />

por supuesto debido a la ignorancia y en ocasiones, el vandalismo.<br />

Emergencia por los incendios<br />

El territorio nacional confronta un estado de extrema contaminación, por<br />

los incendios que están asolando a seis de los nueve departamentos, como<br />

resultado de la habilitación de tierras forestales a agrícolas para la siembra. Esta<br />

práctica que se produce cada año, pero con más intensidad que el anterior,<br />

ha llegado en la actualidad a afectar, por ejemplo, las operaciones aéreas de<br />

siete aeropuertos, a causa de las densas humaredas que los cubren.<br />

La situación es tan grave en la región oriental del país, empezando por la<br />

50 por ejemplo a partir de relámpagos o por efecto “lupa” de las gotas de agua del rocío o<br />

lloviznas, y posiblemente también por combustión espontánea de gases provenientes de la<br />

descomposición de materia orgánica.<br />

347


348<br />

ciudad de Santa Cruz, la mayor del país, que miles de personas están sufriendo<br />

en su salud los efectos de las humaredas, tales como infecciones respiratorias,<br />

conjuntivitis en los ojos e irritaciones de la piel (dermatitis).<br />

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) informó que los<br />

satélites espaciales han registrado 447 incendios, entre los días lunes y martes<br />

de esta semana. Esta cifra es siete veces mayor a la del año pasado, cuando<br />

en el mismo periodo se detectaron 63 incendios.<br />

Aunque las apreciaciones oficiales sobre el origen de los incendios pueden ser<br />

todavía provisionales, hasta tanto se completen las investigaciones técnicas<br />

del caso, el director general de recursos naturales forestales y medio ambiente,<br />

Jaime Villanueva, dijo a la Razón que la mayor parte de los incendios se está<br />

produciendo en propiedades agroforestales mayores a las 500 hectáreas de<br />

extensión, lo que puede atribuirse a una actividad netamente agroindustrial.<br />

La finalidad sería la de extender la frontera agrícola.<br />

La devastación de bosques no ha causado todavía la muerte de seres<br />

humanos, pero lo que sí está haciendo es matar a la fauna en reservas y<br />

parques nacionales, entre ellos Aguaragüe (Tarija) y Carrasco (Cochabamba),<br />

además de poner en riesgo campos petrolíferos en Camiri, donde arden unas<br />

500 hectáreas del cerro Sararenda, que está considerado como un patrimonio<br />

nacional.<br />

Pese a que en el pasado se demandó a los agricultores no seguir causando<br />

estos daños forestales – incendios y chaqueos −, esta vez tendría que dirigírseles<br />

un clamor nacional, para que se abstengan de realizar estas prácticas sin<br />

control alguno que constituyen verdaderos crímenes contra el medio ambiente<br />

y la biodiversidad. Además, a estos depredadores se les tiene que aplicar<br />

sanciones rigorosas, previa investigación exhaustiva y esa es responsabilidad<br />

de las autoridades.<br />

Uno se pregunta, bajo estas circunstancias, en qué está la normativa sobre el<br />

medio ambiente. Bolivia tiene una ley en la materia, pero ésta no cuenta con<br />

sanciones. Es decir, en la historia nacional no existe registro de alguien que<br />

haya sido juzgado y sentenciado por quemar un bosque, por talar árboles sin<br />

plan de manejo, por saqueo, por la muerte de fauna y flora.<br />

La conclusión es que los daños al ambiente y que tienen efecto directo en<br />

el ser humano no son sancionados en el país. Bajo estas circunstancias no se<br />

comprende dónde están las organizaciones ambientalistas del país, que son<br />

muchas, reclamando por esta actividad tan dañina.<br />

Para ser pragmáticos, se nota que la falta de previsión le falló al país y los<br />

incendios han sorprendido a todos desprevenidos de control, de leyes y de<br />

capacidad de reacción.<br />

Editorial de La Razón, 4 de octubre de 2007<br />

CARACTERíSTICAS <strong>DE</strong> LOS INCENDIOS FORESTALES<br />

Los incendios forestales más atemorizantes y devastadores son los denominados<br />

incendios de “copa” o “corona”, son incendios que se expanden velozmente por<br />

la copa de los árboles, provocan muy altas temperaturas (más de 250 ºC) y matan<br />

a la mayor parte de la vegetación; además son muy difíciles de controlar. Por el


contrario los fuegos de suelo o rastreros, son de menor intensidad y arden lentamente,<br />

siendo más fáciles de controlar. En general los incendios devastadores sólo<br />

se propagan si existe mucho material inflamable acumulado. Precisamente, una<br />

práctica de manejo forestal implica el manejo de fuegos controlados de suelo<br />

con el fin de eliminar periódicamente el material inflamable acumulado y evitar<br />

que se generen incendios grandes que puedan derivarse en fuegos de corona.<br />

Cuando se trata de bosques, las zonas quemadas y devastadas por fuegos intensos,<br />

tardan varios años en regenerarse. Normalmente las fases juveniles de regeneración<br />

del bosque y los bancos de semillas de los suelos han sido eliminadas. Si la<br />

intensidad del incendio es extrema, los bosques pueden ser totalmente destruidos,<br />

en cuyo caso se deben producir procesos de recolonización de especies de plantas,<br />

desde zonas vecinas no afectadas, para que se produzca la regeneración<br />

natural. Por lo general los bosques y otros ecosistemas sujetos a fuegos regulares,<br />

están compuestos por especies con elevada resistencia y adaptaciones al fuego<br />

(p.ej. cortezas y ritidomas gruesos y yemas protegidas).<br />

En casos de quemas severas se evidencia un elevado grado de carbonización en<br />

troncos y ramas (20-40%) y daños de carbonización parcial de cortezas y ritidomas<br />

(40-80%). Normalmente se observa la pérdida casi total del follaje y yemas (70-90<br />

%), y hasta un 30% de ramas altas muertas así como una alta mortalidad de epífitas.<br />

En estos casos hay una alta probabilidad de mortalidad o daño fisiológico<br />

muy severo, con la muerte posterior de muchos individuos.<br />

A diferencia de los bosques, las quemas en pastizales son rápidas, es decir menos<br />

prolongadas y se generan temperaturas de quema mucho más bajas; ambas situaciones<br />

en función a la menor cantidad de biomasa y materia seca involucrada.<br />

Los ecosistemas con una estacionalidad marcada de hasta 6 o 7 meses secos,<br />

son más vulnerables a incendios. En esta categoría se ubican los diversos tipos de<br />

bosques secos deciduos de valles mesotérmicos y sus transiciones a formaciones<br />

más húmedas. Existen regiones de elevada incidencia, en las cuales las quemas<br />

son crónicas, como el Chaco, particularmente el Chaco serrano; la Chiquitanía,<br />

con la región de sabanas del cerrado y la región Guarayos en Santa Cruz; los<br />

valles secos y las transiciones al bosque tucumano-boliviano en el Sur del país;<br />

también las sabanas del Beni se tornan en ecosistemas de alta vulnerabilidad a<br />

los fuegos en la época seca. Inclusive los bosques húmedos de Yungas, que tienen<br />

una estación seca entre julio y septiembre, soportan considerables quemas en<br />

ciertos años. Las áreas protegidas que comprenden este tipo de ecosistemas son<br />

asimismo vulnerables.<br />

Impactos y efectos<br />

Los efectos de los fuegos no controlados son diversos, el más inmediato es la destrucción<br />

de la biodiversidad, afectando severamente a la fauna y flora, y ocasionando<br />

la pérdida o degradación de sus hábitats. No solamente se dan fuegos<br />

intencionales en el trópico, también se usa en zonas montañosas altas, donde se<br />

practica la quema de pastos para obtener alimento verde para el ganado. Según<br />

el SERNAP, se identificaron en 2007 más de 600 focos de calor dentro de las áreas<br />

protegidas de importancia nacional. En Aguaragüe hubieron 33, en Amboró 15,<br />

en Apolobamba 3, en el Parque Nacional Carrasco 33, en la Estación Biológica<br />

del Beni 2, en Iñiao se reportaron 39, en Kaa-Iya 2, en Madidi 4, en Manuripi 49, en<br />

el Noel Kempff Mercado 79, en Otuquis 14, en Pilón Lajas 3, en San Matías un increíble<br />

número de 259, en Isiboro Securé 65, 8 en Tariquía y uno en el Parque Tunari.<br />

En algunos casos los fuegos incontrolados afectan ecosistemas únicos y relictuales<br />

como los queñuales (Polylepis spp.) en zonas altas o palmares de janchicoco<br />

349


350<br />

(Parajubaea torallyi) en Chuquisaca. 51 Por supuesto se pierden valiosos recursos<br />

forestales maderables y no maderables.<br />

La acumulación de cenizas y materia carbonizada provoca episodios de contaminación<br />

masiva de aguas (y cambios de pH) cuando las primeras lluvias lavan<br />

y arrastran los materiales de la combustión acumulados en el suelo, afectando la<br />

calidad ambiental de los cuerpos de agua. El efecto inmediato más evidente es<br />

la emisión de humos y contaminación del aire, que se deja sentir no sólo en las<br />

zonas afectadas sino en ciudades como Santa Cruz, Trinidad, Cochabamba y<br />

La Paz, con consecuencias en la salud de los pobladores del campo y la ciudad,<br />

causando problemas respiratorios y oculares. Aunque parezca irónico, es gracias<br />

al humo que la población ha llegado a tomar conciencia de la gravedad del<br />

problema de las quemas.<br />

La emisión de miles de toneladas de gases, como el dióxido de carbono, productos<br />

de las quemas, contribuye de forma directa a los fenómenos de calentamiento<br />

global y cambio climático. Es importante recordar sin embargo que una<br />

importante proporción de los humos que llegan al territorio nacional, provienen de<br />

las extensas quemas de la Amazonía y el Cerrado brasileño.<br />

mEDIDAS <strong>DE</strong> CONTROL<br />

Un manejo controlado y responsable de los fuegos debería evitar las grandes<br />

quemas extendidas y los incendios forestales incontrolables, o al menos debería<br />

reducir significativamente la probabilidad de su ocurrencia. Consideramos que<br />

el fuego debe ser manejado con responsabilidad y bajo control social o comunitario,<br />

no sólo del Estado, del cual ya se ha visto que no cuenta con los medios<br />

necesarios.<br />

Entre las normas que prescriben cuidado y control en el tema de quemas están<br />

la Ley de Medio Ambiente, el reglamento forestal, el reglamento general de<br />

áreas protegidas y las normas técnicas para permisos de desmonte y quema<br />

de pastizales de las Superintendencias Forestal y Agraria. La Ley de Municipalidades<br />

confiere responsabilidades a los municipios para precautelar impactos a<br />

los ecosistemas y recursos. Sin embargo, el nivel de aplicación y cumplimiento<br />

de estas normas ha sido excepcionalmente reducido. La escasez de recursos<br />

y medios para atender el tema de incendios y fuegos de la época seca, tiene<br />

su raíz principal en la debilidad de las gestiones ambientales, tanto municipales<br />

como prefecturales, y esto tiene que ver directamente con la escasa atención<br />

que se brinda al tema ambiental y la falta de recursos en estas instancias del Estado.<br />

En regiones con alta vulnerabilidad a los incendios debería ser imprescindible<br />

la incorporación de presupuestos en los Planes de Desarrollo municipales<br />

y departamentales, para enfrentar contingencias relacionadas con incendios<br />

forestales.<br />

La adopción de modelos agroforestales, que combinan cultivos anuales con una<br />

cubierta permanente de árboles frutales, maderables, tintóreos, palmeras, etc.,<br />

de forma de reducir las superficies de corte y quema anual, es una solución interesante.<br />

Mientras menos superficies de chaqueo se habiliten, favoreciendo los<br />

cultivos de cubierta perenne y los sistemas agroforestales, mucho mejor. Lo anterior<br />

se justifica además por la predominancia en aquellas zonas cálidas de suelos<br />

que tienen vocación forestal, con fuertes limitaciones para fines agropecuarios.<br />

Los productores pueden así combinar parcelas agroforestales con parcelas de<br />

51 SERNAP 2007.


cobertura perenne, obteniendo productos destinados al mercado, como el café<br />

(bajo sombra) o el cacao, con lo cual necesitarán progresivamente menos superficies<br />

de cultivo bajo sistemas de chaqueo.<br />

Finalmente es necesario tomar en cuenta que la posibilidad de fuegos extendidos,<br />

cada vez más graves, en muchas regiones del país, aumentará considerablemente<br />

debido al fenómeno del cambio climático global. La recurrencia de<br />

sequías severas y los cambios en los regímenes de lluvia, así como el aumento de<br />

temperatura que ocasiona mayores niveles de evapo-transpiración y sequedad,<br />

son el motor para que los desastres por quemas proliferen y se intensifiquen. Diversas<br />

proyecciones indican que los próximos años esta problemática se agudizará,<br />

sin embargo en el país aparentemente pocas previsiones se están tomando al<br />

respecto.<br />

.<br />

El control social de los incendios<br />

Podría considerarse como una alternativa complementaria al rol del Estado en<br />

el control del uso del fuego, al control social derivado de normas comunitarias.<br />

Esto con seguridad puede funcionar en comunidades campesinas e indígenas<br />

con base cultural tradicional y que aún practican normas consuetudinarias<br />

en el manejo de recursos como los cursos de aguas, bosques o campos de<br />

pastoreo, como es el caso de la región de Tomina en Chuquisaca. En esta<br />

línea, una experiencia interesante de manejo comunal del fuego se viene<br />

desarrollando en la zona de Guarayos, bajo impulso del programa BOLFOR.<br />

De cualquier forma, las diversas instancias del Estado deberían empezar<br />

a conferir mayor importancia a procesos de recuperación, valoración y<br />

enriquecimiento de normas comunitarias, con especial énfasis en el tema<br />

de quemas y chaqueo, lo cual podría traducirse en el mediano plazo en la<br />

reducción de quemas extendidas.<br />

En la mayoría de los casos, el manejo del fuego en parcelas individuales o<br />

campos comunales de pastoreo, implica una necesidad de participación de<br />

varias personas de una comunidad, aspecto que no siempre es factible de<br />

conseguir y que depende en gran parte del nivel de fortaleza organizacional<br />

comunitaria y de la vigencia de los mecanismos de solidaridad y reciprocidad,<br />

los cuales en muchas comunidades rurales ya se han perdido o están en<br />

proceso de hacerlo.<br />

Ribera 2007. Manejo del fuego, incendios forestales y quemas extendidas.<br />

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351


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CONTENIDO CUARTA PARTE<br />

Capítulo 11<br />

Las áreas protegidas contra<br />

viento y marea<br />

La problemática social del<br />

PNANMI Madidi<br />

Exploración petrolera y<br />

defensa del PN Amboró<br />

Ecoturismo en Bolivia,<br />

comunidades, desarrollo y<br />

conservación<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Cuarta parte<br />

Áreas protegidas


Capítulo 11<br />

Las Áreas Protegidas,<br />

contra viento y marea<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

En el presente reporte no se entra en detalles sobre situaciones, momentos y menos<br />

personas de la historia del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), aspectos<br />

que no pasarían de ser anecdóticos. Tampoco se aborda, al menos en<br />

profundidad, aspectos de la composición o categorías de manejo de las áreas,<br />

puesto que es una información básica que ya se encuentra descrita inclusive en<br />

textos escolares. Dadas las limitaciones de extensión del capítulo, el mismo se concentra<br />

en aquellos aspectos que se consideran estructurales, en general críticos y<br />

definitivamente relacionados a la situación por la que atraviesan actualmente las<br />

áreas protegidas.<br />

Se concluye en términos genéricos que el panorama para las áreas nunca fue fácil,<br />

tanto por razones internas como externas y que siempre enfrentaron impactos<br />

importantes, pero que ahora, como nunca antes, enfrentan graves e inminentes<br />

amenazas, derivadas de la lógica del desenfrenado crecimiento económico<br />

mundial, que en nuestro país se traduce por ejemplo con la iniciativa IIRSA, la producción<br />

de agrobiocombustibles, o los megaproyectos energéticos y mineros.<br />

Creo firmemente que lo que le ocurre al Servicio Nacional de Áreas Protegidas<br />

(SERNAP) y a las áreas protegidas en Bolivia, se da en mayor o menor grado en<br />

los sistemas de áreas en todas partes del mundo, y que no debe caer sobre los<br />

responsables del SNAP toda la culpa de que las cosas no vayan bien. Las que<br />

deberían sentirse algo más incómodas son las autoridades del Estado, en especial<br />

de gobiernos pasados; y por que no decirlo, también la sociedad en general, por<br />

no haber cuidado y precautelado su SNAP. Se pretende que los comentarios aquí<br />

presentados puedan ser un aporte para una muy necesaria reingeniería del SER-<br />

NAP y el SNAP, pero principalmente para un cambio de visión y actitud del aparato<br />

estatal respecto de los objetivos de conservación y las áreas protegidas.<br />

BREvE hIsTORIA<br />

Las áreas protegidas son espacios naturales y culturales de interés nacional y de<br />

utilidad pública, por cuanto reportan importantes beneficios a las poblaciones locales<br />

y regionales, beneficios que no han sido todavía evaluados formalmente, ni<br />

incorporados en las cuentas nacionales como activos imprescindibles del capital<br />

natural de la nación. 1 Son reservorios de ingentes recursos biológicos estratégicos,<br />

muchos de los cuales probablemente no tienen uso o utilidad actual, pero que en el<br />

mediano o largo plazo pueden ser de enorme relevancia, dada su potencialidad.<br />

Muchas áreas protegidas se encuentran en zonas con poca aptitud agrícola, y de muy<br />

alta fragilidad y sensibilidad ecológica, por sus características topográficas y de suelos,<br />

climas extremos o por su relativo aislamiento. A pesar de ello, prestan una serie de<br />

1 FOBOMA<strong>DE</strong> 2003. Las venas del ALCA: Integración de la infraestructura regional sudamericana<br />

(IIRSA); ver también Ribera 2007. El estado ambiental de Bolivia (preliminar).<br />

355


356<br />

servicios ecológicos que todavía no han sido valorizados en el país. El hecho de que la<br />

accesibilidad a las áreas protegidas no sea fácil implica también que extensas superficies<br />

están todavía cubiertas por ecosistemas en buen estado de conservación. 2<br />

La primera área protegida creada en Bolivia data de 1939; el Parque Nacional<br />

Sajama forma actualmente parte de las 21 áreas con gestión implementada. El<br />

año 1992, a partir de la promulgación de la Ley del Medio Ambiente, se crea formalmente<br />

el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, siendo uno de los sistemas de<br />

áreas más recientes del continente y el mundo. El SNAP es el conjunto de áreas de<br />

régimen y jurisdicción especial legalmente establecidas. Las 21 áreas protegidas<br />

de carácter nacional comprenden un 18% del territorio nacional, lo que hace una<br />

superficie legal total de algo más de 17 millones de hectáreas, albergando una<br />

extraordinaria riqueza de biodiversidad y paisajes. Significa algo más de un 70 %<br />

de la representatividad de especies, ecoregiones y ecosistemas del país. 3<br />

En términos generales, la mayor parte de estas áreas fueron creadas de forma<br />

aleatoria y bajo situaciones coyunturales y no en base a procesos técnicos y con<br />

fundamentación científica suficiente. No es sino hasta los años 90 (después de<br />

crearse el SNAP) que las creaciones de áreas protegidas como Madidi, Chaco,<br />

San Matías o Palmar de Chuquisaca, se fundamentaron en procesos técnicos relativamente<br />

formales. A pesar de la conformación mayormente aleatoria del SNAP,<br />

se puede aceptar que en muchos casos se dio un óptimo nivel de coincidencia<br />

en la creación de áreas con zonas que sumaban elevada riqueza biológica, alta<br />

fragilidad y excepcional belleza paisajística (PN Carrasco, Amboró, PN Noel Kempff<br />

Mercado, Sajama, etc.).<br />

De acuerdo a la Ley 1333 el SNAP incluye, además de las áreas nacionales, aquellas<br />

de carácter departamental, municipal e incluso privadas; sin embargo hasta<br />

ahora no se produjo ninguna iniciativa de gestión integral y las experiencias de<br />

“sistemas” departamentales actuales se están dando sin ninguna coordinación<br />

con el SERNAP.<br />

CATEgORíAs <strong>DE</strong> MANEjO<br />

El tecnicismo de las categorías de manejo en el SNAP tuvo como fuente a las<br />

escuelas tradicionales mundiales, dando lugar a varios Parques Nacionales y Reservas.<br />

4 Al menos en la teoría, el concepto de categoría tiene correlación con los<br />

objetivos y alcances de la conservación. A lo largo de la historia de creación de<br />

las áreas, se asumieron derivaciones conceptuales diversas, incluidas las denominaciones<br />

mundiales de Reserva de Biosfera proveniente de la UNESCO. 5 Más<br />

allá de la simple denominación, en forma especial fueron objeto de debate los<br />

Parques Nacionales, que fueron vistos como paradigmas de preservación y protección<br />

estricta. Sin embargo en la práctica y a excepción de PN Noel Kempff<br />

Mercado, en todas las áreas con dicha categoría hay comunidades locales que<br />

usan recursos y ecosistemas (Sajama, Carrasco, Madidi, Kaa Iya, Cotapata). En<br />

conclusión, de una forma u otra los modelos de “conservación” en los parques de<br />

Bolivia, distan mucho de las figuras convencionales de parques en otras latitudes e<br />

inclusive de países vecinos como Chile, Brasil o Argentina. 6 Esto ha sido alguna vez<br />

2 FAN et al. 2005. Análisis de vacíos de representatividad del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.<br />

3 SERNAP 2001.<br />

4 Ribera 1996.<br />

5 SIRENARE/SERNAP 2005.<br />

6 Para comparación ver por ejemplo Miller 1978, Planificación de Parques Nacionales para<br />

el ecodesarrollo; Diegues, 1996. O mito da natureza intocada; y Barzetti, 1993, Parques y<br />

progreso.


interpretado en sentido que la designación de categorías ha sido casi un mero<br />

formalismo. A lo largo de la historia del SNAP, todavía no se ha formalizado un debate<br />

dilucidador al respecto.<br />

En el reglamento de áreas protegidas se incorporó la categoría de Área Natural<br />

de Manejo Integrado (ANMI), afín al de Reserva de uso integrado. Se trata de<br />

una categoría flexible, que se acerca al de Paisaje Protegido usado en otros países<br />

y que procura compatibilizar el uso amplio de los recursos con acciones de<br />

protección de los ecosistemas. 7 En términos generales, el éxito de la gestión en<br />

una de estas áreas radica casi por completo en la precisión de la zonificación<br />

y en el énfasis en aspectos relacionados al manejo de recursos, algo que no se<br />

ha alcanzado aún en el SNAP. Esto se ha traducido en una marcada laxitud en<br />

las acciones de conservación de los ecosistemas y agrosistemas. Al contrario de<br />

lo que muchas veces ha sido interpretado y hasta difundido, las ANMI abarcan<br />

en general reducidas superficies de zonas de protección estricta, predominando<br />

en ellas los ecosistemas modificados que forman paisajes culturales propiamente.<br />

Esto es válido incluso para inmensas ANMI como San Matías, ni que decir para pequeñas<br />

ANMI como Palmar de Chuquisaca o la franja de Amboró, en las cuales<br />

la protección de ecosistemas y recursos es muy difícil por los numerosos conflictos<br />

con la población local.<br />

Una situación particular, que puede ser interpretada como una simple superposición<br />

no resuelta, se da entre algunas áreas protegidas y Tierras Comunitarias de<br />

Origen (TCOs). 8 Sin embargo también puede ser interpretada como una coincidencia,<br />

una suerte de alianza no formal, producto de la elevada compatibilidad<br />

entre los objetivos de las áreas y las proyecciones de los pueblos indígenas, donde<br />

priman aspectos de reciprocidad. Un aspecto que apoya esta figura es la ausencia<br />

de conflictos serios a lo largo de varios años en áreas que presentan esta<br />

doble condición (Pilón Lajas, TIPNIS, Kaa Iya, EBB, Madidi). 9<br />

EL sNAP COMO REfLEjO <strong>DE</strong> LA <strong>DE</strong>BILIDAD <strong>DE</strong> LA gEsTIóN <strong>AMBIENTAL</strong> EN EL PAís<br />

No tendría mayor relevancia realizar un análisis focalizado únicamente de la situación<br />

del SNAP, cuando se trata de entender su desarrollo y su estado actual. Es<br />

importante realizar un análisis genérico de la gestión ambiental del país, gestión<br />

de la cual son parte las áreas protegidas, en un contexto que determina sus rasgos<br />

fundamentales en cuanto a alcances y avances en estos últimos años. El relegamiento<br />

de los temas ambientales ha significado su total subordinación a las visiones<br />

de crecimiento económico. Esta polarización hacia las visiones de desarrollo<br />

ha constituido desde siempre la marca registrada del capitalismo a nivel mundial;<br />

dentro de esta lógica, la conservación de la biodiversidad y las áreas en particular<br />

pierden sentido. Siguiendo esta línea, los temas ambientales, a lo largo de varios<br />

años anteriores, no fueron jerarquizados en el Estado, al punto de darse un abierto<br />

menosprecio, siendo vistos más bien como un obstáculo a las políticas de crecimiento<br />

económico y de desarrollo, por lo tanto estratégicamente soslayados. La<br />

pregunta es cuánto realmente está cambiando actualmente esta situación.<br />

7 Reglamento General de Áreas Protegidas; Ribera 1996.<br />

8 FAMNK 2006, Elaboración del Plan Estratégico Institucional del SERNAP.<br />

9 Ribera 2005; Gruenberger 1999; Flores y Amaretti 2002.<br />

357


358<br />

La raíz del problema de la conservación: lógicas y visiones desarrollistas<br />

Posiblemente en ningún otro frente de la gestión ambiental se ve tanta<br />

confrontación como entre las áreas protegidas y las visiones de desarrollismo.<br />

Las problemáticas mayores que enfrentan las áreas protegidas en el país y en<br />

cualquier parte del mundo, tienen que ver con las divergencias con las lógicas<br />

netamente economicistas imperantes a nivel global, muchas de las cuales<br />

exhiben inclusive con desenfado el rótulo de desarrollo sostenible.<br />

La visión desarrollista está unidimensionalmente orientada al incremento de<br />

la producción, la exportación, la acumulación de capitales y los procesos<br />

de reinversión, y es intrínsecamente excluyente de los temas ambientales,<br />

sociales, culturales, de salud y equidad. 1 En la lógica desarrollista en la que<br />

se enrumbaron ciegamente los países latinoamericanos desde hace unas<br />

décadas, incluido el nuestro, siguiendo la ola del mundo industrializado, las<br />

modalidades de explotación de la tierra y los recursos tienen la connotación<br />

de “economía de rapiña” (concepto introducido por el geógrafo alemán<br />

Friedrich a principios del siglo XX), el cual ya entonces advirtió la expansión<br />

de las economías, en especial de países europeos. En la actualidad, el ritmo<br />

de crecimiento demencial del capitalismo mundial y de las transnacionales,<br />

ha sido identificado como una modalidad maximizada de economía del<br />

tipo de rapiña que choca estrepitosamente con conceptos como límite de<br />

crecimiento, redistribución de riquezas, conservación de la biodiversidad,<br />

pueblos indígenas y obviamente de área protegida. 2<br />

Desafortunadamente el país no está al margen de esa dinámica avasalladora<br />

y ello también ha repercutido directa o indirectamente en la gestión de<br />

conservación de la biodiversidad y por tanto de las áreas protegidas, que son<br />

vistas como simples trabas. Las mayores amenazas actuales sobre estos espacios<br />

obedecen en mayor o menor grado al avance de las dinámicas economicistas,<br />

tanto desde el propio Estado como de los sectores de producción. 3<br />

En un mundo dominado por la economía, donde la felicidad se mide en<br />

función al tamaño del PIB, el ingreso per capita y los regalos de Navidad, las<br />

áreas protegidas, más allá del ecoturismo y algún café de excelente calidad,<br />

no son instrumentos de generación de riqueza e ingresos al Tesoro General<br />

de la Nación. Al no ingresar en las economías de mercado, y al no tomarse<br />

en serio los procesos de valoración de los servicios ambientales y ni siquiera el<br />

concepto de desarrollo sostenible, es lógico que lleven las de perder. Mientras<br />

no empiece a reducirse la preeminencia de la lógica economicista, las rutas<br />

de la conservación de la biodiversidad estarán siempre cuesta arriba.<br />

Es conocido que la falta de relevancia del sector ambiental en el Estado está en<br />

relación a la mayor jerarquía de la que gozan los sectores del “desarrollo” (Economía,<br />

Industria y Comercio, Hidrocarburos, etc.). 10 El sector ambiental en el Estado<br />

siempre mantuvo un bajísimo perfil en comparación con otros ministerios encargados<br />

de temas productivos y desarrollo. El Ministerio de Desarrollo Sostenible, inaugurado<br />

con mucha pompa a inicios de los 90, además de su escasa jerarquía,<br />

llegó a ser simplemente parte de un botín político y por tanto sujeto a una extremada<br />

politización partidaria. Adicionalmente, en las esferas gubernamentales,<br />

el concepto de desarrollo sostenible no fue más allá de un slogan y un discurso.<br />

10 Ribera 2007; Gavalda 1999; Gruenberger 1999.


Debe enfatizarse además la escasa importancia del tema ambiental en los ámbitos<br />

prefecturales y municipales, lo cual propició que no se comprenda el rol de<br />

las áreas protegidas ni se busquen procesos de articulación con las dinámicas de<br />

desarrollo. 11<br />

Los aspectos anteriores se reflejaban inevitablemente en una baja prioridad a la<br />

hora de la asignación de presupuestos, lo cual agudiza la debilidad crónica de la<br />

gestión ambiental, fomentando instituciones débiles y sin capacidades, que difícilmente<br />

pueden realizar adecuados procesos de fiscalización y seguimiento a la<br />

aplicación de los diversos instrumentos de regulación, a la protección de la vida<br />

silvestre o el mantenimiento de las áreas protegidas. Producto de la no priorización<br />

de la temática ambiental como política de Estado, por varios años se dio escasa<br />

atención al tema de los acuerdos y convenios internacionales, por ejemplo<br />

al Convenio de Biodiversidad, estrechamente relacionado al tema de las áreas<br />

protegidas.<br />

La debilidad de la gestión de áreas protegidas tiene por tanto raíz en la debilidad<br />

de la gestión ambiental en general. Por otra parte, el SNAP carece de una inserción<br />

y articulación efectiva con las políticas públicas y procesos claves, como el<br />

ordenamiento o planificación territorial y del uso del suelo. Sin embargo, la debilidad<br />

de la gestión ambiental no explica por sí sola los avatares por los que pasó el<br />

Sistemas de Áreas Protegidas desde su creación el año 1992, y existen varios otros<br />

elementos intrínsecos que deben ser analizados.<br />

NORMATIvA DéBIL y PREEMINENCIAs sECTORIALEs<br />

La Ley madre del SNAP es la Ley del Medio Ambiente (Ley 1333), que junto con el<br />

Reglamento del SNAP son las únicas normas que tienen una relación directa con<br />

las áreas protegidas. Esto implica que el andamiaje normativo de las áreas es muy<br />

débil y que existen muchos vacíos, en tanto que los pocos instrumentos legales<br />

están desactualizados. 12 Esto es válido incluso para la Ley 1333, donde los vacíos y<br />

falencias observadas a lo largo de su débil aplicación, no han sido subsanados. Al<br />

contrario, existe la intencionalidad en oficinas y autoridades de Estado de flexibilizarla<br />

para dar paso a la exploración petrolera, precisamente dentro de las áreas<br />

protegidas. Este intento de “perforación” de la norma, se apuntala en las visiones<br />

desarrollistas antes mencionadas y en ciertos movimientos sociales y cívicos regionales<br />

que tiene sus propios intereses.<br />

El Reglamento General de Áreas Protegidas, aprobado el año 1996, ha sido la herramienta<br />

legal que el SERNAP usó para interponerse en diversos intentos de avasallamiento,<br />

en algunos casos de forma exitosa, incluso ante normas poderosas<br />

como el Código de Minería o la Ley Forestal. De cualquier forma, en la actualidad<br />

tiene un elevado grado de obsolescencia y debilidad, en función a las profundas<br />

modificaciones sociales, políticas y económicas que viene experimentando el<br />

país, en los dos últimos años especialmente. Por tanto es imprescindible promover<br />

su actualización y fortalecimiento estructural y de fondo. Un avance sustancial implicaría<br />

contar con una Ley de Biodiversidad, que jerarquice el tema de las áreas<br />

protegidas.<br />

11 Entre 1997 y 2003 especialmente, se acrecentó un rechazo abierto al “Estado neoliberal”,<br />

del cual desafortunadamente era parte el SERNAP. Lo que en general se ignoraba o se<br />

quería ignorar era que el tema áreas protegidas, al igual que la gestión ambiental en su<br />

integridad, constituía un paria dentro la maquinaria estatal y que carecía de apoyo tanto<br />

del Estado como de los movimientos sociales.<br />

12 FAN 2005; SIRENARE/SERNAP 2005.<br />

359


360<br />

La instrumentación legal ambiental insuficiente ha ocasionado debilidad en la<br />

gestión ambiental y ha llegado a perjudicar al SNAP, dificultando la realización de<br />

procesos de control y fiscalización eficientes; como resultado de ello, los impactos<br />

a la calidad ambiental y a los ecosistemas se han multiplicado y agravado en<br />

los últimos 12 años. 13 Pero el principal problema no radica en las insuficiencias o<br />

deficiencias de las normas, sino en las debilidades en la aplicación de estas, vale<br />

decir en sus operadores (debilidades institucionales). A esto se suma la inexistencia<br />

de fiscalías ambientales especializadas. Es generalizada la falta de un adecuado<br />

seguimiento a los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), a los Programas de Prevención<br />

y Mitigación (PPM) y a los Planes de Aplicación y Seguimiento Ambiental<br />

(PASA). Esto repercute en múltiples omisiones y contravenciones de la norma y<br />

estimula la inobservancia de las normativas ambientales por parte de actores sociales<br />

y sectores económicos, de forma que existe un recrudecimiento de los impactos<br />

y afectaciones en diversas regiones del país. En general, se traduce en una<br />

discrecionalidad indeseable en el campo ambiental por parte de las empresas.<br />

Algo que se ha observado de forma recurrente es que las normas ambientales son<br />

en esencia punitivas y coercitivas, pero no son preventivas.<br />

La preeminencia de ciertos sectores económicos tiene relación con la preeminencia<br />

de las leyes que los soportan. Los procesos de exploración y explotación<br />

de recursos no renovables en general, gozan de privilegios que se apuntalan en la<br />

generación de beneficios económicos inmediatos y tangibles a la nación, gozando<br />

desde hace varias décadas de un apoyo casi irrestricto por parte del Estado.<br />

Esto ha ido de la mano con un rechazo por los temas ambientales, por ser considerados<br />

como obstáculos al desarrollo. Casos se han dado en especial a nivel de<br />

la minería corporativa transnacional grande, la minería cooperativa, el sector de<br />

hidrocarburos, la empresa privada, o la Cámara Agropecuaria del Oriente, para<br />

citar los más importantes. 14 La preeminencia del sector hidrocarburífero ha sido<br />

tan evidente que el sector ambiental llegó a considerar como un triunfo el haber<br />

incorporado en el marco de la nueva Ley de Hidrocarburos la obligatoriedad de<br />

coordinar entre la autoridad de áreas protegidas y el Ministerio de Hidrocarburos,<br />

las actividades de exploración al interior de las áreas.<br />

También las unidades ambientales sectoriales (p.ej. UMA o Unidad Medio Ambiental<br />

de Hidrocarburos) se caracterizan por una marcada debilidad y subordinación<br />

a las oficinas de las cuales dependen. Un claro ejemplo se denota al observar el<br />

organigrama de YPFB, la atención del tema ambiental que es tan crítico en un<br />

sector caracterizado por generar grandes impactos, no tiene la jerarquía de una<br />

gerencia ambiental, no forma parte de las ocho gerencias técnicas que tiene<br />

dicha empresa, y es una simple dirección aislada, junto la dirección de recursos<br />

humanos. La progresiva transferencia de la administración de los hidrocarburos<br />

a YPFB (o la minería en manos de COMIBOL), si bien se considera una reivindicación<br />

estatal necesaria, desde el punto de vista ambiental da escalofríos. En los<br />

años que le tocó ejercer protagónicamente la administración de la exploración y<br />

explotación (1970-1996), demostró escasa responsabilidad ambiental, incluso después<br />

de aprobada la Ley del Medio Ambiente y sus reglamentos. Uno de los principales<br />

argumentos para exigir la aprobación de la Ley de Medio Ambiente a fines<br />

de los años 80, fue precisamente el accionar discrecional de la empresa estatal.<br />

Como resultado de ello se tiene una enorme acumulación de contaminación por<br />

pasivos ambientales mineros y petroleros en las regiones donde se explotaron estos<br />

recursos.<br />

Se debe notar la superposición existente entre las áreas protegidas y concesiones<br />

13 FAMNK 2006; FAN et al. 2005. La Prensa, 9 de septiembre de 2007.<br />

14 Ribera 2006,2007.


petroleras otorgadas por sucesivos gobiernos hasta hoy, lo cual dio lugar a que<br />

determinadas corrientes en años anteriores interpreten de forma antojadiza que<br />

las áreas estaban siendo reservadas para las transnacionales, cuando en realidad<br />

la dirección de monitoreo del SERNAP enfrentaba conflictos en desigualdad de<br />

condiciones con autoridades de hidrocarburos y empresas petroleras, en absoluta<br />

soledad y sin apoyo, ni del Estado ni de los movimientos sociales emergentes en<br />

ese entonces. 15<br />

INsTITUCIONALIDAD y TURBULENCIA<br />

En los lejanos años 60s a 80s las áreas protegidas sufrieron una etapa errática y<br />

de vacío de gestión, cuando estaban a cargo del ahora extinto Centro de Desarrollo<br />

Forestal, una instancia poco solvente y corrupta, que nada hizo a favor<br />

de la conservación de la biodiversidad. En los años 80, algunas iniciativas con el<br />

apoyo de instituciones privadas dieron lugar a procesos pioneros, en los cuales el<br />

Estado tenía poca intervención (EBB, PN Amboró, PN Noel Kempff Mercado, o PN<br />

Carrasco). Con la aprobación de la Ley 1333 en el año 1992 empieza la odisea<br />

organizativa del SNAP.<br />

La gestión del SNAP estuvo inicialmente a cargo de la Dirección Nacional de Conservación<br />

de Biodiversidad (DNCB), parte del recién creado Ministerio de Desarrollo<br />

Sostenible y Medio Ambiente (MDSMA). La DNCB atendía además aspectos de<br />

vida silvestre y recursos genéticos, pero su accionar administrativo estaba ligado<br />

a las pesadas estructuras burocráticas ministeriales. A partir del año 1998, la gestión<br />

del SNAP se descentraliza con la creación del Servicio Nacional de Áreas<br />

Protegidas (SERNAP), como una estructura operativa desconcentrada del entonces<br />

Ministerio de Desarrollo Sostenible. El SERNAP tiene como misión institucional<br />

coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, garantizando<br />

la gestión integral de las áreas protegidas de interés nacional, a efectos de<br />

conservar la diversidad biológica en el área de su competencia. 16 Tiene independencia<br />

de gestión técnica y administrativa, y cuenta con su propia estructura y<br />

competencia de alcance nacional.<br />

Si bien el efecto más favorable de la independencia del SERNAP respecto del<br />

Ministerio se tradujo en un mayor dinamismo para tomar decisiones técnicas y administrativas,<br />

el precio de esta relativa autarquía implicó un paulatino aislamiento<br />

respecto del conjunto de políticas públicas. 17 Esto se tradujo en un accionar notablemente<br />

desvinculado del resto de la maquinaria de gobierno, situación que<br />

llegó a acentuar su debilidad.<br />

El SNAP y las sucesivas oficinas responsables de su gestión, estuvieron sujetos a una<br />

intensa turbulencia institucional que llegó a obstaculizar al menos temporalmente<br />

la operatividad y continuidad de varios procesos. El SERNAP mantuvo a lo largo<br />

de muchos años un fuerte sesgo hacia una visión puramente gerencial, relegando<br />

los aspectos técnicos y científicos a un segundo plano, algo que se transmitió a la<br />

gestión de las áreas. Las lógicas de la planificación y las discusiones mayores por<br />

tanto llegaron a girar en torno a presupuestos, desembolsos, logística, oficinas, personal,<br />

etc. y mucho menos en relación a aspectos de conservación de especies,<br />

impactos a los ecosistemas, nuevos conocimientos o el manejo de recursos. 18<br />

15 Delgado y Mariscal 2004; Flores y Amaretti 2002.<br />

16 SERNAP 2001, El Sistema Nacional de Áreas Protegidas.<br />

17 Zambrana 2007.<br />

18 Desde algún tiempo se dieron percepciones de que se debería buscar alternativas institucionales<br />

para el SERNAP, en función a los cambios del Estado y las diversas visiones autonómicas.<br />

El cambio más relevante fue designar como Director de la institución a una persona<br />

indígena; sin embargo esta condición de legitimidad − única en el mundo hasta donde se<br />

361


362<br />

En la actualidad y en función a los cambios de la organización del poder ejecutivo,<br />

se ha presentado una situación de dicotomía en la gestión de las áreas<br />

protegidas. Al interior del Viceministerio de Biodiversidad está actualmente la Dirección<br />

General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP), encargada de la<br />

emisión de normas, políticas y proyecciones estratégicas, incluso para el SNAP;<br />

esto contradice el estatuto desconcentrado del SERNAP. Existe un elevado riesgo<br />

de superposición y duplicación de procesos, peor aún serán las contradicciones<br />

emergentes, en especial si las dinámicas de articulación son débiles.<br />

POLíTICAs y PROyECCIONEs EsTRATégICAs<br />

El vacío de apoyo del Estado, tanto en lo financiero como en lo institucional, permitió<br />

desde los primeros años de establecimiento del SNAP, el accionar discrecional<br />

de organizaciones internacionales y nacionales de conservación. Si bien este<br />

apoyo generó algunos beneficios esporádicos, en mayor o menor grado dio pábulo<br />

a que se traten de imponer visiones no compatibles con la realidad nacional,<br />

dando lugar a posiciones de rechazo tanto por las poblaciones locales como por<br />

movimientos sociales que llegaron a enarbolar apreciaciones distorsionadas, en<br />

sentido de que las áreas protegidas estaban siendo reservadas para las transnacionales,<br />

y estimulando un creciente rechazo hacia ellas.<br />

Entre 1992 y 1999, el SNAP careció de políticas institucionales y estratégicas que<br />

aportaran un marco orientador de su gestión. Recién el año 2000, con la línea<br />

del SERNAP, se empieza un proceso de generación de políticas, las cuales en una<br />

primera etapa tuvieron un sesgo excesivo hacia temas de desarrollo social y económico,<br />

relegando los objetivos primarios relacionados a la conservación y uso<br />

sostenible de los recursos. Es válido reconocer que un acierto fundamental desde<br />

un principio fue incorporar en los principios que guían la gestión del SNAP, el<br />

garantizar la conservación del patrimonio natural en el marco del respeto de las<br />

identidades culturales, como un compromiso ético que busca no sólo valorizar,<br />

proteger y restaurar la riqueza de la biodiversidad, sino revalorizar los conocimientos<br />

y prácticas del manejo de los recursos naturales de las poblaciones asentadas<br />

en las áreas protegidas y sus entornos, como socios y actores fundamentales en<br />

los procesos de gestión de estos espacios. 19<br />

De cualquier forma, la conservación de la biodiversidad curiosamente no figuraba<br />

como uno de los elementos centrales y jerárquicos del conjunto de principios,<br />

contradiciendo los objetivos esenciales de la creación de las áreas protegidas. En<br />

diversas etapas de la historia del SNAP y a partir de una ingerencia desmedida de<br />

determinados proyectos, el concepto de conservación fue abiertamente atacado,<br />

más por pugnas personales que por esencia, promoviéndose una inusitada y<br />

extrema polarización hacia un marco netamente antropocentrista y de desarrollo.<br />

Esta lógica de visualizar a las áreas protegidas como una especie de “centros<br />

de desarrollo” obstaculizó los intentos de encontrar un punto de equilibrio y de<br />

compatibilidad entre conservación y desarrollo, promoviendo una dinámica de<br />

exclusión. Esta polarización ha inducido a un distanciamiento entre las direcciones<br />

de planificación y la de monitoreo ambiental del SERNAP, las cuales difícilmente<br />

llegaron a articular sus acciones. Este es uno de los elementos cruciales para explicar<br />

la debilidad interna de gestión que tuvo y uno de los puntos que debe ser<br />

subsanado.<br />

conoce para los sistemas de áreas − no está siendo tomada como una ventaja comparati-<br />

va extraordinaria en casi ningún ámbito.<br />

19 SIRENARE/SERNAP 2005.


Por otra parte, las políticas para el desarrollo del SNAP y los posteriores intentos de<br />

marcos estratégicos hasta el año 2004, se orientaron a proyecciones teóricas carentes<br />

de visión de contexto y sin prospectiva de escenarios futuros, es decir que<br />

parecía no prever los cambios estructurales en lo político, social y económico que<br />

podrían suceder en el país, de forma que la figura de integralidad y complementariedad<br />

planteadas no coincidieron con la profundidad de las reformas ocurridas<br />

y hasta podían en su momento ser interpretadas como contradictorias.<br />

El año 2005 se realizó una consultoría por una conocida fundación para la elaboración<br />

de un Plan Estratégico Institucional del SERNAP, el cual a pesar de su<br />

enfoque excesivamente gerencial, arrojó un análisis minucioso y detallado de la<br />

situación real del SERNAP y el SNAP en términos de capacidades y limitantes. 20 En<br />

todo caso pudo haber servido como base de partida para una eventual reorientación<br />

institucional. 21<br />

INsTRUMENTOs <strong>DE</strong> gEsTIóN<br />

gUARDIANíA<br />

En cuanto a los sistemas de protección, en muchas oportunidades se ha cuestionado<br />

el rol y presencia de los guardaparques, por su imagen de ente represor<br />

hacia la población local. Sin duda existen varios antecedentes que corroboran<br />

esta situación no deseable, y como resultado de ello a lo largo de varios años se<br />

propuso que los guardias asumieran más bien un rol de “promotor o extensionista”,<br />

sin demasiado éxito. En más de una oportunidad emergían ideas, en general provenientes<br />

de personas o instancias que desconocían la realidad de las áreas protegidas,<br />

en sentido de eliminar los cuerpos de guardaparques. La verdad es que<br />

los guardaparques son importantes, no para generar interdicción sobre los pobladores<br />

y comunidades locales, sino para contrarrestar avasallamientos provenientes<br />

del exterior de las áreas, como cuartoneros de Palos Blancos que depredan<br />

la madera del Pilón Lajas, cazadores de vicuñas desde el Perú, cazadores furtivos<br />

desde el Brasil en San Matías, empresas madereras infractoras en el TIPNIS, etc.<br />

De cualquier forma, en términos generales el accionar de las guardianías es muy<br />

limitado, debido a factores como su escaso número en relación a la cobertura<br />

del área, la falta o limitación de suministros y medios de transporte, o la extrema<br />

conflictividad que impide su llegada a algunas zonas. Muchas áreas se encuentran<br />

bien conservadas, no tanto por la efectividad de gestión sino porque son muy<br />

extensas y poco accesibles.<br />

En algún momento se propuso como alternativa, apelar a la revalorización de<br />

formas de control social basados en la recuperación de las normas comunitarias<br />

de manejo de recursos, como una forma legítima y complementaria a la de las<br />

guardianías oficiales; esta idea no tuvo mayor apoyo, a pesar de que existían experiencias<br />

concretas en diversas regiones. 22<br />

20 FAMNK 2006.<br />

21 Es particularmente llamativo que la última proyección estratégica o Agenda para el<br />

Cambio que proyecta el próximo decenio del SERNAP, no considere y ni siquiera mencione<br />

temas críticos (y que realmente precisan de una visión estratégica), que de forma directa e<br />

indirecta afectarán o incluso podrían desbaratar el SNAP, como ser: las visiones desarrollistas<br />

de sectores del Estado y privados, la apertura a inversiones y transnacionales que abren<br />

puertas a megaproyectos y procesos devastadores de los ecosistemas (p.ej. expansión<br />

de soya, o grandes represas), la iniciativa IIRSA, el riesgo de producción a gran escala de<br />

agrobiocombustibles y la proliferación de transgénicos, los riesgos hacia la biodiversidad y<br />

las comunidades locales por efectos del cambio climático global, la expansión acelerada<br />

de la minería, las nuevas lógicas en la explotación de gas e hidrocarburos, etc.<br />

22 Moscoso 2002, 2005.<br />

363


364<br />

Un elemento muy álgido es el de la práctica general de “incorporar” la participación<br />

de las poblaciones locales en el sistema, esencialmente contratándolas<br />

como guardaparques, en muchos casos incluso a dirigentes. Esto puede ser interpretado<br />

positivamente desde el argumento de la creación de fuentes de trabajo<br />

e incluso como una forma de que la gente local participe y asuma responsabilidades.<br />

Sin embargo tiene serias connotaciones sociales, puesto que se podría estar<br />

incurriendo, al menos en determinadas regiones, en casos de flagrante cooptación.<br />

Los guardaparques locales son fuente de conflicto comunal, pues muchas<br />

veces son repudiados por su propia gente e incluso sus familiares. En el caso de las<br />

dirigencias, esta práctica ha sido muy criticada por atentar contra la estructura<br />

organizativa de las comunidades, debilitando la cohesión comunal y restando<br />

credibilidad a las bases dirigenciales locales. 23 De cualquier forma es un tema que<br />

puede desvanecerse a medida de que las comunidades locales empiecen a ejercer<br />

un control social autogestionario de las áreas.<br />

MONITOREO<br />

Por otra parte, el monitoreo para conocer la situación de la biodiversidad no pudo<br />

avanzar, principalmente debido a la escasa importancia que se confirió en ciertas<br />

etapas a los temas de conservación de biodiversidad y protección ambiental.<br />

Antes de 1997, se realizó un monitoreo y sistematización de información sobre el<br />

estado de conservación de las áreas protegidas, proceso que fue truncado con<br />

el cambio de gobierno. El sistema de información y sus bases de datos fueron<br />

desmantelados, eliminando parte de la información generada y destinando los<br />

equipos para fines administrativos. Posteriormente ya no hubo otro intento serio<br />

hasta la conformación del SIG en el año 2002.<br />

Otro instrumento de seguimiento, el Sistema de Medición de la Efectividad de la<br />

Gestión del SNAP (MEMS) en base a los score-cards de The Nature Conservancy,<br />

fue una herramienta interesante de seguimiento, para medir la efectividad (aunque<br />

no la eficacia, es decir para ver si se cumplía, no si se hizo bien). 24 Esto explica<br />

en parte que los puntajes promedio del SNAP y de las áreas alcanzaron en general<br />

valores por encima de la medía (0 a 5), considerando que era de conocimiento<br />

general que muchas cosas no iban tan bien. Es posible que dicho instrumento<br />

hubiera sido de mayor utilidad de haber tenido una mayor articulación con aspectos<br />

de gestión de biodiversidad y ambiental a cargo de la Dirección de Monitoreo<br />

que ya estaba manejando un SIG, para medir la “salud de los ecosistemas”<br />

además del cumplimiento de resultados de gestión. 25 Es de esperar que se esté<br />

subsanando la desvinculación con las acciones del monitoreo ambiental.<br />

PLANIfICACIóN<br />

Antes de 1998, la elaboración de los planes de manejo estuvo sujeta a una elevada<br />

dispersión metodológica (hubo varias escuelas) y tanto la participación local<br />

como de la DNCB fue muy escasa (por ejemplo en Amboró, Noel Kempff Mercado,<br />

Pilón Lajas), generando en más de una oportunidad el rechazo de las comunidades<br />

locales, como fue el caso del primer Plan de Manejo del PN Noel Kempff<br />

Mercado, el año 1994. En años posteriores, una de las principales limitaciones para<br />

avanzar en la generación de estas herramientas fue la ausencia de un marco<br />

metodológico idóneo. La elaboración de una complicada guía en el año 2000,<br />

ocasionó que en varias acciones de planificación se utilicen formatos diversos<br />

23 Diegues1996; Ribera 2005, Governanza y gobernabilidad en las Áreas Protegidas de Bolivia.<br />

24 FAMNK 2006, Elaboración del Plan Estratégico Institucional del SERNAP.<br />

25 Hockings et al. 2000.


(Otuquis, Madidi, Palmar, Cotapata, Sama, REA) debido a su difícil aplicabilidad,<br />

aunque el nivel de participación social se incrementó notablemente. En términos<br />

generales, siempre se cuestionó su real aplicabilidad y utilidad, es decir que no<br />

son instrumentos funcionales, lo cual tiene que ver con el proceso de elaboración<br />

(poco participativo), pero especialmente con la débil inserción en los planes<br />

operativos anuales de las acciones previstas, además de existir debilidades en los<br />

mecanismos de ejecución, presupuestos insuficientes y falta de capacidad de<br />

gestión en las áreas. En relación a los planes operativos anuales, en la mayoría de<br />

los casos sus proyecciones enfatizan aspectos administrativos, organizacionales<br />

y de inversiones, con débil incorporación jerárquica de elementos relevantes en<br />

materia de conservación, investigación o manejo de recursos. Un elemento crítico<br />

es que no llegan a reflejar las líneas de los planes de manejo. Por otra parte, en la<br />

práctica, muy pocos planes de manejo lograron integrarse de forma efectiva a los<br />

planes de desarrollo municipal; algunas experiencias aisladas en ciertas regiones y<br />

áreas no deberían considerarse razón suficiente como para generalizar el proceso<br />

a todo el SNAP. Es deseable que el cambio actual de los planes de manejo hacia<br />

“Planes de Vida” considere algunos de estos elementos.<br />

ZONIfICACIóN<br />

Los procesos de zonificación de los planes de manejo también adolecen de muchas<br />

dificultades en su definición y aplicación; de inicio los obstáculos se derivaban<br />

del modelo complicado y ambiguo que establece el Reglamento General<br />

del SNAP, aunque han habido intentos de simplificación. Los procesos de zonificación<br />

de manejo no se han tomado en serio, han sido demasiado permisivos y no<br />

tuvieron efectividad de aplicación en el terreno. Definitivamente es difícil apreciar<br />

su utilidad si no se tiene un real convencimiento de la importancia de la conservación.<br />

Por otra parte, su aplicabilidad se reduce si no se contempla una subzonificación<br />

para las zonas de aprovechamiento de recursos, y en especial de los<br />

espacios de acceso y uso comunal o colectivo (bosques, praderas, humedales,<br />

ríos, etc.), aspectos que no fueron tomados en cuenta con la suficiente seriedad.<br />

Además la zonificación y particularmente la subzonificación de las zonas de uso<br />

de recursos debe ser un proceso eminentemente participativo donde se junten la<br />

visión técnica y la visión local. En conclusión, los avances en el manejo de estos<br />

instrumentos han sido muy magros.<br />

ZONAs <strong>DE</strong> AMORTIgUACIóN y CORREDOREs BIOLógICOs<br />

Otros instrumentos de apoyo a la conservación de la biodiversidad en relación a<br />

las áreas protegidas tampoco tuvieron mayores resultados: se puede mencionar<br />

el fracaso de las zonas de amortiguación, que sólo tuvieron cierto avance y efectividad<br />

en unas pocas áreas piloto, pero que al nivel del SNAP no pasaron de ser un<br />

tecnicismo sin aplicación práctica. También el tema de los corredores biológicos<br />

como el “Amboró–Madidi”, incluso con proyección transfronteriza, han quedado<br />

como una figura discursiva sin posibilidades de aplicación práctica. Ambos instrumentos<br />

implican una elevada complejidad de temas, problemáticas y actores,<br />

que necesitan el respaldo de una fuerte política de Estado a favor del ambiente,<br />

además de que su eventual éxito estaría más bien supeditado a la fortaleza de las<br />

gestiones ambientales municipales de un corredor o en torno a un área protegida.<br />

Ambas situaciones han estado lejos de cumplirse.<br />

El SERNAP financió con fondos GEF la realización del Estudio de vacíos de representatividad,<br />

el cual estuvo a cargo de un equipo de organizaciones nacionales<br />

e internacionales. 26 Los resultados son determinantes: si bien el SNAP “nacional”<br />

26 FAN et al. 2005.<br />

365


366<br />

comprende una elevada representatividad del patrimonio natural del país, existen<br />

numerosos vacíos y elementos prioritarios a ser conservados por el grado de<br />

amenaza que enfrentan. Sin embargo, en la actualidad, las capacidades y el modelo<br />

institucional son insuficientes como para poder asegurar su inclusión al SNAP,<br />

ya que para ello se debería cambiar su lógica de organización y pensar además<br />

en otros instrumentos.<br />

CONsERvACIóN, IMPACTOs ACTUALEs y gRAN<strong>DE</strong>s AMENAZAs<br />

La palabra conservación se tornó hacia fines de los años 90 en una mala palabra.<br />

Esto tenía fuerte relación con las visiones y modalidades de gestión de biodiversidad<br />

impulsadas principalmente desde el hemisferio Norte bajo la escuela de Kenton<br />

Miller desde la década de los 80. 27 Conservar se mimetizó con preservar, con<br />

no tocar, con zonas intangibles, con interdicciones y prohibiciones, figuras impulsadas<br />

en ese entonces de forma activa por algunas organizaciones internacionales<br />

y ONGs locales ligadas a aquellas, dando lugar a rechazos generalizados tanto<br />

por los pobladores locales como por diversas corrientes políticas. En los años posteriores<br />

vinieron cambios y tanto las visiones como los léxicos empezaron a cambiar;<br />

toda una corriente de científicos y ambientalistas comenzaron a trasuntar el<br />

concepto de conservación con uso de recursos, prácticas tradicionales, derechos<br />

indígenas, etc. 28 De cualquier forma, dicha transformación y apertura al cambio<br />

en el propio contexto del SNAP no tuvo buen recibimiento, predominando una<br />

atmósfera cargada de prejuicios; la conservación llegó a tener un cierto status<br />

de tabú. 29 Paradójicamente, las comunidades locales conservan la naturaleza y<br />

los recursos, la diferencia está en el vocablo, ellos hablan de “cuidar”, incluso con<br />

una visión transgeneracional, pues hablan de reservar, “guardar” para los hijos y<br />

los nietos. En varios casos preservan zonas enteras en relación con sus contextos<br />

cosmogónicos y mítico religiosos.<br />

Afianzar la conservación efectiva y contrarrestar contravenciones y procesos expoliativos<br />

al interior de las áreas fue siempre una tarea difícil, tanto por las limitaciones<br />

operativas como por la lógica de no generar o profundizar conflictos<br />

sociales. La imagen de un SERNAP principalmente interdictivo se dio en la década<br />

de los 90 a partir de algunos hechos aislados (p.ej. el caso de Cotapata con el<br />

decomiso de palos para picotas, la pesca en el Amboró, o la caza en el EBB). Se<br />

llegó a argumentar que actuar sobre impactos menores era la forma más fácil de<br />

mostrar control (a pesar de los conflictos generados), puesto que fiscalizar las acciones<br />

sobre los grandes impactos ocasionados por actores externos, grupos de<br />

poder regional o sectores económicos poderosos como minería o hidrocarburos,<br />

rebasaba la capacidad de control de las guardianías y del SERNAP. 30<br />

El hacer efectiva la gestión de conservación se tornaba difícil puesto que en muchos<br />

casos las administraciones de las áreas requerían el apoyo jurídico institucional<br />

de la oficina central, la cual a su vez nunca tuvo un apoyo decido ni del Ministerio<br />

de Desarrollo Sostenible ni de las Prefecturas ni de la Superintendencia Forestal<br />

cuando la madera cortada en las áreas salía de éstas (Amboró, Madidi, Pilón<br />

Lajas, Manuripi, etc.). En otros casos las administraciones locales no reaccionaban<br />

o incluso llegaban a desconocer la magnitud de las expoliaciones al interior de<br />

27 Miller 1978; Barzetti 1993.<br />

28 Ver por ejemplo Barzetti 1993; Borrini-Feyerabend 1996; FAN et al. 2005; Flores y Amaretti<br />

2002.<br />

29 Muchas de las pugnas entre “conservacionistas” y sus contrarios que en realidad carecen<br />

de un denominativo claro, fueron artificiales y caprichosamente erigidas en función a<br />

posiciones subjetivas e intereses, incluso a rencillas personales o simples afanes de protagonismo.<br />

30 Delgado y Mariscal 2004.


los límites de las áreas. De cualquier forma se generó un vacío de fiscalización. La<br />

situación en la actualidad, lejos de mejorar, está empeorando.<br />

Se puede concluir que los mayores impactos y amenazas en las áreas no se han<br />

producido a partir del uso del suelo y los recursos por las comunidades locales, salvo<br />

unas pocas excepciones, sino en relación a los impactos y amenazas que vienen<br />

de afuera: acciones expoliativas ejercidas por actores externos de las regiones<br />

o grandes amenazas derivadas del accionar discrecional de las Prefecturas y<br />

Alcaldías que ven a las áreas como zonas externas y ajenas, y no como espacios<br />

fiscales de carácter patrimonial.<br />

CONsERvACIóN <strong>DE</strong> LA BIODIvERsIDAD y <strong>DE</strong> LOs ECOsIsTEMAs<br />

En relación al estado de conservación de los ecosistemas y especies en el SNAP,<br />

se conoce que en general es aceptable, pero existe una clara tendencia a desmejorar<br />

debido a la progresión de impactos y amenazas que están siendo insuficientemente<br />

contrarrestadas.<br />

Si bien las tasas anuales de cambio o degradación de cobertura natural de ecosistemas<br />

en las áreas se pueden considerar bajas, comparativamente al resto del<br />

país, debería de cualquier forma llamar a la preocupación al producirse en zonas<br />

de elevada fragilidad y poca aptitud agropecuaria. 31 En todo caso se deberían<br />

definir los límites aceptables para la modificación y cambio de uso de los ecosistemas<br />

en cada área protegida.<br />

Por su parte el SERNAP ha identificado los siguientes riesgos e impactos de forma<br />

genérica: caza furtiva; quemas e incendios; tala ilegal; asentamientos o avasallamientos;<br />

coca y narcotráfico; hidrocarburos y minería; turismo desordenado; construcción<br />

desordenada de caminos; megaproyectos; y cambio climático. 32<br />

Algunos eventos que no se pudieron controlar<br />

La siguiente lista muestra algunos eventos expoliativos en los cuales no se logró<br />

obtener resultados efectivos de control, debido a la debilidad institucional, la<br />

falta de apoyo de las oficinas superiores del gobierno central, la preeminencia<br />

de los contraventores y la falta de apoyo social:<br />

Expansión de fronteras agropecuarias en la franja de amortiguación Norte<br />

del PN Amboró (sobre el área de manejo integrado), afectando zonas<br />

frágiles pedemontanas.<br />

Expansión de fronteras agropecuarias en la zona Norte del PN Carrasco<br />

(afectando zonas colinosas del pie de monte).<br />

Expansión de fronteras agropecuarias y tala de madera hacia el interior de<br />

la Reserva-TCO Pilón Lajas en la región Norte (Yucumo - Rurrenabaque).<br />

Expansión desordenada de fronteras agropecuarias en la zona sur de la<br />

EBB (franja de amortiguación).<br />

Construcción ilegal del tramo caminero Apolo – Asariamas, impulsado por<br />

la Alcaldía de Apolo y la Prefectura de La Paz.<br />

Explotación forestal ilegal en el TIPNIS, bajo incentivo y directa participación<br />

de algunas empresas que explotan el vecino Bosque Chimanes (Zona<br />

Asunta, Oromomo. Secure) y al amparo de poderes políticos regionales.<br />

31 FAN et al. 2005.<br />

32 La Prensa, 9 de septiembre de 2007.<br />

367


368<br />

Explotación forestal desordenada en el Madidi, tanto en zona San Fermín<br />

(desde el Perú) como en la zona de Asariamas.<br />

Explotación forestal ilegal en la Reserva Manuripi con participación de<br />

brasileros; además asentamientos ilegales y explotación forestal en la<br />

frontera con el Perú.<br />

Explotación forestal desordenada en zona baja de ANMI Apolobamba<br />

(zona Camata-Mapiri).<br />

Explotación forestal ilegal en la Reserva Pilón Lajas, zona Cascada, Alto<br />

Quiquibey, a partir de motosierrismo proveniente de Palos Blancos.<br />

Intensa exploración petrolera en el PN-ANMI Aguarague, así como<br />

construcción de túneles, ductos y caminos.<br />

Actividades de la industria minera de bórax y azufre altamente<br />

contaminantes en Sol de Mañana en la Reserva Eduardo Abaroa.<br />

Caza y explotación forestal ilegal en ANMI San Matías por gente del Brasil,<br />

llegando incluso a ejercerse violencia sobre los guardaparques y sin que<br />

exista reacción efectiva de las autoridades bolivianas.<br />

Turismo desordenado y generador de fuertes impactos en la Reserva<br />

Eduardo Abaroa (REA).<br />

En algunos de estos casos los impactos continúan, como la expansión de<br />

fronteras agropecuarias en Pilón o Carrasco, el turismo desordenado en la REA<br />

o la explotación ilegal de madera en el Madidi, en otros casos han sido solo<br />

parcialmente controlados.<br />

Fuentes: Ribera 2005a; FAN et al. 2005; La Prensa, 9 de septiembre de 2007<br />

Algunas áreas protegidas enfrentan la presencia de pasivos ambientales, la mayoría<br />

de los cuales no han sido tratados en los procesos de abandono o sólo parcialmente.<br />

Se deben mencionar los siguientes entre los más críticos:<br />

Pasivos de minería de azufre en la Reserva Eduardo Abaroa, Minas Horsu y Susana,<br />

zona Puripica, y que afectan directamente a la Laguna Verde.<br />

Pasivos de minería del oro en diversas quebradas del PNANMI Cotapata (p.ej.<br />

sector río Chairo arriba)<br />

Pasivos de minería del oro en ANMI Apolobamba (zona Sorapata)<br />

Pasivos de minería de asbesto al interior del PN Carrasco<br />

Pasivos hidrocarburíferos diversos en PNANMI Aguarague<br />

Pasivos hidrocarburíferos en el TIPNIS, por la exploración de la REPSOL.<br />

Las amenazas estructurales de mayor gravedad, especialmente sobre los ecosistemas<br />

de las tierras bajas (y que también afectarían áreas protegidas), se derivan<br />

tanto de las proyecciones de la iniciativa IIRSA, como de la nueva visión de producir<br />

agrobiocombustibles, cuya expansión a gran escala produciría un avance<br />

sin precedentes de las fronteras agrícolas, en especial de la soya, caña y palma<br />

africana. 33 También la explotación forestal no regulada y la ganadería de reemplazo<br />

se expandirían a partir de los nuevos tramos asfaltados que la iniciativa IIRSA<br />

está promoviendo.<br />

A todo esto se debe sumar el hecho que las ofertas de desarrollo parecen no tener<br />

las adecuadas contenciones ambientales, por lo que se hace necesario, diseñar<br />

canales alternativos de articulación entre conservación y desarrollo, que puedan<br />

33 CSF 2007a y b; FOBOMA<strong>DE</strong> 2003; Van Dijck y den Haak 2007.


ir más allá que la aplicación de instrumentos y recaudos ambientales clásicos. Esto<br />

es evidente cuando llegan a las regiones recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos<br />

que producen un apoyo social regional que no había antes. 34<br />

grandes amenazas<br />

Mayor atención y preocupación deberían concitar el conjunto de grandes<br />

amenazas a los ecosistemas y las comunidades locales, las cuales podrían<br />

generar en los próximos años enormes impactos directos o indirectos, tanto al<br />

interior de las áreas como en las zonas de influencia inmediata. Entre los casos<br />

de amenazas más críticas que se han identificado están:<br />

Proyectos de inversión vial en el marco del IIRSA: corredor Norte, generando<br />

riesgos sobre las Reservas Pilón Lajas y Manuripi, y corredor Pailón - Puerto<br />

Suarez, amenazando a ANMI San Matías y PNANMI Kaa Iya (Chaco).<br />

Construcción de represas en el río Madeira (Jirau, San Antonio) que<br />

afectarían una extensa región de la Amazonía boliviana y áreas protegidas<br />

departamentales como Bruno Racua e Iténez.<br />

Construcción de camino Apolo - Ixiamas cruzando el PNANMI Madidi (en<br />

especial considerando las rutas de mayor vulnerabilidad).<br />

Construcción del camino San Ignacio - Villa Tunari, cruzando zonas de<br />

extraordinario fragilidad y bien conservadas del TIPNIS.<br />

Construcción del camino Sehuencas - Ivirgarzama, cruzando el PN<br />

Carrasco.<br />

Reactivación del proyecto de la represa de El Bala, por acción de EN<strong>DE</strong><br />

y el Ministerio de Energía e Hidrocarburos, que afectaría a Madidi y Pilón<br />

Lajas.<br />

Represa Cambarí en la cuenca del río Bermejo y que afectaría la zona<br />

interior de la Reserva Tariquía en Tarija.<br />

Reactivación general de la minería por incremento de precios y mercados<br />

a nivel mundial.<br />

Reactivación de las exploraciones y proyecciones de explotación<br />

hidrocarburífera, que afectarían áreas como Madidi o Amboró.<br />

Reactivación de las proyecciones de explotación de energía geotérmica<br />

en la región de la Laguna Colorada, dentro de la Reserva Eduardo<br />

Abaroa.<br />

Explotación del hierro del Mutún (graves riesgos sobre PNANMI Otuquis y<br />

ANMI San Matías)<br />

Polo industrial, ferrovía y puerto sobre el río Paraguay (muy graves riesgos<br />

sobre Otuquis)<br />

Polo agroindustrial (caña-etanol-azúcar) en el Norte de La Paz (San<br />

Buenaventura - Ixiamas), riesgos sobre el Madidi y su zona de influencia.<br />

Exploración petrolera al interior del PNAMI Madidi (Norte de La Paz).<br />

Navegabilidad del Iténez-Río Verde, como parte del IIRSA; y la instalación<br />

de represas en el Brasil e hidrovías conectadas con el Paraná.<br />

Expansión de la soya sobre ANMI San Matías y PNAMI Kaa Iya del Chaco<br />

El avance de estas grandes amenazas que vienen enfrentando las áreas<br />

protegidas, ha demostrado la escasa capacidad del SERNAP y el propio<br />

Viceministerio de Biodiversidad para rebatir la preeminencia de las lógicas<br />

desarrollistas imperantes.<br />

Fuentes: Ribera 2005; La Prensa de 26 de agosto, 9 de septiembre, 7 de octubre<br />

y 18 de noviembre de 2007.<br />

34 Zambrana 2007.<br />

369


370<br />

LOs AvATAREs <strong>DE</strong> LA PARTICIPACIóN sOCIAL<br />

Malas lecturas y conclusiones sobre las áreas protegidas siempre han existido, una<br />

de ellas observa por ejemplo que no es comprensible que 18 millones de hectáreas<br />

de tierras fiscales estén cerradas cuando hay gente con escasa tierra o sin<br />

ella. Más allá de ignorar el concepto de resguardo patrimonial, la mala lectura<br />

viene en sentido que en todas las áreas protegidas hay gente que vive y usa los<br />

recursos, es decir que no son espacios vacíos; además menos del 40% en promedio<br />

de estas tierras son efectivamente fiscales, el resto son tierras comunitarias o<br />

privadas. A esto hay que añadir que la gente ocupa precisamente las zonas más<br />

aptas para diversos usos, zonas que son reducidas en superficie, ya que el resto<br />

tiene alta fragilidad ecológica y es poco apto para usos agropecuarios.<br />

La población que vive en las áreas protegidas y sus zonas de influencia más inmediatas<br />

y que tiene diversos derechos sobre el uso de espacios, es de aproximadamente<br />

120.000 habitantes (19.000 familias) en unas 800 comunidades, en tanto<br />

que la población regionalmente vinculada con las áreas protegidas del SNAP es<br />

de aproximadamente 1,5 millones de habitantes. Esto incluye a la población de<br />

las secciones municipales involucradas en su gestión y que representa el 18% de<br />

la población del país. 35 Un total de 96 municipios están vinculados con la gestión<br />

de las áreas protegidas, en algunas áreas confluyen varios municipios (caso del<br />

PNANMI Amboró) mientras que otros municipios abarcan más de un área protegida<br />

(caso de Apolo en La Paz).<br />

El concepto de “Parques con gente”, aparentemente controversial en la lógica<br />

del Norte, nació de la necesidad de armonizar los objetivos de conservación con<br />

las necesidades de aprovechamiento de los ecosistemas y recursos por las poblaciones<br />

locales. Fue un intento adaptativo e inclusivo a los cambios y paradigmas<br />

sociales de América Latina. De cualquier modo no dejó de ser un elemento reduccionista,<br />

que parecía tomar a la gente como objeto del proceso (podría decirse<br />

igual “parques con tigres” o “parques con maras”). Posiblemente un cambio más<br />

legítimo y equitativo sería el de “Gente con Parques”, bajo una visión de real apropiación<br />

positiva de los espacios y de las gestiones, slogan similar al actualmente<br />

propuesto de “áreas de la gente”.<br />

La figura de Comité de Gestión, como instrumento de participación social en la<br />

gestión de las áreas, fue mantenida con variaciones poco significativas desde inicios<br />

de los años 90, arrastrando muchas dificultades para poder apoyar efectivamente<br />

a la gestión de las áreas, como ser poco interés en motivarlos, capacitarlos<br />

y facilitarles una operatividad básica. En términos generales, el nivel de involucramiento<br />

en las dinámicas de las áreas fue muy superficial y circunstancial. En algunos<br />

casos (Madidi, Cotapata, REA), antes de ser un ente que apoye a la gestión<br />

del área, se constituyó en una instancia de demanda y presión sobre la dirección<br />

del área, algo así como comités de conflictos. Se considera que es una figura que<br />

requiere de una “reingeniería” que implique la búsqueda de alternativas, muchas<br />

de las cuales podrían encontrar su base en los modelos de organización tradicional<br />

en cada región (ayllus, consejos, cabildos, capitanías).<br />

En cuanto a los convenios de co-administración, en una primera etapa anterior a<br />

1998 se dieron varios intentos fallidos; las situaciones menos consistentes se dieron<br />

con ONGs, en tanto que los procesos más estables fueron con la participación<br />

de las organizaciones sociales locales. En esta línea, el caso del Kaa Iya del Gran<br />

Chaco tiene un nivel paradigmático. 36 Sin embargo, aunque se dieron avances,<br />

35 Ribera y Liberman 2005; SIRENARE/SERNAP 2005.<br />

36 como se refleja en CABI / WCS 2001.


también se perdieron oportunidades a pesar de condiciones favorables, por ejemplo<br />

en el caso de Pilón Lajas (Consejo Tsimane-Mosetene), Palmar (Centralías), EBB<br />

(Consejo Chimane), o en Apolobamba. Con seguridad la figura de co-administración<br />

deberá ser superada en función a los nuevos escenarios socio-políticos planteados.<br />

Es así que con los cambios que experimentó el país a partir del año 2005, la<br />

visión estratégica del SNAP se debe enfocar necesariamente hacia la cogestión,<br />

aspecto en el cual no se ha avanzado durante varios años. En tanto que otras<br />

ideas como la de crear áreas protegidas comunales que dependan del SERNAP,<br />

en el fondo carecen de sentido, considerando las actuales visiones de cambio.<br />

En relación a preparar fortalezas para una participación social más profunda, no<br />

se dieron procesos sistemáticos y profundos de capacitación y empoderamiento<br />

orientados a generar liderazgos y capacidades, que permitan de forma progresiva<br />

a las poblaciones locales asumir roles en la administración, gestión y manejo<br />

de las áreas protegidas. 37 El resultado fue una elevada incertidumbre a la hora de<br />

producirse el cambio de modelo hacia una visión participativa y protagónica de<br />

las fuerzas sociales, las cuales quieren hacerse cargo de las áreas. Por otra parte,<br />

el personal de las áreas tampoco está capacitado para enfrentar los nuevos desafíos<br />

de una participación social cogestionaria.<br />

En el fundamento del estado actual resalta como elemento orientador fundamental<br />

la inclusión y la participación indígena y campesina, sin embargo en el SERNAP<br />

dicha participación estaría siendo comprendida como una ampliación de los niveles<br />

administrativos hacia la presencia dirigencial, sin generar propiamente una<br />

política intercultural en base a consensos. Se debe superar la visión administrativista<br />

de la participación social en la gestión del SERNAP hacia un enfoque con clara<br />

adscripción ideológica, que sincronice con la visión de gobierno. 38<br />

Conflictos ocasionados por diversos motivos y el rechazo al Estado (neoliberal) del<br />

cual formaba parte el SERNAP, dieron lugar a situaciones de baja gobernanza. La<br />

gobernanza en áreas protegidas se define como los marcos jurídicos institucionales,<br />

estructuras, sistemas de conocimiento y valores culturales, que determinan la<br />

manera en que las decisiones son tomadas, así como los mecanismos de participación<br />

de los diferentes actores y las formas en que se ejerce la responsabilidad y<br />

el poder. 39 Para que se den condiciones de buena gobernanza en las áreas protegidas,<br />

tiene que privilegiarse el tema de la participación social. 40<br />

En especial hasta el año 2004, el nivel de gobernanza en el SNAP era excepcionalmente<br />

bajo, aspecto manifestado en la multiplicidad de conflictos sociales y el<br />

número de zonas a las cuales el personal del área no tenía acceso. 41 La gobernabilidad<br />

en las áreas protegidas comenzó a tener tropiezos varios años antes de la<br />

creación oficial del SNAP. Por ejemplo el PN Amboró, administrado con el apoyo<br />

de ONGs con visiones muy preservacionistas, conoció ya en los años 80 conflictos<br />

y rechazos abiertos por parte de la población local. Otro elemento activador de<br />

la desgobernanza fue la creación inconsulta y sin participación local de varias<br />

áreas (Amboró, Carrasco, Noel Kempff Mercado, Tariquia, etc.).<br />

Ha sido muy escasa la promoción y avance en la vinculación de las áreas protegidas<br />

con el desarrollo de los municipios y TCOs, considerando los más de 90 municipios<br />

que interaccionan con las áreas protegidas. Sólo en algunos casos muy puntuales<br />

se pudo promover una articulación efectiva de las áreas protegidas con el<br />

37 PA<strong>DE</strong>M 2001; Borrini-Feyerabend et al. 2001.<br />

38 Zambrana 2007.<br />

39 Leff 1998.<br />

40 Martínez 2006.<br />

41 Ribera 2005a; CERES 2000.<br />

371


372<br />

desarrollo de los municipios y TCOs, enlazando por ejemplo procesos de planificación.<br />

En la mayoría de los casos no existe sintonía entre los planes de manejo y<br />

los planes de desarrollo municipal, lo cual en parte se debe a la debilidad de las<br />

gestiones ambientales de las Alcaldías. Es posible que algunas experiencias como<br />

la ocurrida en torno al PN Sajama sean la excepción, pero no es válido tratar de<br />

extrapolar dicho proceso a todo el SNAP, pues esto distorsiona la realidad. Es más,<br />

no se han dado todavía procesos de articulación área protegida-municipio, ni<br />

siquiera en situaciones de especial cercanía geográfica, como es el caso de la<br />

Alcaldía de La Paz con el PNANMI Cotapata.<br />

Un aspecto crucial es que no se debería seguir intentando la articulación a los<br />

procesos de desarrollo por la vía de la simple coordinación interinstitucional y definir<br />

el éxito de la participación en función a la voluntad de incorporar recursos de<br />

contraparte para algunos proyectos en las áreas. 42 El SERNAP no termina de comprender<br />

que la participación de la gente no es un problema administrativo; ésta<br />

no puede seguir siendo vista como un mecanismo de apoyo de las comunidades<br />

a los objetivos de participación, donde predomina el enfoque transaccional: “tu<br />

me ayudas a conservar, yo te doy proyectos de desarrollo”. 43<br />

En relación a la participación de beneficios, cabe mencionar que sólo en contados<br />

casos como la Reserva Eduardo Abaroa o Madidi, las áreas protegidas han<br />

podido posicionarse como generadoras de ingresos y empleo para las comunidades<br />

locales, a partir de procesos de ecoturismo y de manejo de recursos. La<br />

potencialidad de las áreas es incuestionable, pero los avances son aún escasos,<br />

por tanto es cuestionable y contraproducente tratar de extrapolar y magnificar<br />

resultados aislados para mostrar una imagen irreal de mucho avance.<br />

MANEjO <strong>DE</strong> RECURsOs, UNA MATERIA PENDIENTE<br />

Uno de los aspectos más débiles del SNAP fue la poca atención al tema de manejo<br />

de recursos, lo cual parece contradictorio considerando que en todas las áreas<br />

hay uso de recursos, y que se trata de “Áreas con gente”. Una de las razones sin<br />

duda es la falta de políticas claras y proyecciones estratégicas, lo cual dio lugar<br />

a acciones aisladas, con lógicas de exclusión competitiva en lugar de crear sinergias.<br />

Considerando la enorme diversidad de necesidades y oportunidades de<br />

intervención en el tema de manejo de recursos, sólo pudieron desarrollarse unas<br />

pocas experiencias focalizadas en ciertas áreas. Si bien permitieron definir algunas<br />

proyecciones estratégicas, no se aconseja extrapolar el éxito de dichas experiencias<br />

aisladas como si fuera un logro extendido a todo el SNAP, pues nos podría<br />

conducir a distorsionar y minimizar la problemática del uso de recursos.<br />

vacíos y debilidades<br />

Se identifican los siguientes vacíos y debilidades en el tema recursos, entre los<br />

más importantes:<br />

Inexistencia de una instancia institucional del SERNAP que atienda el tema<br />

recursos de manera específica (dirección, coordinación, etc.).<br />

Insuficiente diseño de un marco estratégico y de políticas para el tratamiento<br />

del aprovechamiento y manejo de recursos (suelos, agua y recursos de<br />

biodiversidad).<br />

42 Zeballos y Quiroga 2003; Morales 2003; Mesa et al. 2000.<br />

43 Zambrana 2007.


Ausencia de procesos sistemáticos de planificación, ordenamiento y<br />

adecuación del uso del suelo y aprovechamiento de recursos, a nivel de<br />

finca/predio o de espacios comunales de acceso común, que orienten los<br />

procesos productivos a una mayor sostenibilidad, mejor eficiencia y menor<br />

costo ambiental.<br />

Proyectos focalizados, aislados y de corta duración, con escasa articulación<br />

entre ellos.<br />

Ausencia de acciones estratégicas de negociación y gestión para la<br />

consecución y afianzamiento de financiamientos que permitan un proceso<br />

efectivo de apoyo al tema de manejo de recursos en el SNAP.<br />

Insuficiente desarrollo de un marco de normas jurídicas y técnicas sobre<br />

aprovechamiento y manejo de recursos en áreas protegidas.<br />

Inaplicación de normas sectoriales de manejo de recursos y el suelo<br />

(chaqueos, uso de pendientes, quemas, etc.).<br />

Escaso apoyo a la valoración, recuperación (rescate) o generación<br />

de normas comunales o consuetudinarias referidas a temas de<br />

aprovechamiento y manejo de recursos.<br />

Escaso apoyo en temas de valoración, recuperación de sistemas y<br />

conocimientos tradicionales en el aprovechamiento del suelo y los recursos<br />

naturales.<br />

De cualquier manera, lo más destacable en cuanto a recursos en el SNAP, además<br />

de la enorme riqueza biológica, es la pervivencia en muchas de las Áreas de<br />

prácticas y conocimientos tradicionales en el aprovechamiento de ecosistemas<br />

de la tierra y los recursos por poblaciones indígenas y campesinas. 44 También se<br />

debe mencionar la elevada agrobiodiversidad (especies, variedades y razas domesticadas<br />

de plantas y animales) en prácticamente todas las áreas, elemento al<br />

cual poca o ninguna atención se ha conferido hasta el momento.<br />

Otro aspecto en parte relacionado a los anteriores, y que tuvo escaso desarrollo,<br />

fue el de la producción ecológica y la certificación en áreas protegidas. El apoyo<br />

al manejo de recursos en el SNAP debe partir del principio de que cualquier<br />

producción dentro de las áreas debe ser o al menos tender a ser ecológica (y<br />

por supuesto orgánica), no sólo por principio sino por la oportunidad de captar<br />

mercados especiales. Sin embargo, muy reducidos esfuerzos se realizaron hasta el<br />

momento para convertir esto en una política. El año 2002 se logró la firma de un<br />

convenio de cooperación con la AOPEB (Asociación de Organizaciones de Productores<br />

Ecológicos de Bolivia), sin embargo nunca llegó a ser aplicado y quedó<br />

en el olvido. Sería favorable que con la aprobación de la Ley 3525 (de Regulación<br />

y promoción de la producción agropecuaria y forestal no maderable ecológica),<br />

genéricamente conocida como “Ley de la Producción Ecológica” y su reglamento,<br />

se considere el potencial estratégico de estos elementos.<br />

INsOsTENIBILIDAD fINANCIERA<br />

Otro tema álgido en la funcionalidad del SNAP es su sostenibilidad financiera. El<br />

SNAP ha mostrado una debilidad financiera crónica, a pesar de que nació, como<br />

popularmente se dice, con “su pan bajo el brazo” (fondo GEF I), los escenarios son<br />

de elevada incertidumbre, con tiempos largos de escasez presupuestaria, y con<br />

una dinámica supeditada a la captación de financiamientos externos.<br />

44 Ribera y Liberman 2005; Zeballos y Quiroga 2003.<br />

373


374<br />

El mantenimiento presupuestario de la gestión de las áreas protegidas tiene escaso<br />

apoyo legal específico, la Ley del Medio Ambiente no menciona nada sobre<br />

partidas de soporte financiero que deberían asegurar el funcionamiento del<br />

SNAP, ni siquiera en los artículos referidos a la creación del extinto Fondo Nacional<br />

de Medio Ambiente (FONAMA). Por su parte, el Reglamento General de Áreas<br />

Protegidas no hace mención alguna del soporte financiero del SNAP, salvo en<br />

los artículos 110 y 11 referidos a ingresos económicos provenientes de tarifas de<br />

turismo en Áreas Protegidas. Sólo el Decreto Supremo Nº 25158 de creación del<br />

SERNAP 45 , establece que este financiará sus operaciones con las siguientes fuentes<br />

de ingresos:<br />

a) Asignaciones presupuestarias anuales del Tesoro General de la Nación;<br />

b) Fuentes de cooperación o financiamiento, internas o externas;<br />

c) Recursos propios por prestación de servicios y otros, de conformidad a reglamentación<br />

específica.<br />

Es posible que el inciso a), referido al Tesoro General, no ha sido trabajado demasiado<br />

en términos de gestionar anualmente la respectiva asignación. La realidad<br />

es que nunca el Estado realizó una atención efectiva financiera del SNAP.<br />

Debemos partir del principio que el Estado debería haber generado desde 1992<br />

una responsabilidad, al menos parcial, del mantenimiento básico de las áreas protegidas,<br />

lo cual debería haber figurado en las partidas del Presupuesto General<br />

de la Nación, más allá de las obligaciones de poner contrapartes a los proyectos<br />

canalizados. 46<br />

El monto necesario para la operatividad mínima de las áreas protegidas y el SER-<br />

NAP es relativamente importante y asciende anualmente a más de 5 millones de<br />

$US. Desde un inicio, para el arranque y creación del Sistema de Áreas Protegidas<br />

el año 1992, la sostenibilidad financiera estuvo marcada por una fuerte incertidumbre,<br />

determinada por la dependencia estricta de los financiamientos externos<br />

(Banco Mundial, GEF, Holanda, Alemania, TNC, etc.), situación apenas paliada<br />

en los últimos años por el accionar del FUN<strong>DE</strong>SNAP, una fundación privada que<br />

maneja el fondo fiduciario del SNAP. La contraparte estatal para estos proyectos<br />

de apoyo externo, fue siempre insegura y sujeta a profundas inconsistencias. Si<br />

bien entre 1992 y 2003 existieron compromisos firmados por el Estado boliviano<br />

para proveer fondos de contraparte para los proyectos que contaban con financiamiento<br />

externo, las contrapartes comprometidas para fondos como los del GEF<br />

fueron en su momento des-inscritos de las partidas respectivas del TGN y utilizadas<br />

para otros fines, con lo cual no sólo el SNAP quedaba en una situación precaria<br />

sino la credibilidad del país.<br />

A pesar de la interpretación de que los financiamientos de los proyectos GEF I y II<br />

(administrados por el Banco Mundial), de la KFW o de los Países Bajos son en realidad<br />

“dineros que nos pertenecen”, esto es una verdad a medias y desde luego<br />

muy subjetiva. 47 La realidad es que no ha habido nunca partidas permanentes<br />

inscritas en el Presupuesto General de la Nación, derivadas de nuestro propio PIB<br />

para soportar la funcionalidad básica del SNAP, como ocurre en mayor o menor<br />

grado en otros países latinoamericanos. A pesar de haberse superado en la actualidad<br />

la proporción de aporte nacional para el funcionamiento de las áreas<br />

protegidas respecto de la década de los 90, sigue siendo muy bajo, lo cual deter-<br />

45 Capítulo I del Régimen Económico de la Institución, en el Artículo 24 referido a los recursos<br />

financieros<br />

46 FAMNK 2006.<br />

47 en especial los del GEF, considerando las recomendaciones del Convenio de Biodiversidad,<br />

por el cual los países desarrollados aportan un reducido porcentaje de su PIB a los<br />

países pobres con fines de conservación.


mina todavía una fuerte dependencia de los financiamientos de la cooperación<br />

internacional.<br />

Llama la atención que considerando las regalías e impuestos petroleros como el<br />

IDH, no se hubiese considerado incluir (desde un lado) o en su defecto demandar<br />

(desde el otro), alguna cifra para las áreas protegidas, habida cuenta que han<br />

sido las más afectadas por los impactos petroleros. Posiblemente ya es tarde para<br />

pensar en aquello, especialmente por la conflictividad que envuelve el tema.<br />

<strong>DE</strong>sCONOCIMIENTO y <strong>DE</strong>sINfORMACIóN<br />

Otra debilidad en la gestión de las áreas protegidas ha sido la carencia de una<br />

estrategia y un programa de comunicación y difusión con adecuados soportes<br />

financieros que permitan acciones sistemáticas y recurrentes. 48 La comunicación<br />

sobre el SNAP se redujo a acciones aisladas, dispersas y sin el suficiente impacto, a<br />

cargo de diversas instituciones o de las propias áreas, en sus regiones. El resultado<br />

general implica un bajo conocimiento nacional y regional del SNAP, de aquí una<br />

de las posibles causas de su bajo posicionamiento. En general ha predominado la<br />

desinformación sobre las áreas protegidas, muchas veces reforzada por intereses<br />

sectoriales o políticos. La prensa en los últimos años ha conferido una atención<br />

muy parcial al tema de las áreas protegidas, mostrando sólo la belleza paisajística<br />

de las áreas protegidas, con un sesgo muy reiterativo hacia áreas como el Madidi,<br />

y ha dado mucha menor importancia al análisis de las problemáticas que enfrentan<br />

éstas. Ningún medio ha tomado posiciones efectivas a favor de las áreas<br />

protegidas.<br />

Algo que destacar es que ya existen en la mayoría de los textos escolares, capítulos<br />

enteros con mapas y datos precisos del SNAP, citando como fuente al SERNAP;<br />

beneficio que sin embargo se ha dado sin que el SERNAP haya realizado procesos<br />

de articulación con las editoras o el propio Ministerio de Educación.<br />

COORDINACIóN INTERNACIONAL<br />

A pesar de los acuerdos y cartas de intenciones, nunca pudieron prosperar de<br />

manera efectiva los procesos de integración de áreas protegidas transfronterizas,<br />

como Bahuaja Sonene-Madidi entre Perú y Bolivia, las áreas del Chaco (Bolivia-<br />

Paraguay) o en el pantanal con el Brasil. Las razones son varias, por ejemplo la<br />

falta de continuidad en las negociaciones por cambios de gobierno en nuestro<br />

país, o al final de cuentas por falta de interés de ambas partes.<br />

En general, la coordinación a nivel internacional es muy escasa, lo mismo sin duda<br />

se siente en otras latitudes, y esta no es una falencia del SNAP de Bolivia, sino del<br />

“sistema de áreas mundial” que no funciona: en cada país hay un sistema isla, con<br />

escaso contacto o vinculación con otros sistemas. Lo más valioso sería el apoyo<br />

moral, corporativo y público de unos sistemas a otros, al menos a nivel continental,<br />

por ejemplo cuando el Madidi está en riesgo, o se depreda Itatiaia en la Mata<br />

Atlántica, o hay amenazas en el Parque Manu en el Perú o Yasumí en el Ecuador.<br />

Sin embargo hay silencio absoluto, indiferencia, no hay espíritu de red, no hay<br />

manifestaciones de respaldo ni presencia corporativa o colectiva. Los grandes<br />

congresos y encuentros sirven para una periódica catarsis y descarga de distintas<br />

emociones que al final de cuentas no sirven para mucho.<br />

48 FAMNK 2006.<br />

375


376<br />

AvANCEs y LOgROs<br />

El hecho de que el SNAP - al igual que el resto de áreas protegidas en el mundo -<br />

esté pasando por los avatares de la incomprensión, indiferencia y asedio, no quiere<br />

decir que no se hayan experimentado importantes avances y logros en más de<br />

una década. Entre los más relevantes se deberían mencionar:<br />

1. Modelos de coadministración con elevado empoderamiento indígena, casi al<br />

nivel de autogestión; tal es el caso del PNANMI Kaa Iya en el Gran Chaco, al<br />

punto de haber sido considerado como modelo.<br />

2. Creación de grandes áreas protegidas que incrementaron la cobertura del<br />

SNAP y su representatividad nacional, por ejemplo PNANMI Madidi, ANMI San<br />

Matías, PNANMI Kaa Iya del Chaco, además de áreas de Santa Cruz, recogiendo<br />

las recomendaciones del Plan de Uso del Suelo.<br />

3. Creación del PNANMI Kaa Iya en función a una demanda y presión del pueblo<br />

indígena guaraní (Capitanía del Alto y Bajo Isozo).<br />

4. Creación del ANMI Palmar de Chuquisaca, que protege una palmera endémica<br />

(Parajubaea torallyi) y un loro endémico (Ara rubrogenys).<br />

5. Creación de un área protegida en el subandino de Chuquisaca (PNANMI<br />

Iñao), a partir de un excepcional consenso y participación de municipios y<br />

prefectura.<br />

6. Experiencias de manejo comunitario de ecoturismo exitosas como Chalalán<br />

en el Madidi, Mapajo en Pilón Lajas y Tomarapi en Sajama.<br />

7. Experiencias de producción ecológica en base al café, tanto en Madidi (Café<br />

Madidi) como en Pilón Lajas (Café Mujer).<br />

8. Rechazo al ingreso de la petrolera Andina al PN Amboró, gracias a la movilización<br />

municipal y comunitaria y a la resistencia del SERNAP y funcionarios<br />

del área que llegaron incluso a enfrentarse al propio Ministerio de Desarrollo<br />

Sostenible que pretendía abrir dicho ingreso.<br />

9. Resistencia exitosa de la Dirección de Monitoreo del SERNAP al intento de ingreso<br />

de exploraciones petroleras (Chaco y Petrobras) al bloque Río Hondo en<br />

el Madidi, en los años 2001 y 2002.<br />

10. Rechazo exitoso comunal indígena y de guardaparques del Pilón Lajas a intentos<br />

de ocupación ilegal de tierras en la zona de la Laguna Azul.<br />

11. Firmeza y habilidad de las direcciones jurídicas del SERNAP para manejar el<br />

Reglamento General de Áreas Protegidas y con sólo este instrumento rebatir<br />

leyes poderosas como de minería o hidrocarburos.<br />

12. Elaboración de planes de manejo más participativos.<br />

13. Superación de los momentos de turbulencia institucional cuando se instituyeron<br />

en el SERNAP direcciones cuestionables y negativas.<br />

14. Establecimiento de una dirección indígena del SNAP y SERNAP, la cual es una<br />

figura única en el mundo.


15. Establecimiento y funcionamiento exitoso del SIG en la Dirección de Monitoreo<br />

del SERNAP.<br />

16. Promoción del estudio del GAP: Análisis de vacíos de representatividad.<br />

17. Los Comités de Gestión que en su momento constituyeron un modelo a nivel<br />

latinoamericano.<br />

18. Conformación de una figura organizativa propia con visión corporativa de los<br />

guardaparques a nivel nacional.<br />

19. Información de buena calidad y precisión sobre el SNAP y las áreas protegidas,<br />

que son incorporados en muchos textos escolares.<br />

Foto 1 ANMI Palmar de Chuquisaca<br />

Foto 3 Reserva de fauna Eduardo Abaroa<br />

Foto 2 PN. Amboró, región de valles altos<br />

377


378<br />

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La Prensa, 7 de Oct. 2007. (LI<strong>DE</strong>MA, ¿Mega-proyecto para destruir la Madre Tierra?)<br />

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www.nodo50.org<br />

Créditos fotografías:<br />

M. Liberman<br />

379


380<br />

La problemática social del Parque Nacional y Área<br />

Natural de Manejo Integrado Madidi<br />

por Oscar Loayza Cossio 49<br />

El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado PNANMI Madidi fue creado<br />

el 21 de septiembre de 1995 mediante Decreto Supremo 24123, incluyendo<br />

entre las principales consideraciones para su creación que “las poblaciones indígenas<br />

tacana, quechua originaria y otras, desde tiempos inmemoriales han vivido<br />

en la zona y han expresado su deseo de participar en el desarrollo de un área<br />

protegida y su apoyo a la creación de ésta, así como al desarrollo de acciones de<br />

conservación que incorporen sus derechos ancestrales”.<br />

A lo largo de su historia (ver cuadro), los pueblos indígenas fueron sometidos a una<br />

disolución paulatina de su identidad, diversidad y conocimientos; un desplazamiento<br />

de sus lenguas propias por foráneas (quechua o castellano); la pérdida de<br />

sus áreas tradicionales de ocupación a consecuencia de las reducciones misionales,<br />

los desplazamientos masivos de población a zonas de producción, el tráfico<br />

de mano de obra nativa y la colonización; la pérdida de valores religiosos y creencias<br />

propias por la evangelización; la desestructuración de sus formas originales<br />

de organización y autogobierno; la reducción de sus poblaciones por enfrentamientos,<br />

enfermedades desconocidas, persecuciones y esclavitud; la reducción o<br />

desaparición selectiva de los recursos naturales de sus territorios; la negación de su<br />

existencia, ciudadanía y derechos por parte del Estado, entre otros. En las últimas<br />

dos décadas los pueblos indígenas han logrado reconstituir con esfuerzo comunidades<br />

y organizaciones propias, además de demandar y titular parte de sus<br />

territorios ancestrales, pudiendo así construir paulatinamente una gestión territorial<br />

integral propia y generar algunas oportunidades económicas para sus pueblos.<br />

El contexto histórico de la región del Madidi<br />

La historia de la región del Madidi, según información incluida en el Plan de<br />

Manejo del Parque, ha estado marcada por auges extractivos de recursos que<br />

han determinado períodos de bonanza económica temporal, normalmente<br />

concentrada en pocas manos. Estos movimientos económicos estuvieron<br />

ligados a invasiones a los territorios de los pueblos indígenas, desplazamientos<br />

poblacionales masivos, tráfico de mano de obra nativa, llegando a extremos de<br />

reducción drástica y hasta exterminio de las poblaciones indígenas presentes.<br />

Los hitos más importantes en la historia de la región han sido:<br />

Época prehispánica. Presencia de diversos grupos étnicos, algunos emparentados<br />

con la familia lingüística arawak, como tacanas y araonas, que<br />

desarrollaron una cultura propia y particular.<br />

Siglo XIV. Presencia temporal e incluso permanente de pueblos andinos<br />

(Tiwanacu, Wari) e intercambio económico y cultural.<br />

49 El presente trabajo forma parte del Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi<br />

de la Wildlife Conservation Society y contó con el apoyo del pueblo de los Estados Unidos<br />

a través de USAID, la Gordon and Betty Moore Foundation y la John D. and Catherine T.<br />

MacArthur Foundation. Los contenidos son responsabilidad del autor y no necesariamente<br />

reflejan las opiniones de los financiadores.


