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ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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9 / el modo de vida preColombino de los otomíes de la región de tUla 201<br />

Posclásico temprano<br />

El Estado tolteca ejerció una fuerte influencia cultural, ideológica y económica en<br />

Mesoamérica sin que necesariamente constituyera un imperio expansionista o que<br />

controlara amplios territorios; de cualquier manera, tuvo un papel de importancia en<br />

las redes de intercambio comercial y estilístico a larga distancia durante el Posclásico<br />

temprano (Smith y Montiel 2001). Su participación o tal vez incluso el dominio que<br />

ejerció en este sistema de mercados es evidente en la variabilidad de materiales y objetos<br />

de consumo alóctonos que se han encontrado en Tula, capital estatal que cubrió<br />

cerca de 14 km 2 al alcanzar su apogeo, con una población de tal vez 60,000 habitantes<br />

(Diehl 1983); de tierras lejanas llegaron algodón, conchas marítimas, coral, plumas de<br />

quetzal, cotorras, guacamayos, jadeíta, serpentina, turquesa, así como vasijas hechas<br />

en Veracruz, occidente de México, el litoral de Chiapas-Guatemala, el área maya, Costa<br />

Rica y Nicaragua (cf. Acosta 1974; Bey y Ringle 2000; Mastache 1994; Paredes y<br />

Valadez 1988). En la zona urbana de Tula se ha detectado la presencia de materiales<br />

arqueológicos asociados con la consecución de modos de trabajo diversificados, dado<br />

que existen talleres especializados en la manufactura de distintos bienes que tal vez<br />

llegaron tanto a manos de los consumidores de la ciudad como de los asentados en las<br />

comunidades rurales, caso de los metates, instrumentos de sílex, vasijas de uso cotidiano,<br />

tubos de drenaje y figurillas de cerámica, además de piezas de alabastro y artefactos<br />

de obsidiana (Hernández et al. 1999; Healan 1993; Mastache 1994; Pastrana 1990).<br />

Es factible que el Estado tolteca concentrara y redistribuyera diversas materias primas<br />

como la obsidiana, al igual que algunos de los artículos y consumibles provenientes de<br />

zonas distantes, caso de la cerámica Plumbate así como papel amate, cacao y cacahuate<br />

(González Quintero 1999).<br />

El surgimiento, desarrollo y decline del Estado tolteca comúnmente se han interpretado<br />

con base en las fuentes etnohistóricas, partiendo de la idea de que su origen<br />

fue el resultado de influjos poblacionales desde zonas norteñas y tal vez de la costa del<br />

Golfo de México, estableciéndose un imperio expansionista con una base militar que<br />

sojuzgó amplias zonas del México prehispánico, con un culto y ritualidad asociados con<br />

Quetzalcóatl (cf. Acosta 1976; Davies 1977; Jiménez Moreno 1941; Kirchhoff 1989;<br />

Mastache 1994; Noguez 1995). Independientemente de que en efecto arribaran nuevos<br />

grupos a la región difícilmente existió tal imperio además de que las evidencias arqueológicas<br />

disponibles no permiten sustentar inferencias respecto al colapso de este sistema<br />

(Smith y Montiel 2001). A partir de análisis genéticos de biología molecular (ADN) se<br />

ha determinado que en esa ciudad habitaron individuos de distintas filiaciones conformando<br />

un mosaico poblacional multiétnico (Paredes 2005), lo cual debió responder a<br />

distinciones biolingüísticas; además, las pautas cosmovisionales y las tradiciones cultu-<br />

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