ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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146 estUdios de antropología e Historia / arqUeología y patrimonio en el estado de Hidalgo tiguo, los eventos sociales de la Nueva España y del México independiente o postrevolucionario. Esa historia plena de olvidos ha hecho que el hñahñu difícilmente reconozca los indicios del pasado prehispánico, ya sean “iglesias viejas”, pirámides, petroglifos o pinturas rupestres. En él existe una forma de carencia del recuerdo y sólo están presentes algunos hechos que, lo testimonian nuestras entrevistas, no van más allá de ciento cincuenta años o, cuando mucho, algunos eventos significativos que ocurrieron durante la época Colonial: la renovación del Cristo de Santuario, las riquezas provenientes del Hualtepec, las batallas de la guerra de Reforma, el paso de Juárez por ciertas localidades, y muy especialmente, la influenza española, las luchas por la tierra, las asonadas ocurridas durante la Revolución y el resquebrajamiento de las comunidades. Desconozco si esto es resultado de la interacción con los antropólogos, de las múltiples políticas de integración que han existido en este lugar, si se trata de una visión resultante del presentismo de esas políticas, o si ha sido de esta forma desde tiempos remotos. 3 Esto es, por supuesto, una visión que sobregeneraliza hallazgos locales. En el fondo, ciertos lugares, ciertos personajes, algunos líderes de las comunidades, han visto la necesidad de (re)conocer su historia, y no pretendo aquí adjetivarla como objetiva, pues a veces pareciera tan sólo una búsqueda de la nueva mexicanidad, la que los coloca un lugar de gloria ancestral, la que piensa en una decadencia originada por la añeja explotación –en especial por la conquista española y que ahora pretende su redención. En otro lugar ya he señalado que en las nuevas reflexiones sobre el patrimonio cultural estos modos de recuperar la historia recuerdan los momentos fundacionales de la modernidad capitalista, con la aparición de los nacionalismos y chauvinismos, y la consolidación como ciencia de la historia y la arqueología (López Aguilar, 2002). Sospecho que en el fondo esa es la razón por la que retoman algunas y sólo algunas ideas de la polémica Gamio-Mendizábal y se quedan con esa verdad que dice que ellos fueron los creadores de Cuicuilco, Teotihuacan, Cholula y Tula y transforman en mitos liberadores e identitarios su invención del pulque y su pretendida antigüedad, bajo el argumento de ser los primeros pobladores del centro de México. Fue precisamente don Manuel Gamio quien en 1932 afirmó a partir de sus excavaciones en el Pedregal de San Ángel en 1917: “Felizmente, ya puede asegurarse de modo positivo, según quedó de mostrado arriba, que la civilización arcaica es la más antigua del valle, y de acuerdo con las fuentes históricas, la civilización arcaica identificada por la arqueología, es la civilización otomí a que se refiere la historia” (Gamio, 1972:89). 3 Un tema que tratamos de averiguar a través de una serie de entrevistas que conformaron el proyecto que llamamos “Relaciones Geográficas del Siglo XX” y del cual obtuvimos una serie de descripciones de los pueblos actuales bajo las preguntas que dieron lugar a la recopilación de las Relaciones Geográficas del Siglo XVI. Arqueología.indd 146 06/12/10 17:54

8 / de la identidad a la inestabilidad. reflexiones sobre el HñaHñU preHispÁniCo 147 Y con ese criterio de autoridad, por ser el antropólogo de la revolución, los hñahñu defienden ese presupuesto que Miguel Othón de Mendizábal refutó al señalar que existen muy pocas evidencias que permitieran demostrar las aseveraciones de Gamio y se interpreta “sin crítica y sin verificación del dato, según vieja costumbre nuestra”: “Para aceptar a los otomíes, torpes por antonomasia en el concepto de los mismos indígenas, como autores de la más antigua cerámica de México, y por consecuencia inventores de ese arte inestimable y de la agricultura del maíz, la máxima conquista americana en el orden material, necesitamos argumentos más sólidos que los aducidos hasta la fecha” (Mendízabal, 1946:474). Mitos que se fueron arraigando a fuerza de la reiteración, como aquél que señala que siempre fueron explotados, subordinados y oprimidos desde la época prehispánica hasta la actualidad y que refuerza la idea clásica de la modernidad en que las identidades se construyeron desde un pasado común, glorioso y adecuado que permite sostener un futuro creíble y que “la comunidad se anuncie posesora de una historia y un destino” (Díaz Andrew, 1998:118). Sin embargo, esta última idea resulta muy tardía en el modo de ver lo hñahñu. Es hasta 1845 cuando se encuentra una primera referencia de este tipo: El Othomi, pues, es un peregrino, hombre errante; ¡triste suerte la de un pueblo condenado á no disfrutar de la paz del hogar! A ella parecían entregados los Othomites en la antigüedad, y aun cuatro siglos hace, pues los Mexicanos los combatían con constancia, para extender sobre de ellos el imperio de su Aguila, y los Españoles , vencedores de los Mexicanos, lo fueron no menos de los Othomites, cuyos terrenos se repartieron, y de los que formaron colonias, que trasladaron á otros pueblos, para debilitar á los colonos y á sus vecinos, con lo que aquellos cumplian su destino de errantes y peregrinos (Náxera, 1984:25). Curiosamente, en las Relaciones Geográficas difícilmente se señalan a sí mismos como explotados y marginados, aunque constatan la tributación a la que eran sujetos por la Triple Alianza. A guisa de ejemplo, en la relación del pueblo de Atengo se señala: […] ahora ha muchos años se cogía gran cantidad de todo género de semillas, [y], la causa de no cogerse al presente tanta cantidad en todos los géneros de semillas, dicen ahora los que gobiernan estas tierras, y antiguos, [que] la causa dello es que, en aquellos tiempos, había mucha cantidad de indios de servi[ci]o que les labraban sus sementeras y tierras, y ellos eran obedecidos y [les] sembraban gran cantidad de semillas que ellos tenían para sus comidas y comunidades, y no había tanto género de pu[ch]tecas, que quiere decir “mercaderes tratantes”. Y esta es la causa por que había la cantidad de semillas q[ue] ahora faltan, y [por] verse todos hechos mandones, y [ahora] no les obedecen como solían (Padilla, 1985:30). Arqueología.indd 147 06/12/10 17:54