Siglo XV: Expansión incaica y asentamientos permanentes, comercio forzado<br />

con pueblos indígenas amazónicos.<br />

1536 - 1825: Época colonial, expediciones militares buscando “El Dorado” o<br />

el “Paitití”. Primeras misiones evangelizadoras y reductoras de Apolobamba.<br />

1825 - 1880: Inicios de la República. Reimpulso a las reducciones y misiones<br />

evangelizadoras y auge de la quina o cascarilla, con la que se da inicio a<br />

una cultura extractivista no sostenible de recursos naturales, que en alguna<br />

medida se mantiene hasta hoy.<br />

1880 - 1917: Auge de la goma, con dotación de concesiones a empresas<br />

extranjeras y formación de las primeras haciendas. Movimientos poblacionales<br />

masivos y tráfico de mano de obra indígena.<br />

1917 - 1964: Auge de las haciendas agropecuarias y de la figura del “patrón”.<br />

Auge del oro. Profundización de la disolución de identidades étnicas<br />

y pongueaje. Inicio de procesos de colonización de origen andino.<br />

1964 - 1985: Auge de la exportación de cueros de animales silvestres y uso<br />

de mano de obra indígena para la cacería.<br />

1971 - 1995: “Marcha al Norte”, 3 megaproyectos fallidos (ingenio azucarero,<br />

represa de El Bala e Hidrocarburos). Caminos de penetración, colonización<br />

intensa de poblaciones altiplánicas. Auge de la madera y afectación<br />

profunda a territorios indígenas por empresas madereras.<br />

1995 - actualidad: Reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas<br />

(TCOs) e inicio de políticas de conservación del patrimonio natural nacional<br />

(Áreas Protegidas). Auge del turismo.<br />

Vale la pena recalcar que desde épocas prehispánicas hubo asentamientos permanentes<br />

de poblaciones quechuas provenientes, principalmente, de la expansión<br />

inca, las que conformaron comunidades, desplazando, en algunos casos, a<br />

las poblaciones indígenas e iniciando procesos de comercio forzado para abastecer<br />

sus centros de demanda y consumo con productos provenientes del bosque,<br />

coca, oro y otros. Estas poblaciones quechuas pasaron luego, a raíz de los<br />

auges extractivos, de invasores a invadidos y, en alguna medida, sufrieron similares<br />

impactos que las poblaciones indígenas. Sin embargo, la Reforma Agraria de<br />

1953 reconoció las tierras comunales que ocupaban tradicionalmente o facilitó la<br />

reconstitución de comunidades campesinas a partir de las ex-haciendas, transformándolas<br />

en propiedades de derecho colectivo y que actualmente basan su<br />

economía principalmente en la agricultura.<br />

Los periodos de auge económico - primero de la quina y luego de la goma y la<br />

madera - durante el período republicano atrajeron nuevas poblaciones a la región,<br />

principalmente de origen blanco o mestizo. Este grupo, respaldado por su<br />

manejo del capital, su poder político y sus relaciones con el mercado, mantuvo<br />

hegemonía territorial a través del latifundio, las haciendas o las concesiones sobre<br />

recursos naturales. Por otra parte, ejercía el control del poder local (municipios,<br />

subprefecturas, agencias cantonales, corregimientos), manteniendo un enfoque<br />

estrictamente urbano y usufructuaba del poder económico a través de formas<br />

extremas de explotación de mano de obra, como el esclavismo o el pongueaje.<br />

Hasta hoy se mantienen todavía monopolios de intermediación entre la producción<br />

y comercialización de los recursos naturales, con el uso de figuras como el<br />

“habilito” o el endeudamiento permanente de los pobladores indígenas y originarias<br />

mediante adelantos de capital (anticipos o préstamos), provisión de alimentos<br />

básicos, herramientas, material escolar u otros elementos de primera necesidad<br />

a cuenta de la próxima cosecha agrícola o de madera, pieles u otros recursos<br />

naturales, muchas veces obtenidos furtivamente.<br />

381


382<br />

A partir de la década de los setenta se desarrollaron nuevos asentamientos de<br />

poblaciones quechuas y aymaras a raíz de los procesos de colonización, principalmente<br />

impulsados, aunque no siempre debidamente apoyados por el Estado.<br />

50 Las familias tomaban posesión de predios, generalmente situados a orillas de<br />

los caminos de penetración. En muchos casos las tierras que ocupaban estaban<br />

sobrepuestas a territorios indígenas. Los nuevos ocupantes conformaron comunidades<br />

afiliadas al sector sindical de colonizadores, entre los cuales prevalecía la<br />

tenencia individual de la tierra (normalmente 50 ha), lo que da un matiz diferente<br />

a su forma de gestión de los recursos naturales y a su visión de desarrollo en relación<br />

a los habitantes originarios de la zona.<br />

El relacionamiento variable entre los actores sociales de la región, sumado al nivel<br />

de incidencia que ejerzan éstos sobre otros actores institucionales, tanto públicos<br />

del nivel local (Gobiernos Municipales, Subprefecturas) o nacional (SERNAP y<br />

otros), como privados (ONGs, organizaciones económicas, cámaras de empresarios,<br />

etc.), así como de éstos sobre los primeros, marca la dinámica y problemática<br />

social cambiante de la región.<br />

CARACTERísTICAs gENERALEs <strong>DE</strong>L ÁREA PROTEgIDA<br />

El Madidi es sin duda el área protegida más emblemática del país, caracterizada<br />

por una alta variación altitudinal, topográfica y climática, que le permite tener<br />

una variedad de ecosistemas y una biodiversidad de relevancia mundial. Tiene<br />

una superficie de 1.895.750 ha. Se encuentra en el Departamento de La Paz, en<br />

las provincias Abel Iturralde, Franz Tamayo y Bautista Saavedra y ocupa parte de<br />

la jurisdicción de los municipios de Ixiamas, San Buenaventura, Apolo, Pelechuco<br />

y Curva. Tiene asimismo una relación funcional con el municipio de Guanay. Las<br />

poblaciones urbanas de estos municipios, tienen actualmente en los comités cívicos<br />

su principal mecanismo de representación y acción.<br />

Según el Plan de Manejo, dentro del PN y ANMI Madidi viven 31 comunidades<br />

principalmente de origen quechua, tacana y leco (nueve comunidades están<br />

en el área del Parque Nacional y 22 en el Área Natural de Manejo Integrado). La<br />

población total es aproximadamente de 3700 habitantes (22% en el Parque y 78%<br />

en el ANMI).<br />

El Madidi tiene superposición con cuatro Tierras Comunitarias de Origen (San José<br />

de Uchupiamonas, Tacana I, Lecos de Apolo y Lecos de Larecaja), vecindad con<br />

dos (Tacana II y Pilón Lajas) y proximidad con otras dos (Araona y Mosetén). Estos<br />

pueblos indígenas, en su mayoría, se encuentran afiliados a la Central de Pueblos<br />

Indígenas de La Paz (CPILAP). En la zona de Pelechuco y Apolo, dentro y fuera del<br />

área protegida, se asientan tradicionalmente alrededor de 80 comunidades de<br />

origen quechua, afiliadas a las Federaciones Sindicales Únicas de Trabajadores<br />

Campesinos de la Primera y Segunda Sección (Apolo y Pelechuco) respectivamente.<br />

Finalmente, a lo largo del camino entre San Buenaventura – Ixiamas – Alto<br />

Madidi, en la zona de amortiguación externa del área protegida, se asientan alrededor<br />

de 35 comunidades interculturales provenientes de procesos de colonización<br />

y que están afiliadas a la Federación Sindical de Productores Agropecuarios<br />

de la Provincia Abel Iturralde (FESPAI).<br />

50 Conocidos como la Marcha al Norte o el Proyecto de Ingenio Azucarero de San Buenaventura.


LOs ACTOREs <strong>DE</strong>L MADIDI y sUs RELACIONEs<br />

En forma general se pueden rescatar los siguientes patrones generales de relacionamiento<br />

entre los principales actores relacionados al Madidi:<br />

Mapa 1. Ubicación del PN y ANMI Madidi<br />

Fuente: SERNAP<br />

Mapa 2. Ubicación histórica de los pueblos<br />

indígenas en la región del Madidi<br />

Fuente: Plan de Manejo del PN y ANMI Madidi<br />

Existe una marcada separación entre las poblaciones urbanas (principalmente<br />

compuesta por ex hacendados, comerciantes, empresarios y otros) y rurales<br />

(principalmente conformada por campesinos e indígenas).<br />

El ejercicio del poder aún tiene un sesgo marcado hacia la población urbana,<br />

que concentra para sí la mayoría de las instituciones del Estado locales, aunque<br />

en los últimos procesos eleccionarios se ha dado un nivel creciente de<br />

penetración de representantes indígenas y originarios en las mismas.<br />

Existe una autoatribución de representatividad regional en las poblaciones<br />

urbanas, quienes asumen las decisiones inherentes al destino común, en muchos<br />

casos desconociendo las expectativas de la población rural (indígena<br />

o campesina) y negando la existencia de una diversidad cultural, a extremos<br />

de utilizar las instituciones y organizaciones, aprovechando su capacidad de<br />

convocatoria y movilización, para fines totalmente contrarios o ajenos a ellas.<br />

Existen diferencias marcadas entre las visiones de los pueblos indígenas (visión<br />

caracterizada por un mayor arraigo, pertenencia e identidad territorial y de<br />

equilibrio con el entorno), campesinos originarios (visión caracterizada por el<br />

ejercicio de la propiedad sobre el suelo, la demanda de exclusividad en el<br />

acceso a los recursos naturales y de mayores oportunidades económicas) y la<br />

población colona (visión caracterizada por la demanda de reconocimiento,<br />

legalidad, posibilidad de expansión y consolidación territorial y sobre los recursos<br />

naturales).<br />

383


384<br />

RELACIONEs CON EL ÁREA PROTEgIDA<br />

Por otra parte, en la relación de estos principales actores sociales locales con el<br />

área protegida PNANMI Madidi se pueden destacar los siguientes elementos:<br />

gobiernos Municipales: en general la relación de los Gobiernos Municipales<br />

con el área ha sido muy irregular y con altibajos marcados, en algunos casos<br />

han sido más parte de la problemática que de la solución, incluso en temas de<br />

su propia competencia. En muchos casos han optado por respaldar conflictos<br />

contra el área protegida, con el ánimo de disminuir la presión sobre sí mismos.<br />

Con menor frecuencia, los Gobiernos Municipales han actuado en el marco<br />

de sus competencias favoreciendo la gestión del área protegida o promoviendo<br />

proyectos conjuntos de beneficio local.<br />

Organizaciones indígenas: en general la relación con el área ha sido de defensa<br />

común ante conflictos o amenazas. La compatibilidad legal existente<br />

entre TCOs y áreas protegidas define un marco de relacionamiento coherente<br />

con la norma que, sin embargo, debe desarrollar mecanismos claros para la<br />

aplicación y ejercicio de la misma en la práctica, que permita consolidar una<br />

relación simbiótica no condicionada.<br />

Comunidades campesinas al interior del área protegida: en gran parte de los<br />

casos, la relación con el área ha estado marcada por una constante presión<br />

por obtener proyectos o alternativas económicas compensatorias a las limitaciones<br />

o restricciones que la protección del área les causa, estas demandas o<br />

presiones han tenido niveles variables de legitimidad, de presión y de conflicto.<br />

Colonos y comunidades campesinas al exterior del área: la relación ha estado<br />

marcada por una frágil vecindad y por un nivel de presión por acceder<br />

a oportunidades de proyectos o alternativas económicas generadas por el<br />

área, en compensación a la imposibilidad de acceso a los recursos naturales<br />

de la misma, mostrando, en general, un nivel de respeto condicionado al área<br />

protegida.<br />

Población urbana: representada principalmente a través de los comités cívicos,<br />

la relación ha estado marcada por el uso no siempre legítimo del área<br />

protegida como mecanismo de presión hacia el Estado para el logro de reivindicaciones<br />

regionales, muchas veces históricas, en algunos casos no compatibles<br />

con la conservación y objetivos del área.<br />

Organizaciones no gubernamentales: el Madidi se ha convertido en una oportunidad<br />

privilegiada de captación financiera, que ha motivado la presencia<br />

de una gama variada de instituciones no gubernamentales. La mayoría de<br />

las ONGs se ha enfocado hacia el desarrollo de capacidades locales y a la<br />

ejecución de proyectos de mayor o menor envergadura, con impactos variables,<br />

costos/beneficios no siempre claros, transparencia variable y agenda<br />

variable. El personal del área protegida ha hecho esfuerzos para mejorar la<br />

coordinación, concurrencia y complementariedad institucional, conformando<br />

una Coordinadora Interinstitucional que contribuya a una visión común; sin<br />

embargo, no todas las instituciones han mostrado predisposición y voluntad<br />

por participar en ella.


Conflictos en la gestión del PN y ANMI Madidi<br />

Un reciente estudio concluido por WCS (Salinas, 2007) sobre conflictos ambientales<br />

en el SNAP, proporciona elementos que muestran que los principales conflictos<br />

sociales, de orden económico, político o institucional, que atraviesa el<br />

Madidi están muy ligados a la inobservancia de la normativa ambiental (régimen<br />

legal especial de áreas protegidas), así como a la no consideración de<br />

los objetivos, categoría y zonificación del área. Entre ellos se pueden citar:<br />

Conflictos relacionados a proyectos de infraestructura caminera (Apolo-<br />

Ixiamas, Asariamas-San Fermín, Ixiamas-Puerto Heath), sin respeto a criterios<br />

o normas técnicas, sociales, económicas y ambientales.<br />

Conflictos relativos al acceso y la tenencia de la tierra, principalmente relacionados<br />

a la comprensión y reconocimiento de la demanda y titulación<br />

de Tierras Comunitarias de Origen a favor de los pueblos indígenas de la<br />

región, por las expectativas de expansión o de acceso y disfrute de los recursos<br />

naturales que ellos contienen.<br />

Conflictos relacionados al acceso y uso de los recursos naturales renovables,<br />

con énfasis en la madera, en forma ilegal y no sostenible.<br />

Conflictos relacionados a la explotación de recursos naturales no renovables<br />

(hidrocarburos, minería), por la sobreposición de derechos territoriales<br />

con derechos de uso (concesiones) o por la incompatibilidad con la conservación<br />

y objetivos del área.<br />

Conflictos ligados a la poca o ninguna articulación entre los diferentes actores<br />

y sectores sociales, tanto entre actores públicos (Gobiernos Municipales,<br />

Prefecturas, Gobierno Central), entre actores públicos con privados o<br />

entre actores privados (p.ej. ONGs).<br />

Falta de claridad y de cumplimiento de funciones, roles y competencias y<br />

desarticulación, descoordinación o sobreposición a nivel de instrumentos<br />

de planificación estratégica y territorial (Planes de Desarrollo Municipales,<br />

Departamentales o Nacionales, Planes Municipales o Departamentales de<br />

Ordenamiento Territorial, Plan de Uso de Suelos, Plan de Manejo del Área<br />

Protegida, Planes de Gestión Territorial Indígena, etc.).<br />

Conflictos ligados a proyectos o alternativas económicas, a la distribución<br />

de beneficios generados por los mismos o al acceso preferencial a ellos<br />

(p.ej. acceso exclusivo a áreas turísticas).<br />

Conflictos ligados al uso del Parque como canal de presión para lograr la<br />

atención del Estado a demandas sociales sectoriales o de grupo, en temas<br />

ajenos a las competencias o posibilidades del área protegida (salud, educación,<br />

caminos, producción, etc.).<br />

Conflictos ligados a temas político-partidarios o a la generación de plataformas<br />

políticas u ofertas pre-electorales para potenciales candidatos y al<br />

uso del área protegida como discurso.<br />

Conflictos por temas de límites o jurisdicciones político–administrativas,<br />

principalmente municipales (Apolo-Pelechuco, San Buenaventura-Ixiamas,<br />

Apolo-San Buenaventura).<br />

LA gEsTIóN <strong>DE</strong>L PNANMI MADIDI, ANTECE<strong>DE</strong>NTEs y PROCEsO<br />

Los hitos más importantes que marcan los antecedentes y el proceso de gestión<br />

del PNANMI Madidi se describen a continuación.<br />

Si bien la creación del PNANMI Madidi se justificaba plenamente por sus características<br />

ecológicas y biológicas, la búsqueda de una aceptación social para<br />

385


386<br />

su declaración estuvo acompañada de un discurso ligado a las oportunidades<br />

económicas que el área podría generar, en breve, a favor de todos los habitantes<br />

locales. Esta posibilidad de desarrollo unida a una cultura económica extractivista<br />

e inmediatista de algunos actores de la región, ha desembocado en una excesiva<br />

expectativa de origen y en una carga muy pesada para la gestión del área y<br />

para sus reales y legales, capacidades y competencias. Al inicio de la gestión del<br />

PNANMI Madidi, entre 1996 y 1998, se destinaron los principales esfuerzos a consolidar<br />

el Programa de Protección, buscando sentar presencia territorial y asumir un<br />

nivel aceptable de control sobre los recursos naturales del área. Durante este tiempo<br />

la población local mantuvo un rol pasivo y expectante en relación al área. Entre<br />

1998 y 2001, la gestión del Madidi estuvo marcada por demandas crecientes de<br />

alternativas económicas a ser implementadas en el área y el cumplimiento de los<br />

compromisos previamente adquiridos, que dieron lugar a algunas medidas aisladas<br />

como la dotación de agua potable o el desarrollo de proyectos piloto de turismo y<br />

manejo de recursos naturales. La participación en la gestión era sin embargo aún<br />

limitada y los roles y competencias del área protegida y de los otros actores eran<br />

poco claros; en muchos casos los Gobiernos Municipales formaban parte de la demanda<br />

más que de la solución.<br />

A partir del 2001, se buscó fortalecer la participación en la gestión del área, caminando<br />

hacia una gestión integral con la re-estructuración del Comité de Gestión,<br />

a partir de un análisis de actores en función a criterios de legitimidad, legalidad,<br />

representatividad y cultura democrática. 51 Se logró definir con mayor claridad competencias<br />

y roles institucionales, así como optimizar la intervención institucional en el<br />

área mediante la conformación de una Coordinadora Interinstitucional. Se dieron<br />

pasos iniciales hacia la construcción de una gestión integral del Área Protegida<br />

mediante la elaboración ampliamente participativa del primer Plan de Manejo y el<br />

inicio de su implementación programática. En contraposición, se incrementaron las<br />

demandas por iniciativas de desarrollo y surgieron conflictos ligados a intereses políticos<br />

y económicos de grupos de poder, a partir de demandas de reivindicaciones<br />

históricas ligadas a megaproyectos económicos o de infraestructura, comprometidos<br />

en algún momento histórico por el Estado (caminos, hidrocarburos, tierras, ingenio<br />

azucarero, etc.). En estos conflictos el área de Madidi fue utilizada como medio<br />

de presión (con intervenciones, asentamientos ilegales, destrucción de bienes,<br />

toma de rehenes, etc.) a fin de llamar la atención del Estado para su resolución.<br />

Actualmente, el PNANMI Madidi está buscando superar un período de profunda<br />

debilidad. El proceso de desinstitucionalización que sufrió el SERNAP entre noviembre<br />

de 2005 y septiembre del 2006 ha repercutido también en el área con el cambio<br />

arbitrario de la Dirección y Jefatura de Protección, la salida de varios guardaparques<br />

con amplia experiencia de trabajo, la limitada capacidad financiera, la desarticulación<br />

y descoordinación institucional, la presión social y el incremento de los<br />

conflictos sociales que pusieron al Madidi en una situación de alta vulnerabilidad.<br />

El SERNAP está dando ahora pasos de recomposición básica de la gestión con el<br />

nombramiento de un Director y cubriendo las acefalías en el cuerpo de protección<br />

con procesos participativos, buscando retomar la presencia institucional y el control<br />

territorial del área protegida, así como rearticular la coordinación y el apoyo institucional<br />

técnico y financiero, a partir de una visión común y concurrencia estratégica<br />

y programática en el marco del Plan de Manejo.<br />

hACIA UNA gEsTIóN COMPARTIDA<br />

El principal desafío a futuro de la gestión del Madidi es lograr que los actores locales,<br />

con derechos preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida, se<br />

51 Lehm et al. 2002.


involucren y comprometan con su gestión. El Estado y las instituciones de apoyo,<br />

por sí solos, no lograrán soportar las amenazas que se ciernen sobre el área si no<br />

se cuenta con el respaldo pleno de las poblaciones que, ancestralmente y en<br />

derecho, han habitado y habitan el área protegida y que, en el marco de este<br />

derecho, deben compartir también la responsabilidad en la gestión y las decisiones<br />

con el Estado, ya que comparten un mismo destino con el área.<br />

El análisis de actores realizado para el PN y ANMI Madidi no diferenció entre actores<br />

con derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida<br />

y aquellos con vecindad o interés funcional, económico o de otra naturaleza<br />

sobre la misma, ya que, como se mencionó, la finalidad era la de reestructurar<br />

el Comité de Gestión y no la de crear una instancia de gestión compartida con<br />

responsabilidad y decisión.<br />

En este contexto y para enfrentar la problemática social que se cierne sobre el<br />

área y garantizar el cumplimiento de las funciones y obligaciones del Estado para<br />

conservar el patrimonio natural y cultural existente en el Madidi, es necesario proponer<br />

y desarrollar nuevos modelos de gestión que reconozcan y respeten los<br />

derechos territoriales preconstituidos sobre el área protegida; permitan una mayor<br />

inclusión de los objetivos y visiones de los pueblos indígenas y originarios en<br />

la gestión del área; garanticen el respeto a las decisiones y autonomía de los<br />

pueblos indígenas y el ejercicio del derecho a la propiedad sobre la tierra y del<br />

aprovechamiento de los recursos naturales por sus habitantes; cumplan con el<br />

principio de subsidiariedad que el SERNAP ha priorizado para el SNAP entendido<br />

como la delegación paulatina de mayores responsabilidades y competencias a<br />

los niveles locales; permitan mejorar las condiciones de gobernabilidad del área<br />

y la construcción de una paulatina sostenibilidad social y política de su gestión,<br />

entre otros.<br />

LA PROPUEsTA <strong>DE</strong> COgEsTIóN <strong>DE</strong> LA CENTRAL <strong>DE</strong> PUEBLOs INDígENAs <strong>DE</strong> LA PAZ<br />

La Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), en representación de los<br />

cinco pueblos indígenas que la conforman, cuatro de los cuales tienen TCOs con<br />

sobreposición parcial o total con el área protegida, ha presentado al SERNAP una<br />

propuesta de cogestión para el PNANMI Madidi. Esta propuesta busca incluir también<br />

a otros actores, con similares derechos territoriales preconstituidos sobre la<br />

jurisdicción del área protegida, como las Federaciones de Campesinos de Apolo<br />

y Pelechuco y el pueblo Esse Ejja, por ejemplo.<br />

El CPILAP plantea conceptualmente la cogestión como: “una instancia privilegiada<br />

de participación, conformada por actores con derechos territoriales preconstituidos<br />

sobre la jurisdicción del área protegida, que tienen visiones compartidas<br />

con la existencia y conservación del área y que asumen la gestión del área protegida<br />

en co-responsabilidad con el Estado y con capacidad de decisión en los<br />

ámbitos político, estratégico y normativo”.<br />

Justifican esta propuesta 1) el cambio de paradigma de la gestión de las áreas<br />

protegidas de una visión preservacionista ortodoxa (antropo-excluyente) a una visión<br />

integral y de promoción del desarrollo sostenible con base en la conservación<br />

(antropo-incluyente); 2) que las organizaciones indígenas cuentan con estructuras<br />

representativas de alta legitimidad y poder de convocatoria; 3) que los pueblos<br />

indígenas han respetado los principios de libertad de expresión, libertad de organización<br />

y respeto a leyes y acuerdos; 4) que los indígenas mantienen lógicas<br />

sostenibles en el aprovechamiento de los recursos naturales y del espacio; y 5)<br />

que los pueblos del Madidi han tenido importantes avances en procesos de gestión<br />

territorial sostenible, concebida desde una perspectiva integral y que incluye<br />

aspectos sociales, económicos, ambientales y culturales.<br />

387


388<br />

La implicancia de este modelo de gestión compartida permitiría: 1) que el SERNAP<br />

en representación del Estado, asuma sus roles y responsabilidades en correspondencia<br />

a su mandato legal y político/social de proteger y conservar el patrimonio<br />

natural y cultural de la Nación bajo un modelo compartido con instancias locales<br />

en el marco de roles claramente establecidos; 2) que los actores sociales locales<br />

con derechos territoriales preconstituidos sobre la jurisdicción del área protegida<br />

ejerzan efectivamente este derecho en la misma magnitud que asumen responsabilidades<br />

compartidas con el Estado sobre la gestión y sobre las decisiones políticas,<br />

estratégicas y normativas del área protegida; 3) que las instituciones públicas<br />

o privadas que lo deseen y que demuestren capacidades para hacerlo, puedan<br />

participar en la ejecución compartida o delegada de programas y/o proyectos a<br />

través de la firma de convenios o contratos específicos de co-administración con<br />

el Estado; 4) que se fortalezca la coordinación, concurrencia y sinergia entre todas<br />

las instituciones que trabajan en el área protegida a través del fortalecimiento de<br />

la Coordinadora Interinstitucional y; 5) que se mantenga o fortalezca una amplia,<br />

abierta y transparente participación a favor de todos los actores relacionados directa<br />

e indirectamente con el área protegida a través del Comité de Gestión.<br />

Bibliografía<br />

CPILAP 2007. Propuesta de Co-Gestión del Parque Nacional y Área Natural de Manejo<br />

Integrado Madidi. (Documento de trabajo, no publicado). Con apoyo<br />

de WCS. La Paz.<br />

Lehm, Zulema, et al. 2002. Diagnóstico de actores sociales PNANMI Madidi. Con<br />

apoyo de SERNAP, CARE, WCS. La Paz.<br />

Loayza, O., L. Painter, e I. Arnold 2006. El proceso de construcción de gobernancia<br />

en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. En:<br />

Memorias del Simposio Internacional Gobernabilidad y Gobernanza en los<br />

Territorios de América Latina. CESU, IFEA, IIG, IRD, NCCR. Cochabamba.<br />

República de Bolivia 1993. Ley Nº 1333 del Medio Ambiente.<br />

República de Bolivia 1995. Decreto Supremo Nº 24123 de Creación del Parque<br />

Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi.<br />

República de Bolivia 1997. Decreto Supremo Nº 24781. Reglamento General de<br />

Áreas Protegidas.<br />

Salinas, Elvira 2007. Conflictos Ambientales en Áreas Protegidas de Bolivia. WCS,<br />

USAID, MOORE. La Paz.<br />

SERNAP 2005. Parque Nacional Madidi, WCS, CARE. Plan de Manejo del Parque<br />

Nacional Área Natural de Manejo Integrado Madidi. Con el apoyo de la<br />

Comunidad Europea y USAID Global. La Paz.


Exploración petrolera y defensa<br />

del Parque Nacional Amboró<br />

por Miguel Angel Crespo<br />

El Parque Nacional Amboró (PNA), uno de los parques nacionales más importantes,<br />

no sólo del país sino del mundo entero, contiene tres ecosistemas muy vulnerables.<br />

52 La altitud del parque varía entre 200 y 2.800 m snm, y es uno de los parques<br />

más ricos del mundo en diversidad de aves y anfibios, con cerca de 816 especies<br />

de aves y 76 especies de anfibios. Según los registros de flora, en la zona existen<br />

2.400 especies de plantas, aunque se estima que fácilmente el número de éstas<br />

podrían llegar a 5.000.<br />

La historia del Parque Amboró debe resaltar el rol de las organizaciones locales,<br />

fundamentalmente las 95 comunidades campesinas que lo circundan, las que<br />

cuestionaron la falta de participación y consulta en el proceso de creación y delimitación<br />

del parque. Este conflicto se agudizó en el año 1993 con enfrentamientos<br />

entre organizaciones campesinas - lideradas por la Federación Única de Trabajadores<br />

Campesinos de Santa Cruz (FSUTC-SC), y por otro lado organizaciones conservacionistas<br />

y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP). En esa oportunidad,<br />

un estudio realizado por PROBIOMA permitió desmentir las denuncias y<br />

acusaciones acerca de la supuesta mala relación que tenían las comunidades<br />

campesinas con los recursos naturales del sector Sur del PNA. Las conclusiones<br />

apuntaron a que las comunidades manejaban sus recursos naturales en forma<br />

adecuada, que existía conocimiento local de la importancia de los mismos y que<br />

fueron agentes externos los que causaron impactos en la biodiversidad. Entre estos<br />

últimos estaban concesiones mineras en el Río Surutu, concesiones madereras,<br />

explotadores de leña para proveer a los productores de chancaca 53 en los valles,<br />

así como los clubes de caza y pesca.<br />

De esta manera se concluyó que los mejores guardianes del PNA eran y son las<br />

comunidades locales y que se debía apoyar a las mismas en el manejo y protección<br />

de los recursos de la biodiversidad, mediante una serie de emprendimientos<br />

que les generen ingresos. Surgieron las propuestas de ecoturismo comunitario y<br />

agricultura ecológica. Estos emprendimientos permitían la generación de ingresos<br />

económicos en base a la conservación de la biodiversidad, de manera que las<br />

comunidades campesinas asumieron gradualmente la protección de dicho parque.<br />

En 1994, se elaboró la Propuesta de Administración Campesina del Parque<br />

Nacional Amboró.<br />

Sin embargo, el PNA continuó sufriendo amenazas serias, cuando a consecuencia<br />

de la aprobación del Código de Minería (en el primer gobierno de Gonzalo<br />

Sánchez de Lozada), prácticamente se cuadriculó las riberas del río Surutú, límite<br />

natural del Parque en la Zona Norte. Las organizaciones campesinas de Yapacaní,<br />

junto con los municipios, consiguieron revertir las concesiones y sobre todo impedir<br />

que se realicen trabajos de explotación de áridos. Asimismo, fueron las propias<br />

organizaciones campesinas que, con movilizaciones, lograron detener la apertura<br />

de caminos de acceso hacia el Parque Amboró, fomentada por los concesionarios<br />

mineros.<br />

52 El Amboró fue declarado como Parque Nacional el 16 de agosto de 1984, mediante Decreto<br />

Supremo 20423. Actualmente cuenta con una superficie de 637.600 ha, de las cuales<br />

195.100 constituyen el Área Natural de Manejo Integrado.<br />

53 Pequeños panes de azúcar morena producidos artesanalmente.<br />

389


390<br />

Lo mismo ocurrió cuando en 1997 la empresa petrolera capitalizada Andina se hizo<br />

dueña de la concesión que pertenece al Bloque Amboró - Espejos, con una superficie<br />

de 320.000 ha, entre los cantones Florida y El Filo. El proyecto pretendía desarrollar<br />

seis líneas sísmicas, de 15 a 20 km de largo por 1,5 km de ancho. De acuerdo con el<br />

boletín informativo de la empresa, el impacto ambiental en la zona sería mínimo,<br />

porque no habría necesidad de construir caminos de acceso, ya que todo sería transportado<br />

por helicópteros. Pero, para llevar a cabo estas actividades, Andina tenía<br />

que ingresar a la zona establecida como Área de Protección estricta. Con dichos<br />

antecedentes, Andina presentó ante las autoridades gubernamentales de ese entonces<br />

el Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA). Ante la falta de acción de<br />

las autoridades ambientales, las organizaciones campesinas plantearon su rechazo,<br />

determinando que no se permita ninguna actividad minera o hidrocarburífera en el<br />

PNA.<br />

En respuesta a la movilización iniciada por las organizaciones sociales, la empresa Andina<br />

llamó a una consulta pública, que en realidad tenía el carácter de una reunión<br />

abierta, en la cual la empresa informaría acerca de sus intenciones de ingresar al Amboró.<br />

Lamentablemente, algunas organizaciones conservacionistas que trabajaban<br />

en el área y la Dirección del PNA, se prestaron al juego de la empresa petrolera.<br />

Ante esa situación, PROBIOMA propuso no ingresar en el ámbito de la consulta pública,<br />

ni evaluar los Estudio de Impacto Ambiental, ya que sería aceptar que las actividades<br />

que pretendía realizar la empresa petrolera, podían ser motivo de una negociación;<br />

y el PNA no es negociable desde ningún punto de vista. Esta propuesta fue también<br />

asumida por las organizaciones campesinas, la Cámara Hotelera y otros movimientos<br />

urbanos que se sumaron a la defensa del PNA, como fue el caso del Grupo Ecológico<br />

Universitario, Grupo Ecológico América y los Comités de Fiscalización de la actividad<br />

hidrocarburífera de la Gran Chiquitanía, quienes iniciaron una campaña de recolección<br />

de firmas de apoyo, que fueron enviadas a las autoridades de gobierno.<br />

A pesar de este rechazo masivo, la empresa inició los trámites de Licencia Ambiental<br />

en la ciudad de La Paz. Esta situación promovió movilizaciones, marchas y bloqueos<br />

encabezados por las organizaciones campesinas de la Provincia Ichilo. Alrededor de<br />

mil campesinos iniciaron una marcha de protesta en la que recorrieron más de 20<br />

km desde la localidad de Huaytú hasta la localidad de Buena Vista y bloquearon la<br />

carretera principal que une los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba. El bloqueo<br />

duró 10 horas y fue levantado por acción de la Policía. Ante esta represión, los<br />

campesinos expresaron que seguirían con sus acciones hasta que la empresa Andina<br />

desista de su intención de ingresar al PNA.<br />

Sin embargo, el gobierno y la empresa persistían en continuar el proceso de trámite<br />

de la Licencia, amparados por la Ley de Hidrocarburos de entonces, en la que se señala<br />

de interés nacional cualquier actividad hidrocarburífera, aún por encima de las<br />

Áreas Protegidas. Esta posición fue rechazada por el movimiento campesino, amenazando<br />

ante tal situación con tomar el PNA si la empresa Andina ingresaba. Es más,<br />

amenazaron con “recuperar” más de 3.500 hectáreas cedidas para la creación del<br />

PNA e ingresar con 200 familias para habilitar tierras para la agricultura, aduciendo<br />

que la ley debía ser igual para todos. Por otra parte, la Cámara Hotelera de la mancomunidad<br />

Sara - Ichilo se pronunció, rechazando el ingreso de la empresa Andina,<br />

ya que la exploración petrolera afectaría a la inversión de la industria sin chimeneas,<br />

a la identidad cultural, religiosa y el ecoturismo, en los que se invirtieron millones de<br />

dólares.<br />

Este proceso derivó en que, en marzo del 2001 y ante la presión social, el gobierno<br />

niegue la solicitud de la empresa Andina, declarando que a cambio se compensaría<br />

con otra concesión en el país, para que ejecute la exploración. De esta manera, la<br />

acción social logró frenar una intencionalidad que hubiera tenido serios impactos<br />

sociales y ambientales.


Ecoturismo, comunidades,<br />

desarrollo y conservación<br />

por Marcelo Arze<br />

Desde hace más de una década, Bolivia viene impulsando proyectos eco-turísticos,<br />

cuyo objetivo es promover la conservación y el desarrollo, no como elementos<br />

antagónicos de una ecuación, sino más bien como una posibilidad real de<br />

efectivizar el desarrollo sostenible. Bolivia es uno de los 15 países más biodiversos<br />

del planeta y su variedad cultural se manifiesta en 36 grupos étnicos. Esta riqueza<br />

natural y cultural contrasta con un producto interno bruto per cápita de apenas<br />

1153 dólares por año, que posiciona la economía del país en el último lugar de<br />

Sudamérica. 54<br />

Es así que, guiados por la visión del aprovechamiento sostenible de estos recursos<br />

naturales y culturales como una estrategia de desarrollo, se empieza a discutir el<br />

año 2002 sobre ecoturismo para Bolivia. El resultado obtenido fue la siguiente definición<br />

del ecoturismo: “Aquellos viajes a lugares naturales conservados, con fines<br />

recreativos y de aprendizaje, bajo normas que reduzcan el impacto ambiental y<br />

cultural, y que dejen beneficios económicos a la comunidad y valoricen y recuperen<br />

los valores culturales”. 55<br />

De esta definición podemos rescatar los siguientes conceptos: los lugares naturales<br />

conservados, que en nuestro país están en su mayoría asociados a áreas<br />

protegidas; los fines recreativos y de aprendizaje, que encadenan el concepto<br />

de educación ambiental; la reducción de impactos ambientales y culturales, que<br />

son aportes directos a la conservación; y un eje central que es el beneficio a las<br />

comunidades locales, elemento que ha diferenciado al modelo boliviano de ecoturismo<br />

de otros modelos.<br />

El estado del mercado turístico de Bolivia nos muestra que la oferta ha crecido de<br />

manera exponencial en los últimos años. En una reciente publicación, fruto de la<br />

II Cumbre Nacional de Ecoturismo, el Comité Nacional de Apoyo al Ecoturismo<br />

(CONAE) inventarió 59 iniciativas eco-turísticas, casi todas ellas de propiedad y<br />

gestión totalmente comunitaria.<br />

54 http://www.ine.gov.bo/asp/indicadores.asp?TI=2<br />

55 Definición elaborada en las Jornadas Nacionales de Ecoturismo, Bolivia, año 2002<br />

391


392<br />

Mapa.- Emprendimientos Ecoturísticos en Bolivia<br />

Fuente: Comité Nacional de Apoyo al Ecoturismo,<br />

Elaborado por J.C. Ledesma, SIG-Conservación Internacional<br />

Desde la perspectiva de la demanda, durante el año 2005 el país recibió 390.888<br />

visitantes extranjeros 56 mientras que, según el Servicio Nacional de Áreas Protegidas<br />

(SERNAP), las áreas protegidas fueron visitadas por 136.460 personas durante<br />

el mismo año. Un análisis de las estadísticas nacionales muestra que entre los años<br />

1999 y 2004, el turismo en Bolivia ha crecido un 12%, en tanto que en ese mismo<br />

periodo, las Áreas Protegidas mostraron un incremento del 120% de visitas, es decir,<br />

diez veces más.<br />

Este análisis permite inferir que un número cada vez más grande de turistas que<br />

visita Bolivia, tiene como objetivo de su viaje conocer lugares naturales, siendo la<br />

Reserva Eduardo Abaroa, el Parque Nacional Madidi, el Parque Nacional Carrasco<br />

y la recientemente creada Área Protegida Municipal más grande de Bolivia,<br />

Pampas del Yacuma, los ejes magnéticos de turismo más importantes del país.<br />

Un cálculo muy conservador muestra que las visitas a las áreas protegidas generaron<br />

16.375.241 dólares americanos, como gasto directo de los turistas en las<br />

áreas protegidas, lo que puede ser considerado como un aporte directo de la<br />

biodiversidad a la economía del país, esto sin considerar el efecto en cascada y<br />

multiplicador que estas visitas generan.<br />

Este análisis contrasta con la situación empresarial comunitaria, ya que solamente<br />

el 10% de los emprendimientos turísticos comunitarios han alcanzado el punto de<br />

equilibrio financiero (es decir que sus ingresos han igualado o superado sus costos),<br />

lo que obliga a cuestionarnos acerca de este proceso empresarial, que no ha<br />

conseguido los logros esperados.<br />

56 Fuente Viceministerio de Turismo, El Turismo en Cifras, Gestión 2005.


En algunos casos la baja calidad en el servicio, unos procesos de capacitación<br />

inconclusos, la falta de visión de mercado o la inexistencia de planes de negocios,<br />

los procesos centrados sólo en generar infraestructura, un acompañamiento por<br />

periodos demasiado cortos y financiamientos tan pequeños que no aseguran la<br />

continuidad, han sido algunos de los problemas que han debido enfrentar muchas<br />

de las iniciativas ecoturísticas comunitarias.<br />

Sin embargo, existen algunos emprendimientos exitosos que han posicionado al<br />

país con modelos interesantes y han planteando un camino para otras comunidades:<br />

Chalalán, Tomarapi, San Miguel del Bala, Kawsay Wasi, Mapajo y La Yunga,<br />

entre otros, han desarrollado modelos sostenibles de gestión autónoma comunitaria,<br />

que muestran importantes impactos en la conservación de la biodiversidad y<br />

permiten un desarrollo económico local.<br />

Algunos impactos menos visibles se dan en el proceso de empoderamiento que<br />

las comunidades han tenido. Una muestra se ve en la política actual de gobierno,<br />

que plantea el turismo comunitario como un eje central. El trabajo de emprendedores<br />

comunitarios en el desarrollo de esta política permite también mostrar un<br />

cambio real en la composición del sector.<br />

Una de las lecciones aprendidas más importantes es que el desarrollo del turismo<br />

está directamente asociado a la participación de todos los actores, a saber tanto<br />

el sector público local, regional y nacional, los que deben coordinar acciones<br />

con la cooperación internacional, sin perder de vista que el ente dinamizador es<br />

el empresariado privado, tanto comunitario como tradicional. La perspectiva de<br />

trabajo a varios niveles, desde lo empresarial hasta lo nacional, permite el desarrollo<br />

de un ambiente propicio. Para ello, es necesario trabajar en estrategias de<br />

mercadeo más eficientes, en políticas de Estado inclusivas, en el planteamiento<br />

de normas que beneficien a todos los actores y en el encadenamiento de los productos<br />

en las cadenas de comercialización, para acceder más eficientemente al<br />

mercado.<br />

Los avances realizados en el ecoturismo en Bolivia son significativos y el aporte a la<br />

conservación de algunas regiones lo convierte en un fuerte aliado para la gestión<br />

de las áreas protegidas, con la disminución de actividades extractivas en lugares<br />

con actividad ecoturística, la consolidación de áreas de conservación, el aporte<br />

a la educación ambiental, la revalorización cultural de las comunidades involucradas<br />

y el empoderamiento de estas comunidades.<br />

Por lo tanto, es importante continuar el trabajo iniciado, fortalecer la imagen de<br />

marca del destino Bolivia, asociándola a su riqueza cultural y natural, desarrollar<br />

mejores vínculos para el acceso al mercado y fundamentalmente trabajar en<br />

procesos de capacitación, que son los únicos que promueven cambios reales.<br />

Éstos se traducen en la valoración de la riqueza que poseemos, su necesidad de<br />

conservación y la potencialidad que se tiene como país de generar un modelo<br />

integral de desarrollo sostenible.<br />

393


CONTENIDO QUINTA PARTE<br />

Capítulo 12<br />

Estado de conservación de la<br />

agrobiodiversidad en Bolivia<br />

Jatata (Geonoma deversa)<br />

El majo Oenocarpus bataua<br />

Capítulo 13<br />

Al borde del abismo: la vida<br />

silvestre en Bolivia<br />

El jucumari<br />

Jaguares (Panthera onca)<br />

Gato andino y gato de la<br />

pampa<br />

Depredación de ganado<br />

y conservación de fauna<br />

silvestre<br />

El aprovechamiento del<br />

lagarto (Caiman yacare):<br />

lecciones aprendidas y el<br />

nuevo rol de los planes de<br />

manejo<br />

Aprovechamiento de<br />

mariposas y conservación<br />

de los bosques montanos<br />

en el Parque Nacional ANMI<br />

Cotapata<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Quinta parte<br />

Biodiversidad


Capítulo 12<br />

Estado de conservación<br />

de la agrobiodiversidad<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Emilia García<br />

La diversidad biológica o biodiversidad se refiere a la variedad de los seres vivos<br />

en términos de número de especies, a la variabilidad genética y a la variedad<br />

de ecosistemas que los albergan. 1 La agrobiodiversidad se refiere a la diversidad<br />

de plantas con diversos grados de domesticación, así como todas las variedades<br />

(llamadas cultivares) utilizadas en la agricultura.<br />

El uso adecuado de la biodiversidad representa una alternativa para aprovechar<br />

los ecosistemas sin destruirlos, conservar las áreas poco o no intervenidas y lograr<br />

beneficios socioeconómicos y culturales para los pobladores.<br />

Desde hace algo más de 10.000 años la humanidad empezó a domesticar plantas<br />

y animales, seleccionándolos por algunas características especiales y reproduciéndolos<br />

posteriormente, lo que a lo largo de siglos y milenios, ha dado origen a<br />

formas, razas y variedades domesticadas, que son importantes para la agricultura,<br />

ganadería y forestería. En la actualidad se recurre cada vez más a la ingeniería<br />

genética, gracias a la recombinación y manipulación artificial de genes, con el<br />

objetivo de lograr las características deseadas en corto tiempo y así obtener nuevas<br />

variedades económicamente interesantes.<br />

A lo largo de este proceso de domesticación, se han desarrollado definiciones<br />

que se refieren a las variedades y su importancia:<br />

Cultivares primitivos: variedades locales que fueron seleccionadas a través de<br />

varias generaciones, quedando en los lugares de origen formas más primitivas.<br />

Cultivares modernos: son pocas formas de alto rendimiento que se usan en la<br />

agricultura, generalmente su base genética es muy restringida.<br />

Líneas avanzadas de mejoramiento: mutaciones y otros productos del mejoramiento<br />

genético.<br />

Parientes silvestres: ancestros comunes con las especies domesticadas que<br />

han permanecido silvestres y con un pool genético muy amplio. Contienen<br />

genes resistentes a plagas y enfermedades, pueden mejorar la productividad,<br />

dan mayor valor nutritivo y buen sabor, etc.<br />

La mayor agrobiodiversidad se encuentra en zonas muy particulares, denominadas<br />

“microcentros de diversidad”, que son áreas geográficas con características<br />

ambientales, sistemas de producción agropecuarios y patrones socioculturales<br />

determinados, que posibilitan la supervivencia y el uso de la biodiversidad. 2<br />

1 Brack 1996.<br />

2 Tapia et al. 2004; García et al. 2003.<br />

397


398<br />

RIQUEzA y DIsTRIBUCIóN<br />

Bolivia es considerada como uno de los 15 países megadiversos, junto con Brasil,<br />

Colombia, Perú, Zaire, Madagascar, México y China, entre otros. Esta calidad fue<br />

reconocida en la “Declaración de Cancún” de 1992. 3 Gran parte de sus especies<br />

vegetales son utilizadas en la etnobotánica de diferentes grupos humanos, que<br />

son también muy diversos.<br />

En Bolivia, existen 36 grupos étnicos que han tenido una amplia historia de uso de<br />

los recursos vegetales de su territorio. 4 Este uso incluye la construcción y desarrollo<br />

de conocimiento, manejo y formas de uso que originan una complicada red de<br />

interacciones entre las comunidades y su entorno. La riqueza cultural de Bolivia<br />

es amplia y heterogénea, lo cual da múltiples posibilidades de uso y manejo de<br />

productos y servicios de la biodiversidad. Sin embargo, tal como lo afirma la “Exposición<br />

de Motivos” del Anteproyecto de Ley de Regulación de Servicios de la<br />

Diversidad Biológica, este potencial no ha podido ser todavía aprovechado de<br />

manera racional y sostenible en beneficio del desarrollo del país. 5<br />

De acuerdo con X. Cadima, América es uno de los centros de origen y domesticación<br />

de especies como la papa, el maíz, la yuca, el camote y el frijol, cultivados<br />

mundialmente. 6 Además, existen otras especies alimenticias poco conocidas<br />

que incluyen los tubérculos denominados papalisa (Ullucus tuberosus), oca (Oxalis<br />

tuberosa) e isaño (Tropaeolum tuberosum), raíces como la racacha (Arracacia<br />

xanthorrhiza), la ajipa (Pachyrhizus ahipa), aricoma (Smallanthus sonchifolius), la<br />

achira (Canna edulis) y maca (Lepidium meyenii), pseudocereales como la quinua<br />

(Chenopodium quinoa), kañiwa (Ch. pallidicaule) y amaranto, millmi o coimi<br />

(Amaranthus caudatus), semillas de tarwi (Lupinus mutabilis) y maní (Arachis<br />

hypogea), así como también numerosos frutos. Según Brack, en Bolivia existen al<br />

menos 100 especies nativas domesticadas, con miles de variedades. 7 El altiplano<br />

es uno de los centros de domesticación y de existencia de 180 especies silvestres<br />

de papas, de gran importancia para cruces con las variedades domésticas y el<br />

mejoramiento genético.<br />

Si bien la agricultura boliviana depende en un 30% de recursos genéticos nativos<br />

y la ganadería depende en un 92% de recursos forrajeros silvestres no cultivados,<br />

el potencial de la biodiversidad de los cultivos nativos como fuente de productos<br />

para la industria nacional e internacional (con nuevos productos farmacológicos,<br />

cosméticos, químicos) está desaprovechado. 8 Hay también muchas plantas con<br />

frutos comestibles exóticos, o que permiten la extracción de perfumes o la obtención<br />

de pesticidas, que no han sido incluidas en programas de desarrollo.<br />

Para un posible desarrollo industrial en base a estos recursos resulta muy importante<br />

la participación de la empresa privada nacional, en el marco de una política<br />

de Estado que favorezca la investigación y su enlace con las capacidades<br />

económicas y tecnológicas. Como menciona Gudynas “Corresponde al Estado<br />

gestionar y manejar su biodiversidad”. 9<br />

3 Brack 1996; Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación 2001.<br />

4 Mihotek 1996.<br />

5 MDSP 2001.<br />

6 Cadima 2006.<br />

7 Brack 1996.<br />

8 Cadima 2006; Brack 1996.<br />

9 Gudynas 1996.


Para tener una idea de la riqueza vegetal que existe en Bolivia y las enormes posibilidades<br />

de encontrar especies útiles y/o con potencial económico, a continuación<br />

se presenta el número de plantas estimado para el país (tabla 1):<br />

Tabla 1. Riqueza vegetal estimada de Bolivia<br />

Grupo Número de especies<br />

Briofitas (musgos y hepáticas) 1.300<br />

Pteridofitas 1.300<br />

Gimnospermas 16<br />

Angiospermas 17.000<br />

Fuente: modificado de Beck 1996<br />

De este número, se estima que existen alrededor de 5000 - 7000 plantas vasculares<br />

útiles, entre angiospermas, gimnospermas y pteridofitas (helechos). Los árboles de<br />

las formaciones boscosas son los más utilizados y las principales familias útiles son<br />

las leguminosas y moráceas. 10 Boom registró en un inventario del bosque amazónico<br />

de la zona de Alto Ivón, 360 especies; de éstas, 305 especies son utilizadas por<br />

los Chácobo. Entre los arbustos, la familia más utilizada es Asteraceae. Las formas<br />

de uso más importantes son como medicina y alimento. 11<br />

EsPECIEs CON UsO AlIMENTICIO<br />

En Bolivia existen varios centros de origen de plantas domesticadas: maní, quinua,<br />

papa, además de otros tubérculos y raíces. El trabajo más completo sobre plantas<br />

útiles es aún el clásico de Martín Cárdenas. 12 Estas especies han sido manejadas<br />

por comunidades desde la antigüedad. Por ejemplo, en el caso de la papa, según<br />

Julio Rea existen 200 variedades, que se mantienen gracias a los cuidados de<br />

las comunidades de las zonas de Potosí y Cochabamba. 13 Esto representa mucho<br />

más de lo que se ha podido mantener en bancos de germoplasma del Perú y de<br />

Bolivia. 14 Rea hace mención que la distribución amplia y la gran tolerancia de los<br />

tubérculos andinos a diferentes ambientes se ha podido mantener en el tiempo,<br />

abarcando más de seis siglos en los Andes, gracias al manejo de las diferentes<br />

variedades por las comunidades campesinas.<br />

La región andina fue un importante centro de domesticación de especies, debido<br />

a que constituye un mosaico geográfico y ecológico. Se produce la variación de<br />

los microclimas en distancias cortas, en las que se dan diferencias de precipitación,<br />

temperaturas, radiación solar y tipos de suelo. El relieve también es un factor<br />

importante. Los fondos de valle en general presentan suelos profundos, abundante<br />

sol en el día y heladas nocturnas, mientras que las laderas tienen suelos superficiales,<br />

no reciben tanta radiación pero están libres de heladas. 15 Los pueblos antiguos<br />

supieron utilizar bien estas diferencias cultivando diversas especies de plantas en<br />

10 Boom 1987.<br />

11 Macía et al. 2003.<br />

12 Cárdenas 1989.<br />

13 Rea 2004.<br />

14 Por ejemplo, Ochoa (1990) nombra 114 clases de papas cultivadas y 31<br />

especies silvestres para el Perú.<br />

15 NCR 1989.<br />

399


400<br />

todos los microambientes posibles, principalmente en un gradiente altitudinal. 16<br />

En aquellos lugares donde había condiciones particulares que dificultaban el cultivo<br />

se construyeron terrazas, se formaron camellones o sukakollos o se instalaron<br />

sistemas de riego, haciendo frente a pendientes pronunciadas y con riesgos de<br />

derrumbes, a suelos con capa freática superficial, suelos secos y lugares expuestos<br />

a las heladas. 17<br />

Paralelamente al cultivo, las comunidades campesinas antiguas desarrollaron sistemas<br />

de preservación de los alimentos y las cosechas. Se transformó la papa en<br />

chuño, se desecaron o tostaron las legumbres y se construyeron silos. 18 De acuerdo<br />

con Ranaboldo, en el caso de la papa, son las mujeres en las comunidades campesinas<br />

las que mantienen un mayor conocimiento sobre las variedades y los usos<br />

culinarios. 19<br />

La diversidad de especies que se han cultivado, seleccionado y adaptado a diferentes<br />

lugares a lo largo de siglos, ha podido estabilizarse sin necesidad de utilizar<br />

agroquímicos. 20<br />

Si bien los Andes son un importante centro de origen de tubérculos y raíces, también<br />

hay algunos cultivos que se originaron en las tierras bajas.<br />

En la tabla 2 se presentan algunos de los principales alimentos originarios de los<br />

Andes y las tierras bajas. La importancia actual de los cultivos tradicionales tiene<br />

que ver con las posibilidades futuras de producción de alimentos.<br />

16 Murra 1987, Rengifo 1990.<br />

17 NCR 1989.<br />

18 ibid.<br />

19 Ranaboldo 1993.<br />

20 Morales 1994.


Tubérculos y raíces<br />

Granos y pseudocereales<br />

Hortalizas<br />

Frutos<br />

Semillas<br />

Fuente: modificado de NCR 1989<br />

Tabla 2. Principales alimentos de origen andino y de tierras bajas,<br />

según la parte utilizada<br />

Achira Canna edulis<br />

Ajipa Pachyrhizus ahipa<br />

Aricoma Smallanthus sonchifolius<br />

Camote Ipomoea batatas<br />

Isaño Tropaeolum tuberosum<br />

Gualusa Xanthosoma sagittifolia<br />

Jamachi pek’e Maranta arundinacea<br />

Maca Lepidium meyenii<br />

Mauka Mirabilis expansa<br />

Oca Oxalis tuberosa<br />

Papa Solanum tuberosum var. andigenum<br />

Papalisa Ullucus tuberosum<br />

Racacha Arracacia esculenta<br />

Yuca Manihot boliviana<br />

Amaranto Amaranthus caudatus<br />

Kañawa Chenopodium pallidicaule<br />

Maíz Zea mays<br />

Quinua Chenopodium quinoa<br />

Ajíes Capsicum spp.<br />

Zapallos y afines Cucurbita y otros géneros<br />

Bayas Especies de Vaccinium, Ribes<br />

Cacao Theobroma cacao<br />

Cactáceas Opuntia, Cleistocactus, Cereus<br />

Chilto Physalis peruviana<br />

Chirimoya y guanábana Annona cherimolia, Annona muricata<br />

Frutilla, zarzamora y grosella Fragaria vesca, Rubus spp.<br />

y especies de Ribes<br />

Lima tomate Cyphomandra betacea<br />

Papaya Carica papaya<br />

Pacay Inga edulis<br />

Pepino dulce Solanum muricatum<br />

Piña Ananas comosus<br />

Tumbo, maracuyá, granadilla Passiflora mollisima, P. edulis,<br />

P. ligularis<br />

Uvilla Sambucus peruviana<br />

Cayú Anacardium occidentale<br />

Maní Arachis hypogaea<br />

Nuez Juglans australis<br />

Poroto Phaseolus vulgaris<br />

Tarwi Lupinus mutabilis<br />

A continuación se describen brevemente las especies con órganos subterráneos<br />

comestibles, siguiendo un orden alfabético.<br />

401


402<br />

Achira<br />

Canna edulis (Cannaceae) es una especie perenne distribuida en las elevaciones<br />

medias de los Andes. Tiene rizomas ricos en almidón de fácil digestión, promisoria<br />

también para uso industrial. Es una especie de día neutro y crece en un rango<br />

amplio de altitud (0 – 2900 m), temperatura (9 - 30º C), precipitación (250 - 4000<br />

mm), pH del suelo (4,5 a 8,0). Se reconocen dos variedades: con rizomas blancos<br />

y rizomas morados. En la Universidad de Ayacucho (Perú) se mantiene una colección<br />

de clones. 21<br />

Ajipa<br />

Pachyrhizus ahipa (Fabaceae) es una especie cultivada en los valles húmedos y<br />

ceja de monte de Perú y Bolivia entre los 500 y 3000 m. No se conoce en estado<br />

silvestre y su cultivo parece ser muy antiguo (unos 2000 años atrás) por la evidencia<br />

arqueológica alrededor de su distribución actual. Tiene raíces comestibles tuberosas<br />

y carnosas, de sabor dulce y agradable, ricas en proteína. Es pariente de<br />

la especie llamada jicama (Pachyrrhizus erosus) de Centroamérica y sudeste de<br />

Asia. 22 Como otras leguminosas, tiene asociación con bacterias nitrificantes y eso<br />

hace que pueda crecer en suelos poco fértiles, los cuales son mejorados. Con una<br />

buena preparación del suelo al inicio de su cultivo requiere poco cuidado. Tiene<br />

altos rendimientos y es resistente a plagas y enfermedades. Es afectado por la humedad<br />

excesiva. Investigaciones sobre las especies de Pachyrrhizus existentes en<br />

diferentes lugares de Bolivia fueron realizadas por Julio Rea. 23 Es muy importante<br />

la conservación de las variedades y ecotipos, que representan reservorios de germoplasma<br />

valioso, debido a que algunos de ellos pueden desaparecer.<br />

Aricoma o yacón<br />

El yacón (Smallanthus sonchifolius, Asteraceae) es una raíz con alto contenido de<br />

agua y sabor dulzón, con posibles centros de origen en Bolivia y Perú desde donde<br />

se expandió a todos los Andes. Desde allí, en los últimos 30 años, ha sido introducido<br />

en otros continentes y países, como Nueva Zelanda, Asia (Japón y Corea) y<br />

Norteamérica. 24 El yacón no se cultiva en grandes superficies pero casi no falta en<br />

los huertos como un cultivo secundario para el consumo familiar o de protección<br />

contra depredadores. Se produce en los departamentos de La Paz (Escoma, Yungas),<br />

Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. 25<br />

Camote<br />

La raíz comestible de Ipomoea batatas (Convolvulaceae) tiene alto valor alimenticio<br />

por su contenido de carbohidratos, vitaminas y minerales. Es un cultivo de<br />

distribución amplia, aún en suelos poco fértiles de regiones áridas, y a través de<br />

los restos arqueológicos se calcula que tiene unos 10.000 años de antigüedad. 26<br />

Se cultiva en los bosques húmedos de Bolivia, generalmente como parte de los<br />

huertos familiares, junto con otras especies alimenticias.<br />

Gualusa<br />

Corresponde a la especie Xanthosoma sagittifolium (Araceae), un cultivo antiguo<br />

originario del norte de Sudamérica, y distribuido desde el Perú y Bolivia hasta<br />

México. Es una especie rica en almidón, contiene sustancias irritantes, cristales de<br />

oxalato de calcio y látex que desaparecen con la cocción. Es un cultivo con altos<br />

21 National Research Council 1989. Lost crops of the Incas; las descripciones acerca de las<br />

condiciones de cultivo en los siguientes párrafos provienen de esta fuente, cuando no se<br />

indica otra cosa.<br />

22 ibid.<br />

23 Julio Rea, com. pers.<br />

24 NRC 1989; Alfaro et al. 2003.<br />

25 Alfaro et al. 2003 y observaciones de la autora en 2005.<br />

26 León 1987.


endimientos, valor nutritivo y producción temprana, además de ser una especie<br />

apta para el mejoramiento genético. 27<br />

Isaño<br />

El isaño (Tropaeolum tuberosum, Tropaeolaceae) es un cultivo antiguo, según las<br />

evidencias de los sitios arqueológicos. Es un cultivo al que se le ha dado poca importancia,<br />

debido quizá a un mercado reducido y la poca costumbre de consumirlo. 28<br />

Es una especie rica en carbohidratos y con un contenido variable de proteínas.<br />

Necesita ser cocinado, de lo contrario no tiene buen sabor. Se cultiva en pequeñas<br />

parcelas en terrazas y laderas húmedas de la cordillera o en el borde de otros<br />

cultivos, entre los 2400 y 4300 m en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. 29<br />

Prefiere los ambientes húmedos y fríos, suelos orgánicos con pH de 5,3 a 7,5. Tiene<br />

altos rendimientos (30 a 60 t/ha), y se necesitan pocos insumos para su producción.<br />

Es tolerante al frío y a pesar de ser vulnerable a las virosis, debido a su contenido de<br />

glucosinolatos no es atacado por nemátodos, contiene sustancias bactericidas y<br />

muestra acción repelente de insectos, por lo que sirve también para proteger otros<br />

cultivos de estas plagas. Sin embargo, no ha podido competir con otros cultivos<br />

debido a la escasa demanda en el mercado nacional e internacional. Algunas estimaciones<br />

dan una idea de que su cultivo no supera las 100 ha en Bolivia. 30<br />

No se conoce sus ancestros y hasta los años 80 se habían reconocido cerca de 100<br />

variedades. La variabilidad genética, de acuerdo con Cadima, probablemente<br />

se debe a que el isaño ha podido crecer en ambientes heterogéneos, lo cual ha<br />

favorecido el desarrollo y conservación de varios cultivares con buena rusticidad<br />

y tolerancia a enfermedades y plagas.<br />

Jamachi pek’e<br />

Maranta arundinacea (Marantaceae) tiene rizomas ricos en almidón con los que se<br />

prepara una harina muy digestible y de buen sabor. No se conoce silvestre y se piensa<br />

que se originó en el norte de Sudamérica y las Antillas. 31 Se cultivó en los Yungas de<br />

La Paz.<br />

Maca<br />

Lepidium meyenii (Brassicaceae) es una especie que crece en el piso altoandino<br />

desde los 3500 hasta los 4800(?) m, en ambientes expuestos a la alta radiación solar,<br />

heladas y gran variación de temperatura (-10º C a +18º C). Tiene raíces engrosadas,<br />

ricas en almidón y azúcares, proteínas, hierro y yodo. Se puede preservar las raíces<br />

secas por mucho tiempo. Actualmente ha ganado muchos mercados por sus propiedades<br />

nutritivas y su posible efecto energizante y estimulante sexual, le han dado la<br />

reputación de ser el “viagra andino” o el “ginseng peruano”. Tiene glucosinolatos y<br />

también se ha reportado la presencia de alcaloides, taninos y trazas de saponinas.<br />

Existen pocas colecciones, principalmente realizadas por el Internacional Board for<br />

the Protection of Genetic Resources (IBPGR). Perú es el país con varios centros donde<br />

se mantienen colecciones de las variedades y accesiones de diferentes lugares<br />

(Junín, Huancayo y Ayacucho).<br />

En Bolivia se ha experimentado la expansión de su cultivo y su comercialización,<br />

debido a sus propiedades nutricionales. Un rasgo importante es que se cultivan<br />

bajo condiciones orgánicas, sin fertilizantes ni pesticidas. El principal centro de<br />

cultivo de la maca en Cochabamba en Tapacari, Ventilla y Arque, entre los 2.700<br />

27 ibid.<br />

28 Cadima 2006.<br />

29 NCR 1989, Cadima op. cit.<br />

30 Grau et al. 2003; Cadima op cit.<br />

31 León 1987.<br />

403


404<br />

y los 4.600 msnm. 32 Desde el año 2,000 se cultiva en las montañas entre Oruro,<br />

Potosí.<br />

Mauka<br />

Mirabilis expansa (Nyctaginaceae) es una especie con tallos y raíces comestibles,<br />

que crece en zonas húmedas y frías, entre los 2.200 y 3.500 m. Aparentemente,<br />

su cultivo es antiguo y sus ancestros silvestres han sido encontrados en Colombia,<br />

Ecuador, Perú y Bolivia. Fue redescubierta en Bolivia en los años 60, se distribuye<br />

en las altas montañas de Bolivia, Perú y Ecuador.Tiene alto contenido de carbohidratos<br />

y proteínas, además de calcio, fósforo y potasio. Su producción es buena,<br />

especialmente en alta montaña, y es tolerante a las heladas y a la escasez de<br />

agua. Las raíces crudas son fuertemente astringentes y amargas, lo cual se pierde<br />

exponiéndolas al sol.<br />

Oca<br />

La oca (Oxalis tuberosa, Oxalidaceae) es el segundo tubérculo importante después<br />

de la papa en Bolivia, donde se cultiva entre los 2800 y 4000 m de altitud.<br />

Contiene carbohidratos, proteínas, hierro y calcio. Existen variedades amargas que<br />

se secan y se consumen después como “caya” (oca deshidratada), cuando ya<br />

han perdido ese sabor. Los agricultores andinos reconocen hasta 12 variedades.<br />

La mayor colección de ocas (unas 400 accesiones) se encuentra en Cusco. En<br />

Bolivia, la producción según datos hasta 1998 alcanza un promedio de 3 t/ha. 33<br />

Papa<br />

El principal tubérculo andino es la papa (Solanum andigenum, Solanaceae), ampliamente<br />

estudiada por su importancia como alimento en todo el mundo. En el<br />

trabajo de Cadima se mencionan varios trabajos de diferentes autores sobre este<br />

tubérculo, publicados en libros y revistas. En Bolivia, la Fundación para la Promoción<br />

e Investigación de Productos Andinos (PROINPA), cuenta con un centro de<br />

documentación especializado en papa. A nivel internacional se tiene el Centro<br />

Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima, Perú. Ambas instituciones realizan<br />

y apoyan la investigación científica y actividades relacionadas con la papa<br />

con el objetivo de luchar contra la pobreza y contribuir a la seguridad alimentaria<br />

de forma sostenible.<br />

Aparte de Solanum andigenum se cultiva un amplio espectro de variedades de<br />

papa, que ha ido disminuyendo con el tiempo. Existen papas harinosas y duras,<br />

dulces y amargas, estas últimas tolerantes a las heladas, como la papa luk’i, que<br />

se cultiva a más de 4100 m snm. 34<br />

Con la creación del Programa Colaborativo de Biodiversidad de Raíces y Tubérculos<br />

Andinos, PBRTAs, con la participación de Ecuador, Perú y Bolivia, entre 1993 y<br />

2003, se ha contribuido al conocimiento de otros tubérculos andinos (oca, ulluco<br />

e isaño), incluyendo aspectos de diversidad genética, sistemas productivos, usos<br />

alternativos y conservación de estos cultivos. 35<br />

Papalisa<br />

La papalisa o ulluco (Ullucus tuberosus, Basellaceae) es un cultivo antiguo, registrado<br />

en sitios arqueológicos del Perú de más de 4.000 años de antigüedad. Se<br />

conocen formas silvestres que crecen en Bolivia, Perú y el norte de Argentina. 36 Actualmente,<br />

se cultiva en siete de los nueve departamentos, pero la mayor super-<br />

32 Alfaro et al. 2003.<br />

33 NCR 1989; Cadima 2006.<br />

34 Morales 1994.<br />

35 Cadima 2006.<br />

36 NCR 1989.


ficie cultivada y de producción se encuentra en las zonas altas de Cochabamba<br />

y Chuquisaca. Este cultivo resiste tanto las heladas como el calor y se desarrolla<br />

mejor en ambientes húmedos, suelos ligeramente ácidos (pH 5,5 a 6,5) pero es<br />

sensible al ataque de virus. Contiene carbohidratos y proteínas, junto con importantes<br />

cantidades de vitamina C (23 mg/100 g de peso húmedo). 37 A pesar de<br />

ser un cultivo poco exigente en cuanto a las condiciones ecológicas, tiene bajos<br />

rendimientos, posiblemente debido al ataque de virus. De acuerdo con el Instituto<br />

Nacional de Estadísticas, los rendimientos registrados en 15 años (1983 a 1998) son<br />

menores a las 3 t/ha. 38<br />

Racacha<br />

La racacha, Arracacia xanthorrhiza (Apiaceae) es una especie conocida sólo de<br />

Sudamérica y algunos sitios de Centroamérica y el Caribe. Se cultiva desde los 500<br />

hasta los 3200 m, con temperaturas entre 14 y 21º C (25º C), 1.000 mm de precipitación,<br />

pH 5 a 6. Tiene raíces no muy engrosadas, firmes y de color amarillo, ricas<br />

en almidón, calcio y vitamina A, comercializadas ampliamente en la actualidad.<br />

Tiene un período de crecimiento más largo que la papa, es sensible al frío y sensible<br />

a plagas como ácaros, nematodos, virus. Esta sensibilidad la convierte en una<br />

especie apta para la propagación por cultivo de tejidos. Se conocen variedades<br />

silvestres de Ecuador y norte del Perú, que representan los mayores centros de<br />

diversificación junto con Colombia. Se mantienen colecciones en Venezuela (Mérida)<br />

y Perú (Cajamarca).<br />

Yuca<br />

En las tierras bajas el principal alimento es la yuca (Manihot boliviana) una euforbiácea<br />

de distribución tropical. Las raíces tienen alto contenido de almidón,<br />

vitamina B, hierro y fósforo, pero pocas proteínas y calcio. Existen variedades dulces<br />

mejoradas donde se ha disminuido la proporción de ácido cianhídrico, un<br />

compuesto tóxico. La yuca se consume cocida, como harina, como chivé (Beni)<br />

y sirve para preparar chicha.<br />

PsEUDOCEREAlEs<br />

Los pseudocereales son cultivados cerca del piso subnival. Son especies tolerantes<br />

a la sequía y/o las heladas. Tienen alto contenido de proteínas y aminoácidos<br />

esenciales como la lisina, metionina y triptófano. Por estas características han sido<br />

incorporados en el desayuno escolar como granos, panes enriquecidos o pipocas.<br />

También son utilizados ampliamente en granolas y müsli de diferentes industrias.<br />

Amaranto<br />

Muy parecido a la quinua, Amaranthus caudatus, conocido también como kiwicha,<br />

coima, millmi, es una planta de semillas comestibles muy pequeñas, blancas<br />

y lustrosas, ricas en proteínas, que se cultiva en los valles húmedos. Actualmente se<br />

produce para la fabricación de harinas, panes, granolas y pipocas.<br />

Kañahua<br />

Chenopodium pallidicaule (Chenopodiaceae) es una planta nativa de los Andes<br />

que crece a más de 3800 m y hasta los 4400 m. Es la especie más tolerante a las<br />

heladas, sequía, suelos salinos y plagas. 39 Crece mejor en suelos sueltos y se adapta<br />

a suelos poco profundos con pH desde 4,8 a 8,5. Las hojas son ricas en calcio y<br />

la planta se utiliza como abono verde, también es una forrajera palatable. Tiene<br />

37 ibid.<br />

38 INE 1999.<br />

39 NCR 1989.<br />

405


406<br />

importancia como fuente de genes para el mejoramiento de otras quenopodiáceas.<br />

Maiz<br />

El maíz (Zea mays, Poaceae) es un cultivo de origen mesoamericano y su presencia<br />

en Sudamérica data de unos 11.000 años atrás. Su pariente silvestre, el teosinte,<br />

tiene unos 80.000 años de antigüedad. 40 Actualmente, se cultiva ampliamente en<br />

sus diferentes variedades, principalmente en los valles, en un rango altitudinal de<br />

1500 a 3000 m y de zonas semiáridas (500 mm de precipitación) a húmedas (3000<br />

mm). Es una fuente alimenticia importante en los trópicos, existiendo diferentes<br />

variedades según las características del endosperma (duro, dulce, reventador), y<br />

también se usa como forraje y para la obtención de aceite.<br />

Quinua<br />

La especie más cultivada para exportación y consumo interno en el país, Chenopodium<br />

quinoa, tiene proteínas y aminoácidos esenciales como lisina, metionina<br />

y cistina. Las semillas de la mayoría de las variedades tiene saponinas y el mejoramiento<br />

se ha dirigido a lograr variedades con granos con bajos contenidos<br />

de saponinas. Se han realizado estudios genéticos a nivel de tesis para tratar de<br />

separar las diferentes variedades. 41<br />

La evidencia arqueológica sugiere que antes de la llegada de los españoles, la<br />

quinua se cultivaba desde el sur de Chile hasta el norte de Colombia, desarrollándose<br />

las variedades de valle (2000 - 3600 m), altiplano, alrededor del Lago<br />

Titicaca (3800 m), salares, costa (sur de Chile) y de valles interandinos. Se produce<br />

con rangos de precipitación entre 300 y 1000 mm anuales y en suelos con pH de<br />

6 a 8,5. Existen colecciones de germoplasma de cerca de 2000 ecotipos en Chile,<br />

Argentina, Ecuador, Colombia, USA, Inglaterra y Rusia.<br />

Las principales variedades cultivadas de quinua son la quinua Real, con semilla<br />

menuda que contiene saponinas, quinua Sajama, sin saponinas, quinua Carangas,<br />

quinua amarilla y quinua roja, que son quinuas mejoradas. 42<br />

HORTAlIzAs<br />

Las plantas de este grupo con hojas, tallos y frutos comestibles, son una importante<br />

fuente de vitaminas A y C, minerales y fibra.<br />

Pimientos y ajíes<br />

Los frutos de este grupo pertenecen a la familia de las solanáceas. El más conocido<br />

es el locoto (Capsicum pubescens), cuyo origen probable es la región central<br />

de Bolivia y cuyo cultivo va de 1.500 a 3.000 m. Otros frutos relacionados genéticamente<br />

con el locoto son las ulupicas (Capsicum eximium) que no es una especie<br />

domesticada y que crece entre los 1.400 y 2.800 m, en lugares algo más secos y<br />

fríos. 43<br />

El ají (Capsicum baccatum var. pendulum) es cultivado en los Andes desde unos<br />

4.000 años atrás. También se consume el aribibí (Capsicum baccatum var. baccatum)<br />

que es un pariente silvestre.<br />

Zapallos, jocos<br />

40 León 1987.<br />

41 Fuentes 2004.<br />

42 Morales 1994.<br />

43 NCR 1989.


En este grupo se encuentran varias especies de cucurbitáceas, ricas en vitaminas<br />

A, C, potasio y hierro. El zapallo, Cucurbita maxima tiene origen sudamericano,<br />

con centros de diversidad en Bolivia, sur del Perú y norte de Argentina y Chile. El<br />

joco, Cucurbita moschata, es una especie introducida de México y Centroamérica,<br />

que se cultiva en las tierras bajas de Bolivia, 44 el lacayote, Cucurbita ficifolia se<br />

cultiva en las cabeceras de valle, entre los 1000 y 2000 m. La achojcha, Cyclanthera<br />

pedata, es originaria de Sudamérica y se cultiva en los valles montañosos<br />

hasta los 2000 m. Otras especies menos conocidas en Bolivia son Sicana odorifera,<br />

que tal vez fue introducida a Santa Cruz desde el Brasil o Paraguay, 45 y Sechium<br />

edule, denominada chayote. Esta es una especie domesticada en las tierras altas<br />

de México y Guatemala, donde se cultivó antes de la llegada de los españoles.<br />

Su cultivo se ha extendido a Sudamérica, y otros países de África, Asía, Europa y<br />

Norteamérica, pudiendo escapar de cultivo. Su fruto es rico en almidón y agua. 46<br />

FRUTOs<br />

Entre los 1300 y 3000 m de altitud se tiene la mayor diversidad de frutos comestibles<br />

en los diferentes tipos de vegetación de Bolivia, y muy pocos son cultivados para<br />

su comercialización. En su mayoría se recogen para el consumo familiar. Todos son<br />

frutos que posee niveles altos de vitaminas A y C, fósforo, calcio y hierro.<br />

Bayas<br />

Vaccinium floribundum (Ericaceae) es un arbusto postrado común del páramo<br />

de Yungas, el bosque de ceja y el bosque montano húmedo, entre los 1800 y 3800<br />

m. Produce bayas oscuras que se consumen en el páramo yungueño y la ceja de<br />

monte de Yungas, y son importantes recursos alimenticios para el oso jucumari, el<br />

zorro andino y aves frugívoras. 47<br />

Cacao<br />

El cacao (Theobroma cacao) pertenece a la familia Sterculiaceae y tiene su<br />

centro de origen en Amazonía Central. Su cultivo fue introducido en Bolivia hace<br />

cientos de años y actualmente existen diversas variedades adaptadas a diferentes<br />

condiciones ecológicas. En los últimos años se ha promovido la introducción<br />

de variedades, en especial en el norte de La Paz, además del cultivo orgánico<br />

que ha favorecido el comercio a nivel internacional. El cacao también crece<br />

de forma silvestre en bosques húmedos de tierras bajas. La semilla se usa para la<br />

elaboración de chocolate, existiendo otros productos en base a la utilización de<br />

la pulpa, como el jugo y vinagre, junto con su uso medicinal. 48<br />

Las especies silvestres relacionadas con el cacao que tienen potencial económico<br />

son el chocolatillo (Theobroma speciosum), árbol de los bosques húmedos<br />

amazónicos de La Paz, Cochabamba, Beni y de las zonas castañeras de Pando, y<br />

el cupuazú (Theobroma grandiflorum), especie originaria del este de la Amazonía.<br />

El cupuazú se cultiva en las zonas cálidas y húmedas de La Paz, Beni y Pando. En<br />

ambos casos se consume la pulpa del fruto, y el cupuazú sirve para la preparación<br />

de jugo, mermelada y vino. Otros parientes silvestres del cacao son poco comunes,<br />

como el chocolatillo macho (Theobroma obovatum) y chocolatillo (Theobroma<br />

subincanum). 49<br />

Cactáceas<br />

44 Vásquez y Coimbra 2002.<br />

45 ibid.<br />

46 León 1987.<br />

47 Rivadeneira 2001; Rechberger 1999.<br />

48 Proyecto Parientes Silvestres del Cacao en Bolivia<br />

49 Información Herbario Nacional de Bolivia.<br />

407


408<br />

El fruto de cactáceas más conocido es la tuna, Opuntia ficus-indica que crece<br />

cultivada y silvestre en lugares áridos de todo el país. La tuna tiene su centro de<br />

origen en México, desde donde se distribuyó a Sudamérica en tiempos prehispánicos.<br />

Además de los frutos se utiliza el mucílago de los tallos (pencas) como<br />

aclarador de aguas turbias, como medicina casera y para embellecer el cabello.<br />

Existen otros cactos con frutos comestibles de consumo ocasional en su estado<br />

silvestre, como la achacana (Neowerdermannia vorwerckii), en el este de Bolivia<br />

las pitajayas (especies de los géneros Cleistocactus y Cereus). En el altiplano sur se<br />

consumen los frutos del airampo (Opuntia soehrensii) y la pasacana (Trichocereus<br />

pasacana). 50<br />

Chilto<br />

Es la baya de Physalis peruviana, solanácea nativa de los Andes. Se distribuye alrededor<br />

de los 2500 m de altitud. Es un fruto que queda encerrado por el cáliz, que<br />

al secarse se vuelve translúcido. Contiene vitaminas A, C, complejo B, proteínas y<br />

fósforo.<br />

Chirimoya y guanábana<br />

Corresponden a las especies Annona cherimolia y Annona muricata (Annonaceae),<br />

respectivamente. La chirimoya se cultiva para su venta y se consume como<br />

fruto fresco o en helados y jugos. La guanábana no es cultivada y solamente se<br />

encuentra en algunos huertos familiares. Ambas especies son sensibles a las heladas<br />

por lo que su distribución está alrededor de los 1500 m en el bosque montano<br />

húmedo. Otra especie con frutos comestibles es Annona squamosa.<br />

Frutilla, zarzamora y grosella silvestre<br />

La frutilla cultivada, Fragaria vesca (Rosaceae) se cultiva ampliamente por la introducción<br />

de las carpas solares. Una especie silvestre, Fragaria chiloensis, poco<br />

común en el bosque montano, se consume ocasionalmente.<br />

Bajo el nombre de zarzamora o como “kari kari” se conocen los frutos agregados<br />

de las especies de Rubus, una rosácea de los bosques montanos, que también<br />

forman parte importante de la dieta de frugívoros silvestres. 51 La grosella silvestre<br />

corresponde a especies del género Ribes (Saxifragaceae), cuyos frutos son comestibles;<br />

pero hasta el momento estas especies no han sido estudiadas a profundidad.<br />

Pacay<br />

Con este nombre se conocen los frutos de Inga edulis (cultivada) y otras especies<br />

silvestres del género Inga (Fabaceae, Mimosoideae). Cerca de 59 especies registradas<br />

en Bolivia 52 se encuentran en todas las formaciones boscosas húmedas y<br />

semideciduas, entre los 120 m (Valle del Sacta, Cochabamba) y 2200 m (Valle de<br />

Zongo, La Paz). La importancia de estos árboles es que tienen la capacidad de<br />

fijar nitrógeno en el suelo y también se asocian con micorrizas; además son utilizados<br />

como árboles de sombra para los cultivos de cítricos, café y cacao, y tienen<br />

uso como leña. 53 Crecen en suelos con niveles altos de aluminio, que resultan<br />

tóxicos para otras especies. 54 Las flores y los frutos son recursos alimenticios para la<br />

fauna.<br />

Papaya<br />

50 Zeballos et al. 2003.<br />

51 Rechberger 1999; Rivadeneira 2001.<br />

52 Saldías 1993.<br />

53 Saldías op. cit.; PIAF 2002.<br />

54 NCR 1989.


Es el fruto de Carica papaya (Caricaceae), que tiene muchos híbridos y variedades<br />

distribuidas en los bosques tropicales húmedos. Se cultiva y se comercializa<br />

ampliamente durante todo el año. La planta y el fruto tiene un látex que contiene<br />

enzimas proteolíticas (papaína) que tiene uso industrial, medicinal y como ablandador<br />

de carne. 55<br />

Pepino dulce<br />

La solanácea andina, Solanum muricatum, ganó popularidad en Japón y Nueva<br />

Zelanda. 56 Es un fruto generalmente partenocárpico de fácil producción y que no<br />

requiere grandes cuidados. Se produce en un rango altitudinal amplio. Tiene alto<br />

contenido de agua, vitamina A y C, a la vez que es bajo en carbohidratos.<br />

Piña<br />

Especie nativa de Sudamérica, Ananas comosus (Bromeliaceae) tiene su probable<br />

origen en el este de Bolivia y el área central del Brasil y ya era cultivada en<br />

la época prehispánica, siendo introducida a Europa en el segundo viaje de Colón.<br />

57 En Santa Cruz se cultivan dos variedades: la piña roja y la piña negra. Según<br />

Vásquez y Coimbra la piña negra fue mejorada por los nativos de Guarayos, en<br />

tamaño, fragancia y sabor.<br />

Tomate de árbol o lima tomate<br />

Cyphomandra betacea es una solanácea cultivada en bosques montanos, en las<br />

laderas húmedas de los Andes, entre los 1000 y 2300 m de altitud, aunque actualmente<br />

se restringe a algunos huertos familiares. 58 El fruto es alargado y fresco; es<br />

ácido así que se consume preferentemente en forma de mermeladas. Se reporta<br />

que son ricos en vitaminas A, B 6 , C, E y hierro. 59<br />

Tumbo, maracuyá y granadilla<br />

El tumbo, Passiflora mollissima (Passifloraceae) crece de forma silvestre en el bosque<br />

montano húmedo y también es cultivado en huertos de viviendas rurales y<br />

jardines urbanos, donde llega hasta los 3600 m. Se consume el fruto fresco, en<br />

jugos o helados y se prepara un cóctel muy demandado por ser exótico y de<br />

agradable sabor.<br />

El maracuyá, Passiflora edulis, está muy extendido en los Yungas, pero su cultivo<br />

no está planificado. 60 Es más ácido que el tumbo, por lo que se consume sobre<br />

todo en forma de jugos, helados y cremas para repostería. La granadilla, Passiflora<br />

ligularis, se cultiva desde los 800 m hasta los 3000 m de altitud. 61<br />

Uvilla<br />

Con este nombre se conoce el fruto del saúco, Sambucus peruviana (Caprifoliaceae),<br />

especie originaria de los Andes del Perú y distribuida en Ecuador, Bolivia y<br />

norte de Argentina, entre los 2800 y los 3900 m de altitud. 62 Se cultiva en los huertos<br />

y en los bordes de chacras. Tiene crecimiento rápido y da buena sombra, por lo<br />

que también se cultiva como ornamental en parques y avenidas de algunas ciudades<br />

(La Paz, por ejemplo). Se usan las ramas tiernas para fabricar instrumentos<br />

musicales y phusañas (tubos para avivar el fuego), porque la médula se puede<br />

extraer con facilidad. Los frutos son drupas pequeñas, de color guindo a negro al<br />

55 Vásquez y Coimbra 2002.<br />

56 NCR 1989.<br />

57 Vásquez y Coimbra 2002.<br />

58 por ejemplo en Zongo, observación personal.<br />

59 NCR 1989.<br />

60 Brack 1996.<br />

61 NCR 1989.<br />

62 Sanjinés Asturizaga, Ollgaard y Balslev 2006.<br />

409


410<br />

madurar. Son ricos en vitamina C y se pueden consumir frescos o como mermelada.<br />

En Perú se utiliza en mermeladas, helados y yogures.<br />

OTROs FRUTOs<br />

Además, están otros cultivos de origen americano: la palta (Persea americana,<br />

Lauraceae), el plátano (Musa paradisiaca, Musaceae) con varios híbridos, la guayaba<br />

(Psidium guajava, Myrtaceae); y cultivos introducidos como el mango (Mangifera<br />

indica, Anacardiaceae), higo (Ficus carica, Moraceae), naranjas, toronjas,<br />

limas y limones (Citrus spp., Rutaceae) de origen asiático; duraznos, damascos,<br />

ciruelos, guindas (Prunus spp., Rosaceae), peras (Pyrus spp., rosaceae), manzanas<br />

(Malus spp., Rosaceae), distintas variedades de uva (género Vitis, Vitaceae)<br />

que se consumen como fruta y para la industria vinífera, el tamarindo (Tamarindus<br />

indica, Fabaceae), nativo de África y posiblemente sur de Asia y la granada (Punica<br />

granatum, Punicaceae), originaria de la región del Mediterráneo hasta los<br />

Himalayas, todos distribuidos ampliamente en los trópicos y subtrópicos. 63 En Santa<br />

Cruz se ha introducido el cultivo del kaki (Dyospiros kaki, Ebenaceae) originario de<br />

China y Japón (Bailey 1951) y posiblemente la carambola (Averrhoa carambolo,<br />

Oxalidaceae).<br />

En el trópico de Cochabamba, Beni, Pando y alrededores de Santa Cruz se consumen<br />

numerosos frutos silvestres que podrían ser manejados. 64 Se nombran sólo<br />

algunos a manera de ejemplo:<br />

Tabla 3. Algunas especies de árboles silvestres con frutos comestibles<br />

Nombre vernacular Nombre científico Familia<br />

cedrillo Spondias mombin Anacardiaceae<br />

chirimoya de monte Rollinia edulis, R. herzogii Annonaceae<br />

gargatera Jacaratia spinosa Caricaceae<br />

verdolago negro Terminalia amazonica Combretaceae<br />

achachairú Garcinia macrophylla Guttiferae<br />

ocoró Garcinia madruno Guttiferae<br />

Paquío, pitohuayaca Hymenaea courbaril Fabaceae, Caesalpinioideae<br />

pacay Inga spp. Fabaceae, Mimosoideae<br />

almendrillo Dipteryx odorata Fabaceae, Papilionoideae<br />

chocolatillo amarillo Pseudolmedia laevis Moraceae<br />

coco Guazuma ulmifolia Sterculiaceae<br />

coquino amarillo Micropholis guianensis Sapotaceae<br />

naranjillo Coussarea regnelliana Rubiaceae<br />

guapurú Myrciaria cauliflora Myrtaceae<br />

tumbo Pasiflora nitida Passifloraceae<br />

Pouteria Sapotaceae<br />

Fuentes: PRAEDAC (2001) y Vásquez y Coimbra (2002).<br />

Varios géneros de palmeras proporcionan frutos comestibles: asaí, Euterpe precatoria,<br />

Bactris gasipaes, motacú (Attalea phalerata), tembé (Bactris gasipaes),<br />

majo (Oenocarpus bataua), marayaú (Bactris major) y janchicoco (Parajubaea<br />

torallyi), palmera endémica del centro y sur de Bolivia, 65 varias de ellas silvestres.<br />

Las palmeras cultivadas como fuente de diversos productos (tronco, madera, ho-<br />

63 Bailey 1951.<br />

64 ver por ejemplo PRAEDAC 2001; Vásquez y Coimbra 2002. Se puede consultar también el<br />

estudio realizado por Copeticona 2002 en Pando.<br />

65 Thompson 2007.


jas, frutos, aceite, palmito) corresponden a los géneros Euterpe, Geonoma (Geonoma<br />

deversa, jatata), Scheelea, Oenocarpus, Acrocomia (Acrocomia aculeata)<br />

y Orbignya (Orbignya phalerata, cusi). 66 Varios estudios sugieren que el cultivo de<br />

palmeras ha acompañado por mucho tiempo a los pueblos precolombinos. 67<br />

sEMIllAs<br />

A pesar de su importancia actual como cultivo no se incluyen las habas (Vicia faba,<br />

Fabaceae) por ser una especie originaria del norte de Africa y suroeste de Asia. 68<br />

Castaña<br />

La castaña, Bertholletia excelsa (Lecythidaceae) es un elemento típico del bosque<br />

amazónico. Sus semillas, también conocidas como “almendras” y “nueces<br />

del Brasil” son ricas en aceite y proteínas. La cosecha de castaña representa una<br />

de las principales actividades económicas en el noroeste del país y tiene un amplio<br />

mercado interno, en el cual se consume directamente como semillas o se<br />

utiliza en chocolates, helados y galletas.<br />

Cayú<br />

Anacardium occidentale (Anacardiaceae) produce un pseudofruto por desarrollo<br />

del pedúnculo floral y una nuez como resultado del crecimiento del ovario. De<br />

éste último fruto, la parte comestible es la semilla. Tiene propiedades antioxidantes<br />

y antiinflamatorias.<br />

Maní<br />

La especie Arachis hypogaea (Fabaceae) es originaria del sur de Brasil y Paraguay,<br />

este de Bolivia y noreste de Argentina, desde donde se expandió hacia el oeste<br />

hasta Perú y al norte hasta México. En Sudamérica es un cultivo con unos 2500<br />

años de antigüedad, actualmente en expansión por sus semillas ricas en proteínas,<br />

sabor agradable y aceite de alto valor energético. 69 Se piensa que unos migrantes<br />

arawak introdujeron en Sudamérica el maní junto con otras plantas domesticadas<br />

y seleccionadas apropiadamente para cada región, clima y tipo de suelo, como<br />

el frijol, la yuca, papaya, camote, piña y joco. 70 Investigaciones recientes proponen<br />

un centro de diversificación de una subespecie de maní con crecimiento erguido<br />

(Arachis hypogaea var. fastigiata) en el sur de Rurrenabaque, Beni. 71 En la zona<br />

estudiada por Williams, se encuentran comunidades tacana que cultivan unas seis<br />

razas primitivas de maní, utilizando prácticas agrícolas ancestrales. El cultivo se realiza<br />

en las playas arenosas de los ríos durante la época seca y se realiza la cosecha<br />

al principio de la época de lluvias. Una parte de la cosecha es seleccionada y<br />

sembrada en el bosque alto para obtener semilla nueva, lo cual ejerce una presión<br />

selectiva continua sobre el germoplasma. De este modo se logra mantener los caracteres<br />

adaptados al agroecosistema específico de la zona. 72<br />

Macadamia<br />

Esta semilla, rica en aceite y de sabor agradable es de las especies Macadamia<br />

integrifolia y M. tetraphylla, nativas de Australia. Se cultiva de manera alternativa<br />

en lugares húmedos y suelos ligeramente ácidos. 73<br />

66 Moraes 2005.<br />

67 ver Baleé, Prance.<br />

68 Bailey 1951<br />

69 León 1987.<br />

70 Vásquez y Coimbra 2002.<br />

71 Williams 1991.<br />

72 ibid.<br />

73 Villachica y Lazarte 1998<br />

411


412<br />

Nuez<br />

Juglans es un género arbóreo de los bosques montanos húmedos, que crece alrededor<br />

de los 2500 m de altitud, con tres especies registradas en Bolivia: la nuez, Juglans<br />

regia (cultivada), J. boliviana, distribuida en los Yungas y J. australis, especie<br />

del bosque tucumano-boliviano, con semillas pequeñas y endocarpos gruesos. Es<br />

de interés forestal por su madera y como planta tintórea.<br />

Poroto<br />

Los porotos que corresponden a variedades de Phaseolus vulgaris (Fabaceae) se<br />

cultivan en Santa Cruz y el Chapare. Se consumen cocidos y en las tierras altas se<br />

consumen tostados, en especial en Semana Santa y en la festividad religiosa de<br />

Corpus Cristi, junto con maní, higos secos, chirimoyas y otras frutas de la estación.<br />

Tarwi<br />

El tarwi o chuchusmuti, Lupinus mutabilis, es una leguminosa domesticada desde<br />

hace unos 1.500 años, y cultivada desde Venezuela hasta el norte de Chile y Argentina.<br />

74 Existen muchas variedades, razas y ecotipos que crecen desde los 800<br />

hasta los 3000 m de altitud. La variedad dulce más conocida es la variedad Pairumani<br />

desarrollada en el Centro de Investigación del mismo nombre. Sus semillas<br />

contienen aminoácidos esenciales, sobre todo lisina, ausente en otros granos. Existen<br />

colecciones de germoplasma en Cochabamba (Bolivia) y otros países como<br />

Perú, Chile, Polonia, Alemania y Rusia.<br />

PROyECTO PARIENTEs sIlvEsTREs <strong>DE</strong> CUlTIvOs<br />

Los parientes silvestres son ancestros de las especies cultivadas que forman parte<br />

de la diversidad biológica, continúan sobreviviendo en condiciones silvestres y se<br />

encuentran en poblaciones naturales. Son portadores de genes valiosos para<br />

mejorar muchos cultivos y elevar el valor nutricional de ellos.<br />

Este proyecto está siendo ejecutado en cinco países con importantes centros de<br />

origen de plantas cultivadas: Armenia, Sri Lanka, Uzbekistán, Madagascar y Bolivia,<br />

desde el 2005 hasta el 2009. En Bolivia cuenta con la participación de varias<br />

instituciones: Herbario Nacional de Bolivia, Centro de Biodiversidad y Genética<br />

– Herbario Forestal “Martín Cárdenas”, la Fundación PROINPA (Cochabamba y<br />

La Paz), el Museo de Historia Natural “Noel Kempff Mercado”, El Vallecito – Universidad<br />

Autónoma Gabriel René Moreno, la Fundación Amigos de la Naturaleza<br />

(FAN), el Centro de Investigaciones Citogenéticas de Pairumani y la Confederación<br />

de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB). El financiamiento del proyecto está<br />

a cargo del Programa UNEP/GEF.<br />

En el proyecto se sistematiza la información y se la incluye en el Sistema Nacional<br />

de Información sobre Parientes Silvestres de Cultivos SNIPS. Esta información será<br />

transmitida a los pobladores y actores locales de los municipios considerados, a<br />

través de su participación en ferias y otras actividades donde se reúnan las autoridades<br />

locales, pobladores, responsables de instituciones, con el fin de crear una<br />

conciencia comunitaria sobre la importancia de los Parientes Silvestres de Cultivos<br />

y su conservación in situ.<br />

El proyecto abarca tres departamentos: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Se<br />

estudian los parientes silvestres de 16 géneros de especies cultivadas.<br />

A modo de ejemplo, se presenta el proyecto para la zona andina, que compren-<br />

74 NCR 1989.


de los Municipios de Apolo, Caranavi, La Asunta y Charazani en el Departamento<br />

de La Paz, en el que se han planteado los siguientes objetivos:<br />

1. Apoyar a la conservación de parientes silvestres de cultivos de la zona andina,<br />

importantes para la agricultura y la alimentación del país, generando información<br />

e identificando especies promisorias.<br />

2. Evaluar su estado de conservación.<br />

3. Iniciar la aplicación de acciones de conservación a través de la implementación<br />

de parcelas demostrativas para la conservación in situ.<br />

En este programa se estudian los parientes silvestres de los cultivos de la yuca (género<br />

Manihot), camote (género Ipomoea) y piña (género Ananas), con el objetivo<br />

de poder utilizarlos para mejorar la producción, aumentar la resistencia a plagas<br />

y/o enfermedades, y a los efectos del calentamiento global. La información posteriormente<br />

se introduce en la base de datos del Herbario Nacional de Bolivia. 75<br />

Los resultados hasta el momento muestran la existencia de unas 5 especies silvestres<br />

del género Manihot (M. anomala, M. brachyloba, M. condensata, M. guaranitica.<br />

M. tristis, Manihot sp1 y Manihot sp2), 3 especies de Ipomoea y una especie<br />

silvestre del género Pseudoananas<br />

En las fotos 1-3 se muestra el aspecto de las raíces que han sido identificadas como<br />

de especies silvestres de Manihot. En las fotos 4 y 5 se ve el aspecto de las flores<br />

típicas del género Ipomoea y en la 6 se observa una planta con inflorescencia de<br />

una especie de Pseudoananas. Las fotografías han sido gentilmente proporcionadas<br />

por Mónica Zeballos, investigadora del Herbario Nacional de Bolivia.<br />

Foto 1. Raíces engrosadas de M. anomala<br />

Foto 2. Raíces engrosadas M. guaranitica Foto 3. Raíces engrosadas M. tristis<br />

75 M. Zeballos 2008 com. pers.<br />

413


414<br />

Foto 4. Ipomoea alba Foto 5. Ipomoea grandifolia<br />

EsPECIEs MEDICINAlEs<br />

Foto 6. Pseudoananas sp.<br />

En el país se usan alrededor de 3000 especies con fines medicinales, las cuales<br />

principalmente se cosechan de su medio natural, y sólo en algunos casos se cultivan.<br />

76 Las familias con mayor importancia medicinal son las Asteraceae, Fabaceae<br />

(Papilionoideae), Solanaceae y Lamiaceae. 77 Existen numerosos trabajos<br />

que se han realizado en los últimos años sobre las plantas utilizadas por diferentes<br />

etnias, como se puede apreciar en la tabla 4. Otros trabajos, reseñados en la tabla<br />

5, se refieren a plantas útiles en general y no sólo medicinales.<br />

Tabla 4. Estudios etnobotánicos sobre plantas medicinales<br />

ETNIA AUTORES<br />

Chácobo Boom 1987<br />

Chiquitano Toledo 1995<br />

Isoseño-Guaraní Gallo 1994<br />

Kallawaya Girault 1987<br />

Hinojosa 1991,<br />

Mosetenes<br />

Quintana y Vargas 1995,<br />

Vargas 1996<br />

Mosetén-Tsimane Aguirre 2006<br />

Quechua-Tacana Paniagua 2001<br />

Rakaypampeños Arrázola et al. 1996<br />

Tsimane Huanca 1999, Ticona, en prep.<br />

Yuracaré Hinojosa et al. 2001<br />

Valle alto de Cochabamba Vandebroek, Thomas y AMETRAC 2003<br />

76 Boom 1987; Bourdy 2002; Cárdenas 1989; De Lucca y Zalles 1992; Girault 1987; Gimenez e<br />

Ibisch 2003; Macía et al. 2003; Vidaurre 2006.<br />

77 Vidaurre 2006.


Tabla 5. Lista de trabajos realizados a nivel de tesis de licenciatura, maestría e informes<br />

de consultoría<br />

Autor Año Tema<br />

Arrázola, S. 1999 Diversidad etnobotánica y potencial etnofarmacológico<br />

de los valles secos de Cochabamba, Bolivia<br />

Amaya Vecht, K. 2005 Medicinal plant diversity in the community of Pulquina<br />

Municipality of San Lucas. Prov. Nor Cinti, Chuquisaca,<br />

Bolivia<br />

Araoz, J. Sin año Estudio preliminar etnobotánico en el cantón del Valle<br />

del Medio (Prov. O’Connor, Tarija)<br />

Carretero, A. 2005 Plantas útiles y conocimiento tradicional en el bosque<br />

tucumano-boliviano<br />

Hurtado, R. 2007 Usos de plantas en dos comunidades campesinas del<br />

bosque tucumano-boliviano de Vallegrande (Santa Cruz,<br />

Bolivia)<br />

Wilkin, P. 2004 Transmission and transference of knowledge about<br />

medicinal plants in an urban market of the Andean<br />

Plateau, Bolivia.<br />

lAs PlANTAs MEDICINAlEs y El MERCADO<br />

El mercado farmacéutico mueve muchos miles de millones de dólares y casi la<br />

mitad de lo que se comercializa son productos naturales y sus derivados.<br />

Las especies vegetales más buscadas son aquellas con actividad inmunomoduladora:<br />

uña de gato (Uncaria tomentosa, Uncaria guianensis, Rubiaceae), que<br />

tienen también actividad antiinflamatoria, sangre de drago o de grado (Croton<br />

lechleri, Euphorbiaceae), con propiedades antiinflamatorias y antivirales. Ambas<br />

se cultivan en el Perú, que es el país que las exporta. La exportación de la uña de<br />

gato reportó a este país cerca de 6 millones de dólares en la década pasada. 78<br />

En Bolivia ambas especies se aprovechan sólo en forma silvestre, pero constituyen<br />

cultivos potenciales de alta demanda en el mercado regional.<br />

En la actualidad se busca mucho las especies con actividad antioxidante. Estudios<br />

realizados en el Instituto de Investigaciones Químicas de la Universidad Mayor de San<br />

Andrés han mostrado que varias especies silvestres que crecen en los Andes altos,<br />

como la “chillka” (Baccharis latifolia), presentan actividad antiinflamatoria y en ciertos<br />

casos, también antioxidante. A partir de estos estudios se ha pensado en introducir<br />

esta especie silvestre al cultivo, para su industrialización en forma de crema. 79<br />

La carqueja (Baccharis trimera y B. genistelloides) es una compuesta que crece<br />

en el páramo yungueño y la ceja de monte de los Yungas, y se utiliza en las afecciones<br />

hepáticas. Recientemente Laboratorios INTI, con la colaboración de Planta<br />

Médica (una ONG de la Cruz Roja Suiza), ha sacado al mercado un producto<br />

elaborado en base a carqueja para el tratamiento de desordenes digestivos (Carqueja<br />

Médica) por su actividad antiinflamatoria y antihepatotóxica.<br />

Las plantas medicinales representan alternativas económicas para los agricultores<br />

80 pero es necesario investigar más antes de plantear su cultivo. El cultivo es una<br />

forma de manejo que toma tiempo y dedicación, porque significa domesticar es-<br />

78 Brack 1996.<br />

79 Lily Salcedo, química, com. pers. 2005.<br />

80 Renjifo 1996.<br />

415


416<br />

pecies silvestres y determinar las condiciones ecológicas necesarias. Las especies<br />

herbáceas y arbustivas utilizadas por comunidades rurales y nativas son las más<br />

apropiadas para iniciar cultivos a gran escala. En la tabla 6 se presentan algunas<br />

especies de interés por su actividad biológica.<br />

Tabla 6. Lista de especies silvestres promisorias y sus propiedades medicinales<br />

Familia Especie Propiedades medicinales<br />

Flacourtiaceae Casearia sp. antiulceroso<br />

Santalaceae Casimiroa edulis antihipertensivo<br />

Menispermaceae Cissampelos pareira relajante muscular<br />

Fabaceae - Papilionoideae Copaifera reticulata (corteza) antiinflamatorio<br />

Apiaceae Eryngium heterophyllum hipotensor, anticolesterol<br />

Rubiaceae Genipa americana antitumoral<br />

Phytolaccaceae Petiveria alliacea contra desordenes digestivos<br />

Magnoliaceae<br />

Talauma boliviana T. mexicana tiene glucósidos con<br />

uso como cardiotónicos<br />

(hojas, corteza) hipoglicemiante<br />

Bignoniaceae Tecoma stans<br />

y diurético (contiene tecomine y<br />

sacharan C)<br />

Fuente: Brack 1996<br />

BIOPROsPECCIóN<br />

La bioprospección que es la búsqueda de nuevos productos de la naturaleza que<br />

pueden servir a la sociedad. En combinación con los estudios etnobotánicos, ha<br />

ampliado la información sobre especies con uso medicinal, pero sólo algunas se<br />

han estudiado en sus aspectos fitoquímicos, farmacológicos y actividad biológica<br />

como por ejemplo Pera benensis (Euphorbiaceae) o Galipaea longiflora (Rutaceae),<br />

con actividad contra la leishmaniasis, especies antimaláricas, antifúngicas<br />

y otras. 81<br />

La probabilidad de encontrar y aislar un principio activo en plantas de uso medicinal<br />

es muy baja, es por eso que se acostumbra empezar el análisis de plantas<br />

conocidas como medicinales por los grupos étnicos. Una experiencia favorable<br />

fue que, como producto de la bioprospección en plantas utilizadas por los Tsimane<br />

contra la leishmania, se obtuvo la extracción de la chimanina a partir de la<br />

evanta (Galipea longiflora, Rutaceae), lo que le valió una patente al equipo de<br />

trabajo franco-boliviano. 82<br />

Varias especies introducidas son utilizadas como medicinales. 83 Por ejemplo, Cymbopogon<br />

citratus (hierba luisa) es una poácea aromática introducida de India<br />

y cultivada en los Yungas, el boldo (Peumus boldus, Monimiaceae), bolsa bolsa<br />

(Capsella bursa-pastoris, Brassicaceae), manzanilla (Matricaria recutita, Asteraceae),<br />

anís (Pimpinella anisum), hinojo (Foeniculum vulgare, Apiaceae), retama<br />

(Spartium junceum, Fabaceae-Papilionoideae), alhucema o alusima (Lavandula<br />

latifolia, Lamiaceae), entre otras.<br />

81 Fournet et al. 1991, 1993 ; Ortiz et al. 1996 ; Gimenez 2003.<br />

82 Fournet et al. 1991, 1993.<br />

83 Macía et al. 2003; Wilkin 2004.


Otras categorías de plantas útiles<br />

Existen varias otras especies que tienen distintos usos en la vida de las<br />

comunidades urbanas y rurales. Algunas de estas especies están bajo cultivo o<br />

tienen perspectivas de hacerlo. A continuación se hace referencia a ellas muy<br />

brevemente para no extendernos demasiado.<br />

Especies condimenticias, oleaginosas y edulcorantes<br />

Las especias tienen gran demanda en el mercado nacional e internacional.<br />

Los principales condimentos cultivados son distintos tipos de ají (Capsicum),<br />

la huacataya (Tagetes minuta), quirquiña (Porophyllum ruderale) de origen<br />

andino, junto con plantas introducidas como el laurel (Laurus nobilis), romero<br />

(Rosmarinus officinalis), tomillo (Thymus vulgaris), menta (Mentha piperita). apio<br />

(Apium graveolens), perejil (Petroselinum hortense).<br />

Además del ají, el achiote (Bixa orellana).), vainilla (Vanilla sp.), canela<br />

(Cinnamomum zeylanicum) y pimienta (Piper nigrum) se cultivan a escala<br />

industrial. La cúrcuma (Curcuma longa) nativa del Asia y el jengibre (Zingiber<br />

officinalis) del SE asiático, están siendo cultivados en los bosques húmedos de<br />

Bolivia y comercializados en mercados y supermercados. Ambas especies<br />

requieren suelos francos, ligeramente ácidos y sitios con temperaturas entre<br />

24 y 28°C. La cúrcuma produce un aceite esencial y la curcumina que es un<br />

colorante. 1 Algunos condimentos se recolectan de plantas silvestres, como el<br />

laurel nativo (géneros Nectandra y Ocotea), la koa (Satureja boliviana y S.<br />

parvifolia,), palillo (Escobedia spp.), picana (Cordia alliodora), matico (Piper<br />

aduncum), canelón (Aniba canelilla) y otras especies más. 2<br />

Las principales plantas productoras de aceite son la soya (Glycine max), el<br />

girasol (Helianthus annuus), el maní (Arachis hipogaea), el algodón (Gossypium<br />

barbadense) y el maíz (Zea mays). En el mercado de productos cosméticos existe<br />

demanda por los aceites de origen vegetal, como el de varias palmeras, por<br />

ejemplo, el cusi Attalea speciosa, majo (Oenocarpus bataua), motacú (Attalea<br />

phalerata), siyeyi (Chamaedorea angustisecta), total (Acrocomia aculeata),<br />

además de otras plantas como Fevillea pergamentacea (Cucurbitaceae) y<br />

especies de Cuphea (Lythraceae). 3<br />

La especie cultivada para la fabricación de azúcar es la caña, Saccharum<br />

officinarum (Poaceae) nativa del Asia. Algunas especies silvestres se utilizan<br />

como fuente de sustancias dulces como la caña agria (Costus scaber,<br />

Zingiberaceae) y el pacay (Inga edulis). 4 Como edulcorante, la especie más<br />

conocida es Stevia rebaudiana (Asteraceae), que contiene un glucósido 300<br />

veces más dulce que la sacarosa. Desde hace unos años se ha introducido<br />

el cultivo de Stevia rebaudiana en los Yungas, de amplio uso actual como<br />

edulcorante, que tiene un amplio mercado vendiéndose envasado y también<br />

incluido como ingrediente en diferentes productos dietéticos elaborados por<br />

IRUPANA, Pharmanat y otros fabricantes. No se ha confirmado su presencia en<br />

Bolivia en estado silvestre pero existen alrededor de 30 especies del género. 5<br />

Especies para vestimenta<br />

El uso del algodón data de 8000 años atrás, según el explorador Eder esta fibra<br />

ya se cultivaba en Moxos desde hace mucho tiempo. 6 Actualmente se cultiva<br />

intensivamente en las tierras bajas para la obtención de fibra textil y forraje, y<br />

también para la industria aceitera.<br />

417


418<br />

Hay especies nativas que proporcionan cortezas, que antiguamente se<br />

utilizaron para fabricar vestimentas rústicas, como por ejemplo, cortezas de<br />

