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ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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8 / de la identidad a la inestabilidad. reflexiones sobre el HñaHñU preHispÁniCo 165<br />

por eso se destruyeron. Por este tiempo vinieron aquí a Cuauhtitlan los colhuas y los<br />

mexicatzincas (Ibid.:29).<br />

Este efímero momento de fuerte inestabilidad, tensión y conflicto sólo es factible leerlo<br />

desde las fuentes históricas. Lo que se percibe en el registro arqueológico es una fuerte e<br />

inmediata presencia azteca que parece referir a un incremento en el número de asentamientos<br />

y en la población. La rapidez de este evento en la evidencia arqueológica hace, por lo<br />

pronto y con las perspectivas actuales se haga invisible lo tepaneca, lo xaltocano, así como<br />

una infinidad de sutiles procesos que han sido narrados por testimonios escritos, tanto en<br />

ámbitos de pertenencia hacia sistemas de provincias, altepeme, guerras y tributos, como de<br />

la presencia misma del hñahñu, que apenas es insinuada, 17 o señalada de manera explícita<br />

como sigue: “En este año Tezcatzintecuctli hizo mudar de residencia a los otomíes: los<br />

despachó a Tepotzotlan, al sitio nombrado Tacopantonco, en las barrancas de Xóllotl. Ya<br />

ahí se repartieron estos otomíes: unos se fueron a Cincoc; otros a Huitziltépec y a Xólloc;<br />

y otros se mudaron al mercado viejo (Tianquizçolco) de Cuauhtlaapan” (Ibid.:23).<br />

Sin embargo, en ninguna cita parece aludirse al otomí como una identidad específica,<br />

distinta, marginada y explotada, sino como uno de los tantos otros de los que estaba<br />

conformado el sistema, fueran chichimecas con todas sus adjetivaciones, los propios<br />

xaltoquemecas, tepanecas, colhuas o xochimilcas. En estas referencias ambiguas pareciera<br />

que sólo los distinguen, tal vez como hablantes de una lengua, y aun, dentro de<br />

ellos, a un segmento específico y, tal vez con una aceptación al apelativo. Baste destacar<br />

la siguiente cita para reforzar esta idea: “Después que se dispersaron los toltecas, fue su<br />

solo nombre el de colhuas” (Ibid.:17).<br />

Los mexicas fueron aliados de los de Cuauhtitlán y formaron constantes asociaciones.<br />

Pero llama la atención y es muy sugerente el hecho que, a la caída de Xaltocan,<br />

provocada entre otras cosas por los conflictos con los de Cuautitlán, aquellos se refugiaran<br />

en dos de los que serían los señoríos independientes del imperio azteca: Meztitlán y<br />

Tlaxcala. Es notoria, también, la frontera del dominio Xaltoquense en el Valle del Mezquital,<br />

que también destaca Pedro Carrasco, con los términos de la provincia de Xilotepec,<br />

18 y tal vez esté referido a la construcción de una distinción en el ámbito del territorio,<br />

la Teotlalpan, la tierra de los dioses, la tierra de los antiguos, la tierra de los señores.<br />

Todo parece indicar que el proceso de expansión de la Triple Alianza tuvo una dirección<br />

sur a norte, y que la dinámica de ruptura en las fronteras se aplicaba como una<br />

estrategia de avance hacia la conquista de nuevos territorios y de provincias indepen-<br />

17 vid. supra, a propósito de Xipe Totec<br />

18 (Carrasco, op. cit.: 258). Es dudosa la máxima extensión que el propone en su figura 25, ya que los dominios territoriales<br />

no eran, aparentemente, tan extensos y así lo hace ver los Anales de Cuautitlán<br />

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