Versión completa en pdf - IES La Arboleda

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14 PINIÓN Una de loros Javier Lastra Manzanal Hace unos días la noticia saltaba a las páginas de los periódicos, a las ondas, se comentaba en televisión. ¡El loro de Churchill sigue vivo! Centenario ya, sigue recordando las frases que su dueño le enseñó hace decenas de años. Entre ellas, el anciano loro, desplumado en parte, repite, como lo que es, los insultos que Winston Churchill dedicaba durante la II Guerra Mundial a Adolf Hitler. Recordemos que Churchill lideró la resistencia de Gran Bretaña frente al intento de invasión nazi, cuando París había caído, Francia había sido conquistada y la barbarie totalitaria se enseñoreaba de Europa. Churchill se dirigió a su pueblo prometiéndoles la victoria pidiendo “sangre, sudor y lágrimas” para conseguirla. Y así fue. Gran Bretaña resistió y tras la entrada en la guerra de Estados Unidos y la URSS la derrota del ejército alemán supuso el final de una pesadilla para el mundo, la pesadilla de un régimen dictatorial y racista. Me imagino a Curchill en una noche de bombardeos alemanes sobre Londres, con su puro encendido y su loro al lado, insultando una y otra vez al causante de la desgracia de su pueblo, de la muerte de sus gentes, insultando al Hitler invasor. Churchill tuvo suerte, su loro estaba allí, y mantuvo, hasta el día de hoy, la “memoria”. Curioso tema el de la memoria cuando hablamos de historia. Muchos no tuvieron loros al lado cuando su pueblo fue invadido, destruidas sus casas, muertas sus gentes. Por mucho que insultara al invasor, ningún “loro” transmitió sus insultos, los derrotados no suelen tener “loros”. Churchill resistente, Churchill victorioso, Churchill héroe con loro. ¿Y el Churchill invasor? También lo hubo, raramente se habla de él. Permítaseme ser el “loro” de ese otro Churchill y recordar que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX un continente entero, África, fue conquistado primero y explotado después por las potencias europeas del momento; que una de ellas fue Gran Bretaña, que una de las zonas conquistadas fue el Sudán, lugar donde habitaban desde tiempo inmemorial los derviches; que el British Camel Corps, dirigido por el general Kitchener, se encargó de la invasión y conquista del Sudán y que entre sus miembros se encontraba el joven Winston Churchill. La batalla definitiva entre británicos invasores y derviches invadidos tuvo lugar en 1898 en Ondurman. El ejército británico se enfrentó a 40.000 derviches. Churchill describió el enfrentamiento como sigue: “La infante- Se van a enterar cuando yo empiece a largar por este pico... ría disparaba continuamente y sin tregua, sin prisas o excitación, pues el enemigo estaba lejos y los oficiales estaban interesados en la tarea e hicieron un gran esfuerzo. Pero pronto el simple acto físico se volvió tedioso...” Tras cinco horas de combate, 20 británicos, 20 de sus aliados egipcios y 11.000 derviches yacían muertos. Concluye Churchill: “Así terminó la batalla de Ondurman, el mayor triunfo conseguido por las armas de la ciencia sobre los bárbaros. En el espacio de cinco horas el más fuerte y mejor armado ejército salvaje desplegado contra una potencia europea moderna había sido destruido y dispersado sin apenas dificultades, con riesgos comparativamente pequeños y pérdidas insignificantes por parte de los vencedores.” En el lado derviche las cosas se vieron de modo muy diferente: “Y durante todo el tiempo, al otro lado de la llanura, las balas se abrían paso a través de la carne, quebrando y fragmentando huesos; la sangre manaba de terribles heridas; los hombres valientes luchaban en medio de un infierno de metal silbante, explosiones de granadas y chorros de polvo, sufriendo, desesperando, muriendo.” Churchill orgulloso de la invasión, Churchill orgulloso de la masacre. ¿Con quién debemos quedarnos, con el Churchill de Ondurman o con el Churchill de la batalla de Inglaterra en la II Guerra Mundial? ¿Con el Churchill invasor? ¿Con el Churchill resistente? ¿O con los dos? La Historia es complicada. La suele escribir quien vence y tiene “loro” que cuente su versión. Enfrentémonos a ella, estudiémosla sabiendo que tiene claroscuros que debemos conocer, aunque muchos se empeñen en ocultarnos su “lado oscuro”.