Annonaceae, Poulsenia armata (Moraceae), Ficus spp., hojas de palmeras y<br />

gramíneas. 7<br />

Especies para construcción y artesanías<br />

Las especies que pueden aprovecharse por su madera tienen amplio mercado<br />

nacional e internacional. Entre las especies maderables se han reportado<br />

alrededor de 100 especies maderables de los bosques húmedos, 8 varias de<br />

ellas en Bolivia. Sin embargo, el cultivo de árboles maderables nativos ha<br />

recibido poca atención. La investigación forestal debe estar dirigida a lograr<br />

su producción en viveros o sistemas forestales.<br />

Los recursos forestales no maderables son cada vez más apreciados por sus<br />

posibilidades de aprovechamiento sostenible. En esta categoría se incluyen la<br />

jatata (Geonoma deversa) para la fabricación de techos y esteras de larga<br />

duración, jipi japa (Carludovica palmata, Cyclanthaceae) que proporciona<br />

fibras para distintos tipos de artesanía, carahuata o garabatá (Bromelia serra,<br />

Bromeliaceae), con cuya fibra los Ayoreos y Guarayos tejen bolsas para su uso<br />

personal y para su comercialización como artesanía. 9<br />

Relacionadas con la artesanía textil están las plantas tintóreas. Para teñir las<br />

diferentes fibras textiles (algodón, carahuata o lana) se utilizan especies como<br />

el achiote (Bixa orellana) y numerosas especies silvestres, como las tholas<br />

de los géneros Baccharis y Parastrephia, en las tierras altas, willka o curupaú<br />

(Anadenanthera colubrina), quebrachos y sotos (Schinopsis quebracho y S.<br />

quebracho-colorado), tara (Caesalpinia spinosa) y otras más que han sido<br />

registradas en diferentes estudios realizados en Cochabamba, 10 Santa Cruz 11<br />

y a nivel nacional. 12<br />

Las referencias sobre plantas útiles cultivadas y silvestres podrían extenderse más,<br />

pero se requiere más tiempo para analizar toda las publicaciones relacionadas<br />

con el tema. No se hace mención por ejemplo, a las especies que dan bebidas<br />

estimulantes como el café (Coffea arabica, Rubiaceae), el té (Camellia sinensis,<br />

Theaceae) y el guaraná (Paullinia cupana, Sapindaceae), el tabaco (Nicotiana<br />

tabacum, Solanaceae) y numerosas especies de plantas ornamentales.<br />

EROsIóN GENéTICA y PéRDIDA <strong>DE</strong> RECURsOs TRADICIONAlEs<br />

De modo general, la pérdida de la biodiversidad puede darse por las siguientes<br />

causas:<br />

Destrucción del hábitat<br />

Introducción de especies ajenas<br />

Sobreexplotación<br />

Contaminación ambiental<br />

Cambio climático<br />

Prácticas inadecuadas de manejo.<br />

Los parientes silvestres y formas primitivas van desapareciendo por erosión genética<br />

y se hace necesario realizar acciones de conservación para poder disponer


del material genético útil para el futuro. Esta conservación puede ser ex situ o in<br />

situ. Esta última, si bien más efectiva implica estudios de las formas y variedades<br />

existentes en los diferentes lugares, así como apoyo y recompensa a los agricultores<br />

por el trabajo de conservar el material genético.<br />

El manejo tradicional antiguo muestra respeto por los periodos de descanso, poco<br />

uso de pesticidas y abonos químicos, mientras que el sistema actual de manejo<br />

presenta intervalos más cortos de descanso, sobreexplotación de los suelos, uso<br />

de agroquímicos, tendencia al monocultivo y la producción a escala industrial. 84<br />

Los problemas que se generan como consecuencia de estas prácticas inadecuadas<br />

son la pérdida de cobertura vegetal, grandes cambios de temperatura, erosión<br />

del suelo. Actualmente el cultivo extensivo de la quinua en ambientes áridos<br />

frágiles resulta preocupante por el riesgo desertificación de extensas zonas y la<br />

disminución de la capacidad productiva de la tierra. Problemas relacionados son<br />

la migración de las comunidades, los cambios en los patrones socioeconómicos,<br />

el reemplazo de la producción agrícola por el comercio y otros.<br />

Los incentivos económicos y sociales que proporcionan algunos productos, podrían<br />

sin embargo fomentar la conservación y disminuir la pérdida de la biodiversidad.<br />

Muchos sistemas tradicionales pueden ser modernizados, ahorrando largos<br />

periodos de investigación. Las poblaciones rurales son buenas conservadoras de<br />

la biodiversidad, especialmente recursos genéticos, pero cuando se implantan<br />

grandes proyectos de desarrollo a menudo quedan marginados y la economía se<br />

orienta hacia el provecho de empresas foráneas. 85<br />

Para contrarrestar la erosión genética se han desarrollado bancos de germoplasma<br />

en los que se guardan ecotipos de solanáceas, leguminosas, cucurbitáceas,<br />

quenopodiáceas, amarantáceas, cactáceas en un número estimado en 10.000<br />

especies nativas y 1.000 especies introducidas. Estas especies corresponden a tubérculos,<br />

granos, hortalizas, forrajes, frutos y especies forestales. Los bancos de germoplasma<br />

también se ocupan de introducir especies y una vez que éstas se han<br />

adaptado a las condiciones del país, se conservan como variedades criollas.<br />

Los riesgos sin embargo tienen que ver con el aprovechamiento ilegal. Según<br />

Brack, Bolivia es depositaria de importantes recursos fitogenéticos, pero varios han<br />

salido del país de forma ilegal: caucho, tomate, papa, ulluco, oca, quinua, amaranto<br />

y especies silvestres, cactus) o por intercambio irrestricto de genes a nivel<br />

mundial. 86<br />

ExPERIENCIAs FAvORABlEs y PROMIsORIAs<br />

Las mayores oportunidades están relacionadas con la diversidad de ecosistemas:<br />

puna, yungas, chaco, amazonas, proporciona condiciones diversas, grupos culturales<br />

diversos y experiencias de uso y manejo también diversos.<br />

La economía nacional depende de la biodiversidad en más del 60%. La biodiversidad<br />

es una fuente importante de productos para el autoabastecimiento de las<br />

comunidades locales y la importancia económica de este uso supera lo que puede<br />

ingresar por exportación de los productos derivados de la misma biodiversidad<br />

(pesca, caza, plantas medicinales, alimenticias, fibras, artesanía, leña, madera,<br />

tintes y colorantes, etc).<br />

84 Cordero 2003.<br />

85 ibid.<br />

86 Brack 1996.<br />

419


420<br />

Otro factor favorable es que ya existen cultivos mejorados y producidos de manera<br />

orgánica como el café, cacao y piña. Además, en el mercado internacional<br />

existe una demanda creciente de productos de los bosques húmedos, aunque<br />

con estándares de calidad específicos.<br />

Como un ejemplo de la existencia de un momento favorable para la<br />

producción nacional con miras a la exportación se transcribe un artículo del<br />

boletín ¡Exportemos! de la Cámara de Exportadores:<br />

La FDTA-Valles apoyada por el proyecto MAPA financiada por USAID/Bolivia,<br />

desarrolla junto con los productores de Chuquisaca y de Santa Cruz, desde<br />

hace unos cinco años el Programa Ajíes con el ají (Capsicum annuum), nombre<br />

comercial Páprika.<br />

También ha iniciado la introducción de ajíes con potencial de mercado<br />

internacional, principalmente del tipo páprika con intervenciones en los<br />

valles cruceños. El 90% de la producción será destinado a la exportación. El<br />

Programa FDTA-Valles trabaja también con las empresas que industrializan el ají<br />

tradicional en el país, que anteriormente consumían ají peruano.<br />

El ají (Capsicum annuum) tiene alto contenido en vitaminas A y C, licopeno,<br />

importantes para la adecuada absorción de hierro, calcio y algunos<br />

aminoácidos. Se utiliza para la curación de heridas, incrementa las defensas,<br />

se usa como digestivo y diurético.<br />

Algunas variedades se usan como plantas ornamentales, aprovechando el<br />

atractivo de sus frutos, pero es principalmente utilizado como condimento,<br />

hortaliza de acompañamiento y colorante (pimentón) Sus derivados<br />

tecnológicos se usan como colorantes de gran variedad de productos entre<br />

los cuales se pueden citar derivados cárnicos, salsas, bebidas refrescantes, etc.<br />

En la medicina homeopática es utilizada para dolor de huesos y articulaciones,<br />

así como inflamación de mucosas.<br />

Los ajíes se pueden consumir frescos, secos, como pimentón y en conserva.<br />

Durante la gestión 2006, Bolívia exportó 2.450 dólares americanos con destino<br />

a España. Sin embargo, hasta julio de 2007 las exportaciones de páprika secatriturada<br />

crecieron y se diversificaron, alcanzando un monto de 40.872 dólares<br />

americanos, siendo los principales destinos de exportación Estados Unidos,<br />

España y Argentina.<br />

ExIsTEN MERCADOs POTENCIAlEs PARA EsPECIEs NATIvAs<br />

Estos mercados se encuentran especialmente en Europa, Estados Unidos y Japón.<br />

En el caso del ají, por ejemplo, el país con la mayor capacidad de exportación<br />

es Perú, pero no logra cubrir toda la demanda mundial, por lo que existen buenas<br />

perspectivas para los productores bolivianos. El aumento en la producción y el<br />

cultivo a gran escala, sin embargo, debe ser planificado, eligiendo sitios donde no<br />

represente riesgos para la conservación de los bosques montanos. 87 En la tabla 7<br />

se muestran las especies amazónicas consumidas a nivel familiar y local, las cuales<br />

tendrían mercados potenciales a nivel nacional e internacional.<br />

87 Killeen et al. 1993.


Tabla 7. Lista de especies amazónicas con mercados potenciales a nivel<br />

nacional e internacional<br />

Familia Nombre vernacular Especie Usos<br />

Arecaceae Asaí Euterpe precatoria frutos, palmito, bebidas,<br />

(palmeras)<br />

artesanía<br />

Arecaceae<br />

(palmeras)<br />

palma real Mauritia flexuosa Bebidas, artesanía<br />

Arecaceae Majo Oenocarpus bataua Frutos, bebidas, aceites,<br />

(palmeras)<br />

medicinal<br />

Arecaceae<br />

Bactris gasipaes Frutos, bebidas, aceite,<br />

(palmeras)<br />

palmito, medicinal<br />

Arecaceae Marfil vegetal Phytelephas macrocarpa nueces, aceites esenciales,<br />

(palmeras)<br />

artesanía<br />

Myrtaceae Camu camu Myrciaria dúbia frutos, ricos em vitamina C<br />

Caryocaraceae Caryocar villosum Frutos, aceite, madera,<br />

carbón<br />

Fabaceae<br />

(Caesalpinioideae)<br />

Pitohuayaca Hymenaea courbaril Frutos, resina, madera<br />

Carapa guianensis aceites, perfume, medicina<br />

Myristicaceae Virola spp. madera, aceites esenciales,<br />

perfumes<br />

Fuente: modificado de Renjifo 1996<br />

Los productos de origen vegetal pueden comercializase sin transformación, lo cual<br />

se relaciona con los aspectos de su cosecha oportuna, embalaje, preservación y<br />

transporte hasta el mercado de destino, lo que a veces puede resultar dificultoso.<br />

Otra forma de incursionar en los mercados es con productos elaborados a partir<br />

de especies cultivadas. Por ejemplo, existe comercialización de chicha, como<br />

maíz procesado, por microempresarios.<br />

La Universidad Mayor de San Simón, a través del Programa de Alimentos y Productos<br />

Naturales (PAPN-UMSS), con la colaboración del subproyecto Raíces y Tubérculos<br />

Andinos (UMSS), el Centro Internacional de la Papa y la Cooperación<br />

Técnica Suiza (COSU<strong>DE</strong>), inició acciones para la producción, procesamiento e introducción<br />

al mercado de la maca y el yacón, realizando ensayos para su venta<br />

en estado fresco, como harina y como jugo. Se realizaron análisis químicos y microbiológicos<br />

de ambas raíces. 88<br />

TEN<strong>DE</strong>NCIAs MUNDIAlEs <strong>DE</strong> MEJORAR lA NUTRICIóN<br />

Existen tendencias mundiales crecientes para mejorar la nutrición con alimentos<br />

saludables. Por ejemplo, los LOHAS (Lifestyle of Health and Sustainability) constituyen<br />

una forma de vida que pone énfasis en la salud y la sostenibilidad. Corresponden<br />

a un segmento del mercado que compra productos que no ocasionan daños<br />

a los ecosistemas, no abusen del trabajo infantil, ni de la mano de obra barata.<br />

Forman un grupo de consumidores en Estados Unidos, Unión Europea, Japón y<br />

Taiwán que buscan productos orgánicos, amistosos con el medio ambiente, sustentables<br />

y de comercio justo en una perspectiva “gourmet”. 89<br />

En Bolivia, de acuerdo a la Fundación Nuevo Norte, esta iniciativa está favoreciendo<br />

las propuestas de productos y servicios basados en un pacto intercultural,<br />

político empresarial e incluyente de largo plazo. Para realizar los emprendimientos<br />

se debe tomar en cuenta que los mercados LOHAS son exigentes en calidad y<br />

88 Alfaro et al. 2003.<br />

89 ¡Exportemos! 2007.<br />

421


422<br />

estabilidad en la oferta de productos. Es importante no perder de vista la competencia<br />

porque hay otros países con cualidades culturales y naturales similares que<br />

ya están trabajando en el desarrollo de ofertas para la demanda de los LOHAS.<br />

PRODUCCIóN ORGáNICA y PRODUCTOREs ECOlóGICOs<br />

La Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB)<br />

junto con 11 organizaciones y emprendimientos como El Ceibo, Industrias Irupana,<br />

Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI), Cooperativa El Campesino,<br />

Naturaleza y QUINUABOL realizarán en el 2008 exportaciones de productos<br />

orgánicos (quinua, sésamo, cacao, amaranto, café, castaña, té de frutas), por<br />

valor de 8.3 millones de dólares americanos. 90<br />

APOyO INTERNACIONAl PARA lA CONsERvACIóN <strong>DE</strong> lA AGROBIODIvERsIDAD<br />

El Proyecto Seguridad Alimentaria de la ONG Save The Children con financiamiento<br />

de USAID (2002 – 2009) apoya a 200 comunidades y 72.000 personas que cultivan<br />

duraznos, peras, higos y uvas de manera orgánica en las provincias Aroma y<br />

Loayza del departamento de la Paz. Sólo en el municipio de Sapahaqui hay 2.500<br />

agricultores. El objetivo es mejorar los ingresos de las familias de los productores a<br />

través de la venta de frutos de buena calidad y sus derivados - mermeladas y vino<br />

- para que ellos inviertan más en la nutrición y educación de sus hijos, al mismo<br />

tiempo que se protege el medio ambiente. 91<br />

Relación con sistemas productivos tradicionales<br />

La región andina es un importante centro de domesticación de especies<br />

cultivadas por el mosaico geográfico que presenta. Existen muchos microclimas,<br />

en los que varía la precipitación, las heladas, el sol y los tipos de suelos en<br />

pocos metros de distancia. Los fondos de valle pueden tener suelos profundos,<br />

abundante sol y heladas nocturnas, mientras que las laderas pueden tener<br />

suelos superficiales, sombra y ausencia de heladas. La estrategia utilizada por<br />

los incas, que realizaron un manejo efectivo de los recursos, fue el uso de todos<br />

los microambientes posibles, una diversificación vertical, que según Murra ha<br />

dado lugar a la teoría de la complementariedad ecológica o la del control<br />

simultáneo de muchos escenarios ecológicos geográficamente dispersos, a<br />

cargo de un determinado grupo étnico. 13 En comunidades del altiplano central<br />

se realiza la siembra de papa acompañada de oca y papalisa en menor<br />

cantidad, y ocasionalmente isaño, en pequeñas parcelas, aprovechando<br />

microambientes con condiciones distintas, además de efectuar la siembra en<br />

diferentes épocas del año para contrarrestar la falta de lluvia o la persistencia de<br />

las heladas. 14 Esta es una estrategia para aprovechar las distintas condiciones<br />

del terreno y para disminuir los riesgos de pérdida de la cosecha. También es<br />

frecuente el uso de diferentes variedades y el cultivo a distintas altitudes en el<br />

caso de la papa, quinua y cebada. 15<br />

El manejo de las especies domesticadas fue paralelo al desarrollo de técnicas<br />

de cultivo y predicción del clima, por ejemplo, en laderas pendientes con<br />

riesgo de erosión se construyeron terrazas y sistemas de riego. Este manejo<br />

disminuye los efectos de las bajas temperaturas y la falta o exceso de agua. Se<br />

90 Revista ESCAPE, 9 de marzo 2008<br />

91 ibid.


utilizaron como indicadores bioclimáticos el comportamiento de los animales,<br />

la floración de ciertas plantas, los patrones de las nubes y la lluvia. 16<br />

Se practicaron y aún se practican formas de preservación de los alimentos:<br />

deshidratación (chuño), construcción de silos, preparación de charque. 17 La<br />

muña o khoa (Satureja parvifolia) ya fue utilizada en la época prehispánica<br />

para proteger los alimentos almacenados (papa) del ataque de insectos<br />

parásitos. 18<br />

sIsTEMAs <strong>DE</strong> PRODUCCIóN, MANEJO TRADICIONAl, INTRODUCCIóN <strong>DE</strong> TéCNICAs<br />

“MO<strong>DE</strong>RNAs”, vENTAJAs y <strong>DE</strong>svENTAJAs<br />

Los recursos genéticos del área andina han estado manejados por las comunidades<br />

de manera integral, bajo el enfoque de sistemas, conservando especies y<br />

variedades de generación en generación. 92 De acuerdo con Ribera y Liberman,<br />

los sistemas de producción, principalmente los desarrollados en áreas protegidas,<br />

no se dirigen exclusivamente al consumo doméstico sino que todo excedente, por<br />

pequeño que sea, se destina a la venta o al intercambio para obtener aquello<br />

que se necesita en las viviendas. 93 En caso de no existir excedentes, se sacrifica<br />

incluso una parte de la producción de autoabastecimiento con el mismo fin.<br />

La producción y conservación de los tubérculos andinos se ven favorecidas por el<br />

hecho de que estos cultivos siguen siendo parte de la dieta de los pobladores y a<br />

que existe un uso diversificado, relacionado con las prácticas culturales. Los factores<br />

que se oponen al mantenimiento de la agrobiodiversidad son la pérdida gradual<br />

del conocimiento de los agricultores, una alta o escasa demanda en los mercados<br />

y los precios bajos, la tendencia a invertir menor cantidad de tiempo y trabajo en la<br />

producción, a lo que se une la falta de alternativas tecnológicas modernas. 94<br />

En las tierras altas fuera de las áreas protegidas, los sistemas productivos se relacionan<br />

sobre todo con las prácticas agrícolas y, en algunas regiones, la cría de<br />

camélidos, mientras que en las tierras bajas se complementa con la recolección,<br />

caza y pesca. 95 La larga historia de cultivos en diferentes lugares ha ocasionado<br />

el agotamiento de los suelos, lo cual incide negativamente en los rendimientos.<br />

La estrategia de los productores para contrarrestar esta disminución en la productividad<br />

es ampliar las áreas de cultivo. Cuando las tierras ya no son útiles para la<br />

agricultura, se utilizan como terrenos de pastoreo para ganado, con la introducción<br />

de forrajeras no nativas, como ocurre en las zonas de colonización como Alto<br />

Beni, Apolo y otros lugares.<br />

Otra tendencia, agudizada en los últimos años es que, ante la bajada de los precios<br />

de varios cultivos, se reduce la diversidad de especies cultivadas y se termina en el<br />

monocultivo, como es el caso del arroz, maíz, plátano y quinua, entre otros. El monocultivo<br />

aumenta la incidencia de enfermedades y plagas, para las cuales se usa una<br />

mayor cantidad de pesticidas químicos. Un problema adicional es la creciente implantación<br />

de cocales en los Yungas, en zonas que estaban destinadas al cultivo de<br />

los cítricos y el café, con graves consecuencias para la fauna silvestre y los suelos. 96<br />

92 Cordero 2003.<br />

93 Ribera y Liberman 2006.<br />

94 García y Cadima 2003; Cadima 2006.<br />

95 Ribera y Liberman op. cit.<br />

96 ibid.<br />

423


424<br />

Los sistemas productivos son diversos, manteniéndose sólo en pocos casos, las<br />

prácticas tradicionales, los descansos prolongados, la rotación y el abono natural.<br />

Por ejemplo, la papa se cultiva en las tierras altas utilizando técnicas tradicionales<br />

de producción, buscando la utilización de diferentes variedades para disminuir el<br />

riesgo de pérdida de las cosechas por factores imprevistos (heladas, inundación,<br />

sequía). 97<br />

Los sistemas tradicionales se caracterizan por:<br />

1. Fuertes raíces culturales, que nacen de los conceptos míticos y religiosos<br />

sobre la tierra (o el bosque) y los bienes de la naturaleza.<br />

2. Prácticas bajo normas de conducta que se basan en el respeto y la<br />

sostenibilidad del recurso, tomando sólo lo necesario.<br />

3. Cultivo extensivo con un alto movimiento dentro del paisaje, horizontal y<br />

vertical.<br />

4. Manejo comunal de los recursos: tierra, zonas de pastoreo.<br />

5. Reciclaje y utilización de pocos insumos externos (uso de estiércol, abono<br />

verde, etc.).<br />

Las tendencias en el sector agrícola se orientan hacia:<br />

1. Incrementar el rendimiento, la productividad y la calidad de los productos<br />

agrícolas (control del crecimiento y del desarrollo de las plantas).<br />

2. Desarrollar cultivares con mayor calidad nutricional o con mayor valor<br />

agregado.<br />

3. Realizar el mejoramiento de oleaginosas.<br />

4. Preservar la cantidad y calidad de los productos (granos, tubérculos)<br />

durante su almacenamiento para evitar pérdidas.<br />

5. Disminuir el tiempo y costo de programas de fitomejoramiento (cultivo de<br />

tejidos, micropropagación in Vitro, fitomejoramiento dirigido).<br />

6. Producir metabolitos (metabolitos secundarios, proteínas humanas de<br />

uso terapéutico, anticuerpos monoclonales para diagnóstico, enzimas<br />

de uso industrial.<br />

7. Bioplaguicidas y control biológico: utilización de feromonas para control<br />

biológico de plagas y similares.<br />

8. Uso de plantas como modelo genético, virología molecular, evaluación<br />

y uso de la diversidad genética.<br />

Las necesidades para el futuro son:<br />

1. Colecciones de la diversidad genética.<br />

2. Selección del germoplasma útil.<br />

3. Análisis de las prácticas agrícolas tradicionales locales.<br />

4. Bases genéticas para el mejoramiento.<br />

5. Manejo consistente en mejoramiento de las técnicas de cosecha,<br />

limpieza y procesamiento.<br />

6. Estudios nutritivos.<br />

7. Control de plagas y enfermedades.<br />

Fuente: modificado de Ribera y Liberman 2006.<br />

97 Cadima, op. cit.


Sin embargo, un punto importante sigue siendo la combinación de la investigación<br />

agrícola y la conservación de la biodiversidad. Varios autores coinciden en<br />

señalar que para ello es necesario el desarrollo de sistemas de conocimiento local<br />

sobre las prácticas agrícolas, incorporando además, las experiencias, prioridades<br />

y expectativas de los agricultores. 98 Antes que tratar de aumentar los rendimientos<br />

o la producción, se debe atender aquello que les interesa a los agricultores y que<br />

les hace sentir bien: disminución de los riesgos, menor esfuerzo físico, menor inversión.<br />

Esto con el fin de lograr su compromiso para un medio ambiente conservado.<br />

Actualmente, en los agroecosistemas las tradiciones y las costumbres de manejo<br />

de los diferentes productos agrícolas se van perdiendo poco a poco, como es<br />

el caso de los tubérculos andinos, 99 principalmente por querer atender cada vez<br />

más las demandas del mercado y por la tendencia a invertir menos trabajo en la<br />

producción.<br />

El UsO <strong>DE</strong> lA BIOTECNOlOGíA<br />

Con el avance de la Biología Molecular, en el tema de la agrobiodiversidad y<br />

el mejoramiento genético de plantas, las tendencias actuales se orientan a los<br />

siguientes aspectos: 100<br />

1. Obtener plantas transgénicas resistentes a plagas (virus, bacterias, hongos, insectos)<br />

y herbicidas.<br />

2. Obtener plantas transgénicas resistentes a sequía, salinidad, frío, calor, metales<br />

pesados, etc.<br />

3. Obtener plantas con carácterísticas mejoradas y/o nuevas (más proteina, almidón,<br />

grasas, madurez retardada, etc.).<br />

4. Obtener células y plantas transgénicas como sistemas de producción de metabolitos<br />

secundarios, proteínas de uso terapéutico, anticuerpos monoclonales,<br />

enzimas, plástico biodegradable.<br />

5. Obtener mapas genómicos de cultivos principales con el propósito de hacer<br />

el fitomejoramiento tradicional más rápido y eficiente.<br />

6. Reemplazar los agroquímicos por productos de origen biológicos (biofertilizantes,<br />

bioinsecticidas, bioherbicidas, control biológico de plagas, biopesticidas,<br />

etc.)<br />

Por ejemplo, en Cochabamba existe hace tiempo un programa de rizobiología<br />

para aumentar la productividad de las leguminosas (p.ej. habas, tarwi). Con esta<br />

tecnología,el programa había logrado hacia 1995 un aumento del 50% en la producción<br />

por hectárea. 101<br />

También hay experiencias exitosas de cultivo in vitro de orquídeas (Masdevallia),<br />

bromeliáceas (Billbergia), helechos arbóreos (Cyuathea caracasana) y rosáceas<br />

como frutilla (género Fragaria), queñua (Polylepis), algunas de ellas endémicas,<br />

realizadas por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) y el Laboratorio de Biotecnología<br />

Vegetal. 102 Se han realizado distintos trabajos de tesis. 103<br />

98 Townsend 2003; Manchego 2003.<br />

99 García y Cadima 2003.<br />

100 Brack 1996.<br />

101 Brack 1996.<br />

102 Carrera de Biología – UMSA.<br />

103 Villegas 2003; Sánchez 2006; Rocabado (en prep.); López (2004) y Plata<br />

(en prep.).<br />

425


426<br />

CONsERvACIóN IN sITU<br />

La conservación in situ de los recursos de la agrobiodiversidad se caracteriza por<br />

la participación activa del hombre en las parcelas agrícolas a través del cultivo<br />

permanente y el manejo de las comunidades vegetales que van apareciendo. 104<br />

Los proyectos relacionados con la conservación de la agrobiodiversidad buscan<br />

identificar áreas específicas en las cuales se puedan realizar estudios y fortalecer<br />

la conservación in situ. Se seleccionan aquellos lugares donde se mantienen las<br />

prácticas culturales antiguas (que conlleva el mantenimiento de la riqueza génica),<br />

los lugares que presentan diferentes condiciones ecológicas y socioculturales,<br />

y donde los genotipos de los cultivos nativos crecen mezclados con el germoplasma<br />

silvestre. 105<br />

En los centros de diversidad identificados se realizan inventarios de las variedades<br />

y semillas manejadas en las comunidades, luego se determina la erosión genética<br />

en base a análisis comparativos de diversidad registrada in situ y ex situ. 106 Se busca<br />

promover las prácticas locales para la conservación de la biodiversidad y la<br />

formación de bancos comunales (jardín de variedades), rescatar las tradiciones y<br />

costumbres locales de uso de la diversidad, en el marco de una gestión de la biodiversidad<br />

a nivel municipal e incorporando iniciativas de agroturismo, ecoturismo<br />

y organización de microempresas rurales. 107<br />

Técnicas modernas, derivadas de la biología molecular, dan información sobre la<br />

evolución y conservación de la diversidad, con lo que contribuyen a la conservación<br />

in situ de cultivos y variedades agrícolas. Para el caso de la oca, se han utilizado<br />

marcadores moleculares para contrastar estos datos con la etnotaxonomía<br />

de la oca en comunidades de Cusco, Perú, 108 lo que ha permitido realizar estudios<br />

de los patrones geográficos de la variabilidad genética de este cultivo. 109<br />

CONsERvACIóN Ex sITU<br />

La conservación ex situ es la que se realiza fuera del lugar de origen del germoplasma.<br />

Se realiza en forma de colecciones de campo, bancos de semillas, en<br />

propagaciones in vitro y jardines botánicos.<br />

A través del proyecto Colaborativo de Biodiversidad de Raíces y Tubérculos Andinos<br />

(PBRTAs), en Bolivia se realizaron importantes colectas de oca, 110 papalisa 111 e<br />

isaño 112 y establecieron bancos de germoplasma con estas colecciones, los cuales<br />

actualmente constituyen las colecciones nacionales. En el cuadro siguiente se<br />

presenta una relación del número de accesiones de tubérculos andinos existentes<br />

en los bancos de germoplasma y el número de morfotipos.<br />

104 Bellón et al. 1997, citado por Cadima 2006.<br />

105 Cadima 2006.<br />

106 ibid.<br />

107 García y Cadima, 2003.<br />

108 Emshwiller 2004.<br />

109 Cadima 2006.<br />

110 IPGRI/CIP 2001; Ugarte y Baudoin 2004.<br />

111 IPGRI/CIP 2003.<br />

112 Grau et al. 2003.


Tabla 8. Número de accesiones de tubérculos andinos en Bolivia<br />

Especie* Bolivia No. morfotipos<br />

Oca 503 181<br />

Papalisa 200 42<br />

Isaño 80 33<br />

Papa 1400<br />

Fuente: Modificado de Cadima 2006<br />

El banco de germoplasma en Bolivia está a cargo de la Fundación PROINPA (Promoción<br />

e Investigación de Productos Andinos) en el marco del Sistema Nacional<br />

de Recursos Genéticos para la Agricultura y la Alimentación (SINARGEAA). 113 Colecciones<br />

mundiales de tubérculos andinos están depositadas en el Centro Internacional<br />

de la Papa (www.potatocip.org).<br />

A pesar de los esfuerzos realizados en los Bancos de germoplasma, se pierde material<br />

genético por falta de condiciones para su conservación. Se necesitan cámaras<br />

frías y otros equipos, personal especializado, financiamiento, planificación, organización<br />

constante y seguimiento del material depositado, entre otros aspectos. 114<br />

La conservación ex situ debe incorporar la participación de los agricultores en tareas<br />

como la selección de materiales potencialmente útiles de las colecciones de<br />

germoplasma, ensayos de producción y también en procesos de mejoramiento<br />

genético para la obtención de nuevas variedades. Además, se debe mantener<br />

el intercambio permanente entre agricultores y técnicos. 115 La reintroducción de<br />

germoplasma a las comunidades es una forma de reducir el riesgo de pérdida de<br />

agrobiodiversidad por problemas fitosanitarios.<br />

RECOMENDACIONEs PARA lA CONsERvACIóN <strong>DE</strong> lA AGROBIODIvERsIDAD<br />

Sigue siendo muy importante continuar con el inventario y la documentación<br />

de la diversidad de especies cultivadas en los herbarios. Paralelamente, se<br />

debe priorizar la síntesis y el análisis de la información existente, mejorar los estudios<br />

etnobotánicos y mejorar la capacidad para la conservación in situ y ex<br />

situ.<br />

Se debe incorporar a las comunidades de agricultores en el proceso de mantener<br />

y manejar las variedades adaptadas a las distintas regiones, junto con<br />

las prácticas agrícolas. La investigación campesina está ligada al proceso<br />

productivo, además se realiza a lo largo de su historia familiar. Por esta razón,<br />

numerosos investigadores consideran las chacras de los agricultores como espacios<br />

de experimentación agropecuaria. Esta forma de investigar tiene ventajas<br />

y complicaciones particulares, porque requiere un enfoque y comprensión<br />

del sistema agropecuario en el que se da peso a la experiencia y no sólo<br />

a variables experimentales. 116 Como menciona Cadima (2006), es necesario<br />

tomar en cuenta los conocimientos locales y populares sobre los usos, agregando<br />

valor a esos recursos e identificando usos alternativos.<br />

La industrialización de los productos de origen andino podría garantizar un<br />

mayor acceso a los mercados urbanos. Las posibilidades de incrementar los<br />

113 Cadima 2006.<br />

114 Cordero 2003.<br />

115 Cadima 2006.<br />

116 Rengifo 1990.<br />

427


428<br />

usos y consumo de estos productos se relacionan con el conocimiento de su<br />

composición química, características físicas y nutricionales, que pueda orientar<br />

sus posibles usos y aplicaciones. En el caso de los tubérculos andinos, al<br />

ser fuentes importantes de almidón, pueden ser aprovechados en la industria.<br />

Con la identificación de metabolitos secundarios se pueden proponer usos y<br />

aplicaciones en distintos tipos de industria.<br />

Es importante realizar acciones para manejar las especies promisorias e introducirlas<br />

al mercado. Para eso se deben identificar otras potencialidades en los<br />

mismos productos, por ejemplo, Petiveria alliacea se usa para los desordenes<br />

digestivos y tiene beneficios paralelos: en cultivos multiestrato, la presencia de<br />

Petiveria alliacea ha ayudado a evitar la presencia de ciertos insectos. 117<br />

Es necesario proteger la biodiversidad como un tema de patrimonio estratégico.<br />

Cordero refiere como una amenaza actual el uso indebido de la biodiversidad<br />

por foráneos, en beneficio propio o de empresas transnacionales. Se<br />

sustraen especies o recursos genéticos para su comercialización en el exterior<br />

(cactáceas, orquídeas) o para obtener híbridos, nuevas variedades, metabolitos<br />

o transgénicos (OGM). Existe un marco legal para el acceso a los recursos<br />

genéticos de Bolivia. Bolivia junto con los países del Pacto Andino asumió la<br />

decisión 391 que es la norma específica que regula el acceso a los recursos<br />

genéticos. La Ley del Medio Ambiente de 1992 se refiere a que es deber del<br />

Estado y la sociedad, conservar y promover el aprovechamiento sostenible de<br />

los recursos renovables. 118<br />

117 Brack 1996.<br />

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Créditos fotografías:<br />

Emilia Garcia.


Jatata (Geonoma deversa)<br />

por Marcelo Otterburg C.<br />

La jatata (Geonoma deversa) es una palmera que se encuentra en Pando, el<br />

noreste de La Paz, el suroeste y norte de Beni y el este de Cochambamba, en<br />

bosques con suelos bien drenados y altitudes entre los 165 y 850 metros. 119 Es un recurso<br />

forestal no maderable, aprovechado durante generaciones por las comunidades<br />

originarias tsimane y mosetene en la elaboración de paños de jatata para<br />

el techado de sus casas. Este producto artesanal llega también a los mercados<br />

nacionales, especialmente en el oriente del país, como accesorio rústico de lujo.<br />

La incursión de los paños de jatata en el mercado, con una gran demanda del<br />

producto, ha tenido su mayor repercusión en la TCO Tierra Indígena Tsimane en el<br />

Beni. Según la Superintendencia Forestal, sólo en los años 2003 y 2004, se ha reportado<br />

más de un millón de paños de jatata provenientes del norte de La Paz y del<br />

Beni, lo que ha provocado su desaparición en grandes extensiones donde antes<br />

se encontraba. 120<br />

Este proceso de fuerte disminución de las poblaciones de jatata es causado principalmente<br />

por su aprovechamiento sin previa elaboración de planes de manejo,<br />

por el acceso libre y desordenado al recurso, las técnicas de aprovechamiento<br />

inadecuado, un deficiente control sectorial o local, además de la debilidad de las<br />

organizaciones de base, su dependencia de intermediarios y el desconocimiento<br />

de los mercados para vender su producto directamente. A pesar de las dificultades<br />

anteriormente descritas se ha logrado avanzar en los siguientes aspectos:<br />

<strong>DE</strong>sARROllO <strong>DE</strong> CRITERIOs CIENTíFICOs <strong>DE</strong> MANEJO <strong>DE</strong> GEONOMA <strong>DE</strong>vERsA<br />

Con la generación de criterios científicos, que respalden nuevas formas de aprovechamiento<br />

de jatata, se puede garantizar menores impactos de la recolección<br />

en sus poblaciones. De hecho, las cualidades ecológicas y morfológicas de la especie<br />

la hacen interesante dentro del marco de aprovechamiento sostenible de<br />

recursos forestales no maderables. Entre estas características se puede mencionar<br />

que se aprovechan las hojas, las cuales pueden ser recolectadas durante casi<br />

todo el año, permitiendo a los productores planificar su aprovechamiento y asociar<br />

esta actividad con otras también productivas, de fuerte contenido cultural,<br />

como la cacería, recolección de frutos silvestres, pesca, etc.<br />

Otra característica interesante es su estructura de palmera multicaule o cespitosa,<br />

es decir que tiene entre 3-30 tallos, los que pueden llegar a producir entre 10-15<br />

hojas cada uno en aquellos individuos que superan los dos metros de altura. 121<br />

Esto permite cortar solamente aquellos tallos que sobrepasan los 1,5 m de altura<br />

y tienen hojas que alcanzan los 75 cm de longitud, respetando los individuos que<br />

tienen hojas de menor tamaño y que son semilleros. Estas acciones ayudan a los<br />

otros tallos a crecer y desarrollarse, produciendo nuevas hojas.<br />

119 Moraes y Sarmiento 1999, Moraes 2004.<br />

120 Ergueta 2006.<br />

121 Moraes y Sarmiento 1999.<br />

435


436<br />

Los datos científicos indican que una disminución de la intensidad de corte – del<br />

90% que se practicaba a un 65% - permitirá a esta palmera regenerarse, evitando<br />

interacciones negativas con especies asociadas de árboles y especies simpátricas<br />

del sotobosque como Geonoma interrupta (bo´bori). Estas últimas pueden<br />

aprovechar la acción antrópica sobre la jatata para ganarle territorio y reducir el<br />

espacio donde se desarrollaba. 122<br />

También es de destacar su hábito arbustivo de sotobosque, que exige proteger<br />

los sitios donde se realiza extracción forestal, ya que cualquier intervención de<br />

especies arbóreas asociadas provocaría la rápida desaparición de la jatata en<br />

el área.<br />

sIsTEMAs <strong>DE</strong> ORGANIzACIóN COMUNAlEs CON PERsPECTIvAs <strong>DE</strong> CONsOlIDAR<br />

lA AUTOGEsTIóN <strong>DE</strong>l PRODUCTO<br />

Otro aspecto de igual importancia son los avances en la generación de capacidades<br />

locales, en procura de iniciar procesos de autogestión acordes a la realidad<br />

que presentan.<br />

En el caso particular de la gestión comunitaria de Geonoma deversa en Pilón Lajas,<br />

se ha establecido que existe una diferencia clave con respecto a otras actividades<br />

productivas que involucran recursos forestales no maderables. Esta diferencia<br />

permite considerarla como un emprendimiento productivo sostenible, al tratarse<br />

de una actividad cultural, lo cual implica que se asegura la continuidad de<br />

la elaboración de paños de jatata aún cuando los costos de producción superan<br />

los beneficios económicos conseguidos, razón que explica por qué esta actividad<br />

es desarrollada casi exclusivamente por etnias Tsimane´ y Mosetene y no por otras<br />

como los Yuracaré y Tacanas, que también cuentan con el recurso.<br />

Sin embargo, las ventajas de la interacción social hombre-jatata se ven afectadas<br />

cuando se intenta desarrollar criterios empresariales en las comunidades productoras<br />

con las características socio-culturales y económicas de las etnias tsimane´<br />

y mosetene, en las cuales aspectos ocultos de percepciones de éxito y perspectivas<br />

a futuro que se generan dentro de cada una de ellas, pueden definir resultados<br />

poco predecibles.<br />

Estas diferencias pueden ser atribuidas a las interacciones desiguales entre comunidades<br />

(y hasta productores individuales) con los actores externos; por ejemplo,<br />

la distancia hacia los centros poblados, los inmigrantes que han salido de la<br />

comunidad y con el tiempo han regresado con nuevas perspectivas de vida, o<br />

las interacciones con foráneos que se han introducido en círculos sociales y han<br />

llegado a tener poder de decisión dentro de las comunidades.<br />

Por estos motivos el trabajo en cada comunidad obliga a contar con sistemas<br />

flexibles de aprovechamiento, producción y venta de paños de jatata, tomando<br />

en cuenta los cambios que surgirán, según modelos que evolucionan junto con<br />

las demandas de los productores y las necesidades que se generan al establecer<br />

nuevos nichos de mercado y mejores precios del producto.<br />

De igual manera, los resultados y avances alcanzados deben ser evaluados periódicamente<br />

para conocer las percepciones y expectativas generadas entre las<br />

comunidades y los productores, con los nuevos modelos de producción y de comercialización<br />

que se apliquen.<br />

122 Ergueta 2006.


Bibliografía<br />

Ergueta, P., M. Otterburg y S. Estensoro 2006. Jatata: Un recurso valioso para los<br />

habitantes del bosque tropical. Sagitario, La Paz Bolivia.<br />

Moraes, M. 2004. Flora de Palmeras de Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto<br />

de Ecología, Carrera de Biología, Universidad Mayor de San Andrés, La<br />

Paz. 262 pp.<br />

Moraes, M. y J. Sarmiento. 1999. La jatata (Geonoma deversa) (Poit. Kunth, Palmae)<br />

– un ejemplo de producto forestal no maderable en Bolivia: Uso tradicional<br />

en el este del departamento de La Paz, Revista de la Sociedad<br />

Boliviana de Botánica 2:183-196.<br />

Créditos fotografías:<br />

M.Otterburg<br />

Foto 1 Niños en comunidad indígena Chimane mostrando paño tejido<br />

Foto 2 Tejedor indígena de paños de jatata<br />

437


438<br />

El Majo (Oenocarpus bataua)<br />

DIsTRIBUCIóN<br />

por Jeyson Miranda M.<br />

Las palmeras silvestres tienen bastante importancia en las regiones tropicales. Entre<br />

ellas se destaca por su utilidad la especie Oenocarpus bataua, entre muchas<br />

otras. Oenocarpus bataua está ampliamente distribuida en el norte de Sudamérica,<br />

desde el este de Panamá hasta Trinidad, las Guyanas, Surinam y luego hasta<br />

Brasil. También se encuentra en la región amazónica de Colombia y desciende por<br />

la vertiente oriental de los Andes hasta Bolivia, pasando por Ecuador y Perú. 123<br />

En Bolivia esta especie se encuentra distribuida en las tierras bajas entre 150 a<br />

280 m (sudoeste y noreste de Beni, norte de La Paz, centro y noreste de Pando)<br />

en bosques primarios bien drenados, en los márgenes de los ríos, y está asociada<br />

mayormente con Astrocaryum, Geonoma, Bactris, Socratea exorrhiza e Irartea<br />

deltoidea. Asimismo es abundante en bosques húmedos premontanos andinos y<br />

bosques nublados en pendientes abruptas, entre 400 y 1100 metros (este de Cochabamba,<br />

noreste de La Paz, oeste de Santa Cruz), como en los alrededores de<br />

la zona de Guanay, donde se encuentra en bosques húmedos montanos y de pie<br />

de monte entre 600 y 1400 metros. 124<br />

Foto 1 Recolector de frutos de majo<br />

123 ver Moraes 1996; Peña 1996; Henderson, 1994; Borgtoft & Balslev, 1990<br />

124 Balick 1987; La Rotta et al., 1989; Moraes, 2004


UsOs EN BOlIvIA<br />

La palmera es ampliamente utilizada, varias partes se utilizan para el techado,<br />

también tiene usos como fibra, como madera, como medicina y como alimento<br />

por sus frutos, de los cuales se extrae un líquido sabroso (leche de majo), rico en<br />

proteínas y el aceite de majo, mientras que las semillas se utilizan como amuleto.<br />

125<br />

Se puede comprobar que el majo o chari (Oenocarpus bataua) tiene mucha importancia<br />

y es muy común en la vida diaria de los habitantes de las zonas tropicales<br />

donde existe este recurso natural. En el cuadro se reporta el variado uso que se<br />

da a esta palmera, con fines constructivos, medicinales, cosméticos, pero sobre<br />

todo alimenticios.<br />

Partes de la palmera (Oenocarpus bataua) y los usos que presenta<br />

Partes de la<br />

planta<br />

Parte usada y/o<br />

consumida<br />

Forma de obtención Producto Finalidad de uso<br />

Meristemo foliar Corte (tala o tumba) Palmito Alimenticio<br />

Hojas Hojas tiernas Corte Escobas Artesanal<br />

Hojas adultas Corte Techos Construcción<br />

Tronco<br />

Interior del estípite<br />

o tronco<br />

Tumba<br />

Larvas de<br />

Coleópteros<br />

Alimenticio y<br />

medicinal<br />

Epicarpio<br />

Recolección y<br />

maduración<br />

Aceite vegetal,<br />

leche vegetal<br />

natural<br />

Alimenticio,<br />

medicinal y<br />

cosmético<br />

Frutos<br />

Mesocarpio<br />

Recolección y<br />

maduración<br />

Aceite vegetal,<br />

leche vegetal<br />

natural<br />

Alimenticio y<br />

medicinal<br />

Semillas Recolección Cortinas Artesanal<br />

Raquillas Recolección Individuales Artesanal<br />

Fuente: Miranda, 2007<br />

AvANCEs EN MANEJO<br />

Para un mejor aprovechamiento y manejo del recurso majo, la ONG Trópico incorporó<br />

el uso de equipos de cosecha (trepadores) que permiten cosechar los<br />

frutos maduros y cortar las hojas, sin tener que cortar toda la palmera, para así<br />

poder aprovechar mejor sus recursos. Los trepadores se sujetan fuertemente a los<br />

pies del cosechador con unas correas o cuerdas, además la persona debe usar<br />

un cinturón de seguridad. En el momento de la cosecha, los cosechadores llevan<br />

también una cuerda amarrada a la cintura para sujetar el fruto y un machete en<br />

el cinturón.<br />

COMERCIAlIzACIóN<br />

Debido al alto contenido de vitamina A y ácidos grasos insaturados, además de<br />

las características similares al aceite de oliva, el aceite de majo tiene bastante<br />

mercado a nivel internacional, especialmente en Europa. En Bolivia la comercialización<br />

es todavía muy reducida, debido a que la población no tiene conocimiento<br />

sobre este producto. Sin embargo se lo puede obtener en los puntos de venta<br />

ecológicos de AOPEB.<br />

125 Anderson 1978; Balick 1982, 1986.<br />

439


440<br />

Bibliografía<br />

Anderson, A.B. 1978. The names and uses of palms among a tribe of Yanomama<br />

Indians. Principes 22: 30-41.<br />

Balick, M. 1982. Palmas neotropicales, nuevas fuentes de aceites comestibles. Interciencia.<br />

7 (1): 25-29.<br />

Balick, M. 1986. Systematics and economic botany of the Oenocarpus-Jessenia<br />

(Palmae) complex. Adv. Econ. Bot. 3: 1–140.<br />

Balick, M. 1987. Jessenia y Oenocarpus: palmas aceiteras neotropicales dignas de<br />

ser domesticadas. Org. de las Nac. Un. para la Agr. y Alimentación (FAO),<br />

Roma, Italia. 180 p.<br />

Borgtoft H. y H. Balslev 1990. Palmas Útiles. Especies ecuatorianas para agroforestería<br />

y extractivismo. Ed. Abya -Yala. Quito, Ecuador. 158 p.<br />

Henderson, A. 1994. The palms of the Amazon. Oxford Univ. Press, N. York. 334 p.<br />

La Rotta, C., P. Miraña, M. Miraña, B. Miraña, M. Miraña, y N. Yucuna. 1989. Estudio<br />

botánico sobre las especies utilizadas por la comunidad indígena Miraña,<br />

Amazonas, Vaúpes. Colombia. WWF – FEN. 30 p.<br />

Miranda, J. 2007. Estructura poblacional, producción de frutos y uso tradicional de<br />

la palmera majo (Oenocarpus bataua) en bosque montano en Guanay – La<br />

Paz. Tesis de Licenciatura en Ingeniería Agronómica. UMSA, La Paz.<br />

Moraes, M. 1996. Bases para el manejo sostenible de las palmeras nativas de Bolivia.<br />

Min. Des. Sost. y Medio Amb., Tratado de cooperación amazónica. La<br />

Paz.<br />

Moraes, M. 2004. Flora de palmeras de Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto<br />

de Ecología, La Paz. 262 p.<br />

Peña, M. 1996. Ecology and Socioeconomics of palm heart extraction from wild<br />

populations of Euterpe precatoria Mart. in eastern Bolivia. Thesis Gr. School,<br />

University of Florida. Gainesville, Florida. 64 p.<br />

Créditos fotografías:<br />

J.Miranda


Capítulo 13<br />

Al borde del abismo:<br />

la vida silvestre<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Marco Octavio Ribera<br />

Más que un documento de información, y siguiendo la línea del libro del cual<br />

forma parte, el presente texto pretende ser un aporte a la reflexión y la alerta<br />

sobre el estado actual de la vida silvestre en el país, en especial de la fauna. Son<br />

tiempos difíciles para la naturaleza, el economicismo mundial está logrando que<br />

muchas sociedades humanas adopten rumbos contrarios a la sostenibilidad, la<br />

equidad y el respeto por los seres vivos. Se ha llegado a plantear desde una visión<br />

antropocentrista renovada, que los animales o la naturaleza no tienen derechos,<br />

que ello es privativo de la especie humana; y esto ha servido para retroceder a<br />

las lógicas de dominación del mundo natural, como al inicio de la revolución industrial.<br />

Esperemos que este aporte se alinee en los esfuerzos para revertir dicho<br />

despropósito. 1<br />

Para enfocar el presente análisis, se ha utilizado la metodología de evaluación de<br />

gestión ambiental, estado-presión / efecto-respuesta (EPER), aspecto que puede<br />

facilitar los procesos de sistematización de una línea base y de seguimiento a las<br />

problemáticas así planteadas. 2<br />

EsTADO GENERAl <strong>DE</strong> lA vIDA sIlvEsTRE EN BOlIvIA<br />

La vida silvestre, también denominada vida salvaje (wildlife), se refiere al conjunto<br />

global de especies de plantas y animales silvestres (incluidos microorganismos),<br />

que habitan libremente en un ecosistema, aunque con frecuencia se ha asumido<br />

el concepto para las especies de la fauna de una región, y en especial las más<br />

conspicuas, de tal forma que se constituyen en los elementos referenciales del<br />

concepto. La vida silvestre constituye la riqueza biológica del planeta, aspecto<br />

que ha sido relacionado, en las tres últimas décadas especialmente, al de diversidad<br />

biológica y en especial, al de zonas o regiones de megadiversidad: es decir<br />

la acumulación de riqueza de especies en determinadas áreas geográficas del<br />

mundo, como parte de una estrategia para fortalecer las acciones y prioridades<br />

de conservación.<br />

1 En definitiva, éste no es un texto destinado a especialistas de vida silvestre, los cuales<br />

pueden encontrarlo hasta aburrido; es un texto para la gente que, sin ser especialista, se<br />

relaciona de alguna manera con aspectos o temas ligados a la naturaleza, las regiones<br />

rurales o los recursos; para aquellos que les toca ejercer cargos de autoridad o simplemente<br />

planificar procesos de desarrollo. También para aquellas generaciones que están en<br />

la etapa de conocer nuestra realidad y en general para toda la gente que se encuentra<br />

preocupada o atraída por el tema de la vida silvestre. A pesar de su extensión, resulta ser<br />

telegráfico, un resumen, que procura abordar la mayor diversidad posible de elementos,<br />

desafortunadamente sin poder profundizar en detalles.<br />

2 Avellaneda 2007.<br />

441


442<br />

En cuanto a la riqueza biológica del planeta, considerando el componente de<br />

especies vivas tanto de flora y fauna, se conoce en la actualidad el siguiente<br />

conjunto de cifras: 3<br />

PLANTAS Nº Especies<br />

INVERTEBRADOS<br />

Artrópodos<br />

Nº Especies<br />

Crustáceos<br />

40.000<br />

Hongos<br />

Musgos<br />

Helechos<br />

Plantas superiores<br />

72.000<br />

16.000<br />

10.000<br />

240.000<br />

Arácnidos<br />

(arañas)<br />

Insectos<br />

(Coleópteros)<br />

(Dípteros)<br />

75.000<br />

35.000<br />

1.000.000<br />

400.000<br />

120.000<br />

(Himenópteros)<br />

130.000<br />

(Lepidópteros)<br />

150.000<br />

INVERTEBRADOS VERTEBRADOS<br />

Esponjas<br />

10.000 Peces<br />

25.000<br />

Cnidarios<br />

10.000 Anfibios<br />

4.950<br />

Platelmintos<br />

20.000 Reptiles<br />

7.970<br />

Nematodos<br />

25.000 Aves<br />

9.950<br />

Moluscos<br />

70.000 Mamíferos<br />

4.763<br />

Anélidos<br />

12.000 (Roedores)<br />

1.702<br />

Equinodermos<br />

6.000 (Quiropteros)<br />

1.702<br />

TOTAL VERTEBRADOS 52.633<br />

Estos números pueden ser casi definitivos en algunos grupos (p.ej. mamíferos y<br />

aves) en los cuales se han realizado colectas e inventarios exhaustivos, sin embargo,<br />

en otros grupos las cifras son todavía muy parciales, como es el caso de grupos<br />

muy grandes o poco conocidos, en especial invertebrados y plantas inferiores<br />

(insectos, arácnidos, hongos y algas). También existen regiones poco exploradas<br />

del planeta que necesitan ser inventariadas con mayor detalle como los fondos<br />

marinos y doseles de selvas tropicales, donde se podrían encontrar más especies.<br />

El drama de esta enorme riqueza biológica radica en dos puntos contrapuestos<br />

en el tiempo: a) posiblemente, miles de especies pueden haber desaparecido<br />

del planeta en los últimos cincuenta años, sin que la ciencia haya podido realizar<br />

siquiera registros, debido a la devastación de ecosistemas en diversas regiones<br />

(Amazonía, África central, Sudeste asiático) y, b) es probable una desaparición<br />

masiva de especies en las siguientes décadas, debido al calentamiento global.<br />

Desde hace varios años se asume que Bolivia es un país megadiverso, vale decir<br />

que alberga una extraordinaria diversidad de especies de plantas y animales, por<br />

tanto se encontraría entre los países con mayor riqueza biológica del mundo. 4<br />

Gran parte de esto se debe a la gran riqueza de ecoregiones y ecosistemas que<br />

detenta el país, 5 y a la gran superficie que ocupan ecosistemas reservorios de elevados<br />

niveles de biodiversidad, como son los bosques montanos de Yungas y de la<br />

Amazonía. 6 Lo anterior significa que Bolivia se encontraría entre los 12 o 15 países<br />

de megadiversidad del planeta (en términos de especies de plantas, animales y<br />

de riqueza genética o germoplásmica implícita), junto con Brasil, Colombia, Perú,<br />

México, Indonesia, Birmania, el Congo, Australia, Ecuador, Costa Rica, entre otros.<br />

3 Pascual Trillo 1997; Flores y Miranda 2003. Sitios web: www.worldwildlife.org; www.ambiental.<br />

net; www.ecoportal.net.<br />

4 Diez y Riester 1996; Zeballos y Quiroga 2003.<br />

5 Ribera et al. 1996; Navarro 2002; Ibish y Mérida 2003.<br />

6 Ibish y Mérida, op. cit.


Datos preliminares indican que Bolivia comprendería en términos de especies el<br />

14,3% de las aves, el 8,98% de los reptiles y el 7,5% de los mamíferos mundiales.<br />

Considerando diversas fuentes 7 y manteniendo un margen razonable de incertidumbre<br />

en cuanto a cifras exactas, los números de especies en determinados<br />

grupos de plantas y animales vertebrados para Bolivia, se sintetizan en la siguiente<br />

tabla:<br />

Biodiversidad Total registr. aprox. Grupo<br />

Nº especies registradas<br />

aprox.<br />

Angiospermas 14.000<br />

Plantas<br />

17.217 especies<br />

(estimadas unas 20.000)<br />

Gimnospermas<br />

Helechos<br />

17<br />

1.400<br />

Musgos Hepáticas 1.800<br />

Mamíferos 396<br />

2.897 especies<br />

Aves 1.396<br />

Vertebrados (estimadas unas<br />

Reptiles 267<br />

3.100)<br />

Anfibios 201<br />

Peces 634<br />

Se estima además que del total de plantas y vertebrados registrados en Bolivia,<br />

un 68% y 70% respectivamente estarían representados en el Servicio Nacional de<br />

Áreas Protegidas (SNAP). 8<br />

Los valores de biodiversidad muestran un fenómeno de “aglomeración numérica”<br />

de especies de flora y fauna en regiones de elevada biodiversidad como lo son<br />

Yungas y el Subandino amazónico que, por decirlo de alguna manera, “acaparan”<br />

un elevado número del total de especies de plantas y animales del país. 9<br />

Entre las ecoregiones que alcanzan especial relevancia por concentrar los mayores<br />

niveles de biodiversidad están: los bosques montanos húmedos a pluviales<br />

de yungas, que incluyen los bosques neblinosos de altura, los bosques subandinos<br />

y pedemontanos pluviosos, el bosque de yungas tucumano-boliviano, el bosque<br />

amazónico húmedo estacional de llanura y el bosque subhúmedo estacional de<br />

la Chiquitanía, incluyendo superficies más húmedas del Chaco (hacia el Norte).<br />

En total, estas grandes regiones comprenden más de un 75 % de la riqueza biológica<br />

del país. Como ejemplo de esta situación se puede citar al PNANMI Madidi,<br />

con cerca de dos millones de hectáreas y más de 8 pisos ecológicos, donde se<br />

estima la probable existencia de más de mil especies de aves, más de 6.000 especies<br />

de plantas y 200 especies de mamíferos. 10<br />

EN<strong>DE</strong>MIsMO<br />

En cuanto a las especies endémicas (especies propias y exclusivas de un país, localidad<br />

o región), más allá de las discusiones fronterizas y geopolíticas que no llevan<br />

a mucho, son especies únicas, normalmente de rango geográfico restringido; por<br />

tanto deben tener un tratamiento preferencial en las evaluaciones de estado de<br />

amenaza y deben ser desestimadas en la posibilidad de ser usadas como recursos.<br />

La mayoría de las especies endémicas se encuentran en estado de amenaza<br />

7 FAN 2005; Ibish y Mérida 2003; Flores y Miranda 2003.<br />

8 Ribera y Liberman 2005; FAN 2005.<br />

9 FAN 2005.<br />

10 Ribera y Liberman 2005.<br />

443


444<br />

y vulnerabilidad debido a sus poblaciones reducidas, que en realidad llegan ser<br />

metapoblaciones. 11 Se pueden citar los casos de la paraba frente roja de los valles<br />

secos (Ara rubrogenys) o la paraba barba azul (Ara glaucogularis), la boga (Orestias<br />

pentlandii) y muchas otras. La mayoría de los endemismos del país se distribuyen en<br />

los bosques húmedos de montaña de la vertiente oriental o yungas y subandino,<br />

además de los valles secos mesotérmicos. 12<br />

Al momento se conocen los siguientes números de especies endémicas para el país<br />

en diversos grupos: 13 1.500 especies de plantas superiores, 150 helechos, 15 mamíferos,<br />

25 aves, 35 reptiles, 37 anfibios, 34 peces. Se estima que el número de endemismos<br />

para Bolivia, considerando plantas y vertebrados podría ascender a más de<br />

3.000 especies.<br />

EsPECIEs AMENAzADAs<br />

Si bien toda esta riqueza de especies es digna de orgullo, somos un país que muy<br />

poco o nada ha hecho y está haciendo para reducir el proceso de depauperación<br />

y aniquilación de su fauna silvestre en todas las regiones del país, desde los<br />

arenales de Oruro hasta las selvas húmedas del Beni. Como se verá más adelante,<br />

diversos tipos de presiones e impactos, derivados de las actividades humanas en<br />

las últimas siete décadas, han ocasionado que numerosas especies de animales y<br />

plantas silvestres vayan engrosando las listas de especies amenazadas. No debería<br />

servirnos de consuelo, pero esta situación, con mayores o menores agravantes,<br />

se viene dando en todos lo confines y países del planeta; somos parte, y un ejemplo<br />

más, de un proceso mundial de eliminación sistemática de la vida silvestre. 14<br />

Como resultado de muchos años de un gran cúmulo de impactos, que van desde<br />

la cacería comercial hasta la devastación de ecosistemas y hábitats, contamos<br />

con una nutrida lista de especies amenazadas, las cuales, como se mencionó<br />

anteriormente, se suman a una lista mundial mucho mayor. 15 En el mundo existen<br />

más de 15.000 especies de plantas y animales en franca amenaza, y el número<br />

tiende a crecer. 16 Las especies amenazadas son especies de fauna y flora que, a<br />

consecuencia de presiones e impactos, tienen poblaciones mermadas y su número<br />

tiende a disminuir, lo mismo que su rango de distribución geográfica. 17<br />

Uno de los primeros intentos de definir una lista de especies amenazadas de fauna<br />

silvestre del país fue el Libro Rojo de los Vertebrados 18 en el cual se identificaron un<br />

total de 101 especies (no se consideran aquellas en la categoría de datos insuficientes),<br />

de un total de 2.589 especies de vertebrados reportados en dicha fuente.<br />

Varios años después, se sintetizó el trabajo de varios investigadores zoólogos del<br />

país y se editó el libro: Fauna Amenazada de Bolivia, con apoyo de la UICN, en el<br />

cual se establecen cifras diferentes a las que presentaba el Libro Rojo. 19<br />

La siguiente tabla resume los resultados del trabajo editado por Flores y Miranda.<br />

11 Anderson y Tarifa 1996; Herzog et al.2005; Jaksic 2001.<br />

12 FAN 2005.<br />

13 Anderson y Tarifa 1996; FAN 2005; BOLFOR 2003; Ibish y Mérida 2003.<br />

14 www.greenpeace.org.<br />

15 www.worldwildlife.org; www.ecoportal.net.<br />

16 www.worldwildlife.org.<br />

17 Ribera, M.O 1996; Flores y Miranda 2003.<br />

18 publicado en 1996 como resultado de una reunión nacional de especialistas.<br />

19 Flores y Miranda, op. cit.


Mamif. Aves Reptl. Anfib. Peces Ejemplos de especies<br />

EX 2 -- -- -- 1<br />

Chinchilla chinchilla, Lama guanicoe<br />

cacsiliensis, Orestias cuvieri<br />

CR 2 3 1 1 1<br />

Chaetophractus nationi, Lama guanicoe<br />

voglii, Ara glaucogularis, Anairetes<br />

alpinus, Caiman latirostris, Hyla<br />

charazani, Orestias pentlandii<br />

Oreailurus jacobita, Catagonus wagneri,<br />

Pteronura brasiliensis, Hippocamelus<br />

EN<br />

6 7 2 1 --<br />

antisiensis, Terenura sharpei, Rhea<br />

pennata, Anodorhynchus hyacintinus,<br />

Poospiza garleppi, Ara rubrogenys,<br />

Melanosuchus niger, Podocnemys<br />

expansa, Telmatobius culeus<br />

Priodontes maximus, Callimico goeldii,<br />

Ateles chamek, Chrysocyon brachiurus,<br />

Panthera onca, Tremarctos ornatus,<br />

Blastoceros dichotomus, Tayassu pecari,<br />

VU 28 22 1 -- 37 Tapirus terrestris, Rollandia microptera,<br />

Phoenicoparrus andinus, Ara militaris,<br />

Simoxenops striatus, Podocnemys unifilis,<br />

Prochilodus lineatus, Orestias agassi,<br />

Orestias ispi, Orestias olivaceus.<br />

Alouatta seniculus, Felis pardalis,<br />

Tayassu tajacu, Vicugna vicugna,<br />

Phegornis mitchellii, Harpia harpyja,<br />

LR 28 33 9 -- 20<br />

Asthenes berlepschi, Geochelone<br />

carbonaria, Eunectes murinus, Boa<br />

constrictor, Colossoma macroponum,<br />

Pseudoplatystoma fasciatum, Corydoras<br />

bolivianus.<br />

EX (Extinta en la vida silvestre), CR (en peligro crítico), EN (en peligro de extinción), VU<br />

(vulnerables), LR (menor riesgo de amenaza)<br />

Esta lista consideraba un total de 2.674 especies de vertebrados en Bolivia, arrojando<br />

un total de 207 especies amenazadas en diversas categorías. El número de<br />

especies de vertebrados registradas en Bolivia, se había incrementado a 2.897 en<br />

otra publicación del mismo año. 20 Se debe considerar como altamente probable<br />

que los datos de la tabla anterior sean sólo parciales y que actualmente el número<br />

de especies amenazadas puede llegar a ser considerablemente más elevado.<br />

Las especies en mayor grado de amenaza del país y en las cuales deberían enfocarse<br />

programas específicos y urgentes de conservación y protección estricta son:<br />

El quirquincho (Chaetophractus nationi), el guanaco del Chaco (Lama guanicoe<br />

voglii), la paraba barba azul (Ara glaucogularis), el pequeño tiránido Anairetes<br />

alpinus, el caimán del Pilcomayo (Caiman latirostris), y la boga del Lago Titicaca<br />

(Orestias pentlandii). Casi en similar situación están el gato andino (Felis jacobita),<br />

el quilimero o pecarí chaqueño (Catagonus wagneri), la londra (Pteronura brasiliensis),<br />

la taruca (Hippocamelus antisiensis), el suri (Rhea pennata), la paraba<br />

jacinta del cerrado (Anodorhynchus hyacintinus), el gorrión del Tunari (Poospiza<br />

garleppi), la paraba frente roja de valles secos (Ara rubrogenys), el caimán negro<br />

(Melanosuchus niger), y la tataruga (Podocnemys expansa).<br />

20 Ibisch y Mérida 2003.<br />

445


446<br />

Se observa en el trabajo mencionado el hecho de que el cóndor (Vultur gryphus)<br />

y la soka (Fulica cornuta) hayan sido situados en la categoría de menor riesgo<br />

de amenaza y la pava mamaco (Crax globulosa) en vulnerable. Se ha sugerido<br />

que el cóndor y la soka deberían figurar como vulnerables, en tanto que la pava<br />

mamaco en peligro de extinción, debido a su rango geográfico extremadamente<br />

constreñido y su escasa población. También es discutible la ubicación del oso<br />

andino (Tremarctos ornatus) como vulnerable, siendo que sus bajas abundancias<br />

y el intenso acoso (no sólo en el país sino en todo su rango), lo situaría en una condición<br />

de EN o de peligro de extinción. Finalmente se observa que para esa fecha,<br />

sólo figura un anfibio en condición de amenaza (Hyla charazani), cuando ahora<br />

se conoce que más de 15 especies se encontrarían amenazadas. 21<br />

Actualmente se cuenta con una evaluación e informe acerca de la conservación<br />

de las especies vegetales, realizados el año 2005 por los Herbarios del país en el<br />

marco del Programa de Conservación de Especies Amenazadas e impulsado por<br />

la Dirección General de Biodiversidad (no pub.). Este informe menciona el dato,<br />

aún preliminar, de cerca de 900 especies de plantas que se encontrarían en algún<br />

grado de amenaza en el país, cifra que corroboran también las proyecciones de<br />

otros trabajos. 22<br />

Las extinciones conocidas en el país se produjeron exclusivamente en las tierras<br />

altas, 23 uno de los más conocidos es el caso del humanto (Orestias cuvierii), especie<br />

de pez ciprinodóntido endémico del Lago Titicaca, que fue un recurso de gran<br />

importancia hasta la primera mitad del silo XX y especialmente apreciado por su<br />

tamaño relativamente grande, y por esta razón fue sobre-explotado y estaba expuesto<br />

a competencia con especies introducidas como la trucha y el pejerrey. 24<br />

No se ha registrado ninguna pesca, ni científica ni utilitaria, de esta especie en<br />

los últimos cuarenta años. Otra especie extinta es la chinchilla, desaparecida ya<br />

a fines de los años 1940, 25 al igual que el guanaco, extirpado en todo el Altiplano<br />

(Lama guanicoe). La taruca (Hippocamelus antisensis) desapareció del Altiplano<br />

central ya en época de la colonia pero sobrevive en reducidos números, en zonas<br />

de serranías apartadas y flancos cordilleranos.<br />

El cóndor (Vultur gryphus), escasamente observado, está restringido a determinadas<br />

regiones de difícil accesibilidad y todo hace suponer que sus poblaciones están<br />

en declinación desde hace varios años. Entre las especies de peces endémicos<br />

del Lago Titicaca, destaca la boga (Orestias pentlandii) por su máximo grado<br />

de amenaza, a la cual actualmente se la considera desaparecida del lado boliviano<br />

y con poblaciones muy reducidas en el sector del Perú, por tanto en franca<br />

vía de extinción. De igual forma requiere atención el ispi (Orestias ispi) de forma<br />

alargada y pequeño tamaño (5-8 cm.), muy apetecido como un recurso local por<br />

su agradable sabor, el cual se encuentra fuertemente mermado por la sobrecaptura<br />

con redes agalleras y de arrastre, de tramas reducidas. Uno de los efectos<br />

más nocivos se ha producido en años anteriores, por una sobrepesca para fines<br />

de alimentación de truchas en criaderos. 26 Se conoce desde hace varios años<br />

que otras especies de peces endémicos del lago como el karachi negro (Orestias<br />

agassii), el karachi blanco (Orestias luteus) también llamado punku, y el karachi<br />

chico (Orestias olivaceus), que son utilizadas como apreciado recurso alimenticio<br />

en toda la región andina, se encuentran en diversos estados de amenaza por la<br />

21 www.natureserve.org.<br />

22 Fjeldsa y Kessler 1996; Ibisch y Mérida 2003; Navarro 2002.<br />

23 CDC 1996; Flores y Miranda 2003.<br />

24 Montes De Oca 2005.<br />

25 Ribera 2005.<br />

26 Ribera 2005.


sobre-pesca no regulada, el uso de mallas y artes de pesca inadecuadas, o el<br />

efecto de especies introducidas como el pejerrey.<br />

Un importante grupo de especies de las tierras altas (aves, mamíferos y reptiles),<br />

enfrenta fuertes grados de amenaza, traducida en una notable reducción de<br />

sus abundancias poblacionales: 27 el zambullidor (Rollandia mycroptera), la soka<br />

(Fúlica cornuta), las chokas (Fúlica spp.), el suri (Rhea pennata), el condor (Vultur<br />

gryphus), loros andinos (Bolborhynchus spp.) y pérdices en los géneros Nothoprocta,<br />

Nothura y Tinamotis. Especial mención deben tener cerca de 20 especies migratorias<br />

(mayormente desde Norteamérica) que encuentran refugio los meses<br />

del verano en los ecosistemas acuáticos de tierras altas y bajas. 28 En fuerte grado<br />

de amenaza se encuentra el titi o gato andino (Oreailurus jacobita), muy raro y<br />

con poblaciones en franca declinación por la caza para fines rituales; 29 la taruca<br />

(Hippocamelus antisiensis), importante habitante del páramo yungueño, con poblaciones<br />

notablemente bajas. Las persecuciones inclusive estarían deprimiendo<br />

las poblaciones del zorro andino (Pseudalopex culpaeus), un prolífico generalista,<br />

pero muy perseguido por su hábito de predación sobre los ovinos, además por su<br />

piel, cola y patas, que tienen un fin de comercio ritual. El quirquincho (Chaetophractus<br />

nationi) restringido a ciertas zonas apartadas de Oruro y Potosí y muy perseguido<br />

para el comercio ritual o folklórico; el venado de cola blanca (Odocoileus<br />

virginianus) que se encontraría preferentemente en Bolivia, en la región de Ulla Ulla<br />

(Apolobamba), con poblaciones muy reducidas y que es perseguido por la caza<br />

deportiva y de subsistencia. 30 También algunos reptiles como las lagartijas (Liolaemus<br />

multiformis) son capturadas por miles para ser vendidas para usos medicinales<br />

tradicionales en ciudades como La Paz o El Alto, y es posible que sus poblaciones<br />

en algunas zonas del Altiplano boliviano hayan sido fuertemente mermadas por<br />

esta sobre-explotación. Otras especies afectadas son con seguridad, las pequeñas<br />

aves que nidifican en totorales, debido a las perturbaciones de su hábitat.<br />

El puma (Felis concolor) es otra especie con poblaciones en declinación y retracción<br />

de su rango de distribución, a pesar de sus hábitos ubicuistas. Esta situación<br />

se viene dando por un mayor avance de las actividades humanas hacia las zonas<br />

no muy intervenidas y un mayor contacto o interferencia con la vida silvestre. 31 La<br />

vicuña (Vicugna vicugna), que hace unas décadas estuvo al punto de la extinción<br />

por la cacería masiva e irrestricta, en los últimos años se ha convertido en un<br />

recurso estratégico en la región andina, generando importantes expectativas y<br />

beneficios económicos para las comunidades locales. 32 En Bolivia, el incremento<br />

de sus poblaciones naturales podría superar en la actualidad los 75.000 individuos,<br />

con un nivel de recuperación óptima en los últimos 40 años. De cualquier forma,<br />

se puede considerar que la vicuña todavía se encuentra en franco estado de<br />

amenaza y sujeta a procesos frecuentes de caza furtiva, especialmente fuera de<br />

las áreas protegidas en funcionamiento. De cualquier forma la esquila en vivo se<br />

ha convertido en una alternativa de primera línea para generar beneficios socio-económicos<br />

a numerosas comunidades campesinas de dentro y fuera de las<br />

áreas protegidas, habiendo pasado las poblaciones de la especie, del apéndice<br />

CITES I al II, lo cual ha permitido el inicio de la comercialización de la fibra.<br />

Las tres especies de flamencos, mayormente concentrados hacia el sur de las<br />

tierras altas del país (entre Lago Coipasa y Reserva Eduardo Avaroa) y que se<br />

congregan estacionalmente en grandes colonias nidificantes, han recuperado,<br />

27 Flores y Miranda 2003; Boyla y Estrada 2005; Ribera y Hanagarth 1982.<br />

28 Boyla y Estrada 2005; Rocha y Saez 2003.<br />

29 Villalba 2004.<br />

30 Tarifa et al. 2001.<br />

31 Ribera 1999.<br />

32 Comparar Cardozo y Lopez 1978, con Ribera y Liberman 2005.<br />

447


448<br />

como producto de varios años de protección y monitoreo, niveles poblacionales<br />

relevantes, 33 especialmente en las lagunas de la Reserva mencionada, posiblemente<br />

con cifras que habrían excedido, en los mejores años, los 70.000 individuos.<br />

Sin embargo, se encuentran fuertemente amenazados por la colecta de sus<br />

huevos para fines alimenticios y comerciales, pero principalmente por la reciente<br />

depredación para la obtención de plumas destinadas a disfraces folklóricos. También<br />

el suri (Rhea pennata) se encuentra fuertemente amenazada por sus plumas<br />

y sus huevos. 34 Existen indicios de una creciente reducción de las poblaciones de<br />

la rana gigante (Telmatobius culeus), la cual es utilizada en diversas zonas para<br />

fines gastronómicos, medicinales u ornamentales.<br />

Respecto al tema de la reducción de especies de anfibios, sin embargo existe una<br />

preocupación generalizada entre los expertos 35 al existir indicios de reducciones<br />

poblacionales llamativas de algunas especies de ranas y sapos en tierras altas<br />

como Charazani, Sajama, Lago Titicaca (Hyla, Bufo, Telmatobius), existiendo alta<br />

incertidumbre sobre las causas de esta pérdida. En torno a esta crítica situación,<br />

se ha dado una voz de alerta mundial, debido a disminuciones de poblaciones<br />

y hasta extinciones de especies en diversas regiones, en especial de bosques tropicales<br />

montanos 36 atribuibles al calentamiento global o la dispersión de hongos<br />

Chitridios patógenos. De acuerdo al informe de Evaluación Global de Anfibios en<br />

Bolivia, 37 de 201 especies de anfibios, 5 estarían en peligro crítico, de las cuales<br />

tres en posible proceso de extinción o ya desaparecidas (Gastrotheca lauzuricae,<br />

Hyla chlorostea, Eleutherodactylus zongoensis).<br />

Entre las plantas, las especies más afectadas en las tierras altas son las queñuas,<br />

tholas, la yareta y la totora. 38 Algunas plantas medicinales (Ephedra, Gnaphalium,<br />

Cestrum) sujetas a constantes presiones de recolección, parecen estar mostrando<br />

efectos localizados de reducción de sus poblaciones.<br />

Entre las especies de plantas, en las cuales se conoce o se sospecha que tiene problemas<br />

de conservación figuran: 39 la Puya (Puya raimondi), con metapoblaciones<br />

reducidas en Comanche y algunas prepunas de la vertiente oriental (Araca, Vacas,<br />

Karayani); la palma janchicoco (Parajubaea torallyi) endémica de determinados<br />

valles altos de Chuquisaca; la mara (Swietenia macrophylla) agotada comercialmente<br />

por la explotación forestal, con relictos en algunas áreas protegidas; el asaí<br />

(Euterpe predatoria) en algunas zonas alejadas y dentro de áreas protegidas; el<br />

quebracho (Schinopsis balansae) y el kolo (Schinopsis brasiliensis) muy diezmados<br />

por su madera excepcionalmente dura; la jatata (Geonoma deversa), la palma<br />

de la fiesta de Ramos, que crece en los yungas altos (Xeroxylon spp.) masivamente<br />

recolectada en los meses previos a Semana Santa y afectada especialmente<br />

en sus fases de regeneración; el jira, nombre genérico para varios helechos arbóreos<br />

(Alsophyla, Cyathea) talados para jardinería. También figuran en esta lista de<br />

plantas amenazadas, la yareta (Azorella compacta) diezmada para su uso en la<br />

minería, diversas especies de queñuas (Polylepis spp.), tholas (especialmente Parastrephia)<br />

y cactáceas columnares del género Echinopsis. También se debe mencionar<br />

a la totora (Schoenoplectus californicus var.tatora) especie que fue sujeta a<br />

intensos procesos de extracción y sobre-explotación especialmente para alimen-<br />

33 Rocha 2006; Flores y Miranda 2003.<br />

34 Flores y Miranda op. cit.<br />

35 J. Aparicio, com. pers.<br />

36 www.solociencia.com; www.ecuadorciencia.org<br />

37 www.natureserve.org.<br />

38 Rocha y Saez 2003.<br />

39 Peña y Zuidema 2000; García 2001; Fjeldsa y Kessler 1996; Tomhasca 2005; Moraes y Sarmiento<br />

1999; TROPICO 2006.


tación del ganado, 40 en 1985 la superficie total estimada en la región lacustre del<br />

Titicaca para Perú y Bolivia era de 61.030 ha, las cuales se redujeron a 38.629 para<br />

el año 2000, esto significa una reducción del 63% debido a diversos factores como<br />

el sobre-uso por el ganado, sobre-corta, quemas y contaminación.<br />

EsTADO <strong>DE</strong> lAs POBlACIONEs<br />

En cuanto al estado de conservación de la fauna en los ecosistemas de montaña<br />

en Yungas, a lo largo de toda la vertiente oriental cordillerana, se puede concluir<br />

que, si bien las condiciones de limitada accesibilidad han reducido el ingreso de<br />

los cazadores o colonos, muchas zonas han sido fuertemente intervenidas: 41 Pata,<br />

Apolo, Consata, Mapiri, Guanay, Challana, Tipuani, Caranavi, Bella Vista, Coroico,<br />

Chulumani, Asunta, Monte Punku, Altamachi, Sehuencas, Arepucho, Pongo, y un<br />

similar número de localidades hacia el sur, en el bosque tucumano boliviano (Valle<br />

Grande, Padilla, Monteagudo, Huacareta, Entre Ríos, Bermejo).<br />

Las presiones de cacería frecuente han deprimido en muchas de estas regiones<br />

las poblaciones de especies de mayor biomasa y que son cazadas por su carne, 42<br />

como venados (Mazama), jochis y saris (Agouti, Dynomis), taitetúes (Tayassu tajacu),<br />

primates como Cebus o Ateles, además de pavas (Cracidae: Penelope,<br />

Crax). También la caza de control de predadores afecta las poblaciones de especies<br />

amenazadas como el oso andino al que se le atribuye ataques al ganado;<br />

además del puma, el ocelote y, en zonas más bajas, el jaguar, que ha desaparecido<br />

de muchos valles yungueños desde la década de los 60. Algunas águilas,<br />

como la majestuosa Oroaetus isidori, tiene requerimiento de grandes espacios de<br />

selva de yungas casi intacta, 43 y es cazada cuando eventualmente se acerca a<br />

las viviendas de colonos y acecha aves de corral. Llama la atención que en los últimos<br />

años, ciertas especies particulares de insectos, como los escarabajos gigantes<br />

del género Dynastes, sean objeto de recolección indiscriminada en algunas<br />

localidades de los yungas, para fines de comercialización al exterior.<br />

En las tierras bajas, el estado de la fauna silvestre varía según el grado de intervención<br />

de las regiones. 44 Existen amplias regiones que presentan aparentemente<br />

buenas poblaciones de especies importantes de fauna, que están amenazadas<br />

en el contexto territorial general, lo cual obedece principalmente a una ubicación<br />

de difícil acceso (Norte de La Paz, Eva Eva, Alto Paragua, Gran Chaco, Chiquitanía)<br />

y/o por coincidir con áreas protegidas (TIPNIS, EBB, Pilón Lajas, Madidi, Noel<br />

Kempff, Kaa Iya, San Matías, etc.). Entre estas especies figuran por ejemplo, el<br />

marimono (Ateles chamek), el tapir (Tapirus terrestris), el chancho de tropa (Tayassu<br />

albirostris), el quilimero (Catagonus wagneri), venados (Mazama spp.), jaguar<br />

(Panthera onca), gama (Ozotoceros bezoarticus) y diversas especies de pavas<br />

de monte o crácidos. Algunas de estas zonas son refugio de ciertas especies<br />

muy mermadas como el caimán negro (Melanosuchus niger) o la nutria gigante<br />

(Pteronura brasiliensis), las cuales presentarían poblaciones relictuales particularmente<br />

amenazadas. 45 El Gran Chaco de la Provincia cordillera (70% protegido<br />

por el PNANMI Kaa Iya) es considerado como uno de los mayores reservorios de<br />

mamíferos de gran talla del neotrópico. 46 Las regiones circundadas por grandes<br />

humedales (muchas zonas del Beni, Pantanal), se han convertido en refugios de<br />

40 Rocha y Saez 2003; Ribera y Rocha 2003.<br />

41 Ibisch y Mérida 2003; Ribera et al. 1996; Navarro. 2002.<br />

42 Ribera 1995; Ribera y Liberman 2005.<br />

43 Valdez 2001; Ribera 1995.<br />

44 Ribera y Liberman 2005; Valdez 2001; FAN et al.2005; Moraes et al. 2000.<br />

45 Pacheco, L. 1996; Ibisch y Mérida 2003.<br />

46 Miserendino et al. 1998; Ibisch y Mérida 2003<br />

449


450<br />

importancia para muchas especies perseguidas, como el chancho de tropa, jaguar,<br />

ciervo de pantanos, borochi, etc. 47<br />

Un tipo de elemento clave en las llanuras de inundación del Beni, son los sitios<br />

de reproducción estacional masiva de aves o “garceros” en ciertos hábitats boscosos<br />

rodeados de bajíos, que congregan colonias multiespecíficas de cigueñas<br />

(Mycteria americana), garzas (Ardea alba), ibises (Platalea ajaja), en números<br />

que abarcan varios miles de individuos. También se deben destacar los “loreros”<br />

en islas de bosque de la sabana, que congregan enormes agregaciones monoespecificas<br />

de Aratinga spp. Estos particulares ecosistemas y su rica vida silvestre,<br />

han sido muy poco atendidos y no hay información actualizada sobre su estado<br />

de conservación.<br />

En el otro extremo, están las regiones en las cuales el estado de conservación de<br />

muchas especies de fauna ha sido fuertemente afectado por diversas actividades<br />

humanas. Estas especies (como el marimono, tapir, chancho de tropa, jaguar,<br />

venados, o pavas de monte), presentan en este tipo de áreas, abundancias poblacionales<br />

muy bajas y son muy raras. Estas zonas son circundantes o próximas<br />

a las áreas densamente pobladas y con fuerte intervención humana en las cuales<br />

los ecosistemas han sido profundamente fragmentados o devastados por el<br />

avance de fronteras agropecuarias, derivadas ya sea de la colonización o de<br />

la agricultura a escala industrial del tipo de la soya. 48 Las zonas circundantes a<br />

estas regiones de fuerte modificación de los ecosistemas, aún cuando pueden<br />

presentar coberturas boscosas todavía primarias, tienen una notable escasez de<br />

fauna mayor. En algunos casos estas zonas de fuerte impacto ecosistémico se encuentran<br />

próximas a áreas protegidas, existiendo inclusive zonas de vaciamiento<br />

de fauna en determinados sectores del interior de áreas protegidas, como la EBB<br />

o Pilón Lajas. 49<br />

Ejemplos de estas regiones de tierras bajas donde el estado de la fauna es preocupante,<br />

son: Ixiamas, San Buenaventura - Rurrenabaque, Yucumo, Sur de la EBB,<br />

Chapare, Sudeste del TIPNIS, Yapacaní - San Carlos, la macro área de la Zona<br />

integrada del Norte de Santa Cruz –Pailón - San Julián - Pailas, Cobija - Puerto<br />

Rico, El Chorro – Riberalta - Guayaramerín, San Jose de Chiquitos - Roboré - Puerto<br />

Quijarro, Abapó - Gutierrez - Charagua - Villamontes. La mayoría de estas áreas,<br />

constituyen tramos a lo largo de caminos, en los cuales existen activos procesos<br />

de ampliación de las fronteras agropecuarias y paralelamente se ejerce, desde<br />

las poblaciones y comunidades, una regular presión de caza de subsistencia o<br />

para comercio de carne o derivados. 50<br />

En torno a este mosaico, por un lado de áreas aún poco intervenidas y con fauna,<br />

y por otro áreas con ecosistemas degradados y vaciamientos de fauna, se<br />

plantea la ocurrencia de la dinámica “fuente - sumidero”, en la cual las áreas con<br />

poblaciones abundantes de fauna, actúan como fuentes (“sources”), asegurando<br />

al menos por el momento, procesos reproductivos a partir de los cuales se repueblan<br />

las áreas periféricas o sumideros (“sinks”) con nuevos individuos, que son<br />

sistemáticamente cazados. 51 En muchos casos también, estas áreas o tramos de<br />

fragmentación de ecosistemas actúan como barreras, impidiendo el flujo de los<br />

animales (y genes) entre masas boscosas que aún son fuentes, pudiendo estarse<br />

generando procesos de aislamientos de poblaciones.<br />

47 Beck et al. 2000.<br />

48 Urioste y Pacheco 2001; Ibisch y Mérida 2003<br />

49 Ribera, M.O. 2000; Ribera y Liberman 2005<br />

50 Ojasti 2000; Tejada et al. 2006.<br />

51 Ojasti 2000; Thompson 2007; Burel y Baudry 2002.


Es particular el caso del chancho de tropa o tropero (Tayassu pecari), una especie<br />

que puede alcanzar hasta 60 Kg, y que se agrupa en piaras numerosas. 52 Se<br />

conoce por referencias regionales que en décadas pasadas (1930-1960) podían<br />

encontrarse tropas o grupos hasta de 500 individuos, que además exhibían un<br />

comportamiento muy agresivo, generalmente de ataque a los cazadores o intrusos<br />

que ingresaban a sus territorios. La permanente presión de cacería doméstica<br />

o de subsistencia, más los eventos extractivos comerciales anteriores, habrían<br />

ocasionado procesos de depresión poblacional de esta especie. En efecto, el<br />

tamaño promedio de las tropas parece haberse reducido drásticamente en la<br />

actualidad. En la mayoría de las regiones de regular acceso, es muy difícil encontrar<br />

tropas con más de 200 individuos, también el número de tropas parece<br />

haber disminuido según versiones locales. 53 Es posible que exista un tamaño crítico<br />

o mínimo de tropa, por debajo del cual se afecta la sociobiología y la continuidad<br />

reproductiva de la especie. 54 Las modificaciones comportamentales más relevantes,<br />

se relacionan con la pérdida de las pautas de agresividad ante predadores<br />

(típicas de las tropas de épocas pasadas) y su reemplazo por pautas de fugitivismo<br />

(tropas “bravas” versus tropas “ariscas”).<br />

Otro caso particular es el marimono (Ateles chamek), especie de fácil detección<br />

por su porte y voces, es una especie cada vez más rara en muchas zonas de fácil<br />

acceso a poblaciones. 55 La presión de cacería selectiva sobre los primates ha<br />

eliminado poblaciones enteras de Ateles en muchas regiones (Alto Beni, Choré,<br />

Bosque Chimanes, Chapare, Guarayos).<br />

En las ecoregiones de sabanas naturales del Beni, existen poblaciones de fauna<br />

notablemente amenazadas como el ciervo de pantanos (Odocoileus dichotomus),<br />

borochi (Chrysocyon brachiurus), la gama (Ozotocerus bezoarticus). Estas<br />

especies son regularmente cazadas por diversos motivos, o en el caso del pio<br />

(Rhea americana), se ven afectadas por la recolección sistemática de sus huevos.<br />

En el caso del jaguar, parecería sin embargo que sus densidades o su frecuencia<br />

de actividad, tienden a aumentar, en las regiones con mayor actividad ganadera,<br />

a pesar de la caza de control que se ejerce. 56<br />

lA PROTECCIóN <strong>DE</strong> lA FAUNA EN lAs áREAs PROTEGIDAs<br />

En términos generales, se podría asumir que el estado de conservación de muchas<br />

especies de fauna silvestre (aves, mamíferos y reptiles menores) está mejor al<br />

interior de las áreas protegidas que en las regiones sin protección, en especial en<br />

aquellas áreas de mayor superficie (Kaa Iya, Madidi, TIPNIS, Noel Kempff, San Matías,<br />

Carrasco-Amboró). Sin embargo, es difícil dar por cierto que estas unidades<br />

estén asegurando poblaciones posiblemente viables de especies con grandes requerimientos<br />

espaciales, como el jaguar, el oso andino, caimán negro y harpía. 57<br />

De cualquier forma, las diversas áreas protegidas, tienen una relación interesante<br />

con determinadas especies emblemáticas, muy particulares de cada zona, por<br />

ejemplo: Apolobamba – vicuña y cóndor, Eduardo Avaroa – flamencos, Sajama<br />

– bosques de queñua (Polylepis tarapacana), El Palmar – palma janchicoco (Parajubaea<br />

torallyi) y oso andino, Amboró – pava copete de piedra (Pauxi unicornis),<br />

Carrasco – guácharos (Steathornis caripensis), Manuripi – castaña, EBB – mara, Kaa<br />

52 Copa 2000; Fragoso 1997.<br />

53 Ribera y Rocha 2003; Chicchón 1994.<br />

54 Fragoso 1997; Ribera e Hidalgo 2003.<br />

55 Ribera 2000.<br />

56 www.mre.gov.br; www.una.ac.cr; www.rainforest-alliance.org.<br />

57 Ledezma et al. 2004.<br />

451


452<br />

Iya - quilimero y guanaco. Respecto al carácter emblemático que tienen muchas<br />

especies de fauna y su eventual relación con áreas de conservación, esto no ha<br />

sido suficientemente aprovechado para fines de fortalecimiento de las proyecciones<br />

de conservación, usando a éstas como “especies paraguas”. Entre estas especies<br />

se pueden mencionar al oso andino, vicuña, cóndor, jaguar, quilimero.<br />

Un punto a destacar es el actual estado de conservación en recuperación de las<br />

diezmadas poblaciones de vicuña, principalmente dentro de áreas protegidas<br />

como Sajama, Eduardo Avaroa, Apolobamba y Sama, esto a pesar de la fuerte<br />

amenaza de caza furtiva a la que siempre han estado sujetas. También ha sido<br />

relevante la recuperación de las poblaciones del lagarto, lo cual ha sido la base<br />

para poder pensar nuevamente en un proceso de aprovechamiento bajo manejo,<br />

aunque todavía persiste la polémica. 58<br />

Es necesario alertar, sin embargo, que hay dos situaciones que podrían afectar<br />

esta figura, la presión de caza que ingresa cada vez más a estos espacios naturales<br />

o no intervenidos y, el deterioro de las zonas de influencia o amortiguación de<br />

las áreas protegidas, por el cual, éstas se están convirtiendo en islas bioregionales.<br />

El caso más crítico, ya mencionado anteriormente, se estaría dando en cuanto la<br />

conservación de especies con grandes requerimientos espaciales o territoriales,<br />

como jaguares, águilas harpías, jucumaris o chanchos de tropa.<br />

CAUsAs y AGENTEs <strong>DE</strong>l IMPACTO sOBRE lA FAUNA<br />

Son numerosos los tipos de presión que han impactado en el pasado e impactan<br />

actualmente sobre las especies de fauna silvestre, afectando de forma directa o<br />

indirecta sobre su estado de conservación. Los impactos tienen diversas raíces,<br />

como ser la ausencia de aplicación del enfoque ecosistémico en procesos de<br />

desarrollo, 59 visiones eminentemente desarrollistas dirigidas a generar la mayor rentabilidad<br />

en el menor tiempo posible, o simplemente la visión antropocentrista occidental,<br />

que busca la dominación a ultranza de la naturaleza. 60 A continuación,<br />

se describen de forma general los principales agentes de presión que han tenido<br />

mayores efectos negativos sobre la vida silvestre en el país.<br />

CACERíAs ExPOlIATIvAs COMERCIAlEs<br />

A pesar de ser un tema del pasado, se considera conveniente extendernos en<br />

este punto, primero porque es un tema casi desconocido, al menos para muchos<br />

jóvenes profesionales y estudiantes del país, segundo porque, a pesar de haber<br />

sucedido hace varias décadas, es posible que sus efectos todavía se estén manifestando<br />

en las actuales dinámicas poblacionales de muchas especies de fauna,<br />

y tercero porque, de ser cierto el segundo punto, es un buen ejemplo de pasivo<br />

intergeneracional que se nos ha legado a las generaciones actuales.<br />

Es posible que las primeras presiones severas sobre las poblaciones de diversas especies<br />

de fauna en las regiones amazónicas de Bolivia se dieran con el auge de la<br />

goma (entre 1890 y1939). 61 También podemos pensar que en el periodo del auge<br />

de la quina, mucho antes (1830 -1870) se habían producido, en diversas regiones<br />

de los yungas, procesos expoliativos de la fauna asociados a la explotación de<br />

58 Godshalk 1997; UICN 2002.<br />

59 Mitchell 1999.<br />

60 Avellaneda 2007; Byan 1986.<br />

61 Ojasti 2000; Zuidema 2003; HERENCIA. 2001.


estas especies forestales. 62 En el caso de la goma, aparte de los enormes costos<br />

sociales y culturales que implicó el proceso, 63 la masiva ocupación de los bosques<br />

de la Amazonía, por numerosas partidas de siringueros, significó una presión sobre<br />

la fauna para obtención de carne. No se ha encontrando información al respecto,<br />

pero es fácil suponer la importancia que tenía la caza en la subsistencia de<br />

miles de trabajadores caucheros, que iban o eran llevados a la región y donde los<br />

suministros de carne vacuna eran escasos o inciertos.<br />

Otro evento se dio en la década de los treinta, en el Beni. Fue un proceso de explotación<br />

comercial de la garza blanca (Ardea alba) de la cual se obtenían las<br />

plumas nupciales del cuello para abastecer los mercados de la moda europea<br />

de entonces. En el proceso se sacrificaba al animal o se lo lastimaba; de cualquier<br />

forma, se afectaban los procesos reproductivos, esto produjo la desaparición de<br />

varios “garceros” o centros de nidificación. El cambio de la moda y de los vestuarios<br />

que incluían dichas plumas, salvó a esta especie. Dicho fenómeno extractivo<br />

afectó a la especie en toda Sud y Centro América.<br />

A fines de los años 40 del siglo pasado, empieza en Bolivia y varios países sudamericanos,<br />

un proceso expoliativo desenfrenado, orientado a la sobre-explotación de<br />

diversas especies de la vida silvestre, especialmente en las regiones amazónicas<br />

y orientales de nuestro país, para obtención de cueros y pieles principalmente. 64<br />

Esto como respuesta a la apertura y diversificación de las industrias y los mercados<br />

en diversos países del hemisferio Norte. Este boom en los países del hemisferio<br />

norte, por entonces “en desarrollo”, aprovechó los vacíos de control y fiscalización<br />

estatal en los países pobres proveedores de la materia prima, así como los<br />

vacíos jurídicos en materia de regulación del uso de vida silvestre. La ausencia de<br />

regulaciones a nivel internacional y la evidente escasa estructuración del Estado<br />

en nuestro país, ocasionaban que las numerosas normas emitidas para tratar de<br />

parar la matanza generalizada de la fauna silvestre sean del todo insuficientes.<br />

Las oficinas del Estado en esas épocas acabaron por dar permisos sin respaldo de<br />

regulación, salvo el de realizar controles aduaneros para el cobro de patentes.<br />

Como resultado, se ocasionaron drásticos impactos sobre las especies sobreexplotadas,<br />

por ejemplo el caimán negro (Melanosuchus niger), y en menor proporción<br />

el lagarto (Caiman crocodylus) llegaron casi a desaparecer, en un proceso que se<br />

extendió inclusive hasta 1980. 65<br />

Este tipo de explotación también afectó a especies como el chancho de tropa y<br />

el taitetú, cuyos cueros eran fuertemente demandados en el mercado internacional.<br />

En las regiones de Beni y Pando, se recogieron reportes de diferentes fuentes<br />

sobre este auge del cuero del chancho de tropa y del taitetú, que aunque corto<br />

fue muy destructivo. 66 Uno de esos testimonios corresponden a la versión original<br />

del Sr. Juan Balderrama que vivió en la zona del Bosque Chimanes-EBB por más de<br />

50 años y que muestra la sucesión de eventos:”[...] Grandes grupos de cazadores<br />

se internaban a los montes con víveres para muchos días y alcohol, ubicaban las<br />

tropas grandes de chancho que tenían hasta 400 animales o más, no como ahora<br />

con pocos chanchos cada tropa. Las tropas eran “bravas”, no ariscas como ahora,<br />

y los cazadores esperaban a la tropa a que los atacara, desde árboles seguros,<br />

entonces mataban hasta 100 animales o más de una sola vez, al final la tropa huía<br />

[...] sólo sacaban el cuero y llevaban un poco de carne para el camino porque los<br />

cueros pesaban mucho. Habían montones de carne podrida en los montes y des-<br />

62 Ribera y Liberman 2005.<br />

63 Diez y Riester 1996; Moran 1993.<br />

64 Ribera 1996; Ojasti 2000.<br />

65 Godshalk 1997; Pacheco 1996.<br />

66 Ribera 2000 a y b.<br />

453


454<br />

de la pampa se veían nubes de suchas y peroquises 67 en los lugares donde hacían<br />

matanza los cazadores. [...] al taitetú lo perseguían con perros lanceros y bravos.<br />

Al final el cuero ya no valió más, ni del taitetú, y la gente cazaba otros animales<br />

que valían [...] pero el chancho y el taitetú ya se habían escapado, muchos años<br />

sin ver chanchos. 68 Los comunarios caminábamos en el monte días y días sin hallar<br />

las tropas, entonces cazábamos monos, tejones, pavas y otros animales para<br />

poder comer. La gente decía que el chancho y el taitetú se habían escapado<br />

a las serranías y a los yomomos (pantanos)... poco a poco con el tiempo fueron<br />

apareciendo, y en los otros años ya había chancho y taitetú de nuevo... pero ya<br />

no como antes...”.<br />

En esos mismos años, se produjo el auge del cuero de la Pteronura brasiliensis o<br />

“londra” (nutria gigante); el elevado precio y la demanda originó una cacería<br />

de exterminio no solo en la región de llanuras si no en los flancos subandinos. En<br />

la actualidad se la considera virtualmente extirpada de muchas regiones. 69 Otro<br />

testimonio del Sr. Juan Balderrama, muestra aunque pintorescamente el penoso<br />

proceso: “Antes cuando era jovenzuelo iba yo a espiar a las londras en el río<br />

Matos, también en el Curiraba, y hasta en el Maniquí, aunque había menos. Las<br />

londras jugaban con sus cachorros, peleaban y pescaban, habían muchas y se<br />

escuchaba desde lejos sus gritos [...] después las cazaron por miles, unas pocas<br />

escaparon a los bajíos yomomosos y se volvieron jichis 70 ahora ya no hay nada”. En<br />

efecto, aproximadamente en 1970 se consideraba a esta especie como desaparecida<br />

de la zona, aunque posteriormente se reportó su presencia al interior de la<br />

Reserva (EBB), en zonas virtualmente inaccesibles, pero esto no fue comprobado.<br />

Se conocen reportes de poblaciones aisladas en el río Cosincho (afluente del Maniqui)<br />

en el subandino.<br />

Entre 1960 y 1975 inclusive, se produce en toda la región de tierras bajas, una<br />

explosiva extracción de pieles de félidos, proceso conocido como “gateo”. Los<br />

gatos (félidos) fueron cazados sistemáticamente con trampas de encierro (jaulas),<br />

trampas de “mordida” y al acecho, colocando sebos o animales vivos de<br />

atracción, o con jaurías de perros. 71 Según reportes, algunos cazadores en una<br />

noche dejaban hasta 50 trampas, y podían obtener hasta 10 o más animales. Se<br />

vieron afectados principalmente: Felis pardalis, Felis wieidii y Panthera onca. Para<br />

atraer a los felinos se sacrificaban primates, otros pequeños mamíferos (Agouti,<br />

Dasyprocta) y aves. La opinión de personas que nacieron o vivieron muchos años<br />

en el área de estudio, y que además participaron en la caza de félidos, es generalizada<br />

en el sentido que desde hace varios años hay pocos “gatos” en comparación<br />

a años anteriores. Un suceso aparentemente relacionado, aunque no<br />

del todo comprobado, fue el explosivo crecimiento de las poblaciones de ratas<br />

(Callomys spp.) en la región de San Joaquín en el noreste del Beni en los años 50 y<br />

60, lo que originó la propagación del virus de la fiebre hemorrágica, ocasionando<br />

una epidemia mortal en la población humana del área. 72 Los años precedentes a<br />

este evento, la zona fue escenario de la cacería exhaustiva de félidos, que culminó<br />

con un vaciamiento agudo. Para controlar la población de ratas, se tuvo que<br />

recurrir al envío de centenares de gatos domésticos de diversos puntos del país.<br />

Finalmente, entre los años 70 y 80, recrudeció la extracción masiva de loros y guacamayos<br />

(parabas) vivos para satisfacer la demanda del mercado internacional<br />

de mascotas, las especies más afectadas fueron: Ara ararauna, Ara chloroptera,<br />

67 buitres.<br />

68 Este testimonio correspondía al período 1953-1954.<br />

69 Ibisch y Mérida 2003.<br />

70 monstruo mítico de gran tamaño que habita lagunas y pantanos.<br />

71 Ojasti. 2000; Ribera 1996; Townsend 1996.<br />

72 Canedo 2001.


Ara nobilis, Ara auricollis, Amazona spp, Pionus menstruus, Pionites leucogaster, y<br />

otras. La disminución del número de parabas o guacamayos (Ara spp.) fue muy<br />

drástica y hasta los años 90 inclusive, se reportan extensas áreas como “vacias” de<br />

estas especies, áreas donde antes eran muy abundantes. 73 Tambien se extraían<br />

primates con fines de investigación médica (Aotus azarae, Alouatta seniculus), o<br />

para mascotas (Cebus spp., Saimiri boliviensis, Callicebus moloch).<br />

Mientras todo lo anteriormente descrito ocurría en las tierras bajas tropicales, en<br />

las tierras altas, ocurría la devastación de la vicuña y la chinchilla. La primera especie<br />

era perseguida y cazada de forma masiva, incluso miembros del ejército<br />

participaban en las matanzas usando armas de repetición. 74 También las tropas<br />

de guanaco (subespecie de altura) eran cazadas al mismo ritmo por su cuero y su<br />

carne. En tanto que la chinchilla seguía siendo acosada con perros y hurones en<br />

sus madrigueras desde décadas muy anteriores. La ambición desmedida por los<br />

valiosos cueros ocasionó la extinción en nuestro territorio de la chinchilla (a pesar<br />

de numerosas prohibiciones emitidas) y el guanaco de altura, 75 en tanto que las<br />

poblaciones de vicuña se redujeron a un mínimo tal que estuvieron a punto de<br />

extinción en la década de los sesenta. 76 Se estima que entre 1920 y 1960 se aniquilaron<br />

en el país, más de 300.000 vicuñas; el recuento de vicuñas del año 1978<br />

(INFOL) no superaba los 4.000 individuos en las principales zonas tradicionales de<br />

distribución.<br />

En resumen, este penoso proceso de expoliación, dio por resultado en el lapso de<br />

casi siete décadas, una dramática reducción de las poblaciones de especies de<br />

fauna silvestre, algunas de las cuales desaparecieron de grandes extensiones y<br />

algunas inclusive fueron puestas al borde de la extinción, como es el caso del caimán<br />

negro (Melanosuchus niger), la londra o nutria gigante (Pteronura brasiliensis)<br />

o la vicuña en las regiones de tierras altas. Las poblaciones de lagarto (Caiman<br />

yacare) fueron esquilmadas al límite de la extinción comercial, hasta mediados<br />

de los años ochenta.<br />

En estos procesos de caza participaban las comunidades locales indígenas y<br />

campesinas, 77 sin embargo recibían escuálidos beneficios, los cuales en cambio<br />

fueron acumulados por los rescatadores, las pocas curtiembres instaladas, pero<br />

especialmente por los comerciantes y brookers internacionales. Esta caza, en general<br />

furtiva, se generalizó en diversas regiones del país, incluyendo las actuales<br />

superficies de las Áreas Protegidas, tales como la Reserva Manuripi, TIPNIS, Pilón<br />

