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REVISTA CINECLUB UNED:Maquetación 1

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Dos jóvenes enamorados, Kathy (Sylvia<br />

Sydney) y Joe (Spencer Tracy), intentan ahorrar<br />

el dinero necesario para casarse, para lo<br />

cual tienen que trabajar en ciudades diferentes.<br />

Finalmente, Joe logra comprar un coche y<br />

viaja para reunirse con Kathy... Pero le detienen<br />

en un control policial junto al pueblucho<br />

de Strand. Han secuestrado a una niña, y el<br />

inocente Joe se encuentra señalado por indicios<br />

circunstanciales (cacahuetes en el bolsillo,<br />

un billete marcado). La trampa del destino<br />

se cierra sobre él. El ayudante del Sheriff (Walter<br />

Brennan) se va del pico para darse importancia,<br />

los rumores se extienden boca a boca<br />

(un plano simbólico relaciona los cotilleos con<br />

un corral de gallinas). El más canalla del pueblo,<br />

el odioso Dawson (Bruce Cabot) se erige<br />

en líder “cívico”. La masa se inflama en el bar.<br />

El sensato Sheriff (Edward Ellis) no consigue<br />

que nadie escuche la voz de la razón. Los políticos<br />

no quieren intervenir, para no dañar sus<br />

intereses electorales... Las turbas asaltan e incendian<br />

la cárcel. Joe es dado por muerto.<br />

Poco después, se demuestra su inocencia…<br />

El argumento de Norman Krasna se inspiraba<br />

en un suceso real ocurrido en California<br />

en 1933 (los presuntos culpables del secuestro<br />

y asesinato de un joven fueron linchados por<br />

una multitud que asaltó la cárcel donde estaban<br />

detenidos). Lang, según su costumbre, utilizó<br />

también recortes de periódicos sobre<br />

casos de linchamiento. Y recordó una experiencia<br />

personal en París, en la que una manifestación<br />

pacífica y festiva había derivado<br />

hacia la violencia. En Furia, un joven descerebrado<br />

grita en el bar “¡Vamos a divertirnos!”, y<br />

todos salen como de fiesta... Sin embargo, el<br />

propio Lang era muy consciente de las limitaciones<br />

del film en el aspecto social: si realmente<br />

se tratara del linchamiento, no se podía<br />

presentar a un hombre inocente (evidentemente,<br />

no tiene mérito estar en contra del linchamiento<br />

de un inocente, lo importante es<br />

decir que sería igualmente criminal el linchamiento<br />

de un culpable).<br />

En el guión original, el protagonista era un<br />

abogado. Pero un productor convenció a Lang<br />

de que debía ser un John Doe (Juan Nadie), un<br />

tipo corriente, un hombre del pueblo. Una lección<br />

que Lang asumió en toda su etapa americana:<br />

en Alemania había tratado con<br />

superhombres (Sigfrido) y supervillanos (Mabuse),<br />

pero en América el protagonista tenía<br />

que ser Juan Nadie.<br />

En su segunda mitad, la película social sobre<br />

el linchamiento se convierte en una historia<br />

personal sobre venganza. Joe, salvado por la<br />

misma explosión con la que pretendían matarlo,<br />

se aparece a sus hermanos y les implica<br />

en su plan: seguir pasando por muerto y llevar<br />

a juicio a los linchadores, por asesinato: “Estoy<br />

legalmente muerto y ellos son legalmente asesinos…<br />

Les daré la oportunidad que ellos no me dieron.<br />

Tendrán un juicio legal en un tribunal legal...<br />

Tendrán una condena legal y una muerte legal”.<br />

Los hermanos de Joe consiguen que el fiscal<br />

del distrito (Walter Abel) lleve a juicio a 22 ciudadanos<br />

de Strand. La comunidad pretende<br />

callar y olvidar. Ninguno de los testigos ha<br />

visto nada ni recuerda nada, incluyendo al propio<br />

Sheriff... Pero el fiscal ofrece un medio de<br />

prueba irrefutable (y novedoso): las filmaciones<br />

de los noticiarios, que muestran claramente<br />

a los culpables ejecutando su crimen.<br />

Película sobre la venganza y el destino<br />

(temas languianos por excelencia), con los<br />

giros propios del cine de juicios, Furia provoca<br />

una fuerte implicación emocional del espectador.<br />

Nos indignamos ante la monstruosidad<br />

colectiva de los linchadores (los rostros feroces,<br />

iluminados por el fuego, enlazan el expresionismo<br />

con Eisenstein), compartimos el<br />

deseo de venganza de Joe, apoyamos la cruzada<br />

del valiente e inteligente fiscal (en una<br />

de sus intervenciones, deja caer un aterrador<br />

dato real: en los 50 años anteriores, 6.000 personas<br />

habían sido linchadas en los Estados<br />

Unidos, y sólo en unos pocos casos se había<br />

llegado a juzgar a los culpables), pero también<br />

nos cuestionamos al final los límites de esa<br />

venganza. Spencer Tracy, pese a su mala relación<br />

con Lang, borda su transformación de<br />

tipo corriente, soñador, bondadoso… en fiera<br />

implacable, redimida en un discurso final, tras<br />

el cual nos sobra (como a Lang) el convencional<br />

beso impuesto por el estudio.<br />

Furia<br />

Fury, 1936<br />

Metro-Goldwyn-Mayer<br />

Director: FRITZ LANG<br />

Guión: BARTLETT CORMACK y FRITZ LANG<br />

Sobre una historia de NORMAN KRASNA<br />

Fotografía: JOSEPH RUTTENBERG<br />

Música: FRANZ WAXMAN<br />

Montaje: FRANK SULLIVAN<br />

Productor: JOSEPH L. MANKIEWICZ<br />

Intérpretes: SPENCER TRACY, SYLVIA SYDNEY, WALTER<br />

ABEL, BRUCE CABOT, EDWARD ELLIS, WALTER BRENNAN,<br />

FRANK ALBERTSON, GEORGE WALCOTT<br />

Duración: 89 minutos<br />

proyección<br />

12 /enero /2009<br />

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