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Y con ese criterio de autoridad, por ser el antropólogo de la revolución, los hñahñu<br />

defienden ese presupuesto que Miguel Othón de Mendizábal refutó al señalar que existen<br />

muy pocas evidencias que permitieran demostrar las aseveraciones de Gamio y se interpreta<br />

“sin crítica y sin verificación del dato, según vieja costumbre nuestra”: “Para aceptar a los<br />

otomíes, torpes por antonomasia en el concepto de los mismos indígenas, como autores de<br />

la más antigua cerámica de México, y por consecuencia inventores de ese arte inestimable<br />

y de la agricultura del maíz, la máxima conquista americana en el orden material, necesitamos<br />

argumentos más sólidos que los aducidos hasta la fecha” (Mendízabal, 1946:474).<br />

Mitos que se fueron arraigando a fuerza de la reiteración, como aquél que señala que<br />

siempre fueron explotados, subordinados y oprimidos desde la época prehispánica hasta<br />

la actualidad y que refuerza la idea clásica de la modernidad en que las identidades se<br />

construyeron desde un pasado común, glorioso y adecuado que permite sostener un futuro<br />

creíble y que “la comunidad se anuncie posesora de una historia y un destino” (Díaz<br />

Andrew, 1998:118). Sin embargo, esta última idea resulta muy tardía en el modo de ver<br />

lo hñahñu. Es hasta 1845 cuando se encuentra una primera referencia de este tipo:<br />

El Othomi, pues, es un peregrino, hombre errante; ¡triste suerte la de un pueblo condenado<br />

á no disfrutar de la paz del hogar! A ella parecían entregados los Othomites en la<br />

antigüedad, y aun cuatro siglos hace, pues los Mexicanos los combatían con constancia,<br />

para extender sobre de ellos el imperio de su Aguila, y los Españoles , vencedores<br />

de los Mexicanos, lo fueron no menos de los Othomites, cuyos terrenos se repartieron,<br />

y de los que formaron colonias, que trasladaron á otros pueblos, para debilitar á los colonos<br />

y á sus vecinos, con lo que aquellos cumplian su destino de errantes y peregrinos<br />

(Náxera, 1984:25).<br />

Curiosamente, en las Relaciones Geográficas difícilmente se señalan a sí mismos<br />

como explotados y marginados, aunque constatan la tributación a la que eran sujetos por<br />

la Triple Alianza. A guisa de ejemplo, en la relación del pueblo de Atengo se señala:<br />

[…] ahora ha muchos años se cogía gran cantidad de todo género de semillas, [y], la<br />

causa de no cogerse al presente tanta cantidad en todos los géneros de semillas, dicen<br />

ahora los que gobiernan estas tierras, y antiguos, [que] la causa dello es que, en aquellos<br />

tiempos, había mucha cantidad de indios de servi[ci]o que les labraban sus sementeras<br />

y tierras, y ellos eran obedecidos y [les] sembraban gran cantidad de semillas que<br />

ellos tenían para sus comidas y comunidades, y no había tanto género de pu[ch]tecas,<br />

que quiere decir “mercaderes tratantes”. Y esta es la causa por que había la cantidad<br />

de semillas q[ue] ahora faltan, y [por] verse todos hechos mandones, y [ahora] no les<br />

obedecen como solían (Padilla, 1985:30).<br />

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