Lajas, EBB, entre otras. Los efectos fueron drásticos, por ejemplo en el caso de la<br />

EBB se produjo la extinción total de la londra gigante, la cual podía ser observada<br />

en los ríos principales hasta antes de 1970.<br />

CACERíA lIGADA A lA ExPlOTACIóN FOREsTAl<br />

Uno de los agentes de fuerte presión e impacto sobre la fauna de las tierras bajas,<br />

se derivó de la explotación forestal, que se intensificó de forma desordenada en el<br />

país, en los años setenta y hasta mediados de los noventa. 78 Este período anterior<br />

a la aprobación de la nueva Ley Forestal (Ley 1700 de 1996) se caracterizó por un<br />

masivo otorgamiento de concesiones y permisos de explotación, una expoliación<br />

muy selectiva hacia especies valiosas como la mara y el cedro, la superposición<br />

73 Ribera 2000.<br />

74 C. Ribera, com. pers.<br />

75 Flores y Miranda 2003.<br />

76 Cardozo y Lopez 1978.<br />

77 Ojasti 2000; Moran 1993; Ayres et al. 1991.<br />

78 Ibisch y Mérida 2003; Pavez 1998; De Vries 1997.<br />

455


456<br />

y avasallamiento a territorios indígenas, un alto nivel de incumplimiento del anterior<br />

régimen forestal, además de connotados grados de corrupción. 79 Extensas<br />

regiones del país fueron ocupadas por las empresas (Bosque Chimanes, Norte de<br />

La Paz, Alto y Bajo Paragua, río Blanco y Negro, el Choré, Guarayos), instalando<br />

aserraderos y grandes contingentes de trabajadores.<br />

Esto implicó una elevada demanda de carne, que era subsanada con una cacería<br />

intensiva sobre las especies de mayor biomasa del bosque como chanchos<br />

de tropa, taitetúes, tapires, venados, marimonos, etc. Esta caza proliferó contraviniendo<br />

las normas forestales de la anterior ley (DL 11686 de 1974), que obligaba<br />

a los empresarios a dotar a sus trabajadores con carne vacuna. 80 El resultado, a<br />

mediados de los años 80, era la existencia de grandes zonas de vaciamiento y<br />

una severa escasez de recursos de caza para las poblaciones indígenas y campesinas.<br />

A ello se sumó la acción de partidas de motosierristas “piratas” que explotaban<br />

madera al margen de las concesiones y la norma, 81 ocasionando similares<br />

impactos de cacería indiscriminada. El ordenamiento de la nueva ley forestal contribuyó<br />

a reducir la matanza en las concesiones y áreas con permiso de aprovechamiento,<br />

para entonces, la mara que había sido la motivación mayor, estaba<br />

casi estaba extinguida comercialmente en la mayoría de las zonas donde había<br />

sido explotada intensivamente. Grandes regiones fueron abandonadas, sin mara<br />

y casi sin fauna, las cuales lentamente han sido repobladas por la fauna. En la<br />

actualidad existen procesos de aprovechamiento con manejo y vía certificación<br />

forestal, donde hay mayor control sobre la vida silvestre. De cualquier forma en<br />

diversas regiones la explotación vía motosierrismo continúa ejerciendo impactos<br />

de cacería significativos sobre la fauna.<br />

<strong>DE</strong>sTRUCCIóN Y <strong>DE</strong>TERIORO <strong>DE</strong> ECOsIsTEMAs Y háBITATs<br />

La degradación y modificación de los ecosistemas se inició hace varios siglos en<br />

tierras altas y valles secos. En las punas, los efectos del sobrepastoreo, en especial<br />

de ovinos, tala para leña, quemas y posteriores procesos de expansión de la ocupación<br />

agrícola en extensas zonas, ocasionó la desaparición de los densos pastizales<br />

de pastos empenachados, tholares y queñuales en sus microclimas de serranías<br />

y zonas rocosas. Esto sin duda significó un impacto sobre especies de fauna como<br />

perdices (Tinamotis, Nothoprocta), cuyo proceso de domesticación se habría cortado<br />

en la colonia; impactos drásticos por pérdida de hábitats pesaron también<br />

sobre suris, vicuñas y guanacos, fauna que a lo largo de siglos se fue replegando<br />

hacia las zonas más alejadas, hasta desaparecer como es el caso del guanaco.<br />

A partir de los años 40 se inician los procesos de ocupación agrícola en diversas<br />

regiones naturales de tierras bajas de Latinoamérica. 82 En Bolivia en esa época<br />

se abren las fronteras de colonización de las zonas de yungas y tierras bajas; 83 las<br />

zonas de Caranavi, Alto Beni y el norte de Santa Cruz (Portachuelo, Montero, Mineros)<br />

en función al Plan Bohan, son los primeros frentes de ocupación, sumándose<br />

en años posteriores, las zonas de Yucumo, Rurrenabaque, Chimoré, Chapare,<br />

Yapacaní. Estos procesos se extienden especialmente a lo largo de los tramos camineros<br />

recién abiertos. La presión de colonización ocasionó en primera instancia<br />

activas fases de fragmentación de las masas boscosas, para culminar en unos<br />

años en un cambio de matriz por la devastación de extensas superficies de bosques<br />

y el cambio total del paisaje, con predominio de cultivos, pastizales y barbe-<br />

79 Pavez 1998.<br />

80 Miranda et al. 1991.<br />

81 Pavez 1998.<br />

82 Brack y Brack 1994; Gallopin 1995.<br />

83 Boyla y Estrada 2005; Montes De Oca 2005.


chos, con manchas aisladas de bosques secundarios. Los procesos de fragmentación<br />

de bosques han sido identificados como uno de los eventos de modificación<br />

de ecosistemas con mayor peso sobre la pérdida de biodiversidad. 84<br />

El año 1970 se aprueba el proyecto Abapo-Izozog, abriéndose las fronteras agropecuarias<br />

en las zonas de los bosques del Chaco serrano hacia el Parapetí. 85 En<br />

años siguientes se produce la expansión incontrolada para el cultivo de algodón,<br />

caña de azúcar y soya en toda la región del Norte integrado de Santa Cruz, que<br />

en años posteriores ocupa extensas zonas hacia San Julián y en torno al río Grande.<br />

Este proceso culmina los años 1987 a 1992, con el proyecto Tierras bajas del<br />

Este, 86 en la apertura incontrolada de las fronteras del bosque chaqueño-chiquitano<br />

y el cultivo de la soya a escala industrial, primero rumbo hacia Pailón y luego<br />

hacia Laguna Concepción. Como resultado de toda esta ocupación, existe en<br />

la actualidad una inmensa mancha de ecosistemas totalmente modificados de<br />

más de 4 millones de hectáreas, con claras tendencias a seguirse expandiendo. 87<br />

Similar situación se ha producido en el caso del arroz, cuya producción se ha<br />

incrementando rápidamente en los últimos 10 años, tanto en zonas de bosques<br />

como en sabanas, donde se lo siembra desde avioneta en grandes superficies, lo<br />

cual afecta drásticamente la sensible estructura de estos ecosistemas y a la vida<br />

silvestre que depende de ellos; a esto se asocia el uso de plaguicidas también a<br />

gran escala.<br />

A menor escala que en el caso de la soya, pero con similares impactos devastativos<br />

para los ecosistemas y hábitats de la fauna silvestre, se ha producido la expansión<br />

de la ganadería de reemplazo, especialmente en la región norte amazónica<br />

(Pando, norte del Beni) y en diversas zonas del norte de Santa Cruz. 88<br />

Además del Chapare, Alto Beni - Caranavi o la zona integrada y este de Santa<br />

Cruz, otras regiones de devastación de ecosistemas se encuentran en Pando (Cobija-Puerto<br />

Rico), Norte del Beni (Riberalta), San José de Chiquitos - Puerto Quijarro,<br />

Villamontes-Yacuiba, Bermejo, en las cuales se han ocasionado repliegues de la<br />

fauna silvestre hacia zonas más alejadas.<br />

En cuanto a las regiones de las sabanas naturales, del Beni y los cerrados de la<br />

Chiquitanía – Guarayos, los mayores impactos se dan a partir de las quemas estacionales,<br />

que en ciertos años desembocan en grandes incendios incontrolados.<br />

Estas quemas recurrentes, aparte de ocasionar el progresivo deterioro de los<br />

ecosistemas boscosos (islas de bosque, palmares y bosques de galería), causan<br />

mortalidades de animales que no pueden escapar a tiempo, como culebras, armadillos,<br />

tamandúas, etc. El deterioro de los hábitats boscosos inmersos en las sabanas<br />

como las islas de bosque, comprende la muerte de árboles en las periferias<br />

en contacto con el fuego y la posterior proliferación de lianas que ocasionan la<br />

muerte y caída de más árboles. También las islas de bosque son preferencialmente<br />

ocupadas por el ganado que duerme en ellas, ocasionando degradación por<br />

pisoteo y al alimentarse de las fases de regeneración, dando lugar a islas de bosque<br />

con interiores vacíos y polvorientos.<br />

No deberían pasar desapercibidos en este punto, los impactos relativos a la expansión<br />

del cultivo de quinua a escala industrial, en diversas regiones del sudoeste<br />

de Potosí y Oruro. Esta actividad ha ocasionado una masiva remoción de matorrales<br />

y pastizales (“destholamiento”) en enormes superficies a través de la meca-<br />

84 Burel y Baudry 2002; Smith y Smith 2001.<br />

85 Montes De Oca 2005.<br />

86 Urioste y Pacheco 2001; BOLFOR 2003.<br />

87 Ribera 2007; Urioste y Pacheco 2001.<br />

88 HERENCIA 2001; Ribera y Liberman 2005.<br />

457


458<br />

nización, los cuales son hábitat de especies como el suri, perdices, varias especies<br />

de aves menores, zorros, etc. También se considera como una perturbación mayor,<br />

la degradación de bofedales, por reducción de la oferta hídrica, sobrepastoreo<br />

y “enterramientos” de lodo, desde las torrenteras de los cerros circundantes,<br />

por efecto de las lluvias cortas torrenciales (que se han tornado comunes) y el<br />

“destholamiento” para cultivo de quinua. La degradación de los bofedales es un<br />

tema crítico, pues son hábitat preferencial de diversas especies de fauna silvestre<br />

andina como patos, garzas, flamencos, el chorlito andino considerado amenazado<br />

por su rareza (Phegornis mitchelli) y la wallata (Chloephaga melanoptera),<br />

que es una especie casi emblemática de estas zonas. Lo que adiciona aún mayor<br />

importancia a los bofedales es su condición de hábitat clave para muchas aves<br />

migratorias (Tringa, Calidris, Steganopus).<br />

CAzA <strong>DE</strong> sUBsIsTENCIA y COMERCIO <strong>DE</strong> CARNE<br />

Otro severo impacto sobre muchas especies de fauna (en especial las de mayor<br />

biomasa) se da por la sobre-explotación a partir de una cacería intensiva, constante<br />

y no regulada. Estas situaciones afectan a las regiones con mayor ocupación<br />

humana y sus zonas circundantes, las cuales tienden a crecer. Esta cacería<br />

puede ser para fines de subsistencia, sin embargo al incrementarse el número de<br />

usuarios sobre un recurso mayormente abierto, no existen formas de regulación<br />

por el Estado (en ninguno de sus niveles jurisdiccionales) ni en el nivel comunitario.<br />

89 En general la caza inicialmente es selectiva hacia presas de mayor biomasa<br />

(tapires, troperos, taitetúes, marimonos, venados). Con frecuencia, los animales<br />

son buscados en hábitats preferidos, como aguadas o salitrales. 90<br />

La presión de cacería intensiva da lugar a las pautas de comportamiento huidizo<br />

o “fugitivista” de los animales; en la mayoría de las especies, la reiterada presencia<br />

humana y manifestaciones como ruidos o tala de árboles, ya es un elemento<br />

de tensión que hace que el animal busque espacios sin interferencia. 91 La cacería<br />

que en general implica el ruido explosivo de las armas de fuego, implica un comportamiento<br />

de escape, la gente en los lugares define esto, como que los animales<br />

“se han vuelto más ariscos”. 92<br />

Los vaciamientos de especies grandes y preferidas, dan lugar a que los cazadores<br />

progresivamente busquen presas menores y casi marginales (tejones, monos pequeños,<br />

pavas), como alternativa a invertir en prolongadas jornadas de cacería<br />

hasta lugares más alejados. 93 Los cazadores que deciden alejarse, para compensar<br />

la inversión de un viaje largo, abaten normalmente muchas presas y se ven<br />

obligados a hacer secar la carne (“charquear”) en secaderos; esto aumenta las<br />

tasas de captura en dichas zonas más distantes y poco intervenidas. 94<br />

Muchas veces esta caza de subsistencia familiar se entremezcla con una obtención<br />

de presas destinadas parcial o totalmente a los comercios de carne, locales<br />

o regionales (para otras familias de la comunidad, para otras comunidades o para<br />

restaurantes), esto también como parte de las estrategias de supervivencia familiar<br />

de los cazadores. 95 La caza para comercio de carne es mayormente selectiva,<br />

hacia presas preferenciales como taitetúes, agutíes (jochis) o venados, lo cual<br />

89 Antezana 2001; Lehm 2004; Ribera 2000.<br />

90 Copa 2000; Townsend 1996.<br />

91 Rabinowitz 1993.<br />

92 Ribera 2000b.<br />

93 Vickers 1991.<br />

94 Ribera 2000b.<br />

95 Ojasti 2000; Tejada et al. 2006.


obliga a los cazadores que abastecen regularmente carne a terceros, a ingresar<br />

a lugares más alejados. En estas zonas con pronunciado vaciamiento de fauna, se<br />

da por supuesto que las tasas de captura de ciertas especies preferenciales han<br />

sobrepasado las tasas de renovación poblacional de las especies. 96<br />

Algunas veces la sobre presión de caza está relacionada a la confluencia de grandes<br />

contingentes humanos, por ejemplo durante el período de la zafra de la castaña<br />

(diciembre-marzo), miles de zafreros o recolectores de este preciado fruto ingresan<br />

a los bosques, ya sea a las propiedades comunales o a las barracas, donde ejercen<br />

una regular e intensiva presión de caza. 97 En algunos casos, la caza es individual, en<br />

otros casos, los campamentos de zafreros tienen “contratistas” que proveen alimentación<br />

y carne, invariablemente de monte. Esto ha sido parcialmente controlado en<br />

la Reserva Manuripi, pero no en otras regiones. En cierto modo, se emula el proceso<br />

de presión de cacería, que hace muchas décadas se daba en las barracas gomeras<br />

de la misma región o más recientemente en las concesiones forestales.<br />

En el país existen al menos 13 zonas con grandes periferias de vaciamiento drástico<br />

de fauna por sobrepresión de caza: Apolo, Ixiamas, Caranavi, Alto Beni, Rurrenabaque,<br />

Chapare (Trópico de Cochabamba), Yapacaní, San Julián, Riberalta,<br />

Zonas castañeras de Pando, Roboré, Puerto Suarez, Camiri, Villamontes.<br />

En este tipo de presión se adscribe la recolección masiva para comercio de huevos<br />

de tortugas de río (Podocnemys unifilis y Podocnemys expansa), ambas en<br />

condición de amenaza.<br />

Así mismo se debe considerar la presión de extracción masiva y comercial de<br />

ciertas especies de plantas, 98 como el palmito o asaí (Euterpe precatoria), la recolección<br />

de la jatata (Geonoma deversa), de la palma de la fiesta de Ramos en los<br />

Yungas (Xeroxylon spp.). En las tierras altas, la presión se dirige a especies resinosas<br />

con alto poder calorífico, por tanto explotadas para uso y comercio como leña,<br />

como tholas (Parastrephia spp.), yareta (Azorella compacta) y las queñuas (Polylepis<br />

spp.). En muchas regiones del país se vienen produciendo vaciamientos de<br />

estas especies de flora por la sobreextracción.<br />

CAzA PARA COMERCIO RITUAl y COsTUMBRIsTA<br />

Aún cuando se considere de importancia la finalidad de la ritualidad en la mantención<br />

de los acervos culturales tradicionales, es imposible desligar los fuertes impactos<br />

que ejerce la caza de especies silvestres con fines de comercio ritual. Es<br />

el caso de la etno-medicina o medicina ritual, donde se ofertan productos de<br />

numerosas especies como plumas de cóndor, pieles, patas y colas de zorro, pieles<br />

de diversos félidos, caparazones de armadillos, murciélagos y muchos otros (La<br />

Prensa, 16-11-07). Causa especial preocupación el caso del titi o gato andino, 99<br />

una de las especies en mayor grado de amenaza en el país. Estos productos son<br />

regularmente comercializados en diversos mercados tradicionales del país, como<br />

el “mercado de las brujas” en La Paz. Destaca también la comercialización de<br />

ingentes cantidades de lagartijas altoandinas del género Liolaemus para fines de<br />

medicina natural ritual.<br />

96 Ayres et al. 1991; Chicchón 1994.<br />

97 HERENCIA. 2001, Ribera y Liberman 2005.<br />

98 Peña y Zuidema 2000; Moraes y Sarmiento 1999; García 2001; Fjeldsa y Kessler 1996.<br />

99 Villalba 2004.<br />

459


460<br />

Este tipo de presión, se ha ido tornando más crítica en función a las siguientes<br />

razones:<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

d)<br />

Se produce en las regiones de tierras altas donde la accesibilidad a zonas<br />

apartadas es comparativamente más fácil.<br />

Se concentra de forma muy especial en un número importante de especies<br />

amenazadas como el cóndor, titi o gato andino (Oreailurus jacobita), quirquinchos,<br />

suri, zorro, puma, jaguar.<br />

El número de usuarios en grandes ciudades como La Paz o El Alto, se ha<br />

incrementado exponencialmente, extendiéndose no sólo a las clases más<br />

populares sino a grandes sectores de las clases medias que han asumido la<br />

ritualidad como forma de identidad cultural, lo cual hace que la demanda<br />

se haya intensificado.<br />

No hay ninguna forma de control ni regulación<br />

No existen estudios y procesos de seguimiento al respecto, pero es posible que<br />

algún volumen anual de animales o productos de la vida silvestre comercializados<br />

localmente para fines rituales, provenga de áreas protegidas o de sus regiones de<br />

influencia inmediata.<br />

En los últimos diez años ha emergido una forma de impacto altamente crítico<br />

sobre determinadas especies amenazadas, la caza para satisfacer los mercados<br />

costumbristas folklóricos, ligados a festividades regionales, para lo cual se usan<br />

diversas partes de animales (plumas, pieles, cueros) en la confección de disfraces<br />

de tobas, sikuris, morenos, etc. Estos mercados ya suman un alto número y tienden<br />

a crecer en dimensión por el alto número de participantes y comparsas (Carnaval<br />

de Oruro, Carnaval de Santa Cruz, Carnaval de la Paz, Fiesta del Gran Poder, Cotoca,<br />

Urkupiña, Entrada Universitaria, y muchas otras menores en diversas localidades<br />

del país. El impacto es ejercido sobre flamencos (las tres especies), suri, jaguar,<br />

zorro, guacamayos, reptiles y hasta vicuñas. Las cifras son escalofriantes, para elaborar<br />

algunos disfraces (tobas) se sacrifican hasta 20 flamencos o marihuanas, si<br />

se considera el total de comparsas en un evento grande como el carnaval de<br />

Oruro, el costo ambiental significaría hasta 10.000 animales sacrificados (El Diario,<br />

24-II-2008), similar situación se plantea para otras especies. Faltan evaluaciones<br />

más rigurosas, sin embargo se estima que los resultados muestren panoramas aún<br />

más críticos. A pesar de las prohibiciones realizadas a nivel de los comités organizativos<br />

y algunas instancias oficiales (viceministerio de biodiversidad, prefecturas<br />

y municipios) o las recomendaciones para uso de materiales alternativos en la<br />

confección de disfraces, los dos últimos años se ha visto un fuerte incremento de<br />

esta presión sobre especies amenazadas de la fauna silvestre.<br />

CAzA <strong>DE</strong> CONTROl <strong>DE</strong> PREDADOREs<br />

Este tipo de presión se produce en todos los pisos y regiones ecológicas del país,<br />

como en diversas regiones de Sudamérica. 100 Las causas de la predación al ganado<br />

pueden ser muy diversas: a) en algunos casos las actividades humanas han<br />

avanzado en los últimos treinta o cuarenta años hacia regiones más alejadas y<br />

normalmente ocupadas por vida silvestre, de tal forma que la expansión de la ganadería<br />

(que incluye el incremento del tamaño de los hatos), hace que las llamas<br />

se acerquen al puma o las vacas se acerquen al jaguar, con funestas consecuencias<br />

para ambas partes. La predación sobre el ganado aumenta y los criadores<br />

abaten de diversas formas a los predadores; b) en otros casos, la presencia del<br />

ganado, simplemente atrae a individuos predadores que deambulan buscando<br />

100 Ribera 1999; Ribera y Liberman 2005; Ojasti 2000.


territorios (por ejemplo pumas o jaguares jóvenes); c) puede darse el caso de que<br />

los vaciamientos locales de presas (pecaríes, agutíes, venados, etc.) obliguen a<br />

los predadores a buscar presas alternativas que pueden estar en los hatos de<br />

ganado; d) también puede darse el caso de animales predadores, que se han<br />

habituado a cazar ganado preferencialmente, debido a la mayor facilidad de<br />

captura o por la mayor disponibilidad; e) en muchos casos el control del criador<br />

hacia su ganado es muy relajado (pérdida de prácticas culturales de protección<br />

y cuidado del ganado por parte de las comunidades), y tanto las llamas pueden<br />

permanecer días enteros en los cerros (“machajes”) o las vacas en los bajíos e islas<br />

de bosque de la sabana, en dichas circunstancias los predadores actúan con<br />

toda libertad. Similar situación se da en el caso de hatos de vacunos que son dejados<br />

en los páramos yungueños y cejas de monte, mientras los propietarios viven<br />

en el piso de yungas, dos mil metros más abajo. 101 Se ha sugerido que en determinadas<br />

regiones, la mortalidad debido a enfermedades o frío (caso Sajama) es<br />

más importante que la mortalidad por depredación. 102<br />

No se conocen estudios específicos en el país, pero la teoría postula que a una<br />

mayor disponibilidad y densidad de presas, debería producirse un incremento en<br />

la densidad de los predadores. 103 Esto tiene que ver con el incremento de hatos de<br />

llamas, oveja o vacas, en casi todas las regiones rurales del país. 104<br />

Existen casos por demás probados de caza de ganado por pumas o zorros sobre<br />

camélidos o de jaguares sobre vacunos, además, hay referencias de predación<br />

oportunista del borochi (Chrysosyon brachiurus) sobre terneros en las pampas del<br />

Beni. La predación oportunista sobre ganado menor y aves de corral puede ser<br />

ejercida, desde eventual hasta regularmente, por tejones, meleros, zarigüeyas o<br />

gatos monteses.<br />

En todos los casos de depredación sobre el ganado mayor o menor, entra en<br />

juego la caza de control, ya sea de forma directa en el momento (normalmente<br />

con arma de fuego), o la captura por trampas y muerte posterior, persecución y<br />

partidas de caza para atrapar al individuo predador, que incluyen normalmente<br />

el riesgo de abatir otros individuos de forma indiscriminada, hasta el hecho de<br />

usar cebos envenenados que puede ocasionar muertes masivas (por ejemplo de<br />

cóndores o buitres). De cualquier forma, la caza de control, ejerce presiones adicionales<br />

a las ya existentes, sobre ciertas especies de la fauna silvestre. Como<br />

alternativa, en algunas áreas protegidas (Sajama, El Palmar, Apolobamba) se ha<br />

llegado a realizar acciones de ahuyentamiento a través del uso de petardos.<br />

En otros casos, persiste una duda considerable respecto del rol predador, como<br />

es la prelación atribuida por el oso andino o jucumari sobre el ganado, lo cual<br />

parece suceder (reportes en Ecuador y Colombia), pero muy eventualmente y<br />

en ciertos individuos de gran talla. El oso andino suele encontrarse con el ganado<br />

vacuno, que es literalmente “abandonado” por los campesinos de yungas en las<br />

parte partes altas de los páramos (cría extensiva con escaso manejo y control de<br />

hato). También es dudosa la condición de predador que pesa sobre el cóndor, al<br />

cual se le acusa y persigue por supuestamente predar sobre terneros recién nacidos,<br />

situación no comprobada, pero que podría derivarse del hecho de que el<br />

cóndor se puede alimentar de terneros recién nacidos, muertos y abandonados,<br />

cosa que puede haber sido extrapolado a una supuesta predación. En otros casos,<br />

la muerte del ganado por otras causas (embarrancamiento, caída de rayo,<br />

enfriamiento) puede ser atribuida a un animal predador.<br />

101 Ribera y Liberman 2005.<br />

102 Zacari y Pacheco 2005.<br />

103 Margalef 1993; Smith y Smith 2001.<br />

104 Zeballos 2006; Ribera y Rocha 2003.<br />

461


462<br />

También se da el caso de control de las especies “destructoras de cosechas”, especies<br />

que pueden ingresar a los cultivos y alimentarse de ellos, tal es el caso de<br />

muchas especies de aves, agutíes (jochis), taitetúes, capiguaras, venados y hasta<br />

el oso andino en maizales. 105 En algunas regiones de las tierras altas, las vicuñas<br />

todavía son consideradas como plagas por al eventual interferencia con cultivos<br />

o pasturas. Los pobladores afectados con frecuencia colocan ahuyentadores<br />

(latas, plásticos), las cazan o, en el peor de los casos, recurren a la medida de<br />

colocar cebos envenenados. La práctica de control, algunas veces, ha afectado<br />

especies con fuerte grado de amenaza como la paraba frente roja de los valles<br />

secos, que es sindicada de dañar los maizales.<br />

TRáFICO <strong>DE</strong> EsPECIEs y sUs <strong>DE</strong>RIvADOs<br />

Se parte del principio, de que actualmente existen todavía personas involucradas<br />

y circuitos de tráfico de vida silvestre, especialmente en regiones fronterizas alejadas<br />

como Guayaramerin, San Matías, Puerto Suarez o Yacuiba, pero de ninguna<br />

manera, lo actual es comparable con la expoliación masiva de la vida silvestre de<br />

hace décadas. Desde los años 90, el panorama de tráfico se ha reducido, pero no<br />

por el control o regulación interna, sino en función a las restricciones del comercio<br />

internacional de vida silvestre derivadas del CITES, es decir, que operan fuera de<br />

nuestras fronteras. 106<br />

Lo cierto es que a pesar de las políticas internacionales del CITES, todavía existe un<br />

tráfico de vida silvestre desde el país (La Prensa, 16-11-07), el cual desde ubérrimas<br />

regiones de la llanura beniana o del Norte de Santa Cruz, utiliza pistas clandestinas<br />

o incluso registradas, para el tráfico de cueros de caimanes, lagartos y félidos,<br />

además de guacamayos y otras especies. Es un mal global, o por lo menos afecta<br />

a todos los países pobres de América Latina, África o Asia. 107 Los destinos más importantes<br />

siguen siendo los mercados de los países ricos. El tráfico propiamente, es<br />

una actividad netamente delictiva y en muchos casos está estrechamente ligada<br />

al tráfico de drogas. También se supone que existe un tráfico, más eventual que<br />

regular, de productos de vida silvestre a baja escala, realizado por personas particulares<br />

(no de forma corporativa) que salen del país por vía aérea o terrestre, y<br />

sacan los productos (pieles y cueros mayormente) en sus equipajes. En el ámbito<br />

internacional el Paraguay, que tiene dificultades desde hace años en cuanto el<br />

cumplimiento efectivo del Convenio CITES, ha sido identificado como un centro<br />

del tráfico de vida silvestre y punto de enlace de los productos ilegalmente extraídos<br />

de diversos países de la región.<br />

Por ejemplo, en la región de Puerto Suarez y Roboré se detectaron el año 2004 al<br />

menos tres personas que compraban y “habilitaban” regularmente a pobladores<br />

de la región para obtener cueros de jaguar y tigrecillo. Estos comerciantes posteriormente<br />

vendían el producto acopiado a rescatadores, que sacaban el producto<br />

al exterior en avionetas. También a lo largo de los ríos amazónicos (p.ej. Iténez–<br />

Mamoré) existe todavía una extracción y tráfico masivo de huevos de tortugas<br />

de río hacia las regiones del Brasil. En estos casos se aprovecha la insuficiencia del<br />

control y de la aplicación de la norma en nuestro país, a diferencia de las existentes<br />

en el vecino país. Las especies más afectadas son el jaguar, ocelote la paraba<br />

jacinta (Anodorhynchus hyacintinus), caimán negro, londra, taitetú y boas.<br />

En las regiones altas, se dieron en años pasados eventos de cacería furtiva sobre<br />

105 WCS 2003.<br />

106 Ribera 1996; Ibisch y Mérida 2003.<br />

107 Ojasti 2000.


la vicuña en la zona de Ulla Ulla (Apolobamba), especialmente por cazadores y<br />

traficantes del Perú. Se debe poner en relevancia que la presión en el ANMI Apolobamba<br />

(ex Reserva Ulla Ulla) sobre la vicuña, fue particularmente fuerte, pero<br />

afortunadamente no prosperó, gracias al esfuerzo del cuerpo de guardaparques<br />

y de las propias comunidades. 108<br />

Destaca por su particularidad, el tráfico hacia el exterior de los escarabajos del<br />

género Dynastes (disecados para colecciones o incluso vivos), de algunas especies<br />

de mariposas y eventualmente de arañas en los géneros Lasiodora, Braquipelma<br />

y Acanthosturia, para mercados de mascotas.<br />

Para satisfacer las demandas del tráfico internacional, normalmente las capturas<br />

son elevadas, por tanto los impactos sobre las especies seleccionadas son elevados,<br />

además con frecuencia las incursiones afectan poblaciones de fauna estables<br />

y hasta relictuales (caso caimán o londra), en regiones naturales poco intervenidas<br />

e incluso en el interior de áreas protegidas. El tráfico de vida silvestre enriquece a<br />

los intermediarias y eslabones finales de la cadena delictiva, el poblador que abate<br />

el felino o captura el loro, recibe en el mejor de los casos unos pocos bolivianos<br />

por su esfuerzo. El otro elemento reñido con la ética, es la actitud de millones de<br />

personas (independientemente de sus motivaciones) en los países desarrollados,<br />

que demandan productos o animales de la vida silvestre, los cuales en última instancia<br />

son los directos y mayores responsables del tráfico de la vida silvestre.<br />

Es también preocupante en este tipo de presión sobre la vida silvestre, el tráfico<br />

local o doméstico de especies de vida silvestre (a nivel nacional), que se ha tornado<br />

regular y está totalmente fuera de cualquier tipo de control y regulación (La<br />

Prensa, 16-11-07). Al igual que en el caso de comercio para fines rituales, la situación<br />

se agrava por el incremento de eventuales usuarios y de la demanda en las<br />

grandes ciudades del país. Se ejerce especial presión sobre loros (Amazona, Ara,<br />

Pionus, Aratinga, Brotogeris), monos (Saimiri, Cebus, Aotus, Callicebus), tortugas<br />

(Geochelone, y Podocnemys) como crías para acuarios) y ardillas. Este comercio<br />

interno presiona especies de fauna para satisfacer demandas de cueros para<br />

curtiembres y pequeñas peleteras, en ciudades como Santa Cruz o Cochabamba.<br />

También destaca en esta forma el tráfico local de fibra de vicuña, el cual se<br />

realiza a una escala pasmosamente amplia y de forma abierta en la feria 16 de<br />

Julio de la ciudad de El Alto, donde también se ofertan muchas otras especies de<br />

vida silvestre arriba mencionadas.<br />

En cuanto al comercio local, también en la Reserva Eduardo Avaroa, hasta inicios<br />

de los años 90, existía todavía una extracción masiva de huevos de flamenco de<br />

las principales lagunas, tanto para uso local como para comercio hacia Chile y<br />

Argentina. En la región del Isozo (PNANMI Kaa Iya), era regular hasta mediados de<br />

los años 90, la captura de loros (vía captura de las nidadas) para su venta en la<br />

región y en Santa Cruz. 109 Esta captura era desarrollada por la población indígena<br />

local como parte de su contexto de supervivencia, sin embargo la actividad fue<br />

prohibida por la propia Capitanía del Alto y Bajo Isozo al crearse el área protegida.<br />

Mucho del tráfico al exterior o inclusive interno, prospera en función a la libertad<br />

con que operan las redes virtuales (vía internet) de traficantes, que crean una<br />

demanda de especies de la vida silvestre o sus productos, las cuales al momento<br />

no han sido investigadas.<br />

108 Ribera y Liberman 2005.<br />

109 Ribera y Liberman 2005.<br />

463


464<br />

En el país se ha dado mayor énfasis al tema de las especies de fauna silvestre, sin<br />

embargo existe un proceso desde hace varios años de explotación y tráfico de<br />

especies de plantas, que no ha merecido la atención que debería implicar. Las<br />

especies vegetales se han concentrado principalmente en cactáceas, orquídeas,<br />

bromeliáceas y palmeras. Se ha producido situaciones de tráfico y decomisos de<br />

semillas de la palmera endémica “janchicoco” (Parajubaea torallyi) en el ANMI<br />

Palmar de Chuquisaca. Es importante mencionar que la mara (Swietenia macrophylla)<br />

se encuentra en el apéndice CITES II. Situación que no ha impedido que se<br />

llegue a su agotamiento comercial en la mayoría de las regiones del país.<br />

INTRODUCCIóN <strong>DE</strong> EsPECIEs ExóTICAs<br />

La introducción de especies intrusas o exóticas, es un elemento de perturbación<br />

ecosistémica, pero especialmente para la vida silvestre. En general las introducciones<br />

de especies exóticas en diversas regiones del mundo, como ranas, peces<br />

e insectos, han tenido efectos devastadores en las faunas y floras de las regiones<br />

y países receptores. En la incorporación de especies invasoras, ya sean intencionadas<br />

o accidentales, existe el riesgo de generar procesos de competencia o<br />

predación, ante las cuales las especies locales no están evolutivamente preparadas,<br />

por lo cual pueden generarse drásticos impactos a sus poblaciones. Estos<br />

aspectos pocas veces se han tomado en cuenta y numerosas iniciativas productivas<br />

a lo largo de la historia han optado por especies extrañas. Un caso típico es la<br />

introducción formal hace ya varias décadas de las truchas (Salmo gairdneri, Oncorhynchus<br />

mykiss) y el pejerrey (Basilichthys bonaeriensis), de las cuales se supone<br />

ejercieron presiones decisivas sobre las especies nativas de peces (Orestias spp.).<br />

En las tierras bajas, se introdujeron en los años 80 y 90 carpa y tilapia, en estanques,<br />

existiendo fugas. Se desconoce al momento las consecuencias locales de estas<br />

liberaciones accidentales.<br />

Es el caso del paiche (Arapaima gigas), un gigantesco pez amazónico que está<br />

amenazado en otras latitudes de la Amazonía, pero que fue introducido a la<br />

cuenca del Madre de Dios en el Perú. Esta especie estaba ausente de la cuenca<br />

del Beni-Mamoré, pero se produjo una invasión accidental a fines de los años 90,<br />

desde los criaderos del Perú a través del río Madre de Dios. Se ha alertado sobre<br />

los serios riesgos de afectación a la biodiversidad nativa o local por competencia<br />

y depredación. Como en otros casos, las especies nativas no contarían con las<br />

adaptaciones ecológicas y comportamentales como para evitar los efectos negativos.<br />

Otras especies exóticas invaden regiones naturales espontáneamente, tal<br />

es el caso de la liebre (Lepus sp.) que ingresó al país y el resto de la región andina<br />

hace varias décadas desde la Argentina (donde fue introducida de Europa).<br />

En el caso de las plantas se conocen muchos casos, principalmente de malezas,<br />

pastos y plantas ornamentales. El caso más reciente, es la aprobación mediante<br />

Ley 3819 de Enero del 2008, del proyecto para la introducción de una agresiva<br />

planta de regiones costeras desérticas, nativa de Eurasia, denominada “espina de<br />

mar” (Hippophae rammnoides, fam. Elaegnaceae), con fines de control de la erosión<br />

y desertificación de las tierras altas del país, considerando dicha introducción<br />

como de prioridad nacional. La discusión se encendió en muchas oportunidades<br />

en torno a estas iniciativas, normalmente costosas, que se realizan sin contar con<br />

estudios experimentales al respecto, ni haber hecho evaluaciones consistentes de<br />

la información sobre la biológica de las especies exóticas a introducir en los ecosistemas<br />

del país. Tampoco se aplica el principio precautorio. Por otra parte, la crítica<br />

también se enfocaría en este caso, en la tendencia a menospreciar y desconocer<br />

las virtudes de las especies de plantas nativas, que han evolucionado luchando<br />

contra la desertificación de los altiplanos de Bolivia y que si no están cumpliendo<br />

su rol, es porque las han extraído insosteniblemente para fuente de leña, como


es el caso de las diversas especies de tholas. Los próximos años darán una buena<br />

oportunidad para evaluar el impacto ecológico de la introducción de la espina<br />

de mar en ecosistemas de elevada sensibilidad ecológica como la Puna.<br />

TURIsMO<br />

Si bien la práctica del ecoturismo tiene actualmente en todo el mundo, una enorme<br />

relevancia en términos de apoyar los objetivos de conservación de la biodiversidad<br />

y de forma muy especial de la vida silvestre, existen modalidades indefinidas que<br />

pretenden mimetizarse con el ecoturismo, pero que generan importantes impactos<br />

en las zonas poco intervenidas. Este es uno de los mayores riesgos de las prácticas del<br />

turismo, que puede acceder hasta regiones remotas naturales, muchas veces dentro<br />

de las áreas protegidas y tener contacto con la vida silvestre. Si no es un auténtico<br />

ecoturismo, si los servicios son deficientes (p.ej. agencias u operadores sin experiencia)<br />

o los mecanismos de control son deficientes y laxos, entonces, en general produce<br />

impactos indeseables. En el país no son muchas las regiones que desarrollan actividades<br />

relevantes de turismo en la naturaleza, básicamente el sudoccidente de Potosí,<br />

en especial el tramo Salar de Uyuni – Reserva E. Avaroa (Laguna Colorada) y la región<br />

del Madidi – Rurrenabaque y su entorno. En ambos casos se han dado y persisten impactos<br />

que afectan la vida silvestre. 110 La escasa especialización en operaciones de<br />

ecoturismo de numerosas agencias de turismo en localidades como Rurrenabaque o<br />

Uyuni, ocasiona que se generen impactos en zonas naturales alejadas, dentro y fuera<br />

de las áreas protegidas. Hay reportes de operaciones de turismo de aventura que<br />

propician la caza, que llega a impactar sobre especies amenazadas; en otros casos<br />

hay un turismo lúdico que implica el acoso, la manipulación y exhibición fotográfica<br />

de especimenes de lagartos, caimanes, boas o anacondas (turismo hacia las pampas<br />

del Beni y sobre el río Yacuma), lo cual implica el riesgo de daños fisiológicos sobre<br />

los animales debido al stress. Se dan casos regulares donde los turistas ofrecen alimentos<br />

a primates (Saimiri, Cebus) para motivar su acercamiento y tomar fotografías. En<br />

otros casos, si bien no hay grandes impactos, ni los grupos de turistas ni los operadores<br />

de las agencias observan las normas básicas del ecoturismo, como evitar la emisión<br />

de ruidos, las caminatas erráticas fuera de las sendas, la mala disposición de basura,<br />

el fecalismo abierto, el uso de detergentes o jabones en cuerpos de agua, etc. En<br />

general, el turismo no es el mayor de los males sobre la vida silvestre, pero como se<br />

mencionó, tiene un factor de alto riesgo, que es la oportunidad de llegar hasta lo más<br />

recóndito de los lugares salvajes y afectar a la vida silvestre en ellos.<br />

IMPACTOs NATURAlEs<br />

Solamente analizamos, el caso especialmente recurrente de las tierras bajas de<br />

Bolivia y en especial para el Beni, de las grandes inundaciones, las cuales se asume,<br />

derivan de la sinergia entre los fenómenos de El Niño-La Niña y del cambio<br />

climático. Estos fenómenos han sido especialmente drásticos en los últimos años.<br />

Se han reportado (aunque no se conocen evaluaciones o estudios específicos<br />

al respecto) altas mortandades en los años de grandes inundaciones en el Beni<br />

(1982, 1992, 1998, 2007) tanto por ahogamiento directo, como por hambruna, debilitamiento<br />

o enfermedades. Posiblemente sea una de las presiones más devastadoras<br />

sobre las poblaciones de muchas especies de la fauna silvestre en las<br />

tierras bajas. Si bien, la mayoría de las especies de la llanura inundable, han evolucionado<br />

con la presión de estos eventos climáticos, lo que está sucediendo en los<br />

últimos años en función al deterioro climático global, puede que sea un elemento<br />

de stress, al cual muchas especies no puedan adaptarse.<br />

110 Ribera y Liberman 2005.<br />

465


466<br />

A la presión del agua, se debe sumar la cacería facilitada, que alguna gente realiza<br />

durante la inundación, cuando muchos individuos de varias especies se refugian en las<br />

zonas más altas como las islas de bosque. En estas circunstancias la fauna se encuentra<br />

en un nivel de elevada vulnerabilidad. Se asume que después de una gran inundación,<br />

las poblaciones de las especies de fauna están particularmente mermadas, incluso<br />

algunas, en determinadas zonas pueden desaparecer por completo. Si a esto se<br />

suma un periodo posterior de caza “normal”, para abastecimiento de carne, después<br />

de un período lógico de escasez, el resultado debería ser simplemente catastrófico.<br />

Se ha observado en ciertas regiones, como el Norte de La Paz, casos de epidemias<br />

que habrían ocasionado grandes mortandades en las tropas de Tayassu pecari (tropero)<br />

en décadas pasadas, aspecto que ha sido muy poco investigado. En otras regiones<br />

de la Amazonía, también se han reportado casos similares. 111<br />

IMPACTOs POR CONTAMINACIóN<br />

Sin duda, uno de los aspectos menos estudiados o menos dados a conocer, se relaciona<br />

con los impactos hacia la vida silvestre por los diversos tipos de contaminación<br />

ambiental. 112 Es por demás conocido, que en el país existen muchas situaciones concretas<br />

en las cuales la contaminación proveniente de actividades extractivas e industriales<br />

excede los límites permisibles de sustancias o elementos altamente tóxicos.<br />

Los agentes varían desde los pasivos de la minería dejados por los auges de décadas<br />

pasadas, hasta el drenaje ácido de roca, metales pesados como plomo, arsénico,<br />

cadmio, mercurio, afluentes alcalinos ricos en cianuro, o vertidos de hidrocarburos<br />

BTEX. Todos estos pueden estar generando serios efectos sobre la vida silvestre, especialmente<br />

acuática. Entre los casos más preocupantes, están el Lago Poopo-Uru<br />

Uru por la contaminación minera que afectaría especialmente a peces, crustáceos<br />

endémicos y aves; también el caso del río Pilcomayo y sus afluentes, que impactan<br />

principalmente sobre la ictiofauna, que es un recurso alimenticio importante de las<br />

comunidades locales. 113<br />

La exploración petrolera en sus diversas etapas, ha generado desde hace varias décadas,<br />

importantes impactos localizados sobre la vida silvestre, no solo por la degradación<br />

a los ecosistemas (sendas, campamentos, helipuertos, caminos), sino por contaminación<br />

a partir de uso de sustancias como bentonitas, formol o lignosulfatos y el<br />

rebalse de piscinas de lodos. Entre las zonas afectadas se encuentra el Aguaragüe<br />

(irónicamente un área protegida), otras zonas del subandino de Tarija y Chuquisaca,<br />

zonas de la llanura chaqueña, el TIPNIS, la serranía de Eva Eva y el Chapare, con el<br />

Parque Carrasco.<br />

El derrame de petróleo del ducto de TRANSRE<strong>DE</strong>S el año 2000 sobre el río Desaguadero<br />

y que llegó a afectar al Lago Poopo, debió generar un enorme impacto sobre<br />

la vida acuática, sin embargo, las evaluaciones y resarcimientos se concentraron casi<br />

exclusivamente en aspectos de la afectación agropecuaria (cosechas, pasturas y ganado).<br />

Destaca también por su gravedad, el caso de la bahía de Cohana en el lago Titicaca,<br />

que por efecto de la contaminación masiva urbano-industrial proveniente de El<br />

Alto y Viacha, 114 se viene afectando un amplio espacio del litoral lacustre en dicha<br />

zona, incluyendo los totorales, lo cual ha afectado a las poblaciones de peces, an-<br />

111 Fragoso 1997.<br />

112 Seoanez 1998; Ibisch y Mérida 2003.<br />

113 Ribera 2007;Ibisch y Mérida 2003<br />

114 Ribera 2007.


fibios y aves. Se conoce el impacto por contaminación de mercurio en las zonas de<br />

explotación de oro (Tipuani, Guanay) y que podría afectar de forma directa a vida<br />

silvestre. 115<br />

También se debe alertar sobre la contaminación a partir del uso a gran escala de plaguicidas<br />

(insecticidas, fungicidas, bactericidas, nematicidas, acaricidas, etc.) o herbicidas,<br />

usados a lo largo de los ciclos agrícolas, incluidas las etapas post-cosecha o de<br />

almacenamiento y transporte. 116 Los plaguicidas de uso más frecuente corresponden<br />

a órgano-clorados como el DDT, Aldrín o el Lindano; órgano-fosforados como el Parathion<br />

o Malathion; o carbamatos como el Carbaryl, Baygón o el Furadán. El uso de<br />

los herbicidas se ha incrementado en diversas regiones de agricultura intensiva, las<br />

sustancias más utilizadas son: Paraquat, 2,4-D, bentazon, terbutrina, atrazina, simazina,<br />

linurón, metribuzin, metabenzotiazurin, tomcato, y el glifosato. Las zonas de mayor impacto<br />

por uso de agroquímicos son las de intensa actividad agrícola como el Chapare,<br />

Caranavi, o las zonas soyeras (Pailón, San Pedro), las zonas arroceras de Santa Cruz<br />

(Los Troncos, Pailas, San Julián), y también el valle alto de Cochabamba.<br />

Otros impactos considerables de contaminación se producen a partir de la acumulación<br />

y vertido no regulado de residuos sólidos, en las afueras de poblaciones,<br />

que van desde grandes ciudades hasta pequeñas localidades rurales, normalmente<br />

ubicadas a lo largo de las carreteras, ya sea en forma de vertederos improvisados o<br />

rellenos sanitarios mal administrados o colmatados. También la acumulación de residuos<br />

y de fecalismo abierto, se da en regiones de afluencia masiva de turismo como<br />

la Reserva Eduardo Avaroa (debido a deficiencia en servicios), estas situaciones son<br />

más críticas cuando se trata de zonas en las cuales la presencia de vida silvestre es<br />

importante.<br />

Indicadores de presión humana<br />

Diversas especies de fauna silvestre son especialmente sensibles a las presiones<br />

de ciertas actividades humanas, las cuales son determinantes para su estado<br />

de conservación. Estas son la cacería y la modificación de los ecosistemas y<br />

hábitats. Como ejemplo de estas presiones se describe un gradiente de situaciones<br />

de presión en las tierras bajas del sudoeste del Beni. 1<br />

1.<br />

Lugares de carácter prístino, de los cuales existe elevada probabilidad de<br />

que sólo excepcionalmente han sido visitados por el hombre, comprenden<br />

ecosistemas íntegros, con vegetación natural (climáxica o sucesional). No<br />

existen indicios de ningún tipo de actividad humana pasada o actual, no<br />

hay sendas o picadas, pascanas o taperas, señales de hogueras, árboles<br />

escarificados, etc. En general corresponden a superficies reducidas a<br />

medianas, en regiones muy remotas y alejadas, típicamente inaccesibles<br />

o de extremadamente difícil acceso (p.ej.crestas o filos de montañas rodeados<br />

de farallones, valles profundos en cañones inaccesibles y ríos muy<br />

caudalosos, “alturas” boscosas en parches o como lenguas circundados<br />

de extensos pantanos de difícil transitabilidad).<br />

Existe alta abundancia y diversidad de fauna silvestre, presencia de especies<br />

que en otras regiones son muy fugitivistas, poblaciones importantes de<br />

marimono, manechi, tapir, jaguar. Pueden encontrarse chancho de tropa<br />

(Tayassu pecari) en grupos bastante numerosos (200 a 400 individuos) y<br />

con pautas de fuerte agresividad. La fauna silvestre presenta un compor-<br />

115 Ribera 2007;Ibisch y Mérida 2003<br />

116 Ribera 2007; www.ecoportal.net; www.ambiental.net<br />

467


468<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

tamiento de alta tolerancia a la presencia humana (muy poco o ningún<br />

fugitivismo). Gran abundancia de huellas de animales silvestres, incluidas<br />

las de jaguar.<br />

Lugares con mayor intervención por el hombre que en el punto1, presentan<br />

ecosistemas íntegros y con vegetación natural. No existen perturbaciones<br />

mayores a la estructura de los ecosistemas, aunque es evidente la presencia<br />

de cazadores y recolectores, aunque no frecuentemente; existen algunas<br />

pascanas de caza, hogueras, secaderos de carne, también existen<br />

sendas o picadas en mayor cantidad que en el tipo de sitio antes descrito,<br />

las cuales son de transito más facilitado. Estos sitios se encuentran en zonas<br />

alejadas de rutas o poblaciones, el acceso es relativamente difícil. Hay<br />

una alta abundancia y diversidad de fauna silvestre, pueden observarse<br />

marimonos y tapires, aunque ciertas especies presentan claras pautas de<br />

fugitivismo como el chancho de tropa (“tropas ariscas”).<br />

Zonas que están regularmente intervenidas por el hombre (principalmente<br />

cazadores y recolectores), presentan predominio de ecosistemas bien<br />

conservados en general, aunque muestran evidencias de algunas perturbaciones<br />

anteriores, como pequeños chacos y barbechos, cerca a las<br />

pascanas de caza o dispersos, señales de quemas o incendios, árboles<br />

talados, etc., aunque no hay gente que viva permanentemente. Se evidencia<br />

una mayor cantidad de actividad de caza por la presencia de<br />

pascanas de cacería, señas de hogueras, secaderos de charque y restos<br />

de animales. Las sendas son de fácil transitabilidad y es evidente que<br />

son regularmente frecuentadas; se observan numerosas picadas nuevas y<br />

antiguas. Ocupan superficies relativamente extensas, se encuentran a no<br />

mucha distancia de rutas principales o poblaciones, la accesibilidad no<br />

es difícil. La abundancia y diversidad de la fauna silvestre es relativamente<br />

alta, aunque se nota una menor riqueza en especies e individuos de mayor<br />

biomasa o preferidos por los cazadores (antas, monos, taitetúes, chanchos<br />

de tropa, pavas de monte). Es notoria la menor abundancia de huellas de<br />

animales que en los casos anteriores, asimismo se nota ostensiblemente un<br />

marcado fugitivismo ante la presencia humana, de aquellas especies más<br />

sensibles como el marimono, el cual ya es raro.<br />

Lugares intervenidos por el hombre a partir de diferentes modalidades de<br />

uso de los recursos. Si bien los ecosistemas presentan todavía un buen estado<br />

de conservación, existen evidencias de mayor frecuencia de perturbaciones<br />

a su estructura, por ejemplo se observan varios sitios de impactos<br />

por agricultura actual o pasada (chacos y barbechos), hay importantes<br />

espacios con bosques secundarios, especialmente en las terrazas de ríos y<br />

arroyos. El patrón de asentamiento humano se caracteriza por la presencia<br />

de algunas viviendas permanentes, dispersas o aisladas de familias o grupos<br />

familiares, o alguna comunidad mayor en conformación. Se encuentran<br />

frecuentemente árboles talados o tocones antiguos y señas de quemas.<br />

Existe una red de sendas principales limpias y de fácil transitabilidad,<br />

las cuales en general conectan chacos y viviendas, muchas de éstas son<br />

aptas para herradura y algunas para el transito de carretones. La fauna<br />

silvestre es poco abundante y poco diversa, especialmente están ausentes<br />

aquellas especie de mayor biomasa y preferidas por cazadores (Antas,<br />

ciervos, venados, tortugas, taitetu, chancho de tropa, pavas de monte,<br />

monos en especial el marimono). La densidad de huellas de animales silvestres<br />

es muy baja. No existen pascanas de cacería o indicios de que esta<br />

actividad sea actualmente relevante. Estos tipos de lugares ocupan importantes<br />

superficies en torno a las zonas de mayor actividad agropecuaria y<br />

de poblaciones grandes.


5.<br />

Lugares fuertemente intervenidos por el hombre, los ecosistemas y la vegetación<br />

natural han sido profundamente modificados y por tanto en el<br />

contexto escénico o de paisaje en general, predominan las zonas de barbechos,<br />

bosques secundarios, pastizales de reemplazo y cultivos, con manchones<br />

de bosque primario remanente en zonas dispersas. Este mosaico<br />

está interconectado por una red de sendas principales o secundarias de<br />

muy fácil transitabilidad y muchas de ellas aptas para el paso de carretones<br />

o inclusive de motorizados livianos en la época seca. Pueden existir uno<br />

o más caminos secundarios que vinculan las comunidades o núcleos poblacionales<br />

más importantes. Normalmente también pueden encontrarse<br />

pequeñas comunidades campesinas. La abundancia y diversidad de la<br />

fauna silvestre son bajas a muy bajas, la densidad de huellas es muy baja.<br />

Presencia ocasional de especies que son atraídas por cultivos como agutíes<br />

o taitetúes e incluso venados o capiguaras cerca de los ríos.<br />

EFECTOs y CONsECUENCIAs<br />

Como se vio en los capítulos anteriores, muchas regiones del país sufrieron el embate<br />

de diversos tipos de caza comercial, esto hace ya varias décadas. No se<br />

sabe si se realizaron evaluaciones posteriores de medición del impacto de la caza<br />

expoliativa (en todo caso esto debió haberse hecho a fines de los 80), sin embargo,<br />

podemos suponer que todavía algunas especies afectadas en ese entonces,<br />

muestren efectos en cuanto a sus niveles poblacionales y de distribución geográfica,<br />

es decir que estas especies estarían todavía en proceso de recuperación. Si<br />

analizamos el caso de la londra o nutria gigante y del caimán negro, esta situación<br />

parece ser evidente. Menos claridad existiría en el caso de pecaríes, felinos<br />

o parabas. El caso de la vicuña, a pesar de sus niveles positivos de recuperación,<br />

también parece arrojar evidencias al respecto.<br />

Pero como hemos visto, las presiones intensivas de caza no son cosa del pasado,<br />

en las tres últimas décadas el incremento de las poblaciones humanas en muchas<br />

regiones (Alto Beni, Yucumo, San Borja, Ixiamas, Chapare, San Julián) han ocasionado<br />

presiones sistemáticas sobre diversas especies de la fauna silvestre, en especial<br />

las de mayor biomasa y que dan mayor aporte proteínico al cazador. Una<br />

de los efectos más notorios de la sobrepresión de caza son los vaciamientos de<br />

fauna, comunes en la mayoría de las regiones con regular ocupación humana. 117<br />

Los pobladores y cazadores de estas regiones reportan, de forma reiterativa, la<br />

reducción de la disponibilidad de fauna silvestre, lo cual se traduce en jornadas<br />

cada vez más largas de cacería, hasta zonas muy alejadas, incluyendo el interior<br />

de algunas áreas protegidas, o incluyendo cambios en la alimentación, por ejemplo<br />

recurrir más a la pesca, incluso la compra de carne o charque vacuno. 118<br />

Muchas especies de fauna que figuran en las listas de amenaza, son parte de<br />

los fenómenos de vaciamiento, que implica dos procesos: a) la declinación de<br />

las poblaciones animales en una región, por abatimiento de la caza, por huída o<br />

por migración en busca de mejores ofertas de hábitats y recursos, b) la retracción<br />

del rango de distribución geográfica, que implica procesos de extirpación local o<br />

desaparición de la especie, o extrema rareza, en zonas donde antes era común,<br />

lo cual, además de huida y abatimiento, puede implicar la modificación drástica<br />

117 Ojasti 2000; Ribera 2000 a; Fragoso 1997.<br />

118 Ribera y Rocha 2003.<br />

469


470<br />

de los ecosistemas y pérdida de hábitats. Un caso ejemplificador puede ser el de<br />

la vicuña que a inicios de la colonia fue reportada incluso en las partes altas que<br />

rodean la ciudad de La Paz, luego a inicios del siglo XX comenzó a desaparecer<br />

de una gran parte del Altiplano central y hacia 1960 sólo podía ser encontrada<br />

en pequeños números en regiones alejadas como Ulla Ulla, Mauri o San Pablo de<br />

Lipez.<br />

Es necesario poner en relevancia, la importancia de la fauna como recurso fundamental<br />

para la reproducción y supervivencia de numerosas familias y comunidades<br />

indígenas y campesinas. 119 Por ejemplo, en el país, se ha puesto en evidencia<br />

la enorme relevancia que tiene el manejo de la fauna para los Sirionó dentro de<br />

las dinámicas de consolidación de su territorio. 120 Los vaciamientos de fauna significan<br />

desde esta perspectiva social, un efecto drástico de menor disponibilidad de<br />

recursos y proteína para la gente local, lo cual afecta la seguridad alimentaria y la<br />

estructura de los sistemas productivos e incluso la pervivencia de la base cultural<br />

de los pueblos indígenas (5, 15, 40). 121<br />

Los vaciamientos, sin embargo, tienen además otras connotaciones muy severas<br />

sobre la dinámica de los ecosistemas en los cuales estas ocurren y sobre la dinámica<br />

de las poblaciones de las especies afectadas.<br />

Los efectos de la cacería selectiva e intensiva de especies de biomasa mayor<br />

(“bocas o picos grandes”) que da lugar a un progresivo vaciamiento de primates,<br />

tejones, jochis o agutíes, taitetues, meleros, loros, pavas, tucanes, etc., implica procesos<br />

de eliminación de los dispersores de semillas de un gran número de árboles.<br />

El efecto, a mediano y largo plazo, implica cambios en las composiciones florísticas<br />

y estructura de los bosques, los cuales poco a poco empiezan a mostrar un reemplazo<br />

y mayor abundancia de especies de árboles, cuyos dispersores son aves<br />

pequeñas o cuyas semillas se dispersan por el viento y agua. Estos aspectos están<br />

siendo comprobados en muchos lugares de la Mata Atlántica y la Amazonía. 122 En<br />

el caso del árbol de la castaña (Bertholletia excelsa), el éxito en la dispersión de los<br />

frutos y la regeneración natural parece estar basado en una especial interacción<br />

ecológica con roedores medianos conocidos como jochis o pacas (Agouti, Dasyprocta),<br />

los cuales parten el duro coco con sus poderosos incisivos y esconden<br />

las semillas (almendras con cáscaras) en diversos puntos del piso del bosque. 123<br />

Muchas de estas semillas escapan de la predación del roedor y pueden germinar.<br />

En la actualidad, en muchas zonas de distribución de este magnífico árbol, se ha<br />

observado un alarmante vacío de las fases de regeneración natural más tempranas,<br />

situación que ha sido correlacionada con la también alarmante ausencia de<br />

estos roedores por efecto de la presión de cacería. 124 Esto implicaría que estaría en<br />

riesgo la continuidad de los inmensos rodales de castaña en muchas de las zonas<br />

de la Amazonía de Bolivia y Perú principalmente.<br />

Por otro lado en regiones tropicales donde se ha evidenciado una remoción de<br />

los grandes predadores como jaguares, pumas y ocelotes, se han visto incrementos<br />

inusitados de roedores grandes y medianos (tipo agutíes) que ocasionan una<br />

fuerte depredación de semillas de palmeras principalmente, afectando las fases<br />

de regeneración natural de varias especies. 125 Estos vaciamientos de depredadores<br />

félidos, pudieron también haber ocasionado la ausencia del factor controla-<br />

119 Antezana 2001; Ayres et al. 1991; Lehm 2004; Ribera 2000 b; Ribera y Liberman 2005.<br />

120 Townsend 1996, 1997; Lehm 2004.<br />

121 Balée 1989 ; Chicchón 1994 ; Lehm 2004.<br />

122 Tomhasca 2005.<br />

123 Ribera y Liberman 2005.<br />

124 Zuidema 2003.<br />

125 Tomhasca 2005.


dor en la cadena trófica e influir para que explosionen las poblaciones de roedores<br />

en la zona del Machupo, San Joaquín y Magdalena, que a su vez dio lugar a<br />

una dispersión del virus de la fiebre hemorrágica. 126 Por su parte los vaciamientos<br />

de presas como troperos, taitetúes o agutíes, ocasionan que grandes predadores<br />

como los jaguares recurran con mayor propensión a atacar al ganado.<br />

Los vaciamientos, también ejercen un efecto severo sobre la reducción de las<br />

tasas de renovación poblacional, ya que pueden afectarse los sex-ratios (proporción<br />

de machos y hembras), los encuentros entre machos y hembras pueden tornarse<br />

más raros. 127 De cualquier forma la caza selectiva en ciertas épocas, afecta<br />

hembras preñadas o con crías, lo cual deprime las tasas de renovación y de supervivencia<br />

de los juveniles. 128<br />

En relación a la supervivencia de las poblaciones mermadas de las especies afectadas,<br />

uno de los efectos onerosos más preocupantes, aunque poco atendidos o<br />

conocidos por no ser evidentes, es la pérdida o reducción de los niveles de riqueza<br />

genética o de germoplasma, es decir pérdida de genes de una población dada<br />

de seres vivos. 129 Si en una región dada, una población tiene 10.000 individuos y,<br />

por caza selectiva, desaparecen 3.000 individuos, esto incide de forma directa en<br />

una pérdida de riqueza genética o erosión, situación que implica la pérdida de<br />

germoplasma de dicha población animal, y por tanto se ha afectado el potencial<br />

de variabilidad. Otro ejemplo de erosión genética, se da a partir de procesos<br />

extractivos selectivos intensificados, como es el caso de la tala de los mejores<br />

árboles o individuos de mara u otra especie forestal valiosa, ocasionándose un<br />

“descremado” de la especie. Estas pérdidas de variabilidad por reducción poblacional<br />

ponen en riesgo a las especies a partir del fenómeno de “cuello de botella”<br />

y deriva genética (por ejemplo selección de ciertos genes indeseables) y eventualmente<br />

las sitúa en riesgo de extinción. En cualquier caso, significa una pérdida<br />

neta de información o diversidad genética. 130<br />

Las poblaciones pequeñas con escaso o ningún flujo genético constituyen el escenario<br />

ideal donde la deriva genética actúa con mayor fuerza, dando lugar a<br />

la fijación de alelos al azar y reduciendo la heterocigosis. 131 La teoría nos dice que<br />

la deriva genética es evolución que se produce como consecuencia del error de<br />

muestreo de la producción de un número finito de zigotos a partir de un conjunto<br />

de genes. Por azar, las frecuencias de alelos cambian de una generación a otra.<br />

La deriva genética se da con mayor efectividad en poblaciones pequeñas que<br />

grandes. A lo largo de muchas generaciones, la deriva inexorablemente da lugar<br />

a una pérdida de diversidad genética. Si algunos alelos fijados son deletéreos, la<br />

deriva ocasiona una reducción de la eficiencia (metabólica, fisiológica, reproductiva)<br />

de los individuos de la población. Este fenómeno desemboca en una depresión<br />

consanguínea. En poblaciones pequeñas y aisladas, todos los individuos<br />

están emparentados y no hay otra elección más que la cruza con un pariente.<br />

La disminución de los heterocigosis en poblaciones reducidas y aisladas (o metapoblaciones)<br />

y un aumento de la homocigosis, hace que los alelos deletéreos<br />

queden expuestos, lo cual puede dar lugar a los procesos de “cuello de botella”,<br />

en los cuales una población reducida tiene pocas probabilidad de sobrevivir, pues<br />

además de haber reducido su arsenal genético por la falta de heterocigosis, es<br />

muy vulnerable, especialmente si ocurren situaciones de mortalidad masiva por<br />

efectos climáticos, epidemias, hambrunas, etc.<br />

126 Canedo 2001.<br />

127 Smith y Smith 2001.<br />

128 Ojasti 2000.<br />

129 Pascual Trillo 1997.<br />

130 Kwiatkowska 2000.<br />

131 Freeman y Herron 2001; Jaksic 2001; Kwiatkowska 2000.<br />

471


472<br />

La acumulación de alelos recesivos deletéreos (o lastre genético) puede dar lugar<br />

a la extinción de poblaciones pequeñas. 132 Cuando la manifestación de las mutaciones<br />

deletéreas da lugar a una reducción del tamaño poblacional, la efectividad<br />

de la deriva genética aumenta. Por tanto, aumenta la velocidad y proporción<br />

de las mutaciones deletéreas que se fijan, lo cual nuevamente disminuye el<br />

tamaño poblacional, fenómeno que se denomina “disolución mutacional”.<br />

Toda esta consideración científica se resume en su expresión más drástica en el<br />

incremento de riesgo de extinción de las especies. Respecto a este efecto, desde<br />

luego el más terrible por su irreversibilidad, el país entero debería meditar que no<br />

son cosas lejanas, que sólo ocurren en la India o Madagascar. Ya tenemos experiencia<br />

en dicha materia, es decir las actuales generaciones en curso, ya hemos<br />

recibido el legado transgeneracional, de al menos tres extinciones, la chinchilla,<br />

el guanaco de altura y el humanto. Hemos estado a punto de ver extinguirse a la<br />

vicuña, la londra y el caimán negro. Aparentemente, no hemos aprendido de la<br />

historia, y estamos poniendo en la lista de “en peligro de extinción” a la puya, al<br />

quirquincho, al cóndor y al oso andino, a la paraba frente roja, etc.<br />

En cuanto a los impactos o presiones de degradación de los ecosistemas, éstos<br />

ocasionan a través de la fragmentación, efectos de pérdida de hábitats, 133 que<br />

pueden ser sitios de reproducción o nidificación, refugios, sitios de descanso o<br />

lugares con especial presencia de recursos, agua, etc. Además de la pérdida de<br />

hábitats, se produce una reducción del tamaño general del ecosistema, ingresando<br />

no sólo en el dilema del aislamiento biogeográfico, sino también en el del<br />

tamaño crítico de ecosistema, situación que afecta la distribución de recursos<br />

alimenticios, recursos claves (keystone) y espaciales (por ejemplo sitios reproductivos,<br />

madrigueras), pudiendo desembocar en la extinción local de poblaciones<br />

enteras de las especies más sensibles. Ya se ha dicho que las especies con requerimientos<br />

espaciales especialmente grandes predadores como jaguares o águilas<br />

harpías, se ven especialmente afectadas.<br />

Las presiones de caza hacia las zonas naturales que están poco o nada intervenidas,<br />

como el interior de áreas protegidas, significan afectar seriamente la dinámica<br />

fuente-sumidero, lo que implica deteriorar la “fábrica” que produce los nuevos<br />

reemplazos que son usados como recursos por la gente de las localidades. 134 Al<br />

mismo tiempo la caza en el sumidero (zonas accesibles a los poblados), tiene<br />

efectos generales sobre el flujo genético de las especies, puesto que impide el<br />

intercambio con otras zonas o masas boscosas no intervenidas. La degradación<br />

ecosistémica en amplias zonas tiene además un efecto de barrera, además del<br />

efecto de caza, dificultando aún más ese flujo de individuos y genes.<br />

La remoción de predadores por caza de control en una zona dada puede significar<br />

simplemente la constante apertura de nuevos nichos para nuevos merodeadores.<br />

El ganado es atractivo para nuevos predadores, que llegan a ocupar<br />

el lugar de los anteriormente removidos, generándose un círculo vicioso que significa<br />

el efecto de un progresivo y mayor deterioro poblacional de las especies<br />

de predadores. La remoción de predadores, significa un efecto de perturbación<br />

de las redes alimenticias y el debilitamiento de los mecanismos de control, por<br />

ejemplo de herbívoros o roedores, que a su vez afectan las cosechas o a la salud<br />

humana.<br />

132 Freeman y Herron 2001.<br />

133 Burel y Baudry 2002; Killeen 2007.<br />

134 Ojasti 2000; Townsend 1997.


Los efectos de la contaminación minera, hidrocarburífera, industrial, urbana o por<br />

pesticidas, sobre la vida silvestre, son prácticamente desconocidos. Incluso carecemos<br />

de suficiente información sobre sus efectos sobre la gente. Sin embargo, de<br />

alguna manera se podría suponer que algunas de las afectaciones detectadas en<br />

personas o el ganado doméstico, también ocurren en especies de la vida silvestre,<br />

especialmente mamíferos y hasta aves. Los herbicidas de uso tan popularizado en<br />

las regiones agrícolas en los últimos años, ocasionan efectos patológicos graves<br />

en seres humanos, como ser insuficiencia renal, fibrosis pulmonar, insuficiencia hepática<br />

y cáncer de piel. El glifosato y sus derivados, son la base para la fabricación<br />

de herbicidas de amplio espectro, no selectivo, utilizado para combatir malezas<br />

en tierras agrícolas. En general, existen muy pocos estudios sobre los impactos de<br />

los agroquímicos sobre la fauna silvestre, inclusive son muy escasos los estudios<br />

sobre las consecuencias en la salud humana. La escasa información difundida<br />

indica mayormente impactos en la ictiofauna y otros organismos acuáticos. 135<br />

En cuanto a los residuos sólidos, es crucial atender los efectos de la acumulación<br />

de restos orgánicos en zonas periféricas a poblados o ciudades, o en zonas de<br />

afluencia importante de turismo, lugares donde ciertas especies de fauna silvestre<br />

pueden allegarse (zorros, tejones, rapaces, roedores). Estas situaciones son la<br />

puerta abierta al riesgo de transmisión de enfermedades o intoxicaciones a la<br />

vida silvestre, dado que muchos de estos residuos ya están en fase de descomposición.<br />

La mala disposición de residuos peligrosos hospitalarios, ya ingresa en<br />

el terreno de la pesadilla. Por su parte, los plásticos además de afear el paisaje,<br />

generan otra serie de inconvenientes. Normalmente las bolsas u otros envases<br />

desechados como botellas, contienen restos de alimentos o bebidas, los cuales se<br />

descomponen y fermentan en el interior de estos envases, lo cual implica un riesgo<br />

de proliferaciones bacterianas que al ser liberadas, por ejemplo al agua, pueden<br />

afectar la salud humana o de los animales. En zonas rurales, los vertederos en las<br />

periferias de los pueblos, o en zonas naturales con afluencia masiva de turismo,<br />

las bolsas de plástico desechadas con restos alimenticios, pueden ser consumidas<br />

por diversas especies de fauna (zorros, felinos, aves) y ocasionarles severas patologías<br />

(infección, obstrucción intestinal) e incluso la muerte. Similar efecto pueden<br />

tener los envases industriales de alimentos y hasta el papel.<br />

REsPUEsTA (GEsTIóN AMBIENTAl, POlíTICAs, NORMAs E INsTITUCIONAlIDAD)<br />

En términos generales se puede afirmar, que considerando al menos las dos décadas<br />

pasadas, las respuestas desde el Estado hacia la problemática de la vida<br />

silvestre, han sido pocas y sin ninguna efectividad. Ha predominado en general una<br />

absoluta despreocupación, que ha ocasionado un vacío de intervención directa.<br />

Esto puede obedecer a muchos aspectos, y en primera instancia podrá ser atribuido<br />

a la debilidad normativa, a la poca eficiencia y capacidad de las instituciones o a<br />

la falta de alternativas productivas, etc.; sin embargo, la problemática de la vida silvestre<br />

es parte de la gestión ambiental y, es ahí donde posiblemente radica nuestra<br />

mayor debilidad y deficiencia. 136 La gestión ambiental en el país, se ha caracterizado<br />

por tener un desarrollo muy insuficiente, 137 a pesar de la cantidad de instrumentos<br />

normativos vigentes. 138<br />

Los sucesivos gobiernos han mostrado una marcada indiferencia hacia las temáticas<br />

ambientales y ecológicas (p.ej. conservación de la biodiversidad), las cuales<br />

135 Ibisch y Mérida 2003.<br />

136 Avellaneda 2007.<br />

137 Ribera 2007.<br />

138 Hernaiz 2002.<br />

473


474<br />

han sido interpretadas desde siempre por las corrientes neoliberales y capitalistas<br />

como simples obstáculos al desarrollo de los países y la expansión empresarial. 139<br />

Esta posición fue replicada en el país durante varios años a lo largo de sucesivos<br />

gobiernos, promoviendo una lógica desarrollista o economicista, basada en la<br />

preeminencia de los sectores minero, petrolero y forestal. Producto de esta falta<br />

de priorización de la temática ambiental como política de Estado, por varios años<br />

el país dio escasa atención al tema de los acuerdos y convenios internacionales<br />

más relacionados a temas ambientales y de conservación, incluidos los de la<br />

Agenda 21. Esto ha repercutido en varios aspectos, como la poca atención al<br />

fortalecimiento normativo o en lograr instituciones responsables, eficientes y con<br />

capacidades, cosa que a su vez ha dado lugar a que las acciones y mecanismos<br />

de control y fiscalización sean deficientes e insuficientes; 140 en tanto los problemas<br />

proliferan y se agudizan.<br />

Disposiciones legales acerca de la fauna<br />

En cuanto a la respuesta del Estado desde lo legal o normativo, es interesante<br />

realizar un recuento de las normas a favor de la protección de la vida silvestre a<br />

lo largo de muchos años como país, en el cual se puede observar que en realidad<br />

no hubo demasiados vacíos. 2<br />

Prohibición de matanza de vicuñas (DS s/n 1825), presidencia de Simón Bolivar.<br />

También menciona un premio por cada vicuña domesticada.<br />

Prohibición de la caza de chinchilla, vedas (DS s/n 1832), presidencia de Andrés<br />

de Santa Cruz.<br />

Prohibición de la caza de chinchilla (DS s/n 1850), presidencia de Isidoro Belzu.<br />

Prohibición de la caza de chinchilla (DS s/n 1863), presidencia de José María<br />

Achá.<br />

Prohibición de la caza y exportación de cueros de vicuña y chinchilla (DS s/n<br />

1920), presidencia de José Gutierrez Guerra.<br />

Prohibición de la caza de vicuña y se recomienda establecer criaderos para<br />

esta especie (DS s/n 1939), presidencia de Germán Busch.<br />

Creación del Parque Nacional del Bosque de Queñuas del Sajama (DS s/n<br />

1939), presidencia de Germán Busch.<br />

Prohibición de la captura y caza de la Garza Real (DS s/n 1939), presidencia<br />

de Carlos Quintanilla.<br />

Prohibición de la pesca de mauri, boga, humanto, karachi, ispi (DS s/n 1940),<br />

presidencia de Carlos Quintanilla.<br />

Prohibición de exportación de lana de vicuña (DS s/n 1950), presidencia de<br />

Mamerto Urriolagoitia.<br />

Prohibición de exportación de cueros crudos de caimán y lagarto (DS 5665.<br />

1960), presidencia de Victor Paz Estensoro.<br />

Permite bajo regulaciones la caza y exportación de caimán y lagarto (DS<br />

5902, 1961), presidencia de Victor Paz Estensoro.<br />

Prohibición de la caza de jaguar, felinos, hurones, boas, sicuri (DS 6885, 1964),<br />

presidencia de Victor Paz Estensoro.<br />

Prohibición de la exportación de cueros curtidos (sin procesamiento final) de<br />

caimán y lagarto (RS 133225, 1966), presidencia de Alfredo Ovando Candia.<br />

Regula la escala impositiva para el comercio interno e internacional de productos<br />

de caza y pesca (DS 8063, 1967), presidencia de Rene Barrientos Ortuño.<br />

139 Ribera 2007; García 1999.<br />

140 Ribera e Hidalgo 2003; Ribera 2007.


Prohibición de la explotación y comercialización de cuero y lana de vicuña<br />

(DS 8533, 1968), presidencia de Rene Barrientos Ortuño.<br />

Vedas del caimán y lagarto (RM 279. 1972), presidencia de Hugo Banzer Suarez.<br />

Prohibición de caza del taitetú, capihuara, venado (RM 441. 1972), presidencia<br />

de Hugo Banzer Suarez.<br />

Prohibición de caza en Parques Nacionales y Reservas equivalentes (RM 509,<br />

1972), presidencia de Hugo Banzer Suarez.<br />

Prohibición de la caza y captura del guanaco, taruca y venado (DS 11212,<br />

1973), presidencia de Hugo Banzer Suarez.<br />

Prohibición de la captura de fauna amazónica como parabas, tucanes, mutunes,<br />

garzas, cardenales (DS 11251, 1973), presidencia de Hugo Banzer Suarez.<br />

Prohibición de la captura de suri y ñandú o pio (DS 11253, 1973), presidencia<br />

de Hugo Banzer Suarez.<br />

Ley Forestal general de Bolivia (DL 11686, 1974), presidencia de Hugo Banzer<br />

Suarez.<br />

Ley de Vida Silvestre, Parques Nacionales, Caza y Pesca (DL 12301, 1975),<br />

presidencia de Hugo Banzer Suarez.<br />

Veda Total: Pejichi, chinchilla, oso, jaguar, puma, cóndor, garzas, flamencos,<br />

bufeos, caimán, boas, tortugas (DL 16605, 1979), presidencia de David Padilla<br />

Arancibia.<br />

Veda total, con excepción de 50.000 cueros de Caiman crocodylus a favor<br />

de ASICUSA (DS 21312, 1986), presidencia de Victor Paz Estenssoro.<br />

Veda total, con exclusión para investigación científica, productos terminados<br />

de especies de CITES I y cueros curtidos de pecaríes (DS 21774, 1987), presidencia<br />

de Victor Paz Estenssoro.<br />

Veda total e indefinida (DS 22641, 1990), presidencia de Jaime Paz Zamora.<br />

Hasta 1990 inclusive, se puede afirmar que la extraordinaria lista de normas para la<br />

regulación y control de la caza y uso de la vida silvestre nos demuestra que el problema<br />

no radica en la emisión de leyes y otras normas (aparentemente es la parte<br />

fácil), sino que la falla radica, por una parte en la aplicación de la norma por las<br />

instancias responsables y autoridades de gobierno y, por otra, en el cumplimiento de<br />

las normas por la sociedad, dualidad incumplida y que es una de nuestras mayores<br />

debilidades<br />

A mediados de los años 60, se reconoció a nivel internacional, que la única forma<br />

para regular el comercio de vida silvestre, era establecer un mecanismo legal obligatorio<br />

y global. De esta forma se crea la Convención sobre el Comercio Internacional<br />

de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres o sus Derivados (CITES), 141 la<br />

cual entró en vigencia a principios de los 70, con el fin de controlar el desordenado<br />

comercio de fauna y flora silvestre, neutralizar el tráfico y prevenir que especies en<br />

estado de conservación precario, ingresen en dicho comercio. Si bien Bolivia había<br />

suscrito la Convención CITES ya en 1973 y en mayo de 1979 ratificaba su adhesión a<br />

partir del Decreto Ley 16464, el proceso expoliativo de caza comercial continuó sin<br />

evidenciar cambios varios años después, existiendo casos probados de corrupción,<br />

al punto que el país fue sancionado en la quinta convención de partes realizada en<br />

Buenos Aires. Entre 1975 y 1985, las restricciones CITES y las presiones internacionales<br />

cobraron lentamente más fuerza en el mundo, existiendo una disminución de la intensidad<br />

del comercio mundial. Recién el año 1989, CITES comienza a ser aplicada<br />

con cierta rigurosidad en el país, aunque se realizaron denuncias sobre determina-<br />

141 Ribera 1996.<br />

475


476<br />

das autorizaciones de exportación de cueros de lagarto (Caiman yacare), que fueron<br />

cuestionadas. 142 De cualquier forma, se observó en esos años, una reducción de<br />

la cacería comercial en comparación a las décadas anteriores. Esto, obedeció a<br />

las estrictas medidas de control que ejercieron los países signatarios en los aeropuertos<br />

internacionales, y al colapso de los mercados internacionales abiertos e ilícitos,<br />

y no en función a las medidas de control interno. De cualquier forma el país ratifica<br />

nuevamente la Convención CITES en julio de 1991 a partir de la Ley No.1255. En la<br />

actualidad la autoridad administrativa de CITES radica en la Dirección General de<br />

Biodiversidad en La Paz, en tanto que la autoridad científica tiene base en Santa<br />

Cruz (Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado), situación que haría presumir<br />

procesos dificultosos de coordinación efectiva.<br />

Al amparo de la Convención CITES, en su apéndice I, están especies como el pequeño<br />

tití (Callimico goeldi), el pejichi (Priodontes maximus), la londra (Pteronura<br />

brasiliensis), el gato andino (Oreailurus jacobita), el jaguar (Panthera onca), el oso<br />

andino (Tremarctos ornatus), el cóndor (Vultur gryphus) todas las aras o guacamayos,<br />

todas las águilas y halcones. En el apéndice II, están especies como el chancho<br />

de tropa (Tayassu pecari) el taitatú (Tayassu tajacu) y el puma (Felis concolor).<br />

Se considera de una importancia estratégica radical, apoyar el fortalecimiento de<br />

esta Convención, puesto que es una de las únicas salvaguardas a favor de la vida<br />

silvestre, al menos reduciendo el riesgo de ampliación del tráfico al exterior, en momentos<br />

en que el resto de mecanismos de regulación al interior del país, están casi<br />

inoperantes.<br />

El año 1986 fue creado el Consejo Consultivo de Vida Silvestre (DS 21774) con el fin<br />

de apoyar y asesorar a los niveles de decisión del Estado sobre la política nacional<br />

de conservación de flora y fauna silvestre, emitir recomendaciones sobre estudios,<br />

proyectos, programas y convenios de investigación, así como la autorización o rechazo<br />

de solicitudes de exportación relacionadas con la Convención CITES. A través<br />

del decreto supremo 22641 de 1990, relativo a la veda general e indefinida, es<br />

ratificado bajo la composición de las instancias entonces vigentes, el Ministerio de<br />

Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente y la Dirección Nacional de Conservación de<br />

Biodiversidad, además del Museo Nacional de Historia Natural, El Instituto de Ecología<br />

de la UMSA y la Liga de Defensa del Medio Ambiente. El accionar de esta instancia<br />

siguió hasta los primeros años del 2000, cuando el gobierno en ese entonces<br />

ya no impulsó su accionar y el proceso de varios años simplemente desapareció. Al<br />

momento no se conocen iniciativas para reactivar esta instancia o conformar otra.<br />

A pesar de que en algún momento se cuestiono su actividad por motivos de funcionalidad<br />

y efectividad, con la anulación de facto de esta instancia, se ha dado un<br />

paso atrás.<br />

En años posteriores, con notable menor profusión que en décadas pasadas, se<br />

aprobaron leyes y normas relevantes para apoyar, al menos de forma indirecta, la<br />

gestión de conservación y manejo de la vida silvestre del país. El año 1992 es un<br />

hito por la emisión de la Ley General del Medio Ambiente (Ley 1333) que, entre<br />

otros aspectos, crea el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). El año 1994, se<br />

aprueba la Ley 1580, que ratifica el Convenio de Diversidad Biológica. El año 1996<br />

se aprueba la nueva Ley Forestal (Ley 1700), la cual tiene el mérito de haber ordenado<br />

el caos y la arbitrariedad en el otorgamiento de concesiones y permisos de<br />

aprovechamiento, elemento que como se vio, fue altamente atentatorio hacia la<br />

vida silvestre. El siguiente año, se emite el DS 24781 del Reglamento General de Áreas<br />

Protegidas, que contempla aspectos relevantes para la protección de la vida silvestre;<br />

adicionalmente se debe mencionar que todas las normas de establecimiento<br />

de las áreas protegidas de Bolivia, cuentan con elementos y salvaguardas a favor<br />

142 Urioste y Pacheco 2001.


de la vida silvestre. Un avance sustancial en cuanto la protección de la vida silvestre,<br />

fue la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y su posterior desarrollo, 143<br />

el cual a pesar de enfrentar un sinnúmero de dificultades económicas y de falta de<br />

apoyo del propio Estado del cual es parte, ha llegado a ser el único instrumento<br />

efectivo de protección del patrimonio natural. Parte de este logro es la conformación<br />

del Cuerpo Nacional de Guardaparques, que aunque suene reiterativo, a pesar<br />

de las limitaciones de apoyo, es un baluarte en la defensa de la naturaleza en<br />

el país. Casi en la misma línea, se habían conformado en los años 90, los cuerpos de<br />

Guardafaunas en diversas regiones de las tierras altas del país a partir de comunarios<br />

y autoridades locales en las regiones rurales, especialmente para brindar protección<br />

a la vicuña; sin embargo, una mala decisión de un ministro de turno, disolvió esta<br />

instancia comunal, lo cual nuevamente fue dar otro paso atrás.<br />

El año 1999, a través del DS 25458, se ratificó la veda de 1990, pero se incorporaron<br />

excepciones para el uso sostenible de algunas especies de fauna, que cumplan el<br />

requisito de poseer planes de manejo y uso sostenible.<br />

El año 1997 se emitió el DS 24529 del Reglamento para la Conservación y Manejo<br />

de la Vicuña (considerando áreas de manejo a Mauri - Desaguadero, Ulla Ulla y Sud<br />

Lípez), en tanto que el año 2006, se aprueba el DS 28593, que establece los mecanismos<br />

para la comercialización de la fibra de vicuña en su forma no procesada (bruta<br />

y descerdada) eliminando la restricción que obligaba la comercialización en paño<br />

o tela, aspecto que no coincide con las posibilidades reales de manejo tecnológico<br />

de las comunidades campesinas.<br />

El año 2002 se aprueban las leyes de ratificación de los Convenios RAMSAR y para la<br />

Conservación de Especies Migratorias, ambos estrechamente relacionados con la<br />

protección de la vida silvestre.<br />

En cuanto a intentos fallidos que buscaron promover el fortalecimiento directo<br />

e indirecto de la normativa para la protección, y manejo de la vida silvestre, se<br />

debe mencionar la propuesta de Ley de Biodiversidad con innumerables versiones<br />

desde 1993 a la fecha, la propuesta de Ley de Áreas Protegidas y las diversas<br />

versiones de reglamento de vida silvestre. En esta línea, un aspecto por demás<br />

crítico es el vacío de una norma en el nivel de reglamento, que regule y oriente<br />

específicamente los procesos de conservación y manejo de la vida silvestre. Al<br />

existir un vacío enorme sin una ley de biodiversidad, lo que queda en concreto, es<br />

el Decreto-Ley 12301 de 1976, que a claras vistas ya es obsoleto. Por su parte la Ley<br />

1333 tiene limitaciones, pues se concreta a hacer menciones genéricas sobre el<br />

tema, en tanto que el Reglamento de Áreas Protegidas tiene algunos elementos<br />

relevantes, pero su aplicación se circunscribe exclusivamente al interior de estas<br />

unidades de conservación.<br />

No faltaron, sin embargo, intentos para obtener un reglamento especial para la<br />

vida silvestre, existen versiones específicas tanto del 2001 como del 2003 y 2004,<br />

incluso existe una propuesta de reglamento de vida silvestre para su aplicación en<br />

las áreas protegidas. Sin embargo la escasa voluntad política y la incertidumbre<br />

para abordar estos temas en escenarios de efervescencia política, impidieron su<br />

tratamiento y emisión oficial. De manera que numerosos elementos relacionados<br />

a la protección de la fauna, en los cuales es urgente incidir, como las presiones del<br />

comercio ritual o folklórico, el tráfico interno de especies o el comercio de carne<br />

en las regiones, además de aspectos de manejo propiamente, no tienen asideros<br />

normativos prácticos.<br />

143 SERNAP 2001.<br />

477


478<br />

Pero volvemos al principio, ¿las salvaguardas derivadas de normas y leyes pueden<br />

asegurar la protección de la vida silvestre?, a claras vistas que no, si de tener normas<br />

se tratara, la problemática de conservación de la fauna silvestre no tendría<br />

la dimensión que tiene.<br />

Una de las manifestaciones más evidentes de la debilidad de una gestión ambiental,<br />

es la reducida capacidad operativa de sus instituciones responsables. 144 En<br />

las décadas anteriores a 1960, la responsabilidad sobre la vida silvestre recayó en<br />

diversas reparticiones supeditadas a los ministerios de agricultura o de hacienda.<br />

La Guardia Forestal de la Nación, con atribuciones sobre la vida silvestre, se creó<br />

recién en 1969; en los años 1970 se creó el Centro de Desarrollo Forestal (CDF),<br />

llegando a instruirse a partir de un decreto supremo, la conformación de Comités<br />

de Defensa de la flora y la fauna a nivel departamental, provincial y cantonal.<br />

Por demás es conocido el triste desempeño del CDF durante los nefastos años 70<br />

y 80. Recién el año 1993, oficialmente, tanto las áreas protegidas como la vida<br />

silvestre dejan el CDF y pasan a la Dirección Nacional de Conservación de Biodiversidad<br />

(DNCB), creada al interior de la Secretaria Nacional de Medio Ambiente;<br />

esta Secretaría sería reemplazada luego por el Ministerio de Desarrollo Sostenible.<br />

Durante varios años, la DNCB desempeñó el doble papel de regir sobre áreas<br />

protegidas y la vida silvestre, para pasar después a conformar durante muchos<br />

años y hasta la actualidad, la Dirección General de Biodiversidad, mientras que<br />

las áreas protegidas pasaban al SERNAP. Más allá del compromiso y empeño de<br />

toda la gente que ha trabajado en estas nuevas reparticiones del Estado, la falta<br />

de jerarquización y de apoyo tanto financiero como político, generan una reducida<br />

capacidad operativa, a lo cual se añade la falta de apoyo normativo sustancial<br />

(falta de la Ley de Biodiversidad y de un Reglamento de Vida Silvestre). Se<br />

suma a esto, el efecto de la centralización de poderes en instancias ministeriales<br />

crónicamente débiles, las cuales deben necesariamente subsidiar en las regiones<br />

a los entes prefecturales (Direcciones de Recursos y Medio Ambiente) que han<br />

adolecido tradicionalmente de una debilidad y desmotivación aún mayor.<br />

Fuera del marco normativo e institucional, una atención más efectiva de respuesta<br />

a la problemática de la vida silvestre se ha dado en otros ámbitos y tiene que<br />

ver con el incremento del estado de conocimiento de la vida silvestre. A pesar de<br />

las agudas limitaciones presupuestarias y de apoyo del Estado a las universidades<br />

e institutos de investigación, se han realizado importantes avances en aspectos de<br />

investigación y formación sobre la vida silvestre. Claros ejemplos derivan del accionar<br />

del Instituto de Ecología de la UMSA o el Instituto de Biodiversidad y Genética<br />

de la UMSS. El Centro de Datos para la Conservación (CDC, actualmente TRO-<br />

PICO) tuvo un rol importante en la sistematización y generación de información<br />

sobre vida silvestre. Años después, organizaciones internacionales como la Wildlife<br />

Conservation Society (WCS) han realizado sustanciales aportes, especialmente en<br />

el norte amazónico de La Paz, también destaca la organización Armonía y Bird<br />

Life Conservation, con su programa de áreas importantes para la conservación de<br />

aves en los Andes tropicales, o BIOTA en el tema de la conservación de flamencos<br />

y de predadores-caza de control, sólo para citar algunos casos. No se puede dejar<br />

de mencionar el prolífico trabajo de W. Townsend en temas de manejo comunitario<br />

de la fauna. Posiblemente éstas han sido las respuestas más relevantes en<br />

relación a la problemática de la vida silvestre.<br />

Destacan también algunas experiencias de manejo de vida silvestre orientadas a<br />

la sostenibilidad y la generación de beneficios para los pobladores locales, y que<br />

también han tenido desarrollo en algunas áreas protegidas (San Matías, TIPNIS,<br />

Apolobamba y Sajama). Destacan dos experiencias: El programa de aprovecha-<br />

144 Ribera e Hidalgo 2003.


miento sustentable del lagarto (Caiman yacare), y la esquila en vivo de la vicuña<br />

(Vicugna vicugna).<br />

El programa de aprovechamiento sustentable del lagarto (Caiman yacare), tiene<br />

un temprano origen el año 1995 cuando la Dirección Nacional de Conservación<br />

de la Biodiversidad, da inicio a un proceso de gestión a partir del Plan de Acción<br />

de la Vida Silvestre, donde el manejo sostenible del Caiman yacare era una de<br />

sus prioridades. A las evaluaciones previstas en el mencionado plan de acción,<br />

siguió la aprobación del Reglamento de Manejo del Lagarto (DS 24774 de 1997)<br />

que levantó la veda y permitía el aprovechamiento comercial de cueros de lagarto<br />

mediante un sistema de cuotas anuales de cosecha. Entre 1998 y 1999, se<br />

asignan cupos de captura para la especie en el Beni, con la participación de<br />

cuatro curtiembres; sin embargo estos procesos fueron cuestionados por la UICN<br />

y no fueron aprobados por el Consejo Consultivo de Vida Silvestre. 145 El año 2000,<br />

se aprobó por una resolución ministerial (RM 49/00) el Reglamento de Aprovechamiento<br />

del Lagarto. Los siguientes años se asignaron cupos de captura aprobados<br />

por el Consejo Consultivo de Vida Silvestre.<br />

El año 2001, dentro del programa departamental para el aprovechamiento sostenible<br />

del Caiman yacare en el Beni, se impulsa un proceso de evaluación poblacional<br />

y ecológica de la especie con miras a un aprovechamiento sostenible.<br />

Para el efecto se realizaron varios estudios, entre los cuales, el proceso metodológico<br />

para la definición de “ecoregiones” de captura y la asignación de cuotas<br />

de cosecha, así como las evaluaciones de la densidad poblacional de la especie,<br />

fueron arduamente debatidas, en función a las aparentes deficiencias que presentaba<br />

y el riesgo de sobrecaptura que podía existir para determinadas zonas.<br />

También, desde un inicio se advirtió el riesgo de que si no se fortalecían los sistemas<br />

de control y fiscalización a nivel central y en las regiones, el proceso podría culminar<br />

en vaciamientos locales y regionales del recurso especialmente en las tallas<br />

mayores de captura. En los años siguientes, el desarrollo del proceso, evidenció<br />

el accionar poco eficiente de las prefecturas de departamento (de Beni y Santa<br />

Cruz principalmente) en términos de adecuado control y fiscalización. A pesar<br />

de que los mayores beneficios han recaído en las curtiembres y empresas de comercialización,<br />

el concepto no deja de constituirse en una alternativa importante<br />

para generar ingresos a los grupos de indígenas y campesinos pobres de las diversas<br />

regiones, que en general, son los menos beneficiados del proceso. El proceso<br />

de manejo en áreas protegidas se inició en el ANMI San Matías (TCO Rincón del<br />

Tigre), aunque no estaba previsto inicialmente de esta manera. Posteriormente se<br />

elaboró un plan de manejo del lagarto para el TIPNIS el cual se encuentra en fase<br />

de ejecución.<br />

En cuanto al manejo de la vicuña, los censos realizados entre los años 2001 y 2004<br />

arrojaron la cifra cercana a 60.000 individuos en todo el país, se espera que en la<br />

actualidad esta cifra pueda ser algo más alta. Las regiones de mayor concentración<br />

de vicuñas son la región de Ulla Ulla en el ANMI Apolobamba, la región Mauri<br />

- Desaguadero (La Paz) y la región de San Pablo de Lípez - Esmoruco en Potosí,<br />

ocupando en total 99.700 km 2 de hábitat. Hasta el año 2005 existían aproximadamente<br />

16.000 vicuñas al interior de las áreas protegidas (24% del total): ANMI<br />

Apolobamba con más de 10.000, PN Sajama y su zona de influencia con 3.500,<br />

Reserva Eduardo Avaroa con 1.500, Reserva Cordillera de Sama con 500 y el resto<br />

se distribuye en otras unidades de protección. La Reserva Apolobamba y otras regiones<br />

de las tierras altas, ya tenía el año 2005, un importante stock almacenado<br />

de productos de diversas esquilas en vivo, a la espera de la norma que libere el<br />

comercio de la obligatoriedad del paño, situación que ha empezado a concre-<br />

145 UICN 2002.<br />

479


480<br />

tarse a partir del año 2007. Paralelamente al esfuerzo de las comunidades locales<br />

e instituciones, para favorecer el proceso de esquila en vivo y la comercialización<br />

legal de la fibra de vicuña, existe un mercado ilegal que implica la destrucción<br />

del recurso y que tiene manifestaciones abiertas e impunes en ferias como la 16<br />

de Julio de El Alto, donde se ofertan grandes volúmenes de fibra, cueros, paños,<br />

mantillas, etc. Podemos concluir en torno a este caso específico, que si bien por<br />

un lado se ven avances sustantivos, por otro se advierte una absoluta inacción e<br />

incapacidad de establecer el control, y esto ocurre desde 1825 a la fecha.<br />

CONClUsIONEs<br />

Desgraciadamente las condiciones actuales, que no son precisamente las de un<br />

escenario bueno, pueden empeorar al futuro, en especial si se mantienen la indiferencia<br />

estatal y la proyección hacia lógicas desarrollistas exentas de sensibilidad<br />

hacia el tema ambiental.<br />

Grandes riesgos o amenazas se ciernen, en especial relacionados a una degradación<br />

y devastación de los ecosistemas a gran escala, bajo dos elementos de incentivo<br />

y amplificación: las iniciativas IIRSA y la lógica agrobiocombustibles. 146 Esto<br />

implicará un incremento desmesurado de las fronteras agropecuarias del cultivo<br />

de soya, otras oleaginosas o caña de azúcar, sobre regiones todavía bien conservadas<br />

y sus ecosistemas críticos, al igual que sobre áreas protegidas y en especial<br />

sus zonas de influencia. 147 Relacionado a esto, se suma el riesgo de la implementación<br />

de megaproyectos hidroeléctricos tanto en nuestro territorio (p.ej. El Bala,<br />

Cachuela Esperanza, Baritú) como en el Brasil sobre el río Madera (Jirau y San<br />

Antonio), las cuales podrían generar enormes impactos en los ciclos de inundación<br />

(desde ya, perturbados por el cambio climático) en los ecosistemas y sobre<br />

muchas especies. Otro agente de riesgo hacia la vida silvestre, vía fragmentación<br />

y devastación de los ecosistemas, es el incremento de la colonización espontánea<br />

o dirigida hacia zonas naturales todavía bien conservadas (Norte de La Paz,<br />

Monte San Pablo, Guarayos, Paragua, Pando, bosque Chiquitano).<br />

También la contaminación ambiental se avizora como una amenaza sobre la vida<br />

silvestre, en especial en zonas que están experimentando la reactivación de la<br />

minería o donde se desarrolla una intensa actividad petrolera. La expansión de la<br />

agricultura a escala industrial, conlleva el riesgo de un mayor uso de plaguicidas.<br />

Entre las regiones especialmente sensibles, se ha identificado el enorme riesgo de<br />

contaminación por la explotación de energía geotérmica en la reserva Eduardo<br />

Avaroa, que afectaría la cuenca de la Laguna Colorada, la propia laguna y las<br />

poblaciones de flamencos.<br />

No se puede dejar de mencionar, a pesar de que ya es un elemento bastante popularizado,<br />

los impactos y efectos derivados del cambio climático. 148 Se prevé en<br />

los siguientes años un recrudecimiento de las grandes inundaciones en las tierras<br />

bajas o severas sequías en las Punas y el Chaco, que en general son elementos<br />

que ponen en jaque a muchas poblaciones de fauna. También se deben considerar<br />

los impactos sobre la disponibilidad hídrica, los cambios de vegetación y la<br />

composición florística en los ecosistemas, o la disponibilidad de recursos. 149 Todas<br />

estas situaciones afectarán a las poblaciones de la fauna silvestre, que ya se encuentran<br />

bajo presión.<br />

146 CSF 2007 a y b.<br />

147 CSF, 2007 a; Killeen, T. 2007.<br />

148 Velazques 2005; www.nationalgeographic.com<br />

149 Velazques 2005.


Foto 1 La caza de vida silvestre afecta a las especies amenazadas al reducir<br />

la posibilidad de sobrevivencia de las crías.<br />

Foto 2 Al no haber control, las festividades folklóricas ocasionan una<br />

depredación masiva de ciertas especies amenazadas de la vida silvestre<br />

Foto 3 Suris, flamencos, guacamayos, zorros, son las especies más afectadas<br />

por las entradas folklóricas<br />

481


482<br />

Foto 4 Suri o ñandú andino (Rhea pennata ), especie fuertemente amenazada<br />

Foto 5 Vicuña (Vicugna vicugna), especie en fase de recuperación y que ha empezado


Todos estos elementos, desafortunadamente sinergizados con los impactos de la<br />

caza en todas sus modalidades, podrán ejercer presiones extraordinariamente<br />

fuertes en los próximos años sobre la vida silvestre, al punto de que en la siguiente<br />

década podríamos lamentar varias extinciones, en especial si los mecanismos de<br />

respuesta de control y regulación, siguen manteniéndose con la misma debilidad<br />

e ineficacia que hasta ahora.<br />

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Créditos fotografías:<br />

Foto 1: M.O.Ribera - EBB<br />

Fotos2 y 3 Carmen Quiroga<br />

Fotos 4 y 5: Omar Torrico


El Jucumari<br />

por Robert B. Wallace<br />

El Jucumari, Oso Andino u Oso de Anteojos (Tremarctos ornatus) es el único miembro<br />

de la familia de los osos o Ursidae en Sudamérica y uno de los animales más<br />

grandes, carismáticos y simbólicos de la fauna boliviana. Para LI<strong>DE</strong>MA tiene particular<br />

relevancia, ya que representa el símbolo de la organización, pero más allá<br />

de eso, es también para muchos un embajador de los bosques montanos del país,<br />

tanto de los Yungas como de aquellos más secos de Chuquisaca y Tarija. Estos<br />

bosques nublados y accidentados, misteriosos e impenetrables, pero también tan<br />

amenazados a nivel continental, son el hogar de este gigante.<br />

Por muchos años, el comportamiento tan inconspicuo del oso y las condiciones<br />

de su hábitat hicieron que a nivel continental la información sobre este animal<br />

fuera realmente escasa. Sin embargo, en los últimos años una explosión de información<br />

sobre el jucumari ha permitido un conocimiento básico de su biología y<br />

- orgullo para los bolivianos - una buena porción de los avances han sido estudios<br />

con base en Bolivia.<br />

El jucumari se encuentra en<br />

Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia<br />

y Venezuela, con<br />

rumores de su presencia en<br />

el extremo de norte de Argentina.<br />

Entre Bolivia y Perú<br />

se encuentra alrededor de<br />

60% de su hábitat disponible<br />

a nivel continental, siendo<br />

los dos países vecinos<br />

particularmente importantes<br />

para la conservación<br />

de esta especie. Aunque<br />

existen reportes confiables<br />

de la presencia ocasional<br />

del jucumari en los bosques Foto 1 Autofoto del Jucumari en su habitat natural, el bosque nublado.<br />

amazónicos que colindan<br />

directamente con las últimas<br />

serranías de los Andes, es una especie andina con preferencia particular<br />

para los bosques montanos por encima de los 2000 metros sobre el nivel del mar.<br />

Los bosques montanos tropicales de Sudamérica son una de las regiones biogeográficas<br />

más amenazadas del mundo.<br />

En Bolivia hay registros recientes en el norte de La Paz, en las áreas protegidas de<br />

Apolobamba y Madidi, que demuestran una preferencia notable para los bosques<br />

nublados, como ceja de monte y bosque montano superior. 150 Sin embargo,<br />

también hay una presencia importante en el bosque montano mediano y las sabanas<br />

abiertas del páramo yungueño. Aunque su presencia ha sido confirmada<br />

en bosques montanos inferiores e incluso bosque de piedemonte, parece que<br />

éstos son hábitats menos importantes para el jucumari. También se ha confirmado<br />

150 Ríos-Uzeda et al. 2006<br />

489


490<br />

su presencia más al sur de La Paz, en los bosques montanos del Parque Nacional<br />

Cotapata y en los del Parque Nacional Carrasco en Cochabamba. 151 Eulert confirmó<br />

en 1995 la presencia del jucumari en el Parque Nacional Amboró, con una<br />

mayor frecuencia de uso de los bosques montanos inferiores y el bosque de piedemonte,<br />

de manera similar a otros sitios en Carrasco. 152 Más recientemente, se han<br />

hecho registros importantes en los bosques montanos más secos de Chuquisaca y<br />

Tarija. 153 Los datos mencionados confirman que Bolivia representa una importante<br />

porción de la distribución del jucumari a nivel continental y su presencia confirmada<br />

dentro de varias áreas protegidas de superficie importante (Apolobamba,<br />

Madidi, Carrasco, Amboró) es esperanzadora para sus perspectivas de conservación.<br />

Curiosamente y a pesar de que la familia Ursidae es miembro del Orden de los<br />

Carnívoros, el jucumari es considerado principalmente vegetariano, con una buena<br />

porción de su dieta basada en frutos y particularmente en la base de las hojas<br />

tiernas de una serie de especies de bromelias del género Puya. Estudios recientes<br />

han detallado la dieta del oso en la región de Parque Nacional Carrasco en<br />

Cochabamba 154 y también en el norte de La Paz dentro del ANMI Apolobamba<br />

y el PNANMI Madidi 155 , confirmando el patrón dominante de las bromelias en la<br />

composición de las heces colectadas hasta la fecha en Bolivia. Entonces está<br />

claro que las bromelias son muy importantes, aunque es también posible que las<br />

frutas estén siendo subestimadas, ya que es mucho más difícil recolectar heces<br />

dentro del bosque nublado que en el páramo yungueño donde prevalecen las<br />

bromelias.<br />

Si bien hay información sobre la distribución y dieta del oso andino en muchos de<br />

los países donde se encuentra la especie, hay mucha menos información sobre<br />

otros aspectos de su ecología y comportamiento, que también son necesarios<br />

para evaluar el estado de su conservación, como por ejemplo, datos relacionados<br />

a sus patrones de actividad, abundancia, movimientos y amenazas que enfrenta.<br />

