ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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364 estUdios de antropología e Historia / arqUeología y patrimonio en el estado de Hidalgo de Tabasco recibieron favorablemente a la virgen, bautizada por ellos como Tececiguata (¿Teocihuatl?), probablemente adoptada como una nueva versión de sus diosas-madres (Gruzinski, ibid). Yahualica, entre lo contaminante y lo patrimonial Con la llegada de la fe católica, se establece un puente entre el nuevo y el viejo orden religioso, debido a la similitud entre la rigidez de la jerarquía de los grados superiores y la flexibilidad en el nivel de vida cotidiana campesina, dando la posibilidad al indígena de conservar la fe en sus propios dioses (Wolf, 1967). Sin embargo, en la Huasteca la gran mayoría de las piezas líticas fueron destruidas por los actos de fe decretados por los agustinos, de tal manera que el Museo Comunitario exhibe en su acervo fragmentos de dioses antiguos. Una vez más, la etnografía agustina sirvió a la causa evangelizadora, con la traducción-aplicación de ideología y ritual pues, conocedores de los rituales de decapitación en honor de la Madre Tierra-Tlazolteotl, trasladan el acto ritual y su significado hacia el perjuicio contra la misma imagen antigua de las diosas de piedra. La misma exegética indiana de los ritos de curación ha coadyuvado a esta demolición sagrada, pues las normas del tepahtiquetl (el curandero) dictan a los pacientes la destrucción de toda imagen antigua que pudiera guardar malos aires, un viejo concepto que, en la época antigua, creía que la sustancia espiritual era indivisible de la materia: Se creía que la sustancia se dividía a partir de dos clases de densidades: la materia pesada era claramente perceptible a través de los sentidos; la ligera era imperceptible... Una piedra, por ejemplo, tenía un aspecto visible, un peso considerable y una consistencia dura; pero en su interior contenía otra sustancia, invisible, que podía llegar a salirse de la piedra y dañar al caminante que tropezaba con ella (López Austin, 1995). La sustitución de los ídolos indígenas por los santos cristianos en Yahualica no acarreó consigo la cosmogonía occidental; en su lugar, operó la transustanciación de algunas ideas de la antigua religión indígena sobre las imágenes católicas, mientras que los ídolos eran bañados de oprobio, pero ese concepto de impureza no escapó a la influencia del entrecruzamiento de religiones, pues al ser desapartados de su centro cosmogónico y su sitio original, se volvieron simple materia, cosa impura y por tanto susceptible de alojar maldiciones contaminantes. Erróneamente, se pensaba que con la destrucción del ídolo, con la desaparición del referente material, se extinguiría la práctica y el concepto. Antes bien, persisten los ámbitos de la sacralidad en tanto hierofanías no personificadas. En casos como el de Yahualica, el ídolo simplemente se trasladó hacia otra zona de las Arqueología.indd 364 06/12/10 17:54

16 / el patrimonio CUltUral Como ConstrUCto soCial 365 creencias, en que lo maniqueo impera como criterio para ubicar a todo lo material que sea relacionado con la religión. Este es el proceso que relaciona a la ideología reigiosa nahua con la forma que adquieren, conceptualmente hablando, los santos en Yahualica, pues la coexistencia en los altares entre santos y bultos (ixiptla) dio lugar a la confusión de atributos e identidades. A eso llamaremos transfiguración simbólica (Béz-Jorge lo llama “paralelismo cúltico”) en donde, primariamente, la divinidad indígena se asimiló al antropomórfico santo cristiano y luego, haciendo a un lado lo figurativo, fundieron al santo con el elemento al que representaba la deidad indígena; “...el fuego era San Joseph y quando por estar la leña verde o húmeda, humeaba mucho y chillaba mucho a el tiempo de arder, decían que estaba enojado San Joseph y que quería comer” (AGN, Misiones, en: Gruzinski, ibid). El sitio de poder en Yahualica, ubicado en la saliente abismal de la alta meseta, es conocido como El balcón o Xolotépetl para los nahuas. Se trata de un lugar lleno de impurezas y sagrado al mismo tiempo, pues es ahí donde los curanderos “barren” los males del cuerpo y los depositan en tlatecmes o muñecos de papel hechos ex profeso; pero los tlatecmes también sirven como símbolos del tonal de una persona que desea obtener favores de las divinidades de la tierra, como buena salud, trabajo o hasta una mujer. Junto al tlatecme es colocada una cruz y una ofrenda floral. La efigie también puede hacerse con tela y palos. Aquí se lleva a cabo, entre los meses de julio y agosto con fecha movible (igual que en el calendario prehispánico), la curación de las personas que por su desgracia tuvieron la ocurrencia de enfermarse en aquellos días nemontemi (“días difíciles”, al igual que el año nuevo). El Xolotépetl está coronado por una cruz encajada sobre un antiguo terraplén, tal vez de origen prehispánico, y tiene los mismos atributos que todas las cruces emplazadas en los cerros, esto es, guardián de las tierras y los pueblos, los manantiales y los hogares; al pie de la cruz son depositadas todas las cosas dañinas que el hombre ha recogido en las encrucijadas, así como las múltiples ofrendas para la sanación de tonales (almas). Los parientes llevan al enfermo y ofrendan zacahuil (tamal), flores, una cruz y aguardiente; dirigidos por los rezanderos, rezan junto al enfermo y todos departen como en cualquier buen convite. Llegado el curandero, le pregunta al enfermo si desea curarse y es aquí donde intervienen otra vez los teteyotes (“Piedras antiguas” o “piedras sagradas”), las imágenes antiguas, pues el tepahtiquetl enlaza al enfermo con la piedra y ésta le dice que ha sido ella la causante de su mal, pero sólo el curandero puede hablarle a la piedra y rezarle. Los campesinos hablan del curandero como “el abogado del enfermo”, debido a esta función. He aquí, pues, el fenómeno de la transustanciación al que nos habíamos referido antes, pues el teteyote tiene la cualidad de absorber las enfermedades y transmitirlas a quien se acerque. La informante comparó esta cualidad con lo que para ellos suele ocurrir en la clínica rural. Arqueología.indd 365 06/12/10 17:54

