REVISTA CINECLUB UNED:Maquetación 1

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Al fin y al cabo se trataba del encuentro entre el
director y el músico cinematográfico más prestigiosos
de Polonia. Aunque conviene reseñar que
Kilar, a pesar de haber compuesto más de 150 bandas
sonoras, también lleva sobre sus espaldas un
importante currículum de piezas de concierto. Su
primera partitura para Polanski es un excelente
trabajo sinfónico de gran dramatismo, que transmite
vívidamente la obsesión de Paulina y sus ansias
de venganza, alternando una profunda
tristeza al rememorar los hechos del pasado. Contento
con los resultados obtenidos en un film tan
difícil de interpretar musicalmente como La
muerte y la doncella –además Kilar debió compartir
protagonismo con el maravilloso cuarteto
de Schubert de igual título–, Polanski volvió a confiar
en el compositor para sus dos siguientes lar-
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gometrajes. En contra de los defectos que pueda
tener la película, la música de La novena puerta
(1999) es una obra maestra incontestable. Fiel a la
teoría del leit motiv, Kilar describe a cada personaje
con un tema diferente, a cada cual más inspirado,
creando, a través de recursos propios del
cine de horror –vocalizaciones misteriosas, roncos
violonchelos, ritmos pendulares–, una sinfonía
rebosante de la belleza y poesía que, por difícil
que pueda parecer, se agazapa en las sensaciones
de miedo o terror. La presencia de Kilar en El pianista
(2002) es meramente testimonial. Un solo y
breve tema de carácter hebreo, interpretado al
clarinete por Hanna Wolczedska, se escucha en
una banda sonora integrada casi exclusivamente
por composiciones de Frédéric Chopin (1810-
1849). Es el homenaje particular que el director