ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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14.05.2013 Views

148 estUdios de antropología e Historia / arqUeología y patrimonio en el estado de Hidalgo Pero otros mitos también se han divulgado y han adquirido credibilidad a fuerza de la repetición. Uno de ellos es su holgazanería y alcoholismo, que transita por muy diversas fuentes históricas y que, como vimos, fue uno de los argumentos de Othón de Mendizábal: Los mismos otomíes [...] en acabando de labrar sus tierras andaban hechos unos holgazanes, sin ocuparse en otro ejercicio de trabajo, salvo que andaban cazando conejos, liebres, codornices y venados, con redes o flechas, o con liga o con corcherías que ellos usaban para cazar. [...] También agujeraban los magueyes para que manasen la miel para beber, o para hacer pulcre y emborracharse cada día [...] (Sahagún, 1975:603). 4 Una actitud que, según Roger Bartra, es reiterada por los caciques actuales: “los cientos de años que han vivido en esta tierra estéril han originado que no tengan ambiciones, la gente en su mayoría es floja por esa misma razón; el calor, el polvo, la falta de agua hacen que el cuerpo no tome su ritmo de actividad” (Bartra, 1984:76). ¿Qué tanto es factible suponer que esta mirada de los españoles y los caciques formó parte de una condición de marginalidad que se hubiera efectuado de manera equivalente en la época prehispánica y que tuviera elementos semejantes durante la época colonial? ¿Qué tanto esa lectura es parte de una marginación, automarginación, y su equivalente en términos de la pobreza? La Relación de Querétaro señala que “En el trabajar son flojos, aunq[ue] en comparación de las otras naciones de esta tierra, son los más trabajadores, son más aplicados a labores del campo que [a] otra cosa, aunq[ue] lo hacen con tanto espacio y flema, que sale más labor de un español en un día que de diez de éstos en dos” (Ramos, 1987:228). En los documentos de la época colonial para la zona árida de la Teotlalpan tampoco se ve al hñahñu como marginado o en condición de pobreza y ni siquiera ellos lo estipulan de esa manera; por el contrario, los testimonios mencionan grandes adquisiciones de terrenos y fondos de hasta cuarenta mil pesos oro para la construcción y fábricas de iglesias y sólo existen menciones a la pobreza cuando se dio la gran sequía de la segunda mitad del siglo XVIII (López, 2005:215 y ss.). ¿Cuándo comenzó a verse al Valle del Mezquital depauperado y marginado? ¿Estará asociado al momento cuando dejó de llamársele Teotlalpan? Son estas preguntas las que construyen diversas perspectivas sobre los otomíes, emanadas de los antropólogos, y que por muchos motivos se contraponen 4 “Conbiene que se ponga rremedio en lo que toca a las borracheras de los yndios porque con ellas hazen y cometen graues delitos y ofensas contra Dios Nuestro Señor” (Paso y Troncoso,1905:102). Arqueología.indd 148 06/12/10 17:54

8 / de la identidad a la inestabilidad. reflexiones sobre el HñaHñU preHispÁniCo 149 con las dudas de quienes necesitan a la historia como un recurso para la comprensión del presente y que han visto en el ayer un lugar, entre tantos. Creo que las visiones del pasado en el Valle son tan disímbolas, como la misma historia lo puede ser. Y llegar a la búsqueda de su arqueología (a pesar de los trabajos pioneros de Jorge Acosta en Tula, en Mixquiahuala, y en otros lugares), ha derivado en ver a la arqueología como una (paleo)antropología que sólo agrega una forma más a la mirada de los lugares donde ellos, otros y nosotros hemos puesto nuestro horizonte de comprensión, o bien, como el acto de descubrir nuevos lugares que deben de escudriñarse y que, ni siquiera, resulta ser un privilegio del humanista: es una interacción compleja entre el ellos y el nosotros en la búsqueda de preguntas y respuestas, las de ellos, las de nosotros. Al inicio de la investigación …en el Valle del Mezquital la idea central giraba en torno a los (pre)juicios que daban respuesta a las preguntas antes señaladas. La arqueología nomotética, con su cientificidad, podía que demostrar que lo que ya se sabe desde el presente puede ser proyectado hacia el pasado más remoto del otomí y que las circunstancias, invariantes en el tiempo, siempre habían sido así: mitos de origen, mitos de continuidad en el juego de espejos donde el presente es el pasado, que es a su vez el presente y puede proyectarse hacia el futuro. No puedo negar que estas ideas derivaron de la primera lectura de los textos etnográficos, antropológicos y sociológicos de los hñahñu del Valle del Mezquital. Lecturas transformadas en las paradojas de la mirada contrapuesta de la historia, gloria y esclavitud que podía trastocarse a una pregunta clave: ¿cuándo y cómo se originó la etnicidad hñahñu? No contaba(mos) con el hecho de que el Mezquital es un lugar que lleva a la integración y a la ruptura, porque los mitos y los prejuicios se destrozaron en el diálogo necesario entre muchas realidades, la de la arqueología, la historia y la antropología, entre las de su ser del presente, las de su pasado y nuestro ser, que se asoma desde aquí a su horizonte de historicidad que construye su ser en sí mismo. 5 No contábamos, a fin 5 Se trata del círculo creativo de la reflexividad: “la actividad del sistema objeto y la actividad objetivizadora del sujeto que observa, manipula y modeliza esa actividad del sistema objeto deben pensarse como procesos coexistentes. Ahora bien, si entre esos dos tipos de procesos coexistentes se generan necesariamente interferencias es porque los mismos no son ni mutuamente reducibles ni completamente separables. Por una parte, ni la actividad del sistema objeto es independiente (y, por lo tanto, separable) de la actividad objetivizadora del sujeto, ni ésta es independiente de aquélla. Por otra parte, ni la actividad objetivizadora del sujeto es reducible a la objetividad característica del sistema objeto, ni esta objetividad es reducible a tal actividad” (Navarro,1990:51). Arqueología.indd 149 06/12/10 17:54

