REVISTA CINECLUB UNED:Maquetación 1
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Nevando voy<br />
Nevando voy<br />
España, 2007<br />
Cronopia<br />
Guión y Dirección: MAITENA MURUZÁBAL y CANDELA FI-<br />
GUEIRA<br />
Fotografía: ROBERT CHRISTOPHER WEBB<br />
Música: GONZALO DÍAZ YERRO<br />
Tema Musical “Nevando voy”: AIRAM<br />
Montaje: EDUARDO CHIBÁS FERNÁNDEZ<br />
Productoras: MAITENA MURUZÁBAL y CANDELA FI-<br />
GUEIRA<br />
Co-Productores: JULIETA LIMA, EMMA MURUZÁBAL y<br />
GUILLERMO FIGUEIRA<br />
Intérpretes: LAURA DE PEDRO, GABRIEL LATORRE, XABI<br />
YÁRNOZ, ASUN AGUINACO<br />
Duración: 99 minutos<br />
Internet: www.cronopia.com<br />
proyección<br />
12 /marzo /2009<br />
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La vida entra en la fábrica<br />
“Trabajar es comúnmente sinónimo de pasar las<br />
ocho horas de trabajo lo más rápido posible,<br />
como si no existieran. Son horas dadas por muertas<br />
en las que la vida no discurre porque no la dejamos<br />
entrar”. Estas palabras de sus directoras<br />
figuran en el material informativo de esta inusual<br />
película española, una pequeña, hermosa<br />
y valiente opera prima que se desarrolla<br />
casi totalmente dentro de una fábrica, y cuyos<br />
personajes principales, casi únicos, son cuatro<br />
trabajadores.<br />
La acción tiene lugar en una fábrica situada<br />
en un polígono industrial de Pamplona, en la<br />
sección donde se embalan cadenas de nieve<br />
para coche. El encargado es el veterano Javier<br />
(Gabriel Latorre), y con él está el joven Jairo<br />
(Xabi Yárnoz), que todavía no es fijo pero ya<br />
lleva cierto tiempo... Como se acerca el invierno<br />
y aumenta la demanda de cadenas, llegan<br />
dos trabajadoras nuevas a través de una<br />
empresa de trabajo temporal: una joven, Ángela<br />
(Laura De Pedro), y otra de mediana edad,<br />
Karmentxu (Asun Aguinaco). Al principio, los<br />
cuatro trabajan en silencio, como piezas de un<br />
engranaje. El trabajo es puramente mecánico,<br />
rutinario y repetitivo: coger un estuche de una<br />
caja, poner dentro dos bolsitas (instrucciones<br />
y accesorios), plegar dos cadenas y meterlas<br />
en el estuche, meter a su vez los estuches, de<br />
dos en dos, en cajas de cartón, precintar los<br />
palés cuando están llenas todas las cajas… día<br />
tras día, ocho horas diarias.<br />
Pero, retomando la frase con la que empezamos,<br />
la vida empieza a colarse en la rutina<br />
de la fábrica... Primero, a través de la amistad<br />
y los cafés que comparten Ángela y Karmentxu.<br />
Luego, el silencio se va rompiendo<br />
poco a poco. Empiezan las charlas, las confidencias,<br />
las risas, la amistad, hasta los juegos<br />
(sin por ello dejar de cumplir con el trabajo,<br />
claro)… La fría nave industrial se convierte en<br />
un lugar cálido, gracias al inagotable optimismo<br />
de Karmentxu y el espíritu rebelde de<br />
Ángela, y hasta el huraño Javier empieza a<br />
abrirse… Hay cruces de miradas entre Jairo y<br />
Ángela… Poco a poco, el trabajo repetitivo y silencioso<br />
va dando lugar a la formación de una<br />
isla de humanidad y alegría… Claro que se<br />
trata de un trabajo temporal y estacional, todo<br />
depende de que siga nevando…<br />
Al mismo tiempo, breves escenas nos reve-<br />
lan algo sobre la vida de los personajes fuera<br />
de la fábrica. Javier ha cedido a los deseos de<br />
su mujer para vender la casa del pueblo, la<br />
casa donde creció de niño; ahora, inspirado<br />
por su nuevo optimismo, decide quedársela y<br />
arreglarla; en casa tiene un hijo-zombie a<br />
quien tiene que llevarle el pan para que coma<br />
y que ni siquiera le habla. El marido de Karmentxu<br />
está abocado al paro y mira con resentimiento<br />
la alegría de su mujer. El novio de<br />
Ángela está en Alemania con una beca Erasmus,<br />
y parece que la distancia ha puesto fin a<br />
su relación… En fin, la gran paradoja es que la<br />
existencia de estas personas en la fábrica parece<br />
más acogedora y humana que sus vidas<br />
fuera de ella…<br />
Las dos guionistas y directoras, la argentina<br />
Candela Figueira y la pamplonesa Maitena<br />
Muruzábal, se conocieron en Los Ángeles, en<br />
un máster de producción cinematográfica.<br />
Luego, trabajaron por separado en distintas<br />
tareas, pero se volvieron a encontrar en la<br />
producción de Americano (2005), una película<br />
estadounidense de Kevin Noland que se rodaba<br />
en Pamplona. Entonces, decidieron crear<br />
una productora para sacar adelante sus propios<br />
proyectos, una idea que se materializó<br />
con el nombre de Cronopia (por los cronopios<br />
de Cortázar). Nevando voy parte de una experiencia<br />
propia de Maitena Muruzábal, quien<br />
trabajó durante un tiempo en una fábrica que<br />
empaquetaba cadenas para nieve: “en esa fábrica,<br />
que nada prometía más que el dinero a fin<br />
de mes, viví una experiencia que creí que debía<br />
ser contada”. Durante año y medio escribió el<br />
guión con Candela Figueira. Como no consiguieron<br />
ningún tipo de ayuda o subvención,<br />
se lanzaron a la aventura con su propio dinero<br />
y el de algunos familiares (“nosotras queríamos<br />
hacer la película y no queríamos esperar años<br />
hasta que alguien confiara en nosotras”). A<br />
pesar de la falta de dinero, se propusieron<br />
hacer las cosas bien. Para ello, convencieron a<br />
un amigo de Los Ángeles, Robert Webb, para<br />
hacer la fotografía con su cámara HD. Tuvieron<br />
que utilizar el ingenio: poco equipo técnico,<br />
travellings caseros, cuatro semanas de<br />
rodaje, y hasta consiguieron que les dejaran<br />
la fábrica gratis, la misma donde había trabajado<br />
Muruzábal (tuvieron que rodar durante<br />
un mes de agosto, afortunadamente nuboso).<br />
De los cuatro intérpretes principales, sólo el<br />
veterano Gabriel Latorre tiene una experien-