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ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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8 / de la identidad a la inestabilidad. reflexiones sobre el HñaHñU preHispÁniCo 151<br />

sin capacidad para obtener esos productos, “imitaban” los estilos y diseños, de manera<br />

local y toscamente, tanto en la tecnología como en los diseños, sin alcanzar, por supuesto,<br />

el refinamiento y lo excelso del utillaje del grupo dominante (Ibid).<br />

El argumento era diáfano: la cerámica azteca era mexica, mientras que la “aztecoide”,<br />

otomí; lo teotihuacano era lo dominante y lo “teotihuacanoide” lo otomí… y con<br />

ese argumento, reductio ad absurdo, que hace que la terminación “oide” implique una<br />

burda copia del original, uno de los términos de la paradoja histórica quedaba perfectamente<br />

corroborado: los hñahñu habían sido los subordinados y explotados de la historia<br />

prehispánica del centro de México; se correlacionaba, a fin de cuentas, la “clase social<br />

subordinada” con la “etnia”. De forma traslaticia, el hñahñu, por supuesto subordinado<br />

y explotado, no podía adquirir ciertos bienes en la medida en que el acceso a los<br />

productos, suntuarios y necesarios, era diferencial. La ausencia de esos productos en<br />

determinados contextos hacía pensar en el otomí prehispánico.<br />

Por supuesto que estas primeras interpretaciones contravenían las intuiciones más<br />

elementales del proceso de conocimiento: de ser esto así ¿cómo explicar, por ejemplo<br />

para el postclásico tardío, la amplia distribución de materiales azteca III en todos los<br />

asentamientos y en cada unidad doméstica, con gran abundancia? Esta evidencia niega<br />

la idea de que las diferencias étnicas o clasistas se reflejan linealmente en la distribución<br />

desigual de los productos, o su inverso, de que ésta es un indicador de la existencia de<br />

etnias o clases y que, para el caso del Mezquital hace referencia al otomí. Esta reflexión<br />

resulta crítica porque para este momento las fuentes históricas señalan que esta distinción<br />

existía y hablan de conductas y comportamientos distinguibles del hñahñu.<br />

De haber existido las distinciones étnicas en la época prehispánica ¿cómo eran?<br />

¿Lo que se ha construido en la actualidad como modelo crispo, maniqueo y bivalente<br />

es la única forma de diferenciación posible? ¿Las diferencias son factibles de reducir a<br />

algo tan simple como una tipología cerámica? ¿Sólo el otomí prehispánico ingería pulque,<br />

hacía uso y abuso del “árbol de las maravillas”, el maguey, y manufacturaba cántaros<br />

para la extracción, fermentación y consumo del aguamiel? ¿Dónde se encuentra el<br />

hñahñu prehispánico? ¿Es el Valle del Mezquital el lugar donde se pueden localizar sus<br />

asentamientos más antiguos o, cuando menos, donde se puede identificar la construcción<br />

de la etnicidad ya fuera porque el otomí (pre)existía a otros grupos que arribaron al<br />

centro de México o porque llegaron aquí cuando otros grupos ya estaban asentados? A<br />

fin de cuentas, ¿las formas de la distinción, de construcción de la diferencia actual son<br />

equiparables a cualquier momento de la historia antigua?<br />

El fracaso en la identificación de lo étnico nos hizo ver que el ser del pasado y el<br />

ser del presente son distintos, que los parámetros de construcción de la identidad y la<br />

diferencia no son equiparables y, al menos, no se reflejan en el contexto arqueológico<br />

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