PINIÓN Sueños Manuel Salido López Un reciente estudio realizado a la población adolescente inglesa, en el que se planteaba la cuestión de quiénes eran para ellos los personajes más relevantes en sus vidas y miserias, ofrecía un desalentador resultado: encabezaba el ranking un futbolista (Beckam), un rapero (Eminem) y un actor (Brad Pitt); curiosamente, el presidente del país (Tony Blair) aparecía en un discreto puesto sesenta y pico; y lo verdaderamente escalofriante es que Bush y Jesucristo se asomaban ¡en el mismo lugar!, allá por los abismos de la centena. Las interpretaciones del engendro (que digo yo que el artífice del estudio bien podría haberse pillado una peli en el videoclub y dejarse de tanta encuesta barata) son múltiples y variadas, a saber. La primera y evidente es que éste también sería un resultado propio de la población juvenil peninsular (efectos de la globalización); la segunda, también obvia, es que las fuentes de ocio y formación son el deporte, la música y el cine (ubi sunt la lectura y la charla con los amigos?); nueva globalización, pues; la tercera, y más sucinta, es que la mayoría de los jóvenes atienden a lo real-inmediato-físico, soslayando lo sugerente-eterno-intangible. Seduce más la realidad que la creación, y por el camino se pierde la imaginación. Lo de soñar está hoy en día como que mal visto; y no me refiero al sueño como representación de lo que sea mientras uno duerme. No; apelo al sentido figurado del término, aquél que se refiere al anhelo o deseo persistente de una cosa o suceso, independientemente de que se consiga o no. Y reivindico al soñador, al que crea o inventa con su imaginación, fruto de la magia y fantasía con que se han de acometer muchas de las tareas cotidianas. REIVINDICO al que juega con las palabras, al que toca con las imágenes, al que suena –mejor o peor, qué más da- con sus pensamientos; al que sueña despierto, vamos. Pero no denosto al que sólo cree en lo que ve, al que sólo escucha lo que quiere oír, al que sólo valora lo que tiene precio, al que invita cuando lo invitan, al que todo lo reduce a dígitos en una cuenta, al que tan sólo le halagan las palmadas en la espalda, al que… Pido para él que lo dejen soñar, que se pueda dormir y volar, que lea y piense, y que escuche. A lo mejor resulta que de mayor ninguno de nosotros quiere ser Beckam. ECOMENDAMOS Los 10 más vendidos en España 1. Operación Triunfo Eurovisión 2004 2. Los Lunnis Nos vamos a la cama 3. Paco de Lucía Cositas buenas 4. Bebo Valdés y El Cigala Lágrimas negras 5. El canto del loco. En directo bikini 6. Bushido Bushido 7. Merche Auténtica 8. Andy & Lucas. Son de amores 9. Álex Ubago Fantasía o realidad 10. Varios Eurojunior Viggo Mortensen, en la cresta de la ola gracias a El Señor de los Anillos, podrá salir de la Tierra Media para adentrarse en el Madrid de capa y espada imaginado por Arturo Pérez-Reverte, si prospera el proyecto cinematográfico sobre la saga literaria de El Capitán Alatriste que escribe Agustín Díaz Yanes. Alsira García Marotto, representante de Mortensen en España, citó al codiciado actor en Berlín, en diciembre Ficción 1. El código Da Vinci Dan Brown 2. La sombra del viento Carlos Ruiz Zafón 3. El caballero del jubón amarillo Arturo Pérez-Reverte 4. Milenio Carvalho rumbo a Kabul M. Vázquez Montalbán 5. Seda Alessandro B. No ficción Anima esta sección: José Alejandro Torres Aragorn se viste de Alatriste del pasado año, y al parecer, el actor norteamericano, con 45 años, se mostró muy interesado y como única exigencia pidió estar rodeado de buenos actores. Se habla de la posibilidad de que esté en el reparto Leonor Waitling para la parte femenina. No hay que olvidar que Viggo Mortensen no es un ajeno al cine español, y en 1997 rodó La pistola de mi hermano, del escritor Ray Loriga. 1. La soledad del Rey J. M. Abad 2. Estúpidos hombres blancos Michael Moore 3. Historia de España Julio Valdeón 4. Los mitos de la historia de España 15

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PINIÓN<br />

Una de loros<br />

Javier <strong>La</strong>stra Manzanal<br />

Hace unos días la noticia saltaba<br />

a las páginas de los periódicos, a<br />

las ondas, se com<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> televisión.<br />

¡El loro de Churchill sigue vivo! C<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ario<br />

ya, sigue recordando las frases<br />

que su dueño le <strong>en</strong>señó hace dec<strong>en</strong>as<br />

de años. Entre ellas, el anciano loro,<br />

desplumado <strong>en</strong> parte, repite, como lo<br />

que es, los insultos que Winston Churchill<br />

dedicaba durante la II Guerra<br />

Mundial a Adolf Hitler. Recordemos<br />

que Churchill lideró la resist<strong>en</strong>cia de<br />

Gran Bretaña fr<strong>en</strong>te al int<strong>en</strong>to de invasión<br />

nazi, cuando París había caído,<br />

Francia había sido conquistada y la<br />

barbarie totalitaria se <strong>en</strong>señoreaba de<br />

Europa. Churchill se dirigió a su pueblo<br />

prometiéndoles la victoria pidi<strong>en</strong>do<br />

“sangre, sudor y lágrimas” para<br />

conseguirla. Y así fue. Gran Bretaña<br />

resistió y tras la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la guerra<br />

de Estados Unidos y la URSS la derrota<br />

del ejército alemán supuso el final<br />

de una pesadilla para el mundo, la pesadilla<br />

de un régim<strong>en</strong> dictatorial y racista.<br />

Me imagino a Curchill <strong>en</strong> una<br />

noche de bombardeos alemanes sobre<br />

Londres, con su puro <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido y su<br />