En los últimos diez años una serie de estudios en el norte de La Paz han contribuido<br />

a paliar las deficiencias de información relacionada a estos aspectos.<br />

Susanna Paisley realizó el primer estudio de radio-telemetría del jucumari en el<br />

mundo, detallando los movimientos de dos osos en el valle de Pusupunku en el<br />

ANMI Apolobamba por un año. 156 El estudio reveló que los osos andinos son efectivamente<br />

diurnos, pero pueden tener breves periodos de actividad en la noche 157<br />

y también que por lo menos una vez en el transcurso de su vida son capaces de<br />

realizar movimientos de hasta 15 km en línea recta. 158 Críticamente, este estudio<br />

generó las primeras estimaciones de áreas de acción para esta especie (6,6 y 7,4<br />

km 2 para los dos machos estudiados). Desde entonces, nuevos datos del Ecuador,<br />

con un tamaño de muestra interesante de seis osos, sugieren que las áreas de acción<br />

del oso andino son más grandes; un promedio de 14,37 km 2 para hembras y<br />

66,62 km 2 para machos. 159<br />

Anteriormente, los investigadores extrapolaban valores de densidad de otras especies<br />

de oso para estimar las poblaciones de oso andino a nivel continental. 160<br />

151 Ríos-Uzeda 1999 para Cotapata; Vélez-Liendo 1999 y Azurduy 2000 para Carrasco.<br />

152 Rumiz et al. 1999.<br />

153 Vargas y Azurduy 2006; Vélez-Liendo, en preparación.<br />

154 Azurduy 2000; Vélez-Liendo y Azurduy 2000.<br />

155 Rivadeneira 2000; Paisley 2001; Villalpando 2002; Alvares y Palabral, en preparación.<br />

156 Paisley 2001; Rechberger et al. 2001; Paisley y Garshelis 2006.<br />

157 Paisley y Garshelis 2006.<br />

158 Rechberger et al. 2001.<br />

159 Castellanos 2004.<br />

160 Kattan et al. 2004.


Sin embargo, en la misma región de Apolobamba en Bolivia, la continuación de<br />

los estudios estableció claras preferencias de hábitat ya mencionadas y luego, utilizando<br />

trampas cámara y distinguiendo los diferentes individuos, se generó la primera<br />

estimación de densidad del oso andino en el mundo, de entre 4 y 6 osos por<br />

100 km cuadrados. 161 Esta estimación, aunque preliminar, es menor que la mayoría<br />

de las estimaciones de otras especies de osos anteriormente utilizadas y por lo tanto<br />

tiene fuertes implicaciones para la conservación del jucumari en el futuro.<br />

Además de la preocupación sobre el proceso de pérdida y fragmentación de<br />

hábitat para el oso andino, hay otras amenazas para esta especie que tienen que<br />

ver con conflictos con actividades agrícolas y ganaderas de las comunidades<br />

locales. Estudios realizados en Apolobamba con participación de comunidades<br />

locales han confirmado que el oso andino es una de las dos especies más importantes<br />

en términos de consumo de maíz en los chacos cercanos al bosque. 162 Un<br />

estudio con la participación de tres comunidades ha demostrado que las pérdidas<br />

medidas eran menores a lo esperado según entrevistas y también que una<br />

serie de medidas de mitigación no letales funcionaban para reducir los daños<br />

causados por los animales silvestres en general. 163<br />

En Apolobamba, las comunidades de los valles también identifican el oso andino<br />

como depredador ocasional de ganado, particularmente de vacas. 164 Recientes<br />

observaciones en Ecuador confirman que el oso andino puede atacar vacas y<br />

ovejas. 165 Las entrevistas y observaciones en Apolobamba sugieren que, aunque<br />

muy probablemente los osos atacan ocasionalmente vacas que no están siendo<br />

cuidadas, tienden a ser culpados por otras pérdidas de ganado causadas por<br />

enfermedades, accidentes y envenenamiento. 166 Las dos situaciones anteriores<br />

significan que, en por lo menos algunas porciones de su distribución, el jucumari<br />

está amenazado por la cacería furtiva.<br />

Sin embargo, es también relevante resaltar la importancia del oso andino o jucumari<br />

en la cultura de Bolivia y de las comunidades locales. Nuevamente, Paisley<br />

provee una línea base, detallando el rol del jucumari o ukuku en varios bailes folklóricos<br />

a nivel nacional y describiendo una serie de cuentos tradicionales de la<br />

región de Apolobamba sobre el jucumari. 167<br />

En resumen, los importantes avances en la última década en el conocimiento del<br />

oso andino confirman que el jucumari es una especie naturalmente rara y que requiere,<br />

incluso a nivel individual, grandes áreas espaciales para sobrevivir en una<br />

de las regiones más frágiles y vulnerables del continente. Para especies con grandes<br />

requerimientos espaciales, o “especies paisaje”, 168 además de la pérdida de<br />

hábitat, el problema de fragmentación del hábitat es un proceso bastante preocupante,<br />

porque afecta la posibilidad de conservar para el futuro, poblaciones<br />

relevantes de especies cuyas densidades son normalmente muy bajas. Recientes<br />

estudios de gabinete en el norte de su distribución continental han demostrado la<br />

relevancia de la fragmentación para el oso andino. 169<br />

El hábitat natural del jucumari es restringido comparando con aquél de especies<br />

de regiones más vastas como la Amazonia; y por lo tanto los procesos de planifi-<br />

161 Ríos-Uzeda et al. 2006, 2007.<br />

162 Paisley 2001; Morales 2003.<br />

163 Morales 2003.<br />

164 Nallar et al. 2002.<br />

165 Goldstein et al. 2006.<br />

166 Paisley 2001; Nallar et al. 2002; Wallace, obs. pers.<br />

167 Paisley 2001.<br />

168 Sanderson et al. 2002; Coppolillo et al. 2004; Painter et al. 2006.<br />

169 Kattan et al. 2004.<br />

491


492<br />

cación territorial para su conservación son aún más importantes. Una herramienta<br />

útil es el enfoque de especies paisajes 170 que ha sido utilizada en el norte de La<br />

Paz por la Wildlife Conservation Society. 171 Este enfoque reconoce las necesidades<br />

espaciales que tienen las especies paisaje, identifica las áreas de distribución<br />

que tengan mayor probabilidad de mantenerse como baluartes de conservación<br />

para las poblaciones, y busca asegurar que sean específicamente tomadas en<br />

cuenta en planes de conservación y desarrollo. 172<br />

Obviamente en muchos países, incluyendo Bolivia, las áreas protegidas forman<br />

la base de conservación para muchas especies, incluyendo especies con grandes<br />

requerimientos espaciales como el oso andino. Incluso, el Sistema Nacional<br />

de Áreas Protegidas (SNAP) cuenta con varias áreas protegidas de tamaño importante<br />

a nivel regional y por ende estas áreas tienen importancia más allá del<br />

ámbito nacional para la conservación de varias especies paisaje. 173<br />

En el caso específico del jucumari, las áreas protegidas más importantes a nivel<br />

nacional se encuentran en dos bloques continuos bajo protección, los que en<br />

conjunto forman áreas de tamaño significante para la conservación del oso. El primer<br />

bloque se encuentra en el norte del Departamento de La Paz, principalmente<br />

dentro y alrededor de los bosques montanos y páramo húmedo del ANMI Apolobamba<br />

y el PNANMI Madidi, pero también extendiéndose al sur a la RBTCO Pilón<br />

Lajas y también al norte hacia el PN Bahuaja-Sonene de Perú. El segundo bloque<br />

se encuentra en la zona de los Yungas, en el límite de Cochabamba y Santa Cruz<br />

y está conformado por el PN Carrasco y el PNANMI Amboró.<br />

Otras áreas protegidas del país también reportan la presencia del oso andino,<br />

pero en muchos casos son áreas de tamaño muy reducido para tener mucha<br />

relevancia para la conservación del jucumari, por ejemplo el PNANMI Cotapata<br />

o el ANMI El Palmar. Otros lugares como el TIPN Isiboro Securé tienen sólo una<br />

parte de su superficie con hábitat adecuado para el oso; en el caso de la RNFF<br />

Tariquía, ANMI El Palmar o PNANMI Iñao, éstos se encuentran en los bosques secos<br />

al extremo sur de su distribución, donde las densidades naturales esperadas<br />

para el oso son mucho menores.<br />

Recientemente, los especialistas de osos a nivel mundial, reunidos en México,<br />

han clasificado el oso andino como Vulnerable según las categorías oficiales de<br />

la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN).<br />

En este sentido, y considerando la situación a nivel nacional descrita arriba, hay<br />

varias recomendaciones para la conservación del jucumari en Bolivia en los<br />

próximos años:<br />

1)<br />

2)<br />

En los dos bloques más importantes identificados, se tiene que asegurar que<br />

las necesidades del oso andino sean específicamente contempladas en los<br />

planes de manejo de las áreas protegidas; y de manera integral en las diferentes<br />

unidades territoriales de los alrededores.<br />

En general, pero especialmente en las áreas protegidas más pequeñas y aisladas,<br />

hay que explorar las posibilidades de conservación en las unidades territoriales<br />

adyacentes.<br />

170 Sanderson et al. 2002; Coppolillo et al. 2004.<br />

171 Gómez 2004; Gómez y Wallace (a, b), en preparación; Peña, en preparación.<br />

172 Wallace 2006.<br />

173 Wallace 2006; Wallace et al. 2007.


3)<br />

4)<br />

5)<br />

6)<br />

7)<br />

En las áreas protegidas en el sur del país, se requiere más información sobre la<br />

distribución del oso andino y su ecología en general.<br />

En todas las áreas protegidas y áreas más importantes de distribución, se requiere<br />

urgentemente información sobre densidades y tamaños poblacionales.<br />

Las dos metodologías más apropiadas para estimar la abundancia son campañas<br />

organizadas de trampas cámaras174 y también estimaciones derivadas<br />

de información genética de heces y pelos recolectados en campo. Afortunadamente<br />

las capacidades para realizar estudios de genética de vida silvestre<br />

en el país están en incremento con el desarrollo del Instituto de Biología Molecular<br />

y Biotecnología de la Universidad Mayor de San Andrés.<br />

En términos de ecología, es prioritaria la realización de más estudios de telemetría<br />

o genética, que revelarán si los individuos utilizan grandes trechos altitudinales<br />

entre páramo yungueño y bosques de piedemonte, o si hay individuos<br />

que se especializan en bosques montanos superiores y otros en bosque montanos<br />

inferiores. Obviamente, la respuesta a dicha pregunta tiene importancia<br />

para determinar los requerimientos de conectividad para la conservación de<br />

la especie.<br />

Se requieren campañas locales de difusión sobre la situación del oso andino<br />

a nivel nacional e internacional, la importancia de áreas prioritarias para la<br />

conservación de la especie y el oso en la cultura andina. Dichas campañas<br />

también tienen que incluir explícitamente los problemas ocasionados por la<br />

convivencia del oso con las actividades productivas de las comunidades locales<br />

y difundir experiencias de manejo de estos conflictos.<br />

Finalmente, se requiere una difusión a nivel nacional sobre la situación del oso<br />

andino y la necesidad de enfocar esfuerzos hacia la conservación de su hábitat<br />

natural y el apoyo a las áreas protegidas del país, aprovechando la sensibilidad<br />

de la población hacia individuos de esta especie en cautiverio que ya<br />

están perdidos ecológicamente.<br />

Foto 2 Autofoto nocturna del Jucumari<br />

174 Ríos-Uzeda et al. 2007.<br />

493


494<br />

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en el Tercero Congreso de Mastozoología en Bolivia, Octubre 2007,<br />

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Fotos 1 y 2 Boris Ríos - WCS<br />

495


496<br />

Jaguares (Panthera onca)<br />

por Robert B. Wallace y Damián I. Rumiz<br />

El jaguar es el mayor de los félidos americanos, se distribuye desde el sur de los<br />

Estados Unidos de Norteamérica hasta el norte de Argentina, y está listado en<br />

el Apéndice I de CITES, por la fuerte disminución que sufrió en la segunda mitad<br />

del siglo pasado debido al comercio internacional de pieles. Si bien las restricciones<br />

de CITES redujeron la principal presión de cacería sobre la especie, ésta fue<br />

considerada globalmente como ‘vulnerable’ por la IUCN en 1990 y 1994, y permanece<br />

como ‘en peligro’ en la lista ESA de Estados Unidos. 175 En 2002 el grupo<br />

de especialistas de gatos 176 rebajó la categoría del jaguar de ‘vulnerable’ a ‘casi<br />

amenazada’ o NT en la lista roja debido a su amplia distribución y presencia en<br />

áreas protegidas, pero con la indicación que sus poblaciones están declinando y<br />

que con más datos sobre amenazas, como la destrucción del hábitat y la cacería,<br />

podría cambiar su estatus.<br />

En Bolivia, el intenso trampeo comercial para pieles de jaguar y otros gatos tuvo<br />

su auge en los años 60s y 70s. Con la caída del mercado internacional de pieles,<br />

la cacería disminuyó en los 80s y algunas poblaciones de fauna comenzaron a<br />

recuperarse. 177 A principios de los 80s el precio de una piel de jaguar en zonas<br />

rurales era bajo (U$ 5-10), pero igual la cacería deportiva, oportunista, o al servicio<br />

de ganaderos era importante, pudiendo representar una extracción anual de<br />

300-400 jaguares en Bolivia. 178 En 1990 la ley de veda prohibió en todo el país el uso<br />

de fauna silvestre que no tuviera fines científicos o de subsistencia. Por la limitada<br />

aplicabilidad de la veda igual continuó y aún existe cierto nivel de cacería de<br />

jaguares, aunque esta amenaza directa parece más bien la consecuencia inevitable<br />

de los procesos de deforestación, fragmentación de hábitats y agotamiento<br />

de las presas naturales que ocurre con la expansión agropecuaria. La magnitud y<br />

distribución de estos procesos, que destruyen o degradan el hábitat, puede examinarse<br />

en varios modelos geográficos del cambio de uso de la tierra, para así<br />

estimar la extensión útil o la ya inhóspita para el jaguar. Sin embargo, aún no es<br />

posible definir la aptitud e importancia de grandes áreas en estado intermedio de<br />

impacto, o de parches buenos pero pequeños y aislados, para la conservación<br />

del jaguar. 179<br />

En los últimos diez años ha habido un incremento extraordinario de información<br />

sobre el jaguar en Bolivia (ver sección de bibliografía) y Latinoamérica. 180 En base<br />

a esta información podemos afirmar que el conocimiento actual de la distribución<br />

es mucho más detallado que la situación resumida en los mapas publicados en<br />

base a colectas por Sidney Anderson. 181 Con la creación de una base de datos de<br />

distribución de mamíferos grandes y medianos de Bolivia, liderado por la Wildlife<br />

Conservation Society (WCS) y con participación del Museo de Historia Natural Noel<br />

Kempff Mercado, ya se tiene 355 registros en 80 localidades independientes para<br />

175 Species Survival Network (SSN) 2000.<br />

176 Cat Specialist Group (CSG), 2002.<br />

177 Ribera 1996.<br />

178 Tello 1986.<br />

179 Rumiz 2007.<br />

180 Sanderson et al. 2002; Marieb 2006.<br />

181 Anderson 1997.


Foto 1 Autofoto de Jaguar en el PN Madidi<br />

Foto 2 Autofoto de Jaguar en el PN Madidi<br />

497


498<br />

jaguar, sistematizados a nivel nacional. 182 La información indica que el jaguar está<br />

presente en las regiones de la Amazonía, Cerrado, Chiquitanía, Chaco, Sabanas<br />

del Beni, Pantanal y también en los bosques montanos de los Andes tropicales y<br />

subtropicales, hasta más o menos 2000 m snm. De los datos surge que varias localidades<br />

que hace diez o más años tenían jaguares, actualmente ya no los tienen,<br />

y que algunas ecoregiones tienen mayor riesgo de perder al jaguar de su lista de<br />

fauna. Resultados de encuestas también sugieren que en algunas áreas forestales<br />

certificadas, donde se aplica control de cacería y otras prácticas responsables,<br />

ahora hay más jaguares y fauna que antes, cuando se alimentaba al personal de<br />

la empresa con carne de monte.<br />

Por otro lado, en los últimos seis años una serie de estudios utilizando trampas cámaras<br />

han establecido estimaciones de densidad para el jaguar en cuatro ecoregiones<br />

del país (Amazonía, Chaco, Chiquitanía y Pantanal). 183 Resumiendo estos<br />

estudios, se puede resaltar que las estimaciones de densidad varían entre menos<br />

de 1 individuo a casi 6 individuos por 100 km 2 , confirmando la rareza natural de<br />

este carnívoro mayor. Con el desarrollo de la metodología de trampas cámaras<br />

y la experiencia nacional se hace visible la necesidad de muestrear un área<br />

suficientemente grande para permitir estimaciones realistas de la densidad del<br />

jaguar. Desafortunadamente a nivel nacional no hay estudios de telemetría del<br />

jaguar, lo cual representa un vacío importante de conocimiento y una prioridad<br />

de investigación en el futuro.<br />

Entonces está claro por un lado que el jaguar tiene una distribución amplia en<br />

Bolivia, pero por otro lado investigaciones recientes comprueban que es una especie<br />

con densidades muy bajas y requerimientos espaciales grandes, incluso<br />

para la supervivencia temporal de unos pocos individuos (cientos de km 2 ). Dada<br />

su baja densidad, se necesita un área de ambiente natural muy grande (miles<br />

de km 2 ) para mantener una población significativa sin peligro de que se extinga<br />

en un futuro cercano. En este sentido es importante considerar los procesos de<br />

desarrollo en el país que llevan a la destrucción y fragmentación de bosques, la<br />

exterminación de presas naturales y la cacería de los grandes felinos, como se<br />

ha observado con la expansión agrícola y ganadera en los alrededores de Santa<br />

Cruz de la Sierra. Es relevante mencionar el conflicto que enfrentan los jaguares y<br />

otras especies de grandes carnívoros por la depredación ocasional del ganado,<br />

pero que en muchos casos está sobrestimada y que casi siempre lleva a la persecución<br />

indiscriminada de los jaguares. Sin embargo, las estancias que mantienen<br />

abundantes presas naturales y hacen un manejo ganadero adecuado - principalmente<br />

en la época de pariciones - pueden reducir significativamente estas pérdidas<br />

y permitir la convivencia con el jaguar. 184 Esto es particularmente relevante<br />

en áreas de manejo integrado nacionales como las de San Matías, Otuquis y Kaa<br />

Iya, que incluyen grandes áreas de ganadería extensiva en Santa Cruz, y el ANMI<br />

departamental de Iténez en el Beni. También las Tierras Comunitarias de Origen en<br />

el Beni son particularmente extensas, tienen jaguares y son usadas en parte para<br />

la ganadería.<br />

Considerando lo mencionado, vale la pena resaltar la importancia de tres tipos<br />

de unidad de manejo importantes para la conservación del jaguar y otras especies<br />

de vida silvestre en el mapa jurisdiccional de Bolivia: Áreas Protegidas, Tierras<br />

Comunitarias de Origen y Áreas de Manejo Forestal. El Sistema Nacional de Áreas<br />

Protegidas (SNAP) cubre más de 17% del territorio nacional y varias de las 22 unidades<br />

tienen tamaños interesantes para la conservación de ‘especies paisajes’ o<br />

182 Wallace et al. en preparación.<br />

183 Wallace et al. 2003; Silver et al. 2004; Arispe et al. 2005a, 2007; Maffei et al. 2005; Ayala y<br />

Wallace, en preparación.<br />

184 Arispe et al. 2005b.


especies con grandes requerimientos espaciales. Para el jaguar podemos hablar<br />

de varias áreas individuales o bloques de áreas de particular importancia como<br />

por ejemplo, PN Noel Kempff Mercado (1.614.308 ha), PNANMI Otuquis (1.038.150<br />

ha), ANMI San Matias (2.987.788 ha), PNANMI Kaa-Iya (3.467.614 ha), RNVSA Manuripi<br />

(760.809 ha), TIPN Isiboro Securé (1.257.578 ha), el bloque de PN Carrasco<br />

y PNANMI Amboró (693.970 ha + 602.156 ha), y el bloque de PNANMI Madidi y<br />

RBTCO Pilón Lajas (1.876.945 ha + 385.850 ha). Dados los tamaños impresionantes<br />

y las condiciones de conservación presentes en los casos arriba mencionados,<br />

estamos hablando de una serie de potenciales baluartes de conservación para el<br />

jaguar, tanto a nivel nacional como también a nivel regional.<br />

En muchos casos, las mismas áreas protegidas tienen territorios indígenas o TCOs<br />

sobrepuestas (totalmente o parcialmente) o adyacentes, también de tamaño interesante<br />

y con visiones de desarrollo formalmente establecidos y compatibles<br />

con la conservación de la biodiversidad. Un total de 30,7% del territorio nacional<br />

está dentro de las TCOs, indicando la enorme importancia actual y potencial de<br />

estos espacios para la conservación de vida silvestre, incluyendo jaguares. Similarmente,<br />

otro gran porcentaje de la distribución del jaguar en Bolivia se encuentra<br />

dentro de áreas de manejo forestal, como concesiones empresariales, propiedades<br />

individuales, áreas comunales y/o municipales forestales, que suman más de<br />

7 millones de ha. De ellas, unos 2 millones han sido certificadas bajo estándares<br />

del Forest Stewardship Council, indicando que en su manejo se tienen en cuenta<br />

los aspectos ambientales; lo que puede significar otra pieza fundamental para la<br />

conservación del jaguar.<br />

En conclusión, el jaguar está amenazado a nivel regional y nacional por ser una<br />

especie naturalmente rara, con grandes requerimientos espaciales, haciéndolo<br />

vulnerable a pérdida de hábitat, fragmentación de la misma; y también al decremento<br />

en las poblaciones de sus presas naturales. Además, como es un carnívoro<br />

grande, tiene problemas tanto de conflictos con ganaderos como de cacería<br />

deportiva, practicada por personas rurales y urbanas, que lo perjudican directamente.<br />

Está claro que ha desaparecido de una buena porción de su distribución<br />

histórica a nivel regional - y que esta pérdida va a aumentar en el futuro. Sin embargo,<br />

si las Áreas Protegidas pueden lograr sostenibilidad social y financiera en<br />

Bolivia, y al mismo tiempo los territorios indígenas y áreas bajo manejo forestal pueden<br />

lograr condiciones mínimas de manejo, entonces los jaguares podrían contar<br />

con importantes baluartes para su conservación en el futuro.<br />

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Créditos de fotografías:<br />

Fotos 1 y 2 Guido Ayala - WCS


Gato andino y gato de la pampa<br />

por Ma. Lilian Villalba M.<br />

El gato andino Oreailurus jacobita es también conocido con los nombres comunes:<br />

huaña titi, gato rayado, gato zonzo, q’uita gato, titi, titi phisi, titi misi, osqhollo.<br />

185<br />

EsTADO <strong>DE</strong> CONsERvACIóN, AMENAzAs PRINCIPAlEs y UsO<br />

El gato andino es considerado como el felino con mayor grado de amenaza en<br />

América y uno de los menos conocidos a nivel mundial. Actualmente, se encuentra<br />

entre los cinco felinos más amenazados en todo el mundo. 186 La especie se<br />

considera endémica de la Provincia biogeográfica alto andina y su distribución<br />

está restringida a valles rocosos altos de los Andes de Argentina, Bolivia, Chile y<br />

Perú. Recientemente se han dado registros de la especie en la estepa andina del<br />

sur, en las provincias argentinas de San Juan y Mendoza, en esta última a 1900 m<br />

snm. 187<br />

En Bolivia se ha registrado la presencia del gato andino en algunas localidades<br />

alto-andinas de los Departamentos de Cochabamba, La Paz, Oruro y Potosí; hasta<br />

el momento no se tienen reportes sobre su presencia para la región de la Puna o<br />

Altiplano (3500 a 4000 m snm).<br />

Debido al poco conocimiento sobre esta especie, no se sabe aún cual es el tamaño<br />

actual de la población en ninguno de los países que habita; no obstante se<br />

considera que es reducida, que sus poblaciones se encuentran naturalmente en<br />

bajas densidades y que su distribución es naturalmente fragmentada. 188<br />

En Bolivia se han identificado 4 amenazas principales, las cuales en orden de importancia<br />

son: pérdida y fragmentación de hábitat, caza tradicional, reducción<br />

de presas y caza oportunista. 189 Un estudio sobre la genética de la especie que<br />

se está llevando a cabo en la actualidad, sugiere que las poblaciones de gato<br />

andino, en varias partes de su distribución, muestran una variabilidad genética<br />

reducida, lo cual puede estar afectando a la especie. 190<br />

Categoría UICN: Se considera En Peligro (EN) bajo el criterio C2a(i), lo que significa<br />

que el tamaño de la población total se estima en menos de 2500 individuos maduros,<br />

con tendencia a disminuir y que no existen sub-poblaciones que contengan<br />

más de 250 individuos maduros. Esta categoría es la segunda categoría de amenaza<br />

para las especies silvestres. Está incluida en el apéndice II de CITES. 191<br />

A pesar de las prohibiciones legales para proteger esta especie, el gato andino y<br />

el gato de las pampas (Oncifelis colocolo), ambos conocidos como titi, son cazados<br />

porque sus pieles son utilizadas por algunas comunidades aymaras y quechuas<br />

en ceremonias tradicionales relacionadas con el marcado del ganado doméstico<br />

185 Villalba et al. 2004.<br />

186 Nowell y Jackson 1996, Nowell 2002.<br />

187 Sccrochi y Halloy 1986; Sorli et al. 2006.<br />

188 Villalba et al. 2004.<br />

189 Alianza Gato Andino 2006.<br />

190 Cossíos, datos no publicados.<br />

191 Bernal, 1999.<br />

501


502<br />

(llamas y alpacas) o el inicio de la época de siembra, con la creencia que el titi<br />

les traerá abundancia, buena producción y bienestar para su ganado. 192 Pequeñas<br />

porciones de la piel del titi son también usadas en las denominadas “mesas”<br />

rituales. 193<br />

La caza para estos fines, así como aquella caza observada sin motivo alguno,<br />

unido a que el gato andino tiene una distribución muy restringida y específica a<br />

ambientes rocosos, hace que esta especie sea muy vulnerable. Esto se agrava si<br />

se considera que las leyes no son respetadas y que hasta el momento solamente<br />

se ha verificado la presencia del gato andino en cuatro áreas protegidas de<br />

Bolivia, el Parque Nacional Tunari, el Parque Nacional Carrasco (Cochabamba),<br />

el Parque Nacional Sajama (Oruro), en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional<br />

Apolobamba (La Paz) y en el área de influencia de la Reserva Nacional de<br />

Fauna Andina Eduardo Avaroa (Potosí). 194<br />

ACTIvIDA<strong>DE</strong>s PARA lA CONsERvACIóN <strong>DE</strong>l GATO ANDINO<br />

Actualmente existe una iniciativa multinacional, la Alianza Gato Andino (AGA -<br />

http://www.gatoandino.org) que se ha formado con el objetivo de coordinar y<br />

llevar a cabo diferentes actividades para la conservación de la especie. En octubre<br />

del 2004, AGA publicó el Plan de Acción para la conservación de la especie,<br />

donde se establecen tres líneas de acción principales para contribuir a la conservación<br />

del gato andino: investigación, educación y participación comunitaria, y<br />

apoyo a la gestión en la conservación a nivel local, regional y de áreas protegidas.<br />

En Bolivia se han obtenido avances importantes en el conocimiento de la especie,<br />

dado que hasta principios de la década de los 90 aun no se tenía información<br />

sobre la distribución de la especie e inclusive se confundía a la misma con el gato<br />

de las pampas. Con los estudios de distribución, también se ha logrado obtener<br />

información sobre la dieta, algunos aspectos de su ecología y se ha realizado el<br />

primer y único estudio sobre movimientos y área de acción de un ejemplar de<br />

gato andino, usando la técnica de radio telemetría.<br />

El estudio de especies como el gato andino, que son difíciles de ver y que tienen<br />

una distribución fragmentada, específica a cierto tipo de ambientes de no muy<br />

fácil acceso, a lo largo de la cordillera Andina, ha requerido por un lado unir esfuerzos,<br />

cooperar y compartir experiencias e información entre los investigadores y<br />

por otro, buscar medios y técnicas que faciliten el desarrollo de los proyectos.<br />

El trabajo con las comunidades locales es un componente importante para la<br />

conservación del gato andino; se vienen desarrollando actividades de difusión<br />

y educación, dirigida principalmente a niños y niñas de las escuelas que se encuentran<br />

dentro de las áreas protegidas o área de influencia, así como talleres<br />

de entrenamiento a profesores rurales para la aplicación de la metodología EEPE<br />

(Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela). La ejecución de los proyectos<br />

no hubiera sido posible sin el apoyo que se ha recibido de organismos externos<br />

y también del personal de las áreas protegidas involucradas.<br />

La investigación y las acciones educativas son todavía esenciales para la conservación<br />

del gato andino y gradualmente se están iniciando proyectos para apoyar<br />

el desarrollo de capacidades en áreas protegidas y en las comunidades locales.<br />

192 Villalba et al. 2004.<br />

193 Villalba y Bernal 1999, Yapu 2001, Núñez y Gallardo 2002.<br />

194 Villalba y Bernal 1999, Gallardo y Lucero 2006, Alfaro y Huaranca, datos no publicados; H.<br />

Ticona, com. pers.).


Foto 1: Foto con cámara trampa del gato andino<br />

Foto 2: Gato andino en su habitat de rocas y escarpas<br />

Foto 3: Uso de la especie en danzas tradicionales<br />

503


504<br />

El gato andino no es una especie dañina, pues no ataca ni al ganado doméstico<br />

(camélido u ovino) ni a aves de corral y en todo caso juega un papel ecológico<br />

muy importante en el control de las poblaciones de vizcachas y otros roedores<br />

pequeños al alimentarse de éstos. No obstante, su conservación aun no concita<br />

el interés genuino de las poblaciones locales que en general está más enfocado<br />

a proyectos de desarrollo o de conservación de especies silvestres que puedan<br />

generarles un beneficio directo.<br />

El gato andino puede ser una especie emblemática para la conservación de la<br />

biodiversidad alto andina, pues es fundamental encarar simultáneamente la conservación<br />

de esta especie con la conservación de los ecosistemas alto andinos,<br />

donde se encuentran otras especies de flora y fauna que también tienen problemas<br />

de conservación y algunas de ellas son un recurso importante para las<br />

comunidades locales. El ligar la conservación del gato andino y su hábitat con los<br />

intereses de las comunidades locales, a través de proyectos de uso sustentable es<br />

otro desafío que la Alianza se plantea.<br />

El gato de las pampas Oncifelis colocolo lleva los nombres comunes: uma titi,<br />

gato chaskoso, q’uita gato, titi, titi phisi, titi misi, osqhollo. 195<br />

EsTADO <strong>DE</strong> CONsERvACIóN, AMENAzAs PRINCIPAlEs y UsO<br />

El gato de las pampas es un felino algo más pequeño que el gato andino y de<br />

color amarillento; sin embargo es frecuentemente confundido con este último. El<br />

gato de las pampas tiene una distribución más amplia que el gato andino, ocupa<br />

una mayor variedad de hábitats y su aspecto varía en las diferentes partes en las<br />

que se encuentra distribuido. Está asociado principalmente a hábitats con pajonales,<br />

arbustos y bosques abiertos, tanto de las tierras bajas como altas de Ecuador,<br />

Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. 196<br />

En Bolivia se tiene reportes para las zonas bajas, para el Altiplano y región alto andina,<br />

sin embargo es poco lo que se conoce sobre su biología y ecología. Un estudio<br />

llevado a cabo con base a entrevistas por Villalba y Bernal en 1999 menciona<br />

la presencia de esta especie en varias localidades altiplánicas o alto andinas de<br />

los departamentos de Cochabamba, La Paz, Potosí, Oruro y Tarija.<br />

No se sabe con certeza el estado en que se encuentran las poblaciones de esta<br />

especie, pero se considera que la caza y la alteración de hábitat podrían ser los<br />

principales factores de amenaza, aunque su distribución se encuentra menos restringida<br />

y no es fragmentada como ocurre con el gato andino.<br />

En la zona del altiplano y la región altoandina, la caza se da principalmente para<br />

usar la piel de la misma manera que se hace con el gato andino, aunque en algunas<br />

localidades del altiplano paceño se ha reportado que el gato de las pampas<br />

ataca al ganado ovino.<br />

El uso de las pieles de felinos y otra fauna, para usos tradicionales es al parecer una<br />

gran amenaza para estas especies. En el “mercado de las brujas” en la ciudad de<br />

La Paz, en un solo día se contaron 20 pieles de gato de las pampas y a una piel<br />

de gato montes (Oncifelis geoffroyi), jaguar (Panthera onca), ocelote (Leopardus<br />

pardalis) y puma (Puma concolor). 197<br />

195 Villalba y Bernal 1999.<br />

196 Nowell y Jackson 1996.<br />

197 Sanderson, com. pers.


En Bolivia, como toda especie silvestre se encuentra protegida y su caza está prohibida.<br />

A nivel internacional se encuentra dentro del Apéndice II de la CITES y la<br />

UICN clasifica a esta especie como Casi Amenazado en las listas rojas del 2002; sin<br />

embargo en la evaluación del año 2000 estaba considerado como de Preocupación<br />

Menor. 198<br />

La información que se ha generado sobre esta especie, proviene básicamente<br />

de los esfuerzos que se vienen realizando para el estudio del gato andino. Ambas<br />

especies son simpátricas en la región altoandina y los registros que se tiene de<br />

presencia de gato de las pampas en esta zona es siempre mayor, comparada<br />

con la que se obtiene de gato andino. Es muy posible que el gato de las pampas<br />

se encuentre en mejor situación que el gato andino, sin embargo es importante<br />

desarrollar acciones orientadas a mejorar el conocimiento de esta especie, de<br />

manera que nos permita tomar adecuadas medidas para su conservación.<br />

Bibliografía<br />

Alianza gato andino. 2006. Informe IV Taller Internacional para la Conservación del<br />

Gato Andino. Abril 4-8, 2006. La Paz – Bolivia. 11p.<br />

Bernal, N. 1999. Capítulo Mamíferos. En J. Sarmiento, Ed. Plan de acción para las<br />

especies amenazadas de Bolivia. Diagnóstico. Museo Nacional de Historia<br />

Natural. La Paz, Bolivia.<br />

Gallardo, G. y A. Lucero. 2006. Avances en el conocimiento del gato andino<br />

(Oreailurus jacobita) en el Parque Nacional Sajama. Póster presentado al II<br />

Congreso de Mastozoología en Bolivia. La Paz, Mayo 17 al 19, 2006.<br />

Nowell, K. 2002. Revision of the Felidae Red List of Threatened Species. Cat News 37:4-6.<br />

Nowell, K. y P. Jackson. eds, 1996. Wild Cats. Status Survey and Conservation Action<br />

Plan. IUCN/SSC Cat Specialist Group. IUCN. Gland, Switzerland.<br />

Núñez, A y G. Gallardo. 2002. Distribución de tres especies de felinos: gato andino<br />

(Oreailurus jacobitus), gato de las pampas (Lynchailurus pajeros) y oskollo<br />

(Oncifelis geoffroyi) en Bolivia. Informe no publicado para la Iniciativa Multinacional<br />

para Determinar la Situación del Gato Andino y las Prioridades<br />

para su Conservación. Cat Action Treasury - COCGA. La Paz, Bolivia.<br />

Scrocchi, G.J., y S.P. Halloy. 1986. Notas sistemáticas, ecológicas, etológicas y biogeográficas<br />

sobre el gato Andino, Felis jacobita Cornalia (Felidae, Carnívora).<br />

Acta Zoológica Lilloana XXXVIII, 2:157-170.<br />

Sorli L.E. Martinez F.D., Lardelli U. and Brandi S. 2006. Andean cat in Mendoza, Argentina<br />

– Further south and at lowest elevation ever recorded. Cat News 44: 24.<br />

Villalba L. and N. Bernal. 1999. Distribución y estado actual del gato Andino<br />

(Oreailurus jacobita) en Bolivia. Informe Final a Cat Action Treasury. La Paz,<br />

Bolivia. 12 pp.<br />

Villalba, L., Lucherini, M., Walker, S., Cossios, D., Iriarte, A., Sanderson, J., Gallardo,<br />

G., Alfaro, F., Napolitano, C., y C. Sillero-Zubiri. 2004. El gato andino: Plan de<br />

acción para su conservación. Alianza Gato Andino. La Paz. Bolivia.<br />

Yapu, F. 2001. Memorias del Titikaka. Cosmovisión y leyenda del Lago Sagrado. La<br />

Paz, Bolivia.<br />

Créditos fotos:<br />

Foto 1 PGA-Khastor; L Villalba, E.Delgado<br />

Foto 2 PGA-Khastor; E.Delgado, M.Berna, L.Villalba<br />

Foto 3 PGA-Bolivia Nuria Bernal<br />

198 Nowell 2002<br />

505


506<br />

Depredación de ganado<br />

y conservación de fauna silvestre<br />

por Luis F. Pacheco, Rosario Arispe, Giovana Gallardo,<br />

Rodolfo Nallar y Ximena Velez-Liendo<br />

Si bien los animales domésticos son víctimas de ataque por varios grupos de animales<br />

(caimanes, serpientes, aves rapaces y mamíferos varios), aquí nos centraremos<br />

en el problema de la depredación de ganado mayor (ovino, vacuno,<br />

caprino, camélido, equino y porcino) por carnívoros. No nos ocuparemos de la<br />

depredación de aves de corral y mamíferos pequeños (conejos y cuises), pues<br />

este tema ha recibido muy poca atención de los investigadores. En Bolivia, los<br />

carnívoros involucrados en este conflicto pertenecen a tres familias: Ursidae, con<br />

el único representante en Sudamérica, el jucumari (Tremarctos ornatus), Canidae<br />

y Felidae.<br />

El jucumari ataca vacunos y camélidos en la zona de ceja de montaña (Yungas y<br />

Bosque Tucumano Boliviano), además de atacar cultivos, especialmente de maíz.<br />

Entre los cánidos, el problema más conocido se da en tierras altas y el responsable<br />

es el zorro (Pseudalopex culpaeus), que ataca ganado ovino, caprino y juveniles<br />

de camélidos, hasta el año de edad. En cuanto a los felinos, sólo nos referiremos al<br />

problema causado por el puma (Puma<br />

concolor) tanto en tierras bajas como<br />

altas de Bolivia y el tigre o jaguar (Panthera<br />

onca) en la zona de llanuras bajas<br />

tropicales. Estos dos félidos de gran<br />

tamaño atacan ganado de todo tipo<br />

y edad.<br />

Este artículo no debe tomarse como<br />

una revisión bibliográfica (por ello van<br />

pocas citas), sino como una presentación<br />

del problema, especialmente<br />

dirigida a gente fuera del ámbito de<br />

la investigación, y escrita con base en<br />

experiencias nacionales y del exterior.<br />

El COMIENzO <strong>DE</strong>l CONFlICTO<br />

La depredación de carnívoros sobre otras especies es un acontecimiento natural,<br />

que actúa como control de poblaciones de herbívoros; sin embargo en algunas<br />

ocasiones puede convertirse en un acontecimiento dañino para los ganaderos. 199<br />

En Bolivia, el ser humano ha sido víctima de la depredación de su ganado por<br />

carnívoros desde antes de la colonia; al menos en las tierras altas del país, donde<br />

los camélidos domésticos han coexistido con puma y zorro por siglos antes de la<br />

llegada de los europeos. Los pueblos de las tierras bajas no poseían ganado antes<br />

de la llegada de los europeos, por lo cual el problema probablemente comenzó<br />

con la introducción de ganado a esas tierras. Si bien es posible suponer que la depredación<br />

por puma y zorro era vista como algo natural por parte de los primeros<br />

ganaderos de camélidos, es difícil pensar que fuera aceptada como algo contra<br />

lo cual no debía lucharse.<br />

199 Wade y Bowns, 1997.<br />

Foto 1. Jaguar devorando una presa


En todo caso, tanto en las tierras bajas como en las tierras altas, es posible que el<br />

conflicto real haya comenzado recién hacia fines del siglo XX, cuando las actividades<br />

de conservación se contrapusieron a las formas “tradicionales” de manejar<br />

el problema por parte de los ganaderos. Esto debe haber tenido su inicio dentro<br />

de áreas protegidas, por cuanto refieren los propios ganaderos, quienes gustan<br />

de comentar sobre las “ridículas pretensiones” de los conservacionistas en sentido<br />

de que no maten a los carnívoros, aun cuando éstos amenacen su ganado y, por<br />

tanto, su fuente principal de ingresos.<br />

Este problema puede haberse incrementado por el cambio de prácticas culturales,<br />

principalmente ligado a la menor inversión en el cuidado y manejo de ganado<br />

debido a otras ofertas e incentivos económicos y sociales asociados a un estilo de<br />

vida más urbano. 200 Así, es muy posible que el problema de depredación de ganado<br />

por carnívoros se haya tornado en un conflicto de cuidado desde el punto de<br />

vista de la gestión ambiental, por el propio accionar del ser humano en relación a<br />

las actividades de control practicadas por los ganaderos. Sería muy interesante e<br />

ilustrativo identificar regiones donde se haya eliminado totalmente a los carnívoros<br />

depredadores de ganado, por medio de cacería por ganaderos. Lo más probable<br />

es que, si existen, esos lugares deben ser muy pocos. Es más probable que los<br />

carnívoros hayan dejado de habitar algunas regiones por causa de la destrucción<br />

de su hábitat o por falta de presas, que ésas sí parecen haber sido diezmadas por<br />

el ser humano (i.e. tarukjas, guanacos, vicuñas, ciervos, gamas, troperos).<br />

Como ejemplo concreto, la gente del PN Sajama indica que el problema con el<br />

puma se volvió muy importante (por el efecto negativo en su economía) a partir<br />

de los años 1993-94. Esta fecha coincide con el establecimiento de una administración<br />

en el parque. Dado que, según los propios habitantes del PN Sajama, los<br />

conservacionistas llegaron prohibiendo la caza de pumas y zorros, - entre otras<br />

cosas que la gente siempre había hecho sin permiso de nadie. Luego llegaron los<br />

proyectos ligados a la existencia del área protegida, pero siempre enfatizando la<br />

importancia de la conservación de puma y zorro (entre otras especies, claro). De<br />

esa manera, la gente veía a la conservación como una actividad que beneficiaba<br />

a los enemigos de su ganado, lo cual se percibe muy mal, si podemos ponernos<br />

en el lugar de los ganaderos. De manera similar, el recelo de los ganaderos de<br />

tierras bajas hacia la conservación de los carnívoros probablemente comenzó en<br />

las estancias dentro de áreas protegidas, para luego expandirse a toda la región.<br />

Con seguridad, el cambio en patrones de uso de la tierra, resultado de migraciones<br />

del campo a la ciudad, han contribuido a que la depredación de ganado<br />

por carnívoros silvestres, antes aceptada como algo que debía considerarse en<br />

las cuentas, sea vista actualmente como algo incontrolable y de lo cual son culpables<br />

los conservacionistas.<br />

RAzONEs PARA EsTUDIAR EsTE CONFlICTO<br />

Leyendo el anterior acápite, cabría preguntarse para qué molestarse con este<br />

tema, si se piensa que los carnívoros no han sido afectados por la cacería por<br />

parte de ganaderos. Si bien esto puede haber sido cierto hasta hace poco, el crecimiento<br />

poblacional en el país, así como el cambio en las formas de controlar el<br />

problema y el hecho de que la destrucción del hábitat ha afectado directamente<br />

a los carnívoros, disminuyendo la probabilidad de que la cacería de control siga<br />

sin afectar a los carnívoros, nos volcó a estudiar el fenómeno. Creemos que este<br />

conflicto puede afectar fuertemente las poblaciones de carnívoros en un futuro<br />

cercano, e incluso eliminarlos localmente, si no se toman medidas para mitigarlo,<br />

de manera que el ganadero pueda aceptar la presencia de estas especies en<br />

200 Oetting et al. 2001.<br />

507


508<br />

sus campos, que cubren extensas zonas del hábitat de especies como jaguar,<br />

jucumari, puma y zorro. Los amplios requerimientos de hábitat por parte de estas<br />

especies de carnívoros hacen necesario incluirlos en los cálculos de hábitat disponible<br />

en las zonas ganaderas, ya que las áreas sin actividad humana son muy<br />

pequeñas como para asegurar la conservación de dichas especies. En resumen,<br />

necesitamos hacer de los ganaderos aliados y no enemigos.<br />

AlGUNAs CIFRAs A NIvEl NACIONAl<br />

El CAsO <strong>DE</strong>l JUCUMARI y sU CONFlICTO CON El GANADO<br />

Si bien el conflicto principal del jucumari con el ser humano es su ataque a los cultivos<br />

de maíz, también se ha comprobado en campo que esta especie depreda<br />

sobre ganado vacuno y camélido. 201 Información recogida en talleres comunales<br />

en Pelechuco indica que entre 1997 y 1999, el jucumari depredó 70 reses. 202 Para<br />

los años 1999 al 2002, el cóndor habría sido el responsable de la muerte de 249 bovinos<br />

(crías de 1 a 5 meses) y 2 camélidos; seguido del jucumari con 197 vacunos<br />

y 1 caballo. 203 Las comunidades del municipio de Curva mencionaron al jucumari<br />

como animal dañino, pero no lo responsabilizaron de pérdidas de ganado. 204<br />

Probablemente sus hábitos omnívoros hacen que los ataques del jucumari al ganado<br />

sean generalmente casuales, aunque la gente en el campo y evidencias<br />

anecdócticas indican que los jucumaris que atacan una vez podrían hacerlo con<br />

mayor frecuencia después. Los ganaderos del PN ANMI Cotapata han eliminado<br />

al menos tres jucumaris en los últimos ocho años, e indican que después de matar<br />

al oso, la depredación cesó por un tiempo.<br />

El PUMA y El zORRO EN El AlTIPlANO<br />

Al parecer, los problemas de depredación de ganado por zorro están ampliamente<br />

distribuidos por las zonas altas y cabeceras de valle en Bolivia, coincidiendo con<br />

la distribución de este cánido. De manera similar, el puma parece causar daños al<br />

ganado dondequiera se encuentre. La diferencia es que el puma ya no está tan<br />

ampliamente distribuido como el zorro. La destrucción del hábitat y la alta densidad<br />

de población humana parecen haber alejado al puma hacia las partes más<br />

altas y solitarias de la Cordillera de los Andes.<br />

En el Parque Nacional Sajama los daños por puma y zorro estimados por los ganaderos<br />

consultados ascienden a 1254 camélidos (llamas y alpacas) y 598 ovejas<br />

para el periodo 1995 a 1998. 205 Este mismo autor indica que, proyectando esas<br />

cifras al total de ganaderos de la zona, los números alcanzarían 2500 cabezas de<br />

camélidos y 854 ovinos. Un estudio de la dieta del puma en el PN Sajama apoyó<br />

esas estimaciones, calculando las necesidades de presas de una población de<br />

10 pumas adultos. 206 Se ha estimado, sin embargo, que la muerte de ganado por<br />

enfermedades puede llegar a ser 2-6 veces mayor que aquella producto de la<br />

depredación. 207<br />

En Apolobamba, el animal que genera mayor impacto por depredación en las<br />

comunidades de la 2ª sección municipal de Curva es el zorro, que depredó 633<br />

201 Morales 2003.<br />

202 Goldstein 1999.<br />

203 Nallar et al. 2002.<br />

204 Gómez et al. 2002.<br />

205 Ribera 1999<br />

206 Pacheco et al. 2004.<br />

207 Zacari y Pacheco 2005.


camélidos y 255 ovinos entre 1999 y 2002. El puma, por su parte, atacó 140 camélidos,<br />

41 caballos y 39 vacunos. 208 En el municipio de Pelechuco, el puma depredó<br />

44 vacunos, 58 camélidos y 2 equinos. 209<br />

El JAGUAR EN sANTA CRUz<br />

La depredación de ganado vacuno es una de las principales razones por las que<br />

el jaguar es cazado en Santa Cruz, pero además se encuentra amenazado por<br />

la constante pérdida de hábitats, sobre todo en las tierras bajas que presentan la<br />

mayor tasa de deforestación en el país.<br />

Aunque la mayoría de las estancias ganaderas consultadas en Santa Cruz reportaron<br />

tener pérdidas ocasionadas por ataques de jaguar, no lo consideran un<br />

problema grave dentro de la producción extensiva, ya que el pasto pobre, el<br />

abigeato, la sequía y en algunas áreas las inundaciones, son factores más críticos.<br />

Aún así, la persecución y cacería de jaguares es una actividad normal para el<br />

ganadero. Entre 2002 y 2005, se reportaron 347 jaguares y 230 pumas sacrificados<br />

en las 85 estancias entrevistadas. 210<br />

Como parte de un estudio de caso, se evaluó la muerte de ganado vacuno y las<br />

causas registradas por los vaqueros durante 16 años en una estancia del bosque chiquitano.<br />

Se reportó un total de 1559 muertes registradas, de las cuales 731 (47%) fueron<br />

atribuidas al jaguar, un 23% a las serpientes, un 14% a las enfermedades y un 16%<br />

por otras causas como accidentes, abandonos, frío, maltratos y causas desconocidas.<br />

El 76,5% de los ataques del jaguar afectó a vacunos recién nacidos hasta un<br />

año. Se estimó que el jaguar causaba anualmente una pérdida de 65 cabezas. 211<br />

FORMAs <strong>DE</strong> MANEJAR El CONFlICTO<br />

Es necesario enfatizar que el conflicto entre ganadería y conservación de carnívoros<br />

es global. En Europa los protagonistas son osos pardos, lobos y linces, en<br />

Asia leopardos, tigres y panteras de las nieves, en África leones, leopardos y perros<br />

salvajes (licaones), en Oceanía el dingo y en Norte América el mismo puma, osos<br />

negro y pardo, coyotes, lobos y el jaguar en México. A lo largo de América Latina,<br />

el jaguar, el puma y el zorro son los carnívoros en conflicto con la ganadería.<br />

Los estudios sobre el éxito de los diversos métodos de mitigar el conflicto son muy<br />

numerosos, pero no dan una receta aplicable globalmente. Lo que sí puede generalizarse<br />

es que no es posible acabar con el problema, lo cual implica que parte<br />

del manejo del conflicto es una cuestión de llegar a acuerdos con los ganaderos.<br />

Las técnicas para reducir la depredación pueden ser clasificadas en letales y no<br />

letales; cabe mencionar que es recomendable utilizar varios métodos de manera<br />

simultánea para evitar que el depredador se acostumbre a uno solo y el problema<br />

reincida. En todos los casos, es necesario establecer un sistema de monitoreo<br />

confiable, donde se pueda reconocer las causas de muerte, lugares frecuentes<br />

de depredación, principales causas, así como identificar deficiencias en los sistemas<br />

de manejo de animales domésticos para disminuir la frecuencia de eventos.<br />

A continuación enumeramos (sin orden de prioridad o eficiencia) algunos de los<br />

métodos más usados y que podrían ser aplicables en el caso de Bolivia.<br />

208 Gómez et al. 2002.<br />

209 Nallar et al. 2002.<br />

210 Arispe et al. 2006.<br />

211 Con un valor aproximado de $US 4847, según Arispe et al. 2006a.<br />

509


510<br />

Métodos de manejo posibles<br />

1) Mejoramiento del cuidado del ganado. La diversificación de las actividades<br />

económicas en buena parte de las áreas rurales ha ocasionado una<br />

disminución del tiempo dedicado a la ganadería, con un consiguiente incremento<br />

en el tiempo que el ganado merodea sin cuidado directo. Esto<br />

seguramente ha contribuido a que los depredadores incrementen sus ataques<br />

al ganado. El cuidado por perros no es una práctica muy común en<br />

Bolivia y posiblemente sería una opción, si es que se utilizan razas especialmente<br />

criadas para ese trabajo, pero cuando se crían muchos perros o de<br />

razas no aptas, estos mismos animales pueden depredar sobre el ganado.<br />

Sin embargo, es fundamental incrementar de alguna manera el tiempo<br />

invertido en cuidado directo. Una posibilidad que podría manejarse es el<br />

cuidado comunal, es decir, que la vigilancia se realice por parte de una<br />

persona para varios hatos. Obviamente, no puede esperarse que los resultados<br />

sean iguales a un cuidado personalizado para cada hato, pero los<br />

costos en tiempo y mano de obra se reducirán sustancialmente. A veces<br />

con la implementación de algunas medidas que requieren sólo un poco<br />

más de esfuerzo se observan cambios; por ejemplo si el problema es con<br />

animales de corta edad, como generalmente ocurre, se tiene que mantener<br />

a las madres preñadas y a las crías en áreas abiertas, habilitar las pasturas<br />

de maternidad en lugares donde los cuidantes tengan fácil acceso<br />

para su control y vigilancia. Las montas deben concentrarse en periodos<br />

cortos (de tres a cuatro meses de duración); esto además facilita el control<br />

de pariciones y permite una vigilancia más estrecha de los animales<br />

pequeños.<br />

2) Ahuyentamiento. Este tipo de método es ampliamente utilizado en Bolivia,<br />

debido a que es efectivo y económico. Como ejemplo están las prácticas<br />

de Chaku (o arreo), que consiste en hacer mucho ruido con petardos o<br />

fuegos pirotécnicos. También suele colocarse campanillas al ganado, que<br />

al sonar alertan a los perros y pastores. Objetos visuales que se colocan<br />

sobre animales (tipo chalecos) pueden evitar que se acerquen los depredadores.<br />

3) Condicionamiento de aversión. Se basa en el supuesto de que no todos los<br />

individuos atacan al ganado. Los individuos que sí atacan pueden aprender<br />

que esa conducta trae consigo consecuencias desagradables, con<br />

lo cual se reduce la posibilidad de que esos individuos vuelvan a atacar.<br />

Lo que se hace es dejar que el individuo se alimente de su presa, la cual<br />

ha sido previamente preparada con sustancias que enfermarán al consumidor.<br />

La puesta a prueba de este método debe hacerse de forma que<br />

puedan atribuirse los resultados al uso del condicionante, para lo cual es<br />

necesario un apoyo decidido de los ganaderos.<br />

4) Mercados especiales para carne amigable con depredadores. Esto es una<br />

realidad en otros países. Existen mercados selectos que pagan más si se<br />

certifica que el producto (la carne) proviene de zonas donde no se controla<br />

por caza a los depredadores del ganado. Su aplicación al caso boliviano<br />

requiere de investigación de esos mercados y profundo entendimiento<br />

con los ganaderos.<br />

Proyectos productivos vinculados explícitamente a conservación.<br />

5) Estos<br />

proyectos pueden ser de diversa índole (ecoturismo, aprovechamiento<br />

de especies con interés comercial). Lo fundamental es que los ganaderos<br />

comprendan y acepten que los beneficios económicos de esos proyectos


son una forma de compensación económica por los daños causados por<br />

depredadores silvestres.<br />

6) Cacería de control. La mayoría de las formas tradicionales de manejo del<br />

problema consideran la eliminación del animal problema. Si la población<br />

del depredador es muy pequeña o vulnerable a los efectos de la caza,<br />

ésta no es una opción válida. Sin embargo, habrán casos en que la población<br />

del depredador no está en peligro y llegar a acuerdos con los ganaderos<br />

que les permitan eliminar algunos individuos muy problemáticos<br />

será fundamental para mantenerlos interesados en relacionarse con actividades<br />

de conservación vía manejo. Hay variadas opciones para ejercer<br />

control mediante cacería, la dificultad está en encontrar la técnica adecuada<br />

para asegurarse de que se está eliminando al individuo problema.<br />

Qué se hace con los individuos cazados dependerá del tipo de programa<br />

de manejo que se ejecute y las opciones deben quedar abiertas a las posibilidades<br />

que ofrezca la especie a ser controlada.<br />

7) La compensación económica. Consiste en una indemnización económica<br />

a los afectados, es decir, aquellos ganaderos que demuestren la pérdida<br />

de ganado por carnívoros silvestres recibe un pago en efectivo por parte<br />

del Estado. Es una forma muy directa de manejar el conflicto y se usa en<br />

algunos países de alto nivel económico. Sin embargo, requiere de financiamiento<br />

constante y puede caer en dificultades para la identificación<br />

de los reportes falsos. Esta opción no nos parece aplicable en Bolivia al<br />

presente.<br />

Fuente: modificado de Gallardo et al. 2007<br />

En todo caso, hay dos grupos de personas que deben entenderse para que el<br />

manejo de este conflicto sea viable: los ganaderos y los conservacionistas. Los<br />

ganaderos deben aceptar que la mejor forma de disminuir la depredación es<br />

mejorar los sistemas de manejo y sanidad, y no dejar a los animales domésticos sin<br />

vigilancia. Los ganaderos, deben también estar concientes que a pesar del daño<br />

que causan a su economía, los grandes carnívoros nos brindan servicios ambientales<br />

al controlar las poblaciones de sus presas y que, además, son un patrimonio<br />

de la humanidad y que su conservación es tarea y responsabilidad de todos. Los<br />

conservacionistas, por su parte, deben aceptar que la conservación de ciertas<br />

especies, como los grandes carnívoros, implica costos y que éstos generalmente<br />

afectan a una porción de la población: los ganaderos. Aceptando estas realidades,<br />

lo único que resta para que el manejo del conflicto llegue a buen término es<br />

un cambio de actitud ante él, para escoger y poner a prueba uno o varios métodos<br />

de mitigación del mismo.<br />

511


512<br />

Bibliografía<br />

Arispe, R., D. Rumiz, C. Venegas y A. Noss. 2006. El conflicto de la depredación<br />

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America Latina. Ilhéus Brasil.<br />

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Consevation Society. Santa Cruz, Bolivia. 24p<br />

Gallardo, G., A. Nuñez, L.F. Pacheco y M. Ruiz-García, 2007. Conservación del<br />

puma en el Parque Nacional Sajama: estado poblacional y alternativas<br />

para manejar su conflicto con la ganadería camélida. Aceptado. Mastozoología<br />

Neotropical.<br />

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and livestock depredation”. En: Human-carnivore conflict, local solutions<br />

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Gómez H., R. Nallar, A. Morales, H. Ticona, J. Quisbert y A. Barrera, 2002. Evaluación<br />

del impacto por depredación de animales silvestres sobre el ganado<br />

doméstico en las comunidades de la Segunda Sección Municipal de Curva<br />

Prov. Bautista Saavedra, del Área Natural de Manejo Integrado Nacional<br />

Apolobamba. Wildlife Conservation Society.<br />

Morales, A. 2003. Evaluación de daños causados por vertebrados silvestres en maizales<br />

de Pajan, K’apna y Wayrapata (ANMIN Apolobamba, La Paz – Bolivia).<br />

Tesis para optar al título de licenciatura en Biología. UMSA, La Paz. 86 p.<br />

Nallar, R., H. Aranibar y A. Morales, 2002. Evaluación del impacto por depredación<br />

de animales silvestres sobre el ganado domestico en las comunidades de la<br />

Segunda Sección Municipal de Pelechuco, Prov. Franz Tamayo, Área Natural<br />

de Manejo Integrado Nacional Apolobamba. Wildlife Conservation Society.<br />

Oetting, I., R. Wallace, H. Gomez, O. Loayza, A. Cuila y R. Nallar, 2001. Informe del<br />

Taller de Gestión Ambiental en Apolobamba, Mancomunidad Apolobamba<br />

– ANMIN Apolobamba – WCS. 30 p.<br />

Pacheco, L.F., A. Lucero y M. Villca. 2004. Dieta del puma (Puma concolor) en el<br />

Parque Nacional Sajama y su conflicto con la ganadería. Ecología en Bolivia<br />

39(1):75-83.<br />

Ribera Arismendi, M.O. 1999. Evaluación integral del impacto de depredación del<br />

puma (Felis concolor) y el zorro (Pseudalopex culpaeus), sobre el ganado<br />

camélido en el Parque Nacional Sajama. Informe no publicado. 121 p.<br />

Wade, D. y J. Bowns. Procedures for Evaluating Predation on Livestock and Wildlife.<br />

(en línea) (1997) http://texnat.tamu.edu/ranchref/predator/pred.htm. Consultado<br />

en enero de 2004.<br />

Zacari, M.A. y L.F. Pacheco 2005. Depredación vs. problemas sanitarios como causas<br />

de mortalidad de ganado camélido en el Parque Nacional Sajama. Ecología<br />

en Bolivia. 40: 58-61.<br />

Crédito fotografía:<br />

Rosario Arispe WCS Santa Cruz


El aprovechamiento del lagarto (Caiman yacare): lecciones<br />

aprendidas y el nuevo rol de los planes de manejo<br />

INTRODUCCIóN<br />

por Alfonso Llobet Querejazu,<br />

Mario González Osto y Silvia Ten Ferrier<br />

El desarrollo de un programa de aprovechamiento sostenible de lagartos (Caiman<br />

yacare) en Bolivia surgió en 1997 según el modelo de cosechas de animales silvestres,<br />

basado en el éxito demostrado por la experiencia venezolana con C. crocodilus.<br />

212 Este sistema es el que requiere de menor inversión económica y donde<br />

los mayores beneficiarios (teóricamente) deberían ser los propietarios de las tierras<br />

donde se lleva a cabo el aprovechamiento. 213 El aprovechamiento se basa en el<br />

dimorfismo sexual que presenta la especie para establecer los límites de tamaño<br />

mínimo de los animales a ser cosechados, de tal manera que la cosecha se enfoca<br />

hacia los animales mayores a 180 cm de longitud total, los cuales generalmente<br />

son machos adultos, protegiendo así a las hembras reproductoras.<br />

Una situación que hay que tener presente es que la caza en la naturaleza es la<br />

más difícil de regular y tiene un alto riesgo de no ser sustentable; las poblaciones<br />

de cocodrilianos pueden ser disminuidas muy fácilmente por la remoción de<br />

adultos reproductores. Si a esto se añade que la gran sobreexplotación de poblaciones<br />

de cocodrilianos (que llevó a muchas especies a niveles críticos desde el<br />

punto de vista de su conservación) se debió en gran medida a la caza directa, 214<br />

es fácil deducir que se necesitan diferentes sistemas de control que sirvan para<br />

ajustar y corregir las fallas del programa, de tal manera que se pueda asegurar el<br />

cumplimiento del objetivo principal: lograr la efectiva conservación del Caiman<br />

yacare en Bolivia.<br />

PROBlEMAs ENFRENTADOs EN El PROGRAMA lAGARTO EN BOlIvIA<br />

Desde sus inicios, el Programa ha experimentado una serie de tropiezos, los cuales<br />

deben servir como base de análisis para evitar cometer los mismos errores en un<br />

proceso de reconcepción o rediseño del aprovechamiento del lagarto en Bolivia.<br />

El presente documento no pretende criticar simplemente el proceso desarrollado<br />

hasta ahora, sino aprovechar la experiencia como “lecciones aprendidas” de tal<br />

manera que se pueda lograr un programa transparente y sostenible desde el punto<br />

de vista biológico, social, económico y político.<br />

Tal vez la primera consideración que es necesario realizar se refiere a la normatividad<br />

desarrollada en Bolivia para aprovechar a la especie. En este sentido, hay<br />

que recordar que en todas las versiones de Reglamento de Aprovechamiento<br />

del Lagarto que fueron aprobadas, se ha tratado de aplicar algunos criterios (sin<br />

duda exitosos en otros países como Venezuela) que no son compatibles con la<br />

realidad de Bolivia. Los errores cometidos en este sentido van desde el tipo de<br />

cacería propuesto en un inicio (utilización de arpón en zonas donde no se acostumbra<br />

a usar esta herramienta), hasta la porción de espacio territorial que debe<br />

ser muestreada para poder establecer el estado poblacional de la especie (10%<br />

212 Thorbjarnarson y Velasco 1998.<br />

213 Velasco et al. 1995.<br />

214 King 1989.<br />

513


514<br />

de cada ecoregión), lo cual es completamente irrealizable por las condiciones<br />

de acceso e hidrológicas de las zonas que habita el lagarto en Bolivia. Se debe<br />

señalar que ninguna de las evaluaciones poblacionales realizadas entre 1997 y<br />

2003 cumplió con los requerimientos definidos en el mencionado reglamento, en<br />

el cual se establece que se debe realizar conteos en al menos el 10% de la extensión<br />

de cada región ecológica identificada. 215<br />

La segunda consideración es con respecto a la falta de relación entre los estudios<br />

poblacionales realizados y las cosechas autorizadas. En este sentido y a manera<br />

de ejemplo, cabe señalar que entre 1997 y 2003, de las cosechas autorizadas en<br />

el Departamento del Beni (30.000 el año 1999, 40.000 el año 2001, 39.132 el año<br />

2002 y 40.000 el año 2003), sólo los años 2001 y 2002 hubo alguna relación entre<br />

los estudios realizados y las cosechas aprobadas. Adicionalmente, otro error<br />

técnico fue que los estudios de los años 2001 y 2002 extrapolaron resultados de<br />

cuatro ecoregiones particulares a todo el Departamento del Beni, que en ese<br />

momento tenía definidas once ecoregiones reconocidas para el programa lagarto,<br />

dejando sin efecto el carácter ecoregional del programa; de esa manera,<br />

la definición de ecoregiones se hizo inútil desde el punto de vista de minimizar el<br />

sesgo que se puede producir al realizar las estimaciones del tamaño y la estructura<br />

poblacional. Por otra parte, debemos mencionar que se presentaron casos en<br />

que se autorizó la cosecha de animales en poblaciones carentes de potencial de<br />

aprovechamiento, tal como ocurrió en Santa Cruz el año 2002. Allí se reportó una<br />

estructura poblacional de C. yacare con una proporción de individuos Clase IV<br />

(mayores a 180 cm de longitud total) correspondiente apenas al 1,72% del total<br />

de la población, 216 cuando de acuerdo a la norma (Art. 18 del Reglamento para<br />

la Conservación y Aprovechamiento del Lagarto) las cosechas sólo se autorizarán<br />

en poblaciones en buen estado de conservación; entendiéndose como “buen estado<br />

de conservación” a las poblaciones donde los individuos mayores a 180 cm<br />

de longitud total (Grupo IV) superan el 15% del total formado por los Grupos II, III y<br />

IV. Finalmente, no debemos olvidar los casos en que se autorizaron cuotas de cosecha<br />

por encima del límite recomendado en los estudios. 217 También hubo casos<br />

en que se otorgaron cupos sin que exista ningún estudio previo que los justifique,<br />

como en el año 2002 en Santa Cruz y 2003 en Beni. 218<br />

La tercera consideración que es necesario realizar, también con relación a los estudios<br />

ejecutados por las empresas consultoras contratadas, está referido al sistema<br />

de licitación del Estado boliviano para contratar bienes y servicios, el cual (de<br />

acuerdo a las normas bolivianas) da preferencia a una empresa consultora (con<br />

fines de lucro) sobre una entidad académica, científica u ONG (sin fines de lucro).<br />

Esta situación originó que se adjudiquen los procesos de evaluación de las poblaciones<br />

de lagarto a empresas consultoras, que en la mayoría de los casos contaban<br />

con escasa o ninguna experiencia en el estudio de poblaciones animales.<br />

El producto obtenido fue una serie de estudios desarrollados con metodologías<br />

poco confiables, con criterios diferentes y con personal con escasa o nula experiencia<br />

en la evaluación de poblaciones de lagartos. Este conjunto de factores se<br />

combinó con el hecho de que en muchas ocasiones, además del financiamiento<br />

proveniente de las Prefecturas Departamentales, las empresas consultoras contratadas<br />

recibieron dinero extra de empresas curtidoras y/o comercializadoras de<br />

cueros de lagarto, comprometiendo así la independencia que debe tener la información<br />

generada en el campo. De esta manera, se produjo una cantidad im-<br />

215 Llobet et al. 2004.<br />

216 PIAS 2001.<br />

217 El año 2002 en el Departamento del Beni se autorizó una cuota de 39.132 individuos cuando<br />

la recomendación emanada de los estudios era de 13.054 individuos.<br />

218 Llobet et al. 2004.


Foto 1 Niños extrayendo el cuero de lagarto<br />

Foto 2 Cueros de lagarto para comercializar<br />

515


516<br />

portante de información, la cual (paradójicamente) no puede ser utilizada para<br />

analizar las tendencias poblacionales de la especie, ni para evaluar el impacto<br />

de las cosechas sobre las poblaciones de C. yacare, pues (de acuerdo a lo establecido<br />

por las mismas empresas consultoras), cada trabajo fue realizado en áreas<br />

diferentes y con metodologías diferentes, razón por la cual la información no se<br />

puede comparar de un año a otro. 219<br />

La cuarta consideración que es necesario realizar es referente a la pobre aplicación<br />

de sistemas de control, que produjo una falta de confiabilidad en cuanto a<br />

las cosechas realizadas. En este sentido, ya se han mencionado ejemplos en los<br />

cuales no se respetó la cantidad de animales a cosechar ni los lugares autorizados<br />

para realizar la cosecha. Adicionalmente, producto del Taller realizado en la<br />

ciudad de Trinidad del 2 al 4 de abril de 2002, y de acuerdo al informe elaborado<br />

por Larriera, miembro de Crocodile Specialist Group (CSG) de la UICN, resulta<br />

un aspecto altamente preocupante que todos los cueros de talla legal no sean<br />

precintados en origen, permitiendo a los compradores seleccionar los de mayor<br />

tamaño (aún dentro de la medida legal), y precintando sólo estos. 220 Esto resulta<br />

en una innecesaria sobrecaptura de animales que, si bien en el futuro podría disminuir<br />

por las leyes naturales de oferta y demanda, sería preferible y sencillo evitar<br />

hoy, asegurando la comercialización de todas las pieles de talla legal (dentro del<br />

cupo). Esto se lograría simplemente, precintando todos los cueros en el lugar de<br />

origen, previo a la venta.<br />

Finalmente, la quinta consideración a realizar, se refiere a la falta de comunicación<br />

entre los diferentes sectores involucrados, y la desinformación de los usuarios<br />

con respecto no solo al espíritu, sino también a los cambiantes aspectos prácticos<br />

del Programa. Esta situación debe reconocerse como un problema muy serio,<br />

pues los usuarios del Programa (principalmente el sector indígena) no tienen<br />

una información correcta sobre sus derechos y responsabilidades con respecto al<br />

aprovechamiento sostenible del lagarto en Bolivia. Este escenario produjo que se<br />

dieran casos en que dueños de predios desconocían completamente el hecho<br />

de que se encontraban inscritos en el Programa y se hubieran realizado (teóricamente)<br />

varias cosechas en su propiedad, aunque en la práctica lo que ocurrió fue<br />

que se aprovechaban licencias de cosecha fraudulentas para movilizar animales<br />

cuyo origen no se conoce. 221<br />

Adicionalmente, se desarrolló un sistema manejado por las curtiembres, en el que<br />

la mayor parte del proceso de gestión del aprovechamiento (desde las inscripciones<br />

de los usuarios hasta la movilización de los cueros) se realizaba por funcionarios<br />

de las mismas curtiembres, las cuales manejaban la información que debía<br />

llegar a las comunidades indígenas y a otros actores (como los estancieros).<br />

El REDIsEñO <strong>DE</strong>l PROGRAMA lAGARTO y El NUEvO ROl <strong>DE</strong> lOs PlANEs <strong>DE</strong><br />

MANEJO<br />

A principios de 2004, la Dirección General de Biodiversidad invitó tanto a especialistas<br />

como a varias instituciones científicas y de conservación del país (Museo<br />

Nacional de Historia Natural, Instituto de Ecología, Museo Noel Kempff Mercado,<br />

Wildlife Conservation Society, Faunagua, Biota, Programa Nacional de Biocomercio<br />

Sostenible, entre otros) para discutir alternativas sobre el futuro del Programa<br />

de Lagartos. De las reuniones surgió la propuesta de conformar un grupo nacional<br />

219 Llobet et al. 2004.<br />

220 Larriera 2002.<br />

221 Llobet et al. 2004.


de especialistas en lagartos que asesorara sobre las próximas decisiones a tomar,<br />

y también se propuso nominar al Museo Noel Kempff Mercado como futura autoridad<br />

científica en el tema. Adicionalmente, se planteó el desarrollo de planes de<br />

manejo específicos para Tierras Comunitarias de Origen (TCOs) y Áreas Protegidas<br />

como una herramienta destinada a aumentar la importancia y la participación<br />

de los actores locales en la gestión del aprovechamiento del lagarto. 222 Desde<br />

esta perspectiva, los ‘Planes de Manejo del Lagarto’ plantean desarrollar una serie<br />

de actividades capaces de asegurar el fortalecimiento de las estructuras comunales<br />

y supracomunales encargadas de llevar a cabo el manejo de esta especie,<br />

y a su vez convertirse en una herramienta técnica que asegure la sostenibilidad en<br />

el aprovechamiento del lagarto.<br />

En la medida que en Bolivia existe una debilidad institucional del Estado en sus tres<br />

niveles (nacional, departamental y local) para administrar el Programa (especialmente<br />

en los aspectos de control y fiscalización), los Planes de Manejo, posibilitarán<br />

que los actores a nivel local tengan claro tanto sus derechos como sus responsabilidades,<br />

además del rol que juegan los diferentes niveles de autoridades en<br />

el marco del aprovechamiento del lagarto (particularmente qué institución dicta<br />

las cuotas y normas del programa a nivel nacional), de manera que se puedan<br />

desarrollar sistemas locales de control y normas locales que fortalezcan la tarea<br />

de las autoridades tanto nacionales como departamentales.<br />

En general a nivel nacional debe generarse una integración sólida entre la base<br />

técnica y los aspectos administrativos y de control. Es decir, la base del programa<br />

en lo referente a cuotas de cosecha debe ser eminentemente técnica. En este<br />

sentido, es necesario avanzar más en la colección y análisis de datos ya iniciada,<br />

para lo cual la información que se produce en el marco de la construcción de<br />

los diferentes planes de manejo (la cual se colecta con mayor intensidad que a<br />

nivel nacional) se convierte en un referente de confiabilidad que se adiciona al<br />

esfuerzo de colecta de datos llevado a cabo por la Autoridad Científica CITES<br />

(Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado), brindando un panorama más<br />

confiable sobre las tendencias poblacionales del lagarto y sus respuestas a los<br />

procesos de cosecha.<br />

El Programa Lagarto a nivel nacional ha logrado avances importantes en los aspectos<br />

legales y de participación social, debiendo mejorarse los aspectos técnicos,<br />

de fiscalización y control, y la capacitación y difusión en base a un programa<br />

integral. Para esto, los planes de manejo plantean el desarrollo de un programa<br />

permanente de divulgación, educación y toma de conciencia que llegue a todos<br />

los actores del programa. El mensaje debe aclarar sólidamente los derechos<br />

y responsabilidades de los diferentes actores para poder aprovechar este recurso<br />

en forma sostenible.<br />

Uno de los problemas de los proyectos de aprovechamiento económico, es que<br />

son vistos como resultados en el plano económico y no como una oportunidad<br />

para generar información que mejore el manejo o incremente nuestro conocimiento<br />

científico. Es decir, si consideramos que el conocimiento de la dinámica<br />

de las poblaciones de cocodrilianos es todavía limitado, se debe asumir que este<br />

tipo de información tiene también una utilidad limitada en el desarrollo de planes<br />

de manejo. Si asumimos que la tarea de los investigadores y administradores de<br />

recursos responsables del manejo de los cocodrilianos es establecer programas<br />

con altas probabilidades de que el uso del recurso sea sostenible, 223 entonces los<br />

planes de manejo deben constituirse también en una fuente de información sobre<br />

222 Rumiz y Llobet 2005.<br />

223 Ross 1995.<br />

517


518<br />

la dinámica de las poblaciones, que vaya a retroalimentar el sistema, para poder<br />

corregir los errores y asegurar el cumplimiento de los objetivos planteados. Por<br />

esta razón cada plan de manejo debe plantear el desarrollo y estar íntimamente<br />

ligado a un programa de monitoreo. 224<br />

En resumen, estos Planes de Manejo permitirán:<br />

a) obtener un significativo incremento de ingresos económicos por el manejo del<br />

Lagarto en cada comunidad participante;<br />

b) lograr un reparto equitativo de los mismos (repartidos entre familias de caza-<br />

dores, comunidades y organizaciones locales);<br />

c) fortalecer sus estructuras tradicionales comunales y supracomunales;<br />

d) democratizar las tomas de decisiones (actividades y planificación son defini-<br />

das por los usuarios del recurso);<br />

e) planificar su producción y comercialización;<br />

f) estructurar un sistema de autoevaluación (monitoreo biológico y de benefi-<br />

cios), protección del recurso y difusión interna; y<br />

g) fortalecer la estructura organizativa de los actores locales.<br />

Esto posibilitará pasar del básico manejo del recurso centrado en la cosecha anual<br />

de cueros (que beneficia esencialmente al reducido grupo de intermediarios) a<br />

una gestión integral del mismo con mayor beneficio local que, además, conllevaría<br />

a asegurar la sostenibilidad del aprovechamiento a largo plazo. Al mismo<br />

tiempo, estos trabajos permitirán obtener datos fundamentales sobre la biología y<br />

ecología del lagarto, máximo considerando la extensión espacial que los mismos<br />

abarcarán, en los que se incluirán aspectos relativos a la reproducción de la especie<br />

(época, nidadas, etc.). Estos insumos, estructurados en una base de datos de<br />

fácil consulta, permitirán fortalecer el Programa Nacional para la Conservación y<br />

el Aprovechamiento Sostenible del Lagarto, así como proporcionar información<br />

técnica útil para posibles iniciativas futuras relacionadas con el recurso (como la<br />

experimentación de nuevos modelos de manejo para la especie). Además, se<br />

plantea la implementación de un sistema de monitoreo, asociado a la gestión<br />

local del aprovechamiento del lagarto, que permitirá detectar las desviaciones y<br />

posibilitará realizar ajustes sobre el manejo bajo un modelo de gestión adaptativa.<br />

De esta manera, se avanzará hacia el manejo territorial y el uso sostenible de los<br />

recursos naturales por parte de los actores sociales, fortaleciendo una visión integral<br />

en la gestión territorial, aportando insumos y experiencias, y conformando un<br />

grupo de técnicos locales con capacidad para dar continuidad a las acciones<br />

iniciadas.<br />

Bibliografía citada<br />

King, F.W. 1989. Conservation and Management. Pp. 216-229. En: C.A Ross (Ed.).<br />

Crocodiles and Alligators. Golden Press Pty. Ltd. Australia.<br />

Larriera, A. 2002. Informe sobre: Taller de evaluación del programa nacional de<br />

aprovechamiento sostenible del lagarto (Caiman yacare), en Bolivia. Documento<br />

no publicado.<br />

224 McNab 1983; y Walters y Holling 1990 en Magnusson 1995.


Llobet, A., L.F. Pacheco, y J.K. Aparicio 2004. Analysis of the Program of Conservation<br />

and Use of the Spectacled Caiman (Caiman yacare) in Bolivia, and recommendations<br />

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el manejo de caimanes y cocodrilos de América Latina. Vol. 1. Fundación<br />

Banco Bica. Santo Tomé, Santa Fé, Argentina.<br />

Rumiz, D. y A. Llobet 2005. Propuesta de rediseño del Programa de Conservación<br />

y Aprovechamiento Sostenible de Lagarto (Caiman yacare) de Bolivia. En:<br />

Proceedings de la Reunión Regional de América Latina y el Caribe del Grupo<br />

de Especialistas en Cocodrilos (CSG/SSC/IUCN). Santa Fe, Argentina 17<br />

-20 de Mayo 2005.<br />

Thorbjarnarson, J. y A. Velasco. 1998. Economic incentives for management of Venezuelan<br />

Caiman. Conservation Biology. 13(2):397-406.<br />

Velasco, A., R. De Sola y M. Quero. 1995. Programa de manejo de la baba (Caiman<br />

crocodilus) de Venezuela. Pp. 213-220. En: A. Larriera y L. M. Verdade<br />

(Eds.). La conservación y el manejo de caimanes y cocodrilos de América<br />

Latina. Vol. 1. Fundación Banco Bica. Santo Tomé, Santa Fé, Argentina.<br />

Crédito fotos:<br />

Alfonso Llovet<br />

519


520<br />

Aprovechamiento comercial de mariposas<br />

y conservación de los bosques montanos<br />

en el Parque Nacional ANMI Cotapata<br />

por Fernando Guerra-Serrudo, J. Sánchez, R. Callisaya<br />

y L.F. Pacheco<br />

Desde junio de 2003 se iniciaron estudios sobre ecología básica de las mariposas<br />

diurnas de la parte baja del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado<br />

Cotapata, bajo los auspicios de la Estación Biológica Tunquini (EBT) del Instituto de<br />

Ecología de la UMSA. El estudio preliminar fue realizado en las Comunidades de<br />

Tunquini, El Chairo, Alto Villa y Sandillani, dentro del bosque húmedo montañoso<br />

de Yungas, entre 1100 y 2000 m snm. En dicho estudio se registraron 587 especies<br />

de mariposas diurnas, de las cuales 121 ya eran objeto de comercio internacional<br />

ilegal. Actualmente el número de especies registradas para la parte baja del Parque<br />

sobrepasa las 700 especies de mariposas diurnas. 225<br />

Con base en los resultados del mencionado estudio, la EBT gestionó financiamiento<br />

del Programa Nacional de Biocomercio Sostenible (PNBS) para implementar un<br />

Plan de Manejo, el cual fue afinado, sometido y finalmente aprobado por la autoridad<br />

pertinente. 226 El proyecto apoyado por el PNBS busca vincular el aprovechamiento<br />

sostenible de un recurso silvestre con la conservación de los ambientes<br />

yungueños y una mejor calidad de vida de los habitantes locales. El proyecto se<br />

inició en marzo de 2006 y considera aspectos económicos, sociales y ecológicos.<br />

En el trabajo se generaron espacios para la integración de la comunidad en el<br />

desarrollo y su participación en el proceso de toma de decisiones. De esta forma<br />

se realizó una investigación participativa con los habitantes de la comunidad, con<br />

el fin de evaluar la sostenibilidad de la cría de mariposas como alternativa económica<br />

para esta zona. Se debe mencionar que los procesos de investigación en<br />

torno a los aspectos biológicos, económicos y sociales (organización, capacitación<br />

de personal local), todavía se están desarrollando, proceso que continuará<br />

en el futuro.<br />

Para conocer el mercado de mariposas, el emprendimiento cuenta con documentos<br />

de investigación de mercado y un plan de negocios para su implementación.<br />

Comercialmente ha iniciado contactos con compradores que demostraron<br />

gran interés en las especies bajo manejo. El mercado incluye segmentos para<br />

especímenes secos, para coleccionistas, pupas, para su liberación en mariposarios<br />

del exterior y en eventos sociales a nivel nacional y un fuerte componente de<br />

aprovechamiento turístico. Este último está basado en un mariposario (exhibición<br />

de mariposas vivas) ya instalado en el pueblo de Chairo. Los comunarios se han<br />

organizado en una Asociación para el Manejo de Recursos Naturales (Nayriri), la<br />

cual se hará cargo de la totalidad del manejo de las mariposas, contando siempre<br />

con la asesoría de los técnicos de la EBT. Los beneficios económicos de la actividad<br />

serán administrados total y autónomamente por la Asociación Nayriri.<br />

El emprendimiento permite la inserción de los pobladores sin hacer ninguna distinción<br />

de género o generacional, por lo que cobra una importancia especial desde<br />

225 F. Guerra, datos no publ.<br />

226 Guerra y Ledezma 2006.


el enfoque social y cultural. La importancia de insertar en las actividades productivas<br />

a las mujeres radica en que no tienen muchas otras opciones de trabajo.<br />

También se incluye a los jóvenes de la comunidad, que actualmente abandonan<br />

la zona debido a la falta de alternativas económicas. De esta manera se vincula<br />

a estas personas con las actividades económicas de la comunidad, además de<br />

apoyarles en la apropiación de su cultura y su territorio, convirtiéndose ellos en uno<br />

de los pilares de la sostenibilidad.<br />

Recientemente, la Fundación PUMA ha otorgado un segundo apoyo financiero<br />

al proyecto, el cual será esta vez administrado directamente por la Asociación. A<br />

mediano plazo se espera tener establecida y fortalecida una empresa liderada<br />

por hombres y mujeres de la comunidad, dedicada a la producción de mariposas<br />

diurnas como una actividad productiva, ambientalmente sostenible, con el objetivo<br />

de responder a la demanda nacional e internacional de mariposas; y adicionalmente<br />

ofrecer un producto ecoturístico y de educación ambiental a través del<br />

mariposario.<br />

Es importante notar que este proyecto y todos los que están siendo impulsados<br />

por los pobladores locales (manejo de epífitas en Chairo, manejo de escarabajos<br />

en Pacallo), tienen su origen en la visión expresada en el Plan de Desarrollo Rural<br />

Sostenible, elaborado por las propias comunidades de la parte baja del PN ANMI<br />

Cotapata en 2005. Este plan fue concebido con el objetivo de vincular explícitamente<br />

la conservación con mejoras en calidad de vida de la gente de la región.<br />

Bibliografía<br />

Guerra-Serrudo,J.F. y J. Ledezma Arias 2006. Plan de manejo para mariposas diurnas<br />

mediante crianza y cosecha directa del estado silvestre en el PNANMI<br />

Cotapata. EBT, Instituto de Ecología. 23 p.<br />

Subcentral Agraria 2 de Julio “Chairo”, Subcentral Pacallo, Estación Biológica<br />

Tunquini. 2005. Plan de Desarrollo Rural Sostenible. Sector del Valle del río<br />

Huarinilla, PNANMI Cotapata. Equipo de trabajo (técnicos de apoyo): Rada<br />

Pérez, J.A., L.F. Pacheco y V. Callisaya Choque. 73 p.<br />

521


CONTENIDO SEXTA PARTE<br />

Capítulo 14<br />

El cambio climático en Bolivia<br />

Capítulo 15<br />

Capa de ozono y radiación<br />

ultravioleta en Bolivia<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Sexta parte<br />

Problemas ambientales globales<br />

y su implicancia en Bolivia<br />

523


Capítulo 14<br />

El Cambio Climático<br />

y sus implicancias en Bolivia<br />

CONTEXTO<br />

por Oscar Paz Rada<br />

Pretender establecer una línea base del cambio climático en Bolivia y, muy particularmente,<br />

del impacto del cambio climático, puede resultar de alto riesgo, toda<br />

vez que el proceso de entendimiento de todos los elementos que hacen a esta temática<br />

aun está en desarrollo e investigación y requerirá de estudios complementarios<br />

que deben realizar una serie de instituciones del país, muy particularmente<br />

aquellas relacionadas con la ciencia y las que deben evaluar las implicancias del<br />

cambio en los diferentes componentes socioeconómicos.<br />

Sin embargo, aquí se desarrollará un análisis preliminar de todos los elementos<br />

que hacen al cambio climático, apoyado en los documentos básicos que se han<br />

generado, la mayoría de ellos como resultado de las tareas del Programa Nacional<br />

de Cambios Climáticos del Ministerio de Planificación del Desarrollo y de otras<br />

instituciones de ciencia del país.<br />

El cambio climático debe verse desde una concepción integral, es decir desde<br />

sus orígenes y causas, pasando por los escenarios existentes y los impactos. En<br />

ese contexto Bolivia ha venido trabajando en los inventarios de Gases de Efecto<br />

Invernadero (GEI), causantes del problema del cambio climático, pasando por los<br />

impactos del cambio climático en diversos sectores de la economía nacional, de<br />

allí que se enmarcará el presente documento en considerar estos elementos de<br />

referencia para el país.<br />

LAS EmISIONES <strong>DE</strong> gASES <strong>DE</strong> EfECTO INvERNA<strong>DE</strong>RO<br />

Bolivia tiene un nivel de emisiones de GEI muy reducido si se compara con las emisiones<br />

mundiales, ya que las mismas apenas representan un 0,027% en el sector<br />

energético y 0,37% en el sector del uso del suelo y cambio en el uso del suelo. 1<br />

La Tabla 1 resume los niveles de emisión del año 2000 en Bolivia, aplicando metodología<br />

de inventarios de GEI del Panel de Expertos del Cambio Climático (IPCC<br />

por su sigla en inglés), y como puede inferirse de esta tabla, el sector con mayor<br />

preponderancia en las emisiones de bióxido de carbono (CO 2 ) es el sector del<br />

Uso del Suelo y Cambio en el uso del Suelo, con 77%, seguido del sector energético,<br />

con un 21%, y el sector de procesos industriales, con 1,8%. En materia de gas<br />

metano (CH 4 ), el sector agrícola representa el 73%, luego viene el sector del Uso<br />

del suelo y Cambio en el uso del suelo con 14%, el sector energético con 5,5% y<br />

finalmente el sector residuos con el 7,5%. La Figura 1 resume los sectores más importantes<br />

de emisión de GEI en la década 1990 - 2000.<br />

1 PNCC, Inventario de GEI de la Década 1990-2000.<br />

525


526<br />

En base a inventarios para el año 2002 y 2004 hechos por el PNCC (tabla 1), se<br />

ha desarrollado un proceso conservativo de análisis tendencial de los inventarios<br />

para el año 2004, que se presenta en la Tabla 2 y que muestra los valores en cada<br />

sector, confirmándose la importancia de las emisiones en Bolivia por actividades<br />

en el sector del Uso del Suelo y Cambio en el Uso del Suelo.<br />

Tabla 1. Resumen general del Inventario de Emisiones de gEI de Bolivia – 2000, gg.<br />

CATEGORIAS <strong>DE</strong> FUENTES Y SUMI<strong>DE</strong>ROS <strong>DE</strong> GASES <strong>DE</strong><br />

EFECTO INVERNA<strong>DE</strong>RO<br />

Emisiones de<br />

CO 2<br />

Remociones<br />

de CO 2<br />

CH 4 N 2 O NOX CO COVDM SO 2 HCFs PFCs SF 6<br />

Total de Emisiones y Remociones Nacionales 52.539,06 18.547,05 706,01 3,62 77,13 1.504,93 61,52 12,10 8,37 NO 0,00<br />

Energía<br />

A Actividades de Combustión<br />

Método de Referencia<br />

Métodos por Sectores<br />

B Emisiones Fugitivas<br />

Procesos Industriales<br />

Uso de Solventes y Otros Productos<br />

Agricultura<br />

Cambio en el Uso de Tierra y Silvicultura<br />

Residuos<br />

Partidas Informativos:<br />

Búnkers Internacionales<br />

Aviación<br />

Emisiones de CO 2 Provenientes del Uso de Biomasa<br />

Fuente: PNCC – Inventario de GEI Bolivia (2003).<br />

7.175,36<br />

7.056,38<br />

7.788,30<br />

7.056,38<br />

118,98<br />

607,48<br />

44.756,22 18.547,05<br />

238,62<br />

238,62<br />

3.445,89<br />

38,59<br />

6,58<br />

6,58<br />

32,01<br />

NO<br />

516,38<br />

98,15<br />

52,90<br />

0,00<br />

0,00<br />

0,27<br />

0,26<br />

0,26<br />

0,01<br />

NO<br />

2,25<br />

0,67<br />

0,43<br />

0,01<br />

0,01<br />

46,08<br />

45,99<br />

45,99<br />

0,09<br />

0,01<br />

6,65<br />

24,39<br />

1,24<br />

1,24<br />

304,68<br />

304,53<br />

304,53<br />

0,14<br />

0,01<br />

341,44<br />

858,81<br />

0,41<br />

0,41<br />

51,93<br />

44,51<br />

44,51<br />

7,42<br />

8,60<br />

0,99<br />

0,20<br />

0,20<br />

11,74<br />

10,32<br />

Tabla 2. Proyección del Inventario de Emisiones de gEI de Bolivia – 2004, gg.<br />

Proyección estimada Emisiones de GEI (Gg) año 2004<br />

Energía 7.063,49<br />

Procesos industriales 776,95<br />

CO 2 CH 4<br />

Agricultura 564,68<br />

Cambio en el uso de la tierra<br />

y silvicultura<br />

28.187,8<br />

Residuos 73,31<br />

Fuente: - Elaboración propia.<br />

10,32<br />

1,42<br />

0,37 8,37 NO 0,00<br />

NA<br />

NA


figura 1. Emisiones de CO 2 por categorías de fuente en el periodo 1990 - 2000.<br />

Gg<br />

50,000<br />

40,000<br />

30,000<br />

20,000<br />

10,000<br />

0<br />

-10,000<br />

-20,000<br />

Industrias de la Energía<br />

1990<br />

1994<br />

1998<br />

2000<br />

Industrias<br />

Manufactureras y<br />

Construcción<br />

Transporte<br />

Residencial, Comercial<br />

e Institucional<br />

Agricultura, Silvicultura<br />

y Pesca<br />

Fuente: PNCC – Inventario de GEI Bolivia (2003).<br />

TEN<strong>DE</strong>NCIAS CLImáTICAS EN BOLIvIA<br />

Minería / Metalurgia<br />

Un estudio realizado para el PNCC 2 , que se halla en impresión, desarrolla el análisis<br />

de tendencias climáticas en Bolivia y los cambios de fase y amplitud de los ciclos<br />

mensual y anual, concluyendo que “[...] en términos generales se detectan tendencias<br />

crecientes con el tiempo, tanto en la temperatura media como en las<br />

temperaturas extremas del país”. “Las tendencias con el tiempo en las precipitaciones<br />

es bastante irregular con una mayor inclinación hacia el incremento”.<br />

La temperatura media, según ese estudio, presenta un valor de variabilidad de<br />

-0.4ºC a 0.8ºC en la región de los llanos orientales y en la precipitación entre -0,17%<br />

y 0,98%. En la región Norte del país la temperatura media se habría incrementado<br />

entre 0,2 y 1ºC y a nivel de precipitación hay variaciones de 0,16 a 0,22%. En la<br />

región de tierras bajas la temperatura media se habría incrementado entre 0,1 y<br />

0,3ºC y las precipitaciones muestran tendencias de 0,07% y -0,29%.<br />

En la región de los valles, los valores de cambio en la temperatura media fueron<br />

muy oscilantes entre -2,3ºC y 2ºC y la variación de precipitación también entre<br />

-0,48% y 0,21%. A su vez, según Michel, en la región altiplánica las temperaturas<br />

presentan tendencias en su mayoría positivas con valores medios de entre 1,1ºC y<br />

1,7ºC y a nivel de precipitación oscilaciones entre -0,4% y 0,94%.<br />

2 T. Michel para el SENAMHI, en 2005.<br />

Caminos, Fuerzas<br />

Armadas y Otros<br />

Quema de Gas Natural<br />

en Campos<br />

Petróleo y Gas Natural<br />

Productos Minerales No<br />

Metálicos<br />

Cambios en la Biomasa<br />

en Bosques y Otra<br />

Vegetación<br />

Conversión de Bosques<br />

y Praderas<br />

Abandono de Tierras<br />

Cultivadas<br />

527


528<br />

300,0<br />

250,0<br />

200,0<br />

150,0<br />

100,0<br />

50,0<br />

0,0<br />

-50,0<br />

-100,0<br />

-150,0<br />

-200,0<br />

-250,0<br />

1200,0<br />

1000,0<br />

800,0<br />

600,0<br />

400,0<br />

200,0<br />

0,0<br />

-400,0<br />

-600,0<br />

-800,0<br />

Lo anterior es coincidente con la conformación de los diferentes pisos ecológicos<br />

existentes en el país que muestran variaciones amplias en su comportamiento climático<br />

a lo largo de los últimos años, ya que el record considerado abarca períodos<br />

desde los años 40 hasta el 2004, en 23 estaciones analizadas.<br />

La Figura 2 sintetiza las tendencias de precipitación y temperatura en nueve estaciones<br />

de las principales ciudades del país, según el estudio realizado por Michel.<br />

figura 2. variación tendencial de Temperaturas mínimas, máximas<br />

y Precipitación en las principales ciudades del país.<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION<br />

AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

y = -0,8949x + 25,539<br />

0 10 20 30 40 50 60<br />

1,5<br />

1,0<br />

0,5<br />

-1,0<br />

-1,5<br />

-2,0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION<br />

AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

COCHABAMBA<br />

SANTA CRUZ<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0,0546x - 1,5836<br />

2,5<br />

2,0<br />

1,5<br />

1,0<br />

0,5<br />

0,0<br />

-0,5 0<br />

-1,0<br />

-1,5<br />

-2,0<br />

-2,5<br />

-3,0<br />

10 20 30 40 50 60<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0,0181x - 0,5165<br />

0,0<br />

0<br />

-0,5<br />

10 20 30 40 50 60<br />

y = 4,01x - 126,35<br />

-200,0 0 10 20 30 40 50 60 70<br />

2,0<br />

1,5<br />

1,0<br />

0,5<br />

0,0<br />

-1,0<br />

-1,5<br />

-2,0<br />

1,5<br />

1,0<br />

0,5<br />

0,0<br />

-1,0<br />

-1,5<br />

-2,0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0,0044x - 0,1682<br />

-0,5<br />

0 10 20 30 40 50 60<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0,0281x - 0,8424<br />

-0,5 0 10 20 30 40 50 60


2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

-2.0<br />

-2.5<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = -0.0233x + 0.9262<br />

0.0<br />

-0.5 0 10 20 30 40 50 60 70 80<br />

4.0<br />

3.0<br />

2.0<br />

1.0<br />

-2.0<br />

-3.0<br />

500.0<br />

400.0<br />

300.0<br />

200.0<br />

100.0<br />

-200.0<br />

-300.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

LA PAZ<br />

2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS PRECIPITACION AÑO NORMAL<br />

(LINEAL)<br />

CHUQUISACA<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.0121x - 0.4278<br />

0.0<br />

0 10 20 30 40 50 60 70 80<br />

-0.5<br />

y = 0.2147x - 12.217<br />

0.0<br />

-100.0 0 20 40 60 80 100 120<br />

y = -0.0097x + 0.284<br />

0.0<br />

-5<br />

-1.0<br />

5 15 25 35 45 55 65<br />

600.0<br />

500.0<br />

400.0<br />

300.0<br />

200.0<br />

100.0<br />

0.0<br />

-200.0<br />

-300.0<br />

1.0<br />

0.5<br />

-0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = -0.0019x + 0.0828<br />

0.0<br />

-5 5 15 25 35 45 55 65<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

y = 0.1556x - 4.4842<br />

-100.0 0 10 20 30 40 50 60<br />

529


530<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.007x - 0.1563<br />

0.0<br />

0 5 10 15 20 25 30 35 40<br />

-0.5<br />

10.0<br />

8.0<br />

6.0<br />

4.0<br />

2.0<br />

-4.0<br />

500.0<br />

400.0<br />

300.0<br />

200.0<br />

100.0<br />

-200.0<br />

-300.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

TARIJA<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

-2.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong><br />

PRECIPITACION AÑO AGRICOLA (LINEAL)<br />

POTOSÍ<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.0302x - 0.5403<br />

0.0<br />

0<br />

-0.5<br />

5 10 15 20 25 30 35 40<br />

y = -1.2616x + 34.048<br />

0.0<br />

-5<br />

-100.0<br />

5 15 25 35 45 55<br />

y = -0.054x + 1.5831<br />

0.0<br />

0<br />

-2.0<br />

10 20 30 40 50 60<br />

500.0<br />

400.0<br />

300.0<br />

200.0<br />

100.0<br />

0.0<br />

-200.0<br />

-300.0<br />

-400.0<br />

-500.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

5.0<br />

4.0<br />

3.0<br />

2.0<br />

1.0<br />

-2.0<br />

-3.0<br />

-4.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = -0.0449x + 1.2905<br />

0.0<br />

-1.0 0 10 20 30 40 50 60<br />

y = -2.5204x + 73.105<br />

-100.0 0 10 20 30 40 50 60


2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

0.0<br />

-0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

-2.0<br />

-2.5<br />

-3.0<br />

2.5<br />

2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

-2.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.0189x - 0.4596<br />

0.0<br />

-0.5 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45<br />

40.0<br />

30.0<br />

20.0<br />

10.0<br />

0.0<br />

-20.0<br />

-30.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

ORURO<br />

BENI<br />

3.0<br />

2.0<br />

1.0<br />

-2.0<br />

-3.0<br />

-4.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION<br />

AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.0367x - 1.0364<br />

0.0<br />

0<br />

-1.0<br />

10 20 30 40 50 60<br />

y = 0.154x - 4.604<br />

0 10 20 30 40 50 60<br />

-10.0<br />

y = -0.0023x + 0.0281<br />

0 10 20 30 40 50<br />

1500.0<br />

1000.0<br />

500.0<br />

-500.0<br />

-1000.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = 0.0173x - 0.3734<br />

0.0<br />

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50<br />

-0.5<br />

y = 2.7417x - 86.353<br />

0.0<br />

-5 5 15 25 35 45 55 65<br />

531


1.0<br />

0.5<br />

-0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

532<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MAXIMA MEDIA (LINEAL)<br />

PANDO<br />

Fuente: Elaboración Propia en base a Estudio Tendencial de Michel T. (2005)<br />

Otro importante aporte fue realizado a través de un estudio propiciado por el<br />

PNCC denominado “Evaluación de Tendencias del Balance Hídrico como indicador<br />

del Cambio climático”, donde se analizan 28 estaciones del país, excluyendo<br />

Beni y Pando y que presenta las tendencias de variación de los patrones climatológicos<br />

con un mínimo de 30 años 3 . En éste trabajo se concluye que:<br />

•<br />

•<br />

•<br />

Las diferentes áreas áridas y semiáridas del país muestran tendencias al ascenso<br />

de temperaturas, lo que se traduce en un incremento de la demanda de<br />

vapor de agua de la atmósfera reflejada en una mayor evapotranspiración.<br />

El efecto de incremento o decremento de la precipitación no se verifica en<br />

este parámetro ya que muestra moderada estabilidad. Se ha podido verificar,<br />

sin embargo, que en la mayoría de las estaciones consideradas, el período<br />

posterior a 1983 ha presentado precipitaciones inferiores a la media histórica.<br />

El Déficit Hídrico se muestra ascendente en la mayor parte de las estaciones,<br />

debido fundamentalmente a la mayor evapotranspiración y en menor medida<br />

al descenso de la precipitación.<br />

3 por García et al. 2006.<br />

y = -0.0003x + 0.0262<br />

0.0<br />

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45<br />

800.0<br />

600.0<br />

400.0<br />

200.0<br />

-400.0<br />

-600.0<br />

-800.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS <strong>DE</strong> PRECIPITACION AÑO NORMAL (LINEAL)<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

-1.0<br />

-1.5<br />

-2.0<br />

ANALISIS <strong>DE</strong> TEN<strong>DE</strong>NCIAS ANUAL<br />

<strong>DE</strong> TEMPERATURA MINIMA MEDIA (LINEAL)<br />

y = -0.0022x + 0.0053<br />

0.0<br />

0<br />

-0.5<br />

5 10 15 20 25 30 35 40 45<br />

y = 4.5285x - 142.62<br />

0.0<br />

-5<br />

-200.0<br />

5 15 25 35 45 55 65


Los mapas que se presentan a continuación resumen el análisis tendencial.<br />

mapa No. 1 variación de la Temperatura mapa No.2 variación de la Temperatura<br />

Máxima Anual (ºC/año) Mínima (ºC/año)<br />

Fuente: MPD-UMSA. Evaluación de Tendencias<br />

de balance Hídrico (García et al. 2006)<br />

mapa No. 3 variación de la Precipitación anual<br />

acumulada (mm/año)<br />

533


534<br />

ESCENARIOS CLImáTICOS<br />

Los escenarios climáticos se constituyen en una visión de futuro en lo que significaría<br />

las nuevas condiciones meteorológicas para un país. En ese contexto se los<br />

utiliza como herramienta para establecer el nivel de impactos que el clima podría<br />

generar sobre diferentes sectores como la agricultura, los ecosistemas, la salud, los<br />

recursos hídricos, la biodiversidad y la infraestructura. Todo esto, en el entendido<br />

que estos sectores están influenciados fuertemente por las condiciones climáticas.<br />

Los escenarios climáticos que se manejan internacionalmente están influenciados<br />

por escenarios de emisiones, los que a su vez se hallan condicionados a fuerzas<br />

conductoras del desarrollo, como el crecimiento económico, poblacional, el uso<br />

de la energía, la valoración del medio ambiente y las tendencias globales y regionales.<br />

Una aproximación macro para Bolivia se puede obtener con datos del<br />

Modelo Schengen.<br />

figura 3. Incremento de las temperaturas para Sud América bajo escenarios de<br />

B2-AIm en el periodo 1990 al 2050<br />

De acuerdo la Figura 3, los cambios de temperatura observados bajo el modelo<br />

Regional B2-AIM 4 generado por el Asian Pacífic Integrated Model, presenta incremento<br />

de la temperatura superficial media hasta el año 2050 en aproximadamente<br />

1.5 ºC, no existiendo mucha diferencia entre escenarios de referencia y escenarios<br />

de mejores supuestos de políticas. Lo que significaría que Bolivia en promedio<br />

también llegaría a este nivel de temperatura en los próximos 30 años.<br />

Respecto a las precipitaciones regionales existe un incremento de las probabilidades<br />

de ocurrencia de estas en todas las grillas generadas para Bolivia con una<br />

probabilidad de incremento de 0.8 (Ver figura 4).<br />

4 Éste hace referencia a la familia de escenarios de emisiones del IPCC, B2 generados por el<br />

modelo Japonés Asian Pacific Integrated Model (AIM)


Sin embargo, la distribución temporal de las mismas se muestra mucho más crítica<br />

para la actividades productivas y de servicios, relacionadas con la disponibilidad<br />

de precipitación, factor que incide fuertemente en la recarga de acuíferos. Este<br />

hecho se pone de manifiesto en la Figura 5, donde la probabilidad de incremento<br />

en la precipitación el mes de enero es menor, cambiando la configuración del<br />

mapa. Se muestran los mayores registros de precipitación tendiendo a expandirse<br />

hacia el área integrada del departamento de Santa Cruz con probabilidades más<br />

bajas de incremento en la precipitación.<br />

figura 4. Probabilidad de incremento en las<br />

precipitaciones anuales bajo el Escenario B2-<br />

AIm generado por tres modelos CSm-98 ECH-<br />

395; ECH498 gfDL90 y HAD295 HAD300. modelo<br />

mAgICC/SCENgEN<br />

Un estudio del SENAMHI sobre escenarios de cambios climáticos para Bolivia (desarrollado<br />

el año 1998) muestra un rango de variaciones diversas en temperatura<br />

y precipitación que podrían darse en Bolivia en diferentes zonas del país que deben<br />

ser consideradas. La Tabla 3 muestra esos resultados.<br />

Tabla 3. variaciones en temperatura y precipitación<br />

en diversas regiones de Bolivia<br />

AREA<br />

ESCENARIO 2030<br />

Variación de Temperatura y Precipitación<br />

Pando y Norte de La Paz (1.1 a 1.4ºC) (-3 a 3% de P)<br />

La Paz, Oruro, parte de Cochabamba, Chuquisaca y<br />

Potosí (0.8 a 1.3ºC) (4 a 5% de P)<br />

Potosí, parte de Chuquisaca y Tarija (0.8 a 1.4ºC) (0 a 7% de P)<br />

Santa Cruz, Beni (0.9 a 1.4ºC) (-4 a 22% de P)<br />

Fuente: SENAMHI (1998) 5<br />

5 En base a Modelos de Circulación general HADCM2, UKHI, GISSEQ).<br />

figura 5. Probabilidad de incremento<br />

en la precipitación del mes de enero<br />

bajo el escenario B2-AIm.<br />

535


536<br />

El estudio de García et al (2006) también desarrolla un análisis de proyecciones<br />

para el 2050 en base a las tendencias mostradas, encontrándose que las temperaturas<br />

máximas tienen una variación homogénea en el territorio estudiado a<br />

diferencia de las mínimas. Esto implicaría que los incrementos previstos oscilarán<br />

en rangos de 0.18 a 1.16 ºC hasta el año 2050. En el caso de las mínimas se percibe,<br />

según el reporte, mayor heterogeneidad y áreas de incremento y de reducción<br />

de este parámetro, con máximos valores de incremento en el Departamento<br />

de Cochabamba y máximas reducciones en el Departamento de Potosí. “Si las<br />

tendencias de cambio se mantienen hasta el año 2050, bajo los registros considerados<br />

y analizados se puede concluir que en las zonas circunlacustres y más<br />

fuertemente en el Altiplano y Valles altos de Potosí y Chuquisaca, podría esperarse<br />

mayor amplitud térmica provocada por una aridización y desertificación intensa”,<br />

señala García (ver mapas).<br />

mapa No. 4 Estimación de la variación de la<br />

Temperatura máxima Anual (ºC/año)<br />

Fuente: MPD-UMSA. Evaluación de Tendencias de balance Hídrico (García et al. 2006)<br />

ImPACTOS <strong>DE</strong>L CAmBIO CLImáTICO y <strong>DE</strong> LA vARIABILIDAD CLImáTICA<br />

mapa No. 5 variación de la Temperatura<br />

mínima (ºC/año) (2050)<br />

El incremento de la vulnerabilidad de los sistemas humanos se da por la falta de<br />

planificación de los flujos migratorios y asentamientos clandestinos en áreas de<br />

alto riego, consideraciones que se incrementan en mayor proporción por la provisión<br />

de servicios básicos incompletos, por ejemplo: muchos de los asentamientos<br />

humanos nuevos cuentan con servicio de agua potable pero no con alcantarillado,<br />

lo que incrementa la vulnerabilidad, no sólo al cambio climático sino a<br />

otros tipos de amenazas, debido a que en presencia de precipitaciones extremas,<br />

incrementa la probabilidad de ocurrencia de deslizamientos en asentamientos<br />

urbanos de alto riesgo.<br />

Las ciudades y poblaciones en el país se han caracterizado por la frecuente ocurrencia<br />

de deslizamientos, inundaciones y riadas; anualmente representan importante<br />

pérdidas con daños en la infraestructura, los mismos que se incrementan<br />

sustancialmente en áreas altamente probables de inundación, como el caso del


evento extremo de fines de 2006 y principio de 2007 en áreas del Beni. 6 Este es el<br />

caso de la ciudad de Trinidad, donde los asentamientos humanos se han extendido<br />

fuera del anillo de circunvalación, zona conocida por su alta probabilidad<br />

de inundación. Otros ejemplos de esta naturaleza se ponen de manifiesto en diferentes<br />

ciudades del Oriente y Norte del país, como es el caso de Cobija, que<br />

anualmente presenta inundaciones de 3 metros sobre el espejo de agua promedio<br />

registrado en la región, exacerbando la presencia de brotes de enfermedades<br />

endémicas e incremento de picaduras de serpientes.<br />

Los eventos climáticos extremos afectaron de manera distinta a una proporción<br />

considerable del territorio boliviano. Por una parte, se presentaron fuertes precipitaciones,<br />

principalmente sobre la Cordillera Oriental, Tierras Bajas del Sur, Llanos<br />

Orientales y El Beni. Como consecuencia, estas áreas sufrieron deslizamientos, aludes<br />

torrenciales, desbordes de ríos e inundaciones. Por otra parte, la ocurrencia<br />

de heladas, déficit de precipitaciones y granizadas afectaron especialmente a<br />

áreas de los departamentos localizados en el Altiplano.<br />

Los ecosistemas de las regiones afectadas de el Beni, Santa Cruz y Pando (bosques<br />

Amazónicos y sabanas inundables) dependen de inundaciones periódicas.<br />

Cuando estos eventos ocurren en áreas remotas sin intervención humana, no son<br />

considerados desastres. Sin embargo, donde los sistemas humanos y naturales interactúan,<br />

los fenómenos naturales con manifestación extrema suelen afectar negativamente<br />

la vida y el bienestar de las personas.<br />

Las inundaciones, deslizamientos y aludes torrenciales son el resultado de la combinación<br />

de un evento extremo asociado a El Niño o La Niña (precipitaciones<br />

intensas) con situaciones de vulnerabilidad: principalmente ocupación de áreas<br />

inundables y uso inadecuado del territorio en las zonas medias y altas de las cuencas<br />

(deforestación, agricultura en pendiente sin prácticas de conservación de<br />

suelos); también se produjeron situaciones en que la infraestructura vial afectó el<br />

drenaje normal de las aguas, tal como se muestra en la Figura 6.<br />

6 Por el atraso en la publicación, este capítulo no ha podido tomar el cuenta los eventos de<br />

principios de 2008 (nota de los editores).<br />

537


538<br />

figura No. 6 Efectos Climático y factores de vulnerabilidad<br />

Fuente: CEPAL/ECLAC (2007)<br />

El número de emergencias ha ido creciendo en los últimos años, muchas de ellas<br />

por la incidencia de eventos climatológicos, como se puede ver en la Figura 7 y el<br />

Cuadro a continuación.


figura 7. Situaciones de Emergencia declaradas<br />

por el gobierno de Bolivia 1930 – 2004<br />

Relación de eventos climáticos extremos en Bolivia (década del 2000)<br />

AÑO EvENTOS ImPACTOS<br />

2008 Fenómeno de<br />

La Niña<br />

2007 Fenómeno de<br />

El Niño<br />

2007<br />

Oct.<br />

2007<br />

Mar.<br />

2007<br />

Mar.<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

17<br />

1930-1935<br />

1936-1940<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

No se puede hacer aún un balance de los daños, debido<br />

a que el fenómeno está en curso. Hasta febrero 2008 había<br />

54 fallecidos y más de 70.000 familias damnificadas por las<br />

inundaciones.<br />

El Niño moderado provoca desastres en Bolivia: Ocurrencia<br />

de inundaciones en el oriente del país y sequías en el altiplano<br />

asociadas al fenómeno de El Niño moderado. De acuerdo<br />

con la CEPAL (2007), la ocurrencia del fenómeno de El<br />

Niño moderado en el país representó pérdidas por un valor<br />

aproximado de US$ 443 millones.<br />

vía Tarija-Bermejo tiene 17 puntos de corte por lluvias: Las fuertes<br />

precipitaciones pluviales que se registraron la tercera semana<br />

de octubre bloquearon la carretera Tarija-Bermejo, debido a los<br />

deslizamientos que se produjeron a la altura del túnel falso de<br />

Alarache.<br />

Inundaciones Desborde del río Beni afecta a poblaciones en Norte de<br />

La Paz: El temor se apoderó de las poblaciones ribereñas<br />

de San Buenaventura y Rurrenabaque, luego que los ríos<br />

Beni y Enapurena se desbordaran en el Norte de La Paz,<br />

como consecuencia de las fuertes precipitaciones pluviales<br />

provocadas por el fenómeno de El Niño, se realiza acciones de<br />

evacuación de familias afectadas por las inundaciones.<br />

Sequías -<br />

inundaciones<br />

0 0<br />

1941-1945<br />

19<br />

1946-1950<br />

0<br />

1951-1955<br />

4<br />

1956-1960<br />

5<br />

1961-1965<br />

12<br />

1966-1970<br />

8<br />

1971-1975<br />

12<br />

1976-1980<br />

Lluvias y sequía en Cochabamba: Cochabamba sufre un<br />

nuevo desastre como consecuencia de la sequía que afecta<br />

a comunidades y poblaciones de la zona andina del Valle Alto<br />

y áreas del Cono Sur, en contraposición a otros lugares que<br />

sufrieron el impacto de inundaciones, riadas y deslizamientos por<br />

las precipitaciones pluviales.<br />

16<br />

1981-1985<br />

3<br />

1986-1990<br />

7<br />

1991-1995<br />

21<br />

1996-2000<br />

32<br />

2001-2004<br />

539


540<br />

AÑO EvENTOS ImPACTOS<br />

2007<br />

Feb.<br />

2007<br />

Feb.<br />

2007<br />

Feb.<br />

2007<br />

Ene.<br />

2007<br />

Ene.<br />

200.7<br />

Ene.<br />

2007<br />

Ene<br />

2006<br />

Dic.<br />

2006<br />

Mar.<br />

Inundaciones Evalúan magnitud de desastres climáticos: El vicepresidente<br />

de la República, Álvaro García Linera, junto al prefecto,<br />

Rubén Costas, realizó un sobrevuelo por las zonas inundadas<br />

en el Norte Integrado de Santa Cruz, donde existe más de un<br />

centenar de comunidades cubiertas de agua, producto de las<br />

últimas precipitaciones pluviales y desborde de los ríos, Grande,<br />

Yapacaní e Ichilo.<br />

Inundaciones Inundación en Saavedra causa 500 damnificados: Las<br />

autoridades del municipio de Saavedra declararon emergencia<br />

porque las intensas precipitaciones pluviales, caídas el 1 de<br />

febrero, dejaron un saldo de 500 personas damnificadas.<br />

Situación similar se vive en Montero, Portachuelo, El Naranjal,<br />

Okinawa y Pailón, lo que aumenta a 1.555 las familias afectadas<br />

en el departamento de Santa Cruz.<br />

Inundaciones Crecida de tres ríos pone en alerta a población cruceña: El<br />

nivel de las aguas de los ríos Piraí, Grande y Yapacaní, subieron<br />

peligrosamente, productos de las intensas precipitaciones<br />

pluviales registradas.<br />

Inundaciones Beni en riesgo de ser aislado por precipitaciones pluviales:<br />

Las fuertes precipitaciones pluviales que se registraron en el<br />

departamento del Beni amenazan con aislar esa región, ya<br />

que gran parte de su infraestructura caminera se encuentra<br />

seriamente dañada.<br />

Lluvias por<br />

encima de lo<br />

normal<br />

Inundaciones -<br />

sequías<br />

Territorio nacional soporta lluvias por encima de valores<br />

normales: En el 90 por ciento del territorio nacional se registran<br />

precipitaciones pluviales que están por encima de los valores<br />

normales, en algunos departamentos llovió el doble de lo<br />

esperado para este mes, según el informe del SENAMHI.<br />

Inundaciones y sequía en varias regiones del territorio nacional:<br />

Los primero días de enero municipios de los departamentos<br />

de Cochabamba, Oruro, Chuquisaca y algunas regiones de<br />

Potosí presentaron inundaciones, en tanto que otras zonas<br />

potosinas se vieron afectadas por sequías debido a la falta de<br />

precipitaciones pluviales.<br />

Inundaciones Unas 4.000 familias afectadas por las inundaciones en el país. Las<br />

fuertes precipitaciones pluviales ocasionadas por el fenómeno<br />

El Niño causaron ya dos muertes y afectaron a cerca de 4.000<br />

familias en cinco departamentos del país.<br />

Mazamorras Precipitaciones pluviales provocan problemas en ciudad de La<br />

Paz: La Ciudadela Ferroviaria sufrió arrastre de material pesado<br />

de la cuenca del Choqueyapu. Las precipitaciones pluviales<br />

caídas sobre la ciudad provocaron problemas en barrios de<br />

la ciudad de La Paz debido al rebalse de bocas de tormenta,<br />

canales, sistemas de alcantarilla y pluviales en su generalidad.<br />

Inundaciones La Paz, Cochabamba, Sucre y Santa Cruz sufrieron daños e<br />

inundaciones: Las precipitaciones pluviales que cayeron el 26 de<br />

marzo en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Sucre ocasionaron<br />

destrozos e inundaciones en las calles y avenidas de estas<br />

ciudades; en algunos casos cortaron el suministro de agua y luz.