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Pero otros mitos también se han divulgado y han adquirido credibilidad a fuerza<br />

de la repetición. Uno de ellos es su holgazanería y alcoholismo, que transita por muy<br />

diversas fuentes históricas y que, como vimos, fue uno de los argumentos de Othón de<br />

Mendizábal:<br />

Los mismos otomíes [...] en acabando de labrar sus tierras andaban hechos unos<br />

holgazanes, sin ocuparse en otro ejercicio de trabajo, salvo que andaban cazando conejos,<br />

liebres, codornices y venados, con redes o flechas, o con liga o con corcherías<br />

que ellos usaban para cazar. [...] También agujeraban los magueyes para que manasen<br />

la miel para beber, o para hacer pulcre y emborracharse cada día [...] (Sahagún,<br />

1975:603). 4<br />

Una actitud que, según Roger Bartra, es reiterada por los caciques actuales: “los<br />

cientos de años que han vivido en esta tierra estéril han originado que no tengan ambiciones,<br />

la gente en su mayoría es floja por esa misma razón; el calor, el polvo, la falta de<br />

agua hacen que el cuerpo no tome su ritmo de actividad” (Bartra, 1984:76).<br />

¿Qué tanto es factible suponer que esta mirada de los españoles y los caciques<br />

formó parte de una condición de marginalidad que se hubiera efectuado de manera<br />

equivalente en la época prehispánica y que tuviera elementos semejantes durante la<br />

época colonial? ¿Qué tanto esa lectura es parte de una marginación, automarginación, y<br />

su equivalente en términos de la pobreza? La Relación de Querétaro señala que “En el<br />

trabajar son flojos, aunq[ue] en comparación de las otras naciones de esta tierra, son los<br />

más trabajadores, son más aplicados a labores del campo que [a] otra cosa, aunq[ue] lo<br />

hacen con tanto espacio y flema, que sale más labor de un español en un día que de diez<br />

de éstos en dos” (Ramos, 1987:228).<br />

En los documentos de la época colonial para la zona árida de la Teotlalpan tampoco<br />

se ve al hñahñu como marginado o en condición de pobreza y ni siquiera ellos lo estipulan<br />

de esa manera; por el contrario, los testimonios mencionan grandes adquisiciones<br />

de terrenos y fondos de hasta cuarenta mil pesos oro para la construcción y fábricas de<br />

iglesias y sólo existen menciones a la pobreza cuando se dio la gran sequía de la segunda<br />

mitad del siglo XVIII (López, 2005:215 y ss.). ¿Cuándo comenzó a verse al Valle del<br />

Mezquital depauperado y marginado? ¿Estará asociado al momento cuando dejó de llamársele<br />

Teotlalpan? Son estas preguntas las que construyen diversas perspectivas sobre<br />

los otomíes, emanadas de los antropólogos, y que por muchos motivos se contraponen<br />

4 “Conbiene que se ponga rremedio en lo que toca a las borracheras de los yndios porque con ellas hazen y cometen<br />

graues delitos y ofensas contra Dios Nuestro Señor” (Paso y Troncoso,1905:102).<br />

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