Pedro Arce Alonso - Llano de Bureba

calzados y vestidos, para atender las
necesidades de una familia tan numerosa, y
para que todos pudieran vivir
confortablemente. Como la mujer fuerte del
Evangelio ponía en acción sus manos antes
de nacer el día, ya fuese limpiando,
cocinando, lavando, trabajando con las
agujas de tejer, y posteriormente con la
Tricotosa, para que todos en la casa se
sintieran a gusto.
La casa de Pedro y Casilda siempre
estuvo abierta para todos los vecinos y
familiares, tanto de Llano como de
PEDRO CON TODOS SUS HERMANOS.
Hermosilla, que en unos años en los que las
comunicaciones no eran tan fáciles como
las actuales, se tenían que trasladar hasta Burgos para realizar cualquier tipo de gestión.
Siempre había un hueco en casa y un plato en la mesa para acoger a los numerosos
familiares o amigos que lo necesitasen en sus desplazamientos.
De Pedro recordamos con cariño su gran afición por el coleccionismo,
entretenimiento que ejercía con verdadera vocación y entusiasmo, que supo transmitir entre
varios miembros de su familia y amistades. Llegó a ser un verdadero experto en todo lo
relacionado con la filatelia y la numismática, siempre dispuesto a ayudar y asesorar a los
que nos iniciábamos en este complicado mundo del coleccionismo, era capaz de conseguirte
el sello más difícil de obtener, o encontrarte el billete mejor conservado que pudiera haber
en el mercado, y siempre con las mejores condiciones. Fue miembro fundador del entonces
incipiente Círculo Filatélico y Numismático de Burgos, y todos los domingos por la
mañana, siempre que sus obligaciones se lo permitían, se acercaba por la sala de la Avenida
del Arlanzón, por entonces Avenida de Sanjurjo, para comprar o vender sellos, billetes o
monedas, o simplemente cambiar impresiones con otros aficionados al coleccionismo.
A lo largo de su vida recopiló una numerosa colección de sellos, monedas, billetes,
vitolas, fotografías, artículos de prensa, etc. Pero me consta que la colección que guardaba
con más cariño y entusiasmo era la que había recopilado a lo largo de su vida con los
recortes de prensa relacionados con la familia y con el pueblo que le viera nacer.
Otra de las aficiones que tuvo
Pedro, como buen hijo de agricultores que
era, fue la de atender con esmero la huerta
que poseía en una parcela que adquirió
junto a la carretera de Arcos, donde ponía
en practica los conocimientos de
horticultura y ganadería que aprendió en
su juventud en el pueblo, ayudando a sus
padres en las tareas del campo. En el
mismo terreno también disponía de una
pequeña granja donde criaba unas gallinas
y algunos conejos que le servían de
complemento en la dieta alimenticia de la
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PEDRO CON SU ESPOSA CASILDA, SU HIJO
JOSÉ MANUEL Y DOS DE SUS SOBRINOS