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(viene de la página anterior)
EPE en el
TIEMPO
Si el caciquismo pervivió en España durante el
franquismo fue porque las clases superiores lo consideraban
como el sistema más idóneo para mantener su status
social, económico y político, pero los beneficios dependían
de los recursos y, en el marco de una economía atrasada
y de la inexistencia de una clase media, lo que se
distribuía era cada vez menor, mientras que el número de
receptores iba en aumento; es decir, el cacique tenía que
implicar en la red clientelar al mayor número posible de
ciudadanos.
Ante el peligro de disgregación del patrimonio o
de los beneficios, los caciques se aseguran convenientes
alianzas matrimoniales basadas en el criterio de la clase
social. Pero como familias de renombre no abundaban en
la zona, a corto o medio plazo se acabó cayendo en la
endogamia sanguínea. El buen apellido mejoraba las aspiraciones
sociales que, cuando no se podían hacer viables
por la falta de hijos casamenteros, el recurso más
usado era el del apadrinamiento, que aseguraba la dispensación
de cargos administrativos o políticos a los
nuevos familiares, muchas veces, mejor capacitados para
asegurar el ambiente de confianza y lealtad al padrino.
Los caciques tutelaban las carreras personales y
políticas de sus yernos o apadrinados, utilizando hábilmente
sus influencias personales y por eso, a menudo,
cometían nepotismo, por ese instinto protector de la relación
familiar, por el estado natural de autodefensa frente
a la crisis, la cesantía. De esta época podía derivarse el
dicho popular “ande yo caliente y ríase la gente” que es
lo mismo que “emplee yo a mis parientes y muéranse las
gentes”.
Los actuales descendientes de algunos caciques
siguen teniendo presente el recuerdo familiar de las veladas
de convite que precedían a las jornadas electorales en
las que ellos participaban como candidatos. No eran actos
coactivos, aunque sí los hubo, en los casos en que el
cacique carecía de ese sentido carismático que animaba a
través de la persuasión, el pacto o la manipulación.
El cacique sabe representar el papel de protector
de su colectividad, y se erige en autoridad indiscutible
por encima de la autoridad establecida, es un demagogo
griego, un campesino-senador romano, un señor feudal,
un liberal enriquecido por las ventas agrarias, un político
populista.
Hoy tenemos perdida la huella de los Ovando.
¿De dónde procedían?; no eran de aquí pero aquí llevan
afincados muchos años. ¿Y los Toresanos, que llegaron
de tierras riojanas? ¿Acaso fueron eslabones del sistema,
cuneros necesarios en la malla clientelar?
HABLAR
en LEPE
El vocabulario local
Una nueva entrega de palabras usadas en el
vocabulario de Lepe. Seguro que tú conoces también
algunas de estas palabras que frecuentemente usan
tus padres o abuelos, aunque cada vez se oyen menos.
Nos gustaría que nos hicieras llegar las que conozcas.
Las estudiaremos en los números sucesivos.
Chambarse: estropearse, averiarse. El Diccionario de
la Real Academia recoge dos palabras cercanas que
podrían explicar esta voz: chambón, que se aplica a la
persona poco hábil en cualquier arte o facultad, a la
persona chapucera; y chamba, que proviene del portugués
y significa pierna. También en portugués existe
una voz chambao con el sentido de grosero o mal
educado. Aunque no podemos afirmar concluyentemente
la procedencia, creemos que el verbo chambarse
tiene relación con estas palabras de connotaciones
negativas.
Fechar, fechadura: cerrar, cerradura. Estas formas,
muy comunes en el vocabulario de nuestra comarca,
parecen estar relacionadas con la voz pechar, que en
los dialectos gallego, salmantino y leonés (todos ellos
en contacto con nuestra zona por la repoblación) significa
cerrar con llave o cerrojo. En el sur de Portugal
la p de pechar se transformó en f por influencia del
árabe. Así llegó seguramente al habla de nuestra zona.
También se aprecia esta transformación en la palabra
fechillo, que se utiliza en zonas de Sevilla y
Huelva por pestillo.
Chícharo: guisante. Esta palabra aparece tal cual en
el Diccionario de la Real Academia, con el sentido de
guisante, garbanzo o judía. Procede del latín cicer,
que significaba garbanzo. De la misma raíz procede
también en francés la expresión que designa al garbanzo:
pois chiche.
Gañafote: saltamontes. Todo apunta en este caso a la
influencia directa del portugués, donde este insecto se
denomina gafanhoto. Con una palabra parecida se
designan también en nuestra zona los insectos llamados
langostas, de mayor tamaño, que se llaman en
Lepe gañafotas.
Escancharse: despatarrarse, abrir excesivamente las
piernas. No conocemos el uso de esta voz en otros
pueblos cercanos. Posiblemente sea una abreviación
de escarrancharse, que figura con el mismo sentido
en el Diccionario de la RAE. Exactamente la misma
palabra escanchar existe en portugués con el significado
de escarranchar o despatarrar, por lo que queda
clara la influencia lusa en la voz lepera.