AÑO EvENTOS ImPACTOS<br />

2006<br />

Ene.<br />

2006<br />

Feb.<br />

2006<br />

Feb.<br />

2006<br />

Feb.<br />

200.6<br />

Ene.<br />

2006<br />

Ene.<br />

2006<br />

Ene.<br />

2006<br />

Ene.<br />

2005<br />

Nov.<br />

2005<br />

Nov.<br />

Granizos<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Prefectura logró $us. 50.000 para paliar desastres naturales: La<br />

Prefectura logró 50 mil dólares para paliar los desastres naturales<br />

ocasionados por el granizo y las precipitaciones pluviales de los<br />

meses de diciembre 2005 y enero.<br />

Cerca de 500 familias perdieron el 60 por ciento de sus cultivos<br />

en Challacollo y Eucaliptus: El Comité de Defensa Civil confirmó<br />

que cerca de 500 familias de San Pedro de Challacollo y de<br />

Eucaliptus, perdieron hasta el 60 por ciento de sus cultivos y<br />

necesitan ayuda para sobrevivir, como consecuencia de las<br />

torrenciales precipitaciones pluviales y el desvío de los ríos.<br />

Inundaciones Inundaciones afectan a 265 familias del departamento de Oruro:<br />

Familias afectadas en la comunidad de Ancacato y Pampa<br />

Aullagas están rodeadas de agua, después del desborde del<br />

río Márquez que dañó viviendas y los cultivos de haba, papa y<br />

cebada.<br />

Inundaciones Intensas y persistentes lluvias aíslan Cobija: Las intensas y<br />

persistentes precipitaciones pluviales que soportó Cobija por<br />

más de 10 horas ocasionaron que esta capital se aísle de<br />

sus provincias y del resto del país. Centenares de familias se<br />

vieron afectadas por las riadas que destruyeron sus hogares<br />

principalmente en las zonas periféricas.<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

La Paz fue declarada en “alerta roja” por causa de lluvias:<br />

Debido a la intensificación de las tormentas y los desastres<br />

provocados por las fuertes precipitaciones pluviales en diferentes<br />

provincias, la Prefectura de La Paz y Defensa Civil declararon al<br />

departamento en alerta roja.<br />

Inundaciones La Prefectura declara en emergencia a Santa Cruz: Para paliar<br />

los desastres provocados por las intensas precipitaciones<br />

pluviales en miles de hectáreas de cultivos agrícolas,<br />

comunidades y barrios cruceños, y acceder al Fondo de<br />

Emergencia Nacional del Tesoro General de la Nación (TGN),<br />

la Prefectura aprobó, mediante resolución administrativa, la<br />

declaratoria de emergencia departamental.<br />

Crecida de<br />

ríos<br />

Crecida de<br />

ríos<br />

Crecida de río provoca la rotura de un oleoducto y derrame de<br />

petróleo: La crecida del río del Pojo, distante a 233 kilómetros<br />

de Cochabamba, rompió el oleoducto que va a Sica Sica y<br />

provocó el derrame de petróleo.<br />

Santa Cruz en alerta por crecida de ríos: Las autoridades de la<br />

Prefectura temen que la precipitaciones pluviales provoquen el<br />

desborde de los ríos Piraí y Grande que serían causa de varias<br />

inundaciones en el Norte.<br />

Inundaciones Soyeros perdieron $us 4 millones por inundaciones: El sector<br />

soyero perdió alrededor de 4 millones de dólares debido a<br />

las precipitaciones pluviales de acuerdo a un informe de la<br />

Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO).<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Departamentos del eje troncal los más afectados por lluvias: Las<br />

precipitaciones pluviales de Noviembre y las crecidas de los ríos<br />

generaron problemas en los tres Departamentos del eje troncal.<br />

Las áreas más afectadas son las vías camineras y las pérdidas<br />

agrícolas en Santa Cruz.<br />

541


542<br />

AÑO EvENTOS ImPACTOS<br />

2005<br />

Nov.<br />

2005<br />

Oct.<br />

2005<br />

Sep.<br />

2005<br />

Sep.<br />

2005<br />

Feb.<br />

2005<br />

Feb.<br />

2005<br />

Feb.<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Lluvias<br />

torrenciales,<br />

Incendios<br />

forestales,<br />

Nevadas<br />

Lluvias<br />

torrenciales,<br />

Nevadas<br />

víctimas por riadas exigen su inmediata evacuación: Habitantes<br />

de los márgenes de los ríos Chapare y Chimoré solicitaron su<br />

evacuación a zonas más altas debido al anegamiento de sus<br />

viviendas y cultivos agrícolas, producto de las precipitaciones<br />

pluviales en el trópico cochabambino. En algunas zonas, el<br />

agua subió 0,5 a 1,5 metros de altura, afectando a más de<br />

medio centenar de viviendas precarias y en algunos casos<br />

ocasionando la muerte de decenas de animales de corral.<br />

Hay más de 1.650 familias afectadas: El Viceministerio de<br />

Defensa Civil y Cooperación al Desarrollo Integral, a través de sus<br />

regionales en Potosí, Beni y Pando, brinda asistencia humanitaria<br />

a más 1.650 familias damnificadas por las precipitaciones<br />

pluviales, nevadas e incendios. El viceministro de Defensa Civil,<br />

manifestó que estos desastres provocaron la destrucción de<br />

105.093 hectáreas por incendios en zonas de Riberalta y más<br />

de 50 comunidades afectadas por las nevadas en Potosí y la<br />

mortandad de 343 cabezas de ganado.<br />

Potosí: Ejército se moviliza para luchar contra la lluvia y la<br />

nevada: Para brindar asistencia humanitaria a 383 familias<br />

damnificadas por precipitaciones pluviales y nevada que<br />

afectan a más de 13 comunidades principalmente de las<br />

provincias de Nor y Sud Lipez del departamento de Potosí,<br />

Defensa Civil movilizó al personal militar de los regimientos “Loa”,<br />

“Pérez”, “Chichas 7 de Caballería” .<br />

Sequías Sequías afectan el país: Los campesinos en Beni y Santa Cruz<br />

sufrieron la pérdida de sus plantaciones de granos y hortalizas<br />

por la sequía que azotó sus departamentos. Se tiene también un<br />

reporte que más de 25 mil reces perecieron por los problemas<br />

climáticos. Se teme que si no hay precipitaciones pluviales,<br />

los efectos de la sequía que en Beni y Santa Cruz se repitan<br />

en La Paz, Oruro y Potosí. Como consecuencia se teme que<br />

la producción y venta de alimentos disminuya en los centros<br />

urbanos.<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Emergencia por lluvias intensas en el departamento de<br />

Cochabamba: Los consejeros vallunos declararon como zona de<br />

emergencia a todo el departamento de Cochabamba, ante los<br />

efectos de la sequía y las intensas precipitaciones pluviales que<br />

causaron varias inundaciones.<br />

fuertes lluvias ocasionan problemas: desborde dejó<br />

incomunicadas a más de 40 comunidades de Cochabamba: Los<br />

deslizamientos en la zona de El Sillar son frecuentes. El informe<br />

proporcionado por el Servicio Prefectural de Caminos menciona<br />

que existe el riesgo de que la circulación en la carretera a Santa<br />

Cruz quede suspendida de forma indefinida .<br />

Alcaldía requiere US$ 1 millón para cubrir la Alerta Naranja: El<br />

alcalde de La Paz, solicitó al presidente, Carlos Mesa, 1 millón<br />

de dólares para cubrir todas las necesidades de la Alerta<br />

Naranja, para prevenir desastres ocasionados por las intensas<br />

precipitaciones pluviales.


AÑO EvENTOS ImPACTOS<br />

2004<br />

Oct.<br />

Lluvias<br />

torrenciales<br />

Inundaciones en la ciudad de Santa Cruz: Las precipitaciones<br />

pluviales caídas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra dejaron<br />

al descubierto las falencias que existe en el sistema de drenaje,<br />

puesto que causaron grande inundaciones en la ciudad.<br />

2004 Nevadas Nevadas Castigan Sur de Potosí: Fuertes nevadas (12 horas)<br />

afectan las provincias del sur de Potosí causando severos daños<br />

en la ganadería e infraestructura turística.<br />

2004<br />

Ene.<br />

2004<br />

Ene.<br />

2004<br />

Ene.<br />

2004<br />

Ene.<br />

2004<br />

Ene.<br />

2003<br />

Dic.<br />

2003<br />

Dic.<br />

Inundaciones Lluvias castigan a los comunarios de La Paz: El departamento<br />

de La Paz fue declarado en emergencia, existen 6 mil familias<br />

afectadas por las inundaciones ya que 17 de las 20 provincias<br />

han sido fuertemente afectadas por las precipitaciones pluviales.<br />

Inundaciones Inundaciones aumentan casos de dengue en Pando y Beni: A<br />

consecuencia de las permanentes precipitaciones pluviales,<br />

que favorecen la reproducción del mosquito Aedes aegypti<br />

la amenaza del dengue se expande en el norte del país.<br />

Existen 250 personas afectadas en Beni a los cuales se suman 8<br />

confirmados en Pando y 200 sospechosos.<br />

Inundaciones Aparición de mosquitos causa alerta a la ciudadanía de<br />

Cochabamba: Las persistentes precipitaciones pluviales en<br />

el valle cochabambino, originaron la masiva aparición de<br />

mosquitos, conocidos como zancudos, como consecuencia de<br />

las aguas detenidas.<br />

Inundaciones Crece a 15 mil personas evacuadas en 30 albergues de Trinidad:<br />

De una cifra inicial de 8 mil personas directamente afectadas<br />

por la inundación, sumó a 15 mil los damnificados por las fuertes<br />

precipitaciones pluviales en la capital del Beni - Trinidad por lo<br />

que rescatistas y socorristas evacuan a 30 albergues a cargo de<br />

la Prefectura.<br />

Inundaciones Ríos se desbordan en varios municipios de Cochabamba: Los<br />

pobladores de municipios del valle alto y bajo del departamento<br />

están alerta, ante el desborde de los ríos por las lluvias que no<br />

cesan de caer. Como consecuencia de las precipitaciones<br />

pluviales se desbordaron los ríos de los municipios del Cono Sur,<br />

de Colcapirhua y Quillacollo.<br />

Inundaciones Emergencia Santa Cruz pide ayuda para frenar las<br />

inundaciones: El Alcalde declaró a la ciudad en emergencia. Se<br />

registran intensas precipitaciones pluviales en la capital cruceña<br />

que ocasionaron graves problemas de inundación a los barrios<br />

alejados.<br />

543


544<br />

AÑO EVENTOS IMPACTOS<br />

2003<br />

Dic.<br />

2003<br />

Nov/<br />

Dic.<br />

Inundaciones Lluvia de nueve horas inundó barrios de la zona norte de<br />

Cochabamba: Las precipitaciones pluviales se registraron en<br />

toda la región. Las proyecciones de AASANA señalan que las<br />

lluvias permanecerán en Cochabamba.<br />

Sequía gobierno no descarta declarar una emergencia por la sequía: El<br />

gobierno evalúa la sequía que afecta a cinco departamentos<br />

del país, por falta de precipitaciones pluviales, luego de conocer<br />

el informe de los prefectos de Cochabamba, Oruro, Potosí,<br />

Santa Cruz y Tarija, departamentos que pueden ser declarados<br />

en estado de emergencia.<br />

2003 Inundaciones<br />

y<br />

deslizamientos<br />

de tierra<br />

2002<br />

Ago.<br />

2002<br />

Feb.<br />

Nevadas<br />

intensas<br />

Desaparece la población de Chima por deslizamiento de tierra:<br />

Lluvias intensas afectan la mayor parte del país causando<br />

inundaciones y situaciones de emergencia en muchos lugares<br />

del oriente. En la localidad de Chima ubicado al norte del<br />

Departamento de La Paz, se produce un deslizamiento de<br />

tierra que destruyo casi todo el pueblo. En la región tropical<br />

del Chapare, en Villa Tunari las intensas lluvias destruyen el<br />

puente sobre el río Chapare cortando el tráfico vial entre los<br />

departamentos de Cochabamba y Santa Cruz.<br />

Intensa nevada en el sur oeste del Departamento de Potosí<br />

ocasiona la muerte de centenares de llamas (ganado<br />

auquénido).<br />

Granizada granizada provoca muertes y desastres económicos en la<br />

ciudad de La Paz: El 19 de febrero 2002, una intensa granizada<br />

de 50 minutos de duración afectó la ciudad de La Paz,<br />

causando la muerte de 70 personas, 19 desaparecidos y 130<br />

heridos. También provoca grandes pérdidas económicas en<br />

viviendas, locales comerciales, restaurant, transporte público y<br />

privado e infraestructura vial.<br />

2002 Sequías Cultivos del valle de Cochabamba son fuertemente afectados<br />

por sequía: La falta de lluvias produce severas caídas en los<br />

rendimientos de los cultivos del Valle bajo de Cochabamba<br />

(Aiquile, Totora, Omereque y Pasorapa), en rangos que varían<br />

entre 70 hasta 90 %, uno de los cultivos más afectados es el maíz.<br />

2001<br />

Mar.<br />

2001<br />

Mar.<br />

Inundaciones Pueblo de viacha se inunda por desborde de rió: Intensas lluvias<br />

en el altiplano causan inundaciones en muchos barrios de<br />

Viacha, donde el rio Pallina se desborda. La alta humedad y las<br />

bajas temperaturas incrementan las enfermedades respiratorias<br />

agudas.<br />

Inundaciones Inundaciones en el altiplano de La Paz: Fuertes lluvias en una<br />

región normalmente seca del Altiplano de Bolivia, causa<br />

extensas inundaciones, destruyendo casas y dejando miles de<br />

personas sin techo adecuado o alimento. Durante marzo y abril,<br />

la Agencia ADRA ayudó a 4,000 personas del altiplano a través<br />

de la distribución del valor de un mes de alimento y construyó<br />

albergue temporal para 300 familias en el área de Viacha.


AÑO EVENTOS IMPACTOS<br />

2001<br />

–<br />

2000<br />

1999-<br />

2000<br />

1997-<br />

1998<br />

1982-<br />

83<br />

Inundaciones<br />

y<br />

sequías<br />

Inundaciones y sequías obligan al gobierno a declarar zonas de<br />

desastre en 5 departamentos de Bolivia: Durante los meses de<br />

diciembre del 2000 a marzo 2001, Bolivia sufrió el impacto de las<br />

inundaciones y sequías más duras en los últimos años, obligando<br />

al gobierno a declarar zona de desastres a cinco de los nueve<br />

departamentos del país y se vio en la necesidad de solicitar un<br />

préstamo por algo más de 10 MM $us al Banco Central de Bolivia<br />

para la atención de los desastres.<br />

Las inundaciones se registraron a raíz de precipitaciones pluviales<br />

que superaron las marcas más altas registradas por el SENHAMI<br />

en los últimos 50 años agravada por la falta de políticas y<br />

estrategias de prevención. La intensidad de la lluvia llego a<br />

22 milímetros en una hora. Como efecto de estas se perdieron<br />

viviendas y cosechas, se deterioraron las principales vías de<br />

transporte dejando incomunicadas a poblaciones y se afectó<br />

severamente la infraestructura pública. Una de las escenas más<br />

desgarradoras la vivió la población de Viacha a 35 kilómetros de<br />

la ciudad de La Paz donde se tuvo que lamentar la pérdida de<br />

viviendas y 300 familias afectadas.<br />

Mientras algunas poblaciones sufrían inundaciones, en otros<br />

departamentos la sequía causó la pérdida de cosechas y<br />

ahondó la crisis económica principalmente del sector rural del<br />

país. El saldo de los eventos de diciembre del 2000 a marzo del<br />

2001, ha sido de 74 muertos, 60.000 familias afectadas, un daño<br />

en el sector agrícola de alrededor de 12.000 hectáreas con un<br />

costo de 127 MM $us y en total el país perdió un estimado de 700<br />

MM $us (alrededor del 10% del PIB).<br />

Sequías Campaña de cultivos de invierno afectadas por la sequía:<br />

Sequías en el Departamento de Santa Cruz causan daños en<br />

169.400 hectáreas con cultivos de invierno, campaña 1999 -2000.<br />

Fenómeno de<br />

El Niño 97-98<br />

Fenómeno de<br />

El Niño 82-83<br />

El Niño 97-98 provoca desastres socioeconómicos en Bolivia:<br />

El Niño en 1997/1998 ocasionó al país perdidas en un valor<br />

aproximado de $US 530 millones equivalentes al 7% del PIB<br />

nacional, de los cuales el 53% fueron causados por sequía en el<br />

altiplano y el 47% restante por inundaciones en las zonas norte y<br />

oriente del país. Según esas estimaciones, unas 120.000 familias<br />

fueron afectadas; más de 22.000 por inundaciones, 92.000 por<br />

sequías y 5.000 por heladas y granizos.<br />

El Niño 82-83 provoca desastres socioeconómicos en Bolivia:<br />

Los fenómenos climáticos extremos predominantes fueron<br />

inundaciones y sequías. Hubo 700.000 damnificados por las<br />

inundaciones y 1.600.000 personas afectadas por la sequía. De<br />

acuerdo con el informe de la CEPAL, las pérdidas económicas<br />

totalizaron US$ 837 millones.<br />

Fuente: Elaboración propia en base a sistematización de datos, David Cruz Choque,(PNCC)(2007).<br />

545


546<br />

ImPACTOS <strong>DE</strong>L CAmBIO CLImáTICO SOBRE LA REgIóN AmAzóNICA EN BOLIvIA<br />

El cambio climático acentúa los procesos de degradación forestal y erosión genética<br />

en los bosques pluviales de la Amazonía. Los cambios en la precipitación<br />

y degradación forestal afectan también a la regulación del ciclo hidrológico al<br />

interior y al exterior de la cuenca amazónica (alterando el ciclo hidrológico), reduciendo<br />

sustancialmente los stocks de carbono mundial.<br />

En ese contexto, los efectos de las quemas y los incendios forestales en la zona<br />

amazónica han sido documentados y los resultados son muy preocupantes debido<br />

a su efecto climático local. Estos se concentran durante la época seca, aumentando<br />

la posibilidad de que las zonas sufran sequías fuertes y persistentes. El<br />

humo de los incendios tiene efectos locales pero también es transportado largas<br />

distancias contribuyendo a la contaminación del aire en otras zonas del país.<br />

También se reciben las emisiones de los incendios forestales que ocurren en otros<br />

países amazónicos. 7<br />

El año 2005 se ha reportado la frecuente presencia de tormentas tropicales y déficit<br />

en la precipitación en gran parte de la región amazónica, lo que ha incrementado<br />

la secuencia de incendios forestales. De hecho en octubre de 2005, el<br />

gobierno boliviano declaró la zona amazónica del Beni como zona de “desastre<br />

nacional” pues atravesaba la peor sequía desde 1963. Esta condición provocó<br />

que la zona de la Provincia Vaca Diez del Beni sufra uno de los peores incendios<br />

de su historia, el cual durante 15 días devoró más de 100.000 hectáreas de bosque<br />

con la consecuente pérdida de numerosas especies de la zona. De esta manera<br />

se puede concluir que la mayor actividad de deforestación provoca un efecto<br />

más intenso del cambio climático, aumentando la vulnerabilidad de los ecosistemas<br />

de la zona y siendo parte de un cada vez más perturbador círculo vicioso.<br />

Similar situación se ha estado dando el año 2007 cuando por efecto de los vientos<br />

y la falta de precipitación, se han generado importantes pérdidas y también existe<br />

la potencial declaratoria de zona de emergencia en las provincias de Santa Cruz<br />

y del Chaco.<br />

Mapa No. 6 Incendios en la sabana y bosques en la región amazónica del norte de Bolivia NOAA-GOES de<br />

septiembre de 2005. (a) Las partículas producidas por el fuego (estimadas por los puntos de fuego) son inyectadas<br />

en modelos de transporte atmosférico (b) que muestran el efecto las quemas.8<br />

7 de acuerdo a lo investigado por Longo et al. 1999 y Freitas et al. 2004.<br />

8 GOES-NOA 2005; PNCC 2005. Fuente: El Cambio Climático en Bolivia (2006) MPD-VPTA-<br />

PNCC.


Por lo mencionado, se hace necesario identificar acciones que apoyen a la<br />

adaptación de ecosistemas muy vulnerables como la Amazonía, tales como la<br />

habilitación de áreas que faciliten la adaptación de fauna silvestre a través de<br />

la migración creando “vías de escape”, o realizando seguimiento permanente al<br />

manejo de los ecosistemas con el fin de reducir la presión sobre estos. 9<br />

Asimismo, los eventos extremos también han ido marcando las zonas bajas del<br />

país con importantes inundaciones que generan pérdidas económicas importantes.<br />

La incidencia del cambio climático en este caso es trascendental ya que<br />

pese a tener episodios de El Niño moderados, los impactos son de importancia,<br />

lo cual está siendo considerado como la incidencia del cambio climático en este<br />

tipo de eventos.<br />

Fotos No. 1, 2, 3 Área amazónica del país está sufriendo los impactos de las inundaciones exacerbadas por el<br />

cambio climático.<br />

ImPACTO <strong>DE</strong>L CAmBIO CLImáTICO SOBRE LOS RECURSOS HíDRICOS<br />

A nivel del país se ha acentuado la ocurrencia de tormentas tropicales en los<br />

últimos años, con vientos superiores a los 28 m/s según la escala Beaufort, con<br />

importantes daños, no observados en registros históricos de periodos largos en las<br />

regiones de Santa Cruz, Yungas de La Paz y Tarija. También se observó la presencia<br />

de movimientos convectivos violentos con granizo de magnitud como los registrados<br />

en la ciudad de La Paz en febrero de 2002 y 2003.<br />

9 Müller 2003.<br />

547


548<br />

Los cambios del clima no se expresarán solamente en la intensidad de los eventos<br />

meteorológicos extremos, sino que también podrían exacerbar la escasez periódica<br />

y crónica de agua durante los periodos de estiaje en la zona baja y en los<br />

valles áridos y semiáridos del país y reducir la disponibilidad de agua en las zonas<br />

de ascendencia orográfica.<br />

El limitado desarrollo productivo y ambiental del país incrementa la vulnerabilidad<br />

al cambio climático, ya que muchas áreas productivas y urbanas están situadas<br />

en zonas áridas o semiáridas. La población en su mayoría obtiene el agua de<br />

puntos de abastecimiento únicos como pozos o ríos. Estos sistemas de suministro<br />

son, por naturaleza, vulnerables, ya que carecen de reservas alternativas en caso<br />

de necesidad. Además, dada la escasez de recursos técnicos, financieros y de<br />

gestión, acomodarse a las situaciones de escasez y/o implementar medidas de<br />

emergencia sin planificación, constituye una pesada carga para la economía<br />

nacional y es casi imposible para las economías locales.<br />

Por otra parte, hay indicadores de mayor frecuencia de inundaciones en las zonas<br />

bajas, incrementando las necesidades de adaptación no sólo a las sequías y a la<br />

escasez crónica de agua, sino también a intensas precipitaciones que ocasionan<br />

inundaciones con daños significativos a la infraestructura. Estas emergencias ocurrirían<br />

con presencia de mazamorras, relaves, riadas, a lo que se suma la creciente<br />

vulnerabilidad por la falta de recursos y problemas relacionados con los asentamientos<br />

mal planificados.<br />

Todos estos impactos coinciden con la evaluación científica a nivel mundial, que<br />

muestra escenarios regionales con reducción de los periodos de lluvias pero con<br />

incremento sustancial de la probabilidad de presencia de precipitaciones intensas<br />

en corto tiempo. En este sentido el país todavía no cuenta con sistemas que<br />

permitan estudiar estos aspectos a través de sistemas de alerta temprana y desafortunadamente<br />

también se percibe un incremento en la vulnerabilidad de las<br />

poblaciones por los asentamientos no planificados.<br />

Gran parte de las cuencas en el país no cuenta con un manejo integral, que incorpore<br />

actividades orientadas a la protección de la cuenca, y que articule los<br />

diversos tipos de aprovechamiento de los recursos naturales. Esto se traduce en<br />

la degradación biofísica de los suelos, disminución de la recarga de los acuíferos,<br />

reducida disponibilidad de agua, elevando los índices de pobreza, generando<br />

conflictos sociales, reduciendo la productividad y los ingresos económicos de los<br />

habitantes de estas cuencas. El impacto de la disponibilidad variable de los recursos<br />

hídricos en Bolivia afecta a diversos sectores productivos del país.<br />

Como ejemplo se puede tomar el retroceso de los glaciares, documentado por<br />

Ramírez et al. en 2005. Precisamente se establece por estudios del Instituto de<br />

Hidráulica e Hidrología de la UMSA (IHH) que el glaciar de Chacaltaya prácticamente<br />

está en extinción, según datos del último reporte de evaluación del IPCC.<br />

También Charkini ha perdido una importante masa glaciar.<br />

El Programa Nacional de Cambio Climáticos PNCC, junto con el IRD y el IHH, han<br />

desarrollado un estudio sobre la retracción del glaciar Tuni Condoriri, habiéndose<br />

establecido que, en los últimos 50 años este glaciar ya se habría retraído en aproximadamente<br />

un 35%, con las implicancias sobre los sistemas de abastecimiento<br />

de agua para ciudades como El Alto y La Paz y para el riego y la generación de<br />

energía.


El mapa muestra el proceso de retracción del glaciar Tuni Condoriri entre 1956 y el<br />

2006. De seguir este proceso, se considera que estos glaciares se agotarían en el<br />

año 2045 para el Condoriri y el 2025 para el Tuni. 10<br />

Fuente: IHH-PNCC-IRD. Ramírez et al. (2006) en Imprenta<br />

Otros estudios realizados a fines de 1998 por el PNCC y el IHH de la UMSA, utilizando<br />

modelos de simulación, demuestran la vulnerabilidad del recurso hídrico en las<br />

cuencas del río Choqueyapu y del río Piraí, en las ciudades de La Paz y Santa Cruz<br />

respectivamente. Se encontró que en los periodos de bajos caudales, ya sea por<br />

ser época de estiaje o por periodos de baja precipitación anómala, un evento<br />

de elevada precipitación, provoca una sensibilidad mucho más alta que cuando<br />

los caudales son normales o elevados. Esto último significa que en estos periodos<br />

relativamente secos, una tormenta de elevada magnitud no contaría con el poder<br />

de amortiguación de los caudales base normal de los ríos. La elevada precipitación<br />

ocasionaría entonces fuertes picos de caudal y turbiones, cuyos efectos<br />

podrían ser muy destructivos.<br />

Los resultados mostraron que la cuenca del río La Paz y otras del altiplano son susceptibles<br />

a conflictos entre oferta y demanda de agua, así como a agudizar los<br />

impactos de lluvias cortas y de gran magnitud, especialmente en lo relacionado a<br />

la erosión. En la cuenca del río Piraí y gran parte de los Llanos, existe tendencia de<br />

que se incremente la probabilidad de inundaciones en época de lluvia.<br />

10 Ramírez et al. 2006.<br />

549


550<br />

ImPACTO <strong>DE</strong>L CAmBIO CLImáTICO SOBRE LA SALUD<br />

El cambio climático está generando impactos a nivel de la salud ya que se están<br />

produciendo el rebrote de ciertas enfermedades en algunas regiones y su aparición<br />

en otras, donde por condiciones climáticas no era posible pensar en su presencia.<br />

Es el caso de enfermedades como el dengue y la malaria.<br />

En Bolivia, se documentó la circulación del virus del dengue serótipo 1 y la ocurrencia<br />

de casos de dengue clásico desde 1987, registrándose la re-emergencia del<br />

dengue serotipo 1 en los Departamentos de Santa Cruz, Tarija y el Beni. En los años<br />

1999 y 2000, se reportaron 27 y 80 casos de dengue clásico respectivamente; y en<br />

los primeros seis meses del año 2003 se reportaron dos casos de dengue hemorrágico<br />

confirmados en laboratorio, además de otros 15 casos probables, pendientes<br />

de clasificación final. 11<br />

Las causas señaladas para el incremento de los casos de dengue en Bolivia, se<br />

centran en el incremento de los viajes aéreos, las condiciones climáticas, el comercio<br />

internacional de neumáticos usados, que al acumular agua de lluvia,<br />

constituyen hábitats ideales para la postura de huevos, la urbanización no planificada,<br />

las dificultades en el abastecimiento de agua, sumados al deterioro de los<br />

programas de control del vector, la carencia de insecticidas con buena relación<br />

de costo/efectividad y la falta de educación sanitaria (OPS).<br />

Las epidemias suelen presentarse en la época de lluvias, la que favorece la proliferación<br />

del vector, predominantemente entre enero – mayo. Sin embargo el área<br />

de distribución del mosquito ha subido fuertemente en las últimas décadas debido<br />

a que ciertas condiciones de temperatura y humedad les están siendo aptas.<br />

Según Aparicio, el brote de dengue que se presentó en los primeros meses de<br />

1998 en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, coincidió con niveles elevados del<br />

Índice de Vegetación (NDVI), lo que muestra indirectamente la relación de esta<br />

enfermedad con la precipitación pluvial y el incremento de las temperaturas en<br />

la zona.<br />

Foto No. 4 Los pozos de agua son criaderos de vectores, que por la elevación de la<br />

temperatura se convierten en agentes de transmisión de enfermedades. (Fotografía<br />

Marilyn Aparicio, 2006.)<br />

11 Aparicio M. 2006 en El Cambio Climático en Bolivia – PNCC – 2006).


A su vez, la malaria muestra una tendencia creciente: en 1987 se registraron 24.891<br />

casos y en 1996, 64.135 casos en ocho de los nueve departamentos, seis de los<br />

cuales se encuentran en zonas de alto riesgo con transmisión permanente, evidenciándose<br />

una triplicación de casos en 9 años. Desde 1950 esta enfermedad<br />

presenta, por lo tanto, un sostenido incremento en el índice parasitario anual (IPA),<br />

habiéndose marcado 1998 como el año en que se presentó la mayor cantidad<br />

de casos, con 25 casos por 1.000 habitantes.<br />

Actualmente, existe transmisión activa de malaria en el 75% del territorio nacional,<br />

donde vive la mitad de la población boliviana. El año 2000 todavía se notificaron<br />

31.468 casos de malaria por P. vivax, con un índice parasitario anual (IPA) de 8,8<br />

por mil, y 2.536 casos por P. falciparum, comparando con los 74.350 (IPA 24,8 por<br />

mil) y 11.414 casos, respectivamente, que se reportaron en 1998.<br />

La malaria ha reaparecido en extensas zonas en las que ya no había transmisión<br />

y se han presentado brotes en áreas que tradicionalmente por sus condiciones<br />

altitudinales y climáticas no permitían el desarrollo de este tipo de dolencia. Tal fue<br />

el caso del brote de malaria no importada, presentado en 1998 en la comunidad<br />

de Tuntunani en Carabuco del Departamento de La Paz, situado por encima de<br />

los 2800 m snm. 12 Por otra parte, se ha reportado resistencia de las infecciones por<br />

Plasmodium falciparum a los medicamentos habituales, lo que induciría a utilizar<br />

medicamentos más complejos que encarecen los costos de atención. 13<br />

De acuerdo a los resultados de Aparicio y Ortiz (2000), la sensibilidad de la malaria<br />

al clima en Bolivia es muy elevada y se está produciendo un cambio en la<br />

incidencia (incremento) y la presentación de casos de malaria durante un mayor<br />

número de meses. 14 La fuerte dependencia de la malaria a la variabilidad climática,<br />

se manifiesta en la mayor respuesta de la enfermedad durante los meses de<br />

noviembre – marzo.<br />

Es importante señalar también que las enfermedades respiratorias y diarreicas<br />

(IRAs y EDAs, respectivamente) también se hallan relacionadas con el clima por lo<br />

que la incidencia climática esta generando impactos a diversos niveles.<br />

Las variaciones térmicas y en la baja accesibilidad al agua potable o sin contaminación,<br />

la importancia de las variaciones en los patrones meteorológicos, que<br />

se presentan durante eventos de variabilidad climática (el Niño, la Niña, etc.) y<br />

los debidos al cambio climático global, estas evidenciando su influencia sobre la<br />

incidencia, prevalencia y sobre el curso de EDAs predominantemente en el grupo<br />

etáreo más vulnerable como es el de los menores de cinco años de edad.<br />

Estudios previos realizados por Aparicio y Ortiz en el año 2000 para las capitales de<br />

Departamento en Bolivia, relacionados a la influencia del clima y su variabilidad<br />

para cuatro enfermedades, señalan que las Enfermedades Diarreicas Agudas<br />

(EDAs) presentan una marcada fluctuación estacional, que está de acuerdo a<br />

las variaciones del clima en el país, con índices estaciónales altos en dos periodos:<br />

abril - mayo, coincidiendo con la época de menor precipitación (época seca) e<br />

inestabilidad de temperaturas que señalan el inicio del invierno austral, y entre los<br />

meses de octubre - diciembre, pudiendo en algunas zonas hacerse presente tempranamente<br />

como en agosto, o extenderse hasta enero del siguiente año.<br />

12 Rutar 2000.<br />

13 Aparicio 2006.<br />

14 Aparicio y Ortiz 2000.<br />

551


552<br />

Según Aparicio las EDAs que predominan en las épocas lluviosas, cálidas y de<br />

transición, corresponden a los municipios que se hallan localizados en las regiones<br />

bajas de Bolivia, mientras que las EDAs predominantes en los meses fríos o de<br />

transición hacia el invierno predominaran en las ciudades más altas y obviamente<br />

con un clima influido por la Cordillera de los Andes.<br />

Por su parte, los estudios sobre Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs) y las neumonías<br />

se presentan en la mayoría de los municipios con una marcada fluctuación<br />

estacional, la cual está en correspondencia con las variaciones del clima en<br />

Bolivia.<br />

En general, se puede decir que las IRAs y neumonías en las regiones estudiadas,<br />

aparecen a finales del otoño, predominan en invierno y presentan cierto repunte<br />

en los meses de transición. 15 Estos datos demuestran que bajo un escenario de<br />

cambio climático en el que se intensificarían los extremos térmicos, la incidencia<br />

de las IRAs sería mucho mayor.<br />

La adaptación al cambio climático<br />

El cambio climático y sus impactos son un hecho insoslayable, por ello Bolivia debe<br />

iniciar un proceso muy serio de fortalecimiento de capacidades para enfrentarlos.<br />

A las acciones que puedan reducir el nivel de vulnerabilidad al cambio climático<br />

se la denomina adaptación, la cual puede ser de dos formas: autónoma o planificada.<br />

La primera nos llevaría a generar grandes pérdidas económicas que un<br />

país como Bolivia no puede permitirse; la segunda, en cambio, debe ser la tarea<br />

de todos, en todos los niveles y sectores.<br />

La inacción puede constituirse en el enemigo potencial más grande de los países<br />

que día a día están paulatinamente verificando los impactos del clima y la pérdida<br />

de sus recursos económicos y sociales.<br />

La comunidad internacional y muy particularmente los países desarrollados, generadores<br />

del efecto invernadero y por tanto el cambio climático, deben asumir<br />

acciones concretas y reales para que los países en vías de desarrollo como Bolivia<br />

puedan contar con los recursos suficientes para enfrentar este nuevo azote que<br />

vive la humanidad.<br />

Pero más allá de ello está también la acción propia de los países. Bolivia debe incorporar<br />

las cuestiones del cambio climático en sus políticas de desarrollo, y avanzar<br />

más allá de lo que en la actualidad plantea el Plan Nacional de Desarrollo,<br />

que ya es un paso importante, haciendo que la adaptación al cambio climático<br />

sea tarea de todos desde el lugar que nos toque actuar.<br />

15 Mejía y Moscoso 2001


Bibliografía<br />

MPD-VPTA-PNCC. El Cambio Climático en Bolivia – Análisis, síntesis de impactos y<br />

adaptación. La Paz, Bolivia 2006.<br />

MDS-VMARNDF-PNCC Primera Comunicación de Bolivia ante la Convención Marco<br />

de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La Paz, Bolivia, 2000.<br />

MDS-VRNMA-PNCC. Inventario de emisiones de gases de efecto invernadero de<br />

Bolivia, para la década 1990 – 2000. La Paz, Bolivia, 2003.<br />

MDS-VRNMA-PNCC. Vulnerabilidad y Adaptación de la salud humana ante los<br />

efectos del cambio climático. La Paz, Bolivia, 2000.<br />

MPD-UMSA Facultad de Agronomía. Evaluación de las tendencias del balance<br />

hídrico como indicador del cambio climático. La Paz, Bolivia, 2006.<br />

SENAMHI – PNCC, Michel T. Análisis de tendencias climáticas en Bolivia. Documento<br />

en edición.<br />

PNCC-IHH-IRD. Deshielo de la cuenca de Tuni Condoriri y sus impactos sobre los<br />

recursos hídricos de las ciudades de La Paz y El Alto. En proceso de edición.<br />

La Paz, Bolivia.<br />

Créditos de fotografías:<br />

Fotos 1,2,3: Oscar Paz-PNCC<br />

553


Capítulo 15<br />

Capa de ozono<br />

y radiación ultravioleta<br />

EL OzONO EN BOLIvIA<br />

por Francesco Zaratti<br />

El ozono (molécula con tres átomos de oxígeno) es un gas poco abundante en<br />

la atmósfera, el cual se ha vuelto popular en el mundo en los años 1980 a raíz del<br />

descubrimiento del llamado “agujero de ozono” en la Antártica, producto, como<br />

se supo pronto, de la destrucción de ese gas por parte de unas sustancias químicas<br />

artificiales que empezaron a ser emitidas a la atmósfera en siempre mayores<br />

cantidades a partir de los años 1930.<br />

La importancia del ozono estratosférico para la vida en el planeta radica en su capacidad<br />

de absorber y bloquear a la radiación ultravioleta solar, como veremos<br />

más adelante. La posibilidad de un adelgazamiento de ese escudo protector de<br />

la vida llevó a los gobiernos a tomar medidas “heroicas” con el fin de hacer sustentable<br />

el desarrollo económico del planeta, reemplazando las sustancias agotadoras<br />

del ozono (principalmente los famosos CFC, clorofluorocarbonatos) con<br />

otras menos peligrosas.<br />

Mucho antes que saltara a la palestra pública esta temática, en Bolivia el Instituto<br />

de Investigaciones Físicas (antes Laboratorio de Rayos Cósmicos de Chacaltaya),<br />

realizó algunos trabajos importantes de estudio del perfil de ozono. Se conservan<br />

fotografía y análisis de los datos de entonces, que han sido recuperados para<br />

comparar eventuales cambios en la atmósfera de nuestro país entre los años ’60,<br />

cuando se hicieron las mediciones, y los ’90, cuando el actual Laboratorio de Física<br />

de la Atmósfera (LFA-UMSA), en colaboración con el Instituto nacional de Pesquisas<br />

Espaciales (INPE-Brasil) volvió a realizar ozonosondeos en los mismos predios<br />

de Cota Cota, La Paz 16<br />

En la figura 1 se reproducen dos típicos ozonosondeos del año 1964 y del año 1998.<br />

Con base a esos datos y a otras medidas, es posible afirmar que el perfil del ozono<br />

en la atmósfera boliviana, al igual que la columna total, no ha cambiado significativamente<br />

en los últimos 40 años. De paso, esas gráficas muestran la distribución<br />

típica del ozono según la altura. A nuestras latitudes, la máxima concentración se<br />

registra entre 17 y 30 km de altura, región de la estratosfera que recibe el nombre<br />

de “capa de ozono”. Esa altura no es casual: representa el equilibrio entre la<br />

abundancia de ozono y la intensidad de la RUV-B: más arriba hay más UV-B y menos<br />

moléculas de oxigeno que pueden ser convertidas en ozono, más abajo hay<br />

más oxígeno pero la UV-B es menos intensa.<br />

Desde el año 1996 opera en La Paz un espectrofotómetro Brewer un instrumento<br />

muy sofisticado de propiedad del INPE-Brasil, que mide, entre otros, el contenido<br />

de ozono en la atmósfera (“columna de ozono”) y la intensidad de la radiación<br />

ultravioleta. Asimismo, desde el año 1978, con algunas interrupciones, se realizan<br />

medidas de ozono total mediante instrumentos colocados a bordo de satélites<br />

artificiales, cuyos datos permiten tener mediciones independientes, aunque muy<br />

16 Zelaya 1964; Schulczewsky y Sheriff 1968; Aldaz 1964; Zaratti et al. 1999.<br />

555


556<br />

consistentes, de la columna de ozono sobre el altiplano boliviano.<br />

La columna de ozonos e mide en “unidades dobson” o DU: el promedio mundial<br />

(300 DU) significa que si se concentrara todo el ozono de la atmósferas obre la<br />

superficie de la Tierra, su espesor sería de 3 mm, un valor aparentemente insignificante,<br />

pero de extrema importancia para la vida en el planeta.<br />

En términos generales, más de diez años de medidas de la capa de ozono desde<br />

el LFA-UMSA, permiten afirmar lo siguiente:<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

El intervalo de valores mensuales del ozono en La Paz está entre 238.3 DU<br />

(junio 2002) y 271.4 DU (octubre 1999), con un valor promedio de 254.8<br />

DU.<br />

El ciclo anual del ozono sobre el Altiplano muestra que la columna de ozo-<br />

no es máxima en primavera (septiembre-octubre) y mínima en otoño (mayo-junio).<br />

En un cierto sentido esto es providencial ya que el ozono suele<br />

aumentar en los meses en los cuales los niveles de radiación ultravioleta<br />

son mayores.<br />

En todo caso, los valores del ozono sobre el Altiplano son particularmente<br />

bajos, entre los más bajos del planeta, debido a su cercanía al Ecuador<br />

(la cantidad de ozono promedio disminuye yendo desde los polos hacia<br />

el ecuador), a la altura (debido a al reducción de la atmósfera) y a otros<br />

fenómeno dinámicos. 17<br />

Está por demás decir que la contribución de Bolivia al agotamiento del ozono es<br />

mínima, debido a su bajo nivel industrial. Aún así, el país ha realizado esfuerzos<br />

para reconvertir la industria que utilizaba las sustancias agotadoras de ozono, con<br />

el apoyo de la comunidad internacional, con base al Protocolo de Montreal.<br />

LA RADIACIóN ULTRAvIOLETA EN BOLIvIA<br />

A comienzo del siglo XIX el astrónomo, músico y desertor de la guardia real de<br />

Hannover, William Herschel, descubrió que además de la luz, nos llega del Sol una<br />

radiación invisible, de longitud de onda más larga que el color rojo. Según la costumbre<br />

de entonces de representar verticalmente los colores, esa radiación caía<br />

más abajo del rojo, razón por la cual recibió el nombre de infrarrojo. La capacidad<br />

de la Tierra de absorber luz visible y volver a emitir radiación infrarroja es el proceso<br />

que está a la base del efecto invernadero.<br />

Poco después de Herschel, otro físico alemán, Johannes Ritter, descubrió que el Sol<br />

emite también radiación de longitud de onda más corta que el azul o el violeta.<br />

Esa banda de radiación que estaba representada más arriba del color violeta<br />

recibe el nombre de radiación ultravioleta. Esa región, que se extiende entre 0.1<br />

micras y 0.4 micras de longitud de onda, suele dividirse en tres bandas, conforme<br />

a los efectos que tienen sobre la vida:<br />

•<br />

•<br />

UV-A, que es la cercana a la radiación visible (320-400 nm): es responsable del<br />

bronceado de la piel;<br />

UV-B, llamada también biológica, varía entre 280 y 320 nm. A pesar de ser una<br />

banda muy estrecha, tiene una importancia fundamental para la vida. Dosis<br />

excesivas de UV-B pueden provocar graves daños a la piel, la vista y el sistema<br />

inmunológico. La mayor parte de esta radiación es atenuada por la capa de<br />

ozono.<br />

17 Zaratti et al. 1999 ; Kirchhoff y Guarnieri 2002.


•<br />

UV-C representa la banda más peligrosa para la vida y se extiende entre 100<br />

hasta 280 nm. En efecto la vida evolucionó sin conocerla, ya que la UV-C es<br />

absorbida totalmente por la atmósfera. La UV-C se produce artificialmente en<br />

la industria de los germicidas y naturalmente en las estrellas. Por eso es necesario<br />

salir de la atmósfera terrestre y colocar telescopios en órbita para poder<br />

observar la radiación UV-C proveniente del cosmos.<br />

Restringiendo nuestra atención a la componente biológicamente activa de la radiación<br />

ultravioleta (UV-B), queremos comentar su dependencia de los factores<br />

ambientales. La magnitud más significativa es la intensidad de la radiación que se<br />

define como la cantidad de energía que impacta por unidad de tiempo en una<br />

superficie unitaria dispuesta horizontalmente. La intensidad se mide en vatios por<br />

metros cuadrados (W/m2).<br />

Sabemos bien que la intensidad de la radiación ultravioleta en la superficie de<br />

la Tierra no es la misma en lugares diferentes, en diferentes meses del año y a<br />

diferentes horas del día. Asimismo ella varía si el día es soleado o nublado, si la atmósfera<br />

es limpia o contaminada, si estamos en un lugar con horizonte abierto o<br />

si estamos rodeados de cerros, si estamos en la nieve o en un prado verde. Desde<br />

luego, no todos esos factores afectan por igual la intensidad de la UVB, de modo<br />

que es útil repasar su importancia y alcance.<br />

El ángulo cenital solar<br />

El factor más importante que determina la intensidad de la UV-B es sin duda la<br />

inclinación de los rayos solares, medida mediante el “ángulo cenital solar” (SZA):<br />

es el ángulo que forma el Sol con respecto a la dirección vertical. El SZA determina<br />

cuánta energía llega a una superficie unitaria horizontal: para SZA pequeños los<br />

rayos caen casi verticales y mucha energía llega a la superficie unitaria. Ahora<br />

bien ¿dónde y cuándo se tienen menores SZA? En primer lugar en la zona tropical:<br />

entre los dos trópicos el Sol pasa dos veces al año por el cenit (SZA=0) y, en general,<br />

los SZA son menores que a latitudes intermedias. Por tanto la intensidad de la<br />

UV-B depende de la latitud.<br />

En segundo lugar, a una latitud fija, la intensidad de la UV-B depende de la estación<br />

del año: en verano el sol es más alto que en invierno. Por tanto en verano la<br />

UV-B es más intensa que en invierno. Asimismo, en un mismo lugar y en una misma<br />

época del año, la UV-B depende de la hora del día: cerca del mediodía (astronómico<br />

antes que legal) el Sol está más alto en el cielo que a otras horas del día. No<br />

es de extrañar entonces que las horas más peligrosas para exponerse al Sol estén<br />

en torno al mediodía. De hecho la intensidad de la UV-B en las tres horas centrales<br />

del día alcanza al 50% de la intensidad de todo el día.<br />

La capa de ozono<br />

Ya hemos mencionado la importancia de la capa de ozono para absorber la<br />

UV-B. Ahora bien la capa de ozono cambia, a su vez, con la latitud, con la época<br />

del año y condiciones meteorológicas sinópticas. Se estima que una disminución<br />

del 10% de la capa de ozono puede tener como consecuencia un incremento de<br />

hasta un 20% de la UV-B, en especial de ciertas longitudes de onda muy peligrosas<br />

para la salud.<br />

Las nubes<br />

Las nubes que se interponen entre el Sol y la superficie de la Tierra tienen el efecto<br />

de atenuar la radiación, efecto difícil de cuantificar debido a la complejidad física<br />

y geométrica de las nubes. Casi un 50% de la radiación ultravioleta que llega a la<br />

superficie es difusa, es decir, llega de todo lado del cielo, mientras la luz es mucho<br />

más direccional. Una consecuencia de este hecho son las quemaduras que se sufren<br />

aun estando a la sombra: es la radiación UV difusa la que produce el daño.<br />

557


558<br />

La altura<br />

La dependencia de la UV-B con la altura se debe a dos efectos: reducción de<br />

la atmósfera (menos dispersores de la radiación) y reducción del contenido de<br />

ozono. Sin embargo intervienen críticamente otros factores, el albedo (porcentaje<br />

de energía reflejada por la superficie terrestre), el contenido de aerosoles, la<br />

topografía y otros factores que afectan diversamente las diferentes longitudes de<br />

onda. Se entiende entonces que no exista un valor único para el incremento porcentual<br />

de la UV-B con la altura, habiéndose obtenido valores que varían entre 5%<br />

y 50 % por km para el incremento de la UV-B eritémica (o sea la UV-B medida con<br />

referencia al daño que produce en la piel). Medidas realizadas en Bolivia, entre La<br />

Paz (3420 m snm) y Chacaltaya (5300 m snm) muestran un incremento del 7% por<br />

km para UV-B eritémica. 18 [ref. 7].<br />

El albedo<br />

El albedo es la propiedad de una superficie de reflejar la radiación. Es experiencia<br />

común que la nieve fresca (albedo 90%) refleja mucho más la radiación (visible<br />

y UV-B) que la hierba (albedo 10%). Ahora bien, a mayor albedo, mayor será la<br />

intensidad de la UV-B que recibe el cuerpo humano: esto explica por qué es fácil<br />

broncearse y quemarse en la nieve, o en el Salar de Uyuni, en días soleados.<br />

Aerosoles<br />

Se entiende por aerosoles partículas suspendidas en la atmósfera, como polvo<br />

levantado por el viento o cenizas y humo provenientes de la quema de cobertura<br />

vegetal. Existen aerosoles que absorben la UV-B y aquellos que la reflejan. Su alta<br />

variabilidad, espacial y temporal, hace difícil cuantificar el efecto neto sobre determinada<br />

localidad. Sin embargo es un hecho que los niveles de RUV en Bolivia<br />

han disminuido en años recientes en los meses de septiembre y octubre, debido a<br />

la humareda provocada por los chaqueos.<br />

Orbita terrestre<br />

Sabemos que la Tierra describe una órbita elíptica en torno al Sol. En nuestro verano<br />

(austral) la Tierra está más cerca al Sol que en invierno. Se ha estimado que<br />

esa pequeña diferencia de distancia hace que en el hemisferio sur en verano la<br />

radiación solar sea un 7% mayor que la correspondiente al hemisferio norte en<br />

verano. ¡Otra ganga por vivir en el hemisferio Sur!<br />

Dependencia bajo el agua<br />

La dependencia de UV-B con la profundidad del agua es importante para los sistemas<br />

acuáticos: plancton y algas. En general, el agua atenúa a la UV-B más que<br />

a la luz, y más para longitudes de onda cortas, a tal punto que cerca de la costa<br />

la UV-B se extingue para profundidades de 20 metros, debido a las peculiares<br />

propiedades bio-ópticas de esas aguas, aunque en aguas claras oceánicas se ha<br />

podido detectar efectos de la UV-B hasta a 30 metros de profundidad.<br />

Con base a más de diez años de medidas continuas de la radiación ultravioleta y<br />

la capa de ozono en Bolivia, mostramos, a continuación, algunos resultados que<br />

caracterizan la RUV en La Paz y, en general, en Bolivia. En lo que sigue nos referiremos<br />

a los valores máximos (intensidad de la radiación “eritémica” o irradiancia),<br />

que se mide en mW/m 2 o mediante el Índice de RUV (IUV), como a los valores<br />

acumulados en el tiempo (dosis de la UV-B eritémica, que se mide en J/m 2 ).<br />

La figura 4 da cuenta de las horas más peligrosas del día en La Paz, y en general<br />

en Bolivia, para exponerse a la RUV: entre las 10 y las 15 se recibe el 80% de la<br />

dosis del día, mientras entre las 11 y las 14 nos llega el 50% de la dosis diaria. Con-<br />

18 Zaratti et al. 2003


secuentemente, es aconsejable disfrutar de los efectos benéficos del sol fuera de<br />

esos horarios.<br />

La figura 5 muestra el comportamiento diario de la UV-B en dos días soleados, de<br />

abril y octubre. Se observa que en octubre (cerca al paso del sol por el cenit) se<br />

tienen máximos más elevados debido a la menor inclinación de los rayos solares.<br />

Asimismo el máximo de la UV-B se obtiene en torno a las 12:30, que corresponde<br />

al mediodía local de La Paz (longitud 68.1ºW).<br />

Está claro que los meses de mayor irradiancia en Bolivia son los que están entre los<br />

dos pasos del Sol por el cenit: noviembre, diciembre y enero, a pesar de que en<br />

ese período suele haber menos días soleados, aspecto que confunde a algunas<br />

personas. Comparando con otros lugares del planeta, podemos afirmar que los<br />

niveles de la RUV en Bolivia están entre los más elevados del mundo, un récord<br />

poco envidiable, dados los riesgos que conlleva una elevada intensidad de la<br />

radiación ultravioleta.<br />

Finalmente, la figura 6 muestra el comportamiento anual del índice de UV-B en<br />

La Paz durante seis años. Es posible distinguir el efecto providencial que tiene el<br />

clima del verano en Bolivia (nublado y lluvioso) para mantener la intensidad de la<br />

radiación ultravioleta en límites compatibles con el desarrollo de la vida vegetal y<br />

animal en altura.<br />

CONCLUSIONES<br />

Por lo expuesto sintéticamente en el presente artículo, la radiación ultravioleta en<br />

Bolivia alcanza niveles entre los más elevados del mundo debido a causas naturales.<br />

Sin embargo, esos valores no han variado significativamente en los últimos<br />

años, de manera que no se puede hablar de una “emergencia” natural por la<br />

radiación ultravioleta en nuestro país.<br />

Lo que sí ha cambiado es la actitud de la gente hacia la radiación solar: la población<br />

dedica más tiempo a actividades al aire libre y, asimismo, no se protege adecuadamente<br />

por motivos de moda. Consecuentemente, existe una “emergencia<br />

social” que hace de la RUV en Bolivia un verdadero problema de salud ambiental,<br />

que debe ser resuelto mediante la educación, información y prevención, tareas a<br />

las que está abocada desde el año 1998 la Campaña de la Radiación Ultravioleta<br />

en Bolivia, conducida por el Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA.<br />

A las personas interesadas en profundizar el tema de este artículo, les sugerimos la<br />

lectura del libro coeditado por el autor del presente artículo. 19<br />

19 Zaratti y Forno, 2003. La Radiación Ultravioleta en Bolivia.<br />

559


560<br />

Bibliografía citada<br />

Aldaz, Luis 1964. Atmospheric ozone above La Paz, Bolivia, in Final Technical Report<br />

contract AF-AFPSR 63-319, Laboratorio de Física Cósmica, cuaderno No. 27,<br />

agosto 1964, pp. 32-39, La Paz, Bolivia.<br />

Kirchhoff, V. W. J. H.; Guarnieri, F. L., 2002. Missing ozone at high altitude: Comparison<br />

of in situ and satellite data, JGR, 10.1029/2001; JD000810, 2002<br />

Schulczewsky R. H. y Sheriff F., 1968. Perfiles de ozono, eclipse solar del 12 de noviembre<br />

de 1966, en Resumen de Labores, cuaderno No. 31, marzo 1968, pp.<br />

153-159 (O. Saavedra, editor), La Paz, Bolivia.<br />

Zaratti F., M. Andrade y R. Forno 1999. Resultados preliminares de la campaña de<br />

ozononosondeo en La Paz, Bolivia, Revista Boliviana de Física No. 5.<br />

Zaratti F., M. Andrade, R. Forno y E.R. Palenque 1999. Longitudinal and latitudinal<br />

variations of the total ozone over the Central Andes, Il Nuovo Cimento vol. 22<br />

c, N. 2, pp. 1456-1152<br />

Zaratti F., R. Forno, J. Garcia J. y M. Andrade. Erythemally weighted UV-B variations<br />

at two high altitude locations, Journal Geophysical Research, en prensa.<br />

Zaratti F. y R. Forno (edit.) 2003. La Radiación Ultravioleta en Bolivia, libro publicado<br />

por la OPS/OMS.<br />

Zelaya A., 1964. Medidas de ozono de superficie en Chacaltaya, en Resumen de<br />

Labores, cuaderno No.26, noviembre 1964, pp. 60, (R. Vidaurre, editor), La<br />

Paz, Bolivia


CONTENIDO SÉPTIMA PARTE<br />

Capítulo 16<br />

Política ambiental<br />

Movimientos sociales y<br />

conflicto ambiental<br />

El MAP, una iniciativa para<br />

la gestión ambiental e<br />

institucional boliviana<br />

Estado actual y proyecciones<br />

de la gestión ambiental<br />

municipal<br />

Capítulo 17<br />

Estado de situación de la<br />

legislación ambiental e<br />

institucional boliviana<br />

Capítulo 18<br />

Gestión Ambiental y<br />

financiamiento en Bolivia<br />

Informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007 - 2008<br />

Séptima parte<br />

Políticas ambientales<br />

y sociedad civil<br />

561


Capítulo 16<br />

Política Ambiental<br />

ANTECE<strong>DE</strong>NTES<br />

por Jenny Gruenberger<br />

Bolivia, desde los inicios de su historia colonial y a lo largo de su vida republicana,<br />

se ha caracterizada por ser exportadora de materias primas, sin mayor valor agregado.<br />

Su caso corresponde al que los economistas denominan “la maldición de<br />

los recursos naturales”, en el sentido de que la abundancia de recursos puede ser<br />

un obstáculo al desarrollo, en la medida que los países dependen excesivamente<br />

de ellos y sus clases dominantes desarrollan una mentalidad rentista. La posición<br />

boliviana, de proveedor de materias primas al mercado internacional, no sólo permitió<br />

y posibilita la acumulación de capitales que benefician muy poco o nada al<br />

país, sino también provocó y genera contaminación, enfermedad y pobreza en<br />

aquellos sitios donde ese capital se nutre.<br />

El resultado de la explotación minera, primero de la plata, luego del estaño y posteriormente<br />

de los polimetálicos y el oro, es un caso concreto de cómo una ventaja<br />

natural, que debería mejorar la situación de los habitantes del país, provoca<br />

conflictos socioambientales, contaminación y, por tanto, deterioro de ríos y suelos,<br />

con los consecuentes costos económicos en la salud y la productividad de las personas<br />

y los ecosistemas. Esta actividad extractiva aportó durante los primeros años<br />

del presente siglo con menos de un 3% al PIB 1 , lo que sin lugar a dudas no cubre ni<br />

de lejos el deterioro socioambiental provocado.<br />

Así mismo, de la exportación de goma en la Amazonía y corteza de quina en los<br />

Yungas, nos quedó el sistema semiesclavista denominado “habilito” 2 . Más recientemente,<br />

la extracción de maderas preciosas disminuyó la riqueza forestal de los<br />

bosques; y ahora la producción extensiva, principalmente de soya, arrasa con<br />

ellos a un ritmo que, según datos de la Superintendencia Forestal, para el año<br />

2007, estaría alrededor de 300.000 hectáreas; esto, sin incluir superficies menores<br />

a las 5,3 hectáreas 3 .<br />

También está el caso de la creciente producción de castaña, que es generalmente<br />

presentada como una actividad sostenible, a pesar de que se basa, en<br />

gran medida, en la recolección del fruto por familias enteras, incluyendo niños,<br />

que reciben una remuneración muy baja y estacional y en general también están<br />

sujetas al “habilito”.<br />

1 Instituto Nacional de Estadísticas. Estadísticas de la Actividad Minera. 1994 – 2004. 2005. La<br />

Paz.<br />

2 El habilito es un sistema de relación laboral que consiste en adelantar el pago por el trabajo<br />

de recolección en alimentos y otros insumos, dando lugar a un endeudamiento permanente<br />

que, en general, coloca a los trabajadores en una situación de semi-esclavitud.<br />

3 Según la Superintendencia Forestal, la deforestación en el tercer trimestre del 2007, fue de<br />

225.111 hectáreas, lo que significaría aproximadamente una deforestación anual de unas<br />

300.000 hectáreas. Sin embargo, estos datos históricamente sólo toman en cuenta superficies<br />

mayores a 5,3 hectáreas, por lo que se calcula que la deforestación, considerando<br />

extensiones menores, podría llegar a 500.000 hectáreas año.<br />

563


564<br />

En este escenario, no existieron políticas ambientales capaces de responder a<br />

los enormes problemas que afectan a Bolivia. Aunque en las últimas décadas la<br />

temática ambiental, así como la propuesta del desarrollo sostenible, fueron incorporadas<br />

a los planes de desarrollo y a la economía jurídica como discurso, sólo en<br />

casos marginales hubo algo de efectividad.<br />

Lo anterior, lejos de ser casual, responde a la incompatibilidad entre el modelo capitalista<br />

y el desarrollo sostenible. Mientras el desarrollo sostenible propone procesos<br />

participativos, de largo plazo, basados en un manejo integral del territorio y sus recursos<br />

naturales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población, el modelo<br />

capitalista en su versión neoliberal, aplicado en el país los últimos 20 años, postula<br />

un crecimiento de corto plazo, a partir de la exportación de los recursos naturales,<br />

priorizando a los sectores que respondan a las demandas del mercado internacional<br />

y sosteniendo, contra toda evidencia, que el excedente de ese crecimiento permitirá<br />

superar la pobreza y mejorar la situación ambiental. Sin embargo, en caso de que<br />

efectivamente se incremente la riqueza, 4 al no existir ni los mecanismos ni la voluntad<br />

política para que el excedente se distribuya con equidad, lo único que sucede es<br />

que se amplía la brecha entre los más pobres y los más ricos, y se empeora la situación<br />

ambiental. Es decir, las dimensiones social y ambiental no son priorizadas y se las<br />

sigue considerando un freno a los propósitos del desarrollo neoliberal.<br />

A pesar de los avances institucionales y normativos que se dieron desde los años<br />

noventa, la gestión ambiental nunca dejó de ser un discurso para estar acorde<br />

con los tiempos del “desarrollo sostenible”, ya que en los hechos se mantuvo como<br />

la última prioridad nacional. En consecuencia, el desarrollo sostenible, que básicamente<br />

debía generar bienestar social, sin destruir la base natural que lo sustenta,<br />

no prosperó; y el desarrollo siguió siendo un proceso de crecimiento y concentración<br />

de las riquezas.<br />

Esta situación, como lo dice Leff 5 , es producto de la opción occidental moderna<br />

que separa la economía y la producción del ambiente donde ambas se dan,<br />

perdiendo la visión de integridad. De esta forma, el mismo sistema incuba las fuerzas<br />

que intentarán transformarlo y surgen las movilizaciones sociales que buscan<br />

el acceso a la tierra, el territorio y los recursos naturales. En Bolivia, las expresiones<br />

más notables de estos movimientos fueron la Marcha por la Vida en los años 90, la<br />

Guerra del Agua en Cochabamba, y la Guerra del Gas, en la ciudad de El Alto, a<br />

inicios del nuevo milenio.<br />

El NuEvO CONTExTO<br />

Para muchos ecologistas, la elección del gobierno actual pareció ser el inicio de<br />

un cambio necesario, que tendría que ir de la mano con la adecuada gestión del<br />

ambiente, en el marco de la construcción de un Estado más equitativo e inclusivo.<br />

Esto, en la medida que las reivindicaciones que lo habían llevado al poder estaban<br />

íntimamente relacionadas con el acceso equitativo a los recursos naturales y<br />

a los beneficios que de ellos se obtuviera.<br />

Además, teórica e idealmente, un gobierno que representa los intereses de indígenas,<br />

originarios y campesinos debería encarar la gestión del ambiente desde la<br />

cosmovisión que asumen sus culturas, es decir, de una manera integral, holística<br />

4 Se ha calculado que de las ganancias de la soya, sólo el 20% va a los productores, el resto<br />

va a parar a las transnacionales de agroquímicos (según Timothy J. Killeen, en la presentación:<br />

Servicios Ecológicos y el Futuro de Bolivia. Ministerio de Desarrollo Sostenible. Octubre<br />

de 2004, La Paz.<br />

5 Leff, Enrique 1993.


y de largo plazo, considerando al ser humano parte del entorno natural y no una<br />

especie que deba explotar brutalmente la naturaleza para progresar.<br />

Esta idea se veía reforzada por el hecho de que en gobiernos anteriores, el movimiento<br />

ambientalista y las organizaciones indígenas y originarias habían sido aliados;<br />

las demandas de participación en la toma de decisiones y la protección ambiental<br />

los habían reunido repetidamente defendiendo el “bien común” contra<br />

las posiciones sectoriales y de los grupos de poder, que sirven, generalmente, a<br />

intereses del capital transnacional.<br />

Sin embargo, la división de las instancias encargadas de la gestión ambiental en<br />

tres ministerios: el de Planificación para el Desarrollo, el de Desarrollo Rural, Agropecuario<br />

y Medio Ambiente y el de Agua, fue la primera señal de que la gestión<br />

ambiental no era una prioridad gubernamental. 6<br />

La Liga de Defensa del Medio Ambiente (LI<strong>DE</strong>MA) 7 reaccionó inmediatamente, incluso<br />

antes de que la Ley de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE) fuera publicada,<br />

y en carta abierta del 2 de febrero de 2006, hizo conocer al nuevo gobierno su disposición<br />

para colaborar, a partir de sus capacidades institucionales, en la construcción<br />

de una Bolivia inclusiva, equitativa y sostenible. A continuación, se transcribe su<br />

recomendación sobre la nueva situación institucional de la gestión ambiental.<br />

Extracto de la carta de lI<strong>DE</strong>MA a los Poderes Políticos del Estado<br />

Las intensas luchas que hemos vivido en los últimos años muestran claramente<br />

que temas como la propiedad y acceso a los recursos naturales no pueden ser<br />

desatendidos por el Estado, por lo que la falta de una instancia específica que<br />

vele por la justa distribución, redistribución y aprovechamiento sostenible de los<br />

recursos agravaría estos problemas.<br />

En ese sentido, proponemos que se incorpore el concepto de sostenibilidad en<br />

el Ministerio de Planificación del Desarrollo y que se jerarquice o por lo menos<br />

se mantenga el rango y las atribuciones del Viceministro de Recursos Naturales<br />

y Medio Ambiente en una sola autoridad, con todas las direcciones generales<br />

que a la fecha dependen de él y, si es posible, una cartera adicional referida<br />

al ordenamiento territorial, como instrumento de planificación de los recursos<br />

naturales, para cumplir una tarea transversal, con competencia sobre todos los<br />

sectores, urbanos y rurales, garantizando una gestión ambiental sostenible, a partir<br />

de un enfoque integral sobre los temas que hacen a la utilización de los recursos<br />

naturales y a la contaminación y degradación de los mismos, considerando las<br />

múltiples interrelaciones entre los diversos factores ambientales.<br />

En esta misma lógica, solicitamos que el Servicio Nacional de Áreas Protegidas<br />

(SERNAP), esté bajo la tuición del Ministerio de Planificación del Desarrollo,<br />

porque la declaratoria y gestión de las áreas protegidas hacen al ordenamiento<br />

territorial, del que se hará cargo este ministerio.<br />

La Paz, 2 de febrero 2006<br />

6 Gaceta Oficial de Bolivia. 21 de febrero de 2006. Ley de Organización del Poder Ejecutivo,<br />

No. 3351. Bolivia.<br />

7 LI<strong>DE</strong>MA es la red de organizaciones ambientalistas de Bolivia, cuya misión es ser vocero<br />

y promotor del movimiento ambientalista, para contribuir a la construcción del desarrollo<br />

sostenible, a fin de que la población acceda, de forma equitativa, a una mejor calidad de<br />

vida.<br />

565


566<br />

Las primeras señales de que las funciones y roles del Estado en cuanto a gestión<br />

ambiental estaban siendo improvisadas y que se mantenía la eterna incomprensión<br />

de la importancia del ambiente en los procesos de desarrollo, se expresaron<br />

en el caos creado al asignar un conjunto de competencias similares al Ministerio<br />

de Planificación para el Desarrollo (MPD) y al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario<br />

y Medio Ambiente (MDRAMA), que generaron rivalidades, por ejemplo,<br />

sobre la definición de cuál de ellos se quedaría con los programas que contaban<br />

con recursos económicos de cooperación internacional, como los de Cambio<br />

Climático o de Ozono.<br />

Esta incomprensión se hizo manifiesta también en el olvido del nombramiento de<br />

la Autoridad Ambiental Competente, función que quedó en suspenso por más<br />

de dos meses, tornando inviable la gestión ambiental y mostrando un desconocimiento<br />

de lo que ésta implica y las consecuencias desastrosas que tal vacío<br />

podía provocar ante la aprobación automática de licencias ambientales para<br />

cualquier tipo de actividades, obras y proyectos, dada la figura del silencio administrativo<br />

positivo vigente. 8<br />

La situación empeoró cuando los nuevos funcionarios de gobierno cuestionaron<br />

la participación de representantes de ONGs en los procesos de análisis, discusión<br />

y definición de temas que hacían a su competencia, con el argumento de<br />

que el gobierno ahora era de indígenas. 9 Esto a pesar de que, paradójicamente,<br />

varios de estos funcionarios habían sido empleados de ONGs y, sobre todo,<br />

de que un importante porcentaje de las clases medias e intelectuales habían<br />

expresado, mediante el voto, que estaban conscientes de que un cambio profundo<br />

era indispensable para que el país supere la crisis en la que una historia de<br />

inequidades, abusos y explotación lo habían sumergido; y que querían aportar<br />

al mismo.<br />

Esta nueva situación de exclusión, más allá de sus justificativos históricos, diluyó la<br />

expectativa de una lógica sistémica, holística y de largo plazo para la transformación<br />

de Bolivia, la misma que debería partir del análisis del territorio y sus recursos,<br />

de sus pobladores y capacidades, para definir el país que juntos debíamos construir,<br />

a partir de procesos de planificación participativos e inclusivos, que permitan<br />

una priorización realista para avanzar en los temas de mayor importancia, como<br />

posteriormente de alguna manera lo planteó el Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia<br />

Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien (PND). 10<br />

lA ORGANIzACIóN INSTITuCIONAl PARA lA TEMáTICA AMBIENTAl<br />

Desde inicios de los años noventa hasta principios del año 2006, los temas que hacen<br />

a la gestión ambiental habían sido asignados al Ministerio de Desarrollo Sostenible,<br />

a través del Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente. Aunque<br />

es de conocimiento público que la gestión ambiental estaba lejos de ser óptima,<br />

no sólo por la poca jerarquía que se le atribuía frente a los sectores productivos,<br />

sino también por una serie de deficiencias de coordinación interna entre las direc-<br />

8 La figura del silencio administrativo significa que si no se emite un criterio en los plazos establecidos<br />

legalmente, los documentos presentados para la realización de actividades obras<br />

o proyectos, quedan automáticamente aprobados.<br />

9 El desmontaje anunciado del Estado colonial y neoliberal partía de un prejuicio recurrente<br />

en el país: todo lo anterior es malo y se debe comenzar de cero. Para el caso ambiental,<br />

comenzar de nuevo era perder las conquistas de movimientos sociales y ambientales logradas<br />

a lo largo de casi quince años.<br />

10 Gaceta Oficial de Bolivia. Decreto Supremo 29272, Septiembre 2007. Plan Nacional de Desarrollo<br />

“Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien – Lineamientos<br />

estratégicos 2006 - 2011”.


ciones, por el escaso personal con el que contaban y la inestabilidad funcionaria,<br />

al menos quedaba claro de quién era la responsabilidad de dicha gestión.<br />

Con la nueva Ley de Organización del Poder Ejecutivo (LOPE) y su Decreto Reglamentario<br />

11 se creó el Ministerio de Planificación del Desarrollo (MPD) en lugar del<br />

Ministerio de Desarrollo Sostenible (MDS). Gran parte de las competencias ambientales<br />

del entonces MDS fueron distribuidas entre el Ministerio del Agua, el Ministerio<br />

de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente y el MPD.<br />

Esta división de la gestión ambiental en tres ministerios, como ya se señaló anteriormente,<br />

fue entendida por algunos ambientalistas como un retroceso, no porque<br />

se crea que el tema ambiental es sectorial, sino debido a que por su histórica<br />

debilidad, se consideraba indispensable que lo ambiental esté articulado y concentrado<br />

en un solo ministerio, a fin de que alcance la fuerza necesaria para ser<br />

asumido por las demás instancias sectoriales, que tienen una serie de limitaciones<br />

para incorporarlo en su visión de desarrollo.<br />

Esta disgregación de las responsabilidades sobre la gestión ambiental no podía ser<br />

parte de una estrategia planificada, más bien parecía ser una improvisación que,<br />

al menos en el caso del Ministerio del Agua, respondía a las demandas de los movimientos<br />

sociales. En este caso, se entremezclaron las competencias destinadas<br />

a brindar servicios con el manejo de los recursos, olvidando que la gestión integral<br />

de cuencas es un tema ambiental, que si bien provee servicios de diferente índole,<br />

como el aprovisionamiento de agua para consumo humano o riego, no puede<br />

ser resumido a la gestión aislada de un solo recurso y menos a la provisión de un<br />

servicio.<br />

Esta confusión entre la provisión de agua y la gestión de los recursos hídricos, se<br />

refleja claramente en las funciones que se atribuyen al Viceministerio de Servicios<br />

Básicos, bajo cuya responsabilidad está “Diseñar y desarrollar la Estrategia del<br />

Agua y de los recursos hídricos, en función de la estrategia de defensa de la soberanía<br />

y seguridad nacional.” A los otros dos viceministerios (de Riego y de Cuencas<br />

y Recursos Hídricos), sólo se les encarga contribuir al desarrollo de esta estrategia.<br />

La lectura de la LOPE, en lo que hace a las atribuciones del Ministerio de Aguas<br />

y sus viceministerios, nos lleva a pensar que las cuencas fueron entendidas como<br />

simples cursos de agua y no como espacios territoriales y socioeconómicos en<br />

los que se desarrolla la gestión ambiental integral, visión que felizmente ha sido<br />

superada en el Plan Nacional de Cuencas, 12 aunque el mismo no considera la<br />

coordinación interministerial.<br />

La improvisación en la distribución de responsabilidades sobre la gestión ambiental,<br />

además de reflejarse en los vacíos antes mencionados y en la falta de definiciones,<br />

también se observa en la falta de claridad respecto a las atribuciones de<br />

cada Ministerio (Tabla 1).<br />

11 República de Bolivia. 8 de marzo de 2006. DS 28631. Reglamento a la Ley de Organización<br />

del Poder Ejecutivo..<br />

12 Ministerio del Agua. Viceministerio de Cuencas y Recursos Hídricos. 2007. Plan Nacional de<br />

Cuencas. Marco Conceptual y Estratégico (Versión 01).<br />

567


568<br />

Ministerio de Desarrollo Rural Agropecuario y<br />

Medio Ambiente<br />

Viceministerio de Biodiversidad, Recursos<br />

Forestales y Medio Ambiente<br />

Formular políticas para el aprovechamiento de<br />

la biodiversidad, el uso sostenible de<br />

los recursos forestales y conservación<br />

del medio ambiente, articuladas a los<br />

procesos productivos y el desarrollo<br />

social y tecnológico.<br />

Promover el aprovechamiento sostenible de<br />

la biodiversidad, el biocomercio y el<br />

desarrollo de certificación ambiental y<br />

social.<br />

Formular políticas de calidad ambiental para<br />

coadyuvar la competitividad de los<br />

procesos productivos, en coordinación<br />

con el Ministerio de Planificación para<br />

el Desarrollo.<br />

Formular y coordinar políticas y normas para<br />

el uso, manejo, comercialización<br />

y aprovechamiento de los recursos<br />

forestales maderables y no maderables.<br />

Evaluar el potencial de los recursos forestales,<br />

determinar las áreas de concesión y<br />

aprobar el programa de áreas a ser<br />

licitadas, con la participación de los<br />

pueblos indígenas y originarios.<br />

Proponer patentes para concesiones forestales,<br />

basándose en los precios referenciales<br />

de productos forestales en estado<br />

primario, fijando montos equitativos.<br />

Viceministerio de Desarrollo Rural y<br />

Agropecuario<br />

Formular políticas y normas para el manejo<br />

sostenible de suelos.<br />

Tabla 1. Superposiciones<br />

Ministerio de Planificación del Desarrollo<br />

Viceministerio de Planificación Territorial y<br />

Ambiental<br />

Formular políticas para el uso sostenible<br />

de los recursos naturales renovables<br />

y no renovables, biodiversidad y<br />

conservación del medio ambiente,<br />

articuladas a los procesos productivos y<br />

el desarrollo social y tecnológico.<br />

Promover el desarrollo social y económico a<br />

través del aprovechamiento sostenible<br />

de la biodiversidad, el biocomercio y el<br />

desarrollo de certificación ambiental y<br />

social.<br />

Formular políticas de calidad ambiental para<br />

coadyuvar la competitividad de los<br />

procesos productivos, en coordinación<br />

con el Ministerio de Producción y<br />

Microempresa.<br />

Formular y coordinar políticas y normas<br />

reglamentarias para el manejo de<br />

recursos forestales.<br />

Evaluar el potencial de los recursos forestales,<br />

determinar las áreas de concesión y<br />

aprobar el programa de áreas a ser<br />

licitadas por la Superintendencia<br />

Forestal, con la participación de los<br />

pueblos indígenas y originarios.<br />

Proponer el monto mínimo de las patentes para<br />

concesiones forestales, basándose en<br />

los precios referenciales de productos<br />

forestales con valor agregado.<br />

Viceministerio de Planificación Territorial y<br />

Medio Ambiente<br />

Formular políticas para el uso sostenible de la<br />

tierra.<br />

Esta superposición provocó competencia inter-viceministerial y desorientación en<br />

la ejecución de actividades que resultó igual o peor a la de anteriores gestiones,<br />

donde las pugnas partidistas eran un impedimento para avanzar en el desarrollo<br />

de políticas e instrumentos de gestión ambiental.<br />

Al respecto, el Informe Misión de Evaluación de Medio Término de las Embajadas<br />

de Holanda y Dinamarca, señalaba lo siguiente: “La nueva estructura institucional<br />

derivada de la Ley LOPE creó una desorganización general y generó algunos<br />

vacíos en la gestión ambiental. Esto incidió en la asignación de recursos comprometidos<br />

por la Cooperación Internacional; los recursos del Plan Pluri Anual (PPA)<br />

y otros programas se tuvieron que desagregar en varios Ministerios, con las consiguientes<br />

complejidades administrativas y operativas. El PPA fue desintegrado pero<br />

algunas de sus áreas de intervención fueron apropiadas por los Viceministerios.” 13<br />

13 Embajada Real de los Países Bajos y Embajada del Reino de Dinamarca. 2006. Plan<br />

Plurianual 2004-2007. Informe Misión de Evaluación de Medio Término. La Paz.


Por otra parte, el reglamento de la LOPE 14 no especificaba las funciones de los<br />

Ministerios de Minería y Metalurgia o de Hidrocarburos y Energía, en cuanto a la<br />

gestión ambiental, aunque las oficinas sectoriales de medio ambiente siguen funcionando<br />

y jugando un rol importante en lo que hace a los impactos de estas<br />

actividades extractivas.<br />

La LOPE explicita la estructura referida a la gestión ambiental para los Ministerios<br />

que conforman el Poder Ejecutivo de la siguiente manera (Tabla 2).<br />

Tabla 2. Ministerios y áreas con funciones relacionada a la gestión ambiental 1<br />

Ministerio de<br />

Planificación del<br />

Desarrollo<br />

Ministerio de<br />

Desarrollo Rural,<br />

Agropecuario y<br />

Medio Ambiente<br />

Viceministerio de Planificación<br />

y Coordinación<br />

Viceministerio de Planificación<br />

Territorial y Ambiental<br />

Viceministerio de Ciencia y<br />

Tecnología<br />

Viceministerio de<br />

Biodiversidad, Recursos<br />

Forestales y Medio Ambiente<br />

Dirección General de Planificación<br />

Dirección General de Coordinación<br />

Institucional<br />

Dirección General de Planificación<br />

Territorial<br />

Dirección General de Planificación<br />

Ambiental<br />

Dirección General de Ciencia y Tecnología<br />

Dirección General de Biodiversidad y<br />

Áreas Protegidas<br />

Dirección General de Medio Ambiente<br />

Dirección General de Recursos Forestales<br />

Viceministerio de Tierras Dirección General de Tierras<br />

Viceministerio de Desarrollo<br />

Rural y Agropecuario<br />

Dirección General de Desarrollo Rural<br />

Viceministerio de Riego Dirección General de Riego<br />

Ministerio del Agua Viceministerio de Cuencas y Dirección General de Cuencas y Recursos<br />

Recursos Hídricos<br />

Hídricos<br />

Dirección General de Relaciones<br />

Multilaterales<br />

Viceministerio de Relaciones Dirección General de Relaciones<br />

Ministerio de Exteriores y Cultos<br />

Bilaterales y Cultos<br />

Relaciones<br />

Dirección General de Límites, Fronteras y<br />

Exteriores y Cultos<br />

Asuntos Marítimos.<br />

Viceministerio de Relaciones<br />

Económicas y Comercio<br />

Exterior<br />

Dirección General de Negociaciones,<br />

Integración y Acuerdos Comerciales<br />

Ministerio de<br />

Defensa Nacional<br />

Viceministerio de Defensa Civil<br />

y Cooperación al Desarrollo<br />

Integral<br />

Dirección General de Protección al Medio<br />

Ambiente<br />

Elaboración propia en base al Reglamento de la LOPE.15<br />

Posteriormente, mediante Decreto Supremo 29057, 16 se especifican algunas atribuciones<br />

en materia ambiental, explicitando que la Autoridad Ambiental Competente<br />

Nacional es el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio<br />

Ambiente, dejando a cargo del Viceministerio de Planificación Territorial y Ambiental<br />

la planificación ambiental del país.<br />

14 Nos referimos al Decreto Supremo 28631 del 8 de marzo de 2006.<br />

15 La elaboración de esta tabla se basa en las atribuciones sobre la gestión ambiental dadas<br />

a los diferentes Ministerios y no en criterios propios de las atribuciones que éstos deberían<br />

tener.<br />

16 República de Bolivia. 14 de abril de 2006. DS 29057, Reglamento a la Ley de Organización<br />

del Poder Ejecutivo.<br />

569


570<br />

No obstante, los temas ambientales en la nueva organización del Poder Ejecutivo<br />

pierden jerarquía y se alejan del enfoque integral, al ser localizados al interior de<br />

un ministerio sectorial, como lo es el de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio<br />

Ambiente. De esta manera, se pierde la visión holística que propone el PND y<br />

se ve dificultada, sino impedida, la posibilidad de encarar el desarrollo nacional<br />

de manera integral, colocando de esta manera en desventaja la protección del<br />

ambiente y los recursos naturales, frente a la importancia dada a los temas de<br />

infraestructura o sectoriales, por ejemplo minería y energía.<br />

lEGISlACIóN<br />

El principal hito de la historia de la legislación ambiental boliviana es la Ley del<br />

Medio Ambiente, Ley 1333 de 27 de abril de 1992, que incluye básicamente todo<br />

aquello que a inicios de los años noventa se podía esperar de una Ley destinada a<br />

proteger los recursos naturales. Esta norma marco fue un triunfo para el movimiento<br />

ambiental y aunque actualmente requiere una actualización para adecuarse<br />

a los cambios ocurridos desde su promulgación, su mayor limitación fue la falta de<br />

voluntad política para aplicarla. Esto se reflejó en la debilidad de las instancias encargadas<br />

de su cumplimiento, tanto en términos de recursos económicos como<br />

humanos, también en la casi nula difusión y, por tanto, poco conocimiento de la<br />

Ley y, fundamentalmente, en la promulgación de nuevas leyes sectoriales, como<br />

la Ley de Hidrocarburos y el Código de Minería, que la dejaron en desventaja en<br />

la medida en que debilitaron su aplicación en los sectores mencionados, con la<br />

intención de evitar que las inversiones, principalmente extranjeras, fueran desincentivadas.<br />

También la Ley Forestal (Ley 1700 del año 1996) fue considerada una victoria indígena<br />

y ambientalista, porque evitó la privatización de los bosques, e inició el<br />

cobro de patentes por hectárea concesionada, disminuyendo la corrupción que<br />

implicaba el cobro por volumen; además incorporó los derechos indígenas señalados<br />

en el Convenio 169 de la OIT y ratificados por la Ley 1257. Asimismo, creó<br />

mecanismos para el control y la fiscalización, a través de planes de manejo e<br />

inventarios forestales y facilitó el acceso de las Asociaciones Sociales del Lugar<br />

(ASLs) para que puedan hacer uso del recurso forestal. Sin embargo, varios decretos<br />

destinados a beneficiar al sector maderero en contra de la conservación de<br />

los bosques debilitaron en gran medida lo logrado en esta materia hasta mitades<br />

de los años 90.<br />

La Ley INRA, que fue aprobada el mismo año que la Ley Forestal y los Reglamentos<br />

a la Ley del Medio Ambiente, tenía la intención de ordenar y sanear la propiedad<br />

de la tierra en 10 años, entre el 1996 y el 2006, además de reconocer y otorgar<br />

la propiedad colectiva de las Tierras Comunitarias de Origen (TCOs). Sin embargo<br />

esta Ley fue mal entendida y peor aplicada, mientras que su reglamentación<br />

burocratizó en forma excesiva las exigencias para el proceso de saneamiento.<br />

El resultado es que estamos muy lejos de haber cumplido con el cronograma inicial<br />

de trabajo, mientras que la distribución de la propiedad de la tierra está más<br />

concentrada que antes de la Reforma Agraria de 1953. Lo anterior se refleja en la<br />

tabla 3, que muestra que el 70% de la tierra está concentrada en menos del 10%<br />

de los predios, mientras que algo más del 4% está distribuida entre más del 70% de<br />

los predios. Esta excesiva concentración del recurso es una de las causas fundamentales<br />

para que el 82% de la población rural sea pobre y el 59% indigente. 17<br />

17 Datos presentados por Alcides Vadillo en el Taller Reconceptualizando el Desarrollo Sostenible,<br />

de la Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible (AB<strong>DE</strong>S),<br />

diciembre 2007.