loro al lado, insultando una y otra vez<br />

al causante de la desgracia de su pueblo,<br />

de la muerte de sus g<strong>en</strong>tes, insultando<br />

al Hitler invasor.<br />

Churchill tuvo suerte, su loro<br />

estaba allí, y mantuvo, hasta el día de<br />

hoy, la “memoria”. Curioso tema el de<br />

la memoria cuando hablamos de historia.<br />

Muchos no tuvieron loros al lado<br />

cuando su pueblo fue invadido, destruidas<br />

sus casas, muertas sus g<strong>en</strong>tes.<br />

Por mucho que insultara al invasor,<br />

ningún “loro” transmitió sus insultos,<br />

los derrotados no suel<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er “loros”.<br />

Churchill resist<strong>en</strong>te, Churchill<br />

victorioso, Churchill héroe con loro.<br />

¿Y el Churchill invasor? También lo<br />

hubo, raram<strong>en</strong>te se habla de él.<br />

Permítaseme ser el “loro” de<br />

ese otro Churchill y recordar que a<br />

finales del siglo XIX y principios del<br />

siglo XX un contin<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tero, África,<br />

fue conquistado primero y explotado<br />

después por las pot<strong>en</strong>cias europeas del<br />

mom<strong>en</strong>to; que una de ellas fue Gran<br />

Bretaña, que una de las zonas conquistadas<br />

fue el Sudán, lugar donde habitaban<br />

desde tiempo inmemorial los derviches;<br />

que el British Camel Corps,<br />

dirigido por el g<strong>en</strong>eral Kitch<strong>en</strong>er, se<br />

<strong>en</strong>cargó de la invasión y conquista del<br />

Sudán y que <strong>en</strong>tre sus miembros se<br />

<strong>en</strong>contraba el jov<strong>en</strong> Winston Churchill.<br />

<strong>La</strong> batalla definitiva <strong>en</strong>tre británicos<br />

invasores y derviches invadidos<br />

tuvo lugar <strong>en</strong> 1898 <strong>en</strong> Ondurman. El<br />

ejército británico se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tó a 40.000<br />

derviches. Churchill describió el <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to<br />

como sigue: “<strong>La</strong> infante-<br />

Se van a <strong>en</strong>terar cuando<br />

yo empiece a largar por<br />

este pico...<br />

ría disparaba continuam<strong>en</strong>te y sin tregua,<br />

sin prisas o excitación, pues el<br />

<strong>en</strong>emigo estaba lejos y los oficiales<br />

estaban interesados <strong>en</strong> la tarea e hicieron<br />

un gran esfuerzo. Pero pronto el<br />

simple acto físico se volvió tedioso...”<br />

Tras cinco horas de combate,<br />

20 británicos, 20 de sus aliados egipcios<br />

y 11.000 derviches yacían muertos.<br />

Concluye Churchill: “Así terminó<br />

la batalla de Ondurman, el mayor<br />

triunfo conseguido por las armas<br />

de la ci<strong>en</strong>cia sobre los bárbaros. En el<br />

espacio de cinco horas el más fuerte y<br />

mejor armado ejército salvaje desplegado<br />

contra una pot<strong>en</strong>cia europea moderna<br />

había sido destruido y dispersado<br />

sin ap<strong>en</strong>as dificultades, con riesgos<br />

comparativam<strong>en</strong>te pequeños y pérdidas<br />

insignificantes por parte de los<br />

v<strong>en</strong>cedores.”<br />

En el lado derviche las cosas se<br />

vieron de modo muy difer<strong>en</strong>te: “Y<br />

durante todo el tiempo, al otro lado de<br />

la llanura, las balas se abrían paso a<br />

través de la carne, quebrando y fragm<strong>en</strong>tando<br />

huesos; la sangre manaba de<br />

terribles heridas; los hombres vali<strong>en</strong>tes<br />

luchaban <strong>en</strong> medio de un infierno<br />

de metal silbante, explosiones de granadas<br />

y chorros de polvo, sufri<strong>en</strong>do,<br />

desesperando, muri<strong>en</strong>do.”<br />

Churchill orgulloso de la invasión,<br />

Churchill orgulloso de la masacre.<br />

¿Con quién debemos quedarnos,<br />

con el Churchill de Ondurman o<br />

con el Churchill de la batalla de Inglaterra<br />

<strong>en</strong> la II Guerra Mundial? ¿Con el<br />

Churchill invasor? ¿Con el Churchill<br />

resist<strong>en</strong>te? ¿O con los dos?<br />

<strong>La</strong> Historia es complicada. <strong>La</strong><br />

suele escribir qui<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ce y ti<strong>en</strong>e<br />

“loro” que cu<strong>en</strong>te su versión. Enfr<strong>en</strong>témonos<br />

a ella, estudiémosla sabi<strong>en</strong>do<br />

que ti<strong>en</strong>e claroscuros que debemos<br />

conocer, aunque muchos se empeñ<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> ocultarnos su “lado oscuro”.

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