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creencias, en que lo maniqueo impera como criterio para ubicar a todo lo material que<br />

sea relacionado con la religión.<br />

Este es el proceso que relaciona a la ideología reigiosa nahua con la forma que adquieren,<br />

conceptualmente hablando, los santos en Yahualica, pues la coexistencia en los<br />

altares entre santos y bultos (ixiptla) dio lugar a la confusión de atributos e identidades.<br />

A eso llamaremos transfiguración simbólica (Béz-Jorge lo llama “paralelismo cúltico”)<br />

en donde, primariamente, la divinidad indígena se asimiló al antropomórfico santo cristiano<br />

y luego, haciendo a un lado lo figurativo, fundieron al santo con el elemento al que<br />

representaba la deidad indígena; “...el fuego era San Joseph y quando por estar la leña<br />

verde o húmeda, humeaba mucho y chillaba mucho a el tiempo de arder, decían que<br />

estaba enojado San Joseph y que quería comer” (AGN, Misiones, en: Gruzinski, ibid).<br />

El sitio de poder en Yahualica, ubicado en la saliente abismal de la alta meseta, es<br />

conocido como El balcón o Xolotépetl para los nahuas. Se trata de un lugar lleno de<br />

impurezas y sagrado al mismo tiempo, pues es ahí donde los curanderos “barren” los<br />

males del cuerpo y los depositan en tlatecmes o muñecos de papel hechos ex profeso;<br />

pero los tlatecmes también sirven como símbolos del tonal de una persona que desea<br />

obtener favores de las divinidades de la tierra, como buena salud, trabajo o hasta una<br />

mujer. Junto al tlatecme es colocada una cruz y una ofrenda floral. La efigie también<br />

puede hacerse con tela y palos. Aquí se lleva a cabo, entre los meses de julio y agosto<br />

con fecha movible (igual que en el calendario prehispánico), la curación de las personas<br />

que por su desgracia tuvieron la ocurrencia de enfermarse en aquellos días nemontemi<br />

(“días difíciles”, al igual que el año nuevo). El Xolotépetl está coronado por una cruz<br />

encajada sobre un antiguo terraplén, tal vez de origen prehispánico, y tiene los mismos<br />

atributos que todas las cruces emplazadas en los cerros, esto es, guardián de las tierras<br />

y los pueblos, los manantiales y los hogares; al pie de la cruz son depositadas todas las<br />

cosas dañinas que el hombre ha recogido en las encrucijadas, así como las múltiples<br />

ofrendas para la sanación de tonales (almas).<br />

Los parientes llevan al enfermo y ofrendan zacahuil (tamal), flores, una cruz y<br />

aguardiente; dirigidos por los rezanderos, rezan junto al enfermo y todos departen como<br />

en cualquier buen convite. Llegado el curandero, le pregunta al enfermo si desea curarse<br />

y es aquí donde intervienen otra vez los teteyotes (“Piedras antiguas” o “piedras sagradas”),<br />

las imágenes antiguas, pues el tepahtiquetl enlaza al enfermo con la piedra y ésta<br />

le dice que ha sido ella la causante de su mal, pero sólo el curandero puede hablarle a la<br />

piedra y rezarle. Los campesinos hablan del curandero como “el abogado del enfermo”,<br />

debido a esta función. He aquí, pues, el fenómeno de la transustanciación al que nos<br />

habíamos referido antes, pues el teteyote tiene la cualidad de absorber las enfermedades<br />

y transmitirlas a quien se acerque. La informante comparó esta cualidad con lo que para<br />

ellos suele ocurrir en la clínica rural.<br />

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