Tabla 3. Rangos de tamaño de superficies y número de predios<br />

Rangos de tamaño de propiedades (hectáreas) No. hectáreas % Predios %<br />

0-50 277.634 0.46 30.913 52.7<br />

51-500 2.298.501 3.88 11.491 19.6<br />

501-2.000 9.237.643 15.60 8.101 13.8<br />

2.001-2500 5.555.924 9.38 2.405 4.1<br />

2501-50.000 37.790.430 63.81 5.685 9.7<br />

Más de 50.000 4.069.328 6.87 42 0.1<br />

TOTAL 55.169.132 100 58.637 100<br />

Fuente: Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal.<br />

A esto se sumó la imposibilidad de contar con una Ley de Ordenamiento Territorial,<br />

que definiera el destino y la forma de uso que se daría al territorio, constituyéndose<br />

en la base para la planificación del desarrollo nacional y, por tanto, de la gestión<br />

ambiental.<br />

La inexistencia de una Ley de Biodiversidad, que proteja la riqueza genética, de<br />

especies y ecosistemas del país, también fue un vacío que impidió la protección<br />

del patrimonio nacional. Si bien el Reglamento de Áreas Protegidas dio un asidero<br />

para la defensa de estas áreas, su bajo rango jerárquico no le permitió imponerse<br />

frente a leyes sectoriales que tenían la atribución de declarar prioritaria cualquier<br />

explotación minera o hidrocarburífera en un área protegida.<br />

La falta de aprobación de la Ley de Aguas, después de más de 30 versiones consecutivas,<br />

también fue muestra de la falta de voluntad política por normar los usos<br />

de los recursos naturales renovables.<br />

En la actualidad y a pesar de que la propuesta de nueva Constitución Política del<br />

Estado incorpora el desarrollo sustentable, el derecho al medio ambiente sano y<br />

capítulos sobre medio ambiente y recursos naturales, no se ha avanzado efectivamente<br />

sobre estos temas. La Ley del Medio Ambiente está desactualizada, ha<br />

sido sólo parcialmente aplicada, y aún no se cuenta con leyes sustanciales como<br />

las antes mencionadas. Por otra parte, los intentos de impulsar leyes innovadoras<br />

y de interés nacional han conducido a que se trabaje fuera de contexto, no sólo<br />

por el hecho de que paralelamente se estaba discutiendo la nueva Constitución<br />

Política del Estado, sino además, porque algunos proyectos de ley, impulsados por<br />

la brigada del MAS, como la de Emisión de Carbono, la de Biocombustibles o la de<br />

Residuos Sólidos, que felizmente fueron detenidos, resultaban contradictorias con<br />

las necesidades o realidad del país, al menos desde la perspectiva ambiental y la<br />

de los pueblos indígenas y originarios.<br />

Este estancamiento y en algunos casos retroceso de la normativa ambiental, responde<br />

en gran medida a las prioridades políticas, que como ya se señaló anteriormente,<br />

están destinadas a potenciar a los sectores productivos tradicionales<br />

que consideran al tema socioambiental como un impedimento al desarrollo, sin<br />

importar si este desarrollo está orientado a atraer inversiones y promover las exportaciones,<br />

o a potenciar la acumulación interna y distribuir el excedente.<br />

571


572<br />

PlANES <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>SARROllO<br />

En el pasado, los Planes Generales de Desarrollo Económico y Social (PG<strong>DE</strong>S), eran<br />

el instrumento estratégico nacional de desarrollo. Los conceptos para su elaboración<br />

estaban inspirados en la propuesta de desarrollo sostenible, que constituía, al<br />

menos discursivamente, la tarea objetivo de la gestión gubernamental. 18<br />

Por su parte, el actual Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana, Productiva<br />

y Democrática para Vivir Bien (PND), tiene la finalidad de “orientar y coordinar<br />

el desarrollo del país en los procesos de planificación sectorial, territorial e<br />

institucional” 19 .<br />

Al respecto, resulta interesante comparar ambos documentos en base a los aspectos<br />

que aparecen en la tabla 3.<br />

Objetivo del<br />

Plan<br />

Gestión<br />

Ambiental<br />

Marco<br />

institucional<br />

para la gestión<br />

ambiental<br />

Tabla 3. Comparación entre planes de desarrollo<br />

PG<strong>DE</strong>S 1997 – 2002 PND 2006 – 2011<br />

Desarrollo sostenible para mejorar la<br />

calidad de vida de toda la población,<br />

a través del desarrollo productivo<br />

integral, el desarro llo social con<br />

equidad y la participación ciudadana<br />

plena, bajo los preceptos de la<br />

conservación de la base de recursos<br />

naturales y la preservación de la<br />

calidad ambiental.<br />

Pilar de Oportunidad, destinado a que<br />

el desarrollo nacional sea un esfuerzo<br />

mancomunado entre Estado y sociedad<br />

civil, en torno al aprovechamiento<br />

real de las capacidades humanas,<br />

recursos naturales y una ocupación<br />

equilibrada del territorio de la Nación.<br />

La política ambiental es la búsqueda<br />

de la armonía entre el ser humano y la<br />

naturaleza, lo cual implica construir<br />

la cultura social del respeto y cuidado<br />

de los recursos naturales, por medio<br />

de la protección, mejoramiento y<br />

uso sostenible del medio ambiente y<br />

conservación de la biodiversidad.<br />

Ministerio de Desarrollo Sostenible<br />

y Planificación y de las unidades<br />

ambientales sectoriales,<br />

departamentales y municipales, con<br />

competencias específicas.<br />

Sus propuestas y orientaciones son<br />

la base del inicio del desmontaje del<br />

colonialismo y del neoliberalismo en el<br />

país. Su principal aspiración es que las<br />

bolivianas y bolivianos vivamos bien.<br />

Su objetivo es lograr la convivencia<br />

equilibrada y la complementariedad<br />

con equidad de la Economía Estatal,<br />

la Economía Comunitaria, la Economía<br />

Mixta y la Economía Privada.<br />

Bolivia Productiva, orientado a la<br />

transformación, el cambio integrado<br />

y la diversificación de la matriz<br />

productiva para generar excedentes,<br />

ingresos y empleo con la finalidad de<br />

cambiar el patrón primario exportador<br />

excluyente.<br />

Al igual que los demás pilares,<br />

el de Bolivia Productiva está<br />

transversalizado por la innovación, la<br />

equidad social, cultural y de género,<br />

y el manejo adecuado del medio<br />

ambiente.<br />

Ministerio de Planificación del<br />

Desarrollo.<br />

Ministerio de Desarrollo Rural,<br />

Agropecuario y Medio Ambiente.<br />

Ministerio del Agua.<br />

Podemos encontrar similitudes en los discursos manejados en el PND 2006 - 2011 y<br />

el PG<strong>DE</strong>S 1997 - 2002, a pesar de que se expresan de modo diferente. Por supuesto,<br />

ambos documentos señalan que su objetivo final es lograr que la población<br />

18 República de Bolivia, Presidencia de la República 1997. Plan General de Desarrollo Económico<br />

y Social 1997 – 2002. Ministerio de Desarrollo Sostenible (editores). Bolivia.<br />

19 Gaceta Oficial de Bolivia. DS 29272. Septiembre 2007. Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia<br />

Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien – Lineamientos estratégicos<br />

2006 - 2011”. Bolivia.


alcance una mejor calidad de vida. Si bien este concepto puede tener muchas<br />

acepciones, para los ambientalistas el vivir bien y la calidad de vida son similares,<br />

en la medida que concuerdan en la búsqueda de valorar el ser más que el tener.<br />

La calidad de vida también podría ser definida como “la complementariedad entre<br />

el acceso y disfrute de los bienes materiales y la realización afectiva, subjetiva<br />

y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos”<br />

como define el PND 20 al “vivir bien”.<br />

Sin embargo, más allá de las similitudes en el discurso, existen diferencias estructurales.<br />

El PND hace mucho más énfasis en las dimensiones estatales y comunitarias<br />

de la economía, como una alternativa al modelo capitalista neoliberal.<br />

Por otra parte, el protagonismo que asumirá el Estado para lograr la generación,<br />

control y distribución de los excedentes producidos por los recursos naturales, para<br />

la acumulación interna y el desarrollo nacional, se contrapone al libre mercado<br />

en el que se arraigaba el modelo anterior. Al respecto, el PND toma distancias con<br />

el modelo de desarrollo seguido por los anteriores gobiernos y define el patrón de<br />

desarrollo que actualmente se busca implementar. La sustitución del Ministerio de<br />

Desarrollo Sostenible por el de Planificación, respalda por tanto esta posición de<br />

regular mejor el mercado y retoma la planificación como instrumento esencial<br />

para lograr un manejo de la economía (recursos naturales, humanos y económicos)<br />

acorde con los objetivos del nuevo patrón de desarrollo propuesto.<br />

Es también importante el énfasis que el PND da al relacionamiento directo con los<br />

actores sociales, cuando señala que la toma de decisiones se basa en el ejercicio<br />

social del poder, y postula que los pueblos originarios, indígenas, comunidades campesinas<br />

y colonizadores y los movimientos sociales urbanos y rurales de las tierras<br />

bajas y altas, ejercerán su capacidad de decisión y su responsabilidad en la gestión<br />

pública en el Estado Social Comunitario. Este Plan propone democratizar el acceso<br />

libre e irrestricto a la información y fortalecer las capacidades técnicas e institucionales<br />

de los pueblos comunitarios, a fin de fomentar la responsabilidad compartida.<br />

Otra diferencia sustancial es la visión cosmocéntrica que asume el PND, frente<br />

al discurso antropocéntrico que caracterizó a las anteriores gestiones. Esta comprensión<br />

integral del universo se asemeja a la de ciertas corrientes ecológicas, que<br />

también comprenden al universo como un todo interconectado y dinámico, en el<br />

que el planeta Tierra es un ser vivo, del que la humanidad es integrante. Por otra<br />

parte, el desarrollo sostenible está implícito en su contenido, 21 aunque de forma<br />

parcial, porque queda ausente la equidad intergeneracional.<br />

Sin embargo, más allá de las diferencias o coincidencias, en la realidad persiste<br />

la incomprensión sobre el hecho de que no se puede alcanzar un desarrollo que<br />

permita eliminar los altos niveles de pobreza, si éste sigue dejando de lado la dimensión<br />

ambiental y se utiliza el ambiente como si fuera un simple y permanente<br />

proveedor de recursos y receptor de desechos. El crecimiento no puede sobrepasar<br />

las capacidades y límites físicos del ambiente, de otra manera sólo producirá,<br />

en el mediano y largo plazo, mayor escasez, contaminación y por lo tanto, mayor<br />

pobreza y violencia por el acceso a los recursos naturales. De allí que sería importante<br />

superar definitivamente la falsa disyuntiva entre desarrollo y ambiente, porque<br />

sólo en un ambiente sano se puede generar una vida digna para las actuales<br />

y futuras generaciones.<br />

20 Ibid, artículo 5to.<br />

21 En la Estrategia General del PND se señala que en el proceso de construcción del nuevo<br />

Estado prevalece lo comunitario, la asociación de complementarios que a su vez son<br />

diversos, la reciprocidad, la relación armónica con la naturaleza y la visión holística de la<br />

realidad.<br />

573


574<br />

PlANES SECTORIAlES<br />

En este acápite, haremos referencia fundamentalmente al Plan del Ministerio de<br />

Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, por su relación directa con la<br />

temática y porque es el único del área ambiental oficialmente concluido.<br />

El Plan de Desarrollo Sectorial, Revolución Rural, Agraria y Forestal 22 , en su introducción<br />

recuerda que se enmarca en el PND y que “[…] contiene orientaciones para<br />

el desmontaje del colonialismo y el neoliberalismo, con la construcción de un Estado<br />

plurinacional y comunitario, la formación de la nueva economía basada en la<br />

reciprocidad y la solidaridad y, al mismo tiempo, con una relación armónica de la<br />

sociedad con la naturaleza”. Propone además “[…] la transformación del patrón<br />

de desarrollo primario exportador hacia un nuevo patrón de desarrollo integral y<br />

diversificado, basado en la industrialización de los recursos naturales renovables y<br />

no renovables.”<br />

Este Plan contempla tres áreas, denominadas revoluciones, la agraria, la rural y la<br />

ambiental - forestal. El objetivo de la política forestal es lograr un aprovechamiento<br />

sustentable de la biodiversidad, la consolidación de la gestión ambiental y la<br />

conservación de la biodiversidad.<br />

Tabla 4. Objetivos y Políticas del PDS<br />

Revolución Objetivos Políticas<br />

Agraria Avanzar hacia la seguridad<br />

y soberanía alimentaria del<br />

país<br />

Rural Ampliar la contribución de<br />

la producción agropecuaria<br />

y forestal a los medios de<br />

vida de la población y al<br />

desarrollo del país<br />

Ambiental<br />

Forestal<br />

Impulsar la gestión<br />

sustentable de los recursos<br />

naturales<br />

Fuente: Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.<br />

5.<br />

6.<br />

Transformación de la estructura de tenencia<br />

y acceso a la tierra y bosques<br />

Transformación de los patrones productivos y<br />

alimentarios<br />

Apoyo a la producción y transformación de<br />

los recursos naturales renovables<br />

Dinamización y restitución integral de<br />

capacidades productivas territoriales<br />

Aprovechamiento sustentable de los recursos<br />

naturales renovables<br />

Consolidación de la gestión ambiental y<br />

conservación de la Biodiversidad<br />

Este plan, “[…] articula estrechamente el desarrollo rural con la gestión ambiental<br />

y de los recursos naturales renovables, para avanzar hacia el desarrollo rural integral<br />

y sustentable.”<br />

La afirmación anterior refleja la sectorialidad del plan, orientado a la producción<br />

agropecuaria y forestal. Este ámbito constituye una limitante para introducir adecuadamente<br />

la gestión de la calidad ambiental en las políticas, con el peso relativo<br />

y la integralidad que le corresponden. De esta manera, el énfasis a lo largo<br />

del plan está puesto en el área rural, y las temáticas urbanas y las actividades<br />

22 Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. 2007. Plan de Desarrollo<br />

Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal. Bolivia.


industriales productivas están prácticamente ausentes del mismo. Lo dicho se corrobora<br />

en la afirmación siguiente: “Este plan constituye el llamado para poner en<br />

marcha un vigoroso proceso de cambio rural para construir un nuevo futuro en el<br />

campo.”<br />

Asimismo, el plan señala que “Es integral porque reconoce y valora las múltiples<br />

funciones que cumplen la agricultura y los bosques no sólo porque ofrecen medios<br />

de vida para la población y contribuyen a la oferta de alimentos, sino también<br />

porque constituyen fuentes de desarrollo económico, y aseguran la provisión<br />

de servicios ambientales.” También indica “Es sustentable porque promueve<br />

el aprovechamiento de los recursos naturales renovables garantizando su regeneración<br />

futura, asegurando el resguardo de los ecosistemas naturales y la calidad<br />

ambiental.” Lo anterior es sin duda correcto, pero el enfoque del plan del<br />

Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente es definitivamente<br />

parcial y sectorial, lo que no debería ser cuestionado al tratarse de un ministerio<br />

de desarrollo rural y agropecuario, pero sí de uno bajo cuya dependencia está la<br />

temática ambiental, que obviamente no puede limitarse al ámbito rural y agropecuario.<br />

Además, surge aquí otro problema, ya identificado en la LOPE y que se refleja en<br />

este plan, que aunque reconoce que “Los mayores impactos ocurren en la degradación<br />

de suelos y la deforestación y, consecuentemente, en el deterioro de las<br />

cuencas. La degradación de suelos ha sido más severa en la parte occidental del<br />

país”, no menciona la necesidad de coordinar con el Ministerio del Agua temas<br />

que hacen a la gestión de cuencas y a la degradación y desertificación de suelos,<br />

entre otros que no se pueden dejar de lado si el objetivo es el desarrollo rural<br />

integral y sustentable.<br />

Por su parte, el Plan Nacional de Cuencas (PNC) 23 , que circula en su primera versión,<br />

tampoco considera la necesidad de coordinar con otros ministerios y fundamentalmente<br />

el MDRAMA, a pesar de que, por una parte, señala que la cuenca<br />

es “la unidad de planificación y gestión de los recursos hídricos y ambientales […]<br />

que relaciona los espacios de gestión pública y social”. Por otra, presenta al PNC<br />

como una herramienta para construir “políticas y normativas para la gestión integral<br />

y social del agua y del medioambiente en las cuencas de Bolivia”.<br />

Esta situación que evidencia la falta de voluntad política para promover la coordinación<br />

interministerial es sumamente preocupante, teniendo en cuenta los<br />

escasos recursos existentes para la gestión ambiental y el poco peso relativo que<br />

las instancias responsables de la misma tienen en el marco del Poder Ejecutivo.<br />

El ROl <strong>DE</strong> lAS ORGANIzACIONES AMBIENTAlES <strong>DE</strong> lA SOCIEDAD CIvIl<br />

El rol que han jugado las organizaciones de la sociedad civil en la gestión ambiental<br />

no siempre ha podido alcanzar los resultados esperados, debido a que han<br />

incidido en la normativa, pero no han podido hacerlo en la política, limitándose<br />

de esta manera a lograr instrumentos que, por no responder a las prioridades gubernamentales,<br />

no pudieron ser implementados a cabalidad.<br />

En este contexto, las organizaciones ambientalistas han logrado la aprobación de<br />

la Ley 1333 y alcanzado conquistas en el marco normativo y legal, también han<br />

realizado importantes aportes en lo que hace a la investigación, sensibilización y<br />

23 Ministerio del Agua. Viceministerio de Cuencas y Recursos Hídricos. 2007. Plan Nacional de<br />

Cuencas. Marco Conceptual y Estratégico (Versión 01).<br />

575


576<br />

capacitación ambiental, sin embargo, su papel ha sido débil en lo que se refiere<br />

a temas de fondo que hacen al desarrollo.<br />

Una de las causas de esta debilidad ha sido su dependencia económica, que<br />

muchas veces las ha llevado a priorizar temas de acuerdo a la disponibilidad de<br />

financiamiento y no de las metas que se habían trazado, provocando así que la<br />

cooperación internacional para el ambiente tenga una fuerte incidencia sobre<br />

las prioridades del trabajo, tanto en términos temáticos como geográficos.<br />

Otra de sus debilidades es el no haber podido conformar un movimiento ambiental<br />

nacional que se movilice por planteamientos concretos y enfocados a construir<br />

procesos de largo plazo. En general y salvo raras excepciones, como la Ley del<br />

Medio Ambiente o la Asamblea Constituyente, las organizaciones ambientalistas<br />

no han logrado definir objetivos comunes y, peor aún, muchas veces se han visto<br />

enfrentadas por espacios de acción o posibilidades de financiamiento, así como<br />

también por posiciones divergentes en cuanto al contenido y forma de lograr la<br />

sostenibilidad.<br />

La debilidad del movimiento ambiental nacional también se debe a la poca comprensión,<br />

por parte de las demás organizaciones, grupos sociales y entidades gubernamentales,<br />

de la necesidad de que la sostenibilidad sea incorporada de manera<br />

integral en los procesos de desarrollo. Aún ahora y a pesar de las dramáticas<br />

evidencias de la importancia de proteger el ambiente, diversos sectores de la sociedad<br />

boliviana siguen considerando que la problemática ambiental es un tema<br />

importado o, en el mejor de los casos, un asunto que los países del Norte deben<br />

resolver, en la medida en que son quienes lo han provocado. Aunque este pensamiento<br />

tiene bases reales, porque es evidente que gran parte de los problemas<br />

ambientales que hoy provocan catástrofes nacionales son producto de procesos,<br />

intereses o presiones externas, no podemos perder de vista que sus causas y efectos<br />

son también el resultado de la falta de políticas nacionales que precautelen la<br />

integridad del patrimonio nacional. En general, las políticas gubernamentales han<br />

promovido procesos productivos insostenibles, dirigidos a responder a las presiones<br />

externas, mediante el crecimiento de las exportaciones, o a mitigar la pobreza<br />

campesina a través de prácticas agrícolas social y ambientalmente inadecuadas,<br />

tales como la promoción de cadenas productivas que no tomaron en cuenta la<br />

capacidad de carga de los ecosistemas y los contextos socioculturales, la introducción<br />

de tecnologías inadecuadas o el traslado de poblaciones altiplánicas a<br />

regiones tropicales, sin la orientación necesaria para adaptarse a las nuevas condiciones<br />

ambientales.<br />

En ese contexto, uno de los roles fundamentales de las organizaciones ambientalistas,<br />

más allá de continuar con su tarea de investigación, capacitación, vigilancia,<br />

sensibilización y cabildeo, es aportar en la construcción de políticas, estrategias,<br />

programas y planes nacionales que incorporen la sostenibilidad en los procesos de<br />

desarrollo y en la creación de mecanismos que permitan operativizarlos. Evidentemente<br />

esta tarea no es fácil, en la medida en la que el falso dilema entre protección<br />

ambiental y desarrollo no sea superado.<br />

En este sentido, el desafío mayor de las organizaciones ambientalistas es fortalecer<br />

su relacionamiento y articulación con el resto de la sociedad, involucrando a otras<br />

organizaciones y movimientos sociales en la lucha por la protección ambiental.<br />

Esto con la finalidad de lograr que la sociedad boliviana comprenda que no podrá<br />

vivir bien si no se compromete con un desarrollo que garantice el cuidado del ambiente<br />

y un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables, que<br />

son la base del bienestar de toda sociedad, principalmente de la nuestra que se<br />

caracteriza por su importante patrimonio natural, el mismo que constituye la mayor<br />

ventaja comparativa del país y sobre la base del cual éste deberá desarrollarse.


CONCluSIONES<br />

En una realidad tan compleja como la boliviana, con una incidencia de pobreza<br />

de 61,5% 24 y con un coeficiente de Gini de 0,63 25 , ambos, los más altos de Sudamérica,<br />

intentar modificar el modelo de desarrollo heredado resulta tarea difícil.<br />

Por ello, dos años de gestión no son suficientes para juzgar los resultados y además<br />

existen procesos en marcha para construir participativamente e implementar lineamientos<br />

políticos e instrumentos que permitan “… transitar a un nuevo patrón<br />

de desarrollo que sea ambientalmente sustentable…” 26 . Sin embargo, aunque las<br />

diferencias del actual discurso gubernamental y la acción política son evidentes,<br />

las prácticas no se han modificado. Si bien queda claro que el modelo primario<br />

exportador tiene que ser superado, parece que aún no se entiende que esto sólo<br />

será posible incorporando la dimensión ambiental 27 en el patrón de desarrollo.<br />

En ese sentido y a pesar de que el gobierno actual propone escenarios socioambientales<br />

que deberían ser tomados en cuenta para el desarrollo sostenible,<br />

como la planificación del desarrollo, la idea de “vivir bien”, la incorporación de la<br />

cosmovisión indígena, entre otros, es evidente que la correlación de fuerzas entre<br />

el desarrollismo y la sostenibilidad no ha cambiado y que la dimensión ambiental,<br />

en los hechos, sigue siendo “la quinta rueda del carro”.<br />

Esta incomprensión hace que se mantenga la falsa disyuntiva entre ambiente y<br />

desarrollo y que se continúe priorizando el crecimiento a ultranza, con una visión<br />

de corto plazo que beneficia principalmente a los sectores productores tradicionales;<br />

lo que se traduce en la promoción de todo tipo de proyectos sin consideraciones<br />

ambientales ni sociales, e incluso que se hable de la producción de<br />

energías a partir de usinas nucleares. Esto provoca que quienes tienen a su cargo<br />

la temática ambiental, se enfrenten a una pelea difícil y asimétrica, que deriva en<br />

que la gestión ambiental siga manteniendo las clásicas debilidades, poca jerarquía,<br />

casi ninguna coordinación interministerial, inseguridad funcionaria e insuficientes<br />

recursos humanos y económicos, entre otros.<br />

Además se conserva una visión agrarista que contradice la vocación forestal de<br />

la mayor parte del territorio nacional y que, de alguna manera, reniega de la<br />

propia diversidad cultural que se quiere valorar, rescatar y empoderar, al olvidar<br />

la íntima relación que ésta guarda con el territorio y, por tanto, con su diversidad<br />

natural. Esta incomprensión lleva a que se subestime la mayor riqueza que tiene el<br />

país, su diversidad cultural y natural, que para satisfacción de los economicistas es<br />

también su gran ventaja comparativa.<br />

En este contexto, lo principal es que las políticas gubernamentales superen el falso<br />

dilema entre conservación del ambiente y desarrollo de una vez y para siempre,<br />

la protección del ambiente no puede ni debe ser una traba para que las personas<br />

vivan bien, pero el desarrollo no puede seguir siendo la causa de que cada vez<br />

vivan peor.<br />

24 Ministerio de Planificación del Desarrollo; Fondo de Población de las Naciones Unidas.<br />

2007. Bolivia: Población, Territorio y Medio Ambiente. Análisis de la Situación de la Población.<br />

Bolivia.<br />

25 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe Nacional sobre Desarrollo Humano<br />

2007. El estado del Estado en Bolivia. Bolivia 2007.<br />

26 Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente. 2007. Plan de Desarrollo<br />

Sectorial. Revolución Rural, Agraria y Forestal. Bolivia.<br />

27 La dimensión ambiental entendida como la integralidad de relaciones que existen entre las<br />

sociedades y su entorno, haciendo de ambas un todo indisoluble, interrelacionado, dialéctico.<br />

577


578<br />

RECOMENDACIONES<br />

Si lo que se busca es transitar del modelo primario exportador hacia un patrón<br />

de desarrollo que priorice la satisfacción de las necesidades de las poblaciones<br />

tradicionalmente excluidas, es imprescindible lograr una nueva forma de distribuir,<br />

donde cada quién reciba de acuerdo a sus necesidades y brinde de acuerdo a<br />

sus capacidades. Para lograr lo anterior, es necesaria una manera diferente de<br />

producir, que no esté destinada a la acumulación, ni a promover un consumo derrochador<br />

y depredador. Si además se pretende que el nuevo patrón de desarrollo<br />

pueda sostener en el tiempo el acceso democrático a los beneficios que brinda el<br />

patrimonio natural, se deberá promover el aprovechamiento de los recursos renovables<br />

sin sobrepasar su capacidad natural de regenerarse y la utilización de los<br />

no renovables previendo su sustitución y evitando que la contaminación supere la<br />

capacidad de asimilación del ambiente.<br />

Es decir que si lo que se quiere es satisfacer las necesidades de las generaciones<br />

actuales y futuras, sin destruir las bases del desarrollo (los recursos naturales y los<br />

procesos ecológicos), es necesario incorporar la lógica de la sostenibilidad. Esto<br />

debido a que la propuesta del desarrollo sostenible está destinada a alcanzar,<br />

mediante procesos altamente participativos, que se tome en cuenta la realidad<br />

y la visión local y cultural de las personas, una forma de vida que priorice el ser y<br />

no el tener.<br />

La construcción de un nuevo patrón de desarrollo además precisa procesos de<br />

planificación territorial consensuados con los usuarios de los recursos, que deberían<br />

basarse en el análisis integral del territorio nacional, incluyendo a su población<br />

y patrimonio natural, para así construir una visión de país que, incorporando las<br />

expectativas locales, permita definir los objetivos del desarrollo. En base a esta<br />

planificación territorial, que deberá definir el uso que se dará a las riquezas probadas<br />

y potenciales del país, tanto renovables como no renovables, las estrategias y<br />

planes sectoriales podrán impulsar procesos productivos que no se sobrepongan<br />

y contradigan entre sí, estén articulados para el logro de los objetivos y sean sostenibles.<br />

Aunque falta esta visión de país y no se cuenta con un sistema de planificación<br />

diseñado ni consensuado, el PND plantea que tiene la finalidad de “orientar y<br />

coordinar el desarrollo del país en los procesos de planificación sectorial, territorial<br />

e institucional” y considera “Desarrollar de manera prioritaria los ejes transversales:<br />

equidad, innovación, medio ambiente y gestión de riesgos”. Por su parte, los<br />

planes sectoriales expresan la voluntad de realizar cambios estructurales, que permitan<br />

el aprovechamiento sustentable de los recursos forestales, biodiversidad y<br />

servicios ambientales. Sin embargo, es evidente la poca importancia que se da en<br />

los hechos a la sostenibilidad y a su dimensión ambiental, lo que se expresa en la<br />

preponderancia que la política gubernamental continúa otorgando a los sectores<br />

productivos tradicionales, en franca contradicción con el discurso de planificación,<br />

transversalización de la dimensión ambiental y sostenibilidad.<br />

Por ello, las principales recomendaciones se centran en la necesidad de superar<br />

el dilema entre desarrollo y medio ambiente, para poder incorporar los principios<br />

de la sostenibilidad en los procesos de planificación que se realicen.<br />

Además, a fin de transversalizar la temática ambiental, es indispensable la creación<br />

de una instancia, que por su jerarquía, claridad en sus competencias y especificidad<br />

pueda conseguir que todos los sectores incorporen la dimensión ambiental<br />

en sus políticas, planes, programas y proyectos, para lograr así que a nivel gubernamental<br />

se hable un mismo idioma y no se siga cuestionando la importancia<br />

de proteger el patrimonio natural nacional y darle un uso sostenible.


Tabla 5.<br />

En este sentido, dicha instancia debería tener la autoridad suficiente para evitar<br />

que los sectores desarrollistas del Estado sigan respondiendo a intereses del modelo<br />

que cuestiona el gobierno y por lo tanto manejando un doble discurso en<br />

temas de integración, como el IIRSA, que nada tiene que ver con la integración<br />

de los pueblos, porque sólo satisface las necesidades de los capitales transnacionales<br />

para facilitar su movilidad y mayor lucro; o proyectos energéticos, que no<br />

responden a las expectativas y prioridades locales o nacionales, sino al sobreconsumo<br />

energético de países desarrollados, que se resisten a disminuir las emisiones<br />

de carbono en sus procesos productivos, exportando los impactos a países como<br />

el nuestro, sin consideración por los recursos naturales ni por las prioridades de sus<br />

habitantes. En el actual contexto, esta instancia debería estar en el Ministerio de<br />

Planificación del Desarrollo, porque cumple con las condiciones antes mencionadas<br />

para conducir al país hacia un desarrollo sostenible.<br />

En cuanto a las recomendaciones concretas, en la Tabla 5 se presentan algunas<br />

que fueron extraídas de un trabajo realizado a fines de los años noventa 28 y se las<br />

compara con la situación actual, a fin de identificar los avances que existieron en<br />

los últimos 10 años.<br />

Recomendaciones al PG<strong>DE</strong>S 1997 – 2000<br />

Reflejar el consenso social en los planes de desarrollo<br />

e incorporar en ellos la dimensión ambiental de<br />

manera transversal.<br />

Integrar la temática ambiental a través de<br />

mecanismos de coordinación interministerial y desde<br />

los ministerios con las prefecturas y municipios.<br />

Garantizar los fondos necesarios para la gestión<br />

ambiental y su adecuada y eficiente administración y<br />

ejecución.<br />

Garantizar la continuidad funcionaria en el nivel<br />

técnico, para no perder las experiencias ni la<br />

memoria institucional y poder recuperar los aciertos,<br />

lecciones aprendidas en gestiones anteriores, así<br />

como las propuestas técnicas y científicas adecuadas<br />

a la sostenibilidad.<br />

Armonizar con las demás leyes la legislación<br />

ambiental y completarla, pero fundamentalmente,<br />

cumplir y hacer cumplir la normativa jurídica<br />

existente.<br />

Ambientales generales<br />

Avances del PND<br />

Comentarios<br />

Los planes sectoriales toman en cuenta a<br />

prefecturas y municipios, pero no a otros<br />

ministerios.<br />

Se mantiene demasiada dependencia de la<br />

cooperación internacional y, en el caso del<br />

SNAP, a pesar de la prohibición de que instancias<br />

privadas manejen fondos públicos, no se cuenta<br />

con un mecanismo alternativo al FUN<strong>DE</strong>SNAP.<br />

Persiste la inestabilidad funcionaria.<br />

La NCPE incorpora el desarrollo sustentable,<br />

el derecho al medio ambiente sano y capítulos<br />

sobre medio ambiente y recursos naturales.<br />

Se prevé la adecuación y complementación<br />

de la Ley 1333 y su reglamento, también la<br />

modificación del Código Minero y el seguimiento<br />

a su aplicación.<br />

Otras leyes y normativas relacionadas al tema<br />

están siendo revisadas y promovidas.<br />

28 Gruenberger, Jenny. 2001. Evaluación de la gestión ambiental gubernamental en el marco<br />

del desarrollo sostenible 1997 – 2000, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales<br />

(ILDIS) Inédito. La Paz.<br />

579


Diseñar instrumentos técnicos, administrativos<br />

y legales necesarios para garantizar procesos<br />

productivos sostenibles.<br />

Crear incentivos para los sectores productivos que<br />

protegen el entorno y sanciones para aquellos que no<br />

se rigen a la normativa vigente.<br />

Impulsar la realización de investigaciones regionales<br />

y locales que permitan conocer los recursos, su<br />

estado, características y usos actuales, ancestrales y<br />

potenciales.<br />

Promover la participación desde lo local en la<br />

perspectiva de que se fortalezcan los mecanismos<br />

de control social y se incentive la responsabilidad<br />

compartida, pero diferenciada.<br />

Fortalecer y cualificar las instancias gubernamentales<br />

encargadas de la gestión ambiental, mediante un mayor<br />

número de personal capacitado en temas técnicos,<br />

ambientales y legales, para que puedan asimilar,<br />

difundir e implementar las políticas ambientales y<br />

aplicar la legislación.<br />

Aplicar adecuadamente los mecanismos existentes<br />

en los sistemas nacionales de evaluación de impacto<br />

ambiental y control de calidad.<br />

Realizar mayores esfuerzos para evitar incendios<br />

incontrolados que provocan inconmensurables daños a<br />

la biodiversidad.<br />

580<br />

Gestión ambiental<br />

El PDS del MDRAMA incorpora esta perspectiva,<br />

aunque también propone la mecanización<br />

agropecuaria.<br />

Se ha promulgado la Ley de Producción Ecológica<br />

y su reglamento<br />

No se crearon incentivos pero la SIA sancionó<br />

por primera vez a quienes realizaron quemas no<br />

autorizadas.<br />

Se prevé elaborar el libro rojo.<br />

La participación de los representantes de los<br />

movimientos sociales en la toma de decisiones se<br />

ha ampliado y profundizado, pero se ha limitado<br />

la de otros actores, como las ONGs.<br />

Las instancias responsables de la gestión<br />

ambiental siguen débiles.<br />

Se tiene prevista la implementación de un<br />

sistema de prevención y control y remediación<br />

de pasivos ambientales.<br />

La SIF ha mejorado notablemente sus<br />

sistemas de monitoreo y está preparada para<br />

implementar labores de alerta temprana.<br />

Promover la educación ambiental. Se ha previsto fortalecer la educación<br />

ambiental.<br />

Suelos y recursos forestales<br />

Acelerar el saneamiento de tierras, con el objetivo de<br />

beneficiar a los más pobres, y que este proceso sea<br />

también de oficio en occidente. Aunque lo ideal sería<br />

realizar una redistribución del territorio.<br />

Fomentar la agricultura campesina para disminuir<br />

las migraciones hacia las ciudades y la ampliación<br />

de la frontera agrícola, a través del incentivo a<br />

la recuperación de tecnologías tradicionales y la<br />

adecuación de tecnologías modernas aptas a los<br />

ecosistemas específicos.<br />

Incentivar los procesos productivos que tiendan a<br />

alcanzar la soberanía alimentaria y disminuyan la<br />

dependencia de mercados externos.<br />

Realizar un control adecuado de los insumos<br />

agroquímicos y desincentivar su importación a la<br />

vez que fomentar la producción nacional de insumos<br />

agrobiológicos.<br />

Este es el tema más conflictivo en el país y<br />

las medidas adoptadas encuentran una fuerte<br />

oposición por parte de quienes obtuvieron la<br />

tierra, principalmente, durante los periodos<br />

dictatoriales.<br />

La Revolución Rural plantea el fortalecimiento<br />

de la agricultura familiar campesina, indígena y<br />

originaria con base comunitaria, valorizando su<br />

rol productor de alimentos básicos y el potencial<br />

productivo del conjunto de los productores<br />

rurales en actividades agropecuarias y agroforestales,<br />

y otras actividades productivas no<br />

agropecuarias, respetando sus propias visiones<br />

culturales.<br />

La soberanía y seguridad alimentaria son<br />

prioridad del PND y en el PDS, donde se propone<br />

revalorizar los cultivos andinos con alto valor<br />

nutritivo, como la quinua, amaranto, tarhui,<br />

cañahua, etc.


Incentivar la producción agroforestal y la de<br />

productos forestales con alto valor agregado, así<br />

como la formación de bosques productivos en áreas<br />

degradadas.<br />

Incentivar el uso integral de los bosques y la<br />

integración de sus habitantes tanto en la utilización<br />

del mismo como en la distribución que de ello<br />

resulte.<br />

Incentivar iniciativas productivas que demuestren que<br />

es posible conservar y a la vez mejorar el nivel de<br />

ingresos.<br />

Recursos hídricos<br />

Impulsar una ley de aguas que responda a las<br />

demandas sociales y que recoja las propuestas<br />

técnicas de los grupos de la sociedad civil, en la<br />

perspectiva de que exista una adecuada y equitativa<br />

gestión del recurso.<br />

Biodiversidad<br />

Fortalecer la coordinación entre el SNAP y la DGB para<br />

actuar con una visión integral en la conservación de la<br />

biodiversidad.<br />

Aprobar una ley de conservación de la biodiversidad,<br />

a fin de que se pueda garantizar su adecuada gestión,<br />

con la participación de los actores locales.<br />

Definir qué áreas protegidas son de prioridad nacional,<br />

departamental o municipal y consolidarlas con la<br />

participación de los actores locales.<br />

Consolidar las áreas protegidas del SNAP, mediante<br />

una legislación clara que efectivamente proteja su<br />

patrimonio natural.<br />

Hacer efectiva la participación de las comunidades<br />

locales en el manejo y aprovechamiento de la<br />

biodiversidad.<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

Sin avances o con acciones planificadas.<br />

Con avances parciales.<br />

Con avances significativos.<br />

Se tiene prevista y se cuenta con recursos para<br />

la forestación y la reforestación, inicialmente<br />

de 27.000 hectáreas de plantaciones<br />

forestales.<br />

El Programa Sustentar impulsará la forestería<br />

comunitaria.<br />

La Revolución Forestal plantea:<br />

-<br />

-<br />

Impulsar el desarrollo de una gestión forestal<br />

sustentable dirigida a lograr el manejo<br />

comunitario e integral de los bosques.<br />

Promover la conservación y aprovechamiento<br />

sustentable de la biodiversidad a través de<br />

todos los conocimientos, innovaciones y<br />

prácticas asociadas, asegurando la distribución<br />

justa y equitativa de los beneficios derivados<br />

de la misma.<br />

Para el bosque amazónico se pretende realizar<br />

acciones de manera prioritaria, antes de que el<br />

uso del suelo lo afecte.<br />

El PNC prevé la formulación de una Ley de<br />

Gestión de Agua y Cuencas.<br />

El SERNAP tiene dependencia funcional del<br />

VBRFMA, lo que no es necesariamente un<br />

avance para la gestión del SNAP.<br />

El PDS MDRAMA prevé la elaboración de la ley<br />

de biodiversidad, con un reglamento de vida<br />

silvestre y normas especiales.<br />

Se ha firmado entre la CIDOB y el SERNAP un<br />

primer acuerdo para la gestión compartida de<br />

las áreas protegidas.<br />

Se prevé impulsar el manejo sostenible de la<br />

quenua, la vicuña, el lagarto y 5 especies de<br />

vertebrados en el Beni.<br />

581


582<br />

Bibliografía<br />

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Plan Plurianual 2004-2007. Informe Misión de Evaluación de Medio Término.<br />

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Superintendencia Forestal. 2007. Deforestación en Bolivia: Causa de incendios forestales.


Movimientos sociales<br />

y conflicto ambiental<br />

BREvE ExPOSICIóN <strong>DE</strong> TRES CASOS EN BOlIvIA<br />

por Pablo Villegas Nava e Igor Patzi Sanjinés<br />

El objetivo de este artículo es modesto: caracterizar algunas situaciones que enfrentan<br />

a la gente en el escenario de las controversias ambientales. Hemos escogido<br />

tres casos: un conflicto en un área protegida (Pilón Lajas); el provocado por<br />

una gran empresa afectando a un amplio sector social (derrame de petróleo en<br />

el río Desaguadero) y otro de alcance internacional, el caso del Complejo del Río<br />

Madera.<br />

Debemos hacer dos aclaraciones: la primera es que no pretendemos hacer un<br />

análisis exhaustivo de los problemas presentados, y la segunda, es que los casos en<br />

cuestión no son modelos paradigmáticos de conflicto ambiental. Hemos omitido<br />

la identificación de algunos nombres de personas e instituciones, considerando la<br />

brevedad de este documento y la necesidad de sustentar nuestras aseveraciones<br />

con información precisa.<br />

El CASO <strong>DE</strong>l <strong>DE</strong>RRAME <strong>DE</strong> PETRólEO SOBRE El RíO <strong>DE</strong>SAGuA<strong>DE</strong>RO<br />

Según la información divulgada por la empresa Transredes, el derrame de petróleo<br />

se inició el 29 de enero del 2000, el 30 de enero a horas 18:00 se había detenido<br />

el paso de combustible. Según nuestra fuente 29 , aparte de la acción de la empresa,<br />

la primera acción en torno al problema fue la visita de varias instituciones<br />

al lugar del hecho: la Prefectura del departamento, Comité Cívico, FOBOMA<strong>DE</strong>,<br />

la Universidad Técnica de Oruro (UTO), la brigada parlamentaria y la prensa. Resultado<br />

de estas visitas, fue la verificación de que la empresa no tenía un plan de<br />

contingencia. Luego se produjo la visita de otras instituciones – entre ellas Defensa<br />

Civil - las cuales procedieron a informar a la población sobre lo ocurrido y sobre las<br />

previsiones que debían tomar para el consumo de agua y con el ganado.<br />

Cuando se inició el derrame, las comunidades reaccionaron cerrando sus canales<br />

de riego. Seguidamente recurrieron a un conjunto de instituciones y ONGs en busca<br />

de apoyo y orientación, y protagonizaron una serie de marchas de protesta en<br />

la ciudad de Oruro. Una de las causas principales para estas movilizaciones fue la<br />

tardanza de la empresa en satisfacer sus demandas. El primer problema directo<br />

para las comunidades a causa del derrame fue la falta de agua para consumo<br />

humano; y para el ganado, la falta de agua y forraje.<br />

Entre febrero y junio Transredes procedió a aplicar su plan de emergencia. En este<br />

sentido, realizó un trabajo de llenado de fichas de reclamo en las comunidades<br />

afectadas, con datos agronómicos, pecuarios y sociales por familia. Las familias<br />

que no llenaron las fichas no ingresaron en la estadística de las damnificadas, y<br />

por tanto no fueron tomadas en cuenta más adelante. Equipos compuestos de<br />

ingenieros, antropólogos y psicólogos procedieron a elaborar diagnósticos comunales.<br />

Estos equipos tenían además las siguientes tareas: constituirse en un nexo<br />

29 La fuente que utilizamos aquí es Montoya et al. 2002. Para cualquier otro caso se hará la<br />

cita respectiva.<br />

583


584<br />

Foto 1. Movimiento social de protesta en Sucre en contra de la contaminación<br />

minera del río Pilcomayo<br />

entre las comunidades y la empresa, detectar posibles acciones de los comunarios<br />

contra ésta, orientar a la empresa en el proceso de limpieza de los residuos<br />

de petróleo, asesorar a la empresa en la firma de convenios, atender reclamos<br />

específicos y hacer efectivas las compensaciones económicas en las 127 comunidades<br />

afectadas.<br />

Las labores de limpieza de las áreas contaminadas duraron desde febrero hasta<br />

fines de julio del 2000, y en el caso de las comunidades de Chuquiña y Japo, se<br />

realizaron recién en el mes de diciembre. Para dichos trabajos, la empresa reclutó<br />

gente de las comunidades, pero también de otros lugares, inclusive tropa del ejército<br />

en servicio. La retribución por estos servicios no fue homogénea, pues variaba<br />

entre 20 y 35 Bs. diarios, según se tratara de propietarios o no de las tierras afectadas.<br />

Al margen de ello, se aplicaron también criterios arbitrarios para los pagos<br />

creando a la larga problemas entre los comunarios.<br />

Se implementó adicionalmente un servicio de médicos y veterinarios en puestos<br />

que fueron instalados en algunas comunidades. Fuera de ellas, los afectados tuvieron<br />

que movilizarse hasta Oruro para recibir el servicio. La atención no era totalmente<br />

gratuita, pues los medicamentos corrían a cuenta de los comunarios.<br />

Todos los servicios indicados estaban condicionados a que los comunarios firmaran<br />

un convenio con la empresa. Entre los principales puntos del convenio, se<br />

destacan los siguientes:<br />

El convenio era de carácter privado entre la empresa y los comunarios y daba<br />

al derrame ese mismo carácter;<br />

Cualquier divergencia entre los signatarios se sometería a la ley de conciliación<br />

y arbitraje;<br />

Se obligaba a los comunarios a renunciar a todo reclamo y acción judicial o<br />

extrajudicial contra Transredes después de la firma del convenio;


Transredes se deslindaba de toda responsabilidad en el derrame, el cual era<br />

definido como un accidente; y,<br />

La empresa asumía voluntariamente el resarcimiento de daños y perjuicios directos<br />

causados por el derrame.<br />

Las comunidades habían tenido la seguridad de recibir la compensación de forma<br />

directa y en efectivo, pero la empresa, arbitrariamente, había establecido un<br />

acuerdo con CARE, según el cual sería ésta la que recibiría los pagos de compensación<br />

y los haría llegar a los damnificados en forma de proyectos o en especie,<br />

nunca en efectivo. Aún en el caso de la entrega en especie, los beneficiarios<br />

estarían bajo la tutela de CARE para definir y adquirir los productos en que se convertiría<br />

su compensación. Esta institución se pagó sus gastos administrativos del<br />

fondo de compensaciones.<br />

Las condiciones del convenio encontraron, obviamente, resistencia por parte de<br />

algunas comunidades, pero en definitiva Transredes logró la firma de los mismos<br />

hasta diciembre del 2001. Para los trabajos de evaluación y cuantificación de los<br />

daños a las comunidades se contrató a 25 instituciones y consultores independientes,<br />

cuya misión formalmente era representar a las comunidades. Para representar<br />

los intereses de la empresa, se contrató a la Resolve Ltda., una compañía<br />

especializada en el pago de seguros, y a Polaris Applied Sciences Inc. Todos estos<br />

contratos eran pagados por Transredes.<br />

Según el convenio firmado entre comunidades y empresa, una vez concluida la<br />

evaluación en cada comunidad, debía confrontarse con la evaluación de Resolve<br />

y Polaris. Las evaluaciones se abocarían a los impactos directos, excluyendo los<br />

perjuicios de mediano y largo plazo.<br />

En dichas evaluaciones, Transredes rechazó sistemáticamente los reclamos por<br />

daños al ganado, aduciendo la falta de evidencia veterinaria que comprometiera<br />

a la empresa. La misma suerte corrieron otros perjuicios, como la depreciación<br />

de las tierras, jornadas de trabajo agrícola perdidas, daños a los caminos, etc.<br />

Como resultado de las negociaciones, el monto final de la cuantificación de daños<br />

acordado entre los evaluadores fue, en general, el 31,50% de las cifras obtenidas<br />

por los evaluadores que representaban a las comunidades. Sólo en algunos<br />

casos las compensaciones se reajustaron por el descontento de la gente.<br />

Una vez acordado el monto de compensación entre evaluadores, se sometía a<br />

consideración de la comunidad. De ser aprobado, se firmaba un convenio de<br />

transacción. En caso contrario se recurriría al arbitraje. Sólo dos comunidades<br />

(Chuqiña y Japo), se negaron a firmar el convenio.<br />

Este proceso generó serias desavenencias entre las comunidades y “sus” evaluadores.<br />

Los pobres resultados alcanzados por éstos en las confrontaciones podían<br />

atribuirse a que sus honorarios los pagaba la empresa y a las condiciones de su<br />

contrato, que los condicionaba al número de fichas de reclamo atendidas, al tamaño<br />

de la superficie afectada por comunidad y al carácter “conflictivo” o no de<br />

ésta. Ello se debe a que los evaluadores representaban, de hecho, los intereses de<br />

la empresa, no de las comunidades. No era pues extraño que muchas comunidades<br />

ni siquiera hubieran llegado a conocer los resultados de su trabajo.<br />

Un caso que muestra los extremos a los que llegó Transredes, es el de la comunidad<br />

Chuquiña, que desaprobó el trabajo de su evaluador. Dicho evaluador optó<br />

por no entregar el documento a la comunidad, pero sí a Transredes, que lo adoptó<br />

como resultado de evaluación oficial y “premió” al referido evaluador con un<br />

empleo en sus filas.<br />

585


586<br />

La realización de la auditoría ambiental, a pesar de su obligatoriedad, fue retrasada<br />

injustificadamente por el gobierno y se inició recién seis meses y medio después<br />

del desastre. Dicha auditoría fue lograda gracias a las movilizaciones de los<br />

afectados y de las instituciones cívicas regionales. Sin embargo, la contratación<br />

de la auditoría ambiental fue también irregular. Cuatro empresas se presentaron<br />

para realizarla, pero Transredes impuso el contrato de la ENSR, una vieja cliente de<br />

la empresa petrolera.<br />

Una vez iniciada la auditoria, se evidenció que ésta se estaba realizando sin la supervisión<br />

técnica del gobierno. Por ello, el Comité Cívico de Oruro, FOBOMA<strong>DE</strong> y<br />

LI<strong>DE</strong>MA solicitaron la participación de dos de sus representantes en la fiscalización<br />

de la auditoría. No obstante, a pesar del basamento legal de su pedido, tuvieron<br />

que “pelear” con la burocracia gubernamental para la designación de los fiscales,<br />

quienes comenzaron su labor recién en diciembre – estando la auditoría ya<br />

bastante avanzada. Más aún, la competencia de los fiscales fue restringida a la<br />

de “observadores”, y su acceso limitado a sólo los informes finales.<br />

Transredes retrasó la auditoría de varias maneras, entre ellas, postergando la firma<br />

del contrato. El tiempo ganado lo aprovechó para borrar evidencias del derrame,<br />

por ejemplo, recogiendo y haciendo desaparecer la fauna silvestre muerta a<br />

causa de la contaminación. De manera muy suspicaz Transredes había impuesto<br />

previamente la obligación de que los afectados enterrasen su ganado muerto.<br />

Gracias a esta acción, la auditoría no pudo considerar este tipo de evidencia<br />

como prueba, y obviamente, la necesidad de compensar este tipo de daño a los<br />

campesinos.<br />

Como se indicó antes, las comunidades habían recurrido en un comienzo a varias<br />

instituciones, incluyendo al Estado, en busca de ayuda. Tal recurso fue empleado<br />

sólo en la fase inicial del desastre, porque en adelante la empresa presionó a las<br />

comunidades para relacionarse sólo con ella, desechando así la posibilidad de<br />

acción conjunta, algo que se planteó también en un comienzo. Según nuestra<br />

fuente, la empresa llegó a comprar el silencio de los dirigentes campesinos y otros<br />

involucrados.<br />

Dos comunidades, Chuquiña y Japo, se destacaron del resto por la resistencia que<br />

plantearon a la empresa. Como dijimos antes, la empresa condicionaba la provisión<br />

de servicios, en este caso de forraje, a la suscripción del convenio marco. Tal<br />

convenio fue rechazado por las comunidades en cuestión, impidiendo la limpieza<br />

del petróleo en sus terrenos por parte del personal de Transredes.<br />

El conflicto llegó a tal extremo que obligó al gobierno a salir de su pasividad y<br />

hacer de mediador, lo cual resultó en una resolución administrativa (MDSMA, N°<br />

19/2000, del 15 de junio), que obligaba a la empresa a entregar a estas comunidades<br />

3738 toneladas de forraje durante 5 meses, contrastando con el ofrecimiento<br />

original de la empresa de 670 TM de forraje a Japo y 14 TM a Chuquiña.<br />

La empresa rechazó la determinación estatal, y las comunidades iniciaron una<br />

batalla legal demandando el resarcimiento y la indemnización por todos los daños<br />

a corto, mediano y largo plazo, rechazando la indemnización limitada a los<br />

daños directos. 30 Estas comunidades esperaron vanamente que su posición fuera<br />

replicada por otras.<br />

Un factor importante en la determinación de los comunarios de Chuquiña y Japo,<br />

30 Contaminación por el Derrame de Petróleo en el Río Desaguadero. FOBOMA<strong>DE</strong> Boletín Nº<br />

25, mayo 2001.


fue la experiencia de Chuquiña en conflictos ambientales anteriores con la empresa<br />

minera Inti Raymi. Aunque los comunarios de Japo no contaban con tal<br />

experiencia, se sumó a la iniciativa de la gente de Chuquiña. En acción conjunta<br />

con el Comité Cívico Departamental de Oruro, que había logrado el apoyo de<br />

una institución internacional, tomaron la previsión de filmar las evidencias del derrame<br />

y realizar la toma de muestras para su análisis de laboratorio. Como consecuencia,<br />

recién diez meses después del derrame se procedió a la limpieza del<br />

petróleo. Para ello el Estado, a través de la Prefectura se vio forzada a amenazar<br />

a las comunidades con declararlas infractoras a la ley “por resistirse a la limpieza<br />

del petróleo”. De hecho, en Chuquiña y Japo no se terminó el proceso de compensación,<br />

debido a la duración del proceso legal contra Transredes. Tal proceso<br />

se extendió tanto que según nuestra fuente, se hizo demasiado tarde para que<br />

fueran compensadas. Este fue el “premio” conseguido por este par de comunidades,<br />

que de manera ejemplar tuvo un planteamiento firme en defensa de su<br />

medio ambiente.<br />

El caso del derrame de petróleo de Transredes en el río Desaguadero el año 2000,<br />

es uno de los más expresivos en cuanto al papel permisivo del Estado, que permitió<br />

que la empresa manipulara el desastre como si se tratara de un asunto de<br />

interés privado entre dicha empresa y las comunidades, violando las leyes y los<br />

derechos de los campesinos.<br />

El Estado no sólo jugó un rol pasivo, sino que llegó a presionar directamente a<br />

las comunidades para que firmaran los convenios maliciosamente elaborados por<br />

Transredes; además retrasó la auditoria ambiental y obstruyó el nombramiento de<br />

fiscales de la auditoría. Las autoridades de gobierno, desde el viceministro de Energía<br />

hasta el presidente de la República, se manifestaron minimizando los impactos<br />

y aventurando posibles montos de las multas sin mediar ningún proceso que les sirviera<br />

de base; aplicaron sanciones administrativas a la empresa con el objetivo de<br />

evitar que fuera procesada por otra vía y con este mismo fin se retrasó la auditoría<br />

ambiental. Se utilizó este retraso como pretexto para dilatar la adopción de otras<br />

medidas, pese a que la auditoría no sustituye los procedimientos penales.<br />

Los pasos seguidos por la empresa se pueden resumir del siguiente modo: Hizo que<br />

el Estado no interviniera como correspondía; sembró la división entre los comunarios<br />

para evitar que actuaran en conjunto, neutralizó o puso de su parte a las autoridades<br />

de Estado locales, hizo que el problema generado a las comunidades quedara<br />

aislado del conjunto del país, realizando una campaña mediática a nivel nacional<br />

sosteniendo que los damnificados estaban “bien atendidos” para evitar que otros<br />

sectores se solidarizaran con ellos; contrató un equipo de antropólogos de la universidad<br />

de Oruro, que jugaron un rol importante en la aplicación eficaz de muchos<br />

procedimientos estratégicos en contra de las comunidades, y logró finalmente una<br />

posición tal, que le permitió desempeñar con holgura el rol de juez y parte.<br />

El CASO PIlóN lAjAS<br />

La Reserva de la Biosfera y Territorio Indígena “Pilón Lajas” (RB-PL) ostentó desde su<br />

creación la calidad de Reserva de la Biosfera y a la vez, Territorio Indígena. Aunque<br />

al presente la coexistencia de estas dos categorías parece contradictoria en extremo,<br />

hace dos décadas se consideraba viable combinar la conservación del medio<br />

ambiente y la preservación de las culturas indígenas. En un pasado no muy lejano<br />

las instituciones ambientalistas parecían guiarse por el supuesto de que los indígenas<br />

– particularmente los amazónicos − eran aliados per se del interés conservacionista.<br />

A consecuencia de ello, en el Pilón Lajas no existieron iniciativas serias para apoyar<br />

a las comunidades indígenas en el plano económico y productivo, subestimando la<br />

posibilidad de que pudieran ceder a la influencia del mercantilismo.<br />

587


588<br />

El conflicto que revisamos aquí se inicia el año 2005 con una censura al Consejo<br />

Regional Tsimane’ Mosetene (CRTM) por parte del Comité de Gestión (Consejo de<br />

Gestión) del Área Protegida, debido a que el CRTM había llegado a un acuerdo<br />

con la Federación de Colonizadores de Yucumo (FEPAY) 31 sobre los límites de la<br />

TCO. El CRTM propició este acuerdo para viabilizar el saneamiento de la TCO y a<br />

la vez solucionar el problema de la constante inestabilidad de los límites de la TCO,<br />

provocada por la presión de los colonizadores. Más adelante, surge otro nuevo<br />

conflicto con la ejecución del Plan de Manejo del 2004, porque sus ejecutores no<br />

reconocieron el derecho de los indígenas a participar en su realización, ni a recibir<br />

la capacitación necesaria. Otro frente de conflicto se abrió con la quema de<br />

madera extraída ilegalmente por algunos colonizadores, quema en la cual participan<br />

los indígenas, según ellos, instigados por la RB-PL. Más adelante se produce<br />

otra quema de madera, esta vez extraída por indígenas; quema que es ejecutada<br />

por el mismo personal de la RB-PL. A esto siguieron allanamientos policiales y<br />

maltratos patrocinados por la RB-PL a las viviendas de indígenas supuestamente<br />

implicadas en el corte ilegal.<br />

Finalmente, en una reunión del Consejo de Gestión, en ausencia de la representación<br />

indígena, ésta es excluida de la presidencia del Consejo que le correspondía<br />

por norma, la que es asumida por la HAM de Rurrenabaque. Este hecho fue patrocinado<br />

por el Director de la RB-PL. De tal modo, la institucionalidad de la RB-PL<br />

quedó comprometida, contraponiéndose a la TCO. Seguidamente, la RB-PL envió<br />

un grupo de guardaparques originarios a la TCO para presentarse a sí mismos<br />

como futuros dirigentes del CRTM e “informar” sobre una posible separación de la<br />

TCO de la RB-PL.<br />

Finalmente, ante esta serie de acciones, las autoridades de la TCO indígena, desde<br />

los corregidores de las comunidades hasta el CRTM, emiten un manifiesto exigiendo<br />

que el Director del Área sea retirado. Estos conflictos conducen a una<br />

lucha de poder al interior del Consejo de Gestión, justamente el organismo llamado<br />

a concordar las partes comprometidas con la creación del área protegida,<br />

perjudicando seriamente la participación de los representantes de la TCO en el<br />

Consejo y poniendo en entredicho la viabilidad de la convivencia en un mismo<br />

espacio de la TCO y la RB-PL.<br />

La reacción negativa de la RB-PL al acuerdo CRTM - FEPAY se debió a que al reducirse<br />

la TCO en favor de los colonizadores, el espacio ocupado por éstos quedaría<br />

al interior de la RB-PL, implicando la necesidad de que la administración de la RB-<br />

PL deba relacionarse y consensuar ya no sólo con los indígenas, sino también con<br />

los colonizadores, este último un sector mucho más experimentado y politizado.<br />

Esta preocupación era también compartida por las ONGs que realizaban actividades<br />

al interior del área protegida y la apoyaban financieramente. El problema<br />

surgido por la causa mencionada puso al descubierto la contradicción entre las<br />

atribuciones propietarias de la TCO y los fines conservacionistas de la RB-PL. Es precisamente<br />

esta contradicción a la que nos referimos al emplear el concepto de<br />

doble estatus, tema sobre el cual seguiremos a continuación.<br />

Para dar algunas luces a la problemática del “doble status”, se debe repasar los<br />

antecedentes históricos de la RB-PL. Al iniciarse la gestión del Área Protegida bajo<br />

esta doble definición, los indígenas plantearon la conformación de un Consejo de<br />

Gestión excluyendo a los colonizadores, y de otro “Comité de Seguimiento” con la<br />

participación de estos últimos. 32 Por su parte, Veterinarios sin Frontera (VSF), aproxi-<br />

31 Antes FECY.<br />

32 Brugioni 1999.


mándose a la posición de los indígenas, propuso la creación de un comité conformado<br />

por la DNCB (hoy SERNAP), la Subsecretaría Nacional de Asuntos Étnicos,<br />

de Género y Generacionales, y los representantes indígenas, efectivo al interior<br />

del área; y otro comité con la DNCB, VSF y los representantes de los colonizadores<br />

para el área de influencia.<br />

Sin embargo, la DNCB, ignorando estas propuestas, conformó el Consejo de Gestión<br />

con 14 miembros de los cuales dos correspondían a la DNCB, uno de ellos el<br />

Director del Área, a cargo de la presidencia; dos a los indígenas, correspondiéndoles<br />

la vicepresidencia; dos a los colonizadores; uno a VSF, y el resto a representantes<br />

de municipios y otras instancias de Estado. Esta conformación se mantuvo<br />

hasta principios de 1998.<br />

Desde su creación, la RB-PL atravesó una serie de problemas sociales, especialmente<br />

con los colonizadores, que en 1997 tomaron el campamento central de<br />

VSF. Esta acción concluyó con la salida de esta institución del área de Yucumo.<br />

VSF, no obstante, continuó a cargo de la RB-PL y trabajando con la federación de<br />

colonizadores de Rurrenabaque (Beni) y la Cascada (La Paz).<br />

Esta crisis dejó mal parado al Consejo de Gestión como el escenario de diálogo del<br />

que se esperaba la solución de las divergencias entre los sectores sociales que lo integraban.<br />

La explicación del problema del Consejo de Gestión, según la CIDOB, era<br />

la desventajosa participación indígena en esta instancia. 33 Desde la óptica del entonces<br />

Director a.i. de la RB-PL, el problema era que el Consejo de Gestión estaba<br />

compuesto por representantes de sectores que no pertenecían a la TCO, pero que<br />

detentaban más poder sobre ésta que sus “propietarios”, los cuales por su parte, no<br />

podían ejercer ninguna influencia en las áreas vecinas de la reserva. 34 Para VSF, el<br />

problema principal estaba en la desequilibrada participación indígena en el Consejo<br />

de Gestión, pues sólo tenían dos de los 14 representantes que lo integraban.<br />

Todos los actores mencionados coincidieron en la injusta representación indígena<br />

en el Consejo de Gestión, sin brindar soluciones concretas. Por ello, a la crisis con<br />

los colonizadores de agosto del 96, siguió la generada por el CRTM, exigiendo una<br />

mayor participación en el Consejo y denunciando que éste sólo se ocupaba de<br />

las empresas madereras y el motosierrismo, y no de los problemas de calidad de<br />

vida de los indígenas 35 . Posteriormente, los reclamos indígenas buscaron detentar<br />

la administración directa de la RB-PL junto al Gran Consejo Tsimane (GCT); la participación<br />

de sus representantes en toda la institucionalidad medioambiental, desde<br />

el Ministerio del ramo hasta la RB-PL; y que la mayor parte de los fondos captados<br />

para la RB-PL se destinara a la TCO. 36 Todas estas expectativas eran paralelas<br />

a la demanda de incrementar su representación en el Consejo de Gestión.<br />

La propuesta de la administración directa de la RB-PL fue aceptada por las autoridades<br />

de gobierno. 37 No obstante, desde entonces hasta el momento del conflicto<br />

que nos ocupa, no se habían desarrollado determinadas capacidades de<br />

este sector para que asumiera la administración. En vez de lograr este objetivo, la<br />

representación indígena logró magros éxitos en el tema de su participación en el<br />

Consejo de Gestión, donde si bien se incrementó numéricamente y se les otorgó<br />

la presidencia, seguían en minoría. Y pese a estar en sus manos la presidencia del<br />

33 Silva, Ruth (30/08/97). Carta al Director a.i. de la RB-TI Pilón Lajas.<br />

34 Documento del Dir. a.i. TI-RB PL “Sobre las causas de la ocupación de las instalaciones del<br />

CD-34 del Proyecto TI-RB PL” 10/06/96.<br />

35 Carta del CRTM a la CIDOB. Firmado: Claudio Huallata (Pdte. CRTM) y Santos Huallata (Srtio.<br />

Tierra y Territorio CRTM), 13/05/97.<br />

36 Silva, Ruth, ibid.<br />

37 VSF se retiró de la administración de la RB-PL el 27/05/98.<br />

589


590<br />

Consejo, en los hechos, la dirección de las reuniones estaba normalmente a cargo<br />

de “facilitadores”, que eran consultores de ONGs o del SERNAP. Finalmente, como<br />

vimos, sus representantes fueron desplazados de la presidencia. De esta manera,<br />

el Estado tomaba para sí el control de una instancia de representación que, según<br />

sus propias normas y objetivos, correspondía a los indígenas.<br />

Uno de los temas que subyace a la problemática del Pilón Lajas, es el derecho al<br />

aprovechamiento de los recursos naturales. Como mencionamos antes, en la primera<br />

crisis entre la TCO y la RB-PL, los representantes indígenas denunciaron que el<br />

destino de los recursos económicos era fundamentalmente conservacionista y no<br />

el desarrollo económico-productivo de la TCO, y que el financiamiento destinado<br />

a este rubro se estaba destinando a los colonizadores.<br />

En ese entonces, VSF ya habían advertido sobre el peligro de que la falta de alternativas<br />

llevara a los indígenas a una alianza con los madereros. 38 Efectivamente,<br />

los indígenas de algún modo estaban presionados para insertarse en la dinámica<br />

del mercado, dada su necesidad de dinero para enfrentar gastos en educación,<br />

alimentación, atención médica, y otros que derivan del proceso mismo de cambio<br />

cultural. En este contexto de transformaciones impuestas por la modernidad,<br />

el dinero se constituye en un medio para lograr el ascenso social, y para acceder<br />

a la generalmente subestimada importancia que los indígenas asignan a su integración<br />

a la sociedad nacional. Al interior de las comunidades, esta integración<br />

suele representar una condición de superioridad a la del mantenimiento de determinados<br />

patrones culturales “tradicionales”.<br />

Frente a estos problemas y necesidades crecientes no resueltos por más de una<br />

década, la alternativa económica más viable para los indígenas era su relación<br />

con los madereros, dispuestos a pagar por los árboles de la TCO. En esta situación,<br />

las restricciones impuestas por la RB-PL a la explotación de los recursos naturales,<br />

aún en el supuesto caso de que las normas se aplicaran con justicia y equidad<br />

para todos los sectores, eran sujetas de ser cuestionadas ante la ausencia de alternativas<br />

económicas reales.<br />

La lógica de una conjunción entre la conservación de la naturaleza y la preservación<br />

de la cultura y sociedad indígena, va quedando atrás frente a la creciente<br />

dependencia indígena del aprovechamiento de la naturaleza como fuente de<br />

dinero. Y como el proceso de cambio cultural parece irreversible, se puede avisorar<br />

una gradual campesinización de los indígenas. Y a medida que esto sucede,<br />

su derecho exclusivo a la TCO, tiende a ser vista como un injusto privilegio por los<br />

“otros” campesinos. Tal es la situación en un área protegida vecina (el Parque<br />

Nacional Madidi).<br />

Los peligros que ha enfrentado el AP hasta el momento, han sido mayormente<br />

externos (por ejemplo: madereros), pero, al presente existen signos preocupantes<br />

del descontento de los pobladores de la TCO con el área protegida. Esto se expresa<br />

claramente en la intervención de una mujer tsimane’ en el taller de corregidores<br />

del 3 de noviembre, 2005: “[…] los colonos dicen que no es nuestro territorio,<br />

dicen que es del gobierno…”.<br />

Cuánta flexibilidad permiten los funcionarios de la RB-PL a las actividades extractivas<br />

de uno u otro sector, es el eterno tema de la búsqueda de un correcto equilibrio<br />

en la aplicación de las leyes; tomando en cuenta el principio de parque<br />

con gente, es muy difícil de lograr teniendo en cuenta derechos preexistentes al<br />

“trabajo” y la ocupación de espacios para fines productivos, sustentados en la<br />

Constitución Política del Estado. Estos derechos preexistentes se contraponen a<br />

38 Plan de Manejo, 1997-2001.


nuevas reglamentaciones como el de las áreas protegidas y el de la existencia de<br />

las TCOs, que evidentemente privilegian a un sector frente a los demás.<br />

La RB-PL ha acumulado una rica experiencia de cerca de dos décadas – al igual<br />

que otras áreas protegidas de Bolivia - sin embargo la normativa existente no refleja<br />

esta experiencia. Sobre el doble estatus, el Reglamento General de Áreas Protegidas<br />

no diferencia entre la población que en razón de pertenecer a una TCO,<br />

tiene atribuciones territoriales y administrativas sobre el AP, y otros actores que<br />

“sólo” se definen como habitantes circunstanciales de este espacio. Tampoco<br />

diferencia entre actores de Estado y de la sociedad civil, como si fueran lo mismo.<br />

Sin embargo, estos y otros vacíos no son únicos. En el Plan de Manejo del 2004,<br />

aplicado en el momento del conflicto, se evidenciaba un claro desconocimiento<br />

acerca de las instancias de representación indígena como el CRTM, 39 sus organizaciones<br />

dependientes y determinados cargos como el de los corregidores, los<br />

cuales eran entendidos como entidades opuestas. Además confundía a los funcionarios<br />

del SERNAP con los de las organizaciones indígenas (GCT y CRTM). Esta<br />

visión disociada de la naturaleza de los actores, especialmente de las organizaciones<br />

de base, coincide con una conducta intervencionista en el sector indígena<br />

y por tanto constituye una fuente constante de conflictos. Y ante el surgimiento<br />

de los conflictos, el Estado, en vez de asumir su rol de mediador ante la sociedad,<br />

entró en la disputa como parte, omitiendo las diferencias entre los actores y sus<br />

atribuciones.<br />

El CASO <strong>DE</strong>l COMPlEjO RíO MA<strong>DE</strong>RA<br />

Los planes de construcción del Complejo del Río Madera (CRM) en el Brasil tienen<br />

su origen en la década de los años 70. A pesar de esto, la actitud de los gobiernos<br />

nacionales ha sido contemplativa, de modo tal, que poco antes de aprobarse<br />

el EIA en el Brasil, pocas personas e instituciones estaban al tanto en Bolivia. En el<br />

marco de estas iniciativas aisladas, una ONG boliviana envió en el 2006 un investigador<br />

al norte amazónico para estudiar las posibles consecuencias del CRM,<br />

informar a la sociedad local y captar su percepción sobre la iniciativa brasileña.<br />

Fruto del trabajo de investigación realizado, se hace evidente el desconocimiento<br />

casi total de la población sobre el proyecto. En septiembre del mismo año se<br />

inicia una serie de reuniones con fines informativos con la sociedad civil del norte<br />

amazónico, fundamentalmente pescadores, zafreros, campesinos, indígenas, e<br />

instituciones que operan en la región. La reacción de estos sectores ante el CRM<br />

y sus posibles consecuencias, llegó a ser de tal magnitud, que se convierte en un<br />

movimiento social que alcanza un punto culminante en un encuentro en Cobija<br />

donde asisten representantes de base de Pando y del norte del Beni. 40 Se constitu-<br />

39 El PM-2004, planteaba 4 alternativas para la cogestión. En la tercera (Asamblea de corregidores<br />

como un espacio de participación indígena y co-administración entre el CRTM<br />

y SERNAP) se consideraba al CRTM y a la asamblea de corregidores como opuestos, sin<br />

comprender que son parte de una misma entidad. En cuanto hace al Consejo de Gestión,<br />

el PM propone 3 alternativas para la inclusión de los colonizadores. El justificativo es que:<br />

“Sin la incorporación de los colonos al Consejo de Gestión este carece de representación<br />

del sector (de) mayor cantidad de población en la región....”. Esto es que la representación<br />

para la cogestión de la TCO-RB-PL, no está en razón de los derechos propietarios sobre el<br />

área sino de otros factores como la cantidad de población.<br />

Para comprender cómo funcionaría el Consejo de Gestión, veamos un ejemplo. Según la segunda<br />

alternativa, se otorga 3 representantes a los colonizadores, elevando el número de miembros<br />

del Consejo de Gestión a 18. En una votación la TCO tendría sólo el 39% de los votos; sin<br />

embargo, el PM sostiene que el sector indígena mantendría el 50%. Para esto se basa en la<br />

suma de los votos de la TCO (7), el Consejo de Gestión (1) y la RB-Pilón Lajas (1). Esto muestra<br />

que el PM confunde a los empleados del Estado con los representantes de la TCO.<br />

40 “Conforman el Movimiento Social por la Defensa de la Cuenca del Río Madera y la Región<br />

Amazónica. Bolivianos y brasileños se unen contra las represas del Río Madera. Pablo Ville-<br />

591


592<br />

ye el “Movimiento Social por la Defensa de la Cuenca del Río Madera y la Región<br />

Amazónica”, incluyéndose además representantes del Movimiento de Afectados<br />

por las Represas del Brasil.<br />

Si bien el Comité fue conformado con la integración de las ONGs sólo como instancias<br />

de asesoramiento, su rol fue muy importante para el movimiento debido<br />

a que las características del conflicto exigían urgentemente la obtención de información<br />

y su manejo por profesionales de varias especialidades, tales como<br />

ingeniería hidráulica, economía y salud pública.<br />

El rol de la información técnica para el movimiento fue decisivo. Contra lo que<br />

se esperaba en principio, aquí el protagonismo de la población local jugó un rol<br />

central. En los diferentes eventos sobre el CRM, los participantes demostraron un<br />

conocimiento impresionante de los ríos de la región y gracias a éste, se pudo llenar<br />

ciertos vacíos de información y prever las consecuencias del CRM.<br />

En cuanto a la participación del gobierno boliviano, durante varios meses siguientes<br />

a la iniciación del movimiento éste demostró una seria desorientación respecto<br />

al tipo de información requerida, las fuentes y la forma de obtenerla y sobre todo<br />

la importancia de hacerlo.<br />

La reacción de la sociedad ante el CRM en el norte amazónico se diferenció claramente<br />

según los sectores medios y altos por una parte, y los bajos por otra. Los<br />

primeros parecían más interesados en los impactos positivos del proyecto, considerando<br />

la supuesta valorización de sus propiedades, oportunidades laborales y a<br />

veces (candorosamente) esperanzados en jugosas compensaciones económicas<br />

derivados de los impactos del proyecto a sus propiedades y bienes.<br />

En el sector intelectual y de algunas ONGs e instituciones de la región, se pudo<br />

percibir una posición temerosa a cualquier antipatía de los brasileños favorables<br />

al proyecto. Ello se explica en el supuesto de que, en la medida en que estos sectores<br />

pretenden formar parte de la dinámica desarrollista del Brasil, implícitamente<br />

menos se comprometerán con el futuro ambiental de Bolivia.<br />

Tal posición fue evidente también en los interlocutores del Estado boliviano, desde<br />

sus niveles locales hasta los nacionales. Es notable que en ningún momento se manifestó<br />

divergencia alguna entre instancias de Estado referidas al tema, ni siquiera<br />

entre municipios, prefectura y gobierno central, que por lo demás, han estado los<br />

últimos años duramente enfrentados en otros campos.<br />

En cuanto a los sectores populares, el hecho es que, como pocas veces, la mayor<br />

parte de las organizaciones de base más representativas de Bolivia se manifestaron<br />

con un contenido nítidamente ambientalista. La Declaración fue firmada por<br />

la CSUTCB, los Campesinos de Pando, la CIDOB, la FSUTCRMD (Federación Sindical<br />

de Trabajadores Campesinos Regional Madre de Dios), la CIRABO, la CSUTCG,<br />

CSUTCR, y otras organizaciones regionales y nacionales.<br />

El contenido, la complejidad y la intensidad del conflicto han sido determinados<br />

básicamente por dos factores. Por una parte, las consecuencias del CRM que<br />

aquí no tratamos por cuestión de espacio, y sobre los cuales preferimos remitir<br />

a la lectura de otros documentos. 41 Por otra parte, la exigencia del movimiento<br />

social de ser tomados en cuenta por el Estado boliviano, pues tratándose de un<br />

problema internacional, el movimiento debía recurrir a su propio Estado para que<br />

gas. Bolpress, 2007-02-05.<br />

41 Molina 2006; Villegas 2007.


lo representara o protegiera ante el Brasil. Sin embargo, la actitud del gobierno<br />

boliviano se caracterizó por: i) su “neutralidad” y silencio frente a la población; y ii)<br />

por no tener una posición frente al CRM y en general frente a la IRSA, consecuente<br />

con su discurso sobre la “defensa de los recursos naturales” y su rol de interlocutor<br />

(¿portavoz?) de los indígenas. Al parecer las prioridades del gobierno se centraban<br />

en las ciudades del eje central, y en la conformación de una unidad ideológica/política<br />

con los gobiernos de Lula Da Silva y Bachelet, objetivo al que sometió<br />

su visión geopolítica, a servir de paso a las caravanas de transportistas brasileños<br />

necesitados de exportar sus productos por el Pacífico, y finalmente, lo que es peor,<br />

su compromiso ambiental.<br />

En cuanto hace a la reacción de los sectores populares de la sociedad, ésta fue<br />

inmediata ante la noticia del CRM y como se dijo, su aporte al análisis y previsión<br />

de los impactos fue notable. A partir de esto puede sostenerse que si no habían<br />

reaccionado antes, fue simplemente porque no estaban informados. Las acciones<br />

que asumieron a continuación muestran que los movimientos sociales pueden<br />

defender sus intereses con una visión de mayor alcance que los gobernantes, normalmente<br />

más interesados en las acciones que rindan frutos políticos inmediatos.<br />

La actitud de estos sectores se puede comprender por el grado de dependencia<br />

de su economía del estado del medio ambiente. 42 Posiblemente, de haber contado<br />

con alternativas, su cuestionamiento no habría sido tan categórico. Pero era<br />

evidente que a diferencia de los sectores más altos de la sociedad ellos no veían<br />

ningún beneficio en el CRM, ni otro destino que el de seguir jornaleando. Su conocimiento<br />

del medio ambiente local les hacía ver que las alteraciones provocadas<br />

por el CRM en el medio natural, harían más difícil la vida, eliminando además las<br />

cualidades de este medio para la recreación y el bienestar.<br />

Después de un periodo ascendente, que en determinado momento llega a integrar<br />

a representantes del Perú en el Comité, el movimiento entra en un periodo<br />

de cierta pasividad, influido por divergencias entre y al interior de las ONGs que lo<br />

apoyaban. Estas se debían por una parte a un diferente grado de “radicalidad”<br />

condicionado por factores tales como sus fuentes de financiamiento y por su posición<br />

ante los gobiernos “populares” de sus respectivos países, a los cuales no<br />

querían causar problemas.<br />

En el caso de Bolivia, esto llevó al surgimiento de un movimiento paralelo contra el<br />

CRM, que se fue extendiendo espontáneamente, aunque sin cohesión orgánica,<br />

en las ciudades, incluyendo a diversos sectores sociales, ONGs e instituciones ambientalistas.<br />

Este movimiento nunca se integró al del norte, el cual quedó reducido<br />

al área rural.<br />

Continuando con el curso de los acontecimientos, finalmente el 9 de julio del 2007,<br />

después de 9 meses de iniciado el movimiento, fue emitida en el Brasil la licencia<br />

previa para la construcción de dos de las represas del Madera. Ello dio lugar a<br />

una reacción del parlamento boliviano, que convocó al Canciller de la República<br />

a responder a una petición de informe oral. En esta oportunidad, la posición del<br />

gobierno nacional se mostró en su forma definitiva cuando el Canciller expresó su<br />

visión condescendiente a los planes brasileños en estos términos: “… no nos estamos<br />

oponiendo, […] sólo manifestamos que hay riesgos, impactos no sólo en Brasil,<br />

sino también en Bolivia y Perú” 43 y también se mostró abiertamente indulgente con<br />

la posición brasileña: “Conocemos la creciente necesidad de energía en Brasil.<br />

42 Villegas 2007.<br />

43 Bolívia quer integração para usinas no Madeira, diz chanceler FATOR BRASIL (REUTER)<br />

593


594<br />

Eso obliga a proyectos urgentes.” 44 Tal posición echó por la borda todo el esfuerzo<br />

y tiempo que el movimiento había invertido sobre todo en cabildeo ante el gobierno,<br />

para concientizar a sus funcionarios sobre los peligros y desventajas de la<br />

implementación del referido proyecto.<br />

Posteriormente, en diciembre del 2007 el gobierno boliviano firmó un acuerdo con<br />

los Presidentes de Chile y Brasil para dar curso a la construcción de la carretera<br />

transoceánica. En esta oportunidad, ante la llegada del presidente brasileño a La<br />

Paz, un grupo de ecologistas realizó un acto de protesta contra el plan del CRM,<br />

un hecho que derivó a ser la primera vez que el gobierno de Morales reprime un<br />

movimiento social, tomando presos a varios de sus miembros. Entonces, desde Potosí,<br />

el referido presidente emite un llamado a los opositores a las represas, instando<br />

a “[…] pensar en las mayorías, en la vida y las necesidades que tiene nuestros<br />

hermanos, es importante respetar el medio ambiente, pero también es importante<br />

las demandas en temas energéticos”. 45 Evidentemente, no se refería a demandas<br />

de energía en Bolivia.<br />

El destinatario principal de los muchos manifiestos emitidos por el movimiento del<br />

norte amazónico a lo largo de su movilización ha sido el gobierno boliviano, pero<br />

dado su silencio, desde la reunión de febrero 2007 en Cobija, los asistentes, ya se<br />

habían mostrado indignados, recordando que se habían emitido varios manifiestos<br />

públicos exigiendo a las autoridades de Estado que asumieran la defensa de<br />

los intereses nacionales y de la población local, pero sin obtener ninguna respuesta,<br />

información o consulta.<br />

Finalmente, como expresó el máximo dirigente de la Federación de Campesinos<br />

del Pando, Manuel Lima, en vista de que el gobierno no asumió su rol de defender<br />

la soberanía nacional y velar por el medio ambiente, se tuvo que recurrir a una<br />

instancia internacional. Ante estas iniciativas, el MAB y las comunidades en riesgo<br />

de ser afectadas por el CRM en el Brasil se adhirieron al recurso presentado por las<br />

organizaciones bolivianas, y de manera conjunta demandaron que el gobierno<br />

de Brasil detuviera la destrucción de la Amazonía y sus habitantes. Al gobierno<br />

boliviano se le solicitó exigir al gobierno de Brasil la paralización del proceso de<br />

licitación o, en su defecto, que demande al mismo ante la Corte Internacional de<br />

Justicia, por infringir violaciones a los principios de Buena Vecindad, Igualdad de<br />

Derechos de los Estados sobre la Soberanía de las Aguas, al Principio Precautorio,<br />

así como el debido Proceso al haber violado la notificación y consulta previa al<br />

Estado boliviano. 46<br />

SíNTESIS y CONCluSIONES<br />

Hemos revisado tres conflictos ambientales acentuando el rol de los movimientos<br />

sociales en estos conflictos. Los temas primordiales sobre los cuales han versado los<br />

mismos, pueden resumirse así:<br />

i) En el caso del derrame de petróleo en el río Desaguadero, más allá de los<br />

impactos en el medio ambiente, el problema sustancial ha sido la respuesta,<br />

entre negligente y cómplice, del Estado ante la arbitrariedad de una empresa<br />

petrolera.<br />

ii) En el caso del Pilón Lajas, por su doble condición o doble estatus (Área<br />

Protegida y a la vez Territorio Indígena), el conflicto se ha centrado en el de-<br />

44 FATOR BRASIL (REUTER), ibid.<br />

45 ANF 19-12-2007, Potosí - Bolivia “Inversiones para Energía e Hidrocarburos”<br />

46 Represas del río Madera en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: Los Pueblos<br />

Indígenas y Campesinos de la Amazonia demandan al Gobierno de Brasil por Violación de<br />

Derechos Humanos.


echo al aprovechamiento de los recursos naturales, y el apego ortodoxo y<br />

descontextualizado de los funcionarios del Estado a determinadas normas.<br />

iii) En el caso del Complejo del Río Madera, los movimientos sociales anticiparon<br />

las graves consecuencias que se han previsto en caso de implementarse<br />

el proyecto hidroeléctrico brasileño. En la emergencia del problema,<br />

el Estado evadió su responsabilidad de representar los intereses nacionales<br />

frente a una iniciativa extranjera.<br />

En los tres conflictos, se destaca el rol asumido por los representantes del Estado.<br />

En el caso del Desaguadero, el agente causal del conflicto (Transredes) se constituye<br />

en el principal antagonista de los movimientos sociales, y el Estado toma una<br />

posición de segundo orden. Durante el conflicto del Pilón Lajas, los representantes<br />

del Estado toman parte activa en el problema, entorpeciendo las posibilidades<br />

de resolverlo. En el caso del Complejo Río Madera, el Estado asume una posición<br />

contraria al interés de los movimientos sociales ambientalistas, solidarizándose con<br />

los problemas de un país vecino. Vemos, así, una gradación de tres posiciones<br />

estatales contrarias a la gente: como cómplice, como torpe, y finalmente, como<br />

parcializada en su contra. En los tres casos, la sociedad civil se halla expuesta directamente<br />

a los intereses contrarios.<br />

Frente al Estado, la acción de los movimientos sociales se expresa a través de marchas<br />

o movilizaciones fuera del área de conflicto, ampliando su área de influencia,<br />

creando preocupación a sus antagonistas. Por eso Transredes se esforzó notablemente<br />

para que no se produjeran y en el caso del Complejo del Río Madera,<br />

a la primera oportunidad en que el movimiento decidió sobrepasar los limites de<br />

acción en que se había mantenido, realizando una demostración en la ciudad de<br />

La Paz, fue reprimido por el gobierno.<br />

Aunque las fuerzas conservadoras que simpatizan con los poderosos recurrentemente<br />

imaginan los movimientos sociales (también los motivados por causas ambientales)<br />

como expresiones irracionales – siguiendo las interpretaciones al estilo<br />

Ortega y Gasset o Le Bon -, las que hemos revisado en este artículo conocen sus<br />

derechos y forman parte de mecanismos de presión alternativos, que no excluyen<br />

otros mecanismos que pueden operar de manera paralela o consecutiva a los<br />

medios usados antes.<br />

En el Pilón Lajas el movimiento social protagónico es una organización establecida<br />

y única; en el caso del Desaguadero las organizaciones pertenecen a dos organizaciones<br />

separadas, que no llegan a actuar como federaciones provinciales. En<br />

el caso del Río Madera, el movimiento social surge a partir del apoyo de organizaciones<br />

ya existentes.<br />

Como vemos, ante los conflictos existe una tendencia natural de los movimientos<br />

sociales de buscar o crear escenarios amplios de contactos, mas allá de sus interlocutores<br />

directamente comprometidos en el conflicto. Evidentemente la importancia<br />

de dicha estrategia es tal, que sus antagonistas circunstanciales intentan<br />

limitar o eliminar esta posibilidad de manera temprana. Los movimientos sociales<br />

intentan actuar de manera unificada. A falta de una organización, se la crea<br />

(como en el caso del CRM). La unidad de los movimientos sociales es obviamente<br />

muy peligrosa para sus adversarios.<br />

Otro elemento evidente – rescatado de nuestros tres casos de estudio -, es que<br />

la red de contactos de los movimientos sociales, sus movilizaciones públicas y su<br />

unidad orgánica, son vistos por los sectores conservadores y desarrollistas como<br />

expresiones irracionales, anárquicas e incluso antidemocráticas. Frente a la insurgencia<br />

de los MS, se suelen tomar medidas amañadas, ilegales y tiránicas.<br />

595


596<br />

En nuestros tres casos, los movimientos sociales afectados por las agresiones al<br />

medio ambiente, se encontraron desprovistos de un mediador eficiente y/o un<br />

juez neutral. Tuvieron que enfrentarse directamente a adversarios poderosos, que<br />

recurrieron a diversas estrategias de contra-ataque. En los casos del Desaguadero<br />

y el Madera, los instrumentos empleados por estos adversarios estuvieron<br />

claramente dirigidos a afectar los elementos cohesionadores de los movimientos<br />

sociales. Crearon división, desconfianza entre familiares, susceptibilidad hacia<br />

investigadores externos, y un creciente descrédito del Estado y sus mecanismos<br />

de intervención en favor de la sociedad. Su efecto va más allá de los conflictos<br />

específicos. Socava la capacidad y la voluntad de la sociedad para solucionar<br />

estos problemas.<br />

Bibliografía<br />

Brugioni, I. 1999. Desarrollo del hombre en armonía con la naturaleza: La Reserva<br />

de la Biosfera –Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas (Bolivia). Desafíos<br />

entre la teoría y la práctica. Documento de sistematización de experiencia.<br />

Veterinarios Sin Fronteras, Francia: Misión en Bolivia.<br />

Molina, J. 2006. Análisis de los Estudios de Impacto Ambiental del Complejo Hidroeléctrico<br />

del río Madera, Hidrología y Sedimentos. La Paz, Bolivia.<br />

Montoya Ch. J.C.; J. Amusquivar; A. Flores; A. Molloy y P. Sánchez 2002. Efectos<br />

Ambientales y socioeconómicos por el Derrame de Petróleo en el río Desaguadero.<br />

Fundación PIEB, La Pa.<br />

Villegas, Pablo (marzo, 2007) El Complejo del Río Madera. Fase 2 de la Ferrovía<br />

de la Muerte (preliminar).<br />

Crédito foto:<br />

ASE-LI<strong>DE</strong>MA


El MAP: una iniciativa para la gestión ambiental<br />

en la Amazonía<br />

por Juan Fernando Reyes<br />

El sudeste amazónico, que abarca parte de Bolivia, Perú y Brasil, es considerado el<br />

corazón de la Amazonía por ser una de las regiones con mayor diversidad biológica<br />

de los ecosistemas amazónicos. Sin embargo, en el último tiempo, los bosques<br />

tropicales de esta región están sufriendo una serie de amenazas ambientales:<br />

grandes obras de infraestructura como carreteras y represas, extracción selectiva<br />

de madera, expansión de la agricultura y ganadería, plantaciones de monocultivos<br />

como soya y caña de azúcar, minería, prospección petrolera.<br />

Las políticas gubernamentales de fomento a la producción para exportaciones,<br />

en los tres países, han generado una creciente necesidad de vías de comunicación<br />

y de generación de energía. Estas demandas se empezaron a articular en los<br />

niveles gubernamentales a través de la Iniciativa de Integración Regional de Sur<br />

América (IIRSA), que está promoviendo, entre otras, la construcción de la Carretera<br />

del Pacífico que unirá Río Branco (la capital del Estado de Acre) con Puerto<br />

Maldonado (la capital del Departamento de Madre de Dios) para seguir desde<br />

allí a los puertos de Ilo y Matarani en el Pacífico. Esta carretera, concluida en el<br />

tramo brasileño, está siendo ahora asfaltada en el lado peruano, en un trazo muy<br />

cercano a la frontera con Bolivia.<br />

Las expectativas de los pobladores locales, que ven oportunidades de acceso a<br />

los centros urbanos a través de estas modernas carreteras, son rápidamente frustradas<br />

por crecientes inversiones foráneas que arrasan con las economías locales<br />

a la vez que provocan irreversibles cambios en el uso de la tierra. Amplias áreas<br />

de cultivo de soya en Rondonia, una creciente expansión de la caña de azúcar<br />

para etanol en el Acre, la creciente prospección petrolera y explotación minera<br />

en Madre de Dios, son ejemplos de ello. La expansión ganadera transfronteriza en<br />

el Norte de Bolivia por súbditos brasileños paralela a la carretera Río Branco- Porto<br />

Velho y la tala ilegal de madera boliviana sacada ilegalmente hacia Perú en las<br />

proximidades de la carretera Iñapari-Puerto Maldonado, son también un efecto<br />

colateral de estas obras de infraestructura, al igual que lo será seguramente la<br />

construcción de las represas de Jiraú y San Antonio en el Río Madera.<br />

También los fenómenos climatológicos de los últimos tiempos están afectando<br />

la región. Eventos extremos como sequías e inundaciones son cada vez más frecuentes.<br />

Por ejemplo en febrero de 2006 se reportaron fuertes inundaciones en Rio<br />

Branco y en mayo del mismo año se registró la cota mínima de los últimos 13 años<br />

en el Río Acre en esa ciudad.<br />

Una de las mayores sequías de la región se dio en el 2005. Ese año se registraron<br />

2300 puntos de quemas en Pando y se llegó a cuantificar más de 240.000 ha de<br />

bosques quemados. Con estas sequías los bosques son susceptibles al fuego y las<br />

quemas desaprensivas de chacos y pastizales terminan en serios incendios. Millones<br />

de toneladas de biodiversidad se convierten en humo y gas carbónico en el<br />

Sudeste de la Amazonía. Además del impacto del humo en la salud humana estas<br />

quemas producen la muerte de miles de árboles; esto provoca que haya más luz<br />

penetrando al suelo del bosque y por tanto más evotranspiración, lo que a su vez<br />

provoca mayor susceptibilidad al fuego.<br />

597


598<br />

Los crecientes impactos, ambientales y sociales, son comunes para bolivianos, peruanos<br />

y brasileños que viven en esta región, por lo que para evitarlos se necesita<br />

de la colaboración transfronteriza. Los países tienen fronteras, los bosques no.<br />

El núcleo de la Amazonía Sudoccidental lo constituye la región trinacional MAP<br />

(por las iniciales Madre de Dios-Perú, Acre-Brasil, Pando-Bolivia), con 302.78 km 2 y<br />

alrededor de 700.000 habitantes. Desde 1999, se viene desarrollando en esta región<br />

una iniciativa de instituciones y personas del ambiente académico-universitario,<br />

productivo, social, estatal y ONGs, que tiene por objetivo alentar procesos de concertación<br />

de voluntades, participación democrática en la toma de decisiones y<br />

coordinación de planes e iniciativas integracionistas orientadas hacia el desarrollo<br />

sostenible de la triple frontera, el corazón de la Amazonía Sudoccidental.<br />

Básicamente, el proceso MAP es un movimiento social, una iniciativa de colaboración<br />

de ciudadanos de Madre de Dios-Acre-Pando para el desarrollo y la conservación,<br />

que trata de afirmar el derecho de los pueblos a conocer sobre aspectos<br />

que afectan su futuro y el derecho a participar en decisiones colectivas.<br />

Esta iniciativa comenzó en 1999 con una reunión del mundo académico-universitario<br />

regional para discutir sobre los efectos de la carretera interoceánica que une<br />

Río Branco con el Pacífico, cruzando por Puerto Maldonado. Este primer esfuerzo<br />

fue creciendo con la realización de otro encuentro en Río Branco en el 2000, donde<br />

se creó el nombre de Región MAP, un concepto, una construcción colectiva,<br />

que implica integración trinacional; este evento es considerado como el MAP I.<br />

A partir de ahí se sucedieron siete reuniones MAP, la última, el MAP VII, en las ciudades<br />

de Brasileia y Epitaciolandia en noviembre de 2007. Para brindar una idea<br />

del nivel de participación, en el MAP VI, en Cobija se llegó a convocar a más de<br />

600 personas de más de 170 instituciones, entre universidades, entidades públicas<br />

y ONGs.<br />

Las reuniones anuales del MAP, llamadas Foro MAP, se organizan en torno a cuatro<br />

mesas temáticas: conservación ambiental, desarrollo económico, equidad social<br />

y políticas públicas. El objetivo de este foro, es presentar los resultados de los<br />

Mini-MAPs, que son reuniones y procesos de discusión y acción sobre temáticas<br />

específicas que funcionan entre los eventos anuales. Algunos de los Mini-MAPs<br />

son: Cuencas hidrográficas, Quemas, Ordenamiento Territorial, Educación, Salud,<br />

Carreteras, Turismo, Castaña, Derechos Humanos, Defensa Civil. En la actualidad<br />

hay dieciocho minimaps funcionando. Los minimaps parten de iniciativas de instituciones<br />

que colaboran entre sí e involucran a actores de los tres países. No existe<br />

actividad MAP en un solo país, las actividades MAP son necesariamente trinacionales.<br />

La estructura del MAP es policéntrica, su unidad básica son los minimaps (los mencionados<br />

grupos temáticos), cada minimap tiene un coordinador y un vicecoordinador<br />

por país, que son los encargados de liderar las actividades del grupo.<br />

Cada minimap está articulado a una mesa temática (Conservación, Desarrollo<br />

Económico o Equidad). A su vez cada mesa temática tiene un coordinador y un<br />

vicecoordinador por país. Los coordinadores de mesas temáticas promueven los<br />

minimaps y facilitan su articulación en los foros anuales. Por su parte, la mesa de<br />

Políticas Públicas es transversal a las otras tres y las articula. La mesa de Políticas<br />

Públicas tiene también un coordinador y un vicecoordinador por país, el coordinador<br />

de esta mesa del país organizador del foro anual - con el apoyo de las otras<br />

tres mesas - asume la coordinación del movimiento. El foro anual se realiza en<br />

forma rotativa entre los tres países (Brasil, Perú, Bolivia), por lo que la coordinación<br />

rota también anualmente.


El MAP no es un movimiento institucional y no busca convertirse en una institución,<br />

no es un movimiento político, es más bien un espacio de articulación y de<br />

construcción de políticas públicas, que no busca sustituir ni desplazar a las organizaciones<br />

existentes. Participan en las distintas instancias del MAP universidades,<br />

ONGs, movimientos sociales, autoridades locales y departamentales (estaduales,<br />

en caso de Brasil).<br />

Los avances de la Iniciativa MAP se reflejan en el sitio web www.map-amazonia.<br />

net, donde están disponibles más de 300 presentaciones y artículos producidos en<br />

los foros MAP y los minimaps.<br />

La Iniciativa MAP constituye un importante esfuerzo regional para concretar una<br />

zona de integración fronteriza. Las diferencias económicas, sociales, culturales,<br />

productivas, políticas y jurídico-institucionales de los tres países en estas fronteras<br />

son grandes, pero también los puntos en común que pueden potenciar las posibilidades<br />

de sus pobladores para la conservación y el desarrollo sostenible.<br />

599


600<br />

Estado actual y proyecciones<br />

de la gestión ambiental municipal<br />

lAS DIfERENCIAS ENTRE lOS MuNICIPIOS <strong>DE</strong> BOlIvIA<br />

por Gonzalo Zambrana<br />

Existen diferencias marcadas entre los municipios de Bolivia; según datos del último<br />

censo, el 62% de la población boliviana es urbana; de las poblaciones más<br />

urbanas, el 12% tienen más de 70.000 habitantes; 50 municipios tienen más de la<br />

mitad de su población urbana, mientras que el 60% de los municipios tiene un<br />

100% de población rural; existen 15 municipios con menos de 1.000 habitantes y 6<br />

de ellos tienen menos de 500, siendo los casos extremos, el municipio de Yunguyo<br />

del Litoral de Oruro, con 221 habitantes y el municipio Nazacara de Pacajes de La<br />

Paz, con 267 habitantes.<br />

Como es bien sabido, desde la promulgación de la Ley de Participación Popular,<br />

se definen jurisdicciones y competencias en base a los recursos de coparticipación<br />

tributaria; posteriormente los recursos HIPC y últimamente el IDH, además de<br />

otros fondos concurrentes, contribuyeron en el incremento de recursos disponibles<br />

en municipios. En el caso del municipio de Yunguyo del Litoral de Oruro, referido<br />

anteriormente, su presupuesto de coparticipación y HIPC alcanza aproximadamente<br />

a Bs 72.000 anuales y gracias a los recursos del IDH, su presupuesto se ha<br />

incrementado en un 134% por lo que se estaría hablando de casi Bs 160.000 (Bs<br />

13.000 mensuales). El alcalde tiene un sueldo de Bs 350, el Presidente del Concejo<br />

Bs 150 y los Concejales 100 Bolivianos. 47<br />

Indudablemente la disponibilidad de los recursos financieros es fundamental para<br />

la gestión municipal efectiva, puesto que en los municipios pequeños, las oportunidades<br />

para el desarrollo y las capacidades de enfrentar grandes problemas, no<br />

tienen el correlato financiero necesario, más allá de la voluntad política de sus autoridades.<br />

De cualquier forma, la capacidad de gestión no necesariamente está<br />

en relación a la disponibilidad de recursos ya que, aún con recursos disponibles,<br />

existen Municipalidades con notables limitaciones de gestión.<br />

lA PROBlEMáTICA <strong>DE</strong>l AMBIENTE EN El <strong>DE</strong>SARROllO MuNICIPAl<br />

La problemática ambiental municipal en Bolivia, como es obvio, tiene características<br />

diferenciadas y está determinada, entre otros, por aspectos biogeográficos,<br />

tamaño y proporcionalidad urbano-rural de los municipios, etc. Los municipios urbanos<br />

tienen los típicos problemas del proceso de urbanización que se ha producido<br />

en los últimos lustros en Latinoamérica, como es el crecimiento rápido y generalmente<br />

desordenado de asentamientos, con frecuencia en zonas no aptas para<br />

viviendas y por tanto carentes de servicios básicos; incremento descontrolado de<br />

vehículos y vías; y el incremento de PyMEs, como práctica social de generación<br />

de empleo e ingresos, sin un adecuado tratamiento de los temas ambientales.<br />

Debemos recordar que la tasa de crecimiento de la ciudad de El Alto fue en su<br />

momento una de las más altas de la región con un 10% anual, 48 y la inexistencia<br />

47 www.enlared.org.bo<br />

48 En condiciones no forzadas.


de un complemento en servicios básicos redundó en el deterioro de su calidad<br />

ambiental.<br />

La gestión en municipios de áreas metropolitanas tampoco ha tenido una atención<br />

adecuada, expresada en términos de una gestión supramunicipal del desarrollo<br />

o el ambiente; y las Prefecturas no han tenido la capacidad de liderizar<br />

la gestión supramunicipal del ambiente y la sostenibilidad, a pesar de que ello<br />

corresponde a sus atribuciones y competencias. Por su parte, los municipios rurales<br />

tienen problemas relacionados con la pérdida de recursos naturales renovables,<br />

con el deterioro de las bases productivas como el suelo, por efecto de sobreexplotación<br />

o uso de agroquímicos; mientras que los municipios de vocación forestal<br />

enfrentan la pérdida de bosques por la insuficiencia de políticas de promoción<br />

para un aprovechamiento sostenible de los recursos forestales.<br />

La gestión de la biodiversidad en los municipios, solamente juega un rol “coadyuvante”<br />

al gobierno central. Los problemas de minería e hidrocarburos han estado<br />

casi completamente al margen de la capacidad de gestión de las municipalidades,<br />

a pesar de ser los sectores de mayor potencial de contaminación y de<br />

impacto localizado, además de ser causantes del dramático problema de los pasivos<br />

ambientales. En Potosí existen ingenios mineros en el área urbana y en Oruro<br />

existen concesiones mineras que casi coinciden con áreas urbanas. En el caso de<br />

los hidrocarburos, la refinería Gualberto Villarroel está en medio de un área urbana<br />

densamente poblada de Cochabamba debido al crecimiento de la ciudad y, a<br />

pesar de existir problemas de contaminación evidentes, la municipalidad se mantiene<br />

al margen porque “no tiene competencias”.<br />

Las experiencias de planificación territorial han tenido diferentes alcances y no se<br />

conoce de casos en que los aspectos ambientales hayan sido la variable fundamental<br />

para sus definiciones. En Cochabamba por ejemplo, a pesar de contarse<br />

con información técnica suficiente y georeferenciada sobre contaminación atmosférica,<br />

la norma sobre reordenamiento vial y vehicular no ha considerado factores<br />

ambientales. En general los PMOTs no han pasado de ser instrumentos técnicos<br />

que han engrosado los anaqueles. De cualquier forma, el Viceministerio de<br />

Planificación Territorial está en un proceso de revisión de las guías de formulación<br />

de Planes Municipales de Ordenamiento Territorial, con la intención de constituir<br />

un solo instrumento estratégico que contenga los PDMs y los PMOTs.<br />

Existe una desarticulación entre la promoción económica y la gestión ambiental<br />

y esto también muestra diferencias entre lo urbano y lo rural, pues mientras en los<br />

municipios grandes no se tiene programas de promoción económica sistemáticos<br />

y consolidados, en los municipios rurales se está entrando con fuerza creciente en<br />

esta temática,. Sin embargo en ninguno de los dos se ha logrado articular economía<br />

y ambiente, excepto por razones como el valor mercantil de la producción<br />

orgánica, por ejemplo. Por tanto la temática ambiental se ha mantenido como<br />

un sector más, con políticas y acciones propias, a veces incompatibles con las<br />

políticas de promoción económica.<br />

lA PlANIfICACIóN <strong>DE</strong> lA GESTIóN AMBIENTAl<br />

La Gestión Ambiental Municipal, luego de casi 10 años del primer Plan Maestro<br />

formulado por la Municipalidad de Cochabamba, ha cumplido un ciclo que ha<br />

estado asociado al modelo de gestión vigente en las instituciones públicas y a la<br />

valoración y tratamiento que se ha hecho de la temática ambiental. Las instituciones<br />

gubernamentales, principalmente departamentales y municipales, han tenido<br />

avances diferenciados; además han habido experiencias concretas depen-<br />

601


602<br />

dientes del gobierno central, 49 que han trabajado principalmente en temas de<br />

gestión ambiental relacionados con actividades industriales y mineras. De cualquier<br />

forma, los avances relativos a este ámbito de la gestión pública han estado<br />

definidos, como se anotó anteriormente, por el tamaño de los municipios: por un<br />

lado, los Gobiernos Municipales más grandes han logrado un gran desarrollo de<br />

instrumentos burocráticos para la gestión ambiental, principalmente urbana, contando<br />

con planteles técnicos numerosos, equipamiento, disponibilidad de recursos<br />

financieros, etc. y asimismo se han elaborado innumerables Planes de Acción<br />

Ambiental en varios departamentos del país; por su parte los municipios pequeños<br />

y rurales han tenido muchas dificultades en la efectivización de una gestión ambiental<br />

propiamente dicha, mas aún cuando se ha apelado a la solución acostumbrada:<br />

el establecimiento de unidades de medio ambiente y la formulación<br />

de planes de acción ambiental municipal.<br />

De acuerdo a ello, se ha observado un desarrollo relevante en temas concretos,<br />

como la gestión de residuos sólidos o la exhaustiva evaluación de la contaminación<br />

atmosférica en algunos municipios del eje central. El modelo de gestión ambiental<br />

basado en el enfoque de norma-control, ha enfatizado acciones relacionadas<br />

con la calidad ambiental urbana, sin articulación al desarrollo económico,<br />

que por su parte tampoco ha considerado de manera adecuada los aspectos<br />

ambientales; esta insuficiente comprensión del carácter integral del desarrollo ha<br />

impedido el auténtico desarrollo sostenible municipal y se constata que ha persistido<br />

el enfoque sectorial en el tratamiento de los temas ambientales.<br />

PROCESOS <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>SCENTRAlIzACIóN<br />

Desde hace varios años nuestro país ha entrado en una tendencia descentralizadora<br />

sostenida; la gradual consolidación de la gestión municipal autónoma y el<br />

establecimiento de los gobiernos departamentales con demandas crecientes de<br />

mayor autonomía definen este proceso descentralizador como histórico e irreversible.<br />

Sin embargo de ello también se debe reconocer la multiplicidad de visiones<br />

que se tiene sobre esta temática, tanto entre los diferentes actores gubernamentales,<br />

como en diferentes ámbitos geopolíticos del país; estas concepciones<br />

van desde la propuesta autonómica departamental de los segmentos sociales<br />

nucleados en torno al Comité Cívico de Santa Cruz, hasta las autonomías indígenas<br />

promovidas por las organizaciones indígenas y campesinas.<br />

Tan diferenciada es la problemática de la gestión pública subnacional que, mientras<br />

la Prefectura de Santa Cruz está avanzando activamente con la descentralización<br />

a nivel provincial, con asignación presupuestaria y estructura institucional<br />

especifica (modelo que está siendo imitado por las prefecturas de Beni, Pando y<br />

Tarija), la Prefectura de Oruro ha elaborado el Plan de Desarrollo Departamental<br />

de Oruro, recuperando la territorialidad indígena originaria y por tanto con un<br />

enfoque autonómico indígena. Pero también existen muchos matices, como el<br />

caso de los municipios productores de hidrocarburos del Gran Chaco, que han<br />

logrado una asignación presupuestaria de casi la mitad de las regalías departamentales,<br />

la misma que es ejecutada por autoridades de la subprefectura y los<br />

corregimientos; otro caso relevante es el municipio de Yapacani, que a través de<br />

una movilización campesina, reivindicó sus derechos sobre los recursos generados<br />

por el campo petrolero Víbora; similarmente los campesinos de Tarija lograron que<br />

la Prefectura distribuya directamente recursos a municipalidades rurales.<br />

A su vez el gobierno actual ha presentado en el Plan Nacional de Desarrollo, criterios<br />

de regionalización a partir de indicadores de pobreza; y el Viceministerio de<br />

49 como los Proyectos BID-929, PMAIM y PCDSMA.


Descentralización está impulsando una intensa promoción de la regionalización<br />

(Amazonía, Pantanal, Norte de Potosí, etc.), manteniendo empero la decisión política<br />

de no modificar la territorialidad y las autonomías municipales.<br />

En resumen, se constata que existen diferentes concepciones en el tema de la<br />

descentralización y está claro que los aspectos ambientales o ecosistémicos están<br />

ausentes de las propuestas de descentralización o autonomías.<br />

PlANIfICACIóN ESTRATÉGICA MANCOMuNADA<br />

Las mancomunidades tienen un respaldo normativo desde hace varios años y por<br />

tanto existe una importante experiencia en su gestión; estas unidades de planificación<br />

del desarrollo han tenido limitaciones, relativas a:<br />

Carácter voluntario de las decisiones para su vigencia.<br />

Ausencia de competencias.<br />

Asignación voluntaria de recursos por parte de las autoridades de los municipios<br />

miembros.<br />

Importancia política secundaria para las autoridades municipales.<br />

Criterios de aglutinación desarrollistas y no necesariamente biofísicos o ecosistémicos.<br />

Operativización de ejes de desarrollo como proyectos municipales, más que<br />

proyectos mancomunados.<br />

Sin embargo, las mancomunidades son un tipo de institucionalidad que, en muchos<br />

casos, se ha generado a partir de criterios de homogeneidad: Chaco, Pantanal,<br />

río Caine, río Pilcomayo, Trópico, Andes, Yungas, Chiquitanía, Tahuamanu,<br />

Mamoré, etc. Por esas características las mancomunidades se muestran como un<br />

escenario potencial adecuado y “en funcionamiento” para operativizar las políticas<br />

de regionalización o autonomías regionales e indígenas.<br />

En la planificación del desarrollo de las mancomunidades, se observa que los criterios<br />

empleados han sido similares a la planificación municipal, lo cual está expresado<br />

en la Ley de Mancomunidades, donde se indica que la formulación del<br />

Plan de Desarrollo Mancomunado deberá sujetarse a la norma del SISPLAN y los<br />

lineamientos de planificación participativa.<br />

Las experiencias de planificación ambiental mancomunada, tampoco han sido<br />

exitosas ya que se han expresado en capítulos de Planes de Desarrollo o Planes<br />

de Acción Ambiental Mancomunados, que terminan siendo un grupo de proyectos<br />

ambientales; 50 es decir que la inefectividad de la gestión ambiental mancomunada<br />

es similar a lo sucedido en municipios y prefecturas, pues adolece del<br />

proverbial defecto del sectorialismo en el tratamiento de los temas de ambiente<br />

y sostenibilidad.<br />

PlANIfICACIóN EN ESCENARIOS <strong>DE</strong> INCERTIDuMBRE<br />

La historia de la Planificación Estratégica (PE) en Bolivia es relativamente corta<br />

pero muy densa en términos de vivencia. A partir de criterios de Planificación Estratégica<br />

Empresarial, se introdujeron metodologías en las instituciones públicas,<br />

privadas, sociales, etc. Todas las instituciones han elaborado Planes Estratégicos<br />

50 Por ejemplo los casos de las mancomunidades del Cono Sur de Cochabamba o del Chaco<br />

Chuquisaqueño.<br />

603


604<br />

en base al ZOPP, FODA, Sinfonía, etc. y lo siguen haciendo. 51 En el área rural se<br />

han utilizado los Diagnósticos Rurales Rápidos, Participativos y otros. En todos los<br />

casos se ha definido acciones con diferentes plazos y responsables, habiéndose<br />

llegado inclusive a la formulación de Estrategias de Ejecución. Por ello, la teoría<br />

y métodos sobre PE, como un conjunto deliberado de acciones que pretenden<br />

alcanzar resultados especificados de corto, mediano o largo plazo en términos de<br />

crecimiento de variables de diferentes tipos y denominaciones, son abundantes,<br />

tanto para el área urbana como rural.<br />

Entonces, después de esa amplia experiencia de planificación estratégica, la pregunta<br />

es ¿Cuánto de lo planificado ha sido ejecutado? y quizás más importante<br />

que ello es ¿Cuáles han sido las razones por las que no se han ejecutado?. Se<br />

debe evaluar sistemática y exhaustivamente la experiencia de la planificación,<br />

para obtener respuestas a estas preguntas. Pero desde un acercamiento fenomenológico,<br />

es posible afirmar que en nuestro país, hasta ahora no se ha prestado<br />

la debida atención al horizonte de certidumbre de los procesos de planificación<br />

estratégica, ni siquiera bajo criterios de ajuste de acciones planificadas. Las características<br />

institucionales en países como el nuestro definen un haz de factores<br />

de incertidumbre, que normalmente no son tomados en cuenta en su debida<br />

magnitud; por ejemplo, temas como la “movilidad de personal técnico de las municipalidades”,<br />

por razones políticas, o la “falta de recursos financieros”, que son<br />

conclusiones que se repiten en los talleres de evaluación de la gestión publica, son<br />

dos ejemplos de temas que ya no pueden ser entendidos como problemas a ser<br />

resueltos, sino como escenarios de las políticas públicas.<br />

lOS ASPECTOS fISCAlES EN lA GESTIóN AMBIENTAl SuBNACIONAl<br />

Durante el periodo de gestión ambiental transcurrido, se han efectuado una serie<br />

de definiciones institucionales y fiscales para el funcionamiento de los niveles subnacionales<br />

de la gestión publica, Ley de Participación Popular, Ley de Descentralización,<br />

Ley del Diálogo (para la distribución de recursos HIPC) y otras de carácter<br />

fiscal como la distribución de los recursos provenientes de los hidrocarburos, etc.<br />

Las medidas de carácter institucional han definido atribuciones y competencias<br />

para los gobiernos subnacionales; y en el ámbito fiscal se ha establecido el origen<br />

y destino de los recursos para el funcionamiento de estas instancias.<br />

Las transferencias de recursos han tenido una distribución isotónica 52 y a pesar de<br />

criterios de ecualización, como los fondos de compensación departamental, en<br />

general las transferencias no han respondido a una distribución que permita un<br />

desarrollo equilibrado o equitativo a la diversidad de municipios y departamentos<br />

de nuestro país, ya que no es lo mismo Bs 200.000 para el Municipio de Nazacara<br />

de Pacajes, que tiene menos de 300 habitantes, que para el Municipio de Santa<br />

Cruz de la Sierra, que tiene más de un millón de habitantes.<br />

El destino de los recursos financieros transferidos después de la asignación por<br />

coparticipación definida en la Ley de Participación Popular, en general ha priorizado<br />

las inversiones en salud, educación y en menor grado (pero de manera<br />

creciente), en promoción al desarrollo económico-productivo; la ley del dialogo<br />

especifica más claramente el destino de los recursos de la reducción de la deuda<br />

externa, hacia el alivio a la pobreza y últimamente los recursos del IDH 53 , que mantienen<br />

las inversiones sociales, visibilizan mejor las inversiones en promoción del<br />

51 ZOPP: Ziel Orienterte Projekt Planung, Planificación de Proyectos Dirigidos a Objetivos;<br />

FODA: análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.<br />

52 Distribución “a todos por igual”, sin considerar las características diferenciadas de cada<br />

municipio en diferentes ámbitos (necesidades, capacidades, etc.), según Barrios, 2004.<br />

53 Decreto Supremo 28421.


desarrollo económico y adicionalmente aparece la seguridad ciudadana como<br />

nuevo destino de las inversiones.<br />

Se debe destacar que también las universidades públicas son beneficiarias de<br />

una importante proporción de los recursos del IDH, los mismos que tienen una definición<br />

específica para su ejecución.<br />

De acuerdo a lo anterior se observa que no existen asignaciones específicas para<br />

los temas de ambiente y sostenibilidad; quizás la única referencia normativa especifica,<br />

es la indicada en el Reglamento de Residuos Sólidos de la Ley del Medio<br />

Ambiente, que en su Art. 13 define que por lo menos el 2% de los ingresos por los<br />

servicios de residuos sólidos, deben destinarse a actividades de educación sobre<br />

residuos sólidos. Hoy, a la luz de las tendencias desarrollistas de fuerte base social<br />

popular, se podrían enfrentar problemas ambientales de gran magnitud, sin los<br />

recursos necesarios para enfrentarlos.<br />

En todo caso, no se trata de buscar un porcentaje de recursos para destinarlos a<br />

las inversiones en ambiente y sostenibilidad, como el 2% referido líneas arriba, ya<br />

que este tipo de asignaciones proporcionales suelen tener un efecto regresivo y<br />

además no podrían expresar las múltiples realidades de municipios y prefecturas<br />

del país.<br />

MO<strong>DE</strong>lO COMPETENCIAl AMBIENTAl EN lOS DIfERENTES NIvElES <strong>DE</strong>l GOBIERNO<br />

Durante los anteriores años, en el curso de maduración del ciclo de políticas públicas<br />

referidas a temas integrales (como desarrollo, ambiente, etc.) y la dificultad<br />

creciente del modelo de desarrollo vigente para un tratamiento desintegrado<br />

de temas integrales, se ha generado un desorden normativo-competencial<br />

y, por tanto, la inexistencia de un modelo de definición de competencias entre<br />

los diferentes sectores y niveles de gobierno. Esto ha sido más fuerte en el tema<br />

ambiental, ya que por su carácter integral es multisectorial y diseminado en los<br />

diferentes niveles de gobierno. Esto se puede observar fácilmente en la diversidad<br />

de normas y planes ambientales existentes, que definen diferentes tipos de competencias<br />

entre los sectores, sin una coherencia entre ellas. Actualmente, el Plan<br />

Nacional de Desarrollo ha propuesto la transversalización del tema ambiental en<br />

el desarrollo, pero aún se mantienen las incoherencias, como el hecho de que la<br />

autoridad ambiental competente para actividades de minería e hidrocarburos se<br />

encuentre en el Ministerio de Agropecuaria y Desarrollo Rural. Por otro lado, la ejecución<br />

de planes nacionales carece de articulación efectiva (obligatoria) con los<br />

niveles subnacionales; es el caso por ejemplo para el Plan Nacional de Cuencas<br />

o las iniciativas de regionalización territorial de los Viceministerios de Planificación<br />

y Descentralización.<br />

La posibilidad de la aprobación de una Nueva Constitución Política del Estado,<br />

y el establecimiento de gobiernos subnacionales, define una oportunidad única<br />

para estos propósitos. Para ello, es necesario evaluar el conjunto de las políticas<br />

de gestión ambiental, que incluya a los diferentes sectores y niveles de gobierno<br />

para diseñar un modelo competencial coherente y efectivo.<br />

NECESIDAD <strong>DE</strong> uNA GESTIóN <strong>DE</strong>l AMBIENTE y lA SOSTENIBIlIDAD BAjO uN<br />

ENfOquE TRANSvERSAl<br />

Como se dijo anteriormente, los procesos estratégicos de gestión ambiental subnacional<br />

se han basado en un modelo sectorial, que ha sido inefectivo. La intención<br />

más avanzada de articular los temas de ambiente y sostenibilidad en el desarrollo<br />

605


606<br />

fue la propuesta de la Municipalidad de Cochabamba, que a fines del 2004 presentó<br />

un proyecto para la formulación de la Agenda 21 Municipal del Cercado. 54<br />

Esta iniciativa fue ampliamente discutida, ese mismo año, en el Primer Encuentro<br />

Nacional de Unidades Ambientales que organizó esta Municipalidad, con el apoyo<br />

del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Naturales y Medio Ambiente, al<br />

cual asistieron más de 60 técnicos de prefecturas y municipalidades de todo el<br />

país; algún, el resultado fue un Plan de Acción Ambiental con denominación de<br />

Agenda 21, es decir el tratamiento sectorial no logró ser superado. Algo similar se<br />

observa en el contenido de la propuesta de Agenda 21 de la Municipalidad de<br />

La Paz, que también tiene notables características sectoriales.<br />

Es evidente que el modelo de tratamiento de los temas de ambiente y sostenibilidad<br />

han sido inefectivos y, considerando el proceso histórico de nuestro país,<br />

se debe convenir en que se ha cumplido un ciclo y por ello se deben proponer<br />

nuevos enfoques de gestión ambiental para el desarrollo. Si bien puede haber<br />

diferentes enfoques y metodologías, que pretendan conducir a un manejo adecuado<br />

de los temas ambientales en los procesos de desarrollo, no son suficientes<br />

si la concepción de transversalidad no está precisada claramente, ya que puede<br />

suceder que, como en Cochabamba, un enfoque concebido para transversalizar,<br />

como es la Agenda 21 Local, se lo convierta en sectorial. Uno de los efectos<br />

centrales del enfoque de transversalización, además de la necesaria articulación<br />

de los temas ambientales al desarrollo, es su carácter preventivo, puesto que el<br />

tratamiento de los temas ambientales o de manejo de recursos naturales renovables,<br />

es simultáneo a las actividades de desarrollo.<br />

Sin embargo, la dificultad radica en la carencia de instrumentos metodológicos<br />

para transversalizar ambiente y sostenibilidad en la planificación y gestión estratégicas<br />

del desarrollo. Por tanto es necesario entender la transversalización como<br />

el proceso por el cual, los temas de ambiente y sostenibilidad son introducidos en<br />

el conjunto de las estrategias (proyectos, actividades, etc.) de la planificación<br />

y gestión del desarrollo, principalmente asociadas a las actividades económicoproductivas<br />

y no sólo como un capitulo sectorial de Recursos Naturales o Calidad<br />

Ambiental, sin que esto limite la consideración de temas sectoriales que por sus<br />

características y magnitudes no pueden ser articulados a alguna actividad especifica.<br />

A partir de este enfoque se deben desprender los diferentes temas que corresponden<br />

a la gestión del ambiente y la sostenibilidad municipal y su articulación a los<br />

diferentes niveles de la gestión pública. Se deben considerar prioritariamente los<br />

siguientes aspectos:<br />

En consideración a las características diferenciadas de los municipios de Bolivia,<br />

se deben diseñan instrumentos y modelos también diferenciados para<br />

la gestión ambiental municipal, se ha de entender que no es lo mismo hacer<br />

gestión ambiental en Santa Cruz de la Sierra y en Yunguyo del Litoral. Esto plantea<br />

desafíos para la gestión supramunicipal, los cuales deben ser asumidos por<br />

prefecturas y mancomunidades.<br />

La Planificación del Desarrollo que está definida por el Sistema Nacional de<br />

Planificación, a través de los manuales de planificación participativa y los manuales<br />

para la formulación de los planes de ordenamiento territorial debe asimilar<br />

los aspectos ambientales, expresados en los planes de acción ambiental<br />

municipal y, en conjunto, deben constituir un único instrumento de planificación<br />

del desarrollo sostenible. Es decir, se debe eliminar la práctica de elabo-<br />

54 www.lostiempos.com


ación de diferentes tipos de planes, para elaborar un único plan de desarrollo<br />

sostenible basado en el ordenamiento territorial y en el cual los aspectos de<br />

ambiente y sostenibilidad estén incluidos transversalmente.<br />

Se debe efectuar una evaluación de las propuestas de descentralización y<br />

regionalización a la luz del enfoque ecosistémico y, a partir de ello, proponer<br />

estrategias que permitan que las iniciativas de descentralización y regionalización<br />

consideren conceptos de conservación de los ecosistemas. Para ello,<br />

las mancomunidades son un escenario potencial de mucha importancia, en sí<br />

mismos y además para el acercamiento a la planificación regional. Ello permitiría<br />

introducir los (tan abandonados) criterios biofísicos o ecosistémicos en la<br />

planificación del desarrollo, lo que a su vez implicaría una gestión adecuada<br />

y sostenible del ambiente y los recursos naturales.<br />

Es necesario aplicar criterios de planificación-gestión en escenarios de incertidumbre,<br />

lo que requiere establecer verdaderas y efectivas alianzas entre los<br />

diversos actores involucrados en la problemática del ambiente y desarrollo<br />

local, y debe hacerse en base a la intercooperación y gestión asociada entre<br />

involucrados y/o cooperación intermunicipal. La misma debe ser innovadora<br />

y flexible, permitiendo por una parte aprovechar efectiva y sinérgicamente<br />

las capacidades existentes frente a la insuficiencia de recursos y medios, y por<br />

otra, viabilizar la gestión participativa del proceso de planificación<br />

Es imprescindible evaluar el modelo competencial-fiscal para la gestión del<br />

ambiente y la sostenibilidad. Por tanto se debe pensar en mecanismos capaces<br />

de tomar en cuenta el enfoque de transversalización entre ambiente<br />

y actividad productiva, a la hora de definir el destino de los recursos transferidos<br />

y por otra parte se debe considerar la forma de relacionar ambiente y<br />

sostenibilidad en las asignaciones para el tema de seguridad ciudadana y los<br />

recursos que se destinan a las universidades. Para ello se requiere diseñar una<br />

estrategia fiscal que permita considerar los temas ambientales en la definición<br />

del destino de los recursos asignados a los diferentes niveles de gobierno y según<br />

las temáticas consideradas.<br />

607


Capítulo 17<br />

Estado de situación de la legislación<br />

ambiental e institucional<br />

INTRODuCCIóN y ANTECE<strong>DE</strong>NTES<br />

por Marianela Hidalgo Claros<br />

En consideración a la amplitud de los temas y de la legislación que regula cada<br />

uno de éstos, el presente informe ambiental se constituye en una síntesis de los<br />

aspectos más relevantes contenidos en la Ley del Medio Ambiente (LMA) Nº 1333<br />

del 27 de abril de 1992 y, a partir de la evolución de cada uno de éstos, centra su<br />

atención de manera especial en temas que hoy por hoy ameritan ser considerados,<br />

por dos criterios:<br />

Insuficiencia, caducidad o debilidad de la legislación especial por diferentes<br />

causas.<br />

Desorden de la legislación especial por sobreposición de intereses sectoriales<br />

sobre el interés colectivo.<br />

Ambos aspectos restan eficacia a los objetivos planteados y mandatos contenidos<br />

en la propia LMA, lo que lleva a que la gestión ambiental adolezca de serias<br />

deficiencias.<br />

En este contexto, el presente informe en una primera parte, abarcará de manera<br />

ampliada lo relativo a la legislación aplicable a la: evaluación de impacto ambiental,<br />

áreas protegidas, ordenamiento territorial, educación ambiental, y recurso<br />

hídrico y temas conexos. En la segunda parte, el informe contiene un análisis retrospectivo<br />

del marco institucional, así como un análisis de los aspectos relevantes<br />

del marco institucional vigente.<br />

La legislación ambiental boliviana nace, al igual que en muchos otros países hace<br />

muchos años, sin embargo ésta se caracterizaba por estar contenida en regulaciones<br />

dispersas, en normas sectoriales o más bien por constituir una normativa<br />

casual con relevancia ambiental, que en muchos casos no logra cumplir los efectos<br />

deseados. En lo que hace al marco institucional, no se contaba tampoco con<br />

instituciones responsables, especializadas en el tema ambiental, o las funciones<br />

recaían en diversas autoridades.<br />

Recién en la década de los 90, Bolivia trató el tema en una Ley especial, a través<br />

de la cual se pretendía corregir todas las deficiencias detectadas en la legislación<br />

existente, bajo un enfoque integral.<br />

609


610<br />

1. ANálISIS <strong>DE</strong> lA EvOluCIóN <strong>DE</strong>l MARCO lEGAl A PARTIR <strong>DE</strong> lA lEy<br />

<strong>DE</strong>l MEDIO AMBIENTE<br />

ASPECTOS GENERAlES<br />

La Ley del Medio Ambiente en Bolivia denota un enfoque integral en su tratamiento,<br />

abarcando temas referidos a los recursos naturales renovables y no renovables,<br />

a las áreas protegidas, a la evaluación de impacto ambiental, ordenamiento territorial<br />

y tipifica una serie de acciones del hombre como delitos ambientales.<br />

En las disposiciones generales, se introduce por primera vez el concepto de “Desarrollo<br />

Sostenible” entendido como: el proceso mediante el cual se satisfacen<br />

las necesidades de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de<br />

necesidades de las generaciones futuras, como una tarea global de carácter permanente.<br />

Con la declaración expresa del medio ambiente y los recursos naturales como patrimonio<br />

de la nación, el objeto de la Ley precisamente es su protección y conservación,<br />

“regulando” las acciones del hombre frente a la naturaleza, promoviendo<br />

el desarrollo sostenible para mejorar la calidad de vida de la población.<br />

CAlIDAD AMBIENTAl y ACTIvIDA<strong>DE</strong>S SuSCEPTIBlES <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>GRADAR El MEDIO<br />

AMBIENTE:<br />

En cuanto a la calidad ambiental, la LMA incorpora un capítulo expreso donde<br />

señala que el Estado y la sociedad tienen el deber de garantizar a cada persona<br />

y ser viviente el disfrutar de un ambiente sano y agradable en el desarrollo y ejercicio<br />

de sus actividades, por ello el control de la calidad ambiental es de necesidad<br />

y utilidad pública e interés social. Como objetivos de la calidad ambiental están<br />

los de:<br />

Preservar, conservar, mejorar y restaurar el medio ambiente y los recursos naturales<br />

para elevar la calidad de vida de la población.<br />

Normar y regular la utilización del medio ambiente y recursos naturales en beneficio<br />

de la sociedad en su conjunto.<br />

Prevenir, controlar, restringir y evitar actividades que conlleven efectos nocivos<br />

para la salud o deterioren el medio ambiente y los recursos naturales.<br />

Todas las personas naturales o colectivas que desarrollen actividades susceptibles<br />

de degradar el medio ambiente, deben tomar las medidas preventivas que correspondan,<br />

informar a la autoridad competente y a los posibles afectados para<br />

evitar daños a la salud de las personas y daños al medio ambiente, reconociendo<br />

dentro de éstas: a las que contaminan el aire, las aguas, el suelo y subsuelo, las<br />

que alteran el patrimonio natural y cultural, las acciones que producen el deterioro<br />

ambiental temporal o permanente y que inciden en la salud de la población.<br />

INSTRuMENTOS <strong>DE</strong> PlANIfICACIóN AMBIENTAl<br />

La LMA dispone que la planificación del desarrollo a nivel nacional y regional del<br />

país debe incorporar la dimensión ambiental, a través de un proceso dinámico,<br />

permanente y concertado entre las diferentes entidades involucradas en la problemática<br />

ambiental. Entre los instrumentos básicos de planificación la LMA reconoce<br />

a los siguientes:


• Formulación de planes, programas y proyectos a nivel nacional, departamental<br />

y local.<br />

• Ordenamiento territorial.<br />

• Manejo integral y sostenible de los recursos a nivel de cuenca.<br />

• Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental (EEIA).<br />

• Mecanismos de coordinación y concertación intersectorial.<br />

• Inventarios, diagnósticos, estudios y otras fuentes de información.<br />

• Medios de evaluación, control y seguimiento de la calidad ambiental.<br />

Con relación a los instrumentos de planificación ambiental previstos en la LMA<br />

se emiten las siguientes consideraciones:<br />

− A la fecha, uno de los instrumentos de planificación ambiental más<br />

utilizados son los EEIA, no obstante, éstos a la hora de su formulación no son<br />

concebidos como tal y su contenido en muchos casos presenta grandes<br />

deficiencias, desvirtuando la utilidad del mismo, al constituirse la Licencia<br />

Ambiental en el fin y no en el medio para optimizar la gestión ambiental de<br />

las obras, actividades o proyectos a ejecutarse.<br />

−<br />

−<br />

−<br />

Otro instrumento de planificación que está siendo desarrollado con mayor<br />

énfasis durante los últimos años, es el ordenamiento territorial; no obstante,<br />

los planes a nivel departamental y municipal responden a diferentes<br />

metodologías, escalas, etc. lo que resta eficacia y credibilidad a su<br />

contenido en algunos casos.<br />

No existe una complementariedad ni articulación entre los diferentes<br />

instrumentos de planificación ambiental, por ejemplo los EEIA no guardan<br />

relación con los Planes de Ordenamiento Territorial, ni con los Planes de<br />

Manejo Integral de Cuencas, tampoco existe una complementariedad<br />

entre estos últimos.<br />

Los Planes de Manejo Integral de Cuencas, son valiosos instrumentos<br />

de planificación ambiental, no obstante, en la práctica son escasas las<br />

experiencias en el tema a nivel país.<br />

A partir de la incorporación de diversos temas relevantes para la gestión ambiental<br />

en la Ley del Medio Ambiente y los mandatos contenidos en ésta después de<br />

1992, la legislación ambiental en Bolivia ha evolucionado sólo de manera relativa<br />

y en algunos casos de forma deficiente. A continuación se analiza con mayor<br />

detenimiento algunos temas de mayor interés, a saber la evaluación de impactos<br />

ambientales, las áreas protegidas, la educación ambiental, el ordenamiento territorial,<br />

los recursos naturales en general, y los recursos hídricos.<br />

EvAluACIóN <strong>DE</strong> IMPACTO AMBIENTAl (EIA)<br />

El marco legal de la EIA básicamente se encuentra en las siguientes disposiciones<br />

legales:<br />

• Ley del Medio Ambiente Nº 1333 del 27.04.08.<br />

• Reglamento de Prevención y Control Ambiental – DS 24176 de 1995.<br />

• Reglamento modificatorio al Reglamento de Gestión y de Prevención y Control<br />

Ambiental DS 28592 de 2006.<br />

611


612<br />

• Normas conexas contenidas en el cuerpo reglamentario de la LMA – DS 24176.<br />

(Reglamento de Gestión Ambiental, Reglamento de Contaminación Hídrica,<br />

Reglamento de Contaminación Atmosférica, Reglamento de Residuos Sólidos,<br />

Reglamento de Sustancias Peligrosas).<br />

• Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos - DS 24335 del 19.07.96.<br />

• Reglamento Ambiental Minero - DS 24782 del 31.07.97.<br />

• Reglamento Ambiental del Sector de Industria Manufacturero - DS 26736.<br />

La Ley del Medio Ambiente define a la EIA como el conjunto de procedimientos<br />

administrativos, estudios y sistemas técnicos que permiten estimar los efectos que<br />

la ejecución de una determinada obra, actividad o proyecto puedan causar sobre<br />

el medio ambiente.<br />

El Reglamento de Prevención y Control Ambiental y sus disposiciones complementarias<br />

y modificatorias, regulan lo relativo a evaluación de impacto ambiental.<br />

Entre los aspectos importantes dispone lo siguiente:<br />

La Evaluación de Impacto Ambiental tiene como objetivos identificar y predecir<br />

los impactos que un proyecto, obra o actividad pueda ocasionar sobre el<br />

medio ambiente o la población, para establecer las medidas necesarias que<br />

eviten o mitiguen los que fuesen negativos, e incentivar los impactos positivos.<br />

Aplicar los instrumentos preventivos (Ficha Ambiental, Estudio de Evaluación<br />

de Impacto Ambiental y Declaratoria de Impacto Ambiental).<br />

En la fase de prevención, se aplica a todas las obras, actividades y proyectos,<br />

(AOP) públicos o privados, así como a programas y planes, con carácter previo<br />

a su fase de inversión, cualquier acción de implementación o ampliación.<br />

En la fase de control, se aplica a todas las AOP públicos o privados, que se encuentren<br />

en proceso de implementación, operación, mantenimiento o etapa<br />

de abandono.<br />

Establece el marco institucional con funciones claramente definidas para las<br />

autoridades competentes en la tramitación y obtención de la licencia ambiental.<br />

Contiene el procedimiento para la obtención de la licencia ambiental y clasifica<br />

estas últimas en función a diversos criterios.<br />

Define los instrumentos de regulación de la evaluación de impacto ambiental<br />

desde el inicio del procedimiento hasta la obtención de la licencia ambiental.<br />

La intención inicial (y el mandato contenido en el propio Reglamento) fue que,<br />

tanto el sector público como privado de las diferentes áreas se rijan bajo un mismo<br />

instrumento legal, el cual, en el marco de lo previsto en la LMA, podría ser complementado<br />

por los sectores con normas técnicas. Esto ocurrió cuando el sector de<br />

hidrocarburos aprobó el Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos (RASH)<br />

el año 1996.<br />

No obstante, el año 1997 la legislación sobre evaluación de impacto ambiental<br />

se va desordenando a partir de la aprobación del Reglamento Ambiental Minero,<br />

el cual modifica los instrumentos de regulación previstos en el Reglamento de<br />

Prevención y Control Ambiental, como el formulario EMAP en lugar de la Ficha<br />

Ambiental o las competencias de las autoridades establecidas en la norma inicial,


generando perjuicios indirectos al propio sector minero que a la hora de tramitar<br />

su Licencia Ambiental debe afrontar una serie de tropiezos por las modificaciones<br />

efectuadas en el Reglamento del Sector.<br />

El año 2001 el desorden sobre la legislación de evaluación de impacto ambiental se<br />

acentuó aún más con la aprobación del Reglamento Ambiental del Sector de Industria<br />

Manufacturera (RASIM), el cual en un intento por facilitar la gestión ambiental<br />

del sector, rompe en definitiva el marco institucional inicialmente previsto así como<br />

la normativa general contenida en el RPCA, sin derogar expresamente obligaciones<br />

contenidas en el cuerpo reglamentario de la LMA. Esta situación, al igual que en sector<br />

minero, más que una ayuda para el sector genera duplicidad en las obligaciones<br />

y resta claridad para las empresas que intentan desarrollar una gestión responsable.<br />

Por otro lado, al modificar el marco institucional y dejar la responsabilidad en los Gobiernos<br />

Municipales (los cuales en un porcentaje superior al 60%, después de 15 años<br />

de vigencia de la LMA aún no cuentan con una Unidad Ambiental establecida),<br />

generó total incumplimiento a las funciones conferidas por el RASIM.<br />

Lo señalado resta eficacia no sólo a la norma como tal, sino a los objetivos que<br />

persigue la evaluación de impacto ambiental como instrumento de planificación<br />

ambiental, debido a que en la generalidad de los casos en lugar de complementar<br />

el marco legal vigente con normas técnicas, se contradice y desordena el<br />

marco legal e institucional inicialmente establecido.<br />

Probablemente el concebir a la EIA como el conjunto de procedimientos administrativos<br />

y no como un instrumento fundamental para guiar adecuadamente<br />

la toma de decisiones, ha sido la causa para que, a nivel de la propia instancia<br />

responsable de la gestión ambiental (Autoridad Ambiental competente) y principalmente<br />

las instancias sectoriales coadyuvantes (Organismos Sectoriales competentes),<br />

no se entienda a la EIA y a los instrumentos preventivos o regulatorios<br />

que forman parte de ella, como un mecanismo real que oriente a las propias<br />

autoridades en la toma de decisiones con la finalidad de prevenir y mitigar los<br />

impactos ambientales derivados de las acciones del hombre traducidos en obras,<br />

actividades o proyectos.<br />

Menos se ha avanzado aún en el tema de evaluación ambiental estratégica (EAE),<br />

la cual adolece de vacíos normativos para guiar los procesos en marcha, situación<br />

que propicia que los resultados de las iniciativas en curso sin duda sean muy diferentes<br />

en cuanto estructura, contenido y resultados. La EAE tampoco ha sido utilizada<br />

por el propio Estado para guiar sus decisiones en lo relativo a políticas y normas.<br />

áREAS PROTEGIDAS<br />

A 15 años de la vigencia de la LMA, se cuenta con un Proyecto de Ley consensuado<br />

desde el año 2001, no obstante, a la fecha, aún no se tiene aprobada la<br />

Ley de Áreas Protegidas y su legislación se encuentra dispersa en diversas normas<br />

legales.<br />

El marco legal de las áreas protegidas, básicamente está contenido en:<br />

• Convenio sobre Diversidad Biológica - Ley 1580 del 15.06.94.<br />

• Ley del Medio Ambiente Nº 1333 del 27.04.08.<br />

• Reglamento General de Áreas Protegidas - DS 24781 del 31.07.97.<br />

• Reglamento General de Operación Turística en Áreas Protegidas DS 28591 del<br />

17.01.06.<br />

• Normas especiales de declaratoria de cada una de las áreas protegidas existentes<br />

en el país.<br />

613


614<br />

La Ley del Medio Ambiente en un capítulo específico:<br />

Crea el Sistema Nacional de Areas Protegidas (SNAP) y establece que las áreas<br />

protegidas (APs) constituyen áreas naturales con o sin intervención humana,<br />

declaradas bajo protección del Estado mediante disposiciones legales.<br />

Establece que el propósito es la protección y conservación de flora y fauna<br />

silvestre, recursos genéticos, ecosistemas naturales, cuencas hidrográficas y<br />

valores de interés científico, estético, histórico, económico y social con la finalidad<br />

de conservar y preservar el patrimonio natural y cultural del país.<br />

Declara a las áreas como patrimonio del Estado y de interés público y social,<br />

debiendo ser administradas según sus categorías, zonificación y reglamentación.<br />

Determina que la declaratoria de un área protegida es compatible con la población<br />

local, considerando objetivos de conservación y planes de manejo.<br />

Manda que mediante legislación especial se definan las categorías de manejo<br />

de las APs, asimismo se establezcan las normas de creación de un AP, su<br />

manejo y conservación.<br />

El 31.07.97, mediante DS 24781, se aprobó el Reglamento General de Áreas Protegidas<br />

para regular la gestión de las áreas protegidas en el marco de lo dispuesto<br />

por la LMA; el reglamento contiene disposiciones fundamentales:<br />

Define categorías de manejo y mecanismos e instrumentos de planificación y<br />

gestión.<br />

Define el marco institucional a nivel nacional, departamental y a nivel de cada<br />

área protegida; y confiere atribuciones y competencias a cada una de las instancias<br />

competentes.<br />

Prevé restricciones para usuarios, permisionarios, concesionarios y propietarios<br />

a cualquier título para el uso y aprovechamiento de recursos naturales en APs<br />

declaradas, en función a la categoría, zonificación, planes de manejo y reglamentos<br />

de uso y a las emergentes de su título.<br />

Establece que la ocupación ilegítima de APs no confiere ningún derecho a<br />

sus autores. Los Directores de Áreas deben efectuar acciones penales o administrativas<br />

correspondientes contra quienes ocupasen ilegítimamente un área<br />

bajo responsabilidad.<br />

Señala que ninguna autoridad, organismo, sector o instancia administrativa<br />

podrá asumir, ignorar o sobrepasar la jurisdicción especial de las APs.<br />

Lo señalado y la gestión misma de las áreas demuestran que si bien las disposiciones<br />

legales contenidas en la LMA son de gran importancia, éstas son insuficientes<br />

para garantizar el cumplimiento efectivo de los objetivos de un área protegida.<br />

Asimismo, ante el vacío de una Ley de Áreas Protegidas, el Reglamento General<br />

de Áreas Protegidas se constituye en la norma legal principal. No obstante, su<br />

rango jerárquico inferior frente a otras Leyes sectoriales que regulan aspectos relativos<br />

a las áreas protegidas, sin considerar la legislación ni la jurisdicción especial<br />

de las áreas protegidas, dificulta su total aplicación y pone a las áreas en situación<br />

de desventaja e inseguridad jurídica.


En cuanto al marco institucional aplicable, a la fecha es el Ministerio de Desarrollo<br />

Rural Agricultura y Medio Ambiente a través del Viceministerio de Biodiversidad,<br />

que supervisa el funcionamiento en cuanto al cumplimiento de normas, objetivos<br />

y resultados por parte del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP)<br />

El SERNAP a cargo de un Director Ejecutivo, se crea como instancia desconcentrada<br />

del Ministerio de Desarrollo Rural, con competencia nacional, responsable<br />

de coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP),<br />

cuyas tareas no pueden ser duplicadas, ni en la estructura central por Viceministerios<br />

o Direcciones Generales, ni en las Prefecturas de Departamento.<br />

A nivel de cada área protegida, se encuentra el Director de Área, el cual se halla<br />

bajo dependencia del SERNAP, es la máxima instancia de decisión dentro del<br />

área protegida en el marco de su competencia.<br />

EDuCACIóN AMBIENTAl<br />

Sobre el tema la LMA dispone que las instancias competentes del Estado deben<br />

definir políticas y estrategias para desarrollar programas de educación ambiental<br />

formal y no formal. Asimismo prevé que la temática ambiental sea incorporada<br />

en los planes y programas en todos los grados, niveles, ciclos y modalidades de<br />

enseñanza del sistema educativo. Las universidades autónomas y privadas deben<br />

orientar sus programas de estudio y formación profesional para contribuir al logro<br />

del desarrollo sostenible y protección del medio ambiente.<br />

Por otro lado, también los medios de comunicación social deben fomentar y facilitar<br />

acciones para la educación e información ambiental y su conservación.<br />

En cuanto a los objetivos de la LMA, se podría decir que existen avances incipientes<br />

en lo relativo a la incorporación de la temática ambiental en planes y<br />

programas educativos a nivel de colegio. A nivel de las Universidades igualmente<br />

el avance es lento y en muchos casos se presentan serias deficiencias por la falta<br />

de claridad en cuanto al contenido y dirección de los programas de pregrado y<br />

postgrado.<br />

Los medios de comunicación social tampoco se han insertado en el proceso de<br />

educación e información ambiental como corresponde, más allá de iniciativas<br />

aisladas, éstos vuelcan su atención a los temas ambientales sólo cuando se presentan<br />

hechos de contaminación, incendios u otros que pueden ser utilizados<br />

momentáneamente como noticias relevantes, sin que existan iniciativas de seguimiento<br />

o investigación que pudieran coadyuvar en la información y educación<br />

ambiental a la población boliviana.<br />

En cuanto al marco legal, más allá de los objetivos previstos en la LMA no se cuenta<br />

con un marco legal que permita guiar de mejor manera estos procesos.<br />

En lo relativo al marco institucional la situación es igual o más preocupante ya<br />

que a la fecha, tampoco se cuenta con una instancia gubernamental responsable<br />

de impulsar el proceso de educación ambiental en Bolivia. Lo señalado, sin<br />

duda, resta posibilidades de propiciar iniciativas no sólo orientadas a la educación<br />

ambiental de la población boliviana en general, sino fundamentalmente a<br />

la educación ambiental de actores involucrados en la toma de decisiones a nivel<br />

de los diferentes Poderes del Estado, teniendo presente que en el Poder Ejecutivo<br />

y Legislativo se adoptan decisiones traducidas en normas legales y que el Poder<br />

Judicial es el responsable de su aplicación.<br />

615


616<br />

OR<strong>DE</strong>NAMIENTO TERRITORIAl<br />

El marco legal sobre la materia está contenido en las siguientes disposiciones legales:<br />

• Ley del Medio Ambiente No 1333 del 27.04.92.<br />

• Reglamento de Gestión Ambiental DS 24176 del 8.12.95.<br />

• R.S. 217075 del 5.06.97 que contiene disposiciones para el OT y establece el<br />

marco institucional.<br />

• Normas conexas: Ley de Participación Popular No 1551 del 20.04.94, Ley de<br />

Descentralización Administrativa No 1654 del 28.7.95, Ley de Municipalidades<br />

No 2028 del 28.10.99.<br />

La Ley del Medio Ambiente, al igual que en otros casos, hace referencia por primera<br />

vez al Ordenamiento Territorial. Dentro de las bases para lograr políticas orientadas<br />

a mejorar la calidad de vida de la población, está el establecimiento del<br />

ordenamiento territorial, a través de la zonificación ecológica, económica, social<br />

y cultural; la LMA aclara que el ordenamiento territorial no implica la alteración de<br />

la división política nacional establecida.<br />

Asimismo, la LMA considera al ordenamiento territorial como un instrumento esencial<br />

de la planificación, sin embargo, se reitera que es importante establecer cual<br />

el grado de relacionamiento con otros instrumentos de planificación como los<br />

Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental o el manejo integral de cuencas,<br />

ya que éstos podrían coadyuvar en la formulación de los Planes de Ordenamiento<br />

Territorial; o viceversa el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ordenamiento Territorial<br />

(PLOT) podrían ser considerados en esos otros instrumentos, ese es un vacío<br />

de gestión que requiere ser considerado a futuro.<br />

A mediados del año 1997 entró en vigencia la R.S. 217075, norma legal que aprueba<br />

el Marco General del Ordenamiento Territorial complementario a las Normas<br />

Básicas del SISPLAN. El rango jurídico de esta disposición legal, pese a la importancia<br />

de su contenido, incide negativamente en cuanto al cumplimiento de las<br />

responsabilidades asignadas a las instituciones del sector público.<br />

La citada norma señala que el ordenamiento territorial es complementario a la<br />

planificación estratégica debiendo participar los sectores públicos sujetándose<br />

a lo dispuesto por el SISPLAN. El Ordenamiento Territorial busca armonizar el bienestar<br />

de la población con la optimización del aprovechamiento de los recursos<br />

existentes, para ello articula la dimensión espacial con los intereses de sector, de<br />

los departamentos y municipios, siendo fundamental la articulación de ambos<br />

procesos, debido a que los Planes de Ocupación del Territorio (POT) contienen<br />

la información sobre la ocupación del territorio y uso de los recursos naturales,<br />

criterios que orientan la localización de los programas y proyectos de inversión,<br />

información que sirve para el ajuste permanente de los planes de desarrollo.<br />

Con relación al Plan Nacional de Ordenamiento Territorial, señala que éste es el<br />

resultado de la compatibilización y síntesis de los Planes Departamentales de OT,<br />

que contiene la estrategia nacional para el ordenamiento del territorio y la política<br />

de ocupación del mismo, en el marco del PG<strong>DE</strong>S.<br />

El Plan de Ordenamiento Territorial departamental y municipal, está compuesto<br />

por el Plan de Uso del Suelo (PLUS) y el Plan de Ocupación del Territorio (POT).<br />

En relación al PLUS, la norma prevé que éste asigna usos del suelo con base<br />

en la zonificación agroecológica económica, tomando en cuenta la aptitud,


potencialidades, capacidades ecológicas, condiciones socioeconómicas e<br />

incorporación de áreas definidas para uso de suelo urbano.<br />

En lo referente al plan de ocupación del territorio, de acuerdo a la norma<br />

precitada, éste debería contener un sistema jerarquizado de asentamientos<br />

poblacionales con roles y funciones productivos y de servicios públicos y básicos,<br />

así como la localización de infraestructura vial, comunicacional, de energía,<br />

de servicios básicos y sociales, que sirva para orientar la distribución de la<br />

población, la integración física, la dotación de servicios básicos y sociales, y<br />

la generación de oportunidades de desarrollo para la población en función<br />

de las potencialidades y recursos existentes y también para orientar y definir<br />

prioridades de inversión, de acuerdo a las necesidades de la población ahora<br />

y en el futuro.<br />

Desde el año 2001, se cuenta con las Guías Metodológicas que guían la formulación<br />

de Planes de Ordenamiento Territorial a nivel municipal y departamental.<br />

A la fecha, precisamente estas Guías están siendo utilizadas para avanzar en la<br />

formulación de Planes, no obstante, debido a deficiencias o vacíos detectadas<br />

en las mismas, la formulación de planes presenta muchas diferencias en cuanto a<br />

contenido entre unos y otros y en muchos casos adolecen de deficiencias.<br />

Finalmente, es importante resaltar la ausencia de la Ley de Ordenamiento Territorial,<br />

la misma que luego de haber sido aprobada por la Cámara de Senadores<br />

el año 2000, no corrió la misma suerte en la H. Cámara de Diputados ya que el<br />

tratamiento del Proyecto no ha progresado, dejando un vacío importante en la<br />

legislación ambiental, al igual que en una serie de temas como el recurso hídrico,<br />

áreas protegidas, entre otros.<br />

Enfoque integral de los recursos naturales<br />

La LMA incorpora en un Título todo lo relativo a recursos naturales renovables y no<br />

renovables y establece que:<br />

El Estado y la sociedad están obligados a preservar, conservar, restaurar y promover<br />

el aprovechamiento de los recursos naturales renovables (flora y fauna,<br />

agua, aire, suelo).<br />

Los particulares pueden usar un recurso en tanto la actividad no sea perjudicial<br />

al interés colectivo y se asegure su uso sostenible.<br />

Las leyes especiales de cada recurso deben establecer las normas que regulen<br />

los distintos modos de cada recurso según características propias de los<br />

mismos.<br />

En cuanto a los recursos naturales no renovables la LMA dispone que éstos<br />

pertenecen al dominio originario del Estado.<br />

Si bien a la fecha, se ha avanzado y se cuenta con legislación sobre tierras, recursos<br />

forestales y recursos no renovables, el tema de recursos hídricos, pese a su<br />

gran relevancia no ha merecido el mismo trato y hoy por hoy presenta una serie<br />

de deficiencias, razón por la cual haremos referencia de manera sintética a los<br />

aspectos más preocupantes.<br />

617


618<br />

RECuRSOS híDRICOS<br />

En cuanto al recurso hídrico la ley dispone que el agua en cualquier estado, es de<br />

dominio originario del Estado y constituye un recurso básico para todos los procesos<br />

vitales. Establece que:<br />

Su protección y conservación es tarea fundamental del Estado y la sociedad,<br />

que la planificación, protección y conservación de las aguas en todos sus estados<br />

y el manejo integral y control de las cuencas es prioridad nacional.<br />

Que el Estado priorizará acciones para garantizar agua de consumo para toda<br />

la población y normará y controlará el vertido de cualquier sustancia o residuo<br />

que cause contaminación de las aguas o degradación de su entorno.<br />

Pese a las disposiciones contenidas en la LMA (más de 15 años de vigencia),<br />

es importante destacar que a la fecha existe un vacío legal en cuanto a una<br />

Ley que regule el otorgamiento de derechos del recurso hídrico con diferentes<br />

fines, existe una Ley obsoleta del año 1906 la cual incluso contiene disposiciones<br />

contrarias a la Constitución Política del Estado, por tanto, implícitamente<br />

está derogada en casi todo su contenido.<br />

Además de la LMA y la Ley de Aguas, se cuenta con una serie de disposiciones<br />

legales que directa e indirectamente regulan el uso del agua y establecen<br />

marcos institucionales diferenciados, cada uno de éstos con competencias<br />

sobre la administración del agua, tales como:<br />

• Código Civil de 2 de abril de 1976.<br />

• Ley de Organización del Poder Ejecutivo No 3351 del 21.02.06.<br />

• DS No 28631 del 8.03.06.<br />

• Ley No 2028 del 28.10.99 (Ley de Municipalidades).<br />

• Ley No 2878 del 8.10.04 (Ley de Promoción y Apoyo al Sector Riego).<br />

• DS No 28818 del 2.08.06.<br />

• DS No 28819 del 2.08.06.<br />

• Ley No 2066 de 11.04.2000 (Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario).<br />

• DS 24176 del 8.12.95.<br />

• Ley 1654 del 28.07.95 (Ley de Descentralización Administrativa).<br />

• Ley 1604 de 21.12.94 (Ley de Electricidad).<br />

• Ley No 1777 del 17.03.97 (Código de Minería).<br />

• DS 24043 de 28.06.95.<br />

A la fecha, una de las grandes deficiencias para la gestión de este vital recurso,<br />

es la falta de una Autoridad del Agua responsable de la administración del agua<br />

para múltiples usos, la definición de mecanismos para otorgar derechos de uso,<br />

plazos y otros aspectos imprescindibles para garantizar una gestión medianamente<br />

eficiente.<br />

Otro aspecto preocupante del marco institucional vigente es que, pese a las<br />

modificaciones de la organización del Poder Ejecutivo y la creación de un Ministerio<br />

del Agua, prácticamente ninguna de las deficiencias detectadas han sido<br />

corregidas, siendo el Ministerio del Agua otra instancia más dentro del desorden<br />

institucional existente, debido a que sus atribuciones y funciones se limitan a la<br />

formulación y ejecución de la política integral y sostenible de los recursos hídricos<br />

así como a acciones de coordinación. Entre las instancias con competencia en la<br />

gestión y protección del recurso hídrico se encuentran:


• Ministerio del Agua<br />

• Ministerio de Desarrollo Rural y Medio Ambiente<br />

• Prefectura de Departamento<br />

• Gobierno Municipal<br />

• Superintendencia de Agua Potable y Saneamiento Básico<br />

• Superintendencia de Electricidad<br />

• Superintendencia de Minas<br />

• Servicio Nacional de Riego<br />

• Servicio Departamental de Riego<br />

Por lo expuesto, la relevancia de las disposiciones contenidas en la LMA han quedado<br />

sin fuerza debido a que aún no se tiene claridad alguna respecto a la cantidad<br />

y calidad de nuestros recursos hídricos, menos existe una planificación para<br />

su disposición. Al contrario, se ha señalado que aún sin planificación alguna, son<br />

varias las instancias que participan de su administración, sin coordinación alguna.<br />

2. ANálISIS SOBRE El MARCO INSTITuCIONAl APlICABlE A lA GESTIóN<br />

AMBIENTAl<br />

A partir del análisis de la estructura institucional, atribuciones y competencias de<br />

los Ministerios y Viceministerios que inciden en la gestión ambiental integral, se<br />

emiten las siguientes consideraciones:<br />

PRINCIPAlES <strong>DE</strong>fICIENCIAS EN El MARCO INSTITuCIONAl ANTERIOR<br />

El ex Ministerio de Desarrollo Sostenible, dentro de su estructura institucional<br />

contaba con cinco Viceministerios: Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos<br />

Naturales, Viceministerio de Tierras, Viceministerio de Ordenamiento<br />

Territorial, Viceministerio de la Mujer y Viceministerio de la Niñez, Juventud y<br />

Tercera Edad.<br />

Entre las deficiencias detectadas bajo esa estructura para el tratamiento de<br />

los recursos naturales y la gestión ambiental, estaba el tratamiento de temas<br />

referidos a género y generacionales, concretamente el hecho de contar dentro<br />

de la estructura institucional con temas e instancias adicionales al medio<br />

ambiente y recursos naturales, como el Viceministerio de la Mujer y el Viceministerio<br />

de la Niñez, Juventud y Tercera Edad, que le restaban identidad al Ministerio<br />

de Desarrollo Sostenible, ya que dicha temática está más relacionada<br />

con el tema de desarrollo humano.<br />

Por otro lado, otra deficiencia detectada era el recargo de competencias<br />

que recaían en el Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la<br />

cantidad de instancias bajo su dependencia directa.<br />

En cuanto a los recursos naturales renovables, bajo su dependencia directa se encontraban<br />

cuatro Direcciones Generales: la Dirección General de Biodiversidad,<br />

la Dirección General de Desarrollo Forestal, la Dirección General de Cuencas, la<br />

Dirección General del Medio Ambiente.<br />

Por otra parte, bajo dependencia directa del Viceministro, se encontraban todos<br />

los Programas y Proyectos referidos a medio ambiente y recursos naturales, que<br />

en total sumaban más de diez. Si bien la cantidad de Programas y Proyectos dificultaba<br />

el desempeño del Viceministro, a la vez, el enfoque otorgado particularmente<br />

en la anterior gestión fue de que cada uno de estos Programas o Proyectos<br />

responda a los objetivos de gestión de cada una de las Direcciones Generales<br />

619


620<br />

dependientes y no sean compartimientos estancos autónomos, ya que de ese<br />

modo podría generarse la duplicidad en cuanto a las funciones y actividades que<br />

desarrollaba cada Dirección General, como se ha podido establecer al inicio de<br />

gestión. Como ejemplo, el tema de servicios ambientales era tratado por todas<br />

las Direcciones Generales de manera aislada e independiente y por otro lado por<br />

alguno de los Programas como el de Cambios Climáticos, aspecto que reflejaba<br />

debilidad en los resultados, duplicidad de funciones y sobre todo mayor asignación<br />

de recursos financieros.<br />

Otra instancia dependiente del Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales<br />

sujeta a supervisión y evaluación de gestión, era el Servicio Nacional de<br />

Áreas Protegidas (SERNAP) como instancia desconcentrada, con autonomía de<br />

gestión técnica y administrativa y competencia a nivel nacional, vale decir que<br />

sus funciones no se podían duplicar ni en la instancia central del ex Ministerio de<br />

Desarrollo Sostenible ni en las Prefecturas de Departamento. Es preciso hacer notar<br />

que la jerarquización de la autoridad competente de áreas protegidas bajo<br />

la figura del SERNAP, fue un proceso de varios años, ya que inicialmente, era una<br />

Unidad bajo la dependencia de una Dirección General la que trataba el tema de<br />

áreas protegidas, sin independencia técnica, legal ni administrativa.<br />

Pese al número de instancias dependientes, el hecho de que sólo el recurso tierra<br />

fuese objeto de tratamiento por otro Viceministerio, aún cuando éste también<br />

dependía del ex Ministerio de Desarrollo Sostenible, incidía negativamente en el<br />

tratamiento y visión integral para el manejo de los recursos naturales, ya que normalmente<br />

todos los problemas referidos a la tierra, iban ligados a otros recursos<br />

como el agua, recursos forestales, biodiversidad, etc. En este sentido, más bien la<br />

deficiencia detectada debió haber sido corregida siempre bajo una visión integral<br />

e interdependiente de la administración y conservación de los recursos y el<br />

medio ambiente.<br />

ASPECTOS PREOCuPANTES <strong>DE</strong>l ACTuAl MARCO INSTITuCIONAl<br />

Es fundamental tener presente, que el actual gobierno parte de la premisa de<br />

jerarquizar el marco institucional de los recursos naturales y darle la importancia<br />

que merece el tema ambiental, si bien ambas pretensiones son correctas, se<br />

puede establecer que los cambios efectuados en la estructura actual del marco<br />

institucional aplicable al medio ambiente y recursos naturales no constituye una<br />

respuesta adecuada al objetivo previsto ni va en correspondencia con las afirmaciones<br />

efectuadas. Al contrario, el cómo se han realizado los cambios objeto<br />

de análisis, genera mayores deficiencias comparativas que las detectadas en el<br />

marco institucional anteriormente vigente.<br />

MAyOR fRACCIONAMIENTO EN El TRATAMIENTO <strong>DE</strong> lOS RECuRSOS NATuRAlES<br />

El marco institucional para el manejo de recursos naturales lejos de responder a<br />

una visión integral para su tratamiento y uso, de manera inexplicable divide el tratamiento<br />

de éstos en mayor grado, que lo que se observaba hasta el año 2006.<br />

EN CuANTO Al AGuA<br />

La creación de un Ministerio de Aguas para tratar el tema de recursos hídricos<br />

parecería significativa por la importancia estratégica del recurso, no obstante, del<br />

análisis de las competencias y atribuciones reconocidas a este Ministerio, se establece<br />

que las deficiencias subyacentes en cuanto a la administración del recurso<br />

no se han resuelto, ya que el ámbito de competencia de este Ministerio, está limi-


tado al tratamiento de cuencas, al uso de aguas para riego y agua potable y lo<br />

concerniente a las aguas internacionales. Es preciso tener presente la importancia<br />

estratégica del recurso hídrico a nivel mundial, por los múltiples usos y servicios que<br />

brinda y sobre todo por la escasez del mismo y por ende, la necesidad de preservarlo<br />

en cuanto a su calidad; y por otro lado reconocer la interdependencia<br />

existente con otros recursos y con el componente ambiental.<br />

Dentro de las atribuciones conferidas al Ministerio del Agua no se prevén las de<br />

coordinación con otras instancias del Poder Ejecutivo que inciden en la gestión<br />

del recurso hídrico, ni con instituciones departamentales o municipales, que hoy<br />

por hoy tienen una serie de prerrogativas y responsabilidades sobre el recurso hídrico.<br />

Por otro lado, tal como se evidencia en la estructura institucional del Ministerio<br />

del Agua, se ha incorporado el Viceministerio de Servicios Básicos, aclarando que<br />

este Viceministerio anteriormente dependía del ex Ministerio de Servicios y Obras<br />

Públicas, actualmente denominado Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda.<br />

Al respecto, es preciso destacar que este Viceministerio no está abocado<br />

exclusivamente al servicio de agua potable, sino también al de alcantarillado sanitario,<br />

disposición de excreta, residuos sólidos y drenaje pluvial, que van más allá<br />

del tema de uso y servicio del recurso hídrico con fines de agua potable. Probablemente<br />

era mejor mantener su ubicación dentro de la estructura del Ministerio<br />

de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, ya que todos los servicios públicos como<br />

el de electricidad, comunicación y trasporte se hallan bajo dependencia de esta<br />

entidad, más aún cuando el Viceministerio de Servicios Básicos, como su nombre<br />

lo indica, también está abocado en general a servicios. En otras palabras, si se tuviera<br />

que partir del criterio de que el sector de agua potable hace uso del recurso<br />

hídrico para ese fin, no debería perderse de vista que los servicios de electricidad<br />

y el aprovechamiento de recursos no renovables, implican uso de recursos hídricos<br />

también y no por ello se encuentran bajo la estructura del Ministerio de Aguas;<br />

este es otro aspecto que muestra inconsistencia en el actual esquema institucional<br />

de dicho Ministerio y falta de visión integral en el manejo del recurso.<br />

En este contexto, la Superintendencia de Saneamiento Básico también pasa bajo<br />

tuición de este Ministerio de Recursos Naturales, cuando la misma depende del<br />

Sistema de Regulación Sectorial SIRESE, instancia que junto al resto de las Superintendencias<br />

de Servicios como Electricidad, Transporte, Telecomunicaciones, etc,<br />

se hallan bajo tuición del Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda.<br />

Por otro lado, es preciso destacar que las deficiencias existentes en la legislación<br />

vigente de recursos hídricos, debido a la ausencia de una Ley de Aguas actualizada,<br />

reflejan la falta de una autoridad que administre el recurso hídrico, otorgando<br />

derechos sobre su uso. Ese vacío ha generado que varias leyes sectoriales<br />

incorporen previsiones donde la autoridad de sector, independientemente de su<br />

estructura, confiera transitoriamente derechos sobre el recurso agua como es el<br />

caso del sector de electricidad o riego, o que éste sea otorgado como un recurso<br />

accesorio, tal cual acontece en la legislación minera. La creación de un Ministerio<br />

del Agua si bien es importante desde el punto de vista que jerarquiza al recurso al<br />

igual que los hidrocarburos o minerales que desde hace varios años cuentan con<br />

propios Ministerios, lo negativo es la ausencia de mecanismos de coordinación<br />

con las autoridades que administran el recurso hídrico con múltiples fines.<br />

EN CuANTO Al RECuRSO TIERRA, RECuRSOS fORESTAlES, BIODIvERSIDAD y áREAS<br />

PROTEGIDAS<br />

En lo relativo a la administración del recurso tierra, su tratamiento sigue siendo<br />

competencia de un Viceministerio de Tierra cuya dependencia actualmente es<br />

621


622<br />

del Ministerio de Desarrollo Rural. El tratamiento de los recursos forestales y de biodiversidad<br />

dependen del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio<br />

Ambiente que, al igual que el Viceministerio de Tierras, depende del Ministerio<br />

de Desarrollo Rural. Al respecto, es preciso señalar que los cambios efectuados no<br />

reflejan claridad alguna, ya que el tema agropecuario y de desarrollo rural junto<br />

con el tratamiento de la coca, hacen parte de la estructura institucional de dicho<br />

Ministerio, sin reflejar los nexos ni la necesidad de que temas tan diferentes sean<br />

competencia de una misma institución. En síntesis, el marco institucional actual no<br />

corrige las deficiencias detectadas en el régimen institucional anterior, al contrario<br />

las acrecienta porque constituye una fusión parcial de lo que era el ex Ministerio<br />

de Agricultura y el ex Ministerio de Desarrollo Sostenible.<br />

EN CuANTO A lA GESTIóN AMBIENTAl<br />

Más preocupante aún, es la poca claridad en el tratamiento del tema ambiental,<br />

ya que son dos Ministerios a través de dos Viceministerios diferentes los que<br />

tienen competencia sobre el tema, el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos<br />

Forestales y Medio Ambiente y el Viceministerio de Planificación Territorial y Medio<br />

Ambiente.<br />

La estructura operativa de la Dirección General del Medio Ambiente había sido<br />

ignorada en el primer Decreto Reglamentario de la LOPE de manera incomprensible,<br />

ya que pese a que los dos Viceministerios llevan denominaciones relativas<br />

al medio ambiente, ninguno contemplaba el rol fundamental de autoridad ambiental<br />

competente a nivel nacional, atribución que anteriormente la ejercía el<br />

Viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.<br />

Recién en el mes de abril mediante un Decreto complementario se subsana el<br />

vacío detectado, no obstante este vacío no ha sido adecuadamente tratado.<br />

Por una parte, el hecho de que la Dirección General de Medio Ambiente, que<br />

desde el año 1992 (a partir de la promulgación de la Ley del Medio Ambiente) había<br />

desarrollado funciones bajo la dependencia de la ex Secretaría Nacional del<br />

Medio Ambiente y posteriormente del Ministerio de Medio Ambiente o Ministerio<br />

de Desarrollo Sostenible, actualmente haya pasado a depender del Ministerio de<br />

Desarrollo Rural, concretamente bajo el Viceministerio de Biodiversidad, Recursos<br />

Forestales y Medio Ambiente, implica un retroceso del marco institucional anterior,<br />

donde era la instancia competente única reconocida como autoridad ambiental<br />

al margen de cualquier sector específico. Además genera una serie de confusiones,<br />

debido a que de acuerdo a la legislación ambiental, existe una autoridad<br />

ambiental nacional, cuyas características hacen a una instancia transversal y en<br />

ningún caso sectorial, como actualmente se encuentra ubicada esta instancia.<br />

Por otro lado, define que cada sector debe contar con una Unidad de Medio Ambiente<br />

(UMA) más conocida como el organismo sectorial competente, las cuales<br />

han sido conformadas en el sector minero, hidrocarburífero, industrial, siendo<br />

tarea pendiente que sectores como turismo, agricultura y otros establezcan sus<br />

Unidades Ambientales, tal cual manda el DS 28592 del 17.01.06, con funciones claramente<br />

diferenciadas del rol que cumple la autoridad ambiental competente.<br />

Vale decir que el Ministerio de Desarrollo Rural debería contar con una UMA para<br />

coadyuvar en la gestión ambiental desde el punto de vista de los impactos ambientales<br />

y de contaminación que pudiera causar tanto el sector agropecuario<br />

como las plantaciones de coca y sus procesos de industrialización.<br />

Se reitera que la DGMA como tal, debería haberse mantenido como una instancia<br />

dependiente del Ministerio de Planificación, más aún debido a que los Programas<br />

y Proyectos de carácter transversal se han mantenido en el Viceministerio de Planificación<br />

Territorial y Medio Ambiente, generándose también un fraccionamiento


en la gestión ambiental respecto de la DGMA y los Proyectos y Programas relativos<br />

al tema. Tampoco se tiene claridad si la actual DGMA además de autoridad ambiental,<br />

fungirá como OSC para agricultura y temas referidos a la coca, o por su<br />

parte ese Ministerio conformará su UMA o si se mantendrá el vacío actual, ya que<br />

se reitera que el ex Ministerio de Agricultura nunca constituyó la Unidad de Medio<br />

Ambiente.<br />

Como se señaló en el párrafo precedente, otro aspecto negativo relacionado<br />

con la gestión ambiental está representado por la forma como se han fusionado<br />

los Programas y Proyectos, como el Programa de Cambios Climáticos, Contaminantes<br />

Orgánicos Persistentes, Comisión Gubernamental de Ozono y otros que<br />

dependían del ex Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Si bien<br />

estos trataban temas puntuales, en su mayoría estaban ligados directamente a la<br />

gestión ambiental, aspecto que motivó la necesidad de un trabajo coordinado<br />

con la Dirección General del Medio Ambiente en diferentes ámbitos a nivel nacional<br />

y también a nivel internacional, para contar con una posición única como<br />

país. Considerando a la vez las relaciones e interdependencia, lo importante era<br />

que cada Programa o Proyecto responda a los objetivos de gestión de la Dirección<br />

General de Medio Ambiente o de cualquiera de las otras con las que tuviera<br />

relación temática.<br />

A la fecha, de acuerdo a la información recabada de funcionarios de los diferentes<br />

Programas, todos éstos habrían pasado a dependencia del Viceministro de<br />

Planificación Territorial, dependiente a su vez del Ministerio de Planificación. No<br />

existe una norma legal que respalde dicha dependencia, ya que ésta se generó<br />

a partir de las gestiones realizadas por el Viceministro del ramo, para la inscripción<br />

de los diferentes Programas y Proyectos bajo su dependencia ante el Ministerio<br />

de Hacienda. Lo señalado, sin duda muestra falta de coherencia y conocimiento<br />

de las relaciones e interdependencia entre cada uno de los Programas y Proyectos<br />

con la gestión ambiental y particularmente con la autoridad ambiental competente,<br />

que actualmente depende del Ministerio de Desarrollo Rural, por tanto<br />

los niveles de coordinación prácticamente son inexistentes. Existe un alto índice<br />

de probabilidad de que la duplicidad de recursos financieros como humanos se<br />

acentúe o que las posiciones tomadas por el país no sean únicas o coherentes en<br />

cada uno de estos temas. Ahondando en la crítica, no es aceptable que el tema<br />

económico se sobreponga con las responsabilidades institucionales, como aparentemente<br />

habría acontecido en este caso.<br />

Por otro lado, el hecho de que el tema ambiental en la práctica dependa de<br />

dos Viceministerios dependientes de dos diferentes Ministerios, puede conllevar a<br />

sobreposición parcial de funciones, duplicidad de recursos humanos o financieros<br />

y una gestión ambiental poco coherente. Unido a lo señalado, la insuficiencia<br />

técnica y numérica de recursos humanos y el despido de personal formado en la<br />

materia o contratación de personal sin esa formación técnica, sin duda, incidirá<br />

de manera negativa en la gestión ambiental.<br />

Como resultado de lo señalado, se refleja la urgente necesidad de clarificar y<br />

ordenar el ámbito de competencias de cada uno de los Ministerios objeto de<br />

análisis, así como de sus respectivos Viceministerios. De otro modo, los objetivos<br />

previstos estarán muy lejos de alcanzarse.<br />

623


624<br />

3. CONCluSIONES PRINCIPAlES<br />

Por lo expuesto anteriormente, se puede establecer que la intención de jerarquizar<br />

el tema ambiental y de recursos naturales renovables no es satisfactoria. En lo<br />

que respecta a la gestión ambiental, se estaría diluyendo las competencias de los<br />

actuales Viceministros de Planificación Territorial y el Viceministerio de Biodiversidad,<br />

Recursos Forestales y Medio Ambiente, a lo cual se añade la desmembración<br />

ilógica de los Programas que hacen parte de la gestión ambiental y cuya administración<br />

y ejecución hoy se distancia absolutamente de la Dirección General de<br />

Medio Ambiente dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural, haciendo inviable<br />

la premisa de que los Programas y Proyectos responden a objetivos de gestión<br />

de esta Dirección para evitar duplicidad de acciones o acciones contradictorias.<br />

Pese a lo señalado, un aspecto fundamental de resaltar es que los Programas<br />

mencionados, si bien han sido desmembrados del Viceministerio de Biodiversidad,<br />

Recursos Forestales y Medio Ambiente, conservan su estabilidad funcionaria, lo<br />

que no ha acontecido con las Direcciones Generales y sus dependientes.<br />

En lo relativo a la jerarquización de los recursos naturales, sin duda, ésta no se ha<br />

cumplido y adolece de falta de claridad en las estructuras planteadas. Mayor<br />

incidencia negativa se produjo en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas. Su<br />

jerarquización y relativa independencia han costado muchos años de esfuerzo,<br />

sin embargo la nueva estructura del SERNAP lo hace depender de una Dirección<br />

General, aspecto que representa un retroceso de los logros alcanzados, con el<br />

riesgo de intromisión e incidencia política de algunas autoridades o actores interesados.<br />

En todo caso, si la intención era jerarquizar el tratamiento de la gestión ambiental<br />

y de recursos naturales, debería haberse establecido el Ministerio de Medio<br />

Ambiente y Recursos Naturales, en cuya instancia debería haberse incorporado<br />

el tratamiento de todos y cada uno de los recursos naturales bajo un mismo nivel<br />

jerárquico a nivel de Viceministerios, incluyendo el tema ambiental; y dentro de<br />

esta instancia ambiental establecer las dependencias de los diferentes Programas<br />

y Proyectos; e incorporar dentro del Ministerio un Viceministerio de Ordenamiento<br />

Territorial, para que con esta instancia, cada uno de los Viceministerios de Recursos<br />

Naturales y de Medio Ambiente, pudiesen realizar acciones coordinadas y a su<br />

vez coordinar acciones con el Ministerio de Planificación.<br />

Es preciso una reformulación por lo menos de las competencias institucionales<br />

desarrolladas en la LOPE y sus reglamentos, de otro modo será inviable la consecución<br />

de los objetivos propuestos. Se está generando un mayor debilitamiento<br />

en las instancias responsables de llevar adelante la gestión ambiental y de recursos<br />

naturales, con todos los perjuicios que ello implica para el país y sus habitantes<br />

y sobre todo como una clara muestra de que intereses particulares de diferente<br />

índole se sobreponen en definitiva sobre el interés nacional.<br />

Es cuanto a la designación de autoridades, salvo excepciones, en la mayoría de<br />

los casos ésta obedece a criterios políticos y no técnicos, como se da en el tema<br />

de aguas entre otros. Más preocupante aún, es que precisamente en los Ministerios,<br />

Viceministerios y otras instituciones públicas cuya designación de autoridades<br />

responde a criterios ajenos a los técnicos, se ha podido establecer que ello ha<br />

repercutido también en los funcionarios contratados, los cuales en su amplia mayoría<br />

no tienen conocimiento técnico alguno, lo que dificulta o entorpece una<br />

gestión aceptable en los cargos que desempeñan. Lo señalado, incide de manera<br />

muy negativa en la gestión gubernamental en materia de recursos naturales y<br />

medio ambiente.


Capítulo 18<br />

Gestión Ambiental<br />

y financiamiento en Bolivia<br />

por Liliana González<br />

Uno de los temas de discusión que se destaca en la agenda de la comunidad<br />

ambiental boliviana es el de encontrar soluciones que fortalezcan la gestión ambiental<br />

a través de mecanismos de inversión que contribuyan al desarrollo de un<br />

sistema coherente de financiamiento, capaz de robustecer políticas públicas de<br />

desarrollo sostenible.<br />

Este capítulo aborda de manera no exhaustiva la gestión ambiental desde la perspectiva<br />

de financiamiento, comprendiendo estimaciones presupuestarias y gasto<br />

público realizados por el Estado Boliviano en el área ambiental en los últimos años;<br />

la descripción de algunos instrumentos financieros y sus usos prácticos orientados<br />

al fortalecimiento de la gestión ambiental; el gasto privado como estudios de<br />

caso y la inversión de las contribuciones de la cooperación internacional en este<br />

sector, promovidas por programas y proyectos de financiamiento.<br />

Los recursos financieros que el país destina al área ambiental no se caracterizan<br />

por competir en los primeros puestos de los presupuestos ministeriales ni de las inversiones<br />

nacionales. Más por el contrario, la asignación presupuestaria para los<br />

recursos ambientales no es considerada de manera sectorial sino transversal a los<br />

sectores productivos a nivel nacional y apenas alcanza a menos del 1% en relación<br />

a la inversión pública total estimada en las últimas gestiones.<br />

El comportamiento de la inversión ambiental ha sido variado en los últimos años.<br />

La programación y ejecución de inversión pública entre las gestiones 1997 y 2000<br />

presentó tendencias estacionarias, e incluso sostuvo reducciones en la inversión<br />

durante 1998 debido a la conclusión de programas de desarrollo rural sostenible,<br />

pero que volvieron a acrecentarse a partir del 2001 al 2005 por efectos de ciertos<br />

sectores.<br />

La ejecución presupuestaria del área ambiental por entidad refleja que las mayores<br />

inversiones a partir del año 2000 han sido realizadas principalmente por las<br />

entidades descentralizadas como el Instituto de Reforma Agraria y el Servicio Nacional<br />

de Meteorología, así como por las Prefecturas de Departamento, específicamente<br />

en proyectos de saneamiento y titulación de tierras, equipamiento, canalización<br />

de ríos y programas de conservación y protección de medio ambiente<br />

ejecutados en Prefecturas.<br />

625


626<br />

Presupuesto Ejecutado (En Millones de Dólares)<br />

Sector: Medio Ambiente<br />

Entidad ejecutora 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />

Adm. Central 9,50 3,50 9,50 8,50 12,40 11,30 13,10 4,00 6,20<br />

Prefecturas 9,60 5,70 5,00 8,60 13,50 13,70 10,70 9,90 12,40<br />

Municipios 1,10 1,20 0,80 2,20 1,60 3,20 2,70 7,10 1,90<br />

Fondos 3,20 0,80 0,30 - - 1,60 - - -<br />

Otros 3,90 0,20 8,20 5,60 6,80 1,30 8,90 8,90 15,00<br />

Total MM $US 27,30 11,40 23,80 24,90 34,30 31,10 35,40 29,90 35,50<br />

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.<br />

Por otra parte, los Gobiernos Municipales a partir de 1999 han experimentado un<br />

crecimiento paulatino debido a la distribución de recursos HIPC emergentes del<br />

Diálogo Nacional. Por el contrario, los Fondos y la Administración Central han tenido<br />

un decremento de las inversiones del sector; sin embargo, en términos absolutos<br />

los niveles de inversión son relativamente crecientes en las diferentes entidades<br />

que ejecutan planes, programas y proyectos en el área de manejo de recursos<br />

naturales.<br />

También las Prefecturas Departamentales como consecuencia de la legislación<br />

vigente de los últimos años y los resultados de la Estrategia de Lucha Contra la Pobreza,<br />

incrementaron sus inversiones en el área ambiental. Los proyectos y programas<br />

están relacionados con los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio;<br />

así como por la redefinición de políticas ambientales que prioriza la gestión hacia<br />

temas de productividad con uso sostenible y generación de recursos y empleo.<br />

En términos porcentuales la inversión en el área ambiental por departamento se<br />

ha comportado hasta el 2005 de la siguiente manera:


Presupuesto Ejecutado (en %)<br />

Sector: Medio Ambiente<br />

Departamento 1997 1998 1999 2000 2001 2003 2004 2005<br />

Chuquisaca 0,60 2,20 2,50 2,70 6,10 2,10 5,30 8,60<br />

La Paz 5,70 14,40 12,50 20,40 32,30 22,90 34,70 15,70<br />

Cochabamba 8,40 13,40 4,20 10,40 8,50 5,30 9,10 8,10<br />

Oruro 0,90 3,90 1,10 1,60 2,50 2,60 3,60 3,70<br />

Potosi 0,50 6,20 5,60 4,70 4,10 7,30 4,90 10,80<br />

Tarija 20,60 4,30 5,00 6,10 8,10 6,70 15,90 16,40<br />

Santa Cruz 3,70 12,90 22,90 22,80 17,20 16,20 12,10 16,30<br />

Beni 2,40 14,30 17,30 7,30 8,50 7,50 9,60 10,30<br />

Pando 0,90 2,10 2,20 7,00 6,40 7,30 1,70 2,80<br />

Nacional 56,30 26,30 26,70 17,00 6,30 22,10 3,10 7,30<br />

Total (%) 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00<br />

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.<br />

La ejecución de los últimos años - a partir del 2001 - se encuentra en los departamentos<br />

de la Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Tarija, siendo regiones menos beneficiadas<br />

los departamentos de Oruro, Pando, Beni y Chuquisaca. Este comportamiento<br />

se explica por efectos de mayor inversión en regiones con mayor recurso<br />

propio y mayor acceso a financiamiento externo.<br />

Por otra parte, la participación porcentual de la ejecución de inversión pública en<br />

el área ambiental está fuertemente sustentada con recursos provenientes de la<br />

cooperación internacional, es decir con recursos externos, que varían alrededor<br />

del 60% al 70% del total de la inversión pública en el sector medio ambiente en<br />

relación a esta dependencia.<br />

627


628<br />

INTERNO<br />

Recursos<br />

nacionales<br />

EXTERNO<br />

Cooperación<br />

internacional<br />

Ejecución Presupuestaria por Fuente de Recursos<br />

Sector: Medio Ambiente<br />

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005<br />

8,00 5,00 9,50 11,00 16,00 17,50 11,50 12,80 12,80<br />

19,80 6,00 15,00 14,50 17,00 13,50 21,00 16,00 23,00<br />

Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo, 2006.<br />

Comparación Anual Ejecutada por Fuente de<br />

Financiamiento<br />

PERIODO I (1997 - 2000) 8,10 13,80<br />

PERIODO II (2001 - 2005) 14,40 18,40


Actualmente con recursos del Tesoro General de la Nación, el Viceministerio de<br />

Biodiversidad Recursos Forestales y Medio Ambiente, quien es la autoridad competente<br />

en temas ambientales, participa con el 1,8% del presupuesto del Ministerio<br />

de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, existiendo una subejecución presupuestaria<br />

a nivel departamental y municipal.<br />

En relación a la implementación de mecanismos o fondos de financiamiento nacionales<br />

para la gestión ambiental, el caso de aplicación más relevante es el Régimen<br />

Forestal, cuyo actor líder es la Superintendencia Forestal, como órgano regulador,<br />

controlador y fiscalizador. Ha recaudado cerca de 70 millones de dólares<br />

desde la puesta en vigencia del actual régimen forestal, hace 10 años 55 . Casi la<br />

totalidad de estos ingresos provienen de los aportes por conceptos de patentes y<br />

tarifas de regulación forestal que han sido pagados por usuarios del bosque, permitiendo<br />

un desarrollo significativo de la autosostenibilidad del modelo.<br />

Sin embargo, el desafío mayor de este mecanismo se proyecta hacia el logro de<br />

un mayor nivel de aplicación efectivo, en buena medida debido a vacíos de coordinación<br />

del sistema público descentralizado del gobierno, el relacionamiento<br />

poco armónico con el sistema de Superintendencias establecido y la escasez de<br />

recursos materiales y técnicos para las operaciones de control y fiscalización del<br />

bosque.<br />

El régimen forestal ha logrado democratizar el acceso a recursos forestales, permitiendo<br />

que actores sociales de base cuenten con más de 3 millones de hectáreas<br />

bajo manejo forestal sostenible. Este sector representa el 3% del PIB del país y su<br />

importancia radica en la generación de empleo, particularmente rural, de más<br />

de 90 mil familias de manera directa y 160 mil con empleo derivado de la actividad<br />

forestal. Se estima que el sector exporta 200 millones de dólares anualmente,<br />

colocándose en el segundo lugar de exportaciones no tradicionales después de<br />

oleaginosas.<br />

Un segundo mecanismo financiero que potencia la gestión ambiental promoviendo<br />

la conservación de biodiversidad es implementado a través de la Fundación<br />

para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (FUN<strong>DE</strong>SNAP), creada<br />

en un marco de organización privada sin fines de lucro, que a partir de 2001 se<br />

propone contribuir a la sostenibilidad financiera y desarrollo integral del Sistema<br />

Nacional de Áreas Protegidas mediante la canalización de recursos, gestión y administración<br />

eficiente en el marco de la política del SNAP.<br />

FUN<strong>DE</strong>SNAP en su corta vida institucional logró canalizar alrededor de 22,9 millones<br />

de dólares americanos contabilizados hasta el año 2000, planteándose desafíos<br />

de sostenibilidad que van más allá de la canalización de recursos financieros y<br />

que incluyen criterios de sostenibilidad social y política. La multiplicidad de actores<br />

que intervienen en la gestión de un área protegida - y en la suma e interrelación<br />

que conforma el sistema nacional - promueve de manera natural la necesidad de<br />

construir bases de co-financiamiento y corresponsabilidad de gestión que orienten<br />

la política de sostenibilidad del SNAP de este proceso.<br />

El Sistema Nacional de Áreas Protegidas es financiado con recursos provenientes<br />

de cooperación internacional en un 95%; 3% es generado por aporte propio,<br />

proviniendo estos recursos del sistema de cobros por servicios ambientales relacionados<br />

con el sector de turismo en áreas de alto ingreso, y el 2% restante proviene<br />

del Tesoro General de la Nación. En este escenario el FUN<strong>DE</strong>SNAP se constituye de<br />

55 La Cámara Forestal Boliviana estima que al menos el 50% de estas recaudaciones han sido<br />

distribuidas en más de 123 municipios y 8 prefecturas coadyuvando en las tareas relacionadas<br />

con el sector forestal.<br />

629


630<br />

manera sólida en el brazo financiero del sistema de áreas protegidas por su liderazgo<br />

en la canalización de recursos financieros y no financieros.<br />

Los recursos provenientes de la Cooperación Internacional, constituyen una de las<br />

fuentes más importantes de recursos destinados a fortalecer la gestión ambiental<br />

a nivel nacional. La provisión de estos recursos es dada en el marco de la estructura<br />

administrativa y de gestión pública descentralizada mediante mecanismos<br />

diversos y arreglos institucionales de cooperación con actores públicos y sociales,<br />

orientados a financiar programas estratégicos definidos a nivel nacional, departamental<br />

y local.<br />

Las contribuciones de los donantes a la gestión ambiental alimentan con recursos<br />

financieros y de asistencia técnica áreas de trabajo relacionadas con la conservación<br />

y uso de biodiversidad; contribuyen al desarrollo del sector forestal; apoyan<br />

la gestión de sistemas hídricos mediante enfoques de manejo de cuencas; se enfocan<br />

en temas relacionados con la gestión de calidad ambiental; y en iniciativas<br />

para enfrentar los efectos del cambio climático, siendo estas áreas reconocidas<br />

como las de mayor concentración, entre otras existentes.<br />

De acuerdo a estimaciones de las diferentes agencias de cooperación bilateral<br />

y multilateral, se aprecia la previsión de compromisos totales de alrededor de 330<br />

millones de dólares americanos estimados entre el 2006 y el 2010, bajo la siguiente<br />

estructura sectorial o temática:<br />

Fuente: Construcción propia sobre la base de información de las agencias de cooperación en el marco del Grupo<br />

de Cooperación Internacional en Medio Ambiente, 2008.<br />

Los recursos provenientes de las agencias de cooperación internacional se observan<br />

a partir de cuatro grandes grupos de donantes. Así, se consideran recursos<br />

provenientes de las instituciones multilaterales, conformadas por los Bancos de<br />

Desarrollo y otras instituciones que cuentan con una organización administrativa<br />

independiente; de los fondos provenientes de las agencias de cooperación bilateral,<br />

compuestas por los países amigos que están presentes en Bolivia; del apoyo<br />

de las organizaciones del Sistema de Naciones Unidas para el Desarrollo; y de la<br />

asistencia de los países miembros de la cooperación técnica entre países en desarrollo.


Cada una de las Agencias de Cooperación ofrece su contribución o apoyo, ya<br />

sea financiero o técnico, a través de los diferentes sectores productivos y sociales,<br />

aportando de manera significativa a la gestión ambiental mediante programas<br />

y proyectos de cooperación en relación a las inversiones provenientes de fondos<br />

propios o públicos del país.<br />

Una forma de contribución de los donantes a la gestión ambiental se aprecia de<br />

manera bilateral mediante acuerdos de cooperación entre partes, de manera directa<br />

al gobierno y también mediante la concurrencia de actores sociales. Asimismo,<br />

es ofrecida con una tendencia a incrementarse en los últimos años mediante<br />

mecanismos de “canastas de fondos”, conformadas entre países donantes europeos,<br />

cuyo desafío mayor es el logro de una cooperación armonizada que responda<br />

en lineamientos con la política nacional y a nivel programático.<br />

Entre las agencias de cooperación que se destacan por el volumen de su contribución<br />

se encuentran los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Alemania, Noruega, la<br />

Comisión Europea. Otras agencias como USAID, GTZ, COSU<strong>DE</strong>, JICA aportan con<br />

recursos financieros y no financieros de manera significativa. El Banco Mundial,<br />

el BID y la CAF lo hacen a través de programas estratégicos y líneas de crédito<br />

particulares.<br />

Pese a no contar con estimaciones del gasto ambiental por parte de los actores<br />

privados, es posible sin embargo, dar cuenta de estudios de caso en sectores y<br />

empresas sobre los que es posible acceder a información. En cuanto a las actividades<br />

desarrolladas por las empresas privadas, la principal novedad es la creciente<br />

orientación hacia medidas preventivas, en cuya visión aparentemente aumentó<br />

la certificación de los sistemas de gestión ambiental aun en contexto de crisis.<br />

Para estas empresas, las motivaciones para considerar factores ambientales en<br />

sus intervenciones, si bien es dada por la presión regulatoria, muchas de ellas declaran<br />

que buscan mejorar la imagen corporativa a través del desarrollo de su<br />

gestión ambiental.<br />

Utilizan enfoques de responsabilidad social y seguridad laboral como conceptos<br />

que todavía tímidamente son desarrollados o incluidos en sus costos de producción.<br />

PETROBRAS por ejemplo, de manera pública expresa su apoyo a la ejecución<br />

de proyectos a favor de comunidades cercanas a sus áreas de trabajo, presupuestando<br />

en los últimos años contribuciones de alrededor de 3,1 millones de<br />

dólares para respaldar y financiar emprendimientos en las áreas de educación,<br />

salud y saneamiento básico, deporte, cultura y medio ambiente, entre otras.<br />

La actividad petrolera, como cualquier otra que genera impacto ambiental considerable,<br />

está obligada por ley a invertir recursos en estudios de evaluación de<br />

impacto ambiental, así como a desarrollar procesos de consulta pública y estrategias<br />

de mitigación, pero que sin embargo en la práctica se constituyen todavía<br />

en procesos incipientes, donde la aplicación de instrumentos orientadores de las<br />

políticas públicas de fiscalización y control deben fortalecerse y concretarse.<br />

La información recogida, sin pretender ser absoluta del tema, nos lleva a entender<br />

que pese a que el país reconoce, en sus múltiples estrategias y planes de desarrollo,<br />

la potencialidad estratégica boliviana en relación a su posesión de los recursos<br />

naturales renovables y no renovables y la indiscutible ventaja comparativa en la<br />

que nos coloca este hecho a nivel de otros países, todavía nos queda un enorme<br />

camino por recorrer antes de poder afirmar que la gestión ambiental es una política<br />

pública claramente fortalecida y que los recursos ambientales, por el grado de<br />

la consideración presupuestaria, significan un sector estratégico de la economía<br />

boliviana. La inversión de recursos financieros destinados a consolidar la gestión<br />

ambiental es un desafío y una tarea pendiente.<br />

631


SIGLAS<br />

SIGNIFICADO <strong>DE</strong> SIGLAS Y ABREVIACIONES FRECUENTEMENTE UTILIZADAS<br />

A<br />

AAC Autoridad Ambiental competente<br />

AB<strong>DE</strong>S Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el<br />

Desarrollo Sostenible<br />

AFRM Áreas Forestales de Reserva Municipal<br />

ALBA Auditoría de Línea Base<br />

ALCA Área de Libre Comercio de las Américas<br />

ALT Autoridad Binacional del Lago Titicaca<br />

ANAPO Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas<br />

ANAPQUI Asociación Nacional de Productores de Quinua<br />

ANMI Área Natural de Manejo Integral<br />

AOPEB Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos<br />

de Bolivia<br />

AP Área Protegida<br />

APG Asamblea del Pueblo Guaraní<br />

ASC Apex Silver Mines<br />

ASDI Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el<br />

Desarrollo<br />

ASE Asociación Sucrense de Ecología<br />

ASL Asociación Social del Lugar<br />

B<br />

BID Banco Interamericano de Desarrollo<br />

BM Banco Mundial<br />

C<br />

CAF Corporación Andina de Fomento<br />

CAINCO Cámara de Industria y Comercio<br />

CAN Comunidad Andina de Naciones<br />

CAO Cámara Agropecuaria del Oriente<br />

CDB Convenio de Diversidad Biológica<br />

CDC Centro de Datos para la Conservación<br />

CEDLA Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario<br />

CFB Cámara Forestal de Bolivia<br />

CG Comité de Gestión<br />

CIDOB Comunidades Indígenas del Oriente Boliviano<br />

CIP Centro Internacional de la Papa<br />

CIPCA Centro de Investigación y Promoción del Campesinado<br />

CIRABO Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia<br />

CITES Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies<br />

CMDS Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (Johannesburgo<br />

2002)<br />

CNB Comité Nacional de Bioseguridad<br />

CNF Cámara Nacional Forestal<br />

CNI Cámara Nacional de Industrias<br />

CNUMAD Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio<br />

Ambiente y el Desarrollo (Río 1992)<br />

CO<strong>DE</strong>RIP Comité de Defensa del Pilcomayo<br />

COMIBOL Corporación Minera de Bolivia<br />

COSU<strong>DE</strong> Agencia de Cooperación Técnica Suiza<br />

CPE Constitución Política del Estado<br />

633


634<br />

CPILAP Central de Pueblos Indígenas de La Paz<br />

CRM Complejo Río Madera<br />

CRTM Consejo Regional Tsimane-Mosetén<br />

CSF Conservación Estratégica - Bolivia<br />

CSUTCB Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos<br />

de Bolivia<br />

CUMAT Capacidad de Uso Mayor de la Tierra<br />

D<br />

DANIDA Agencia de Cooperación Técnica de Dinamarca<br />

DGB Dirección General de Biodiversidad<br />

DGMA Dirección general de medio Ambiente<br />

DGICSA Dirección General de Impactos, Calidad y Servicios<br />

Ambientales<br />

DMC Diámetro mínimo de corte<br />

DNCB Dirección Nacional de Conservación de la Biodiversidad<br />

DS Decreto Supremo<br />

E<br />

EAE Evaluación ambiental estratégica<br />

EBB Estación Biológica del Beni<br />

EEIA Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental<br />

ENB Estrategia Nacional de Conservación y Uso de la<br />

Biodiversidad<br />

EN<strong>DE</strong> Empresa Nacional de Electricidad<br />

ENDS Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible<br />

F<br />

FA Ficha Ambiental<br />

FAN Fundación Amigos de la Naturaleza<br />

FAO Food and Agriculture Organization (Naciones Unidas)<br />

FEGASACRUZ Federación de Ganaderos de Santa Cruz<br />

FMI Fondo Monetario Internacional<br />

FOBOMA<strong>DE</strong> Foro Boliviano para el Medio Ambiente y el Desarrollo<br />

FUN<strong>DE</strong>SNAP Fundación para el Desarrollo del Servicio Nacional de<br />

Áreas Protegidas<br />

G<br />

GEF Global Environment Facility<br />

GEI Gases de efecto invernadero<br />

GTZ Agencia de Cooperación Técnica Alemana<br />

H<br />

HAM Honorable Alcaldía Municipal<br />

HIPC Highly Indebted Poor Countries (Programa de alivio de<br />

deuda)<br />

I-J-K<br />

IBAMA Instituto Brasilero de Medio Ambiente<br />

IBNORCA Instituto Boliviano de Normalización y Calidad<br />

IDH Impuesto directo a los Hidrocarburos<br />

IE Instituto de Ecología<br />

IIRSA Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional<br />

Sudamericana<br />

INC Instituto Nacional de Colonización<br />

INE Instituto Nacional de Estadística<br />

INRA Instituto Nacional de Reforma Agraria


IPCC Panel de Expertos del Cambio Climático<br />

JICA Agencia de Cooperación Técnica Japonesa<br />

KfW Kreditanstalt fur Wiederaufbau (Banco de Reconstrucción<br />

Alemán)<br />

L<br />

LI<strong>DE</strong>MA Liga de Defensa del Medio Ambiente<br />

LMA Ley del Medio Ambiente<br />

LOAS Lifestyle of Health and Sustainability, asociación de<br />

consumidores<br />

LOPE Ley de Ordenamiento del Poder Ejecutivo<br />

LR Ley de la República<br />

M<br />

MA Manifiesto Ambiental<br />

MAB Movimiento de Afectados por Represas del Brasil<br />

MACIA Ministerio de Asuntos campsinos, Indígenas y<br />

Agropecuarios<br />

MAGDR Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural<br />

MAP Región trinacional Madre de Dios-Perú, Acre-Brasil, Pando-<br />

Bolivia<br />

MARGOT Marco General para el Ordenamiento Territorial<br />

MAS Movimiento al Socialismo<br />

MDRAMA Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio<br />

Ambiente<br />

MDRAyMA Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio<br />

Ambiente<br />

MDS Ministerio de Desarrollo Sostenible<br />

MDSMA Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente<br />

MDSP Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación<br />

MERCOSUR Mercado Común del Sur<br />

MoniCA Red de Monitoreo de la Calidad del Aire<br />

MPD Ministerio de Planificación del Desarrollo<br />

MSC Minera San Cristóbal<br />

N<br />

NCPE Proyecto de Nueva Constitución Política del Estado<br />

NCR National Research Council<br />

O<br />

OGM Organismo genéticamente modificado<br />

OIT Organización Internacional del Trabajo<br />

OMC Organización Mundial para el Comercio<br />

OMS Organización Mundial de la Salud<br />

ONG Organización no gubernamental<br />

OSC Organización sectorial competente<br />

OTB Organización Territorial de Base<br />

P<br />

PAASH Plan de Acción Ambiental del Sector Hidrocarburos<br />

PA<strong>DE</strong>M Programa de Apoyo a la Democracia Municipal<br />

PAF-BOL Proyecto de Desarrollo Forestal para Bolivia<br />

PDM Plan de Desarrollo Municipal<br />

PDS Plan de Desarrollo Sectorial. Revolución Rural, Agraria y<br />

Forestal.<br />

PDVSA Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima<br />

635


636<br />

PE Plan estratégico<br />

PEA Población económicamente activa<br />

PG<strong>DE</strong>S Plan General de Desarrollo Económico y Social<br />

PGN Presupuesto General de la Nación<br />

PIB Producto Interno Bruto<br />

PLUS Plan de Uso del Suelo<br />

PMAIN Proyecto Medio Ambiente, Industria y Minería<br />

PMF Plan de Manejo Forestal<br />

PMOT Plan Municipal de Ordenamiento territorial<br />

PN Parque Nacional<br />

PNA Parque Nacional Amboró<br />

PNANMI Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado<br />

PNB Producto Nacional Bruto<br />

PNC Plan Nacional de Cuencas<br />

PNCC Programa Nacional de Cambios Climáticos<br />

PND Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Soberana, Productiva y<br />

Democrática para Vivir Bien.<br />

PNUD Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo<br />

PNUMA Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente<br />

POA Plan Operativo Anual<br />

POP Plan de Ordenamiento Predial<br />

POT Plan de Ordenamiento Territorial<br />

PPA Plan plurianual<br />

PRAEDAC Programa de Apoyo a la Estrategia de Desarrollo<br />

Alternativo en el Chapare<br />

PROINPA Fundación para la Promoción e Investigación de Productos<br />

Andinos<br />

PRONAL<strong>DE</strong>S Programa Nacional contra la Desertificación<br />

PRONAR Programa Nacional de Riego<br />

PyME Pequeña y Mediana Empresa<br />

Q-R<br />

RAMSAR Convención Internacional para la Protección de<br />

Humedales<br />

RASH Reglamento Ambiental del Sector Hidrocarburos<br />

RASIM Reglamento Ambiental del Sector de Industria<br />

Manufacturera<br />

RB Reserva de la Biosfera<br />

RB-PL Reserva de las Biosfera Pilón Lajas<br />

REA Reserva Andina Eduardo Avaroa<br />

RNFF Reserva Nacional de Flora y Fauna<br />

RUV Radiación ultravioleta<br />

S<br />

SENAMHI Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología<br />

SERNAP Servicio Nacional de Áreas Protegidas<br />

SF o SIF Superintendencia Forestal<br />

SIA Superintendencia Agraria<br />

SIRENARE Sistema de Regulación de los Recursos Naturales<br />

Renovables<br />

SISPLAN Sistema Nacional de Planificación<br />

SNAP Sistema Nacional de Áreas Protegidas<br />

SNIDS Sistema Nacional de Información para el Desarrollo<br />

Sostenible<br />

SRNA Servicio Nacional de Reforma Agraria<br />

T


TCA Tratado de Cooperación Amazónica<br />

TCO Tierra Comunitaria de Origen<br />

TDPS Complejo Titicaca, Desaguadero, Poopó, Salares<br />

TIPNIS Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Securé<br />

TLC Tratado de Libre Comercio<br />

TNC The Nature Conservancy<br />

TPFP Tierras definidas como de producción forestal permanente<br />

U<br />

UDAPE Unidad de Análisis de Políticas Económicas<br />

UICN Unión Mundial para la Naturaleza<br />

UMA Unidad de Medio Ambiente<br />

UMSA Universidad Mayor de San Andrés<br />

UMSS Universidad Mayor de San Simón<br />

USAID Programa de Cooperación de los Estados Unidos<br />

UTO Universidad Técnica de Oruro<br />

V<br />

VBRFMA Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Naturales y Medio<br />

Ambiente<br />

VIPFE Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento<br />

Externo<br />

VMARN Viceministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales<br />

VMARNDF Viceministerio de Medio Ambiente, Recursos Naturales y<br />

Desarrollo Forestal<br />

VMEH Viceministerio de Energía e Hidrocarburos<br />

VMT Viceministerio de Turismo<br />

VSF Veterinarios sin Frontera<br />

W-X-Y-Z<br />

WCS Wildlife Conservation Society<br />

WWF Fondo Mundial para la Naturaleza<br />

YPFB Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos<br />

637


Lista de autores<br />

AUTOR Cargo o función actual, dirección y correo<br />

electrónica<br />

Eduardo Gudynas CLAES Montevideo 11700 Uruguay<br />

egudynas@gmail.co<br />

Cécile. B. de Morales Bióloga Msc. en Ecología, comportamiento y<br />

evolución.<br />

Docente emérito de la UMSA<br />

Ex presidente de LI<strong>DE</strong>MA<br />

eriapleb@gmail.com<br />

Marco Octavio Ribera<br />

Arismendi<br />

Biólogo transdisciplinario<br />

Especialista en Gestión ambiental integral y de la<br />

conservación de la biodiversidad - gestión de áreas<br />

protegidas.<br />

marcor@lidema.org.bo<br />

m_octavio_ribera@yahoo.es<br />

Evelyn Taucer Gestión y calidad ambiental, Planificación ambiental<br />

calle Mexico 1790, La Paz, Bolivia<br />

evelyntaucer@yahoo.com, evelyn_taucer@simbiosis.<br />

com.bo<br />

Apolonia Rodríguez Ingeniero Ambiental<br />

Urb.Loyola Nº 50 zona Huacareta. Sucre<br />

Arogo9@wgmail.com<br />

Rosario Tapia Biotecnóloga<br />

Calle Sucre Nº 51, Potosí<br />

sopeforo@cotapnet.com.bo<br />

Silvana Lafuente Tito<br />

José Coello de la<br />

Cerda<br />

Egr. Ingenieria Quimica - Mención Medio Ambiente<br />

Dirección: Fortin Boqueron y Jose Nuñez Nº 266<br />

silvana_lafuente@hotmail.com<br />

Biólogo MSc.<br />

jcoello@sernap.gov.bo<br />

Pablo Villegas Nava Estudios: Antropologia (Bolivia) y Salud Publica, M. Sc.<br />

(Suecia)<br />

Direccion: calle Lucas Jaimes 1833 Miraflores, La Paz<br />

villbeng@excite.com / pvill500@yahoo.com<br />

Igor Patzi Antropólogo<br />

Vincenti 927A (Sopocachi) La Paz<br />

ips1a@yahoo.com<br />

Iván Castellón Quiroga Sociólogo<br />

castellonivan@hotmail.com<br />

José Lorini<br />

Ingeniero Agrónomo<br />

c.Rosendo Gutierrez, Nº 571. La Paz<br />

jlorinilap@hotmail.com<br />

639


640<br />

Freddy Koch Ingeniero Químico<br />

c.MacarioPinilla Nº253. LaPaz.<br />

freddy.koch@swisscontact.bo<br />

Rubén Marín<br />

Biólogo<br />

rubemares@yahoo.es<br />

Nout Weeda Especialista en Ordenamiento Territorial<br />

Máximo Liberman Biólogo<br />

sajamaes@yahoo.es<br />

Wendy Townsend Bióloga, especialista en etno-ecología.<br />

wendytownsend@gmail.com<br />

José Ramón Campero Ingeniero Agrónomo<br />

Info@abdes.org c.Fernando Guachalla 521.<br />

Tel.2119019<br />

Oscar Mendieta Chá<br />

vez<br />

Ingeniero Agrónomo Fund. RENACE<br />

Fundación.renace@gmail.com<br />

Lorenzo Soliz Director General CIPCA lsoliz@cipca.org.bo<br />

Pasaje Faviani Nº2578. Av . 20 de Octubre (entre<br />

Campos y Pinilla)<br />

Oscar Loayza Cossio Ingeniero Agrónomo con mención en Desarrollo Rural<br />

(UMSS), especialidad en Áreas Protegidas (UAGRM) y<br />

Diploma en Geografía Humana (Universidad de Sevilla<br />

y UAJMS)<br />

Oficina WCS: Calle 11 de Obrajes No. 133 entre<br />

Ormachea y Costanerita.<br />

Domicilio: Calle 2, esq. Calle 6 No. 200 Alto<br />

Següencoma.<br />

Laboral: oloayza@wcs.org <br />

Personal: ogoloco@hotmail.com <br />

oloayza@wcs.org<br />

Iván Arnold Terrazas Ingeniero forestal. Nativa (Naturaleza, Tierra y Vida),<br />

Tarija, Junín 506. Tel. 6633254. ivanarnoldt@gmail.com<br />

Vladimir Orsag Ingeniero agrónomo<br />

Profesor emérito de la UMSA<br />

vorsag@acelerate.com<br />

Pablo Pacheco Profesion: PhD en Geografia en la Graduate School of<br />

Geography, Clark University, MA, USA.<br />

Especialidades: dimensiones humanas del cambio<br />

ambiental, ecología política, instituciones para el<br />

manejo de recursos naturales, cambios en el uso del<br />

suelo, políticas agrícolas y forestales<br />

Ocupacion: Centro para la Investigación Forestal<br />

Internacional (CIFOR)<br />

Av. Jaimes Freyre No. 2940 esq. Muñoz Cornejo. La Paz<br />

p.pacheco@cgiar.org


Miguel Angel Crespo Administrador de Empresas<br />

Barrio Equipetrol calle 7 Este Nº 29. Santa Cruz.<br />

PROBIOMA<br />

probioma@probioma.org.bo<br />

Marcelo Arze<br />

Administrador turístico, post grado en Administración<br />

de empresas y especialista en Ecoturismo<br />

Conservación Internacional Bolivia, Calacoto Calle 13<br />

N8008<br />

Domicilio: Achumani, Condores Lakota, Condominio<br />

Frutales Casa N38. La Paz<br />

marze@conservation.org o marcelo_arze@hotmail.<br />

com<br />

Emilia García Bióloga (Botánica); especialidad: Flora y vegetación<br />

andina, Ecología vegetal<br />

Herbario Nacional de Bolivia - Instituto de Ecología -<br />

UMSA, calle 27 Cota Cota. Campus Universitario. La Paz<br />

emigarcia6@yahoo.com<br />

Marcelo Otterburg C. TROPICO<br />

motterburg@tropico.org<br />

Jeyson Miranda M. TROPICO<br />

jmiranda@tropico.org<br />

Robert. B. Wallace Robert Wallace<br />

Biologo de conservacion y manejo sostenible<br />

Wildlife Conservation Society<br />

Casilla 3-35181 SM., La Paz, Bolivia<br />

#133 Calle 11, Obrajes, La Paz, Bolivia<br />

rwallace@wcs.org<br />

Damian.I. Rumiz Biólogo<br />

Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Santa<br />

Cruz<br />

drumiz@museonoelkempff.org<br />

María Lilian Villalba Bióloga<br />

lilianvi@gmail.com<br />

Luís Fernando<br />

Pacheco.<br />

Centro Postgrado en Ecología y Conservación, Instituto<br />

de Ecología, UMSA. Centro de Estudios en Biología<br />

Teórica y Aplicada (BIOTA).<br />

luispacheco@yahoo.com<br />

Rosario Arispe Fundación para la Conservación del Bosque<br />

Chiquitano (FCBC)<br />

rosarioarispe@yahoo.com<br />

Giovana Gallardo Centro de Estudios en Biología Teórica y Aplicada<br />

(BIOTA). Postgrado “Magíster en Ciencias, Producción,<br />

Manejo y Conservación de Recursos Naturales<br />

Universidad de Los Lagos, Osorno-Chile.<br />

giovanagallardo@yahoo.com<br />

641


642<br />

Rodolfo Nallar Wildlife Conservation Society, Programa de<br />

Conservación del Gran Paisaje Madidi – Bolivia.<br />

rnallar@wcs.org<br />

Ximena Velez-Liendo Biologia y conservacion de grandes carnivoros; GIS;<br />

modelizacion ecologica<br />

Evolutionary Ecology Group, Department of Biology,<br />

University of Antwerp 2610 Wilrijk, Belgium<br />

xime_velez@yahoo.co.uk<br />

Alfonso Llobet<br />

Querejazu,<br />

Asociación Boliviana de Conservación – ABC.<br />

Grupo de Especialistas en Cocodrilos IUCN.<br />

Calle Chochi # 2755; Bloque 5, Depto. 1B; Santa Cruz,<br />

Bolivia<br />

allobet@cotas.com.bo / alfyacare@yahoo.com<br />

Mario González Osto Asociación Boliviana de Conservación – ABC.<br />

Av. Comunidad Europea Nº 624, Trinidad, Bolivia<br />

reitenez@entelnet.bo<br />

Silvia Ten Ferrier Asociación Boliviana de Conservación – ABC.<br />

Av. Comunidad Europea Nº 624, Trinidad, Bolivia<br />

reitenez@entelnet.bo<br />

Fernando Guerra<br />

Serrudo<br />

Estación biológica Tunquini, Inst.de Ecología, UMSA<br />

ferguerrafideo@yahoo.com<br />

J. Sánchez Estación biológica Tunquini, Inst.de Ecología, UMSA<br />

jhovisanchez@gmail.com<br />

R. Callisaya Asociación para el Manejo de Recursos Naturales<br />

NAYRIRI, Chairo, Prov. Nor Yungas, La Paz<br />

renecallisaya@yahoo.es<br />

Oscar Paz Rada Ingeniero<br />

c.Mercado. Edif. Ballivián. 1328. La Paz<br />

inc..bol@planificación.gov.bo<br />

Francesco Zaratti Físico<br />

Campus universitario Cota Cota - LP<br />

zaratti@entelnet.bo<br />

Jenny Gruenberger Licenciada en Sociología, Máster en Relaciones<br />

Económicas Internacionales<br />

Directora Ejecutiva de LI<strong>DE</strong>MA<br />

jennyg@lidema.org.bo<br />

Gonzalo Zambrana Economista ambiental<br />

go.zambrana@yahoo.com.ar<br />

Juan. F. Reyes Economista<br />

Calle Cívica. Nº 47. Pando<br />

jfr@herencia.org.bo


Marianela Hidalgo Marianela Hidalgo - Abogada experta en Derecho<br />

Ambiental.<br />

Auquisamaña Calle “C” No 123<br />

h.hidalgo@megalink.com<br />

Liana González Liliana Gonzáles Alé, Msc. en Ciencias Políticas<br />

Los Pinos Nuevos Bloque 9 Depto 6 A - La Paz<br />

lili.gonzales.ale@hotmail.com<br />

643


El presente trabajo busca recopilar los<br />

principales avances en el conocimiento<br />

acerca del estado ambiental de Bolivia,<br />

de manera a establecer una línea base<br />

con la cual se podrán cotejar futuros<br />

éxitos o retrocesos de la gestión ambiental.

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